DESDE LA GuERRA DE LA InDEPEnDEnCIA, POR OTRA PARTE, HuBO ELEMEnTOS fAVORABLES A LA CREACIÓn O A LA ExACERBACIÓn DE SEnTIMIEnTOS DE CHOquE EnTRE EL ALTO PERÚ Y EL PERÚ.
consiste, por lo pronto, en una capacidad intelectual, ar tística, industrial, etc. Nada de eso constituye la potencia específicamente de Estado. Es, más bien, una peculiar energía de cohesión entre los que forman par te de un pueblo, y a la vez, de imperación sobre los demás o frente a las demás colectividades nacionales. Es, pues, directa y exclusivamente, voluntad de soberanía hacia dentro que elimina la laxitud de la vida social e impide la falta de sumisión de los grupos e individuos a la sociedad nacional; y hacia afuera, ampliación de los efectos unificadores, nacionalizadores o "estatificadores"sobre otras agrupaciones humanas… La voluntad del Estado ejerce su más genuina misión cuando se impone a la tendencia repulsiva de razas diversas, obligándolas a convivir y colaborar en una vida superior integra" (1). Las fricciones pequeñas en las vísperas de la Confederación. Desde la guerra de la Independencia, por otra parte, hubo elementos favorables a la creación o a la exacerbación de sentimientos de choque entre el Alto Perú y el Perú. Cuando, en la guerra de la Emancipación, las tropas peruanas de Goyeneche penetraron en el territorio del Alto Perú, se hicieron grandemente odiosas por sus crueldades. En 1827, como ya se dijo, al comprobar Sucre que el Perú había arrojado al suelo el andamiaje de la Constitución creada por Bolivar, intentó dividir los departamentos del sur, especialmente Arequipa y buscó una unión con Chile y Argentina. Luego, cuando se dio cuenta de que su enemigo personal, Gamarra, se había movilizado con su ejército a la frontera en 1828, procuró crear una "unión sagrada" entre los bolivianos; y sus escritos parecen reflejar esta consigna: "El Perú: he ahí el enemigo". Adicionales causas de rencor dejaron los soldados peruanos de Gamarra cuando invadieron el territorio boliviano ese mismo año de 1828 para dar lugar, después de diversas incidencias, al gobierno que más placía a su jefe encabezado por Pedro Blanco, caudillo que bien pronto fue depuesto y asesinado. Y entre 1831 y 1833, es decir, apenas tres años antes del intento de fundar la Confederación, Bolivia y el Perú vivieron días de zozobra guerrera; y ambos campamentos se erigieron frente a frente en el Desaguadero. La mutua vigilancia fronteriza y la actitud moderada del Congreso de Lima (en la que uniéronse junto a generosos sentimientos pacifistas, el anhelo político de no dejar que Gamarra obtuviese laureles, actitudes, ambas, for talecidas por la mediación de Chile, república ávida de que se mantu-
(1) J. Or tega y Gasset, "El genio de la guerra alemana" en Obras
Madrid, 1966, p. 218.
completas, II, sétima edición, Revista de Occidente,
fELIPE PARDO Y ALIAGA (1806-1868) fuE unA DE LAS MáS MORDACES PLuMAS DEL PERIODISMO PERuAnO Y PARTICIPÓ En EnCEnDIDOS DEBATES POLíTICOS.
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PERÍODO 1
[ CAPÍTULO 25 ]
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asó sus primeros años en Lima y Cuzco. En 1814, su familia se trasladó a España, donde cursó estu dios. En 1828 regresa al Perú y al año siguiente toma la dirección del periódico El Conciliador, que apo yaba al régimen de Gamarra. Además, colabora con los diarios Mercurio Peruano y La Verdad. Ese mismo año publica su primera comedia: Frutos de la educación, obra precursora del teatro nacional. Par ticipó en la política escribiendo para los diarios El Hijo del Montonero, El Coco de Santa Cruz y Para Mucha-