que le hizo este manifestando que prefería la deportación a colaborar con un régimen ilegítimo. A Santa Cruz le censuró que no actuase como auxiliar y diera decretos sobre materias que no podían competirle mientras un Congreso no declarase erigida la Confederación y le otorgara la ciudadanía del Perú; años antes en 1833, había Nieto rechazado la oferta para que auspiciase la creación del Estado Sud-Peruano que luego hubiérase federado con Bolivia. Después de la victoria de Santa Cruz en Yanacocha, Nieto de acuerdo con Castilla, envió a Salaverry un comisionado secreto, Mariano Vidal, para ofrecerle la cooperación de ambos si reconocía la autoridad legal de Salazar y Baquíjano; Salaverry se negó. Nieto aceptó luego la prefectura de Trujillo del régimen nor-peruano de Orbegoso y el comando de una división con el plan de fortalecer dentro del territorio bajo su jurisdicción las fuerzas netamente nacionales. Antes de que la Segunda Expedición Restauradora llegase al lugar de su destino, Huaraz, la capital del departamento de Huaylas, se pronunció contra Santa Cruz y por la paz con Chile (21 de julio). La inminente reanudación de la guerra, el temor de que el ecuatoriano Flores siguiera el ejemplo de la invasión chilena, el cansancio creciente por las dificultades que causaba Santa Cruz, el hondo sentimiento de disgusto que existía en el norte con Bolivia bajo la primacía del ejército de este Estado, influyeron sobre Nieto quien, además, se puso de acuerdo con el general Francisco de Vidal que mandaba en Huaraz. Análogo era el estado de ánimo de Orbegoso, pero con mayor perplejidad, dado su alto cargo de presidente del Estado Nor-Peruano y su actuación notoria como responsable nominal de la entrada de Santa Cruz en el Perú. Ante los crecientes rumores de un pronunciamiento a favor del Perú libre en la división Nieto, Orbegoso decidió visitar esos cuerpos del ejército. Confiaba en poder aplazar su motín hasta después de batir a los chilenos que estaban ya por llegar. Fue recibido con aclamaciones y vitores al Perú (23 de julio de 1838). Diversas ciudades del norte, poco antes o poco después, realizaron abiertos movimientos separatistas. Sin embargo, el 26 de julio todavía pensaba Orbegoso que podía contener a la división Nieto y escribió a los generales que estaban en Lima, indignado porque "se han hecho dar la gran pegadura creyendo que la primera división se había sublevado contra la Confederación…que yo también me había sublevado contra mí mismo". ¡Lo curioso es que efectivamente se había hecho la sublevación contra sí mismo y sin saberlo! Lima se pronunció el 30 de julio. Orbegoso entró a Lima y pudo enterarse de que sus esperanzas de aplazamiento estaban desvanecidas. Se resignó a su papel de rebelde, pues el movimiento en todos sus focos invocaba su nombre. Las tropas bolivianas y peruanas confederadas que obedecían a los generales Otero y Morán se retiraron a Junín pagadas y avitualladas. La cisión de la República quedó oficialmente subsistente. Un decreto de Orbegoso expedido el 30 de julio restituyó en el ejército peruano las insignias que antes usaba y que habían sido reemplazadas por las bolivianas.
MANUEL BLANCO ENCALADA (1790-1876)
El primer comandante de la armada chilena participó en el secuestro de las naves peruanas Arequipeño, Peruviana y Santa Cruz en agosto de 1836. Al año siguiente se le encargó la dirección de la Primera Expedición Restauradora, la cual fue favorable para el ejército confederado. Tras la derrota, Encalada firmó el Tratado de Paucarpata.
NEGOCIACIONES DE LOS RESTAURADORES CON ORBEGOSO. NUEVA DIVISIÓN ENTRE LOS PERUANOS. GUÍA. ¿QUIéN PRECIPITÓ LA BATALLA DE GUÍA?.- El ejército chileno desembarcó en Ancón el 7 y 8 de agosto. Las negociaciones entabladas con Orbegoso no dieron resultado a pesar de los esfuerzos de un grupo de peruanos, entre los que estaban Vivanco, Pando y Mendiburu. Desconfiaban los chilenos de Orbegoso tanto como Orbegoso de los chilenos; y Gamarra y los suyos estaban allí, para ahondar esos recelos. De otro lado, Orbegoso, a quien rodeaban agentes de Santa Cruz, pretendía aprovechar el tiempo con la finalidad de procurar el mejoramiento de su situación militar, mientras que Bulnes quería dar descanso a sus hombres fatigados por la travesía desde Valparaíso y exteriorizar al pueblo peruano su propósito ajeno a todo plan de conquista y subyugación. Al denunciar el vandalismo a que, según él dijo, se habían entregado los chilenos, el secretario de Orbegoso declaró rotas dichas negociaciones el 14. El grupo de peruanos de Vivanco y Pardo encabezaban, nueve en total, se separó de sus
[ CAPÍTULO 23 ] PERÍODO 1
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