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El Puente de Boyacá
8. EL PUENTE DE BOYACÁ
En este pequeño valle atravesado por el río Boyacá, finalizó la colonia, se inauguró la República y cayó la monarquía hispánica en la tarde del brumoso, lluvioso y glorioso 7 de agosto de 1819. El camino real de Santafé a Tunja, que atravesaba el corazón del reino, se realizaba sobre un sencillo puente de madera sobre el rio Boyacá situado en el único lugar por donde la corriente de agua encañonada permitía el paso, por tanto, se colocó una venta y posta cerca del mismo.
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A las dos de la tarde del 7 de agosto, los restos de la III División del Ejército del Rey detuvieron su larga marcha entre páramos sin cuento, después de haber perdido la ciudad de Tunja en manos de los libertadores, momento en que fueron sorprendidos por la vanguardia de Santander que marchaba desde Tunja. El Ejército del Rey quedó divido en dos, unos defendiendo el paso del puente y el grueso del ejército enfrentando a los patriotas. El comandante Barreiro usó cañones por primera vez, que había instalado precipitadamente donde hoy se ubica el Obelisco. Para las 4 de la tarde, el Ejército del Rey había sido dispersado y Barreiro capturado por el niño soldado Pedro Pascasio Martínez, mientas Santander había capturado el Puente.
A lo largo de la historia republicana se han intentado colocar hitos monumentales para conmemorar la patriótica azaña y la clásica fecha de la posesión del presidente de Colombia, quien al menos, una vez en su mandato, viene a cruzar el Puente.
A finales del siglo XIX se erige el Obelisco a los Libertadores bajo la administración de José Eusebio Otálora, Presidente del Estado de Boyacá. En el centenario de
Boyacá, la Virgen de Chiquinquirá es saludada con salvas de cañón en este lugar y el Ejército de Colombia hace la primera representación de la batalla ante el presidente Marco Fidel Suárez.
En 1940, bajo la administración del presidente Eduardo Santos, se coloca la estatua de Santander, el monumento a Bolívar y las cinco repúblicas del artista alemán Ferdinand Von Miller, que se encuentra en la Loma de la Caballería, y se inaugura el actual puente. El arco del triunfo de 1954, realizado por Luis Alberto Acuña, es un homenaje al Himno Nacional.
En 1969 se emprende la última remodelación del Campo que incluyó la Plaza de Armas, la Llama Eterna de la Independencia, influenciados por el presidente Carlos Lleras Restrepo, quien imaginaba una obra al estilo de Waterloo, así como el mural del Ciclorama, iniciado por el artista tunjano José Rodríguez Acevedo en 1969 y terminado en la primera década del siglo XXI por un grupo de pintores tunjanos dirigidos por el geógrafo y artista Jaime Quintero Russi. El mural de 125 metros de largo por 6 de ancho, el más grande del país, representa la Campaña de Boyacá desde los Llanos hasta la entrada a Santafé de Bogotá y es un distintivo de la identidad del pueblo boyacense.