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La esencia de las palabras: El valle de los arándanos

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Empieza una semana más y como hace mil años, queremos ir de mercado. ¿Dónde? El lunes, a Tremp; el martes, a Sort; el miércoles, a La Pobla; el jueves, a Vielha; el viernes, a El Pont; el sábado, a La Seu; y el domingo... ¡a Esterri, a Esterri d'Àneu ! ¡Mercados contemporáneos, hijos de los mercados medievales donde la gente de los pueblos y pueblecitos acudían a vender sus excedentes en el marco de una sociedad de autoconsumo y de intercambios! Mercados hoy más complejos donde la voluntad del euro o del dólar han añadido productos no tan excedentarios que uno duda, con recelo, si tendrían que venderse o no. Sin embargo no entraremos en detalles electrónicos. ¡La Tierra gira como siempre! ¡De oeste hacia este! Perdón, gira y tiembla, como durante los casi últimos cinco mil millones de años, sobre sí misma, en torno al Sol o en un contexto galáctico mucho más universal, dijera lo que dijera, hace unos cuantos siglos, el cuestionado Ptolomeo. Ahora bien, volviendo a la realidad de la Tierra, entre verduras, hortalizas, frutos y frutas que se compraban o se vendían en los mercados de la Edad Media o porque no, en los actuales, tenemos una duda: ¿se podían comprar, a buen precio, arándanos? Naions en el Pallars y la Ribagorça; anajons, auajons o abajonsen Arán; airellesen el Arièja; nabiusen Cataluña; arándanos en tierras de Castilla; myrtillesen el interior de Francia; huckleberrya la lejana Inglaterra victoriana! ¿Qué demonios deben tener de especial estos frutos del género Vacciniumpara que se conozcan con tantos nombres diferentes en medio mundo pirenaico y parte del extranjero? Los arándanos, una y primera, son un fruto atractivo y comestible. Crece de una planta pequeña, de un par de palmos de altura, color verde claro, que se habitúa a esconder tímidamente en los sotobosques subalpinos, bajo las sombras protectoras de los rododendros ribagorzanos y pallareses. ¿Cómo son? De hojas pequeñas, flores blancas y frutos azules. ¿Cómo crecen? En grupos, los veranos de julio y agosto según las alturas. ¡Ah! Y manchan, ensucian y pringan... los labios, la lengua, el estómago, durante horas, días o a saber hasta cuándo. ¿Pero cuál es la equidistancia que hay entre los arándanos

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y los pueblos de los Pirineos? ¿Los veinte metros que se aplican normalmente en los mapas topográficos a escala unoventicincomil? ¡No seamos corzos! Escalas numéricas o gráficas aparte, los arándanos son el origen toponímico de los Valles o les Valls... les Valls d’ Àneu!! ¡Sí, Valls d’Àneu ! ¿Por qué? ¡Porque Àneu, ni más ni menos, viene de arándano! ¡ Les Valls d’Àneu, situadas en la cabecera del Pallars Sobirà-a pesar de que le duela a algún historiadorson la tierra de los arándanos! ¿Cuántas especies de arándanos se han encontrado en la zona alta del Pallars? De momento, tres: uno, el común (Vaccinium myrtillus); dos, el negro ( Vaccinium uliginosum); y tres, el rojizo (Vaccinium vitis-idaea), este último, no hace muchos meses. ¡Que abundancia! ¿Pero aún hay más? De momento, que sepan los botánicos y los habitantes de este valle, los aneuencs, no. ¡ Àneu! ¡Valle o Valles d’Àneu!¡Esta pequeña comarca no reconocida oficialmente pero con una personalidad geográfica e histórica propia queda definida por un valle principal, capitaneado por la nórdica Noguera Pallaresa que flirtea por pocos metros su salida hacia el Atlántico. Y por toda una serie de valles laterales suspendidos -en el sentido geomorfológico de la palabra- que hacen de sus 400 km2 una maravilla natural y cultural de los Pirineos, nuestros queridos Pirineos. Repasemos un poco su historia. Àneues y ha sido una tierra de fronteras cambiantes. Situada en el vértice de tres dialectos pirenaicos -el pallarés, el ribagorzano y el aranés- tuvo durante muchos siglos, un régimen político y jurídico propio, basado en usos, costumbres y privilegios antiquísimos. Pero un rey Borbón, Felipe V, los cortó de raíz con un funesto Decreto, conocido por todos como el Decreto de Nueva Planta, de tan malo recuerdo para los catalanes y los pirenaicos, con la única excepción de los araneses realistas que mantuvieron sus privilegios y costumbres autonomistas. Àneu, por lo tanto, tuvo gobierno y leyes propias: una Corte, un Consejo, una Casa del Valle, donde se reunían, discutían y decidían los representantes legítimos de todos los pueblos y cuadras.¡Del Pagus Anabiensis, documentado en el siglo IX, a les Valls de Àneudel XIV, pasando por la tierra de Anabi, se fue cohesionando un territorio áspero y costero, primero visto como pobre pero después rico, riquísimo en recursos naturales que, ahora no recuerdo bien, si ya lo hemos escrito, un rey Borbón cortó de raíz! ¿Os sonaba este monarca gabacho de raíces gasconas? La siguiente cuestión es donde carajo estaba cuando hacía falta, otro señor, conocido como Hug Roger III. Conde del Pallars, Mataplana y Cardona durante 40 años vivió en el expoliado castillo de València d'Àneu, alrededor del siglo quince. Nació, por tanto, demasiado pronto para suerte de Felipe V y fue, además y para desgracia pirenaica, el último conde del Pallars y el último condado independiente del país. Casado con una rosellonesa de buena familia -Caterina Albert- ésta le dio dos hijas, Elisabet y Joana, que fueron su amor más preciado para luchar por las libertades de estos valles. Pero volviendo al castillo, fue esta fortificación -cuna de leyendas medievales- la que convirtió a Hug Roger, sus hombres y sus mujeres, en terror de enemigos y de vecinos como los habitantes de la Baronía de Erill, en el actual Valle de Boí, donde el pueblo de Durro fue literalmente arrasado el día de su patrón Sant Quirc, un 16 de junio de 1483, por esta fiera de las montañas, sin piedad alguna. Dejemos la historia y volvamos a la geografía. Hasta finales del siglo XVIII, los aneuencs vivían en las tierras situadas hacia los cuatro puntos cardinales de la confluencia del río Escrita -que nace en el norte del famoso pueblo de Espot, gendarme de Sant Maurici y Els Encantats- con la Noguera Pallaresa, a la altura de la desaparecida torre de vigía de la Torrassa. La incorporación durante el siglo XX del municipio de Escaló -el municipio de los pueblos que empiezan por E de Escaló, Escart y Estaron- al de la Guingueta, recuperó involuntariamente la cohesión de un territorio fragmentado por las demarcaciones administrativas y jurídicas que la historia hace y deshace a su antojo. ¿Cuántos pueblos hay en la actualidad? ¡Una veintena y media más una cuadra y un santuario! Tomando de guías interpretadoras las agujas del reloj o los doce pétalos de una flor imaginaria tendríamos: Sorpe y Àrreu, en el pétalo que crece hacia las doce; Alós y Isil, en el pétalo que se estira hacia la una; Borén y Isavarre, en el pétalo redondeado de las dos; Unarre, Gavàsy Cerbi, en el de las tres; Escalarre, Burgo y Llavorre, en el de las cuatro; Dorve y los Berrossos-el Jussày el Sobirà-, en el de las cinco; los tres pueblos que empiezan por la E de Escaló, en el pétalo de las seis; Espot, en el pétalo que acompaña las siete; Estaís, en lo que acaricia las ocho; Jou, en el que se acerca a las nueve; Son, en el que alcanza las diez; València, en el que llena las once y, otra vez, Sorpe y Àrreu, en el de las doce! Ahora bien, nos faltan dos pueblos, una cuadra y el santuario. ¿Cuáles son? En la columna vertebral de estos valles, por eso llevan su apellido, los pueblos de Esterri y la Guingueta ; la cuadra, Aurós, en el valle de Unarre, y el santuario aneuenc por excelencia, Santa Maria, en el llano de Esterri, centro geográfico donde hace más de mil años, empezó la aventura de esta tierra de prosas y poesías. Àneu, el reino de Hug Roger III, es tierra de puertos, collados y pasos de montaña por donde atravesaban los pirenaicos del momento. Rincones de una montaña alpina pisados con orgullo, cuando menos, desde el Pleistoceno. Quien no ha oído hablar del puerto de las Piedras Blancas o de la Bonaigua; de Beret; del Portarró de Espot; de los puertos de Salau, de Ratera de Espot o de Saburó. ¡Vamos por partes por los puertos! Los pasos de montaña comparten topónimos pallareses y topónimos gascones, entre otras manías lingüísticas, por ser Àneuterritorio de conexión de hablas transfronterizas, como nos dice la etimología y la prosodia a menudo más Ricard Novell ‹

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próxima de los que nos quieren hacer saber la grandeurde las traducciones centralistas. Andando por doquier encontraremos caminos de segadores, de exilio o de acogida, o de explotación forestal, capitalizada esta última, a principios del siglo pasado, por la histórica empresa francesa la Matussière, tal como nos han instruido con clarividencia el Consell Cultural y sus hijos, el Archivo Histórico y el Ecomuseu. ¿Por que collados, lagos o picos pasaron? ¡Pues por el Muntanyó, la Horqueta de Àrreu, los lagos de Rosari, Moredo, Airoto, Marimanha o Marimanya, Aulà, la Tindarella, Clavera, Salau -el festivo Salau-, Gireta, Barlonguèra, Òrla, y otros portillones y picos de la vertiente más occitana del Pallars. Recordemos también la hipótesis más plausible sobre los nombres del eje principal y vertebrador de los aneuencs hacia el norte atlántico o de los araneses hacia el este mediterráneo: ¡el Puerto de la Bonaigua! La Bonaigua era un antiguo hostal -hospital u hospedería- a la altura del actual hotel de los Abetos, donde todavía se esconden las ruinas, que dieron nombre al puerto, al río y a un pico cercano. Antes de esta centuria compartía también el nombre de Puerto del Pallars, según la historiografía y cartografía clásica de Zamora y de Madoz, entre otros. Y todavía, para liarlo más, hay un tercer topónimo: Piedra Blanca. De los siglos XVI al XVIII nos constan, referencias antiguas, cómo el Puerto de Piedra o Piedras Blancas, entre otras, del visitador real Gracia, en su poco conocido mapa de la zona, aunque también podrían referirse a la zona de Beret o a un paso de montaña hacia Francia donde existe un topónimo parecido. Ya en el XIX, en la cartografía de Shraeder, aparece escrito como Peyra Blanca, escrito junto o separado. Un puerto de montaña, la Bonaigua, que ha visto perder personas y caballerías por el mal tiempo y las avalanchas; destruir una cruz del Puerto, dedicada a Van Halen, por los disparates de las revoluciones en 1938; por donde llegó el telégrafo en 1925 o la carretera -con inauguración real- en 1924, aunque la vertiente pallaresa fuera ya construida en 1902, y ya estuviera proyectada desde 1877, o el correo ordinario desde 1860. Los Pirineos no hay duda que son un país donde cuesta avanzar y el progreso siempre se demora transformando los años en décadas. ¡ Àneu, sencillamente Àneu! Una parte muy importante del espíritu pirenaico, donde la osa, el urogallo o la perdiz blanca son un descubrimiento cotidiano junto con los mirlos acuáticos que desafían los ríos, los barrancos y los saltos de agua que remojan la tierra con músicas atrevidas. Un país donde los gigantes de madera de la Mata y de otros bosques crecen inquietos a la sombra de los aludes no menos gigantescos. Unos pueblos donde vale la pena detenerse para leer los nombres de sus calles y plazas donde los aneuencstodavía juegan a sus particulares bolos o bitlles. ¡Venid a Àneu! Unos valles que nos esperan, como siempre, para acercarnos el carácter de los descendientes del castillo de València, la Valencia de los Pirineos. Descubriréis una tierra de valles salvajes, de serradoras y refugios, de fallairesy duendes, de cuenta cuentos y danzantes, de iglesias y monasterios. Venid en busca de lagos que os pondrán la piel de gallina, de montañas encantadas, de estirpes naturales como los Nyiri, los Gerdar o los Guirsos. Descubrid el valle de los arándanos. ¡Venid a Àneu, una tierra donde el árnica y los arándanos todavía se pueden leer! Josepmaria Rispa Pifarré i Claudi Aventin-Boya la esencia de las palabras el valle de los arándanos, la vall dels nabissos ‹

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