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Meerschaum “Espuma de Mar”
Arturo “El Abuelo Blanco”
Mucho se ha hablado de las famosas pipas de espuma de mar, mejor conocida en idioma alemán: meerschaum, pero en sí ¿qué material es?, ¿de dónde se obtiene?, ¿de qué país es originaria?, son algunas de las preguntas que nos hacemos cuando iniciamos en este bello arte de fumadores y aficionados a este instrumento para degustar tabaco llamado: pipa. Comencemos por explicar que es un mineral muy ligero y un tanto poroso que se denomina “sepiolita” (nombre dado por el mineralogista, geólogo y paleontólogo alemán: Ernst Friedrich Glocker en el año 1847, por lo parecido al hueso del cefalópodo: sepia), es considerada parte de las arcillas especiales y es un filosilicato de baja dureza que sé que se forma en presencia de agua rica en magnesio, por esta razón es llamado “Silicato de Magnesio Hidratado”. Este mineral se puede encontrar en varias regiones tanto de Europa (España tiene el mayor yacimiento) como de América (el yacimiento más reciente, el de Serpentinitas, Córdoba, Argentina); también es verdad que el territorio de donde se extrae la mejor calidad, resistencia y un bello color blanco para fabricar pipas, es la que se encuentra en algunas regiones de Turquía, específicamente en Anatolia (región montañosa, históricamente campo militar de varios pue- blos, esto por su posición geográfica que ha sido tradicionalmente un lugar de paso y conexión entre Europa y Asia, Occidente y Oriente).
Aunque el color más habitual de la sepiolita es el blanco, también es posible encontrar ejemplares cuya pigmentación muestre tonalidades grisáceas, rosadas, verdosas, amarillentas, azuladas e incluso rojizas. Estos colores dependen directamente de las sustancias que hayan sido absorbidas por el mineral. Por otra parte, el cambio de coloración que conocemos los fumadores de pipa, estos tintes amarillentos entre café y ámbar, son debido al porcentaje de nicotina que la sepiolita absorbe y por el humo que atraviesa por la porosidad del material.
Aquí es donde podemos ver que mientras para algunos es una simple arcilla o material de construcción, para otros es una “gema” con la que se confeccionan collares, camafeos, sellos y la más importante para nosotros: confección de pipas de espuma de mar, hoy en día considerada la artesanía viva de Turquía. Pero, ¿cómo se descubrió que se podía confeccionar pipas de este material? Cuenta la leyenda que en 1723 el conde húngaro Andrassi tuvo un capricho, el cual fue: con un bloque de sepiolita traído desde Turquía como souvenir, un súbdito llamado Carol Kowacs, de oficio zapatero, le fabricara una pipa; pues al parecer ya estaba algo cansado de utilizar pipas de porcelana y quería probar otro material. Esta idea fue un gran éxito, pues descubrió que al fumar en “Espuma de Mar”, la fumada era fresca y bastante agradable, su idea causó tanto furor en su época que sustituyó casi por completo a la pipa de porcelana y comenzaron a fabricarlas con distintas tallas: desde un simple personaje o animal, hasta una escena de alcoba o de caza; todo este trabajo no podía quedarse sin lo más importante: la boquilla. Las boquillas comenzaron a fabricarse con ámbar, otro material fosilizado, el cual es una resina vegetal dura como el cristal (del que hablaremos en otra ocasión). Para la nobleza fueron las favoritas, tanto, que ahora se encuentran en grandes museos como parte de sus joyas y obras de arte; incluyendo la primera pipa del conde Andrassi, esta pieza se encuentra en el Museo Nacional de Budapest.
Y la otra pregunta, ¿por qué le dicen “Espuma de Mar” si se encuentra en un río? Un día del año 1788, el Geólogo y Mineralista alemán Abraham G. Werneren caminaba por los mercados de Turquía y se encontró con las artesanías que se confeccionaban con “suda yüzen taş” (piedra que flota en el agua), los ciudadanos al intentarse explicar con el extranjero que preguntaba: ¿Qué material es?, ¿de dónde se obtiene?, se le logró comparar con “Meerschaum”, el nombre por el que hoy conocemos dicho material y el cual traducimos al español como “espuma de mar”.
En conclusión tenemos hoy en día un material fresco, que no cambia el sabor de nuestro tabaco y que nos da una fumada bastante agradable; al mismo tiempo, tenemos un filtro natural que absorbe aproximadamente el 60% de la nicotina del tabaco, por lo que logramos una fumada menos dañina de lo que aún es.
Si desean ver algunas piezas antiguas, tendrán que visitar algunos museos de Viena y de otras ciudades europeas, donde pueden admirar magníficas colecciones de pipas y boquillas bellamente labradas, algunas simples y otras de gran barroquismo, las cuales reproducen todo tipo de escenas, figuras y cenefas de la época que fueron confeccionadas.