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EL AQUÍ Y EL AHORA Regino Gil

Es casi el medio día en altamar, Jan Bart, el capitán corsario, dispone su mejor pipa, toma con sus dedos un poco de tabaco de Artios (el último que le queda) lo mezcla tranquilamente, presionándolo en la tabaquera; enciende la pipa con delicadeza de no apresurar el fuego, da una bocanada grande después de dos pequeñas, y une ese sabor embriagante con el aire del mar. Solo él sabe que debajo hay doce barriles de pólvora que se inmolaran junto a él, en cuanto el enemigo toque cubierto… No hay mejor fumador que este, quien pese a saber el final, disfruta con entrega el proceso. El aquí y el ahora son nuestras principales herramientas para percibir una obra de arte, así como para fumar un puro, una pipa, o beber un vino. Es sencillo, la respuesta está en los testigos del momento: los sentidos. ¿Cuáles? Preguntarás. Todos, contestaré.

Fumar un puro solo por el olfato, nos haría entonces disfrutar el humo ajeno, con tanto placer como el propio.

En el gusto, tampoco: ni la pipa, ni el cigarro perdurarían tanto en popularidad como la rara práctica de mascarlo.

¿El tacto? Poco certera aquella afirmación. Tener entre los dedos la pipa, o el cigarro, no podría ser más que distracción. No.

La vista, menos aún, no se fuma en oscuridad completa, apostaría que es menos sabroso. Casi como que un ciego de nacimiento no encuentre placer fumando, o un ciego por accidente abandone la pipa. Podemos decir, entonces, que todos los sentidos están interesados en su totalidad, lo que lo vuelve en un placer del presente.

Apreciar el arte, es tal cual esa fijación: darnos un momento de contemplación frente a una expresión de inteligencia, talento y emoción.

No necesitamos leer una cédula en un museo para saber si es arte, así como no necesitamos mirar la vitola para darnos cuenta de que es un puro, no necesitamos que alguien nos explique durante media hora qué hace un plátano pegado en la pared, ni un vago vendiendo hojas de plátano haciéndolos ver como habanos: solo con nuestros sentidos tendremos la resolución base: tipo de tabaco, narrativa, factura, técnica, todo nos lo da el aquí y el ahora, y nuestros sentidos nos lo confirman. Somos capaces de percibir nuestro entorno sin seguir la regla impuesta. Es poco, pero definitivo. Vivamos el presente en armonía con los sentidos, siempre a nuestra prueba y exigencia. Ahora lector, termina nuestra charla, deja de leer, apaga el celular, abre la ventana, dame la pipa y déjame fumarla en paz.

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