entonces Gamarra tramó la segregación del sur del Perú y su unión con Bolivia). No faltaron, por cierto, las denuncias de hostilidades a quienes se consideraron amigos de Santa Cruz o de su personero. Sin embargo, y a solas con Ferreyros o con este y su secretario Felipe Pardo y Aliaga, se manifestó Olañeta inamistoso con Santa Cruz y severo con su proceder. Las negociaciones, al fin, fueron terminadas por el Gobierno de Lima, con acusaciones a la conducta "poco franca y nada consecuente" de Olañeta, por lo cual pidió su retiro. Este manifestó a última hora que aceptaba la alianza dual sin otras condiciones que la de invitar a la República del Río de la Plata con el mismo objeto. Santa Cruz (según Olañeta le dijo confidencialmente a Ferreyros), esperaba que se produjeran trastornos políticos en el Perú al chocar La Fuente con Gamarra y que a causa de ellos fuera él llamado a este país. Gamarra, a pesar de las negociaciones de Arequipa, quería (según se ha visto) invadir Bolivia para lo cual solicitaba la autorización –constitucionalmente necesaria– del Congreso con el objeto de repetir el acto de 1828 por él llevado a cabo como general en jefe del ejército. Al mismo tiempo movía a antiguos amigos y partidarios suyos de 1828. Entre estos se encontraba el general Loayza que (con razón o sin ella) fue condenado a la pérdida de su grado militar, y don Severo Malavia, vocal de la Corte de La Paz, juzgado en rebeldía y declarado traidor depués de su fuga a Puno. El ejército peruano llegó a contar entonces con 8.000 hombres, y el de Bolivia con 4.000 si se van a aceptar las cifras de su reducción a la mitad en el caso de firmarse el tratado de paz y amistad solicitadas por Gamarra, es decir, de 4.000 y 2.000 hombres respectivamente. O tal vez en este pedido se escondía una forma de buscar la preponderancia militar del Perú Ferreyros se halló ante la dificultad de tener que entenderse, a la vez, con La Fuente, encargado del Gobierno de Lima, y con Gamarra en el Cuzco. Se hizo eco el negociador peruano de los rumores, por los bolivarianos fomentados, acerca de una ruptura entre ambos caudillos; pero La Fuente le negó en carta particular la posibilidad de tal hecho. "Aseguro a Ud. que soy una roca invencible en cuanto pueda ocasionar aquella desavenencia y que lo hago por la amistad, por la patria y por mi propio interés", escribió en carta del 4 de abril, poco más de una semana antes de su deposición. Olañeta regresó a su patria y Ferreyros a Lima (7 de marzo de 1831). La Cancillería de Lima advirtió al ministro de Bolivia Pedro Antonio de la Torre que este país intentaba "toda clase de arterías y supercherías" para convulsionar Cuzco y Arequipa "principalmente este último departamento" por intereses comerciales comunes entre ambos territorios.
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DICIEMBRE 1830 [ colombIa ]
A LOS 47 AñOS DE EDAD fALLECE SIMÓn BOLíVAR En SAnTA MARTA, COLOMBIA. SuS RESTOS fuEROn EnTERRADOS En LA CATEDRAL DE ESA CIuDAD. DOCE AñOS DESPuéS, En 1842, SE LOS TRASLADÓ A LA CATEDRAL DE CARACAS Y MáS TARDE AL PAnTEÓn nACIOnAL DE VEnEzuELA.
LA DEFECCIÓN DE LA LIBERTAD Y EL CONGRESO. LA DECLARACIÓN DE PIRATERÍA.- El 26 de junio de 1831 se sublevó la corbeta de guerra peruana Libertad en Islay y se hizo a la vela con dirección al puerto boliviano de Cobija. Dos meses después, el 26 de agosto, otro buque nacional, el bergantín Congreso, que pretendía bloquear dicho puerto, se sublevó a 6 millas de él y enarboló el pabellón boliviano. La falta de pago en los haberes y la mala calidad de los ranchos fue una de las causales para estas actitudes. El periódico de Lima El Observador Imparcial las atribuyó, con fundamento, a manejos de Santa Cruz. La tripulación amotinada contra sus oficiales en la Libertad encontró una carta de Gamarra al jefe naval Carlos del Postigo donde decía que, en caso de estallar la guerra, Cobija debía desaparecer para siempre. Tropa y gente bolivianas ocuparon la corbeta. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Lima pasó circulares a los agentes diplomáticos y consulares extranjeros cuyos gobiernos tenían apostaderos en aguas peruanas, para que se dignaran ordenar la captura y entrega de los barcos sublevados calificados como piratas presuntos. El barco inglés Seringapatam halló a varios navíos peruanos bloqueando el puerto de Cobija y los hizo retirar; luego hizo volver al puerto a la corbeta Libertad "a causa de no tener su patente o licencia para navegar en debida forma".
[ CAPÍTULO 17 ] PERÍODO 1
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