Postales El Pregonero
Vistosos carros alegóricos transportan a las reinas de belleza.
Tiempos de carnaval Esplendores de una festividad pública.
L
os locos años veinte se caracterizaron por la prosperidad económica y la renovada esperanza de la gente, pero también por el derroche y la frivolidad. Una suerte de catarsis frente a las recientes atrocidades de la Gran Guerra. En Lima, a partir de 1922 (segundo gobierno del presidente Augusto B. Leguía) se empezaron a celebrar los carnavales de una manera fastuosa, espectacular, al estilo de Niza, Roma y otros lugares de Europa. Durante los meses de febrero, las calles, que habían sido espacio para el combate de globos de agua, se convertían en escenario digno de una película de Fellini, con vistosos carros alegóricos paseando gente disfrazada y reinas de belleza. Al mismo tiempo, las fiestas de carnaval se realizaban en los clubes o casas de familia, llegando a hacerse famosas y hasta hoy recordadas las fiestas de los balnearios de Ancón, La Punta y Chorrillos. 6
FEBRERO, 1928. El corso pasa por el edificio Rímac ante la admiración del público que abarrota las calles.