Poesia Centroamericana

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Remitente Pero duérmete, apresúrate a hacerlo ahora que aún no has empezado a ser deshonesto. Carlos Martínez Rivas

Año 8 / Número 8 / AGOSTO 2010

DIRECTOR GENERAL

José Jaime Ruiz ruizjj@prodigy.net.mx

Índice

DIRECTOR EDITORIAL

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Monterrey Gerardo Ledezma gledezma40@gmail.com Zaira Espinosa espinosa.zaira@gmail.com ILUSTRACIÓN DE LA PORTADA

Emir Guerrero

POSDATA es una publicación de divulgación cultural gratuita editada y distribuída por Buró Blanco, con oficinas en Urano 251, Col. Contry, Monterrey, N.L., México. CP 64860. Redacción y publicidad: 83 4938 52 Certificado de Licitud de Título y Contenido: No. 14788 No. de Reservas de Derechos: 04-2009-091012562300-102 Año 8 / Número 8 / Agosto 2010. Los artículos firmados son responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan la línea editorial de POSDATA.

NOTA INTRODUCTORIA POESÍA CENTROAMERICANA

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COSTA RICA EL SALVADOR GUATEMALA HONDURAS PANAMÁ

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Nota introductoria

La literatura centroamericana ha tenido etapas de alto vuelo con la poesía de Rubén Darío, con la narrativa del guatemalteco Premio Nobel de Literatura de 1967 Miguel Ángel Asturias, los versos de Roque Dalton y de manera más inmediata con el poeta Ernesto Cardenal. Ellos son sin duda, los escritores centroamericanos más leídos en México y Latinoamérica en los últimos años. No es la primera vez que en México se realizan compilaciones, antologías y muestras de la poesía centroamericana contemporánea, en 1968 Alfonso Chase publicó su Antología de poesías costarricenses, diez años más tarde publicaría Poesía centroamericana contemporánea y Poesía centroamericana Las armas de la luz en 1985, Francisco Albizúrez publicó en Guatemala Poesía centroamericana postmodernista y de vanguardia en 1994, así como la antología que editó la UNAM La herida en el sol, poesía contemporánea centroamericana compilada por Edwin Yllescas en 2007.

Iván Trejo

Todos los poetas seleccionados, son poetas vivos, tanto en materia física, como en esencia poética. La decisión de dejar fuera de esta muestra al maestro Cardenal, no es de ninguna forma un menoscabo a su gran obra, sino todo lo contrario, al asumirlo como uno de las grandes voces de Centroamérica y uno de los más leídos, hemos decidido cederle espacio a otros bardos con notable altura. Esperamos que disfruten tanto como nosotros la lectura de esta veintena de poetas centroamericanos, así como la nota de presentación que la poeta nicaragüense Milagros Terán ha preparado para este número.

Esta muestra de poesía centroamericana que presentamos a ustedes en PD, es un esfuerzo por acercarnos a aquellos poetas nacidos entre 1937 y 1957, que por alguna razón no han tenido en nuestro país la resonancia que su obra merece. La selección se ha realizado de entre más de cincuenta poetas nacidos entre estos años y que en su mayoría saltaron a la luz del mercado editorial durante los años setenta.

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POESÍA CENTROAMERICANA Milagros Terán Es bastante complejo y un tanto injusto reunir la poesía de todos estos países bajo el titulo ‘Poesía Centroamericana’. Lo es difícil para mí, como nicaragüense y como poeta, ya que el desarrollo de la literatura de estas cinco naciones ha sido desigual y por lo tanto, no debía agruparse como un conjunto. Le debemos el accidente a nuestro tamaño geográfico, y al hecho que las otras academias de poesía de Hispanoamérica nos han visto con un cierto recelo, ante el enorme hito de un Rubén Darío aparecido en tierra tan pequeña desde hace más de un siglo. Es complejo porque si en Nicaragua tenemos el despuntar de Rubén Darío a fines del siglo XIX y comienzos del XX, provocando en Nicaragua un desarrollo poético totalmente precoz, en Guatemala tenemos a Miguel Ángel Asturias que vino a colocar a su país a la vanguardia de la narrativa -muy anterior al resto y separado de la poesía- en 1967, cuando obtuvo el premio nobel de literatura. Se desarrollan así en dos países centroamericanos, en dos planos separados, dos géneros literarios diferentes. Si la poesía de Nicaragua, después de Rubén, explota y se expande durante los primeros treinta años del siglo XX, la costarricense solo surge a mediados de los años 60 con un desarrollo lento e irregular. Mientras tanto, un poco más al norte en El Salvador, Guatemala y Honduras, su desarrollo fue casi inexistente. Sus poetas solamente aparecen con voz firme a fines de los años 60 y comienzos de los 70 cuando la sed de liberación se hizo patente en voces como las de Roque Dalton (1935-75) en El Salvador, y Otto René Castillo (1936- 67) en Guatemala, asesinados el primero por sus mismos compañeros de izquierda, y el segundo, por la violencia gubernamental; poesía recopilada en la

bellísima antología Poesía Trunca, publicada en La Habana, Cuba en 1978. En el caso de Honduras, su poesía surge a fines de los años sesenta con la voz clara y luminosa de Roberto Sosa (1930), incluido en esta muestra. En tanto Panamá, que muchas veces es dejado totalmente fuera de las antologías centroamericanas, es un país que comienza su tradición poética al mismo tiempo que su historia independiente: tardíamente, sin embargo desde la época modernista irrumpe con voz representativa mi antepasado, la poeta Amelia Denis de Icaza (1836-1911). De todos estos cinco países, me atrevo a afirmar que la poesía nicaragüense es la única que hasta el siglo pasado había alcanzado la cima de la poesía hispanoamericana. No solamente por la revolución que causo en la lengua española la poesía de Rubén Darío, sino también por su continuidad, su vanguardia y pos vanguardia representada en las voces de José Coronel Urtecho (1906-94), Joaquín Pasos (1914-1947), Pablo Antonio Cuadra (1912-2002) y después Ernesto Mejía Sánchez (1923-85), Carlos Martínez Rivas (1924-98) y Ernesto Cardenal (1925) que no aparece en esta muestra. De ellos, Carlos Martínez Rivas ha sido por excelencia el poeta preferido de muchos jóvenes centroamericanos que siguieron no solamente el ejemplo de una poesía llena de belleza, rigor y talento, sino también la rebelión del joven y hombre inquieto, bohemio e infeliz. Su gran obra La Insurrección Solitaria (1953) es un hito en el conjunto de la lirica hispanoamericana. Esta muestra que se presenta aquí está dedicada a poetas contemporáneos maduros, mayores, nacidos entre los años 1925 y 1950, con edades

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que oscilan de los 60 a los 85 años y cuya poesía se encuentra en plena vigencia. El editor nos brinda una muestra de la poesía y poetas que aparecieron en su mayoría en los años 70 y que hoy continúan escribiendo con ímpetu, a la par de sus colegas más jóvenes. Espero que el lector pueda gozar de esta pequeña muestra de poesía que se ha escrito y continúa creándose en los países hermanos de Centroamérica, poesía hispanoamericana de la mejor calidad. Que sirva como una puerta para adentrarse más en ella. Brasilia, 29 octubre de 2010

Lecturas recomendadas: Arias, Arturo. Gestos Ceremoniales. Narrativa Centroamericana 1960-1990

_____________ MILAGROS TERÁN (León, Nicaragua). Poeta y traductora. Sus primeros poemas aparecieron publicados a los 17 años en La Prensa Literaria, editada entonces por Pablo Antonio Cuadra. Es autora de cuatro poemarios: Las Luces en la Sien (1993), Plaza de los Comunes (2001), Sol Lascivo (2007) con el cual obtuvo el Premio Nacional de Poesía Mariana Sansón, basado en su experiencia de vida en Zimbabwe, África, y su más reciente: Poemas de una Nina (Libros para Niños, 2010) recopilación de poemas escritos en 1974-76, ilustrados. Tiene un Máster en Literatura Hispanoamericana (1998) de la Universidad de Maryland, EUA. Fue invitada al XII Encuentro de Poetas del Mundo Latino en México DF y Michoacán.

Cruce de Poesía, Nicaragua – El Salvador (2006) Alvarenga/ González/ Sovalbarro/ (2006) Lovo, Anastasio & Silva, Erwin. Soles de Eternos Días. Paradigmas Textuales de la Poesía Nicaragüense del siglo XX (1999) La Herida en el Sol. Poesía Contemporánea Centroamericana (1957-2007) Selección, prologo y notas de Edwin Yllescas Salinas. Universidad Nacional Autónoma de México. Poesía de Fin de siglo: Nicaragua – Costa Rica. Corrales/ González/ Sovalbarro (2001) Valle-Castillo, Julio. El Siglo de la Poesía en Nicaragua (2005)________________________

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COSTA RICA JULIETA DOBLES

Música en la caricia La caricia requiere su vientre musical, su gestación de asombro bajo el tacto sediento. Es como si de pronto descubriéramos el continente de sus venas traslúcidas palpitando en el oro transparente del músculo, bajo el mapa fragante de la piel y su vello finísimo que alarga surcos, ríos diminutos y espejos olvidados en sus pliegues recónditos. En el amor el cuerpo es el rotundo mediodía, sin una sola sombra, identidad perfecta de nacimiento y transfiguración, playa donde la eternidad por un segundo esplende en toda su remota desnudez. La caricia es un mar que se apaga extendiéndose en oleadas mortales, evocación y término en la fugaz frontera del delirio. Sin más sombra que la piel que deseamos, sin más certeza que el hueso adivinado y recogido que nos separa y nos mantiene, cada uno en su esfera llameante y silenciosa, intentando, forzando el éxtasis más allá de su origen, como una música que fuese demasiado sonora para que el aire que habita, como una música que anhelando el vacío, callara para siempre en el vacío. 8 POSDATA


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Una viajera demasiado azul Tengo, bajo mis senos, entre mi cuerpo donde todo moreno gesto palidece en eterna tensión de danza y beatitudes, una impaciente huésped que palpita de ansia ante paisajes nuevos y ríos qué inaugurar, una viajera demasiado azul, niña que fui, saltando en la espuma de gozo de los mares, mujer que soy, amando paisajes recién creados con todo el entusiasmo de los advenimientos. Ella hace zozobrar mi corazón en cada muelle abierto que convida, con su salobre gusto a lejanías. En cada andén sin nombre, donde el silbido largo de los trenes del mundo crea ventanillas que pasan velocísimas y nos llaman y ofrecen los dones de la tierra. Desde cada aeropuerto y su viento impuntual, pie del aire profundo e infinito que nos recogerá en su mano abierta, traspasando latitudes, horarios, diminutas señales del hombre y sus cuidados para intentar asir el universo. Así, pasajeros de la noche al día, en un sólo segundo de asombro y altitudes nos sorprende allá abajo la curva luminosa de la Tierra, perfil de la alborada en el total silencio de la noche y su música inconclusa. Una viajera demasiado azul que discurre parajes y caminos y que va recogiendo voces, afectos, músicas humanas en su mochila de eterna caminante que no se detendrá, ni ante al puerta inmóvil de la muerte y su gozne secreto, inevitable como la misma vida, móvil, atónito, incesante río del que somos apenas viva espuma.

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COSTA RICA

Fuga de muerte A propósito de un video sobre las víctimas indígenas de Alteal, Chiapas, filmado en diciembre de 1997. Pero, ¿a dónde van? Atravesando ajenos montes de soledad, cargando peso a peso su propio desamparo, por los hostiles páramos en que la muerte anida el paso muy pequeño y la mirada larga por todas las fatigas y los fríos de este mundo, ¿a dónde van? ¿Dónde su albergue, su maíz, su canto?, la mano fraternal que los devuelva a la roca materna, anterior a la herida? Apátridas perennes, ¿cuando terminará su errar de siglos por las tierras en donde sus abuelos hicieron dios al colibrí y al puma, perpetuaron al águila en sus cielos de barro policromo y llenaron de ranas los espejos del agua y de la piedra?

Atrás dejaron todo: los güipiles florecidos en rojo por manos primorosas quedaron en el barro de los odios. La piedra de moler, despedazada no volverá a cantar sobre el maíz precioso. Y de la casa, sólo un enjambre de latas y de óxidos sostiene su memoria. Se ocultan del ejército, De su antifaz violáceo y desangrado. Se ocultan de la mano del vecino, inesperadamente cruel. Y huyen, huyen, porque la lejanía es la dudosa puerta hacia la vida, donde no llegue la traición, ni la tortura incube sus dolorosas larvas, ni las preguntas lleven el pavor y la sangre. Pero, por Dios, ¿a dónde van bajo la lluvia ciega y la noche, aún más ciega, del hombre?

Aplastados bajo el peso del hambre, pariendo entre la lluvia, sollozando por sus casas derruidas, y por el grito agónico de sus muertos recientes que los persigue como un mal sueño. Arrastrando a sus hijos fuera del vendaval y de la fiebre, bajo el abrigo triste de una hoja anegada, ¿a dónde van?

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POESÍA CENTROAMERICANA

OSVALDO SAUMA

Una mujer baila una mujer baila amparada a la noche despliega sus brazos como decir sus alas desde el centro del aire hacia las afueras del aire en diagonal a los espacios de la luz entre los costados de la sombra

una mujer baila sola contra la adversidad baila sobre el planeta errante sobre un contratiempo de la memoria y se fuga en esa fuga de la música y vuelve sobre sí misma para revelarnos un deseo desterrado del Paraíso terrenal

una mujer gira como un astro y sobre sí misma esboza la ruta del azar y sus conjugaciones gira baila alza un tiempo magnético como quien alza un pájaro desde la tierra que lo atrapa y traza con un carbón encendido el lenguaje bermejo de las cavernas baila y con ello sacude los miedos de la infancia que aterrados todavía nos llaman desde su adentro una mujer baila sobre el corazón de la madera para enardecer el latido ciego de la vida baila sobre mis heridas para recrudecerme el camino del remordimiento

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COSTA RICA

Mirándola dormir todo hombre es su propio sol en la media noche del hastío cuando los grillos chillan como fuego endemoniado y las estrellas están más distantes que nunca bajo la luz del aguardiente todo hombre apaga la lumbre interior de la nada mientras mira dormir a la mujer que le cedió el destino no la que le inventó la ilusión todo hombre que como yo se emborracha junto a la mujer que nos huye en sueños evade la necesidad del otro hace de su fracaso un tintineo abstracto y se bebe en silencio su perdición

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Equidad que nadie se vaya impune de esta fiesta ni escape nadie por la puerta trasera como si no fuese artífice de su negligencia que no olvide la cuota de horror que se merece ni diga no sabía/ yo pensaba/ tengo el alma noble que nadie huya de esta fiesta de los taladros con licencia de ángel obeso que prohíban la venta de bulas papales que nadie abandone el barco como las ratas ni cabe túneles como los topos que no se salve nadie si no nos salvamos todos

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COSTA RICA

ALFONSO CHASE

Hablo de lo que no se dice Siempre fui el marimbero, el boxeador, el titiritero, el mendigo. Nunca supe la línea perfecta entre la razón y la duda. Pecados cometí en la soledad de mi sangre. Crímenes contra la sombra, gritos sobre el aire. Siempre fui el equilibrista hasta que me di de culo contra el suelo. No pude subir a tiempo al espectáculo. Me cesaron. Desde entonces escribo con palabras sucias, contaminadas de cantina, de sombras, de madrugadas abandonadas en el quicio de alguna iglesia solitaria. Siempre fui eso que me tocaba ser : el equilibrista temblando ante la cuerda, el domador adentro de las fauces. Estuve en la escuela y nunca aprendí nada, cuando no fuera el color de las montañas, el nombre exacto de esos ríos que no veré nunca. Se acabó la fiesta. Y sigo golpeando a la piñata, los ojos vendados, alentado sólo por el gozo de algunos amigos imprevistos.

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POESÍA CENTROAMERICANA

Réplica Envejecer es tarea desagradable, no lo niego. Rodeado de objetos comunes, vajillas plásticas, cornamentas colgando en el vestíbulo, trajes tenuemente coloreados por el tiempo y un reloj reluciente, señalando el paso. Envejecer puede ser oficio digno cuando se tiene cerca la mano de la muerte y se aprende a ser su amigo y nunca el adversario. Es importante amar para saber envejecer. En singular, o en plural, la vida adquiere un tono diferente. Se vive para morir, abierta la sonrisa. Como si la muerte fuera una mariposa y el seguir erguido, entre la muchedumbre, el dulce oficio de saberse eterno bajo el rocío de la mañana.

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COSTA RICA

Dios El Dios del presidente Bush no es mi dios. La Biblia de los devotos siervos del Pentágono no significa nada para mí. El cristianismo, como bazuca, es sólo una bengala contra los muros del cielo. La poesía es el arma de los justos y la palabra el rostro único de la justicia. Nada que no haya mirado antes el ojo de mi Dios o sufrido la carne bendita de mi prójimo.

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POESÍA CENTROAMERICANA

Pensión arcadia* La muerte toca el timbre y nadie le responde. Adentro, un hombre contesta una llamada equivocada. Aquí vienen a morir algunos. Sin nombre apenas, desligados de familia, solitarios, jugando al póker o a las damas. La muerte se pasea con un leve roce de faldas sobre el piso. Aquí no muere nadie. Aquí Dios se desterró bajo el rostro de un hombre joven o de aquel anciano casi transparente. Una tos, un agudo golpe de pecho, una ínfima gota de sangre sobre el sucio pañuelo, indican la hora señalada. Un anónimo pensionista llama a cobrar a un número secreto. Aquí no muere nadie. A cara o cruz se escoge la salida. A golpe de sordina abren la puerta. ________________ * Pensión donde llegan a morir, solitarios, los enfermos del SIDA.

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COSTA RICA NORBERTO SALINAS Fergusson A Liliana Valle

Y en el predio desangrándose ante el coronel Harris imaginario

Claro que Pati y Carmen cuando al fin me aprueban el giro del mambo no saben que aún estoy viendo la barraca de infantería y a George Fergusson sujeto por los oficiales

Los gritos de los estúpidos –levántate por la mierda de tu madre ahora vas a saber cómo marchan en Valley Forge los negros hijos de puta–

Después de la última parada entre el humo y los tambores bailó y ellos se sentaron rabiando

Sólo me salva el coraje de la rumba:

Es tan fácil me dijo si te sale del corazón Desde entonces bailamos los domingos Los sargentones tenían que aceptar su propia porquería Pierdo el paso del danzón cuando el rostro cabizbajo de Fergusson dibuja una línea la lágrima bajo la espuma Y vuelvo a sentir en el pasadizo sus pasos temblando de cólera Desnudo por la irreverencia de ser negro Entre trompetas me agarro a Celia Cruz hasta romper las vallas de la Academia que golpean mis catorce años con uniforme de cadete

Desde la ventana veo a Fergusson desplomado La nieve acaricia su espalda muerta como si quisiera borrar la injuria perra del mundo Invoco entonces los gigantes tambores y entre clarinetes grito mientras me lanzo a puñetazos con la guaracha: Adelante timbaleros Como nunca esta noche ¡Bailemos! ¡Bailemos por George Fergusson!

Más allá de la barraca bajo la nieve George es arrastrado a empujones y patadas hasta la caballería 18 POSDATA


POESÍA CENTROAMERICANA

Luna en bebedero Alguien guindó una hamaca en lo alto Vos y yo nos mecíamos en ella Las montañas son velas de cartón y solían navegar No busques las estrellas olvida la ciudad ¡Deja que la niebla nos columpie!

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COSTA RICA

ANA ISTARÚ

Ábrete sexo Ábrete sexo como una flor que accede, descorre las aldabas de tu ermita, deja escapar al nadador transido, desiste, no retengas sus frágiles cabriolas, ábrete con arrojo, como un balcón que emerge y ostenta sobre el aire sus geranios. Desenfunda, oh poza de penumbra, tu misterio. No detengas su viaje al navegante. No importa que su adiós te hiera como cierzo, como rayo de hielo que en la pelvis aloja sus astillas. Ábrete sexo, hazte cascada, olvida tu tristeza. Deja partir al niño que vive en tu entresueño. Abre gallardamente tus cálidas compuertas a este copo de mieles, a este animal que tiembla como un jirón de viento, a este fruto rugoso que va a hundirse en la luz con arrebato, a buscar como un ciervo con los ojos cerrados los pezones del aire, los dos senos del día.

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POESร A CENTROAMERICANA

De los cuerpos celestes El firmamento me convoca. Restriega su plรกcida testuz, su pelusa de argento, su pescuezo de hielo troquelado en las lanas calientes de mi panza de loba. El universo restriega su frรกgil cornamenta en este globo terrรกqueo de mi cuerpo.

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COSTA RICA Estoy de pie en un sueño... Estoy de pie en un sueño. No lo quebrante nada: ni ese buque de bruma, ni ese torso aterido, ni ese dolor que viene preguntando mis señas, ni esa medalla rota de mi niñez soleada, ni ese cadáver dulce que nunca se derrite. Pasan las nubes. Tocan mi preñez constelada. Depositan sus roncas liviandades encinta y mi cintura es bóveda donde naufraga el cielo. Pasa la noche. Pasa como un linaje oscuro donde mezo mi lánguido devenir de planeta. Estoy de pie en un sueño. Soy sueño que levita. Soy nave circular, la faz del plenilunio. Pasa la vida. Sueña. Hunde en mi horcajadura sus dos guantes helados y al fondo de mi entraña, como si en un estanque, un pasajero espera. Tiene el porte del ángel, la estatura de seda, el sopor migratorio de una deidad brevísima. Estoy de pie en un sueño. No lo quebrante nada: ni ese buque de bruma, si ese torso aterido, ni ese dolor que viene preguntando mis señas.

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POESÍA CENTROAMERICANA

EL SALVADOR RICARDO CASTRORRIVAS

Hora del poeta A Mario Castro, Siemprermano…

Con la cara al viento que desnuda, los huesos y nos lleva a dormir cerca del fuego, Es la hora de caer, De quedar solo. Es el tiempo de quitarse las ganas de dormir para mirar adentro de la piel de las flores Y encontrar a los ángeles dormidos.

Mas tendrá que caer en la garra del puma o el ojo de la luna. Atento a las raíces de la sombra. Pero estas solo y quedas solo en la caída. Ángel que ha perdido sus alas y cae humana lágrima en el polvo… Tiempo cuando los dioses quedan en silencio. Tiempo de proclamar que hemos hecho la luz…

Tiempo de la flor desnuda, Casi metal aéreo. Silencioso girar de amantes peces que hacen revoloteos como látigos de agua. Nada queda después del asalto del hierro. Ni el castillo de humo, ni la torre del aire que orgullosa sostiene la casa de la lluvia. Será hecho de tierra, mar o niebla. Mas tendrá que caer con hondura de bruma o sencillez de estrella. Se dormirá en la niebla o nacerá campana.

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EL SALVADOR

Cuestión de principio Caen las dinastías y el sol se levanta. Ríe a carcajadas: divida alumbrar el camino a los camaleones y cerrar las orejas a la lechuza. Erguidos plumeros las palmeras sacuden las nubes repletas de moscas de hierro oxidado. Agua oscura brota del ojo de un ciego y hay un zigzag trágico en la hamaca sonámbula. Llega la invasión de la niebla con profundos fantasmas en carrera de obstáculos. Quien llegue primero viajara al mítico planeta y hará el amor con un cisne de vidrio bajo la mirada perdida de Marilyn Monroe y el fuego fatuo de la marihuana mientras el sol se pone serio y enreda sus calidos petos para calentar el lecho donde engendraron los duendes y el ombligo de Darwin quedo enterrado entre cenizas y la semilla del poema fue sembrada y crecida ahora rasa los ojos de los otros que medran nebulicamente entre mingitorios donde corre el ámbar derretido y humeante. Temeroso incubase en los sexos de las putas que maldicen el día que amaron con los ojos cerrados y quedaron sexo al garete entre vahos de alcohol y trasnochadas guitarras en espera del levante del sol y la caída de esta dinastía…

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POESÍA CENTROAMERICANA

¡Cuidado con las consignas! Sos tan hermosa, pero tan hermosa, que las metáforas te quedan cortas… No sos como la leche, de tan blanca: sos la albura misma y su dulzor… No pareces niño dormido, de tan tierna: sos el sueño mismo y su niñez… Y en el amor sos tan, pero tan subversiva, que un día de estos acabare gritando !Viva la revolución!

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EL SALVADOR JOSÉ ROBERTO CEA Óptica El poste que distingo en el extremo norte de la calle, donde mi habitación enciende su ternura, parece un lirio aéreo, vertical y desnudo, que perdió sus ojos y su lengua. Un automóvil pasó desesperado quebrando con su ruido de mariposa negra mi momento mas puro. ...Todo es así, en el instante exacto de retener lo amado o escribirlo en el fondo mas rojo de la sangre mas honda.

Parcela tercera Con una ideología donde poner los pies. Rodeado de carteles luminosos, de anuncios comerciales De slogans (compre donde bigit a precios de me lo llevo) y a ritmo de cronch cronch y de watusi) estoy muriendo un crepúsculo sherwin williams las pinturas que pintan al mundo color de coca-cola, anegan los veintidós mil kilómetros cuadrados de mi pais y se disputan con otras compañías extrajeras los centavos que producimos los tres millones quinientos mil paisanos. !Es una sardinita de país! Pero mas es potrero Y en el los que viven mejor son los gorilas…

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POESÍA CENTROAMERICANA

Conjuro entre hierbas sin nombre Esta bien por la Juana, la Juana Torres; la que hacia crecer la ruda y el misterio. la enemiga de Dios y del Infierno. Ella tuvo la flor de los amantes. El castillo en el aire. Y le importaba un rábano la muerte, su ropaje de angustia. Esta es mi Juana Torres, de punta a punta; con su sartén de barro nuevecito para quemar seis chiles en la noche del viernes mientras cae su voz agria a tabaco, diciendo un Padre Nuestro al revés y otro al derecho. Mientras cae su voz de ángel perdido con cuatro Avemarías al derecho y un Credo al revés… Salve, Juana, tu espacio sin medida y lleno de ojos, tus alfileres penetrados de orégano y tempate. tu voz, saliendo a gritos por viejos tecomates aromados de incienso, llamando la querida del vecino. Tus manos colocando en gastadas fotografías de muchachas silvestres los alfileres mágicos que antes vivieron en puros milagrosos… Nada de otro mundo hacías, nada del otro mundo pero bien que salvaste corazones, reputaciones y muchachas burladas. Juana Torres. !Que nombre para decirlo en ángeles! !Como ha de estar Izalco sin tu nombre! Sin tu nombre corriendo de boca en boca como un raro amuleto de presagios. !Como se ha de vivir allá en Izalco, tu muerte que no vive! Tu silencio sin fondo, las cosas que tu hiciste, el vacío que dejas. !Tu gran cordialidad con el misterio! Tu andar por esas calles pedregosas con el deseo de hacer feliz al mundo. Juana Torres, como vivo tu muerte que no vive.

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EL SALVADOR

Aquí, donde yo existo, me preguntan por ti, Juana querida, que si son ciertas las cosas que se dicen de vos, de nuestra tierra… Dudan de tu lucha por encontrarle rumbo al corazón, no creen que hayas hecho arder verdes hierbas y chiles colorados… Pero desean saber como es eso del puro y del conjuro, la oración para el pacto con el diablo y otras cosas como encontrar novia, que no falle el marido, que la mujer no se acueste con otro en ausencia del hombre, conseguir dinero o sacarse la lotería. Juana, preguntan y no puedo decir muchas cuestiones, no las debo decir… ¿Como puedo explicar que mirabas la ruda y el augurio y crecía la paz y el mal de ojo quitabas? ¿Como puedo decir que tu aceite de iguana lo ungías al aire y el amargo brebaje de la vida se olvidaba? La Juana, no tiraba las cartas por tirarlas. Ella, no construía muñecos por construirlos. Ella, al usar alfileres y tabaco y culantrillo y santos boca abajo era porque los novios se encontrasen. era por ese afán de hacer feliz al mundo… Esta es mi Juana Torres, de punta a punta. Y jamás entrego gato por liebre. Y le importaba un pito los decires. Y lloraba como una Magdalena.

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POESÍA CENTROAMERICANA CLARIBEL ALEGRÍA Epilogo .....existen los barrotes nos rodean también existe el catre y sus ángulos duros y el poema río que nos sostiene a todos y es tan substantivo como el catre el poema que todos escribimos con lágrimas y uñas y carbón.

Florecen los almendros Florecen los almendros en Mallorca y no estás para verlos. De mi balcón anoche los vi fosforecer. Te llamé por tu nombre, conjuré tu fantasma, te perfilé de pétalos caídos y una ráfaga de aire te rasgo.

Ausencia Hola dije mirando tu retrato y se pasmó el saludo entre mis labios. Otra vez la punzada, el saber que es inútil; el calcinado clima de tu ausencia.

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EL SALVADOR

Querencias A Juan Gelman

Porque aprendí a quererme puedo sangrar con tus heridas. Tamalitos de cambray (5,000,000 de tamalitos)

A Eduardo y Helena que me pidieron una receta salvadoreña. Dos libras de masa de mestizo media libra de lomo gachupín cocido y bien picado una cajita de pasas beata dos cucharadas de leche de Malinche una taza de agua bien rabiosa un sofrito con cascos de conquistadores tres cebollas jesuitas una bolsita de oro multinacional dos dientes de dragón una zanahoria presidencial dos cucharadas de alcahuetes manteca de indios de Panchimalco dos tomates ministeriales media taza de azúcar televisora dos gotas de lava de volcán siete hojas de pito (no seas mal pensado es somnífero) lo pones todo a cocer a fuego lento por quinientos años y verás qué sabe

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POESÍA CENTROAMERICANA

Ars poética Yo, poeta de oficio, condenada tantas veces a ser cuervo jamás me cambiaría por la Venus de Milo: mientras reina en el Louvre y se muere de tedio y junta polvo yo descubro el sol todos los días y entre valles volcanes y despojos de guerra avizoro la tierra prometida.

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EL SALVADOR

ALFONSO KIJADURIAS

Manchas de ruidos antiguos Manchas de ruidos antiguos en los rincones del patio: sombras de la mentira tomando la forma de tu cuerpo y su lugar. La luz te hace creer en todo lo que alumbra o devela la sombra del monstruo que habita la penumbra. Toda palabra quema, ceniza será después, rescoldos de aquel fuego. Ruinas del tiempo, escombros, hollín y polvo, la efímera materia que fue la eternidad. Pequeña llama inmóvil, rememoración de la desaparición de la fe en la sorpresa. Del aire impuro del mundo están hechas las palabras, su círculo vicioso, toda pregunta es una piedra que se lanza al agua cuyas ondas alejan la respuesta. En corregir lo incorregible se te fue la vida, en buscar el error y al tratar de borrarlo, volverlo a cometer y la culpa otra vez de provocarlo. Palabras, resplandores inéditos buscando su sentido en lo sentido. En la ventana el rostro de la dulzura pensativa: una sonrisa ciega, en toda ella las frases y los gestos que nos son elementales. La fuerza que guía la mano en selva oscura, a través de la página, hasta encontrar la máxima potencia. El ojo que descubre lo invisible mientras crece la historia durante el sueño, la bestia echada junto a la ropa triste del amor consumado, todo aquello que amamos y por eso matamos lo más vivo en nosotros.

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POESÍA CENTROAMERICANA

Emboscada Salta la noche sobre el día le mete las uñas los dientes lo desgarra todo se tiñe de sangre agoniza una campana dobla Duelo vuela un pájaro ¿o es una llama? ¿O es el alma del día que expira? silencio Funeral Sombras saciada la pantera se transforma en árbol en cuyas ramas negras revientan las estrellas

El Porvenir En cuanto la idea del Diluvio se sosegó. A.R.

En la calle se establecieron fúnebres negociantes. De las Carnicerías el tufo de mil bestias degolladas inundó la mañana de nuestra primera infancia. La sangre corrió en los circos y las embarcaciones. En la casa de Dios. En los altos edificios aun chorreantes los niños contemplaron las extrañas imágenes. La sangre corrió. Los vendedores de pólvora, los traficantes de armas celebraron con pompa el próspero suceso. En la casa del ministro el general aderezaba los muslos de Efigenia. El sol negro reventaba en el arco del triunfo. La reina, la Maga, la que siempre nos ocultaba el porvenir, dijo por fin que el fin del mundo había comenzado. Pero esta vez no había embarcación. El mar estaba seco. Todo era ruinas, miserias, tempestad. Las visiones de San Juan brotaban de los ojos del animal de mil cabezas. No apareció la liebre aquella mañana ni dijo su plegaria el arcoiris a través de la tela de araña. El porvenir apenas había comenzado.

33 POSDATA


GUATEMALA ANA MARÍA RODAS ¿Dónde te has escondido en este tiempo? ¿Dónde te has escondido en este tiempo? Bajo tus mismas faldas. Enfundada en tu propia fortaleza negaste la evidencia. ¿Qué evidencia puede haber si no vas a un entierro? ¿Quién ha muerto en esta eterna primavera? ¿Quién puede morir en este lugar de cielos y volcanes qué se reflejan siempre en los maizales verdes? ¿Quién soy yo para sentir, ahora, después de la década perdida este infame dolor que me destroza el pecho? Soy la superviviente. La que cerró los ojos y se llenó las orejas con cera. La que pasó junto a las rocas sin escuchar las voces. Ciega por propia voluntad para evitar la visión de los buitres limpiándose los picos en los huesos.

Mujer que duerme La mujer ve la luna cruzar por el rectángulo y abraza al perro antes de abrirse al sueño. Luna sobre la piel piel de sirena Sueños desportillados amaneceres blancos Se estira, lee lo que escriben sus amigos los ama tanto los ama a todos El penacho del volcán le avisa que hay viento norte A los cincuenta y tantos, dueña de una ventana de diez metros de largo su vientre está dormido Las sábanas son frescas La ciudad gime La mujer sueña 34 POSDATA


POESÍA CENTROAMERICANA

HUMBERTO AK’ABAL Recuerdo De vez en cuando camino al revés: es mi modo de recordar. Si caminara sólo hacia adelante, te podría contar cómo es el olvido.

Bendición Que el cielo florezca sobre tu cabeza.

Poesía La poesía es fuego, quema dentro de uno y dentro del otro. Si no, será cualquier cosa, no poesía. Después de hoy Después de hoy comenzaré la distancia. Mañana habrá lágrimas, suspiros y un nombre. Después, suspiros y un nombre. Y más lejos, sólo será un nombre. 35 POSDATA


GUATEMALA

FRANCISCO MORALES SANTOS Breve poema para alumbrar su nombre La materia no mira que ella pueda despertar José Lezama Lima, en Dador

Desvanecer su imagen en su propia sangre, darle fin a su cuerpo de igual modo que papeles lanzados a las llamas, desviar el río de su voz a los tragantes, invocar a la sombra que al final de todo los engulle devolviendo a la vida lo que le pertenece: tal el deseo de los que mascan ocio y han puesto cruces en madera joven; los que envuelven al dios de su creencia en el desmán y el bochorno. Su aprehensión los ciega y es su talón de aquiles, talón de semoviente alquilado a bajo costo. En adelante cojeará su alma frente al espejo de sus hijos. Mientras, esta mujer que es patria por su continente y sueños gravita en torno vuestro, olvidados de hoy de siempre, esta mujer que germina y se convierte en lámpara, en girasol, en astro y va desentumeciendo los recuerdos que alguna vez quisimos que se volvieran humo. Nació para confundir a la muerte mostrándole los ojos rotundamente abiertos y los labios a la cabeza de los pétalos en el comienzo de la primavera. Ella, la gota que horadó el silencio, la que puso a la orden de nosotros su voz y su sonrisa y al alzar su mano la vistió de lumbre. La del plenilunio en el rostro, sí; la de la ternura en brazos, sí; la de los días que no serán contados porque no hay vuelta de hoja en esto de romper los cánones del adiós último, pues está en su derecho de ponerse de pie y seguir de frente. 36 POSDATA


POESÍA CENTROAMERICANA

Habrá llegado la hora Cuando en mi devastado país la primavera decida que ya es tiempo de florecer de nuevo, tendrá el abono de la osamenta humana que dispersó en todos lados la danza de la muerte. Entonces, toda la cruda historia: la sitiada, la oral, la clandestina se erigirá sobre el mapa. Habrá llegado la hora de aproximar a la tierra el corazón y el oído para escuchar las voces que hemos estado evocando contra cualquier ley de olvido.

Lo que no fuimos “No soy un héroe, soy un bailarín” Barishnikov

No. No juguemos

a ser lo que no fuimos. ¿Héroes?

No. Aquí, todos

los que optamos por la vida sin daños a terceros tenemos cicatrices.

37 POSDATA


HONDURAS ROBERTO SOSA La brevedad límite Otro tiempo nos contuvo abrazados como dos niños ciegos a punto de caer en la noche de los objetos. Mi frente tarde. Duro el azar supuesto. Blanca y desnuda la selva no existía a tu lado. Nada había en el límite sino la marea en los ojos. Busqué tu afecto, su música de agua,

con la intensidad con que suelen hacerlo los sentenciados al sacrificio final, flor arriba, dormido. Entonces, cualquier cosa, por ejemplo una pluma nos cubría la memoria de pájaros. La brevedad límite del dolor de vivir no era más que el instante de la estrella en el piso, el reflejo del bosque en una hoja, o tal vez la nostalgia del carruaje en su estacionamiento.

Recuerdos número 1-2 A Roberto Armijo y Alfonso Quijada Urías

Mi primer recuerdo parte de un farol a oscuras y se detiene frente a un grifo público goteando hacia el interior de una calleja muerta. Mi segundo recuerdo lo desborda un muerto, una procesión de muertos violentamente muertos.

38 POSDATA


POESÍA CENTROAMERICANA

El llanto de las cosas Mamá se pasó la mayor parte de sus existencia parada en un ladrillo, hecha un nudo, imaginando que entraba y salía por la puerta blanca de una casita protegida por la fraternidad de los animales domésticos. Pensando que sus hijos somos lo que quisimos y no pudimos ser. creyendo que su padre, el carnicero de los ojos goteados y labios delgados de pies severo, no la golpeó hasta sacarle sangre, y que su madre, en fin, le puso con amor, alguna vez, la mano en la cabeza. y en su punto supremo, a contragolpe como desde un espejo, rogaba a Dios para que nuestros enemigos cayeran como gallos apestados. De golpe, una por una, aquellas amadísimas imágenes fueron barridas por hombres sin honor. Viéndolo bien todo eso lo entendió esa mujer apartada, ella la heredera del viento, a una vela. La que adivinaba el pensamiento, presentía la frialdad de las culebras y hablaba con las rosas, ella, delicado equilibrio entre la humana dureza y el llanto de las cosas.

39 POSDATA


HONDURAS

Las sales enigmáticas Los Generales compran, interpretan y reparten la palabra y el silencio. Son rígidos y firmes como las negras alturas pavorosas. Sus mansiones ocupan dos terceras partes de sangre y una de soledad, y desde allí, sin hacer movimientos, gobiernan los hilos anudados a sensibilísimos mastines con dentaduras de oro y humana apariencia, y combinan, nadie lo ignora, las sales enigmáticas de la orden superior, mientras se hinchan sus inaudibles anillos poderosos. Los Generales son dueños y señores de códigos, vidas y haciendas, y miembros respetados de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

Del odio A Inés Consuelo Murillo

Flotaba como una ola encrespándose la hermosísima mata de pelo a cada impacto. Intensos y pálidos y creyendo como creen los idiotas del odio que puede hacerse añicos la belleza, la hicieron picadillo. Se equivocaron, claro, en el menor desvío de su línea recta porque fusil en mano ha vuelto la muchacha guerrillera: mírenla.

40 POSDATA


POESÍA CENTROAMERICANA

Los pobres Los pobres son muchos y por eso es imposible olvidarlos. Seguramente ven en los amaneceres múltiples edificios donde ellos quisieran habitar con sus hijos. Pueden llevar en hombros el féretro de una estrella. Pueden destruir el aire como aves furiosas, nublar el sol. Pero desconociendo sus tesoros entran y salen por espejos de sangre; caminan y mueren despacio. Por eso es imposible olvidarlos.

La eternidad y un día Se hace tarde, cada vez más tarde. Ni el viento pasa por aquí y hasta la Muerte es parte del paisaje. Bajo su estrella fija Tegucigalpa es una ratonera. Matar podría ahora y en la hora en que ruedan sin amor las palabras. Solo el dolor llamea en este instante que dura ya la eternidad y un día. ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? Alguien que siente y sabe de qué habla exclama, por mejor decir, musita - hagamos algo pronto, hermanos míos, por favor muy pronto. 41 POSDATA


HONDURAS

JUANA PAVÓN Llegué sobre la carne Llegué sobre la carne de muchos llevándoles la fresca aurora de mi música interna oliendo a sábanas de monja y empapadas con jugo de niña. Llegué sola con mis carnes intactas temblorosa de inviernos de hospicio y de chorchas cautivas sollozantes. Llegué con la luna entre mis piernas revolcada en la hierba de lo místico con mi himen cubierto de musgo y arañas con hilos de seda. Llegué así con mi semilla palpitante sosteniendo a los hombres con mis manos.

42 POSDATA


POESÍA CENTROAMERICANA

JOSÉ LUIS QUESADA De una vez por todas De una vez por todas me declaro mujer de ovarios bien puestos qué triste de mí sería llamarme napoleón o Rigoberto llevando de por vida una golondrina sin mensaje entre mis piernas.

El Fuego La poesía, león azulado, sale a cazar estrellas. El cielo duerme, cubierto de cadenas, cierra los ojos para morir. Las estrellas no aluzan el lindero, por donde el leñador regresaba al hogar. El lago ya no ofrece el alimento de los astros, la chispeante leche del firmamento. ¿Dónde está aquel antiguo deslumbramiento? ¿No hay fuego ya en el pecho de los hombres?

43 POSDATA


HONDURAS

El Cuarto Me gusta este cuarto porque nada contiene diferente de mí. Podría ser mejor, pero así lo hice; durante años lo forjé como un rostro para mirarme en él. Amor, no perfección, encontraréis aquí. Las cosas que lo habitan poseen la confianza de la naturaleza. No son muchas o pocas, existen solamente. Austeridad y paz me ganaron también, quizás para que no me distraiga del resplandor de mis sentidos: los sentidos en selva de objetos se fruncen y se nublan. El uso es la humanidad de las cosas. Por el uso se vuelven una segunda piel. Lo que se colecciona por vanidad o se junta en exceso vida no tiene, yace muerto, como perla en el puño del avaro. La mañana del cuarto debe ser clara, con los objetos necesarios, a modo de que no se interpongan entre el sol y nosotros.

44 POSDATA


POESÍA CENTROAMERICANA

NICARAGUA MICHÉLE NAJLIS

Nos persiguieron en la noche Nos persiguieron en la noche nos acorralaron sin dejarnos más defensa que nuestras manos unidas a millones de manos unidas. Nos hicieron escupir sangre, nos azotaron; llenaron nuestros cuerpos con descargas eléctricas, y nuestras bocas las llenaron de cal, nos dejaron noches enteras junto a las fieras, nos arrojaron en sótanos sin tiempo, nos arrancaron las uñas; con nuestra sangre cubrieron hasta sus tejados, hasta sus propios rostros, pero nuestras manos siguen unidas a millones de manos unidas.

45 POSDATA


NICARAGUA

No volveré a leer No volveré a leer la rosa de los vientos. Cierro para siempre mis cartas de navegar. La brújula olvidada. Las naves arden sobre las olas. Y el crepúsculo mira, azorado, el incendio que devora la memoria. Desnuda estoy en Tu presencia ¿qué más reclama ahora tu Palabra de las mías?

Ya tú sabes que murió Ya tú sabes que murió y sabes dónde está la tumba del hermano, aquel hermano que no tuvo sepultura. Tú lo sabes porque tu corazón es tierra que lo cubre y nuestros días flores nuevas para florecer su tumba.

46 POSDATA


POESÍA CENTROAMERICANA

ANA ILCE GÓMEZ

Esa mujer que pasa ¿Quién es esta mujer que pasa, esta sombra, esta noche? ¿Quién conoce su nombre? ¿Quién la nombra del otro lado de la nada para nada? ¿Quién es esta mujer que pasa y no deja nada de sí? Sólo su paso rueda en la noche. Sólo su voz.

Ellos también El mar que contemplamos. La arena que pisamos. Las huellas que borramos. Los otros que vendrán a contemplar el mar, a borrar nuestras huellas, ellos también darán cuenta del agua, de la sal, de la dura sed que nos mató.

47 POSDATA


NICARAGUA

Lady rowena Lady Rowena de Tremain: dulce Lady de piel cascada mustia como las flores de esta jarra. Ahora tú y yo nos parecemos un poco, nada más un poco. Tú apagando tu fuego, yo pagando el mío.

El otro día está aquí Nadie diría que hemos envejecido. Nadie sabe cuánto tiempo ha pasado. Él todavía tiene cabellos oscuros en las sienes, aquellos cabellos largos café negro que como cortinas le caían en la frente. Es joven. No parece un hombre de 50 años, ni yo una mujer de 45. Ayer por la calle alguien me preguntó por nuestros hijos. No los tenemos. Sólo tuvimos un precioso jardín con la estatua del Dalai-Lama en el centro y una fuente en la que él y yo nos asomábamos, con el agua clara formando pequeños remolinos que giraban hasta hacernos perder la cabeza. Por allí pasaba el verano y el invierno. El polvo que venía del norte diciendo cosas tristes y luego los charcos que se secaban, recordándome sus años y los míos. Hoy quizá un trofeo de caza vale más para él que un beso mío. Yo me he retirado de aquel dulce paisaje de la vida. He olvidado la suave cortina de sus cabellos cayéndole en la frente y por el antiguo jardín miro pasar las densas polvaredas –es el oro me digo –. Y luego los charcos que se secan –es la edad –. ¡Ah! pero yo fui una chica de 20 años que plácidamente soportaba el amor y el tiempo. 48 POSDATA


POESÍA CENTROAMERICANA

GIOCONDA BELLI

Amor en dos tiempos I Mi pedazo de dulce de alfajor de almendra mi pájaro carpintero serpiente emplumada colibrí picoteando mi flor bebiendo mi miel sorbiendo mi azúcar tocándome la tierra el anturio la cueva la mansión de los atardeceres el trueno de los mares barco de vela legión de pájaros gaviota rasante níspero dulce palmera naciéndome playas en las piernas alto cocotero tembloroso obelisco de mi perdición tótem de mis tabúes laurel sauce llorón espuma contra mi piel lluvia manantial cascada en mi cauce celo de mis andares luz de tus ojos brisa sobre mis pechos venado juguetón de mi selva de madreselva y musgo centinela de mi risa guardián de los latidos castañuela cencerro gozo de mi cielo rosado de carne de mujer mi hombre vos único talismán embrujo de mis pétalos desérticos vení otra vez lléname pégame contra tu puerto de olas roncas lléname de tu blanca ternura silénciame los gritos déjame desparramada mujer.

49 POSDATA


NICARAGUA

II Campanas sonidos ulular de sirenas suelto las riendas galopo carcajadas pongo fuera de juego las murallas los diques caen hechos pedazos salto verde la esperanza el cielo azul sonoros horizontes que abren vientos para dejarme pasar: «Abran paso a la mujer que no temió las mareas del amor ni los huracanes del desprecio» Venció el vino añejo el tinto el blanco salieron brotaron las uvas con su piel suave redondez de tus dedos llovés sobre mí lavás tristeza reconstruís faros bibliotecas de viejos libros con hermosas imágenes me devolvés el gato risón Alicia el conejo el sombrero loco los enanos de Blancanieves el lodo entre los dedos el hálito de infancia estás en la centella en la ventana desde donde nace el árbol trompo tacitas te quiero te toco te descubro caballo gato luciérnaga pipilacha hombre desnudo diáfano tambor trompeta hago música bailo taconeo me desnudo te envuelvo me envuelves besos besos besos besos besos besos besos besos silencio sueño.

50 POSDATA


POESÍA CENTROAMERICANA

Definición

tejedora del viento navegante.

Podríamos tener una discusión sobre el amor. Yo te diría que amo la curiosa manera en que tu cuerpo y mi cuerpo se conocen, exploradores que renuevan el más antiguo acto del conocimiento.

No se ha educado aún mi corazón y, niña, tiemblo en los atardeceres, me deslumbran el verde, las marimbas y el ruido de la lluvia hermanándose con mi húmedo vientre, cuando todo es más suave y luminoso.

Diría que amo tu piel y que mi piel te ama, que amo la escondida torre que de repente se alza desafiante y tiembla dentro de mí buscando la mujer que anida en lo más profundo de mi interior de hembra. Diría también que amo tus ojos que son limpios y que también me penetran con vaho de ternura o de preguntas. Diría que amo tu voz sobre todo cuando decís poemas, pero también cuando sonás serio, tan preocupado por entender este mundo tan ancho y tan ajeno. Diría que amo encontrarte y sentir dentro de mí una mariposa presa aleteándome en el estómago y muchas ganas de reírme de la pura alegría de que existía y estás, de saber que te gustan las nubes y el aire frío de los bosques de Matagalpa. Podríamos discutir si es serio esto que te digo. Si es una quemadura leve, de segundo, tercer o primer grado. Si hay o no que ponerle nombre a las cosas. Yo sólo una simple frase afirmo Te amo Estoy viva como fruta madura... Estoy viva como fruta madura dueña ya de inviernos y veranos, abuela de los pájaros,

Crezco y no aprendo a crecer, no me desilusiono, ni me vuelvo mujer envuelta en velos, descreída de todo, lamentando su suerte. No. Con cada día, se me nacen los ojos del asombro, de la tierra parida, el canto de los pueblos, los brazos del obrero construyendo, la mujer vendedora con su ramo de hijos, los chavalos alegres marchando hacia el colegio. Si. Es verdad que a ratos estoy triste y salgo a los caminos, suelta como mi pelo, y lloro por las cosas más dulces y más tiernas y atesoro recuerdos brotando entre mis huesos y soy una infinita espiral que se retuerce entre lunas y soles, avanzando en los días, desenrollando el tiempo con miedo o desparpajo, desenvainando estrellas para subir más alto, más arriba, dándole caza al aire, gozándome en el ser que me sustenta, en la eterna marea de flujos y reflujos que mueve el universo y que impulsa los giros redondos de la tierra. Soy la mujer que piensa. Algún día mis ojos encenderán luciérnagas. 51 POSDATA


NICARAGUA

DAISY ZAMORA Cuando las veo pasar Cuando las veo pasar alguna vez me digo: que sentirán ellas, las que decidieron ser perfectas conservar a toda costa sus matrimonios no importa cómo les haya resultado el marido (parrandero mujeriego jugador pendenciero gritón violento penqueado lunático raro algo anormal neurótico temático de plano insoportable dundeco mortalmente aburrido bruto insensible desaseado ególatra ambicioso desleal politiquero ladrón traidor mentiroso violador de las hijas verdugo de los hijos emperador de la casa tirano en todas partes) pero ellas se aguantaron y sólo Dios que está allá arriba sabe lo que sufrieron. Cuando las veo pasar tan dignas y envejecidas, los hijos las hijas ya se han ido en la casa sólo ellas se han quedado con ese hombre que alguna vez quisieron (tal vez ya se calmó no bebe apenas habla se mantiene sentado frente al televisor anad en chancletas se duerme bosteza ronca se levanta temprano está achacoso cegato inofensivo casi niño) me pregunto: ¿Se atreverán a imaginarse viudas, a soñar alguna noche que son libres y que vuelven por fin sin culpas a la vida?

Vuelvo a ser yo misma Cuando entro con mis hijos a su casa, vuelvo a ser yo misma. Desde su mecedora ella nos siente llegar y alza la cabeza. La conversación no es como antes. Ella está a punto de irse. Pero llego a esconder mi cabeza en su regazo, a sentarme a sus pies. Y ella me contempla desde mi paraíso perdido donde mi rostro era otro, que sólo ella conoce. Rostro por instantes recuperado cada vez más débilmente en su iris celeste desvaído y en sus pupilas que lo guardan ciegamente. 52 POSDATA


POESÍA CENTROAMERICANA

PANAMÁ CONSUELO TOMÁS

De la propensión a los silencios largos Llena de oscuridad mi boca es una piedra en su inmovilidad oculta a los absurdos. Huyo de mi lengua como de la ira espanto las palabras para que no se posen en el labio del niño que duerme ignorando catástrofes y circos. Las espinas de lo dicho inundan la enorme gravedad del participio y ningún verbo es voluntario para rescatar el juicio o el prejuicio. Acomodada entonces en mi oficio transitorio de partícula voy pareciéndome a la noche protectora de ensombrecidos seres que mataron el hambre con acentos y calmaron su sed en los sepulcros. El silencio es un pez en mi cabeza felizmente alimentado con todas las palabras que no dije.

53 POSDATA


PANAMÁ El mendigo en la plaza Ya no tiene cuerpo sólo mirada con legañas párpado y odio rancio Ya no tiene ropa que le cubra sólo pedazos de historia recortada que nadie supo nunca y al fin y al cabo a nadie le importa. No será invitado al banquete ni irá al cielo Ya no tiene cuerpo sólo una mano extendida en la que no caen monedas sino gotas del último aguacero.

De la propensión a los accidentes Me he estrellado contra el cielo esta mañana. La palabra que no dije se hizo cráter en el centro de mi boca. Lo que quedó de mí podría recogerse con cuchara una que los duendes usan para tragarse auroras y presagios Les ha sido muy difícil identificarme. El marfil que sustentaba mi vértice en el mundo es ahora una espiral de sueños en soltura. Ilusiones borrosas astillan mis pulmones el cerebro está lleno de gorriones lastimados, pero vivos y candiles encendidos para los ritos nobles. Se me ha derramado la arena de los días en castillos para nadie defendibles y una mancha de señales emergentes De tres neuronas salvadas del colapso han salido carcajadas y un ruido de tambores. Solo así han sabido de quién es ese cadáver tan bonito.

54 POSDATA


POESÍA CENTROAMERICANA

De la propensión a los olvidos La felicidad- me dijerones asunto de poetas ebrios. Útiles solo para cabalgar la luna con todo y sus acólitos nocturnos. Escóndete tras la puerta me dijeron. No cruces la línea que separa al ahorcado de su mediodía. Huye del espejo y sus engaños únete más bien a una legión de imágenes promotoras de la ausencia. Trágate tu amor al prójimo y sus dinosaurios descalzos. Esas utopías ya no las compra nadie. Si descubres un vuelo de monarcas coloridas dales la espalda no escuches su caricia en el aire y el escándalo de sus alas encendidas. Podrías no recuperarte. Ama la sombra y sigue sus instrucciones protégete en su círculo de las tentaciones que la luz produce Súmate a la sagrada ley de lo que no se mueve eso es lo que perdura. Todo esto me dijeron. Pero mi desnudez no tenía bolsillos para entonces. Tampoco una memoria para el llanto. He seguido la ruta de las aguas en su afán de mar y de horizonte. Y no puedo detenerme todavía.

55 POSDATA


PANAMÁ

MANUEL ORESTES NIETO

Aquel país en su memoria

que teñía el océano, manojos de sal y espuma en las noches fosforescentes donde las estrellas fugaces se contaban por cientos.

Ella me hablaba del lugar donde nació, caliente, húmedo y fluvial, como quien cuenta el naufragio de un país. Al oírle, daba la impresión de que esa patria selvática, que describía hasta en los sonidos de las aves y el temor a las jaurías de animales de ojos violáceos, quedaba demasiado lejos.

El país que a fuerza de remembranzas permaneció inalterable en su corazón de cristal y en su memoria fresca y que, de cuando en cuando, abría para verlo flotar en un mar de lágrimas.

Sus historias quedaban truncas, abatidas por un silencio ardiente y melancólico, hijo de una lejanía. Siempre sentí temor cuando repetía que los huracanes aparecían de pronto como gigantes sin rumbo que todo lo arrasaban. Pero me contaba de su país de montañas desde donde se miraban dos mares a la vez, página a página, rugido a rugido, como los vientos abruptos y los aguajes que cuarteaban las orillas de los esteros. Cuando la lluvia nos encerraba en casa y no podíamos salir, le pedía que me dijera cómo era aquel lugar de árboles tan altos como el cielo y de escarabajos de color lapislázuli. Y, entonces, su país era una bruma alegre en sus ojos. Su inolvidable país donde el sol era una fiesta roja

56 POSDATA


POESÍA CENTROAMERICANA

Mañana de ámbar 1. ¿Viven aún en ti las gruesas gotas de los aguaceros de zinc de esta ciudad en octubre? ¿O es que aquellas lluvias fueron el naufragio gris de una memoria baldía, un cristal herido por el limo, una calle enroscada en las sombras? ¿Dónde estará la mañana de ámbar y su luz que, al partir, no esperó por mí? 2. Llegaba el verano y no íbamos al mar. En esta guarida de pobreza no habían aviones que abordar hacia otros países; el planeta se reducía a estas calles que conocíamos con los ojos vendados. Muchos de nuestros juguetes los hicimos con nuestras propias manos; corríamos por el barrio hasta la muerte del sol y volvíamos a casa, evadiendo el regaño y las preguntas, como quienes viven entre el miedo y las ganas de crecer.

57 POSDATA


PANAMÁ 9. La casa ya no está. La ciudad fue masticándola con todos nuestros recuerdos dentro. La derribaron y no lo supe sino mucho tiempo después. El precio que aún debo pagar es demasiado alto: no tengo a dónde volver para reunir los pedazos perdidos, las piezas más queridas del engranaje y el eco del corazón cuando late. 19. De la existencia del Canal se hablará hasta el fin de los siglos; y también de aquellos que íbamos a robar mangos al otro lado de la Avenida 4 de Julio. Pensándolo bien, es como poseer una medalla; pero no cruzábamos a robar porque los árboles y las frutas eran nuestras, aunque nos hicieron creer que no nos pertenecían. 22. Nany se fue con Jacinto a Nueva York. Ella era negra, tibia e irresistible, y él un campesino blanco de Guararé. Se fueron a conquistar el mundo, colgados de la obsesión de que aquello era mejor que el cielo. Treinta años después regresó, como una historia de bolero; su español era extraño, casi un trabalenguas, y sólo hacía preguntas sobre un país y una calle que ya no existían.

58 POSDATA


POESÍA CENTROAMERICANA 32. De pie, en este terreno baldío, entre la yerba y el polvo ocre, siento que he perdido el rastro, que secuestraron la luz, el impulso, el cincel que nos hizo y el aire que respirábamos a bocanadas y que fue toda nuestra libertad. Novia pop Ahora que uno se quita los ojos para verte y te mira desplomada sobre el sofá con tus hot-pants y tu camisita teñida al rojo vivo esa camisita de picos al estilo western uno se dice que sería fácil amarte que tienes un corazón grande que aún nos sobra aliento para enternecernos para explicarnos todas estas cosas ahora que estás en silencio de veras eres hermosa pero te levantas al tocadiscos a volver estridente este coloquio con tu música pop de colores de guitarras eléctricas o de esas melenas doradas de tantos boy’s music que desconozco ahora que se nos ocurrió hablar de amor y te andas con algo extraño en la boca de love de darling de por qué no te compras un Mustang (de sobra sabes que no puedo comprarlo) y yo te pienso verdaderamente in verdaderamente tránsfuga y mucho más hermosa si dieras la espalda al norte y miraras un poco desmaquillada nuestro país. or.

59 POSDATA



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