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Movimientos sísmicos y movimientos de masa
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Dodonea, plantas pioneras que preceden la instalación del robledal. Las temperaturas eran próximas a las actuales. Se registra, aunque con diferencias cronológicas, un retorno al frío de una duración algo menor a un milenio, caracterizado por una pequeña glaciación. En la Cordillera Oriental de Bolivia comienza hacia 11,500 antes del presente y termina hace 11,000 años (Mercer y Palacios), es decir que en parte es contemporánea con el período lacustre Tauca. En los Andes del norte se ubica entre 10,800 y 9,500 años. Esta última glaciación se caracteriza por la disminución de los límites arbóreos y el mantenimiento del robledal en los sectores más abrigados. Es prácticamente en la misma época cuando en las regiones calcáreas de Junín o volcánicas de Ayacucho comienzan a encontrarse numerosos abrigos rocosos, ocupados por cazadores. E. Pires Ferreira, J. Wheeler y P. Kaulicke (1977)señalan para los abrigos rocosos, próximos a Junín, osamentas de caballos (Parahipparion peruanum), grandes cérvidos desaparecidos (Agalmaceros bichi) y abundancia de roedores, entre 10,000 y 7,000 a. C., es decir aproximadamente entre 11,990 y 9,000 años. Es muy probable que en este periodo se iniciara un poblamiento más sostenido de la sierra altoandina, pues hasta entonces eran pocos los sitios ocupados, como la cuenca templada de Ayacucho entre 2,500-3,000 m.s.n.m. (trabajos del equipo de MacNeish).
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La historia del Cuatemario reciente y del Holoceno en lo que respecta a la región de Ayacucho en parte la ha realizado el Proyecto ArqueológicoBotánico Ayacucho-Huanta, dirigido por R. MacNeish (1969) y financiado por la Peabody Foundation. Los primeros informes ofrecen una serie de resultados, algunos de los cuales son contradictorios y eventualmente difíciles de correlacionar con los obtenidos en otros lugares de los Andes. La cuenca de Ayacucho (13°-14°de latitud sur) se extiende entre 1,800 y 3,000 m., rodeada por macizos de más de 4,000 m. Es una cuenca volcánica y abrigada. Las investigaciones emprendidas permiten seguir los diferentes aspectos de la ocupación humana desde hace 20,000 años, lo que hace de ella un lugar hasta ahora único en los Andes intertropicales.
El nivel más profundo con objetos líticos de la gruta de Pikimachay, a 2,900 m.s.n.m., está fechado entre 24,000 y 26,000 antes del presente. Los estratos superiores han sido fechados con C14 entre
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19,550 y 16,000 años hasta el presente. Estos corresponderían a un periodo relativamente húmedo y fresco, marcado por el desarrollo de un bosque de altura. Entre 16,000 y 13,000años hasta nuestros días habría un estadio más cálido y seco (lo que contradice la hipótesis de avances glaciares para el mismo periodo) y una vuelta al frío y la humedad hacia 11,000-12,000 años atrás (¿que tal vez correspondería al Glaciar Tardio? (A. Nelken-Terner 1975).
El Holoceno, es decir el periodo correspondiente a los últimos 10,000 años no parece haber sido una etapa de grandes cambios climáticos, por lo menos en los Andes intertropicales. Evidentemente, al comenzar el periodo hubo un levantamiento de la costa antes señalado, y que responde a un retroceso glacial en las latitudes medias, respecto a la rápida fusión de los pequeños glaciares tropicales. Pero, a partir del nivel de los lagos andinos, como indicadores de cambios climáticos, se comprueba la relativa estabilidad del periodo. Es así como el nivel del lago Titicaca y de las capas de agua salobre del sur del altiplano no varía mayormente (para el lago Titicaca oscilaciones limitadas, a un metro en función de una escala decenal). La relación precipitaciones/evaporación varía poco.
Sobre el particular puede indicarse que, en el estado actual del lago Titicaca, las pérdidas por evaporación representan el 90% del total, el 10% restante se comparte entre el Desaguadero, que une el Titicaca con el lago Poopo, y las infiltraciones en el lecho rocoso, mientras que los aportes provienen de las aguas proporcionados por afluentes como los ríos Ramis e llave y las lluvias que caen sobre la superficie del lago (Carmouze, Arce, Quintanilla 1978). Sin embargo, para la misma región hacia el año 7,700 antes del presente se registra una modificación en el material aluviónico: los depósitos de limo fino señalan transportes lentos, debilidad de las crecidas y posiblemente indican un ritmo climático deestaciones menos marcadas, dando lugar a depósitos más pedregosos, índice de una mayor capacidad de transporte, por lo menos para la media de las crecientes, condiciones que actualmente se observan. Una pequeña fase húmeda se fecha en 2,500 antes del presente (Graf).
En los Andes del norte (región de Bogotá), van del Hammen divide el Holoceno en tres fases: