Análisis de la película “La verdad oculta” PRAXIS CAPITAL
La película “The whistleblower” es un relato no sólo real de la violación de los Derechos Humanos hacia las mujeres, sino enfoca un cuadro doloroso de diferentes aspectos como son la política, el ámbito social y la estructura cultural en forma de explotación sexual. Dentro de la misma, se trata sobre el tráfico de personas determinada como una industria a nivel del mercado negro en constante crecimiento en todo el mundo y así, dentro de la narrativa del film se denuncia dicha situación que amenaza con incrementar su problemática, que poca solución se le da en la actualidad, debido a los millones de dólares que mueven alrededor del mundo. Así, se habla no sólo de un tema expuesto en Europa sino en todo el planeta, donde la policía Kathryn Bolkovac (Rachel Weisz), proveniente de Nebraska, integrante de una fuerza de control de la Naciones Unidas, denuncia en 1991 las diferentes relaciones entre los mafiosos que trafican con personas, pero que a su vez tiene lazos con mandos policiales locales, funcionarios públicos y diplomáticos de los diferentes organismos internacionales que interactúan en el territorio de Bosnia para llevar adelante un obscuro negocio. El resultado, es un thriller inquietante cuyos valores superan la media a la que estamos acostumbrados de ver un mundo seguro, pero cuya realidad es otra y que arrastra múltiples problemas sociales de violación y perjuicio hacia los seres humanos. Dentro de la película, Kathryn Bolkovac, mantiene una vida personal complicada, viene de dos divorcios y le cuesta nivelar la pasión por su actividad con sus relaciones. Tanto es así, que el juez que actúa en su última separación le da la tenencia de su única hija a su ex esposo. Para empeorar dicho entorno, él decide irse a vivir a otra ciudad (Atlanta) y llevarse a la niña, lo que hará que Bolkovac deje de verla. Ante esta perspectiva, la oficial buscará el traslado laboral pero éste le será denegado. Sin embargo, el superior que le da la noticia, le ofrecerá algo tentador: unirse a las fuerzas de control (paz) de Bosnia, bajo la órbita de las
Naciones Unidas y recibir un salario de 100000 dólares semestrales. Con ese dinero, ella podría mudarse en un tiempo corto cerca de su hija. Dentro de su trabajo la investigadora se va enfrentando con distintos niveles de mafias e interacciona en una red de personas con poder que ven dentro de este mercado una forma eficiente de negocio. Lo más sorprendente de este tipo de negocio y que descubre Kathryn Bolkovac es que las personas que trafican, venden y compran mujeres no son solamente criminales despiadados, sino incluso familiares de las víctimas, policías y gente de apariencia respetuosa ante la sociedad. Así, no es sólo un negocio degradante, no solamente desde la manipulación y degradación de personas, sino desde el maltrato, las torturas y demás acciones depravadas. Por tanto, es evidente que este tipo de industria depende de la pequeña fracción de los hombres que son responsables de su demanda, cuyos bajos placeres obligan a crear una oferta poco irreal para la mayoría de personas. Hoy en día, existe cerca de 1,6 millones de esclavas sexuales existentes, y que la erradicación de este mercado negro tiene pocas acciones reales por las instituciones internacionales, donde la exposición de datos estadísticos es sólo una muestra de un escaso trabajo por solucionar el mismo.