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LAS COFRADÍAS DE LIMA

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1. Entierro de San Agustín, pintura por Basilio Pacheco, ca. 1635-1640. (fotografía de D. Giannoni). Convento de San Francisco. / 2. Profecía de la venida de San Francisco, pintura de Francisco de Escobar, ca. 1670 (fotografía de D. Giannoni). Convento de San Francisco. / 3. La aparición de la Virgen de las Mercedes en el coro de Barcelona , pintura de Julián Jayo, ca. 1786-1789 (fotografía de D. Giannoni). Convento de la Merced.

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Escena popular de algunas devotas demandando limosna para sus cofradias parroquiales. acuarela. (Angrand, 1834). Biblioteca Nacional de Francia.

Kelly Estela Montoya Estrada

Las cofradías fueron instituciones procedentes de España, se fueron fundando al poco tiempo de la llegada de los españoles al nuevo continente americano; son asociaciones de laicos, que se reúnen para rendir culto a una advocación mariana como a un santo o quizás a un Cristo de su devoción.

Cada cofradía se organizaba de manera similar, la base de su organización estaba plasmada en sus Constituciones, en las cuales se redactaba punto por punto cada una de las funciones de sus miembros, como los derechos que tenían por ser parte de ella. Dentro de su estructura organizativa, el mayordomo era el cargo más importante, era elegido mediante voto secreto durante las reuniones anuales o cabildo que se realizaban una vez al año y a las que asistían todos los miembros de la hermandad.

El cargo de Mayordomo no necesariamente lo obtenía una sola persona podían llegar incluso a ser tres representantes, varones, que cumplían distintas funciones. No cualquier miembro podía ocupar este cargo, solo eran elegibles los hermanos veinticuatro de la cofradía, que estaba conformado por los fundadores, sus descendientes y los miembros con mayor poder adquisitivo.

Las mujeres no llegaban a ocupar estos cargos, pero podían ser priosta, mayorala o manola, su función era de acompañamiento en las ceremonias importantes y se encargaban de tareas domésticas, como limpiar la capilla, cambiar las flores de los altares y de la vestimenta de las imágenes según cada ceremonia religiosa. Todas las cofradías contaban también con un Administrador, contador o ecónomo, que se encargaba de llevar las cuentas; un cobrador, llamado también bolsero o colector de limosna. Además tenían un Procurador, que se encargaba de solucionar los problemas o reclamos de la cofradía, resguardaba las Constituciones y tenía autoridad para exigirle a los mayordomos que le entreguen informes con las cuentas de la hermandad.

Un cargo de suma importancia lo tuvo el Capellán o cura rector, generalmente era el sacerdote de la Iglesia o convento donde se asentaban las cofradías, también tuvieron la opción de elegirlo, en cualquiera de los casos él se encargaba para oficiar todas sus ceremonias litúrgicas, acompañaba a los hermanos enfermos y en los funerales; además tenía que estar presente en las reuniones mensuales de la cofradía, a las cuales llamaban cabildos. Muchos de los integrantes de una cofradía eran los hermanos devotos o de segundo rango, quienes se inscribían por devoción a la imagen tutelar y sobre todo para que la hermandad se haga cargo de los gastos funerales de él como de su familia; aunque estaban obligados asistir a los cabildos no tenían derecho a dar su opinión, pues no eran parte de los hermanos veinticuatro de la hermandad.

Existieron en la ciudad de Lima en la primera década del siglo XVII, como señala Emilio Lissón Chávez1, alrededor de 60 cofradías y hacia 1639, según una relación de cofradías que participaron en la fiesta del Corpus Christi, un total 85 cofradías2, entre las que tenemos 26 de españoles, 19 de indios y 40 de negros. Este número de cofradías solamente nos muestra a las que tuvieron permiso eclesiástico, es decir existieron muchas otras que funcionaban sin contar con la autorización respectiva. A las cofradías las podemos clasificar según su carácter y finalidad3, podían ser Sacramentales, eran las que le rendían culto al Santísimo Sacramento; de Gloria, que se juntaban a rendirle culto a una advocación Mariana como a Santos y Santas de su devoción. También existieron las cofradías de Pasión, el nombre que le ponían a la cofradía se relacionaba a un pasaje de la pasión de Cristo, en la ciudad de Lima existieron muy pocas cofradías de Pasión, el mayor número de cofradías que se fundaron llevaban el nombre de alguna advocación mariana o de algún santo.

En Hispanoamérica las cofradías se dividirán también según el lugar de su fundación, por lo que podían ser urbanas o rurales. Además las cofradías pueden ser clasificadas según el grupo étnico al que pertenecían sus fundadores, así podemos encontrar que existieron cofradías de indios, españoles, negros, morenos, mulatos y mestizos.

Dependiendo del grupo étnico como de la clase social a la que pertenecían sus miembros podían ser cerradas, como la cofradía de Nuestra Señora de Aránzazu, la cual fue fundada por vascos y que solamente la integraban hombres y mujeres de Guipúzcoa como sus descendientes; y cofradías abiertas las cuales podían ser integradas por cualquier persona, un ejemplo fue la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, que fue fundada por médicos sevillanos, pero que con el paso del tiempo aceptó como hermanos no solamente a sus descendientes sino también a mestizos, negros e indios, aunque estos últimos solamente eran aceptados como hermanos devotos.

Tampoco podemos olvidar que existieron las cofradías gremiales que eran fundadas por hombres que ejercían

1. Lissón Chávez 1943, Tomo V: 249. / 2. Archivo Arzobispal de Lima. Cofradías. Leg 32 A. Exp. 46. Lima, 1639 / 3. Campos y Fernández de Sevilla 2017: 20-21.

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