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PERÍODO 1
[ CAPÍTULO 30 ]
[I] ÷FUE EL PERÚ DESPUéS DE LA INDEPENDENCIA UN CONJUNTO DE ARCHIPIéLAGOS? ¿QUIéNES TOMARON EL PODER?.- El sociólogo francés Henry Favre ha aseverado que, al concluir la guerra de la Independencia, el Perú se desintegra, se convierte en una serie de archipiélagos desconectados entre sí y que los gobernantes de Lima no influyen sino sobre la capital y la zonas cercanas a ella. El análisis somero del proceso iniciado al caer el régimen boliviano en 1827 desmiente dicha tesis que algunos, precipitadamente y sin estudiar el asunto, han acogido con beneplácito. Tropas venidas del sur participan, a pesar de todo, en la campaña contra Colombia, para lo cual viaja el presidente La Mar hasta Piura y desde allí invade al vecino del norte. Gamarra establece, entre 1829 y 1833, un régimen cohesionado en toda la República, que se caracteriza por la lealtad de los prefectos departamentales; y las numerosas tentativas para derrocarlo no tienen éxito. El Presidente llega a viajar dos veces por tierra hasta el extremo sur, Salaverry se subleva sin éxito en la zona entre Chachapoyas y Trujillo. El del Cuzco en 1830 y el de Ayacucho en 1833 son ejemplos de otros motines debelados. Sin embargo, la campaña de los periódicos y desde el Congreso, deja sentir vastamente sus efectos en 1833, a pesar de la dificultad en las comunicaciones. Los impresos de Arequipa y Cuzco, ostentan una evidente relación con las corrientes partidistas e ideológicas que se enfrentan, las unas contra las otras, ese año y en 1834, en Lima. La guerra civil de 1834 tiene tres frentes, en el centro, en el norte y en el sur. El presidente Orbegoso, terminada dicha contienda, viaja por tierra, como antes Gamarra, en lenta marcha, hasta el extremo meridional del país; el relato minucioso de su aventura, pueblo por pueblo, de Lima a Arequipa, fue escrito en el Diario del padre Blanco. Santa Cruz viene desde lejos y se mueve por muchos sitios; pero su objetivo es Lima. El dictador Salaverry emprende sus campañas en zonas variadas y distintas del territorio nacional hasta que lo matan en Arequipa. Muy vasto es, asimismo, el escenario de las campañas de la Restauración entre 1837 y 1839. Y el Congreso que se reúne en este último año para discutir la nueva Constitución del Perú restaurado, no funciona en Lima sino en Huancayo. Todo lo anterior no es tan solo eso que se llama, en una frase muy conocida, "historia de los acontecimientos", dentro de las tendencias revisionistas que imperan hoy en Francia y en otras partes. Para preservar la unidad nacional en la primera etapa del Perú republicano, no obstante las grandes distancias y los desniveles sociales, económicos y raciales, hubo entonces, y más tarde, varios factores, entre ellos el hecho de que el nombramiento de los funcionarios públicos, en los peligrosos años que siguieron inmediatamente después de la ausencia de Bolívar, tenía carácter centralista, a pesar de las concesiones teóricas de la Carta de 1828 al descentralismo; y, además, influyó la importancia fundamental del ejército al absorber gente de las distintas zonas del país y al desparramarse a lo largo y a lo ancho de él. Otro dato definitivo es la continuidad, relativa por cierto, pero innegable, en el funcionamiento de las asambleas legislativas. Cierto es que el primer Congreso Contituyente de 1822-1825, en buena parte de sus miembros, se integró con ciudadanos escogidos en Lima; pero ello no siempre ocurrió después. Por ejemplo, en la época de la rígida dictadura de Bolívar, los agentes del Libertador no pudieron evitar, pese a innúmeras presiones, que llegaran de algunas provincias, en 1826, diputados insumisos. Famosa es la frase en una carta de él