Mitología de la diosa Andrómeda

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MITOLOGÍA DE LA DIOSA ANDRÓMEDA PRAXIS, Consulting

ÍNDICE DE CONTENIDOS

ÍNDICE DE CONTENIDOS .................................................................................................. ii ÍNDICE DE GRÁFICOS ....................................................................................................... v ÍNDICE DE ANEXOS .......................................................................................................... vi RESUMEN ........................................................................................................................... vii JUSTIFICACIÓN ................................................................................................................. vii OBJETIVOS ........................................................................................................................ viii 2.1.

Objetivo General ................................................................................................... viii

2.2.

Objetivo Específico ............................................................................................... viii

INTRODUCCION ............................................................................................................. - 1 CAPITULO 1 .................................................................................................................... - 3 GRECIA ANTIGUA ......................................................................................................... - 3 1.1.

Área de expansión cultural minoica. ................................................................... - 3 -

1.2.

Cronología de antigua Grecia ............................................................................. - 5 -

1.2.1.

Civilización prehistórica y la Edad del Bronce ........................................... - 7 -


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12.2.

Ruinas del palacio de Cnosos; según la leyenda, era la residencia del rey

Minos. - 8 CAPITULO 2 .................................................................................................................. - 10 2.3.

2.1. La edad de los dioses ................................................................................. - 12 -

2.3.1.

Cosmogonía y cosmología......................................................................... - 12 -

2.4.

Los dioses olímpicos por Monsiau, finales del siglo XVIII. ............................ - 14 -

2.5.

La edad de los dioses y los mortales ................................................................. - 15 -

2.5.1.

La boda de Peleo y Tetis, por Hans Rottenhammer. ................................. - 15 -

2.6.

La edad heroica ................................................................................................. - 16 -

2.7.

Heracles y los Heráclidas .................................................................................. - 17 -

2.8.

Los argonautas .................................................................................................. - 19 -

2.9.

La casa de Atreo y el ciclo tebano .................................................................... - 20 -

2.10.

La Guerra de Troya y sus secuelas ................................................................ - 20 -

CAPITULO III ................................................................................................................ - 23 CAPITULO IV ................................................................................................................ - 29 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES .............................................................. - 29 4.1. CONCLUSIONES ................................................................................................ - 29 4.2. RECOMENDACIONES ....................................................................................... - 30 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................. - 31 -


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ANEXOS ......................................................................................................................... - 33 -


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ÍNDICE DE GRÁFICOS Gráfico 1: Ruinas de Grecia ............................................................................................. - 4 Gráfico 2: Mascara de la Edad de Bronce ........................................................................ - 7 Gráfico 3: Palacio de Cnosos ........................................................................................... - 9 Gráfico 4: Dioses griegos ............................................................................................... - 11 Gráfico 5: Mapa de la cosmología griega ...................................................................... - 12 Gráfico 6: Caballo de Troya ........................................................................................... - 17 Gráfico 7: Heracles ......................................................................................................... - 18 Gráfico 8: La guerra de Troya ........................................................................................ - 21 Gráfico 9: Representación de Andrómeda y Perseo ....................................................... - 23 -


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ÍNDICE DE ANEXOS Anexo 1: Los Dioses del Olimpo .................................................................................... - 33 Anexo 2: Perseo y Andrómeda ....................................................................................... - 34 Anexo 3: Enciclopedia de la Mitología Griega ............................................................... - 35 Anexo 4: Gran libro de la Mitología Griega ................................................................... - 36 Anexo 5: Introducción Mitología Griega ........................................................................ - 37 Anexo 6: Diagrama de los detalles de la Cultura Griega ................................................ - 38 Anexo 7: Principales aportaciones de la Cultura Griega ................................................ - 39 -


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RESUMEN

La presente investigación establecida como: “Mitología de la Diosa Andrómeda”, busca examinar históricamente la mitología griega y el desarrollo de la Diosa Andrómeda dentro de este aspecto cultural, tanto en el análisis de su vida y obra dentro de la cultura. Además de conocer la importancia e influencia hasta nuestros días de la cultura griega. Palabras claves: mitología, Grecia, Andrómeda, cultura.

JUSTIFICACIÓN

El contenido de este trabajo tratará de buscar una relación en el aprendizaje académico de la mitología griega y la Diosa Andrómeda. El factor que puede influir en esta investigación es el que las personas deben tener un conocimiento previo de mitología griega, no necesitan ser “expertos” en el tema, para asi comprender de mejor manera el desarrollo de la presente investigación. La importancia radica en saber la incidencia de la Diosa Andrómeda en el avance mitológico de la cultura griega. Los beneficios que resultarían de esto podrían ser: que se entienda de mejor forma a la cultura griega, conocer la realidad histórica de la Diosa Andrómeda, generar expectativa sobre los hechos históricos que influyen en la cultura.


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OBJETIVOS

2.1. Objetivo General

Conocer el verdadero valor académico de la Diosa Andrómeda en función de su incidencia en la mitología griega

2.2. Objetivo Específico

Determinar el valor histórico de la cultura griega en el desarrollo histórico de la humanidad

Comprender la mitología griega y la representación de sus dioses.

Conocer la vida de la Diosa Andrómeda y su incidencia en la cultura mitológica griega.


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INTRODUCCION La Grecia antigua, que recibió influencias de casi todas las grandes culturas que hasta entonces se habían manifestado, introdujo en el mundo del pensamiento, de la cultura y del arte una novedad fundamental para el futuro desarrollo del mundo occidental. Esa novedad fue considerar al hombre centro de todo interés y de toda actividad. Según Eduardo Flores (Flores, 2011, pág. 49), fue en Grecia donde apareció la filosofía (el hombre se debate su propia existencia), donde surge por primera vez la democracia (el hombre se gobierna a sí mismo), donde el teatro se inspira en las pasiones humanas y los primeros historiadores refieren las aventuras de sus semejantes, donde la belleza es una proporción a la medida del hombre y donde hasta los mismos dioses no fueron otra cosa que seres inmortales que simplemente jugaban a ser hombres con vicios y virtudes propios de éstos. Desde los puntos de vista geográfico y político, Grecia fue un conjunto enormemente fraccionado. Ahora bien, desde el punto de vista cultural, Grecia conservó una gran unidad y progreso. Grecia siempre ha conformado un punto de referencia ineludible a lo largo de los tiempos. Desde los romanos hasta nuestros días los griegos han sido la pauta ejemplar casi insustituible que ha modelado las ideas, las tendencias y las actitudes de una parte considerable de nuestra cultura occidental. Evidentemente se trata de un mundo de reducidas dimensiones, con una tecnología primitiva y con recursos escasos, y con una capacidad de respuesta a su entorno hostil que a veces, incluso muy frecuentemente, resultaba excesivamente cruel y agresiva para los parámetros modernos. Sin embargo, en contraste con la dureza implacable de estas condiciones, destacan la fuerza y energía de sus realizaciones culturales, que han sabido perdurar sobre la moda y los siglos. A pesar del difícil equilibrio de luces y sombras y de todas las diferencias que nos separan de ellos, fue Jones, un estudioso de la tragedia que calificó a este mundo de (desesperadamente ajeno), son también numerosos y prometedores los caminos que, a veces en forma indirecta y un tanto tortuosa nos conducen de nuevo


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hacia los antiguos griegos, la curiosidad innata por descubrir y explicar las cosas, la forma de dar expresión a nuestros sentimientos y emociones más profundas, los cánones fundamentales de belleza y sensibilidad, la profundidad ética de algunos valores, una forma particular de organizar la sociedad, la fascinación por los relatos bien construidos y elaborados o el simple gozo extasiado de vivir en un universo frágil y efímero, plagado de toda clase de sombras e incertidumbres (Suvertel, 2011, pág. 118).


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CAPITULO 1 GRECIA ANTIGUA La civilización helénica de la Grecia antigua se amplió por la Península Balcánica, las islas del mar Egeo y las costas de la península de Anatolia, en la actual Turquía, constituyendo la llamada Hélade. La civilización helénica o griega posee su origen en las culturas cretense y micénica (Escobar, 2010, pág. 206).

1.1.

Área de expansión cultural minoica.

Hacia el 2700 a.C. se desplegó en la isla de Creta una rica y floreciente cultura comercial perteneciente a la Edad del Bronce. Esta cultura recibe el nombre de minoica o cretense. En torno al año 1600 a.C., los aqueos, un pueblo de habla griega y de origen indoeuropeo, irrumpieron en el territorio de la Grecia continental, estableciéndose en el extremo noreste de la península del Peloponeso. Este pueblo llegó a dominar a los cretenses. Su ciudad más importante fue Micenas. Hacia el año 1200 a.C., otro pueblo de origen griego, los dorios, que utilizaban armas de hierro, se apoderaron de Grecia derrotando a los micenios. La guerra de Troya, descrita por Homero en la Iliada, fue, probablemente, uno de los conflictos bélicos que tuvieron relación con esta invasión. Esparta y Corinto se transformaron en las principales ciudades dóricas. Con los dorios empezó un período de retroceso cultural que se conoce con el nombre de Edad oscura (Grake, 2013, pág. 93). Después de la conquista de los dorios, la vida en toda Grecia descendió a un nivel muy primitivo, y así se mantuvo durante varios cientos de años. Sin embargo, desde el siglo VIII y hasta el siglo VI a.C., período que se conoce como época arcaica, Grecia desarrolló y culminó una gran recuperación política, económica y cultural. Ligas de Atenas y Esparta Tal recuperación fue posible gracias a la organización en ciudades Estado (polis) y a la fundación de colonias en las costas de Asia Menor y del mar Negro, en Sicilia, en el sur de Italia, en el sur de Francia y en el levante español. Las nuevas colonias se convirtieron en


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polis políticamente independientes de la metrópoli (polis madre), pero mantuvieron estrechos vínculos religiosos, económicos y culturales. Estas colonias fueron uno de los factores del desarrollo económico de Grecia en este período. Los siglos V y IV a.C. corresponden al apogeo de las grandes ciudades estado independientes, entre las que destacan las polis de Atenas y Esparta. Cada uno de estos grandes estados absorbió a sus débiles vecinos en una liga o confederación dirigida bajo su control. Esparta, estado militarizado y aristocrático, estableció su poder a base de conquistas y gobernó sus estados súbditos con un control muy estricto. La unificación del Ática, por el contrario, se realizó de forma pacífica y de mutuo acuerdo bajo la dirección de Atenas. Para Marcos Sandoval (Sandoval, 2010, pág. 72), Pericles, al principio del período, los griegos se unieron para derrotar a los temidos persas en las llamadas guerras médicas. Tras la victoria, Atenas se convirtió en la potencia hegemónica de la Liga de Delos, alianza que se había formado para defenderse de los persas. En política interior los atenienses consolidaron el sistema político conocido con el nombre de democracia, gobierno del pueblo, y en política exterior se convirtieron en la gran potencia político-militar de la Hélade, lo que les acarreó gran número enemigos. Este periodo es denominado como la 'Edad de Oro de Atenas', o 'Siglo de Pericles' en honor al gobernante que llevó a Atenas a su máximo esplendor. Gráfico 1: Ruinas de Grecia

Fuente: www.greciahistorica.com.uk


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Durante el mandato de Pericles se construyeron el Partenón, el Erecteion y otros grandes edificios. El teatro griego alcanzó su máxima expresión con las obras trágicas de autores como Esquilo, Sófocles y Eurípides, y el autor de comedias Aristófanes. Tucídides y Heródoto fueron famosos historiadores, y el filósofoSócrates fue otra figura de la Atenas de Pericles quien hizo de la ciudad un centro artístico y cultural sin rival.Filipo II de Macedonia Las diferencias entre Atenas y Esparta desembocaron en la destructora guerra del Peloponeso, en la que participaron casi todos los griegos unidos a uno u otro bando. La guerra duró hasta el 404 a.C. y acabó con la derrota de los atenienses y el establecimiento de la hegemonía espartana sobre Grecia (Sandoval, 2010, pág. 68). Alejandro Magno aprovechando la confusión y debilidad de los contendientes en las Guerras del Peloponeso, el rey Filipo II de Macedonia convirtió su reino en la nueva potencia de la Hélade. Macedonia no estaba desgastada por las luchas y disponía de recursos naturales (cereales, oro y madera). La batalla de Queronea (338 a.C.) le permitió anexionarse Atenas y Tebas. Tras la muerte de Filipo II, su hijo Alejandro Magno, conquistó Persia y dirigió sus ejércitos hacia Egipto y la India, formando un gran imperio. Tras su muerte en Babilonia (323 a.C.) sus generales se repartieron sus posesiones. Con Alejandro desaparecía el antiguo poder de los griegos, pero no su cultura que, fusionada con la oriental, dio origen al mundo helenístico.

1.2.

Cronología de antigua Grecia

Algunos historiadores consideran que los primeros Juegos Olímpicos Antiguos en el 776 a. C. señalan el comienzo del período conocido como la Antigua Grecia. Entre el fin del período micénico y los primeros olímpicos transcurre una época llamada la Edad Oscura de Grecia, de la cual no existe ningún escrito y quedan pocas reliquias arqueológicas. Hoy en día, este período se incluye en el término Antigua Grecia (Suvertel, 2011, pág. 74). Tradicionalmente se consideraba que la época de la Antigua Grecia finalizaba con la muerte de Alejandro Magno en el 323 a. C., dando comienzo al período helenístico. No obstante, se extiende el período de la Antigua Grecia muchas veces para incluir el tiempo


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hasta la conquista romana de 146 a. C. Algunos autores tratan la cronología de la Antigua Grecia como un continuo hasta la llegada del cristianismo en el siglo IV; pero esta opinión es poco convencional. La historia de la Antigua Grecia suele subdividirse en varios períodos según la alfarería y los sucesos políticos, sociales y culturales: •

La Edad Oscura (h.1100-h.750 a. C.) muestra diseños geométricos en la cerámica.

La Época Arcaica (h.750-h.500 a. C.) sigue, mientras que los artistas creaban esculturas en posturas estiradas con la «sonrisa arcaica» onírica. Se suele considerar que la Época Arcaica termina al derrocar al último tirano de Atenas en el año 510 a. C.

El período clásico (h.500-323 a. C.) ofrece un estilo distinto, que después se consideraba como ejemplar (o sea “clásico”); el Partenón se construyó durante esta época.

El período helenístico (323-146 a. C.) es cuando la cultura y el poder de Grecia se expandió en el Oriente Próximo y el Oriente Medio. Este período comienza con la muerte de Alejandro Magno y termina con la conquista romana tras la batalla de Corinto (146 a. C.).

La Grecia romana, comprendida entre la conquista romana y el restablecimiento de la ciudad de Bizancio y su nombramiento, por el emperador Constantino I, como capital del Imperio romano (la Nueva Roma) renombrada Constantinopla en el año 330.

La Antigüedad tardía, hasta inicios del siglo VI, con el declive del politeísmo romano frente al avance del cristianismo. El final de este período suele simbolizarse con el cierre de la Academia de Atenas por parte de Justiniano I bajo el edicto del año 529, que además prohibía el paganismo, el judaísmo y cualquier religión no cristiana (Percy, 2012, pág. 128).


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1.2.1. Civilización prehistórica y la Edad del Bronce Los primeros hallazgos de vida humana en territorio griego constatan la existencia de poblaciones autóctonas en el Paleolítico, hacia el 7.000 a. C.7 Alrededor del 6000 a. C. (en los albores del Neolítico), los pueblos nativos desarrollaron la agricultura y con ello se volvieron progresivamente sedentarios, extendieron la práctica de la alfarería y crearon instituciones políticas básicas.7 Posteriormente comenzaron a utilizar el bronce, pero el refinamiento de su uso se produjo tras el contacto con poblaciones inmigrantes (Hansell, 2009, pág. 91). Según Escobar (Escobar, 2010, pág. 162), se cree que las tribus que se convertirían en los griegos emigraron hacia el sur a los Balcanes en varias oleadas comenzando a mediados de la Edad del Bronce (alrededor de 2000 a. C.). Otras fuentes indican un proceso migratorio ya en el quinto milenio a. C., proveniente de Mesopotamia y Siria. Según éstas, los primeros inmigrantes encontraron habitantes nativos que dejaron a los recién llegados una gran cantidad de tradiciones; mientras que éstos llevaron a la zona la cultura de la alfarería, agricultura y una primera deidad de la fertilidad (que más tarde sería Deméter). Esta última versión, de ser exacta, negaría la existencia de un período neolítico en los pueblos autóctonos con anterioridad a la inmigración extranjera, situándolos en un período cultural más cercano al mesolítico. Gráfico 2: Mascara de la Edad de Bronce

Fuente: www.greciahistoria.com.co


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12.2. Ruinas del palacio de Cnosos; según la leyenda, era la residencia del rey Minos. Durante el período en que la Grecia peninsular todavía resplandecía bajo la impresionante cultura micénica, en la isla de Creta se producía el florecimiento de la civilización minoica cretense con capital en Cnosos (1600-1250 a. C.). Esta civilización debe su nombre al semilegendario rey Minos. Los cretenses comerciaban por todo el Mediterráneo y exportaban cerámica, tejidos, objetos de bronce y orfebrería. Es probable, por su parte, que la cultura micénica se viera influida por la minoica, particularmente en el período de mayor esplendor de esta última. La sensación de poderío de los reyes de Creta era tal que las ciudades, palacios y templos cretenses ni siquiera estaban rodeados por murallas. Las excavaciones han encontrado maravillosas evidencias del auge y avance tecnológico del que gozaban los minoicos en ese entonces: lujosos lavabos, instalaciones de ventilación, pozos higiénicos, filtros, elaboradas pinturas y escudos de armas (Grake, 2013, pág. 71). En esa época era frecuente que los hijos de príncipes extranjeros fueran enviados a luchar con un toro en forma de sacrificio, y en tal sentido son interpretadas las representaciones pictóricas de jóvenes de ambos sexos bailando alrededor de un toro o luchando con él. Por su parte, esta práctica tiene su claro punto de contacto mitológico con la leyenda del Minotauro, «toro de Minos», que recibía periódicamente el tributo de varios jóvenes atenienses para sacrificio. La civilización minoica pereció poco antes que la micénica; algunas versiones señalan que fueron invadidos por estos últimos, mientras que otras se inclinan a afirmar que la desaparición del reino de Creta se debió a una catástrofe natural.


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Grรกfico 3: Palacio de Cnosos

Fuente: www.historiaycultura.com


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CAPITULO 2 MITOLOGÍA GRIEGA Para Fernando Aguilar (Aguilar, 2009, pág. 38), la mitología griega es el conjunto de mitos y leyendas pertenecientes a los antiguos griegos que tratan de sus dioses y héroes, la naturaleza del mundo, los orígenes y el significado de sus propios cultos y prácticas rituales. Formaban parte de la religión de la Antigua Grecia. Los investigadores modernos recurren a los mitos y los estudian en un intento por arrojar luz sobre las instituciones religiosas y políticas de la antigua Grecia y su civilización, así como para entender mejor la naturaleza de la propia creación de los mitos. La mitología griega aparece explícitamente en una extensa colección de relatos e implícitamente en artes figurativas tales como cerámica pintada y ofrendas votivas. Los mitos griegos intentan explicar los orígenes del mundo y detallan las vidas y aventuras de una amplia variedad de dioses, héroes y otras criaturas mitológicas. Estos relatos fueron originalmente difundidos en una tradición poética oral, si bien actualmente los mitos se conocen principalmente gracias a la literatura griega. Las fuentes literarias más antiguas conocidas, los poemas épicos de la Ilíada y la Odisea, se centran en los sucesos en torno a la Guerra de Troya. Dos poemas del casi contemporáneo de Homero, Hesíodo, la Teogonía y los Trabajos y días, contienen relatos sobre la génesis del mundo, la sucesión de gobernantes divinos y épocas humanas y el origen de las tragedias humanas y las costumbres sacrificiales. También se conservaron mitos en los himnos homéricos, en fragmentos de poesía épica del ciclo troyano, en poemas líricos, en las obras de los dramaturgos del siglo V a. C., en escritos de los investigadores y poetas del período helenístico y en textos de la época del Imperio romano de autores como Plutarco y Pausanias (Percy, 2012, pág. 63). Los hallazgos arqueológicos suponen una importante fuente de detalles sobre la mitología griega, con dioses y héroes presentes prominentemente en la decoración de muchos objetos. Diseños geométricos sobre cerámica del siglo VIII a. C. representan escenas del ciclo troyano, así como aventuras de Heracles. En los subsiguientes periodos arcaico, clásico y


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helenístico aparecen escenas mitológicas homéricas y de otras varias fuentes para complementar la evidencia literaria existente. Gráfico 4: Dioses griegos

Fuente: www.mitologiagriega.wikia.com

La mitología griega ha ejercido una amplia influencia sobre la cultura, el arte y la literatura de la civilización occidental y sigue siendo parte del patrimonio y lenguaje cultural occidentales. Poetas y artistas han hallado inspiración en ella desde las épocas antiguas hasta la actualidad y han descubierto significado y relevancia contemporáneos en los temas mitológicos clásicos.


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2.3. 2.1. La edad de los dioses 2.3.1. Cosmogonía y cosmología Los “mitos de origen” o “mitos de creación”, representan un intento por hacer comprensible el universo en términos humanos y explicar el origen del mundo. La versión más ampliamente aceptada en la época, si bien un relato filosófico del comienzo de las cosas, es la recogida por Hesíodo en su Teogonía. Empieza con el Caos, un profundo vacío. De éste emergió Gea (la Tierra) y algunos otros seres divinos primordiales: Eros (Amor), el Abismo (Tártaro) y el Érebo. Sin ayuda masculina, Gea dio a luz a Urano (el Cielo), que entonces la fertilizó. De esta unión nacieron primero los Titanes: Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Tea, Rea, Temis, Mnemósine, Febe, Tetis y Crono. Tras éste, Gea y Urano decretaron que no nacerían más titanes, de forma que siguieron los Cíclopes de un solo ojo y los Hecatónquiros o Centimanos (Flores, 2011, pág. 43). Gráfico 5: Mapa de la cosmología griega

Fuente: www.historiaycultura.com


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Crono (el más joven, de mente retorcida, el más terrible de los hijos de Gea), castró a su padre y se convirtió en el gobernante de los dioses con su hermana y esposa Rea como consorte y los otros Titanes como su corte. El tema de conflicto padre-hijo se repitió cuando Crono se enfrentó con su hijo, Zeus. Tras haber traicionado a su padre, Crono temía que su descendencia hiciera lo mismo, por lo que cada vez que Rea daba a luz un hijo, él lo secuestraba y se los tragaba. Rea lo odiaba y lo engañó escondiendo a Zeus y envolviendo una piedra en pañales, que Crono se tragó. Cuando Zeus creció, dio a su padre una droga que lo obligó a vomitar a sus hermanos y a la piedra, que habían permanecido en el estómago de Crono todo el tiempo. Zeus luchó entonces contra él por el trono de los dioses. Al final, con la ayuda de los Cíclopes (a quienes liberó del Tártaro), Zeus y sus hermanos lograron la victoria, condenando a Crono y los Titanes a prisión en el Tártaro (Hansell, 2009, pág. 36). Según Fernando Aguilar (Aguilar, 2009), Zeus sufrió la misma preocupación y, después de que fuera profetizado que su primera esposa Metis daría a luz un dios “más grande que él”, se la tragó. Sin embargo Metis ya estaba encinta de Atenea y esto lo entristeció hasta que ésta brotó de su cabeza, adulta y vestida para la guerra. Este “renacimiento” de Atenea fue usado como excusa para explicar por qué no fue derrocado por la siguiente generación de dioses, al tiempo que explica su presencia. Es probable que los cambios culturales ya en progreso absorbieran el arraigado culto local de Atenea en Atenas dentro del cambiante panteón olímpico sin conflicto porque no podía ser derrocad. El pensamiento griego antiguo sobre poesía consideraba la teogonía como el género poético prototípico (el mythos prototípico) y le atribuía poderes casi mágicos. Orfeo, el poeta arquetípico, era también el arquetipo de cantante de teogonías, que usaba para calmar mares y tormentas en las Argonáuticas de Apolonio, y para conmover los pétreos corazones de los dioses del inframundo en su descenso al Hades. Cuando Hermes inventa la lira en el Himno homérico a Hermes, lo primero que hace es cantar el nacimiento de los dioses. La Teogonía de Hesíodo no es sólo el relato sobre los dioses conservado más completo, sino también el relato conservado más completo de la función arcaica de los poetas, con su larga invocación preliminar a las Musas. La teogonía fue también el tema de muchos


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poemas hoy perdidos, incluyendo los atribuidos a Orfeo, Museo, Epiménides, Abaris y otros legendarios videntes, que se usaban en rituales privados de purificación y en ritos mistéricos. Hay indicios de que Platón estaba familiarizado con alguna versión de la teogonía órfica. Sin embargo, se esperaba silencio sobre estos ritos y creencias religiosas, y que los miembros de la secta no hablasen sobre su naturaleza mientras creyesen en ellos. Después de que dejaran de ser creencias religiosas, pocos sabían sobre estos ritos y rituales. A menudo existieron alusiones, sin embargo, a aspectos que eran bastante públicos. Existieron imágenes sobre cerámicas y obras religiosas que fueron interpretados o más probablemente malinterpretados en muchos mitos y leyendas diferentes. Unos pocos fragmentos de estas obras se conservan en citas de filósofos neoplatónicos y fragmentos de papiro recientemente desenterrados. Uno de estos fragmentos, el papiro de Derveni, demuestra actualmente que al menos en el siglo V a. C. existía un poema teogónico-cosmogónico de Orfeo. Este poema intentaba superar a la Teogonía de Hesíodo y la genealogía de los dioses se ampliaba con Nix (la Noche) como un comienzo definitivo antes de Urano, Crono y Zeus.26 25 La Noche y la Oscuridad podían equipararse al Caos (Flores, 2011, pág. 92). Los primeros cosmólogos filosóficos reaccionaron contra, o a veces se basaron en, las concepciones míticas populares que habían existido en el mundo griego por algún tiempo. Algunas de estas concepciones populares pueden ser deducidas de la poesía de Homero y Hesíodo. En Homero, la Tierra era vista como un disco plano flotando en el río de Océano y dominado por un cielo semiesférico con sol, luna y estrellas. El Sol (Helios) cruzaba los cielos como auriga y navegaba alrededor de la Tierra en una copa dorada por la noche. Podían dirigirse oraciones y prestar juramentos por el sol, la tierra, el cielo, los ríos y los vientos. Las fisuras naturales se consideraban popularmente entradas a la morada subterránea de Hades, hogar de los muertos.

2.4. Los dioses olímpicos por Monsiau, finales del siglo XVIII. Según la mitología clásica, tras el derrocamiento de los Titanes el nuevo panteón de dioses y diosas fue confirmado. Entre los principales dioses griegos estaban los olímpicos,


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residiendo sobre el Olimpo bajo la mirada de Zeus. (La limitación de su número a doce parece haber sido una idea comparativamente moderna.) Aparte de estos, los griegos adoraban a diversos dioses rupestres, al semidiós rústico Pan, las ninfas (náyades que moraban en las fuentes, dríades en los árboles y nereidas en el mar), dioses-río, sátiros y otros. Además, había poderes oscuros del inframundo, como las Erinias (o Furias), que se decía que perseguían a los culpables de crímenes contra los parientes. Para honrar al antiguo panteón griego, los poetas compusieron los himnos homéricos (un conjunto de 33 canciones). Gregory Nagy considera a “los más extensos himnos homéricos como simples preludios (comparados con la Teogonía), cada uno de los cuales invoca a un dio”. (Nagy, 2001, pág. 47)

2.5. La edad de los dioses y los mortales 2.5.1. La boda de Peleo y Tetis, por Hans Rottenhammer. Uniendo la edad en la que los dioses vivían solos y la edad en la que la interferencia divina en los asuntos humanos era limitada había una edad de transición en la que los dioses y los mortales se mezclaban libremente. Fueron estos los primeros días del mundo, cuando los grupos se mezclaban más libremente de lo que lo harían luego. La mayoría de estas historias fueron luego narradas por Ovidio en Las metamorfosis y se dividen a menudo en dos grupos temáticos: historias de amor e historias de castigo (Flores, 2011, pág. 114). Las historias de amor solían incluir el incesto o la seducción o violación de una mujer mortal por parte de un dios, resultando en una descendencia heroica. Estas historias sugieren generalmente que las relaciones entre dioses y mortales son algo a evitar, incluso las relaciones consentidas raramente tienen finales felices. En unos pocos casos, una divinidad femenina se empareja con un hombre mortal, como en el Himno homérico a Afrodita, donde la diosa yace con Anquises concibiendo a Eneas. El segundo tipo de historias (las de castigo) trata de la apropiación o invención de algún artefacto cultural importante, como cuando Prometeo roba el fuego a los dioses, cuando éste o Licaón inventa el sacrificio, cuando Tántalo roba néctar y ambrosía de la mesa de Zeus y los da a sus propios súbditos, revelándoles los secretos de los dioses, cuando


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Deméter enseña la agricultura y los Misterios a Triptólemo, o cuando Marsias inventa el aulos y se enfrenta en un concurso musical con Apolo (Grake, 2013, pág. 36). Ian Morris (Morris, 2008, pág. 65), considera las aventuras de Prometeo «un punto entre la historia de los dioses y la del hombre. Un fragmento de papiro anónimo, datado en el siglo III a. C., retrata vívidamente el castigo de Dioniso al rey de Tracia, Licurgo, cuyo reconocimiento del nuevo dios llegó demasiado tarde, ocasionando horribles castigos que se extendieron hasta la otra vida. La historia de la llegada de Dioniso para establecer su culto en Tracia fue también el tema de una trilogía esquiliana. En otra tragedia, Las bacantes de Eurípides, el rey de Tebas, Penteo, es castigado por Dioniso por haber sido irrespetuoso con él y espiado a las Ménades, sus adoradoras. En otra historia, basada en un antiguo tema folclórico y reflejando otro tema parecido, Deméter estaba buscando a su hija Perséfone tras haber tomado la forma de una anciana llamada Doso y recibió la hospitalaria bienvenida de Céleo, el rey de Eleusis en Ática. Como regalo para Céleo por su hospitalidad, Deméter planeó hacer inmortal a su hijo Demofonte, pero no pudo completar el ritual porque su madre Metanira la sorprendió poniendo al niño en el fuego y chilló asustada, lo que enfureció a Deméter, quien lamentó que los estúpidos mortales no entendiesen el ritual (Aguilar, 2009, pág. 97).

2.6. La edad heroica La época en la que vivieron los héroes se conoce como edad heroica. La poesía épica y genealógica creó ciclos de historias agrupadas en torno a héroes o sucesos particulares y estableció las relaciones familiares entre los héroes de las diferentes historias, organizando así las historias en secuencia. Según Ken Dowden (Dowden, 2010, pág. 84) “hay incluso un efecto saga: podemos seguir los destinos de algunas familias en generaciones sucesivas”.


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Gráfico 6: Caballo de Troya

Fuente: www.mitologico.blogspot.com

Tras la aparición del culto heroico, los dioses y los héroes constituyen la esfera sacra y son invocados juntos en los juramentos, dirigiéndoseles oraciones. En contraste con la edad de los dioses, durante la heroica la relación de héroes carece de forma fija y definitiva; ya no nacen grandes dioses, pero siempre pueden surgir nuevos dioses del ejército de los muertos. Otra importante diferencia entre el culto a los héroes y a los dioses es que el héroe se convierte en el centro de la identidad del grupo local. (Albear, 1990, pág. 35) Los sucesos monumentales de Heracles se consideran el comienzo de la edad de los héroes. También se adscriben a ella tres grandes sucesos: la expedición argonáutica y las guerras de Tebas y Troya.

2.7. Heracles y los Heráclidas Algunos investigadores creen que tras la complicada mitología de Heracles probablemente hubo un hombre real, quizás un cacique-vasallo del reino de Argos. Otros sugieren que la historia de Heracles es una alegoría del paso anual del sol por las doce constelaciones del zodiaco. Y otros señalan mitos anteriores de otras culturas, mostrando la historia de Heracles como una adaptación local de mitos heroicos ya bien asentados. Tradicionalmente Heracles era el hijo de Zeus y Alcmena, nieta de Perseo. Sus fantásticas hazañas en


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solitario, con sus muchos temas folclóricos, proporcionaron mucho material a las leyendas populares (Suvertel, 2011, pág. 173). Gráfico 7: Heracles

Fuente: www.greciacultura.com

Es retratado como un sacrificador, mencionado como fundador de los altares e imaginado como un comensal voraz, papel éste en el que aparece en las comedias, mientras su lamentable final proporcionó mucho material para las tragedias: Heracles es considerada por Thalia Papadopoulou (Papadopoulou, 2011, pág. 65)(una obra de gran importancia para el examen de otros dramas euripideos). En el arte y la literatura Heracles era representado como un hombre enormemente fuerte de altura moderada, siendo su arma característica el arco pero también frecuentemente la clava. Las vasijas pintadas demuestran la popularidad inigualable de Heracles, apareciendo su lucha con el león muchos cientos de veces. Heracles también entró en la mitología y el culto etruscos y romanos, y la exclamación mehercule se hizo tan familiar a los romanos como Herakleis lo fue para los griegos. En Italia fue adorado como un dios de los mercaderes y el comercio, si bien otros también le rezaban por sus dones característicos de buena suerte y rescate del peligro (Percy, 2012, pág. 49).


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Heracles logró el más alto prestigio social mediante su puesto de ancestro oficial de los reyes dorios. Esto sirvió probablemente como legitimación para las migraciones dorias al Peloponeso. Hilo, el héroe epónimo de una tribu doria, se convirtió en un Heráclida, nombre que recibían los numerosos descendientes de Heracles, entre los que se contaban Macaria, Lamos, Manto, Bianor, Tlepólemo y Télefo. Estos Heráclidas conquistaron los reinos peloponesos de Micenas, Esparta y Argos, reclamando según la leyenda el derecho a gobernarlos debido a su ascendencia. Su ascenso al poder se denomina frecuentemente «invasión doria». Los reyes lidios y más tarde los macedonios, como gobernantes del mismo rango, también pasaron a ser Heráclidas. (Otto, 2012, pág. 42) Otros miembros de la primera generación de héroes, como Perseo, Deucalión, Teseo y Belerofonte, tienen muchos rasgos en común con Heracles. Como él, sus hazañas son en solitario, fantásticas y bordeando el cuento de hadas, pues mataron monstruos como la Quimera y la Medusa. Enviar a un héroe a una muerte segura es también un tema frecuente en esta primera tradición heroica, como en los casos de Perseo y Belerofonte (Suvertel, 2011, pág. 153).

2.8. Los argonautas La única épica helenística conservada, las Argonáuticas de Apolonio de Rodas (poeta épico, investigador y director de la Biblioteca de Alejandría) narra el mito del viaje de Jasón y los Argonautas para recuperar el vellocino de oro de la mítica tierra de Cólquida. En las Argonáuticas Jasón es empujado a su búsqueda por el rey Pelias, quien recibe una profecía sobre un hombre con una sandalia que sería su némesis. Jasón pierde una sandalia en un río, llegando a la corte de Pelias e iniciando así la épica. Casi todos los miembros de la siguiente generación de héroes, además de Heracles, fueron con Jasón en el Argo para buscar el vellocino de oro. Esta generación también incluía a Teseo, que fue a Creta a matar al Minotauro, a la heroína Atalanta y a Meleagro, que una vez tuvo un ciclo épico propio que rivalizaba con la Ilíada y la Odisea. Píndaro, Apolonio y Apolodoro se esforzaron en dar listas completas de los Argonautas (Sandoval, 2010, pág. 49).


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Aunque Apolonio escribió su poema en el siglo III a. C., la composición de la historia de los Argonautas es anterior a la Odisea, que muestra familiaridad con las hazañas de Jasón (las andanzas de Odiseo pueden haber estado parcialmente basadas en ellas). En épocas antiguas la expedición se consideraba un hecho histórico, un incidente en la apertura del mar Negro al comercio y la colonización griegas. También fue extremadamente popular, constituyendo un ciclo al que se adjuntaron muchas leyendas locales. En particular, la historia de Medea cautivó la imaginación de los poetas trágicos.

2.9. La casa de Atreo y el ciclo tebano Para Armando Castro (Castro, 2009, pág. 83), entre el Argo y la Guerra de Troya hubo una generación conocida principalmente por sus horrendos crímenes. Éstos incluyen los hechos de Atreo y Tiestes en Argos. Tras el mito de la casa de Atreo (una de las dos principales dinastías heroicas junto con la casa de Lábdaco) está el problema de la devolución de poder y la forma de ascensión al trono. Los gemelos Atreo y Tiestes con sus descendientes jugaron el papel protagonista en la tragedia de la devolución de poder en Micenas. El ciclo tebano trata de los sucesos relacionados especialmente con Cadmo, el fundador de la ciudad, y posteriormente con los hechos de Layo y Edipo en Tebas, una serie de historias que llevaron al saqueo final de la ciudad a manos de Los siete contra Tebas y los Epígonos. (No se sabe si figuraban en la épica original.) En lo referente a Edipo, los relatos épicos antiguos parecen dejarle seguir gobernando en Tebas tras la revelación de que Yocasta era su madre, y desposando luego a una segunda esposa que se convirtió en madre de sus hijos, lo que resulta muy diferente a la historia que conocemos por las tragedias (por ejemplo, el Edipo rey de Sófocles) y los relatos mitológicos posteriores (Sandoval, 2010, pág. 103)

2.10. La Guerra de Troya y sus secuelas En La furia de Aquiles de Giovanni Battista Tiepolo (1757, fresco, Villa Valmarana, Vicenza) Aquiles está enfurecido por la amenaza de Agamenón de quitarle a su botín de guerra, Briseida, y saca su espada para matarle. La súbita aparición de Atenea, que en el fresco sujeta a Aquiles por el pelo, evita el asesinato.


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Gráfico 8: La guerra de Troya

Fuente: www.estudiarte.wordpress.com

La mitología griega culmina en la Guerra de Troya, la lucha entre los griegos y los troyanos, incluyendo sus causas y consecuencias. En las obras de Homero las principales historias ya han tomado forma y sustancia, y los temas individuales fueron elaborados más tarde, especialmente en los dramas griegos. La Guerra de Troya atrajo también gran interés en la cultura romana debido a la historia del héroe troyano Eneas, cuyo viaje desde Troya llevó a la fundación de la ciudad que un día se convertiría en Roma, recogida por Virgilio en la Eneida (cuyo Libro II contiene el relato más conocido del saqueo de Troya). Finalmente hay dos pseudo-crónicas escritas en latín que pasaron bajo los nombre de Dictis Cretense y Dares Frigio (Escobar, 2010, pág. 76). El ciclo de la Guerra de Troya, una colección de poemas épicos, comienza con los sucesos que desencadenaron la guerra: Eris y la manzana dorada ‘para la más bella’ (kallisti), el juicio de Paris, el rapto de Helena y el sacrificio de Ifigenia en Áulide. Para rescatar a Helena, los griegos organizaron una gran expedición bajo el mando del hermano de Menelao, Agamenón, rey de Argos o Micenas, pero los troyanos se negaron a liberarla. La Ilíada, que se desarrolla en el décimo año de la guerra, cuenta la disputa de Agamenón con Aquiles, que era el mejor guerrero griego, y las consiguientes muertes en batalla del amigo de Aquiles, Patroclo, y del hijo mayor de Príamo, Héctor. Tras la muerte de éste se unieron a los troyanos dos exóticos aliados: Pentesilea, reina de las Amazonas, y Memnón, rey de los etíopes e hijo de la diosa de la aurora Eos. Aquiles


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mató a ambos, pero Paris logró entonces matarlo con una flecha en el talón, la única parte de su cuerpo vulnerable a las armas humanas. Antes de que pudieran tomar Troya, los griegos tuvieron que robar de la ciudadela la imagen de madera de Palas Atenea (el Paladio). Finalmente, con la ayuda de Atenea construyeron el caballo de Troya. A pesar de las advertencias de la hija de Príamo, Casandra, los troyanos fueron convencidos por Sinón, un griego que había fingido su deserción, para llevar el caballo dentro de las murallas de Troya como ofrenda para Atenea (Flores, 2011, pág. 254). El sacerdote Laocoonte, que intentó destruir el caballo, fue muerto por serpientes marinas. Al anochecer la flota griega regresó y los guerreros del caballo abrieron las puertas de la ciudad. En el completo saqueo que siguió, Príamo y sus restantes hijos fueron asesinados, pasando las mujeres troyanas a ser esclavas en varias ciudades de Grecia. Los aventurados viajes de regreso de los líderes griegos (incluyendo los vagabundeos de Odiseo y Eneas, y el asesinato de Agamenón) fueron narrados en dos épicas, los Regresos (Nostoi, hoy perdida) y la Odisea de Homero. El ciclo troyano también incluye las aventuras de los hijos de la generación troyana (por ejemplo Orestes y Telémaco). (Burkert, 2007 , pág. 59) El ciclo troyano proporcionó una variedad de temas y se convirtió en una fuente principal de inspiración para los antiguos artistas griegos (por ejemplo, las metopas del Partenón representando el saqueo de Troya). Esta preferencia artística por los temas procedentes del ciclo troyano indica su importancia para la antigua civilización griega. (Barca, 2009, pág. 68) El mismo ciclo mitológico también inspiró una serie de obras literarias europeas posteriores. Por ejemplo, los escritores europeos medievales troyanos, desconocedores de la obra de Homero, hallaron en la leyenda de Troya una rica fuente de historias heroicas y románticas y un marco adecuado en el que encajar sus propios ideales cortesanos y caballerescos. Autores del siglo XII, como Benoît de Sainte-Maure (Poema de Troya, 1154–60) y José Iscano (De bello troiano, 1183) describen la guerra mientras reescriben la versión estándar que encontraron en Dictis y Dares, siguiendo así el consejo de Horacio y el ejemplo de Virgilio: reescribir un poema de Troya en lugar de contar algo completamente nuevo.


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CAPITULO III ANDRÓMEDA Para Victor Hams (Hams, 2010, pág. 75), el Oráculo de Delfos había predicho que Acrisio, rey de Argos, moriría a manos de su nieto. Para evitar el cumplimiento de esta revelación encerró a su única hija, Dánae, en una cámara subterránea de bronce y prohibió el acceso a ella a los varones, incluso a los que tuvieran la honrada intención de pedir su mano. Zeus, que como dios omnipotente de poco servían habitaciones acorazadas, vio a la joven (que por cierto era bellísima) y naturalmente se enamoró de ella. Para no levantar sospechas, el padre de los dioses se transformó en finísima lluvia dorada y, filtrándose sobre un rayo de sol por la ventana de la celda, fecundó de esta manera a la pobre cautiva. El milagro se realizó y de esta unión nació el futuro héroe Perseo. Gráfico 9: Representación de Andrómeda y Perseo

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Acrisio no quiso reflexionar cómo su hija había podido dar a luz. Lleno de estupor y espanto al ser consciente de que el camino para que el Oráculo no se equivocara se había abierto, ordenó que Dánae y Perseo fueran colocados en una frágil barquilla y se abandonaran a merced de las olas del proceloso mar. Madre e hijo permanecieron muchos días cual náufragos de un desastre, hasta que, cuando ya se hallaban exhaustos, Zeus no les


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abandonó, haciendo que un vientecillo suave arrastrara al débil esquife hasta la isla de Sérifos. Allí fueron recogidos por un pescador llamado Dictis, hermano en algunas versiones del reyezuelo de la isla, Polidectes. Dictis se encontraba a la sazón faenando no muy lejos del litoral y se extrañó al levantar la vista y reparar en la barquichuela que se mecía gracilmente. La alcanzó y la atrajo hasta la playa cercana. Después condujo a la joven y al bebé a una casa que poseía junto al mar, allí los cuidó y Perseo no tardó en convertirse en un arrogante joven, no exento de valentía y de excepcional encanto masculino (Aguilar, 2009, pág. 233). Polidectes, a quien su hermano había presentado a los dos excepcionales náufragos, se prendó de Dánae, que conservaba lozana su espléndida hermosura, y quería hacerla suya sin reparar en medios, pero temía el enojo de Perseo, que noche y día velaba por la seguridad de su madre. El problema era pues el muchacho, ¿cómo lo alejaría de Dánae? Polidecres pregonó su próximo casamiento con Hipodamia. Para celebrarlo invitó a un banquete a príncipes, súbditos y allegados. En medio de éste y como era costumbre, preguntó qué regalo iban a ofrecerle. Todos optaron por traerle un caballo, excepto Perseo, que llevado de su arrogancia prometió ofrecer al rey la cabeza de la Medusa, única de las Cargonas que no poseía el don de la inmortalidad. Polidectes se frotó las manos saboreando el triunfo: ¡Por fin alejaría al temible obstáculo que le cerraba el acceso hasta Danae porque lo prometido era deuda, además era probable que aquél dejara la piel en la dificilísima empresa! (Bañuls, 2011, pág. 154) En otra versión Polidectes amenazó a Perseo, advirtiéndole que si no traía la cabeza de la Gorgona como trofeo peligraría la honra de su madre. Los dioses atraídos por la valentía del nuevo héroe le ofrecieron toda su ayuda. Y ¿cómo no iban a hacerlo, si además su protegido era hijo del mismísimo Zeus? Así pues, Hades le prestó el casco que poseía la virtud de volver invisible a quien lo llevaba; Atenea le dejó su escudo; Herrnes las alas que imprimían gran velocidad y la cualidad de volar al que las tenía; y Hefesto, una espada indestructible, fabricada en bronce y con filo diamantino llamada Harpe. Así armado, Perseo se lanzó a los espacios siderales y, guiado por Atenea y Hermes, alcanzó la morada de las Greas, hermanas de las Gorgonas, vírgenes monstruosas


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semejantes a cíclopes femeninos, que poseían un solo ojo en la frente y un solo diente, pero al nacer ya eran viejas. Perseo se apoderó de su ojo y diente y les dijo que se los devolvería cuando le confesaran en donde encontraría a las Gorgonas. Las viejas espantosas, tras un forcejeo, no tuvieron más remedio que explicar al héroe por donde se iba hacia el lugar en donde imperaban sus hermanas, y Perseo cumplió lo prometido, devolviéndoles tan esenciales órganos. Su fealdad era todavía más espantosa que la de sus hermanas, las Creas. Los cabellos eran un amasijo informe de serpientes en movimiento silbando continuamente, los dientes eran semejantes a los del más salvaje jabalí, extremidades de bronce y alas de oro gracias a las cuales surcaban los aires. Todo aquel que se atrevía a mirarlas quedaba acto seguido convertido en piedra, y ni siquiera los dioses podían neutralizar este don. Atenea había contado a Perseo esta maléfica cualidad y por ello nuestro héroe rehuyó mirarlas cara a cara, sino que inició la lucha de espaldas, guiándose con la imagen de su rival reflejada en el bruñido escudo que la diosa de la Sabiduría le había prestado. Finalmente, con un último esfuerzo, logró cortar de un tajo con la Harpe la cabeza de Medusa, la Gorgona mortal. Al contemplar la escena, las otras dos hermanas inmortales se lanzaron sobre el héroe, pero éste consiguió rehuir la persecución haciéndose invisible con el casco de Hades. De la sangre que brotó del cuello cercenado de Medusa, y en el momento del golpe, surgieron el gigante Crisaor, padre de Gerión, enemigo de Hércules e hijo a su vez de la Medusa y de Poseidón, y finalmente el caballo alado Pegaso. Terminada victoriosamente su misión. Perseo se calzó las sandalias con alas, y tras colgarse el zurrón y sujetarse el casco, voló a través de los espacios hasta llegar a Mauritania, en donde tenía su morada el gigante Atlas. Perseo le solicitó su hospitalidad, presentándose como hijo del propio Zeus. Atlas le contestó desabridamente. Entonces el héroe le mostró la cabeza de la Medusa, que no había perdido sus propiedades y al instante el gigante quedó convertido en piedra. Es así como se presentó en el futuro ante los humanos: convertido en la Cordillera del Arias y cuyas cumbres parecen sostener los cielos.


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Desde Mauritania alcanzó Perseo Etiopía, donde reinaba el rey Cefeo. A medida que descendía, se hizo cada vez más visible una hermosísima doncella que se hallaba encadenada a un peñasco lamido por las olas y a punto de ser devorada por un horrible monstruo marino. Si la brisa no hubiera agitado su rubia cabellera y las lágrimas no hubieran afluido copiosamente de sus bellísimos ojos, se diría que era una marmórea sirena esculpida junto a la playa. “Soy hija de Cefeo soberano de estas tierras etíopes y mi nombre es Andrómeda. Me encuentro en esta deplorable situación porque mi madre Casiopea había manifestado con orgullo ante las Nereidas, ninfas del mar, que era más hermosa que ellas. Poseidón quiso vengar tal ofensa e inundó el país, y envió a sus costas a un monstruo marino que devoró a cuantos hombres y rebaños pudo alcanzar. El Oráculo de Ammón reveló que solamente desaparecería el peligro si me entregaban a mí, la hija de Casiopea, a la voracidad del monstruo. Después de vacilar mucho, mi padre, a instancias del pueblo, me abandonó encadenada a esta roca” (Sandoval, 2010, pág. 91).

Apenas había explicado su situación cuando se agitó el mar y de su seno apareció un horrible ser marino con ánimo de devorar a la joven. Andrómeda lanzó un lastimero gemido y sus padres, que se hallaban en la playa, corrieron hacia su hija intentando lo imposible. Perseo los detuvo y tranquilizó: salvará a Andrómeda, pero a cambio de convertirla en su esposa. Los padres aceptan entusiasmados la idea, pues ya se han dado cuenta que el pretendiente de su hija capaz de atreverse a rescatarla no puede ser un hombre cualquiera. Raudo como una centella, Perseo se lanzó sobre el monstruo. Éste observó sobre la superficie del mar la sombra del héroe y, creyendo que era su enemigo, se lanzó con furia a atacarla, momento que aprovechó éste para clavar su espada una y otra vez en el dorso del animal, hasta que tras una titánica lucha el monstruo quedó exánime, mientras Perseo en su lomo celebraba la victoria. Acto seguido desató a Andrómeda y, tras los abrazos de rigor, los cuatro se encaminaron hacia palacio, en donde se ordenaron los preparativos para la boda. Durante la sobremesa del banquete nupcial se oyó en las estancias contiguas al comedor un rumor que fue creciendo hasta que apareció Pilleo, hermano de Cefeo, con una multitud de


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hombres armados con el fin de apoderarse del trono y hacer valer sus pretensiones de antiguo prometido de Andrómeda. Perseo tomó las armas y la lucha se generalizó, pero los asaltantes eran muchos y ya acariciaban el triunfo, cuando nuestro héroe se acordó de la cabeza de Medusa y, cogiéndola en sus manos y desviando la vista de ella, la arrojó como un proyectil a los pies de sus adversarios, los cuales inmediatamente se transformaron en piedra, excepto Fineo, que al contemplar el prodigio imploró el perdón. Perseo no atendió las súplicas y, encarándole a la Gorgona, lo convirtió también en una pétrea figura que representaba un esclavo humillado. Poco después, Perseo tomaba el camino de regreso a Sérifos, a pesar de las protestas de Cefeo, que deseaba que el héroe le sucediera algún día en el trono, protestas acrecentadas puesto que se llevaba consigo a Sérifos a su hija, a la que tanto esfuerzo había costado rescatar. Dánae, cansada de las infamias de Polidectes, se había refugiado junto a Dictis en el templo de Atenea. Perseo se presentó ante el soberano con la cabeza de la Gorgona y éste quedó igualmente petrificado. Dánae y Dictis salieron del templo y vivieron en paz, mientras que en algunos relatos se cuenta que Dictis terminó casándose con Dánae y llegó a ser rey de Sérifos. Perseo devolvió a cada dios los dones que le habían prestado y Atenea recibió la cabeza de Medusa, que fue colocada como glorioso trofeo en el escudo de la diosa como reconocimiento a sus eficaces servicios. Hecho esto, se embarcó rumbo a su ciudad natal de Argos, en el Peloponeso. Cuando Acrisio supo que su nieto regresaba, temió por su vida, tal corno lo había profetizado el Oráculo, y huyó disfrazado a Tesalia. Poco después se celebraban unos juegos atléticos en aquella región. Perseo acudió a demostrar su destreza, tras haber sido declarado presunto sucesor en e! trono de Argos al no volverse a saber nada de Acrisio y haber tenido que luchar contra Preto, hermano de éste, que había logrado coronarse rey. Perseo quiso intervenir en el lanzamiento del disco, manifestación de la que era muy experto. Pero cuando le tocó el turno, la trayectoria de! artilugio se le desvió, yendo a dar e! disco en la cabeza de un anciano forastero que presenciaba el espectáculo y que murió en el acto. Perseo descubrió con horror que la víctima que había provocado accidentalmente era su propio abuelo, Acrisio, refugiado en Tesalia para intentar huir del hado adverso.


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El héroe, lleno de aflicción, renunció al trono de Argos como expiación por su crimen, aunque hubiera sido involuntario, y cedió la corona a Megapentes, hijo de su rival Preto. Como Megapentes era soberano de Tirinto, el héroe no tuvo otra opción que hacerse cargo de aquel reino y a partir de entonces vivió feliz en su nueva patria junto a Andrómeda, que le dio numerosos y valerosos hijos. De su tronco descendería e! héroe más famoso de toda la Mitología clásica: Hércules.La similitud del nombre de Perseo con la del pueblo persa hizo pensar a algunos tratadistas que aquél había tenido de Andrómeda un hijo de igual nombre, criado por Cefeo y fundador del pueblo persa. Aluden como prueba el traje oriental que muestra Perseo en la pintura de algunos vasos conservados (Grake, 2013, pág. 72). A Perseo se le atribuye la fortificación e incluso la fundación de Micenas. A su muerte se le tributaron honores divinos. Fue colocado en el cielo entre las constelaciones del hemisferio boreal junto a su amada Andrómeda, cuya nebulosa es el cuerpo celeste más alejado de la Tierra que podemos contemplar sin ayuda del telescopio. La constelación de Perseo adopta la forma de campana. Dentro de su espacio se hallan numerosas estrellas fugaces (en realidad meteoritos) que conocemos con el significativo nombre de Perseidas. Por su relación con Perseo, Casiopea y Cefeo dieron nombre a su vez a otras constelaciones. La estatua más famosa de Perseo se conserva en la Sala de los Lanzi de Florencia y es obra del polifacético artista renacentista florentino Benuenuto Cellini (1500-1571). Muestra el momento en que el héroe enseña triunfalmente la cabeza de la Medusa, tras haberla cortado con una especie de cimitarra. Sin ropaje alguno, Perseo está tocado con el casco de Hades que le proporcionaba la fabulosa invisibilidad.


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CAPITULO IV CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

4.1. CONCLUSIONES

La mitología griega ha ejercido una amplia influencia sobre la cultura, el arte y la literatura de la civilización occidental y sigue siendo parte del patrimonio y lenguaje cultural occidentales. Poetas y artistas han hallado inspiración en ella desde las épocas antiguas hasta la actualidad y han descubierto significado y relevancia contemporáneos en los temas mitológicos clásicos.

Los griegos han dejado para nuestro tiempo, el saber de diferentes ciencias: la filosofía, los géneros literarios, la medicina, etc. Estas investigaciones, invenciones y creaciones de los griegos han llegado ha nuestros días a través de los escritos, los restos arqueológicos y de los relatos.

Los griegos han aportado mucho a las ciencias y otros saberes del ser humano, y gracias a ellos, nosotros podemos saber, en muchos casos, el porqué de las cosas; entonces, le debemos "dar las gracias" a ellos, por lo que nos han legado.

La Diosa Andrómeda referencia la belleza de la mitología griega y como está concatenada con la cultura. La vida de Andrómeda referencia un desarrollo sobre la furia y celos de los dioses y como su nombre de una forma u otra está en la memoria cultural de la humanidad.


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4.2. RECOMENDACIONES

Implementar de forma más extensa los temas de la cultura griega dentro de la cátedra impartida en los colegios.

Dar a conocer la importancia de las grandes culturas mundiales en lo que hoy es actualmente la humanidad.

Analizar y evaluar los grandes aportes académicos, culturales, artísticos, filosóficos entre otros, que dejaron las antiguas culturas, en especial la griega.

Constatar y verificar como ha influido la cultura griega considerando su impacto e influencia en la actualidad.

Instaurar y aplicar en los establecimientos educativos la literatura griega con grandes obras como son: Iliada, La Odisea, El Caballo de Troya entre otras.


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BIBLIOGRAFÍA Aguilar, F. (2009). Factores de las mitologías generadoras. Inglaterra: Cambridge University. Albear, A. (1990). VIda y Muerte de Andrómeda. Santiago de Chile: Unidos. Bañuls, J. V. (2011). Perseo y Andrómeda. Valencia- España: Universidad de Valencia. Barca, P. C. (2009). Andrómeda y Perseo. Madrid- España: Linkgua. Burkert, W. (2007 ). Religión griega. Arcaica y clásica. Madrid: Abada Editores. Castro, A. (2009). La historia de Atreo. Madrid - España: Atlas ediciones. Dowden, K. (2010). La edad heroica de Grecia. México DF: Norma. Escobar, E. (2010). La Grecia antigüa . Bogotá - Colombia: CN Ediciones. Flores, E. (2011). la cultura griega y su influencia en las ciencias humanistas. Lima - Perú: Atlas ediciones. Grake, D. (2013). Diccionario mitológico. Estados Unidos: University Chicago. Hams, V. (2010). Desarrollo histórico de la vida de Andrómeda. Barcelona : Universidad de Barcelona. Hansell, V. (2009). Heracles y sus documentos inscritos. Madrid - España: Cebra ediciones. Morris. (2008). Edad de los Dioses y Mortales. México: Unidos. Nagy, G. (2001). Los Diosses olimpícos por Monsiau. Zaragoza- España: Andaluz. Otto, W. F. (2012). Los dioses de Grecia . Madrid: Ediciones Siruela_ 2ª edición. Papadopoulou. (2011). Herácles y los Heráclidas. Sao Pablo: Do Santos .


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ANEXOS Anexo 1: Los Dioses del Olimpo

Elaborado por: Michelle EspĂ­n


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Anexo 2: Perseo y Andrómeda

Elaborado por: Michelle Espín


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Anexo 3: Enciclopedia de la MitologĂ­a Griega

Elaborado por: Michelle EspĂ­n


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Anexo 4: Gran libro de la MitologĂ­a Griega

Elaborado por: Michelle EspĂ­n


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Anexo 5: Introducción Mitología Griega

Elaborado por: Michelle Espín


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Anexo 6: Diagrama de los detalles de la Cultura Griega

Elaborado por: Michelle EspĂ­n


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Anexo 7: Principales aportaciones de la Cultura Griega

Elaborado por: Michelle EspĂ­n


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