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Iglesia y convento de San Agustín
4. IGLESIA Y CONVENTO DE SAN AGUSTÍN
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Bellísima espadaña manierista y abundante pintura mural, este claustro de modelo sevillano fue terminado a principios del siglo XVII, edificado sobre las ruinas del cercado del Zaque muisca Quemuenchatocha, con recios contrafuertes laterales. El convento lleva el nombre del Apóstol Santiago Matamoros y tiene una escalera imperial colonial, que con la del convento franciscano de Monguí, son las únicas que quedan en Boyacá.
Además de convento agustino, el claustro fue escuela, hospital de San Juan de Dios, cárcel de máxima seguridad para hombres y mujeres por un siglo, conocida como “El Panóptico”, con una famosa celda de castigo, El Solitario, y aparición propia, el Espanto del Panóptico, que bajaba por la escalera imperial en la noche de difuntos y con su huesuda garra fría mandaba al que lo importunase a metros de distancia.
El claustro de San Agustín fue también utilizado como cuartel militar y como polvorín y, tras terminar todos estos dispares encierros e irse los presos para la cárcel de El Barne, en los años 60 del siglo XX, fue convertido en ruinas. Rescatado a tiempo y restaurado, por el arquitecto Álvaro Barrera, el claustro colonial es hoy sede cultural del Banco de la República, quien patrocinó su restauración, Archivo Regional de Boyacá y biblioteca, que está organizada en su bella capilla que conserva su pintura mural y las celdas del panóptico.
En la pintura mural del convento se describen escenas de la vida del Obispo de Hipona, las más hermosa de ellas representa La Ciudad de Dios, existe pintura menos elaborada perteneciente a siglos posteriores y pintura mural carcelaria del siglo XIX, que nos recuerda al Panóptico. El claustro de San Agustín es un lugar de memoria destinado hoy al deleite intelectual y al goce estético de tunjanos y visitantes, donde usted, si busca con cuidado, puede encontrarse con el espeluznante espanto del panóptico.