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Análisis de la crisis económica y deportiva de los clubes profesionales de futbol del Ecuador, 2014 - 2016. consultaspraxis@gmail.com INTRODUCCIÓN La formalidad del futbol se da a partir de 1863 con la creación de la Asociación de Futbol Inglés (FA). Dicha institución tenía como finalidad “(…) establecer un conjunto de normas que permitiera difundir este deporte, que se practicaba en los colegios y universidades de las élites británicas, con la finalidad de fortalecer el carácter y transmitir valores morales de la sociedad inglesa” (Suen, 2011, pág. 23). A partir del torneo de 1871, los aficionados que asistían a los encuentros comenzaron a pagar un monto por el ingreso a dichos eventos y por su parte, los clubes para atraer una mayor cantidad de espectadores, empezaron a pagar a los jugadores a fin de reclutar a los mejores talentos; lo cual y debido al gran potencial deportivo se comenzaron a generar ingresos altos, pero la FA impuso restricciones para evitar que los dueños de los clubes se apropiaran de las ganancias de los equipos y restringir la generación de monopolios económicos. Dentro del contexto ecuatoriano, el fútbol tiene una práctica cercana a los 100 años de historia, introducido por Juan Alfredo y Roberto Wright. Los primeros equipos se fundaron en Guayaquil, y la práctica ya profesional del deporte recién inició en 1950 por medio del primer campeonato profesional de clubes respaldado por la Asociación de Futbol del Guayas. En dicho campeonato ecuatoriano y en subsiguientes torneos al igual que en Inglaterra, la profesionalización del fútbol nació por una oportunidad de mercado. Su popularidad condujo a que los equipos también establezcan relaciones laborales con jugadores y entrenadores, es decir un sistema de remuneración a cambio de resultados (Carrión, 2007). 2
El fútbol ecuatoriano hasta el 2002 no obtuvo mayor logro a nivel internacional, sin embargo, el fútbol profesional dio un giro; la selección nacional clasificó a su tercer mundial, Liga de Quito ganó cuatro copas internacionales, y varios jugadores salieron hacia las principales ligas del mundo. Sin embargo, a pesar del progreso deportivo y la creciente disponibilidad de recursos, el fútbol ecuatoriano está envuelto en una profunda crisis financiera. Una de las principales razones se sustenta que a partir de 2013 la mayoría de equipos ecuatorianos decidieron incrementar sustancialmente sus presupuestos llegando a un punto de sobre endeudamiento con la firme meta de conseguir campeonatos nacionales pasando de una inversión anual global en el 2013 de 42 millones de dólares al 2014 con una inversión cercana de 58 millones de dólares. Como expresa (Galeano, 2015, pág. 18), pasando a mantener una filosofía administrativa de “Debo, luego soy”, lo cual ha desencadenado más allá de inconvenientes económicos una reducción en la calidad deportiva del campeonato nacional y una crisis social en las hinchadas que exigen resultados deportivos. Esto lleva a considerar como refiere (Stornaiolo, 2014, pág. 5), que “(…) la crisis no es de resultados deportivos ni tampoco de ingresos económicos sino principalmente: de manejo administrativo y financiero de los clubes y de inadaptación a la nueva lógica económica que se impone mundialmente”. Sin embargo, esta realidad empieza a desdibujarse; la crisis sí afecto a otros elementos dentro del fútbol como son lo deportivo y lo social: el Deportivo Quito por no pago de deudas descendió a la segunda categoría, Barcelona recurre a “noches amarillas” y al cobro de precios altos a las hinchadas para cubrir pagos de sueldos atrasados en jugadores que militaron hace 5 años atrás y que las dirigencias de turno no supieron manejar, equipos que juegan sin público sancionados por no pago de sueldos o peor aún por violencia en las hinchadas y daños materiales; pero sobre todo riñas entre hinchadas que desahogan con el equipo contrario y el mismo hincha 3
la desilusión que presentan sus equipos dentro de las canchas al verlos como deportivamente se derrumban. Consolidando que la expresión de (Cataldi, 2014, pág. 38), “Nunca la hinchada festejó el superávit de un balance anual”, puede ser una verdad, pero que la no visión de la misma es la causante de todos los males del futbol profesional ecuatoriano. DESARROLLO La crisis institucional del futbol ecuatoriano Para comprender de mejor forma la lógica de la crisis del futbol se deben direccionar en primera instancia dentro de un contexto mundial de transformación general del deporte, así en Ecuador se encuentra rezagado respecto de la velocidad del cambio que se experimenta mundialmente; es más, dicha asimetría se maneja dentro de un contexto lógico de funcionamiento a nivel latinoamericano, donde impera la inercia deportiva como política de enriquecimiento, mientras en otros países como son los europeos reina la innovación continua. Ante lo cual, los cambios de la institucionalidad del fútbol pueden ser vistos a través del siguiente recorrido histórico, compuesto por tres etapas: En una primera instancia se debe constituir una organización alrededor del equipo, como eje central que regule y direccione la actividad deportiva, siendo el fútbol su única razón de existencia y práctica. A su vez, el equipo se transige alrededor de la relación triple del jugador -aficionado – dirigente. Una segunda etapa se genera cuando el club absorbe al equipo, convirtiéndose en la base institucional de la organización, producción y representación del fútbol. Los antecedentes de esta nueva fase se sostienen dentro del proceso de nacionalización del deporte, que tiene que ver con dos hechos emitidos en forma simultánea: el desarrollo de una
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institucionalidad y el impulso de los campeonatos nacionales. Será a principios de los años 70´s que se originan dos hechos coincidentes que estampan esta innovación estructural: por un lado, la llegada de Havelange a la Presidencia de la FIFA con una idea explícita: “Yo vendo un negocio llamado fútbol” (Higuera, 2014, pág. 88); idea que persigue la universalización del deporte, y, por otro, en el contexto nacional se vive un agudo proceso de modernización venida de la explotación petrolera permitiendo a cualquier actividad a la fecha contar con el aporte pertinente para crecer. Este proceso coyuntural se caracteriza por la llamada profesionalización del futbolista, que se concibe como la conversión del club en entidad organizativa del fútbol (patrono), quien requiere de la propiedad del denominado jugador por medio de la apropiación del “pase”, expresión de carácter cuasi esclavista del jugador con el club, requiriendo un trabajo a tiempo completo y con dedicación exclusiva por parte de la persona. En esta etapa la función del aficionado - socio es fundamental, no sólo por generar un sentido de identidad y de pertenencia; sino, por medio de su presencia en el estadio para contribuir al financiamiento de la institución. Desde este instante la profesionalización se sustenta en la taquilla, convertida como “(…) el elemento clave y casi único de la estructura de ingresos del club” (Jácome, 2015, pág. 21). Una tercera etapa proviene del agotamiento de la dinámica organizacional instituida alrededor del club para constituir una estructura funcional tipo comercial. Dado que un club de futbol se constituye en una entidad ancla, que vincula a su alrededor a varios grupos empresariales a la manera de tiendas departamentales que también aportan con recursos extras. A modo de síntesis, el futbol pasa de una lógica de profesionalización de los jugadores inscritos en un club que son manejado por medio de un pase hasta la híper 5
mercantilización del deporte, donde todos ganan menos el club, porque “(…) el elemento estructurador de la actividad deportiva no es el club sino el mercado lo cual genera nuevos actores que ven en la victoria la forma de potenciar utilidades” (Guiveja, 2015, pág. 75). Hoy en día, existen múltiples sectores sociales y económicos que subsisten alrededor del club y de los jugadores, entre los que destacan: grupos empresariales, fideicomisos, agentes deportivos, sponsors, empresas de marketing y medios de comunicación, todos los cuales buscan un solo fin, el económico. De acuerdo a dicha perspectiva se ingresa en una dinámica institucional perversa: mientras las instituciones futbolísticas son vitrinas de valorización de los jugadores y depositarios de las exigencias legales de los contratos, los nuevos actores son los que se benefician de los derechos deportivos de los futbolistas sin tener responsabilidad directa, más allá del riesgo de la inversión, en un mercado altamente volátil como podría ser una bolsa de valores. Por lo cual se genera una singularidad: los clubes pueden hipotecar su patrimonio, los grupos empresariales obtener utilidades y las dirigencias inflar los presupuestos sólo por obtener resultados deportivos de manera inmediata, debido a la presión de su historia, aficionados y medios de comunicación. De esta manera el fútbol se bautiza como una actividad altamente especulativa. La crisis del futbol ecuatoriano En función del conjunto de factores expuestos anteriormente se conforma una profunda crisis del fútbol ecuatoriano, que se revela en las siguientes situaciones: 1. Por la modalidad de manejo tipo comercial de las instituciones, se vive un agudo desgaste patrimonial de los clubes; donde a modo de ejemplo, los derechos deportivos de los futbolistas pertenecen a fideicomisos o grupos empresariales y no a los clubes. Estos actores paralelos descapitalizan a los clubes y afectan en la toma de decisiones. Así el 6
dinero por transacciones y comercialización de jugadores como: Jaime Iván Kaviedes, Jefferson Montero, Fidel Martínez, Antonio Valencia y otros, por poner algunos casos dentro del Club Deportivo El Nacional, no existen dentro de los estados financiero de acuerdo a la última auditoria forense ejecutada por el expresidente del club Jorge Yunda (2015). 2. Más de la mitad de los clubes nacionales no pueden cancelar los roles mensuales de los jugadores, técnicos y administrativos. Según una investigación del diario (El Comercio , 2013); “(…) el Nacional debe 7 meses, el Quito 10 meses, la Liga de Loja, el Macará y el Cuenca 6 meses”. A ello se debe añadir la falta de respeto a los contratos con los futbolistas y cuerpos técnicos, que ha llevado al incremento del déficit de los clubes, a la inseguridad jurídica en este deporte y al desprestigio internacional de nuestro fútbol. Tal es el caso del Barcelona S.C. quien hasta la fecha adeuda pagos por incumplimiento de contratos a jugadores desde el 2009; como es del ex jugador Rolando Zárate quien recién dentro de los últimos días se generó una nueva renegociación por pagos adeudados hace 7 años atrás. 3. Las deudas al Servicio de Rentas Internas son de alrededor de 6 millones de dólares, siendo LDU, Independiente y Emelec los únicos clubes que han pagado la totalidad de los impuestos; además este solo hecho muestra una inequitativa correspondencia entre los ingresos de los equipos y los impuestos cobrados. A eso se debe sumar la evasión tributaria, que ha generado que algunos espacios deportivos como complejos de entrenamiento sean clausurados, tal es el caso del Deportivo Quito, quien hasta en un punto fuera de serie no tiene agua dentro de sus instalaciones por más de 4 meses por no pago de planillas por servicio del agua potable.
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4. Solo tres equipos de la serie “A” están al día en sueldos, mientras en caso extremos como los que presenta el Club el Nacional quienes debe a su personal administrativo más de 6 meses de sueldos y han generado un sistema extraoficial de pago por medio de emisión de entradas a los partidos de futbol para que obtengan un “ingreso alterativo”, ante la no cancelación de sus sueldos. 5. Las deudas contraídas por ciertos clubes con la Federación Ecuatoriana de Futbol (FEF) han sido poco transparentes, en montos formidables y de manera frecuente, las cuales están transformando la misión de la Federación y pueden, “(…) si hay un colapso en algún equipo, comprometer la propia estructura rectora del futbol nacional” (Portilla, 2013). 6. Las compras de los derechos deportivos de los futbolistas generaron deudas con los clubes que vendieron y con entidades financieras formales e informales de tal manera que, si algún equipo no las puede honrar, no solo que el equipo deudor puede perder la categoría sino que los equipos a los que se les adeuda también pueden caer en moratoria, este es el caso del Deportivo Quito, que durante el 2016 perdió la categoría por el no pago de montos a Teleamazonas por Derechos previos vendidos sobre la transmisión de futbol. 7. Durante el período 2014 - 2016 el 35% de los clubes de la categoría “A” fueron suspendidos temporalmente en sus derechos de participación en algunos partidos del campeonato nacional, hasta que cancelen sus deudas. 8. La reducción de los recursos económicos de inversión en las divisiones formativas y en los equipos de reserva, produce los siguientes efectos: los equipos con mayores recursos reclutan jugadores en los clubes que se encuentran en crisis, lo cual dinamiza un mercado interno de futbolistas, pero traslada dentro del corto plazo a una concentración de las posibilidades de éxito en pocos equipos. Además, se hipoteca el futuro no solo de los equipos menos consolidados económicamente hablando sino del fútbol nacional y, lo 8
que es más impactante, produce un efecto dominó cuando un club no pueda cancelar a otro, arrastrando la crisis a todos los clubes. Es decir, si uno de los clubes compradores se derrumba económicamente, el efecto producirá una secuencia de impactos plurales. Lo cual y dentro del contexto latinoamericano se puede referenciar en el futbol argentino, donde la no cancelación de sueldos a futbolistas por la crisis impidió el desarrollo del campeonato nacional; esta crisis acompañada de la perdida de sponsor por la situación económica del país hizo que el campeonato se retome a partir de este mes, dejando más de dos meses con pérdidas económicas a los diferentes club y desdeñando un efecto secundario hacia la Federación Argentina de Futbol sobre su política de manejo y control institucional (Liberman, 2017). 9. El prestigio del fútbol ecuatoriano se viene abajo, por el hecho de que muchos jugadores y técnicos internacionales ya no ven al Ecuador como un destino interesante para trabajar aun cuando el pago se ejecuta en dólares. Además, las cadenas internacionales deportivas emprenden una campaña en el 2015, sobre la situación económica del futbol ecuatoriano, con lo cual la legitimidad e imagen de este deporte se erosiona considerablemente y hoy en día mantiene graves secuelas como es el costo bajo por los derechos televisivos dentro de las cotizaciones internacionales comparado con campeonatos similares emitidos en Perú y Colombia. 10. Lo que inicialmente se entendía como una crisis de los clubes desde un aspecto financiero y administrativo genera un nuevo sentimiento en sus distintos niveles: la selección nacional durante el 2014 se estancó dentro de los torneos internacionales, la participación de los clubes en la Copa Sudamericana y Copa Libertadores para esa fecha fue lamentable, mucho más si considera que entre ellos estaba el campeón reinante (Barcelona), el puntero del torneo nacional (Emelec), el exitoso Independiente quienes fueron eliminado todos en primera fase. 9
CONCLUSIONES •
El fútbol ecuatoriano dentro del periodo 2014 – 2016 se encontraba ante una inminente crisis estructural del sistema institucional y que hoy en día aún mantiene sus efectos por medio de las restricciones presupuestarias; que, si no logra generar un cambio rápido, profundo y bajo discernimientos de unidad de todos los actores, los resultados a mediano plazo serán devastadores. Dentro de esta conclusión se puede comprender que la crisis económica es cierta y se puede profundizar aún más; llegando a tener inconvenientes como los presentados en Argentina.
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Uno de los elementos que desencadeno dicha crisis también se vincula con los casos de corrupción generados por la FEF y su ex presidente Luis Chiriboga por medio del lavado de activos y la no justificación de recursos asignados a cuentas personales, lo cual desarrolla una gran inquietud sobre cómo podía ser posible que, por una parte las instituciones de futbol no poseían recursos para cancelar a los jugadores, por otro lado se camuflaba recursos económicos de dudosa procedencia y además se mal utilizaba los propios recursos de la FEF en viajes de invitados a diferentes torneos internacionales.
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Para reducir los casos de crisis económica y corrupción se demanda de verdaderas auditorías forenses de cada uno de los clubes, de tal forma que se transparente lo ocurrido al menos dentro de los últimos 5 años y que los responsables asuman sus acciones. Además, es necesario ejecutar un gran ajuste de los presupuestos a la realidad de cada club y de la realidad económica del país. A partir de dichos cambios se debe enfocar en una reestructuración con cambios profundos sobre cómo mejorar no solo los ingresos sino de generar un mejor evento deportivo donde las familias ecuatorianas puedan convivir de mejor forma sin miedo a un 10
accidente o agresión dentro de los estadios; estos cambios pueden convertirse en la puerta para dinamizar un deporte que mantenga lo familiar y sea rentable para las instituciones familiares donde gane la relación original jugador -aficionado – dirigente.
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BIBLIOGRAFÍA Carrión, F. (2007). Área de candela. Quito - Ecuador: Flacso Ecuador. Cataldi, W. (2014). La crisis argentina de futbol. Buenos Aires - Argentina: Montrell ediciones. El Comercio . (2013). La crisis del futbol ecuatoriano. Quito - Ecuador: El Comercio publicaciones. Galeano, S. (2015). La crisis del futbol ecuatoriano. Quito - Ecuador: Atlas ediciones. Guiveja, E. (2015). El comercio del futbol. México D.F.: Automatick publicaciones. Higuera, A. (2014). Un deporte llamdo futbol. Buenos Aires - Argentina: Queen ediciones. Jácome, I. (2015). Análisis del futbol ecuatoriano. Quito - Ecuador: UDLA publicaciones. Liberman, M. (2017). Comentarios sobre la crisis argentina de futbol. Argentina: FOX Sport ediciones. Portilla, O. (2013). Descripción de la crisis nacional de futbol. Quito - Ecuador: EGO deportes. Stornaiolo, A. (2014). Crisis económica del futbol ecuatoriano. Quito - Ecuador: PUCE publicaciones. Suen, A. (2011). La historia del futbol. New York - Estados Unidos: The Rosen Publishing Group.
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