Especial navidad

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Año 0 Especial navidad México D.F. diciembre MMXIII


s Colaboradores pocoserios: Me pusieron gorro ¿Ya estás contento?

Editorial

Ángel Cruz Islas Aldo Pineda Daru Kodoku Fanny Gutiérrez y Enrique Cruz

Así es, llegó y se fue veloz el año, pero en Pocoserio todos estamos trabajando a marchas forzadas para traerte la mejor revista que puedas encontrar en issuu.com/pocoserio :P Por eso es que en esta ocasión te traemos un mini-Pocoserio navideño con cuatro de nuestros autores abordando la Navidad y el Añonuevo en su estilo particular. Y pues nada, sólo nos queda mandarles un gran abrazo, desearles felices fiestas y ¡mucho Pocoserio para 2014! EL EDITOR (diciembre, 2013)

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Pocoserio: Revista navideña

A propósito de la navidad...

Daru Kodoku

Empiezan las épocas decembrinas y con ellas también mis dudas, desde pequeño he visto en las películas, en los comics, en las series que tanto me gustan, una familia feliz sentadas en una ENORME mesa de madera, abrigados hasta el cu...ello, con un pavo recién salido del horno y una botella también enorme de sidra o del famoso refresco que nos trajo a Papá Noel. Son los estereotipos de cena que todos quieren copiar, me di cuenta de que mis cenas de navidad nunca han sido así, no hay mesa de madera enorme, ni pavo, ni botella de sidra, tampoco una familia completamente feliz y en paz, de eso me di cuenta a los 14, por aquel entonces odié la navidad; porque es la creación mediática de paz, una falsa paz en el mundo, a los 16 cuestioné la tradición de la navidad buscando una razón mejor que la costumbre (mi familia es católica) y se me dio la explicación que a todo niño se le da, celebramos la venida del niño Jesús (por raro y chistoso que suene así nos lo dicen). Me calmé, y cuando cumplí 17 me di cuenta de la verdad, o por lo menos de lo que nadie me había dicho y de lo que a mí me gusta más y lo que significa para mí; en la playa no festejamos igual, no hay mesa grande, ni familia feliz, ni sidra, no hay pavo que partir, no nos abrigamos de más; supongo que los abrigos no los usamos debido al clima, acá la navidad es recibida en chanclas y bermudas, y si tenemos suerte sin playera; la mesa gigante es cambiada por barras (como las de un bar), bancos, sillas, varias mesas juntas, o bien por una toalla en la arena; el pavo de navidad se transforma en tacos de pastor (caseros), enchiladas tipo la unión, tamales dulces, una talla, o cosas por el estilo; no tomamos refresco, hay agua de sabor bien fría (pos para quitar la calor), y para los mayores tenemos chelas (infaltables si estas en la playa), si te sientes con ganas de merendar pos hay atolito de tamarindo o de piña; supongo que no hay familia completamente feliz ese día, eso seguro que tanto aquí como en China, pero aquí pasamos momentos alegres bailando con los vecinos, con los amigos, y con la familia; personas que quieras y te quieran como familia. Ninguna familia es perfecta, pero navidad (para mi), no es acerca de la familia solamente, sino de lazos igual de fuertes. Y pues bueno, feliz navidad les desea su humilde... Intento de escritor. Y gracias a toda mi familia, a mis generales, y a mi Luna.

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Pocoserio:

Por una chica (segunda parte)

Revista navideña

Los cuatro nos quedamos en silencio. Supongo que ellas sentían lo mismo que yo, una extraña sensación de vacío en el estómago y el escalofrío en la piel al pensar que podría haber sido cualquiera de nosotros. Era el tercer caso en un mes. El primero en desaparecer fue un tipo de la otra secundaria, se llamaba Abel, yo lo conocí en la primaria pero nunca fuimos amigos. Había ido a acampar con dos de sus primos y mientras dormían fueron atacados por un coyote que se lo llevó. O al menos eso dicen los primos. Aunque nadie entiende cómo un solo coyote tuvo la fuerza para arrastrarlo tan lejos del lugar donde acampaban. El segundo sí era de la escuela y por eso todos nos enteramos. Su nombre era Javier e iba en tercero. Su novia le contó a sus amigas y de ahí llegó a todos los oídos de la secundaria. El caso es que Javier y la chica fueron una tarde al cerro a… bueno, a hacer lo mismo que hacen todos los tipos que van con sus chicas al cerro, y a media sesión fueron atacados por, en palabras de la mencionada, “un lobo poseído por el diablo”. La chica se asustó tanto que ni siquiera se vistió por completo y no paró de correr hasta que la encontró un policía a las afueras del pueblo. Ella se desvaneció y estuvo en shock por un par de días. Cuando fueron a buscar al tipo encontraron toda su ropa y rastros de sangre, pero nada más. Ahora desaparecía este otro y la pregunta que todos nos hacíamos en silencio era obvia: ¿quién será el próximo? No hay que ser muy analítico para notar que todas las víctimas han sido más o menos de mi edad y aunque los tres eran hombres las chicas tampoco se sienten a salvo. Además como era de esperarse han surgido un montón de teorías sobre lo que sea que haya hecho los ataques. Algunos hablan de coyotes, aunque no se había visto ninguno en el cerro desde hace cuarenta años. Otros dicen que es un asesino serial, o traficantes de personas disfrazados. Incluso hay quien culpa a algún nahual, lo cual me parece muy estúpido, aunque no sé si lo digo por convicción o para no sentirme más asustado -Pobres chicos. Debe ser horrible morir así- Diana rompió el silencio conmovida. En ese momento sentí unas ganas enormes de abrazarla y consolarla, pero mis brazos simplemente no se movieron- alguien debería hacer algo- continuó- cazar a ese animal antes de que ataque a alguien más. Me da tanto miedo pensar que esa cosa está allá afuera acechándonos- y entonces dijo las palabras que me llevaron a cometer la mayor estupidez de mi vida- lo que necesitamos es un héroe. Alguien con el valor suficiente para protegernos. Eso sería para mí la persona que lo hiciera: un héroe.- Al ver sus ojos temerosos pero esperanzados mirando por la ventana el miedo que había sentido hasta entonces desapareció y le dio paso a una nueva certeza: ese era yo. Yo sería el héroe que ella necesitaba y la iba a salvar o moriría en el intento. Aunque en ese momento la frase no me parecía tan literal como ahora. En ese instante sonó la campana anunciando el inicio oficial del receso, Tania y sus amigas me agradecieron la ayuda y se despidieron de mí con un beso en la mejilla. Puede que haya sido mi imaginación, pero juraría que el de ella fue más prolongado y dulce, como si quisiera decirme algo y no fuera únicamente un trámite de socialización. No pude pensar en otra cosa el resto del día y a la hora de la salida le conté mis intenciones a mis amigos. Después de un rato de reírse de mí se dieron cuenta de que estaba hablando en serio, más que nunca en la vida. Les pedí su ayuda, vendría esta noche al cerro y necesitaba que ellos me acompañaran. Dijeron que estaba loco y que era una idiotez. Yo no lo negué, sabía que tenían razón, pero eso no cambiaba nada. Miguel fue el primero en aceptar y, aunque no del todo convencidos, Carlos y Paco se unieron también. Pasamos una hora planeando lo que debíamos llevar, entre todos teníamos lo necesario para una excursión completa. Acordamos el lugar y la hora de encuentro y cada quién fue a prepararse a su casa.

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Pocoserio: Revista navideña Nunca había tardado menos en llegar de la escuela a mi casa, ni de la puerta de entrada a mi cuarto. Ni siquiera me detuve a saludar a mi mamá. Vacié toda mi mochila sobre la cama y comencé a buscar lo que necesitaba: ropa y una cobija para el frío, la linterna del garaje y algo para comer, sencillo. La tienda de campaña, el encendedor y todo lo demás lo llevarían los otros. O al menos ese era el maldito plan. El único problema sería salir de la casa con la escopeta de papá sin que se dieran cuenta, pero algo se me ocurriría. Me quedé en mi cuarto esperando ansioso a que pasaran las tres horas más largas de mi vida. Me sentía un auténtico action man. No pensaba siquiera en lo peligroso que sería. Es decir, sabía que había riesgos, pero nada que cuatro tipos con cuatro armas no pudiéramos manejar. Y, por si fuera poco, el sólo imaginar cómo me miraría Tania el lunes al enterarse de mi hazaña me hacía hervir la sangre. Un día no muy lejano habrá una estatua mía en el centro del pueblo, justo frente al kiosko. Y todos los que pasen por ahí conocerán mi historia y sabrán que soy el héroe que los salvó de la bestia. Jeje, si supieran que la mayoría de ellos en realidad me interesan muy poco, si supieran que todo lo hago por ella y nadie más. No importa. Igual me lo agradecerán. Por fin dieron las siete. Volví al garaje y envolví la escopeta con la cobija. Le dije a mi mamá que iría a “acampar” al jardín de Paco. Ella dudó un poco pero no tenía muchas razones para desconfiar de mí. Me advirtió no salir de su casa, que era peligroso andar fuera de noche con esa cosa acechando. Se despidió tan cariñosa como siempre, no esperé a que me diera su bendición, tenía mucha prisa. Mis labios apenas rozaron su mejilla y dos segundos después ya iba en camino a mi destino. Al llegar a las faldas del cerro me encontré con una cinta policíaca advirtiéndome no seguir más allá. La verdad no había considerado la posibilidad de que hubiera policías en el lugar. Esto afectaba todo el plan y mandaba mis sueños de heroísmo y gloria al demonio. Sin embargo, después de una inspección no muy exhaustiva me di cuenta de que no había nadie cerca vigilando y pensé que ya había llegado muy lejos como para dejar que algo así me detuviera. Crucé por debajo de la cinta roja y corrí hasta el primer gran arbusto que vi. Me oculté un momento y miré en todas direcciones buscando a alguien que pudiera haberme visto. Ya convencido de que no había nadie cerca agradecí la falta de profesionalismo de nuestro cuerpo policiaco y seguí mi camino… ¿Eh…? ¿Qué fue ese ruido? Los músculos de mis brazos se tensan. Trato de agudizar mi vista para percibir qué hay más allá de los arbustos, no lo consigo. De pronto siento que estoy en un punto muy expuesto, soy un blanco fácil para cualquiera, pero ya no puedo buscar otro refugio. Estoy paranoico. Seguro sólo es una liebre. Tranquilo Julián, no pasa nada… ¡Mieeerrda! Otra vez. Hay algo ahí, tras los arbustos, y se está acercando. Preparo la escopeta y apunto hacia donde mi oído me dice. ¡Maldición, deja de temblar! No, definitivamente no es una liebre. Es algo mucho más grande. Bueno, sea lo que sea mi dedo y el gatillo están listos para darle la bienvenida. El arbusto más cercano se agita a no más de seis metros de mí. Esa cosa está aquí y pase lo que pase no voy a ser su próxima víctima. No espero a identificar la silueta que surge de entre las ramas. Instintivamente disparo. El grito de mi “blanco” al escuchar la detonación me estremece hasta lo más profundo de mis vísceras. ¡Santísimoseñortodopoderoso! Fallé el disparo, creo que por mucho. Doy gracias a Dios por eso mientras la aterrada figura frente a mí se quita el gorro de la chamarra. Aparecen entonces los rizos negros y los ojos que iluminan la noche. Estoy alucinando. Esto no puede ser real. Un par de minutos después ninguno de los dos ha dicho una palabra. Ambos seguimos en shock, ella por el susto y yo por su presencia. La maldita parálisis en mi lengua volvió, aunque al menos el frío me puede servir de pretexto. -Dios… Entonces es cierto –dice al fin Tania, aún incrédula. -¿Qué? -Escuché que algunos chicos de la escuela vendrían a cazar al nahual y… -Espera ¿Qué haces aquí?

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Pocoserio: Revista navideña -No me lo podía perder… ¡Waw, es cierto! –la chica que hace un momento estaba muerta de miedo ahora luce visiblemente emocionada y yo sigo sin entender qué pasa –¿Y dónde están los demás? Respondo con un gesto de resignación e indiferencia -Eso quisiera saber también. Supongo que durmiendo en sus casas –añado. Claro, no voy a dejar pasar la oportunidad de hacerlos quedar mal. -¿Viniste tú solo? Eso es ser valiente. –Exclama sin borrar la sonrisa de su rostro. Es curioso que el adjetivo que a mí se me había ocurrido era más bien “estúpido”, pero ¿quién soy yo para contradecirla? -¿Y tú, también viniste sola, cómo…? -Ah, no es gran cosa. Desde niña he venido a acampar con mi familia. Este cerro es como el patio de mi casa. Y cuando me enteré de que vendrían quise venir a ayudar. Quiero defender este lugar del nahual… Oye ¿Por qué no encendiste una fogata? ¿No tienes frío o qué? Mientras la chica de mis sueños me salva de congelarme y me enseña todo lo que me perdí mientras aprendía a usar pinceles, me sigo preguntando si no me quedé dormido recargado en el tronco seco. No. Esto es mejor que cualquier sueño. Nos sentamos junto al fuego y compartimos las galletas que traje. Platicamos de mil cosas; o mejor dicho, ella platica y yo escucho fascinado y hago algún comentario cuando me pregunta mi opinión. Me cuenta sobre la escuela, su familia y lo incomprendida que se siente; la presión de ser la hija mayor y una chica popular. Me resulta increíble escucharlo. Nunca pensé que una niña así tuviera esa clase de problemas. Me pregunto por qué me estará contando todo esto a mí. Cuando se lo pregunto a ella me dice que no sabe bien, que por alguna razón le inspiro confianza. Me mira y sonríe como diciendo que no hay más explicación. Me parece verla sonrojarse, tal vez sea por la fogata. Luego silencio. Mira a las estrellas como si buscara algo que perdió en una de ellas. Quisiera ayudarla a escudriñar el cielo nocturno, pero no puedo apartar mi vista de sus ojos. Daría cualquier cosa por saber qué está pensando. No sé cuánto tiempo ha pasado. Sé que ya hace un buen pero siento que han sido apenas unos instantes desde que ella llegó. De pronto me invade un temor distinto al de hace un rato. Temor a que amanezca y esto acabe. A que se vaya esta noche. Mi noche perfecta. No. No quiero que termine jamás. Tania me habla de las estrellas, de la Osa Mayor y cómo usarla para no perderme en una excursión. Le digo que nunca pensé que supiera tanto de esas cosas. -Yo tampoco pensaba que fueras capaz de hacer algo como esto. –responde –Salir a cazar al nahual tu solo… -¿Por qué sigues diciendo que es un nahual? ¿En serio crees en esas leyendas? -¿Tú no? -La verdad… -Hago un gesto de duda. No quiero cuestionar sus creencias de forma tan directa. -Sí, sé que puede ser difícil de creer para algunos. Pero deberías abrir tu mente. En el mundo no sólo existe lo que enseñan en la escuela. -Pareces estar muy segura –Quisiera contradecirla. Hablarle del rigor científico y de la falsedad de los mitos, pero la verdad es que, en el fondo, parte de mí también cree en esas cosas. Si no, no me darían miedo las historias de fantasmas. -Sólo digo que hay muchas cosas que pueden ser inexplicables, pero no por eso debemos negar su existencia. -Se desliza hacia mí eliminando la pequeña distancia que había entre nosotros –Hay seres muy extraños en el mundo y muchos están del lado de la oscuridad. Pero también hay seres de luz… como tú. –Me toma del brazo y recuesta su cabeza sobre mi hombro. 6


Pocoserio: Revista navideña Si lo que quería era hacerme sentir bien, en serio lo ha conseguido. Ni siquiera me importa el hecho de que me haya llamado “ser extraño”. No sé qué decir. Ni siquiera sabría describir lo que estoy sintiendo. Dios, por favor, que no termine nunca. -¿Sabes? –continúa –Me gustan estas sorpresas. Cuando conoces cosas de alguien que no imaginabas –Su brazo se aferra con más fuerza al mío –Realmente eres especial, Julián. Nada en el universo se escucha mejor que tu nombre pronunciado por la mujer que amas. ¡Al demonio! Si ya estamos aquí no voy a dejar pasar el momento. -Bueno, –Aquí voy, ya no importa nada –la verdad no vine aquí por mí -Lo sé. Viniste porque te preocupas por los demás -Eh… no por todos, para ser sincero -¿Ah no? –Levanta su cabeza para mirarme. No suelta mi brazo. - En realidad lo hice por una chica –Sé que me está mirando pero yo observo el fuego mientras hablo, no me atrevo a verla a los ojos. -¿Ah sí? ¿Y quién es? ¿La chica del dibujo? -Eh… Sí. Fue por ella. Creo que si hubiera pensado en lo que hacía no lo hubiera hecho, pero sólo pensaba en ella. -Sí. Lo entiendo. A veces resulta increíble cuando te das cuenta de las locuras que uno puede hacer por amor. ¿Sabes? Creo que la chica del dibujo se parece a alguien que conozco -¡Oh Dios! Ahora comienzo a temblar otra vez. -Sí. Creo que sí es ella –Por fin mi mirada se cruza con sus ojos. Son tan profundos que siento estar al borde de un abismo. Si cayera nadie me encontraría jamás, y eso es justo lo que quiero ahora. -¿Y es cierto que viniste a protegerla? -Sí… ¿en serio crees que le guste el dibujo si se lo regalo? -Te juro que le va a encantar. –Su rostro se acerca al mío. Mis labios buscan los suyos. Ambos temblamos. El primer contacto de su piel produce una descarga eléctrica de mis labios a cada célula de mi cuerpo. Su suavidad, su calor y su fresca humedad se confunden en mi boca. Estaba equivocado: Dios sí existe y vive en los labios de Tania… -¡Aaay! Un ruido repentino entre los arbustos la hace gritar. Tardo unos instantes en salir del trance y tomar la escopeta. Ella está muy asustada, pero yo no siento ningún temor. Lo único que importa es protegerla. Apunto a los arbustos que no dejan de agitarse. Esta vez no tiemblo… Dos pequeñas figuras salen de entre las ramas a toda velocidad haciendo brincar a Tania. Son liebres. La calma regresa. Reímos un poco para descargar la tensión. Me abraza y le correspondo. Me dice que debe ir al baño y se pierde tras los arbustos. Pienso en lo que está pasando, en lo mágico de esta noche. Todavía no me la creo. ¡Besé a Tania! ¡Fuera de mis sueños! No puedo imaginar nada más a partir de aquí. Ya me puedo morir. He logrado el mayor anhelo de mi vida… Y en un segundo todo cambia. La escucho gritar. Dice mi nombre pidiendo ayuda. Voy tras ella tan rápido que olvido la linterna y la escopeta. Voy casi a ciegas pero la escucho y sigo a mi oído. Las ramas secas de los arbustos rasgan mi piel mientras corro pero apenas los siento. Sólo pienso en ella. No puedo perderla. No voy a perderla. No ahora… Silencio. Me detengo para oír mejor. Nada. No, por favor. No puede pasar esto. ¡Dios, no! 7


Pocoserio: Revista navideña -¡Julián! –Ahí está de nuevo. Corro aún más rápido que antes hasta que tropiezo con una piedra. Me levanto tan rápido como puedo y me encuentro con la entrada de una cueva. Al fondo, varios metros adelante se alcanza a ver una luz. Aguanta, preciosa, voy por ti. Avanzo con cuidado. La caverna es realmente profunda y a medio camino no llega ni la luz de la luna ni la del fondo de la cueva. No veo dónde piso y lo peor ahora sería tropezar y caer. Pero lo que sea esa cosa tiene a Tania y debo actuar rápido. Bien, ya casi llego. El lugar está más iluminado aquí… mis pies se topan con algo. Primero creo que son rocas pero al pisar se siente… ¿Qué demonios? ¡Oh, por Dios!¡Son cuerpos! Y a pesar de la tenue luz los reconozco. ¡No, no puede ser! Paco… Miguel… Carlos… Inertes, ensangrentados. ¡Maldita sea, esto es mi culpa! -¿Julián? –Es ella, al fondo de la cueva. Pero su voz… Llego al fondo. Dos antorchas sobre las rocas iluminan lúgubremente el lugar. Entre ambas lumbreras Tania, de pie, me mira. ¿Qué pasó con la bestia? ¿Dónde…? Y entonces lo entiendo. ¿Qué hacía en el cerro? ¿Por qué estaba tan segura de que era un nahual? Ella me hizo venir, ella… ¡Es ella! ¡Tania es el nahual! ¿Pero entonces por qué…? Miro su cara, está llorando. Nunca vi tal tristeza en los ojos de alguien. -Perdón. De verdad lo siento –Dice entre sollozos Se cubre el rostro con las manos. De pronto noto algo, hay alguien detrás de mí. Antes de que pueda voltear algo se clava en mi espalda. Mis piernas pierden su fuerza y el dolor termina por derribarme. Desde el suelo miro a Tania. Una figura se acerca a ella y la abraza. -Él… no se merece… -Lamenta la chica de mis sueños. “A veces resulta increíble cuando te das cuenta de las locuras que uno puede hacer por amor”. Eso dijo. ¡Maldición! Hubiera preferido que fuera ella. Él le dice algo, no alcanzo a escuchar qué. Comienzo a toser sangre. La besa. Ella le corresponde pero no deja de llorar. Tengo frío. Mario se acerca a mí, con cada paso va perdiendo su forma humana y se convierte en un grotesco animal. Sus colmillos escurren saliva y sangre frente a mi cara. Su aliento hiede a muerte. No tengo miedo. La busco, sus ojos se encuentran con los míos. Entre lágrimas me dice algo en voz baja que no escucho pero entiendo al leer sus labios y me hace sonreír. Mis ojos se cierran. Ya no veo nada. Ya no siento nada…

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Pocoserio: Revista navideña

Diez segundos

Fanny Gutiérrez

Llego la última noche de diciembre y con ella la melancolía y la felicidad por el tiempo que se fue y no volverá jamás. La cuenta regresiva comienza a correr, cierras los ojos y reúnes en diez segundos todos aquellos momentos en lo que fuiste la persona más feliz, o la más triste o la más mala del mundo, es entonces cuando confirmas que nada es para siempre, que nada ocurre ni ocurrirá dos veces. (Al menos no de la misma forma)

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En diez segundos te perdonas, perdonas y pides perdón, te reconcilias y prometes cambiar, recuerdas, olvidas, vuelves a recordar… Desearías vivir dos veces sólo para repetir ese momento, ese que se esfumó... porque olvidaste (¡otra vez!) que todo lo que creías infinito ahora está a la vuelta de la esquina. Miras con nostalgia hacia atrás, te lamentas por aquellos que ya no verás, por los que se marcharon, por los que dejaste ir, por los que ya no quisieron estar, y agradeces por los que llegaron y esperas que no vuelvan a irse o que nunca se vayan, entonces el llanto o la sonrisa o ambos aparecen, y no por equivocación… ¿Y por qué digo en diez segundos?

Porque sólo cuando todo está por terminar, porque sólo cuando sabemos que ésta es la última oportunidad, porque sólo cuando sabemos que faltan diez segundos para barrer todo y empezar de nuevo, es cuando lamentamos y agradecemos lo que fue, lo que es, lo que ya no es, lo que ya no será nunca… 10, 9, 8, 7, 6…

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Pocoserio: Revista navideña

Diez regalos musicales

Aldo Pineda

¡Felices fiestas! ¿A quién no le gusta la navidad? Las decoraciones, el olor a pino, las luces, la cena, los regalos, todo en esta época irradia alegría, los videojuegos no son excepción y por eso (y por falta de originalidad e imaginación) aquí están mis 10 temas invernales/navideños favoritos en los videojuegos. No les tengan miedo y denle una oportunidad, espero les gusten. 10.- Ice cavern (The legend of Zelda: Ocarina of time) http://www.youtube.com/watch?v=bcXuwXKsqMY Un tema muy atmosférico que de verdad nos hace sentir dentro de una cueva congelada y desolada, llena de cristales y formaciones de hielo que en nuestra vida imaginaríamos; sencilla, pero relajante y hermosa. 9.- Delibird’s delivery (Pokémon Stadium 2) http://www.youtube.com/watch?v=gHukNHaXR6E Proveniente de un minijuego dentro de Pokémon Stadium 2 este tema me evoca a cuando niño hacía las compras navideñas con mi madre en el centro comercial, la gente yendo y viniendo con comida, regalos, riendo y pasándola bien en familia, en mi opinión, un tema que invoca al niño que todos llevamos dentro.

8.- Sherbet Land (Mario Kart 64/Mario & Sonic at the Olympic Winter games: Sochi 2014) http://www.youtube.com/watch? v=d6PBCjOTzAM Creo que la navidad sabía mejor cuando uno era niño, este tema me trae recuerdos de cuando pasaba horas jugando con mi hermano Mario Kart 64; a pesar de haber aparecido por primera vez en MK 64 escogí la versión de Mario & Sonic porque está mejor producida (¡esas trompetas!) 7.- Ice cave chant (Donkey Kong Country) http://www.youtube.com/watch?v=CoQrXSc_PPw Otro tema atmosférico, este tema suena mientras exploras una caverna congelada, hermosos cristales centellean en el fondo mientras avanzas cuidadosamente para no resbalar y caer en un precipicio, la música no podría ser más hermosa y relajante… preparándote para los múltiples intentos por pasar el nivel. 6.- Walrus cove (Diddy Kong racing) http://www.youtube.com/watch?v=20UxjntIpmU Este tema grita “Navidad”, Diddy Kong Racing es un juego muy divertido y en mi opinión mucho más completo que Mario Kart 64, con tres diferentes tipos de vehículos, “power-ups” originales, hermosa música y pistas coloridas y muy vistosas, este tema suena en una pista que tiene un “loop” que te pondrá de cabeza, avanzaras por una cueva llena de luces de colores y evitaras caerte al agua congelada mientras intentas vencer a tus amigos y llegar en primer lugar a la meta. 5.- Winters (Earthbound) http://www.youtube.com/watch?v=KiGfjOLF_j0 Creo que el nombre lo dice todo, Earthbound es un juego bellísimo y a la vez raro por donde lo mires, tienes a un grupo de 4 niños peleando con bates de beisbol, yo-yos, sartenes y cohetes hechos con botellas contra perros perdidos, cuervos malévolos, jipis, policías, bandidos, miembros de un culto, pilas de vomito, ratones, hormigas, zombis y aliens. Todo esto para detener a Gyigas (pronúnciese “Gaigas”) una entidad alienígena todo poderosa proveniente del futuro. ¿Mencioné que estos niños tienen que hacerlo solos? Si, así de raro es Earthbound.

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Pocoserio: Revista navideña 4.- Flanoir (Tales of Symphonia) http://www.youtube.com/watch?v=m6HgGxxjyrU No sé que pensará el lector, pero con esta canción dan ganas de quedarse en casa, arroparse con lo más calientito que se pueda, beber ponche o chocolate caliente y ver una película con aquella persona especial. 3.- Cool Cool mountain (Super Mario 64) http://www.youtube.com/watch?v=h4Ay32bJ7tY Estoy seguro que más de uno ya conoce esta melodía, un clásico instantáneo que se quedo en nuestras memorias para la posteridad, se podría decir que es el arquetipo de las canciones para niveles de nieve y como no si tiene todo lo que hace a uno de estos temas, acordeones y cascabeles, lo suficiente para hacernos desear que nevara en México. 2.- Snowpoint city Day/Night (Pokémon Pearl/Diamond) http://www.youtube.com/watch?v=iGdbgiuNfxs (Day) http://www.youtube.com/watch?v=TRsOngUpIr0 (Night) Si mi vida tuviera un soundtrack esta sería la canción que sonaría cuando un día de estos me levantara de la cama y al salir de casa me diera cuenta de que todo está cubierto de nieve; melancólica pero bella melodía que inspira asombro y tranquilidad 1.- In a snow-bound land (Donkey Kong Country 2: Diddy’s Kong Quest) Finalmente, mi canción favorita de temas invernales/navideños y tenía que provenir de uno de mis juegos favoritos de todos los tiempos. No tengo palabras para describirla sinceramente, es perfecta por todos lados, escúchenla y hagan su propio juicio. Sé que el tema de los videojuegos es repelente para quien no está muy metido en él, pero si leíste todo y en especial escuchaste cada una de las melodías que escogí te doy las gracias y espero que aunque sea una te haya gustado. Te deseo una muy feliz Navidad y un prospero 2014

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Pocoserio: Revista navideña

La promesa

Enrique Cruz

La mamá de Lucinda murió este año, después de una ardua pelea contra el cáncer, por fin logró descansar. Pero Lucinda le prometió a mamá que sería buena y que haría los deberes, Lucinda no quería defraudar a nadie. Cuando Lucinda llegó a la casa hogar los niños la trataron mal y no la dejaban comer esa pastita fría que daba la señora Leo, pero Lucinda se contentaba con recordar la promesa que le hizo a mamá, Lucinda no quería defraudar a nadie. No tardó mucho tiempo para que una familia se decidiera a adoptarla, Lucinda siempre fue muy bonita. Ella no entendió bien cuando la policía vino por el señor Madariaga (que se había convertido en el padrastro de la niña) y le hicieron preguntas sobre unas fotos que él le había tomado, Lucinda sólo dijo la verdad; no volvió a ver al señor Madariaga. Lucinda regresó a la casa hogar, pero le dijeron que pronto ya no podrán mantenerla… Esta noche, justo después de la cena de Navidad, Lucinda se asomó a la ventana y le pareció ver una estrella surcar el cielo oscurísimo. Su deseo fue que los niños de la casa estuvieran bien y que ella pudiera cumplir la promesa. Lucinda no quería defraudar a nadie.

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“Santa no tiene pareja, ni quien le estorbe, mucho menos que se la hagan de tos” “El baile de Santa Claus” Exterminador www.youtube.com/watch?v=6f-xB7weFPg

Pocoserio, Año 0 Número especial navideño. Fecha de publicación: 25 de diciembre de 2013. Revista editada y publicada por sí misma. This work is licensed under the Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivadas 2.5 México License. To view a copy of this license, visit http://creativecommons.org/licenses/ by-nc-nd/2.5/mx/ or send a letter to Creative Commons, 444 Castro Street, Suite 900, Mountain View, California, 94041, USA. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Escrita, editada y publicada en México. Los personajes y situaciones representadas en esta publicación, son eso: una representación. Cualquier relación con la realidad es mera coincidencia. No se ponga usted punk.

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