El liderazgo de la Guardia Escocesa frente al Ejército de Argentina en la batalla de Tumbledown

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“El liderazgo de la Guardia Escocesa frente al Ejército de Argentina en la batalla de Tumbledown” PRAXIS CAPITAL Resumen: Tumbledown fue uno de los sitios clave durante las acciones bélicas del conflicto de las Malvinas, donde el accionar militar fue clave, pero ante diferentes necesidades en el campo por parte de la Guardia Escocesa y el Ejército argentino, el liderazgo fue un factor clave para dilucidar un mejor trabajo por parte de las tropas jóvenes del Ejército argentino y el servicio de la Guardia Escosase al interactuar en un espacio geográfico desconocido. Dando a comprender que el liderazgo como herramienta militar puede en la mayoría de casos sobreponerse sobre las necesidades armamentistas de un ejército. Palabras claves: Liderazgo, Tumbledown, Escocia, Argentina, batalla. Abstract: Keywords: Tumbledown was one of the key sites during the military actions of the Falklands conflict, where military action was key, but faced with different needs in the field by the Scottish Guard and the Argentine Army, leadership was a key factor in elucidating a better work on the part of the young troops of the Argentine Army and the service of the Escosase Guard when interacting in an unknown geographic space. Realizing that leadership as a military tool can in most cases override the armament needs of an army. SUMARIO: INTRODUCCIÓN, DESARROLLO, ANTECEDENTES HISTÓRICOS, LA BATALLA DE TUMBLEDOWN, CONCLUSIONES

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1. INTRODUCCIÓN Tumbledown fue uno de los sitios clave durante las acciones bélicas del conflicto de las Malvinas, que debido a la gran altura geográfica y estratégica dio a las tropas argentinas una gran ventaja sobre la Guardia Escocesa. Situada a unas cuatro millas al oeste de la capital de las Islas Malvinas en Port Stanley; ante esto, la Guardia Escocesa consideró al monte Tumbledown como de importancia primordial en su accionar contra la amenaza argentina. Pero, “la ventaja de la altura que las tropas argentinas dio a dicho sitio, impidió que las tropas británicas no pudieran avanzar cerca del espacio geográfico por la amplia visión hacia el enemigo” (Beneti, 2014). Pero, como refiere el autor (Esquiveti, 2015): Más allá, de las posiciones y vialidades geográficas y estratégicas en la guerra de Las Malvinas, la importancia del liderazgo fue un factor fundamental en las decisiones hacia el éxito militar, dado que dentro de diferentes pasajes bélicos; la motivación humana fue la mejor arma militar (Pág. 108).

A nivel de la cronología de las acciones, la Segunda Guardia Escocesesa manejaron un ataque de montaje en las cercanías de Tumbledown guiados por el Teniente Coronel Mike Scott. Así, las tropas de mortero del comando 42, desempeñaron un papel esencial en el ataque. Mientras tanto, en el mar, “las fragatas, incluyendo los navíos Active y The Avenger, ofrecieron fuego de cobertura y cuando se necesitaba apoyo en la lucha contra la 5ta Brigada de Infantería Marina de Argentina” (Lafuente, 2016, pág. 92). El ataque en Tumbledown fue lanzado el 13 de junio, por parte de la Guardia Escocesa apoyados por la Guardia Real de la Marina Británica. El primer ataque, fue un asalto de división y tuvo como objetivo asustar y disuadir a las tropas argentinas haciendo que el ataque parezca ser mucho mayor de lo que realmente era, gracias a la intervención y uso de tanques ligeros con ataques focalizados. Logrando que el lado occidental de Tumbledown sea capturado con éxito. Sin embargo, pasaron siete horas de acción bélica antes de que se alcanzara la cumbre de Tumbledown, continuando de esta forma los combates hasta la mañana del 14 de junio, antes de que se anunciara que los británicos por medio de un accionar con alto liderazgo de la Guardia Escocesa habían logrado tomar la montaña.

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Así, los resultados finales para (Higuera, 2016), fueron: Esta batalla vio a 43 soldados británicos heridos y 9 hombres asesinados, mientras que la 5ta Brigada de Infantería de Marina de Argentina perdió a 30 hombres y vio otros 30 tomados como prisioneros de guerra por la Guardia Escocesa. Ante tal evento histórico se ha dicho que el terreno blando en el que se desarrolló la batalla ayudó a salvar a los guardias escoceses de nuevas lesiones cuando la turba absorbió las explosiones de mortero del lado argentino, reduciendo enormemente su impacto (Pág. 39).

Tal fue la valentía de las tropas escocesas durante la batalla por el monte Tumbledown que varias medallas, incluyendo 2 cruces militares y 2 medallas al servicio por el mérito en el campo de guerra, fueron otorgadas después del conflicto. Así, el presente ensayo, busca analizar el liderazgo emitido por los comandantes de la Guardia Escocesa y del Ejército de Argentina en la batalla de Tumbledown. 2. DESARROLLO 2.1. Antecedentes históricos Hace treinta y tres años, Argentina y Gran Bretaña emprendieron la guerra por las Islas Malvinas, pero en la actualidad múltiples profesionales en diferentes áreas aún se preguntan por qué y cuál fue el verdadero valor dentro de las mismas, así el evento bélico ha sido analizado desde un perfil económico, político, social, pero sobre todo militar y su coyuntura estratégica. Durante semanas, dentro de las descripciones históricas los soldados del famoso regimiento de la Guardia Escocesa de Gran Bretaña habían perdido el sueño en medio de los vientos helados en las trincheras que se llenaban repetidamente de agua congelada, ante esto los hombres sufrían de congelación además que las raciones se estaban agotando. Añadiendo a sus miserias, en este día en particular habían sufrido intensos bombardeos de artillería. Si bien esto se podría describir como un escenario propio de la Primera Guerra Mundial, la fecha era el 13 de junio de 1982, y las trincheras en las que las tropas británicas se acurrucaron no fueron esculpidas a través de algún tramo de campo francés sino en la tundra casi congelada en el monte Tumbledown en las Islas Malvinas subárticas. A pesar de los desafíos, la moral era alta, porque las tropas británicas se preparaban para poner fin a su miseria al empujar a las fuerzas argentinas desde la accidentada escarpa de -4-


Tumbledown hacia su retorno por el perfil costanero. A la Guardia Escocesa se les había manifestado que “la fuerza enemiga estaba compuesta por reclutas jóvenes y mal equipados que corrían al primer destello del cañón, pero dicha información fue errónea y posteriormente una grave acción estratégica – militar” (Cifuentes, 2013, pág. 188). La lucha por el Monte Tumbledown fue la última batalla en un conflicto que era, según los estándares modernos, una “pequeña guerra”, y para muchos entendidos como innecesaria. En palabras de un veterano del 2º Batallón de la élite de Gran Bretaña, (Seilver, 2015, pág. 50), la guerra era “corta, aguda y muy desagradable y, a menudo se luchaba de cerca con bayonetas y granadas, como algo propio de la Primera Guerra Mundial”. Así mismo (Pedroza, 2016), expone: Los soldados de ambos bandos tenían poca comprensión o apreciación de las causas o de las acciones a seguir; no obstante, las batallas no fueron menos feroces, las muertes no menos absurdas, que las que sufrieron en conflictos de mayor importancia global, pero un factor clave denotado entre ambos países fue el liderazgo propio en cada parte (Pág. 39).

La lucha real duró sólo una cuestión de semanas, pero reclamó más de 900 vidas. Se libró sobre un territorio cuya propiedad había estado en disputa durante más de dos siglos. Las Islas Malvinas (un archipiélago en el Atlántico Sur que comprende dos grandes islas y 776 más pequeñas) se encuentran a unos cientos de kilómetros de la costa argentina ya casi 8.000 millas del Reino Unido. Después de conflictos coloniales con Francia y España sobre las islas, Gran Bretaña reclamó la soberanía en 1774, y desembarcó tropas para reafirmar su dominio en 1833 y formalmente estableció las Malvinas como una colonia de la Corona en 1840. Los gobiernos sucesivos de Argentina habían sentido propiedad sobre las islas, sin embargo, y a lo largo de las décadas se habían presentado una serie de protestas formales, pero totalmente ineficaces. En 1982, la notoria y opresiva junta militar que gobernaba la Argentina consideró que la toma de las Malvinas era una oportunidad para distraer a sus ciudadanos de los muchos problemas económicos y de derechos humanos que aquejan al país y unir a los argentinos tras una campaña de autojustificación. Por lo tanto, el 2 de abril, el argumento de que el control británico de las Malvinas representaba un retroceso a los tiempos del imperio, por tanto; el

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comandante en jefe y el presidente de facto Leopoldo Galtieri desembarcaron a las fuerzas de ocupación en las Islas Malvinas. Galtieri y el Almirante Jorge Anaya, tenían razón en su expectativa militar para generar una oleada patriótica; debido a que, desde su criterio, los británicos habían perdido el interés por las Islas Malvinas. No obstante, dicha afirmación era totalmente equivocada y generó una resolución por parte de la primera ministra Margaret Thatcher. Irónicamente, muchos británicos en ese momento no tenían idea de dónde estaban las Islas Malvinas, y mucho menos que eran parte del Reino Unido. Así, el secretario de Estado de Defensa, Sir John Nott, escribió más tarde: “Debo confesar que no conocía muy bien las Islas Malvinas antes de la invasión (…) y estaba un poco horrorizado al ver lo lejos que estaban” (Nott, 1983, pág. 3). Si bien, Las Malvinas habían dejado de ser de interés comercial para el Reino Unido, seguían siendo dependencias británicas y el Ministerio de Defensa comenzó inmediatamente los preparativos para una respuesta total a la invasión de las islas del Atlántico Sur. A los pocos días de la ocupación argentina, el gobierno de Thatcher, declarando que los 1.800 habitantes de las Malvinas eran “de tradición y población británica” Margaret Thatcher (Thatcher, 1983, pág. 6) había establecido un gabinete de guerra y comenzado a desarrollar una armada naval. En última instancia, el grupo de trabajo británico creció a más de 100 buques que transportaban 8.000 tropas terrestres para enfrentarse a la fuerza invasora argentina de unos 14.000 soldados. Mientras que los británicos presumían casi tres veces más naves, los argentinos tenían una ventaja de 3 a 1 en aviones de combate. Mientras tanto, los Estados Unidos, estaban preocupados por la Argentina debido a que podrían atraer a la Unión Soviética a la lucha como un aliado, y trató de detener el conflicto diplomáticamente. Cuando estos esfuerzos fracasaron, y se hizo evidente que la guerra era inevitable, Washington anunció un embargo sobre las ventas de armas a la Argentina, mientras proporcionaba a Gran Bretaña material de guerra. Europa apoyó en gran medida la acción británica; y por otra parte la mayor parte de América Latina se alineó con los argentinos. Es de esta forma como se desarrolló dentro de un contexto general el conflicto en las Malvinas y en forma más detallada la batalla la batalla de Tumbledown.

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2.2. La batalla de Tumbledown La fuerza argentina que esperaba en Tumbledown era muy diferente, en su mayoría de 20 años de edad, (5º Batallón de la Marina), pero consistían en tropas altamente entrenadas y motivadas con experiencia en combate en la reciente guerra civil argentina. Quienes, estaban bien abastecidos, equipados para el clima frío y, en algunos casos, mejor equipados que los británicos; también habían sido entrenados en combate nocturno. En primera instancia, este Ejército Argentino tenían a cargo Tumbledown, Willia, y Sapper Hill, para lo cual se mantenía la siguiente conformación de Defensa: Se mantenía un Batallón de Artillería Antiaérea, la Compañía de Ingenieros Anfibios, un destacamento de Comandos Anfibios, la Tercera Sección de la Compañía D del BIM 2, Segunda y Tercera Secciones de la Compañía H del BIM 3, dos grupos de mísiles antitanque Bantam, tres grupos de controladores aéreos, una sección de seguridad con perros y un grupo de Comando de Infantería de Marina (Higuera, 2016, pág. 93).

Al prepararse para el ataque británico, los marines argentinos habían cavado un intrincado sistema de bunkers, además y en forma previa se familiarizaron con el terreno y establecieron un plan para el apoyo coordinado contra incendios por bombardeos de artillería. En el respaldo de las Fuerzas militares argentinas se encontraban seis morteros de 81mm, seis morteros de 106mm, una batería de obús y dos grupos de artillería. Así, el BIM 5 fue clave dentro de la estrategia argentina ante el desarrollo bélico contra el primer desembarque de la Guardia Escocesa, pero a nivel de liderazgo si bien, se mantenía un claro enfoque ante las acciones a seguir y mantenían mejore condiciones alimenticias y posicionales una de las potenciales fallas fue la poca experiencia y la corta edad que tenían la gran mayoría de soldados del Ejército argentino. El plan de batalla británico era directo y dependía de unidades de fusil de los guardias escoceses divididas en tres compañías. Primero en la lucha, la Compañía G, fue a tomar el flanco occidental de la montaña. Hecho esto, Left Flank Company iba a pasar por el área capturada y tomar la cumbre. Por su parte, Right Flank Company debía avanzar a través de la zona de flanco izquierdo y asegurar el flanco oriental de Tumbledown. Dos fragatas de la Marina Real, (Yarmouth y Active), se encontraban en alta mar para proporcionar apoyo naval. -7-


La operación fue planeada inicialmente como un asalto diurno, pero la subida fue larga y la escarpada era muy traicionera, volviendo a los soldados blancos fáciles. De esta forma, las mentes más sabias prevalecieron, y el comandante del batallón el Teniente Coronel Michael Scott, puso de manifiesto esto al mantener de forma constante su liderazgo en las tropas. La primera fase del plan presentó una maniobra de división, una fuerza de unos 30 Guardias Escoceses de la Compañía 13, apoyada por cuatro tanques ligeros de los Blues y Royals Marines, se dirigió hacia el sur cerca del Monte Guillermo en un intento de llamar la atención del enemigo. Pronto tropezaron con trincheras argentinas, y después de un intenso tiroteo en el que dos guardias fueron asesinados y cuatro heridos, se retiraron, directamente a un campo de minas no detectado. Cuatro hombres más resultaron heridos cuando salieron de las minas, que a su vez dieron a los argentinos un claro blanco de morteros y artillería. Afortunadamente para los británicos, la tundra húmeda absorbió las explosiones; de lo contrario, el resultado habría sido catastrófico. Poco después de las 10 de la mañana, La Compañía G comenzó el asalto a Tumbledown. Para su gran sorpresa la compañía no encontró prácticamente ninguna resistencia y aseguró rápidamente su objetivo. Moviéndose hacia arriba, los hombres del flanco izquierdo se encontraron en combate cuerpo a cuerpo con bayoneta fija. En la batalla más feroz de la guerra de Las Malvinas siete guardias murieron mientras intentaban llegar a la cumbre. Los británicos dispararon cohetes antitanques en posiciones enemigas, pero los argentinos se mantuvieron, por medio del accionar con el mortero y las ametralladoras, pero sobre todo el liderazgo impartido por sus superiores en no retroceder. Fue, así que (Lawrence, 2012, pág. 147), escribió, "la batalla más corta, pero la lucha más completa posible; donde mente y cuerpo de ambos bandos fueron exigidos al límite”. Lanzándose en el centro de la lucha, el Mayor John Kiszely, comandante del flanco izquierdo de la Guardia Escocesa, disparó a dos soldados enemigos y emitió un bayonetazo a un tercero. Más tarde Kiszely fue galardonado con la Cruz Militar por sus acciones esa noche. Mientras luchaban por recuperar su ímpetu y continuar el ascenso, los guardias escoceses encontraron fuego de francotirador de soldados argentinos ocultos en las peñas de lo más altos. Un guardia intentó escalar una roca que protegía a un francotirador enemigo y le dispararon muriendo en el momento. Frente a tales disparos, explosiones y trampas, los guardias luchaban hacia la cumbre, un hombre avanzaba mientras otro lo cubría.

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Singularmente y en pequeños contingentes, el resto de los guardias escoceses se abrió paso hasta la cumbre. A las ocho de la mañana, después de lo que un soldado británico denominó “horas de lucha pulgadas por pulgada por las rocas, usando granadas de fósforo y armas automáticas” (Lawrence, 2012, pág. 84), Tumbledown estaba, en su mayor parte, en manos de los guardias. La lucha continuó en el flanco oriental de la montaña, pero bajos de municiones y con refuerzos negados el 5º Batallón de Marina de la Armada argentina fue finalmente obligado a rendirse. A las 9:45 a.m., unas 12 horas después de que sonó el primer disparo. 3. CONCLUSIONES El Ejército Argentino contaba con el posicionamiento previo de Tumbledown y mantenía localizado a batallones de artillería antiaérea, comandos anfibios, grupos de defensa antitanque e infantería; pero a nivel del liderazgo este no fue muy bien posicionado por la edad joven de los soltados quienes al carecer de experiencia no lograr optimizar a nivel estratégico su posicionamiento y los recursos que disponían ante el desembarque de la Guardia Escocesa. Por su actuación en la batalla, los hombres del 2º Batallón de la Guardias Escoceses, recibieron dos medallas póstumas, dos medallas militares, una Orden de servicio distinguido y dos cruces militares, una de las cuales fue a Lawrence. Dos miembros del 9no escuadrón recibieron medallas militares, y un piloto de helicóptero que en varias ocasiones arriesgó su vida para transportar a los heridos de la montaña durante el combate recibió la Distinguida Cruz del Vuelo. En la actualidad, muchos británicos continúan cuestionando la necesidad de un conflicto armado que cobró la vida de 649 argentinos y 255 soldados británicos, así como tres isleños de las Malvinas, más heridos por una antigua posesión de valor cuestionable, a miles de kilómetros de distancia, que pocos de sus compatriotas habían sabido que existían. En cierto sentido, las cifras de víctimas son engañosas. Según la Asociación de Medallas del Atlántico Sur (SAMA, 2016), una organización no gubernamental que representa y apoya a los veteranos de las Malvinas, dentro de los 20 años del final de los combates, se estima que 264 veteranos británicos (más que muertos en combate), se suicidaron, resultado del trastorno de estrés postraumático. Sintetizada toda esta batalla desde el soldado (Lawrence, 2012, pág. 8)

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como “corta, sangrienta, húmeda y sucia propia del fin mundo; pero que sin el liderazgo pertinente no hubiese sido posible su éxito”.

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4. BIBLIOGRAFÍA Beneti, C. (2014). Tumbledown y su relevancia militar. Buenos Aires - Argentina: Faro ediciones. Cifuentes, A. (2013). La Guerra cde las Malvinas y sus labores dentro de la estrategia militar. Buenos Aires - Argentina: Poker ediciones. Esquiveti, F. (2015). Análisis de la guerra de Las Malvinas. Buenos Aires - Argentina: Higuera ediciones militares. Higuera, D. (2016). Las batallas dentro de las Malvinas. Londres - Inglaterra: Edding ediciones. Lafuente, D. (2016). La Guerra de las Malvinas. México D.F: Atlas eidciones militares. Lawrence, A. (2012). la estratégia de la Guardia Escocesa en la guerra de las Malvinas. Londres - Inglaterra: Queen ediciones. Nott, J. (1983). Comentario sobre la invasión a Las Malvinas. Londres - Inglaterra: New York Times. Pedroza, L. (2016). Liderazgo militar dentro de las Malvinas. México D.F.: Brown ediciones. Seilver, B. (2015). Trabajos militares de la Guardia Escocesa en Las Malvinas. Londres Inglaterra: Mark ediciones. Thatcher, M. (1983). Comentario sobre la Guerra de las Malvinas. Londres - Inglaterra: Friedwall ediciones. Willeton, E. (2014). Análisis de la batalla de Tumbledown. Londres - Inglaterra: Aperime ediciones militares.

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