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c. Los primeros campesinos

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BIBLIOGRAFÍA

BIBLIOGRAFÍA

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Los señoríos, especialmente en Ecuador, parecían instalados en unidades ecológicas bastante homogéneas, con las particularidades de corresponder a estuarios como en Manabí, archipiélagos, deltas y llanuras aluviónicas de los límites colombo-ecuatorianos, hoyas interandinas desde donde se obtiene parte de los recursos vecinos de los pisos frío, templado y tibio. Para los periodos anteriores al siglo XII en Nariño no se comprueban intercambios importantes entre la montaña y las llanuras cálidas y húmedas del Pacífico. Hasta ahora las excavaciones emprendidas en la región de Tumaco no ofrecen mayores evidencias.

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Cabe preguntarse en qué época se establecen en esas cuencas andinas los señoríos que estudia F. Salomon (Annales ESC 1978) en el periodo anterior a la Conquista española. Para cuatro grupos establecidos en la cuenca actual de Riobamba, en la región de Pasto, señala el modo cómo se organizan los intercambios entre el núcleo central, ubicado en cuencas templadas donde se cultiva maíz, tubérculos y quinua, con los páramos boscosos en la parte inferior donde se caza, y las tierras cálidas de los valles occidentales de donde se proveen de ají, coca, plumas y madera. Salomon indica para los Pasto que los intercambios a mediana y larga distancia los realizaba un grupo particular, los "mindalaes", protegidos por el poder. Estos vendedores ambulantes evocan a los "postecas" del Anahuac azteca.

Si en los Andes ecuatoriales existe el trueque como intercambio entre los grupos establecidos en los diferentes pisos ecológicos al sur del Ecuador, en la época anterior a la Conquista, los señoríos no contabanal parecer, con una estrategia destinada a controlar los diferentes pisos ecológicos de las sierras como en los Andes tropicales. Probablemente esto se debe a que el poblamiento de los Andes del norte se hizo en medios suficientemente tibios y húmedos para disponer de una selección de cultivos que permitiera la autosuficiencia del grupo. Por el contrario, la complementariedad en los recursos era, como bien loha señalado John V. Murra (1975), uno de los principales objetivos de la estrategia espacial delos señoríos de los Andes tropicales. La estrategia espacial de los grupos étnicos o asociaciones pluriétnicas consiste en obtener, por el dominio de tierras situadas en diferentes pisos, la mayor autonomía económica. El sistema se basa, a la

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vez, en la complementariedad y redistribución de la producción, teniendo como base la reciprocidad.

Varios son los casos posibles. Aquí se citan los más conocidos. Los Chupaychu, establecidos en la parte alta de la cuenca abrigada de Huánuco, en el flanco oriental de los Andes Centrales, constituyen un grupo de 2,500 a 3,000 unidades domésticas. Su núcleo se encuentra en ese nivel intermedio, cuya parte baja es favorable a los cultivos de maíz, a base del riego, y la alta al cultivo de tubérculos. Controlaban otras etnías establecidas en las punas, de las que obtenían sal y los productos de los rebaños de llamas, situadas a tres días de camino del núcleo. Otros grupos sobre los que también ejercían control vivían en los valles y colinas de la vertiente amazónica. Proveían a los Chupaychus de algodón, ají, coca y madera, a cambio de tubérculos y maíz.

Los Lupaka constituían una de las confederaciones aymara del altiplano. Eran más numerosos que los Chupaychu (aproximadamente veinte mil unidades domésticas). Estaban establecidos, a la vez, en las onduladas punas al oeste del lago Titicaca, explotaban el altiplano y orillas del lago y controlaban los pisos inferiores a ambos lados de los Andes: al oeste, los oasis de Moquegua, accesibles desde el lago Titicaca en diez o quince días al paso lento de las llamas, y después de haber traspuesto las mesetas volcánicas, a más de 4,500 m., cultivaban maíz, maní, algodón, ají, así como la coca que igualmente se produce en las yungas orientales.

El control de pisos ecológicos como sistema es interesante por basarse en fundamentos sociales, económicos y espaciales.

En los Andes tropicales, el ayllu es la unidad social básica, en muchos casos definida por un linaje, procedente de un fundador común a veces mítico que se honraba en un lugar sagrado, "huaca", sede de la o las divinidades que honran y a cuyo alrededor se enterraban los muertos para asegurar, con la protección divina, la continuidad de las generaciones. A la cabeza del ayllu, el kuraka, supuesto descendiente directo del fundador honrado en la huaca, tenía por misión repartir entre los jefes de familia, por tupu, las tierras de la marka, es decir la unidad de superficie que puede trabajar un hombre. Resolvía los conflictos, mediante la mita movilizaba la fuer

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za de trabajo del ayllu, tanto para la realización de los trabajos colectivos, construcción y mantenimiento de caminos y de canales de riego, como para cultivar las tierras de la huaca que podían ubicarse en diferentes pisos.

El sistema funcionaba por la reciprocidad de las prestaciones a todo nivel, aunque podía estar acompañada por intercambios asimétricos, pues quien disponía de mayor poder podía imponer en su provecho los términos del intercambio. Es igualmente definido por las reglas del dualismo con la división en dos mitades en todas las escalas. Entre los quechuahablantes la mitad alta, hanan, y la baja, hurin; entre los aymarahablantes, aransaya y urinsaya, mitades que atraviesan los linajes, grupos de linajes y señoríos. Esta descripción, a la vez sumaria y general, de algunos elementos comunes a los sistemas sociales andinos, debe completarse con observaciones relativas a los aspectos y modalidades de la ocupación del espacio.

Parece que hacia el siglo XI de nuestra era, después de la caída de las confederaciones Wari en los Andes centrales del Perú, Tiahuanaco en el altiplano y su área de influencia (confederaciones de las que se sabe muy poco, especialmente en lo que respecta a su organización política), hubo un período de turbulencia guerrera en los Andes centrales. Estos conflictos dieron lugar a la construcción de fortificaciones, pukara, en los espolones y crestas en posición de defensa, generalmente en el límite inferior de la puna o en la puna misma. Corresponde posiblemente al momento de un ligero recalentamiento que permitió a los límites superiores de los cultivos de tubérculos y quinua elevarse de 150 a 200 m. Sin embargo, el patrón de agrupamiento no debió ser la regla. Parece así que entre los Lupaka, antes de la conquista inca, los diferentes ayllus no tenían "verdaderos centros", sino que explotaban las tierras repartidas en la diversidad ecológica de los medios de altura. Se lograba así un entre-lazamiento extremo de los "territorios" o de porciones de territorios poseídos por cada ayllu (Martínez 1967). Por ejemplo, en el límite superior de la pampa, entre 4,300 y 4,400 m., sobre una pendiente orientada hacia el oeste, más húmeda y menos sensible al stress debido al rápido paso de la helada nocturna a la insolación diurna de las vertientes orientales, los campos de un ayllu colindaban con los de otros, un bofedal podía ser compartido entre varios linajes, del

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