ÍNDICE DE CONTENIDOS INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................... 1 MARCO TEÓRICO................................................................................................................... 4 Los valores morales de la investigación ................................................................................. 4 La citación de fuentes ............................................................................................................. 5 CONCLUSIONES ..................................................................................................................... 7 BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................................................... 9
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“La formalidad multidisciplinaria en la investigación académica” PRAXIS CAPITAL
INTRODUCCIÓN El desarrollo creciente del conocimiento durante el último siglo, ha hecho de la investigación académica una herramienta valiosa para la adquisición de nuevos saberes asumiendo desde la perspectiva de la educación superior un sistema de modernas actitudes funcionales y prácticas. La apremiada producción del conocimiento en múltiples idiomas y medios electrónicos, “plantean a los estudiantes universitarios, profesionales y docentes una perspectiva innovadora en el acceso y enseñanza de nuevas ciencias acorde a las necesidades específicas que cada uno requiere” (Patronero, 2018, pág. 86), pero todo este conocimiento debe ser sustentado en diferentes investigaciones y por tanto se debe respetar la autoria emitida por otros profesionales sin asumir sus aportes como propios de uno sin serlos, dado que no sólo se está violentando la propiedad intelectual, sino que se limita el desarrollo de la academia al no generar nuevos aportes libres de plagio. El autor Andrade (2018) menciona que: “dentro del espacio educativo ecuatoriano es prioritario desarrollar una comprensión ética sobre la investigación académica, a fin de que los estudiantes tengan prácticas investigativas coherentes y libres de plagio sobre variados contextos para diferentes propósitos (educación, cultura y múltiples saberes)”. Así, la ejecución de esta práctica a nivel de la educación superior beneficia a los estudiantes universitarios y al Estado en la adquisición de conocimientos en varias disciplinas pero “sabiendo respetar la autoria de saberes, así como de estrategias cognitivas que les sirvan para interpretar y reconocer el conocimiento propio del ajeno” (Castro, 2015, pág. 167). También, la investigación académica ejecutada con una cosmovisión ética permite crear una capacidad de poder, ante las diversas interacciones profesionales y sociales en que actuaran a futuro los estudiantes universitarios como profesionales, dado que el saber respetar la atribución de autoria en los trabajos académicos es un proceso inicial de generar en los estudiantes ética y respeto por lo ajeno tanto para el reconocimiento del aporte de otros profesionales como la relevancia que tiene crear aportes únicos para la academia.
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Pero, cuando se refiere sobre los conceptos de ética y ciencia se debe relacionar dichos términos con los valores para demostrar que algo es propio y de autoria única o qué; por el contrario, es improcedente de alegar derechos y más bien recocer a los autores creadores de dicho aporte. Así, la academia se basa en una serie de postulados que luego la llevan a una supuesta verdad, por tal motivo, el hombre está llamado a la búsqueda del saber por medio de la ciencia, pero de la mano de los valores éticos que lleven a la humanidad a un crecimiento científico sin que dichos nuevos saberes perjudique su bienestar común al aceptar conceptos o aportes que no nos corresponden, dado que es un canal de múltiples perjuicios tanto al autor original por no reconocer su aporte, al autor que plagia sus conocimiento dado que no crea nuevos y a la educación superior que no accede a nueva información investigativa. La investigación científica es una actividad reconocida y con altas vinculaciones hacia las ciencias sociales en el proceso de desarrollo de carreras afines como son: educación, sociología, economía, estadística, ciencia política, medicina, etc. Cuyo manejo es la base de cualquier accionar humano en sociedad y sobre todo en la relación Estado – ciudadano – conocimiento. Por tanto, plagiar conocimiento no sólo es un hecho carente de ética sino que es la base de limitar el desarrollo académico de una sociedad. Por tanto el perjuicio de plagio, no sólo afecta a quienes intervienen en forma directa como son autores creadores del conocimiento y a quienes falto de ética lo plagian, “sino a toda una sociedad que depende directa o indirectamente de la evolución constante de saberes modernos, creativos y únicos” (Varela, 2017, pág. 35). Así, se propone una actuación ética dentro de la educación superior, la misma que debe penetrar en todos los elementos del proceso de producción del conocimiento y ante todo, que sea responsable de sus nuevos aportes por parte de estudiantes, docentes y sociedad en general. La ética de la investigación ya no se limita a defender la integridad y el bienestar de los sujetos, a fin de protegerles frente a eventuales malas prácticas, sino que pretende definir un marco completo de actuación, donde se respete a cada uno de los autores que dentro de su tiempo investigativo se ha encargado de generar conocimiento. Sin olvidar que la difusión y aplicación de estándares o de buenas prácticas académicas no sólo beneficiarán a los sujetos de la investigación, sino a toda la humanidad hacia donde se aplicará los nuevos conocimientos obtenidos. Por ende, plagiar o no reconocer a los autores de trabajos académicos es retroceder en el avance científico de la sociedad.
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Para que la investigación académica pueda comprenderse como científica, se debe sustentar en una serie de valores que surgen del mismo carácter de la ciencia, cuyo fin es la búsqueda de la verdad objetiva, la misma que no puede comenzar si sus bases son plagios de autores no reconocidos por sus aportes. Algunos principios que hay que tener en cuenta para llevar a cabo una investigación éticamente desarrollada son el conocimiento, el placer y el bienestar que la misma pueda generar. Por ende, la ciencia moderna aplicada a la investigación, da como resultado mayores logros a la humanidad y teniendo en cuenta que se vive en un mundo basado en la investigación y gobernado por ideologías fundamentadas en la ciencia y en el uso de instrumentos creados por la misma; así, es necesario ser conscientes de que dichas ideologías e instrumentos pueden ser utilizados de forma objetiva o subjetiva, o correcta e incorrectamente, es decir, de un modo ético o no, pero ante todo deben ser asumidas por sus creadores bajo cualquier sentido. Por este motivo, es importante hablar de una ética en los trabajos académicos, es decir, de una investigación con conciencia. Una investigación cuyos resultados sean correctamente utilizados. Sin olvidar que la investigación es “la esencia del desarrollo, pero también de la destrucción y aniquilamiento (los principales descubrimientos investigativos se han dado en períodos bélicos)” (Torres, 2017, pág. 108); por tanto, surgen el siguiente cuestionamiento analizar dentro del presente ensayo: ¿qué tan ético puede ser un investigador ante un nuevo aporte si este es creado bajo el plagio de ideas?, Por lo expuesto, en forma general los criterios éticos que deben regir en una investigación son: la búsqueda de la verdad y la honestidad para que la presentación de los resultados de la investigación correspondan a los que se obtuvieron en el proceso, sin distorsionar aportes de otros autores y que los mismos no sean reconocidos de su atribución, generando daños no sólo a la educación superior, sino a la sociedad en conjunto.
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MARCO TEÓRICO Los valores morales de la investigación Los valores morales necesarios en el diario vivir de las personas, están vinculados de modo indirecto al conocimiento académico. Si bien, las virtudes morales no se derivan por deducción analítica de los valores intelectuales son un punto de partida en las personas que realizan actividades científicas o investigativas - académicas, quienes son responsables de cultivar las disposiciones morales y saber discernir lo bueno y lo malo por medio de la observancia previa de deberes y derechos que fomenten el quehacer científico de forma oportuna para el desarrollo humano. Las virtudes morales como la honestidad, paciencia, justicia, fortaleza, entre otros, sirven de base para lograr la coherencia, claridad y verdad dentro de la academia. Más aún, cuando el principio de justicia regula la selección de personas como sujeto de investigación. Según Zamora (2014), esta debe ser “(…) equitativa, sin discriminación contra los autores, quienes por mínimo de su aporte deben ser reconocidos” (pág. 68). El hecho de que una persona se haya dedicado a la ciencia responde, en el mejor de los casos, a una decisión reflexiva y voluntaria, pero que sobre todo desea aportar con sus saberes a mejorar el buen vivir de la sociedad y por tanto, no debe ser usurpado su conocimiento y asumido por otros. En muchos investigadores se pone en evidencia una finalidad humanística y de utilidad social. En este sentido el investigador aplica los logros del saber por vía de la técnica para generar un entorno de mayor satisfacción y bienestar hacia la sociedad. Además, que el investigador es también “un educador del público en cuanto al uso responsable de la ciencia y técnica, con mira a promover la dignidad e integridad de la persona a nivel individual y comunitario” (Sevilla, 2015, pág. 73). Por tanto, el hecho de plagiar conocimientos rompe cualquier línea de moralidad y se convierte en un sistema de perjuicio global. En resumen, la ética en cuanto al estudio filosófico de la moral planteado desde un perfil científico sobre la responsabilidad del conocimiento debe cultivar virtudes, autorregularse por principios y orientar su actividad hacia los valores integrales de ser persona por la influencia de aportar ante otras personas con la verdad y saber entender y atribuir el conocimiento a cada uno de sus autores.
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La citación de fuentes En la comunidad investigativa tanto estudiantes como docentes generan diferentes tipos de documentos, títulos y trabajos, dentro de los cuales se utilizan como referencias múltiples recursos bibliográficos de otras personas determinados como fuentes o referencias bibliográficas. En base a las buenas prácticas académicas, se espera que el uso de dichos archivos sean citados en forma correcta ya sea por parte de las ideas, las palabras o expresiones personales. Esto representa que, al crear un trabajo original, como expone Aguirre (2017) se deba:
“Apalancar en una investigación lo que ya se sabe.
Examinar lo investigado en el contexto de que emita un mayor sustento al trabajo investigativo a realizar.
Comparar los conocimientos referenciados personalmente con nuevos hallazgos académicos.
Resumir y presentar el trabajo de una forma adecuada y proba para el grupo objetivo.
Citar en forma correcta todas las fuentes usadas” (pág. 93).
La forma de citar correctamente las fuentes referenciadas puede cambiar de acuerdo al tipo de trabajo ejecutado. Por tanto, las fuentes se citan de diferente manera según la perspectiva del trabajo investigativo, sin dejar de lado que “lo mayormente relevante es mantener la honestidad de las fuentes y su influencia que mantiene para incrementar el valor del trabajo generado” (Verdesoto, 2016, pág. 31). En los diferentes trabajos académicos o afines es pertinente citar cumplidamente las fuentes, utilizar un formato coherente y vinculativo al concebirlo. El uso correcto de una guía de estilo no sólo que permite este proceso, sino que garantiza esta conexión entro lo coherente del argumento investigativo con la formalidad de exponer apartados o conceptos fuera de la autoría individual. Por tanto, al generar un trabajo académico - investigativo, las ideas o conceptos de otros autores deben perfeccionar nuestras propias ideas sin dejar de emplear la referencia adecuada de otros autores. De esta forma, cualquier lector valorará conocer cómo ha contribuido el trabajo de otro académico o investigador al emitido por nuestra persona. Sino, se da entender que dichas ideas son independientes y se asumen como personales, y se estaría incurriendo en una mala práctica que, “deliberada o no, más allá de ser improcedente podría valorarse como plagio y 5
desestimar el propio trabajo investigativo creado” (Buitrón & Montalvo, 2017, pág. 65). Así, el uso correcto de citas, no sólo se comprende como una forma pertinente de referenciar otros autores en post de incrementar el valor de nuestros trabajos investigativos, sino que es una forma adecuada de valorar el aporte previo de otros investigadores académicos. Para Aguilera (2017), las citas son “aportes, proposiciones e ideas que se extraen de la obra de un autor para sustentar, corroborar y contrastar los juicios propios o ajenos” (pág. 118). Dentro de la relación de este concepto con las citas se debe mantener una clara diferencia donde las referencias son “aclaraciones que escribe el autor (…), que tiene por objetivo ampliar, completar o desarrollar una idea expresada en el texto” (Aguilera, 2017, pág. 118), y los argumentos, que son los aporte del investigador que vincula la autoría del otro autor con sus aportes, de esta forma se genera el verdadero conocimiento integrador y libre de plagio. Así, la principal razón para usar las citas dentro de un trabajo investigativo – académico es que permite el uso de fuentes preexistentes para sustentar afirmaciones, dando un mayor crédito al contenido desarrollado sin dejar de lado la identificación de los autores fomentadores de los aportes fuera de los contenidos nuevos emitidos por nosotros. Bajo estos preceptos, la capacidad de citar correctamente las fuentes es un elemento fundamental de la práctica académica y de la gestión intelectual, dado que de esta forma:
Se muestra respeto por el trabajo emitido de otros investigadores académicos.
Ayuda y favorece al lector en la distinción del trabajo propio del emitido por otras personas que incrementan el aporte y la relevancia conceptual.
Ofrece al lector la oportunidad de validar el aporte emitido.
Brinda al lector la ocasión de continuar con la lectura de las referencias bibliográficas utilizadas si estas muestran un interés independiente por completar el aporte investigativo.
Genera el debido reconocimiento por el proceso de investigación emitido.
Permite usar fuentes fiables y que las mismas sean evaluadas de forma crítica para amparar el aporte emitido dentro de la investigación.
Da credibilidad a los conocimientos personales expuesto y comparte la responsabilidad investigativa con los otros autores.
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CONCLUSIONES El propósito del presente ensayo es direccionar sobre todo a los estudiantes sobre el uso y respeto de autorías de trabajos académicos cuando se incorporan las ideas de otros autores en un documento investigativo original. De esta forma permite incorporar dentro de los documentos la formalidad académica que deben presentar los mismos a nivel de estilo, respaldar los aportes expuestos, mantener originalidad en el trabajo generado, reconocer el valor de los otros investigadores y presentar un documento que más allá de estar libre de plagio es honesto, respetuoso y válido ante la academia. La investigación académica en el contexto ecuatoriano dentro de los últimos años ha encontrado en la (Constitución de la República del Ecuador, 2008), el (Plan Nacional del Buen Vivir, 2016) y el cambio de la matriz productiva hacia una sociedad del conocimiento en su mayor aliado. Dado, que ha propuesto una mayor inversión en el campo educativo con firmes metas a forjar una sociedad de saberes y ciencia, para desde este punto garantizar a las futuras generación un Estado independiente no sólo socialmente hablando sino económicamente por medio de una renovación de la forma de producción de bienes y servicios nacionales, que a la postre determinan los ingresos nacionales y los recursos para invertir en la misma sociedad. Pero esta no puede darse si no se respeta en su totalidad la autoria investigativa y se genera nuevos aportes a través del plagio de ideas o conocimientos. En la educación superior ecuatoriana se debe buscar a nivel de la investigación académica un estudiante multidisciplinario, crítico pero ante todo ético. Lo cual precisa de una reflexión no sólo por parte de estos, sino también del rol docente sobre la búsqueda de una pedagogía de fortalecimiento de la comprensión crítica en respetar la autoria de trabajos académicos. Así, el verdadero conocimiento no sólo se construye con mayor inversión educativa sino con juicios fundamentados, posturas y críticas decididas en los universitarios en ser desde sus bases más éticos con sus trabajos y que este proceso se traslade hacia mejores profesionales en el futuro. La investigación académica es un proceso secuencial que debe atender a las necesidades sociales económicas y culturales en función de la aplicación y desarrollo en sociedad. En este sentido, el conocimiento es una herramienta que permite al estudiante universitario y al futuro profesional mejorar sus condiciones de vida, laborales, sociales y personales. Así, una verdadera educación promueve el pensamiento crítico y ético, la cual es fundamental para el 7
progreso ecuatoriano con relación a la producción de ideas novedosas, modernas y nuevas. El carente desarrollo crítico del pensamiento ecuatoriano universitario e investigativo, conlleva a depender de otros países que sí han desarrollado este pensamiento y utilizar sus modelos y técnicas adaptados a nuestro medio lo cual al no ser generado de acuerdo a nuestras necesidades muchas veces tiende a fallar. Así, la ética investigativa es un pilar esencial en el desarrollo social y clave para el crecimiento como nación.
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BIBLIOGRAFÍA Aguilera, F. (2017). Técnicas de estudio a distancia y presencial. Quito - Ecuador: Enfoque ediciones. Aguirre, F. (2017). Manejo de citas y referencias bibliográficas. México D.F. - México: Atlas ediciones académicas. Andrade, C. (2018). La educación crítica sobre el conocimiento antiplagio. Quito - Ecuador: Paleos ediciones académicas. Buitrón, S., & Montalvo, D. (2017). La coherencia investigativa académica. Barcelona España: Dromeer ediciones. Castro, L. (2015). La falsedad académica. Quito - Ecuador: UDLA publicaciones. Constitución de la República del Ecuador. (2008). Constitución de la República del Ecuador. Montecristi - Ecuador: Registro Oficial 449. Patronero, S. (2018). La ética investigativa. Lima - Perú: Kloser ediciones académicas. Plan Nacional del Buen Vivir. (2016). Plan Nacional del Buen Vivir. Quito - Ecuador: Registro oficial. Sevilla, A. (2015). El accionar del investigador. México D.F.: Amperio ediciones. Torres, M. (2017). La revolución de la ciencia. México D.F.: Palenque ediciones. Varela, F. (2017). La universidades ecuatorianas y su rol en la sociedad del conocimiento. Quito - Ecuador: Montreal ediciones. Verdesoto, S. (2016). La elaboración de trabajos investigativos académicos. Madrid España: Faro verde ediciones académicas. Zamora, C. (2014). La ética de la ciencia. Buenos Aires - Argentina: Flacso Argentina.
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