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Ser o no ser un Citizen Developer

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Ser o no ser un Citizen Developer

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Por: Ignacio Gómez

El entorno cambiante de las organizaciones es así: después de mucha preparación y estudio para sentirnos cómodos con la tecnología actual, llega una nueva que redefine nuestra forma de trabajar y ser más competitivos ante un entorno desafiante. Una de las consecuencias, es que en ciertos momentos la demanda de desarrolladores de software llega a rebasar la oferta pero ¿la solución es formar más y más desarrolladores?.

La revolución del Citizen Developer responde a esta pregunta con un reto: crear aplicaciones de bajo código o no código (LCNC por sus siglas en inglés), donde los creadores no son desarrolladores de tiempo completo, sino responsables de áreas que necesitan aplicaciones para resolver problemas. Para una explicación del significado de bajo código o no código, recomiendo visitar el sitio https://www.ibm.com/cloud/blog/low-code-vs-nocode.

Existen herramientas muy conocidas como Microsoft Powerapps® y Google Appsheet®, donde puedes crear una app de tu autoría seleccionando opciones sin escribir una línea de código. Sin embargo existen varias consideraciones a tomar en cuenta; porque una app bien hecha requiere disciplina y orden. El PMI define al “citizen developer’’, como la persona que puede desarrollar aplicaciones sin conocimiento de código, pero normalmente con el apoyo del departamento de TI. Asimismo ha desarrollado rutas de formación y conocimiento para hacer de esto una realidad.

Para que el trabajo del citizen developer sea exitoso, se recomienda seguir estándares y administrar los riesgos de manera que las aplicaciones no sean efímeras, no documentadas e intrascendentes.

Este riesgo se conoce como Shadow IT y ocurre cuando se desarrollan aplicaciones sin los estándares requeridos por el área de Tecnología de Información y que garantizan la integración y la continuidad dentro de la organización.

Ser un citizen developer o promover que otros lo sean, tiene varias ventajas como: sustraer tareas repetitivas y de corto alcance de las áreas de TI para que su enfoque sea más estratégico, al tiempo que delegan responsabilidad a los líderes de áreas para que desarrollen sus propias soluciones y en muchos casos disfruten más su trabajo al sentirse empoderados.

Ser un citizen developer es también una responsabilidad porque las aplicaciones creadas deben estar alineadas con la estrategia de negocio y resolver problemas reales. En la medida que lo adoptemos, el futuro de las aplicaciones de bajo código podrá ser sorprendente al grado que para 2023 el número de citizen developers en las grandes empresas podría superar en cuatro veces al número de desarrolladores profesionales.

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