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EN CASA DE

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MAESTROS

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NADIA YARON Gente que disfruta de su casa

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Nadia Yaron vive aquí junto a su familia: su pareja Doug, la hija de doce años de este, Violet, y sus gemelas Theo y Moon. En la imagen, uno de sus rincones favoritos: uno de los dos graneros de la propiedad, convertido en su lugar de trabajo. Aquí crea esculturas y otras piezas artísticas, su actividad desde 2015.

La escultora trasladó su antigua mesa de trabajo en Brooklyn –de madera de álamo– hasta aquí para convertirla en su nueva mesa de comedor. Nadia cofundó la reconocida empresa de diseño y mobiliario Nightwood junto a su exmujer, Ry Scruggs. La silla situada en el extremo de la mesa también pertenece a aquella época. Las ventanas se adornan con suaves cortinas de lino tejidas por ella misma. En la casa conviven elementos del pasado con otros del presente, creando una atmósfera muy personal.

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La casa está decorada con mobiliario diseñado por la propia Nadia, sumado a una selección de piezas vintage que ha ido adquiriendo durante sus visitas a anticuarios. El espejo situado en la parte superior de la chimenea también es una pieza customizada por la artista, que aquí posa junto a sus hijas.

nero, todas las estancias –del salón al comedor, pasando por el dormitorio y la cocina– revelan la actividad profesional de su propietaria. Es Nadia Yaron, y su trayectoria siempre ha estado vinculada al diseño, antes como cofundadora de la empresa de mobiliario Nightwood y ahora como creadora de esculturas y otras piezas artísticas. La madera, su material favorito, es el hilo conductor entre su pasado en Brooklyn y su presente. Un presente mucho más conectado a la naturaleza, gracias a su nuevo hogar, una granja restaurada por ella misma y por su novio, Doug Newton, y en la que viven junto a sus dos hijas gemelas Theo y Moon, la hija de doce años de Doug, Violet, y su perro, Captain.

DE BROOKLYN AL CAMPO .:.:.:. La familia dejó su moderno piso en la ciudad para habitar esta nueva casa, una granja del año 1840 que han reformado para adaptarla a sus necesidades. Antes de instalarse, tomaron la decisión de prescindir de la planta superior para poder abrir el techo y dejar pasar la luz, que ahora suaviza todos los espacios. También dieron una nueva vida a los dos graneros, transformándolos en el espacio de trabajo de Nadia y en una casa de invitados, respectivamente. Ahora, las gemelas de la pareja corretean entre las esculturas de su madre, que salpican el salón y el comedor, entre otras estancias. En esta neogranja disfrutan de una vida más apacible, con muebles que los conectan con su pasado, pero también con piezas del presente que proporcionan ilusión y esperanza. La pareja ha cumplido con su antiguo sueño de vivir en el campo y Theo y Moon parecen encantadas con esta nueva vida. Disfrutando de la naturaleza, tanto dentro como fuera de la casa, han cambiado el ruido del claxon por el canto de los pájaros, y pueden correr a sus anchas, con el horizonte como único límite. n

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