“La lectura como práctica cultural” PRAXIS CAPITAL
RESUMEN La lectura, como practica cultural dentro de su desarrollo histórico ha tenido un valor incalculable en la evolución del conocimiento y tecnologías de información, pero dentro de la frontera de evolución; los contenidos fueron más allá y desplazaron a la lectura como base de los diferentes saberes de la sociedad. Así, hoy en día las personas tienen mayor acceso a la tecnología desde edades tempranas pero las costumbres de la lectura han quedado retrasadas y sesgadas sólo para satisfacer las necesidades escolares y no como parte de la vida y la práctica cultural que la lectura desempeña. Por tanto, el presente ensayo busca entender los factores que se relacionan dentro de la lectura y la revolución de la información; hacia mantener una integración hasta la fecha separadas con la función de volver a interconectar cambios culturales, reparando esa alianza entre el saber y la lectura. Como un elemento que debería ser propio de todas las personas. Palabras claves: Lectura, conocimiento, cultura, Fuerzas Armadas, aprendizaje, técnicas.
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INTRODUCCIÓN El debate sobre la práctica de la lectura como acción cultural, nace entre las diferencias conceptuales de Pierre Bourdieu y Roger Chartier (1983). Así en la actualidad, la lectura sigue y seguirá siendo necesaria en las sociedades de la información, aunque con un considerable cambio respecto al pasado. Incluso, puede afirmarse que la lectura crítica se hace más necesaria que nunca ante las múltiples amenazas que nos acechan en la sociedad globalizada. La lectura como práctica cultural, si bien originariamente tuvo un carácter iniciático y minoritario, hoy se considera un bien digno de hacerse extensivo a todos los seres humanos. El valor instrumental de la lectura en la vida de las personas para desarrollar y lograr sus metas, así como para poder participar en la sociedad, la convierte en una condición de la ciudadanía y de la integración social. No hará falta insistir en el poder nivelador social de la lectura, que puede llegar a ser tan revolucionario como la redistribución de la riqueza, puesto que permite la redistribución de la cultura. Con sus estudios sobre la relación entre el lenguaje y la situación económica y cultural, el autor (Buter, 2010, pág. 56)1, lo ha puesto sobradamente de manifiesto. Sin embargo, pese a las bondades que se advierten en la lectura, se han producido cambios importantes de distinto signo que cuestionan la tradicional cultura de la lectura, de la que acaso esté emergiendo una nueva cultura lectora. El irrefragable lenguaje de los hechos nos dice que se lee poco. Se habla de “crisis” de la lectura. Y para tratar de explicarla se dan argumentaciones más amplias o generales, como por ejemplo el peso del utilitarismo en el currículum, o más específicas, como el número de horas de enseñanza de la asignatura de Lengua, o de Lengua y Literatura, entre otras. El escaso éxito de las prácticas lectoras actuales tal vez pueda apreciarse mejor en el seno de los cambios culturales que se producen con el paso de la sociedad moderna a la posmoderna. Las prácticas de lectura en los sistemas educativos actuales obedecen, por lo general, a un proyecto cultural ilustrado que se ideó en otra época para otra sociedad.
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Buter, M. (2010). La aplicación social de la lectura. París - Francia: Lecastle ediciones.
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En la era de la información, “(…) dichas prácticas sencillamente están descontextualizadas, dramáticamente alejadas del mundo real y virtual que experimentamos” (Janies, 2017, pág. 72)2. Es preciso analizar por medio del siguiente ensayo los nuevos marcos culturales en las sociedades de la información. Posiblemente, los medios de comunicación de masas junto a la propia sociedad de masas nos hayan enseñado más sobre la cultura real que el criterio y juicio de las elites. Pero, la lectura no puede quedar sesgada a un segundo entorno. Por tanto, el presente ensayo busca dar respuesta a la siguiente pregunta ¿cómo la lectura puede recuperar los espacios como practica cultural que ha sido desplazado por los medios de comunicación?
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Janies, P. (2017). Aspectos culturales de la lectura. Dallas- Estados Unidos: Amperio ediciones.
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DESARROLLO Antecedentes En la sociedad de consumo se produce una cultura antagónica a la del cenáculo. La cultura, dentro de la sociedad de masas, no es algo sagrado sino popular, no es algo ubicado en las alturas sino próximo y al servicio del bienestar propincuo. Los que hemos sido formados fundamentalmente en la tradición escrita seguimos aplicando códigos literarios y filosóficos para interpretar todas las creaciones culturales (Mora, 2015, pág. 81)3. Mientras, “el canon de la imagen y el sonido es aplicado con naturalidad por las nuevas generaciones que han crecido y crecen al amparo predominante de las tradiciones visual y digital” (Hill, 2015, pág. 25)4. Si los valores del capitalismo de producción señalaban con claridad la diferencia entre lo bello y lo feo, entre lo bueno y lo malo, entre un género y otro, en el capitalismo de ficción, de consumo, en la sociedad de la información, las categorías se diluyen sobre el vasto espacio planetario. Frente a la magnanimidad, la grandilocuencia, el orden inculcado por la Ilustración y continuado por el capitalismo de producción, los objetos de ahora cada vez ocupan menos espacio, son más livianos y su coste es progresivamente decreciente. “En la organización de sistemas, la retícula sustituye a la pirámide, la construcción virtual al monumento y la intangibilidad de Internet al lomo del libro” (Castillo, 2016, pág. 98)5. Frente a una cultura tradicional básicamente accesible al sentido del tacto, la cultura de ahora radica en la transparencia y el placer de las superficies. La cultura de la lectura en el siglo XXI Las condiciones de las sociedades de la información reclaman un nuevo marco contextual para la cultura de la lectura, “ofrecen nuevas posibilidades y demandan lectores de nuevos perfiles” (Lafalle, 2014, pág. 106)6. Los sistemas educativos han de cambiar en 3
Mora, G. (2015). La cultura comunicacional. México D.F.: Palenque ediciones.
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Hill, A. (2015). Impacto cultural por medio de las limitaciones modernas de la lectura. Estados Unidos:
Edding ediciones. 5
Castillo, F. (2016). La lectura en espacios modernos de la sociedad. Quito - Ecuador: Ciespal ediciones.
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Lafalle, D. (2014). La renovación de la lectura mundial. Buenos Aires - Argentina: Patros ediciones.
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consonancia con las nuevas circunstancias. Plantearse una nueva cultura organizativa en los sistemas escolares y un cambio en el sentido mismo del currículum de las Fuerzas Armadas parece algo necesario, si se quiere que la lectura forme parte activa de la vida de todos los sujetos. “Resulta paradójico que sea la escuela la que, al encerrar la lectura en sus especializados textos, contribuya a degradar el mismo canon que dice defender” (Jeremis, 2013, pág. 62)7. Nunca se había dispuesto de una tecnología tan potente para hacer realidad el ideal ilustrado de que todo el conocimiento acumulado esté disponible para todos. La digitalización de la información (escrita, sonora, visual) podrá hacerlo posible. La desmaterialización de su soporte “(…) permite que la información pueda estar disponible en cualquier sitio y en cualquier momento” (Amants, 2015, pág. 63)8. Se rompen las dificultades de espacio y de tiempo para el transporte y acceso al conocimiento y el almacenamiento de la información apenas ocupa espacio. Además de aprender a manejar los fondos bibliográficos impresos, los lectores-navegantes del siglo XXI exigen el conocimiento de las pautas necesarias para guiarse y poder aventurarse en la lectura electrónica (Valles, 2016, pág. 166)9. Precisan desarrollar su competencia lectora en nuevos entornos de aprendizaje. Las nuevas redes de acceso al conocimiento permiten llevar las bibliotecas y toda la información que circula por el mundo en cualquier momento a cualquier centro, a cualquier aula, a cualquier rincón donde podamos disponer de un ordenador (Fiallet, 2014)10. Colocado frente a su pantalla, el sujeto, sin moverse de su asiento, no encuentra fronteras entre los diferentes tipos de lectura que puede realizar (textos científicos, ensayos, poesía, correo, publicidad, noticias…), sólo sus intereses o necesidades indican el ritmo de la lectura. Las posibilidades educacionales que se abren son muy sugerentes al hilo de la diseminación del texto. ¿Seremos capaces de aprovecharlas o simplemente la cultura está limita a perder el conocimiento adquirido por la lectura?
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Jeremis, M. (2013). Estancamiento de la lectura ante la tecnología. Estados Unidos: King ediciones.
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Amants, B. (2015). Críticas y visiones modernas de las Tics hacia las tecnologías. Estados Unidos: Atlantis.
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Valles, S. (2016). La lectura como base de un mejoramiento de la sociedad. México D.F.: Star ediciones.
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Fiallet, D. (2014). El efecto de la sociedad sin lectura. México D.F.: Harmony ediciones.
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CONCLUSIONES Todas las finalidades que podamos atribuir al aprendizaje de la lectura (desarrollo del conocimiento, desarrollo del sentido social y del civismo, desarrollo de otras competencias, etc.), encuentran en el desarrollo del potencial personal su punto de inflexión. El desarrollo de la competencia lectora en el siglo XXI pasa por su vinculación real a procesos de personalización significativa. Desarrollar la competencia lectora supone aproximación sin cuento a los lectores potenciales, a cada lector, para suscitar el impulso hacia la lectura. Tal aproximación, igualmente válida para la adquisición de otros aprendizajes educativos, ha de vincularse a la vida emocional de los sujetos, de cada sujeto. Hastiados de ser tratados como objetos y hartos de acumular objetos, los nuevos consumidores, gracias a las posibilidades que ofrecen los últimos medios de comunicación, buscan la conexión, sustancialmente afectiva, la elección, convertirse en emisores dinámicos dentro de la gran trama de la conexión. El carácter bimodal de nuestra experiencia de aprendizaje (emocional y cognitiva) se abre paso en las nuevas sociedades de la información, de la conversación digital, a la velocidad que circulan los bits por el mundo electrónico. La vinculación de la lectura con los resortes emocionales parece del todo necesaria, prestando atención a la cotidianidad de la vida impregnada de nuestros afectos; pero, al mismo tiempo, lo que tal vez también nos estén desvelando los nuevos contextos de prácticas culturales, sea la necesidad de ligar sin solución de continuidad los beneficios del proceso lector a la comunicación con los otros, a la relación con los semejantes, de cuerpo presente o mediante el palimpsesto digital.
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BIBLIOGRAFÍA Amants, B. (2015). Críticas y visiones modernas de las Tics hacia las tecnología. Estados Unidos: Atlantis. Buter, M. (2010). La aplicación social de la lectura. París - Francia: Lecastle ediciones. Castillo, F. (2016). La lectura en espacios modernos de la sociedad. Quito - Ecuador: Ciespal ediciones. Fiallet, D. (2014). El efecto de la sociedad sin lectura. México D.F.: Harmony ediciones. Hill, A. (2015). Inpacto cultural por medio de las limitaciones modernas de la lectura. Estados Unidos: Edding ediciones. Janies, P. (2017). Aspectos culturales de la lectura. Dallas- Estados Unidos: Amperio ediciones. Jeremis, M. (2013). Estancamiento de la lectura ante la tecnologías. Estados Unidos: King ediciones. Lafalle, D. (2014). La renovación de la lectura mundial. Buenos Aires - Argentina: Patros ediciones. Mora, G. (2015). La cultura comunicacional. México D.F.: Palenque ediciones. Valles, S. (2016). La lectura como base de un mejoramiento de la sociedad. México D.F.: Star ediciones.
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