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ÍNDICE DE CONTENIDOS Resumen ........................................................................................................................... 3 Introducción ...................................................................................................................... 4 Metodología ...................................................................................................................... 7 Resultados......................................................................................................................... 8 Discusión ........................................................................................................................ 14 Conclusiones................................................................................................................... 16 Referencias ..................................................................................................................... 18
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Resumen La presente investigación está sustentada en las dietas globales y su relación con la seguridad alimentaria. Así. dentro de un contexto latinoamericano más allá de habla sobre la seguridad alimentaria se expone su deficiencia y antítesis como un sistema inseguro sustentado en dietas de cuatro productos básicos, dejando de lado el consumo de frutas, hortaliza y demás vegetales. Para lo cual diferentes estudios realizados han determinado que hoy en día existe un mayor acceso a las fuentes alimenticias pero las mismas son de menor calidad nutricional y en casos como Estados Unidos generan problemas como la obesidad y la diabetes. Por lo expuesto las dietas globalizadas son un sistema implementado por las empresas multinacionales para alimentar cada día a más personas por un menor costo de inversión y compra, pero cuyos alimentos no generan una relevancia nutricional en sus consumidores afectando a los grupos más vulnerables como son los niños. Palabras claves: dieta, empresa, personas, seguridad, alimentos, nutrientes
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Introducción Está más que claro, que los alimentos deberían tener un acceso directo para toda la población mundial; sin embargo, la seguridad alimentaria está determinada más allá que por su cumplimiento, por su carencia nutricional en diferentes países en vías de desarrollo. Durante la (Cumbre mundial sobre la alimentación, 2015), se precisó que “(…) coexiste la seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a bastos alimentos nutritivos que satisfagan sus necesidades y preferencias permitiéndoles a nivel de sociedad llevar una vida activa y sana” (Cumbre mundial sobre la alimentación, 2015, pág. 38). Dentro del contexto actual, se estima que más de 1200 millones de personas en el mundo se encuentran dentro de un nivel de inseguridad alimentaria, de los cuales “(…) más de 700 millones hoy sufren hambre” (Urquera, 2016, pág. 89). En Ecuador, la situación es algo diferente, pero no complementaria, dado que actualmente según cifras de la ONU (Organización de Naciones Unidas), más de 1 millón de ecuatorianos padecen hambre y 4 de cada 10 hogares se mantienen dentro de la frontera estadística de inseguridad alimentaria, de los cuales 85% se encuentran en localidades rurales, lo cual no se explica por una falta de producción de alimentos sino por la carencia de recursos económicos para acceder a ellos, siendo los centros rurales los principales productores pero a su vez los primeros en no consumirlos. Pero, que de acuerdo a lineamientos expuestos en la (Constitución de la República del Ecuador, 2008), se garantiza por parte del Estado cubrir la seguridad alimentaria por medio de una soberanía hacia sus ciudadanos en función de los alimentos y que los mismos puedan satisfacer sus necesidades nutricionales.
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Dentro de la conceptualización a nivel mundial, nuevos estudios sobre las ofertas alimentarias referidos por (Tompson, 2015), (Morales, 2015) y (Yanus, 2015) validan y documentan en gran detalle un factor que hasta la fecha no se había considerado “(…) las dietas de las personas en todo el mundo se han vuelto muy parecidas” (Tompson, 2015, pág. 83). Lo cual podría entenderse como algo bueno desde la perspectiva de que todas las personas tienen accesos en su mayoría a una alimentación sostenida, pero la misma no se corresponde dentro del cuadro de nutricionalidad, sino que mayormente ha existido una inundación de productos alternados por la industria mundial con la finalidad de generar cada día un mayor número de toneladas de comida en menores plazos de tiempo y al menor costo posible; dejando de lado en valor nutricional y en peor instancias el efecto negativo que podrían generar a nivel de salud. Es así, que en los últimos 60 años el mundo entero “(…) ha llegado al punto de depender cada vez más de unos pocos cultivos para suplir la mayoría de sus alimentos, incluidos los ya tradicionales como trigo, arroz, maíz y papas” (Chacón, 2014, pág. 166), pero también otros más recientes, como soya, aceite de girasol y palma, junto con las carnes rojas producidas en escala y lácteos. Latinoamérica, no está fuera de dicha problemática, así es claro que dentro de esta zona existe una mayor referencia en función del consumo de maíz, trigo, arroz, y aceites vegetales; dejando de lado el aporte nutricional de vegetales, legumbre y sobre todo frutas. Restringiendo el aporte de calorías y nutrientes sanos a la dieta, además de una clara expansión de los edulcorantes y azúcar en productos procesados. Dentro de dicha conceptualización (Gutierrez, 2016, pág. 166), expone:
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Más personas están consumiendo más calorías, proteína y grasa, y cada vez dependen más de una corta lista de cultivos alimenticios importantes, como trigo, maíz y soya, así como carne y productos lácteos, para suplir la mayor parte de sus alimentos; y frutas como vegetales más hortalizas han salido del consumo diario, no solo por la carencia en determinados sectores sino por la relación de costo - adquisición en las familias con menos recursos económicos.
Además, (Vela, 2015, pág. 26), dentro de este lineamiento cita: (…) si bien, estos alimentos son críticos para combatir el hambre mundial, pero depender de una dieta global con una diversidad tan limitada nos obliga a reforzar la calidad nutricional de los cultivos principales, a medida que disminuye el consumo de otros granos y verduras de valor nutricional.
No obstante, hoy se consume más calorías, proteína y grasa que hace 50 años, la falta de diversidad en esa “dieta estándar globalizada” priva a las personas adultas, pero sobre todo a los niños de los micronutrientes que el cuerpo necesita para un correcto desarrollo. Además, estigmatizar una dieta en función de ciertos productos como el trigo y maíz aumentan la ocurrencia de la obesidad, enfermedades cardíacas y la diabetes tipo 1, incluso en países desarrollados económicamente, dicha problemática se ve con mayor frecuencia al punto de pasar de un problema de cultura alimenticia a ser parte de las políticas estatales de salud pública (Petrolline, 2016). Otro enemigo de depender de ciertos cultivos es que “(…) hace que la agricultura y el sistema alimentario mundial sean más sensibles y frágiles; aumentando el riesgo de una crisis alimentaria” (Bellier, 2015, pág. 92). Una agricultura diversificada es más difícil de ser afectada por amenazas importantes, como la sequía, las plagas y enfermedades, que empeorarán con el cambio climático; según datos emitidos por la OMS (Organización Mundial de la Salud, 2017).
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Para lo cual, el presente ensayo busca dentro de su objetivo de estudio evaluar las dietas globalizadas y su relación con la seguridad alimentaria; en función de un número cerrado de productos que más allá de satisfacer a las personas con un amplio stock de toneladas métricas de productos a su alcance, se debe enfocar en la calidad de productos alimenticios y los nutrientes que estos otorgan a las personas. Metodología El presente trabajo investigativo se sustenta en una investigación bibliográfica hacia 14 documentos de carácter científico y 3 estudios de caso ejecutados por entidades de prestigio académico, sobre la relación de las dietas globalizadas y la seguridad alimenticia. El tipo de investigación es descriptivo sobre los casos estudiados a nivel latinoamericano y que referencia entre sus principales indicadores: tipos de productos, niveles de nutrición, calidad de nutrición y niveles de acceso. Entre los pauses que han servido como poblaciones de estudio destacan: México, Chile, Estados Unidos, Ecuador, Bolivia y Costa Rica. La información recabada por las 3 instituciones se sustentaron en investigación ejecutadas durante 10 años con referencia a la evolución histórica del consumo según el tipo de dietas y el acceso alimenticio acorde a la estructura socio económica de los grupos analizados.
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Ilustración 1: Metodología
Resultados El primer estudio referenciado es el emitido por el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) cuya institución se encarga de estudiar y desarrollar “(…) tecnologías, herramientas y nuevos conocimientos que ayudan a que los agricultores, especialmente los de recursos limitados, logren una agricultura ecológica y eficiente” (CIAT, 2015), es decir, competitiva y con un alto nivel de sostenibilidad y resiliencia. Dentro de la misma expone que en los cambios referidos a las dietas analizadas en dicho estudio están fijadas y restringidas por los factores sociales y económicos. A modo de ejemplo menciona que, los crecientes ingresos en los países en vías de desarrollo han contribuido a que más consumidores incluyan una mayor cantidad de productos animales, aceites y azúcares en sus dietas.
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Dentro de la misma perspectiva, “(…) la urbanización en estos países ha estimulado un mayor consumo de comidas rápidas y procesadas” (CIAT, 2015, pág. 17). Es decir, que vinculado a la actual renovación tecnológica y social, los cambios sociales de consumo se han direccionado a consumir en su mayoría productos y alimento ya procesados que no requieren mayor esfuerzo en su preparación, además que el costo de los mismos marca un alto grado competitivo con productos como vegetales y frutas. Además, que los tratados de libre comercio (TLC), permiten “(…) un mejor transporte de productos básicos y las industrias alimentarias multinacionales han reforzado aún más estas tendencias en los diferentes mercados”. Así, que los países que mantiene convenios sobre todo con Estados Unidos acceden a maíz y trigo previamente subsidiados por sus Estados obteniendo un producto de menor precio al adquirido y producido dentro de sus fronteras. Si bien, esto permite que un mayor número de personas accedan a dichos alimentos por su bajo costo, las dietas mantienen un orden globalizado al sustentarse dentro y solo en estos productos; excluyendo los alimentos tradicionales de cada zona y limitando cada día más su producción. No obstante, “(…) los países que pasan por un cambio acelerado en las dietas también están sufriendo rápidamente aumentos en las enfermedades asociadas con la sobreabundancia” (CIAT, 2015, pág. 29). Entre estas enfermedades, la más destacable es la obesidad, dado que, de acuerdo a la evolución histórica de las personas, el actual momento histórico permite que la humanidad como nunca antes se había dado posea la capacidad de tener productos alimenticios más allá de los que podría consumir (que exista países con desnutrición no se debe a la carestía alimenticia, sino a la incorrecta
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distribución de los mismos). Prueba de esto, es que en países como Estados Unidos la obesidad afecta a 2 de cada 3 personas. Pero, (Gutierrez, 2016, pág. 179), refiere: Sin embargo, las directrices esperanzadoras también son claras, como en Europa, en donde los consumidores tienen una predisposición a comprar más cereales y verduras y menos carnes rojas, aceite y azúcar. Manifestando que también existe una conciencia sobre los alimentos a consumirse por las personas”.
Pero es pertinente generar la crítica personal, de que dicho cambio de consumo hacia productos más saludables también se direcciona dentro de la capacidad económica, dado que en muchos países los productos orgánicos sobre los procesados son más costosos y si dicha concepción se relaciona con las familias de escasos recursos tal cambio seria hasta cierto punto improcedente. Así, la (CIAT, 2015) dentro de la presente investigación busca lograr que esos cultivos principales sean más nutritivos e intentar reducir los riesgos para la salud; pero “(…) eso no protegerá a los ciudadanos contra los riesgos de que el sistema alimentario mundial falle al seguir manteniendo a las empresas multinacionales a cargo de la alimentación de la mayoría de personas del mundo. La segunda investigación se refiere a la emitida por el Instituto Nacional de Salud Pública de México (INSPM, 2016), “Inseguridad alimentaria y calidad de la dieta en personas”; donde se expone los siguientes lineamientos. El estudio encontró que “(…) el número de hogares con inseguridad alimentaria es mayor a aquellos que tienen seguridad alimentaria, lo cual aumenta el riesgo de no satisfacer las
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necesidades de una adecuada ingesta de nutrientes en las personas motivando a un problema en cadena que pasa desde la falta de comida hasta perjuicios en la salud”. Esto se debe a que en su mayoría los ciudadanos han reflejado dentro de su cultura tradicional alimenticia actual factores semejantes a los entendidos en Estados Unidos sobre las preferencias de consumo; es decir cada día más mexicanos busca productos y alimentos ya procesados a menor costo. Si bien, y tradicionalmente la gastronomía mexicana es rica en el uso de leguminosas y hortalizas, poco a poco se has sustituido por productos más económicos de fácil acceso como el maíz y frejol con un nivel de consumo casi diario. Además, que los hogares con seguridad alimentaria reducida, mantienen un nivel de ingesta inadecuada de nutrientes. Es decir, que dentro de los últimos años se ha intentado por parte de estas familias garantizar su acceso alimenticio, la misma no contiene parámetros altamente nutricionales o son muy escasos como puede referirse: las tortillas de maíz, el mole (frejol aplastado) y acompañado en su mayoría de cárnicos provenientes de reses y cerdos. Así, que el (INSPM, 2016), más allá de observar la seguridad alimentaria se enfoca en su antítesis comprendida como la inseguridad alimentaria donde refiere los siguientes valores estadísticos: •
Al menos 7 de cada diez hogares tuvieron un acceso limitado a una alimentación de calidad.
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La mayoría de hogares dentro de los últimos 10 años tuvieron que disminuir la cantidad de alimentos consumidos o en el peor de los casos, algún adulto se quedó sin comida durante todo un día.
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Los hogares en donde habitan más de 5 personas presentaron inseguridad alimentaria moderada o severa.
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La inseguridad alimentaria se expresa de manera creciente en los hogares, cuando el jefe de familia identifica que el consumo de alimentos no es suficiente en calidad y cantidad, se auto limita ante su consumo (primero en los adultos y posteriormente en los niños); lo cual, es reflejo de que el proceso de gravedad de la inseguridad alimentaria parte en primera instancia por una preocupación en el abasto de alimentos dentro del hogar.
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En orden de menor a mayor incidencia se pueden identificar tres grados de inseguridad alimentaria: preocupación sobre la capacidad futura de productos alimenticios, aceptación de un consumo deficiente y hambre.
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Dentro de un contexto internacional (latinoamericano) se reportó que al menos 48% de los hogares encuestados expresaron tener preocupación por conseguir alimentos de calidad.
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A nivel latinoamericano la inseguridad alimentaria se lo puede entender como un indicador para la medición de pobreza.
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El acceso a una dieta adecuada depende principalmente de la seguridad de empleo e ingresos del hogar, factores que modifican la percepción del acceso a alimentos de calidad.
Por su parte, y como el tercer articulo investigativo analizado se referenciará al emitido por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura), emitido en el 2015. Dentro del cual se expone los siguientes lineamientos referidos en mayor medida hacia la calidad de la dieta en Latinoamérica.
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El cambio nutricional en países en latinoamericanos es consecuencia de la transición significativos en la dieta, acrecentando el consumo de lípidos e hidratos de carbono. La FAO en estudios realizados anteriormente aseguran que “(…) existe una relación inversa entre la densidad energética de los alimentos y el costo energético, es decir, que hoy en día existen alimentos de alta densidad energética, pero con bajo aporte nutricional que son asumidos como opciones por su bajo costo para los consumidores” (FAO, 2015, pág. 37). Además, se ha puntualizado la asociación de riesgo de la inseguridad alimenticia principalmente con obesidad y se ha formulado la posible relación con enfermedades crónico - degenerativas. Con base de lo anterior, al igual que otras investigaciones realizadas por la misma institución mundial se encontró “(…) un déficit en la ingesta de proteínas y algunos micronutrimentos como son el calcio, la vitamina A, vitamina D y zinc, aunque a diferencia de resultados actuales obtenidos en hogares de 6 países estudiados, los alimentos pueden abundar en mayor medida que lo referido hace 10 años, pero su calidad nutricional sigue siendo deficiente y con una clara tendencia a la baja. En relación al consumo de proteínas, se pudo entender que menos del 70% de los productos alimenticios no cubre con los requerimientos nutricionales promedio, además, la mayor cantidad de proteínas de la dieta fueron derivadas del consumo de leche, algo muy similar a lo presentado por un estudio de Chile y Ecuador por la misma institución, donde se observó que 42.3% de las personas de escasos recursos presentaron una sub alimentación de proteínas.
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Como se mencionó anteriormente, si bien el consumo de lácteos es mayor, el consumo de calcio fue deficiente, 7 de cada 10 productos alimenticios no contienen el requerimiento nutricional promedio, además 73.2% de los adultos mayores de 40 años no consumieron vitamina A ni D de manera apropiada a nivel latinoamericano. Varios estudios relevantes de Bolivia y Chile demuestran resultados similares. En México y Colombia, a nivel de la ingesta de macro y micronutrimentos en adultos, se observó que 29.2% tuvieron una ingesta inadecuada de grasas. Es decir que casi la mayoría de Latinoamérica tiene graves problemas con la obtención de nutrientes por medio de su ingesta alimenticia. Discusión En la actualidad, la preocupación de adquirir alimentos por parte de los latinoamericanos se ha vuelto un tema de interés debido a la posible repercusión que tiene en su estado nutricional. En tanto, se puede considerar que la inseguridad alimentaria es un factor de riesgo para la inadecuada ingesta de nutrientes. Las 3 diferentes investigaciones analizadas con respecto a los instrumentos y datos obtenidos demuestran que a nivel de la inseguridad alimentaria en los hogares es preocupante; si bien hoy se podría decir que se manejan dietas globalizadas con mayor capacidad de obtención de las mismas, estas son escasas en valores nutricionales y de poco nivel de satisfacción dentro de un entorno de salud pública. La estimación del tamaño o número de porciones de los alimentos es mayor en la actualidad, pero en su gran mayoría no cumplen las necesidades nutricionales básicas que se podrían obtener del consumo de frutas, legumbres y hortalizas.
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Se tiene que considerar que el componente de acceso a la seguridad alimentaria es diferente al componente de utilización. No obstante, esta investigación aporta información relevante y positiva para abrir la senda hacia una mayor investigación en las personas u otros grupos de población latinoamericana, pero sobre todo ecuatoriana respecto al grado de inseguridad alimentaria y sus repercusiones en el estado de salud y nutricional. Por lo tanto, se propone a nivel local realizar intervenciones que fomenten la participación de los familiares para mejorar conductas alimentarias, tomando en cuenta que el primer campo de acción son las recomendaciones dietéticas dentro de los hogares por parte del jefe de familia. De igual manera, se ha demostrado que las prácticas tradicionales de hace más de 10 años tienen un impacto en pro del acceso a alimentos de calidad, donde se manejaban dietas con un mayor aporte nutricional debido a su riqueza y variedad según los productos manejados. Así se encomienda realizar más estudios sobre la influencia de la seguridad alimentaria en la calidad de la dieta, donde se incluya la comparación con nivel socioeconómico, estructura familiar y la disponibilidad a alimentos de calidad según la capacidad de pago. Además, sería pertinente incluir otras dimensiones de la seguridad alimentaria, como las expuestas en la (Constitución de la República del Ecuador, 2008), que refiere sobre la soberanía alimentaria y el derecho individual a una alimentación saludable, inocua y con alimentos según las preferencias y tradiciones nutricionales culturales de los países estudiados. Para lo cual, se deben diseñar programas idóneos para disminuir las experiencias de hambre y/o la preocupación de una alimentación de calidad, las cuales
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afectan la salud de las poblaciones estudiadas y generan una reducción de los gastos económicos por alimentación hacia productos con mayor valor nutricional al referido hoy en día por las dietas globalizadas. Conclusiones •
El problema de la seguridad alimentaria y las dietas globalizadas es complejo y multidireccional, entre los factores más significativos se encuentran los atribuidos a la económica y escasez; además de la concentración de poder en los mercados ante los productores alimenticios por parte de las multinacionales. Ecuador, se encuentra ante un escenario potencial en el que, ante la demanda de biocombustibles por parte de los países desarrollados ya se encuentra generando tácticas de diversificación en la producción nacional de maíz sin el direccionamiento para el consumo. Si bien la (Constitución de la República del Ecuador, 2008), garantiza la soberanía alimentaria aún falta grandes esfuerzos por mejor el alcance de productos altamente nutricionales hacia los grupos vulnerables y de escasos recursos. Si bien, hoy en día, no se encuentra en un nivel de escases cono el referido actualmente en Venezuela es pertinente buscar la implementación de sistemas que garanticen un reordenamiento nutricional popular, dado que los altos costos de la Canasta Básica Familiar impiden a los hogares nacionales acceder en gran medida a mejores productos alimenticios.
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Además, el latente cambio de dieta de la población a nivel mundial y una ambivalencia entre desnutrición y obesidad, debe obligar al gobierno de turno a tomar medidas previas y paliativas ante este problema de salud mundial que día a día va consumiendo y afectando no sólo a los adultos sino a niños en desarrollo;
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prueba de esto es el alto nivel de obesidad que se presenta en Estados Unidos y Canadá. •
En Ecuador no se le ha otorgado a la población un papel participativo con el cual se apropien del objetivo común de alimentarse mejor a partir de una estrategia real, si bien se contiene los cuerpos legales que la garantizan es función del Estado buscar una mayor exposición sobre la seguridad alimentaria en los hogares.
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Así, tanto familias ecuatorianas como entidades públicas deben generar objetivos de participación social, creando proyectos de participación comunitaria y que a largo plazo mejore la dieta tradicional y la salud de los más pobres por medio de programa alimenticios; que permita a cada uno de sus ciudadanos acceder a los mejores productos y nutrientes del mercado en función de precios accesibles.
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Referencias Bellier, G. (2015). La alimentación mundial. México D.F.: H&U ediciones. Chacón, E. (2014). La necesidad de de mejorar la alimentación con bases nutricionales en la sociedad latinoamericana. México D.F.: Poker ediciones científicas. CIAT. (2015). La seguridad alimentaria. Costa Rica: CIAT publicaciones indexadas. Constitución de la República del Ecuador. (2008). Constitución de la República del Ecuador. Montecristi - Ecuador: Registro Oficial 449. Cumbre mundial sobre la alimentación. (2015). Cumbre mundial sobre la alimentación. México D.F.: ONU publicaciones. FAO. (2015). Investigación alimenticia en Latinoamérica. Estados Unidos: FAO publicaciones. Gutierrez, M. (2016). La renovación alimentaria. México D.F.: Amperio ediciones. INSPM. (2016). Inseguridad alimentaria y calidad de la dieta en personas. México D.F.: INSPM publicaciones científicas. Morales, S. (2015). La seguridad alimenticia como elemento de prioridad de la salud pública y de las organizaciones estatales. Bogotá - Colombia: Celso ediciones académicas. Petrolline, D. (2016). La correcta forma de alimentarse al menor costo social. Santiago de Chile: Faro azul ediciones. Tompson, J. (2015). La seguridad alimentaria. Estados Unidos: Atenea ediciones.
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Urquera, A. (2016). L economía de la alimentación. Mexico D.F.: Kross ediciones. Vela, N. (2015). Sistemas nutricionales. Quito - Ecuador: Asterios ediciones. Yanus, A. (2015). Alimentando al mundo dentro de la política mundial. México D.F.: Harmony ediciones.