“Zonas y aromas” Se propone generar en diferentes espacios, áreas con especies vegetales aromáticas, para identificar olores con zonas. Así, por ejemplo, se pueden poner plantas aromáticas utilizadas para gastronomía en el entorno de cantina, de forma que al acercarse a este servicio, se perciban aromas asociados a la comida. De ser posible especies vegetales de bajos requerimientos de mantenimiento y cuidado como laurel, romero, orégano, pero podría considerarse la plantación también de albahaca o perejil u otros. En caso que las condiciones lo permitan, se podría utilizar estas especies para la elaboración de comidas, previo análisis de sus condiciones. Esta iniciativa la entendemos inclusiva, por ejemplo, para personas con discapacidad visual, ya que percibir los aromas puede servir como indicador de cercanía a determinadas zonas o servicios. “Zonas y sonidos” Si bien en Fing se realizó un mapa acústico, entendemos posible la realización de un estudio del Paisaje Sonoro60.
Asociado a esto, pero no necesariamente, y en tanto en el Parque Rodó hay muchas especies de aves, dentro del Paisaje Sonoro se puede incluir información al respecto. “Zonas y colores”. Otra iniciativa, asociada a los sentidos, es generar sectores del predio donde haya 60 El concepto de paisaje sonoro se consolida en los intereses investigativos desarrollados por un grupo de trabajo dirigido por R. Murray Schafer; músico, compositor, ambientalista y profesor de estudios en comunicación en la Universidad Simon Fraser en Burnaby, Canadá. El concepto se forma a partir de la unión de las palabras sound (sonido) y landscape que seria una forma diferente de decirlo (paisaje) creando así la palabra inglesa soundscape; (acuñada en primera instancia por el urbanista norteamericano Michael Southword). Este concepto explica cómo podemos distinguir y estudiar el universo sonoro que nos rodea. Definido por R. M. Schafer es básicamente un ambiente sonoro y puede referirse a entornos naturales o urbanos reales, o a construcciones abstractas (composiciones musicales, montajes analógicos o digitales que se presentan como ambientes sonoros). En sus palabras “un paisaje sonoro consiste en eventos escuchados y no en objetos vistos”, afirmación que nos conduce a otro concepto clave que se encuentra detrás de sus preocupaciones ecológicas y estéticas: clairaudience, que literalmente significa escucha o audición limpa (o clara). “El término simplemente se refiere a unas habilidades excepcionales de escucha, particularmente en relación a los sonidos del ambiente o del entorno. Mediante ejercicios de limpieza auditiva, las habilidades de escucha pueden ser entrenadas para alcanzar un estado de clariaudiencia”