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“Los primeros cristianos en Roma” PRAXIS CAPITAL
“Más yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). El presente escrito tiene como propósito recorrer el camino de la historia primitiva del cristianismo. Historia de cómo una religión de inmigrantes de las clases más desposeídas, llegó a tomar la ciudad más importante de la época. Pasando por una odisea de persecuciones y matanzas, hasta llegar a fusionar la religión y el Estado como la más fortísima institución terrenal, y así cambiar el rumbo de la historia occidental para siempre. Aunque Roma, en realidad, era desde sus inicios un Imperio étnicamente mixto, y abierto a la adopción de dioses, y de culturas de los pueblos más diversos, la ejecución de Jesús no debió causar un gran impacto, y de hecho el cristianismo no debía de haber sobrevivido, ya que le era inherente al Estado romano la predicación de varios profetas que pregonaban la salvación terrenal después de la muerte al igual que Jesús: Para la cristiandad, de acuerdo con el concepto tradicional, es la creación de un solo hombre, Jesucristo, y este concepto no ha sido de ningún modo enteramente sustituido. Por supuesto, al menos en los círculos "culturales", "ilustrados", Jesús no es considerado ya un Dios, pero es todavía considerado como un personaje extraordinario, quien se decide a encontrar una nueva religión y quien triunfa en ese esfuerzo en grado tan notable y tan generalmente aparente. (Kautsky, 2006).
Los antiguos romanos eran ciertamente politeístas, puesto que en su religión existían dioses (castigadores más no controladores a los que temían) para cada oficio, persona y situación. Consideraban que era posible que sus dioses caminaran entre ellos, pudiendo inclusive mantener relaciones sexuales o amorosas con los seres humanos (hombres y/o mujeres). La vida romana mantenía además una estrecha relación entre el poder político y espiritual,
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siendo el emperador romano cabeza de ambos sistemas1, y era labor del Estado asegurarse que los dioses sean honrados y apaciguados, de esa manera la vida sería próspera. El monoteísmo2 cristiano, (un monoteísmo, que al igual que el dogma greco-latino, tiene dioses, o más bien en este caso santos, para cada situación) ésta nueva doctrina, nacida de los cimientos del judaísmo, surgía fundamentalmente como oposición a la decadencia de las costumbres romanas, como considerar anormal algunas de las pasiones terrenales de los romanos: Del mundo romano se sabe que los cristianos fueron percibidos como un movimiento más, ajeno a la realidad del magno Imperio. Sin embargo, el relato de Tácito, cargado de crítica política respecto del incendio de Roma del 64, no por ser famoso, muestra tanto la identificación de un grupo religioso que vinculado con el mundo judío era bien diferenciado de él, como el hecho de la constatación de un primer conato de juicio axiológico sobre una conducta que afeaba ciertas costumbres imperiales. (Lázaro, 2008).
Los cristianos acudían como líderes que predican acerca de la paz y la pobreza, ocupando el poder de sus supuestos opresores para esparcir su mensaje. Encontraban a sus seguidores en los estratos más bajos, y también en la gente que no era parte de la sociedad, tal como su adorador. (Johnson, 2010). El mensaje de que todos son iguales ante Dios, implicaba que el cristianismo recluta en sectores que son ignorados por otros cultos, admitiendo a todos (esclavos, personas libres, hombres, mujeres, ricos y pobres) sin que de por medio tuvieran que pagar un tributo. Si seguían a su Dios, irían a un lugar mejor, uno donde serían bienvenidos, en ese lugar llamado cielo. Entonces a los más pobres les atraía esta religión por las instituciones sociales que podía ofrecer la Iglesia, y así crear conformismo bajo un dogma mal interpretado. Por tanto, si eras pobre y enfermabas la iglesia se encargaba, si necesitabas trabajo, o si tenías hambre, de igual manera lo hacía. Durante el siglo II, el cristianismo atrae también a grandes figuras de la cultura romana, como a miembros de la aristocracia, ofreciéndoles algo más tangible que la salvación “poder”, Más adelante esto sería conocido como “Cesaropapismo”. Inclusive se vuelve más fuerte con la reforma anglicana y estará vigente hasta el día de hoy. 2 Término probablemente asociado con monarquía. 1
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como por ejemplo grandes cargos ecuménicos de la Iglesia. A cambio de esto ellos aportaran con grandes tributos y en algunos casos tierras. Entonces una Iglesia que en un principio era pobre iba en ascenso. Más tarde El Obispo de Roma afirmaría, ser superior a los obispos de otras ciudades y eso claramente imitaba la estructura de la ciudad con un emperador que proviene de Roma y ejerce el poder sobre las demás ciudades, para lo cual, se adoptaría tal cual la pirámide política de jerarquía romana dentro de la Iglesia. Luego de que varios emperadores romanos promovieran movimientos anticristianos de sanguinarias persecuciones llegaría el momento glorioso de la Iglesia con Constantino, (quizá el verdadero sacro padre de la interpretación de la doctrina oficial de la Iglesia) un pagano hasta casi su deceso, llega el momento en el que el Estado romano y la administración cristiana se fusionarán y serán un sólo cuerpo. (Johnson, 2010). Con él, el papa Silvestre es reconocido como representante legal de Dios en la tierra, (sólo si el emperador es quien otorga ese poder) los cristianos son ubicados en posiciones de gran poder, y se les otorga reducciones fiscales y una enorme cantidad de tierras a la iglesia. Entonces los cristianos que un día fueron perseguidos se convertirán en perseguidores de los paganos. Más tarde Constantino convocará a un Concilio para decidir el camino de la nueva Iglesia Católica Apostólica Romana. (González, 1994).
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REFERENCIAS
González, J. (1994). Historia del Cristianismo. Miami: Unilit. Johnson, P. (2010). La Historia del Cristianismo. Barcelona: Zeta. Kautsky, K. (2006). El Cristianismo, sus orígenes y fundamentos. Barcelona: Grupo Editorial. Lázaro, M. (2008). La religión crstiana durante la época romana. Oporto: Instituto de Filosofia da Universidade do Porto.
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