“La burocracia en la policía nacional del Ecuador” PRAXIS, Consulting Introducción Los múltiples rompimientos del orden democrático y el poder político en una clara asignación y sumisión de las fuerzas militares a nivel latinoamericano en el siglo XX, dejaron a la institución policial con libertad, independencia y autonomía para ejercer un orden y uso del poder en forma arbitraria y como bien correspondiese. Así, durante este periodo histórico en Ecuador se cuestionó el acatamiento a la Constitución Nacional y a las leyes correspondientes, deponiendo al libre albedrío de las máximas autoridades policiales pero sobre todo políticas el ordenamiento institucional acorde a las necesidades del gobierno de turno. Donde, se fueron naturalizando prácticas arbitrarias e ilegales y se fue disipando el objeto primario de la existencia de un cuerpo civil armado que es la protección del Estado de Derecho y sus ciudadanos. En Ecuador, el cuerpo policial no escapa a este análisis, y así años de prácticas impulsadas desde los sectores de poder en los cuales se fue distorsionando no solo el fin mismo de la existencia del cuerpo policial sino también las prácticas cotidianas de sus integrantes, denotaron una crisis burocrática y jerárquica por los altos mandos. Para lo cual, la policía dentro de un contexto paradigmático de relación de poder político-institución fue estructurando a sus conveniencias la institución, conllevándola a niveles de manipulación institucional y personal, dando un giro total al Estado moderno. La Policía Nacional del Ecuador, si bien maneja una estructura jerarquizada, normante y organizada, con un reglamento interno de disciplina, lo cual debería ser una ventaja al momento del funcionamiento de la burocracia de la institución. Esta estructura ha hecho que los trámites y asignaciones a nivel institucional no tengan un seguimiento o una secuencia lógica e ideal dentro de su talento humano. Degenerando a nivel interno en diferencias jerárquicas, asignación del personal a otras funciones fuera de sus cánones de cumplimiento, designaciones a otros territorios operativos fuera de su orden
geográfico, etc., de esta forma, desperdiciando la experiencia y habilidades adquiridas de sus miembros para un mejor funcionamiento profesional e institucional. Lo más grave dentro de este contexto de análisis es que el cuerpo policial conformado por personal de servicio público, no están regidos por el MRL (Ministerio de relaciones laborales), ni por la LOSEP (Leo Orgánica de Servicio Público), quedando legal y administrativamente en el limbo sobre sus directrices de manejo y ordenamiento como son: las funciones del talento humano, exposición de riesgo por mala asignación de lugares de trabajo, horarios mal asignados, limitación de recursos de acuerdo a los servicios a ofrecer a la ciudadanía, gestión documental equivoca y limitado manejo óptimo de la burocracia, etc. En el presente ensayo busca analizar la incidencia de la organización policial en la utilización discrecional burocrática, el cual al estar basado en un sistema burocrático irracional y complementado con relaciones jerárquicas inoperantes, incorrecta especialización profesional, mal uso de normas y procedimientos, la carente identidad institucional del talento humano y la mala aplicación de las competencias y asignaciones zonales – geográficas de su equipo profesional. A desencadenado un malestar entre sus miembro, quienes consideran que el entorno institucional – burocrático contiene demasiadas falencias y que afecta directamente al personal que allí labora y de forma directa a los ciudadanos quienes son los adquirientes del servicios que genera la policía nacional. Para lo cual se estudiará los aspectos formalizados de la organización policial determinados hoy en día como ‘irracionales’, dentro del contexto político- institucional - burocrático. Además, las relaciones personales coercitivas y la estigmatización de las funciones dentro de los niveles jerárquicos. Donde, a partir de lo anteriormente expuesto, el presente ensayo busca poner en cuestión si la organización racional-legal de la policía nacional de Ecuador es una instancia sólida y moderna, o se encuentra en un proceso de construcción y transformación permanente que genera más conflicto que soluciones instituciones burocráticas.
Desarrollo Para comprender la reforma burocrática generada al interior de la policía nacional, es pertinente conocer la concepción de seguridad. La cual, desde la perspectiva de (Rhea, 2013) se define como: La seguridad policial o pública es un derecho que el Estado garantiza a sus habitantes, ciudadanos y extranjeros para poder gozar de una vida tranquila en función del goce de sus derechos sin sufrir el avasallamiento de ellos por parte de terceros, y en caso de darse, tener la convicción que el Estado por medio de sus fuerzas de seguridad; quienes ejercen el ejercicio de la fuerza en un uso razonable, resguarden a las víctimas. (Pág. 78)
La seguridad anteriormente, estaba vinculada al resguardo del “status quo”1 de los poderes fácticos, y a las prácticas de “mano dura” como forma de garantizarlos. Comúnmente se daban casos de detención de personas con carácter ilegal y poco fundamentado en evidencias y la idea de que la policía estaba para satisfacer las demandas de los políticos, y miembros ligados al poder político o económico del país no era nada descabellada. Así, el concepto de la seguridad estatal estaba vinculada a la discrecionalidad de la acción policial en su accionar cotidiano y a la subordinación que emita el poder político de turno. Dejando de lado el idea de una policía autónoma y de juicio propio, que no respondiese a las autoridades políticas pero sí constitucionales. Las reformas a la policía nacional hoy en día están implementadas bajo las categorías de la estructura burocrática racional o racional-legal, dicha teoría fue generada por el autor (Webber, 2010), quien en su esencia conceptual manifiesta: (…) la estructura se comprende como el ensamblaje de una construcción la cual mantiene una ordenación relativamente duradera de las partes de un todo, es decir, la estructura asiente que las instituciones permanezcan a pesar de sufrir algunos cambios en sus partes. (Pág. 172)
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Statu quo es un término que se usa a nivel política y diplomático para expresar que una realidad se
mantiene estable.
Dentro de esta concepción, (Webber, 2010, pág. 189) marca de forma bien definida una “(…) jerarquía de autoridad como elemento fundamental para el desarrollo de una estructura racional burocrática”. Donde esta concepción establece una categoría constitutiva de las fuerzas de seguridad, pero que a nivel ecuatoriano está absolutamente quebrantada en su estructura, haciendo que la pirámide jerárquica que forma los ascensos del talento humano esté deformada y produzca una desjerarquización de las estructuras policiales. Sin embargo, la causa primordial de tergiversación de las jerarquías institucionales es la cultura organizacional, donde en los últimos años la autoridad interna no corresponde al de mayor escalafón por logros personales de los altos mandos sino al apoyo político efectivo por fuera de la estructura institucional. Lo cual está dado por mantener mayor control interno de la policía nacional al mantener personal de confianza en la cúpula, que dé garantías y proteccionismos a ciertos grupos económicos y políticos. Si bien, existen medidas para restituir la pirámide escalafonaria en la policía nacional también existen múltiples cuestiones culturales sobre la autoridad, para lo que necesario la incorporación de relaciones sociales sostenidas en el tiempo que modifiquen lo simbólico e imaginario del poder instituido. Los tiempos de cambio cultural, en los cuales se modifican conductas y disposiciones son mucho más largos que los tiempos políticos. Denotando que un impacto dentro de la institución por doctrinas políticas y el efecto que genera, toma aún más tiempo en solucionarlo que establecerlo. Además, se debe tomar en cuenta que el poder coercitivo y de autoridad trastocado sólo pudo solucionarse mediante el poder centralizado y democrático asignado por logros, sobre todo cuanto se trata de una institución como la policía nacional, la cual necesita de un líder legal, lo cual constituye la primera categoría burocrática. Así y en respaldo de esta concepción (Webber, 2010), cita: El líder legal es aquel que asciende al poder por métodos democráticos o elegido por su calidad de experto en la materia que le compete. Esta figura es comúnmente vista en el campo de la política y de las empresas privadas en las que se implementa el modelo burocrático, en el cual las decisiones están establecidas por un sistema de reglas precisas o un protocolo a seguir. (Pág. 194)
En otra instancia, se puede examinar las medidas dentro de la segunda categoría de la estructuración burocrática, la horizontalidad. Es decir, la división de labores basada en la especialización funcional del talento humano. Para lo cual se debe tomar varias medidas con el objeto de ubicar el accionar policial dentro del marco de las leyes que rijan al país y de las normativas que delimitan las funciones y superposiciones. Con respeto a la burocracia horizontal (Mintzberg, 2013), expresa: (…) los mecanismos básicos de coordinación se basan en ajustes propios dentro de la organización. A diferencia de otras estructuras, la parte clave de la organización horizontal radica tanto en el grupo operativo como en el staff administrativo. Este modelo suele caracterizarse por contener estructuras organizadas con importantes mecanismos de coordinación. Tiene descentralización selectiva y una especialización de puestos horizontal. Tanto el entrenamiento como el tipo de equipos de trabajo que se forman son funcionales, o agrupados con orientación al servicio. Normalmente están en ambientes complejos, altamente dinámicos. (Pág. 119)
Dentro del contexto de la policía nacional y con la finalidad de eliminar problemas como: asignación del personal a otras funciones fuera de sus roles cumplimiento y designaciones a otros territorios operativos fuera de su orden geográfico. Se debe optimizar un sistema horizontal que busque a forma de solución ajustar las tareas y funciones al marco legal regulatorio de la LOSEP. También, como elemento para revertir los años de mala asignación geográfica del talento humano, se debe levantar una base de datos obligatoria sobre los domicilios actuales y jurisdicciones a las que pertenecen los miembros de la policía nacional. Para de esta forma generar una reorganización de los elementos de forma óptima. Además, se debe reestructurar el funcionamiento del departamento de personal de la policía nacional, para facilitar la administración del talento humano y su control posterior, el cual está relegado y sin funciones específicas establecidas ya que los datos del personal están incompletos y desactualizados y los policías cumplen funciones que no les corresponden. Ahora bien, en sentido a la tercera y cuarta categoría de la estructura burocrática manifestada por (Mintzberg, 2013, pág. 59), que trata sobre el sistema de normas
internas, y el sistema de procedimientos, tampoco existe una intervención eficaz en los últimos años sobre un conjunto normante que rija al sistema policial nacional y que busque un accionar más participativo con la sociedad civil y en el cual participen organizaciones de derechos humanos, cuerpos colegiados y profesionales, etc. Donde el autor (Saa, 2011), dentro de su análisis manifiesta lo siguiente: La seguridad estatal o policial tiene el compromiso de contribuir al mejoramiento de las condiciones de seguridad y convivencia ciudadana, donde al componer una institución confiable, competente y sólida, sustentada en el profesionalismo, la motivación y el comportamiento ético de sus integrantes; se posicionará como una entidad integrada a la comunidad, así se debe construir una convivencia pacífica y segura, desde la corresponsabilidad social y la legitimidad organizacional. (Pág. 155)
Para lo cual es pertinente por parte de la policía nacional y de las autoridades correspondientes revisar los lineamientos generales de la política interna en base de los pilares tradicionales de filosofía y profesionalismo, con la visión de generar una nueva alineación de políticas estratégicas institucionales que abarque con mayor importancia el fortalecimiento de la fuerza pública y el direccionamiento policial basado en humanidades y veedurías sociales. La quinta categoría de la estructura burocrática, refiere a la impersonalidad en las relaciones interpersonales de los elementos de la policía nacional, donde al reordenar la estructura escalafonaria y refuncionalizar la estructura administrativa policial, se busca cumplir el marco normativo interno. Donde, para llegar a este fin, se debe sentar las bases para revertir la imagen de la policía como bolsa de empleo de la política y de elementos no idóneos, exigiendo una mayor perfil, tanto físico, cultural e intelectual. Pero sobre todo se debe mejorar la orientación burocrática dentro de la institución para evitar mayores conflictos del personal. Esto no refiere a que se deben ejecutar todas las comodidades posibles para el talento humano, sino que exista una planificación macro que permite a los diferentes elementos acomodarse de mejor forma a sus actividades diarias de cumplimiento civil y profesional, pero con horarios previamente establecidos, espacios geográficos de trabajo cercanos a sus jurisdicciones o lugares de procedencia
pero lo más importante es tener una nueva identidad vinculativa tanto con la institución como con los mandos altos. Conclusiones Las reformas de la policía nacional de Ecuador deben tener un sentido burocrático racional-legal con base en la teoría weberiana, en donde se incorporen características propias de las organizaciones modernas actuales, orientadas hacia el rendimiento óptimo y cumplimiento con la sociedad como base de su institucionalidad y no en favor del cuidado político y de ciertos grupos económicos tradicionales. Con la existencia de un cuerpo normante actualizado sobre reglas de ascensos, ingresos y procedimientos internos, las manipulaciones discrecionales dentro de la policía, se tornarían más difíciles de llevarlas adelante por parte de ciertos elementos jerárquicos y dejaría un marco de mayor transparencia entre el personal y la ciudadanía. La policía nacional con relación a las nuevas tendencias europeas y americanas del manejo de la seguridad pública debe renunciar a ciertas características y sistematizaciones “feudales” jerárquicas, en donde la disciplina se apoyaba en la autoridad personal, el arbitrio y las disposiciones “ad hoc”, como también en la tradición. Para buscar una organización propia a los sistemas modernos ajustada a las tendencias humanistas de cuidado ciudadano y protección del Estado sin razón de influencia política. La formalización de la institución policial no pudo sobreponerse a los fuertes y graves aspectos sociales simbólicos que durante años, impidieron que la policía se organizara en forma racional-legal y que no dependa de los poderes del Estado. Es decir, por más que se establecieron las bases para crear una organización acorde a las necesidades de la sociedad moderna. Una carente reforma hace que se mantengan los problemas de fondo y forma que afectan en mayor nivel y en primera instancia al talento humano, seguido por los ciudadanos. Es pertinente señalar que si bien dentro del imaginario social, las instituciones, con sus normas y procedimientos, tienden a ser objetivas, en realidad lejos de ser objetivas, son construcciones que son permanentemente adecuadas a las necesidades de la comunidad
y de las necesidades. Para lo cual, hay que actuar sobre las instancias formalizadas para que puedan seguir existiendo y se transformen es sistemas integrados y entrelazados con otras instituciones, con la finalidad de ampliar el espectro de optimización del servicio hacia el Estado y los ciudadanos. Las resistencias internas y presiones sociales dentro de la policía nacional, dieron lugar a un umbral de tolerancia hacia el sufrido desplazamiento del entendimiento del conglomerado, sobreponiéndose un sistema de jerarquía y orden direccionado no representativo del grupo humano de la institución, lo cual a quebrantando el sentido de unión, respeto e identidad con la institución.
Bibliografía Mintzberg, H. (2013). La trasnformación de la organización. Estados Unidos: Mk Hill ediciones. Rhea, N. (2013). La seguridad nacional. México D.F.: Atlas ediciones académicas. Saa, V. (2011). Ssitemas de manejo policial. Buenos Aires - Argentina: Blue ediciones. Webber, M. (2010). Los tipos de dominación. Estados Unidos: Amperio ediciones.