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[I] IVERGENCIAS ECONÓMICAS ENTRE LA CONFEDERACIÓN Y CHILE. LA RIVALIDAD ENTRE EL CALLAO Y VALPARAÍSO Y EL INFORME GARCÍA DEL RÍO.- El establecimien-
to de la Confederación Perú-Boliviana despertó los recelos de Chile y de la Argentina. La rivalidad comercial entre los puertos del Callao y Valparaíso había dado lugar a un conflicto en 1832, cuando el Gobierno peruano dictó medidas en favor de aquel, y el gobernador de Valparaíso Diego Portales propuso ya entonces "irse sobre el Perú con un ejército". El Gobierno de Orbegoso mandó en 1834 una misión a Chile, a cargo de Santiago Távara, y se llegó a firmar un tratado (20 de enero de 1835). Salaverry lo ratificó (23 de junio de 1835) de acuerdo con el Gobierno de Chile, que así pospuso a Orbegoso y suscitó el encono de este. De regreso a Lima tras de la muerte de Salaverry, Orbegoso se apresuró a derogar dicho tratado en momentos en que los emigrados y proscritos peruanos hallaban favorable ambiente para su campaña en Chile (15 de mayo de 1835). En esa oportunidad preparó un informe el ministro de Orbegoso, Juan García del Río, colombiano que había sido oficial mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, ministro de San Martín y de Bolívar y en 1833 ministro de Hacienda del Ecuador. El tratado, en principio, no contenía ventajas para Chile. Eran teóricamente recíprocas la protección acordada a las marinas mercantes de ambos contratantes; la rebaja de los derechos aduaneros a la mitad de los que se cobraba a las procedencias de otros países; y el acuerdo de no gravar con mayores derechos tanto las mercaderías extranjeras procedentes de los almacenes de cualquiera de los pactantes como las mercaderías similares internadas directamente del país de origen. Pero García del Río observaba que, viendo las cosas en sus aspectos reales, solo Chile tenía marina mercante y el puerto de Valparaíso era el primero al que llegaban las importaciones europeas. La tendencia general de la política mercantil de Santa Cruz contribuyó a emponzoñar las relaciones entre los dos países, pues ella quería favorecer el comercio directo entre Europa y el Perú. Para eso declaró puertos libres a los de Arica, Cobija, Callao y Paita; reglamentó las aduanas; y puso derechos adicionales a todos aquellos efectos y frutos que hubiesen tocado en otros puertos del océano Pacífico antes de llegar a puertos peruanos. El decreto de 16 de mayo de 1836 anuló el tratado de comercio de 1835. El Araucano, vocero oficial del gobierno de Santiago, expresó la indignación más cálida ante el decreto del 16 de mayo. Ya desde antes, ciudadanos prominentes habían recibido en el Perú órdenes para que se contribuyera a un empréstito secreto con la finalidad de adquirir y equipar barcos. El mismo órgano difundía la doctrina de que Chile necesitaba una escuadra poderosa con la finalidad de proteger el creciente comercio exterior e, incidentalmente, ayudar a la defensa nacional. Cuando surgió la guerra que Por tales declaró, Santa Cruz no vaciló en desenmascarar el objetivo en ella implícito de hegemonía mercantil obtenida por Valparaíso como resultado de desórdenes políticos y errores económicos peruanos dentro de la búsqueda de una subordinación del comercio del Callao frente a la política confederal abier ta con todos los pueblos del mundo.
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PERÍODO 1
[ CAPÍTULO 23 ]