LA LUZ BRILLA EN LAS ESPINAS

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ENÁN BURGOS PERDOMO

LA LUZ BRILLA EN LAS ESPINAS

PLEAMAR


Š Familia BURGOS ARANGO PLEAMAR 0CTOBRE 25 2011 Todos los derechos reservados


NOTAS DEL EDITOR

El 25 de octubre de 2011, harán ya 25 años que el poeta, médico y humanista Enán Burgos Perdomo se ausentó de este mundo dejándonos una obra breve, cuyo mensaje poético, de una intensidad inusitada, testimonio es sin compromiso de la cruda realidad de una época. Época particular y macabra, pues durante ella, Colombia y el Sinú, remanso de paz al cual el lírico poeta sus odas dedicara, recibieron en su seno la creciente voraz de la violencia. A pesar del grito que emanara de sus versos llamando con franqueza a la justicia, a la equidad y a la paz, pocos fueron los que escucharon su clamor. Algunos malévolos se burlaron de él tratándolo de chiflado y qué se yo. Otros más opulentos ensordecidos y ciegos por la avidez que procura el oro, el poder y las prebendas, ni siquiera escucharon la sentencia moral del poeta. Lo anterior aquí señalado no es nada nuevo bajo el radiante sol, pero sí subraya un hecho cardinal, el poeta es un vidente de su época, y es precisamente en ese sentido que la poesía de Enán Burgos Perdomo a pesar de su recurso a las formas clásicas: sonetos, elegías, romances y odas, es moderna. Su poesía igualmente brilla por su singular emoción, cristiana a sus horas, la trama que resulta es transparente, trama que él teje portadora de un mensaje claro y humano, musical además... “La misma paz bíblica envuelve los seres y las cosas, borrando su diferencia objetiva para dejar vislumbrar solamente el alma que las habita. La unidad perdida en su nivel nocional es recuperada sobre un plano emocional, siendo éste el resorte profundo de toda poesía.” La anterior citación, tomada del libro de Jean Cohen, “Structure du langage poétique”, ilustra a maravilla el código interno, la esencia


propia de un obra poética de mucho valor, la cual hoy, no sin dificultades, tratamos de rescatar… En vida de mi padre, casi nunca hablé con él de su poesía, sólo en algunos casos raros de ebriedad compartida, conscientes de antemano de que el ardor procurado por los tragos hacía imposible todo examen objetivo. Ya en las postrimerías de la tertulia, casi en trance, él recitaba sus poemas de memoria, los sabía todos, el por qué de esta tarea lo explica él en el prólogo de su primer folleto publicado: “Lucubraciones con Angustia y Esperanza”: “En mi época de estudiante, como ejercicio para la memoria, me hice a la disciplina de aprenderme el mayor número posible de poesías, de diferentes épocas, géneros y autores. Y fue así como por mucho tiempo me dediqué a recitarlas, en las reuniones de amigos, como aporte cultural a esta clase de inquietudes, tan exóticas, en aquel entonces, en nuestro medio pastoril.” Si de esto hablo es para señalarles la plaza tan importante que ocupaba la oralidad en su poesía, dado que no es lo mismo leer un poema en alta voz que recitarlo; la energía mental y emocional no es la misma, el cuerpo y su hálito son solicitados de manera tácita, lo que exige del poeta una presencia verbal total. Esto nos conduce a hablar entonces de su don de orador, de su fina y elegante retórica que tantas veces puso al servicio de su otra pasión: la política, pasión que tantos sinsabores le causara, lo que en cierta medida pagó con su vida. Como les decía, su primer folleto publicado en vida fueron las “LUCUBRACIONES CON ANGUSTIA Y ESPERANZA”, dieciocho poemas en total; más tarde publicó otro folleto “LA LUZ BRILLA EN LAS ESPINAS” donde incluyó los poemas nuevos y los dieciocho ya editados en las Lucubraciones, con sus respectivas modificaciones recientes… Entonces un dilema se nos impone, el de la escogencia. Tarea difícil ésta


para nosotros, escoger entra las dos versiones… Luego de una larga concertación, hemos decidido publicarlas ambas, nuestro propósito no consiste en enfrentarlas o exhibirlas en un tinglado para que el lector decida cuál de las dos vale la pena. Muy por el contrario, se trata aquí de mostrar sin reservas los procesos secretos que acompañan la obra de todo creador. Para cerrar estas notas, lo hago con uno de sus versos memorables: “Dudo que el mundo vuelva a lo que fue”. La cuestión que aquí se impone es: ¿Hasta cuándo seguiremos nosotros, lectores fugitivos, cerrando los ojos ante la verdad que el poeta nos depara? Es vidente aquel que ve el presente en la presencia, si la presencia se despliega en la visión, el brillo del poema es la verdad.

Enán Burgos Arango



PLEGARIA POR LA PAZ Señores representantes de las autoridades civiles, eclesiásticas y militares. Señores representantes de los diversos estamentos aquí presentes o que me escuchen. Señores periodistas, jóvenes estudiantes, obreros y campesinos de Córdoba. Señoras y señores: Esta vez no voy a improvisar, por la responsabilidad del momento y porque quiero que quede constancia escrita de lo que voy a decir. Este acto, en este lugar, debiera conocerse en todo el ámbito nacional, y no pasar desapercibido, pues ésta es una de las regiones más afectadas del país. Ya en este lugar me ha tocado hablar muchas veces por diversas motivaciones. Reconozco que ésta es la más difícil. Hablar hoy sobre la paz es casi un imposible. Corremos el riesgo de caer en lugares comunes y en retórica redundante sin vivencia ni testimonio. No hay paz en la tierra. Y no hay paz en Colombia a pesar de los esfuerzos que se hacen para lograrla. Ella, la paz, está cada vez más resquebrajada, ya sea por acción o bien por omisión. Nadie puede tirar la primera piedra. Todos estamos involucrados. Coincidimos en que la paz está en proporción directa con la justicia social y que ésta sólo se mide teniendo en cuenta el bienestar colectivo y el nivel de vida de la comunidad. Imposible ignorar el desequilibrio social existente. Imposible desconocer la tremenda distancia que hay entre los ricos y


los pobres. Coincidir, debiéramos también, en la necesidad imperiosa de aportar, cada uno, en la lucha cotidiana, con los medios disponibles, la cuota requerida para acortarla. Todos, sin excepción alguna, debemos contribuir a la justicia social y por consiguiente a la paz tan esquiva y tan buscada. Pero como el principio filosófico dice que nadie da lo que no tiene, entonces es lógico que cada cual deba buscar, individualmente, y en primera instancia, la paz interior, su propia paz, para poder ser, con autoridad moral, contribuyente eficaz del bienestar colectivo. En esta empresa común, lo que no es admisible, lo que es inconcebible, es que sean, casualmente, los pocos buenos y justos que quedan en la tierra, las víctimas de la pugnacidad, de la cual, en verdad, son ellos los únicos ajenos. Analicemos nuestras obras y acciones. Hagamos una autocrítica para saber si estamos cumpliendo con el deber y si nuestra contribución es aún indeficiente. Pero ante todo, tengamos en cuenta que la buena misión consiste no en hacer las cosas más ligero, más a prisa, sino en ser auténticos y hacer las cosas bien hechas hasta lograr la perfección. Esta debe ser nuestra consigna. Y ella nos exige todavía una gran dosis de amor, de fe y de esperanza. Culmino esta plegaria por la paz con el epílogo de un libro que he estado escribiendo desde hace varios años, que aún no he publicado y que se titula: LA LUZ BRILLA EN LAS ESPINAS. Sus versos vienen al caso y rezan así:


Brilla la luz en las espinas, pura. Al ostentoso brillo del diamante y del oro, prefiere un breve instante con la espina que frívola hermosura.

Le gusta más su rústica bravura! Nadie por ella se hace traficante! Cuentan que alguna vez, un Semejante, de espinas, la corona que perdura,

quiso ceñir su sien sangrante, de ella. Desde entonces, la luz en las espinas, si bien no brilla tanto, luce bella.

Si de brillar dejó, queremos luz en el pan, el amor, en las retinas. La luz de las espinas, es la Cruz.

Y vienen también a mi memoria, en ella refundidos, los versos fragmentarios de Carlos Castro Saavedra.

“Paz hasta que se arruguen los cuchillos. Hasta que caiga el odio paz y paz. Paz en el alma. Paz en la mirada. Paz mil veces paz”.


Se suele aseverar que la poesía buena es, como lo anotó Marcel Proust, aquella que significa nada. Yo creo lo contrario. Como lo afirma un poeta ruso contemporáneo, el poeta es un combatiente. Esta poesía, podría asegurarse, ha sido escrita por acción comunal. Por esto, pertenece al pueblo.

Enán Burgos Perdomo


RETORNO Barcelona, España, mayo 17 de 1958. Para Amparo, en su cumpleaños.

De nuevo, el turbio río y su vallado; otra vez, los veranos calcitrantes que erosionan la tierra y lo sembrado mientras llegan las lluvias confortantes. El paciente que espera la llegada; el que sabe sufrir y nos alienta; también el que dudando nos degrada, y con pretexto frívolo se ausenta. El vendedor que grita por la calle; la sordidez de los terratenientes; los pobres campesinos por el valle, y la cándida paz de los pudientes. Y si de nuevo, ni farsas ni injurias ni venganzas ni gestos preocupados ni sangre derramada ni penurias. Sólo amor y tus besos prodigados!


En la noche, se torna gris el río. Y para celebrar tu advenimiento se abrazarán tu cuerpo con el mío para decir adiós al sufrimiento. Y a cambio de una flor tan altanera que no se rinde al Sol ni a la sequía, a cambio de esa flor, la veranera, te ofrezco un tulipán, en este día.


SONETO CURATIVO Del pobre su fatal miseria siento, y así la palpo en mis ocupaciones donde a contar sus penas y aflicciones acude el pueblo en su total lamento. Para hallar curación al sufrimiento se escriben muchas leyes y versiones cuando pleno de amor y soluciones Jesucristo dejó su testamento. Con fervor y abundante caridad se puede la catástrofe evitar, si pedimos de Dios, su gran bondad. Y si además, dejamos ambiciones para darnos de lleno a meditar en lo vano del lucro y las pasiones.

Montería, Septiembre de 1964


¿NOSOTROS SOMOS LOS VIEJOS? A los cursillistas de cristiandad

Muertos están los viejos profesores, y aquéllos, los amigos de otros años, perecieron en todos sus albores. Conmigo marchan mis contemporáneos hacia el final de tiempos placenteros, sin excepción, nativos y foráneos. Los mayores, los viejos consejeros, pocos viven, con plena lucidez, para contarnos cuentos agoreros. Los hijos crecen con gran rapidez, se pasan a un torrente de inquietud, y nos llevan, con prisa, a la vejez. Quienes siguen aquella juventud, al vernos con riquezas aparentes, nos hieren con maldad y sin virtud. Las canciones, tan gratas y fervientes, se cambiaron por notas bulliciosas


que reflejan costumbres decadentes. Las artes, del pasado tan gloriosas, se trocaron en obras sin valor, inexpresivas, fatuas y morbosas. Y en este mundo, lleno de estupor, nosotros, puede ser, somos los viejos que confiamos en Cristo Redentor. Nosotros, puede ser, somos los viejos que al renacer, con la fe acrecentada, aún cantamos sin estar muy lejos. Crece el amor en la mujer amada. Siento mi latir con ritmos normales. Queda esperanza y luz en la jornada! ¡Qué importa que presagios tan fatales nos hagan vacilar y fallecer! Hay que curar al mundo de sus males! Porque con Cristo, prestos a vencer, y con mucha fe en su social doctrina, la solución en paz, es menester. Esto clama, su plática divina. Montería, Octubre de 1964


CANTO LIBRE A UN CAMPESINO MUERTO Era como cualquier buen campesino, típico hombre de rudas concepciones, sometido al azar de las cosechas, con mujer y sus cuatro hijos enfermos de soportar penurias y presiones, pero vivía libre de sospechas con su miseria a cuestas sin sentirla. Cuidaba su parcela con fe ardiente y se ayudaba, como jornalero, en latifundios del terrateniente. Manejaba el machete con destreza y era gran domador de la pobreza! Cada vez se embriagaba, por supuesto, cuando quería, con cualquier pretexto. Mas lograba vivir como podía. Analfabeto, asténico, harapiento, parasitado, flaco, macilento, se reía muy quedo de su suerte confiado todavía en los políticos que su vereda sólo frecuentaban cuando las elecciones se acercaban, a ofrecer vías, techo, escuela y puente. Cansado de su vida tan hostil,


un día se fue para la ciudad en busca de mejores horizontes. Pero la ciudad, sin fuerza fabril, no puede dar trabajo a campesinos que viven al garete por los montes. Y como no tenía intercesores para entrar a la fronda burocrática, a su choza volvió con sus temores. Recurrió a su machete y rudo arado y de nuevo sintióse satisfecho, alejado de cosas sin provecho, en su “cuarterón” de tierra sembrado. Se alegró con el alza de jornales, pero fue fugaz su ingenua alegría, al comprobar, sus dotes naturales, que los aumentos de nada servían, porque todas las cosas necesarias, de un tajo, mucho más, subido habían. Escéptico de la reforma agraria prefirió trabajar en carretera y manejar pesada maquinaria. Buscaba así más pago por jornada para dejar a su rula envainada! Aún recuerdo su terrible muerte.


Cuentan con horror, que una tarde gris una máquina le rompió la frente! No fue ultimado por el fratricida como otros campesinos colombianos. Pero fue cruel su fúnebre partida. Así acabó su vida este jinete que no debió dejar a su machete. Hoy, los rudos enseres enmohecen, mientras, además, los cuatro hijos crecen para sufrir idénticos castigos y terminar también en los olivos.

Octubre de 1964


A MI PADRE, EN EL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO Él, no era del común denominador. Visionario, tenaz, muy emprendedor prefirió cosechar el bien colectivo a la riqueza con provecho exclusivo. Copropietario de hacienda ganadera, la mejor que había en toda la ladera, recibía cuantiosas utilidades que lo llevaron a recorrer ciudades, saber del mundo con todos sus placeres y del embrujo de todas las mujeres. Por esto creyó, que no era de justicia seguir así si huérfanos de delicia, sus coterráneos en todo el ostracismo permanecían al borde del abismo. Acabó pues, con negocio seguro, para que el capital, visto en el futuro del desarrollo y del total empleo, cumpliera entonces su máximo deseo. En Berástegui, su cuna y heredad, una industria fundó con fe y con bondad. Allí vivieron del trabajo las gentes


que provinieron de todas las vertientes a repartirse la luz en plena noche para compartir su gesta sin derroche. Y de aquella mansión grata y pastoril, surgió un promisorio centro fabril donde hubo placentera paz y esperanza en el esplendor y la inicial bonanza. No era el momento, se equivocó de fecha. No esperaría, que para abrir la brecha, la técnica tuviera ya los canales y carreteras entre cañaverales. Cuando el fracaso grande se vino encima, los opulentos, que siguen en la cima acaparando la tierra y más ganado, le tildaron de loco y de fracasado; y el pito del “batey” dejó de escucharse y en los rostros el hambre empezó a notarse. Recuerdo bien las penas y sus angustias, su tristeza muda y las pupilas mustias que encontraron las sombras en esta vida antes de llegar a su final partida. La desolación fue cruel y fue fatal


más no por ello, tétrico su final. Cuando morir debía, yerto marchó, y el pueblo conmovido lo acompañó para despedirle hasta la sepultura y ser testigo de su inmortal bravura que le protegiera en posterior batalla como si fuere su escudo y su muralla. Después, en aquel sitio, los pobladores fueron víctimas de todos los rigores. Y en el fragor de la lucha y la inclemencia la lealtad brilló con su total vigencia. Y hoy, con resplandor de leyes y reformas, los nativos esperan, que tales normas les den con prelación a ellos, el derecho a poseer la tierra en su provecho, que con sudores y lágrimas regaron para recoger los sueños que sembraron, antes que los exégetas vividores lleguen a pedir la tierra y los honores. Cuando ello ocurra, si habrá de suceder, y en el pueblo el trabajo vuelva a encender la llama del amor con fe y fortaleza,


se entenderรก de tal hombre su grandeza. Enero 6 de 1965


PROLONGACION

Cuando declina ya la juventud y ansiamos retenerla con pasión para asir la perenne plenitud sabemos que vivimos de ilusión. Hecho lo que teníamos que hacer, un tétrico dilema nos acosa: vivimos sin proyectos que ofrecer o somos de la nada misteriosa. Dilema banal, lleno de laceria, pesimista, vacío, sin tesón; dilema que se inspira en la materia donde vierte su morbo el aguijón. Pero al creer en Dios y en sus designios, se nos ofrecen goces y pesares que nos muestran los plácidos dominios del Supremo Hacedor y sus cantares. Nunca terminarán nuestras faenas aunque ya cansados nos sintamos. Los hijos representan las cadenas


que prolongan la vida aunque partamos. Ellos prolongarán nuestra existencia; el pasado, con ellos, rememora; del presente, ellos son la trascendencia, y su futuro incierto nos devora. Jamás nuestra misión será inconclusa mientras haya alegrías y temores. Si se pierde la paz y huye la musa, con la fe, prolongamos los amores…

Montería, Junio 14 de 1966


CACERIA IMPOSIBLE

Cazo la injusticia en los tétricos tugurios y en los ostentosos barrios residenciales de las ciudades y las urbes pecadoras. La constato en los desafiantes latifundios; en la insensata placidez de los burgueses, y en los vehículos lujosos, que desbordan al peatón, y le fertilizan sus angustias. La presencio en los tenebrosos espectáculos; en la insolencia, con rasgos intelectuales, de la “nueva ola” desbordada en el abismo; en la insolencia, con rasgos intelectuales, de la “nueva ola” desbordada en el abismo; en la ágil intrepidez del intermediario, y la ambición sin fin del especulador. La odio en las oscuras y veloces riquezas, surgidas con voracidad y desenfreno. La siento en las tantas privaciones del pobre, y la rechazo en quienes sienten la laceria con provecho calculado y mucha astucia. La tolero en la mayoría de los mansos, porque le dejan la “vía libre” al soberbio, que al fin, se destruye, sin remedio posible. Mas, la auto-censuro cuando invade mis fueros


y la contemplo, sin gritar, en los demás. La desprecio, en fin, con altivez y arrogancia, en los exégetas virtuosos de ocasión que utilizan al prójimo como pretexto para enmascarar sus ansias y vanidades. Cazo la injusticia, sin poder hacer blanco en sus entrañas, para matarla doquiera ella impere. Y en todas partes prolifera. Pero no la alcanzo. Infructuosa cacería. Es bastante sagaz, y mucho más ligera. Se desplaza muy rápido; y yo tan despacio. Domina, sin causa, casi todo lo humano. Desdeña los lentos propósitos del justo, incomprensibles a las grandes multitudes que claman soluciones tangibles y prontas. Por esto, desisto de cazar lo imposible y me resigno a la tropelía imperante. Ya se acerca, sin duda, el caos colectivo. Todo lo presagia. Hasta en el gesto severo y la mirada soterrada, se presiente. Es en vano insistir y volver a porfiar. No supimos a tiempo, entender la verdad.

Montería, Septiembre 21 de 1966


SONETO DE CORONACION

Bastó imaginar tu garbo y tu sutil presencia para saber que los esplendores de la noche, se entregarían aquí, en noctámbulo derroche, para admirar tu gran belleza y tu imponencia. Demuestras en verdad que a pesar de la inclemencia, la vida misma, en medio del fatuo y el fantoche, se torna plácida, ante los dardos y el reproche, cuando se brinda la belleza sin opulencia. Y cuando tú, radiante, mensajera de auroras, te impones así, con atractivos naturales, y nos recibes una corona que no imploras. Y tu coronación es por esto tan sencilla. Y en las noches de gala, en todos los festivales, donde quiera que tú estés, serás la maravilla.

Montería, Enero 20 de 1967


CREPÚSCULO ANTE EL RIO A mi hija María Elena, que ayer me solicitó esta poesía y hoy se la escribí.

Yo, que digo lo que pienso y lo transmito en prosa, tengo ahora que escribir esta lírica poesía sin saber si me inspiro en una fragante rosa, o si en cambio, dedico al amor mi fantasía. Pero como me voy a alejar de tus orillas, con mucha sencillez y curado de jactancia, sólo tú, río Sinú!, con tus turbias maravillas, me brindas el recuerdo de tu feliz estancia. Por esto, con pesar te canto, río Sinú, y aunque no tan lejano de tu cauce estaré, no habré de ser, jamás, insensible como tú, y al faltarme tu bello paisaje, lloraré. Recordaré en el rigor del invierno tu leyenda, el tremendo peligro de tus desbordamientos que anuncia el peculiar olor de la “subienda” cuando sentirse llega el verano con sus vientos.


Te tuve mucho miedo en los días de creciente al contemplar la furia vagante de la espuma, el tedioso chirriar del batracio en la corriente y el denso cortinaje de la aurora y su bruma. Y compasión te tuve en el cálido verano al verte tan menguado cual débil filamento como si ya quisieras cesar en tu desgano y privar a la tierra ajena de tu sustento. Mas no quiero añorar hoy la luna en la ribera ni al pescador conforme con su modesto anzuelo ni a las pequeñas naves que alegran la ladera ni al legendario boga rendido ya en el suelo. Ni siquiera al paciente buscador de arena ni recordar al indio en su balsa primitiva ni a tales que aquí viven de tu tierra buena. Sólo tu incomparable crepúsculo cautiva! Los diversos matices en todo su derroche que pintan el ocaso del sol en lontananza anteceden el manto tendido de la noche y le dan al pintor, inspiración con bonanza. Río Sinú!, si algún día pudiera pintarte,


pues estás indeleble en mi bardo corazón, sólo me bastaría poder imaginarte, como siempre estarás, en mi lírica canción.

Montería, Agosto 28 de 1967


TRIBUTACIÓN A la memoria de mi hermano, el Teniente Jonás, muerto en acción heroica.

Hermano sacrificado yo te dejo mi plegaria en los cerros terminado, a tu muerte legendaria aún yo no me resigno ni a tu quietud lapidaria. Ya nadie evoca tu signo ni tu terrible calvario ni tu final que fue digno. Pues tú, anónimo en tu osario, mi compañero de cuna, caíste por temerario. El valor sin la fortuna termina bañado en sangre con recompensa ninguna. Paga tributo al desangre aunque te olvide la gente. Patriota de mi raigambre! Yace como eras: Valiente que yo rescato tu nombre con este canto ferviente que dedico a todo un hombre Montería, Febrero 18 de 1968


EN ESTE DÍA DE LA MADRE DE 1968

Madre. Concebir no puedo la oración precisa so riesgo de incurrir en repetición y plagio para describir tu faz severa o tu sonrisa. Para describir lo que de ti siento y presagio, lo que fue tu incesante amor y la ternura, la desinteresada caricia y tu contagio. Lo que preludia la reducción de tu figura, la arrugada piel y el surco tenue de la frente que reflejan tus penas y toda tu amargura. No podría ser, si lo quisiera, indiferente. Este es tu día, y si la inspiración feneciera, hoy, tan sólo tú, me la darías, nuevamente. Porque tendría que denunciar lo que sintiera, si por mi culpa tú te creyeras defraudada y en la senectud sólo vivieras de quimeras. Corresponder tu amor, jamás podré, vieja amada! y yo que a mi edad tengo la suerte de tenerte, todo lo daré por no pensarte acongojada. Y por no ver, por mucho tiempo, tu cuerpo inerte sumido en el recóndito solar de lo ignoto y en la ruta final que conduce hacia la muerte. Hoy, quisiera volver al pasado tan remoto! Montería, Mayo 12 de 1968


CONTRIBUCIÓN PROGRESIVA A quienes puedan plasmar esta figura.

Las gracias. ¡Señor!, por mi pena y mi dolor por la angustia ajena. Gracias por ser mi juez, por mantenerme angustiado, y lejos de la placidez a pesar de ser afortunado. Gracias, por los seres que me distraen, los que me colman de amor y de ternura, mientras los nuevos años pasan y me traen ya la soñada felicidad o la amargura. Gracias, por lo que soy y por sostener lo que poseo; gracias, por no ambicionar más de lo que tengo y me basta; por haber así limitado mi pasión y mi deseo, y ayudar a que el mundo no sucumba, por ambición nefasta.

Montería, Junio 23 de 1968


RECONOCIMIENTO AL “PORRO” COSTEÑO

El gran ritmo del porro conserva su vigencia, su autenticidad y su motivo pregonero. Su natural creación y su canto plañidero imponen la alegría con ritmo y con cadencia. El modernismo aquel, se le rinde con prudencia, y en el baile, como antes, “el viejo pelayero” histriona las piruetas del joven bullanguero y hace “guapirrear” al veterano con vehemencia. Los porros del pasado, campeones de las fiestas, reparten la alegría con ritmo y alborozo. Y siguen muy campantes sus notas tan enhiestas! Honor a sus autores que yacen olvidados. Honor a los cantores anónimos del gozo. Honor a ellos; honor a sus cantos perpetuados.

Montería, Julio 19 de 1968


PARADOJA Estos eneasílabos, para corresponder dedicatorias al poeta H. Galo.

Tú poeta. Cierto que lo eres. Eres tonto. Nadie te quiere. “Donde fueres haz lo que vieres.” Y el poeta de hambre se muere. En el tecnicismo y su reino, la producción por el deseo vale más que todo el ingenio del poeta y su devaneo. No seas iluso: despierta, aterriza y vuélvete abono de la tierra indescubierta. Deja tu fácil abandono. En lugar de cantar: trabaja. Como no tienes tierra propia vuélvete experto en la baraja mientras al otro se le expropia.


Recuerda tu ancestro “pijao”; alega que eres campesino; que sabes del sol, el “bijao”; la piña, el maíz y el bovino. Con el naipe gana dinero o con tienda de baratija o como genial “culebrero” que se expone por su partija. Vuélvete fatal agiotista, desorbitado intermediario, descarado contrabandista o circense por el denario. Gana dinero como sea, gana, gana, gánalo pronto; que la gente rico te vea en vez de poeta sin monto. Sólo así serás entendido. Amor platónico, no llores, porque serás correspondido por otros amores. No implores.


Pero no. No sirves para eso. Como eres, así morirás. Y cuando llegue tu deceso, tan sólo entonces, vivirás. Ten fe en Dios. Espera de veras. Si tu reino no es de este mundo vive tu vida como quieras y sigue tu sueño errabundo…

Montería, Agosto 3 de 1968


“SIN HERIR EL AMOR” Para Gloria Amparo, coautora de mi poesía.

Con fervor canto a los Checos para que todos los ecos pregonen su libertad y lloren su adversidad. Para que sepa la gente que sangre checa en vertiente, hoy por las calles de Praga redime la raza eslava del dolor y sufrimiento, vertida en el pavimento. Para que sepan y sepan, que aquéllos que nos increpan, para imponer sus ideas subyugan a las aldeas y las urbes clamorosas con sus gentes valerosas, que bien prefieren morir antes que el yugo sufrir. Y en la frágil democracia que puede tener la gracia de resolver los dilemas


de los pueblos con problemas, para que lo sepan todos: los izquierdistas y godos; los laicos y sacerdotes; los con dote y sin dotes; los militares sagaces, y también los incapaces, bueno es que sepan, en serio, que el pueblo en el cautiverio, no es buen “caldo de cultivo” ni mucho menos, olivo donde a sudar sus dolores acuden los vividores. La situación, sí, lo es tal y el mundo marcha tan mal, que sepan, que es peligroso: atizar y “hacerse el oso”; incitar para esconderse, desafiar para perderse; predicar sin tesis buena; pelear por ideas ajenas; proponer sin soluciones; abusar de las pasiones; ambicionar lo vedado,


y criticar con enfado. Cuál es pues, la solución? Que cumplamos la misión como leí con fervor: Sí, “sin herir el amor”. Montería, Agosto 21 de 1968


OTRA CORONACIÓN

En el imperio del tecnicismo artificial, prefiero tu reino: el de la belleza natural. Porque cuando la producción seriada es meta y bandera, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. Majestuosas y serenas! En el imperio de los calculismos, prefiero tu reino: el de la verdad sin ismos. Porque cuando los artificios irrumpen y proponen, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. Con diademas que se imponen! En el imperio de la productividad, prefiero tu reino: el de compartir la verdad. P me gusta admirar las Reinas en sus tronos. porque cuando se producen sudores en la factorías, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. Produciendo sonrisas de equidad! En el imperio de la intemperancia, prefiero tu reino: el de la tolerancia.


Porque cuando el amor brilla en las coronas, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. Radiantes de paz en abundancia! En el imperio de los problemas sociales, prefiero tu reino: el del equilibrio. Porque cuando la luz falta en las espinas, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. テ」idas de luz para las sombras! En el imperio de la indiferencia, prefiero tu reino: el de la sensibilidad social. Porque cuando el dolor prolifera en los pretiles, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. Tejiendo soluciones con prudencia! En el imperio de las uvas del rencor, prefiero tu reino: el de la gracia y el candor. Porque cuando el gesto se agrieta y endurece, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. Con suavidad de espiga que florece! En el imperio de las vanas ilusiones, prefiero tu reino: el de la elegancia de veras.


Porque cuando el oro y las piedras preciosas saben que no estorban en las canteras, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. Rutilantes y hermosas! Este es tu reino: el de esta noble sociedad que te quiere, admira y te corona. Y porque me gusta admirar las reinas en sus tronos JamĂĄs me niego a cantarles con efusividad. Menos ahora, en que a todos nos aturdes, con tus atributos y grandeza, Oh Lourdes! Y con tu nombre de milagro, para el mundo en descalabro!...

MonterĂ­a, Agosto 31 de 1968


INTEGRIDAD

Aspiro, como buen “caballero caminante”, perdurar. Y antes de la conquista del espacio recorrer el sendero que me falta, despacio, midiendo cada paso, mas siempre hacia adelante. Huir de todo lo decadente y aberrante. Permanecer, sin ser mediocre, como el topacio que sin ser tan vistoso, se mantiene reacio ante el esplendor sin par del oro y del diamante. Si para brillar mi numen, tendré que implorar la divulgación de mis ideales fulgurantes, prefiero sepultarme en el olvido a brillar. Y no llegar, por fin, a la meta imaginada donde quise acabar mis batallas incesantes y morir mejor con la conciencia insobornada.

Diciembre 8 de 1968


“DIOS A LA VISTA” Año mil novecientos, nuevo y sesenta y nueve sin saber si nos traes más penas o venturas, mientras los sabios retan a Dios en las alturas, y en la tierra, sin El, nada se hace ni se mueve. En el rigor del crudo verano o cuando llueve, la obra de Dios está en las montañas y llanuras. Y las generaciones presentes y futuras, ya lo verán, que todo cuando se hace, a Él se debe. No importa que en los predios del fatuo y el soberbio se desafíe a Dios y se niegue su existencia. Tal reto, mostrará su verdad y omnipotencia! Siempre nos ilumina la fuerza del proverbio. Si por pensar en lo espiritual y lo divino a la derrota nos hacemos; es el destino.

Enero 1 de 1969


BÚSQUEDA

Soy buscador de la verdad sin armas de fuego ni innecesarios debates. Mis versos, al servicio del amor y el labriego, brindan paz. Y no combates. No malgasto mi lucha desafiando fusiles con arengas y petardos. Los ímpetus de gloria, usados por los viles, terminan como los nardos, en oscuros tumultos por todos pisoteados; y en lugar de sus aromas, su cándida blancura y sus restos marchitados en los prados sin palomas. Libremos la lucha en las trincheras del amor: sin jugar al escondite. Hagámosle frente a la injusticia con fervor: sin pensar en el convite. Que nuestras armas, fragua de lógica y razón, desplacen la fuerza bruta. Que ante los dardos del mal, usemos el perdón en el resto de la ruta. Y después de luchar por el amor, si perdemos, mejor morir que matar.


Para que, cuando sea la verdad, la encontremos abatidos por amar. Marzo 24 de 1969


¿DÓNDE ESTAS? Para Amparo, que me siente y me comprende como yo la siento y la comprendo.

He resuelto gritar. ¿Dónde estás Cristo? Acaso, conforme en la Catedral? Fuera de sus portones, no eres tal? Quienes así te ven, jamás te han visto. Con mi fe desbordada, me resisto a no regar en la tierra la sal mientras renace por doquier el mal. De tu cabal doctrina no desisto! Por esto, te busco en los extramuros, a la intemperie, donde está el dolor, entre los justos y entre los perjuros. Por todas partes, donde más te hieren, donde te acecha el odio y el rencor, donde están los que sufren y te quieren.

Junio 14 de 1969


SERVICIO IMPERATIVO “Vuelve hermano Francisco” J. R. O Para doña Susana Burgos de García y para las Voluntarias de la Cruz Roja, que hoy reciben su diploma.

Si Francisco de Asís resolvió no más volver para salvar a la humanidad que se deshoja, os toca, voluntarias sin par de la Cruz Roja, cumplir su misionera labor y padecer. Como comprender a los demás, dejó de ser, y casi nadie de sus haberes se despoja para socorrer al pobre en su fatal congoja, os toca, Voluntarias, servir sin fallecer. Y tendréis la virtud de aliviar el sufrimiento y compartir la suerte ardua del dolor ajeno para diferenciar lo que es malo de lo bueno. Comprenderéis así, con denuedo y sin lamento, que en verdad vale la pena convivir sirviendo para poder, también en paz, continuar viviendo. Octubre 24 de 1969


MANIFIESTO AL AMANECER Perdí el tiempo? Lo perdí como el que pesca en los riscos como el labriego en el mar. Lo perdí como un cualquiera, como cualquier “mendiguero” en el zaguán del avaro. Lo perdí, ingenuamente, como cándido pastor en la guarida del lobo. Perdí el tiempo? Por supuesto. Si sabía de la gente, de su traición y maldad, de la ignorancia reinante, del poderío de aquéllos, de los ingratos, parásitos, en el imperio del odio. Perdí el tiempo? Tal vez no. Si luché por el cautivo sin cadenas, pero esclavo. Si luché por la justicia


social como yo la entiendo y la deseo. De veras. Creo que no perdí el tiempo. Conocí del mercenario su voluptuoso sendero. De quien soborna, su mal y su gélida grandeza. Del traidor, el justiprecio de su infeliz existencia. Supe del chisgarabís, del abyecto y del servil. Penetré en los tenebrosos dominios del vencedor y en el lúgubre solar de los tenaces vencidos. No perdí el tiempo. Gané. Mi causa no se subasta ni se venden mis ideales. Ni la victoria yo envidio ni la derrota me puede. Me quedo con los amigos porfiadores. Esperamos…


Este primero de mayo amanece, colombiano! La lucha no tiene fin.

Mayo 1 de 1970


LAMENTO PASAJERO El continuo milagro de aguantarme ya basta para tu sublimación. Olvídate de fatua devoción y quiéreme. Tú sabes cómo amarme. No te duela mi grito ni te alarme si digo que te falta la razón cuando tantos te infunden compasión. Tu destino es quererme y prodigarme! Pues no vale la pena el sacrificio si la gente lo clama y no agradece. La humanidad vencida no merece que ante la ingratitud y tanto vicio, tú malgastes el tiempo, inútilmente, cuando puedes quererme, solamente.

Agosto 14 de 1970


“DESPIERTA, COLOMBIA!” Despierta, mi Colombia! Yo lo dudo! Tu pueblo, analfabeto y tan cautivo, vejado, agradecido sin motivo, sigue quieto, conforme, sigue mudo. Yace tendido bajo el manto rudo; lo manejan con mísero incentivo; sobrevive, sudario del olivo, sometido a una ley, la del embudo. Los mandarines le brindan favores de sopor hasta verlo adormecido y reclamar a cambio los honores. Despierta mi Colombia! En tu letargo oye también mi grito adolorido. No malgastes mi lucha, sin embargo…

Montería, Diciembre 21 de 1970


LA QUERELLA Montería, Agosto 6 de 1971

Señor Doctor Enán Burgos Perdomo: En su finca, la cerca medianera con la mía, no sirve. Yo quisiera verla ya reparada. Le informo: Esto lo sabe su cuidandero, y como si la cosa importancia no tuviera, no compone un portillo tan siquiera: se pasa mi reclamo por el lomo. Hace tres días, muchas de sus vacas me están haciendo daño en unos pastos recién sembrados. Por lo que le ruego Poner todo el alambre y sus estacas; ese trabajo tiene poco gasto. Si quiere usted, se lo hago y paga luego. Juan Ramón Negrete Pérez


LA RESPUESTA A JUAN RAMÓN Montería, Agosto 7 de 1971

Mi buen amigo, Juan Ramón Negrete, me pide con cultura de otro andante, que repare la cerca colindante para que doce vacas y un torete no se coman su pasto, que es banquete para mis flacas reses en menguante. Te prometo, en verdad, que en adelante, recordaré mis dotes de jinete. Ganadero? Pues no. No es mi destino tal oficio. Tranquilo Juan Ramón. Sin gustarme el negocio del bovino atenderé gustoso tu reclamo. Gracias por tu finura y tu perdón. Disculpa que mi finca, no tenga amo. Enán Burgos Perdomo


Y DE QUÉ ME QUEJO YO? A mis colegas colombianos, en su día de 1971

Los que te alaban si aciertas te vituperan si yerras. Equivocarse es humano. Pero si tú te equivocas, pobre de ti!, que eres: soldado del sufrimiento; marinero de tormentas; torero de lo imposible, de la muerte inevitable; jinete de las penumbras; apóstol de los complejos; amigo de incertidumbre; guardián de la frágil vida; hermano de menosprecio; depositario de luz, capitán de las tinieblas! Y de qué me quejo yo? Pues grito por los demás. Por los que vienen atrás. Capitalista el Estado


explota tus ilusiones. En país no socialista tan sólo tu laborío socializado lo está. La justicia es por igual. Que socialicen el todo. Y de qué me quejo yo? Pues grito por los demás. Por los que vienen atrás. Que socialicen la banca. Que cesen los contratistas con las fuerzas de presión; los traficantes del vicio; los pusilánimes todos; los amorales; hipócritas, y los señores aquellos con mal habida fortuna. Y si en el gremio los hay, del gremio deben salir para que alcemos la faz, para poder yo gritar. Y de qué me quejo yo?


Pues grito por los demás. Por los que vienen atrás. Borrarse debe por siempre la mafia del privilegio, el negociado, la trampa. El traficante de influencia que deje de intervenir en la bursátil esfera. Que el trabajo honrado sea la fuente del desarrollo y del progreso común. Y de qué me quejo yo? Pues grito por los demás. Por los que vienen atrás. Sin diferencia de rangos, en este día yo canto: al sabio médico ungido, el del confort y arrogancia de las ciudades hermosas. Y al de los barrios humildes de las metrópolis esas


como al ignoto colega que lucha sin recompensa en la provincia olvidada. Y de qué me quejo yo? Pues grito por los demás. Por los que vienen atrás. Y grito, grito y más grito para que el médico nuevo deje de ser instrumento de gobernantes ufanos de la justicia social. Sociedad igualitaria. Ojalá fuera verdad. Pero no tan sólo a costa del proletario galeno. Que todos pongan su aporte si se quiere paz y pan si de Colombia se quiere que la justicia fulgure y resplandezca la fe. Y de qué me quejo yo?


Pues lucho por los demás. Por los que vienen atrás. Montería, Diciembre 3 de 1971


RESISTENCIA Pueblo!, deja de ser más explotado. Rechaza de una vez los opresores que te engañan con míseros favores. No te dejes mandar del potentado. Demuestra con valor que has despertado, que el fruto del trabajo y tus sudores será para tus férvidos amores porque no quieres ya ser manejado. Por esto, sin temor, grito, por ende, que luches sin cesar hasta morir. No olvides el final del gran Allende. Y mientras llega tu crucial servicio la consigna es luchar y resistir. No claudiques, por miedo al sacrificio!

Marzo 17 de 1974


VIEJO VERDE Taboada De Vivero, boticario, vino de Corozal a Montería con frascos y menjurjes que tenía y muy pronto volvióse millonario. Trabajó sin cesar tras de su armario. No descansó de noche ni de día pues le urgía vender lo que podía para salir de pobre proletario. Sus razones tendrá mi buen José para dejar sus nobles apellidos y preferir su “Pito” a lo que fue. El tiempo ni le arredra ni le muerte pues momentos eróticos vividos no turbarán su vida. VIEJO VERDE!

Montería, Octubre 5 de 1974


CONJUNCIÓN Yo te invito al amor intensamente con la fuerza total que me perdura para rendir tributo a tu hermosura sin importarme nada ni la muerte. Quiero vivir la vida plenamente, quiero ceñirme más a tu cintura, quiero tu solidez y tu ternura, quiero tu conjunción, únicamente. Sé que me quieres y que yo te quiero como nadie jamás amada has sido y nunca como yo nadie querido. Por lo cual, orgulloso de mi fuero, yo te brindo mi amor ya rebosado. Quiero sentirme más y más amado.

Montería, Abril 13 de 1975


“VUELVEN LOS CABALLOS” Que vuelvan los caballos. Ojalá. Para evocar los tiempos legendarios o para vanidad de los falsarios? El tiempo que se fue no volverá. Que vuelvan los caballos. No será. Tal vez para los tales millonarios que acrecientan con ellos sus denarios. Vale hoy más un caballo que el maná. Que vuelvan los caballos. Para qué? Para suplir la falta del petróleo? Dudo que el mundo vuelva a lo que fue. Los caballos de ayer no volverán. Se quedaron pintados en el óleo. Juguete para ricos no serán.

Agosto 7 de 1975


MUJER Tú, de niña, mujer en formación, y ya mujer serás, yo lo adivino, la fuerza tan vital de mi destino y la causa feliz de mi canción. La mujer es la paz de la creación; la que calma la sed del peregrino; es la estrella polar por el camino y la fuente de luz y de fruición. La mujer es el todo y la verdad; es la llave de amor y de esperanza, la inagotable veta de bonanza. A medida que crece la crueldad, sólo la mujer con su gran fulgor podrá salvar al mundo del terror.

Agosto 10 de 1975


A MEDELLIN, EN SU TRICENTENARIO Virgen María de la Candelaria, yo, que en mis horas de tanto pesar me postré muchas veces en tu altar, te dejo hoy con amor esta plegaria, cual si fuera mi lámpara templaria, para que no te dejes colocar la Cruz de Boyacá sobre el collar mientras que tu ciudad tricentenaria permanece sumida en la violencia y las uvas del odio, en tu presencia, se reparten en toda tu heredad. No dejes, por favor, condecorarte. Espera que tu pueblo vuelva a amarte y que encuentre de nuevo la verdad.

Noviembre 1 de 1975


TESTIMONIO Un año más o menos da lo mismo si me siento feliz con mi servicio. Yo enaltezco con ética el oficio y cumplo mi deber con humanismo. Rechazo la traición como el cinismo. Aquélla por nefasta como el vicio; éste por su farsante beneficio. Uno y otro conducen al abismo. Conforme estoy con mi moral victoria sin que por tal me sienta conformista pues sigo con tesón tras de la gloria. Orgulloso me siento de mi suerte. He sido luchador y no arribista. Puedo esperar tranquilo hasta la muerte!

Junio 14 de 1976


PATRIA CHICA Qué pasaría si volver quisiera al pueblo aquel de mi niñez florida, el que me dio la fuente de la vida donde brotó el amor por vez primera? Me moriría de pena si volviera, con mi generación envejecida, con la anterior a mí ya fenecida y sin la novia aquella que tuviera. Pero de todos modos, pueblo mío!, espérame pues nunca te olvidé. No me niegues tu albergue ni el rocío. Y si bajo los cerros terminado, quiero que sepas que en verdad te amé y que jamás estuve desterrado.

Octubre 30 de 1976


RESURRECCIÓN Ni lágrimas ni pétalos al viento. Yo soy valiente y como tal espero que nadie se conduela de mi duelo ni sufra tanto por mi sufrimiento. No malgasté la vida ni un momento en derrochar mi causa por dinero ni fui de la ambición su prisionero. Sólo rendí tributo al pensamiento. Cuando comienzo el resto de mi vida y detecto la tierra prometida sólo queda lograr la perfección. Y al recordar el verso de Porfirio, cuando leve mis anclas al martirio, Oh poesía! serás, resurrección!

Junio 14 de 1979


EPITAFIO La muerte de Sixto Ruiz pasó desapercibida porque él estudiante no era sino modesto albañil. Ninguna investigación. La prensa sólo informó que Sixto estudiante no era sino albañil nada más. Espiga sin florecer en la maleza brotada por no servir de ornamento tu savia no vale nada. Tu epitafio: Sixto Ruiz. Escribidlo con mayúsculas. Simplemente: SIXTO RUIZ. Porque fueres lo que fueras, tu signo sí pesará y recordado serás cuando amanezca de veras.

Montería, Agosto de 1979


SIN TÍTULO Un oasis de paz está bien en un mundo azotado por la violencia. John Lenon asesinado por cantar. Y en Colombia, recientemente, un compositor vallenato por lo mismo; dos profesores por enseñar; deportista ultimado; jueces acribillados; abogado ahorcado; médico masacrado. Y Sixto Ruiz desapercibido… Pero sobre todo, víctimas cotidianas de la injusticia social. Ignorancia, desempleo, hambre, desnutrición y por consiguiente, también la muerte. Qué sigue? Qué esperar? El veinticuatro de diciembre en la noche será una buena oportunidad, para meditar… Diciembre de 1980


EPÍLOGO Para Eugenio Sánchez Cárdenas que me entiende como yo lo entiendo. Amigo.

Brilla la luz en las espinas, pura. Al ostentoso brillo del diamante y del oro, prefiere un breve instante con la espina que frívola hermosura. Le gusta más su rústica bravura! Nadie por ella se hace traficante! Cuentan que alguna vez, un Semejante, de espinas, la corona que perdura, quiso ceñir su sien sangrante, de ella. Desde entonces, la luz en las espinas, si bien no brilla tanto, luce bella. Si de brillar dejó, queremos luz en el pan, el amor, en las retinas. La luz de las espinas, es la Cruz. Montería, Agosto 15 de 1972



LUCUBRACIONES CON ANGUSTIA Y ESPERANZA



“El efecto de toda civilización llevada al extremo es la sustitución del espíritu por la materia y de la idea por la cosa”. THEOPHILE GAUTIER

“Yo soy un trapero del tiempo; recojo todos los harapos que encuentro”. GREGORIO MARAÑON

“Aquí en la tierra, la obra de Dios es realmente la que nosotros mismos realicemos”. JOHN KENNEDY



PROLOGO Este podría ser preámbulo de un libro de mi senectud. He seleccionado estas composiciones poéticas, sin ínfulas literarias y sin aspirar al calificativo de “poeta”. Las dos cosas me aterran. En mi época de estudiante, como ejercicio para la memoria, me hice a la disciplina de aprenderme el mayor número posible de poesías, de diferentes épocas, géneros y autores. Y fue así como por mucho tiempo me dediqué a recitarlas, en las reuniones de amigos, como aporte cultural a esta clase de inquietudes, tan exóticas, en aquel entonces, en nuestro medio pastoril. Después, se me ocurrió cosechar, con producción buena o mala, con el fin de procurarme un pasatiempo. Y en los ratos de descanso ocupacional, me dediqué a esta inquietud del espíritu, como otros juegan dominó, asisten a las galleras, a los diversos espectáculos o a las tertulias y reuniones habituales, donde generalmente el prójimo es el epicentro. Esta podría ser una especie de poesía transaccional entre las normas de la poesía clásica y la moderna. Pero en todo caso, se trata de poesía realista, vivida y sentida. La imaginación y las cosas especulativas han estado fuera de mis inquietudes. Y si he resuelto publicar este folleto, lo he hecho, por satisfacer la curiosidad de algunos y el consejo de otros. Con las anteriores explicaciones, y sin pretender curarme en salud, la crítica que de este folleto pudiera derivarse, me interesará poco y me preocupará menos. Entre otras razones, porque me temo que los motivos de real inspiración me serían mezquinos de ahora en adelante. Y esto me obligará a refugiarme del todo en los entretenimientos comunes y corrientes. Enán Burgos Perdomo



A MI PADRE, EN EL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO

Él, no era del común denominador. Fue un ideólogo, visionario, creador, que bien prefirió el bienestar colectivo a la riqueza con provecho exclusivo. Copropietario de hacienda ganadera, la mejor que se recuerde en la ladera, recibía fáciles utilidades que permitían viajar por las ciudades, conocer el mundo con todos sus placeres, el corazón, el embrujo y las mujeres. Tal vez supuso, que no era de justicia seguir así, mientras faltos de delicia, sus coterráneos en todo el ostracismo permanecían al borde del abismo. Acabó pues, con negocio seguro, para que el capital, visto en el futuro, en el desarrollo y en el pleno empleo, cumpliera entonces su máximo deseo. En Berástegui, su cuna y heredad, una industria fundó con fe y con bondad. Allí encontraron trabajo muchas gentes


que provinieron de todas las vertientes a repartirse la luz en plena noche para compartir su gesta sin derroche. Y de aquella hacienda grata y pastoril, surgió un recio conglomerado fabril donde hubo placentera paz y esperanza en el esplendor y la inicial bonanza. No era el momento. Se equivocó de fecha. No esperaría, que para abrir la brecha, la técnica proyectara los canales y las vías entre los cañaverales. Cuando el gran fracaso se le vino encima, los opulentos, que siguen en la cima acaparando la tierra y más ganado, le tildaron de loco y de fracasado cuando el pito del “batey” dejó de oírse y en el pueblo el hambre comenzó a sentirse. Recuerdo su soledad y sus angustias, su tristeza ruda y sus pupilas mustias que encontraron las sombras en esta vida antes de llegar a la final partida. La desolación así le fue fatal.


Pero no fue desolado su final. Cuando de este mundo, yerto se marchó, el pueblo muy conmovido se ensanchó para despedirle hasta la sepultura y dejar consigo su genial bravura que le protegiera en posterior batalla cual tremendo escudo y singular muralla. Después, en aquel lugar, los pobladores fueron víctimas de todos los rigores. Y en el auge del dolor y la inclemencia la lealtad mantuvo su total vigencia. Y hoy, con promisorias leyes y reformas, los moradores esperan, que las normas les den con prelación a ellos, el derecho a poseer esa tierra con provecho, que con sudores y lágrimas regaron para recoger los sueños que sembraron, antes que exégetas y aprovechadores lleguen a pedir la tierra y los honores. Cuando ello ocurra, si habrá de suceder, y en el pueblo el trabajo vuelva a encender la llama de fe, salud y fortaleza,


de aquĂŠl hombre, cantarĂĄse su grandeza. Enero 6 de 1965


CANTO LIBRE A UN CAMPESINO MUERTO Era como cualquier otro campesino, típico hombre de rudezas y pasiones, supeditado al azar de las cosechas, con mujer y sus cuatro hijos enfermos de estar hacinados con las privaciones. Pero vivía tan libre de sospechas con su miseria a cuestas, y sin sentirla. Cuidaba su parcela con gran fe ardiente y se ayudaba, como buen jornalero, en los latifundios del terrateniente. Manejaba su machete con destreza y era asiduo domador de la pobreza!. Con frecuencia se embriagaba, por supuesto, cuando lo quería, con cualquier pretexto. Pero lograba vivir como podía!. Analfabeto, mal pago y mal vestido; pálido, parasitado, desnutrido, se reía quedo de su mala suerte esperanzado todavía en los políticos que su vereda solitaria acudían a ofrecer escuelas, vías, techo y puente. Fastidiado de su vida desgreñada,


un día remoto se fue a la ciudad en procura de mejores horizontes!. Pero la ciudad, desindustrializada, no puede ocupar a tantos campesinos que deambulan al garete por los montes!. Y como carecía de intercesores para ingresar a la nueva burocracia, a su choza volvió lleno de temores. Recurrió a su muy rudimentario arado y pronto volvió a sentirse satisfecho, alejado de aventuras sin provecho, en su “cuarterón” de tierra cultivado. Se alegró con el aumento de jornales, pero fue fugaz su inútil alegría, al comprobar, sin esfuerzos naturales, que los aumentos de nada le servían, porque los artículos imprescindibles, como todo, mucho más, subido habían. Como no creía en la reforma agraria se enroló en la más cercana carretera a trabajar en pesada maquinaria. Buscaba así mejor pago por jornada para despedir a su rula envainada! Varios meses han pasado de su muerte.


Cuentan los vecinos, que una tarde gris una máquina le rompió la frente!. No fue masacrado por el bandolero como muchos campesinos colombianos. Pero fue trágico su último sendero!. Así acabó su vida este buen jinete que no debió despedirse del machete!. Hoy, los rudos artefactos enmohecen, mientras, además, los cuatro hijos crecen para sufrir por idénticos motivos y acabar también, sin duda, en los olivos!.

Montería, Octubre de 1964


SONETO CURATIVO Del pobre su fatal miseria siento, y así la palpo en mis ocupaciones donde a contar sus penas y aflicciones acude el pueblo en su total lamento. Para hallar curación al sufrimiento se escriben muchas leyes y versiones cuando pleno de amor y soluciones Jesucristo dejó su testamento. Con fervor y abundante caridad es posible la tragedia evitar, si pedimos de Dios, su gran bondad. Y si además, dejamos ambiciones para darnos de lleno a meditar en lo vano del lucro y las pasiones.

Montería, Septiembre de 1964


ELEGÍA: NOSOTROS SOMOS LOS VIEJOS? A los cursillistas de cristiandad

Muertos están los viejos profesores, y aquéllos, los amigos de otros años, perecieron en todos sus albores. Conmigo marchan mis contemporáneos hacia el final de tiempos placenteros, sin excepción, nativos y foráneos. Los mayores, los viejos consejeros, pocos viven, con plena lucidez, para contarnos cuentos agoreros. Los hijos crecen con gran rapidez, se pasan a un torrente de inquietud, y nos llevan, con prisa, a la vejez. Quienes siguen aquella juventud, al vernos con riquezas aparentes, nos acosan con ansia y sin virtud. Las canciones, tan gratas y fervientes,


se cambiaron por notas bulliciosas que reflejan costumbres decadentes. Las artes, del pasado tan gloriosas, se trocaron en obras sin valor, espectaculares y novedosas. Y en este mundo, lleno de estupor, puede ser, nosotros somos los viejos que confiamos en Cristo Redentor. Puede ser, nosotros somos los viejos que al renacer, con la fe acrecentada, a煤n cantamos sin estar muy lejos. Crece el amor en la mujer amada. El coraz贸n tiene ritmos normales. Queda esperanza y luz en la jornada! Nada importa que presagios fatales nos hagan vacilar y fallecer. Hay que curar al mundo de sus males! Porque con Cristo, prestos a vencer,


y con mucha fe en su social doctrina, la evoluci贸n en paz, es menester. Esto clama, su palabra divina.

Monter铆a, Octubre de 1964


RETORNO Barcelona, España, Mayo 17 de 1958. A Amparo en su cumpleaños.

De nuevo el túrbido río en su pastura; y otra vez, el sol radiante en la mañana, la nítida silueta de tu hermosura, proyectará sobre la tierra sinuana. Y el mendigo y los que venden por la calle; las tierras ajenas; los días ardientes; los campesinos regados por el valle, y en tantas mansiones, las clases pudientes. De nuevo el enfermo confiado que viene, el que sabe padecer y nos alienta; y también el que desconfianza nos tiene y con cualquier pretexto fatuo, se ausenta. Y si de nuevo, ni más odios ni injurias ni negras venganzas ni adiós preocupado ni muertes violentas ni tristes penurias. Tan sólo el amor; y el dolor olvidado!.


Después en la noche, el ya grisáceo río, y otra vez, la luna plena de belleza, lucirá tu cuerpo claro con el mío para reunirnos después de la tristeza!.


PROLONGACION Cuando desvanece la juventud y ansiamos retenerla con pasión para asir la perenne plenitud, sabemos que vivimos de ilusión. Hecho lo que teníamos que hacer, un tétrico dilema nos acosa: vivimos sin proyectos que ofrecer o somos de la nada misteriosa. Dilema banal, lleno de laceria, nadaísta, fatuo, devastador; dilema que se inspira en la materia donde crecen las uvas del dolor. Pero al creer en Dios y sus designios, se nos ofrecen goces y pesares que nos muestran los plácidos dominios del Supremo Hacedor y sus cantares. Nunca terminarán nuestras faenas aunque desesperados nos sintamos. Los hijos representan las cadenas que prolongan la vida aunque partamos. Ellos prolongarán nuestra existencia; el pasado, con ellos, rememora; del presente, ellos son la trascendencia, y su futuro incierto nos devora. Jamás nuestra misión será inconclusa mientras haya alegrías y temores. Si se pierde la paz y huye la musa, con la fe, prolongamos los amores… Montería, Junio 14 de 1966


ROMANCE MAYOR A LO IMPOSIBLE Cazo la injusticia en los tétricos tugurios y en los ostentosos barrios residenciales de las ciudades y las urbes pecadoras. La constato en los desafiantes latifundios; en la insensata placidez de los burgueses, y en los vehículos lujosos, que desbordan al peatón, y le fertilizan sus angustias. La presencio en los grotescos espectáculos; en la insolencia, con rasgos intelectuales, de la “nueva ola” desbordada en el abismo; en la insolencia, con rasgos intelectuales, de la “nueva ola” desbordada en el abismo; en la ágil intrepidez del intermediario, y la ambición sin fin del especulador. La odio en las oscuras y veloces riquezas, surgidas con voracidad y desenfreno. La siento en las tantas privaciones del pobre, y la rechazo en quienes sienten la laceria con provecho calculado y mucha astucia. La tolero en la mayoría de los mansos, porque le dejan la “vía libre” al soberbio, que al fin, se destruye, sin remedio posible. Mas, la auto-censuro cuando invade mis fueros


y la contemplo, sin gritar, en los demás. La desprecio, en fin, con altivez y arrogancia, en los exégetas virtuosos de ocasión que utilizan al prójimo como pretexto para enmascarar sus ansias y vanidades. Cazo la injusticia, sin poder hacer blanco en sus entrañas, para matarla doquiera ella impere. Y en todas partes prolifera. Pero no la alcanzo. Infructuosa cacería. Es bastante sagaz, y mucho más ligera. Se desplaza muy a prisa; y yo tan despacio. Domina, sin causa, casi todo lo humano. Desdeña los lentos propósitos del justo, incomprensibles a las grandes multitudes que claman soluciones tangibles y prontas. Por esto, desisto de cazar lo imposible y me resigno a la tropelía imperante. Ya se acerca, sin duda, el caos colectivo. Todo lo presagia. Hasta en el gesto severo y la mirada soterrada, se presiente. Es en vano insistir y volver a porfiar. No supimos a tiempo, entender la verdad.

Montería, Septiembre 21 de 1966


SONETO DE CORONACION Bastó imaginar tu garbo y tu sutil presencia para saber que los esplendores de la noche, se entregarían aquí, en noctámbulo derroche, para admirar tu gran belleza y tu imponencia. Para saber, que a pesar de tanta inconsecuencia, la vida misma, en medio del fatuo y el fantoche, se torna plácida, ante los dardos y el reproche, cuando se reparte la belleza con esencia. Y cuando Tú, Reina nuestra, tan plena de auroras, te impones así, con atractivos naturales, y nos recibes una corona que no imploras. Y tu coronación es por esto tan sencilla. Y en las noches de gala, en todos los festivales, donde quiera que tú estés, serás la maravilla.

Montería, Enero 20 de 1967


CREPÚSCULO ANTE EL RIO A mi hija María Elena, que ayer me solicitó esta poesía. Y hoy se la escribí.

Yo, que lo que siento digo y lo transmito en prosa, tengo ahora que escribir esta lírica poesía sin saber si me inspiro en una fragante rosa, o si en cambio, le dedico al amor mi fantasía. Pero como me voy a alejar de tus orillas, con bastante sencillez y libre de jactancia, sólo tú, río Sinú, con tus turbias maravillas, me deparas el recuerdo de tu grata estancia. Por esto, con nostalgia hoy te canto río Sinú, y aunque no tan lejos de tu cauce seguiré, no habré de ser, jamás, insensible como tú, y al faltarme pronto tu paisaje, lloraré. Recordaré en el rigor del invierno tu leyenda, el tremendo peligro de tus desbordamientos que precede al peculiar olor de la “subienda” cuando se aproxima ya el verano con sus vientos. Te tuve mucho miedo en los días de creciente al contemplar la furia vagante de la espuma, el tedioso ruido del batracio en la corriente y el denso miraje de la aurora con su bruma. Y te tuve tanta compasión en el verano al verte tan lánguido como un débil filamento como si ya fueras a cesar en tu desgano


y a la tierra, tan ajena, privar de tu sustento. Mas no quiero hoy añorar la luna en la ribera ni al pescador conforme con su modesto anzuelo ni a las pequeñas naves que alegran la ladera ni al viejo y lejano boga amigo del abuelo. Ni siquiera al paciente buscador de arena ni al desdichado indio en su balsa primitiva ni al dichoso propietario de tu tierra buena. Sólo tu incomparable crepúsculo cautiva! Los diversos matices en todo su derroche que pintan el ocaso del sol en lontananza anteceden el inmenso manto de la noche y dan al pintor, naturaleza con bonanza. Oh río Sinú!, si algún día pudiera pintarte, pues has quedado indeleble en mi imaginación, sólo me bastaría poder imaginarte, como tal te llevaré, en mi lírica canción.

Montería, Agosto 28 de 1967.


TRES LUSTROS DESPUES A la memoria de mi hermano, el Teniente Jonás, muerto en acción heroica.

A tu muerte legendaria aún yo, no me resigno ni a tu quietud lapidaria. Ya nadie evoca tu signo ni tu terrible calvario ni tu final que fue digno. Pues tú, anónimo en tu osario, mi compañero de cuna, caíste por temerario. El valor sin la fortuna termina bañado en sangre con recompensa ninguna. Paga tributo al desangre aunque te olvide la gente. Patriota de mi raigambre!. Yace como eras: Valiente que yo rescato tu nombre con este canto ferviente que dedico a todo un hombre.

Montería, Febrero 18 de 1968


EN ESTE DÍA DE LA MADRE DE 1968 Madre: no puedo concebir la oración precisa so peligro de incurrir en sutileza y plagio para describir tu gran nobleza y tu sonrisa. Para describir lo que de ti siento y presagio, lo que fue tu permanente amor y tu ternura, tu desinteresada caricia y tu contagio. Lo que significa tu reducida figura, tu arrugada piel y el surco tenue de tu frente que reflejan tu pesada cruz y tu amargura. No podría ser, aunque quisiera, indiferente. Este es tu día, y si la inspiración feneciera, hoy, tan sólo tú, me la darías, nuevamente. Porque tendría que denunciar lo que sintiera, si por mis fracasos, te encontraras defraudada y en tu senectud aún vivieras de quimera. Es imposible corresponderte, Vieja amada! y yo, que a mi edad tengo la suerte de tenerte, todo lo daría, por no pensarte anonadada. Y por no ver, por mucho tiempo, tu cuerpo inerte sumido en la cruel incertidumbre de lo ignoto y en la encrucijada inevitable de la muerte. Desde mi refugio tan recóndito y remoto!. Montería, Mayo 12 de 1968


CONTRIBUCIÓN PROGRESIVA

A quienes puedan plasmar esta figura.

Las gracias. ¡Señor!, por mi pena y mi dolor por la angustia ajena. Gracias por ser mi juez, por mantenerme angustiado, y lejos de la placidez a pesar de ser afortunado. Gracias, por los seres que me distraen, los que me colman de amor y de ternura, mientras los nuevos años pasan y me traen ya la soñada felicidad o la amargura. Gracias, por lo que soy y por sostener lo que poseo; gracias, por no ambicionar más de lo que tengo y me basta; por haber así limitado mi pasión y mi deseo, y ayudar a que el mundo no sucumba, por ambición nefasta.

Montería, Junio 23 de 1968


RECONOCIMIENTO AL “PORRO” COSTEÑO

El gran ritmo del porro conserva su vigencia, su autenticidad y su motivo pregonero. Su natural creación y su canto plañidero imponen la alegría con ritmo y con cadencia. El modernismo aquel, se le rinde con prudencia, y en el baile, como antes, “el viejo pelayero” histriona las piruetas del joven bullanguero y hace “guapirrear” al veterano con vehemencia. Los porros del pasado, campeones de las fiestas, reparten la alegría con ritmo y alborozo. Y siguen muy campantes sus notas tan enhiestas! Honor a sus autores que yacen olvidados. Honor a los cantores anónimos del gozo. Honor a ellos; honor a sus cantos perpetuados.

Montería, Julio 19 de 1968


PARADOJA Estos eneasílabos, los más difíciles según los doctos en la materia, para corresponder dedicatorias al poeta H. Galo (A pesar de su V por B.)

Tú poeta. Cierto que lo eres. Eres tonto. Nadie te quiere. “Donde fueres haz lo que vieres.” Y el poeta de hambre se muere. En el tecnicismo y su reino, la producción por el deseo vale más que todo el ingenio del poeta y su devaneo. No seas iluso: despierta, aterriza y vuélvete abono de la tierra indescubierta. Deja tu fácil abandono. En lugar de cantar: trabaja. Como no tienes tierra propia vuélvete experto en la baraja mientras al otro se le expropia.


Recuerda tu ancestro “pijao”; alega que eres campesino; que sabes del sol, el “bijao”; la piña, el maíz y el bovino. Con el naipe gana dinero o con tienda de baratija o como genial “culebrero” que se expone por su partija. Vuélvete fatal agiotista, desorbitado intermediario, descarado contrabandista o circense por el denario. Gana dinero como sea, gana, gana, gánalo pronto; que la gente rico te vea en vez de poeta sin monto. Sólo así serás entendido. Amor platónico, no llores, porque serás correspondido por otros amores. No implores.


Pero no. No sirves para eso. Como eres, así morirás. Y cuando llegue tu deceso, tan sólo entonces, vivirás. Ten fe en Dios. Espera de veras. Si tu reino no es de este mundo vive tu vida como quieras y sigue tu sueño errabundo…

Montería, Agosto 3 de 1968


“SIN HERIR EL AMOR” Para Gloria Amparo, coautora de mi poesía.

Con fervor canto a los Checos para que todos los ecos pregonen su libertad y lloren su adversidad. Para que sepa la gente que sangre checa en vertiente, hoy por las calles de Praga redime la raza eslava del dolor y sufrimiento, vertida en el pavimento. Para que sepan y sepan, que aquéllos que nos increpan, para imponer sus ideas subyugan a las aldeas y las urbes clamorosas con sus gentes valerosas, que bien prefieren morir antes que el yugo sufrir. Y en la frágil democracia que puede tener la gracia


de resolver los dilemas de los pueblos con problemas, para que lo sepan todos: los izquierdistas y godos; los laicos y sacerdotes; los con dote y sin dotes; los militares sagaces, y también los incapaces, bueno es que sepan, en serio, que el pueblo en el cautiverio, no es buen “caldo de cultivo” ni mucho menos, olivo donde a sudar sus dolores acuden los vividores. La situación, sí, lo es tal y el mundo marcha tan mal, que sepan, que es peligroso: atizar y “hacerse el oso”; incitar para esconderse, desafiar para perderse; predicar sin tesis buena; pelear por ideas ajenas; proponer sin soluciones; abusar de las pasiones;


ambicionar lo vedado, y criticar con enfado. Cuál es pues, la solución? Que cumplamos la misión como leí con fervor: Sí, “sin herir el amor”. Montería, Agosto 21 de 1968


POEMA DE CORONACIÓN A Lourdes Pineda Cabrales

En el imperio del tecnicismo artificial, prefiero tu reino: el de la belleza natural. Porque cuando la producción seriada es meta y bandera, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. Majestuosas y serenas! En el imperio de los calculismos, prefiero tu reino: el de la verdad sin ismos. Porque cuando los artificios irrumpen y proponen, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. Con diademas que se imponen! En el imperio de la productividad, prefiero tu reino: el de compartir la verdad. P me gusta admirar las Reinas en sus tronos. porque cuando se producen sudores en la factorías, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. Produciendo sonrisas de equidad! En el imperio de la intemperancia,


prefiero tu reino: el de la tolerancia. Porque cuando el amor brilla en las coronas, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. Radiantes de paz en abundancia! En el imperio de los problemas sociales, prefiero tu reino: el del equilibrio. Porque cuando la luz falta en las espinas, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. テ」idas de luz para las sombras! En el imperio de la indiferencia, prefiero tu reino: el de la sensibilidad social. Porque cuando el dolor prolifera en los pretiles, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. Tejiendo soluciones con prudencia! En el imperio de las uvas del rencor, prefiero tu reino: el de la gracia y el candor. Porque cuando el gesto se agrieta y endurece, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. Con suavidad de espiga que florece! En el imperio de las vanas ilusiones,


prefiero tu reino: el de la elegancia de veras. Porque cuando el oro y las piedras preciosas saben que no estorban en las canteras, me gusta admirar las Reinas en sus tronos. Rutilantes y hermosas! Este es tu reino: el de esta noble sociedad que te quiere, admira y te corona. Y porque me gusta admirar las reinas en sus tronos JamĂĄs me niego a cantarles con efusividad. Menos ahora, en que a todos nos aturdes, con tus atributos y grandeza, Oh Lourdes! Y con tu nombre de milagro, para el mundo en descalabro!...

MonterĂ­a, Agosto 31 de 1968


Enán Burgos Perdomo nació en Berástegui, el 14 de junio de 1926. Hijo del general Francisco Burgos y María Perdomo. Hizo la primaria en Ciénaga de Oro y Cereté, y parte de la secundaria en Cartagena. Terminó su bachillerato en el Colegio San Ignacio de Medellín. Afirmaba que la formación recibida de los Jesuitas fue determinante en muchos de los aspectos de su vida. Estudió medicina en la Universidad de Antioquia. Graduó en 1952. Allí conoció a Tulio Bayer, condiscípulo suyo, por quien siempre tuvo una gran admiración (Bayer lo recordará igualmente en “Carta Abierta a un Analfabeta Político”). Casó con doña Amparo Arango Moreno, de cuya unión hubo cinco hijos: Gloria Amparo, María Elena, Cristo Enán, Bernardo Rafael y Francisco Javier. En 1953 la familia se estableció en Montería. El médico es nombrado Director de los Servicios de Salud de Córdoba, cargo que ejerce por varios años. En 1957 viaja a Barcelona e ingresa al Instituto Barraquer, donde se especializa en Oftalmología. De regreso al país incursiona fugazmente en la política y es elegido Senador. En 1963 es designado Alcalde de Montería. “Siempre estuvo dedicado de lleno a su profesión; sin embargo, la medicina no fue su único ideal; también quiso combinar su altruismo con la política, pero las artimañas y el manejo inadecuado que hacían de ella lo desilusionaron y le hicieron abandonar sus buenas intenciones” (Amparo de Burgos).


En 1968 publicó “Lucubraciones con Angustia y Esperanza”, una selección de poemas de los años 60. Su nombre siempre fue solicitado para servir de jurado en los concursos literarios que se convocaban a nivel departamental. Sus poemas siguieron apareciendo en periódicos y revistas de la región. De ellos quedó un poemario inédito: “La Luz Brilla en las Espinas”. El médico poeta falleció el 25 de octubre de 1986. El día de su sepelio, el doctor Alvaro Bustos Berrocal pronunció las siguientes palabras: “Enán Burgos fue un hombre de alma generoso… Nunca intereses materiales primaron sobre su inmensa capacidad de servicio. El ejercicio de su profesión fue un magisterio y un apostolado que nadie jamás podrá olvidar. No fue un poeta de oficio; tampoco lo fue clandestino. Fue más bien un poeta de la intimidad…”

Francisco Burgos Arango


LA LUZ BRILLA EN LAS ESPINAS Fue publicado digitalmente Por Pleamar Digital El 25 de octubre de 2011 Un día brillante de otoño Para conmemorar los 25 años De la desaparición del poeta Enán Burgos Perdomo Montpellier – Francia


Signature numérique de Enán Burgos DN : cn=Enán Burgos, c=FR, o=PLEAMAR, ou=Poesía, email=enanburgos@gmail.com Motif : Soy el editor de este documento Lieu : Montpellier France Date : 2011.10.06 14:13:51 +02'00' El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece penas de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización.

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