Bolivia y de las banderas capturadas, así como el pago de varios millones de pesos como indemnización por los gastos efectuados por el Perú. Otro problema más inmediato tuvieron que afrontar el Congreso Constituyente de 1839 y el presidente Velasco. Entre quienes habían hecho la revuelta contra Santa Cruz estaba un joven general, José Ballivián. Después de haber fracasado en su candidatura a la Vicepresidencia, Ballivián se dedicó a conspirar y bien pronto perturbó la tranquilidad pública con un golpe subversivo. Vencido Ballivián, el Congreso pudo proseguir y cerrar sus labores. Había dado ya antes el nombre de Sucre a la ciudad de Chuquisaca, y le había adjudicado la capitalidad de la República, convencido de que era utópico querer fundar una nueva ciudad con ese nombre, como se pensara en 1826. Se ocupó entonces de los asuntos de actualidad: la promulgación de la Constitución y las sanciones contra Santa Cruz. A la inversa de la Carta peruana de Huancayo, hija de un caudillo fuerte, la boliviana de 1839 no tuvo orientación presidencialista. En cambio, severo fue aquel Congreso, lo mismo que el de Huancayo, con los caídos. A Santa Cruz lo declaró insigne traidor, indigno del nombre de boliviano, lo borró de las listas civil y militar, lo puso fuera de la ley desde el momento en que pisara el territorio nacional y le secuestró sus propiedades.
TRaTaDOS PERuanO-BOlIVIanOS En 1839 Y 1840. laS ClaÚSulaS ECOnÓMICaS. la VÍa DE TaCna.- Los ministros Eusebio Gutiérrez y Manuel de Mendiburu firmaron una convención preliminar por la cual este país daba satisfacciones por la intervención militar efectuada en 1835 y se comprometía pagar una suma de dinero por los gastos causados con motivo de la guerra reciente además de la indemnización por la independencia y a no tomar resolución alguna que perjudicara al puerto de Arica, cuya aduana sería común (14 de agosto de 1839). Los artículos sobre las satisfacciones al Perú y sobre la indemnización provocaron el rechazo de Velasco a dicho tratado (10 de octubre de 1839). Los preparativos de guerra en el Perú a principios de 1840 fueron tan notorios que, informado de ellos el Gobierno boliviano, comenzó a tomar medidas preventivas. Sin embargo un tratado llegó a firmarse entre los plenipotenciarios Manuel Ferreyros e Hilarión Fernández (Lima, 19 de abril de 1840). Fue restablecido el estado de cosas de 1835. Ambos países se declararon en Paz y acordaron reducir sus fuerzas militares. Bolivia desaprobó los sucesos de la época de Santa Cruz y se comprometió a devolver al Perú las banderas y los prisioneros tomados. Fue entregada al arbitraje de Nueva Granada la decisión de si Bolivia pagaría al Perú la tercera o la cuarta parte de los gastos ocasionados por la guerra de Restauración. Artículos adicionales establecieron lo siguiente: disminución del ejército peruano a 3.000 hombres y del boliviano a 2.000; garantías mutuas a los ciudadanos de los dos países, señalándose las que existirían en caso de guerra; el repudio de delincuentes y desertores; la prohibición de conjuras de asilados políticos; la inspección sobre los efectivos militares y la mutua devolución de ciudadanos. También fueron estipuladas diversas cláusulas comerciales que volvieron al tratado de Chuquisaca de 1832. Entre dichas cláusulas estuvieron: el impuesto del 6% de importación y de no más del 4% municipal a los productos peruanos que se internaran en Bolivia y a las bolivianos en el Perú; la liberación de derechos para el ganado, víveres y comestibles; el gravamen del 1% para las monedas de oro y el 2% para las de plata; el de 30% a los efectos extranjeros, más un derecho de tránsito entre el 3 y el 20%; el de 2% de tránsito como única contribución sobre los efectos bolivianos exportados por puertos peruanos; la libertad de tránsito para los libros, máquinas y herramientas en vía a Bolivia y para las mulas, caballos y demás acémilas que fueran de Argentina al Perú; la preparación anual de tarifas de avalúos, y diversas seguridades para las guías y tornaguías en este tráfico. El decreto de 30 de junio de 1840 fijó los derechos de tránsito que debían pagar los productos bolivianos importados o exportados por los puertos del Perú que era variables entre el 3% y el 20%; asimismo señaló las formalidades y determinó las vías por donde debía hacerse este comercio de tránsito de Bolivia. Por
ManuEl BulnES (1799–1866)
Peleó junto a San Martín desde 1818 por la independencia chilena. Veinte años más tarde, participó en la Segunda Expedición Restauradora contra la Confederación Perú-boliviana. Peleó en la batalla de Yungay (1839) y por sus acciones fue reconocido con el grado de ”gran mariscal de Áncash”. De regreso a Chile, su país de origen, ejerció como presidente de la República entre 1841 y 1851.
[ CAPÍTULO 27 ] PERÍODO 1
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