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Juicio de los historiadores bolivianos sobre el final de la guerra

¿CÓMO CESARON LAS hOSTILIDADES ENTRE ChILE y BOLIvIA? EN EL TExTO SIGUIENTE, EL hISTORIADOR BOLIvIANO ROBERTO QUEREJAZU NOS ACERCA AL TEMA y AL PUNTO DE vISTA DE LA hISTORIOGRAfíA BOLIvIANA SOBRE EL DESENLACE DEL CONfLICTO.

"El tratado de alianza de 1873, en su artículo 8º obligaba tanto al Perú como a Bolivia a 'no concertar tratados de límites u otros arreglos limítrofes sin el consentimiento de la otra parte contratante'. Sin embargo y a pesar de las repetidas pruebas de indeclinable lealtad que Bolivia dio al Perú en el curso de la guerra y en lo que iba de la posguerra, el gobierno del general Iglesias, sin tomar en cuenta a su vecino y aliado, sin darle siquiera un aviso de cortesía, aceptó el tratado de paz con Chile que cedía a este país, a perpetuidad, el departamento de Tarapacá y, como consecuencia tácita, comprometía la situación del litoral boliviano ubicado más al sur.

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El Tratado de Ancón dejó libre al ejército chileno para actuar contra Bolivia. Se quedó en el sur del Perú a fin de ayudar a la consolidación del régimen del general Iglesias y batir a los caudillos Andrés Avelino Cáceres en el centro y Lizardo Montero en Arequipa. Liquidados estos dos focos antichilenos y antiIglesias, permaneció todavía en la línea MollendoArequipaPuno para 'mantener a Bolivia en jaque'.

El jaque a Bolivia, más que con la amenaza de una invasión, era una dura realidad con la ocupación de los puertos bolivianos de Atacama y los puertos peruanos de Arica y Mollendo. El comercio del altiplano con el exterior estaba a merced de la buena o mala voluntad de Chile. En otras palabras, Chile tenía cogida a Bolivia por la garganta. Estaba en su arbitrio estrangularla o dejar pasar para ella alimentos y mercaderías.

A pedido de don Eusebio Lillo, vuelto a Arica, viajó a La Paz, el señor Gabriel Larrieu, con objeto de llamar la atención de las autoridades bolivianas que era llegada la hora de entrar en razón. Las gestiones del señor Larrieu dieron por resultado el viaje a Santiago de los señores Belisario Salinas y Belisario Boeto, con instrucciones de negociar un tratado de paz, pero con la condición indispensable de que Bolivia obtuviese una salida propia y soberana al océano Pacífico. […]

La claudicación boliviana del 4 de abril de 1884 en Santiago, haciendo eco a la peruana de cinco meses antes en Ancón, puso término a la guerra del Pacífico".

De: Roberto Querejazu. La guerra del Pacífico: síntesis histórica de sus antecedentes, desarrollo y consecuencias. Cochabamba: Los amigos del libro, 1983; pp. 131132, 135.

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