Historias chiquitas que cuentan la historia grande medhes final 05 03 16 pt isuu

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A Leonor Vargas, Elena D´Bórtoli y Celina Enríquez quienes brindaron amorosos testimonios y ya no están. A Rosarito Obregón compañera del alma, que acompañó y alentó este trabajo y hace poco se nos fue…

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“Estoy convencido de que lo que no se escribe, con el paso del tiempo se pierde. Con los temas de Memoria en particular, no podemos andar con tibiezas ya que las políticas de Derechos Humanos son una prioridad para nosotros. Creo en el valor histórico y formativo de este libro y por ello se auspicia su edición y difusión en la confianza de que será de gran ayuda en la apertura de conciencias y corazones de los ciudadanos de nuestra Patria.”

Prof. Gerardo Horacio Bassi Intendente de Goya

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HISTORIAS CHIQUITAS QUE CUENTAN LA HISTORIA GRANDE MEDEHS – GOYA – CORRIENTES

Goya, Corrientes, Argentina. 2016

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MEDEHS – GOYA - CORRIENTES Fernández, Mabel Irene Historias chiquitas que cuentan la historia grande / Mabel Irene Fernández; compilado por Mabel Irene Fernández. - 1a ed. - Goya: Arandú, 2016. 320 p. 23 x 16 cm.

ISBN 978-987-45819-4-5

1. Derechos Humanos. I. Fernández, Mabel Irene, comp. II. Título. CDD 323.

MEDEHSGOYA – Corrientes – República Argentina Hecho el depósito que

marca la Ley N° 11.723 Derechos reservados conforme a la ley.

©2016, Arandu Ediciones +054 03777 433472 info@aranduediciones.com Dirección editorial: Lic. Daniel Lesteime Diseño Gráfico: Pedro Torres “Fatiga” - Mendoza pedrojuliotorresar@gmail.com Foto de tapa tomada por Elsa Sáenz, el 28 de julio de 2014, fecha de inauguración del Paseo de la Memoria de Goya

Impreso y hecho en Argentina

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ÍNDICE 9 11 15 17 21 27 31

Presentación Palabras Preliminares Agradecimientos Prólogo MEDEHS Introducción Carta de un lector Plaza de la Democracia y la Memoria Paseo de la Memoria

HACIENDO HISTORIA 35 59 89 93 97 103

De rupturas y continuidades… Desde la tierra, desde la lucha… Valoren la tierra… Cargados de razones… Ejemplo de dignidad La Iglesia

CONTAR… CONTARSE Testimonios sobre los compañeros 109 129 147 179 193

Delicia González (Lucía) Héctor Rolando Puntín (Juancito) Raúl Eduardo Gómez Estigarribia (Ñaró) Ramón Miguel Ávalos (Miguel) Juan Antonio Olivo (Tonito) 7


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Pantaleón Romero (Don Panta) José Oviedo (Horacio) Abel Arce Gómez Alice Domon (Hermana Caty) Norma Blanca Tomasella (Tatacha)

DOCUMENTOS 291 293 295 303

Carta de Monseñor Devoto, obispo de Goya, Navidad de 1965 Carta de Monseñor Devoto, obispo de Goya, Pascua de 1966 Petitorio entregado por las LAC al gobierno de facto en 1972 Informe presentado a la CONADEP en Octubre de 1984

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Bibliografía. Siglas

COMPAÑEROS

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PRESENTACIÓN

(…) es necesario historizar los procesos y recuperar las memorias, comprenderlos en sus conexiones y sentidos más profundos a la luz de las urgencias del presente, para pasar, efectivamente, a otra cosa. Comprender pasado y presente desde su propio sentido y desde allí rastrear las mutaciones y las réplicas porque los antiguos peligros resuenan en los del presente como semejanza pero también como diferencia. Pilar Calveiro.

Historias chiquitas que cuentan la historia grande es el resultado de un esforzado y laborioso esfuerzo colectivo desarrollado por la Asociación MEDHES, coordinado por Mabel Irene Fernández y que hoy Arandu ediciones pone a disposición del lector. El trabajo, que se auto comprende desde su epígrafe inicial como obra colectiva (en su más radical sentido), recupera las historias de vida de un grupo de militantes de las luchas campesinas, que fueron víctimas del terrorismo de Estado implementado en la Argentina a partir del Golpe cívico-militar de 1976. Creemos que significa un valioso aporte para que las futuras generaciones puedan acceder a un conocimiento y a una comprensión de los alcances de un proceso histórico que tuvo su desarrollo en nuestro país y en particular en nuestra provincia, durante la segunda mitad del siglo XX. Es por ello que Arandu ediciones acerca al lector esta obra que seguramente será de sumo interés y significará un aporte más a los 10


trabajos existentes respecto de la temática en cuestión, sin por ello dejar de aportar una original perspectiva. Por último, si como señalan Mallimaci y Giménez Béliveau (2006) “Una historia de vida es una práctica de vida, una praxis de vida en la que las relaciones sociales del mundo en que esa praxis se da son internalizadas y personalizadas, hechas idiografía” y si “Esto es lo que justifica poder leer o descubrir toda una sociedad en una historia de vida” no caben dudas de que este trabajo, a partir de su lectura, constituirá una vía de acceso a las claves de toda una época y sus rasgos distintivos. Daniel Lesteime Director Arandu ediciones

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PALABRAS PRELIMINARES

LA MEMORIA ES UNA ACCIÓN QUE HILVANA LOS HILOS DE LA HISTORIA ENTRE PASADO, PRESENTE Y FUTURO No hay proyecto sin memoria… No hay presente sin memoria… Corría el año 2013 y con la perspectiva electoral la organización MEDEHS decide dar un paso adelante en el compromiso político, definiéndose públicamente por los candidatos del Frente para la Victoria, y proponiendo la creación de un área específica que trabaje la cuestión de los DDHH desde la gestión municipal. Luego de la victoria electoral el intendente electo, profesor Gerardo Bassi, en reconocimiento de la trayectoria de MEDEHS, deja en sus manos la organización de la Dirección y elaboración de políticas, fijando solo algunas restricciones en cuanto a medios y cantidad de personal. Los compañeros depositan en mí la responsabilidad de llevar adelante la tarea, y se constituye un equipo con el objetivo de elaborar el proyecto rector de la Dirección y su implementación. La propuesta define dos ejes o áreas de trabajo, uno en torno a la Memoria, Verdad y Justicia y otro en torno a los derechos fundamentales insuficientemente promovidos/ejercidos y que no estén bajo el control de otros estamentos del Estado. Al organizarnos tras los lineamientos políticos surgió el siguiente organigrama: Equipo de Formación y Docencia; de Investigación, Archivo y Biblioteca de la Memoria; Promoción, Difusión y Acciones en el Territorio; Asesoramiento Jurídico y Administración Financiera; Administración de los Espacios Físicos y Mesa Institucional de los DDHH. 12


Las experiencias fueron muy positivas, y en este momento podemos afirmar que la política de DDHH tiene presencia institucional en nuestro medio y se va introduciendo en el quehacer cotidiano de los ciudadanos. Llegamos a las escuelas urbanas y rurales, a los Centros Integradores Comunitarios (CIC), al Hospital Regional, al Plenario Vecinal, a los lugares de detención de personas (comisarías y alcaidía), a los barrios, Hogar de niños, Centro Juvenil de Prevención de Adicciones y numerosas instituciones con propuestas vinculadas a gestionar, promover y consolidar derechos. El equipo Jurídico asesora y acompaña los procesos de reclamos especialmente cuando está en juego el derecho a la Libertad y la Justicia. El área de Formación y Docencia concretó jornadas y cursos junto a la Escuela de DDHH de Nación, priorizando la participación de jóvenes y docentes. El trabajo del equipo de Investigación y Archivo de la Memoria se consolida y se integra al Archivo Nacional de la Memoria a tal punto que la mayoría de las actividades se hacen en conjunto y se aportan así testimonios sensibles que visibilizan el accionar represivo en la región -acciones que fueron registradas durante años por MEDEHS. Participamos en nuestra fiesta mayor, Fiesta del Surubí, exponiendo diversos temas con materiales audiovisuales y gráficos producidos por la Dirección. Mediante un programa de radio semanal en un medio comunitario informamos, difundimos y debatimos las temáticas que son constitutivas de nuestra gestión. En relación a la problemática de violencia Institucional, deuda pendiente con la comunidad y la historia goyana, nos enfocamos en la situación de la Alcaidía policial: verificamos y denunciamos las terribles condiciones de detención, hacinamiento, insalubridad y cercenamiento de todos los derechos humanos sobre una población de más de 60 internos. Se trabajó junto a la organización MEDEHS y el Comité contra la Tortura creado por ley provincial, logrando sensibilizar a diversas instituciones y a la comunidad mediante denuncias públicas difundidas por todos los medios disponibles, las que finalizaron con la presentación de un recurso correctivo, al que la Justicia le dio curso. Merecen una mención especial las tres señalizaciones de ex centros clandestinos de detención, hoy Sitios de Memoria, realizadas junto a la secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que ponen de 13


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manifiesto la intensidad del accionar represivo en la zona y la profundidad de las heridas que hasta hoy siguen abiertas. Está en un nivel avanzado el proceso para convertir la Casa de las Palmeras (primer centro señalizado) en el Centro de Interpretación del Terrorismo de Estado. Esto es el producto de un trabajo conjunto entre el municipio de Goya, Sitios de Memoria de la Nación, ministerio de Defensa y MEDEHS junto a otras instituciones de la comunidad, coordinado por esta Dirección. Creemos que, si bien aún queda mucho camino por recorrer, los logros han sido muy importantes; quedó demostrado que con el apoyo institucional del estado democrático -que definió a los DDHH como constitutivos y prioritarios en esta nueva etapa- se concretan aspiraciones que desde otro espacio serían imposibles de realizar. Para terminar, quiero expresar mi reconocimiento y sentido homenaje a dos grandes Presidentes que supieron interpretar el clamor popular; que supieron reconocer la lucha y el sacrificio de una joven generación que entregó todo buscando un camino de liberación y que supieron contener, valorar y proyectar como nadie la lucha de las Madres y Abuelas: los queridos NÉSTOR y CRISTINA. En Goya, Corrientes, a cuatro días del mes de octubre de 2015 Prof. Alicia Helena Casabonne Directora de Derechos Humanos de la Municipalidad de Goya

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AGRADECIMIENTOS

A los 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos por su lucha y por su entrega, entre ellos los 27 compañeros que nacieron, habitaron o militaron en nuestra zona. A los familiares todos, que no nos abandonaron a quienes padecimos secuestro, desaparición, persecución, prisión, exilio. A Mons. Alberto Devoto que siempre estuvo presente y supo decir a don Migueles1 y por su intermedio a nuestros familiares: “no lo abandone, vaya, vaya y vaya... porque el detenido que está abandonado por la familia... corre el riesgo de desaparecer…”, cuando aún no estaban tan expuestas las atrocidades que cometían los genocidas, más allá de las acciones de las familias por los suyos. Y en especial, a los que aún esperan y entre ellos, a quienes generosamente brindaron su disposición, su tiempo y su memoria como: Elbia Arce, hermana de Abel; Dora González, hermana de Delicia; Ester Escobar y Ketty Gómez Estigarribia, esposa y hermana de Ñaró; Iván Tomasella, Elena D’ Bórtoli y Margarita Tomasella, hijo, madre y hermana de Tatacha; Marita Oviedo, hija de Horacio; Emo Romero, hijo de don Panta, Anita Olivo, hermana de Tonito y cuñada de Tatacha; Tiño y Carmen Alejandrina Vargas, padre y tía de Miguel Avalos y en especial, a Leonor Vargas quien fue nuestra primera entrevistada y nos alentó diciendo “¡Qué bueno hacer memoria de esas personas tan lindas 1

Rudecindo Migueles, quien lideró la Comisión de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por el Terrorismo de Estado, de la zona.

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que se perdieron en la historia!” y después, como consecuencia de una larga enfermedad se nos fue, pero seguramente desde donde esté, celebrará que Miguel su sobrino-hermano y tantos compañeros sigan presentes en nuestro pueblo. A Elena y Gustavo Gómez, que nos facilitaron el Diario Personal de su abuela Ana Estigarribia. Gracias también a Víctor Hugo Arroyo (Coqui), Carmen Segovia, Ignacio Franco, Pablo Legunda, Elías Guzmán, Felizardo Riquelme, Héctor L. Riquelme, Miguel Angel Riquelme, Stella Maris Ginocchi, Pedro Pablo Romero, Juan Pedro y Rafael Coronel, Celina Enríquez, Emilio A. Santajuliana, Rosa Ester Cabral, Pedro Tomasella y Coca Morello quienes contribuyeron con anécdotas, relatos, diálogos y recuerdos de momentos compartidos con los compañeros. Así como también, a quienes colaboraron para la concreción del proyecto acompañando entrevistas como Rogelio Tomasella, Mirian Conti, Beby Hanke, Ana María González y los compañeros, amigos y familiares que escribieron textos, agregaron información, enviaron documentos, prestaron fotos y colaboraron para el financiamiento de esta edición. Para terminar un especial agradecimiento a Silvia Luz Arana, querida Poxi, compañera de La Rioja, radicada en Ecuador, que recorrió pacientemente todo el trabajo, brindando indicaciones que mejoraron la edición y a Pedro Torres, compañero de la provincia de Mendoza, que generosamente hizo la compaginación y el diseño de impresión. A todos…muchas gracias.

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PRÓLOGO CUANDO LOS HIJOS DE LA TIERRA LEVANTARON LA VOZ Compadre que tiene el vino Que usté al tomar Comienza a sentirse hombre Y empieza a hablar… Paí Julián Zini

Por muchos siglos, prácticamente desde la conquista española, nuestros pueblos han permanecido silenciosos, quizás como una forma de autodefensa, quizás debido al carácter contemplativo y espiritual de pueblos originarios como los guaraníes. También es cierto que el hombre de campo no habla por hablar. Habla lo justo y necesario y solo cuando lo que va decir es importante; está más acostumbrado a escuchar y observar, está inmerso en el silencio de la naturaleza, conoce su lenguaje, sus señales. Recordemos también como a sangre y fuego se trató de arrancar la lengua y la cultura guaraní, incluso utilizando castigos en la escuela. Todo esto influyó en la autoestima de la gente; el que hablaba era el doctor, el hombre de ciudad, el caudillo político que generalmente era el patrón, el que se adueñó de las tierras y lo único que debía hacer nuestro hombre correntino era callar y trabajar… trabajar siempre, él y su familia porque la mujeres y los niños también trabajaban sin ver un peso… sin acceso a la salud, a la educación, al salario, vacaciones, jubilación... Como el Paí Zini lo ilustra en una canción “…le están quedando las manos grandotas pero sin nada…” Los años 60 y 70 fueron una época de grandes cambios. En la Iglesia, el Concilio Vaticano II provoca movimientos en todo el continente, obispos y sacerdotes se manifiestan por el cambio y actúan en consecuencia; la Revolución Cubana aparecía como modelo de sociedad transformadora; las luchas por la liberación en muchos países 18


latinoamericanos se expresaban de diversas formas, incluida la lucha armada. En nuestro país, una juventud comprometida con los movimientos sociales y políticos impulsa diferentes frentes de lucha en los sindicatos, los barrios, las universidades, buscando cambiar las viejas estructuras de pensamiento y el paradigma económico-social imperante. En nuestra zona todo este movimiento se desarrollaba con una intensa militancia política y social. La Juventud Peronista y otras organizaciones de tendencia izquierdista se asentaban en los barrios, favoreciendo el conocimiento de los derechos ciudadanos, la toma de conciencia de la exclusión sufrida por las poblaciones más pobres, generando condiciones para la formación de Comisiones que fortalecieran sus reclamos ante la Municipalidad; en lo gremial el Sindicato de Empleados del Tabaco, el de Luz y Fuerza, el de Obreros de la Construcción, el SITRAJ (Judiciales), la CTERA (Maestros) entre otros gremios, a la par de movilizarse por sus propias reivindicaciones se unían en luchas solidarias, en la CGT Regional Goya y con visión estratégica trabajaban en la formación de cuadros, creando la Escuela Sindical, vanguardia en la región. En el ámbito educativo se conforma la UES, con la participación de jóvenes de las diferentes escuelas y colegios de educación media; en la educación superior, el Instituto del Profesorado “José Manuel Estrada” propicia la diversificación de las áreas de conocimiento, con una amplia proyección cultural abierta a toda la sociedad goyana, posibilitando el acceso a mesas de debate, conferencias con personalidades de la política y de la cultura de nivel nacional; favoreciendo y generando inquietudes de investigación, búsqueda y compromiso. En esa conjunción de acciones de religiosos, docentes, estudiantes, trabajadores se fue profundizando la búsqueda de cambio, que en nuestros hombres y mujeres de campo significaba adueñarse de la palabra, discutir y analizar entre ellos qué les pasaba, por qué a pesar de trabajar mucho seguían siendo pobres, quién decidía la clasificación y precio del tabaco, quién decidía qué producir y cómo, incluso de quién era la tierra que ellos trabajaban. El movimiento y la conciencia en el campo, fue creciendo y haciéndose oír… Los campesinos reunidos en sus parajes, entre vecinos, en asambleas, sumando… hasta formar las Ligas Agrarias Correntinas e 19


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ir logrando la concreción de reivindicaciones históricas. Pero tamaño atrevimiento no podía ser tolerado por los dueños del poder, los caudillos de siempre, apoyados por los políticos de turno y luego por la sangrienta dictadura del 76. Las organizaciones sociales, especialmente las Ligas Agrarias fueron brutalmente perseguidas, con ensañamiento, sin piedad para que el escarmiento quedara grabado en cuerpos y mentes; como lo ilustra la frase del represor Baigorria, condenado en el Juicio de la Causa Goya, cuando en plena tortura a Fortunato Curimá 2, campesino analfabeto de Perugorría, le dice a viva voz; ”que se creen Uds. para andar poniendo precio al tabaco… el precio lo ponen los grandes", mientras cargaba golpes contra su víctima dejándole secuelas indelebles… Y así, uno a uno, fueron cayendo compañeros y compañeras, campesinos, docentes, sacerdotes, religiosas, estudiantes, jóvenes militantes… Algunos sobrevivimos al horror y fuimos juntándonos de nuevo, de a poco. Hasta que en 2004 formamos la Asociación MEDEHS (Memoria, Derechos Humanos y Solidaridad) siendo nuestros principales objetivos: recuperar la Memoria de los hechos ocurridos durante el Terrorismo de Estado, buscar la Verdad, exigir Justicia, luchar por la plena vigencia de los Derechos Humanos y promover la solidaridad como pilares de una sociedad que debe profundizar la Democracia. Hemos realizado muchas acciones en este sentido, como presentación de libros; talleres en escuelas e instituciones; participación en campañas de concientización como “No al ALCA” y contra los agroquímicos; incorporación de Artículos sobre tenencia de la tierra en la Constitución Provincial; inauguración de la Plaza de la Democracia y la Memoria “Monseñor Alberto Devoto”, en un predio del ex ferrocarril cedido por la Municipalidad de Goya mediante Ordenanza; participación como querellantes en el Juicio de la Causa Goya, con seis represores condenados a 25 años de prisión cada uno; logro de la Ordenanza “Baldosas por la Memoria”, acompañando una iniciativa de jóvenes de “La Cámpora”; la concreción de un espacio institucional en el Municipio 2

Fortunato Curimá, agricultor de Perugorría, detenido en mayo de 1977. Testigo en el Juicio por delitos de lesa humanidad, Causa Goya. Puso fin a su vida el 19/12/ 2011.

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de Goya con la creación, en diciembre de 2013, de la Dirección de Derechos Humanos, como resultado de la lucha de tantos años por la vigencia de los DDHH, en cumplimiento de una promesa de campaña del Intendente Profesor Gerardo Bassi y en concordancia con políticas nacionales. En este sentido también integramos a través de una compañera, el Comité Provincial contra la Tortura y actualmente, se está gestionando junto con la Dirección de Derechos Humanos, el mejoramiento de las condiciones de vida de los internos de la Alcaidía de Goya, así como también acompañamos las distintas acciones de la Dirección como las señalizaciones de los ex Centros Clandestinos de Detención donde muchos compañeros secuestrados fueron torturados y permanecieron detenidos y algunos de ellos continúan en condición de desaparecidos. Por todo ello hoy queremos recuperar las voces de aquellos compañeros que no están, mostrarlos en su dimensión humana y militante a través de la paciente y complicada tarea de compilación de testimonios de familiares, amigos, maestros, vecinos y cuantos los hubiesen conocido y/o convivido, o militado con ellos. Recuperar la Memoria comenzando en una primera etapa con los compañeros y compañeras que militaron en las Ligas Agrarias a través de las historias de vida de Delicia, Tonito, Don Panta, Puntín, la Hna. Caty, Ñaró, Miguel, Abel, José, Tatacha. Ellos, como miles, se animaron a levantar la voz y aunque los represores quisieron acallarlos y borrar todas sus huellas hoy están más vivos que nunca y nos siguen guiando en la búsqueda de VERDAD, MEMORIA, JUSTICIA Y DIGNIDAD. ¡TREINTA MIL COMPAÑEROS DESAPARECIDOS Y MUERTOS, PRESENTES! ¡AHORA Y SIEMPRE! Comisión Directiva de la Asociación Memoria, Derechos Humanos y Solidaridad.

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INTRODUCCIÓN En la “Plaza de la Democracia y la Memoria Mons. Alberto Devoto”, de Goya, hay una placa con 27 nombres de hombres y mujeres de la zona que tuvieron una vida comprometida, vivida como hijos, hermanos, vecinos, padres o madres, trabajadores, compañeros, militantes de las causas y organizaciones populares y que como consecuencia de ello fueron víctimas directas del terrorismo de Estado. Este trabajo de recuperación de memoria nace de la inquietud de un grupo de integrantes de la Asociación MEDEHS; queremos celebrar la vida de estos compañeros, reconstruir sus historias. La idea es conocerlos y presentarlos en lo que fue su paso por estos lares; conocer sus familias, sus relaciones, sus opciones y militancias, así como los lugares por los que caminaron. De la suma de estas historias seguramente emergerá el entorno social, político, económico de la época en que vivieron. Son, como dijo Galeano, “historias chiquitas que cuentan la historia grande”. No nos proponemos hablar del terrorismo de Estado propiamente. Hay trabajos importantes en esa dirección como el reporte publicado por la CONADEP3, el NUNCA MÁS, el Juicio a las 3

Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas; creada en 1983, durante el gobierno democrático de Raúl Alfonsín, para investigar los crímenes cometidos por la última dictadura militar.

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Juntas, los testimonios ante los TOF4 de todo el país y en Memoria Abierta, entre otros. Pensamos en un aporte para la construcción de conocimiento de los sucesos de los últimos tiempos, conscientes del silencio que imperó durante muchos años como consecuencia del dolor, el miedo, la autocensura, la ausencia de escucha, todo lo cual dificultó una auténtica comunicación y transmisión entre generaciones. En este libro conoceremos a diez compañeros que tienen en común haber vivido en la zona tabacalera de nuestra provincia y compartido sueños, esperanzas y luchas por la consecución de condiciones de vida más justas y en la defensa de sus derechos a la tierra, al trabajo, a la educación, a la salud; algunos nacieron y crecieron en los distintos parajes o ciudades de Corrientes, otros vinieron y se enraizaron en nuestro campos como Ñaró, el Oso o Caty, francesa de origen, que en una carta a su familia y hablándoles de nuestra Argentina dice: “La tierra es fértil y da mucho. Pero todo está tan mal distribuido en nuestro país”. Todos ellos, tres mujeres y siete hombres, compartieron codo a codo con el campesinado la lucha por sus derechos y reivindicaciones, por su dignidad. Sus nombres son: Delicia González (Lucía) Héctor Rolando Puntín (Juancito) Raúl Eduardo Gómez Estigarribia (Ñaró) Ramón Miguel Ávalos (Miguel) Juan Antonio Olivo (Tonito) Pantaleón Romero (Don Panta) José Oviedo (Horacio) Abel Arce Gómez Alice Domon (Hermana Caty) Norma Blanca Tomasella (Tatacha)

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Tribunales Orales en lo Criminal Federal de las distintas jurisdicciones judiciales del país, a cargo de la investigación y juzgamiento de los delitos de lesa humanidad.

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Comenzamos a realizar este trabajo convocando a familiares, amigos, compañeros de estudio, trabajo y/o militancia social o política. Nos acercamos teniendo presente que tratábamos con familias que sufrieron y sufren ausencias; guardando respeto a los tiempos personales y necesarios para brindar sus aportes, respeto a los silencios o secretos que no se quieren contar o comunicar, a la singularidad de cada uno para transcurrir el duelo. Todos los entrevistados han compartido períodos de vida con los compañeros, y muchos de ellos fueron testigos relevantes ante tribunales que juzgaron delitos de lesa humanidad. Trabajamos con lo que podríamos llamar entrevistas narrativas; con preguntas abiertas que propiciaban libertad para hablar, relatar y relatarse, ya que muchas veces como ya dijimos, los entrevistados fueron coprotagonistas de las acciones contadas de los compañeros. Así, expresiones como “¿viste?”, “mirá”, “te acordás”, “escuchá” o el uso del plural como “íbamos”, “estuvimos”, “hicimos”, etc. aparecen con frecuencia, como en una conversación. Varios de los entrevistados emplean el presente verbal como si se situaran en ese tiempo pasado o vivido, especialmente al nombrar al compañero, amigo o familiar que ya no está. Al recorrer estas historias vemos que aparecen puntos comunes, recurrentes. La fe, la religiosidad de las familias, la presencia de representantes de la iglesia en los festejos, las celebraciones, las luchas. El valor de la educación que se expresa de muchas maneras, así vemos la cooperación en la construcción de escuelas; un padre que luego de un duro día de trabajo está al pie de la mesa donde sus hijos aprenden a leer y escribir; en la conciencia de la necesidad de resolver el problema de las inasistencias de los niños comprendiendo el dilema de comer o estudiar. El amor a la tierra, su cultivo, su aprovechamiento, la cuestión de la tenencia, el derecho del que la trabaja. Valores como la solidaridad, el acompañamiento, la cooperación. La apertura hacia nuevas búsquedas en las que emerge el respeto a la presencia de la mujer en las organizaciones, en intentos de equilibrar derechos. La acción de las mujeres, como madres, novias, maestras, tabacaleras… tanto haciendo la comida como manejando el arado o el tractor, a la par de sus compañeros. La aceptación de la diversidad social y política así como la 24


unidad como práctica cotidiana. Y vemos ramilletes de jóvenes alegres, disfrutadores de lo que tienen, de lo que hacen, de lo que sueñan. En estas historias las palabras se repiten, se contraponen, se confunden, se refuerzan; un mismo hecho narrado desde diferentes voces; algunos relatos resultan de vivencias propias, otros surgen a partir de recuerdos contados por otros, como el caso de los hijos, pequeños al momento de la desaparición del padre o de la madre; unos y otros dan como resultado recuerdos colectivos. Algunas narraciones se extienden y van más allá de la biografía del compañero, fueron incorporadas de este modo para integrar el doble relato biográfico: la apreciación sobre la trayectoria de los compañeros a la vez que la reflexión sobre la propia vida del testimoniante. Junto al nombre de cada entrevistado figura la relación que lo unía al compañero así como el lugar que ocupaba o función que cumplía en el momento histórico de referencia. Decretado el Estado de Sitio en 1974, inmediatamente se vivió el encarcelamiento de dirigentes del campo popular. En junio de 1975 las Ligas Agrarias fueron declaradas ilegales. A partir del golpe del 76 la masividad de las detenciones significó para las familias que resistieron, en muchos casos la pobreza extrema, la pérdida de redes familiares y vecinales, el aislamiento, el éxodo no buscado, la añoranza de una vida sencilla y sobre todo la añoranza de la tierra, de esa tierra sobre la que Crisóstoma Segovia dijo a sus hijos: “…Yo quiero que sigan, valoren la tierra, valoren lo que yo les dejo”. “…La historia de las Ligas fue breve pero muy intensa. Tal como plantea Piñeiro (2004), en la década del setenta las organizaciones tenían dos opciones, entraban en un proceso de cooptación o eran reprimidas. A las Ligas, por su apego a los principios y su metodología de acción, les quedó solo este último camino. Muchos de sus dirigentes fueron perseguidos, encarcelados y desaparecidos…”5 Este volumen se abre con escritos de ex-militantes de las organizaciones de esas décadas que nos permiten aproximarnos históricamente a aquellos acontecimientos protagonizados por nuestros compañeros. 5

Juan Sablich. Tesista. http://repositorio.flacsoandes.edu.ec/bitstream/10469/6164/2/TFLACSO-2014JAS.pdf

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Elsa Sáenz en De rupturas y continuidades, incursiona en las raíces de los movimientos rurales. Hace un relato de los principales sucesos y analiza la relación de las organizaciones sociales de la zona con la Iglesia y con el Estado en diferentes etapas. Describe los movimientos de continuidad y de ruptura en los procesos históricos. Pedro Pablo Romero en Desde la tierra… desde la lucha reflexiona sobre su historia singular inmersa en el plural de las luchas campesinas. Valora la lealtad, firmeza y decisión de sus compañeros. Se afirma en la convicción de asentarse en la organización como herramienta central para el logro de las transformaciones buscadas y finaliza exponiendo la crueldad de la violencia represiva cuando los pueblos se levantan en defensa de sus derechos. Carmen Segovia en Valoren la tierra, rememora esos tiempos jóvenes en los que acompañaba la militancia de sus hermanas desde su compromiso religioso y familiar. Expresa su orgullo por la tierra, la admiración por sus padres, el aprecio de las pequeñas propiedades como “el cuaderno gordo, el lápiz y la gomita” así como también la sorpresa de “los justos” ante la crueldad de la represión Juan Pedro y Rafael Coronel en Cargados de razones nos hablan del potencial del despertar, de esa fuerza en el interior de los corazones jóvenes cuando la lucha comienza a expresarse desde dentro de uno mismo. . Elías Guzmán en Ejemplo de dignidad nos acerca las plantaciones de algodón, sus vivencias en los movimientos cooperativos de la provincia del Chaco y el trabajo de concientización llevado a cabo así como el proceso de superación en las formas organizativas, con la conformación de las Ligas Agrarias Chaqueñas. También se incorpora una breve reseña sobre la Iglesia con la intención de dar cuenta del porqué de la presencia de muchos de sus representantes en el transcurrir de estas historias. El volumen se cierra con las voces de los testimoniantes que hacen comprensible la dimensión de estas vidas cuyas memorias intentamos recuperar. Asumimos el riesgo de omisiones o el olvido de nombres y de algunos hechos, incluso la ignorancia o el desconocimiento sobre lo sucedido con algunos compañeros por el tiempo o por el ritmo del 26


pensamiento que tienen estas entrevistas; esperamos haber encontrado las palabras apropiadas para no herir los sentimientos de nadie e invitamos a retomar estas historias, a complementarlas, a completarlas… Quedamos con el compromiso de recuperar las historias de los compañeros de la zona que aún faltan. Como dice Chico Buarque: "…si con la edad nos da por repetir ciertas historias, no es por demencia senil sino porque algunas historias no paran de ocurrir en nosotros hasta el final de la vida".6 Mabel Irene Fernández Coordinadora de los trabajos de investigación, entrevistas, transcripciones, y realización integral de esta publicación

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Chico Buarque. Leche derramada. Casa de las Américas. Ed. 2014

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CARTA DE UN LECTOR7

Madrid, 27 de septiembre de 2015 A mediados de agosto, cuando visité Goya, -siempre con renovada alegría-, me habías comentado con ilusión, incluso me habías leído algunos aspectos de esos perfiles que con indudable fuerza habías pergeñado. Eran trazos de esa hermosa gente campesina quebrada por la sinrazón de una fuerza alocada, por la prepotencia de un poder sin contrapeso. Hoy tengo aquí tu trabajo. Y al leerlo, me ratifico, una vez más, de la importancia de estos “rescates” del olvido que suponen afirmar su recuerdo, para que no mueran del todo en la memoria de las generaciones. Rescatar a las víctimas del ostracismo del olvido o de la indiferencia, peor aún si tal ocultamiento es impuesto o adrede imperado por inconfesables intereses, es un deber, al mismo tiempo que una ofrenda. Curiosamente, hace dos o tres días, mientras desayunaba, como hace más de cincuenta años con mi mate amargo, escuchaba por radio, una noticia que el locutor enfatizaba con alarma, dada su creciente y amenazante actualidad: “El Alzheimer afecta ya, en España, a más de seiscientas mil personas”. Y tuve la ocurrencia, -como diría aquel- de 7

Carta enviada a la Coordinadora por Rolando Camozzi Barrios sacerdote, filósofo y poeta; ex rector y profesor de l Instituto Pbro. Manuel Alberti y del Instituto del Profesorado “José Manuel Estrada”, dependientes del Obispado de Goya.

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comparar, analógicamente, claro está, al olvido de tantos hechos, sucesos, acontecimientos, personas desaparecidas, arrojadas al mar o simplemente asesinadas, de la nefasta dictadura militar del 76, como un “alzheimer generacional” de esa reciente y triste historia. Cuántas veces hemos escuchado de gente especialmente joven todavía, al comentar algún desmán de aquellos oscuros tiempos, o la situación opresiva del país, esta respuesta: “Algo he oído”. Que, en la práctica es simplemente un modo evasivo para no confesar la ignorancia. Hay que combatir el olvido y la ignorancia con buenas dosis de testimonios, de testigos, como aquí, con contundencia, realizas y nos ofreces este ramillete de vidas que nos interpelan, que nos desacomodan con su sencillez, su humildad, su fuerza de espíritu, que los ha hecho capaces de afrontar tormentos y muerte. Tener memoria es una forma de asimilación del tiempo vivido (experiencia) que hace a la identidad de cada persona y a la convivencia social. La historia es la memoria necesaria de los pueblos que no quieren repetir sus errores y necesitan aprender. Sin memoria no hay asimilación, identidad ni crecimiento. El pasado, el tiempo que se ha realizado mide y marca la conciencia de sí mismo, la mismidad identitaria. Así, el recuerdo es constitutivo para la auto comprensión y para la comprensión del legado, de las gestas y vidas ejemplarizantes. Recordamos sus vidas que nos dicen, para que sigan viviendo en nuestras vidas y en las entrañas de los pueblos. Para diagnosticar el presente, el pasado, como sus vidas inmoladas, se tornan necesarios. Apropiarse el futuro es una cualidad propia de la estructura antropológica de la persona que, en cuanto dinámica, realizable, es proyectiva. La propia realización supone proyecto. Y en el proyecto de futuro, el aprendizaje de la memoria conjuga el tiempo a vivir con lo ya vivido que hace al presente y al futuro. Vale decir, no hay futuro (proyecto) sin memoria, como tampoco hay presente asumido (actualidad) sin tiempo asimilado (memoria). Memoria, pues, en la dignidad para la justicia. He tenido oportunidad de apreciar en este mi último viaje, el noble empeño de gente dispuesta a legar por escrito, a las generaciones venideras, referencias candentes y vivas de cuanto aconteciera en las 29


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ciudades o territorios de Goya y de Corrientes en aquellos años oscuros. Nada más digno de loa y de aliento. Bienvenido este libro que ya, desde su mismo título, nos convoca al agradecimiento por esas vidas (diez en concreto) que nos inquietan y acicatean. En tu trabajo hay búsquedas, investigación, apuestas; excelente aproximación a esas biografías testimoniales. Gracias por estos “pequeños” del Evangelio, sin otros aditamentos que su contacto nutricio con la tierra, su lucha cotidiana por la vida y la solidaridad con los otros. Gracias porque en la elección de estos protagonistas nos indicas su sentido de vida como compromiso, como coherencia, como entrega. Y porque con tu trabajo nos ofreces la viva memoria de nuestras víctimas para un recuerdo siempre agradecido en nuestro corazón emocionado. Un cordial abrazo de Rolando Camozzi Barrios

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Plaza de la Democracia y la Memoria “Monseñor Alberto Devoto”. Goya. Corrientes

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MEDEHS – GOYA - CORRIENTES El 28 de julio de 2014, se impuso el nombre Obispo Alberto Pascual Devoto a la avenida que nace de la intersección de Caá Guazú y Sarmiento hacia el río, e inauguró el Paseo de la Memoria, donde 27 palmeras con una placa al pie, recuerdan a los compañeros vinculados a la ciudad, detenidos desaparecidos o asesinados durante la dictadura militar. Allí también se señalizó el ex CCD Casa de las palmeras como Sitio de Memoria

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HACIENDO HISTORIA

DE RUPTURAS Y CONTINUIDADES 34


En homenaje amoroso y reconocido a todos los compañeros y compañeras. Los hombres y mujeres que protagonizaron las luchas del campo en la zona tabacalera del sur de la provincia de Corrientes, han formado parte de un proceso histórico en el que se puede constatar movimientos de continuidad y de ruptura. La dinámica de proyección y de cambio, dan sentido a nuestras vidas. Somos aquellos en quienes creemos, aunque ya no estén. Hacemos memoria y recuperamos los hilos que seguirán tejiendo la trama de liberación de nuestros pueblos. En estas páginas que pretenden enmarcar la historia de vida de nuestros compañeros del campo, muertos y desaparecidos durante la última dictadura militar, se “recorta” un período entre la segunda mitad de la década del 50, hasta la primera de la década del 70, entendiendo que ellos desarrollaron su militancia en esos años. Dicho “recorte”, se corresponde con el nacimiento del Movimiento Rural de Acción Católica (MR) en 1958, hasta la violenta emergencia del Terrorismo de Estado. Hablamos de “zona tabacalera”8 y en buena medida, las luchas campesinas desarrolladas en ella, tienen mucho que ver con la actividad de producción de tabaco, aunque las condiciones de vida de aquellas familias, fueron las mismas antes y después del tabaco. A diferencia de lo que ocurrió con otros cultivos industriales adoptados por medianos propietarios o por pequeños productores “tentados” por la posibilidad de incrementar sus ganancias- con el tabaco, la decisión de producirlo fue tomada por terratenientes ganaderos. Ante la crisis de los años 30, debido a la caída de las exportaciones y por la baja de precios agropecuarios, dichos ganaderos buscaron una producción que paliara la reducción de ingresos. Es así que, los campesinos que servían en el campo como peones y en la ciudad como “empleados” (vaya eufemismo), sumarían la dura tarea de cultivar y cosechar el tabaco, así como también la de prepararlo para la venta. El terrateniente contrataba familias que debían pagar el uso de la tierra con hasta un 50% de la cosecha y en la mayoría de los casos les “vendía” mercaderías e insumos, que se descontaban a su vez del pago del 8

La zona de producción de tabaco en la provincia de Corrientes, comprende los departamentos de San Roque, con capital en la ciudad homónima; Lavalle, cuya cabecera es la ciudad de Santa Lucía y Goya, también con capital en la ciudad homónima y segunda ciudad de la provincia por cantidad de habitantes.

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producto. Es decir: el valor de la mitad de la cosecha, pagaba el arrendamiento o la aparcería y con parte de la otra mitad se pagaba lo que el patrón le vendía, a precios altísimos y registrados en una libreta que el productor no sabía leer. A partir de 1967, con la creación del Fondo Especial del Tabaco, que otorga a los productores parte del impuesto al cigarrillo, muchos terratenientes pasaron a percibirlo, dado que eran ellos quienes comercializaban el producto. Los aparceros y los arrendatarios, conformaban más del 70% del total de productores, sumando a este grupo desprovisto de tierras, a los ocupantes gratuitos (un 8,5% sobre el total), quienes soportaban condiciones aún más injustas, al no contar con contrato alguno. Posteriormente y aún con la expansión de la producción tabacalera, las condiciones de los productores continuaron del mismo modo e incluso empeoraron. Avanzada la década de los 60 y como efecto de las políticas económicas de la llamada “Revolución Argentina”9, las empresas tabacaleras pasan a manos extranjeras. Se redoblan las exigencias respecto de la calidad, llegando a clasificaciones para las que el tabaco siempre “deficiente”, terminaba teniendo un valor mínimo. En la lógica de control global del mercado, la industria del cigarrillo, condicionó culturalmente la demanda a favor del tabaco rubio, lo que también impactó negativamente sobre la producción de tabaco negro criollo, producido en Corrientes. 10 En relación a las condiciones en las que vivían las familias tabacaleras, basta reflexionar sobre dos factores que se sumaron conformando un escenario de pobreza extrema: la falta de recursos y el aislamiento geográfico. Acceder a los servicios de salud, resultaba prácticamente imposible. Las pocas escuelas en servicio, se mantenían inaccesibles la mayor parte del tiempo, por lo que docentes y alumnos debían realizar verdaderas proezas: atravesando esteros, viviendo toda la semana en casas precarias, además de suplir la ausencia de todo tipo de servicios jurídicos, de salud, de gestión, etcétera. Sin lugar a dudas, puede afirmarse que el cambio que se produjo a partir del tabaco, no representó ningún beneficio para la familia 9

Auto denominación del golpe de Estado dado en 1966, encabezado por Juan Carlos Onganía. Las empresas nacionales pasaron a ser controladas por grandes firmas multinacionales que proveían las marcas y nueva tecnología. Las cigarreras en manos extranjeras, perjudicaron la producción tabacalera correntina que, durante la década del 60, perdió casi un 30% del aporte al total del tabaco producido en el país. 10

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campesina. A la continuidad de los males propios de su condición de dependencia respecto de los terratenientes, se sumó el incremento del trabajo familiar; la pérdida en muchos casos del cultivo de subsistencia; el desgaste del suelo y la contaminación… todo bajo una naturalización ideológica, provista por los partidos políticos de la oligarquía y por buena parte de la jerarquía y curia que sembraban la resignación y la aceptación fatalista de un orden supuestamente “creado por Dios”. Sin embargo, el cambio colocó al campesino en una nueva dimensión al vincularlo de algún modo con el mercado. Aunque precariamente, percibía un ingreso fruto de la venta de lo que producía con su trabajo (en realidad con el trabajo indiscriminado de su familia). De una situación pre-capitalista, se insertaba en el complejo mundo de las empresas, del capital y del trabajo en última instancia. Esa ruptura, terminaría siendo un factor importante en el surgimiento del productor tabacalero, hermanado desde ahí, con el resto de los trabajadores, caminando hacia su propia organización gremial y participando activamente de la construcción de un proyecto de país soberano y con justicia para todos. Como se señalara anteriormente, la Iglesia Católica, cumplía en general un papel de legitimación del orden establecido. Sin embargo, en su interior iban a sucederse una serie de hechos que en la zona tabacalera, tendrían consecuencias importantes. El siguiente análisis, intentará describirlos para comprender el surgimiento de buena parte de la militancia campesina y la vida de los compañeros y compañeras cuyas historias motivan este libro... Hacia los años 50, el Vaticano sentía que debía tomar posición respecto de diversos fenómenos que ponían en riesgo su hegemonía. La consolidación de las nuevas ideologías de izquierda, el éxito de varios movimientos revolucionarios del mismo signo y experiencias de gobiernos populares, sumados al crecimiento de las iglesias protestantes, significaban “peligros” ante los que debían erigirse “barreras de fe”. Sin embargo, esta enorme tarea, no contaba con la cantidad suficiente de religiosos, por lo que en la segunda parte de la década del 50, se crean en Argentina las

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formaciones especiales laicas de la Iglesia, que en el ámbito rural tendrían su expresión en el Movimiento Rural de Acción Católica.11 Creado en 1958, el MR reclutó a laicos provenientes de sectores medios del campo, provenientes de familias practicantes de la religión, y “ejemplos” en las comunidades: casados, con numerosa prole, sostenes materiales de las diversas parroquias. En Argentina, la dependencia del MR, respecto de la jerarquía eclesial, era absoluta tanto en la definición y evaluación de las líneas de trabajo, como en el financiamiento y administración de los recursos. Los militantes del MR, en esta primera etapa que llega aproximadamente hasta 1962, tenían como misión dar continuidad a ese “modelo” de iglesia cerrada como “custodia de la fe”. No obstante, dos elementos van a producir una ruptura con ese cometido: las acciones de formación y capacitación y el contacto directo con los campesinos pobres, con sus realidades de miseria y explotación, con el descubrimiento de la injusticia es un producto de la inequidad y no de la “voluntad divina”. La toma de conciencia, sería fortalecida y guiada por una serie de eventos iniciados a impulso de Juan XXIII, el Papa Campesino. En su carta encíclica Mater et Magistra, promulgada el 15 de mayo de 1961, señala con claridad la necesidad de una adecuada política agraria, la que implica tierras suficientes, comercializaciones justas e industrias ajustadas a “los criterios de la justicia y al espíritu cristiano…” (-1.-5.-131). En secuencia con el Concilio Vaticano II (1962-1965), la encíclica Populorum Progressio (26 de marzo de 1967) y el “Mensaje de 18 obispos del Tercer Mundo” (agosto de 1967), queda planteada con toda claridad la necesidad de trabajar como cristianos comprometidos, por un desarrollo integral de las personas y de los pueblos. El marco teológico, sería el de la “liberación cristiana del Hombre”. En el área tabacalera, estos cambios, estarían orientados y acompañados incondicionalmente, por Monseñor Alberto Devoto, participante activo de las instancias conciliares y pos conciliares, lo que

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La Acción Católica Argentina, ACA, fue creada el 5 de abril de 1931, con un perfil “benefactor” y ligado a los sectores más altos de la sociedad. A ella pertenecía, por ejemplo, la Liga de Damas Católicas, que recibía donaciones y redistribuía a su criterio. Cuando el Estado asumió como responsabilidad propia las acciones de bienestar social, ejercieron todo tipo de presiones para no perder el privilegio de controlar con dádivas a los humildes.

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imprimió características que conformarían un perfil muy especial en la militancia local, católica o no. La tarea pastoral del obispo Devoto, fue mostrando el camino organizativo que debía recorrerse pacientemente a través de la concientización, la representatividad democrática y la autonomía. Tuvo especial relevancia la educación formal, para lo que se crearon varias escuelas con el aporte de Misereor12. Estas escuelas, extenderían su acción a las comunidades rurales y articularían programas sociales, por ejemplo con la FAO, INTA, etcétera. En un informe trimestral -presentado por el maestro Silvio Montiel- de una escuela Misereor ubicada en el Paraje El Caimán, departamento de San Miguel, fechado en agosto de 1966, se describe una multiplicidad de acciones y articulaciones que dan cuenta de la función social de aquellas escuelas: 1) Incorporación de bancos y sillas en colaboración con la Junta de Alfabetización, de un pizarrón fabricado por un carpintero de la zona y de libros, cuadernos y lápices por medio de un extensionista del MR. 2) Formación del Club Deportivo y participación en un campeonato de fútbol. 3) Ampliación de la huerta escolar, con producción variada utilizada en el propio comedor y con una cosecha de 500 kilos de tomate, vendidos en parte, para comprar carne y salsa para la escuela. 4) El comedor escolar se convirtió en comedor popular en beneficio de los vecinos más carenciados. 5) El cura párroco de San Miguel obtuvo medicamentos del Hospital de Niños de Corrientes y aportó también frazadas y abrigos. (Arch. FSS). La presencia a nivel territorial (rural-urbano), se vio fortalecida por el uso de espacios radiales, por la edición de cartillas; los intercambios con otras provincias e incluso con otras latitudes del continente, aportaron nuevas ideas y experiencias. Una joven maestra rural, Norma Morello, Coca, a principios de 1969, enviada por el Movimiento de Juventudes Agrarias Rurales Católicas, visitó países de América Central en estos viajes de conocimiento y colaboración mutua, ya de regreso y habiendo retomado sus labores docentes, el 30 de noviembre de 1971 fue secuestrada por miembros del Ejército, torturada y acusada de haberse 12

Misereor es la obra episcopal de la iglesia Católica alemana para la cooperación por el desarrollo. Colabora con grupos cristianos de países pobres, contribuyendo económicamente al desarrollo de programas sociales educativos, de salud y de promoción de derechos en general.

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instruido en Cuba, país al que ni siquiera había visitado. Este hecho puso en evidencia cuánto molestaba al poder el avance y crecimiento en conciencia de los campesinos. Si bien en esta etapa, que se extiende hasta 1972 aproximadamente, el MR experimentó una transición hacia una pastoral popular, en el país se sucedían las dictaduras, solo interrumpidas por breves “primaveras” democráticas. La alta jerarquía eclesial veía con desconfianza y recelo el proceso de compromiso social del MR y su creciente autonomía, en su carácter ecuménico, en el manejo de recursos y en el protagonismo creciente de los antes “destinatarios”, es decir de los campesinos y campesinas. La concepción y la metodología construidas en esta etapa, impulsaron un cambio que, de la mano de nuestros compañeros, muchos de ellos activos protagonistas, alumbrarían el nacimiento de las Ligas Agrarias. El año 1972 constituyó un punto de síntesis y de proyección fundamental en el proceso de lucha contra la dictadura militar y también contra las estructuras económicas y sociales que oprimían a miles de argentinos. La “Revolución Argentina”, que había derrocado al presidente Arturo Illia y se extendió desde el año 1966 hasta 1973, atravesaba una crisis terminal. Expresiones masivas de protesta como el Correntinazo, el Rosariazo y el Cordobazo, evolucionaron hacia un estado de rebelión generalizada en todo el territorio nacional y en todos los sectores de la sociedad. 13 En el fondo estructural de la crisis, las empresas nacionales y los productores del campo, eran desplazados por un esquema económico que favorecía la instalación y consolidación de las empresas multinacionales. No pocas acciones de protesta activa y de boicot se multiplicaron contra dichas empresas. 13

El 15 de mayo de 1969, los estudiantes universitarios correntinos, marcharon contra el rector Carlos Walker, responsable del aumento desmesurado del precio del ticket del comedor universitario, entre otros reclamos. En esas circunstancias muere el estudiante Juan José Cabral de 22 años de edad. Unos días después, los estudiantes rosarinos se manifiestan en solidaridad con los de Corrientes. Se sumaron los trabajadores, produciendo una serie de manifestaciones y huelgas que se prolongaron hasta el mes de setiembre. El 29 de mayo se levanta la ciudad de Córdoba con una fuerte presencia obrera, provenientes de las numerosas industrias radicadas allí. Estos movimientos contribuyeron en buena parte, a la caída de Juan Carlos Onganía, entonces presidente de facto.

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En el área tabacalera, los campesinos organizados, denunciaron de diversas maneras las maniobras de la industria del cigarrillo que había pasado un tiempo atrás a manos extranjeras. Proféticamente, se planteaba que la lógica capitalista e inhumana de estas empresas, las llevaría a otras regiones del país en las que pudieran optimizar su rentabilidad, dejando sin trabajo no solo a los productores, sino a cientos de empleados y obreros de las propias fábricas. En ese mismo año, el 29 de enero, nacen las Ligas Agrarias como resultado de la confluencia de múltiples factores y procesos históricos. Algunos de esos factores, obedecen a los cambios que afectaron al MR de la Acción Católica en su vinculación con la jerarquía eclesial. Ante el retorno a las matrices conservadoras de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), se inicia una restricción al accionar de las formaciones especiales de la Acción Católica Argentina (ACA). En el caso del MR, éste es excluido de la ACA y desvinculado de la CEA, quedando librado al criterio de las diversas diócesis el aceptarlo como parte de los agrupamientos que desarrollaban el trabajo pastoral o no. Ante estas medidas, algunos militantes permanecieron en el MR, mientras que la mayoría emigró hacia otras instancias organizativas. Tanto los que permanecieron en el Movimiento como los que “emigraron”, cumplieron un papel relevante en la convocatoria de una Asamblea que en la ciudad de Santa Lucía reunió a tres mil campesinos con demandas específicas planteadas a funcionarios del gobierno provincial allí presentes. El petitorio de los campesinos, contenía básicamente cinco puntos. En primer lugar, la clasificación del tabaco debía contemplar sólo dos categorías, en lugar de las cinco que las empresas cigarreras imponían, conforme a la disponibilidad del tabaco en el mercado. En segundo lugar, habrían de fijarse precios mínimos y móviles que permitieran nivelar las ganancias y el costo de vida. Como tercer punto del petitorio, se exigía el pago al contado, ya que al momento de la entrega del tabaco, el productor recibía únicamente el 30% del valor total, quedando el resto sujeto a la burocracia en la redistribución del impuesto al cigarrillo. La Asamblea pedía en cuarto término, la disponibilidad de maquinarias reguladas por el Estado, ya que las labores mecánicas, implicaban un gasto imposible de solventar. Por último, se pidió una mayor presencia del gobierno en todo el proceso de producción y comercialización, a efectos de controlar y 41


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frenar las arbitrariedades de la industria. En esta Asamblea del 29 de enero, se da la primera aparición pública de las Ligas Agrarias Correntinas (LAC) que a nivel NEA habían nacido en la provincia del Chaco y se habían expandido ya hacia Formosa, Santa Fe y Misiones 14, “para nunca volver a estar humillados15” como finaliza uno de los documentos fundacionales de las LACH. Ante el silencio del gobierno provincial, a menos de un mes de la Asamblea fundacional, veintidós campesinos representantes de las Ligas y con mandato de las bases, se entrevistaron con el ministro de Agricultura del gobierno de facto de Corrientes. Las respuestas del funcionario fueron evasivas e insuficientes, por lo que se decide entregar el petitorio al presidente dictador Lanusse, en circunstancias de su visita al Chaco el 14 de abril del mismo año. Como se narrara anteriormente, la maestra Norma Coca Morello, había sido secuestrada y luego puesta a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Su libertad definitiva fue reclamada también ante el presidente de facto. En una emotiva intervención, un campesino se dirige a Lanusse en estos términos: “¿Qué nos espera a nosotros? Correremos probablemente el mismo riesgo que Norma Morello, que el único pecado que cometió fue haberse puesto al servicio de sus hermanos explotados...”16 Ante la persistente falta de respuestas, el 19 de mayo, las Ligas convocadas en Asamblea invitan al entonces gobernador Navajas Artaza17 y al ministro de Agricultura de la Nación. Esta insistencia y la continuidad de las interpelaciones públicas de las Ligas a los gobiernos de ambas jurisdicciones, resultaban inadmisibles. En un intento por frenar tal 14

Las primeras Ligas Agrarias fueron las del Chaco, nacidas en un Cabildo Abierto el 14 de noviembre de 1970. Luego surgen las Ligas Agrarias Santafesinas y el Movimiento Agrario Misionero (MAM), en agosto de 1971. La Unión de Ligas Agrarias Formoseñas (ULICAF), son creadas en diciembre de 1971, poco antes de las LAC. 15 FERRARA, Francisco: Que son las Ligas Agrarias. Historia y Documentos de las organizaciones campesinas del Nordeste Argentino. Siglo XXI editores, Buenos Aires, noviembre de 1973. p. 174. 16 Diario Norte, Resistencia, Chaco, 15 de abril de 1972, p.12 17 Adolfo Navajas Artaza fue interventor de la “Revolución Argentina” en la provincia de Corrientes. En el desempeño de esa función, pretendió dilatar la acción de los campesinos, con falsas promesas y anuncios que nunca se concretaron. Al comprobar la ineficacia de esa estrategia, usó la represión. Posteriormente y ya en la dictadura del 76, fue nombrado ministro de Acción Social y colaboró con la redacción de la Ley de Autoamnistía, que pretendió consagrar la impunidad para los militares. En la denominada causa “Las Marías” la fiscalía pidió su imputación por la desaparición de Neris Victoriano Pérez, secretario adjunto de FATRE y trabajador de la empresa familiar. Pero Navajas Artaza fue sobreseído, sin ser indagado; se excusaron 18 jueces y la causa avanzó con otros imputados, ese proceso se halla a la espera del juicio oral.

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avance, se desató una acción represiva con fuerzas policiales locales y refuerzos del resto de la provincia. Dos mil quinientos campesinos experimentaron por primera vez la violencia institucional contra su organización. El resto del mes de mayo del 72, las Ligas intensificaron su labor de concientización y de incorporación de nuevos miembros. El método construido a lo largo de los 14 años del MR que precedió a las Ligas, se expresó en reuniones, gacetillas y todo tipo de publicaciones. Ante el alto índice de analfabetismo en el campesinado, se implementaron recursos tales como un programa radial y vehículos que recorrían los parajes con altoparlantes, garantizando la información y la convocatoria a las diversas instancias de la organización. El 17 de junio, llega a Goya el presidente de facto Lanusse. Una multitudinaria concentración rodea los reclamos de los campesinos del área tabacalera, plasmados tanto en la palabra de los oradores como en las enormes pancartas que reproducían los puntos del petitorio que se presentaba, el pedido de justicia y el compromiso de lucha para lograrla “aunque sea para nuestros hijos”, uno de los lemas liguistas. En ese acto, los productores presentan un extenso memorial con la descripción de todos los males que aquejaban a los campesinos. Finaliza diciendo: “Sr. Presidente, aquí están planteados nuestros problemas más importantes. Usted tiene una obligación, RESOLVERLOS, y nosotros un derecho, EXIGIRLE LAS SOLUCIONES. Ud. tiene la palabra”18. Cabe destacar la presencia del obispo Devoto, no porque sorprendiera su acompañamiento a los campesinos, sino por las emotivas palabras que quedarán por siempre en la memoria de todos quienes piensan que un pastor no solo observa sus ovejas: “Si algún día se toma alguna medida contra las Ligas, yo seré el primero en acompañar a cualquier campesino detenido.”19 Pese a las promesas enunciadas por Lanusse, nada cambió, sumando una frustración más a los campesinos en lucha, que lejos de claudicar, redoblaron sus esfuerzos para seguir organizándose y construyendo nuevas estrategias. El anuncio de elecciones “democráticas” para marzo de 1973 puso en alerta a los campesinos, Si bien la conquista de 18 19

Ver Documentos anexos. Diario El Litoral, de Corrientes. 17 de junio de 1972.

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la democracia era un anhelo compartido por todo el pueblo, la dictadura imponía inquietantes restricciones, entre ellas, la proscripción de Juan Domingo Perón como candidato a la Presidencia. En ese contexto, las Ligas Agrarias hacen un llamamiento público el 20 de febrero del mismo año, dirigido al “Pueblo Trabajador”, en el que se reiteran las reivindicaciones ya descriptas; se denuncia el incumplimiento de las promesas que el gobierno provincial formulara y también su complicidad con los terratenientes y con los monopolios de la industria del tabaco. El llamamiento convoca a una concentración de campesinos para el siguiente 24 de febrero. Efectivamente, en esa fecha, y luego de innumerables reuniones y asambleas por cada paraje, por cada colonia y por cada instancia de la organización (bases, delegados y coordinaciones), se realizó una multitudinaria concentración en la plaza San Martín de la ciudad de Goya. Los oradores ampliaron y fundamentaron los puntos señalados en el llamamiento, e incorporaron nuevas reivindicaciones, las que apuntaban a revertir la injusticia desde su base estructural, fundamentalmente la de la tenencia de la tierra. Las Ligas sostenían que el acceso a la tierra, teniendo en cuenta su concentración latifundista, debía ser el resultado de la expropiación a los terratenientes, para ser redistribuida a los auténticos productores, en unidades productivas apropiadas en calidad y cantidad. El concepto de “expropiación”, iría evolucionando con el tiempo, como queda plasmado en la intervención de Pedro Pablo Romero, en el Congreso de Villa María en octubre de 1974: “Yo no hablaría de expropiación, yo simplemente diría recuperación de la tierra para aquellos que están en condiciones de trabajarla.”20 Además, si bien la tenencia de la tierra era la principal reivindicación campesina, resultaba imprescindible contar con créditos y apoyo técnico, ambos puntos incorporados también a las demandas “actualizadas”. La concentración del 24 de febrero de 1973, marcaría un hito fundamental en las LAC, ya que evaluando la falta de respuestas de los gobernantes y considerando agotadas las instancias anteriores, deciden 20

El Campesino. Publicación periódica de las Ligas Agrarias del Chaco. Ed. en Roque Sáenz Peña. Chaco.

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iniciar una huelga tabacalera, que consistiría en la suspensión de entregas del producto y en el bloqueo de las barracas de acopio. También participó en la declaración de huelga, la Asociación Plantadores de Tabaco21, en una alianza coyuntural que no obviaría las diferencias políticas e ideológicas con las Ligas. Mientras que las Ligas Agrarias y tal como se fue conceptualizando en este texto, sostenían reivindicaciones profundas e integrales, la Asociación Plantadores de Tabaco apuntaba básicamente al mejoramiento de las condiciones de comercialización en favor de los productores. Tales diferencias se agudizarían en el transcurso de la huelga, al punto que la Asociación se retiró antes de su finalización, acusando a las Ligas de “subversivas”, nominación acuñada en el tiempo, por conservadores (civiles y militares), para quienes era intolerable que se intentara subvertir el orden de sus privilegios. Muchas comunidades y comercios urbanos, apoyaron política y materialmente a la huelga. El apoyo político abrazaría a las Ligas, haciendo propio el conflicto como parte de las injusticias sufridas por todos los sectores populares. Se expresaba en posicionamientos públicos y en apoyo logístico en las tareas de difusión y comunicación. Desde ellas se sostenía también, el acopio de alimentos, ropas y medicamentos que sustentaban las ollas populares y las necesidades urgentes de los campesinos en huelga que obviamente, no contaban con dinero al no vender su producción. Con tal cometido, las “fuerzas vivas” de la ciudad de Goya, constituyeron la “Comisión de Apoyo a los Campesinos en Huelga”, emprendiendo una sostenida campaña de solidaridad. “No podemos permanecer insensibles ante el drama que viven nuestros hermanos campesinos”, declaran los firmantes del documento fundacional de la Comisión.22

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La Asociación Plantadores de Tabaco, había sido creada en el año 1966 y podría considerarse como la primera organización de tipo gremial de los tabacaleros.

Firmaban la declaración: Confederación General del Trabajo, Federación de Obreros y Empleados de Correos y Telecomunicaciones, Sindicato de Panaderos, Pasteleros y Afines, Sind. de Luz y Fuerza, Sind. de Trabajadores Judiciales, Obispado de Goya, Comisión Vecinal del Barrio San José, Com. Vecinal del Barrio San Ramón, Fed. de Obreros y Empleados Telefónicos, Movimiento Sacerdotes para el Tercer Mundo, Instituto del Profesorado, Sind. de la Construcción, Sind. de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor, Sociedad 22

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La Iglesia Pueblo, con Monseñor Devoto al frente, participó activamente en apoyo de los tabacaleros en huelga. Así lo manifestó el presbiterio de la Diócesis reunido en la ciudad de Mercedes: “…creemos que se trata de una huelga justa en sus reclamos e iniciada después de haberse agotado todos los otros recursos. Porque creemos que la Iglesia debe integrarse cada vez más profundamente en el proceso de liberación del Pueblo”.23 La hermana Ivonne Pierron también dio testimonio del compromiso de la Iglesia participando de una huelga de hambre junto a Tonito Olivo y otros nueve campesinos. Y es de toda justicia recordar el papel que jugó el padre Jorge Torres, protagonista él mismo de todas y cada una de las instancias de lucha y de organización. Durante la huelga no faltaron las intimidaciones, incluso la represión directa. A un mes de iniciada la huelga, un grupo de liguistas de la localidad de San Isidro, se encontraba difundiendo la huelga en una ruta secundaria, cuando la policía los atacó con bastones y granadas de gases lacrimógenos. Lejos de dispersarse, los campesinos se defendieron con palos y devolvieron “a mano” las granadas. Otra grave situación, se produjo con la detención de Sergio Tomasella, primer Secretario General de las LAC, y de un grupo de delegados zonales que intentaba destrabar un cerco que les habían impuesto para impedir que llegaran a Goya. La noticia llegó rápidamente a una asamblea que se estaba realizando en el Club Juventud Unida de Goya. Así lo narra la esposa de Sergio, Anita Olivo: “…estaba lleno el galpón del club, no recuerdo la cantidad. En esos momentos, llegó un compañero del Movimiento Rural y avisó sobre los que estaban detenidos…” 24 En esa asamblea, se encontraban presentes candidatos del peronismo que habían sido convocados para que explicaran las políticas que su partido planificaba aplicar para el sector de los productores tabacaleros. Pero ante la noticia de la detención de sus compañeros, los Argentina de Locutores de Goya, Sindicato de Obreros del Tabaco y Empleados Municipales de Goya. 23

FERRARA, Francisco. Op. Cit.p.406 Olivo, Ana, "Anita desde las Ligas Agrarias. Tierra, trabajo y dignidad". Historias de Vida. Literatura silvestre y popular. Coord. José Muchnik y Roberto Cittadini. Ediciones CICCUS. 2013, p.36. 24

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asambleístas los comprometieron en una “acción urgente”. Ésta y muchas otras medidas de reclamo, lograron finalmente la liberación de los liguistas presos. Finalmente, la huelga se levantó de acuerdo a lo acordado en Asamblea General, el 27 de abril de 1973, con una evaluación positiva del nivel de convocatoria y de organización. Se habían aunado las voces de unos 4.000 productores que, en esa oportunidad se sumaron masivamente a los aparceros, cuyo reclamo de disminución del porcentaje de aparcería, había sido incorporado a las demandas de la huelga. Respecto de las reivindicaciones por las que se había llevado a cabo la huelga, los logros son considerados como parciales. No todas habían tenido respuesta. Sin embargo, se celebró el aumento de casi un 13% en el precio del tabaco, así como también su clasificación en dos clases y la entrega de algunos tractores. Esto se decía en un tramo de la "Declaración de las Ligas Agrarias al finalizar la huelga": “Nuestro gran triunfo fue demostrarnos a nosotros mismos la fuerza que tenemos al estar unidos y el lugar que ocupamos. Recién ahora muchos descubrimos que nuestro trabajo y nuestro sudor producen una enorme riqueza y que somos el motor de la economía en la provincia. Recién ahora muchos comprendimos que somos los campesinos y no las vacas, los que permitimos la vida de muchos obreros, empleados y comerciantes…” 25. En síntesis, quedó de manifiesto la representatividad de las LAC respecto de los productores tabacaleros. Demostraron su capacidad de condicionar buena parte del proceso productivo que proporcionaba materia prima a las empresas cigarreras y de enfrentar a los dueños de la tierra, acostumbrados a saquearles a los productores el fruto de su trabajo. Desde el anuncio de las elecciones hasta el nuevo golpe militar de 1976, las Ligas Agrarias trabajaron arduamente para ocupar los espacios potenciales de participación política. Si bien las LAC sostenían el carácter no partidario de su organización, sus militantes iban adoptando o fortaleciendo diferentes posicionamientos políticos frente a los desafíos de cada coyuntura. Esa multiplicidad de enfoques, se expresaba en ricos debates, en el análisis crítico de la realidad y en la búsqueda de consenso.

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Ferrara, Francisco Op. Cit., p.478

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En una definición pública en marzo de 1973, las Ligas del NEA planteaban: “Reafirmamos nuestra posición de que el Movimiento mantendrá su total prescindencia política “partidista”. Esto lo fundamentamos en que debemos mantener la unidad de la familia agraria agrupada en las Ligas, ya que esto es lo que garantizará a corto o largo plazo, la justicia para nuestro campo” (El Campesino, marzo de 1973). Cuando se conformaron los frentes políticos para las elecciones, las Ligas (como muchas otras organizaciones de la zona), convocaron a los candidatos para manifestarles sus preocupaciones y propuestas. Al mismo tiempo, abrieron la posibilidad de que ellos comunicaran las diferentes plataformas y en particular, las propuestas para las políticas agrarias. Además de una intención informativa, las Ligas comprometían de ese modo a los candidatos frente a una multitud de campesinos. Esta estrategia permitió luego confrontar las acciones de gobierno con los compromisos asumidos. Las Ligas nunca abandonaron la movilización, ni la dinámica de reuniones y asambleas, pudiendo así resistir luego los embates del gobierno de la provincia, cuyas estrategias fueron desde maniobras para fragmentar y generar contradicciones al interior de las Ligas, hasta el control policial y la represión directa. Una vez llevadas a cabo las elecciones, el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI)26, ganó las elecciones a nivel nacional. En la provincia de Corrientes la fórmula Julio Romero – Francisco Borges Sa se consagraba con el 62% de los votos, llevando al peronismo al gobierno; un triunfo sobre el pacto autonomista liberal que gobernó históricamente la provincia, tanto en forma directa o en alianza con los militares golpistas. No obstante, las ventajas para las Ligas eran casi nulas, habida cuenta de que Julio Romero pertenecía también al sector terrateniente, con todo lo que ello implicaba27 . Así como las LAC, habían desarrollado un vasto 26

A nivel nacional, el FREJULI obtuvo alrededor del 49,5% de los votos, seguido por el radical Ricardo Balbín, quien con el 21,3% declinó la posibilidad del ballotage para favorecer el restablecimiento de la democracia. Cámpora anuló la proscripción que pesaba sobre Perón y renunció el 13 de julio de 1973. En nuevas elecciones, celebradas el 23 de septiembre de 1973, triunfa la fórmula Juan Domingo Perón-María Estela Martínez de Perón que se impuso con más del 60% de los votos. 27 Además de una larga trayectoria política en el peronismo, Romero fue empresario ganadero, arrocero y de medio de comunicación (fundador del diario Época, de Corrientes)

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ejercicio de interpelación al gobierno de la dictadura, llegando al punto máximo de confrontación con el pedido de renuncia de los gobernantes de la provincia, del mismo modo se posicionaron frente a los gobernantes provinciales electos en marzo de 1973. El gobierno correntino electo, por conocimiento directo de la capacidad de movilización de las Ligas y del apoyo a las mismas por parte de numerosas entidades gremiales y sociales en general, desarrolló una primera estrategia para neutralizarlas. El dirigente de la Comisión Central de las Ligas, Víctor Fernández, que adhería al Romerismo, comprometió el apoyo de las LAC en su conjunto al gobierno provincial, pero rápidamente el resto de la Comisión en consulta con los delegados de departamento, expulsó a Fernández. Ante el fracaso de esta estrategia, Julio Romero creó una nueva organización de productores, el Movimiento Agrario Correntino (MAC), que vehiculizaría los beneficios de la política agraria del gobierno, con la intención de debilitar la representatividad de las Ligas. Mientras tanto, las Ligas continuaban su dinámica y estaban abocadas en buena parte a la problemática de la tierra que, como se dijo anteriormente, había tomado fuerza con la incorporación de los aparceros. En su libro, Anita Olivo decía en relación a la propiedad de la tierra: “El campesino tenía ansias de que su situación cambiara, pero se encontraba con estructuras que no lo dejaban soñar con ser dueño de su tierra”28. A solo tres meses de haber finalizado la huelga, las Ligas intervienen a favor de 48 familias amenazadas de desalojo de las tierras en las que estaban asentados desde hacía más de 40 años en la zona de Ifrán, departamento de Goya. Mientras estas familias resistían para impedir el desalojo, la Comisión Central y un grupo de delegados de las LAC llevaron a la legislatura provincial la denuncia y la propuesta para resolver el conflicto. Se pedía la expropiación y posterior adjudicación a los productores que por tantos años habían trabajado esa tierra. Las cámaras legislativas, recibieron la demanda, pero las respuestas fueron diferentes en uno y otro caso. En tanto que la Cámara 28

OLIVO, Ana. Op. Cit. p. 38

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de Diputados falló a favor de la expropiación, la de Senadores se opuso por considerarla violatoria del derecho constitucional sobre la propiedad privada. Sin embargo, los senadores recomendaron que se estableciera un contrato privado entre las partes. Finalmente, se logra establecer el “contrato privado” en acuerdo con el propietario, previa ponderación de las tierras a precios muy superiores de los que se encontraban en transacciones de compra-venta en las mismas extensiones y en la misma zona. No todos los conflictos de desalojo, sobre todo cuando se trataba de familias aisladas, eran tratados del modo que se describió anteriormente. Era frecuente escuchar testimonios de campesinos a los que les quemaban los ranchos para que abandonaran sus pequeñas parcelas. En una oportunidad, a un productor que tenía su pequeña parcela en medio literalmente de una gran propiedad, le pidieron que la vendiera. Como el productor se negó, el terrateniente impidió la construcción de vías públicas para la salida e ingreso de él y de su familia. De modo que los campesinos debían hacerlo, atravesando la “propiedad ajena”. Esto fue reprimido por la policía del lugar en varias oportunidades. Ahí sí, como decía Monseñor Arnulfo Romero, "la justicia como la serpiente, mordía los pies descalzos". Sin embargo, con las Ligas Agrarias, los pequeños y aislados se hicieron visibles. Con la incorporación del abogado Jaime Martínez Garbino, las LAC sumaron los recursos técnicos para hacer frente de un modo más eficaz a los problemas de desalojo. Es que, la “conciencia develada”, como la llamaba Paulo Freire, construida en años de trabajo constante de reflexión y de acción coherente, ya no retrocedería. Los campesinos habían descubierto que la miseria no obedece a un “orden natural”. En ese marco, también la propiedad de la tierra se presentaba ante la conciencia como una situación de injusticia, por un lado, y como un derecho humano fundamental, por el otro. Pero para el gobierno provincial, que como se dijo, tenía como autoridad máxima a un terrateniente, era inaceptable que la estructura agraria fuera cuestionada

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en su esencia misma, por una parte, pero representaba a un partido que claramente había definido que “la tierra es para quien la trabaja”.29 Por tal razón, Julio Romero promulgó una ley que intentaba “cumplir” con los principios justicialistas, pero sin poner en cuestión la inalienabilidad de las tierras privadas, fuera cual fuera su uso. La ley habilitaba la expropiación y adjudicación de tierras, lo que se implementó con la fundación de las colonias sobre tierras expropiadas: “Pando”, “La Elisa”, “Campo D´Hana”, “La Cucucha” y “Tres de Abril”. Las Ligas pusieron de manifiesto la incoherencia entre principio y ejecución. Consideraban que los precios que se pagaban por las tierras eran muy altos, lo que para el propietario constituía más bien un negocio ventajoso. Además, la dimensión de los predios adjudicados a cada familia, no constituían una unidad productiva, lo que redundaba en el monocultivo y en el uso exhaustivo de la tierra. Dice Pedro Pablo Romero, cuyo testimonio forma parte de este libro: “(el campesino) tenía que diversificar, era más redituable económicamente; era conveniente tener alguna vaquita, un caballo... Para eso se necesitaba más de 50 ha. Yo te diría que el punto mínimo ideal era de 100 ha." Por otra parte, los destinatarios de la adjudicación, eran seleccionados tratando de “sumar puntos” al MAC que, como se dijo anteriormente, respondía al romerismo. Mientras tanto en el orden nacional, continuaron las gestiones y los debates políticos con el gobierno democrático que se habían iniciado durante el corto período de gobierno del Dr. Héctor J. Cámpora, cuando las Ligas Agrarias de todo el país y otras organizaciones del campo interpelaron al entonces Secretario de Agricultura, Ing. Agrónomo Horacio Giberti. Ocurrió que Giberti, había anunciado una serie de logros como la comercialización de granos por fuera de los monopolios, la fijación de precios que compensaban el proceso inflacionario del último período de la dictadura y la reducción del precio de los insumos. Frente a esto, las Ligas manifestaron públicamente su descontento: “Esto es falso, porque 29

En Corrientes, la concentración de tierras se produjo tempranamente en la historia. Las propuestas normativas para regulador la propiedad de la tierra a favor de quienes la trabajan, tuvo antecedentes remotos con Manuel Belgrano y con Artigas y más recientes con el proyecto de Reforma Agraria del legislador Mario Marturet y de “Ito” Gómez, autor de la Ley 3228 de creación del Instituto Correntino de Colonización.

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los precios de los combustibles, las semillas, los venenos y las maquinarias, se mantienen altos y aún no se revirtió la situación”. Carta de situación, distribuida a los medios periodísticos, agosto de 1973. (Arch. FSS). Cabe aclarar que las primeras y urgentes medidas del gobierno nacional apuntaron a limitar el poder de los sectores oligárquicos del campo para concretar luego una política integral, en la que los pequeños y medianos productores, tendrían un papel preponderante. Al respecto decía una de las colaboradoras de Giberti, Norma Giarraca: “Nos incorporamos al proyecto para el sector agrario que Juan Perón tenía en su tercer gobierno: interceptar la fabulosa renta agraria en manos de los terratenientes y grandes capitalistas agrícolas de la región pampeana y apoyar un desarrollo sustentable para el sector más desfavorecido del agro extrapampeano. Nosotros colaboramos en esta última tarea, pero no dejamos de interesarnos y discutir algunas ideas en relación con todo el otro paquete de medidas: proyectos de ley de Renta Normal Potencial de la tierra, Arrendamiento Forzoso y la famosa Ley Agraria que fue el límite que la poderosa burguesía agraria estaba dispuesta a soportar.” Las Ligas quedaron expectantes respecto de cómo y cuándo se implementarían los lineamientos de la política para el sector que regirían con Perón al frente del gobierno, ya que el nuevo llamado a elecciones pondría sin dudas al líder en la presidencia. Finalmente, electo Perón y a pocos días de su asunción, se reunieron con él y con el ministro de Economía Gelbard, delegados de todas las provincias liguistas, junto a un grupo de organizaciones agrarias.30 Los productores presentaron lo que consideraban deberían ser ejes de la política destinada a los pequeños y medianos productores del país: acceso a la propiedad de la tierra; comercialización justa; créditos ajustados a las características productivas; acceso a los beneficios previsionales y participación consultiva de las organizaciones en las instancias de gobierno específicas. En el caso de las LAC, la participación

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Federaciones de Ligas y Gremios Tamberos de Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos; Asociación de chacareros, Tamberos y Minifundistas de Lincoln; Movimiento Agropecuario del Oeste bonaerense; Movimiento Agrario Independiente de Salto y Confederación de Juventudes Agrarias

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en el Instituto Provincial del Tabaco31 formó parte de las reivindicaciones planteadas desde sus inicios. Las respuestas de Perón, fueron del orden de las definiciones conceptuales, más que el de las medidas concretas. Se transcriben algunas: “Es historia en nuestra doctrina que la tierra es de quien la trabaja.”; “La comercialización debe ser un servicio público que le permita a los productores y al país colocar la producción en las mejores condiciones y con mayor justicia…”; “…Todos los sectores pesan en las decisiones, de acuerdo a la unidad y fuerza de sus organizaciones”;”...cuando no se consigue algo por las buenas, hay que pelearla...” (El Campesino, septiembre-octubre de 1973). Las Ligas aunque no estaban satisfechas con la falta de anuncios más concretos, entendieron que aún era tiempo de espera, luego de tantos años de dictadura. La posición de las Ligas quedaba sintetizada en una consigna que se coreaba en las concentraciones: “Apoyar y controlar al Gobierno Popular”. Volante del Movimiento Agrario Misionero de octubre de 1973. (Arch.FSS) El diálogo directo con el Ejecutivo Nacional no continuó, pese a los permanentes pedidos desde las distintas provincias, en la creencia de que tales entrevistas podrían redituar en soluciones al menos para los problemas más urgentes. Un ejemplo concreto, lo constituye la solicitud de la Unión de Ligas Campesinas Formoseñas, ULICAF, en mayo de 1974. El Secretario General de las Ligas Formoseñas, se dirigió junto a 45 delegados de zonas a la Capital Federal para entrevistarse con el presidente Perón y el secretario de Agricultura. La intención era pedir la mediación del Gobierno Nacional ante un importante conflicto de tierras que ponía en riesgo el asentamiento de cientos de familias campesinas. Relataban al regreso: “…no fuimos recibidos, pese a la urgencia de nuestro reclamo y al hecho que Formosa está intervenida y dependemos directamente de la Nación” 32. Mejor suerte corrían los intercambios con la Legislatura Nacional. Allí, la mayoría de los bloques recibía a los productores, manifestándoles 31

El Instituto Provincial del Tabaco (IPT), fue creado el 3 de julio de 1964, para regular la tipificación, los precios y la comercialización del tabaco. En tanto que institución pública, acompañó las políticas de los gobiernos democráticos y también las de las dictaduras. 32 El Ocaraygüá, periódico de la ULICAF, mayo de 1974.

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su apoyo. En algunos casos, había legisladores que acompañaban las denuncias públicas o elaboraban proyectos normativos en respuesta a las demandas campesinas. Frente al proyecto de Ley Agraria, las Ligas convocaron a un Congreso Nacional en Villa María en setiembre de 1974. Ese Congreso produjo una Declaración, en la que se reconocía el potencial de la Ley Agraria pero advirtiendo que: ”…hay medidas necesarias para el cumplimiento de los principios y objetivos de la Ley…: Que los directivos del Consejo Agrario Nacional (previsto en el proyecto) sean auténticos representantes de los productores; Que los primeros beneficiarios sean los pequeños productores, trabajadores y desalojados rurales 33; Que se establezca de qué manera se rescatarán para el Pueblo argentino, las tierras acaparadas y desperdiciadas por la oligarquía, con prohibición de compra para empresas y sociedades de capital” El proyecto nunca se concretaría. No hubo Ley Agraria, todo lo contrario pues los poderosos del campo irían retomando su poder. Así lo enunciaba Pedro Pablo Romero, Secretario General de las LAC, en el Congreso Nacional de Villa María: “En este momento se ve el avance de los sectores oligárquicos en los resortes de decisión del país. Nosotros nos vamos a organizar cada vez más fuerte para oponer un frente unido a ese sector privilegiado”. (El Campesino, octubre de 1974) Volviendo al ámbito de la provincia de Corrientes, al iniciarse el período de acopio de tabaco en el mes de marzo de 1974, las Ligas enfrentaron una vez más los problemas de clasificación y de precio, convocando en esta oportunidad a un paro de dos días. El nivel de adhesión no fue tan alto como el logrado por la huelga tabacalera el año anterior, quizás por efecto de la posición adoptada por el Gobierno correntino, en el sentido de cortar públicamente el diálogo con las Ligas, además de sindicarlas de violentas y subversivas. Sin embargo y pese a que se les había prohibido el uso de los medios radiales y se decretó que debían pedir autorización para las reuniones, rápidamente las Ligas se 33

Esta reivindicación, casi “perdida” entre el conjunto, tiene una trascendencia fundamental: las Ligas tenían muy claro que la migración involuntaria de los campesinos, traía aparejada la miseria urbana y que el retorno de quienes debieron irse contra su voluntad, también debía ser un derecho a reclamar.

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adaptaron a la situación, realizando actos “relámpago” y generando un sistema de comunicación eficiente a partir del uso de todos los circuitos militantes, los propios y los de organizaciones fraternas. En el mes de mayo, se llevó a cabo el Segundo Congreso de las LAC, bajo el lema “Ni hombres sin tierra, ni tierra sin hombres”. En el Congreso, las bases ratificaron el “compromiso de continuar con la lucha y de no retroceder ante las presiones”. Con las fuerzas renovadas, las Ligas continuaban reclamando. Para el mes de agosto, el Fondo Especial del Tabaco llevaba tres meses de atraso en el pago a los productores y se avizoraba el problema de la superproducción de tabaco y su incidencia negativa en los precios. En consecuencia se planifica una convocatoria para realizar una concentración en Goya, el 24 de agosto, para la cual se solicitó y obtuvo la autorización correspondiente. En la mañana del día 24, se comenzó a escuchar por la emisora de radio un comunicado oficial que informaba la prohibición de la Concentración convocada por los tabacaleros, advirtiendo que quienes desoyeran lo resuelto, serían “severamente reprimidos”. Los campesinos ya venían desplazándose desde sus parajes y colonias hacia Goya. Ante la amenaza del gobierno se optó por realizar actos en los mismos lugares donde se encontraban los diferentes grupos concurrentes, sumando a los reclamos la denuncia por la arbitrariedad de la medida tomada por el gobierno. En algunos casos, la policía reprimió los pequeños actos. La situación en todo el país se fue haciendo cada vez más difícil y el pueblo se rebelaba, exigiendo desde diversos sectores el pleno ejercicio de sus derechos y la justicia que era de esperar en un gobierno democrático por el que tanto y tantos años había luchado. Pero las respuestas profundizaron la represión. Al accionar de los grupos paramilitares, del cual el más conocido fue el de la AAA 34, se le sumaría el 6 de noviembre de 1974, un decreto del Ejecutivo Nacional, disponiendo el Estado de Sitio. La gravedad de la medida, queda demostrada en su continuidad hasta octubre de 1983, debido a la prórroga determinada por la Junta Militar que derrocó a la Presidente María Estela 34

La Alianza Anticomunista Argentina (AAA), conocida como Triple A, fue creada por un grupo de derecha del peronismo, bajo la coordinación de José López Rega.

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Martínez de Perón. En Corrientes, la medida vino a dar marco normativo a la represión contra las Ligas y otras organizaciones populares. A pocos días de establecido el Estado de Sitio, el 28 de noviembre, detienen a Sergio Tomasella, ex Secretario General de las LAC, trasladándolo de inmediato a la Unidad 7 de Resistencia, Chaco. En la primera visita que realizan la mamá de Sergio y su entonces novia y luego esposa, Anita Olivo, se encuentran con familiares de otros 15 militantes. Ninguno obtuvo una explicación de los motivos por los cuales estaban detenidos sus familiares, no podían ingresar ropas y ellos mismos eran sometidos a requisas vergonzantes y a todo tipo de violencia verbal. Anuncios de lo que vendría más adelante… El año 1975, se inicia con el eje del pedido por la libertad de Sergio Tomasella, sin abandonar las reivindicaciones históricas. El 29 de enero se celebró el tercer aniversario de las Ligas con una misa en acción de gracias. Una vez más, la Iglesia de Goya con el obispo Devoto al frente, no solo abría el espacio posible para el encuentro campesino, sino que los confortaba con la palabra franca y directa. Aquí un fragmento de la homilía del Obispo: “El apoyo que la Iglesia de Goya da al campesinado organizado en las Ligas Agrarias Correntinas, no es un capricho personal del Obispo, sino el cumplimiento del compromiso que la Iglesia Latinoamericana asumió en Medellín y San Miguel…”35 Las LAC continuaron con su plan de lucha, sostenida en esta etapa por la esperanza de que la situación se revirtiera en algún momento. Convencidos de que la fuerza y unión de los campesinos contribuiría a desarmar la estrategia de violencia, se comenzó a preparar una gran concentración para el mes de agosto. La concentración sería el punto culminante de meses de trabajo minucioso en cada rincón del campo, con cada familia y de discusión en todos los grupos de las Ligas desde las bases, los cuerpos de delegados hasta la Comisión Central. Del mismo modo, se pretendía poner de manifiesto, el apoyo que otras organizaciones brindaban a las Ligas. Para ello, se convocó a una Multisectorial, que comenzó a sesionar a fines del mes de mayo. Participaban la CGT, las 62 Organizaciones, el Centro 35

Gauto. Op. Cit., p.127 56


Comercial e Industrial de Goya, La Asociación de Plantadores de Tabaco, el MAC y la Iglesia. El día previo a la concentración, reunida la Multisectorial en las instalaciones del Sindicato de Empleados del Tabaco, se presentaron efectivos de la policía con un radiograma de Julio Romero ordenando la prohibición del acto. Las organizaciones discutieron largamente y consideraron los pros y contras sin llegar a un acuerdo, por lo que a primera hora del día siguiente, fueron a exponer la delicada situación al obispo Devoto. La decisión era difícil y la responsabilidad enorme. Una vez más, las reflexiones del obispo, serían una lección de coherencia instando a cumplir con el compromiso asumido con los campesinos. Así se decidió continuar las acciones que permitieran realizar la concentración sin caer en provocaciones que pudieran desatar violencia. La columna que venía del sur fue la primera en entrar. Los tractores que transportaban campesinos en sus acoplados, se pusieron adelante y lograron abrir camino, pese a intimidaciones tales como las metralletas que los uniformados apoyaban sobre el vientre de los que estaban al frente. Inmediatamente ingresó a la ciudad el resto de las columnas, en un clima de alegría por comprobar que los campesinos organizados eran cada vez más y que estaban unidos. Finalmente la concentración se hizo frente a la Capilla San José, ya que no se pudo llegar hasta la Plaza Mitre, donde se había previsto el acto. Pero el lugar no importaba, ni las amenazas. Cada uno veía en esa multitud de alrededor de 10.000 campesinos la voluntad indeclinable de seguir luchando, de no retroceder a la vida esclava y sin esperanzas que habían comenzado a desterrar. Once días después, la Coordinadora Nacional de Ligas Agrarias, dispone una huelga que unificaría la voz de las seis provincias en protesta por el rumbo que había tomado el gobierno nacional. En Corrientes las Ligas movilizaban unos 5000 campesinos en concentraciones zonales, ollas populares, cortes de ruta y volanteadas. En esta oportunidad, también se reúne la Multisectorial en apoyo a los tabacaleros. Además de pronunciarse en solidaridad con las Ligas de todo el país, convocaron a una Asamblea, que nuevamente terminaría siendo prohibida por el gobernador Julio Romero. 57


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En Argentina la represión se hacía cada vez más fuerte. Las desapariciones, los asesinatos, las detenciones y la tortura, ya no eran referencias al “pinochetazo” chileno, sino que señalaban una realidad cada vez más frecuente en el país. El año 1975, terminaba con la detención y posterior liberación de los sacerdotes Jorge Torres y Diego Orlandini. El mensaje fue claro: la represión iría por todos quienes estaban en lucha por la justicia y golpearía la base misma del impulso liberador que había sido la Iglesia goyana. En su homilía navideña, el Obispo dijo:”…siempre se ha encontrado un pretexto para perseguir a Cristo y a los cristianos…”, haciendo referencia no solo a los perseguidos de su Diócesis, sino también a los de otras comunidades cristianas argentinas y del continente en su conjunto, haciéndoles llegar “…nuestro gesto solidario y nuestro aliento a perseverar en su fidelidad al Evangelio…”. Nuestro Obispo siguió siempre, honrando su compromiso en la búsqueda, acompañamiento y exigencia de justicia para con los campesinos reprimidos. Cárcel, desaparición, exilio, migración y clandestinidad forzada fueron las consecuencias crueles e inhumanas del accionar de los dictadores, en complicidad con aquellos que habían acumulado tanto odio por la rebelión de los “menchos”. Pero tanto horror no pudo, ni podrá, con el Amor que durante tres décadas cultivaron solidariamente los protagonistas de esta historia. La organización plural y democrática; la metodología del análisis crítico y del consenso; la toma de conciencia y el compromiso, son los puentes que quedaron tendidos para seguir caminando. Así se inició este texto, planteando una historia de rupturas y de continuidades. En algunos aspectos, hay rupturas que tienen que ver con los profundos cambios en la estructura productiva y poblacional; con el contexto económico, político y social. Pero sin dudas, los “puentes tendidos”, nos invitan a continuar la lucha. Elsa Beatriz Sáenz.36 Profesora de Filosofía y Pedagogía, egresada del Instituto del Profesorado “José Manuel Estrada” 36

Fue colaboradora de las LAC. Formadora de docentes y capacitadora en programas de desarrollo rural para pequeños productores. Militante de DDHH desde 1982.

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DESDE LA TIERRA, DESDE LA LUCHA…

En los años 60, Ifrán 1° Sección, Goya, era una zona rural bastante aislada y marginada (como todas las localidades que se encontraban alejadas de las ciudades, pueblos o caminos importantes); a pesar de eso y por contar con una población importante para esa época, llega el Movimiento Rural de la Acción Católica (MR) a través de una comisión que tenía la finalidad de crear una capilla para la zona, convencidos de que con la actividad social que iba a generar este Movimiento, facilitaría la realización de sus objetivos, coordinaron esa reunión el Permanente (extensionista) del Movimiento Rural, Franco y Norma Morello, integrantes del Equipo Diocesano del MR. La convocatoria hecha por esta comisión, reconocida por sus inquietudes, tuvo una buena respuesta de los vecinos más activos; al comienzo fue buena la participación de personas de todas las edades, por lo tanto los primeros referentes del Grupo Rural fueron hombres reconocidos de la zona. Con el paso del tiempo, por la dinámica del Movimiento, su metodología de trabajo y el mayor esfuerzo puesto en la formación y participación de los jóvenes, estos pasaron a ser mayoría en la conformación del grupo. Era yo muy joven, casi pre adolescente y allí, en esa zona me sumé a las actividades desde el comienzo. Era una época muy crítica por las condiciones de trabajo en la actividad agraria, era prácticamente un sistema feudal de aparcerías, y de pequeñas propiedades sin posibilidades de desarrollo económico. Tratar de tener una buena vida, tanto para los 59


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aparceros como para los pequeños propietarios era una lucha permanente y un trabajo de esfuerzo constante para sobrevivir. El Movimiento Rural era un espacio que facilitaba a los jóvenes, la posibilidad de desarrollar actividades sociales, recreativas y sobre todo una mayor participación en los temas que nos preocupaban, con una presencia más activa en todos los grupos relacionados con la iglesia. A partir de esas actividades de integración de los jóvenes fue surgiendo el conocimiento de los grandes problemas: el sistema económico, la gran marginalidad y explotación. Lo fuimos viendo en esa participación, en reuniones Diocesanas del Movimiento Rural y en cursos de formación, que nos facilitaban conversar de las situaciones y vivencias de cada uno, nos fue mostrando lo injusto de nuestra situación social y económica y se fueron creando las condiciones objetivas para que después se desarrollaran las Ligas Agrarias. En nuestra zona (Sur-oeste de la provincia de Corrientes) la producción de los aparceros y pequeños propietarios era casi exclusivamente de tabaco, una producción intensiva que ocupaba relativamente poca extensión de tierra y requería del trabajo permanente de toda la familia. Cuando las grandes empresas tabacaleras estaban interesadas mejoraban un poco la situación comercial pero generalmente después de finalizada la cosecha, terminábamos entregando el tabaco en condiciones bastante desvalorizadas por el sistema que favorecía los intereses económicos de ellos. Obviamente que esas cosas no ocurren solamente por intereses del mercado sino también porque los gobiernos de esa época desprotegían a los tabacaleros dejando todo al arbitrio de los grandes pulpos. Antes del surgimiento de las Ligas Agrarias Correntinas, entre los años 64-70, las acciones del Movimiento Rural eran más bien de comunicación, recreativas, de formación, facilitando la participación, pero no tenían que ver con el aspecto económico-social. Muchos compañeros empezaron a compartir sus experiencias con jóvenes de otras zonas. Había zonas que eran de grandes propietarios, que producían con el sistema de aparcería y había otras donde los productores eran propietarios de pequeñas parcelas. Estos además, la posibilidad de sumar a la producción de tabaco, la de quintas (mandioca, sandía etc.), huertas y lácteos para el consumo familiar lo que significaba 60


también mejores posibilidades para la formación y la participación. Esta práctica de agregar otras producciones para el consumo familiar, en general no le estaba permitida al aparcero, porque la ocupación de más terreno no era redituable a los propietarios. Estas limitaciones que perjudicaban la economía de los aparceros, estaban naturalizadas por el sistema. Ese contacto dentro del Movimiento Rural permitió que los compañeros de las zonas más marginadas fueran tomando conciencia de que la situación podía mejorar: Una organización representativa de los productores tabacaleros era la Asociación de Plantadores de Tabaco, que viene del año 1966. Después pasó a representar más a los medianos productores porque sus reclamos eran por el precio y la clasificación de tabaco casi exclusivamente. Al principio representaban a todos los tabacaleros, después por sus reivindicaciones, por su política, terminó siendo de los medianos, porque en la práctica no representaban a quienes luchaban por su subsistencia y la tenencia de la tierra, representaban a quienes eran más pudientes, y tenían un poco de tierra. De ahí que la tierra no entraba entre las reivindicaciones, las que se reducían al tema de clasificación y precio. En los últimos años de la dictadura de Lanusse, las luchas campesinas obligaron a otorgar ciertas concesiones. Recuerdo que estando todavía en el Movimiento Rural, alrededor del 70-71, el gobierno de la provincia inicia la expropiación de la estancia “La Cucucha”, 30 km al sur de Goya, cerca de San Isidro sobre la ruta 12, seguramente en acuerdo con los propietarios y sin definición de quiénes serían los beneficiarios. La expropiación se concretó luego en democracia, alcanzando a unos 25 productores con terrenos de entre 25 y 30 has. y fue utilizada por Julio Romero con la intención de debilitar a las Ligas Agrarias. Simultáneamente se formaron los "consorcios tabacaleros”, que era un grupo de productores, con capacidad de gestión y la provincia le daba un tractor que controlaba a través de la Dirección de Asuntos Agrarios. Había ciertas pautas de trabajo como la cantidad de productores que utilizarían el tractor para la roturación de tierras. Fue al comienzo de la formación de las Ligas y cuando todavía existía el 61


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Movimiento Rural. Formé parte de uno de esos consorcios en el Paraje San José, 3ª Sección, Goya. Creo que para entender la realidad social y económica de la zona, así como lo central de las luchas campesinas en Corrientes, hay que conocer el sistema de producción del tabaco. Corrientes siempre tuvo un régimen de tenencia de la tierra muy desequilibrado. Estaban los grandes propietarios, o terratenientes, los pequeños propietarios, los “ocupantes gratuitos”, los aparceros y los peones. Lo que algunos llamaban “ocupantes gratuitos”, eran una especie de puesteros que tenían los estancieros, a los que les daban casa, un poco de mercadería para su mantenimiento y permiso para tener animales de su propiedad -en una cantidad muy limitada- y con eso conseguían la prestación de servicios y trabajo gratuito. Es decir, conseguían el cuidado de un lote en una estancia o isla , dándole un tipo de remuneración, 4 o 5 vacas y otro tanto de caballos, que les permitía una vez al año vender algún animal y cumplir con sus necesidades básicas de subsistencia; se acordaba una cantidad de mercadería y cosas para producir en huertas para su medio de vida, su alimentación; generalmente son esas producciones que no son de cultivo intensivo sino maíz, batata, mandioca en una parcela chica de tierra para producir para el consumo familiar. El sistema predominante era la “aparcería”. Un propietario de tierras de 50 a 100 hectáreas podía tener ahí una familia para producir tabaco para la comercialización y un poco de maíz para el consumo, que también se repartían al 50%; una producción mínima. El tabaco es un cultivo intensivo, en poco espacio se planta una determinada cantidad y se consigue una buena producción. Te daban una cantidad de tierra para plantar tabaco, que dependía de la familia si era una familia numerosa 7 hectáreas eran suficientes; para quien tenía 2 o 3 hijos con 3-4 ha alcanzaba. Se plantaba, se producía y cuando llegaba la época de vender lo producido, el productor vendía, traía la factura, y de eso... la gran mayoría entregaba un 40% de la plata al patrón. Otros, que eran como privilegiados, entregaban el 33% para el patrón; la tercera parte de lo producido. Los productores aparceros recibían del dueño del terreno los materiales necesarios para la producción: vivienda y el galpón necesario 62


para producir, los materiales en general eran maderas, que los aparceros sacaban del mismo campo, para hacer los horcones. Las construcciones eran techos de dos aguas, los pequeños propietarios tenían casas de adobe o de material, con chapas, pero las casas del sistema de aparcería tenían techo de paja. Había que construir los galpones para proteger la cosecha. Cuando había saturación de agua, por las lluvias, las plantas no resistían, las hojas se caían, a eso llamábamos "aponchar". Entonces se veía a los dos o tres días después de la gran lluvia o inundación que la plantación quedaba cubierta de agua, la planta se moría. Se veía las plantaciones de cantidades de hectáreas de tabaco con las hojas caídas. Se habían aponchado y sus hojas quedaban de menor calidad. Porque el tabaco tiene una especie de goma que cubre la hoja y que con la lluvia se lava, pierde esa goma, que es la que contiene la nicotina. La hoja se secaba con un color blanquecino y se notaba que era de menor calidad, porque el tabaco de buena calidad tiene un color amarronado, buena textura, sigue teniendo eso pegajoso, y con el tacto se siente que tiene consistencia. El tabaco aponchado, al lavarse esa goma, queda sin esa consistencia y con menos nicotina. Se vendía como de calidad inferior... Seguramente lo compraban para mezclar con el de mejor calidad. Lo aprovechaban porque no era que tenía un gusto feo, y lo compraban siempre como de cuarta o quinta clase. Era una circunstancia desgraciada para el productor, si llovía copioso justo en la época de recoger el tabaco. En diciembre se juntaban las primeras hojas, eran de menor calidad y se vendían como de quinta cuando había cinco clases y como de tercera cuando se establecieron las tres clases. A partir de enero se juntaban hojas de primera calidad que después dependían del secado, si se secaban bien mantenían la calidad y si se secaban mal, también perdían calidad y compraban esas hojas como de calidad inferior. Eso se extendía prácticamente hasta marzo, todos los meses de verano eran de recolección intensiva. Una vez que el tabaco está en proceso de secado, la hoja se pone muy quebradiza y no se puede mojar, así que lo que teníamos que hacer los productores era ponerlas en los tendaleros, o secaderos al aire libre, a pleno sol y cuando había peligro de lluvia, cuando veíamos que se 63


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venía la tormenta, había que salir corriendo a entrar todo a un galpón. Todo amontonado y por ahí es donde se deterioraban las hojas porque eran quebradizas. Había que manejarlas con mucho cuidado. Eso era a grandes rasgos el sistema de producción de la aparcería y de los pequeños propietarios que, por la limitación de tierras o herramientas, producía hasta donde podía... Cuanto más se plantaba, más posibilidades había de obtener más recursos para vivir un poco mejor. Podemos decir que las Ligas nacieron de estos productores, los pequeños propietarios y en mayor medida los aparceros. Fue una organización inclusiva, la única condición para formar parte era que seas productor agrario, tabacalero fundamentalmente, porque los mayores reclamos se relacionaban con el tabaco. Pero era una organización gremial abierta al campesinado y a todas las inquietudes. Yo creo que mayoritariamente el productor tabacalero hasta ese momento, alrededor de los 70, políticamente era autonomista-liberal, de los partidos conservadores. Digo esto con conocimiento de causa, como soy criado en el campo, sé los distintos comités que había y eran mayoritariamente de esa opinión: liberales o autonomistas. La verdad que mi familia siempre fue peronista, mi padre fue empleado de la municipalidad de Goya, lo echaron cuando lo derrocaron a Perón y prohibieron el peronismo, así que tuvimos que ir a parar al campo porque ahí teníamos familiares. Pero los que siempre estuvieron en el campo, mayoritariamente eran de esa opinión, pero no había problemas, no había discriminación por el tema de opinión política. Las Ligas eran fundamentalmente, una organización gremial, muchos venían del Movimiento Rural y la mayor coincidencia entre sus integrantes era haber tomado conciencia de la situación general. Después se fue introduciendo más el tema político e ideológico, o las inquietudes políticas para transformar la sociedad, en este caso para transformar la situación de los productores tabacaleros. Cualquier organización popular que tuviera una política o tendencia hacia los intereses populares, participaba. Como decía, siempre estuve identificado con el peronismo, antes incluso de integrarme al Movimiento Rural, donde fui creciendo y entendiendo más de la política y de la cuestión social. Entonces, 64


cuando surgen las Ligas, me sumo con el bagaje de mis ideas políticas, experiencia organizativa, de participación y con sentido de pertenencia. Obviamente que cuando aparecen las corrientes políticas que en esos momentos estaban trabajando para una transformación social y política del sector, yo participo con los sectores de tendencia peronista; no del peronismo conservador al que no le interesaba nada la transformación de la situación del tabacalero, sino del peronismo progresista, en este caso las Juventudes Peronistas Regionales, que planteaban en ese momento que el peronismo tenía que ser el protagonista de esa transformación social que se planteaba en todo el país, para mejorar la situación del pueblo en general. Organizados en Ligas, los productores tabacaleros bregábamos por políticas que pudieran hacer las trasformaciones necesarias para que el productor salga de esa situación, de ese sistema feudal, porque eso de la aparcería era un sistema parecido a los siervos en la Europa medieval. Y una de las cosas para terminar o para que este sistema vaya desapareciendo, era tratar de efectivizar la consigna "La tierra para quien la trabaja", es decir, el productor. Por lo tanto nosotros nos sentíamos identificados con esa postura porque para la gran mayoría y para ir avanzando en cosas más de fondo, además de ir resolviendo los temas de urgencia de lo que era el medio de vida en ese momento, estaba la transformación de la tenencia de la tierra. Desgraciadamente no hubo tiempo suficiente porque las reivindicaciones, las luchas por las buenas condiciones de comercialización eran permanentes. Un año conseguíamos mejores condiciones, y al año siguiente teníamos que recorrer desde el principio otra vez, los mismos pasos para mantener esas condiciones, y otros pasos para recuperar lo que nos querían quitar. En enero de 1972, a partir de la creación de Ligas Agrarias en otras provincias, de la propia experiencia de lucha y de la conciencia desarrollada por los propios campesinos, surgen las Ligas Agrarias Correntinas. En una asamblea convocada por el Movimiento Rural se forma una Comisión Central Organizadora, se plantea la profundización de los reclamos de mejoras comerciales y se cuestiona el sistema de la tenencia de la tierra. Ya se habla de Reforma Agraria. Uno de los activistas fuertes del Movimiento era un técnico agrario, Víctor Fernández, en esa oportunidad fue elegido como Secretario General de 65


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las Ligas. Pero los que trabajaron en forma permanente, desde el Movimiento Rural, para el surgimiento de las Ligas fueron; Rosita Rojas, hija de agricultores; Carlos Carballo, un ingeniero agrónomo de Buenos Aires y Juan Carlos Urbani que venía de la Ligas Agrarias Santafesinas, y que después se casa con Rosita. Ellos junto con el padre Jorge Torres, conformaron el equipo que promovió y acompañó el surgimiento y la consolidación de las Ligas. Todos fueron muy importantes, pero Rosita con sus inquietudes, activismo y entusiasmo era el alma de ese equipo, siempre estaba en todos lados. El año 1973 fue un período de mucha efervescencia a todo nivel y en todos los campos. Mientras en el país el llamado a elecciones democráticas desataba una actividad impresionante de todos los jóvenes, en los partidos políticos, en los diferentes gremios, nosotros continuábamos con nuestra lucha. En el medio de este fragor, desde antes de la fecha de inicio de la compra de tabaco, que en general comenzaba en los primeros días de marzo, se hizo la huelga de los tabacaleros, que consistía en la no entrega de la producción tabacalera. Se realizaron piquetes de difusión, cortes de ruta y otras medidas, para dar a conocer a la opinión pública nuestros reclamos que iban desde las condiciones de comercialización hasta la tenencia de la tierra. Tuvimos el acompañamiento de muchos sectores de la comunidad, la Iglesia en primer lugar, comerciantes, sindicatos, estudiantes. Fue impresionante la colecta de alimentos, en las escuelas rurales y en las rutas se hicieron ollas populares para ayudar a los huelguistas, porque al no entregar el tabaco no se podía comprar alimentos, y había familias enteras en huelga. Me acuerdo de una compañera que siempre la veía con muchas inquietudes por la situación de la gente, de la población, de los lugares donde estuvo; Rosario Obregón37era maestra, una de las maestras más inquietas, siempre estaba pendiente de las necesidades de la gente. Su padre era peronista, ella también y cuando la huelga su escuela fue una de las que más colaboró. Mientras se hacía esa huelga de no entregar la producción, el 11 de marzo, un grupo de compañeros campesinos, decide reforzar los 37

Docente. Declarada prescindible el 29/12/78, en el cargo de Vice Directora de la Esc. N° 111, de Goya.

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reclamos con una huelga de hambre, la Iglesia cede el atrio de la Catedral de Goya. El hecho de estar instalados en el corazón de la ciudad, hizo posible que toda la comunidad goyana conociera nuestra situación, se acercaron mucho los jóvenes. Fue muy fuerte la colaboración de las chicas y muchachos de la Juventud Peronista, que siempre estuvieron al pie. Me acuerdo de los trabajadores de la radio que también estaban en su lucha, cuando se hizo la toma de la emisora los apoyamos como Ligas. El gremio docente también nos dio todo su apoyo tanto en las colectas, como en la propaganda y difusión de nuestros problemas. Se desarrollaron las elecciones nacionales con el triunfo de la fórmula peronista Cámpora-Solano Lima. En Corrientes, Julio Romero, por el FREJULI, con el apoyo de las organizaciones populares, partidos políticos, JP, ciudadanía en general, gana las elecciones y asume el 25 de mayo, terminando con muchos años de gobierno del pacto autonomistaliberal. A través de nuestras acciones, conseguimos que el flamante gobernador se comprometiera a iniciar gestiones ante las grandes firmas tabacaleras para que atiendan nuestros reclamos y así mejorar la situación de los productores. Conseguimos ese compromiso, se levantó la huelga de hambre y después se consiguieron muchas mejoras. En esa lucha el reclamo que se hacía era que el tabaco se clasificara en tres clases solamente. No recuerdo bien cómo se resolvió, creo que todo lo que fuera de buena calidad se pagaría como primera y segunda y lo demás iría como tercera, en remplazo de la cuarta y la quinta clase. Era un acuerdo del momento, para esa cosecha, si te descuidabas volvían a las cinco clases. De hecho, al año siguiente la lucha fue otra vez para mantener esa clasificación de tres clases, porque las empresas intentaban mantener las cinco, como antes de la huelga. A comienzo de 1973, antes de iniciar la Huelga Tabacalera, Víctor Fernández se deja tentar por Julio Romero, candidato a gobernador por el FREJULI, y comienza a hacer una campaña para conseguir que las Ligas apoyen y dependan de Romero. Los compañeros se dan cuenta y lo sacan de la Comisión, e inmediatamente se hacen reuniones para ver cómo se podían organizar para que las Ligas no sean afectadas o paralizadas por estos problemas; se designa 67


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provisoriamente a Sergio Tomasella en la Secretaría General y se forman conducciones zonales de las Ligas. Estas conducciones zonales fueron muy importantes en la difusión y organización de las Ligas, sobre todo en los momentos más fuertes de la lucha y los momentos más críticos, como ser la huelga tabacalera, la movilización del 25 de agosto de 1975 y después las ollas populares y movilizaciones zonales. Son nombrados secretarios generales zonales (o coordinadores) compañeros que eran referentes conocidos por su trayectoria y trabajo en las Ligas: Guzmán Ocampo en la zona norte (Departamento Lavalle), Sergio Tomasella en la zona centro (zona de Perugorria), yo en la zona sur (Departamento Goya) y otros compañeros en las zonas más alejadas (Departamentos Esquina, Bella Vista, San Roque, zona de San Miguel, Santa Rosa) Con esos grupos regionales se mantuvo la estructura, la actividad, el reclamo, el dinamismo de las Ligas, es decir que la organización no se resintió con la ida de Fernández, al contrario reforzó sus convicciones de lucha. Era el momento de los jóvenes idealistas que dejábamos todo por llevar adelante lo que queríamos, fortaleciendo las organizaciones, que en nuestro caso eran las Ligas Agrarias. Así, con la complicidad de Víctor Fernández, cuando asume el gobierno Julio Romero, arma el Movimiento Agrario Correntino (MAC), que era pura y exclusivamente para obstaculizar o hacer sombra a las actividades de las Ligas, cosa que no fue posible porque si había algún otro sector u organización que podía representar a los productores era la Asociación de Plantadores de Tabaco que venía desde 1966. Para las Ligas, la tierra en cantidad y calidad era una reivindicación fundamental. En esa época, una familia numerosa para poder desarrollar una producción más variada (el tabaco era intensivo, pero para no hacer monocultivo, porque después la comercialización dependía totalmente de las empresas tabacaleras) tenía que diversificar, era más redituable económicamente; era necesario tener algunas vaquitas, caballos y bueyes, como condición necesaria para desarrollar sin inconvenientes las actividades productivas (el tema incluso de la alimentación de la gente, tener vaca no era solamente tener ganado para vender sino para tener leche, que le ayudaba a mantener y reforzar la alimentación familiar, y a la vez también que sea una producción diversificada)... Para eso se necesitaba más de 50 ha. Yo te diría que el 68


punto ideal era de 100 ha. Pero la mayoría de los productores que estaban con 5 ha, vivían miserablemente; los de 10, un poco mejor y algunos de 20-30, se podían desenvolver bastante mejor. En la Tercera Sección, como ser Sauce de Luna o Álamos, ahí había productores de esas características, de 20 o 30 ha. A fines 1973 se realiza el I° Congreso Provincial, en el que fui elegido Secretario General de las Ligas Agrarias Correntinas. Tenía 24 años. Continúa el desarrollo de las Ligas y se van sumando compañeros de otras provincias entre ellos Jaime Martínez, de la Juventud Peronista entrerriana, que se incorpora como Asesor Legal. Era abogado y asumía la defensa de los productores cuando se daba una situación conflictiva o si se judicializaba alguna situación. Y no solamente eso, también era ir a discutir temas de situación de injusticia en el campo, a nivel de trámites extrajudiciales. Muchas cosas se resolvían rápido cuando los dueños de la tierra (los sectores oligárquicos), sabían que el campesino contaba con una protección legal, con un profesional que sabía qué derechos legales les correspondían a esos productores y estaba dispuesto a defenderlos. Jaime también participaba en las reuniones con la gobernación. Pasada esa primera etapa de reclamo y de lucha, cuando se calmaron un poco las cosas, y había que conversar a futuro fuimos a ver a Julio Romero. Claro, él tenía a su señora Emma Tacta, a la que puso de Ministra de Acción Social, el hijo que era Humberto, como senador provincial, el otro como secretario privado... entonces la crítica que le hacían es que puso a toda la familia en el gobierno. Cuando nos presentamos: fulano, mengano... digo: –Romero, Pedro Pablo. Me mira y dice: – ¿Cómo es su apellido? –Romero –le digo. – ¡Ah! –dice– le pido al resto si pueden cambiar al Secretario General, porque cuando se enteren que el Secretario General de las Ligas Agrarias es Romero, van a decir que yo puse un familiar ahí. Tenía esas salidas, te tiraba una chicana, una indirecta... Era su habilidad en la conversación porque después hacía todo según sus intereses. Era un tipo muy conversador; todos sabíamos que era un gran propietario de tierras, que había comenzado sin nada y que a través de sus mañas y habilidades consiguió todo lo que tenía. En esa oportunidad dijo: -Porque la Argentina tiene una gran movilidad social... fíjense en el caso mío que empecé siendo un productor sin 69


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tierra, que cosechaba algodón, después me hice productor chico y así fui creciendo y ahora tengo... –y se paró. Después siguió: —Ahora, ni sé lo que tengo – Parecía que iba a decirnos más o menos lo que tenía... nadie sabía bien cuanto tenia porque tenía testaferros y otras sociedades..., se paró ahí de golpe, era rápido para salir del paso. De hecho, a los pocos meses de asumir, el compromiso del gobierno de Romero con nuestras reivindicaciones deja de existir. El año 1974, lo iniciamos con bastante expectativa de que iba a ser un año mejor, que se mantendría lo que se había conseguido el año anterior y que se podrían profundizar las mejoras, avanzando en la lucha por la tenencia de la tierra. En consonancia con ese razonamiento nos preparamos para sostener lo que habíamos conseguido. Pero comenzamos con muchas dificultades, sin estar preparados para afrontar la ofensiva del gobierno provincial que desarrolló una campaña hasta el punto de acusar a la Ligas de subversivas. A pesar de todo, en marzo realizamos una huelga de 2 días, en mayo el segundo Congreso Provincial y en Agosto una movilización que aunque fue prohibida, pudo concretarse con actos zonales en los lugares hasta donde llegaron los compañeros. Todo esto se pudo hacer por la decisión e impulso del campesinado, que se sentía avasallado en sus derechos recientemente conquistados. En septiembre se realiza el Primero y único Congreso Nacional de Ligas Agrarias en Villa María, Córdoba. Los principales reclamos de la lucha de todo ese año estuvieron centrados en la tenencia de la tierra. En noviembre de ese mismo año, el gobierno de Isabel Perón decreta el Estado de Sitio y se produce la persecución de los dirigentes de las Ligas. La primera detención es la de Sergio Tomasella. Se desata la represión sobre los que tenían conciencia de que era una lucha de intereses de clases sociales, que era más profunda que la simple mejoría económica, que estaba más allá de las reivindicaciones del momento, era la lucha de todo un sector contra determinados sectores oligárquicos, dueños de la tierra, ya enquistados en el gobierno de Julio Romero y el gobierno nacional. Nosotros, desde que Sergio cayó preso exigíamos su libertad como Ligas Agrarias,... porque era un sentir de las Ligas defender a todos los compañeros. Me acuerdo de la última gran movilización que hicimos, el 25 de agosto del 1975, en la preparación 70


charlamos con gente de todas las zonas y el reclamo de la libertad de Sergio fue asumido por el conjunto como una exigencia de las Ligas. Cuando se prepara esta movilización que fue una continuidad de la lucha previa, convocamos en los primeros días de julio del 75, a una primera Multisectorial. En esa Multisectorial participan CGT, 62 Organizaciones, Centro Comercial e Industrial de Goya, Ligas Agrarias, Asociación de Plantadores de Tabaco, el MAC y la Iglesia. Eran siete organizaciones representativas de los distintos sectores de la comunidad. Hacemos una primera convocatoria para plantear la situación general de los productores para pedir soluciones entre todos... La primera reunión terminamos bien. Todos de acuerdo con los objetivos de la convocatoria. En la segunda reunión, hacemos la lista de reclamos, cómo se va a plantear la cuestión... Nosotros como Ligas, nos fuimos de la reunión, justamente por este tema, porque incluíamos el reclamo prioritario de la libertad del compañero Sergio Tomasella. La CGT, tenía sus dudas; las 62 Organizaciones no se manifestaban claramente, más de acuerdo en no incluir... al Centro medio que le era indiferente, más bien estaba de acuerdo en no incluirlo... El MAC y la Asociación Plantadores de Tabaco frontalmente fogueaban para que no se aceptara y nosotros que pusimos como condición que se planteaban todas las reivindicaciones o nosotros no participábamos. Se discutió, nos pidieron que nos quedemos, pero nosotros nos fuimos. La Iglesia, que en su representación estaba el cura Romero, nos decía que no nos vayamos… que tengamos en cuenta la importancia de la convocatoria, que conversemos… Nosotros nos fuimos igual, enojados... Cuando se nos pasó la calentura del rechazo, dijimos: –Parece que metimos la pata, veamos tranquilamente, consultemos con la almohada. Al otro día nos encontramos con Jaime para ver cómo seguíamos, les habíamos dicho que eran unos indecisos o algo parecido, estábamos realmente calientes y se nos fueron las cosas de las manos, totalmente. Entonces, ¿qué hicimos?: ¡Volvimos! Volvimos diciendo que... bueno... que sí…, que para nosotros lo de Sergio era una reivindicación fundamental…, que entendíamos que a otros sectores no les interesara... pero que nosotros íbamos a mantener en nuestra lucha esa reivindicación, que íbamos a seguir planteándola como Ligas. La Asociación Correntina de Plantadores de Tabaco no tenía grandes 71


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diferencias con nosotros, le interesaba la reivindicación del precio del tabaco, pero tenía ciertos celos por el crecimiento nuestro, el espacio que íbamos ocupando no le agradaba mucho. Los del MAC eran directamente una oposición a lo que planteábamos, siempre quisieron borrarnos, se oponían a nuestra vuelta. Pero los otros, tanto CGT como 62 Organizaciones y la Cámara de Comercio e Industria de Goya querían que volviéramos, porque los otros gremios campesinos representaban poco para una buena movilización. La Iglesia que no estuvo de acuerdo con que nos retiremos, bregó por la vuelta nuestra... ellos estaban de acuerdo en reclamar también por la libertad de Sergio pero aceptaban la decisión de la mayoría e hizo lo posible para que volviéramos. Finalmente todos aceptaron y volvimos. Por supuesto que nosotros volvimos perdedores, no podíamos plantear nada nuevo de lo que ya estaba planteado, no podíamos pensar que íbamos a bajar línea ni nada... Nosotros quedamos como último orejón del tarro, último en la cola... Pero se dio una circunstancia favorable en esa misma reunión. Quiero señalar que el comercio de la zona nos apoyó siempre, ya lo había hecho en las huelgas del 73, y lo hacía ahora también. Ellos tenían claro que sus negocios dependían de la producción de tabaco, eran conscientes de eso y no fue un apoyo de puro interés, fue un reconocimiento a un sector que ayudaba al desarrollo del comercio y de la ciudad de Goya en general. No fueron la Madre Teresa, pero fueron consecuentes con toda una vida de interrelación entre la ciudad y el campo. Los de la Cámara de Comercio e Industria eran conscientes de todo esto, así que aunque la industria tabacalera seguramente ponía su cuota de afiliado a esa organización, cuando hubo que reclamar en contra de esa industria, la Cámara de Comercio estuvo firme, nos apoyaron con todo. Es más, cuando volvimos a la Multisectorial, se sintieron contentos, teníamos buena relación con ellos. Bueno, decía que en esa reunión cuando aceptan nuestro regreso, nosotros estábamos medio apagados, medio de costado... hasta que finalmente ¡terminan encargándonos la redacción del comunicado! Ahí redoblamos los esfuerzos, por supuesto aceptando la opinión de las mayorías... no discutimos nada. Obviamente que en el campo, los que trabajábamos para la movilización éramos nosotros. El MAC no creo 72


que haya trabajado y la Asociación de Plantadores de Tabaco tenía poca incidencia..., tenía su gente, pero los que realmente movilizábamos todo éramos las Ligas. Hacen la lista de oradores, con los representantes de cada una de esas organizaciones, para el acto del 25 de agosto. Creo que el primero que tenía que hablar eran los de la Cámara de Comercio, segundo lugar las 62 y luego nos ponían a nosotros. Nosotros queríamos el último lugar, porque cierra el acto y podés plantear todas las reivindicaciones, podés decir todo lo que no dijeron los otros… Pero bueno, en tercer lugar nos meten a nosotros, cuarto la CGT, quinto el MAC, sexto la Iglesia y último la Asociación de Plantadores de Tabaco. Nosotros aceptamos. Veníamos de la retirada... pero sabíamos que aportábamos la gente y en el lugar que nos tocara íbamos a decir todo lo que teníamos que decir, porque eso acordamos, íbamos a levantar todas nuestras reivindicaciones... y aparte los carteles, la gente, todo lo teníamos nosotros así que en el acto aunque se diera en la forma en que habían planteado, íbamos a marcar nuestra presencia e iba a quedar claro quién era quién. Pero se da lo siguiente. Estábamos en el Sindicato de Empleados del Tabaco, con sede en calle Belgrano. El Secretario General de este sindicato a nivel nacional, Digón, estaba muy cerca de nosotros, era un tipo progresista. Y nosotros teníamos buena relación con quien era el Secretario General de Goya, el compañero Pérez, muy simpático y buenísimo, donde podía nos ayudaba, era simpatizante del peronismo más progresista, en ese caso consecuente con su conducción nacional. Eran muy buenos compañeros, era un sindicato chico pero muy activo. Estábamos reunidos ahí el 24 de agosto, para ultimar detalles de la concentración, y viene la policía y nos avisa que hay un radiograma del gobernador de la provincia que prohíbe el acto de los productores, que está prohibido por la ley tal... un decreto, definitivamente, un invento por el cual no se podía hacer el acto. Y se borran todos... CGT, 62 Organizaciones, MAC (porque era gente de Julio Romero), Plantadores de Tabaco también, algunos por prudencia, CGT, 62, Comercio... que sabían lo que pasaba en el país y tenían miedo. La A.A.A. 38 estaba matando a quien se cruzaba en el camino, la represión ya era abierta... 38

Organización parapolicial durante el Gobierno de Isabel Perón.

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La Asociación de Plantadores de Tabaco era gente buena, pero había conservadores y tenían miedo de lo que pudiera ocurrir. La representación de la Iglesia decía "hay que ver qué se puede hacer" porque la gente estaba convocada y venía de distintos lugares, ya estaban marchando, todo muy bien organizado. Desde el momento en el que recibimos el radiograma, serían las seis de la tarde, nos pasamos discutiendo qué hacer, que sí, que no; se tiraron propuestas como desde suspender el acto central hasta hacer pequeños actos dispersos… Nosotros queríamos hacerlo, ya estaba organizado todo el campesinado. Llegamos a las 12 de la noche sin acuerdo. Nos pasó lo que nos pasó con el tema de Sergio... todos en contra salvo la Iglesia y nosotros. Aquella vez dijimos... –No podemos dejarnos dominar por el miedo, o algo por el estilo, esta vez hicimos una propuesta y dijimos: –Que nos ayude a resolver este tema alguien que tiene un gran conocimiento de la situación, que nos puede aconsejar qué es lo que podemos hacer... nos estamos refiriendo a Mons. Devoto. Si Mons. Devoto dice que es prudente no hacerlo, entonces no lo hacemos. Al día siguiente, 25 de agosto, día de la movilización, a eso de las 6 de la mañana, sabíamos que el obispo se levantaba muy temprano, fuimos todos al Obispado. Cuando nos vio Mons. Devoto, supongo que ya sabría algo porque el cura Romero le habrá avisado... Habrá tenido tiempo de meditar toda la noche. De todos modos, cuando llegamos nos dice: – ¿Y cómo va la cosa? Y ahí de entrada nomás le digo: –Mire padre, acá no nos podemos poner de acuerdo porque existe tal prohibición, nosotros sabemos que los compañeros están en camino, desde ayer a la tarde vienen marchando, toda la noche y están ya ahora, llegando a las puertas de Goya, algunos dicen que a partir de la prohibición no hagamos nada... nosotros decimos que hay que hacer la movilización... – ¿Cómo? ¿Que no van a hacer nada? ¡Con la gente en las puertas de Goya! Una decepción más, ¿cuándo va a terminar esto? Obviamente, que aquella gente que tiene otros intereses los decepcione... pero aquellos en quienes han confiado... que les digan ahora "váyanse tranquilamente a sus casas, no vamos a hacer nada...". Yo creo que debe ser lo más decepcionante para un ser humano. 74


Silencio total. No pudieron decir nada, nada. –Entonces Padre, ¿Ud. está de acuerdo con que lleguemos hasta Goya? –dije. –Y hay que tratar, yo no digo que se enfrenten, que haya violencia, nada por el estilo pero que traten de llegar para juntar a la gente y decirles qué es lo que piensan, que es lo que están reclamando Así que yo estoy con que se haga —respondió. Yo no escuché más nada. Chau, hasta luego, vamos muchacho para allá... Los compañeros de las Ligas estaban esperando para llevar las últimas directivas. Eran las seis y media de la mañana, la gente estaba a 5-10 km. de Goya cuando recibieron las directivas avanzaron en forma incontenible. La concentración se hizo al lado de la iglesia de San José, en el espacio de la Estación de Servicios, ahí armamos el palco. Porque el acto central iba a ser en la Plaza Mitre, pero no nos dejaron llegar a la plaza. Primero nos quisieron parar en la ruta, los que venían de la zona de Santa Lucía y Lavalle tomaron una ruta alternativa y llegaron juntos con las primeras columnas. Después bloquearon la entrada al centro de Goya, ya no podíamos llegar a la plaza y como teníamos ese lugar... lo hicimos ahí. Se hizo un palco improvisado. Los compañeros de las Ligas tuvieron que hacerse cargo y organizar todo el acto. Cuando anuncian "el primer orador va a ser el compañero de Movimiento Agrario Correntino"... una gran puteada del público, impresionante los gritos de repudio y la silbatina. Ellos decían – No, no… nosotros no vamos a hablar. Y no hablaron, se borraron. El Centro de Comercio pasó a ser primer orador. La gente escuchó respetuosa. Después las 62…, la CGT..., la Asociación de Plantadores de Tabaco…, Monseñor Devoto. Después me tocó hablar a mí, por supuesto planteamos todas las reivindicaciones, fue un acto único en Goya y alrededores, por masividad, por organización, por repercusión. Al día siguiente hicimos una reunión de evaluación. Los del MAC, no aparecieron más. Los de la CGT, los de las 62, el Centro de Comercio, estaban satisfechos con el acto. El representante de la Asociación de Plantadores de Tabaco quería hacer algunas críticas porque no se respetó la lista de oradores como se había acordado inicialmente, dije que a mí también me hubiera gustado... pero que los compañeros que tuvieron que asumir la organización del acto sobre la marcha, tuvieron que improvisar como podían. Entonces ese 75


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compañero aceptó, comprendió lo que había pasado,... no reclamó más. No daba la situación para ponerle ni una coma de crítica con todo lo que había pasado. Fue fundamental que se expresara Mons. Devoto. Para mí fue muy bueno, fue la movilización más grande que se hizo, participaron alrededor de diez mil personas. Lo que pasó y cómo se dio fue una cosa de mucha decisión de los compañeros. Yo no sé si les decíamos que no íbamos a hacer el acto si no hubieran llegado igual. Aunque sea nos iban a exigir un acto en cada uno de los lugares a donde llegaron. Si bien eran compañeros muy orgánicos, si hablábamos y tomábamos una decisión se respetaba mucho, había una gran confianza. Yo creo que la mayoría de los compañeros sabían que en cada decisión se estaba jugando el mantener las conquistas y que si no seguíamos las perdíamos todas. Sobre todo los cuadros medios de las Ligas estaban conscientes de eso y se comprometían con todo. Eran compañeros de una lealtad y compromiso democrático con la palabra, con la decisión. Yo no he encontrado en ningún otro lado compañeros como estos, que mantenían lealtad, firmeza, decisión y que te acompañen hasta lo último. Muchos buenos compañeros en otros lados sí... pero así masivamente como era el productor acá con las Ligas... no he encontrado en otros lugares. Eran extraordinarios... eran extraordinarios... Ese día la columna Sur avanzó con gran decisión, ahí estaban… Jaime, Yolanda39..., y otros compañeros que eran de fierro. La fuerza de represión tenía metralletas, que se las pusieron en las costillas a Jaime y otros compañeros para pararlos y los compañeros decían "Avancemos... avancemos...”. Todos venían de lejos así que venían en camionetas o en algún medio de transporte, había varios tractores que cuando hubo que avanzar tuvieron que salirse del camino, ponerse al frente y encarar. Y los dejaron pasar..., contaban los últimos compañeros que pasaron, que cuando vieron que ya no los podían contener más, les decían: "Pasen, pasen". Y una vez que entró la columna Sur, ya dejaron pasar la del Este, la del Centro y los otros que se vinieron esquivando el camino... Todo el mundo estaba contento. Éramos algo inconscientes de la situación general del país... También nos faltaba buena información, 39

Yolanda González, integrante de LAC. Esposa de Pedro Pablo Romero.

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pero sabíamos que si parábamos iban a pasar por encima de todas nuestras conquistas... acá en Goya, la Multisectorial, salvo el MAC que se borró, seguimos reuniéndonos, pero ya la represión se vino con todo, pusieron al ejército en los controles de rutas, allanamientos y represión. Hicimos algunas ollas populares sobre las rutas y movilizaciones zonales, los compañeros respondieron masivamente, pero ya éramos muy perseguidos. A los dirigentes más conocidos de las Ligas nos empezaron a detener bastante seguido, para maltratarnos (amenazas y golpizas), con toda clase de intimidaciones y abusos, como el caso de Anita Olivo, conocida dirigente de la zona de Perugorria (Departamento de Mercedes), quien fue liberada después de toda clase de vejámenes Es evidente que antes del golpe de estado no avanzaron más en los secuestros y asesinatos, por la férrea defensa de los militantes sociales que asumió Monseñor Devoto, así como los reclamos por las detenciones arbitrarias, los maltratos y torturas, y la denuncia de los aberrantes abusos y violentos procedimientos contra familias indefensas. Es obvio que después del golpe militar se sintieron, aquí también, con la impunidad suficiente para cometer asesinatos, secuestros y desapariciones. Se vino pesada la mano. A mí me detienen dos veces a fines del 75. En la segunda detención (diciembre del 75) me dan una tremenda golpiza. Después en febrero del 76 (en una gran razzia en todo el departamento de Goya y Lavalle) nos vuelven a detener a tres compañeros, nos llevan de Goya a Corrientes y nos tienen una semana en una dependencia policial, cerca de la Jefatura, nos tuvieron incomunicados una semana, prepeando, pisoteando, amenazando... pero nada que ver con lo que fue después. Cuando salimos fuimos a ver en Corrientes, a un compañero que había trabajado en el Movimiento Rural, que casi se muere cuando nos vio... no sabía qué hacer. Después nosotros comentábamos el susto que tenía. Es evidente que él sabía cómo venía la mano... estaba bien informado y analizaba mejor que nosotros la situación que se estaba viviendo. Para nosotros era una circunstancia que se daba; nos seguirán, nos asustarán... más o menos es lo que asumíamos o creíamos... Dicho sea de paso la represión estaba haciendo cosas que nunca se hicieron antes... algunos sabían más y estaban asustados o prevenidos del tema...y otros que estábamos en la 77


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movilización... en la actividad...como ya habíamos sufrido persecución... sustos... esas cosas no nos paraban, porque no teníamos en cuenta lo terrible que estaba pasando en otro lado. Nosotros o no estábamos bien informados o no lo teníamos en cuenta. Seguíamos con el impulso que nos daba la convicción de la justicia de nuestro reclamo, y tratando de ser consecuentes con nuestro compromiso. Después fue el golpe militar. El 24 de marzo me fueron a buscar a mi casa, en San Pedro, muy cerca de Goya, hicieron un tremendo operativo, varios patrulleros, autos sin identificación y dos camiones del ejército; parecía la guerra total. Mi casa la revisaron entera con parte del campito incluido, dejaron un tremendo desorden. Me llevan detenido en uno de los autos, a la vista de todo el mundo. Cuando vuelven a Goya, van a allanar la casa de mis padres conmigo en el auto, para que presencie lo que hacían y me vieran mis padres. El mensaje era claro para todo el mundo: “¡Ahora cambiaron las cosas, hacemos lo que se nos antoja y tenemos todo el poder!” Me llevan a la Jefatura de policía de Goya (actual Comisaría 40 1ª ), me revientan a golpes, me dejan maltrecho y el 24 a la media noche me largan, no habían registrado mi ingreso, pero igual me hacen firmar la salida; nunca entendí la razón de firmar la salida, si no estaba registrado mi ingreso, me dio la impresión de que querían dejar bien comprobado de que ellos me habían largado. Antes de largarme me recomiendan que vaya derecho a mi casa y por las calles más iluminadas. Era todo tan raro lo que estaba pasando que recorrí algunas cuadras como me dijeron, después esquive las calles iluminadas y los pocos autos que circulaban (no había un alma caminando por las calles), llegué a la casa de mis padres, por las dudas me escapé por los fondos, llegué hasta las vías del tren, y caminando por las vías, ya bastante pasada la medianoche, llegué a Colonia Carolina, a la casa de unos compañeros, también tenía parientes allí, así que entre todos y tomando todas las precauciones posibles, se pusieron en comunicación con Yolanda; ella ve como me dejaron, la situación en que me encontraba y consigue que me atienda el Dr. Rosenbaum41 en la casa de un compañero campesino, cerca de Goya. Eran tan graves las lesiones y la situación en la que me 40 41

Ex CCD del circuito represivo de Goya. Hoy Sitio de Memoria señalizado el 17 de septiembre de 2015. José Rosembaum. Reconocido médico goyano, ya fallecido.

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dejaron, que pasé casi un mes en cama, en casa de distintos compañeros, trasladándome permanentemente y esquivando controles, posibles espionajes y seguimientos. Después de recuperarme de la golpiza del 24 de marzo, me quedé un tiempo más, pero en zonas bien alejadas de Goya, porque la situación se volvió muy peligrosa, no solo para mí sino también para los compañeros que me ocultaban. La idea era quedarme en la zona tabacalera, que era en la que yo sabía trabajar, y en lo posible mantener viva las Ligas. Eran tiempos muy difíciles y peligrosos para mí y los compañeros, que se arriesgaban hasta lo increíble Mi eterno reconocimiento y agradecimiento a todos los compañeros que me trasladaron y ocultaron. ¡A todos! Recuerdo entre ellos a Jorge Sartor, un colaborador de las Ligas y esposo de Elsa Sáenz, que se arriesgaba trasladando a Yolanda, para verme aún en los lugares de más difícil acceso. Y también a la familia Ocampo, de Batel (Departamento Lavalle), Isabel y Valeriano que fueron muy importantes en los primeros tiempos y el desarrollo del Movimiento Rural. Y Guzmán y Toto, esposo de Isabel, que fueron pilares fundamentales de las Ligas en su zona, junto con los demás compañeros; y que en la etapa más difícil de mi permanencia en la zona más alejada de Goya (entre principio de junio y agosto), a pesar de los tremendos riesgos, colaboraron en mi ocultamiento, gracias a ellos pude llegar después a Paraná. Aquello se volvió muy difícil, era campo arrasado, las persecuciones, los rumores y las intimidaciones hacían imposible cualquier intento de sostener Las Ligas. Yolanda quedó viviendo en San Pedro hasta fines de mayo, cuando me recupero de la golpiza que me dieron, consideramos que era muy peligroso que se quedara, porque seguían intimidándola y haciéndole un seguimiento cada vez más alevoso, decidimos que se vaya a Paraná, a la casa de sus padres, con los chicos. Desde allí insistía en que no se podía hacer nada, proponiendo retirarnos hasta que vuelvan mejores tiempos, los compañeros de la zona opinaban lo mismo, así que a principios de agosto de 1976 decidímos mi partida a Paraná. Allí los compañeros de las Ligas Entrerrianas me facilitaron la inserción en el sur de Entre Ríos, entre agricultores relacionados con las Ligas, en general compañeros peronistas muy solidarios y comprometidos. Sabían que venía 79


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perseguido desde Corrientes, me consiguen trabajo, tratando de mantenerme con poca exposición. El 20 de enero de 1977, en Larroque cerca de Gualeguaychú, tengo un accidente en el que con un alambre me perforo el cristalino del ojo izquierdo. Me llevan al hospital de Gualeguaychú, ahí me hacen una primera operación, que fue un fracaso total. Me traslado a Paraná el día 30 para tener una mejor atención oftalmológica. El 31 de enero me atiende un reconocido oculista, quien al hacerme una revisación llega a la conclusión de que era necesario hacer una nueva operación, para resolver los problemas que se me estaban generando; recomienda mientras tanto no tenía que hacer movimientos bruscos, ni ningún tipo de esfuerzo físico, porque eso podía afectar la convalecencia de la anterior operación. Cuando regresamos de la visita al médico, al llegar a la casa de mis suegros, somos detenidos, junto con Yolanda, por un “grupo de tareas” vestido de civil y con todo tipo de armamentos, somos llevado encapuchados a un centro clandestino, donde somos torturados salvajemente durante una semana, lo que provoca (por el brutal maltrato y la insalubridad del lugar) un agravamiento del problema del ojo izquierdo, con peligro de infección por falta de higiene. Ante la gravedad del problema de salud y mis continuos reclamos a todos los que se me acercaban (sin saber quiénes eran, porque estaba encapuchado) me trasladaron al II Batallón de Comunicaciones de Paraná, desde donde (por la gravedad y urgencia del caso) me llevan al Hospital Militar de Paraná, allí me operan el día 9 de febrero de 1977. Al día siguiente me sacan del Hospital y me trasladan nuevamente al II Batallón de Comunicaciones, desde donde nos trasladan el día 12 de febrero a Goya, nos alojan en un centro clandestino conocido actualmente como la “Casa de los Murciélagos42” a orillas del río, cerca del Puerto de Goya, allí nos someten a Yolanda y a mí a un periodo de tortura física consistente en picana eléctrica, golpizas interminables y sin ningún tipo de precaución (que nos dejaban totalmente destrozados) y asfixia por inmersión. Ahí se agudiza la infección del ojo operado, sin recibir atención médica adecuada, 42

Ex CCD. Hoy Sitio de Memoria, señalizado el 17 de diciembre de 2014

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agregado a la falta de una convalecencia apropiada a toda operación de ojo, fueron las principales causas de la pérdida de visión del ojo izquierdo y la perdida de toda posibilidad de recuperación posterior de dicha visión. Nos tienen secuestrado en dicho centro clandestino desde el 12 de febrero al 25 de marzo de 1977, fecha en la que nos trasladan a los calabozos de los cuarteles de Goya, para que nos recuperemos un poco, nos curemos de algunas heridas e infecciones, y tener limpieza e higiene, porque traíamos acumulado un mes y medio de mugre. El 28 de marzo nos trasladan a Resistencia (Chaco), donde nos alojan en la Unidad Penal Nº 1 (cárcel modelo, de la provincia), con este hecho legalizan nuestra situación de presos políticos, al reconocer que nos tenían detenidos en una cárcel. Desde nuestra detención (de Yolanda y el mío) el 31 de enero, al 28 de marzo de 1977, que nos trasladan a Resistencia, negaron sistemáticamente nuestra detención, tanto en Paraná como en Goya. Sin embargo a los pocos días de ser trasladados a Goya, mi madre se entera del lugar donde nos tenían y en la situación en la que nos encontrábamos. Fue a través de un policía que nos custodiaba, que sabía que éramos de las Ligas y cuál era la razón por la que nos perseguían. Mi madre nos contó después que fue dos veces a la “Casa de los Murciélagos” a pedir que la dejaran vernos, pero los que estaban a cargo del lugar negaron terminantemente que hubiese detenidos allí, y le aconsejaron que fuera a ver al jefe de la guarnición militar, que era el único que podía saber si había detenidos políticos en la zona, y donde podían estar. También cuando nos trasladaron a los calabozos de los cuarteles, fue al regimiento a pedir que le permitieran vernos, que ella sabía muy bien que estábamos detenidos allí. Obviamente negaron rotundamente que ellos nos tuvieran, le dijeron que ellos no tenían detenidos políticos. Nos trasladan a la Alcaidía (Unidad penal Nº 1) de Resistencia, Chaco, que era una cárcel de paso para los presos políticos; luego se supo que allí concentraron a los compañeros que masacraron en Margarita Belén, los tuvieron una noche, totalmente aislados del resto, los maltrataron y torturaron antes de llevarlos, los guardia cárceles más crueles participaron de este hecho. Allí y en todas las cárceles que estuve, en los años más duros de la dictadura cívico-militar, sufrimos en 81


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forma sistemática una política de destrucción del preso político. En la Alcaidía en algunas guardias nos sacaban de noche para hacernos una especie de interrogatorios, nos obligaban a hacer ejercicios violentos y cuando no podíamos más nos golpeaban, continuando con ese trato humillante para imponer miedo. Allí me comunican en mayo del 77, que nos pusieron a disposición del PEN, a Yolanda y a mí. Yolanda sufrió situaciones parecidas a las mías en la Alcaidía, en el sector de mujeres; con malos tratos, aprietes y presiones psicológicas. En septiembre de 1977 la llevan a la cárcel de Villa Devoto, en un gran traslado de compañeras que estaban presas en Misiones, Corrientes y Chaco. Allí mejoró un poco la situación de ellas, en general seguían adelante con los abusos y maltrato a las presas políticas, pero allí contaban con una buena contención de las compañeras con más experiencias, más comunicación con los familiares y mejor asistencia de los organismos de derechos humanos. Desde allí le dan la libertad vigilada, en mayo de 1979, trasladándola en un colectivo junto a un grupo numeroso de compañeras que estaban en la misma situación, haciendo escala en Rosario y Santa Fe; siendo dirigido este traslado por mujeres del servicio penitenciario. Antes de llegar a Rosario hacen un simulacro de atentado contra el colectivo; las desvían a un camino secundario, casi intransitable, allí en plena noche y en medio de un griterío infernal, producen una balacera, rompiendo los vidrios de la ventanilla. Las compañeras, con los ojos vendados, se tiraron al piso lleno de vidrios rotos. ¡Seguían con el maltrato y las intimidaciones, aun con las compañeras que ya tenían la libertad vigilada! Se continuó con esta política intimidatoria hacia Yolanda durante todo el tiempo que estuvo con libertad vigilada, con un patrullero que pasaba constantemente o se detenía algunas horas frente a la casa en la que estaba viviendo. Venían a altas horas de la noche a golpear la violentamente la puerta para citarla a que concurriera al siguiente día, por la tarde, a la comisaría para trámites intrascendente o rutinarios. ¡Es de imaginar, con el miedo que tenía, los sustos que pasaba! De todas las cárceles legales que conocí, la más terrible fue la Alcaidía de Resistencia, más que cárcel era un campo de concentración, allí el preso político dependía de los guardia cárceles y de los militares, que tenían las atribuciones de sacar presos para interrogarlos (con todo 82


lo que ello implicaba) o darles la libertad. Era una situación de mucha incertidumbre, si bien todos pensábamos que lo peor ya había pasado, no había ninguna seguridad. En esa cárcel pasábamos el día encerrados en una celda para ocho internos y solo salíamos para ir al baño o al comedor. En cuanto a la atención sanitaria, el único personal era un practicante de medicina, que en caso de gravedad derivaba al paciente a otras dependencias carcelarias. La atención a mi ojo operado fue de total abandono, ni siquiera contestaban a mis pedidos. Al ser trasladado a la Unidad Penal Nº 7 del Servicio Penitenciario Federal de Resistencia, en el mes de febrero del 78, recibo atención médica clínica, pero no del servicio de oftalmología. Esta situación era conocida por los Delegados de la Cruz Roja Internacional, con quienes me entrevisté una vez y les solicité atención oftalmológica. Ellos me midieron el grado de miopía del ojo derecho para recetarme anteojos pero no se ocuparon del ojo izquierdo, a pesar de mi insistente pedido. En las cárceles federales como es el caso de la Unidad Nº 7, nos daban una hora de recreo en el patio y un par de horas de puertas abiertas de las celdas, para andar dentro del pabellón. Teníamos régimen de visitas y se permitía la entrada de ropa y otros elementos que nos llevaban los familiares. Esa misma situación se mantuvo en la unidad penal Nº 9 de La Plata (provincia de Bs As), adonde fui trasladado en abril del 79. En el mes de julio soy trasladado nuevamente a Resistencia. En septiembre de ese mismo año, nos hacen Consejo de Guerra a catorce compañeros, siendo desconocidos entre nosotros. Nos aplican el artículo 210 bis de Asociación Ilícita, una farsa para legalizar nuestra condición de prisiones de la Dictadura Cívico Militar. En la primera sesión, el general Guañabens Perelló, jefe de la 7º Brigada de Infantería, hace una arenga al Consejo y les ordena darnos las penas máximas “porque no se necesitaban pruebas para condenar a los subversivos”. Me dictan una condena de 24 años y 11 meses de reclusión, modificada después a 24 años y 6 meses. Inmediatamente presento un Recurso de Apelación Nulidad y/o Infracción a la Ley; sin recibir respuesta (sobre este recurso hace mención la carta del Consejo Supremo de la FFAA a Monseñor Devoto, fechada el 7 de julio del 80; respondiéndole a un pedido sobre 83


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mi libertad, solicitada por Monseñor Devoto). Un año y medio más tarde, presento al Consejo Supremo un Recurso de Queja por Retardo y/o de Negación de Justicia. Este recurso fue contestado un mes más tarde, en el que se dice que es rechazado por no corresponder a ese tribunal expedirse sobre dicho recurso. Nunca se ajustaron a Derecho, formalidad aunque sea en apariencia, mucho menos a la legalidad. Nunca se me comunicó la fecha en que me fue levantado el PEN, la anulación del Consejo de Guerra, ni por qué fue el Juzgado Federal de Resistencia, Chaco el que ordenó mi libertad al penal de Villa Devoto el 3 de enero de 1984. Pasaron 4 años y 4 meses, desde el día que el Consejo de Guerra me dictó sentencia hasta el día que se me otorgó la libertad. Para cumplir la condena me devuelven a La Plata en octubre del 79, hasta enero del 83, fecha de mi traslado al penal de Villa Devoto. Recién en este último penal, después de 6 años, me prestan atención oftalmológica adecuada al problema que venía padeciendo desde 31 de enero de 1977, día en el que fui detenido. Me llevan al Hospital Santa Lucía y al Instituto Lagleize, para algunos estudios; siendo ya muy tarde para la recuperación del ojo izquierdo, solo quedaba la posibilidad de cuidar la visión del ojo sano. El régimen que teníamos en la cárcel de Villa Devoto era de celdas a puertas abiertas y el tiempo transcurría entre los trámites de tratamiento de mi ojo y largas charlas políticas con mis compañeros de pabellón. Podíamos compartir experiencia y debatir proyectos. Con esta situación, llegamos al mes de octubre del 83, sabiendo que las elecciones presidenciales serían el 30 de ese mes, siendo un momento importante para conseguir nuestra libertad. Me viene a la memoria un hecho muy importante para nosotros en ese momento. El 10 de octubre se arma un gran revuelo, llega al pabellón Dante Gullo, lo traen de Rawson para darle la libertad. Es alojado en mi celda, dándose interminables charlas políticas con todos los compañeros del pabellón. Las charlas políticas se continuaban en nuestra celda hasta que nos vencía el sueño. El 12 de octubre por la tarde los organismos de Derechos Humanos y la JP hacen una gran movilización hasta el penal, justo en el lado que daba a nuestro pabellón, cantando consignas y pidiendo la libertad de los presos políticos. Dante 84


se trepa a la ventana e improvisa un discurso de gran contenido político. ¿Se imaginan?, ¡Hacer un discurso desde la ventana de la cárcel de Villa Devoto! Al terminar su discurso, con los manifestantes ya retirados, entran los guardiacárcel y nos encierran en las celdas. Este encierro se mantiene en los días sucesivos, solo podemos salir al recreo del patio y por intervalos de pocos minutos dentro del pabellón. Aprovecho para charlar largo y tendido con Dante, hasta que a los pocos días le conceden la libertad y los internos quedamos con el régimen de encierro hasta el 22, fecha en que nos trasladan a la cárcel de Rawson. Permanecemos allí con régimen de celdas abiertas hasta el 22 de diciembre, cuando nos vuelven a traer a Villa Devoto y recuperamos el régimen de puertas abiertas. El 3 de enero de 1984 me avisan que quedo en libertad, hago una arenga a los compañeros y juntos cantamos el Himno Marcha: Los Muchachos Peronistas mientras los penitenciarios esperan para conducirme hacia la libertad. Llegué a Paraná con la idea de volver a mi casa de San Pedro, cerca de Goya. Charlamos en familia para definir nuestro futuro, había que tener en cuenta la realidad familiar, la situación de los hijos, que fueron los que más sufrieron el desarraigo, el vacío de las ausencias y las dificultades de las adaptaciones; en Paraná estaba la escuela de mis hijos, sus amigos y sus compañeritos. Era su lugar en el mundo. Además estaban los excompañeros de la liga agraria entrerriana, exintegrantes de los grupos religiosos e Iglesia en general y grupos solidarios que ayudaron a Yolanda en todo, mientras yo no estaba. Me ayudaron, apoyaron y dieron contención, también ellos me pidieron que dedique tiempo a recuperar mi familia. Me adaptaron y adoptaron en Paraná. Se me ofrecía un medio solidario y con muchas cosas resueltas. Me dieron trabajo. Estaba en una disyuntiva, podía continuar allí, con todas estas seguridades o me iba a San Pedro con todas las incertidumbres de un futuro incierto. ¡No tenía muchas opciones! Tuve que hacerme cargo de la realidad y guardar para más adelante mis ideas y aspiraciones. A los 15 días de mi libertad viajé a Goya y visite a Mons. Devoto. Menos mal que vine porque él murió en julio de ese año. Para mí fue reconfortante verlo, creo que fue ahí cuando me dio la carta que 85


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le habían mandado los militares cuando reclamaba mi libertad. Después le escribió una carta a Yolanda, le decía que me cuidara mucho con el tema de la vista... Tenemos guardada esa carta. Para mí eso es algo impagable... haberlo conocido, compartido las luchas y haber tenido la suerte de haberlo visto antes de su muerte. Pasa siempre que recién cuando alguien no está, empezamos a sentir lo que significó en la vida de uno. Nosotros siempre valoramos la relación con Monseñor. Siempre confiamos en él porque sabíamos que había una forma de pensamiento tan coincidente, que no nos iba a salir con algo fuera de lugar ¡Siempre tenía la palabra, el consejo justo! Muchas veces nos había dicho "Piensen un poco en este tema"; hubo casos también que nosotros con nuestro ímpetu juvenil queríamos salir con fuerza, pasar por encima de todos y él nos decía: "Tengan cuidado con esto" o "Esto me parece que no va así"... Era para nosotros la palabra adecuada para momentos de decisiones difíciles o complicadas. Así como hemos contado con compañeros extraordinarios en otros lados, en la Iglesia contamos con Mons. Devoto. Otros curas también fueron motores, impulsores de las cosas y tenían la palabra justa para lo que había que hacer o definir en ese momento y que acompañaban con su compromiso como el Padre Jorge Torres. Él era el representante de la Iglesia en el MR, después siguió en las Ligas, porque la Iglesia asumió a las Ligas Agrarias como una continuidad del MR. Torres era el cura que estaba designado por la Diócesis para asesorar a las Ligas. Conocía bien la situación, sabía en lo que estaba cada uno, participaba de las reuniones de la Comisión Central y opinaba como un miembro más, era uno más de la Comisión Central, estuviera quien estuviera. Era un compañero que trabajaba a la par de todos nosotros. Jorge Torres no fue el único pero sí el principal; con nosotros también trabajaba, en la medida de sus posibilidades, el padre Julián Zini, cura que conozco de aquella época siempre con actitudes solidarias, de compromiso; es cierto que no tuve mucho contacto con él porque estaba en Mercedes, él tenía más contacto con Tonito, Anita, con las monjas francesas, con gente de esa zona. Siempre desde un punto de vista evangélico, en la misma postura de Mons. Devoto que 86


sostenía que, según el Evangelio, había que comprometerse, jugarse por los más necesitados. Estaban los que mencioné, el padre Julián, el cura Romero, Diego Orlandini, el padre Arroyo, y hubo muchos más que no recuerdo sus nombres, pero que los tengo presente cuando recuerdo aquellos momentos. Cuando menciono a alguno de estos compañeros, siento que estoy recordando a todos los otros cuyos nombres se me escapan. ¡Es que hemos trabajado y participado con tantos compañeros! Hay compañeros de la JP que han trabajado directamente en las Ligas como Elsa Sáenz, Mirta Alaya43, que colaboraban activamente en las Ligas y eran reconocidas por los compañeros. Había otros que tal vez no eran tan cercanos pero teníamos una comunicación bien fluida y colaboraban en todo lo que podían, como era el caso de Lalo Fernández44, me acuerdo de su alegría, de su forma de ser de su predisposición. Lo conocí bien, ha colaborado en distintas cosas, en diferentes momentos y cuando más necesitábamos ayuda. Supe de su desaparición, cuando me encontraba detenido en La Plata. Y están todos aquellos que de una u otra forma se han solidarizado en esas situaciones, se han comprometido. Me acuerdo por ejemplo cuando fue la caída de la mayoría de los compañeros en Goya, creo que fue en octubre del 76, yo justo me venía a Goya, porque tenía que cobrar el sobreprecio del tabaco que había vendido y que correspondía pagar al Instituto Provincial del Tabaco. Llegué, bajé del colectivo en un paraje cerca de Goya, fui a la casa de un compañero de las Ligas y le dije que tenía que ir para Goya, pero no sabía qué es lo que estaba pasando. Le pedí que le pregunte a Diego Orlandini45. Diego le dijo: –Que no aparezca por Goya. Acá hay una razzia, así que si viene lo van a meter en cana, que se vuelva. Entonces como no podía tomar un colectivo directo a Paraná, fui hasta Esquina, ahí es cuando lo vi al Padre Romero. Conversando con él, me dijo: –Te voy a llevar a un compañero que te va a aguantar y te va a sacar de acá para que no caigas preso en algún control de Esquina. Me puso en contacto con un médico de ahí. Este médico, por las dudas hubiera pinzas me sacó de Esquina y 43

Militantes de la Juventud Peronista. Docentes. Perseguidas por la dictadura debieron exiliarse en Francia. Eduardo Fernández. Compañero secuestrado y desaparecido en diciembre de 1976. 45 Sacerdote de la Diócesis de Goya. Detenido en 1976. Ya fallecido. 44

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me llevó muy cerca de Guayquiraró, sabiendo el riesgo que corría. Yo no lo conocía, pero por la forma en que se movió supongo que no debí ser el único caso que ayudó. Es decir, había muchas personas que se jugaban solidariamente, que trataban de aliviarte la situación y dentro de esas dificultades hubo compañeros cuyos nombres desconocemos y que se han arriesgado... que tal vez nunca sean nombrados, pero los que pasamos este tipo de situaciones, sabemos de ellos. Han hecho cosas que parecen pequeñas pero que en esos momentos fueron inmensas y la sumatoria de esas cosas permitió que uno pudiera seguir adelante. Fueron importantes, no solamente porque no te permitían flaquear en esos momentos, sino porque te han salvado de situaciones graves. El potencial de solidaridad, de lucha, de heroicidad de los anónimos de nuestro pueblo es muy grande. A mí realmente me emociona cada vez que me acuerdo de esas cosas, porque parecen chiquitas, pero ¡la importancia que tuvieron en esos momentos! Conversando con compañeros y otra gente me dijeron: —Che, vos en caso de volver a empezar... ¿harías lo mismo... te juntarías con la misma gente? Yo les contesto: —Sí, para mí fue muy bueno todo eso, sí tendría en cuenta algunos errores que cometimos... chiquilinadas... metidas de pata que por ahí hicimos y que resultaron complicadas para la gente... o decisiones políticas que eran propias para otro momento pero no para ése, tendría más cuidado... Analizaría mejor las cosas… Pero uno habla a partir de la experiencia que tiene ahora...y sin estar inserto, en este momento, en el seno de este campesinado maravilloso, que puso todo en su lucha por transformar esa realidad. Sigo siendo uno más en el seno de este pueblo, que supo generar hijos capaces de entrega generosa y compromiso incondicional, como son los compañeros que ya no están: los Compañeros Desaparecidos, como son las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, en su heroica e inclaudicable lucha ¡A todos ellos, mi emocionado homenaje! Pedro Pablo Romero46 46

Fue integrante del Equipo Diocesano y extensionista (Permanente) del MR, Secretario Gral. de las LAC, elegido en el I° Congreso Provincial.

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VALOREN LA TIERRA…

Sí, tenemos un campo. Mamá murió casi a los 90 años, mientras vivió habitó ese campo, no quería dejar su casita. Decía siempre: –No vayan a dejar, a desarmar todo porque a mí me costó mucho. Yo quiero que sigan, valoren la tierra, valoren lo que yo les dejo. Mamá hizo la división de las 30 hectáreas entre nosotros, sus hijos. Queremos conservarlo. Tenemos frutales, hicimos producción de maíz, tomates. Ahora como tenemos pasto, pusimos hacienda para que coman. Alquilamos para pastaje. Es chico pero hermoso, gracias a Dios. Lo tenemos en común entre los hermanos. Teníamos una escuela a 1 km, la Escuela 59, eran tres maestras nomás; me acuerdo de Ramona Gallardo y Ana María de Melana. Nosotros éramos 11 hermanos, gracias a mamá todos terminamos 7° grado. Después más de uno se fue para seguir estudiando, a los 17 años más o menos; algunos varones se fueron a Buenos Aires, teníamos familiares allá. Plantábamos tabaco, maíz y sementera baja para comer nosotros. Nunca tuvimos hambre, ni pasamos necesidades, mi mamá sabía cocinar de todo cebolla, la roja, batata, zapallo, hacíamos los guisos o para guardar para cuando nos faltaba. Después teníamos porotos, la leche tampoco nos faltó nunca, teníamos la lechera. Nos enseñaba a pisar el maíz para hacer los locros. Mamá era muy inteligente y nos enseñaba todo a todos. Gracias a Dios de todo sabemos hacer. Trabajábamos toda la semana. Después los fines de semana dábamos catecismo. Nos íbamos a misionar, hacer catequesis y teníamos tiempo para jugar al vóley, los chicos y las chicas. Nosotros jugábamos con el equipo de Rosita Rojas en La Bolsa. Cruzábamos todo en sulqui; las chicas en sulqui, los muchachos a caballo. Y alguna vez fuimos en bicicleta también a Álamo, a jugar al vóley. Íbamos en sulqui, en bici, a caballo, de todo pero íbamos. ¡Qué lindo era todo, qué sano, qué hermoso todo eso! Éramos tantos hermanitos, tan humildes, a veces les cuento a mis hijos que 89


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teníamos que guardar nuestra alpargata para que dure todo el año. Así que íbamos descalzos hasta la escuela, nos sacudíamos la arena y entrábamos calzados. Y a la vuelta lo mismo. Y nuestros útiles… el cuaderno gordo, el lápiz y en la punta del lápiz atada con soguita, la goma, era todo lo que teníamos. Y a mí me gusta dibujar y pintar, alguna vez voy a estudiar, y escuchá… no teníamos lápices de colores, las que tenían lápices de colores eran las ricachonas, dos o tres nomás. Yo les pedía y hacía todas las carátulas de los cuadernos. Yo las dibujaba. Entonces me decían: –Yo te voy a regalar los lápices de colores –y me regalaban pero súper gastados... los pedacitos así chiquitos. Hoy los chicos no valoran lo que tienen. ¡A nosotros nos hacía tanta falta! Papá no participaba de las reuniones de Ligas, pero no hacía problemas. Eramos una familia Liguera. De mis hermanos, son dos hermanas las que militaron en Ligas, María Antonia, que le decimos Mari o Chocha, y Rosita. Mari estuvo en la primera Comisión de Ligas Agrarias. Cuando las chicas militaban yo quedaba a cuidar a los más chicos, además tengo un hermanito especial, que ahora vive conmigo. Yo no participaba en los movimientos agrarios. Conocía a muchos de Ligas a Pedro Pablo, a Jaime Martínez, a Tonito, a Delicia. Sé que se movilizaban por los derechos de los agricultores que estábamos tan olvidados. Ellas iban a las reuniones de Ligas. María Antonia, era muy decidida, emprendedora, incluso ella en todo lo que podía conseguir para los productores ahí estaba ella. Consiguieron los tractores para las cooperativas con Pedro Pablo, con las Ligas y ella manejaba. Araba toda la zona, brizqueaba toda la zona, para todos los productores. Quien iba siempre a la zona era Mons. Devoto, hasta 60 personas estábamos en la iglesia cuando iba Devoto. Era catequista yo. Llegaba Devoto con su mantita y su librito en el sulqui y catequizamos toda la zona. Hicieron la primera comunión un grupo de 60, confirmaron 60, hubo 80 casamientos, todo con el padre Devoto. Y la novena también, hacíamos la novena de la Virgen del Carmen en toda la zona, eso fue en los años 77, 78 más o menos. Estuvimos muchos años sin cura, hasta que llegó Mons. Devoto. Después de eso, él designó. Estaba Diego Orlandini también. Había mucha gente, muchas zonas, 14, 15 zonas. Nosotros teníamos un hermano discapacitado y sabíamos que 90


había una escuela en Goya, pero no teníamos familia donde parar en Goya. Y el padre Devoto, me dijo: –Mirá, vos quedate tranquila vamos a conseguir. Y fuimos a Ñanderoga, el hogar de las monjitas y fuimos ahí. Bueno, gracias al padre Devoto, le llevamos a la escuela diferencial. Luego mi hermano iba a Apipé47 y nosotros nos vinimos a vivir a Goya. Él aprendió mucho. Iba solo en colectivo... íbamos a los concursos de pesca. Luego integraron a los chicos normales con ellos y le empujaban y le dio miedo así que paramos y dejó de ir... Yo fui catequista mucho tiempo con el padre Devoto, ¡lo queremos tanto!, tengo foto de él y de Diego Orlandini también. No sabés las cosas que nos ayudó, era mi confesor. Mi amigo. Todos los días de la semana se iba a hablarnos, a conversarnos, a ayudarnos. Hacíamos guiso cuando iba. La casa de él en la capilla, era una casa más para nosotros. Nosotros les debemos mucho, rezamos mucho por ellos. Ellos nos van a seguir guiando. A Diego lo vi muchas veces después, solía llevarme al hospital. Pasaba por la ruta me encontraba y me llevaba siempre. Cuando falleció me fui a Esquina. A su velorio. El muere en Corrientes. Muy rara la muerte de él, en ese entonces era párroco en Esquina. Nos fuimos un montón de acá... No sé si antes o después del golpe militar, a nosotros nos allanaron la casa y a Rosita y a Chocha las trajeron a las dos a la Comisaría 1° de Goya. Estábamos atando tabaco en el patio al atardecer y llegaron ni que fuésemos peligrosos. Nosotros teníamos un tacho para bañarnos y nos bañábamos en la pieza. Las esperaron que se higienicen y las trajeron. Al otro día me dice mi mamá: –Andate vos a Goya, a ver que dicen, andá a ver al Obispo. Y fue él que les llevó la ropa a ellas. No me acuerdo la fecha, creo que fue enseguida del golpe. Estuvieron 24 horas habrá sido, y las largaron. Después nunca más por suerte, nunca más. Papá quedó muy preocupado. El no entendía, estaba de acuerdo que los muchachos y chicas trabajen para mejorar la situación del 47

Asociación civil sin fines de lucro destinada a la atención de personas con discapacidad, cuyo principal objetivo es la inclusión social sin distinción alguna.

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tabacalero pero no entendía lo que se vino. Ellos siguieron trabajando el campo. Chocha enseguida se fue a Buenos Aires, y Rosita también, se casó y se fue. Chocha estaba medio de novia y se fue y después le siguió el muchacho. Más adelante supimos de Pedro Pablo, sé que lo lastimaron mucho, nos enteramos también de la desaparición de Tonito, Delicia y otros campesinos. Familias muy golpeadas. Carmen Segovia Integrante de “familia Liguera” de Isabel Víctoria

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CARGADOS DE RAZONES Nuestros padres eran Antonio Coronel e Isabel Argentina Fernández; tuvieron seis hijos, tres mujeres y tres varones, nacidos todos en primera Sección Lavalle. Los tres varones Juan Pedro, Adolfo y Rafael, participamos en Ligas Agrarias. Adolfo falleció en diciembre de 2014. Éramos agricultores de tabaco fundamentalmente, no aparecía todavía el tomate. Éramos pequeños propietarios, papá tenía 16 hectáreas y mamá 7 ha... Eso era en Lavalle, Paraje El Ceibo. Íbamos a los colegios de la zona (Rafael completó la primaria más tarde, a los 20 años) Por el 69, nos empezamos a reunir en el Monasterio San Alberto y en la casa de Rosita Rojas, somos medio parientes con los Rojas. Comenzamos a ir a las reuniones, entre los religiosos y el ojo atento. En ese primer grupo estábamos los varones más chicos porque Juan Pedro vivía en Buenos Aires y recién vino a Goya en el 73, cuando vino Perón... Después hubo otras reuniones. Por el comentario de la gente conocimos y nos sumamos, y comenzamos a participar, se formó una especie de grupo, al que se lo llamó Movimiento Rural Diocesano. Ahí lo conocimos a Pedro Pablo Romero. Con él nos juntamos en el Monasterio y así un poco de religión y de reunión social después se fue apuntando a la problemática rural. Se hacía algún picnic para incentivar las reuniones, cantábamos canciones religiosas... era con el fin de la hermandad, de conseguir la unión. Fue un período hermoso... estar el codo a codo con los compañeros, con las chicas, con más razón todavía; éramos muy jóvenes. Después se llevó la inquietud a los papás; el nuestro, el papá de Rosita y otros hombres mayores fueron los que empezaron a juntarse, ya se contagiaron ellos también y fueron las familias entonces. Y había coordinadores como Pedro Pablo y esta chica Yolanda, que fue su esposa después, que visitaban la zona, ellos ya tenían una visión; uno todavía era ignorante, ellos estaban dedicados. ¡Lindo, lindo era reunirnos! Después se abrió una especie de estudio para los jóvenes. Con todo ese movimiento de estar juntos, analizar en grupo y pensar lo que decía 93


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fulano y mengano uno se daba cuenta que estaba dormido y tenía el potencial de despertar. Uno estaba trabajando para subsistir, para la familia y sumergido en la pobreza eso, más la juventud... eso te hace capaz, es un despertar que no tiene precio y no te pueden poner en una cápsula, y uno explota porque está cargado de razones y cargado de energía, esa energía que se rebela al sometimiento que te condiciona el sistema gobernante, nos sumamos a eso sin arrepentirnos, con errores, con aciertos, pero con motivos. Esto era todo en La Bolsa, Lavalle. La reunión de chicos era en el Monasterio, pero la reunión de padres, de futuras Ligas, era en lo de Rosita o en alguna otra casa de la zona. Paralelamente nos juntábamos, nosotros en las monjas, y los papás en las casas de familia. Se juntaba la gente, se iban enterando, no había que recorrer las casas sino que iba corriendo la noticia. Después los papás como los vieron a los jóvenes, dijeron “bueno, nosotros estamos viejos tienen que tomar Uds. nuestro lugar”. Así fuimos asumiendo el compromiso de los mayores. Cuando comenzaron las luchas se hizo piquete para la huelga grande. En el monumento de las Madres, en Santa Lucía. Fue Navajas Artaza que autorizó la represión. Él no quería aflojar nada. Mandó camionetas de la policía antidisturbios, mandó a reprimir. Hasta las 9 de la mañana estuvimos haciendo piquetes. Se hicieron los piquetes en las entradas de Santa Lucía, hubo agricultores que quisieron entregar tabaco, pero no se lo íbamos a permitir. Eran pequeños productores los que quisieron entregar y nosotros éramos 20, 30 campesinos al principio en el piquete y empezaron a llegar otros, y al rato éramos más de 500 personas. Incluso gente del pueblo vino a dar una mano a los campesinos que reclamábamos. La policía quiso detener a alguien, pero dijimos "o nos llevan a todos o a nadie" A nadie llevaron. Estaba Torres a la cabeza. Después vino lo de la maquinaria, el tractor... Ahí ya estaban formadas la Ligas. Entregaron los tractores para que trabajáramos las tierras. Nuestro tractor lo manejaban en el Batel, los hermanos Ocampo, Valeriano, la familia. Estaban lejos pero venían y trabajaban el campo, pero espaciado porque éramos muchos, así que muchas veces teníamos que pagar a un vecino para usar el tractor de él. Y nos daba una mano, Miguel Vargas con el tractor de su tío. 94


Más adelante, en Goya hubo una gran reunión... Ya había sido electo gobernador Julio Romero. Ahí hubo detenidos, creo que Pedro Pablo y Tomasella. Entonces se fueron, estaba el padre Torres y sacaron a los que estaban detenidos en la Primera de Goya. Era ya el 73. Ahí fue la gran huelga. Se hizo la huelga de hambre pero nosotros no participamos; estábamos en las rutas. Era duro el trabajo y había que aguantar todo el año. Entonces todavía se daba libreta en los almacenes, rascando pero uno tenía que llegar a fin de año. Uno ponía sementera baja, poroto, batata... ¿me explico? no era para la venta era para la familia. Los lapsos de libretas todavía eran largos. Teníamos la libreta porque había un respaldo económico, pero la cosecha es larga. Cobrábamos la cosecha y había que ir a pagar para renovar, tener la puerta abierta. Los almacenes eran de Pedro Heine, él era el recibidor de tabaco y tenía la proveeduría. Heine era buen tipo. Con los conocidos quería recibir el tabaco pero el IPT, no le dejaba recibir, rechazaba por la calidad decía, una hojita quemada y ya no la quería recibir. Cuando nos organizamos en Ligas, mejoró un poco la comercialización... pero no mucho, duró poco. Y además después vino el golpe de Estado. Borró todo lo que se hizo. Cuando nos detuvieron y nos tenían en "La Pajarera" en un momento que nos estaban golpeando, dice Córdoba: —De las Ligas... olvidate, ya se murieron. De ese tiempo hay presencias que duran, compañeros como Miguel, Abel y Oviedo. El padre Torres ¡Compañero, compañero, compañero, era! Siempre dispuesto, un hombre aceptado, querido, tenía las puertas abiertas siempre; encantador. Lástima su muerte temprana ¡Qué cosa! Cuando volvió lo vimos, nos buscó. Juan Pedro estaba trabajando en construcción en Yatayti Calle. Y fue a vernos. Nos encontró trabajando, se acercó y dijo: —Un abrazo Coronel, que estamos libres... Después no lo vimos más al Padre Torres48. Y la presencia del Obispo siempre, siempre estaba. El obispo Devoto después nos visitaba en el Regimiento. Nos llevaba caramelos, una caja a cada uno. En ese tiempo que estuvimos presos, estábamos en la guardia del Regimiento de Goya, y en ese lapso inauguran la 48

El padre Jorge Torres, fue un exiliado de la DM. Ya en democracia fue párroco de la Capilla de Itatí, en Goya. Falleció de un ataque al corazón, el 20 de julio de 2004.

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repetidora de TV de Colonia Carolina, y viene la plana mayor del gobierno nacional de ese momento: Videla, Harguindeguy y de ahí para abajo. Devoto personalmente le lleva nuestros nombres a Videla, recibió la nota y le respondió que no dependía de él. Yo de eso nunca me voy a olvidar. Después nos visitó, nos llevaba libros que nunca nos entregaron. Él hizo lo que tenía que hacer. 49 Juan Pedro y Rafael Coronel Pequeños productores tabacaleros de Lavalle. Militantes de Ligas Agrarias Correntinas

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Imágenes del Diario Primera Hora de Goya, del 15 de junio de 1977. Empresas manufactureras de tabaco dando la bienvenida al dictador Jorge Rafael Videla, quien vino a la zona a “interesarse por la producción tabacalera y las familias tabacaleras” e instalar en Colonia Carolina una retransmisora de Televisión. Sucedió a menos de un mes de la cruenta represión a los campesinos tabacaleros.

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EJEMPLO DE DIGNIDAD La militancia en los años 70 nos hermanó a quienes estábamos luchando por nuestras reivindicaciones y por un mundo más justo para todos; así conocí compañeros de otras provincias. Recuerdo con mucho respeto a los compañeros de Corrientes. Yo soy hijo de productores algodoneros del Chaco. En ese tiempo hubo una participación de toda la juventud, vivíamos en el campo y había una revolución adentro de nosotros. Éramos jóvenes y yo militaba en el Movimiento Cooperativo. La única herramienta que existía para nosotros, los pequeños productores en el Chaco, era la cooperativa. No había otra. De hecho que las cooperativas hacía varios años que venían en decadencia. Nacen más que nada en la década de Perón, para comercializar el algodón. Nosotros teníamos un 30% de la producción que se canalizaba a través del cooperativismo. Después comenzaron a instalarse industrias privadas, con la desmotadora; lo que querían era destruir el Movimiento Cooperativo. Fijaban políticas para destruirlo. Luego aparecieron los curas tercermundistas, estaba Distéfano como Obispo y nos dieron una buena mano porque comenzaron a comprometerse con la problemática del movimiento campesino. Los chicos del Movimiento Rural comenzaron a desarrollar un trabajo organizativo. Más allá que ya teníamos nosotros una forma, pero se prioriza la juventud que era lo fundamental, entonces la Iglesia nos dio mucho apoyo, nos dio medios para hacer el trabajo. Con Distéfano hicimos reuniones los de la juventud cooperativista más los chicos del Movimiento Rural católico y ahí acordamos cosas, de que si nosotros teníamos un buen laburo podíamos lograr que toda la producción que se canalizaba por otros lados se pudiera canalizar a través de las cooperativas. 97


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Las cooperativas eran una herramienta que no estábamos utilizando porque estábamos desorganizados. Eso es lo que pasó, así empezamos a hacer el trabajo organizativo y de concientización. Después ya se introdujo al INTA, eran las estaciones experimentales que nos daban muchos beneficios en cuanto a la capacitación. Entonces armamos equipos de trabajo de capacitación que duraban a veces dos días, otras veces tres, de acuerdo a las características de la gente y del lugar. Y también pasaba lo mismo con las mujeres, empezamos a incluir a la mujer. Para eso ya vino la Adelina... la mujer de Quique Lovey 50 y otras que vinieron de otro lado. Así comenzamos a trabajar. Primero costó un poco pero pusimos en marcha algunas actividades, movilizaciones, protestas con las que tuvimos algunos logros por ejemplo, nos propusimos conseguir la semilla a menos precio y lo conseguimos... En noviembre del 70, en un Primer Cabildo Abierto del Agro chaqueño, se formaron las Ligas Agrarias del Chaco, fue en la localidad de Sáenz Peña. Así comenzamos a ampliarnos, luego fue Formosa, luego el norte de Santa Fe y se fue y se fue creciendo. El movimiento cooperativo creció también porque teníamos que canalizar toda la producción a través de las cooperativas y del 30 pasamos al 80% de la producción canalizada por cooperativas. Para eso también hicimos un trabajo con las cooperativas. Estaban manejadas por gente a quienes no les preocupaba que el productor tenga ganancias, sino que sea una élite que tuviera las ganancias junto con los gerentes. Ahí tuvimos la oportunidad de tener un compañero Gerente General de Cooperativas, que vino, era el Ingeniero Braseras. Ahora creo que está en el sur. El ayudó a muchos compañeros cuando la dictadura, también. Con él con Distéfano... nos juntamos todos, después con gente del INTA para la capacitación técnica. Hacíamos grupos donde charlábamos la parte técnica que era el INTA, el trabajo de la tierra, las semillas, el clima, qué conviene hacer, plantar, etc.; la parte organizativa era el Movimiento Rural a través de las Ligas. Y la parte cooperativa era la parte de comercialización. Vos tenés que producir pero hay que vender el producto y comercializar bien. Para eso 50

Osvaldo Lovey. Dirigente de las Ligas Agrarias Chaqueñas en los 70.

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hacíamos los costos de producción con el INTA, que tenían método para hacer los cálculos. Así nosotros cuando cosechábamos sabíamos qué precio nos tenían que pagar y peleábamos por eso, no por lo que a nosotros se nos ocurría. Y eso lo publicábamos. Todo estaba publicado. Hicimos un periódico, explicábamos: el algodón a tal precio por esto, por esto, por esto... hacíamos el costo para que la gente vea y aprenda la metodología para conocer y saber qué era lo que tenía que pedir. Íbamos creando conciencia en la gente, para qué nos organizábamos... por qué estábamos organizados, cuál era la función que teníamos que cumplir nosotros los pequeños productores Un montón de cosas que hizo que la gente comenzara a tener confianza en nosotros y así suceden las movilización de diez mil personas, caravanas interminables de los pueblos, sale también el tema de la tierra, de las grandes extensiones, el tema de bosques Y después comenzamos a interiorizarnos también en los obreros rurales, porque eran parte de la producción. Nosotros producíamos, pero ¿con quién producíamos? eran los obreros rurales que se estaban organizando. Así comenzaron a saber cuál era la plata que tenían que ganar por la tarea que ellos hacían y la necesidad de organizarse para defender lo suyo. Todo ese laburo lo hicimos acá en el Chaco y a nivel nacional también. Estuvimos tan bien organizados que sucedía en casi todo el país. Yo estuve 6 meses laburando en Santiago del Estero. Nosotros cuatro años estuvimos en las Ligas. Y cuatro años hicimos que funcione. Fuimos a Santiago y allá se compró una hilandería, así empezó, luego fue tejeduría y confección. Y nosotros solo teníamos algunas cooperativas sueltas y ahí es donde lo conocimos a Braseras porque estaba haciendo la canalización del Río Dulce ¿viste? Ahí es donde yo voy a ayudarle a él a trabajar con los productores para que comprendieran que esa canalización iba a favorecerlos. Porque venían quienes decían "no, eso nos va a perjudicar", "después nos van a quitar las tierras”, etcétera. Ahí se organizaron las Ligas en Santiago, tomamos una cooperativa que era de un grupo de productores grandes, cambiamos la Comisión y comenzaron a producir algodón de mejor calidad que la que producíamos acá, que a nosotros nos hacía falta para entreverar. Con ellos empezamos con el algodón, después también con el tomate. 99


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Armamos una fábrica donde se hacían los tarritos con tomates, se envasaba. Porque se cosechaba mucho y se tiraba por ahí. Entonces todo lo que se iba a tirar pasaba a ser conserva. Ahí laburamos con un grupo de gente que tenía experiencia organizativa, Colonia Jaime se llamaba. Era una colonia espiritista pero bien organizada. Ellos tenían las chicas por una parte y los varones por otra, ya separados de los padres y cuando se formaba una familia, le daban por un lugar una casa, y la tierra se trabajaba en forma comunitaria, tenían frutas de todo, trabajaban a la par nuestra. Ahí en vez de los curas, esa colonia era el alma mater ahí. Trabajaban muy bien. Después fuimos a Colonia Dora, Añatuya, donde levantamos una cooperativa también ahí. Después empezó a venir la parte más jodida. Pero aquella fábrica siguió funcionando y lográmos hacer las ropas. Habíamos hecho pantalón y camisa tipo Grafa, hicimos guardapolvos, la marca se llamaba "Compañero". Empezamos a hacer tipo trueque, cambiábamos ropa por otra producción con Mendoza u otros lugares donde estaban organizados, eso comenzamos a hacer, luego desapareció todo. Acá en Chaco se hizo hilandería, con Braseras habíamos hecho dos desmotadoras que eran mucho más modernas, sacábamos las fibras de mejor calidad, hicimos algodón hidrófilo... un montón de cosas Tuvimos una aseguradora que era "Cosecha", después fue un monstruo, todo el mundo asegurando la producción, el campo... al principio era para los campesinos. Comenzamos a tener relaciones con otras zonas, más fluidas teníamos con los compañero del norte de Santa Fe, ahí estaba Sartor 51. Con la gente de Corrientes que estaba Pedro Pablo Romero, con la gente de Misiones, estaban los hermanos Peczak52 que fueron buenos compañeros e hicimos muy buen laburo. Era un espíritu impresionante. Y los formoseños, que nosotros inclusive le hicimos una cooperativa en 51

Eduardo Sartor, dirigente del Movimiento Rural Católico y de las Ligas Agrarias santafesinas fue detenido clandestinamente en 1977 y torturado; luego lo legalizaron en la cárcel de Coronda. 52 Pedro Orestes Peczak. Fundador del Movimiento Agrario Misionero. Dirigente –secretario- del MAM, y ex candidato a gobernador por el Partido Peronista Auténtico (PPA) en las elecciones de Misiones de 1975. Fue secuestrado el 23 de noviembre de 1977 en Panambí, localidad limítrofe con Brasil y luego asesinado por la dictadura militar, el 17 de diciembre del mismo año. Enrique Igor Peczak, El Gringo. Fundó junto a Pedro, el Movimiento Agrario Misionero. Lo secuestraron el 15 de octubre de 1976 y recuperó la libertad en diciembre de 1983, ya en democracia. Falleció en el 2009, en Oberá, de un ataque al corazón. Tuvo una multitudinaria despedida.

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Villafañe, Formosa, donde se acopiaba todo el algodón ahí. Los perseguían después los acopiadores particulares porque dejaron de hacer negocios, les perjudicó. Hicimos la cooperativa de Pampa del Indio, que también fuimos con Piccoli53, este compañero que mataron; también hicimos la de Burati, que también fuimos con Piccoli. Las tres cooperativas las hicimos nosotros "los changuitos" que éramos... en definitiva habremos tenido 22, 23 años... Alguno de 19, y nosotros que estábamos en los 26, 27, no pasaban de los 30 los que estaban en la conducción de las Ligas. En el 75 veíamos que la situación de represión se iba agravando y nos fuimos preparando para resistir. De ese tiempo recuerdo a Ñaró54, compañero correntino. Nosotros estábamos con lo poco que teníamos, más vale que teníamos nada y nos enfrentábamos con los poderosos. Fue duro, más allá de la gente del pueblo que nos ayudaba pero no era suficiente, nos dieron con todo; la represión que se hizo acá creo que fue la represión más grande que hubo. Más en Colonia Sarmiento, la zona en que yo vivía a 10 km para adentro. Ahí metieron presos a mi mamá, mi papá, mi señora... todos presos Incluso al que encontraban por la calle llevaban, ni preguntaba vos sos esto o aquello... adentro nomás Ahí se vino para la zona de Valdez, de Pablo Legunda, de ahí se fueron a Montenegrina... ¡Un rapiñaje! Para fines del 76, varios dirigentes tuvieron que esconderse en el monte chaqueño, recorriendo kilómetros a pie, con pocos víveres, sin agua casi. Después ya es historia conocida con la cruda persecución, con un despliegue inusitado de fuerzas para encerrarlos, para agazaparlos, fue una lucha sin cuartel la que libraron estos compañeros en total disparidad de fuerzas, muchos resistieron hasta dar la vida. Fueron un ejemplo de dignidad. Elías José Guzmán Agricultor algodonero, militante de las Ligas Agrarias Chaqueñas. 53

Carlos Servando Píccoli (presidente de la UCAL), dirigente de las LACH, secuestrado en abril de 1979, en el Chaco, provincia a la que había regresado desde su exilio en España, con el propósito de reorganizar, desde la clandestinidad, el movimiento de las Ligas Agrarias. Su cuerpo fue restituido, se encuentra en el cementerio de Presidencia Roque Saenz Peña, Chaco; el EAAF, ha realizado este año la exhumación de su cuerpo para determinar la causa de su muerte. 54 Eduardo Gómez Estigarribia, quien militó un tiempo en el Chaco. Su historia se recupera en este volumen.

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LA IGLESIA En la década del 60, el Papa Juan XXIII, poco antes de su muerte ocurrida el 3 de junio de 1963, convocó un nuevo Concilio para una necesaria puesta al día de la Iglesia: el Concilio Vaticano II. Paulo VI su sucesor y amigo, dio continuidad a ese Concilio; nuestro Obispo Alberto Devoto, quien tuvo el privilegio de ser designado en 1961 por Juan XXIII, fue parte activa del mismo. Finalizado este encuentro Monseñor regresa y en la Navidad de 1965, escribe una carta dirigida a “MIS QUERIDOS HIJOS”, en la que dice “…El post concilio ha comenzado, y ahora nos toca a todos poner manos a la obra”. En 1966, Monseñor Alberto Devoto hace su Carta de Pascua 55 anunciando su compromiso de presencia en el mundo de los pobres, expone sus propósitos a cumplir “frutos de una larga maduración conciliar”, y su disposición al diálogo, al tiempo que pide a religiosos y laicos ayuda para cumplir con ese compromiso. En agosto de 1967, obispos que habían participado en el Concilio, entre ellos 9 brasileños liderados por Helder Cámara, inspirados en el Concilio Vaticano II y en la Encíclica Populorum Progressio, redactan un mensaje que será conocido como "Mensaje de 18 obispos del Tercer Mundo". Al poco tiempo obispos latinoamericanos, urgidos por la realidad socio económica de nuestro continente, se reunieron en Medellín (Colombia) y examinaron el papel social de la Iglesia en sus países. En esta Asamblea, tras intensas deliberaciones, se producen varios documentos que fueron inspiradores del compromiso social de muchísimos cristianos con el cambio social en América Latina. Denunciaron la opresión sistemática de los pobres, criticaron la explotación del Tercer Mundo por las naciones industrializadas y exigieron reformas políticas y sociales. No se detuvieron ahí, los obispos declararon que la Iglesia de Latinoamérica contenía una misión distinta a la de la Iglesia de Europa (que en realidad era una Iglesia distinta) y le otorgaban una función política activa.

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Se transcriben a continuación las dos cartas mencionadas, la de Navidad de 1965 y la de Pascua de 1966.

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En nuestro país, Mons. Devoto es el primero en recibir el "Mensaje de 18 obispos del Tercer Mundo". Monseñor se lo entrega a un sacerdote amigo, Miguel Ramondetti, quien lo considera de avanzada, se entusiasma, y en conjunto con un grupo de sacerdotes deciden difundir el documento entre el clero de país, pidiendo adhesiones. La recepción fue sorprendente por la cantidad de respuestas y adhesiones que llegaron, con un denominador común: subrayaban la necesidad de hacer una reunión, que se concretó a principios de 1968. Esta iniciativa y las reuniones apoyadas en los documentos post conciliares, fueron el punto de partida para la fundación en Argentina, del “Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo”. Sacerdotes de todo el país, se incorporan al MSPTM, deseosos de llevar adelante una misión evangelizadora basada en la idea de justicia e igualdad de la condición humana, y decididos a comprometerse con lo social, se definen “a favor de los pueblos pobres y por los pobres de los pueblos”, en clara adhesión a los documentos conciliares y post conciliares. En Goya, convocados por Mons. Alberto e incentivados por su explícito compromiso, son muchos los religiosos, hombres y mujeres, que se acercan a trabajar en los lugares más humildes. Fueron concretando su compromiso en los diferentes espacios sociales: parroquias, escuelas, en el campo, en contacto con el pueblo, trabajando con los campesinos y obreros; codo a codo con los más sencillos, creando conciencia del valor de la persona, la dignidad del trabajo, la necesidad de reconocer y ejercer derechos así como también de unirse y organizarse para defenderlos. En muchas de las entrevistas publicadas en este trabajo se repiten nombres o apellidos como Romero, Coqui, Torres, Camozzi, Ramondetti, Marta, Ivonne, Diego. A veces precedidos de la palabra “padre” o “hermana” y, en todos los casos, expresados con respeto y con cariño. Alice Domon, Ivonne Pierron, Martha Valour, Esther Berdini, Ester Borzzata, Raimundo Romero, Víctor Hugo Arroyo (Coqui), Diego Carlos Orlandini, Rolando Camozzi Barrios, Miguel Ramondetti, Julián Zini fueron algunas de las personas de la Iglesia que desde sus lugares, y en concordancia con el accionar de muchos jóvenes que 103


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participaron en la Pastoral de la diócesis, tanto en evangelización como en asistencia y promoción social, acompañaron la toma de conciencia de los más desposeídos, denunciaron los abusos y la opresión mediante palabras y acciones, se integraron a las realidades más pobres de nuestra provincia y fueron parte de una importante etapa del proceso histórico argentino . Se destacó la figura el padre Jorge del Pilar Torres, quien fuera designado por la Diócesis como asesor del Movimiento Rural desempeñando igual tarea y con total compromiso en las Ligas Agrarias. Cuando más tarde se instala el terrorismo en el Estado muchos fueron perseguidos con dolorosas consecuencias: desaparición, cárcel, destierro. Cuando en 1974, el Gobierno Nacional decreta el Estado de Sitio, en nuestra zona se desató de inmediato una tenaz persecución contra los pequeños productores tabacaleros; son detenidos varios dirigentes de las Ligas Agrarias. El 24 de marzo de 1976, la derecha toma el poder con un golpe militar. En Goya, Monseñor Alberto, así como era amado por los sectores populares, era odiado por el poder oligárquico de la zona. La represalia fue inmediata y cruenta: docentes, alumnos, campesinos, trabajadores, religiosos o laicos fueron perseguidos, cesanteados, detenidos, torturados, desaparecidos, obligados a exiliarse. Todas las organizaciones y los espacios que dependían o estaban relacionados con la Iglesia, fueron vigilados, aislados, anulados, destruidos; así se cierra el “Instituto del Profesorado José Manuel Estrada”, dependiente del Obispado, y las Ligas Agrarias se extinguen. Mons. Devoto, vigilado y perseguido, continuó siendo el referente del pueblo de Goya: reclamó por los compañeros desaparecidos, gestionó la libertad de muchos jóvenes, acompañó a los presos y sus familiares, amparó a las familias campesinas que sobrevivían después del arrasamiento que significó el accionar del Terrorismo de Estado. Temíamos por su vida. En julio habían sido asesinados los sacerdotes de la comunidad Palotina en la Parroquia de San Patricio en Buenos Aires; y en la provincia de La Rioja, el 4 de agosto la dictadura había asesinado en un accidente provocado, a Mons. Angelelli, obispo de esa provincia, cuando viajaba llevando documentación sobre el reciente secuestro y asesinato de dos sacerdotes de su diócesis, Carlos de Dios 104


Murias y Gabriel Longueville. Mientras el Jefe de la Prefectura de Goya en un acto público atacaba a “los curas que quieren proponer un Cristo rojo”, Mons. Alberto se mantuvo en el Obispado de Goya, fiel al compromiso que había asumido en la Pascua del 66, fiel al lema que había elegido para su episcopado: “Yo siempre estaré contigo”.

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CONTAR… CONTARSE Testimonios sobre los compañeros

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DELICIA GONZÁLEZ, LUCÍA Delicia era alegre, Pero cuando se ponía, se plantaba, no la sacabas más de ahí. Y tenía un dicho, no de niña, ya de grande: "Si no te corrés, nadie te correrá”

Dora González, Onga, su hermana. Nuestros padres fueron Alfonso González y Armida Nicanora Verdún. Delicia nació el 22 de septiembre de 1939, en Mercedes, Corrientes Mire, según la Cédula de Identidad del año 1959, Delicia tenía a los 19 años, 1,54 m de altura, cutis trigueño, cabello castaño, nariz recta. Era la menor de cuatro hermanos, un varón y tres mujeres. Se recibió de maestra en la Escuela Normal Mixta Dr. Mariano I. Loza de Goya, en 1958. Tengo fotos de la escuela cuando ella estaba en 2°, 3° año. En esas fotos están mis dos hermanas, María Gladys y Delicia. Gladys ahora vive en Buenos Aires. Estuvo detenida en la ESMA. Cuando comenzaron las persecuciones, ellas estuvieron en casa. Yo estaba en Buenos Aires y las estaba ayudando, se quedaban en casa y de ahí iban a sus quehaceres y volvían otra vez, las dos, tanto Delicia como Gladys. Y Gladys tuvo un pelito de suerte. Gladys estuvo en Tucumán, porque el esposo de ella era de Tucumán, lo mataron y la perseguían a ella, desde muy cerquita. La familia la llevó a un campo lejos en Tucumán, en la provincia, y la guardaron en la casa de un tío. La llevó una cuñada. Empezaba a llegar ya el Ejército y viene una de las cuñadas a Buenos Aires, me ve y me dice que lo habían matado al marido de Gladys y que ella quería venir a mi casa a estar conmigo. Le dije que sí, pero con una condición: que no 107


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vuelva más al Movimiento Rural. Yo no era del Movimiento. Era opositora. No acuerdo con la violencia aunque a veces hay que ser violento. Bueno, cuando yo vuelvo de Buenos Aires al campo acá, ya Delicia desapareció y Gladys me dijo: –Yo me voy a buscar a mi hermana. Yo le dije: –No, porque sos muy parecida y te van a agarrar a vos. Somos muy parecidas las tres. La cuestión es que cuando yo viajo al campo, ella aprovecha y se va a Resistencia. Ahí la agarraron enseguida, porque se fue directamente a la casa de ella y vino la policía y la levantó. Toda la ropa que tenía, toda la ropa desapareció. Ella con el vestido que se fue, con ese vestido volvió a Buenos Aires. Pero eso es una historia larga. Delicia era la menor de todos los hermanos. Éramos muy seguidas las tres, un año de diferencia entre cada una de nosotras. No recuerdo cuando éramos muy chiquitas... Tengo recuerdos de cuando empezamos a ir a la escuela. Estábamos viviendo en Cafarreño. Íbamos a la Escuela N° 54, de Cafarreño. Irma Acuña casada con Ginocchio, de Goya, era mi maestra. Muy buena maestra. Teresa Angélica Galfrascoli, también de Goya, era tía mía y directora de la escuela. Delicia era alegre, pero cuando se ponía, se plantaba... no la sacabas más de ahí. Y tenía un dicho, no de niña, ya de grande: “Si no te corrés, nadie te correrá”. O sea, si uno mismo se asusta, ahí te van a agarrar, o te van a hacer esto... eso mismo ya a uno le arruina, "Si no te corrés, nadie te correrá", decía. Que se mantuviera firme... y ella era así. No la doblábamos... hasta en las pequeñas cosas, por ejemplo, nosotros teníamos que ir al pueblo a traer mercadería para la casa, y le decía mi hermano: –Vamos Delicia.... –No, no me voy a ir –decía ella. Y no se iba, y tenía que ir yo. Así era, no la podíamos convencer de nada. Carácter muy fuerte. Muy segura de sí. No era que enfrentaba, que era peleadora ni nada, no, más bien era de discutir, razonando las cosas. Era una buena persona y tenía un corazón de oro. Por eso se fue a morir. Ella y mi hermana… igual de buenas; mi hermana Gladys era más dócil, más dada, más conversadora. Delicia cuando quería hablar, hablaba, pero no era de una conversación fácil, escuchaba más bien ella. 108


Bueno, ¿quiere saber cómo empezó? Justamente empezó con este movimiento católico, el MR. Las dos. Se iban a cursos, a Buenos Aires o Córdoba, no sé detalles... hasta que una vez, el abuelo mandó la camioneta para que vengan. Llegó solo Gladys, y el abuelo dijo: –No voy a mandar de vuelta la camioneta. Que venga caminando. Ese día, llegó con Tono Díaz. Llegó y dijo: –Papá este muchacho es fulano de tal... y va a parar acá porque no tiene donde estar. Papá lo tomó bien y quedó así. Papá tenía unas hectáreas de tierra que estaba cultivando con tabaco y demás yerbas. Y tenía gente que trabajaba allí. Y un día se entera por gente que trabajaba con él, que Tono les había dicho que era poco lo que se les pagaba, que había que pedir... protestar, ¡qué sé yo! Hete acá que mi papá no tenía un solo peso más. Porque cuando mi papá vendía su producto, siempre venía con la cabeza gacha, mirando abajo. Y yo le decía: –Papá, ¿cómo saliste? –Como siempre… mal. Ni siquiera la mitad de lo que valía mi tabaco me pagaron –contestaba. Y no hablaba más papá. Entonces yo veía que no era razonable pagar más al peón rural, siendo que papá era quien mejor pagaba en no sé cuántas leguas a la redonda. Y los trataba como a seres humanos, venían hombres de Perugorría, de Chavarría. Recuerdo que una vez vino un hombre totalmente rotoso, yo me dije: –Este es un linyera, ¿a qué viene? –porque a veces uno tiene miedo. Papá le dijo que se baje del caballo. Papá estaba sentado, el hombre se bajó del caballo y papá le preguntó: –¿De dónde sos? –De Chavarría –contestó. –Y ¿cómo viniste hasta acá? –Y me dijeron que acá hay mucho trabajo y que es el que mejor paga. Por eso estoy acá. – Ah... ¿eso te dijeron? Bueno, andá con esos hombres, ellos te van a ubicar –teníamos unas casas para los peones. Ese hombre se quedó y yo le dije: –Tenga cuidado papá, yo le tengo miedo. Papá me contestó: – Quedate tranquila, no va a pasar nada. Papá era una persona que no hablaba mucho pero veía mucho. Y así fue como se quedó el hombre, un año y medio, dos años. Me acuerdo que al otro día, o a los dos días... papá fue y le trajo bombacha, camisa, un pulóver, le trajo de todo, ya para su ropa. Eso fue lo que me quedó grabado. Yo le tenía miedo, quería más bien que se vaya y él no, todo lo contrario. Doy nomás ese pantallazo de cómo era mi papá. Entonces yo pensé, para mis adentros, que no estaba bien que Tono les 109


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dijera eso a los peones. A lo mejor tenía razón que tenían que pedir más, pero era lo que se podía pagar y era poco capaz, así como papá también cobraba menos de lo que tenía que cobrar por su tabaco. Se habló con Tono, se enojó mucho papá. Mirá lo que pasa, nosotros le dimos un techo, comida, todo gratis. Y él andaba con libros. Sentado allá lejos, bajo los árboles, con las dos hermanas mías. Ya estaban en el MR. Bueno, yo observaba, yo era la que cocinaba, hacía todas las cosas de la casa, ellas eran maestras. Observaba todo y tenía plena conciencia de la realidad de la vida que vivíamos, yo no estaba en otro canal. Cuando otro empleado le dijo a mi papá lo que decían, yo les hablé a mis hermanas: – ¿Cómo es esto? –les dije –No... porque es injusto, esto hay que cambiarlo –me contestaron. Yo les dije –Uds. saben perfectamente que papá, más no puede. Gracias a que Uds. le están ayudando como maestras él puede pagar más a los peones. –Y sí – decían– pero puede pagar más. Entonces yo comenzaba a ver, siempre en silencio, porque ellos no me comunicaban cosas. Un día Tono me dice: –Vení Onga (así me decían). Yo fui y me dice: –Mirá yo te voy a contar lo que estamos queriendo hacer –me contó el proyecto que tenían. Dijo: –Mirá, queremos hacer una chacra piloto, necesitamos un pedazo de campo (el campo nuestro estaba todo sembrado). Una hectárea de campo, para que venga toda la gente que quiera de buena voluntad, a trabajar gratis y después vendiendo la producción de la cosecha, se les pagaría a todos iguales. Yo le dije: –Perdoname Tono, pero yo te voy a decir la realidad que vivimos en este lugar. Pero te voy a explicar algo. Acá la gente, si llega el sábado y vos no le pagás la semana, ellos no vienen más, te hacen huelga, te dejan cuando el tabaco está maduro, no vienen a levantar. Si no le pagás sobre semana, ellos te castigan. Entonces esa teoría tuya de que a fin de año vos recién les vas a dar la plata, no va a andar aquí en este lugar. Hablo de este lugar porque yo conozco este lugar –como yo era quien estaba ahí en la casa, sabía todos los pros y los contras. Les dije: –Hagan la chacra, no les digo que no la hagan, pero yo les digo que la chacra de Uds. va a terminar en un tutiá (un yuyo que tiene espinas), o un cadillar... Es decir que no iba a estar nadie... solo yuyos, ellos se retiraban cuando querían... ellos, los jóvenes pero bueno, era el porvenir de 110


ellos. Tono me dijo: –Vas a ver que no va a ser así, porque yo les estoy hablando, les estoy concientizando. Mirá este libro –dijo. (No me acuerdo en este momento de quien era el libro, ni la tapa, pero yo sabía, porque papá leía todo, aplicaba, nos contaba y nos decía las cosas)– ...acá dice que al pobre hay que darle lo que él se merece. Yo dije: – Eso es para patrones que se están quedando con la plata, pero para el que no tiene, ¿qué te parece, tiene que salir a robar para dárselo a los hombres? –No, yo te estoy diciendo que el plan mío es este, y yo les estoy diciendo que no tienen que esperar a la venta para la cosecha. – Mirá –le dije– ¿sabés cómo va a empezar tu problema? Tenés 10 hombres ahora, tenés 10 jóvenes que están dispuestos a trabajar, seguramente que sí, a la semana que ya no hay plata. El lunes uno te va a mandar a decir que le duele la muela y que no va a poder venir a trabajar. Los otros que escucharon esto, dirán: "Ah, este no vino a trabajar, pero cuando cobre allá al final ¿va a ganar igual? porque todos tenemos que cobrar igual", así lo va a hacer uno, luego otro no va a trabajar otra semana. A Tono le dije yo esto. Y, ¿sabe cómo terminó? En que todos los muchachos se fueron yendo despacito. Se fueron todos... Se plantó y quedó y creció el cadillo, todo tirado. Se fueron todos y ¿sabe lo que me mandó a decir Tono?: “Andá y decile a Onga, que la felicito, porque salió exactamente como me dijo. Pero exacto, ¡no le erró un punto!”. Bueno, la cuestión es que empezaron a irse, a alejarse... desaparecían... a la noche desaparecían... El tractor nuestro era el que trabajó la chacrita esa. La camioneta nuestra era la que los llevaba. Todo salió de nosotros. Porque había buena voluntad. Pero no hubo caso… En la práctica, un plan como el que ellos tenían era imposible. Yo no me aparto que en algún otro lugar, Entre Ríos por ejemplo, capaz que servía, porque allí trabajan distinto, Santa Fe, no sé… Luego, salieron ellos, se fueron del lugar de Cafarreño, y del Batel... porque empezó el ejército a llegar. Llegaron a casa rompieron un vidrio, mi papá no estaba había ido a Paso de los Libres, rompieron la puerta con hacha. Un desastre. Delicia era tranquilísima, pero mi (otra) hermana le preguntaba: –¿Y si no logramos este objetivo, qué hacemos? –porque viste que 111


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siempre que hay entre los hermanos uno que manda, que es la cabeza. Mi hermana Gladys era así y Delicia le seguía, le seguía. Gladys es mayor que Delicia. Gladys tenía más forma de convencer a cualquiera. Pero tampoco se convencían mucho los paisanos de allá del campo y empezaron a retirar a los hijos cuando hablaron de lucha armada. Yo lo escuché, porque yo las acompañaba, íbamos a las reuniones en la camioneta nuestra, entonces papá me decía: –Andate vos porque todavía van a incendiar la camioneta. Entonces me iba yo. Yo, mutis. Eran dos viejitos los dueños de la casa, eran amigos nuestros. Yo me sentaba a tomar mate y ellos se sentaban en un galpón grande, allí estaban todos los muchachos, todas las chicas, a escucharles y ellos le hablaban. Tono y Gladys eran los voceros. Ellos escuchaban, escuchaban, escuchaban... eso pasó como un año antes de la chacrita. Aparentemente la gente iba porque les daban de comer. De mi casa se llevaban gallinas, les cortaban el pescuezo, ellas que nunca habían agarrado una gallina, chancho, nada... agarraban las gallinas, las mataban y las tiraban a la camioneta. Para darle de comer a un montón de vagos, porque eso eran, vagos. Venían por la comida; me dijo Marino: –¿Sabés cómo comíamos ahí, harina... pollo –no sé si él sabía que eran de casa. –Mirá –decía–, mira la cantidad de gallinas que hay acá, ¿sabés la cantidad de gente que no tiene para comer? – Ah, eso es porque no quieren trabajar –le decía yo–. Acá yo tengo el ejemplo de menganito, fulanito, zutanito… Esos peones que ellos les hablaron para que nos pidan más sueldo, esos nos robaban pollos, nos robaban las gallinas con los huevos que estaban por sacar. Nos robaban huevos en bolsas, porque había mucho huevo. Yo le cuento que mejor que en casa, en ningún lado iban a estar la gente esa, nadie de ellos. Se iban porque había esa comida, siempre tenían la comida lista. De casa se traía, en la camioneta de Santa Lucía o de Gobernador Martínez alimentos en bolsas. Ellos sacaban lo que querían para hacer comida a esa gente. ¡Ah!, le decía que la señora, la dueña de casa, me había pedido que le caliente la pava. Entonces yo tenía que ir a la cocina que estaba bastante alejada de la casa, en el medio había un galponcito era en el que estaba toda la gente. Entonces cruzo y siento que alguien habla en la oscuridad, cerca del galpón, era la voz de Tono. Estaban otros, eran dos hermanos Ocampo, Toro Ñaró... buenazo ese muchacho, era un 112


hombre puro corazón. Este muchacho era una lástima como lo mataron. Pero bueno... Tono dijo: –Y tenemos que mantenernos acá, porque tiene un monte muy lindo este espinillo, acá tenemos que estar... Después escuché que nombraron a Cuba. Cuando dijo "Cuba", para mí era de terror. Entonces yo tampoco conocía mucho, ahora conozco un poco más pero en ese entonces dije yo: –Dios me libre. Bueno, calenté el agua, traje y seguimos tomando mate... hasta que amaneció. Entonces la gente empezó a irse a las casas. Eso era siempre los sábados o domingos, no era cualquier día. Salimos y nos fuimos nosotros. Ellas contentas con sus conversaciones. Las dos estaban bien, muy bien. Y llegó el otro sábado, que también tuvimos que cargar la camioneta hasta más no poder con mercadería para darle de comer a los muchachos. Bueno, me dicen –¿Vamos Onga? –No –les dije– yo ya me quedo en mi casa. –¿Por qué te quedás? ¿Por qué no te vas? –Porque yo le escuché a Tono decir que van a hacer la guerra de guerrilla, escuché todo lo que hablaron, y yo ya no voy más. Hacía ollas de dulce de mamón, ¡qué es lo que no hice yo por ellos! Lo llevaban en fuentes para darle de comer a esa gente que no servía para nada. Los Ocampo más o menos, los dos, la chica Ocampo también ella, el marido y basta de contar. Bueno, pasó. Papá decía: – Hay que tener paciencia, vamos a ver en qué termina, hay que tener paciencia. Ahí andábamos, en que el tractor le dieron a un muchacho que no sabía manejar ni parar el tractor. Y se fue y le dejó despacito contra una planta de coco, una palmera, y ahí estuvo toda la noche, en marcha porque no sabía cómo hacer para detenerlo y no había nadie que le diga “esto se hace así para apagar”. No había nadie, porque todos andaban en todas las cosas, abarcaban demasiadas cosas, ¡le dieron el tractor y le dejaron solito! Papá ya les había dicho que no tenía tierra para darles. La tierra de la chacra era justamente del padre de Ester Escobar. Bueno estando en una reunión, estaba yo tomando mate, hacía un frío... una helada cayó esa noche. No había lugar donde protegerse, entonces me fui yo con los viejitos, siempre estaba con ellos, conversábamos... de cualquier cosa, menos de política. Y se enfría la pava para el mate, todo el día 113


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tomábamos mate. Andate a poner la pava, yo ya no puedo más estoy todo el día muy cansada –me dice la viejita. Y no podían dormir porque las camas de ellos estaban ocupadas con la gente que venía de otros lugares y había que buscarles lugar para dormir, en el único lugar donde sobraban camas era en casa porque nosotros llevábamos a las monjas de acá de Goya en Semana Santa y hacíamos unas visitas de las casas y ahí sí, yo estaba en pleno. Entonces teníamos las camas. Pero papá ya no las dejaba usar, les decía: –Yo les voy a prestar la camioneta pero que vayan a parar a otro lado y que Dios les ayude porque la verdad es que yo no les deseo el mal. Hagan esa chacra que Uds. quieren, que creen que la van a hacer... hagan. Y así fue como les prestó el tractor, y el tractor se quedó marchando toda la noche contra el árbol, de eso se enteró papá y les sacó el tractor. Pero ya habían arado, se hizo todo el trabajo ahora había que melgar y plantar y se hizo, se plantó y se melgó. Se hizo todo y no sé si no le hicieron la primera carpida, no sé... pero ya se fueron yendo. No se juntó tabaco, no se juntó nada, era tabaco lo que se plantó. Esa fue la experiencia en Cafarreño, Batel. Así fue la triste experiencia nuestra del MR de aquel tiempo. Tono, más tarde, fue pareja de Gladys, tuvieron un hijo. Marino y Delicia se juntaron en Resistencia. Marino era de Batel, cerquita nomás de los Ocampo. Ahora vive en Buenos Aires, tiene su familia. Bueno, la cuestión que esa fue la realidad de las cosas, se fueron a Corrientes y luego renunciaron como maestras y se largaron a andar, ahí ya poco sé. Más tarde llegaron a Buenos Aires, pidiendo socorro y se los di, y Gladys volvió otra vez a las andadas, a andar otra vez. Ella misma me dijo: –Me voy a ir, me voy de acá, yo quiero seguir... hay muchos compañeros en riesgo. Entonces le dije a Gladys: –Yo le dije a tu cuñada cuando vino de Tucumán, que los recibía con la condición de que vos no vuelvas a la misma, porque te iban a matar a vos, a tu hijo chiquito y a mí con mi hijo, porque nos van a matar a todos –porque les mataban hasta a los parientes. Así le dije a mi hermana: –Yo no quiero saber nada de ese tema, vos sabés bien como pienso yo. Y se fue. Prácticamente de la muerte le habíamos sacado de allá... Y estaba bien en Buenos Aires porque estaba cubierta y nadie 114


sabía nada, yo a nadie le dije nada, solo dije que era mi hermana del campo y venía a trabajar. Nadie sabía nada, eso yo bien cerrada la boca. Y bueno, les ayudé a mis dos hermanas hasta el último momento. Mi hermana Delicia también se fue a estar conmigo un tiempo. Ella me contaba que estaba muy mal, muy perseguida. Después salió y se fue otra vez a Resistencia, ella estaba muy mal. Al poco tiempo la agarran y la matan. Estuvo presa creo que un mes. Los detienen juntos, a ella y a Marino, estaban en la misma cárcel. Por Marino nosotros supimos muchas cosas. Dijo que les tenían a maltraer especialmente a Delicia y que ella dijo: –Bueno yo me quedo –en la casita esa de Resistencia– no importa que me maten porque yo ya estoy cansada de huir y yo sé que si me voy a la casa de papá más ligero me van a agarrar porque ahí me conocen todos. Parece que Tono les había dicho por qué no dejaban todo eso y se iban a trabajar con papá en el campo y le dijo Gladys: –Pero vos qué tenés en la cabeza si ya estamos requemados, ir allá es decirles, "bueno acá estamos". Y así vamos a matar a papá, porque a papá le van a matar porque nosotros estamos allí. ¿Cómo vamos a ir a exponer a papá? No, no –le dijo. Cada uno peleaba por donde podía, por Jujuy y Salta anduvieron mis hermanas. Huyendo siempre. Y yo era desangrarme, yo miraba el noticioso y me retorcía porque yo sabía que mis dos hermanas estaban allá. Tenía miedo por papá, le llegaron a papá y no lo mataron porque él no estaba, había ido a Curuzú a pagar la camioneta. Por eso no lo mataron y dijeron que iban a venir otra vez. Le llevaron escopeta, le llevaron plata que tenía, le llevaron revólver, le llevaron todo lo que tenía papá. Le llevaron de todo los militares… Los vecinos de lejos sentían los ruidos de los hachazos. Con el hacha de nuestra misma casa, le rompieron la puerta para entrar. Rompieron la tumba de los hermanitos que teníamos a unos pocos metros. Rompieron porque dicen que alguien les dijo que tenía armas adentro. Lo que pasamos nosotros es una historia larga y triste, y triste porque al final murió Delicia. Eso... y Toro Ñaró que era una buena persona, era buenísimo. Yo lo sentí muchísimo porque yo lo conocí cuando él estaba en la política, mis hermanas como maestras iban ahí, donde estaba él. Pero él era un muchacho tan bueno... y la mamá de ese muchacho fue 115


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compañera de mi mamá, se recibieron juntas de maestra. Fueron compañeras desde la primaria con la mamá de él, ella era de Mercedes, Estigarribia era ella. O sea que para colmo conocidos entre familias de antes. Y muy buena persona, muy buena, muy buena. Después que los detienen en el Chaco, Marino dice que estaban en distintos pabellones. Marino estaba en un pabellón acá y ella allá. Él la veía pero una noche desapareció. Hubo un verdadero lío esa noche. Llevaron unos cuantos y entre ellas a Delicia. No le vio más. Marino me contó eso. Ya no la vio más. Entonces cuando él salió después de unos días, pregunta por ella en la cárcel y le dicen: –Mirá, acá está la firma, salió. Se fue a buscarla porque le dieron la salida. Marino se larga a venir a Cafarreño, preguntaba por todos lados y nada, nada, nada, nadie sabía de Delicia. Y él sospechaba, porque había habido mucho ruido allí adentro, en la cárcel, aquella noche. Vino y le dijo a papá mire esto es así y así, y está la firma de ella como que salió en libertad. De todos, todos los que llevaron a morir allá, están las firmas de ellos. Entonces papá va a la Alcaidía y pide ver la firma y ve, y era la firma de ella. –¿Y dónde está? —les dice. –Y debe estar en el Ejército, en el Regimiento – le dicen. Y se fue papá al Regimiento: –No, acá no hay nada –le dicen– ¿qué viene a buscarla acá? Vaya a la policía y que le digan ellos dónde está. Entonces vuelve allá y le dicen –Señor, ¿quiere Ud. tener la misma suerte que su hija? Vuelva a preguntar y le liquidamos acá nomás –le dijeron a papá. Marino, al lado. Eso me contó Marino. Yo no estuve ahí. Entonces papá se dio vuelta y se fue. No le quedó otra cosa. Llorando se fue papá de ahí. Papá pasó las de Caín, y todos las pasamos. Dicen que todos los que sacaron esa noche de la cárcel fueron a parar a Margarita Belén. Poco se sabe de ella dentro de la cárcel porque no era conocida Delicia. Así es el tema. Y bueno esa es la triste historia de Delicia. Ella se recibió de maestra en la Normal. Amigas tenía pocas, además ella se recibió y se fue al campo y trabajó ahí. Cuando estudiábamos aquí en Goya, teníamos nuestra casa en la calle Belgrano. Frente a una cancha de básquet (Norteña). En una de esas casas que se hizo por el Banco Hipotecario. Ese tiempo cuando estudiábamos estábamos los cuatro 116


hermanos aquí en Goya, con nuestra abuela o con mamá. Hicimos primaria y secundaria aquí. De Delicia lo único que puedo decir es que era una buena persona. Las dos eran buenas, buenas, buenas personas. No porque sean mis hermanas. Eran de buen corazón.

Ester Otilia Escobar, Sector Maestros del MR, militante de LAC Delicia era maestra, trabajaba con su hermana Gladys, en la escuela de Cafarreño. Era una escuela grande del Plan Quinquenal del peronismo. Yo también trabajaba en una escuela de ese plan, eran unas escuelas hermosas, con todas las comodidades. Gladys era la directora, había otros maestros que venían de Goya o Santa Lucía. Ambas eran oriundas del lugar, la casa de los padres estaba muy cerca de la escuela. Delicia y Gladys eran tipo líderes, estaban en la Iglesia, eran catequistas, organizaban las fiestas de la escuela… Gladys había empezado a estudiar abogacía, a distancia, eran re instruidas, siempre leían mucho, tenían un buen nivel de formación, sobresalían siempre en las reuniones, parecían chicas muy bien preparadas, las dos eran solteras. Las conocí cuando comenzamos el MR en el 68, 69... ahí comenzamos a trabajar juntas. Eduardo (Ñaró) un tiempo trabajó en la escuela de Campo Vallejos, después vino a la escuela de Batel y participó de todas las actividades. Siempre en las fiestas patrias, todas las escuelas íbamos a una de las escuelas a colaborar entre todos, así íbamos a la escuela de Campo Vallejos donde estaba Eduardo o, la escuela donde estaban Delicia y Gladys, que era la de Batel, a dos leguas de distancia, 10 km, una de otra. Primero trabajamos en la Acción Católica, después cuando empezamos la etapa del MR, hicimos el Sector Maestros, allí estábamos Delicia, Gladys, Leonor Vargas, su hermana Magna… ¿quién más era? Pipita Escobar que era vecina de allí, Eduardo, yo… Hacíamos los cursos del MR. Todos juntos organizábamos los cursos para ir a distintos lugares, así íbamos a Perugorría a Goya… También 117


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invitábamos a jóvenes de Reconquista, Vera y otros lugares de Santa Fe, incluso venía gente de Buenos Aires. Las hermanas González eran muy dedicadas. Todas las cosas que había que hacer en la zona, seguro que estaban ellas trabajando, todo lo que había que hacer por la escuela, por los chicos… primero ellas. Seguro sí, siempre estaban, y en la Iglesia era lo otro donde trabajaban muchísimo. Era así ellas estaban en todo lo de la comunidad.

Después trabajábamos juntos en la chacra que hicimos en casa, en una parcela que nos dio papá, era una chacra socializada. ¡Teníamos un entusiasmo!… Trabajábamos todos, en nuestros trabajos como maestros y en la tierra. Venía gente de otros lugares me acuerdo que... allí vino Tono Díaz, un tucumano que luego fue pareja de Gladys, tuvieron un hijo. Tono no era maestro, no sé qué estudio tenía. Sé que trabajó en los ingenios en Tucumán y vino a ayudar en la chacra que hicimos nosotros. Allí también estuvo Pedro Pablo, también una chica, Yolanda, que después se casó con Pedro Pablo. Yolanda era enfermera. Y otras chicas más de Gualeguaychú, estuvo Maris Rébora de allí, también estuvo Inés no sé el apellido. Para toda la organización de la chacra poníamos nuestros sueldos de docentes, bancábamos todo; primero no teníamos nada para trabajar 118


luego Delicia y Gladys consiguieron el tractor del padre. Ellas manejaban también el tractor. Era un tractor nuevo, grande, nos lo prestaba a nosotros. Ellos estaban bien económicamente. Eran cuatro, tres mujeres y un varón. Delicia y Gladys compartían con nosotros las ideas que teníamos y todo. Su hermana y su hermano no. Tampoco eran enemigos. Igual que el padre. No es que compartían ideas, pero eran como mi papá, colaboraban, mi papá dando la tierra para la granja y él prestando el tractor. En 1972, nos tuvimos que ir del lugar. Ellas y nosotros juntos. Nos fuimos porque hubo una persecución en la zona, ahí abandonamos todo, nuestro trabajo en la escuela... la chacra. Pasamos a la clandestinidad, los cuatro. Mirá, con ellas no sé qué habrá pasado, pero nosotros no llamamos la atención. Los únicos que sabían eran los de la escuela, el director trató de cubrir, era amigo nuestro y sabía lo que nos pasó. Volvimos en el 73, creo que era en septiembre del 73. Y después retomé la misma escuela, me nombraron titular allí, era otro gobierno. Ellas tenían un vehículo, nosotros teníamos un Citroën. Retomamos el trabajo en el campo. Compramos con nuestros recursos un tractorcito. Éramos muchos los que vivíamos en la casa. Ellas no vivían en nuestra casa, ellas vivían en la escuela. Dejaron su casa y vinieron a vivir a la escuela, dejaron la casa paterna y esas escuelas tienen casa, habitaciones cómodas. Las dos vivían en la escuela. Ahí ya tenía su compañero Gladys. Y Delicia tuvo su compañero, después, cuando pasamos a la clandestinidad en el 76, poco antes del golpe. Más adelante tuvimos algún contacto en Buenos Aires, ella se encontró con Ñaró, vino a cubrir una cita. A Delicia la llamábamos Lucía. Ella estaba viviendo en el Chaco, en un lugar muy precario, a la orilla del basural. Esto lo sé bien porque yo me alojé allí una vez, la casa donde vivían era de tablas de cajón de manzanas. No sé si ellos consiguieron eso así, tenía dos piecitas en una entraba una cama y otra para cocinar, algo así. Tenían su cama. Yo caí ahí, me llevó ella seguramente una vez. Estaba en Buenos Aires y tuve que volver, era el 76; tenía que salir sí o sí, porque recibí llamadas anónimas de que salga porque venía la policía y yo estaba con los chicos, estaba en Buenos Aires. Yo agarré mis hijos y me vine con lo puesto. 119


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Ahí, Delicia me llevó a su casa, cerca de un basural, allí nos infectamos todos con conjuntivitis. Delicia estaba enferma. Había una sola camita para estar y no teníamos ni un colchón nada, ni ropa para ponernos, bueno solo la ropa de ella, dormíamos sobre diario. Y el que estaba más enfermo se acostaba en la cama. Así estuvimos unos días hasta que me contacté con Ñaró. El creía que yo estaba en Buenos Aires, ¿viste? Hasta que en una cita nos contactamos, estuvimos como diez días que no aparecíamos porque no podíamos llamar la atención; como no podíamos tener encerrados a las criaturas, iban a jugar al basural, era un basural grande. A la noche íbamos a buscar el agua, teníamos dos baldes y con eso nos tenía que alcanzar para todo el día para la ropa, para cocinar, lavar y bañarnos. Delicia salía todos los días como si fuera a trabajar y tenía que volver a una hora determinada. Había que aparentar por el vecindario, por unos caminitos cerca del basural vivían unos cuantos, era lejos del centro. Y Marino (el compañero de Delicia) trabajaba, en qué no me preguntes, pero era en verdad que trabajaba, tenía su trabajo estable. Así estuvimos más de 15 días, ahí se me enfermaron todas las criaturas hasta que Ñaró me vino a buscar. Ahí volvimos a Buenos Aires. Entonces fue la última vez que vi a Delicia. Después no la vi más, no recuerdo el mes. Nada. Después se nos perdió ¿viste? En Buenos Aires sí teníamos contacto con Gladys, entonces Gladys vino a buscarla a Resistencia y allí la agarraron a ella. Delicia tenía que ir y llevar un informe, como no aparecía, Gladys se fue al Chaco. En Resistencia, Delicia cubría una cita para todos. Era la encargada y ahí se fue Gladys a buscar a Delicia, y a Delicia ya la habían agarrado antes. Y en esa cita la agarraron a Gladys, cualquiera pudo haber dado el lugar, era la cita de todos. De ahí la levantaron a Delicia también. Mucho tiempo después, cuando ya tampoco estaba Ñaró, me encontré con Gladys. Fue después que yo volví de Francia. Yo sabía dónde era la casa de Dora, la hermana que vivía en Buenos Aires y que las ayudó siempre. Ahí me encontré con Gladys. Esto me contó a mí después que salió de la cárcel donde estuvo un montón de tiempo, creo que en la ESMA. La detuvieron en Resistencia y la trajeron a Buenos Aires porque tenía que venir a mostrar donde tenía cita con Ñaró. 120


Contó que cada vez que la llamaban para hacerle decir cosas, cada vez que la torturaban ella decía –¿Cuál es lo malo que hicimos, por querer que el prójimo esté mejor, por ser catequista, por ser docente, por eso estoy acá? –No, vos tenés que decirnos donde está Ñaró –y no sé cuánto... Y entonces les decía: –Yo me encuentro con él en la plaza Miserere. –¿A qué hora? –A las doce o a la una… –decía y la llevaron. La largaron en la plaza, la controlaban de cerca. Empezaba ella a caminar y la primera vez empezó a correr para escaparse y comenzó a gritar: – Socorro me quieren secuestrar –y la agarraron de vuelta. La volvieron a llevar dos o tres veces. Después no la llevaron más. Cierto, nosotros teníamos cita con ella y ella no iba a las citas. No. Entonces supimos que la detuvieron. Ella tenía que mostrar el lugar, pero ella no iba a ese lugar, iba a otro, los engañaba ¿viste? Después supe que a Tono, su compañero, lo mataron en Ledesma, Salta. Creo que fue antes de la detención de ella.

Pedro Pablo Romero, Secretario General de LAC Delicia y Gladys fueron buenas compañeras…, me acuerdo de charlas que tuvimos antes; ellas eran de familia antiperonista y yo un fervoroso de Perón y Evita. Entienden el peronismo a partir del trabajo en el MR cuando entran como Sector Maestro; ahí se relacionan con el campesinado que estaba tomando conciencia de su situación, van entendiendo mejor la realidad política y asumen el compromiso con el peronismo, con las JP Regionales. Un compromiso extraordinario fuera de serie, tanto de Delicia como de Gladys. Gladys había hecho pareja con un compañero del MR de Tucumán, Tono Díaz, quien también participó de la chacra comunitaria. Esto sucedía antes de la formación de Ligas, en ese tiempo había una intensa relación entre los compañeros del Movimiento, Mira Díaz y Maris Rébora eran dirigentes nacionales del Sector Maestro y visitaban la zona. También llegó Carlitos Carballo Ingeniero agrónomo, provenía del Peronismo de Base; Juan Carlos Urbani, venía de militar en las Ligas santafesinas, luego fue el esposo de Rosita Rojas. Rosita era hija de 121


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agricultores y en ese momento Permanente del MR, muy activa y decidida. El aporte de ellos tres fue muy importante para las Ligas. Todos ellos estuvieron con nosotros en la formación de las Ligas Correntinas, cada cual con sus definiciones políticas pero unidos en los objetivos mediatos. Más allá de lo gremial, acá todo el mundo sabía quién era quién. Nosotros que éramos jóvenes estábamos muy metidos en la experiencia política del momento, generando conciencia social, movilización y organización. Estábamos identificados políticamente, decíamos “hay que hacer el trabajo y si nos preguntan hay que identificarse”. Pensábamos que no teníamos que ocultárselo a la gente y seguíamos con fuerza para adelante, hicimos el trabajo gremial con algunas actividades políticas. Los compañeros que provenían del Sector Maestro del MR, como Ester, Eduardo, Gladys, Delicia y otros tantos compañeros más eran los más activos y entusiastas. Todos sabíamos que éramos generadores de política y cuál era el compromiso que asumíamos con la lucha de los campesinos en particular, y del todo el pueblo argentino en general. Por esa lucha fuimos perseguidos y reprimidos. Algunos sufrimos cárcel pero Tono Díaz, fue asesinado en Salta y Delicia fue detenida y sacada de la cárcel cuando la Masacre de Margarita Belén, y continúa desaparecida.

Anita Olivo, dirigente del Movimiento Rural y delegada de las LAC A Delicia la conozco como parte del MR, del Sector Maestros. En el Movimiento estaban el Sector Campesino, la Juventud Campesina y estaba el Sector Maestros. Eran los maestros que se agrupaban como Maestros Rurales. Hacían capacitaciones, encuentros para ver la problemática del niño campesino, de las escuelas rurales, sus edificios, todos los arreglos que se necesitaban en las escuelas. Y lo otro de lo que se ocupaban era del problema de la deserción, del abandono de la escuela de parte de los niños. Generalmente dejaban el grado por el 122


trabajo en la chacra. Fijate vos que en ese tiempo ya se empezaba a trabajar eso. Mirá en las épocas de carpida y de cosecha, mis hermanos mayores faltaban a la escuela. Nosotros que éramos más chicos ya no nos tocó faltar. Pero en esos tiempo de cosecha y carpida seguía sucediendo. Lo que hacían los maestros era comunicarse para buscar soluciones. Nosotros mismos, los jóvenes trabajábamos con ellos para convencer a los padres de que los chicos tienen que terminar la escuela. La verdad que nuestros padres no sabían cómo hacer porque querían que fuéramos a la escuela pero no había presupuesto para pagar un peón. Uno o dos peones rara vez se podía. Y los tiempos del campo son exigentes... Había que cosechar y ¡a cosechar! Lo otro que era muy fuerte también era lo de la clasificación del tabaco, cuando se va a entregar ahí, todos a clasificar. Y los maestros más que nada lo que hablaban era con los padres. Es un problema que hasta hoy subsiste. Hace unos días en un encuentro de DDHH, un maestro decía “los padres no dejan estudiar a los chicos y que más que nada optan por hacerlos trabajar en el campo antes que vayan a la escuela”. Eso decía el maestro, no es fácil comprender. Bueno, ahí en esos encuentros es donde conozco a Delicia y a Gladys, su hermana. Las dos siempre andaban juntas. También con las visitas de los grupos rurales, ellos nos contaban la situación de otros lugares. Nos contaban sobre las necesidades de otros lugares y lo que estaban haciendo para solucionar sus problemas. La preocupación de ellos era que hubiera más maestros, más escuelas. A veces las escuelas tienen un solo maestro que atiende a todos los grados. A veces había hasta cuarto grado nada más, y ya se estaba implementando el sexto grado. Para hacerlo había que ir al pueblo o a la ciudad. Entonces todas esas cosas eran de las que los maestros se ocupaban. Aprendimos mucho con ellos, estaban Delicia y Gladys, Leonor Vargas, Gilda Vargas, que también era catequista y misionera. También Magna Vargas, creo que era religiosa también. Era una mujer muy humilde, muy callada, de esas mujeres muy buenas, estilo como es Esther Migueles, callada pero constructiva. Antes, cuando yo estaba en Paraje

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Palmita, Magna solía quedar en mi casa. Era grande de físico, muy sencilla... de conversar bajo... Después la conocí también a Esther Berdini, que también fue monja, a ella la conocí más adelante, ya en el 74. A Delicia a Gladys, Magna, Gilda y Leonor ya las conocí cuando vivía en Pje. Palmita, época del MR. Delicia era muy alegre, la que era más seria era Gladys. Delicia te contaba, te decía cosas, te arengaba, te animaba, tenía un carácter especial, era muy risueña... Yo conocí Cafarreño, estuve en la casa de Delicia, conocí a la mamá también, antes de la chacra socializada.

INFORMACIÓN ACTUAL Delicia González continúa desaparecida. Por testimonios ante los TOF de juicios por delitos de lesa humanidad de Corrientes (Causa Goya) y del Chaco (Causa Caballero) y por la fecha de su desaparición, su nombre está en la lista de asesinados en la Masacre de Margarita Belén, en diciembre de 1976. En las audiencias orales del Expte. Nº 697/10, Panetta, Angel Vicente f/denuncia. (Causa Goya), Esther Berdini, testimonia y dice: “… Quisiera saber qué pasó con una chica de las Ligas Delicia González. Ella en los primeros días de diciembre me dice: 'Me van a dar la libertad, esta tarde firman la libertad'. La llevaron, firmó y se fue. A los dos o tres días las prostitutas detenidas en el mismo lugar que nosotras, nos alcanzan páginas de un diario local chaqueño que hablaba de la Masacre de Margarita Belén. Para mí fue siempre el misterio de Delicia González y relacioné lo suyo con lo de Margarita Belén.” Seguidamente Selmira Estefanía Candia, testimonió: “….El 11 o 12 de diciembre de 1976 de noche, se llevan a una chica joven, le habían dicho que le darían la libertad, no volvió, por Esther Berdini supe que era Delicia González”.

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Se conoce como “Masacre de Margarita Belén” la tortura y el posterior asesinato de un grupo de detenidos políticos en un operativo conjunto del Ejército Argentino y la Policía del Chaco el 13 de diciembre de 1976 a unos 30 kilómetros de Resistencia, camino a Formosa. El fusilamiento clandestino fue disfrazado de enfrentamiento en la Ruta 11, en cercanías de la localidad de Margarita Belén, durante el traslado de los detenidos de Resistencia a Formosa. Distintos documentos oficiales de la dictadura prueban el alto grado de planificación que tuvo la Masacre. La tarde del domingo 12 se realizaron los preparativos en la Alcaidía, donde fueron concentrados detenidos políticos trasladados desde la prisión U7 y de la Brigada de Investigaciones. A partir de las 20 h del domingo comenzaron las torturas al grupo de recién llegados, junto con presos políticos en cautiverio en la Alcaidía. En horas de la madrugada el convoy del supuesto “traslado” partió hacia la Ruta 11, donde los presos políticos -maniatados y extenuados por la tortura- fueron ejecutados. El 16 de mayo de 2011 ocho militares fueron condenados a prisión perpetua por ser considerados autores materiales de los homicidios. Un policía fue absuelto por insuficiencia probatoria. La investigación judicial continúa: existe una lista de más de veinte imputados (colaboradores civiles, funcionarios judiciales) y queda por resolver la restitución de los cuerpos de los asesinados que permanecen desaparecidos.

http://cpm.chaco.gov.ar/margaritabelen/index.php

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HÉCTOR ROLANDO PUNTÍN, JUANCITO … Puntín tenía una linterna, –Esperá –me dijo. Abrió el tubo de las pilas y sacó unos papeles con direcciones o no sé qué, y los rompió en pedacitos… Después sí, empezó a vadear el río.

Rogelio Tomasella, productor arrocero, militante del PRT Yo en realidad estaba del otro lado del Arroyo María e iba a los encuentros de jóvenes de Ligas, luego vengo a Paso López y empiezo a plantar arroz; en esa etapa y en ese marco sigo colaborando con Ligas Agrarias. En esa época yo estaba en la Asociación de Arroceros que apoyaron las movilizaciones de las Ligas Agrarias; la Asociación convocaba en su mayoría a pequeños propietarios, había liberales, autonomistas y radicales. La impronta la ponían los radicales. No se sumaban a las Ligas totalmente, les interesaba la lucha por el precio, pero el problema era que las Ligas promovían la Reforma Agraria, la tenencia de la tierra. Se cuestionaban los altos porcentajes que los aparceros debían pagar a los propietarios, lo que dependía de si les daban los bueyes, los arados, la mantención durante el año. Por eso parecía que los pequeños propietarios les sacaban más que el gran estanciero porque éste que sumaba mucho porque tenía muchas tierras, no les daba nada, les decía “ahí tienen la tierra, arréglense” y para ellos todo era plata que entraba, además así hacían su campaña para cooptar votos para sus partidos, los consideraban potenciales votantes. Entre los pequeños y medianos propietarios también había algunos peronistas. 126


Mis abuelos, mis tíos tenían 50 hectáreas, y tenían dos productores adentro. Yo soy primo de Sergio y sus padres eran propietarios de las tierras que trabajaban los padres de Tonito y Anita. Esos tíos que eran Negra y Kitá, tenían varios productores adentro. Kitá no tenía ningún problema si el colono por ejemplo decía: –No, mirá que el 30 es mucho. –Bueno, vamos con el 20 entonces –decía. Así era la cosa, así arreglaban. En esa etapa se incorporan al partido dos compañeros' uno es Puntín y del otro, no recuerdo el nombre. De familia radical los Puntín eran siete hermanos, seis varones y una mujer. Héctor era flaco, huesudo, alto y de cabello crespo. Bien morocho, como su mamá. Su padre era un suboficial herrero del Ejército, ponía las herraduras a los caballos, cuando fue separado siguió trabajando en herrería haciendo soldaduras, arreglos de arados, etc. Después que falleció los hijos salieron a trabajar. Héctor hizo los estudios primarios en Perugorría y cursó algún año de la secundaria. Era muy conversador, solía ir al pueblo los fines de semana, a los bailes también, pero no demasiado, nunca tomaba. Cuando se armaban los partidos de fútbol, aparecía con el mate para acompañar a sus amigos, no jugaba pero le gustaba mirar. Puntín trabajaba en el campo conmigo, en la arrocera, en Perugorría, era tractorista. Se incorpora al PRT, aquí su nombre era "Juancito". Recibíamos “El combatiente”, compartíamos reuniones y lecturas con algunos amigos de la zona. Por problemas de seguridad y siguiendo consejos de mis compañeros en el 76, después del golpe, me trasladé a Misiones. Al poco tiempo llega también Puntín, vivió en la misma chacra que yo, era un lugar muy precario. Luego comenzó a trabajar en la yerbatera, en Virasoro. Allí se encuentra con compañeros de la secundaria que estaban en la escuela de “Las Marías”, una escuela técnica para jóvenes. Allí tenían un sistema donde los jóvenes estudiaban y trabajaban. Puntín quería trabajar en la chacra de la escuela, no podía cursar porque no había terminado el secundario y era un nivel terciario. En la yerbatera conoce a varios tareferos o trabajadores de la yerba, tres de ellos luego fueron detenidos. 127


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Dejé de verlo porque fui a Corrientes, yo estaba haciendo el seguimiento de un compañero el Tarta o el Alemán, no sabía el apellido, que había desaparecido y no podíamos ubicar. Fui a la Liga, vi a compañeros del PC de la Liga de los Derechos del Hombre para que investiguen qué pasaba con este compañero. Al día siguiente fui a una cita y cayó la gendarmería, intenté correr pero me balearon y quedé detenido. Fui a parar al Hospital Vidal, el 24 de septiembre de 1976, allí me operan, al día siguiente me llevan al Regimiento y luego a varios centros clandestinos de detención, hasta que fui a parar a la U7 de Resistencia. Más tarde supe que Puntín fue secuestrado en Misiones. Sobre su caída hay diferentes versiones. Sus padres recibieron en febrero del 77, una carta anónima donde le decían que su hijo había sido secuestrado en Paraje Sauce, Bonpland, Misiones. Ester una compañera cordobesa que compartió con nosotros una casa y que fue detenida, dice que montaron una ratonera y que ahí cayó Juancito. Su hermano Jorge Eduardo Puntín, fue detenido en Perugorría a fines del año 77, declaró en la Causa Goya, en 2011, y volvió a denunciar el secuestro y desaparición de Héctor.

Pedro Tomasella, amigo y compañero de militancia Los Puntín son una familia de trabajadores. El padre se llamaba Alcides Puntín, era un herrero que de muy joven se instaló en Perugorría. Vino a hacer la colimba en Curuzú Cuatiá, se casó y ahí quedó. Era herrero de profesión. La mamá era de Perugorría, no recuerdo el nombre. A Héctor Rolando le decíamos Nito. Hizo la escuela primaria y comenzó la secundaria, porque justo en esa época se inauguró el primer ciclo secundario en Perugorría, era el año 72. Para esa época ya éramos compañeros del pueblo, del campo, del trabajo... El comienza la secundaria pero deja porque tiene que trabajar, primero con el padre y luego con nosotros en la zona de Paso López, al fondo.

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Comenzando por el principio, Nito tuvo una vida dura trabajando en el campo, con el tabaco y en herrería, haciendo barandas de puentes. El padre logró formar una empresita y cobijó a todos los hijos ahí, ninguno migró en ese tiempo porque todos tenían trabajo. Había mucho trabajo. Nito era un tipo de un físico grande, alto, flaco pero un tipo con porte, como toda su familia. Tenía unos brazos casi simiescos, grandes, largos. Desde joven había desarrollado un cuerpo con mucha fuerza física. Todo eso sumaba a su carácter audaz. Era de pelo castaño, de piel blanca, quizás más oscuro que sus hermanos, porque la madre era más morocha. El físico lo heredaron del padre, era inmenso, un urso; un tipo de martillo. Tenía una nariz bastante prominente, era un tipo grande en todas sus facciones... Puntín padre era un gringo, típico gringo del centro de Entre Ríos, con un cabello casi rubio. Los muchachos Puntín eran ocho hermanos, una sola mujer, vamos a hacer la cuenta... eran Chimpi, El Negro, Pizzuti, Wil, después llegaba Nito (el quinto era él contando de arriba), después estaba Piter, después venía La Tilla, la hermana, y había uno más chico, Coli... Creo que hoy solo vive uno de esos hermanos. Él se distinguía entre todos los hermanos; era distinto, no había ninguna duda. Nito era de usar camisas bien ajustadas, arremangadas, se le veían los brazos. Le gustaba el color negro. Tenía particularidades físicas por lo que yo pensé, cuando llegaron rumores de que se encontraron cuerpos en Misiones, que el día que salga la posibilidad de reconocer el cadáver de él, lo íbamos a reconocer fácilmente porque tenía pies inmensos, largos los pies y tenía un defecto, la nariz curvada por un accidente con el padre cuando él era más chico. Estaba manipulando un martillo y en un movimiento le dio en la cara y llegó a torcerle la mandíbula. Ahí le quedó la nariz torcida. Si lo mirabas de frente, lo veías. No era lindo pero llamaba la atención por su estatura, por su porte, pero de cara no era lindo. Tenía un físico bastante impresionante, medía más de 1,85 seguro, no tenían mucha importancia en ese entonces, esas cosas. Nadie se jactaba de ser más que uno por la apariencia física. Su porte era por los trabajos pesados que hacía. El padre tenía una empresa pequeña, hacían reparaciones de molinos en el campo. Ellos hicieron en el 72, las barandas del puente 129


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Chaco–Corrientes, los guardarraíls que están en el terraplén y por acá, también hicieron los guardarraíls del río Corrientes. Colocaron todo lo que era metal, esa era la especialidad de ellos. Don Puntín era un tipo muy interesante. Era de leer mucho, tenía una cultura superior a los que estaban alrededor. Pero tenía su particularidad, cuando tenía que tratarse con otra persona era muy cerrado, tenías que ser muy conocido de él para que se explaye. Nito tenía esas inquietudes, quería ver qué leía y qué escribía el padre; una vez revisamos sus papeles y tenía escritos. Se daba cuenta que el padre no le estaba aportando lo que le podía aportar. En esa época cuando uno se iba haciendo hombre tomar y fumar era como natural. A él nunca le interesó. No necesitaba de eso, te voy a decir, tenía una personalidad como para obviar esos detalles en los que caíamos casi todos. Nito después se fue de su casa y vino a trabajar en los arrozales, con nosotros. En realidad vino a vivir con nosotros. Era tractorista, no era peón rural, dentro del rubro de empleados rurales era un trabajo, una especialidad. Pero en esas explotaciones no existen las diferencias, casi todos hacíamos de todo. Cuando se vino a casa, vivía como si fuera de la familia totalmente, dormía en la misma habitación, era como un hermano más. Nosotros éramos 17 hermanos, entonces uno más... No fue el único, nada más que él en el seno de nuestra familia encontró como contención y se quedó a vivir entre nosotros. Nosotros vivíamos todos los hermanos juntos, nuestros padres habían fallecido en el 65, yo tenía 8 años y mi hermano menor tenía 3 cuando murieron mamá y papá. Murieron muy jóvenes con 51 y 49 años. Teníamos 5 hermanas mujeres, una se casó joven pero las otras cuatro quedaron con nosotros en el campo. Nito era de carácter muy alegre, pero será por haberse criando en el seno de una familia con problemas que tenía actitudes que Rogelio siempre le corregía. Era propio de la vida que llevó de chico con mucho trabajo, con muchos temores, padre exigente, propio de esa época. Yo me daba cuenta que arrastraba algún trauma, pero eso no le impedía ser lo que era. Era un tipo muy jovial, muy humanista... 130


Yo te cuento a partir de mis vivencias con él. Teníamos divergencias porque el padre era radical y nosotros éramos de familia peronista. Pero con el paso del tiempo ni bien comenzamos a conocer otras cosas, nos fuimos para el otro lado. Fue un período corto pero muy intenso. . Después cuando él se va a vivir con nosotros, trabaja en la arrocera y de ahí en más comenzamos esa militancia que te cuento, teníamos una doble vida casi, trabajábamos y hacíamos todo lo demás, todo lo que nos venía, un poco bajo la tutela de Rogelio; crecíamos muy de prisa, era casi inevitable militar en ese tiempo. Participábamos en política distribuyendo propaganda, haciendo pintadas... pintamos todo Goya. En Perugorría pintamos en los puentes. Empezamos pintando consignas peronistas "Por la vuelta de Perón, Montoneros un montón". En realidad se me hace difícil reflejar las vivencias en ese lapso de pocos años; fueron muchas las vivencias. Éramos muy jóvenes cuando entramos a militar en las organizaciones con formación marxista. Llegamos a ser integrantes de la Juventud Guevarista. Nuestro objetivo era llegar al monte, ser combatientes. Él era muy fierrero, no le interesaba mucho el trabajo político, él quería combatir. Y obraba en consecuencia, en todos sus actos. Siempre estábamos pensando en el día que a nosotros nos toque, hacíamos prácticas: andar por el monte... pasar el pueblo entero sin que nos reconozcan... Él decía que su nombre no era casualidad, Héctor Rolando Puntín, le sacás la H y queda ERP. Decía que la H era para disimular nomás. La estrella de cinco puntas era nuestro símbolo. Esa era una de las discusiones porque a su vez, esa vocación que tenía por la lucha armada siempre fue como una contradicción entre nosotros, aunque yo también compartía ese pensamiento valoraba la formación política, me venía de familia, pero él decía que había que ir más a los hechos que a la formación teórica. Igual dedicábamos horas al estudio de materiales que recibíamos. Recibíamos el Combatiente y Estrella Roja. Leímos sobre Acheral. Acheral fue un combate que se libró en Tucumán en respuesta al Operativo Independencia del Ejército. Había una poesía que había escrito alguien... no me la acuerdo bien es algo así: 131


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Dicen que nació en los montes del jardín de la República/ una rosa roja de cinco pétalos en punta/ Dicen que nació en los montes…/ y que en los cerros se oculta…/ quien sabe en qué rancho de noche la rosa sus sueños despunta / quiso aplastar los milicos gente bruta es natural/ pero ella salió airosa y triunfante en Acheral. Habrá sido un compañero quien la escribió, no sé. Todo eso iba formando nuestro carácter. Fortaleciéndonos. El entusiasmo estaba intacto. En realidad él trabajaba mucho, cumplía con sus obligaciones; los dos hacíamos de todo pero el objetivo de él era la lucha armada. En realidad, todos estábamos convencidos de eso, ya se distinguían los combatientes. No obstante la organización le daba mucha importancia a lo político, se necesitaba pasar por una formación política para pasar después a combatir. Formarse en materia política, ser un cuadro político para seguir pero a él le interesaba el ERP. Las pintadas que hacíamos más tarde, tanto en Perugorría como en Goya, eran por el ERP. Más por decisión de nosotros, pintábamos la sigla y la estrella roja. Públicamente era más conocido el ERP que el PRT. Tirábamos los Estrella Roja en las casas, era todo un operativo de control, de campana. Éramos pocos los que organizábamos; no nos conocíamos entre todos, pero además había quienes colaboraban, incluso algunos muchachos que trabajaban con nosotros. Participaban algunos campesinos que se entusiasmaban con la idea. Rogelio que era el responsable del grupo, se cuidaba mucho de no comprometerlos demasiado. Nosotros, como venía gente a darnos charlas, ya sabíamos lo que significaba meterse en eso, conocíamos lo que pasaron varios compañeros. A los compañeros que nos daban charlas, los conocíamos por seudónimos, no recuerdo ninguno que luego fuera conocido públicamente, no. Me sorprendí el otro día, leyendo a Gorriarán Merlo que decía que él pasó por Perugorría. Seguramente fue así, reuniones había pero los responsables cuidaban mucho de que esas cosas no se hagan públicas. Es decir que si pasaban por la zona lo hacían clandestinamente. Participábamos en las acciones de Ligas, cada vez que había ollas populares, concentraciones, me acuerdo cuando no nos dejaron entrar a la ciudad. Cuando la huelga de Tabacaleros ya estuvimos pero nosotros 132


no participamos de la huelga de hambre propiamente. Dos veces estuvimos concentrados en la entrada de Goya y entramos casi hasta la plaza Mitre. En realidad estuvimos toda una tarde en la intersección de Rolón y Madriaga. Con las monjas francesas colaborábamos en todo, eran muy abnegadas. Iban a los campos, si no entraba el tractor, ellas iban a caballo. Nosotros les llevábamos arroz quebrado para que hagan agua de arroz para los gurises que tenían diarrea en el campo. Creo que eran enfermeras, hacían todo lo que se necesitaba... eran maestras, enfermeras... En ese momento no teníamos conciencia de la dimensión que tenía el trabajo de esas mujeres... Me acuerdo que había maestras que se quejaban porque no podían ir a la escuela porque el camino era feo y las monjas ya estaban ahí adentro, ella llegaban como podían. Todo eso te va marcando que eran personas distintas. Y Nito vivió todo eso porque era muy movedizo, estaba siempre dispuesto para ayudar. Nosotros teníamos instrucción militar y él siempre estaba ahí, en su salsa. Siempre llevaba la delantera. Si había un accidente en el terreno veía cómo superarlo, siempre pensando en el futuro. Hacíamos prácticas arrastrándonos por el campo hasta llegar a un lugar para escuchar las conversaciones... la vigilancia… y después Nito planificaba estrategias de lucha, tenía capacidad para elaborar estrategias, para eso era bueno. Nito siempre estaba ávido de saber cómo era eso y cómo se podía llegar. Pero la gente que venía era muy discreta porque nosotros éramos unos pendejos con inquietudes y cuidaban de no darnos información que si después nosotros teníamos problemas, nos la sacaran… Era muy difícil que un tipo que venía a darnos una charla o que traía propaganda te diga algo al respecto porque era exponer todo. Si uno caía teníamos claro que no teníamos que decirlo pero el riesgo estaba. Él estaba firme y ansioso de tener esa información, saber, conocer y, en el marco de eso es que todo lo hacía incluso el trabajo en la arrocera, siempre pensando en función de prepararse... Estaba bien definido. Era muy impulsivo. Por suerte no estuvo ya cuando tuvimos 133


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esos allanamientos que nos hacían; ya se había ido, me parece que no hubiera resistido a esa presión. A él por ahí la parte política no le interesaba demasiado. A mí esa parte siempre me interesó, pero él era casi indiferente a la parte política. Por supuesto que teníamos el proyecto de un mundo mejor, el objetivo era la revolución, estábamos inspirados en la revolución cubana. Queríamos un mundo más justo. El Che era un modelo para nosotros. Un día vino un compañero y nos dijo que teníamos que ingresar a la Juventud Guevarista, que ese era el camino para llegar a hacer lo que nosotros queríamos. El PRT creó la Juventud Guevarista para que los jóvenes se vayan instruyendo, más que nada en la parte política; siempre hacían hincapié en que teníamos que hacer esta preparación para acceder a la otra etapa. Él siempre se enfocó en eso. Siempre nos juntábamos con los muchachos del pueblo, nuestros amigos peronistas. Seguían llegando todos como que éramos todos peronistas. Y nosotros ya estábamos trabajando en otra cosa pero... Eso llevaba a que siempre entraba y salía gente... Entre esos entraban los que nos vigilaban también, disfrazados de otra cosa. Con el tiempo supimos quiénes eran. En realidad estábamos mucho más vigilados de lo que creíamos. De hecho había infiltrados también. Me acuerdo de uno que era un tipo bajito, joven, de rulitos. Guido, algo así, ese tipo nos vendió a nosotros. Un día estábamos en una esquina y nos sacó aparte a nosotros dos, fuera de la gente. Era una cosa jodida. En ese entonces Rogelio no participaba más de esas concentraciones. El tipo nos llevó aparte, para mostrarnos a los otros. Después me di cuenta de eso. Eran tipos que trabajaban directamente con ellos, era gente del pueblo, eran informantes. Una vuelta le hicimos trampa a un hijo de un comerciante. Un tipo intelectual que parecía que estaba con nosotros; con Nito le hicimos una trampa al tipo y nos dimos cuenta que estaba recabando información, nos quería sacar información. Increíble la cantidad de gente que se prendió entre el 75 y el 76, ya la última época. Inclusive la madre de Sergio reconoció a un empleado bancario cuando fueron a su casa en un allanamiento. Ella lo reconoció, te hablo del 78, 79. A tal punto que él una vez lo encuentra en una Terminal y entra a seguirle, la tía Ñata lo persiguió, el tipo huyó, ahí no le quedó ninguna duda. 134


Nosotros ya teníamos portación de cara y apellido y nos vigilaban. Nos allanaron muchas veces la casa. Ellos tenían la información de que algo había; seguramente Rogelio estaba en la mira. Ellos sabían pero a su vez se cuidaban, eso me lo dijo un mismo milico un día que cuando tenían que hacer un operativo en la casa de los Tomasella, ellos se preparaban de primera. Iba mucha gente, con armas, con todo, esa propaganda que salió de nosotros creo que al final nos protegió porque nunca se atrevieron a llegar una noche y hacer un secuestro como hicieron con tantos campesinos. Ellos se cuidaban, temían que si llegaban de noche les hiciéramos una emboscada o algo. Y podían salir perdiendo, eso me dio a entender ese milico, más tarde. Todos los operativos que tuvimos fueron durante la luz del día. Se llevaron alguna vez a algún hermano, lo devolvieron luego pero nunca hicieron operativo de secuestro como hicieron con Sergio, con Tonito, con Romero... Tonito Olivo era muy valorado acá. Esa es otra injusticia... Tonito Olivo era un alma de Dios, ¡un tipo buenísimo! No se merecía nunca eso. Pero los tipos apuntaban a esa gente. Y tenían claro lo que tenían que hacer no me cabe ninguna duda. Sí, apuntaban a esa gente, mirá lo que le pasó a la hermana también, era clarito. No fue casualidad. Quisieron sembrar el terror para parar al campesinado, por eso es que pienso que los militantes no le interesaban tanto. Iban más por los tipos como Tonito. Se demuestra ya en las ciudades grandes la cantidad de pendejos que hicieron desaparecer... En Chaco la represión fue indiscriminada, llevaban familias enteras. Acá los operativos fueron producto de un trabajo de inteligencia. Calculo que Nito estuvo dos años y medio… tres, viviendo en nuestra casa, era uno más de nosotros. Él encontró entre nosotros como un refugio. Había algo en su familia que lo incomodaba. Creo que por eso salió de su casa, y además porque ya todos eran grandes, era una empresa chica y no había mucho lugar para las inquietudes de él, calculo. Con nosotros él encontró un horizonte, digamos. Él le llegó a proponer al padre para ingresar en el negocio del arroz, hicieron el intento y todo un poco guiados por él porque veía como trabajábamos nosotros. Eso fue quedando ahí hasta que al final la cosa se fue poniendo 135


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más pesada y comenzaron las visitas de paramilitares, ya antes de que se declarara el golpe de Estado y él se tuvo que ir. Después él se va. Volvió una vez y lo vi furtivamente. Seguramente había una previsión por parte de mi hermano que me permitió verlo muy rápido. Estaba muy, muy pesada la cosa. En eso manteníamos la misma rigurosidad que se mantenía entre combatientes. Dentro de la organización mientras menos te veías y menos sabía uno del otro era mejor. Y ya había llegado esa etapa. Era mejor que vos no sepas nada por si caías Eso hizo que él ni siquiera ingresara a las casas y se acordó que se fuera. Capaz que ahí estuvo la falla, no saber bien para la zona hacia la que tenía que irse. Quizá el problema de Nito fue el ímpetu, porque teníamos manuales, instrucciones sobre seguridad, saber eso era una de las cosas esenciales para llegar a ser combatiente. Porque los peligros estaban ahí, y no respetaban a nadie. Estábamos dispuestos a participar, sabíamos los riesgos que corríamos. Teníamos idea de la conducta que había que tener porque veíamos a Rogelio como se manejaba. Pienso que él capaz no habrá sido lo suficientemente cuidadoso. Aunque creo que al estar él ya clandestino seguramente ajustó la conducta y todo lo que había asimilado. Como te diría… él cayó pero no creo que lo haya sorprendido, la teníamos clara. Teníamos información de los riesgos que se corrían, qué cosas iban a hacer... inclusive hubo compañeros decían: –cuando uno se inclina por la lucha armada tiene que saber lo que le puede pasar, eso es una ventaja casi. Y tenían razón, con el tiempo me di cuenta, porque él estaba decidido, ¿me entendés? Pienso que lo más jodido era cuando uno se quedaba a hacer trabajo político porque en realidad los milicos iban más por ellos que por el combatiente. Andaban mucho más atrás de la gente que hacía trabajo político. A los que despertaban conciencia era a los primeros que corrían. Yo creo que los militares no les daban tanta importancia a los combatientes porque en el fondo sabían que era una cuestión de tiempo... A los más humanistas, a los más pensantes... a los más buenos…, era a ellos los primeros que persiguieron, que reventaron. Entonces cuando la cosa se pone más pesada, cuando los militares nos tenían al jaque vamos a decir... entre militares y 136


paramilitares... nos tenían mal, ya. Él decide irse, en realidad teníamos idea de irnos pero yo estaba de novio y me quedé. Tenía 19 años cuando se fue de la zona. La suya fue una ida frustrada porque vuelve y cuando vuelve todo el mundo le aconseja que se vaya, que no se quede... En ese momento nos vemos, muy de paso, clandestinamente nomás porque él estaba marcado ya. Lo veo a través de mi hermano mayor, que no sé si lo encuentra en la ruta, que él venía y le dice que no aparezca por casa porque nos va a comprometer a todos, había mucha vigilancia. Entonces yo lo veo de paso y mi hermano lo traslada hasta el pueblo, lo ve al padre y se vuelve a ir. Y creo que siguiendo un poco el consejo del padre que le aconseja pasar a Paraguay. El recorre un poco las casas de los conocidos sin dejarse ver. Rogelio ya había sido detenido, él estaba desconectado y no sabía que Rogelio estaba preso. Después que Nito cayó, al tiempo, hicieron correr el rumor de que lo habían convencido y que era milico, ¡fijate vos! Los órganos de propaganda hacían correr esos rumores para desalentarnos, sembrar desconfianza. A Rogelio después que salió de la cárcel, le llegó la versión, yo ya la había olvidado porque nunca la creí, no iba con la personalidad de Nito. Hasta ahora hablamos muy poco sobre Nito entre nosotros. Hubo como una negación por parte de la familia. Una vez fuimos con Rogelio a ver el padre y ceo que tenía alguna información que no nos quiso dar. Después que Rogelio salió de la cárcel, fuimos a hablar con el padre, pero no nos quiso contar nada. Sobre los compañeros que se rescatan en este libro, ¿qué decir? Para mí no es casualidad, eran especiales. Sí, mirá, Rogelio es mi hermano y todo lo que quieras, pero éramos once hermanos más... Y solo uno de ellos le puede alcanzar en humanidad... un hermano que falleció más joven, pero no tenía esta vocación política por más que era un tipo muy interesado por instruirse... por conocer, pero él lo analizaba a Rogelio en su manera de conducirse... y decía: –¡La puta qué buen tipo que es! ¡Y Sergio…, Sergio Tomasella! Nunca vi tipo más humanista. Yo lo pude conocer bastante. Él tenía una postura, él no abogaba por la lucha armada. Después cuando estuvo exiliado, cuando estuvo por El Salvador, cuando vio lo que había ahí se reafirmó. Cuando volvió seguía 137


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abogando en lo suyo, creía en el ser humano, creía que se podía cambiar la historia desde la política. ¡El tipo con una humanidad impresionante! Eran tipos especiales no había ninguna duda... Siempre me preguntaba si esto se podía escribir y quién lo haría, porque quedamos todos como cortados a pedazos. En una época... cuando vino la democracia, parecía que se solucionaba el problema y eso nos tiró un manto de olvido; después vino Menem, que nos obligó a laburar como locos para poder sobrevivir y no necesitó armas, con su plan económico ya nos condicionó la vida. Entonces ya pensaba que era muy difícil iniciar algo así para recuperar nuestra historia... Rescatar los compañeros. Es bueno que se escriba sobre ellos.

Emilio Antonio Santajuliana, productor tabacalero de Colonia Progreso Conocía a Rogelio porque era mi cuñado, hermano de mi primera esposa. Además de las actividades que teníamos como productores de la zona; yo tenía tabaco en Colonia Progreso y él un poco de tabaco pero sobre todo arroz. En la arrocera de Rogelio trabajaba Puntín, era muy joven, de familia de Perugorría. Sé que militaban juntos en las organizaciones rurales; en ese tiempo todos estábamos unidos por esos reclamos para lograr mejoras en nuestras producciones. Ya en el 75, 76 comenzaron a perseguir a los dirigentes de las Ligas. Rogelio estaba comprometido con estas luchas y Puntín también. Después del golpe militar Rogelio tuvo que irse del lugar así que se desprendió de todo lo que tenía y se fue, no sé adónde. Como su casa estaba muy controlada, él no podía acercarse. Bueno, no sé por dónde sus hermanos hacen un contacto con Rogelio y arreglaron para que en algún momento pasara por mi casa, para retirar algunas cosas suyas que necesitaba. Puntín también había pasado a la clandestinidad y no lo vimos más en la zona. Pasado un tiempo, nos enteramos por un familiar de Corrientes que Rogelio había sido detenido por gendarmería y atendido en un 138


hospital por heridas recibidas cuando se resistió. Decí que los hermanos se enteraron por ese familiar porque no había otra forma, no iban a venir los milicos a avisarte que lo agarraron. No sabíamos más que esto, ni siquiera sabíamos si seguía vivo. A los pocos días aparece Puntín por nuestra casa preguntando por Rogelio, me dijo: –Mirá, Rogelio salió de allá de donde estábamos, y no volvió más, vos ¿no sabés algo de él? Yo ya sabía la situación de Rogelio y le digo: –Pero a Rogelio lo balearon, ¿no sabés nada vos? Así que le cuento a Puntín que Rogelio estuvo detenido internado en un hospital y que estuvo custodiado, que eso era todo lo que sabíamos. —¡Ah, la pucha! –dijo Puntín. Se asustó él también. Él tampoco podía ir por la casa de sus hermanos porque estaban vigilados y en mi casa estábamos esperando que nos caigan los milicos en cualquier momento. Como en toda la zona la presencia de los militares y los allanamientos en las casas de los productores eran indiscriminados y frecuentes; nos pareció que lo mejor era que se fuera pero evadiendo todas las salidas que sabíamos estaban vigiladas. Después le dije: –Lo mejor es cruzar el río Santa Lucía y salir allá en La Bolsa, en Lavalle. Vamos, yo te voy a enseñar el camino; cruzás y después vas a tener la ruta, te vas hasta Santa Lucia, ahí sí te tomás un colectivo y te vas para donde vos querés; yo no pregunté ni él comentó adónde iba él. No se hablaba eso. No había que contar tampoco. Como mi campo estaba sobre el río Santa Lucía yo conocía los modos de cruzarlo, esos pasos solíamos hacerlos a pie o a caballo. Entonces yo le acompaño para hacerle cruzar todo el bañado, un bañado de pajonales ¿viste? Por suerte estaba bajo el río, ahí las partes más anchas del río son las mejores por ser las más playas. Así que aprovechando la oscuridad buscamos el lugar más apropiado para que cruce. Me acuerdo que Puntín tenía una linterna, –Esperá –me dijo. Abrió el tubo de las pilas y sacó unos papeles con direcciones o no sé qué, y los rompió en pedacitos… Después sí, empezó a vadear el río. Ahí fue la despedida de Puntín conmigo. Y de ahí no apareció más. Y creo que Puntín llegó a Misiones, después me contaron que había llegado y estaba trabajando en forestación o en yerbatal y parece que después, del tractor lo bajaron. 139


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Rosa Ester Cabral, militante del PRT, detenida en Misiones el 14 de febrero de 1977 Conocí a Juancito en la chacra del compañero Julio Benítez. Era un joven trabajador, alegre, decidido y comprometido con lo que él pensaba. Quería mucho a su familia, amaba a su madre y a sus hermanos, como todos nosotros escondía la preocupación y tristeza que significaba la "no" comunicación con ellos. La abuela Benítez era nuestro refugio. Me acuerdo que en un momento duro de la economía hogareña vino muy contento, había conseguido trabajo. Preparó su bolso, afiló su cuchillo y lunes muy temprano salió. No más allá del miércoles, sorprendidos escuchamos su sapucay56 pidiendo autorización para llegar, rápidamente le contestamos extrañados y curiosos. –¿Qué pasó? Venía muy enojado y dijo: –Con razón no quería niños ni casados, el viejo quería cariño, ¡cariño le iba a dar de un machetazo! Nos reímos y lo cargábamos –¡Compañero!, hay que ser solidario. No le gustaba nada pero también se reía. Siempre estaba dispuesto para todas las tareas, la principal era cosechar yerba y tabaco que era un ingreso para gastos de todos. También sembrábamos para consumo interno maíz, pimientos y mandioca que era lo principal en nuestra alimentación porque no acostumbrábamos comer pan. Había plantas de mandarinas, mamón, banano, palta, de todo esto dábamos muy buena cuenta. Un día el abuelo paraguayo encontró un tatú y Juancito fue el encargado de agarrarlo porque el animalito tenía muchísima fuerza pero ¡el hambre de Juancito tenía mucho más fuerza! Le regalé mi parte porque yo no me animaba a comer y él era de muy buen apetito. En los días de lluvia salíamos a buscar miel guiados por el abuelo que tenía un excelente oído para descubrir el zumbido de las abejas. El abuelo paraguayo era Julio Benítez, lo mataron en la cárcel de Candelaria cuando tuvo un ataque al corazón y no le brindaron atención médica.

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Grito utilizado en la zona con diferentes fines, puede ser de triunfo, de alerta, de bienvenida

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Luego cayó la noche sobre nosotros. A Juancito lo secuestran cuando se bajaba del colectivo en zona rural de Bonpland, de allí nos llevan a Informaciones en Posadas. Cuando nos bajan no vuelvo a ver ni escuchar a ninguno de lo que nos llevaban. Un día me sacan y tiran a un camión, siento que hay alguien más, le pregunto: –¿Quién sos? —él me pedía silencio, en un momento me dijo: –Soy Juancito. Sentí que estaba muy mal. Yo tenía las manos esposadas atrás, pero pude tocar sus piernas que estaban descubiertas, temblaban y estaban pegajosas, tuve la certeza de que era sangre. Los milicos le gritaban: –¡Perugorría, ¿querés más?! Lo buscaban por ese apellido. Cuando llegamos al centro clandestino me bajaron y nunca más supe de él. Quisiera que su familia sepa que los quería mucho, los extrañaba y que a pesar de su juventud se comprometía con sus sueños, ideales que él había elegido para su vida. No le perdonaron soñar y jugarse por eso.

INFORMACIÓN ACTUAL Héctor Rolando Puntín permanece desaparecido. En las audiencias orales de la causa Nº. 67/09, TOCF de Posadas, Misiones, en la causa caratulada, “Caggiano Tedesco, Carlos Humberto S/ Privación ilegítima de la libertad agravada (43 hechos), Privación ilegítima de la libertad (2 hechos), Tormentos seguidos de muerte (3 hechos) y, Privación ilegal de la libertad, torturas (2 hechos) y Robo ( 1 hecho), Agravados todos en Concurso Real y Beltrametti, Juan Antonio S/ Privación ilegítima de la libertad agravada (39 hechos), Privación ilegítima de la libertad (1 hecho) y Tormentos seguidos de muerte (2 hechos)” y ante el TOCF de Posadas, los testigos: Ester Cabral y Eladio Benítez, manifiestaron haber visto a Héctor Rolando Puntín cuando estaban detenidos. Ester Cabral lo vio primero en ocasión de su detención y segundo siendo trasladada en un camión; Eladio Benítez, joven de 16 años de edad, dice haberlo visto unos días más tarde, en el Departamento de Informaciones, cuando fue llevado engañado para ver a su padre que estaba preso y lo dejaron a él, detenido en el lugar. Otros testigos dijeron haberlo visto por última 141


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vez en un ex CCD conocido como la “Casita de los Mártires” de Misiones. El día 16 de Octubre de 2009, se dictó sentencia y respecto de Puntín se ordenó extraer testimonio de las piezas procesales pertinentes, atento lo solicitado por el Ministerio Público Fiscal, y remitir a la Fiscalía Federal en turno, a efectos de que se investiguen los hechos denunciados en perjuicio de esta persona. Las piezas procesales referidas a Puntín fueron vueltas a la etapa de Instrucción. A la fecha sin datos sobre la continuidad de esta investigación dispuesta.

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RAÚL EDUARDO GÓMEZ ESTIGARRIBIA, ÑARÓ

… Juro: que como correntino sabré aguantar con entereza lo que venga. Andaré a cielo abierto sin vallas para mis sueños y pensamientos. Tendré coraje para vivir de acuerdo a mis convicciones, sin tapujos ni falsa vergüenza y también para gozar la vida, tomar buen vino y gritar mi dolor cuando duela y mi alegría cuando cante…

Ester Otilia Escobar, su esposa y compañera de militancia. Eduardo era hijo de maestros; él se recibió y comenzó a trabajar. Primero en una escuela en Vallejo, allí llegó con un compañero y desde allí se fueron a buscar sus caballos para venir cabalgando. Su caballo se llamaba El Zaino y el de su compañero, Morcillón, por lo gordo, según decían. Eduardo amaba su caballo, primero su caballo… 143


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Después trabajó en otra escuela cerca de Saladas creo, eso te va a contar bien la hermana, después vino al Batel. Ahí nos conocimos en una fiesta inter escuelas, los maestros compartíamos la organización de las reuniones. Mi hermana Toña, me lo señala y bueno… nos conocimos… estuvimos tres años de novios; todo el mundo insistía en que nos casáramos y les decíamos que no teníamos nada para llenar una casa. Hicimos una lista: cuatro platos, cuatro vasos, una olla, una fuente… cocina habían comprado porque Eduardo cocinaba en la tierra. Nos casamos en 1967, después de tres años de novios. Yo tenía 23 años y Eduardo tenía 25. Queríamos viajar al sur pero un día resolvimos casarnos, lo hicimos el lunes siguiente y sin fiesta. Nuestros padres querían que se festejara, hacía poco había sido el casamiento de Toña, mi hermana, y tuvieron 200 invitados, dos vaquillonas, pero habían trabajado mucho todos. No queríamos, pero igual finalmente hicimos un asado sin mucho protocolo; los regalos ya los habíamos tenido de antemano, habíamos recibido todo lo que pedimos, por supuesto cubiertos que nunca alcanzaban porque estábamos comprometidos con los movimientos rurales, estaba la chacra así que comían muchos allí, muchas ensaladas y revueltos de verduras que era lo que obteníamos de la tierra. Cuando nos casamos vivimos en una casa al fondo de la casa de papá. No sé de dónde le nació a Eduardo esa idea por el campesinado, dónde se despierta en él ese camino. Bueno pasó algo, quizá eso que como maestro tuvo que venir al campo... Hubiera podido elegir otro lugar... Él no tenía necesidad de trabajar. Él tenía que estudiar, era el deseo de la familia. Pero él elige esto y se larga contra viento y marea. No es que le hacía mucho caso a sus padres, el hacía lo que él decidía. En Corrientes de jovencito, se escapaba para hacer travesías en piragua, medio aventurero ¿viste? Practicaba remo en el Regatas, un día no volvía, no volvía... cruzó con otros, hubieron tiros y tuvieron que bajarse, esconderse y todo eso, y después apareció mucho más tarde. Los padres estuvieron preocupados porque no volvía, pero ellos andaban haciendo sus hazañas... Le sacaba el auto al padre, no había teléfonos como ahora, desapareció el auto... tenían que adivinar... se mandaba a mudar “¿Se habrá ido al Batel...? ¿A dónde?”, se preguntaban. 144


En Batel, mientras estaba solo, Eduardo ya empezó, quiso poner una chacra para plantar papas y alfalfa para su caballo, tenía un caballo que amaba. Y, ¿qué hizo? Carpió primero el campo, en vez de carpir después de plantar. Primero tenés que arar pero él preparó al revés la tierra, carpió la tierra toda sucia y después recién aró, consiguió un arado y lo tiraba con su caballo; todos mal puestos los tiros del arado, le tiraba del pecho en lugar de no sé de qué parte tenía que ser. Él pensaba que así podía hacerlo, ponía voluntad y le metía. Clavaba el arado y el caballo que tiraba y ahí nomás iban, ¡che! Él haciendo más fuerza que el caballo, porque eso sí, hacerlo es otra cosa. Bueno, compró las semillas y así sembró todas las papas. Después estaba contento con los brotes porque le nacieron las papas “angaú”. Y estuvo moviéndole la tierra a cada plantita y ¿sabés qué eran? ¡Plantas de tutiá! ¡No le salieron las papas! (se ríe). El tutiá prendió porque a esa tierra le faltaba trabajo bien de fondo. No terminaba más de reírse el pobre Eduardo. “Viste que si no sabés hacer, no tenés que meterte”, decía mi papá, pero de buen humor nomás. Lo quería mucho a Eduardo. Te conté que mi papá era bien campesino, un campesino bien vestido, siempre de bombacha y botas, sombrero ala ancha y cinto con rastra. Eduardo lo admiraba, lo re admiraba y él quería ser como papá. Él también se compraba las bombachas para salir a caballo, andaba empilchado, no sabés la pinta que tenía, parecía estanciero y no tenía un peso. (risas) ¡Con plantación de tutiá y empilchado como estanciero! Después que nos casamos empezamos armando una chacra socializada con un grupo, unos eran de Paraná, otros de otros lugares de Entre Ríos, de Tucumán, las chicas González, Delicia y Gladys y los Ocampo de ahí, de Batel, conformaban nuestro equipo digamos, y otra gente de Perugorría y del Tala. En esta chacra nuestro objetivo era ser consecuentes porque como queríamos el Socialismo queríamos hacerlo de verdad, hacerlo práctica, como la gente lo hacía. Entonces decíamos, si no plantamos tabaco, si no hacemos como hace la gente, mal podemos hablar. Entonces se plantó tabaco y empezamos a juntarnos, a juntar gente en casa, vecinos, para ver cómo íbamos haciendo. 145


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Nosotros los maestros, trabajábamos en la escuela pero aparte el trabajo de la chacra; lo hacíamos parejo es decir, no porque yo me iba a la escuela no iba a trabajar o cocinar, todos teníamos nuestras tareas. Claro cuando yo estaba en la escuela, estaba en la escuela, pero no por eso me salvaba de lavar los platos, bueno no teníamos muchos platos para comer todos juntos…, pero digamos por ejemplo, el manejo del tractor… Todo, todos en todo, participábamos por igual. Llegamos a ser más o menos diez. Nuestro sueldo era socializado y también algunos ponían lo que podían; nuestro sueldo sí, era todo para la chacra ¿viste?, para poder comer y comprar las cosas que necesitábamos para cultivar. Así como gas oíl, para un tractor que nos prestaba el papá de las chicas González. Eso sí, cuando nos prestaba, porque no vayas a creer que era fácil todo. Entonces empezamos a organizarnos, primero con el MR, participábamos en el Sector Maestros y más tarde con Ligas Agrarias, trabajábamos con la comunidad brindando servicios por ejemplo una vez por semana, suponete, venía el médico, los viernes o los martes… no, los viernes venía. El Dr. Zenón, Quique Zenón. Él no nos cobraba un peso para venir, teníamos un Citroen y lo buscábamos. Él tenía muestras gratis y las traía; los medicamentos que se necesitaban y no había, los comprábamos nosotros con nuestros sueldos. Los días sábado venía Jorge Torres, el cura, entonces nosotros convocábamos a toda la gente que no estaba casada o que quería bautizarse o bautizar a sus hijos… Jorge venía a casa, otras veces salíamos con él por el campo a caballo. Algunas veces venía Mons. Devoto, lo traía Jorge. Él sabía lo que estábamos haciendo porque queríamos de verdad hacer una chacra bien socializada pero no creas que era fácil, nos costaba porque no bancábamos tanta gente… Los compañeros que vinieron de Entre Ríos, Tucumán, tampoco tenían conocimientos del campo salvo por ahí los muchachos Ocampo. Las chicas González eran maestras, ellas estaban en su escuela, en Cafarreño y venían a las reuniones. No es que estaban en nuestra chacra, ellas los fines de semana o alguna tarde podían venir para reunirnos, pero no es que vivían en casa. Los Ocampo tenían su chacra con su madre. Tampoco podían venir a ayudarnos, nada más que eran de nuestro grupo. 146


No podíamos hacer autosustentable la chacra porque, aunque nosotros ganábamos bien como maestros, teníamos gastos ya que éramos muchos; además nos metimos en la cuenta de un tractorcito de la Tipoití, de esos chiquititos, el U25. No podíamos ir a un almacén a surtirnos en alimentos porque no nos daba el cuero y entonces ¿de qué vivíamos? De lo que producíamos. Yo me acuerdo que en esa etapa estaba embarazada de Elena, fui al médico, me hizo unos análisis y dijo: “exceso de hierro”, sí, era una barbaridad mucha achicoria, todo era verdura tuve que dejar de comer un poco de eso. Nosotros fideos no comíamos porque no podíamos comprar; era desayuno, verdura, almuerzo verdura… comíamos tomate, cuando no había tomate había morrones y hacíamos la salsa de morrones, tomate y morrones… y así. Si comprábamos harina hacíamos albóndigas o buñuelos de verdura con harina. Teníamos algunas gallinas que se alimentaban solas, se alimentaban del maíz que se cosechaba y que dejábamos. Como estaban sueltas se iban a poner huevos en cualquier lugar así que los huevos eran escasos encima. Así hacíamos esos buñuelos o albóndigas, con salsa de morrón. Comíamos eso, también tero, todo los bichos que había por ahí, traían carpinchos; el carpincho es muy catingudo y tiene una grasa… no es fácil de comer. Pero con el hambre no vas a creer comíamos el chicharrón de esa grasa y no bajábamos nuestras defensas ¿viste? Estábamos bien alimentados dentro de todo, porque como te contaba el otro día, mi papá nos pasaba algo porque ellos siempre tenían carne, o compraban o mataban ovejas, tenían muchas ovejas o alguna gallina, lo 147


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que sea. Las gallinas aunque sea para hacerte una sopa ¿viste? Después mi papa no quería darnos más, porque no entendía… qué hacíamos todos allí y veía que la chacra no prosperaba. Es que hacíamos lo que podíamos, no sabíamos hacerlo ¿entendés? Pero lo intentábamos. Y bueno, la chacra socializada fue una primera experiencia, ¿viste? No fuimos tan lejos porque ya te dije, no podíamos subsistir, éramos muchos y tampoco conseguimos ayuda. El MR no nos quiso ayudar, la única que nos ayudó fue Maris Rébora una compañera entrerriana del Movimiento. Después Eduardo puso la plantación de tabaco y la de maíz, nos ayudaron desde el Rectorado de la UNNE. Vinieron a ayudarnos a levantar la cosecha para que así hagan experiencia los chicos estudiantes. A nosotros nos vino superbién, porque comimos bien todo ese tiempo ¿viste? Cosechamos tabaco, papa y maíz. Sí, primero fue solo Ñaró, luego vinieron los de la universidad, ya que solo no iba a aguantar. Creo que era Silveyra el rector de la Universidad. Ahí vinieron compañeros estudiantes de agronomía. Llegaron, se instalaron y ahí estuvieron más de 15 días, capaz estuvieron un mes, porque iban y volvían. Un campamento hermoso fue. Vinieron a trabajar en el campo, a hacer sus trabajos y de paso, trajeron mercadería y nos alimentamos todos parejos. Porque era todo socializado, te imaginás. Después vino todo lo de Ligas Agrarias. A Eduardo le dieron una Escuela de Educación Agraria, era una escuela ambulante y yo estaba como supervisora de Centros Comunitarios. Entonces eso nos facilitó ir a otros parajes, teníamos Centros en Perugorría que era el lugar de la casa de Anita Olivo y de Don Pantaleón Romero, ahí nos íbamos, a Palmita. Ahí ya con estos cargos con la escuela Eduardo iba a todos esos lugares del campo; iba con un maestro de enseñanza agraria que era estudiante de ingeniería o agronomía, no sé cómo era el apellido. También íbamos a San Pedro, departamento de Goya, allí Yolanda González la mujer de Pedro Pablo Romero, creo que enseñaba corte y confección, e Isabel Ocampo enseñaba enfermería y primeros auxilios en Batel. Así Palmita, Batel, yendo a PerugorrÍa, Paso López... Eran dos cosas: yo estaba en los Centros Comunitarios y ellos estaban en los 148


Centros de Alfabetización. Ellos enseñaban y a su vez las reuniones eran de toma de conciencia sobre el trabajo rural, la necesidad de organizarnos, nuestros derechos como campesinos… también nos reuníamos en Vaca Paso, Erasmo era maestro allí, no recuerdo su apellido, esa era la zona de Anita. Eduardo era el que participaba de las reuniones con los productores de esas zonas. Era un apasionado por todo esto, para él, la gente del campo era la gente más pura... la que necesitaba un buen trato... Nada de andar así nomás... había que tener mucha cautela para no lastimarlos en su forma de ser, eso pensaba. Eduardo se compromete cada vez más con las luchas de los campesinos y cuando se incorpora a Montoneros aumenta sus esfuerzos. Nosotros y otros compañeros en el 72, cuando comenzaron las persecuciones, tuvimos que irnos de la zona, dejamos la escuela y nos fuimos, Elena era muy chiquitita y la dejamos con la abuela. Volvimos ya en el 73, con la democracia, después que ganó Cámpora. Después en el 74, declararon ilegales a las Ligas y detuvieron a Sergio Tomasella y a Anita, su compañera. Y cuando Montoneros pasa a la clandestinidad tuvimos que escondernos. Allanaron los lugares donde podíamos estar. La casa de mi suegra la allanaron varias veces, una vez estaban los dos chicos. La escuela donde nosotros trabajábamos también. Y mi casa, mejor dicho la casa de papá, una vez fueron a buscarnos y cuando llegaron estuve yo, Eduardo no estuvo. Papá era comisario del lugar, y cuando llegaron se quedaron a comer. Yo estuve comiendo en la misma mesa con los que fueron a buscarnos. Nosotras éramos tres hermanas y bien parecidas las tres, ellos no sabían quién era quién. Y lo que menos esperaban era que allí iba a estar yo. Vinieron y camuflaron la camioneta ahí en mi casa para buscarnos en la costa del río. Pasaron como pescadores, fueron por la casa del fondo, de mis abuelos. Papá me contaba a la noche lo que estaban haciendo. Me dijo: —Por qué no te vas a avisar que mañana se van a ir temprano para el lado de los Ocampo. Ahí agarré un caballo y fui a lo de los Ocampo a avisar que estaba la policía en casa, así que ahí, a esconderse todo el mundo. Capaz que fue en el 75 todavía. Después estuvimos con Eduardo en el Chaco. Era el Impenetrable. Allí hubo una represión muy grande de campesinos así 149


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que había muchos que estaban escondidos en el monte y había que ayudarlos a sobrevivir. Yo me iba de Corrientes, ni sé por dónde andaba. Yo iba, me encontraba con Ñaró, él manejaba y sé que viajábamos, viajábamos... después lo dejaba a él y yo seguía, él me indicaba "seguí por este camino, ahí dobla para este otros, vas a encontrar tal cosa... agarrá la ruta y ahí volvete…" Así hacía pero ¿a dónde me iba? No sabía. Llevábamos agua y víveres. También lonas o lo que sea para guarecer a los compañeros. Eduardo cuando estaba convencido de lo que tenía que hacer, lo hacía, cuando optó por estar en la lucha... lo hizo a pleno... A fines del 75 él fue herido en un operativo, me llamaron por teléfono: –Andá volando porque Ñaró está herido, te necesitamos. No digas nada, no te preocupes, no está mal. Yo volaba, no pisaba la tierra, me acompañó Delicia. Estuvimos en lo de mi suegra; ella se enojó, quería que dejara todo, entonces quedó desencontrado con la madre; nos quedamos ahí no o dos días poco tiempo, porque tenía la herida, lo operó un compañero médico, a todo trapo y después nos fuimos. El último tiempo cuando estábamos en Buenos Aires me dijo: —A mí no me van a agarrar vivo pero vos tenés que salvarte, porque están las criaturas. Entonces así es que sabiendo que lo buscaban, que lo re-buscaban, pidiéndole yo que no volviera al Chaco porque estaba ya demasiado buscado me dijo: —Mirá no me pidas más, porque yo soy humano, como vos, como todos pero sé que tengo que ir a buscar a mis compañeros. Y se fue... Yo pensaba que él no volvía, era imposible pensar de otra forma, porque estaban pegados los afiches por todas las estaciones de tren, los almacenes: “Buscado”. Y sabíamos que buscaban a la gente del monte con helicópteros. Entonces lo que hizo fue dejarme su anillo y decirme: —Es lo único que tengo para dejarte, para que lo vendas para comprar leche o lo que sea.

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Así hizo y se fue nomás al Chaco. Él cae en el Chaco, fue a buscar un compañero. La verdad que fue re valiente. A Eduardo lo mataron el 12 de febrero de 1977. A cinco días de cumplir 34 años. Yo le decía: — Quedate, va a ser tu cumpleaños... En Buenos Aires yo trabajaba, hacía limpieza. Todos los días hacía limpieza, toda la semana. La limpieza la hacía por la mañana, en una librería. Esa gente compraba el diario todos los días, y luego me lo llevaba yo. Iba ahí a la mañana y luego hacía limpieza en dos departamentos más, frente a Tribunales, ahí pasaba por el Teatro Colón. De ahí me volvía a la librería a la tarde para seguir trabajando, volvía de noche, ahí ya me juntaba con Gustavo mi hijo. A Elena no la tenía conmigo, ella estaba en casa de la abuela en Corrientes. El que estaba conmigo era Gustavo. Bueno, como te dije yo me llevaba todos los días el diario, lo leía a la noche y luego lo tiraba o no sé qué hacía. Y ese día estaba tan cansada que no leí el diario y lo guardé debajo de mi almohada. El domingo me encontraba con la chica González, la hermana de Delicia, no era Gladys, sino otra hermana que sé que vive acá ahora. Onga le decimos, creo que el nombre es Olga. Bueno, me encontré con Onga y otra compañera que se llama Mari. Nos encontramos en el zoológico. 151


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Yo andaba con Gustavo que lo llevaba a jugar un rato mientras nos encontrábamos con los compañeros. En un momento me dice la Mari: —¿Cómo es que le decíamos a Eduardo? ¿Cómo es bien el nombre de él? —¿Por qué? ¿Lo mataron? — le pregunté. —No, te pregunto nomás... Después, viene Onga y me dice: —Ester, ¿te enteraste lo de Eduardo? —¿Qué? —le digo yo. — ¿No te enteraste? —No, ¿qué pasó? —Lo mataron... —no podía creerlo yo. —Salió en todos los diarios. Salió como Juan José... y de otra forma, pero Gómez Estigarribia —dice. Entonces le digo: — ¿Cuándo fue? —Yo me acuerdo del diario del sábado —dice. Gustavo estaba jugando en una calesita y le digo: —Vamos. —¡Ay, mami! Yo quiero jugar. —No, vamos —le dije. Pero él escuchó, así que le conté y le dije que no se lo cuente a nadie. —No mami. No voy a contar a nadie —me dijo. Llegamos a la casa donde estábamos viviendo. Él tenía una amiguita, vecina, Marcelita. Se encontró con la Marcelita y andaba jugando. Al rato nomas viene la mamá de Marcelita y me dice: —Mari, ¿qué pasó con su marido? —¿Por qué? —le dije —El nene dijo que murió su marido. ¿Eso es cierto? —preguntó la vecina. —No... —le dije— lo que pasa es que anoche estuvo escuchando la radio Colonia y él oyó que mataron a alguien. No sabía ni qué inventar. Gustavo no aguantó, le pasó lo que a mí y no tenía a quien contar… En ese momento estaba con Gustavo solamente porque Elena había quedado en casa de la abuela. Después supe que el mismo día que lo mataron a Eduardo le allanaron la casa a mi suegra. Elena estaba allí y se quedó por dos años porque la casa estaba vigilada. Después de dos años recién la pude recuperar. Seguí trabajando, incluso con fiebre, ya no daba más de cansada, agotada... ya no tenía ni dónde ir. Porque primero tenía que buscar algún lado donde no me cobren. Porque mi trabajo no me alcanzaba ni para comer yo. Yo no almorzaba si no era que comía en alguna casa de las que trabajaba. El pasaje me costaba carísimo porque vivía en la provincia. Y alimentar a las criaturas me era muy difícil. Siempre, siempre trabajé para poder vivir. Y mal, mal siempre. En una etapa, cuando estuve con Gustavo, se me enfermó con hepatitis, lo tuve que llevar a algún lugar a depositar porque no lo podía andar 152


llevando de aquí para allá, Gustavo tenía que hacer reposo. Ahí lo mandé al campo a casa de papá. Después mandé unos viejitos que vayan a buscarlo de vuelta... Me lo trajeron un tiempo más adelante. Pero en ese lapso no sé cómo, parece que descubrieron donde estaba viviendo yo. Me avisó mi papá. Tuve que rajar y no tenía donde ir. Como estaba sola a la noche yiraba en el tren. Ni sé por dónde andaba, tomaba un tren, tomaba el otro. Daba vueltas hasta que se hacía la hora para venir a trabajar. Venía a mi trabajo, por supuesto sin dormir, a la siesta iba y dormía dos horas en el cine. Ese era mi descanso. Pagaba la entrada me sentaba en una butaca y me ponía a dormir, nunca vi una película solamente para dormir me sentaba ahí. Y vos sabés que yo me iba a trabajar y me hablaba el patrón. — Mary —me decía, "María Dolores”, me llamaba. Ni pelota, ni me movía... Porque vivía sobresaltada, ni mi nombre me acordaba... Además tramitar un duelo, con los hijos desparramados, uno acá, el otro allá, todo... Todas las cosas por resolver sola, sola, mal económicamente, que no sabía si volvía o no a mi casa, cómo estaban mis hijos. Yo hablaba por teléfono con Elena. Primero me preguntaba por el padre. Yo le decía que viajó, que no estaba... y después le pedía por favor a mi suegra que le cuente lo del papá, porque yo no le quería contar por teléfono. Que le cuente, que vea una psicóloga, ellos tenían medios para hacerlo. Y después con Ketty, mi cuñada parece que sí, que lo hicieron. Cuando nos juntamos los tres en Buenos Aires los chicos fueron a la escuela. Gustavo habrá ido como dos años. A Gustavo le pagaba el Jardín, la comida en el Jardín y les mandaba a los dos. Tenían medio día pero tenían comedor, ahí anduvimos bien, yo iba a trabajar con los dos. A mi hija yo la dejé gordita, bien... cuando nos encontramos después... no era ella… flaquita... flaquita... flaquita, parecía desnutrida, no era mi hija de cuando la había dejado a como la encontré. No era para menos, tenía cinco cuando nos separamos dos años antes. Yo siempre digo que me encontré con gente que me dieron una mano, gente que me ayudó sin saber lo que a mí me pasaba y si alguna vez conté, más me ayudaron. Fijate mi patrón de la librería, por ejemplo. Él lo conocía a Eduardo porque cuando iba a Buenos Aires me 153


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iba a buscar al trabajo. Cuando pasó lo de Eduardo yo a él le inventé, le dije que tuvo un accidente y que se murió y que yo viajé y todo eso. Después ¿sabés qué me pasó? Que me robaron mi documento, me robaron con plata y todo, mi plata que era todo lo que junté, todo lo que pude hacer para comprarle el guardapolvo a Elena. Para la escuela, ¡sabés cuánto trabajé para juntar de a poquito la plata…! Íbamos a Villa Albertina y ahí en el colectivo me abrieron la bolsa, no sé cómo, me metieron la mano y me robaron. Metieron la mano y me robaron la billetera, tenía los documentos ahí. Bueno, no pude ir a trabajar, me quedé, no me animaba a salir. Claro… yo ya no podía sacar el otro documento y necesitaba trabajar, me quedé en la casa. Pero yo necesitaba trabajar… entonces, ¿qué es lo que hice? Me fui un día y le dije a mi patrón: —Mire le voy a contar una verdad, mi verdad, qué es lo que me pasa. Quiero que sepa, quiero que esto lo guarde Ud. esté o no de acuerdo, pero yo quiero contarle quien soy yo. El otro te imaginás, sorprendido... —Sí, Mary, decime qué te pasa — me dijo. Entonces le conté toda mi historia, no sabés… no podía creer. —Recién entiendo Mary tus actitudes... te valoro... ¡sos una mina! (Porque viste estos porteños como hablan...) —Sos una mina de fierro, qué bárbaro... qué coraje... qué valentía, cómo podés con tus chicos... siempre pensé que lo podía hacer un hombre, pero una mujer... encima tan indefensa como te veo a vos, criando sola tus hijos no sé... pero te voy a ayudar, lo que vos necesites. —Sabe lo que quiero... yo no puedo venir, yo no tengo documentos para venir, me van a meter presa y yo eso no quiero —le dije. —Mirá —me dijo— ¿por qué no te sacás los documentos? — Tengo miedo —le decía yo, ¿viste? Era miedo de caer presa. Entonces me dice: —Mirá, sabés que yo conozco una persona que te va a ayudar. Que es mi compadre, un comisario, un ex comisario. —Ay, no, ¡por Dios! No, yo me quedo en la casa nomás, pero yo quería que Ud. sepa nomás —le decía yo. —No, Mary, te va a ayudar, te va a ayudar... Yo le voy a pedir, es mi amigo y no te va a delatar jamás y te va a decir si podés o no sacar tus documentos, como podés hacer —dijo. —Bueno, mire que cualquier cosa que me llegue a pasar Ud. va a ser el culpable porque hasta hoy estoy salvada —le decía—y yo tengo dos criaturas, 154


Ud. tiene que saber eso. —Te va a ayudar ya vas a ver, es mi amigo, pongo las manos en el fuego por él. No va a pasar nada —dijo. Creo que era en el 80, él fue y el amigo le dijo: —Decile que se presente a sacar esos documentos, que diga cualquier dirección y después que vea, que vaya a retirar, no le va a pasar nada. Y bueno fui, pero después para retirar no me animaba a entrar. Mis hijos estaban conmigo, entonces yo les di plata a los chicos y les dije: —Miren yo voy a bajar, si yo no vuelvo en un rato, Uds. toman el colectivo, se van a la casa y le dicen a la tía que yo entré a retirar mi documento y no salí. Bueno, se quedaron ahí ellos. Y entré, ahí nomás me lo dieron ¡al toque nomás me dieron el documento nuevo! Volví contenta, miraba nomás por si me seguían por cualquier cosa, pero bueno. Llegué y empecé a trabajar, trabajé y después, después ya me exilié, ¿viste? Sí, después de un tiempito me exilié, porque ya estaba muy cansada, ya no tenía más adonde ir. Mientras nos alistábamos para salir del país, al final nos fuimos a parar con esta compañera, con Mirta Alaya, que me esperó para salir, en una casa que era un desastre. Estaba toda volada, todo levantado el piso. La consiguió una compañera, Irma, pero ella no sabía que en esa casa habían vivido unos compañeros y que ya había sido allanada. "Siempre viene gente buena como Uds. pero no duran”, decía una vecina. ¡Te imaginás! Teníamos un pasillo nomás, para vivir en ese lugar, allí teníamos las camas y saltábamos por arriba para pasar. Mirta estaba conmigo, porque ya había salido Roberto, su compañero. Y nos duchábamos debajo de un arbolito con la flor de una regadera porque no teníamos ducha. Teníamos un parque divino, con parrilla, pero el aspecto nomás de la casa era lindo, porque todo lo demás faltaba. Era horrible nuestra casa por dentro. Y mirá estuve cuatro años clandestina, creo que ya fue en el 80, que pudimos salir con Mirta. Volví en 1983, antes de las elecciones, seguía la dictadura todavía. Fui la primera en regresar del exilio. Extrañaba demasiado. Volvimos los tres Elena, Gustavo y yo. Después fue el encuentro con la familia, los compañeros. La vuelta a Corrientes y conocer de cerca la verdad, lo que había pasado con Eduardo y cómo. Pudimos al fin visitar la tumba donde descansa. 155


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Ellos dicen que tenía arma y que tenía granadas. Esas son todas cosas inventadas. Le estaban esperando, era una emboscada. Fue en Corzuela, Chaco, estaba llegando a una casa y le dieron una ráfaga. Se contradicen todo el tiempo, incuso cuando informan de su muerte dicen: “fue abatido un extremista en la localidad de Corzuela” y luego, en su partida de defunción figura como muerto el 12 de febrero de 1977 en un “Accidente en Resistencia”. Pronto se va a saber, porque se va a hacer la exhumación. Con mis hijos fuimos a Corzuela, necesitábamos saber un poco más. Fuimos a esa esquina. Nos acompañaron compañeros de antes, de Ligas. Fue muy fuerte pero quisimos ir, era necesario y fue bueno eso. Después volvimos a Corzuela porque le hicieron un homenaje muy lindo, donde participaron alumnos y profesores de escuelas, presentaron un video que lo pasaron ahí, todo sobre la vida de Ñaró. Y este año, 2015, inauguraron una escultura hermosa, que se la dedicaron a él. No sabés lo que es eso para Gustavo y Elena. Fuimos todos ahí, incluso los nietos.

DIARIO de Ana Estigarribia, su madre “Eduardo estaba una tarde en su pieza con unos amigos, leyendo un libro de poesías y al salir me dijo: —Hasta luego madre, me voy a florecer—” Ana, la mamá de Eduardo, era una maestra de vocación y tenía inquietudes literarias. Cuando joven colaboró en un periódico de Curuzú Cuatiá con unos poemas. En el diario vuelca muchas experiencias vividas como docente; ella y su marido ejercieron la profesión, por muchos años, en escuelas del interior de la provincia de Corrientes. Comienza a escribir su Diario cuando sus hijos eran pequeños, lo hace con una dedicatoria y dice: Para mis hijos Eduardo y Ketty (cuando cuenten más de 15 años) Quiero dejar aquí algunos consejos o mejor dicho sugestiones; algunas, producto de mi propia experiencia y otras, solo de mis observaciones de la vida real.

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No pretendo ser infalible pero mi afán de ayudarles a vivir me dicta estas sugestiones que quisiera sean leídas con calma y meditando cada una de sus frases. Si van a ser leídas a la ligera y luego olvidadas preferiría que no las leyesen. Mi deseo sería que las recordasen cuando se encuentren en situaciones en que ellas podrían resultarles útiles. Luego escribe: “Elige una profesión que puedas ejercer con amor, se es desdichado cuando se trabaja a disgusto. “No creas que solo tu opinión es la exacta, trata de escuchar la de otros sin impacientarte, quizá te sirvan para mejorar la tuya. “Si quieres ser cabeza comienza por ordenar tus propias ideas”. Cuando compañeros de militancia de Eduardo cuentan sobre él, pareciera que estas sugerencias fueron escuchadas. * Ana conocía el compromiso político de su hijo y sabía los riesgos a los que estaba expuesto. Después del golpe piensa en Eduardo y expresa su sentir, sus temores: Corrientes, 1° de abril de 1976 Yo, que muero cada día, agradezco a la vida cada mañana que me hace ver de nuevo el sol, la lluvia o las estrellas, y todo lo que vive cerca de mí. Agradezco el momento de paz y tranquilidad tanto como el de actividad y trabajo porque eso es vivir. ¡Ay…! El dolor constante de la madre que espera día a día, hora a hora, minuto a minuto, la más cruel de las noticias que ha de acabar consigo misma. Solo su fe y su fortaleza de espíritu pueden sostenerla. Febrero del 77 Luego de saber de la muerte de su hijo Eduardo, Ana pegó en su Diario un papelito amarillo que había guardado amorosamente; en él Eduardo había escrito hacía unos años, su “Juramento":

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“… Juro: que como correntino sabré aguantar con entereza lo que venga. Andaré a cielo abierto sin vallas para mis sueños y pensamientos. Tendré coraje para vivir de acuerdo a mis convicciones, sin tapujos ni falsa vergüenza y también para gozar la vida, tomar buen vino y gritar mi dolor cuando duela y mi alegría cuando cante. … Juro: que habré de ser útil, agradable y de ser posible, bueno, que no siempre es posible serlo. Haré del sano humor y de la honesta alegría una norma de vida para enseñar cantando y convencer sonriendo, que la vida vale la pena de ser vivida cuando algo sano la inspira. “ Y Ana, como si le hablara directamente a Ñaró, dice: Eras como el gorrión que quiso ser águila y quemó sus alas en la estéril búsqueda de la verdad. Te inmolaste, diste tu vida por no apartarte de tu ideal. ¡¿Cómo fue que la perdiste?! ¡Necesito saberlo! ¿Qué buscabas hijo? Sabías lo que te esperaba al final de ese camino que emprendiste, pero no quisiste cambiar el rumbo. Y ahora, ya no estás en este mundo. No sé cómo puedo seguir viviendo si ya no estás ¿será porque estás en mí y te siento vivo? ¿Qué rumbos tomó tu alma insaciable de espacios abiertos? 158


¿Se realizarán alguna vez tus sueños de un mundo mejor, de bien para todos? Tendría que ser así para que no se hayan tronchado en vano tantas vidas jóvenes. 15 de julio de 1977 Luego recuerda diálogos que mantuvo anteriormente con su hijo sin precisar fechas: —Supongo que se habrán decepcionado… — Del hombre sí, de la causa, no. —¿Cuál es tu carrera? —Mi carrera es mi país, mi Patria. —Si ya ayudaste, si ya pusiste tu granito de arena ¿por qué no te retirás y dejás que otros más jóvenes sigan eso? —Me necesitan y yo me sentiría muy mal si dejara, me sentiría como el más infeliz de los hombres, eso sí que sería la muerte para mí. No me hagas las cosas más difíciles, no me vuelvas a pedir eso. —Estamos escribiendo la historia. —¿Con sangre? —Nunca se hizo historia sin sangre. * 7 de febrero de 1983 Hoy mi hijo cumpliría 40 años… y ¡que felices hubiéramos sido todos juntos aquí! No puedo olvidar aquellas noches en que los oía llegar a casa con los pequeños niños en brazos y dormiditos… y yo aún sin saber que transitaban sobre el peligro. * Cuando nació mi hijo Eduardo sentí una felicidad tan grande que casi no lo podía creer. Recuerdo el día que lo bautizaron. Sus padrinos fueron Pedro Cremonte y señora. Se hizo una linda fiesta en casa de los abuelos Gómez. El pequeño Eduardito de solo un mes y días, estaba dormido en su cochecito cuna 159


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entre sabanitas y tules color celeste, para mí era un verdadero ángel. No se despertó para nada a pesar del bullicio y la música que lo rodeaba. * Lo veo de un año y medio de edad, en el campo, en la escuela en la que trabajábamos, a caballo sobre un palo corriendo por el patio, ese era su juego favorito a esa edad. También lo veo jugando con su amiguita Isabel con los juguetes que sacaban de una caja grande de madera, y cuando se cansaban de ellos, los guardaban de nuevo en la caja. Ellos estaban siempre juntos, hasta los 7 años. A los 8 años Eduardito quedó a vivir en la ciudad, en casa de los abuelos e ingresó en la Escuela Belgrano, en 2° grado. * 3 de enero de 1983 (lunes) ¡Llegaron! ¡Gracias Señor! Ese día Ester, su nuera había regresado del exilio con sus dos nietos. * 15 de noviembre de 1995 (hora 4) Se apagó la luz por un rato, me vienen recuerdos de aquel día en que vi a mi hijo por última vez, fue en julio de 1976, en la estación de trenes de Resistencia, viajaba a Buenos Aires con toda su familia y yo fui a despedirlos, los chicos eran de 4 y 2 años. Cuando quedaron todos acomodados, bajó él conmigo para darnos lo que había de ser el último adiós con un abrazo y un beso, mi mano apretó la suya y mi corazón se resistía a dejarlo… entonces, él me sonrió con lo cual yo pude apaciguarme, me quedó su amorosa sonrisa.

Ana Mercedes Gómez Estigarribia, Ketty, su hermana. Papá se llamaba Raúl Arnaldo Gómez, mamá era Ana Estigarribia y era de la ciudad de Mercedes. A mi hermano le decíamos Eduardo. 160


Después me enteré que le decían Ñaró. (Cuando le comento que ese nombre refiere al Toro Ñaró, toro bravo, ríe y afirma: Sí... era así...) Soy 4 años menor, nosotros vinimos a esta casa, cuando yo tenía dos y él tenía seis. Acá en el barrio, había todos varones, enfrente, amigos de él en todas las casas, empezando por la de enfrente había varones, mujeres no había. Y él tenía con quien jugar. A mí no me dejaban ir. No me dejaban juntar con ellos, por la diferencia de edad... no sé. Mamá no me dejaba. Pero algunas veces jugaba con ellos, porque teníamos un patio grande acá. Y venían todos los chicos y yo también me metía. Pero una vez que me dieron un golpe que me sangró mucho ya no me dejaron ir. Y después recuerdo que andábamos en bicicleta. El me llevaba en el caño. Dábamos vueltas hasta que llegábamos a un lugar y nos caíamos. Y nos llevábamos muy bien. Nos gustaba hablar entre nosotros, hablábamos mucho. Fuimos a la Escuela Belgrano, frente a la plaza Cabral. Allí hicimos toda la primaria. Sí, me acuerdo de cuando íbamos a la escuela, cuando empezaban las clases, nos íbamos cargados; a veces no estaba papá para llevarnos en el auto y teníamos que ir andando, hasta el perrito llevábamos. Eso sí, le gustaban los perros de eso me acuerdo bien. El secundario Eduardo lo hizo en la Regional. La escuela Regional era de maestros pero él, el último año se fue a casa de la familia de mamá en Mercedes y allí se recibió. Papá y mamá eran maestros y viajaban una vez por semana, porque en esa época no es que se podía ir y venir. Ellos trabajaron en San Luis del Palmar, Herlizka, Km 84, ellos vivían allí y nosotros acá en casa de mi abuela. Papá era el director de la escuela y mamá maestra. Era personal único digamos. A veces íbamos de visita nosotros, íbamos y veníamos. Y mamá venía más seguido que papá. Esta casa se cerraba y quedábamos en casa de la abuela. Eso era prácticamente todo el tiempo de clases. Y vivíamos con mi abuela, por calle San Lorenzo, más cerca de la escuela todavía. Le gustaba el deporte. Practicaba remo. Hacía pesas y fortalecimiento de manos, con esos aparatos que se estiraban. No era de ir a boliches pero acá cada fin de semana había copetín y siempre iba. Él, como era un poco más grande, me acompañaba a los bailes. No se podía ir sola en esa época. No era celoso, más o menos me buscaba 161


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novio (se ríe). Acá había muchos muchachos, pero eran todos amigos, no eran para novios, los amigos con la hermana… ¡no! Después estaban los carnavales también acá enfrente. No recuerdo mucho porque todavía no me interesaba el baile. Y él andaba con papá que era el presidente de la Comisión. ¿Qué hacían? No sé, ayudaban con las mesas, las sillas, esas cosas. Eduardo tenía muchos amigos en la cuadra. Era muy solidario, me acuerdo que una vez le dio su único traje no sé a quién (se ríe) a alguien que se casaba, no recuerdo...No sé si es el traje que usó en mi cumpleaños de 15. Tengo un álbum donde los amigos invitados me escribían algo, Eduardo escribió unas palabras muy lindas.

A Eduardo le gustaba leer mucho. Leía filosofía, en su mesita tenía libros sobre Platón, y otro que no me acuerdo. Sí, estudió filosofía y letras creo. No, primero estudió abogacía y no le gustó y después empezó filosofía en la facultad. Abandonó y se fue a trabajar. Cuando se recibe de maestro ahí nos separamos, él se va al interior, no sé bien adonde se va. Creo que estuvo en Vallejo y después en Batel. Sí eso fue después, para nosotros era lejos. 162


En Batel se conoce con Ester y se casan. Hicieron una gran fiesta, yo no pude ir, ya estaba casada y tenía un nene chiquito y era lejos en esa época. Mamá y papá sí, estuvieron en el casamiento, claro, por supuesto. Hubo un tiempo en que prácticamente no nos veíamos porque después de casarme estuve aquí dos años y después trasladaron a mi marido, porque era bancario y ahí nos fuimos a Mendoza. Después empezamos a ir de una provincia a otra. Nos veíamos en vacaciones cuando venía... él se fue una vez a Mendoza. Después estuvo también en Rosario, ahí ya estaba casado y tenían a Elena, chiquita. En Rosario fue la última vez que lo vi. No, con Elena chiquitita fue en Santa Fe ahora que me acuerdo. Y después fue en Rosario, ahí lo vi por última vez. Ahí estuvo solo, no recuerdo el año. Sabía que él militaba, que estaba comprometido políticamente. Yo estuve de acuerdo, sabía que él podía hacer algo. Lo único que más adelante le pregunté: —¿Por qué no salís? —porque veía que era muy peligroso ya. —Bueno, alguien lo tiene que hacer. Si nos vamos todos, ¿quién queda? —me dijo. Bueno, me callé nomás entonces. A fines del 76 nuestra casa paterna de Corrientes estaba vigilada y la allanaron una vez, parecía que me querían llevar a mí, creían que yo era Ester, la mamá de los chicos. Luego constataron mi documento y se fueron, pero se llevaron el documento. En esa oportunidad estaba Elena, después vino Gustavo. Me acuerdo cuando le trajeron de noche. No sé cuánto tiempo se quedó, sí menos que Elena. A Gustavo lo llevaron al campo con su abuelo, el papá de Ester. Lo buscó Ana, una muchacha que crió su abuela. Sé que después Ester lo buscó de allí y lo llevó a Buenos Aires. Elena se quedó más tiempo, me acuerdo que en verano la bañábamos en el patio, ahí afuera. Más adelante volvieron a allanar, llegaron de noche a la casa. Preguntaron por Ester, pero en ese entonces ya había muerto Eduardo y nosotros no lo sabíamos porque todavía no se había publicado. Y entonces llegaron acá. No dijeron nada de su muerte cuando el allanamiento. Nos enteramos por el diario. Ahí empezamos a averiguar. Pero nadie vino a decirnos nada. Después sí. Y quedó Elena porque no la podían buscar porque seguían vigilando la casa. Elena se enteró de la muerte de su papá por una niñita vecina y vino corriendo a 163


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ver a su abuela. Mamá murió lamentando su ausencia, lo expresa en su Diario.

Pedro Pablo Romero, Secretario General de las LAC Ñaró era un compañero que estaba en la lucha por una situación de comprensión y no por teoría o por moda. Él no era campesino de origen, pero se compenetró con la gente del campo y sus luchas. Destaco lo de Ñaró porque era un compañero formador de conciencia social. Te conversaba, te hacía ver las cosas... no era que exigía pero sí por su forma de ser, por su forma de hacerte ver, vos te comprometías. Estoy seguro que en el caso de Delicia como en el de Gladys, que venían de una familia antiperonista, Eduardo tuvo mucho que ver en el compromiso que asumieron ellas, que fue muy fuerte, lo mismo el caso de Ester, su esposa. Ñaró era un compañero que te ayudaba a analizar y convencerte de hacer lo que era más conveniente para el conjunto. Tenía un gran nivel de compromiso, solidaridad, sensibilidad todo eso... Con todo lo que pasó, con la tremenda persecución a la que fue sometido, hay que sentirse muy responsable, hay que entender muy bien la realidad política y social, y estar muy comprometido con la lucha, para no abandonar el barco porque fueron momentos muy difíciles de sobrellevar para él y su familia.

Pablo Héctor Legunda, agricultor algodonero, militante de las Ligas Agrarias Chaqueñas Mi nombre es Pablo Héctor Legunda. Nací en Corzuela, vivo en Corzuela. Hijo de agricultores de esta localidad. Soy nacido en una de las colonias más pobres del Dpto. Gral. Belgrano. De gente hachera, peones rurales que trabajaban con arados mancera... Allí nací y viví, hice mi primaria, quise hacer la secundaria pero la pobreza me llamó y tuve que abandonar; creo que ese abandono de la secundaria fue lo que me marcó, fue un incentivo para que reflexionara y me pusiera a pensar 164


sobre nosotros y que había que hacer algo por los pequeños productores, los chiquititos para que no le pase a los hijos lo que me pasó a mí. Yo tenía formación política, de mis padres he mamado el peronismo desde muy chiquito. Se hablaba mucho en casa. Estuvimos desde el inicio de las Ligas Agrarias. Hicimos los primeros contactos con el MR Católico. Comenzamos a desarrollar política. El análisis mundial que hacía la Iglesia era que había mucha pobreza y mucha desigualdad y que si no se trataba de solucionar eso no había futuro alentador, eso era el análisis de la Iglesia. El Papa estimulaba a sus iglesias a trabajar en esa dirección, que hicieran hagan algo con los pobres. En el Chaco aparece el obispo Distéfano, con él nos relacionamos y empezamos a trabajar. Acá la mayoría éramos agricultores de algodón. El MR siguió trabajando y nosotros despertamos. Fue un despertar muy rápido, muy dinámico el pase de Movimiento a Ligas, fue muy rápido. A pesar de nuestra juventud estábamos muy compenetrados en la situación que estábamos viviendo. Ahí estaban Lovey, Piccoli...57 y así llegamos a hacer nuestra asamblea, nuestro Primer Cabildo Abierto. Nosotros somos pioneros en la zona. Después empezaron a organizarse otros compañeros en distintas provincias Santa Fe, Corrientes con las LAC, Misiones con el MAM (Movimiento Agrario Misionero)... Brasil también… Entonces nos fuimos integrando las distintas Ligas, si el MAM hacía una concentración íbamos para allá a apoyar, si la hacíamos nosotros... venían de Santa Fe. A Ñaró lo conocí acá en el Chaco, después se fue afianzando el contacto, compartimos viajes, compartimos experiencias... A Ñaró 57

Osvaldo Quique Lovey, líder de las LACH, en los 70. Carlos Servando Píccoli (presidente de la UCAL), dirigente de las LACH, secuestrado en abril de 1979

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siempre lo consideré un compañero completo. Completo porque tenía todos los aspectos que hacen a un líder... escuchaba y si no tenía la solución al problema… le pegaba en el palo. Siempre dije que la dictadura se llevó 30 mil compañeros y se llevó compañeros con valores, con conducta, con compromiso. Ñaró era leal, inteligente. Te cuento cómo era su personalidad. En las reuniones era callado, él se sonreía nomás; para hacerle reír más no sé lo que tenías que hacer. Si teníamos que hacer una reunión a las 9, él estaba a las 8. Muy responsable y era muy exigente, con los compromisos era muy exigente. Muy inteligente, muy capaz, con coraje. Él tenía una frase que solía decir: “hay que tener más vergüenza que miedo”. Decía que miedo teníamos que tener porque somos humanos y el miedo es humano pero lo que sí teníamos que tener era más vergüenza que miedo. No teníamos que dejar de hacer lo que teníamos que hacer por miedo. Te estoy hablando del 74. En las reuniones conversábamos, discutíamos mucho, por ahí cuando había algún problemita decía "no nos encerremos, vamos a discutir... si tenemos que pelear vamos a pelear, pero tenemos que salir convencidos de que lo que hacemos es lo mejor”. Ñaró ya estaba en la clandestinidad hacía bastante, el último tiempo él estaba más como coordinador en la zona, había muchos compañeros nuestros que estaban perseguidos y había que garantizar que tuvieran lo necesario para sobrevivir. Entonces las reuniones de los dirigentes que estaban definiendo acciones, eran más bien acotadas, con todas las medidas de seguridad; se las hacía en esa zona. Está el campo de Elías y al lado el nuestro. Allí se hacían las reuniones... porque el lugar era muy favorable por si había alguna batida o para soportar cualquier embate. Yo siempre estuve en la zona, aquí nací y me crie y siempre milité, por ejemplo yo llegué a ser Secretario General de la Unión de Centros Juveniles Cooperativistas, primeramente era Píccoli, él era Secretario General desde que se inicia, y cuando él pasa a la clandestinidad quedo a cargo. Por presión tuvo que renunciar y automáticamente quedo como Secretario General. Uno de los recuerdos que tengo de esa secretaría general fue que el 25 de marzo del 166


76 yo me voy a la oficina a firmar unos papeles y cuando llego la secretaria dice: —Mirá lo que hay acá. Tenía un diario, no me acuerdo si era El Territorio o qué diario era y ahí estaba Videla y en un título grande decía: "Si tenemos que matar media Argentina lo haremos, pero vamos a eliminar la subversión”. La secretaria me da el diario y yo la miro y me dice: Subversión, ¿quiénes son? Yo la miro y digo: —Para mí que es todo aquel que tiene capacidad de mover gente, de clarificar la mente, como hacemos nosotros... Me mira y dice: —Entonces, ¿yo soy subversiva? Me acuerdo tanto de eso. Y era cierto venían a matarnos directamente los milicos. Después del golpe ya como Ligas no funcionamos más. Nos juntábamos de a pocos, discutíamos qué hacer y cómo, pero ya más a la defensiva. Cuidarnos y cuidar los compañeros pero muy arriesgado todo. Mi papá que en ese momento tenía 62 años, estaba acompañando, que no les falte el agua, que no les falte nada a los compañeros que estaban en el monte. Me acuerdo que una vez Ñaró me retó a mí, porque yo llevé agua fresca, estaban cuatro compañeros. Cuando llego para sorprenderlo le vuelco el agua que tenían porque estaba caliente y ahí saltó: —No me vuelques el agua, ¡por favor! Mirá las veces que nos quedamos sin agua y las que hemos pasado, ¡y vos venís a volcarla! —claro, él cuidaba el agua. Yo no sabía. A Ester la vi en alguna oportunidad, en la camioneta blanca, no sabía que era ella, sabía que era la compañera de Ñaró, pero no conocía su nombre. Después la forma de él de moverse en el ámbito, cuidaba todo. Andaba en un Fitito y yo tenía que irme a una reunión y él me dice: —Yo te voy a llevar, tengo el auto en la estación de servicios —y después nos fuimos a retirar el auto. Salimos a la ruta estaba un agente de policía haciendo dedo. Y dice: —Vamos a sacarle alguna información. Y lo levantó y le entra preguntar, le conversaba... le preguntaba... alguna información le sacaba. Ñaró actuaba rápido, en una oportunidad que estábamos no en reunión sino en charlas nomás con otros compañeros y decíamos: — ¿Quién será que va a llegar para ver el cambio?... Uno decía: —No, yo no voy a estar. Otro decía: —A lo mejor vos sí y yo no porque vos fijate cuántas cosas tienen que pasar para que yo llegue... Él estaba sentado y parecía que no escuchaba y cuando nos quisimos meter en la tristeza 167


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ya... se para y dice: —Dejen de hablar pavadas che, ¡todos vamos a llegar! El optimismo es una cosa que nunca perdió. "Todos vamos a llegar", decía. Cuando se dieron las detenciones masivas en Corzuela en el pueblo hubo un silencio total. El miedo fue muy grande. Mi familia quedó desguarnecida, totalmente desamparada. A mí me detuvieron el 30 de septiembre. Llevaron a todos los miembros de mi familia, a mi papá... a mis hermanos... a todos, a todos... Quedaron las mujeres nada más. Y no dejaron nada en la casa, se llevaron todo lo que había... quedaron las camas nomás, los colchones rotos... Las mujeres siguieron en el campo, los vecinos en lo que pudieron ayudar... Y seguimos en el campo, lo tenemos todavía. Lo mantenemos aunque hay muchos que han vendido. Va a quedar como una reliquia de familia. De Ñaró, estando en la cárcel ya era el año 1977, nos entró la información de que lo habían matado. Desgraciadamente. Lamentable. Lo matan casi en mi barrio, un poquito más adelante vivía yo. La noticia nos llegó a la Alcaidía por los compañeros, una semana después. Eso que contaba Ester de la despedida... estaba en nosotros, yo también a mi mujer le decía: "si no vuelvo tenés que seguir tu vida, la vida continúa", era prepararnos, preparar el terreno... “ Todos vamos a llegar..." decía pero con conciencia del riesgo. Yo tengo la suerte de estar acá, muchos compañeros no.

Elías José Guzmán, agricultor algodonero, militante de las Ligas Agrarias Chaqueñas El crecimiento de las Ligas Chaqueñas fue impresionante. Se había alcanzado un desarrollo demasiado grande, en el Chaco nomás, con la Unión de Cooperativas Agrícolas Limitada (UCAL), ¡se tenían 20 cooperativas! era mucho poder económico para que lo dejaran pasar. Y en conciencia era muy grande el crecimiento también. Miles de familias organizadas, participando de las movilizaciones, los reclamos. Después se politizó esto y para nosotros fue importante porque ahí nosotros empezamos a darnos cuenta que todo el trabajo que 168


habíamos hecho teníamos que consolidarlo, y eso lo teníamos que asegurar políticamente porque eso era un proyecto de vida que teníamos que empezar a discutir, de esa época recuerdo a Eduardo Gómez Estigarribia, Ñaró y otros compañeros de otras partes del país y de otros frentes que estuvieron colaborando con nosotros... Esos compañeros fueron los que nos ayudaron a consolidar el proyecto, incentivaron la discusión política y ahí también analizábamos la situación que se venía. Ñaró en esa época año 74, 75 habrá sido, estaba ya moviéndose en la zona, nosotros fuimos los que más los trasladamos a él y a otros compañeros. El grupo que yo conducía era el que lo trasladaba. Había un hombre grande de la zona, tenía una estanciera que facilitaba cuando había que ir a un lugar determinado. Nosotros teníamos una camioneta más o menos buena, así nos movíamos más o menos seguros. Ñaró participaba en las reuniones pero ya eran más políticas que otra cosa donde hacíamos análisis de la situación, trazábamos algunos objetivos ahí participaba. Ñaró era un tipo que no hablaba mucho, cuando hablaba había que escucharlo, ¿viste? Porque era preciso, un tipo que tenía convicciones... tenía voluntad... enseguida se le notaba su formación militar incluso. Siempre usó las medidas de seguridad. Mirá que nosotros pasábamos nos tiroteamos con los milicos varias veces pero él cuando venía, venía seguro, venía preparado... Por eso a mí me extrañó eso que pasó... Yo estaba ya en la cárcel cuando nos enteramos de la muerte de Ñaró en el 77. Se ve que él tenía una necesidad de poder encontrar a alguien, él sabía que había problemas... más en un momento en que los militares estaban a con todo a Carlitos Orianki 58 le pasa lo mismo. El salió porque creyó que yendo más lejos iba a zafar, justo en la zona de Campo Largo… Y él se fue, un compañero lo llevó hasta tal parte, allí pidió una bicicleta y se fue y los tipos lo detectaron enseguida, tenían informantes por todos lados... Hicieron una medida de vigilancia... estaba todo controlado... Con Ñaró fue así, sabían que iba a llegar a un lugar... Dicen que estaban todos los milicos apostados esperándolo.

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Carlos Héctor Orianki, asesor en Ligas Agrarias Chaqueñas. Secuestrado en Sáenz Peña, Chaco, el 01/10/1976

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Del libro: Monte Madre. Heróica historia de compromiso y dignidad. De Jorge Miceli. Reconquista, mayo 2006. Capítulo 10, pág. 96 Así que había que palear barro… y un día que Remo y un amigo Eduardo Raúl Gómez, maestro rural correntino- ex dirigente nacional del Sector Maestros del MR- quien le había traído dos bolsas de dormir y paños plásticos para ser utilizados como “carpas”, estaban con los pies clavados en el barro hasta los tobillos semidesnudos por el calor bañados en transpiración y sufriendo las molestias de las “negritas” y ”rubiecitas” pequeñas avispas del monte fabricantes de una miel deliciosa pero escasa, las que atraídas por la transpiración de los hombres se les pegaban a la piel produciendo el imaginable fastidio, el maestro dijo: "Esto es como un campo de concentración". Desde ese día, la casa de los Vénica se llamó así: el campo de concentración. Capítulo 16, pág. 161 El 15 de febrero de 1978, poco antes de las 20 estuvieron listos para partir. Alguien propuso dedicar la comisión al compañero Eduardo Raúl Gómez Estigarribia maestro de campo dirigente del MR Católico de la zona de Goya, quien al trasladarse al Chaco se transformó en nexo importante entre los refugiados en el monte y el exterior. Un año antes en Corzuela (Chaco) cayó en una emboscada tendida por policías. Murió ametrallado sin posibilidades de defenderse. Gómez Estigarribia fue quien bautizó como “campo de concentración” a una de las viviendas utilizadas por Remo e Irmina en su huida. Después de honrar la memoria del heroico compañero y cuando las primeras sombras ganaban el monte partió el grupo…

Gustavo Gómez, su hijo. El 6 de mayo de 2015, en el cementerio San Juan Bautista de Corrientes, fueron exhumados los restos de Eduardo. El procedimiento se realizó en el marco de la causa Ligas Agrarias que se lleva adelante en la Justicia Federal, en la provincia de Chaco. El Equipo Argentino de 170


Antropología Forense (EAAF) determinará si la muerte del militante agrario fue producto de un fusilamiento. Estuvieron presentes sus hijos Elena y Gustavo, su yerno y su nuera. En una nota del diario Norte de Corrientes59, Gustavo habla de este hecho y recuerda a su padre: A horas de la realización del procedimiento que permitirá develar con claridad lo sucedido contó que la familia se encuentra movilizada, especialmente su madre, de 70 años y que el encuentro de la verdad le genera mucha expectativa. ¿Cómo vive este momento? Es muy emocionante porque al fin después de tanto tiempo se podrá saber la verdad. Pasó mucho tiempo, yo tenía tres años cuando papá falleció y de a poquito fui conociendo la historia. Mi mamá me fue contando de a poco, pero todo lo supe hace pocos años, cuando lo fui reconstruyendo. Antes era todo muy tapado. ¿Qué recuerdos tiene de aquella época? Yo noté muy poco, pero después reconstruyendo lo que vivimos me fui dando cuenta de que los viajes que hacíamos no eran porque queríamos, sino por la necesidad de escapar, de buscar seguridad, pero tuve una infancia muy linda gracias a mi madre. Lamentablemente con mi padre estuve muy poco. Después de su muerte vivimos en Buenos Aires y después nos exiliamos a Francia, donde vivimos entre 1980 y 1983. ¿Cómo impacta en su madre, Ester, la exhumación? Ello lo siente mucho, es como revivir todo. Dice dos palabras y se emociona. Tiene 70 años y todo esto la moviliza mucho. No puede venir por un problema de salud que tiene. ¿Cómo iniciaron sus padres la militancia? Él era maestro rural que fue a trabajar a Batel, en Lavalle, de donde es oriunda mi mamá. Ella estudió en Santa Teresa de Jesús, en Goya, a los 18 se recibió de maestra y comenzó a trabajar en la misma zona y ahí se conocieron. Desde muy jóvenes empezaron a trabajar con el campesino, se manejaban con los padres de los alumnos y estaban orientados por monseñor Devoto. ¿Qué expectativas tiene de todo este procedimiento? http://www.nortecorrientes.com/article/74257/%C2%93al-fin-despues-de-tanto-tiempo-se-va-a-poderdescubrir-la-verdad%C2%94 59

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La expectativa es que se sepa la verdad. Un testigo dijo que le llevó a mi papá a tal lugar, a una reunión y que no fue un enfrentamiento porque no estaba armado. Ellos se fueron juntos y no llevaban armas por cuestiones de seguridad porque pasaron por muchos lugares donde había retenes policiales. Fue una emboscada y lo que dice el certificado de defunción no es cierto.

INFORMACIÓN ACTUAL Raúl Eduardo Gómez Estigarribia. En el mes febrero de 1977, se concretó la restitución del cuerpo de Ñaró a su familia; Eduardo descansa en el Cementerio San Juan Bautista de la ciudad de Corrientes. Sobre la muerte de Ñaró, la versión oficial indicaba que el 12 de febrero de 1977, Eduardo Gómez Estigarribia fue “abatido en un enfrentamiento”. El medico policial Grillo aparece firmando ese mismo día una autopsia donde determina como la causa de muerte un homicidio provocado por heridas de arma de fuego; días después el

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Registro Civil otorga a la familia un certificado de defunción donde se certifica que el deceso se produjo por accidente en la vía pública en la ciudad de Resistencia. La Unidad de DD HH de la Fiscalía Federal integrada por los Fiscales Carlos Amad y Diego Vigay, impulsó la investigación del caso en la convicción de que existían fuertes indicios para pensar que el enfrentamiento que sostuviera la versión oficial fue fraguado y que Gómez Estigarribia fue literalmente ejecutado. Se solicitó la intervención del EAAF la que fue ordenada por el juez federal Carlos Skidelsky y tenía como objetivo determinar las causas de las muertes, heridas de armas de fuego en huesos, fracturas y otras lesiones y la búsqueda de proyectiles. El cuerpo de Gómez Estigarribia fue exhumado en el Cementerio de Corrientes, el 6 de mayo de 2015. Teniendo en cuenta la autopsia original, los peritos concluyeron que la causa de la muerte fue la penetración y trayectoria de un proyectil de arma de fuego en tórax, lo cual a su paso provoca destrucción tisular y hemorragias idóneas para provocar la muerte. Además, apuntaron que contribuyeron a la muerte las lesiones en un brazo y una pierna. También, encontraron dos objetos metálicos compatibles con proyectiles de arma de fuego: uno a la altura de los miembros inferiores y otro a la altura del tórax. Los resultados del informe contradicen la hipótesis oficial del supuesto enfrentamiento y consolidan la tesis de la Unidad de Derechos Humanos, de que fue literalmente un fusilamiento, además de revelar significativas anomalías en los certificados de defunción labrados por los médicos policiales. El 30 de diciembre de 2015, último día hábil de actividad judicial, la jueza federal de Chaco, Zunilda Nirenperger, procesó con prisión preventiva a un ex militar y a cinco ex policías acusados de formar parte de los operativos represivos contra los campesinos de las Ligas Agrarias. Entre los casos que se juzgan en la causa están los homicidios de los dirigentes Ñaro Gómez Estigarribia y Carlos Piccoli. El procesamiento alcanzó al ex teniente coronel del Ejército, Tadeo Betolli, y al agente Miguel Antonio González, acusados por el homicidio agravado de Gómez Estigarribia. 173


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RAMÓN MIGUEL ÁVALOS

Antes de irse le hizo un hermoso jardín a su abuela, con claveles rojos que por mucho tiempo siguieron floreciendo a rolete…

Leonor Vargas, su tía, del Sector Maestros del MR ¡Excelente criatura, excelente! Le decíamos Miguel. A él lo trajeron a casa ya de grandecito. No me acuerdo cuántos años tenía. La mamá de Miguel, Marcelina Ávalos, se fue a Buenos Aires y llevó a Miguel a la casa de los abuelos para que lo críen. A mamá le dijeron, este es su nieto. Y ella lo quiso tanto, tanto... –Este es mi hijo, mi hijo... una cosa pequeña que me vino de pronto –decía. Mamá lo empezó a llamar “mi hijo” y nosotros teníamos celos… ahora me arrepiento… Miguel cuando niño hablaba solamente guaraní, luego aprendió el castellano. La primaria la hizo en el campo. Yo también fui su maestra en 7° grado, en la Escuela N° 509 de la Estación de trenes de Villa Córdoba, Santa Lucía. Miguel tenía disposición para actuar en las comedias, por ejemplo representó esa de la canción sobre el campesino y cantaba en el patio de la escuela: "Ay… juventud campesina, vestida de... “. No era un chico tímido pero no era de hablar pavadas, lo hacía con mucha propiedad... Terminó la primaria en el campo y la secundaria en el Manuel Alberti, en Goya. Miguel venía de Santa Lucía cada día a estudiar en el Alberti, solía venir conmigo en un Citroen viejo que yo tenía. Era muy 174


buena persona Miguel. Leía mucho, le gustaba una revista que se llamaba Transformaciones. Defendía mucho el derecho de la mujer, lo que sí te puedo decir es que él permanentemente defendía a la mujer, ahora es otra cosa pero en esa época las mujeres teníamos que pedir derecho para todo. Conversábamos mucho, yo sabía que él estaba comprometido hasta la médula. Ahora me acuerdo que él estaba atento a todo, me aconsejaba, esa criatura era muy sincera... una vez me dijo: –Ñata —así me decía— parece que le agrandás demasiado a Benjamín (mi marido), él es igual que vos, igual que yo, me parece que vos le agrandás mucho.... Y era chiquitito, estaba en la secundaria todavía. Mamá le dio un campito para que ponga tabaco mientras hacía sus estudios secundarios. Y puso tabaco él. Unas pocas plantas eran, pero él estaba convencido de que era tabacalero. Cerca de casa, de la Estación, a una cuadra, vinieron unos dirigentes de Ligas a vivir cerca de la Capilla, tenían una plantación, y Miguel estaba permanentemente allí. Estaba muy comprometido con el MR. Cuando se hizo una concentración muy importante de campesinos organizados en Ligas, en la Plaza de Santa Lucía, frente a la Municipalidad, Miguel llevó un cartel que decía: “Sr. Alejandro Lanusse60, si va a mentir, no hable”. Después hizo un discurso bárbaro dijo: –No es posible que estén explotando de esa manera a la gente, trabajan desde las 6 de la mañana hasta las 8 de la noche sin parar, para terminar el año sin ningún peso. Yo también iba a reuniones de Ligas Agraria. En Perugorría integré el Sector Maestros del MR Católico, junto con Magna, mi hermana. Ya había espionaje de los militares en esa época. En el MR estábamos todos, maestros rurales, campesinos, empresarios... Organizábamos unas charlas de capacitación, con profesoras de Goya en las que participaron muchos jóvenes del campo y de la ciudad, todos integrados, esa fue la intención desde un principio...

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Alejandro Agustín Lanusse, presidente de facto de Argentina entre el 26 de marzo de 1971 y el 25 de mayo de 1973, visitó la zona en julio de 1972.

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En 1975 Miguel vivió en Buenos Aires en casa de una tía, Carmen Alejandrina. Mi hermano en Buenos Aires necesitaba alguien que lo ayude, pidió por favor que lo manden a Miguel para que le ayude. Entonces Miguel se fue y empezó a estudiar Sociología, era muy dura la vida allá; así que pasado un tiempo se volvió a Santa Lucía. Ese año fue de muchas movilizaciones y empezaron a controlar las rutas y a los vecinos. Una vez me pararon en la ruta y me preguntaron por Miguel y el padre Torres que era asesor de las Ligas. Más tarde llegaron a mi casa preguntaban por los vecinos y las maestras que sabían que conocía. Ese policía Obregón me preguntaba insistentemente por una maestra que también integraba el Sector Maestros del MR: – ¿Y Vitoti Benítez? ¿Y Vitoti Benítez? –repetía. ¡Obregón era mi vecino!… Y después terminó condenado por respresor en el Juicio Goya. Eso que te contaba fue en Santa Lucía. Yo era soltera y trabajaba ad honorem en el Ciclo Básico de Gobernador Martínez que recién se había fundado. Hicimos gestiones para oficializarlo hasta que Emma Tacta de Romero61, le dijo al comisario que “no iban a oficializar el Ciclo Básico mientras estuviera yo”. Un día Quique Zenón, mi cuñado, me traía hasta casa y venía con nosotros el padre Devoto que había ido a dar una misa en la capilla de Gdor. Martínez, también recién fundada, y entonces me dice: — Leonor estate atenta porque están llevando a todas las profesoras y te va a tocar el turno a vos también. Esa misma noche me cayeron. En casa estaba parando un peón de mi hermano. Nosotros teníamos como una habitación de huéspedes y ahí dormía este muchacho. Le trataron de mal…, lo tiraban contra la pared, lo traían, lo llevaban, le daban en la espalda, en la columna, no tenía nada que ver él. Ellos decían que en Perugorría había un aguantadero y que sabían que allí que estábamos yo, el padre Diego Orlandini y un grupo de gente. Cuando me llevaron a mí era el 10 de febrero del 76. Estaba el comisario de Goya, Martínez, el Pibe de Oro le decían... me

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Ministra de Educación de Corrientes, durante el período de gobierno de su esposo, Julio Romero.

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preguntaron por qué estaba en CTERA y no en UDA 62, yo les respondí que porque CTERA era abierta a todos. A los empujones me hicieron llevarlos a mi cuarto y revisaron todo. Me decían –Cuénteme la verdad, ¿había infiltrados allí, había porteños, entrerrianos...? –. ¡Ah! me preguntaron también cómo hice para comprar el auto, mi Citroen… Eso fue en febrero del 76, me llevaron y después me largaron. Yo se lo conté a Miguel y él me dijo: –No, no te preocupes... ellos saben bien quién es quién..., no te vayas a creer que son tan tontos. Y andan los servicios de inteligencia. Más adelante, vimos que Miguel se estaba preparando; parecía que no quería irse, pero un buen día hizo un duplicado de su DNI, aunque tenía el suyo y lo dio como perdido. Me acuerdo que dijo: – Así nomás es la vida. Y se preparó para irse. Ahí supe que Miguel sabía lo que iba a pasar. Mamá dijo: –Parece que quiere hacerse gaucho, como Mate Cosido o Antonio Gil. Ella se angustió y lloró mucho ese día. Cuando se iba Miguel se puso a cantar "Así nomás es la vida... así nomás es la vida... “. Yo no entendí lo que estaba diciendo. Parecía que no se quería ir. –Pero hijo, andá a ayudarle un poquito a tu tío... –le había dicho mamá y ella murió diciendo: –¿ Por qué le habré mandado…? Porque nosotros creíamos que él se fue a Buenos Aires a ayudar al tío que se había accidentado… Antes de irse hizo un hermoso jardín a su abuela, con claveles rojos que por mucho tiempo siguieron floreciendo a rolete… Después nos llegó el rumor de que Miguel pensaba que estaban buscándolo porque acudió a la mamá de una compañera en Santa Lucía para esconderse. Estuvo varios días allí en los que no salía de la habitación, solo para ir al baño. Y que a los 15 días dijo que se iba y se fue nomás. No recuerdo en qué fecha leímos en el diario El Litoral, de Corrientes que lo tomaron preso en San Martín, Chaco; lo nombraban a él y un muchacho Morales. A los dos días recibimos un telegrama de Miguel donde dice que está detenido, pide que vaya Juan mi hermano menor que era abogado a defenderlo, y que le lleve ropa. Juan le pide a Chicho Velozo, su compadre vecino de Santa Lucía, que en ese tiempo 62

CTERA: Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina. UDA: Unión Docentes Argentinos.

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era policía y llegó a comisario, que por favor averigüe. A los dos días de esto llega Velozo, muy buena persona, y nos cuenta que llegó otro radio despacho a la Policía donde decían que Miguel se escapó. A los dos días de su detención. Se escapó, angaú63. Yo le estaba preguntando al obispo Devoto cómo hacemos, también le pregunté al cura de la zona porque en el diario E de Corrientes salió que “En la noche de tal y tal... fueron detenidos los subversivos fulano, mengano y…”, eran como tres y estaba el nombre de Miguel entre ellos, y decían que acababan de secuestrar estancieros y robar ganado. Le pregunté al cura, y me dice: –Ud. no tiene que creer en lo que dicen, no crea, son más mentiras que verdades.

Tomás Francisco Vargas, su papá. Miguel era guapo, activo, voluntarioso… desde los 6 años era así... con las tareas del campo… traer los terneros… y hacía bien lo que le pedías. Yo tenía un caballo en Santa Lucía y cuando yo llegaba, el venía se prendía del caballo y se perdía... a él le gustaba, le bañaba... y lo largaba... eso me acuerdo… le gustaba que ande libre un rato. Me acuerdo que cuando empezamos a oír de las correrías policiales un vecino que era policía, decía: –Vos quedate tranquilo, a vos no te van a llegar. Leonor decía que si sabía a quién sí y a quien no le llegarían, no era para confiar. Después llegaron unas mujeres y un hombre a caballo y me pidieron los galpones porque iban a hacer unas consultas. Yo le dije: –Mire yo no estoy autorizado a prestar ni dar nada. Más allá, ellos son dueños, pídales a ellos. Y ellos les dieron, les dieron los galpones y luego comenzaron las persecuciones. –¿Qué creen Uds. que será de él? ¿Se puede hacer algo para encontrar su cuerpo? Incluso en un momento pregunta: –¿Uds. creen que puede estar vivo? –abrigando esperanzas ante la falta de un cuerpo… quizás también por lo de la “huida” de la cárcel y por lo de hacerse gaucho”

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Expresión guaraní. Indica que algo no es verdadero. 178


Carmen Alejandrina Vargas, Nena, su tía. Yo soy la madrina. Lo recuerdo como un chico bueno, obediente, hacía de todo, como era el más chiquito... estábamos celosos. El hacía los jardines, hacía los almácigos ¡¿qué es lo que no hacía?!... Miguel era muy amable. Él vivía con su madre en casa de su abuela materna... Cuando lo trajeron a casa habrá tenido 3 o 4 años, chiquito… Porque la madre era soltera, y se iba a vivir a Buenos Aires, cuando falleció la abuela materna, mamá lo llevó con nosotros. Era muy solitario. De chico me acuerdo que le gustaba andar a caballo, que papá lo llevaba cuando él se iba al campo… Miguel hizo la primaria, hizo la secundaria y después vino aquí, a La Plata, porque iba a estudiar sociología, no sé si era en El Salvador o en la Universidad de Buenos Aires... Yo sé que vino, se anotó, los primeros meses acá y luego volvió. Sé que estuvo en Goya, que luego desapareció, dicen en el Chaco pero capaz que lo detuvieron en otro lado y luego lo llevaron al Chaco. Y dijeron que le llevaron y que él se escapó y no volvió... El tiempo que estuvo aquí el comenzó a trabajar, un corto tiempo, un poco para distraerse y otro para ayudarse en sus estudios. En una fábrica de azufre se fue a trabajar, acá en Villa Elisa. No sé bien lo que hacían. Él dijo: –Madrina, ¿sabés cuánto me pagan el día? El valor de una aguja, ¿te parece a vos? Mirá como están mis zapatos. ¡Todos gastados y blancos abajo! Lo que dijo Miguel sobre su paga lo dijo en guaraní, él hablaba muy bien guaraní, habló español después que vino a vivir con nosotros en Batel. 179


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Ester Otilia Escobar, del Sector Maestros del MR, militante de las LAC Miguel no fue mi alumno, pero yo trabajé en una escuela a la que él concurría. Te cuento una anécdota que siempre recordamos con Leonor. Él estaba en primer grado, como no estaba estudiando las lecturas un día la maestra le dice: –Bueno Miguel si vos venís sin estudiar la lectura yo le voy a contar a tu tía Leonor. Al otro día, Miguel volvió a la escuela. La maestra comenzó a tomar la lectura hasta que le tocó a Miguel. Y se dio el siguiente diálogo: –A ver Miguel ¿estudiaste? –Sí, señorita. –Pasá al frente a leer entonces —Miguel se paró y dijo: –¿Con libro o sin libro, señorita? La maestra lo miró sorprendida y le dijo: –A ver… yo conocía con libro, pero a ver… Pasó Miguel y empezó a recitar la lectura: – “Benito Llano, ¿cómo te llamas? Me llamo Benito Llano, y ¿qué llevas? un camión, mi caballito de madera… “ Yo no sé qué otras cosas le agregó... además... recitó las letras de imprenta, la manuscrita, la mayúscula y la minúscula, incluso dijo el número de la página... ¡todo sabía el! La maestra no tuvo que mandarle ninguna queja a su tía, Leonor Vargas, que también era maestra allí. Fue en la Escuela 83, de Batel, departamento de Lavalle.

Juan Pedro y Rafael Coronel, vecinos, productores agrarios de Lavalle Este compañero Miguel Vargas, era el que traía el tractor del tío para ararnos la tierra. Lo traía a escondidas... a escondidas, ¡qué valor! Él trabajaba con nosotros, plantaba tabaco en Villa Córdoba. Él estaba ahí 180


cerquita nomás. El venía y estaba todo el día, toda la tarde, se iba a la escuela, a terminar la secundaria y venía, y se quedaba a trabajar con nosotros. Venía caminando nomás. Entonces se quedaba y juntábamos tabaco; comía con nosotros. Él tenía camioneta, de su familia, y siempre que había que avisar o llevar a alguien de Ligas, él estaba para avisar si había asamblea o reunión, con la camioneta era más rápido. Miguel fue uno de nuestros operadores. Por ejemplo, era el que coordinaba en los encuentros. Cuando alguien opinaba o hacía una petición, el siempre participaba. Siempre hacía una acotación de esas que le paran los pelos al gorila. Además un hombre que siempre estaba dispuesto para las reuniones, conseguir el vehículo para juntar a la gente. Muy activo. Miguel hablaba todo. En las reuniones escuchaba. Pero sabía explicarse. Te daba bien la explicación para que uno pueda entender, tenía mucha paciencia. Si vos preguntabas diez veces... diez veces explicaba. Nada parco.

Mabel Irene Fernández, militante de la JP, profesora de francés, Colegio Alberti. Cuando leí su nombre en el monumento de la Plaza de la Memoria no lo ubiqué, no sabía quién era, menos que lo conocía, sólo cuando vi una foto lo recordé. En los 70 hice una suplencia muy breve en el Colegio Alberti como profesora de francés. Fue en el curso de Miguel justamente. No recuerdo nada en particular de Miguel en las clases. Sí, me acuerdo que tiempo más adelante un grupo de muchachos, alumnos de ese curso y algunos compañeros de la JP, hicieron un trabajo sobre la producción de tabaco. Ellos habían hecho algunas entrevistas a campesinos y fotografiaron a los productores y sus familias trabajando, cosechando, atando tabaco, etc. Cuando tuvieron esos materiales nos juntamos en mi casa para elaborar los textos y la edición. Trabajamos toda la noche y amanecimos armándolo, era una algarabía. En esa época se trabajaba con diapositivas que se organizaban y se iban proyectando acompañadas y sincronizadas con música y/o 181


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voces grabadas. Elegimos como fondo esa hermosa canción del padre Julián Zini que se llama "Sudor tabacalero” y que refleja muy bien la vida de los tabacaleros. Ahí sí, se destacó Miguel, él era quien más conocía el tema porque tenía plantado algo de tabaco en Santa Lucía, en una parcela de tierra de su abuela y militaba en las Ligas; él orientó todo en la explicación y en el ordenamiento de los pasos de la producción y la cosecha. Aprendimos varias cosas con él sobre el esfuerzo y el valor del trabajo a la intemperie de esa producción, incluso aprendimos a reconocer la planta con la vista y el tacto porque Miguel trajo hojas de tabaco. Fue una experiencia enriquecedora porque muchos, aunque éramos fumadores, desconocíamos el sacrificio que significaba su producción. Esa noche hubo quien propuso promover el pase del “Jockey” o el “Colorado”, que eran las marcas más comunes de cigarrillos rubios, a otra de tabaco negro en solidaridad con los productores de la zona. Así, entre mates y risas fue saliendo el trabajo. Quedó muy lindo, fue presentado en el Alberti en esa mañana siguiente y luego proyectado y discutido en varios colegios. Esa fue una valiosa contribución de Miguel y sus compañeros al conocimiento y difusión de la situación de los tabacaleros que en esa época ya estaban movilizados y organizados en las Ligas Agrarias.

Stella Maris Ginocchi, Mizuky, compañera de estudios en el Colegio Alberti. Miguel cursa la secundaria en el Colegio “Presbítero Manuel Alberti” de Goya, entre 1970 y 1975. Te cuento lo que recuerdo respecto de Miguel Ávalos. Nuestra promoción fue la del año 1975. Te podría contar no demasiadas cosas pero sí puntuales que a mí me llamaban mucho la atención. Yo era la única mujer en el curso, porque el Alberti se había hecho mixto el año que yo ingresé. Solo conocía a uno de mis compañeros de curso, todos los demás chicos eran desconocidos para 182


mí, porque eran de la zona rural, o de Santa Lucía o Lavalle, la mayoría vivía en el Borromeo64. Yo entré para el 2° curso al Alberti y cuando nos recibimos éramos trece en el curso. En el Al+ berti, nosotros no izábamos la bandera por promedio, todos izábamos la bandera. Se consideraban mucho los valores humanos de las personas. A partir de allí recuerdo que algunos teníamos muy buenas notas y otros no tanto, y cuando llega el momento de izar la bandera nos explican que lo vamos a hacer por las capacidades de cada uno y también por las facilidades de estudio que teníamos. Yo no tuve relación con Miguel hasta el tercer año. Ahí, recién contacté con él. Teníamos una materia que se llamaba Educación en la Fe, que a mí me sirvió para mi formación. El profesor era el padre Camozzi65. En esa materia nosotros teníamos que contar cada uno cómo hacíamos para estudiar... con qué material contábamos... y demás… A mí me llamó mucho la atención Miguel Ávalos cuando cuenta que él venía todos los días desde Santa Lucía, en auto cuando lo traían o si no, a dedo, tenía que cosechar tabaco, trabajaba y estudiaba con una vela... Creo que esa historia me hizo entender que izar la bandera no se trataba de la nota; como decía Camozzi era un derecho de todos los ciudadanos. Esa historia a mí me hizo entender, porque yo venía de otro tipo de educación, en el que no podía entender cómo izar la bandera, era solo para unos pocos elegidos. El relato de Miguel fue lo primero que me impresionó. Como te decía en la hora de Educación en la Fe trabajábamos con dinámicas de grupo donde podíamos compartir nuestras historias, sobre todo para conocernos entre nosotros y ayudar al otro. Ya se estaban dando los cambios en la Iglesia; cuando yo entré al Alberti, se daba la misa todavía en latín con el sacerdote de espaldas, fueron muchos los cambios que introdujo el obispo Devoto en la diócesis. Entonces desde ahí hubo esa apertura de lo que te estoy contado en el Colegio. Ya se venía ese movimiento de la Iglesia, nuestra

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Instituto Vocacional San Carlos Borromeo, dependiente de la Iglesia. Alojaba a jóvenes del área rural. Rolando Camozzi Barrios, fue rector del Instituto Presbítero Manuel Alberti entre 1964-1970, profesor de Teología y Filosofía. 65

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Educación en la Fe no era de catecismo sino una Educación de concientización, de imitar la obra de Jesucristo. Había un librito que se Llamaba Yo Jesucristo, adaptado a la vida real. Vos eras Jesús en la vida cotidiana de ayudar al otro, de ejercer la solidaridad, de cambiar uno mismo primero. El cambio venía en uno para después poder hacer hacia afuera. En cuanto a Miguel... lo segundo es... Mirá nosotros éramos un grupo, no era todo el curso, pienso que éramos los que queríamos sumarnos a una corriente de ese tipo. En esa época empezó el tema de las luchas agrarias y Miguel era uno de los involucrados en esa lucha y yo también pero de metida nomás, uno ya tiene una personalidad ¡qué va!... Recuerdo un acto de Ligas, donde había un escenario grandísimo, allí donde es la YPF ahora, yo locucionando allí, los estudiantes nos involucrábamos en esa lucha y el más comprometido era Miguel. También recuerdo las pintadas por la vuelta de Perón, uno de los que pintaron los muros fue Miguel con otros compañeros, sé que lo hacían a la madrugada. Miguel siempre necesitaba la ayuda de otro para estudiar, en casa por ejemplo, varios estudiábamos Contabilidad. En casa de otro compañero estudiaban Historia y Geografía y por ahí decía: –Leeme, leeme. Le costaba mucho y se esforzaba mucho, eso era lo que llamaba la atención pero aprobaba todos los años. A pesar de que hablaba poco, nosotros veíamos que Miguel, hacía. No era un chico que llevaba la batuta en las opiniones... era muy callado pero se involucraba mucho en ciertas cosas. En esto de las Ligas Agrarias, él era de los que movilizaban. También recuerdo que trabajaba con Juan Ramón Vargas66, alumno también del Colegio, en su casa se hacía un diario, nuestro diario... Miguel participaba y todos aportábamos ayudando a armar, a pasar la tinta, a doblar las hojas… creábamos conciencia. Yo en esa época no lo veía así, solo hacíamos un diario... Ni me imaginaba la importancia que tenía eso. Me acuerdo también de un cumpleaños de Miguel. Fuimos... recuerdo que era atrás de la estación de trenes... de Santa Lucía. Fuimos al cumpleaños de Miguel y adiviná qué compartimos... todos 66

Juan Ramón Vargas, compañero goyano, secuestrado y desaparecido en 1976. 184


llevamos algo pero, ¿qué comimos? ¡Tortas fritas! Ahí él demostraba que no se trataba de comer un asado o cualquier cosa... sino que... él siempre le ponía el toque, sin decir nada... el valor de lo simple. Otra cosa, a mí me gustaba el Carnaval, y en segundo año del Alberti yo todavía bailaba en la comparsa. Él me decía: –¿Por qué bailás en la comparsa? –como criticándome, como que no iba con lo que nosotros estábamos haciendo. Creo que un año después dejé de bailar en la comparsa (se ríe). En esa época no escuchábamos música en inglés, no íbamos a los boliches, no recuerdo haber ido a un boliche, jamás. Lo que hacíamos eran guitarreadas, nos juntábamos entre nosotros... como la mayoría eran chicos de la zona rural, nos juntábamos a leer, a charlar, a escuchar música. Hacíamos documentales sobre las Ligas Agrarias, documentales con diapositivas fabricadas con radiografías viejas. Y los pasábamos para difusión. Quizás otros chicos iban a bailar, no digo que hicieran mal, pero para nosotros era una pérdida de tiempo. Miguel siempre andaba con una gorrita o una boina. Y, ¿sabés por qué le decían "El Che"? Porque en la boina tenía una estrella. De todo esto lo que a mí más me impactó, fue cuando nos recibimos,

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Chichita Riobóo67, nuestra profesora nos regaló un libro que nos personalizara a cada uno de nosotros. Sí, un libro que nos personalizara, cómo ella nos vio en esos años. Yo le envidié a Miguel... te juro... porque a él le regaló Las venas abiertas de América Latina... A mí me regaló Juan Manuel de Rosas, a otro compañero le regaló Platero y yo... Pero lo de Las venas abiertas... eso sí que me quedó patente. ¡Qué orgullo! No sé, la verdad que no sé qué pensé, pero era muy lindo, como un tesoro y que lo viera de esa manera... me pareció buenísimo que lo viera de esa manera. Volviendo a Miguel, yo destacaría ese esfuerzo que hacía por querer progresar, venir desde allá, como sea... apoyarse en los compañeros para seguir... yo creo que eso fue fundamental y cómo pensaba ¿viste?... Ese cumpleaños, con su abuela, allá atrás de la estación... compartiendo unas tortas fritas y unos mates simplemente y una guitarreada..., y el tema de las Ligas Agrarias…

INFORMACIÓN ACTUAL Miguel Avalos permanece desaparecido. En 1977, un diario de Corrientes, publicó un comunicado en el que luego de calificarlos de subversivos y alegar que eran “secuestradores de ganaderos y ladrones de ganado”, informaba que Miguel y otro joven de apellido Morales, fueron detenidos en la localidad de San Martín, provincia del Chaco. Al día siguiente su familia recibió un telegrama de Miguel en el que decía que estaba detenido, solicitaba ropas y la presencia de su tío Juan, abogado, para que lo defendiera. Dos días más tarde, un ex comisario amigo de la familia, les hizo saber que había llegado a la Comisaría un radio despacho donde se informaba que Miguel se había “fugado del lugar de detención”. Actualmente, conocidas las maniobras frecuentes de las fuerzas represivas para ocultar sus asesinatos, tenemos la certeza de que se trató efectivamente de una “falsa fuga” ya que Miguel no fue visto en ningún ex CCD ni se comunicó con posterioridad con familiares o amigos. 67

Delia B. Rioboó, profesora de Historia. Egresada del Inst. José Manuel Estrada.

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JUAN ANTONIO OLIVO, TONITO

… en el Pericón Nacional, Tonito era… como el animador… ¿Cómo se le dice? … sí, el que da las órdenes… ¡El Bastonero! ¡Eso, el Bastonero! el que va dirigiendo. Bueno Tonito era eso. Él era el que llevaba adelante las órdenes de las distintas figuras. Y con esa voz fuerte y potente que él tenía. Y con esa alegría…

Anita Olivo, su hermana y compañera de militancia. Isabel Gómez y Emilio Olivo se casaron en Goya y formaron la familia Olivo. Tonito es mi hermano, se llamaba Juan Antonio Olivo. Le decíamos Tonito porque en mi casa había dos Antonio. Cuando papá y mamá se casaron, juntaron seis hijos. Mamá tenía tres y papá que era viudo, también tres. Pero daba la casualidad que uno de los hijos de papá se llamaba Juan Antonio y uno de mamá también. Cuando les pusieron el apellido Olivo a todos, se encontraron con los dos nombres iguales. Nombre y apellido iguales. Entonces al mayor le decíamos Antonio. Y al otro que era más chiquito le decíamos Tonito. Quedó Tonito, el Antonio más chico. Tonito era el segundo hijo de mi mamá, era mellizo con Toti, Alfredo Teófilo. Nacieron el 3 de octubre de 1945. Cuando se juntan los dos padres, Tonito era chico, tendría cuatro o cinco años. En 188


general, era mamá la que llevaba un poco lo que es la disciplina de los chicos. Mamá se quedaba a cuidarnos. Hacíamos huerta y jardín. El que trabajaba afuera era papá era hachero en la 3ra. Sección de Goya. Era hachero y con mi abuelo, el papá de mi mamá, cortaban madera para traer al tren porque en ese tiempo había tren. Cortaban madera de la costa del río Paraná de todos los campos que les daban para cortar y los hijos más grandes llevaban el desayuno a mi papá en el monte. Se guiaban en el monte por los gritos. Vivíamos en un lugar con mucha cañada, campo de mi abuelo, en 3° Sección de Goya, Pje. Manantiales, Campo Escalada. Me acuerdo cuando íbamos a la Escuela 318 en ese tiempo, ahora creo que tiene otro número. Los maestros eran menos exigentes, porque eran dos maestros nada más, aún ahora hay escuelas que están en esa situación, Multigrado, les dicen. El camino era muy feo, eran cañadas, pantanos, entonces ellos los más grandecitos nos ayudaba a pasar a nosotros, los más chicos. A veces los más chicos íbamos a caballo con mis primos y los más grandes iban caminando, ellos eran los que nos guiaban. Me acuerdo que Tonito era muy cabezudo, pero cabezudo alegre. Toti era muy calladito porque son distintos los dos, son mellizos pero uno es chiquitito, el otro es más alto. Tonito era más alto y morocho, bien morocho y Toti era de pelo lacio como Tonito, pero de tez blanca. No parecían mellizos. Bueno de lo que me acuerdo de los dos hermanos, Tonito el que nos protegía a nosotros, los más chicos, y también a su mellizo, que era muy calladito e indefenso. Los hijos de papá eran más cabezudos, ellos eran hermanos de dos madres. Uno el mayor era enfermo de la vejiga y entonces mamá tenía que tener más cuidado, a veces fallaba en la escuela. Pero en general los mayores eran los que nos cuidaban. Tonito, Toti, Luis, Manuel y Antonio, el mayor. De Tonito me acuerdo que era muy compañero... Yo soy la segunda hija de papá y mamá, nosotros no hacíamos diferencia de que éramos hermanos de distintas madres porque nosotros nos enteramos recién cuando fuimos a Perugorría, recién ahí nos enteramos que no éramos hermanos de la misma madre. Es que papá y mamá nos trataban a todos igual... 189


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Papá y mamá habían decidido que los más chicos hagamos el primer grado acá en Goya. Vivíamos en casa de la abuela. Yo hice un año, entré a los cinco, más que nada iba de oyente, para acompañar a mis hermanos. Ellos seguían trabajando la chacrita, papá seguía cortando madera en el monte.

PARAJE PALMITA, Perugorría, Curuzú Cuatiá En 1959, cuando ya alguno de los mayores estaban empleados en casa de unos vecinos, les ofrecen para ir a trabajar de aparceros en la

zona de Curuzú Cuatiá. Entonces cuando papá tuvo ese ofrecimiento mamá dijo: —Sí, vamos todos y así juntamos todos los hijos. Fue así que en julio, justamente el 9 de julio del 59, vamos a Perugorría 5° sección de Curuzú Cuatiá, en Paraje Palmita. Nos dan un lugar para trabajar en un campo que es del tío de Sergio Tomasella. Bueno, ahí nosotros comenzamos a trabajar de aparceros. Papá les daba en dinero el 30% de todo el producto que vendíamos porque nos daban los animales, las herramientas para trabajar la tierra y parte de la casa. La 190


casita donde vivíamos tenía techo de paja y pared de paja. El galpón de tabaco era mejor que nuestra vivienda porque tenía techo de zinc. Eso era en el 59, todos trabajando; yendo a la escuela o trabajando 5 o 6 horas en el tabaco, todos trabajábamos. Después se fueron agregando otros hermanitos más chicos, seis más. En total somos doce hermanos. Ahí estamos viviendo en Pje. Palmita, el problema era que nosotros teníamos que ir 5 km para ir a la escuela del pueblo, y éramos 6 hermanos los que íbamos. Tonito dejó la escuela en cuarto grado, porque papá lo necesitaba para ir al trabajo, creo que dejaron los tres, porque el mayor tenía problemas de salud, los riñones. Tonito, Toti, Luis y Manuel, todos quedaron con cuarto grado. Más adelante, en el 65, 66 más o menos, a través de Mons. Devoto, nosotros logramos hacer un Centro de Alfabetización de Adultos y venía un programa del gobierno nacional. Yo terminé la primaria en el 66 y ellos iban al Centro de Alfabetización para terminar la primaria. Mamá tenía cuarto grado y era catequista, estaba ligada a la .Juventud Obrera Católica. Entonces para mamá su preocupación era que supiéramos leer y fuéramos al catecismo, íbamos en el carro porque era en el pueblo. Así que mis hermanos más chicos y yo… íbamos en carro, todos al catecismo. Ya era con Mons. Devoto que nosotros comenzamos el catecismo. Es la primera promoción de Perugorría con delantales blancos, antes iban vestidos de gala, Devoto en ese sentido puso igualdad en el que quería tomar la Primera Comunión, nosotros fuimos seis los que tomamos la comunión en esa primera promoción. Mis hermanos ya eran adolescentes, iban al Centro de Alfabetización, ahí llegaron a completar la primaria. Y ahí se formó como una integración de jóvenes, jugaban al fútbol, nos reuníamos. Ahí Tonito aprendió a tocar la guitarra con un hermano de Pantaleón Romero, que es Don Caícho Romero. La familia Romero era una de las familias del Pje. Palmita, también muy integrada a las tareas comunes. Se hacían musiqueadas, Toti tocaba el acordeón y Tonito la guitarra. Esto era en Perugorría, del 65 más o menos, al 68, ponele. En el 66, 67 nosotros logramos comenzar a trabajar con las catequistas y los 191


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maestros rurales; estaban Gilda, Leonor y Magna Vargas. Por supuesto Coca Morello que fue de las primeras en acercarse. Tonito era muy alegre, tanto allí como en la casa, en la pieza, porque ellos tenían la pieza en el galpón. Era terrible como cabezudeaba con los hermanos. Lo querían mucho, tanto los más chicos como los hermanos mayores, se querían mucho. Teníamos eso, que nos criamos juntos, cuando nos enteramos que mis hermanos más grandes no eran hijos de mamá y ellos también se enteraron, no hacíamos caso, nos enteramos nomás, nos criamos juntos, trabajábamos juntos… nunca mirábamos si éramos parecidos o no (se ríe) no, no, ¡éramos hermanos y listo! Tonito como era tan gracioso, se hacía querer mucho por todos los hermanos, cuando él no estaba, le extrañábamos muchísimo, porque él es el que hacía todo, él cantaba, él hacía los chistes, él era el que traía los compañeros a casa para jugar al truco. Papá y mamá tenían la gran virtud de que les gustaba que lleguen los amigos. Llegaban los muchachos y dormían juntos en el galpón, tirando una frazada, dormían los compañeros de ellos. Y nosotras teníamos nuestra piecita, nosotras las mujeres en ese tiempo éramos adolescentes. Cuando se comenzó la escuelita, yo tenía 15 años. Mi papá no sabía leer pero era Tesorero de la Cooperadora de la escuela. Porque papá tenía facilidad para los números… sabía hacer las cuentas, sacar los porcentajes, de cuanto le iba a dar al patrón, el hacía la cuenta mentalmente, era increíble. En esa época Tonito era el que dejaba el trabajo para ir a jugar al fútbol, él empezaba el trabajo más temprano para ir a jugar al fútbol, con los otros compañeros, corrían, hacían carreras. Se divertían de lo lindo. Después venían mis hermanos y contaban que hacían gimnasia con los compañeros, que si ganaban o no ganaban... o dónde tenían que ir a tocar la guitarra. Bueno con un grupo de chicos y chicas porque también estaban las hermanas de Pantaleón, eran chicas más o menos de su edad, que cantaban, que jugaban a la lotería. Todos los eventos culturales que tradicionalmente se hacen en Semana Santa, los días feriados, los días patrios por ejemplo, se juntaban a hacer fogones, a bailar. Nosotros adolescentes, yo tenía 15 años, todavía no salíamos así independientes, sí estábamos en las fiestas de la 192


escuela. Los otros tenían 19, 20, 18 años. Si salíamos íbamos a los eventos de la escuela o de la iglesia, reuniones familiares en esa época se usaba todo eso del compromiso antes del matrimonio, los casamientos en las familias. Sabés que me acuerdo que cuando éramos chicos en casa escuchábamos una radionovela, no sé si por LT6 o radio El Mundo que decían que lo que pasaba en Cuba era terrible, que mataban los chicos, que no podían trabajar... Era en radio Goya... nosotros escuchábamos todos los radioteatros. Ahí decían eso. Después, cuando, no me acuerdo quien una vez, pasó la grabación de un discurso del Che en Uruguay, creo que en Punta de Este ¡no lo podía creer! Un discurso del Che Guevara que hablaba de la lucha por la tierra, de la lucha por los trabajadores y qué se yo... y a mí me cayó tan mal, era un contraste con el radioteatro de lo que pasaba en Cuba. No llegaba a entender por qué pasaba eso de que armaban la historia del radioteatro cuando él daba un discurso así. ¡Por un lado el radioteatro y por el otro ese discurso! Él era un funcionario de ese país y ¡cómo hablaba sobre toda la sociedad en Cuba! No sé quien trajo la cinta y lo escuchamos. La radio en esa época era pública, y era muy útil. Escuchábamos todo. LT6 era una de las radios con la que nosotros nos comunicábamos... todas las reuniones... o si iba a venir el sacerdote o el obispo, o si teníamos que ir a buscarle al obispo cuando iba al campo… Nosotros estábamos pendientes de la radio. A Tonito le gustaba mucho "Mañanitas Correntinas", que empezaba a las 6 de la mañana y ahí se pasaban todos los avisos y mensajes entre parajes y después otra vez al mediodía. Otro programa que escuchábamos era el de Mazzaro, creo que era el marido o pariente de la cantante Berta Mirian. "Carlos Mazzaro y su Embajada Correntina, con la voz de Berta Mirian", así decía. Ese programa nos gustaba muchísimo porque una vez mi papá vino a traer tabaco a Goya y se fue hasta LT6, a ese programa y me acuerdo que llevó la foto de ese señor, todo vestido de gaucho. Nosotros teníamos esa foto. Así hacía su programa, vestido de gaucho y armaba como una bailanta, ¡qué sé yo! Nos gustaba muchísimo porque decía poemas, cuentos, recitaba sobre las costumbres. Y después lo que escuchábamos mucho, como radio nacional, era Radio El Mundo; a la noche escuchábamos el radioteatro de "Los Pérez García". A veces iban 193


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en el pueblo a hacer teatro. Nosotros ya no nos íbamos porque era muy lejos.

ESCUELA DE PALMITA Bueno, en ese lapso más o menos logramos la escuelita para las familias de la zona. Comenzamos a tener clases con un maestro en la casa de los abuelos de don Pantaleón Romero, era una casa muy grande y luego ya quisimos construir. El padre Julián Zini, tuvo mucho que ver, el venía casi dos veces al mes, a veces nos visitaba Mons. Devoto; bueno, comenzó la escuela y así fue que luego se hizo ya el trámite, para construir una escuela, para hacer el edificio en Palmita, conseguimos el terreno donado por Constante y Noel Tomasella. Papá y mamá fueron los impulsores de esta escuela, jugó la relación de amistad de los Tomasella con Mons. Devoto por lo cual decidieron la donación. Y se construyó con ayuda de nosotros, los vecinos. Los domingos Tonito juntaba jóvenes con la música, con el fútbol y nos íbamos a trabajar en la escuela. Cuando terminó la escuela, Mons. Devoto vino a la inauguración. Lo organizamos todo nosotros, todo el acto de inauguración. Tonito fue a buscarle a Monseñor en carro, porque él no quería aparecer en los parajes con los coches de los señores del pueblo y todo eso (se ríe), entonces él iba en el colectivo a Perugorría y de Perugorría, arreglamos con el padre Zini que Tonito iba a buscarlo en el carro. La escuela se hizo rapidísimo, no sé si fue en el 68. Se construyó por intermedio de Mons. Devoto y con aportes de Misereor, un organismo católico alemán y la diócesis tenía la posibilidad de nombrar una terna de maestros. Después sí, se nombró a una chica maestra que era muy buena, Josefina Báez, Cora era el apodo. Ella participó también de algunas reuniones del MR. Empezó tanto la Primaria como el Centro de Alfabetización. Perdón, Cora fue la segunda maestra, porque al principio cuando funcionó en la casa de los abuelos de don Panta, estaba el maestro …, él 194


tuvo que ver mucho también, con el hecho de que los jóvenes se organicen, se junten y todo eso, era un maestro de Esquina, don Armando Franco. Vino a vivir con la familia. Era un maestro que estaba trabajando en el Chaco, parece que quiso volver a Corrientes y por intermedio de Mons. Devoto consiguió este trabajo. Se conocía con Monseñor y le dio el primer cargo. Era casado con una señora del Chaco, iba mucho a casa, mamá siempre la acompañaba. En esa época le tocó la colimba a Tonito, la hizo en Curuzú Cuatiá, se hacía a los 20 años todavía. Él paraba, a través del padre Zini, en la casa de la parroquia de Curuzú Cuatiá, donde estaba el padre Arroyo. Se hizo muy amigo del padre Arroyo y del padre Zini. Viste que la formación de él tuvo mucho que ver con las personas que lo ayudaron y sobre todo que le ayudaron a interpretar el Evangelio. El hecho de ser cristiano eso fue lo que lo movió muchísimo, de cómo tratar de ser lo mejor cristiano posible. Y tuvo que ver mucho la apertura de la Iglesia. El cristiano al servicio de los más pobres. Si él tenía licencia por ejemplo, se iba a la capilla del cura Arroyo y el otro sacerdote que no me acuerdo como se llamaba. Él se acordaba mucho de ellos, conversaban, tomaban mate. Eso le contuvo mucho a Tonito y bueno eso, el hecho de conversar y de analizar todas las vivencias le ayudó muchísimo en su militancia, en su formación de militante. La valoración de la familia, del lugar, de la cultura, todas esas cosas. Después de la colimba, se fue un año a Buenos Aires. Sí, había ido con un cuñado de mi hermano. Se fueron a trabajar pero después se volvió porque no se hallaba y ahí, cuando volvió, él se integró más a los grupos rurales.

GRUPOS RURALES Con Antonio López del MR, organizábamos fogones con las familias, con los vecinos. La participación de las familias era muy importante para nosotros y para los grupos rurales porque fuimos haciendo un camino. O sea Tonito fue haciendo un camino de militancia de organizar la familia, a los jóvenes campesinos como nosotros en ese tiempo y lo hacía a través de todas las motivaciones: el fútbol, la música; 195


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en eso ayudaba mucho el padre Zini, porque él iba con nosotros a casa, a cosechar el tabaco, a visitar los vecinos… Tonito estuvo presente en el recibimiento de los jóvenes de otras provincias que a través de la diócesis de Goya, venían a la escuela de Palmita. También recibíamos jóvenes que venían a misionar o a catequizar como Hichi Romero y Gilda Vargas. Hichi fue muy amigo de Tonito y de Toti, porque armaron un conjunto improvisado en esa misión, ese año. Cantaban, siempre las canciones folklóricas. Lo que más le gustaba a Tonito era todo lo de Jorge Cafrune y “El payador perseguido” de Atahualpa Yupanqui; le gustaban los poemas de Larralde, los Fronterizos, los Chalchaleros, cantaba zambas y valseados como “Zamba de mi esperanza”, “Noches correntinas”. Y nosotros con mucha dedicación escuchábamos esas canciones y sobre todo la música del chamamé. Tonito también aprendía a hablar guaraní, lo aprendía de papá y de los compañeros, productores, ellos hablaban guaraní. Todos mis hermanos varones aprendieron a hablar el guaraní, pero nosotras las mujeres, no. El hecho de aprender sí, aprendíamos porque le escuchábamos hablar a papá pero nos costaba pronunciar. Por el hecho de la conversación, la práctica y todo eso, entendíamos, pero hacia afuera no lo hacíamos, ¿viste? Hacíamos grupos para integrarnos a los concursos de baile que se hacían en el pueblo. Armábamos cuerpos de bailes folklóricos, en el Pericón Nacional, Tonito era… como el animador… ¿Cómo se le dice? … Sí, el que da las órdenes… ¡El Bastonero! ¡Eso, el Bastonero!, el que va dirigiendo. Bueno Tonito era eso. Él era el que llevaba adelante las órdenes de las distintas figuras. Le gustaba muchísimo y con esa voz fuerte y potente que él tenía. Y con esa alegría. Él tenía mucha alegría. Tanto en el baile como en el concurso y en cada fogón. A los varones les gustaba mucho el fútbol. Tonito integraba el equipo de Palmita que iba a competir en el pueblo. Y el director del equipo era don Pantaleón Romero. A Tonito le decían “Sombra Negra”, porque él era muy morocho y era defensa del fútbol y entonces en cualquier momento aparecía, “Sombra Negra” le decían… ¡qué gracioso!... 196


Así se fueron formando los Grupos Rurales de la Acción Católica en toda la diócesis de Goya, que abarcaba también Lavalle, Colonia Pando (San Roque) toda el área tabacalera. Por un convenio entre el INTA y los grupos rurales de jóvenes, el personal del INTA daba clases sobre alimentación, la producción de la huerta familiar, principios de higiene y salud, corte y confección; a los varones les enseñaban cómo usar agroquímicos e insecticidas. Se tendía a la formación integral de los jóvenes. Una vez que se hizo la escuela de Palmita, se fortalecieron los grupos. Se unieron al trabajo un sector de docentes del MR, maestros de Perugorría y de Goya; también, llegaron las hermanas Ivonne Pierron, Ana María Bordeau y Alice Domon así como Norma Morello, nuestra querida Coca. Ellas fueron a casa y conformamos un grupo multisectorial. Se hacían talleres de discusión sobre los problemas de las familias de campo: caminos, recreación, educación, salud. Coca Morello y la hermana Ivonne fueron a pedir por mí para el primer curso, en ese tiempo mamá no me dejaba venir sola. En ese momento habré tenido 15, 16 años, pero como venía Tonito entonces mamá me dejó venir. Yo vine a un curso donde nos encontramos con muchos jóvenes de todos los parajes de Goya y Lavalle. Yo me acuerdo muy bien de ese encuentro. Sí, era la primera vez que yo salía, mirá vos, sacá las cuentas, era en el 68, era jovencita. Primera vez que yo subía en el colectivo. Me acuerdo que vine y me parecía ¡tan lejos! Disfruté muchísimo pero tenía mucho miedo también cuando subí. Así llegué a Goya. Los cursos se hacían en el Colegio Santa Teresa creo. Mons. Devoto tenía su primera entrada con unas palabras; nosotros teníamos un responsable, en ese tiempo era Antonio López, era el extensionista en el MR. Después de esos cursos en Goya me parece que Tonito se fue un mes a Capitán Sarmiento, Buenos Aires, por el MR. Era la época del Concilio Vaticano II; influyó mucho en nosotros la Iglesia del Concilio, todos esos seminarios de formación y de capacitación del Movimiento eran sobre esa base. Tiene que ver eso de la opción por los pobres, la interpretación del Evangelio que creo que es lo más importante que Tonito y yo tuvimos en esa militancia activa. En eso tuvo que ver mucho Mons. Devoto por un lado, y por el otro, los 197


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grupos rurales y el hecho de que cuando hizo la colimba estuvo siempre cerca de estos sacerdotes. También militantes de los curas para el Tercer Mundo: el padre Coqui, el padre Zini y más adelante 68, 70, las hermanas religiosas. Nosotros con Tonito fuimos los primeros que aprendimos a hacer la celebración de la Palabra. Y cada domingo, en la escuela de Palmita, hacíamos la celebración de la Palabra. Leíamos e interpretábamos la Palabra para poder bajar a la realidad. Esa enseñanza nosotros la tuvimos en los grupos rurales porque con Mons. Devoto tanto como con los compañeros rurales, hacíamos la interpretación. En esa época sale la Biblia Latinoamericana como un acercamiento a un vocabulario más popular. Tomábamos partes del Evangelio y entendíamos muy profundamente qué era lo que nos pedía el Evangelio para la práctica diaria. Eso fue muy fuerte para nosotros, para Tonito y para mí. Él y yo junto con él, teníamos una dedicación muy especial. Éramos los dos de la familia que siempre estábamos más comprometidos, que salíamos a las reuniones; trabajábamos el doble en la casa para después poder salir, para que papá nos deje ir a las reuniones.

DÉCADA DEL 70 Era el año 69, ya casi 70, es cuando Sergio Tomasella volvió a Corrientes. Sergio fue siempre campesino, nació en el campo, se formó en el campo… pero estuvo muchos años estudiando para sacerdote, fue seminarista. Entonces él después se fue a trabajar a Buenos Aires desde los 16, ocho años estuvo de obrero e integró las comisiones internas del sindicato, de la CGT, de la CGT de los Argentinos también, y después de eso él volvió al campo. Perseguido por la patronal, se volvió al campo. La Asociación de Plantadores de Tabaco, era la única organización de campesinos legalizada en la zona. Cuando vino de Buenos Aires, Sergio se acercó a esa Asociación y junto con don Sosa, llega a Pje. Palmita. Luego cuando se agudizaron los problemas del campo con el tiempo nos dimos cuenta que la Asociación de Plantadores 198


de Tabaco Correntino no representaba al sector de aparceros, era de pequeños propietarios, no agrupaba a los aparceros. Como el 70 u 80 % éramos aparceros los jóvenes de los grupos rurales fuimos los que estuvimos a cargo de la formación de una nueva organización que nos represente. Sergio se contactó con Mons. Devoto. Él le pidió que dé un curso de cooperativismo a unos compañeros que estaban trabajando en forma cooperativa. El curso lo hicieron en la Escuela N° 10 de Palmita (hoy 410). Y ahí es donde yo lo conozco a Sergio, y Tonito también lo conoce. Ahí supimos que era el sobrino del dueño del campo donde estábamos nosotros. Sergio estaba viviendo en Batel y se conecta con familias de compañeros integrantes de los grupos rurales de allí, con Eduardo Gómez y los Ocampo que estaban haciendo una práctica piloto, decían ellos. Era una experiencia de cooperativa diferente. Nosotros también íbamos al Batel y allí conozco a Ester y Ñaró que también estaban en el Sector Maestros. Hicimos compañeros y amigos en todos los parajes de Goya y los alrededores. La familia Ocampo era de los grupos donde hacíamos los fogones criollos donde se reunían todos los vecinos. Y todo lo que es vivencia de juventud aprendimos mucho de ellos esa alegría, esa camaradería, ese respeto… ese compañerismo entre todos. Estaba Carlitos, que es el más chico, en ese tiempo era muy jovencito, está Guzmán, estaba Valeriano que era graciosísimo, era tan amigo de Tonito, era ese muchacho en ese tiempo tan ocurrente, contaba cuentos y cantaba, cantaba... A los fogones íbamos juntos... ¡hacíamos pic nic! Por ejemplo íbamos un día domingo al río Corrientes, llevábamos mate, hacíamos torta frita, hacíamos convivencia todo el día; íbamos a encontrarnos, a cantar, a comentarnos cada uno su experiencia. Luego se integraron los 199


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muchachos Coronel de Lavalle. Teníamos muchas afinidades, éramos de la misma edad. Más adelante nos encontramos en las reuniones o manifestaciones de Ligas Agrarias. Valeriano y Guzmán Ocampo eran delegados de Batel. Creo que también estaba Isabel Ocampo, la hermana, porque en las Ligas se insistió mucho en la participación de la mujer. Guzmán Ocampo era también de la Comisión Central de las Ligas, creo que estuvo preso también cuando lo llevaron al padre Torres. Bueno así comenzamos a tomar conciencia de lo que era un aparcero, la propiedad de la tierra… ese tipo de cosas. Claro, un aparcero es cuando vos no sos dueño de la tierra y pagás un porcentaje. Cooperativismo era trabajar por tu cuenta y que las ganancias fueran igualitarias, ¿me entendés? Distribuir. Eso ya es un avance más, vos tenés que tener una propiedad o un lugar donde instalarte como cooperativa, ¿viste? Siendo aparcero vos no podés hacer cooperativa porque no es el proyecto del patrón. Empezamos a hablar cómo asentarse más en el campo, en una forma más independiente porque la mayoría de los productores, eran aparceros y trabajaban en casa ajena, sí, más independiente, que no tengas patrón. Nosotros entre los compañeros, entre las familias, nos ayudábamos mutuamente. Era cooperativismo en la práctica, nos ayudábamos entre las familias de aparceros, por ejemplo cuando teníamos que plantar el tabaco íbamos todos a un lugar a plantar, después íbamos donde la otra familia, luego la otra… siempre en el campo existe eso, existe hasta ahora entre las familias. Nosotros teníamos cursos, encuentros y seminarios con otros compañeros de lugares cercanos y lejanos porque recibíamos gente. Había movimiento. Yo me doy cuenta ahora, cuántas cosas hacíamos, y sabés qué lo más valioso era que nosotros lo hacíamos en condiciones precarias. Nosotros íbamos de a pie, íbamos a caballo, íbamos caminando, no teníamos coches, no teníamos nada, teníamos el colectivo nada más que venía a Goya. Escuchábamos mucho la radio, en los encuentros estábamos con la radio al lado, desde la mañana temprano. Teníamos que prender la radio por si nos llamaban o 200


llamábamos. Muy valioso realmente. Esa trasmisión, esa comunicación que había para los grupos rurales teníamos que estar pendientes de la radio. ¡Qué entrega había! Por eso tengo las rodillas gastadas ahora… (se ríe). Caminábamos, hacíamos carreras entre nosotros. Quien caminaba más rápido, cuando íbamos a los encuentros, ¿viste? Desde el Paraje Palmita. Siempre nos acompañaban… por ejemplo había algunos jóvenes los hijos de don Panta, los hermanos de don Panta, las hermanas también. Algunas primas que nos acompañaban en todo esto. Las familias éramos de siete hijos para arriba; éramos un montón. Para los fogones criollos, me acuerdo que cada uno ponía lo que podía. Siempre hacíamos cenas, hacíamos almuerzos… juntábamos harina por ejemplo y hacíamos torta frita. La vestimenta nuestra por ejemplo para bailar, nosotros nos hacíamos de china, los muchachos de gauchos, buscábamos sábanas viejas, nos prestaban botas y bombachas porque nosotros no teníamos para comprar. Había algunas fotos de esa época, Tonito que había sacado algunas de los misioneros de Buenos Aires, pero llevaron todo los militares cuando allanaron las casas… llevaron todo los militares. Había fotos de Tonito, manejando el carro me acuerdo. A Tonito le gustaba mucho el folklore, le gustaba cantar y acompañar la guitarra con acordeón, junto con Toti. La guitarra se la obsequió una compañera de Buenos Aires, creo que se llamaba Graciela, que vino varias veces con un grupo a misionar en Palmita. Y ella le dejó la guitarra y le dejó grabado el nombre de ella en un lugarcito de la guitarra. Con esa guitarra y las herramientas, lo llevan a él, el día del secuestro. Es la guitarra con la que está en una foto. Luego Sergio Tomasella se va a vivir en casa un mes o dos meses. Porque si bien él era campesino, él estuvo mucho tiempo afuera y quería volver a aprender a plantar el tabaco. Si bien los padres son tabacaleros él no había trabajado en la producción. Me acuerdo que nosotros nos reíamos tanto de él. Le cargábamos, porque justo comenzó en una plantación de tabaco que hicimos con riego, porque no llovía y entonces teníamos que llevar el agua con un carro y ahí teníamos que cerrar cada pozo de las plantas que teníamos que plantar y bueno, había que plantar muy bien para que puedan prender. Y le cargábamos porque le decíamos 201


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que no había prendido ninguna de las plantas que había plantado él, se reía nomás él. Y fue así que Tonito se hizo muy amigo de Sergio. En el 71 nosotros compramos un terreno en otro paraje por un crédito que nos dio un respaldo de garantía de un estanciero que era muy amigo del padre Zini, y nosotros pudimos comprar 20 ha en otro paraje que se llama Vaca Paso. Nos cambiamos, fuimos todos menos Tonito que se queda en Palmita, en el mismo campo sí, pero en otra parcela. Así Tonito queda a trabajar en Palmita con Sergio, uno porque él ya conocía a Sergio y otro porque quería ser más independiente. Bueno quería arreglarse solo, ya en esa edad. Mons. Devoto le prestó la escuela para poder vivir en Pje. Palmita, mientras se hacía el ranchito al lado de la escuela. El tío de Sergio les da un terreno para trabajar en horticultura porque era el auge del tomate y del pimiento. Hicieron un año nomás horticultura. Después se peleó Sergio con el tío, le quería echar, porque se les había helado todo, el patrón, el tío dijo que le saquen todo, los tinglados eso... en ese tiempo no había nada. Se tapaba todo con paja y espartillo, ellos fueron a cortar la paja todo para el techo que se hacía para el tomate y el pimiento. Vino el patrón y ordenó que se saque todo, ya era el mes de octubre, dijo que no iba a helar más y que le saque nomás el techo. Resulta que en octubre vino una helada y quemó todo. Discutía con el tío: —No, no le vamos a sacar… —decía Sergio. —No, no, no, sacalo nomás, ahora ya no va a helar —decía el tío. Y sacaron nomás y resulta que heló y perdieron todo, bueno el que perdió la plata era el patrón, ellos perdieron el trabajo hecho. Siguieron trabajando la tierra y ahí fue cuando Sergio le lleva a Tatacha, su hermana. Tatacha ya estaba separada y con los hijos, ahí va con los tres chicos. Santiaguito era bebé chiquito, cuatro, cinco meses 202


creo que tenía. Bueno, ella hacía la comida y ellos trabajaban en la chacra. Vieras el cariño que él tenía con los chicos de Tatacha, jugaban al fútbol, al caballito… Los chicos Santiaguito, Iván y Leonardo, los tres se acuerdan mucho de él porque era muy alegre, muy gracioso, le gustaba jugar con los chicos. Bueno ahí, ellos empezaron a trabajar ya en la próxima cosecha y pusieron tabaco sin el permiso del patrón. En la misma tierra, porque estaba muy abonada, habían puesto abono de vaca y quedaron a trabajar, sin el permiso del tío (se ríe). Y bueno, fue así que esa cosecha tuvo un éxito tremendo, porque de una hectárea sacaron como 4.000 kilos de tabaco. Sacaron el máximo de cosecha por hectárea. Una vez que empezaron y vio el tío que venía demasiado linda la cosecha se acercó de vuelta y cuando se vendió, se acercó y ellos le dieron el porcentaje. Con esa plata se compraron un tractorcito, se compraron todos los elementos para un galpón y pudieron terminar el ranchito. Era mucha plata lo que sacaron. De los dos lo que puedo destacar es que además de la constancia que tenían en el trabajo en la chacra, no descuidaban el compromiso social con los compañeros, los vecinos, seguían siempre interesados por todos.

LIGAS AGRARIAS ¡Mirá lo que es cuando una comunidad se organiza! Nosotros hicimos tanto en ese mismo tiempo mientras formábamos las Ligas. Enseguida los padres dijeron que la escuela que estaba del otro lado del arroyo tenía que venir de este lado y ahí fue cuando las hermanas francesas, la hermana Ana María, la hermana Martha… y Victoria Benítez (Vitoti), se ofrecen como maestras. El gobierno seguía pagando una maestra en la otra escuela, donde iban tres o cuatro alumnos y del otro lado del paraje estaban todas las familias, los niños tenían que caminar hasta cerca del pueblo para llegar a la escuelita. Entonces nosotros, en las reuniones de las Ligas planteamos que era necesario cambiar la escuela de lugar. Las hermanas Martha y Ana María y Vitoti comenzaron a trabajar como maestras; en mi casa comenzó esa escuela. 203


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En ese año vino la hermana Caty, vino a vivir en casa. Tonito nos visitaba pero nosotros teníamos las reuniones en el pueblo o yo iba a Palmita, siempre nos encontrábamos, es el campesino que siempre se encariña tanto con un lugar, nos pasó a todos, a mí también. Uno se encariña tanto con un paraje, que después para dejar ese paraje no es fácil. Los lugares, los árboles, los vecinos… y nosotros estábamos del otro lado del pueblo nomás, a dos leguas, dos leguas y media serían. Que serían 10 km. Cambiamos al otro lugar, pero siempre volvíamos, además Tonito estaba allá, el otro hermano también… Toti ya estaba casado, ahí es como que a uno no le cuesta tanto irse ¿Viste? Entonces siempre nos encontrábamos y Tonito venía siempre a las fiestas que nosotros hacíamos, los muchachos del consorcio se encontraban con ellos, siempre hubo comunicación. Nosotros llegamos a conseguir que se oficialice la escuela en Paraje Vaca Paso, en el lugar donde estaban las familias. En eso tuvieron mucho que ver mi papá y mi mamá porque ellos donaron un pedazo de tierra. Las autoridades habían dicho que si había un lugar donde hacer la escuela que sí la hacían. Entonces papá y mamá dijeron: —Acá hay un lugar, una hectárea de tierra. Si quieren hagan la escuela acá en la esquina. Después más adelante, en el 78 creo, donaron para la capilla también. Ya 75 o 76, se oficializó la escuela, entonces las hermanas dejaron de dar clases y vinieron maestros nombrados por el Consejo de Educación de la provincia. Fue muy difícil que acepten los padres, porque el maestro oficial no tiene la misma formación que estas personas que trabajaban con mucho amor y dedicación. Así que fue un cambio brusco ahí también. Y encima después con la dictadura… Bueno, pero antes de eso, junto con la gente del Sector Maestros del MR, Eduardo Gómez, Ester su esposa, Leonor, Gilda Vargas y los grupos de jóvenes, vimos la necesidad de formar otra organización que nos represente; la misma gente del MR nos invitó a participar de asambleas en distintos parajes. Con Tonito también, el hecho de seguir cada vez más convencidos fue el conocimiento de Sergio sobre lo que es la CGT, el movimiento obrero. De este modo comenzamos a aprender que podíamos formar un sindicato. Nosotros antes no teníamos ni idea de 204


que existían sindicatos, ni qué era un sindicato. Las mujeres aprendimos a participar y nos dimos cuenta que teníamos derechos igual que los hombres. Eso ayudó mucho a las familias campesinas que empezaron a participar en su conjunto. El intercambio con jóvenes de otras provincias nos mostró cosas que pasaban en otros lugares. A Tonito le gustaba leer mucho, así que le traían la revista “Cristianismo y Revolución”. Leíamos mucho, después libros, no era mucho, más que nada revistas, las que traían. Después ¿sabés qué? las comunicaciones, los panfletos, lo que era del Cordobazo, lo de Pampillón… de Rosario, como boletines, uno tenía una foto de Ongaro, no me acuerdo, de distintas organizaciones, de distintos partidos. Sobre todo los movimientos que salían a manifestarse, bueno todas esas cosas fueron la formación de Tonito y nuestra. Después todo lo que fue el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, se charlaba mucho con el padre Zini, con el padre Arroyo. Esto continuó, ya en el 73, 74 teníamos un grupo más que nada de análisis político (junto con las hermanas religiosas) en Perugorría, con gente que venía de Curuzú, nosotros nos reuníamos con vecinos y con la gente de Goya, porque iban el padre Ramondetti, el maestro Quico Bianciotto y gente de las Comisiones Nacionales del MR. En el 71 nosotros nos cambiamos a Vaca Paso y enseguida viene el auge de las Ligas, entonces dijimos: —¡Nosotros, en Vaca Paso vamos a formar también las Ligas Agrarias! Partíamos de la concepción cristiana de que Dios había creado la Tierra para todos y que debía ser de quienes la trabajaban. Así comenzamos a querer cada vez más la tierra y nos dimos cuenta de nuestros derechos. Antes del nacimiento de Ligas 71, 72 se hizo toda una preparación, una visión en todo lo que se iba a plantear. Un análisis para comenzar con las Ligas. Por ejemplo cómo se iban a elegir los delegados, cómo tenía que ser, cuáles eran los puntos que había que plantear. Bueno en todo eso estaba Tonito, estábamos todos los compañeros de distintos parajes. Así nacen las Ligas Agrarias Correntinas. En el Chaco ya se había formado esta organización en 1970. En un Cabildo Abierto que se hace allí se destaca la figura de Osvaldo Lovey. Ya nosotros teníamos contacto con ellos de cuando hicimos una gran manifestación para 205


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recibir a Coca Morello, en Capilla San José cuando salió en libertad y ellos vinieron a dar su adhesión. Prácticamente el MR casi se disuelve, porque todos los integrantes pasaron a formar parte de lo que era la organización de las Ligas. Con asentamiento sobre todo en la ciudad para hacer todo lo que era el papeleo, el contacto con la prensa, el aviso de las reuniones y de todo, nosotros Sergio y yo veníamos una vez por mes a una reunión de Comisión Central. Entonces se eligieron los delegados de las Ligas Agrarias, ahí me eligieron a mí y a don Fortunato Curimá, el compañero que ahora se quitó la vida, por Vaca Paso. Tonito era delegado de Pje. Palmita junto con Sergio, don Pantaleón Romero y una chica que se llama Ita Duarte; eran cuatro delegados. Y los suplentes eran Toti y don Tuicho Fernández, que era una estampa, ¿sabés a quién me hace acordar don Tuicho Fernández? A Facón Grande, de la película "La Patagonia Rebelde", bueno, esa es la estampa de don Tuicho, con su sombrero, su pañuelo, sus botas, su cinto de rastra así, ¿viste? Bueno, lo que teníamos desde el principio, ya como ley en las Ligas Agrarias, era la participación de la mujer. Por eso siempre, en el grupo de delegados tenía que haber una o más mujeres. Otra cosa era que nunca los delegados sean de una misma familia, que puede haber suplentes, por ejemplo el caso de Toti y Tonito, pero siempre eran de varias familias y repartido en el Paraje, que no estén todos los delegados en un solo sector del Paraje sino repartidos porque era una de las formas para invitar a las reuniones, conociendo más la zona. Una vez que fueron llevando la idea de la formación de Las Ligas se reunieron en Santa Lucía y allí decidieron unirse a las Ligas Agrarias de otras provincias. En Santa Lucía ya se presentaron como Ligas Agrarias de Corrientes, cada zona llevó sus delegados y sus problemas. Ya se empezaron a organizar eligiendo a sus oradores y los temas a tratar. Allí habló Tonito, mi hermano, y también lo hice yo; él se refirió a la comercialización del tabaco y yo, a la educación.

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El primer Secretario General de las Ligas, fue don Víctor Fernández, luego se lo saca porque fue candidato político, entonces en el estatuto decía que no debían ser dirigentes muy cercanos a un partido político. Por intermedio de una Asamblea de Delegados, entra Sergio provisoriamente. A través de las asambleas de delegados, se había formado una Comisión Central; esa Comisión de las Ligas estaba formada por departamento: en la zona de Curuzú estábamos Sergio y yo, de Goya estaban Luis Molina y Chocha Segovia, y de Lavalle estaba Oscar Sandoval y don Lengue, representaba la zona cerca de San Roque, y de la zona norte de Lavalle era don González. Era muy nombrado por el partido Justicialista... El año 73 fue un año de mucha lucha. La huelga de los tabacaleros con retención de la cosecha, los piquetes, la huelga de hambre… A las medidas de fuerza sumamos el diálogo con el gobierno provincial, ya estaba Julio Romero, para mantener lo conseguido y ampliar. Con las luchas conseguimos el precio del tabaco y las tres 207


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clases, antes había cinco o siete clases; llegamos a conseguir las tres clases en la clasificación de las hojas de tabaco. Se hizo el Congreso donde se lo elige a Pedro Pablo Romero como Secretario General de las LAC. No me acuerdo bien cuando fue ese Congreso, habrá sido a fines de ese año. El gobierno provincial había formado el Ente de Transformación Agraria respondiendo al nivel nacional, fue como un organismo dentro del Instituto Provincial del Tabaco (IPT) Como productores de Ligas formamos un Consorcio y, con la plata del Fondo Especial del Tabaco, por intermedio del IPT conseguimos que se compren treinta tractores para distribuir en la zona tabacalera. Algunos se entregaron a grupos políticos, otros a municipalidades y a nosotros, como en Palmita y Vaca Paso estábamos organizados como Ligas Agrarias, nos entregaron un tractor. Eso realmente fue una experiencia muy linda. Formamos un Consorcio. Un grupo de compañeros del Paraje, fuera de Ligas manejaba el Consorcio y el tractor. En Palmita Tonito hacía la doble función, delegado de Ligas y miembro de la Comisión del tractor. Don Pantaleón Romero era el presidente del Consorcio. Estaban Tonito, Sergio, Don Tuicho Fernández. En mi zona también, estaban uno de los vecinos de apellido Canteros y don Fortunato Curimá… ya no me acuerdo, me parece que yo no integraba el grupo porque en general las mujeres estábamos en la cuestión de la organización de la escuela. Se decidía todo en asamblea, se organizaba el trabajo y el uso del tractor, tenían que ir a medir las tierras, se hacía todo el recorrido de donde iban a arar, por qué lado iban a empezar, todo eso. Sergio ayudó mucho a los compañeros sobre cómo calcular la superficie de tierra, como sacar las hectáreas… viste que te enseñan en la escuela pero a veces en la práctica no te sale.

Año 1974: ESTADO DE SITIO Tonito se casa en julio de 1974 con Margarita Benítez, Margot. Ese día nos pusimos de novios con Sergio. Estábamos haciendo toda nuestra chacra con Tonito, porque nos casábamos el 12 de diciembre de ese año, y nos instalábamos en Palmita, ése era nuestro proyecto. A 208


principios de noviembre de este año el gobierno de Isabel Perón decreta el Estado de Sitio, y el día 28 de ese mismo mes lo detienen a Sergio. Él ya no era Secretario de Ligas, era delegado de zona, quedaron don Pantaleón Romero, Tonito, Ita Duarte, es decir que quedan tres delegados de Ligas en la Comisión Central. Yo entonces, de Pje. Vaca Paso me fui a vivir con Tonito y Doña Elena D’Bórtoli, la mamá de Sergio Al año me secuestran a mí, el 15 de septiembre de 1975. Una noche estuve de tortura e interrogatorio, no sé en qué lugar fue, no pude reconocer el lugar. Me secuestraron en Paraje Vaca Paso, estaba en la casa de mis padres, porque yo fui a amanecer allí, fueron a buscarme a Paraje Palmita, no me encontraron y de allí fueron a Vaca Paso. Fue un tiempo breve pero intimidatorio. Bueno, de Ligas, la última reunión importante fue a fines del 75, frente a la capilla San José, de Goya, allí habló Pedro Pablo, hubo gente de Perugorría. Yo no estuve en esa concentración. Sergio seguía preso, nosotros ya prácticamente casi ni actuábamos. Yo me dedicaba a ir a visitar a Sergio, traje una carta de la cárcel que él escribió a la Comisión Central de Ligas. Sería lindo si la podemos rescatar, puede ser que la tenga Pedro Pablo o quizá esté entre los papeles del padre Torres o quizás la llevó la dictadura, pues se llevaron las fotos y toda la documentación. Es una carta muy linda, muy importante que Sergio escribió, yo la saqué legalmente de la cárcel.

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Yo no estuve en esa movilización porque ya estábamos cargados de terror. En septiembre del 75 me secuestraron y largaron. Yo estaba abocada más que nada al cultivo, la verdad que yo me quedé con mucho terror, todos me decían que me fuera del lugar y yo no quería irme. También Sergio desde la cárcel, me decía que salga del lugar, pero la verdad que no me animé a salir. Por un lado con Tonito decíamos que nosotros no estábamos haciendo nada malo, éramos tan inocentes, no cabía en nuestra cabeza que pudieran ocurrir tantas atrocidades. Éramos inocentes de lo sanguinarios que podían ser, eso hizo que nosotros nos quedemos en el lugar. Para mí fue inocencia. Porque el trabajo que hacíamos era bueno, de concientización, de organización sindical... Y además como yo siempre viví en el campo a mí se me hacía muy difícil vivir en la ciudad, ese cambio no me animé a hacerlo acá en la Argentina.

1976. GOLPE CÍVICO MILITAR Se da el golpe y a mí me vuelven a detener el mismo 24 de marzo del 76. Tonito seguía en su lugar, no lo buscaron. Seguía en la chacra. Cuando a mí me detienen en ningún momento me preguntaron por Tonito. No lo buscaban a él. Lo que me preguntaban era marcas de coches, cuáles eran los coches que llegaban a Palmita, al pueblo y si las Ligas Agrarias estaban dentro de los grupos guerrilleros. Me detienen después de un allanamiento a la Escuela de Palmita, me llevan a la policía de Perugorría, a Gendarmería de Curuzú Cuatiá 68 y luego al Regimiento de Paso de los Libres. Allí me encontré con Carmen Canteros y Victoria Benítez, maestras rurales colaboradoras de Ligas. Estuvimos cinco días totalmente incomunicadas y luego nos pasan a Gendarmería. Después trajeron a todos los hombres que detuvieron en Monte Caseros, Curuzú Cuatiá. En ese período nos visitó Monseñor Devoto pero no nos dejaron hablar a solas con él, solo pudimos saludarnos, también estuvieron algunos familiares con quienes pudimos intercambiar algunas palabras. Fue una excepción gracias a la intervención del obispo.En septiembre del 76 nos trasladan a Villa 68

Hoy Sitio de Memoria Agrupación Mesopotamia Sur, de Gendarmería Nacional.

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Devoto. Cuando nos trasladan, Carmen Canteros, queda en Paso de los Libres, luego la trasladan a Curuzú Cuatiá porque estaba embarazada de 7 u 8 meses creo. La que siguió conmigo fue Victoria Benítez y una profesora de Historia de Paso de los Libres. Nos llevaron a la cárcel de Villa Devoto directamente, de donde salí en exilio hacia México. Tonito, ya casado con Margot Benítez, estaba viviendo en el pueblo de Perugorría; Margot ayudaba en un grupo de jóvenes allí. Perugorría es la 5° Sección del departamento de Curuzú Cuatiá, era la zona tabacalera, la parte agrícola. Tonito y Margot tuvieron dos hijos, en el 75 nace Anahí y más tarde, Gerardo. A Anahí y a Santiaguito el hijo de Tatacha, los bautizó el padre Carlos Blancot. La hermana Caty fue la madrina de los dos. 69 Mientras tanto cuando nosotros estuvimos presos fue Tonito el que llevó adelante la chacra con doña Elena, mi suegra, y él seguía con el Consorcio, con las aradas de la tierra, con las reuniones de delegados, con los compañeros de otras zonas y en muchos casos él se reunía clandestinamente, ya no se podían hacer reuniones masivas. Estando en Devoto me entero que el 16 de marzo de 1977 secuestran a Tonito y a don Pantaleón Romero. La detención de Tonito y don Pantaleón fue separada. Después nunca nadie los vio en los lugares clandestinos de detención. A los pocos días del secuestro mis hermanos escuchan por radio que aparecen tres cadáveres en el río Miriñay. Esos cadáveres que estaban atados con alambre y bloques, estuvieron exhibiéndose en el Hospital de Mercedes. Cuando mis hermanos se enteran y van a ver, ya los habían enterrado, no estaban más. Entonces no pudieron hacer el reconocimiento. Hasta ahora no se han recuperado los cuerpos. Se hizo la denuncia ante la CONADEP, mi cuñada fue quien lo hizo, la acompañó la hermana Caty, que se comprometió mucho con los reclamos por los compañeros secuestrados. Luego fue su secuestro también.

Foto tomada del documental “Yo, Sor Alice”. De izq. a der.: Sra. D’Bórtoli, Caty, Tonito y Margot. Bautismo de Anahí, hija mayor. 69

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A Toti el mellizo de Tonito, lo detienen después, creo que fue en mayo de ese año. También detienen a Don Curimá, ahí hacen la detención de todos los campesinos de acá de Lavalle, de Paraje Vaca Paso, detienen religiosos, padres y monjas; a Pedro Pablo, Ignacio Franco, hermanos Coronel, Riquelme, Rosita Rojas y Juan Carlos Urbani. Después secuestraron todo un grupo de campesinos de Naranjito, de Cruz de los Milagros, donde los torturaron, y después largaron a muchos. En 1985, se hizo la primera exhumación de los tres cadáveres que se encontraron a la vera del Miriñay. Cuando vino la CONADEP, en el 85, nosotros ya habíamos vuelto del exilio y yo fui a presenciar la exhumación en el cementerio de Mercedes. De ahí sacaron huesos porque el encargado dijo dónde estaban los NN, uno de los cadáveres estaba envuelto en nylon. Sacaron muestras de huesos, un cráneo y huesos de brazos y piernas creo que fue y se los llevó el Juzgado, se exhumaron 2 o 3 NN creo... Estuvieron en el Juzgado, pero hace poco, antes del juicio Goya, fuimos al Juzgado de Curuzú Cuatiá y solamente encontramos el cráneo en el Juzgado... Después de eso vino la segunda exhumación de los mismos lugares, pero no encontramos nada más, en uno de los lugares ya estaba hecha otra tumba. Eso está quedando porque no hay otra información u otro testimonio, fueron muchos años, dicen que el cementerio cambió y no pudimos localizar el lugar. Tonito todavía no aparece ni don Panta tampoco. Como eran tres los cuerpos se decía que eran de don Panta, de Tonito y de un contador de apellido Pelozo, de Mercedes... La familia quedó muy golpeada, se fueron de la zona, Margot falleció entre el 85 y el 86. Tuvo enfisema, pero yo creo que se murió de tristeza porque se abandonó, se abandonó no quería ir al médico, estaba muy sentida. Su hija, Anahí, debe tener 35 años y Gerardo ya también debe llegar a los 30 y pico. Cuando desaparece su papá, Anahí tenía un año y pico y Gerardito tenía 10 meses algo así. Ellos viven en Buenos Aires. Gerardo ya tiene formada su familia, tiene dos hijos; Anahí también. Con Anahí está viviendo su tía Victoria Benítez, la Vitoti, ella está enferma le agarró una especie de depresión... Vitoti está mal, no quiere salir, tiene miedo, piensa que la persiguen, son secuelas de la cárcel. 212


Así fue todo, Tonito participaba mucho en general, era muy curioso, leía y miraba, estaba atento para poder entender y rendir mejor, para ayudar a todos. Yo sé de ese convencimiento, esa opción por los pobres, si después tuvo alguna otra opción de alguna organización política, no lo sé. Las últimas conversaciones que yo tuve con él refería a Cristo, creo que él presentía que en algún momento lo iban a agarrar porque me decía: —Mirá Ana, si algún día me matan, vos vas a tener en cuenta que yo di mi vida por Cristo, si a nosotros nos quitan la vida es igual que Cristo. Eso era algo muy conmovedor que él me dijo. Después que él desapareció era una paz que yo tenía. No lo lloré nada. No lo lloré. Recién ahora se me quieren caer las lágrimas.

Pedro Pablo Romero, Secretario General de LAC A Tonito lo conozco desde el 68, 69, quizás antes; éramos muy jóvenes, él era menor que yo. Era un compañero con muchas inquietudes, muy alegre, tocaba la guitarra así que en cualquier reunión se notaba que estaba, aparte porque era de compartir con la gente. Conozco a toda la familia porque además de él y Anita, participaban los padres también en los grupos rurales, que eran los Grupos de Base, con los que llegaba el MR de Acción Católica de Goya a esas colonias. Así también Perugorría, que es una zona que corresponde a la diócesis de Goya, era una zona a la que nosotros íbamos a extender y consolidar el MR. Digo nosotros porque cuando ya el MR estaba muy extendido, fui “Permanente” o la persona que estaba a tiempo completo para atender, visitar y coordinar los trabajos del MR. La verdad que Perugorría estaba muy bien, sobre todo por estos jóvenes, que eran Tonito y Anita; eran muy activos, muy buenos trabajadores, me gustaba ir allí. Desarrollaron un muy buen trabajo del Movimiento en la zona. Siendo ellos muy jóvenes, con el compromiso, el dinamismo, la actividad que tenían hicieron desarrollar el MR y posteriormente, la formación de las Ligas.

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Norma Morello, Coca, docente goyana pionera del MR70 El caso de Tonito Olivo igual que el de Anita ¡es tan caro para mí! No es mucho lo que puedo aportar pero quiero decir que su grandeza ya se notaba cuando vino a ese curso de campesinos organizado por el MR que hicimos en el año 65, donde se manifestaba como una esperanza. Tonito estaba viviendo los problemas del campesinado y luchaba por descubrir otro mundo al que el campesinado de nuestra provincia pudiera acceder; tenía mucha seriedad en su participación, y ese compromiso suyo con la vida lo llevó a niveles insospechados de lucha. Tonito fue impulsor del Grupo Rural de Perugorría, que fue de los primeros y de los más importantes que se formaron. Debo decir que a pesar de ser yo maestra, él me convocó con su presencia. Lo que sentimos es un gran amor de hermanos. Hace un año conocí a su hija Anahí y familia, con gran cariño participaban en el Congreso en una reunión por la historia nuestra, creo que Tonito está y estará presente para siempre en este camino. Sé de su martirio pero nuestro futuro será también el suyo. Algún día en la historia todo será puesto en esta mesa donde nos encontraremos. Lo amamos por siempre. Ver INFORMACIÓN ACTUAL de Pantaleón Romero

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Norma Morello, en 1971 fue secuestrada por el Ejército, en uno de los primeros casos de desaparición, detención ilegal y tortura denunciados en el país.

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PANTALEÓN ROMERO, don PANTA En mi casa nunca se habló de todo lo que pasó; Yo tampoco pude con ningún hermano, con ninguno… Mención... insinuación… pero es como que nadie se anima a dar el paso. No es que mi papá no existe más... está ahí rondando. Está tan presente que no podemos ni hablarlo *71

Anselmo Romero, Emo, su hijo. Mi padre se llamaba Pantaleón Romero, nació en el 30, cumpliría 47 años cuando lo secuestraron pues es de julio, del 27, día de San Pantaleón. No pertenecía ni al peronismo ni a montoneros, era radical de cuna. Era radical Irigoyenista, eso me enteré después, pero él políticamente se juntaba con los radicales de Curuzú Cuatiá. Tuvo nueve hijos vivos, y dos muertos al nacer o que nacieron muertos. Mi mamá se llama Elvira Josefa Regonat y aún vive, en Buenos Aires. Eso que dicen de mi hermano mayor (refiere a la web donde dice que buscaban a su hermano mayor porque era montonero) yo creo que alguien dio esa información, alguien digamos... paralelo, supuestamente en el principio esa era la información que tenían ellos. No sé de dónde sacaron eso. Mi hermano es semi analfabeto. Aún vive. No participó jamás en nada. Ni en Ligas. Mi papá también era semi analfabeto. Incluso no tenía ni contacto con los curas que estaban en esa época, jamás; con el único que tuvo contacto fue con el cura Romero. Con el que se conoció era con Diego Orlandini. Diego estaba en la parte activa de las Ligas.

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Toma fotográfica de LUIS ALBERTO GOITIA (Pilo), compañero fallecido el 8 de junio de 2014.

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Mi padre era delegado de Ligas, también participó de la cooperativa que manejaba el tractor, sí, también era el DT del equipo de fútbol. Tenía un hermano, Caícho, aún vive, que tenía y tocaba una guitarra. Nosotros nos instalamos en el Paraje Palmita cuando yo tenía 6 o 7 años, yo nací en el ´56... Desde muy joven mi papá tuvo que salir a laburar. Ellos eran como 12 o 13 hermanos. Él se va a trabajar en el Chaco, en los obrajes, a voltear quebrachos, después viene bajando por el otro lado, por Santa Fe, trabaja en la cosecha de algodón, no se instala, sino que consigue un trabajo cerca de Román y ahí le conoce a mi mamá. Y de ahí se vienen para acá, dos años estuvimos para la zona de Tabay y Tatacuá, pasando Saladas. Y cuando volvimos de allá sí, ya nos instalamos definitivamente en un campo que está en sucesión, unas 50 ha. Producía tabaco para la venta y después otras cosas para nosotros, alguna vez se puso con el algodón, pero para eso se necesitaba más extensión de tierra. El tabaco es más pesado necesitás menos extensión de tierra para solventar una familia. La zona de Perugorría era muy fuerte con el tabaco, casi, casi igualaba a Goya, por el tipo de tierra, que es una mezcla de arena con tierra negra. Ya con todo el tema de los tractores fue más familiar, cuatro o cinco hermanos. O sea la familia de mi papá, hermanos, cuñados... cada uno tenía dos o tres hermanos más o menos, si tenía suerte le pedía un pedazo a los vecinos. La cooperativa de consumo fue un intento, un proyecto, eso sí fue más extensivo, más participativo. Cuando Ligas estuvo en pleno auge, el gobierno otorgó a cada paraje un tractor, como préstamo pero la gente tenía que cubrir los gastos, y la gente se organizaba para el uso en los campos, que no era continuo porque la mayoría eran cultivos de verano. Así que había dos o tres meses que el tractor estaba parado. Después eso terminó, los tractores dejaron de funcionar. Mucho antes del secuestro de mi padre. Antes del golpe ya. Entonces en mi casa, mi papá con 4, 5 hermanos más, algún cuñado, hicieron una "vaquita" y compraron un tractor, eso era una cuestión familiar. No era una cuestión de organización. En ese tiempo yo era muy chico todavía. En el 66 estaban los movimientos rurales, tenía 10 años. El que estaba en los Movimiento era el padre Jorge Torres. Cuando se da el 216


MR, comienza la alfabetización, y Vitoti72 daba clases en mi casa. La alfabetización de adultos y funcionaba en mi casa. La escuela primaria común, por vía Ministerio, funcionó en una casa vieja, en la casa del campo de mi abuelo, como estaba el campo en litigio, sucesión, la casa no se ocupaba. Y esa se ocupó como escuela. Mucho tiempo estuvo, nosotros estudiamos ahí. Había un maestro permanente que vivía ahí. Después construyen la escuela, la hacen los vecinos, entre ellos mi papá y mi tío que era medio albañil, él más o menos coordinaba la construcción. A su vez papá era Presidente de la Comisión de la escuela. Papá era muy luchador, luchador y se movía. Papá era quien aglutinaba a la gente, era como un caudillo moderno digamos. En el fondo... cómo podría decir... decir líder es como un poco grande la palabra, podríamos decir el consejero. Todos los muchachos que iban creciendo venían a hablar con él y no de política o de Ligas, sino de sus problemas personales también. Continuamente había gente en mi casa y no porque vinieran a reuniones... Papá tenía hermanos más chicos... y una hermana, que son de la misma edad de mi hermano mayor, en esa época, llegando a los 17; podían ir a bailes con permiso especial... llegando a los 18 los varones inclusive, no solo las mujeres. En casa los mayores éramos varones, después de mí vienen las mujeres. Mi papá hizo un proceso como padre y como esposo, hizo un proceso sí. En principio era un tipo muy autoritario, muy exigente, yo le digo siempre a la gente que para mí ir a la escuela eran vacaciones... y eso que quedaba a 5 km… porque la escuela más próxima tenía hasta tercer grado, es esa escuela que después hace el Obispado. Hasta segundo grado era, y después había que ir al pueblo, es decir que la mayoría no iba. Nosotros íbamos y veníamos ¡todos los días de a pie! Los hermanos de Anita solían venir a caballo, algunos venían de más lejos 7, 8, 10 km para llegar hasta el pueblo donde estaba la escuela. Hice la primaria en el pueblo. Iba y venía, imposible instalarse en el pueblo. Nadie podía salir de la casa, porque se trabajaba en el campo. Era ir a la escuela, volver de la escuela y al trabajo. A la noche a estudiar un rato. Y a su vez él se nos ponía al lado. Mi papá tenía tercer 72

Ramona Victoria Benítez. Maestra rural, colaboradora de las Ligas. Detenida el 24 de marzo de 1976 hasta junio de 1977.

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grado nada más pero se ponía al lado cuando era cuestión de aprender a leer. Después no, una vez que uno estaba encaminado en leer para él ya estaba. Valoraba mucho eso. Sí, nos mandaba a todos, a todos nos mandó a la escuela. Volviendo a papá. A la escuela no faltábamos, agarraba la alpargata y a ir a la escuela nomás. No nos hacía faltar a la escuela. Te levantaba sí o sí, andá a dormir en el monte si querés... imposible, y yo tenía ese problema hasta ahora. Y así todos terminamos primaria. Los cuatro últimos terminamos la primaria después que mi papa desaparece. La más chica tenía cuatro años. Ni ingresaba todavía, mientras no tenía seis años no entraba en la escuela, no había jardín. Y todos terminamos. Mamá ni se metía, mi mamá realmente es una santa. Nosotros en la casa no le ayudábamos en nada a mi mamá. Ella hacía todo, ahora con el tiempo... nos damos cuenta; mirá que cocinaba para todos, barría, lavaba la ropa de todos. Además lo veías como que era común. Lo ves ahora... Cuando yo estaba solo tenía hasta 4 platos encimados, sin lavar. Y en mi casa nunca se usó detergente para lavar los platos, se lavaba con agua semi hirviendo para los platos y lavadores, y la ropa con jabón común, jabón en barra común. Mi mamá no le pegó a nadie nunca. Ni retarnos. Mi papá sí pegaba, creo que mi papá me pegó hasta a mí. Después ya no pegó a los más chicos, fue haciendo un proceso. Te llamaba y vos no podías decir “¿Qué?”, menos “¿Qué querés?”, le tenías que contestar “¡Señor!”. Después sí cambió. Mi papá era criollo, criollo. Hablaba guaraní. Nosotros también, en mi zona se hablaba mucho guaraní, muchísimo. Entre nosotros, en la familia no, pero te encontrabas con los otros afuera y hablabas guaraní, mezclado con español. Mi mamá no, mi mamá era gringa. Desciende de italianos, de apellido Regonat. Ella no hablaba guaraní, nunca la escuché hablar, ahora tampoco, ella es del 33, va a cumplir 80, este mes de febrero. Mi mamá tenía tercer grado, creo que no tenía todo el tercer grado. En el campo la gente perfectamente te sabe contar y sacar cuentas. Yo tengo dos tíos que son absolutamente analfabetos. Cero. Pero en sacarte las cuentas... manejarte el dinero… ah! Un caballo, dos caballos... si les decís que escriban, no lo pueden hacer pero saben contar. (se ríe). 218


Tengo dos hermanas mujeres, menores que yo. Ellas estudiaron, son maestras. La más chica terminó su primaria en la escuela del Obispado. En la escuela a medida que pasaba el tiempo se iban creando grados y aumentando docentes. Y mi hermana, la mayor, hizo esto que se llama tipo manualidades, tejer, coser todo eso. Estudió en Curuzú, ella sí se instaló allí, en el Salesiano. Tres años creo que duraba la carrera. Debe ser dos o tres años menor que yo, ahora debe estar en los 52, 53. Nosotros todos somos seguidos, todo lo que la naturaleza nos dio era común en la zona. Mirá si éramos dos equipos de fútbol con los que jugaban, después estaban los más chicos que no jugaban. Yo digo, ahora vos tenés vacío el lugar pero antes, ¿sabés lo que era? ¡Si había tres equipos de fútbol en Paso Tala! Nosotros veníamos al Paso Tala y venían dos equipos, lo que sería Primera y Reserva que le decíamos nosotros. Así que veníamos entre 25 y 27 jóvenes, sin contar los mayores ni los menores de 12. Los Olivo no sé cuántos son 8, 9 también. En mi casa 9, los Franco más allá eran 7. Mis tíos eran 7, otros tíos eran 5. Era un buen núcleo de familias. Cuando el MR, me acuerdo que se organizaron unos cursos, después estaba lo de los tractores, había mucho movimiento, muy alentador para todos los jóvenes. Mi hermano pudo haber participado en los fogones de la noche del MR pero otra cosa, no le conozco. Te decía que papá hizo todo un proceso, mezquinaba mucho a su familia. Eso sí nos hacía trabajar, a las siete de la mañana arriba todos, no nos dejaba dormir. Después sí, en los últimos tiempos sí. Se vestía muy común de alpargata y pantalón, no usaba bombachas de campo, usaba pantalones. Papá y mamá fueron muy compañeros los dos. Yo creo le llevaron en el mejor momento de su vida, en familia y de pareja. Mamá no era de discutir. Entre familias sigue habiendo solidaridad. La solidaridad entre familias fue la modalidad que usó el MR. Aparecieron grupos de jóvenes y ayudaban a la gente en la cosecha, diciembre, enero, supongo que eran estudiantes y venían en épocas de vacaciones, entonces se dividían dos en cada familia. En mi casa nunca fueron. Creo que hacían campamento en la escuela, era un revuelo de jóvenes. 219


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Cuando secuestran a papá y a Tonito, fue en el mismo tiempo, las familias y las Hermanitas se movieron para ver qué se podía hacer. Al poco tiempo se escucha en la radio de la aparición de tres cuerpos en la costa del río Miriñay. La cosa fue así, supongo que la noticia se dio a conocer cuando ya escondieron todo. Porque en principio era así, yo estuve en ese lugar, en Paso Mesa, donde aparecieron. No es un río grande. La primera información es que había tres cadáveres, que probablemente podían ser fulano, fulano y fulano desaparecidos hace tanto tiempo. Después no sé si la policía o el ejército salieron a decir que eran cinco contrabandistas brasileros que se habían tiroteado con la policía. Nosotros escuchamos la noticia por la radio así que lo hayan sacado por la radio es que había pasado mucho tiempo ya. Cuando nosotros fuimos, fue el mismo 77, en el mismo año de la desaparición, unos meses después. Fuimos con Vitoti73 al hospital, pues supuestamente estaban en la morgue. Ya no estaban más. Al otro día fuimos a la Comisaría de Mercedes, ya no había más nada, un solo pedazo de camisa era todo lo que había. Es todo lo que pudimos hacer. Aparte no te dejaban hacer nada, ¿a quién ibas a recurrir? No existían los organismos de DDHH, nosotros andábamos los dos solos por ahí con Margot Benítez, la esposa de Tonito Olivo; alguna vez nos acompañó Blancot el cura, una vez nos llevó a Corrientes y nos trajo. A Mercedes fuimos los dos, ella después tuvo que volver porque tenía sus hijos chiquitos. Yo me quedé, estuve a punto de dormir en la plaza, entonces apareció Luis Niella, el cura, que tenía una especie de pensionado de los gurises que iban a la Agrotécnica. Ahí dormí esa noche, siempre recuerdo que él me dio de cenar, así no dormí en la plaza. Para mí, esos eran ellos. En el 85, se hizo una 73

Victoria Benítez, maestra, cuñada de Juan Antonio Olivo, Tonito.

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primera exhumación. Yo fui, no, no era 85, me acuerdo que Devoto vivía todavía, Devoto muere en el 84, a mediados, en julio. Creo que fue en el 83, yo ya estaba acá en Goya. Yo me fui en el colectivo, el colectivo debía llegar a las 9:30, cuando llegué al cementerio eran como las 10. Y llegué a tiempo pero no había más nada. En el 83 no era exhumación, era... para ver si estaban ahí. Excavación. Lo único que apareció eran dos pedazos de hueso. Un fémur y no sé qué más. Estuvieron los antropólogos, pero vía judicial digamos. No había derechos humanos. En el 2006, sí creo que fueron los antropólogos de DDHH, pero de eso no me enteré así que no pude estar, pero aquella vez, no había nada, o lo hicieron en otro lugar o no había nada, dos pedazos de hueso y más nada. Nada de noticias, nada. Además no sabíamos si los llevaron a Curuzú, a Mercedes, a Paso de los Libres, a las Lomitas en Formosa, no sabemos nada. Y nada, aparte de esos cadáveres que aparecieron, y que no pudimos ver, no apareció nada, nadie dijo nada. Hay un pacto de silencio y una corporación. Se sabe que no lo vas a recuperar más pero tener una cierta noción de lo que pasó, que digan “a tu hermano o a tu padre lo enterraron allá”, por ejemplo. Mientras no se hace el duelo, imposible ni siquiera asumir, mucho menos reparar. Mientras no se hace el duelo se me hace que es imposible. Es muy duro. Recuerdo que Margot al final tiró la toalla, se dejó morir. Teresita Larrea una amiga de Coqui Arroyo74, de Curuzú, consiguió ubicarse en la situación y la atendía, la cuidaba mucho. Las hermanas religiosas Ana María y Martha la contuvieron muchísimo. Margot quedó en la calle, vivían del trabajo de su marido, eso no era una fábrica, se dejaba de trabajar y perdías todo... eso era plata del día, del año, era la subsistencia. El trabajo era arduo durante el año, si no te sobraba de la cosecha anterior vivías de la astucia porque el monte te daba mucha comida: el tatú, la gama, la vizcacha, la nutria, la paloma grande, de eso se vivía. No era costumbre tener verdura. Allá era el maíz, la batata, la mandioca que duraba todo el año, y la calabaza y el zapallo en su tiempo. También podías acumular si había suerte. La papa no se 74

Víctor Hugo Arroyo, sacerdote de la diócesis de Goya. Fue detenido en 1977.

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cultivaba en ese entonces. Por lo menos no te morías de hambre. Además no necesitabas armas para cazar; el tatú te ibas a la noche con los perros, lo corrían, se metía en el hueco y lo tenías que cavar vos... bajo la tierra. Y la vizcacha cuando llovía... es más o menos del mismo tamaño que la liebre. Lo que es grande es la gama. La gama tiene entre 10, 12 kilos de carne. Ahí se comía todo. La gama es de contextura flaca. La vizcacha era el plato favorito. También favorecía la buena voluntad de los comerciantes, que a su vez seguramente, se aprovechaban de la situación. Luego te cobraban actualizado. Supongo que injusticias había. Papá lo primero que hacía era pagar todas sus cuentas. Nosotros no teníamos participación política, por ahí nos invitaban a un comité e íbamos. Nadie participaba en reuniones políticas, sí en las sociales, bailes... Mi papá no iba a los bailes, de que yo me acuerde... nunca lo vi bailar. Antes el pueblo y el campo eran agua y aceite en general, la pista de baile era dividida, era el social y el popular. Ahí teníamos no sé si es bronca o envidia eso de rechazar a la gente del campo, ¿no?, de parte del pueblo digo. Estoy absolutamente convencido de que en el pueblo hubo muchos informantes. Seguro. Se usaba la palabra campesino, en forma despectiva, “mencho” era quien trabajaba en una estancia... Había una diferencia social terrible, solidarios en los grandes desastres pero era una explotación y una injusticia total en lo cotidiano. Creo que hoy está cambiado un poco. Después que secuestran a papá dejamos todo. Quedó la casa… ese mismo año, ni siquiera levantamos la cosecha. Vivíamos de changas para comer. Porque, primero que se vivía el día a día y tampoco había muchos recursos. Había un tractor, pero el tractor era de diez, ¿qué nos tocaba? ¿10 pesos? Caballos eran 3 o 4 ¿para cuántos? Vacas... una para lechera y más nada… Los pollos... ni la cosecha se pudo levantar. Nos esparcimos por todos lados, los gurises más chicos iban a la escuela y a la tarde iban a carpir, a cosechar a casa de los vecinos para comer, era así. En mi familia el secuestro de papá fue una bomba, un desbande total, una desintegración... quebró 20 años, los chicos de 12 años se iban ya a Buenos Aires, sabiendo lo que es Buenos Aires, donde no tenés 222


dónde vivir o viviendo con parientes, un día se levanta mal, un día tenés que pagar la luz, otro que pagar el agua y no pagaste y vienen las peleas porque también están todos encimados. Los dos que se fueron muy pronto sufrieron muchísimo. De los cuatro últimos, los dos mayores y los dos más chicos quedaron con mamá hasta lo último. Y yo salí, un tiempo trabajé en una arrocera, después fui a trabajar en el camino, haciendo rutas, después en una cantera de piedra, en Yofre. Sacábamos piedras. Y allá por el 78, poco antes del mundial, 1° de mayo del 78, el mundial fue en junio, ¿no? Apocó el personal y entre esos, caí yo. Quedaron 2 o 3 nomás. Ahí anduve dos o tres días sin poder hacer nada. Al año siguiente fui a probar fortuna. Me vine a Goya, ingresé al Seminario. Coqui Arroyo era mi profesor; al principio estuvimos cerca de la Catedral, después fuimos a Ñanderoga 75. En el seminario lo único que teníamos era la comida, ni la ropa teníamos... Acá era la comida, por ahí no te alcanzaba el dinero e ibas a Cáritas a sacarte una camisa, un pantalón… Por lo tanto de mi casa ni un cinco, ni para los cigarrillos; de vez en cuando Lucho Adis me mandaba a hacer una changa, me mandaba a ayudar en la librería parroquial, atrás de la catedral. Así que él me mandaba ahí a ayudar un rato en la mañana y con eso me compraba los cigarrillos, pero fumaba muy poco. Finalmente mi familia dejó el campo del todo. Se fueron todos, incluso mi mamá, ya no puede estar sola. De la familia hay uno acá en Goya... y dos en Mburucuyá y más nadie, todos los demás en Buenos Aires. Una familia dispersa, forzado. Mis hermanos no se hubieran ido a Buenos Aires, por lo menos hasta su mayoría de edad no a los 13, 12 años... a vivir como adultos allá. Ahora, allá mis hermanos viven cerca todos, en un terreno viven los tres, una casa detrás de otra, los tres varones más chicos. La que es maestra está en Mburucuyá, otra hermana cerca de Florencio Varela, Solano. Yo estoy en San Isidro, ahora vengo poco a Goya, cuando me tomo vacaciones vengo 20, 25 días. Me gusta y es lo único que puedo hacer. Lo único que me puedo pagar, además no tengo para pagar en otro lado, acá me alcanza porque voy a comer a lo de mi hermano (se ríe).

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Institución dependiente del Obispado. Alojaba a jóvenes del área rural.

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Son estas vueltas de la vida, en Buenos Aires los tres viven cerca y trabajan en lo mismo. Hacen guitarras y algunos instrumentos musicales más. Y en su tiempo, cierran todo febrero y tienen juntos sus vacaciones, hace sus buenos años ya. Se vienen todos, visitan a Caícho, que vive en el campo y que sigue tocando muy bien la guitarra, de oído, de chiquito tocaba. Es muy difícil, hablar de estos temas con la familia, unos porque están enojados, otros porque son cerrados... Te pueden decir algunas cosas a cuentagotas, después no te van a contar más. Además está la desconfianza... quedaron muy marcados por la persecución y eso que a ninguno de mis tíos los tocaron.... Digamos... mi papá anduvo un poco más, pero los demás, sin comerla ni beberla... con una participación muy superficial, alguna reunión… Se cometió una gran injusticia. Mi papá bueno, fue delegado, más entendible... pero los demás... Creo que ya era un ensañamiento, era como que... que prepararon todo como perros asesinos. Y todo ese ambiente, ese ambiente militar, cualquier miliquito te hacía desnudar en el medio de la calle... ¡Te patoteaba, te basureaba!... una soberbia… se creían los mesías. Mamá está ahí, en Buenos Aires, viviendo entre los tres hijos cercanos. Tiene nietos y cuatro o cinco bisnietos. Yo creo que su cáncer también es consecuencia de todo lo vivido... no te viene de afuera... toda la soledad. La mayor de las veces es emocional y mamá mucho tiempo quedó sola, sola. Afortunadamente mi hermana hizo toda su secundaria en Perugorría, pero para hacer el magisterio tuvo que venir a Goya. En la Normal, mi hermano ya estaba acá, así que vivía en casa de ese hermano en Goya. En esa época mi mamá quedó sola, ese tiempo quedó sola. Muchísimo padeció. Y mi hermano que estaba haciendo la secundaria acá en Goya, pide prórroga de dos años para ir al Ejército y coincidió con el otro que le seguía. Dos en el Ejército. Uno lo hizo en Tandil y el otro en Curuzú. ¿Cómo hacés? ¡Hasta esa suerte tuvimos! Y no era posible darle para el pasaje, o los cigarrillos, no podían contar con nadie. Salían y tenían que venir a dedo o caminando. Fue muy doloroso. Hay muchas cosas que no recuerdo porque era muy chico. Me cuesta recordar, me resulta violento porque mueve todo y después volverse a acomodar cuesta un poco, lleva su tiempo. En mi casa nunca 224


se habló de todo lo que pasó; yo tampoco pude con ningún hermano, con ninguno. Mención... insinuación… pero es como que nadie se anima a dar el paso. No es que mi papá no existe más... está ahí rondando. Está tan presente que no podemos ni hablarlo. Mi mamá se enfermó; el primer cáncer fue en intestino derecho y el segundo en el izquierdo, el segundo lo tuvo hace dos años. Y justo le operaron el día 17 de marzo y le dice a mi cuñada: –¿Sabés qué día es hoy? –Sí –le contesta– todos lo sabemos, nos acordamos. Era el aniversario. –Bueno –dice– ya es hora que me junte con él. Uno ahora se puede defender de un montón de cosas, pero en esa época fue muy doloroso. El dolor nos marcó. No hay reparación.

Anita Olivo, militante del MR; delegada de las LAC Esto era en Paraje Palmita, Perugorría, del 65, más o menos, al 68, Ponele. La familia Romero era una de las familias del Pje. Palmita, también muy integrada a las tareas comunes. Se hacían musiqueadas, Toti tocaba la acordeón y Tonito la guitarra. Ahí Tonito aprendió a tocar la guitarra con un hermano de Pantaleón Romero, que es Don Caícho Romero. Bueno con un grupo de chicas también, que son las hermanas de Pantaleón, eran chicas más o menos de su edad, que cantaban, que jugaban a la lotería. Les gustaba mucho el fútbol. Tonito integraba el equipo de Palmita que iba a competir en el pueblo. Y el director técnico del equipo era don Pantaleón Romero. En ese lapso más o menos logramos la escuelita para las familias de la zona. Comenzamos con un maestro en la casa de los abuelos de don Pantaleón Romero, a dar clases, era una casa muy grande, tipo colonial; y luego quisimos construir. ¡Qué entrega te digo que había!… Caminábamos, hacíamos carreras entre nosotros, quién caminaba más rápido, cuando íbamos a los encuentros, ¿viste? Desde el Paraje Palmita siempre nos acompañaban… por ejemplo había algunos jóvenes, los hijos de don 225


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Panta, los hermanos de don Panta, las hermanas también. Algunas primas que nos acompañaban en todo esto. En los 70, cuando ya se formaron las Ligas Agrarias, Tonito, mi hermano, era delegado de Pje. Palmita junto con Sergio y don Pantaleón Romero, eran cuatro delegados, una chica que se llama Ita Duarte. Rita, le decíamos Ita. Y los suplentes eran Toti (otro hermano) y don Tuicho Fernández. Formamos un Consorcio. Un grupo de compañeros del Paraje, fuera de Ligas manejaba el Consorcio y el tractor. Don Panta era el presidente del Consorcio. Estaban Tonito, Sergio, don Tuicho Fernández. Tenían que ir a medir las tierras, en las asambleas se hacía todo el recorrido de donde iban a arar, por qué lado iban a empezar, todo eso, pero lindo en las asambleas. En el 74 se decreta Estado de Sitio y enseguida detienen a Sergio, pero él ya no era Secretario de Ligas, era delegado de zona fue en diciembre de 1974. Quedaron don Pantaleón Romero, Tonito, Ita Duarte, quedan tres delegados de Ligas en la Comisión Central. Luego hubieron otras detenciones entre ellas la mía, primero en el 75 y luego el mismo día del Golpe Cívico Militar. El 16 de marzo de 1977 es el secuestro de Tonito, me avisan en Villa Devoto. Ahí lo secuestran a Tonito y a Don Pantaleón. La detención de Tonito y don Pantaleón fue separada. Se hizo la denuncia ante la CONADEP, mi cuñada fue quien lo hizo, la acompañó la hermana Caty, que se comprometió mucho con los reclamos por los compañeros secuestrados. Luego fue su secuestro también.

Pedro Pablo Romero, Secretario General de las LAC. Le decíamos don Panta, era una persona mayor, entre tantos jóvenes, un hombre con muchas inquietudes, muy reconocido en la zona; y también con mucha sensibilidad social…, al tema lo vivíamos, la cuestión era tomar conciencia crítica de la situación, de la tremenda explotación que vivíamos y estar en la búsqueda de cómo cambiarla. Con él conversábamos mucho, y nunca pensó que íbamos a hacer el gran 226


cambio, pero sí pensaba que íbamos a ir logrando la mejora de la situación de las familias tabacaleras, conseguir un poco más de justicia en cuanto a la comercialización de la producción, que estaba totalmente condicionada a los caprichos del mercado o de la gran empresa que manejaba toda la comercialización del tabaco, y resolver el problema de la tenencia de la tierra para los hijos de los agricultores. Esa era su lucha y compromiso.

INFORMACIÓN ACTUAL Juan Antonio Olivo y Pantaleón Romero, aún están desaparecidos. Fueron secuestrados entre el 16 y 17 de marzo, en Pje. Palmita, Perugorría. Se sospecha que ambos fueron tirados al río Miriñay. De acuerdo con datos periodísticos, en abril de 1977, en el curso del río Miriñay, a la altura de Paso Meza, departamento La Cruz fueron hallados tres cuerpos. Los cuerpos aparecieron –se presume- como consecuencia de una bajante pronunciada del río. Posteriormente se dio intervención a la Policía Provincial, que los habría enterrado como NN en el cementerio de Mercedes. Los restos permanecían en el archivo de la Justicia de Curuzú Cuatiá, aproximadamente, desde 1984, cuando fueron exhumados para ser identificados a través de una solicitud presentada por familiares de desaparecidos de Perugorría. Tenían la sospecha de que se trata de los dirigentes tabacaleros de las Ligas Agrarias Antonio “Tonito” Olivo y Pantaleón Romero y de Justo José Pelozo, también secuestrado en fecha próxima. Así es que se llevó adelante la búsqueda de una fosa en el cementerio mercedeño, donde sólo se halló un cuerpo. El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) está trabajando sobre este caso desde el año 2007. En 2013, en Paso de los Libres se inició la causa caratulada: "Niveyro, José s/denuncia", en la que se investigan tres desapariciones. Se trata de Justo José Pelozo, detenido el 15 de febrero de 1977, en la localidad correntina de Mercedes, Juan Antonio Olivo y Pantaleón Romero, ambos secuestrados en el Paraje Palmita, Perugorría el 16 de 227


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marzo de 1977. Actualmente se encuentra a resolución de la Cámara Nacional de Casación el pedido de separación por salud presentado por los imputados En este mismo año se retomó el expediente caratulado "Panetta Angel Vicente F/ denuncia", residual (Causa Goya). En este proceso, se juzgará a ex mayor Edmundo Aldo Bertorello en su responsabilidad mediata por las funciones de Jefe que desempeñó dentro de Área Militar 235, por 16 privaciones de libertad y tormentos, además de las desapariciones de Antonio Olivo, Pantaleón Romero y Pedro Morel.

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JOSÉ OVIEDO, HORACIO ...me gusta pensar que voy a verte. No sé en qué lugar, ni en que estación o circunstancia. No sé si hoy, mañana, en unos años o en alguna otra vida. No sé si siendo niños, jóvenes o ancianos; en forma de personas, de agua y piedra, flor y tierra o lluvia y cielo. Solo pensar que voy a verte de algún modo; en algún tiempo en que nuestros destinos coincidan nuevamente...76 María del Carmen Oviedo, Marita, su hija Mi papá nació en la ciudad de La Rioja, el 12 de enero de 1939. Si bien en la partida de nacimiento figura como José Oviedo, la familia lo nombró siempre Horacio, y los amigos también; su apodo riojano era “El Oso Oviedo”. Fue el primer hijo del matrimonio de mis abuelos, José Oviedo y Elvira Delgado. Mi abuela tenía ya una hija que es mi amada tía Olga, con quien mi papá tenía una linda relación de hermanos compinches. Ella actualmente tiene unos polentosos 84 años y está en íntima relación conmigo y mi familia. Es con ella con quien siempre recuerdo a mi padre en largas conversaciones cargadas de alegría y añoranza. Papá se casó con María Ester Macía (Chicha) con quien tuvo dos hijos, mi hermano José Horacio y yo. Supe que cuando se fue a Goya convivió con otra compañera con la que tuvo una hija que se llama Ana María, quien creo que actualmente vive en San Juan. Cuando papá se fue de La Rioja en el año 74, yo era una niña de 7, 8 años y casi no volví a tener contacto con él ni por cartas, ni por teléfono ni de ninguna otra

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De Mario Benedetti. Compartido por Marita, en Facebook, noviembre del 2014.

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manera. Así es que me gustaría saber cómo fue esa época de su vida y de su militancia; intentar reconstruirla es una de mis cuentas pendientes. A mi padre le gustaban los cerros, tocar la guitarra y cantar. De hecho yo nací en una ciudad rodeada de cerros, que se llama Chilecito, porque por esos años al trabajar como corresponsal del diario El Independiente, vivíamos allí. También le gustaba cultivar la tierra y cuidar las plantas, también leer y escribir poesías. Una vez escribió una zamba que se llama “La obrajera” que habla sobre los hacheros que trabajan en los llanos de La Rioja y que recibió un premio en un festival provincial de la canción. Le gustaba la fotografía y practicar deportes, como caminatas y tiro deportivo. Mientras te escribo esto me doy cuenta de cuanto me parezco a mi padre, porque a mí me gustan casi las mismas cosas. Por la tía Olga supe algunas cosas de mi padre: que en su primera juventud o adolescencia practicó el boxeo; hay una foto que lo muestra con 18 años o menos, entrenando boxeo con mi abuelo José, quien también era boxeador y le enseñó a “hacer guantes” como ellos decían... también practicaba algo de tiro al blanco en el Polígono de La Rioja, del cual éramos vecinos porque la casa de mis abuelos queda precisamente en el barrio Tiro Federal, a dos cuadras del Polígono... Mi tío Julio César, uno de sus hermanos fue campeón provincial y nacional de pistola neumática. Participó en competencias nacionales e internacionales representando a la Argentina… allá por los años 80… pero ahora cambió las armas por la música… ja, ja... a mí me parece un buen cambio. Papá a los 17, 18 años, se fue a Buenos Aires y se inscribió en la Escuela de Policía Sargento Cabral. Dice tía Olga, que había ido movido por ideales de colaborar con la Justicia, pero que se desilusionó y volvió a su provincia. Mi padre aquí en La Rioja trabajaba en El Independiente, diario cooperativo dirigido en aquellos años por Alipio “Tito” Paoletti; era un diario con fuerte compromiso social y de denuncia de las situaciones de injusticia e ilegalidad que se Vivian en aquellos momentos; por ello algunos de esos compañeros fueron detenidos, desaparecieron o se

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fueron del país. Uno de los felizmente regresó de Cuba hace poco y reside en nuestra provincia. Se llama Plutarco Schaller. 77 Otro compañero de militancia y que actualmente vive acá es Lucho Gómez. Él era muy amigo de mi padre. Yo tengo recuerdos infantiles de cuando Lucho iba a mi casa a las reuniones con mi papá siendo yo niña. Hoy Lucho integra la agrupación de ex presos políticos de La Rioja, tiene una fuerte militancia en defensa de los derechos humanos. El que le enseñó a sacar fotos a papá fue precisamente Plutarco, que era periodista y fotógrafo en el diario El Independiente. Creo que la fotografía por esos años en que vivíamos en Chilecito (del 1965 al 71) era uno de sus hobbies preferidos. Le gustaba mucho sacarnos fotos, y así… de improviso… sin muchas poses… como estábamos. Y las más hermosas fotos en blanco y negro de mi infancia me las sacó él. Son pocas y las atesoro... La lección que me transmitió mi padre en la vida, podría resumírtela con un verso de Mario Benedetti: " No te quedes aislado al borde del camino". Creo que eso fue lo que recibí de él como herencia, en su corta y fugaz vida. Digo corta y fugaz porque así me resultó a mí... me dolió su ausencia... me quedé añorando... quedé marcada de orfandad. Seguramente en algún momento voy a volver por esas tierras de Goya... me vienen nostalgias y ganas de andar esos caminos por los que él anduvo con su militancia apasionada, tan lejanos a los de su terruño riojano. Será mi manera de homenajearlo, una vez más y de decirle cuanto lo amo.

Rogelio Tomasella, productor arrocero, militante del PRT Yo venía de militar en la JP, pero con los acontecimientos del 73, estaba en crisis, había ido a un Encuentro en La Abadía de Entre Ríos, con 77

En un mail del 1/10/2015, Plutarco Schaller dice: “Al querido "Toro" Oviedo no lo he olvidado nunca, no podría olvidarlo por más que quisiera, su recuerdo, compañerismo y machura me lo impedirían lo mismo que mi conciencia”.

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Tonito Olivo y Ramondetti78. Cuando vuelvo a la arrocera en Paso López me contacta el Negro Mauro y me dice que venía a verme para hacerme una propuesta y de ahí me enganché con el PRT. Paso a ser aspirante, digamos y me quedo a trabajar en la zona de Perugorría. El Negro Mauro había llegado a Lavalle casi junto con Chacho Altamirano, otro compañero del PRT; al Negro Mauro lo conocen por el Negro Lito. Era un personaje muy ameno, muy simpático, Estos compañeros vienen por medio de mi primo, Sergio Tomasella, de cuando era obrero de la Peugeot y estaba con la CGT de los Argentinos. Cuando lo echan de la fábrica Sergio viene a desarrollar trabajo acá. Y luego vienen ellos dos. Compraron una parcela en La Bolsa y plantaron tomate y tabaco, creo. Luego al poco tiempo de la caída del gobierno de Cámpora, viene Oviedo a hacerse cargo de la chacra que había desarrollado el Negro con el Chacho porque ellos se iban de la zona. Ahí es cuando hace la venta nominal del campito a favor del compañero que venía a quedarse en la zona. Viene Oviedo y se queda trabajando en Lavalle. El nombre legal de él es José Oviedo, pero aquí era Horacio. Cuando Oviedo vino de La Rioja y pasó a la clandestinidad se dejó con su primera pareja, con la que tuvo dos hijos. Más adelante vuelve a tomar una compañera que vino de no sé dónde. Era una rubia más bien bajita, la vi por accidente. Vivieron juntos un tiempo, tuvieron una hijita. Sé que ella no se hallaba, la pareja tuvo una crisis y ella se va, con la hijita de ambos. Bueno, ahí es cuando me dejan a mí un poco con responsabilidad en el Partido ya que Oviedo no aparecía todavía en los trabajos de superficie porque como estaba clandestino, estaba tapado y quería asentarse en la zona. Así me dijo “Vas a tener que irte vos a la reunión regional”. Creo que me dieron más responsabilidad de la que estaba preparado para asumir. Cuando se va el Chacho es que se incorpora Abel Arce. Abel en realidad era un compañero que recién estaba haciendo sus primeras armas en lo político. Yo era más grande, venía con una gimnasia del peronismo... mi viejo era un político de raza, tenía alguna formación. 78

Miguel Ramondetti, sacerdote fundador y Secretario General del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Después del golpe del 76, se exilió en Nicaragua. Falleció en Buenos Aires, en el 2003

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Yo soy el primero que me voy a las Escuelas de Cuadros. Abel no fue a estas Escuelas porque se va a la colimba. Creo que ninguno de los compañeros de la zona pasó por estas Escuelas. Yo en realidad me fui a Córdoba, mientras me hice la revisación de un problema que tenía en una rodilla, fui a una de las Escuelas. Después fui a una Escuela en Buenos Aires y a varias reuniones regionales, podía ser en Paraná, a veces en Santa Fe, Chaco, Nosotros estábamos en una regional, e iba uno por cada lugar de desarrollo del Partido. Eran espacios de información de nuestro desarrollo, análisis de situación y planificación de acciones. A Sergio lo llevan preso a fines del 74. Pero todavía no se daba ningún secuestro hasta que a Anita la secuestran en septiembre del 75, aunque fue liberada en seguida empezamos a plantearnos hacer los grupos de autodefensa. Cuando armamos los grupos de defensa, nos ofrecieron armas, nosotros dijimos no, las armas que sean rudimentarias, caseras, las que teníamos nomás... y luego, ¡mirá lo que pasó luego, lo que hicieron con Tonito y Panta, secuestrarlos y matarlos! Se da el golpe militar y teníamos que movernos con mucho cuidado. Yo tenía camioneta y todo, pero me movía en colectivo, le tenía miedo a la terminal de ómnibus, no había seguridad. La zona estaba muy controlada. Los milicos mandaron una represión masiva en Goya. Hubo muchas detenciones en la ciudad, en su mayoría relacionadas con el peronismo. Yo seguía en Paso López, pero tenía contacto con Oviedo y los muchachos, hasta que tuve que irme de la zona. Unos meses antes de caer, salgo, dejo la zona. Me fui a Misiones, al poco tiempo lo hizo otro compañero, Puntín. Caí preso en septiembre de ese año y Puntín en enero del 77. Yo estaba ya en la cárcel pero supe que Oviedo quedó como responsable de Goya, estaba en Lavalle, tenía una camioneta e iba y venía a Goya. Mi prima, Tatacha Tomasella estaba en la casa paterna, en Goya y sabía que estaban vigilándola. Ella por razones de seguridad, se despide de sus hijos que quedan con la abuela y se va a Buenos Aires. Según supe luego Tatacha y Oviedo hacen contacto y pasan por Santa Fe, paran en casa de un compañero que anteriormente había estado en Goya, trabajando en la arrocera y a quien le decíamos César, era docente de 233


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campo y estudiante universitario, creo que actualmente vive en el Chaco. Ya en Buenos Aires, Tatacha queda en casa de una compañera y Oviedo va a la reunión del Sur. Y él se va allá y cae la casa en la que se estaba reuniendo toda la regional. Ahí se da lo que llamamos la caída de Mayo del 77; cae Morel, cae la compañera 79, cae Oviedo. La caída se da en dos casas, Burzaco y Claypole, no sé en cual caen. De allá los traen para acá, porque acá tenían la militancia. Y los mantienen secuestrados y torturados en los CCDD de Goya primero y Chaco después. Cuando se produce la caída yo ya estaba legal en la Alcaidía y ahí me sacan y me pasan a la Brigada de Corrientes. Ahí yo me dije: –Algo pasó acá; porque la investigación era distinta, porque ya vienen con la información de que yo era del PRT y no de la JP, porque yo me sostenía que era de la JP y como colaborador de las Ligas Agrarias, porque así me conocían, ahí veo que cambia. Ahí los vi hasta que los trasladaron no sé a dónde. Estaba también Abel , que lo habían traído de Goya, donde estuvo desde mayo de ese año y la familia desconocía su paradero, estuvimos un tiempo hasta que me sacaron de allí y me llevaron a la cárcel, no sé a dónde lo llevaron a él cuando nos separaron. Cuando la caída de mayo llega a Perugorría, caen presos dos hermanos míos, cae Curimá, se hace una cadena y pasa por Goya, caen todos los campesinos, fueron como 60... No cayó ningún material comprometedor, como condiciones de seguridad se trató que no cayeran materiales, pero venía cantada la cuestión, cazaban a un tipo de allí, lo mostraban a los dirigentes en forma intimidatoria. Incluso lo adoptó el Partido, preservar la vida, si vos estabas cantado... eran casi los últimos que quedaban afuera. Ahí se toma la decisión del exilio interno o externo. Los que quedaban salen todos afuera, los que podían ficharse si podían camuflarse se quedaban, era optativo, además salir era muy complicado. Fijate que los milicos detectaron todos los que tenían que matar, mataron y de los otros se daban cuenta que eran compañeros periféricos, con menos responsabilidades, no los mataron pero no obstante fueron castigados con mucha crueldad. Cuando el Juicio Goya, 79

Pedro y Fulvia Morel, militantes del PRT, de la provincia de Formosa, que habían estado en Goya.

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hubo testigos que manifestaron que Horacio estuvo allí, pues en una oportunidad, uno de los hermanos Coronel oyó su voz, eso fue cuando lo sacaron del Regimiento de Goya. Y otro, creo que Franco, lo vio. Yo los vi después en la Brigada, hasta que los llevaron a los Morel y a Horacio, desde entonces los tres están desaparecidos. Después de eso a mí me llevan a la U780 y queda Abel Arce en la Brigada. La hija del primer matrimonio de Horacio vino a ver dónde militó el padre; en el año 90 y me dijo: –Contame todo porque yo tengo orgullo de la militancia de mi papá. Yo le conté todo lo que me acordaba, que hacíamos nuestras reuniones en los montes, hacíamos como que nos íbamos a pescar, compartimos un asadito, por las costas del río, no en las casas, por seguridad, sino en las costas del río, tanto Paraná, como Santa Lucía, como Corrientes. Generalmente desde el río Corrientes hacia acá toda esta zona, donde él estaba afincado que era La Bolsa, cerca de Lavalle.

Héctor Leonardo Riquelme, tabacalero, militante de LAC Soy el menor de los hermanos Riquelme, me dicen Tapón. Yo trabajé con Oviedo, fui el primer peón que tuvo, 12 años tenía. Por la mañana iba a la escuela y por la tarde me iba a trabajar al campo, eso era en Lavalle; después cuando yo tenía ya 15 o 16 años nos fuimos a Villa Córdoba. Antes de eso Oviedo y Chacho… tenían el campo pasando la calle en Lavalle mismo, hacia el camino viejo, el camino a Paso Rubio. Estaba el campo que cuidábamos nosotros y pegado al campo de Muniagurria estaba el campo de Oviedo. Él y Chacho Almirón aparecieron un día. Ellos eran socios en el campo. Nos conocimos porque en el campo al lado de mi casa había una cancha de fútbol. Y ahí yo le conocí a Horacio. Era riojano y un día hablando me propuso si quería trabajar con él, le dije que iba a la escuela, pero por la tarde podía ser y ahí me fui a trabajar. Ellos pusieron tomate, en la primera chacra. Y ahí después, entraron como 5 o 6 peones más... 80

Unidad N°7. Cárcel de la ciudad de Resistencia. Chaco, donde alojaban a presos políticos.

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Oviedo era un tipo muy macanudo, le gustaba la joda, tocaba la guitarra; era separado de la primer mujer, tenía una hija creo. Primero estaban solos los muchachos, Horacio y el Chacho, después él se fue de viaje a La Rioja creo, y ahí le trajo a la novia, vivieron dos años más o menos acá, tuvieron una hija estando acá. Supe que estuvo la hija ya de grande por la zona, me dijo un expolicía que él le acompañó a la chica que vino a ver el campo. Porque después de todo lo que pasó, cuando nos detuvieron, la policía se hizo cargo del campo. Hicieron un destacamento ahí. Bueno, cuando nosotros ya estábamos en Villa Córdoba, Horacio arrendó un campo de Zarantonelli... y teníamos tabaco y tomate. Ahí sí éramos muchos, trabajábamos varios. Abel Arce y unos parientes de Abel también. Se hicieron muy compinches Abel y Horacio y entonces ahí le propuso si quería ir a trabajar con nosotros allá y le dijo que sí. Trabajábamos todos juntos, ahí había una prima de Abel, que es la mujer de Franco. A Oviedo le conocíamos por Horacio. Siempre hacíamos fiestas, eso le gustaba mucho, tan es así que yo cantaba con él. Cantábamos de todo, chamamé, zamba. Los Coronel también venían, Adolfo tenía la acordeón, Rafael tenía la guitarra. Le gustaba la joda a Horacio y siempre organizaba asados, para los amigos. Él estaba siempre con nosotros, estábamos todos los que trabajábamos ahí juntos, y más nuestras familias. Era la época de las Ligas Agrarias. Me acuerdo de una vez que hubo una manifestación nos fuimos a Santa Lucía por el camino viejo y por el camino de la ruta estaba la policía, y ahí le detuvieron a él. Le llevaron detenido. De Yatayti Calle también venían y no les dejaron pasar a nosotros tampoco. Era en reclamo por el precio del tabaco. Y fuimos todos, éramos como 50, 60 personas, también iba mi abuelo. Habrá sido en el 75. Abel estaba en el Paraje La Bolsa y trabajaba en el campo de Oviedo, vivía muy cerca, él caminaba un poco y ya estaba en el campo de Oviedo. Él tenía su chacra en el campo de ellos y después trabajaba con nosotros. Horacio nunca tuvo problemas con nadie, tenía su reacción pero no tuvo problemas. Conmigo prácticamente fue un padre, yo tenía 12 236


años cuando empecé a trabajar con él. Era un tipo grande, de pelo oscuro, lacio. Jugaba al fútbol con nosotros, así como era grande... era una maravilla como jugaba. El botín que tenía, él me lo regaló a mí. Era un botín de fútbol, negro y tenía estrellitas acá, todavía me acuerdo. Él organizaba todo por ahí, en eso era muy macanudo para todo, toda la gente de la zona lo quería, al que podía le daba una mano. No era un tipo que cuidaba la espalda ni nada, cuando veía si alguien andaba mal, él de alguna forma le ayudaba. Le querían mucho. Siempre estaba con nosotros, jugábamos al fútbol pero yo jugaba con un equipo de Lavalle, otro compañero también estaba con otro equipo de La Bolsa, de Santa Lucía... y el armó un equipo de fútbol ahí, todos jugamos ahí. No le puso nunca nombre al equipo, sí teníamos una camiseta blanca y roja, a rayas, que él también compró. Ni mi hermano ni Abel jugaron nunca al fútbol. Se iban a acompañar, pero no jugaban. Éramos de la zona todos los que jugábamos allí y había unos muchachos de Goya. Horacio era el líder siempre, él armaba el equipo, él jugaba y era el capitán del equipo también. Después llevamos la cancha al campo del papá de Adolfo porque donde teníamos anteriormente compró Oscar Muniagurria y puso todo forestación. Primero en el campo de Horacio se hizo la cancha. Y después se hizo en el campo del papá de Adolfo. Muniagurria compró el campo donde estaba la cancha primero, a unos salteños, uno de esos salteños es el marido de mi tía. Toda La Bolsa era de él porque iba comprando de a pedazos y todo forestación de eucaliptus puso... No sé cuándo pero un buen día Horacio dijo que se iba y se fue, desapareció. Al tiempo nos detuvieron a mí y mis hermanos, querían saber de Oviedo... Yo declaré en un juicio en Corrientes y en el de Goya. No supimos más de Oviedo.

Miguel Ángel Riquelme, tabacalero, militante de LAC Oviedo físicamente era medio retacón, fornido, de altura mediana, el pelo oscuro. Hablaba medio como cordobés. Era riojano, así decían. 237


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Era sencillo, trabajaba a la par de nosotros. Era muy bueno, humilde le voy a decir. En el campo de él había cancha de futbol, nos juntábamos, se hacían campeonatos. Él tenía su compañera... Perla se llamaba. Era segunda esposa, tuvo una nena. Sí, la conocí de chiquitita, yo no la alcancé a ver de grande. Supimos que en La Rioja tenía dos hijos, un varón y una nena. Yo trabajé con él, tenía 19 años cuando comencé como peón, con la producción de tomate y de tabaco. También trabajaba mi hermano más chico, Tapón. Al principio, en La Bolsa un tiempo estuvo de socio con Almirón, así empezaron. Después Almirón se fue y él arrendaba para trabajar la tierra. Trabajábamos varios, había más peones cuando apretaba la cosecha. No sé si Oviedo fue delegado pero sí, participaba de las Asambleas de las Ligas Agrarias. Coronel estaba en las comisiones en Santa Lucía. Si había reuniones de las Ligas, recorría la zona, y nos íbamos. Oviedo no se expresaba como patrón, era como un obrero más. Más vale buscaba la forma de solucionar si alguno tenía problemas.

Felizardo Riquelme, tabacalero, militante de las LAC Yo trabajé con Oviedo sí, lo tuve como compañero. Participamos de pequeñas reuniones con varios compañeros más, los Coronel por ejemplo. Para mí siempre fue una excelente persona. Una persona que estaba dispuesta para todos, si había problemas de vecinos, trataba de solucionarlos siempre. De una u otra forma siempre estaba, siempre estaba para todos. A veces iba a las casas, como la gente lo conocía, le llamaban. En esa época había menos colectivos, entonces él ayudaba con la camioneta si había que ir al hospital, esas cosas. Era una excelente persona, para mí. Compartimos unos años, no recuerdo bien pero fueron tres o cuatro años. Siempre nos encontrábamos en reuniones. A veces seguíamos con un asadito. Le gustaba a él el asado, juntarse con los amigos. El tocaba la guitarra y cantaba... Yo vivía cerca, éramos 238


vecinos. Él vivía en el departamento de Lavalle, antes de llegar al camino viejo. Pertenece al Paraje La Bolsa... Estuvimos en reuniones de Ligas con los más conocidos, como los muchachos Coronel y algunos otros más. Estaban también Rosita Rojas y Juan Carlos Urbani. Sí, Rosita era mi compañera de escuela. Ahora si los veo no los voy a conocer más, hace más de treinta años que no los veo. Para mí era un compañero de lucha, que quería hacer el cambio, tenía muy buenas intenciones, por lo que él comentaba y por los hechos que él demostraba. Por eso digo que era muy buena persona. Después nos detuvieron a un montón en la zona. Estuvimos en el Regimiento, muchos, pero a él no lo vi.

Ignacio Franco, tabacalero, militante de las LAC Con Oviedo yo trabajaba en Villa Córdoba, cerca de la estación en Santa Lucía. Ahí alquilaba una tierra, ahí trabajábamos todos con él. Era macanudo. Plantábamos tabaco y tomate. Él tenía un campo en Pje. La Bolsa y ese en Villa Córdoba lo arrendaba. Pero yo vivía allá, en el que tenía alquilado a Zarantonelli. Éramos como 8 o 9 los que trabajábamos ahí. Era un hombre muy bueno. Tenía chacra en los dos lados. Allá en Villa Córdoba los encargados eran los muchachos. En el mismo campo vivía yo; él hizo la casa. Hacíamos las reuniones ahí también, sobre las Ligas Agrarias. Eran reuniones abiertas para todos los que queríamos participar. Yo tenía 21 años más o menos. También hacíamos jodas, un asadito con vino (se ríe)... compartíamos todos con los peones, todos. Adolfo Coronel tenía una acordeón, Rafael tenía una guitarra y él también tenía una guitarra. Cantaban Tapón Riquelme, Oviedo... todos participábamos, varones y mujeres, toda la familia. Más era en Villa Córdoba donde se hacía la joda, en casa de Adolfo. Oviedo nos representaba en las Ligas Agrarias. Era dirigente. Adolfo Coronel era Delegado de Ligas en la zona. Nosotros participábamos de las reuniones y de las concentraciones. Hacíamos las 239


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reuniones para ver qué hacer. También nos reuníamos con el cura Torres, él era el cura de la iglesia La Fátima de Bo. Estación. Me acuerdo que hemos ido a las movilizaciones de Ligas. Fuimos a una que fue en Perugorría, en la camioneta que él tenía y nos cortaron el paso. A Oviedo le decíamos Horacio, físicamente era alto, morocho. Conocimos la compañera de Oviedo, también a la nenita, que tuvo acá en La Bolsa. Ella se fue cuando la hija tenía 5, 6 años. Antes de caer nosotros en el 77.

Juan Pedro y Rafael Coronel, tabacaleros, militantes de LAC Oviedo aparece en el 73... 74, él fue un vecino de la casa, se juntaba con nosotros. Horacio, así le decíamos, estaba con nosotros en Villa Córdoba. Producíamos en conjunto y vendíamos en conjunto; era compartido. Horacio no era peronista, él era del Partido Revolucionario de los Trabajadores, él y Chacho. Tenía un buen perfil, era un hombre con facilidad de acercamiento, sencillo para hablar, más la cantada y el modo de hablar. Tenía carisma el compañero, era aceptado, era invitado. La compañera se llamaba Perla, era rubia, no participaba de las reuniones. Estuvo poco tiempo, no la agarraron a ella. Era jovencita, muy linda. Tuvieron una hijita. Inmediatamente aparece la problemática de los agricultores, él era uno más. Él alentaba a que participáramos de las reuniones, planteaba los problemas. Un hombre preparado en su palabra para llegar a la gente. Nos juntábamos también para hacer música, él tocaba la guitarra, mi hermano el acordeón y cantábamos folclore. Felizardo Riquelme cantaba bien. Antes o 240


después de las reuniones se daban estas musiqueadas. Eran parte de la vida sobre todo de los jóvenes. Porque a la familia uno no la puede juntar con frecuencia. Los jóvenes sí, nos juntábamos dos o tres y ahí sí... Cuando queríamos tener más acercamiento, descansábamos un poco y salía la problemática. Íbamos tomando confianza con el círculo de personas que estaba cerca. Las reuniones siempre fueron abiertas a los vecinos. No había distinción, todo el que quería venir a las reuniones, podía venir y participar. Los temas que tratábamos eran: el precio del tabaco, la clasificación, teníamos cinco clases y pedíamos tres. De todos los problemas de la zona hablábamos. Tenemos un buen concepto de Oviedo. La gente, cuando él bajaba, lo recibía, tenía invitaciones... La represión trató de enchastrar, ensuciar a las personas con drogas y con perversidades... esas cosas pero él era todo lo contrario, era aceptado, recibido, vuelto a invitar ¿no? Nosotros fuimos detenidos el 19 de mayo de 1977, esa caída grande. Allí vimos a Morel, a Arce, a Oviedo no. A Adolfo, nuestro hermano, lo sacaron del Regimiento pero no supo donde estuvo. Lo llevaron en un auto, cree que por las Cuatro Bocas, él no lo vio porque estaba vendado pero reconoció por la voz a Horacio.

INFORMACIÓN ACTUAL José Oviedo se encuentra aún desaparecido. Existen elementos probatorios de que fue secuestrado por las fuerzas conjuntas de la dictadura en la provincia de Buenos Aires. En La Rioja, tanto en la Causa por el asesinato de Mons. Angelelli, como en la Megacausa que está transcurriendo en estos tiempos, se ha vuelto a denunciar su desaparición. En juicios por delitos de lesa humanidad desarrollados en el NEA numerosos testigos declararon haberlo visto en los ex CCD de Goya, Corrientes y de Resistencia, Chaco. Causa Nº 697/10 (Causa Goya). “Panetta, Ángel Vicente f/denuncia”. En las audiencia orales realizadas en la ciudad de Goya, Corrientes, el testimoniante Adolfo Adrián Coronel, detenido en mayo de 1977, dice que “lo llevaron junto a Abel Arce y le hicieron pasar el 241


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puente General Belgrano, estuvieron en un lugar donde quedó Abel Arce, a él lo bajaron en una puerta donde el que pasaba lo golpeaba, anduvo Harguindeguy por ahí y era cerca del 25 de mayo; al otro día lo traen de vuelta tres policías, y en el camino el que tenía un lunar con pelitos le dice al gordo que manejaba ‘vamos a hacerle orinar a nuestro pollo’, y lo bajan al “Yacaré” Oviedo del baúl, que era un riojano con una voz muy conocida;” sin poder precisar el lugar. Causa N° 460/ 2006. “Nicolaides Cristino; De Marchi Juan Carlos; Barreiro, Rafael Julio Manuel; Losito Horacio; Píriz, Carlos Roberto; Reynoso, Raúl Alfredo p/sup. asociación ilícita agravada en concurso real con los delitos de privación ilegal de la libertad agravada, abuso funcional, aplicación de severidades, vejaciones, apremios ilegales y de tormentos”, Causa RI9, Rogelio Tomasella, detenido el 4 de septiembre de 1976, manifiesta haber visto y hablado con José Oviedo y Arce a mediados del año 1977, en la ex Brigada de Investigaciones de Resistencia. Chaco, y dice “yo le conocía a Oviedo y a Arce, éramos compañeros militantes de las Ligas Agrarias”.

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ABEL ARCE GÓMEZ …Y yo me enteré por mamá, porque cuando Abel no llegó a la casa y allí en el Regimiento, no le encontró … ahí supo … –Tu hermano está preso –me dijo.

Elbia Arce, su hermana. Abel nació aquí, en Paraje La Bolsa, departamento de Lavalle, en el mes de octubre de 1954 aunque recién fue inscripto el 24 de diciembre; era frecuente en el campo, por las distancias. Papá se llamaba Casimiro Arce, ya falleció; mamá se llama María Ester Gómez y vive con nosotros, Saucedo (mi marido) y yo. Soy la única hermana de Abel. Me llamo Elbia pero me dicen Delcia. Abel era dos años menor. Mi esposo y yo vivíamos en Buenos aires, pero después que pasó lo de Abel, volvimos a Goya, a los dos o tres años. Mamá está lisiada, se rompió la columna; había ido por Abel a Goya y se volcó el sulqui. Se cortó algo del caballo y ella se fue para atrás y se quebró la columna. Mi papá quedó ciego por un glaucoma. Por eso no podía trabajar en el campo y lo hacía Abel. Muy joven quedó ciego. Cuando mi papa falleció, mi mamá quedó con un sobrino que ella había criado, tenía dos sobrinos huérfanos, pero mi mamá tenía tanta mala suerte que falleció también ese sobrino con el que estaba; y entonces nos instalamos y la trajimos con nosotros.

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De nuestra infancia recuerdo que los dos íbamos a la escuela, esa que está en la esquina de donde vivíamos y que ahora es la EFA 81, ahí era nuestro colegio; hicimos hasta séptimo grado. Íbamos juntos los dos, teníamos un caballo enano en el que íbamos los dos, ese enanito no quería pasar la helada y yo tenía miedo, pero Abel no tenía miedo y le pegaba y le hacía pasar la helada. En nuestra casa Abel puso tomate; linda cosecha sacamos ese año y nos fuimos a Itatí para agradecer. Y los dos nomás trabajábamos, y mucho porque cortábamos la paja para tapar todo porque antes se plantaba el tomate afuera nomás, no había los plásticos. Y por ahí venía grande la helada y quemaba. Yo me acuerdo que a veces nos teníamos que levantar a las 3, 4 de la mañana para hacer humo en las cabeceras para que no le queme la helada, el humo le protegía de la helada, le dispersaba más por la zona de la chacra. A Abel le gustaba mucho jugar a la bolita, como no había tele... como ahora... y a la pelota, todas las tardes. Y bueno, eso era lo que hacíamos porque uno se divierte "a lo sano" diríamos en el campo; y a la tardecita siempre teníamos que juntar leña, viruta, para la cocina. Abel siempre con la honda, hacíamos los cumbitos, las bolitas de tierra para tirar, para cazar pajaritos. La cimbra también y si se cazaba una perdiz venía para la olla. Con mi mamá era bueno, cariñoso, siempre le traía regalito cuando podía. Abel y yo trabajábamos los dos con el tabaco; él desde chico, 12 o 13 años ya andaba con el carro, ya tenía que andar. Siempre encontrándose Abel con los amigos, los compañeros; los sábados nos llevaba a los bailes a las primas y a mí. Sé que tenía una novia en Goya, no recuerdo el nombre... Siempre salíamos todos, caminando... porque él era medio así que hacía jodas, le gustaba hacer bromas. Y lo que más me acuerdo es cuando me casé... porque él se fue a nuestro casamiento a Buenos Aires, y estuvo un día o dos y después se volvió. Un día estábamos por salir y me dice: –¿Y para qué te pintás? Ahora no te maquilles más, no te arregles más porque total, ¿quién te va a mirar ahora? Si ya estás casada

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Escuelas de Familia Agrícola

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–así nomás dijo. Siempre me acuerdo de eso. Ese era su pensamiento. Todavía no se incorporaba al Regimiento. Era el 76, marzo. Luego él se integró a las Ligas Agrarias, con los que más se encontraba era con Horacio Oviedo, los Coronel y los Riquelme, Franco también, pero con el que más andaba era con Oviedo, sí. Porque ellos tenían la chacra allá en la estación y trabajaban allí. A esos amigos no los conocí mucho porque yo no participaba de las reuniones de Ligas, en la misa escuchaba nomás que había esas reuniones pero nunca fui. Papá era no vidente hacía años, cuando Abel desapareció ya era así. Por eso se pospone la colimba de Abel, antes se hacía a los 20 y parecía que no iba a prestar servicio por eso, pero después de un año o dos lo llamaron nomás del Regimiento de Goya. Habrá sido al volver de Buenos Aires que lo incorporaron; raro que lo incorporaran porque era sostén de hogar... Yo pienso que quizás ya lo tenían en la mira, ¿no? Porque él era delegado de las Ligas. Hace la colimba en el año 1976, ahí lo incorporaron y desaparece en el 77, a principios del 77. Sí, porque cuando se accidentó mamá, él estaba en el Regimiento. Abel venía regularmente y más adelante como no vino el fin de semana mi mamá se fue a ver por qué no vino y allí le dicen que él se fue de franco y no volvió. Y yo me enteré por mamá, porque cuando Abel no llegó a la casa y allí en el Regimiento, no le encontró… ahí supo –Tu hermano está preso –me dijo. Después por familiares de amigos sabíamos que estaba en el Regimiento pero por dice qué nomás, porque mamá siempre se iba a preguntar por él y los militares nunca reconocieron que lo tenían preso. Mi familia no estuvo en el juicio que se hizo en Goya porque le avisaron muy tarde y ya no hicimos tiempo. No sabemos qué pasó con eso del ADN porque nosotros fuimos para eso. Ojalá que se lo pueda encontrar porque no sabemos dónde está enterrado. Nosotros éramos creyentes, íbamos a la iglesia. No recuerdo quien era el cura creo que el padre Torres. Sí, el padre Torres era, porque era de la iglesia de Santa Lucía. A Mons. Devoto no lo conocí. Ahora está el padre Barboza en esta zona, el padre Barboza siempre le recuerda a Abel, siempre le recuerda en la misa, porque vienen a hacer la misa aquí en nuestra zona. En nuestra iglesia, el primer sábado de 245


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cada mes tenemos misa. El padre siempre dice que acá en la zona, en una calle o una plaza tienen que poner el nombre de Abel. Hay que recordarlo.

Pedro Pablo Romero, Secretario General de LAC Abel Arce era delegado de Paraje La Bolsa, zona de Lavalle, sobre el camino viejo de Santa Lucía. En esa zona, la primera delegada fue Rosita Rojas y después con el tiempo fue reemplazada por él. Yo lo conocí así, como a muchos compañeros delegados de tratar en las reuniones o por referencia de algún otro compañero, pero de haber compartido momentos... de conversación formal o informal con él, no. Sé que era delegado de esa zona y que trabajaba fuerte para las Ligas y como todos los compañeros de Ligas, era muy activo. Yo sabía cómo trabajaba y la gran actividad que desarrollaba. Aunque no tenía ninguna certeza de su línea... en la discusión de las cosas en las asambleas..., en las decisiones a tomar..., vos te vas dando cuenta por donde viene la postura de cada uno, sabés quien es un campesino que no mezcla el reclamo con la cuestión política. Estando un tiempo te das cuenta cómo viene la mano y de quién viene. Él tenía en todos los temas que tratábamos, la misma postura de Oviedo, un compañero que vivía en esa zona y que también fue detenido y sigue desaparecido. Nosotros sabíamos que nadie te regalaba nada. Éramos abiertos, ellos hacían lo que podían y nosotros lo que creíamos que correspondía. No había entre nosotros una política de marginar al que no pensara como uno. Sobre todo, si más allá de que no compartas su forma de pensar… sabés que la intención era luchar por 246


las reivindicaciones o los intereses de los sectores populares Ellos también estaban en la lucha, con sus puntos de vista... con sus formas de ser, estaban en la lucha. Cuando nos tuvieron presos a mi esposa y a mí, en el Regimiento de Goya, una noche un soldado se acerca y nos dice: – ¿Cómo están? –y nosotros no estábamos para contarle a un soldadito desconocido que nos torturaron y demás yerbas, pero me dice: – ¿Ud. no se acuerda de mí? –No, no sé quién sos –contesté. Era Abel Arce, que estaba haciendo la colimba y lo habían puesto a custodiar la entrada a los calabozos. Nos dijo que al día siguiente nos iban a trasladar a una cárcel para presos políticos, había visto y escuchado los preparativos, que allá íbamos a estar mejor. Fue la única vez que lo vi, que pudo hablar con nosotros. Eso fue efectivamente el día anterior a nuestro traslado al Chaco, a fines de marzo del 77. Más adelante cuando yo estaba preso en la U 7 de Resistencia, Chaco, me enteré que fue secuestrado y sé que sigue desaparecido. Por lo que conocía de él, por su gesto de alentarnos en un momento tan difícil, no tengo ninguna duda que fue un gran compañero.

Felizardo Riquelme, tabacalero, militante de las LAC A Abel lo conocí; era más chico que yo, cuando caí preso yo tenía 29 ya y Abel 20, 21. Le conocí toda su infancia, le conocí ya cuando grande, cuando era hombre, adulto digamos. De chiquito fue muy bueno, muy educado y siguió siempre así de grande, con mucha educación y buena persona. El papá era ciego y no sé, creo que después que él cayó preso su mamá se lastimó grande. En las reuniones con Oviedo lo vi, pocas veces, pero lo vi. Él trabajaba con Oviedo. Él trabajaba allí, en qué año empezó no sé, habrá empezado a trabajar con Horacio, allá por el 75, por ahí. Primero plantaba tabaco para él nomás, después a los dos o tres años empezó a trabajar con Horacio. La última vez que le vi fue en el Regimiento de Goya, una mañana que me llaman a mí para la tortura, enfrente había unas piecitas 247


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donde torturaban. Salimos de La Pajarera82, y vi que había un auto gris que estaba esperando, esos Chevrolet que había antes. Pero Abel no caminaba de tan lastimado que estaba, caminaba con las manos, se iba arrastrando. Miro así y estaba el auto con la puerta de atrás abierta y el policía ahí, y un milico estaba en el volante y otro más que le llevaba a él. Todos armados. Yo no vi cuando lo subieron, pero calculo por la procesión que yo visto que lo estaban por subir al auto ese. Después de ahí ya no lo vi más. Desde entonces no lo vi más.

Héctor Leonardo Riquelme, tabacalero, militante de LAC Abel estaba en el pasaje La Bolsa. Y trabajaba en el campo de Oviedo, vivía muy cerca, él caminaba un poco y ya estaba en el campo de Oviedo. Él trabajaba su chacra en el campo de ellos, y después con nosotros. Nosotros ya estábamos en Villa Córdoba, Oviedo arrendó un campo de... no me acuerdo el apellido... y ahí teníamos tabaco y tomate. Y ahí sí, éramos muchos, trabajábamos varios. Abel y unos parientes de Abel. Se hicieron muy compinches con Horacio, y entonces ahí le propuso si quería ir a trabajar con nosotros allá y le dijo que sí. Trabajábamos todos juntos, ahí había una prima de él, que es la esposa de Franco. Viven cerca del cementerio, esas casas que hay por ahí. Preguntando por la familia se los encuentra. Le conocen todos. Siempre hacíamos fiestas, eso le gustaba mucho a Horacio, tan es así que yo cantaba con él. Cantábamos de todo, chamamé, zamba. Adolfo tenía la acordeón, Rafael tenía la guitarra también. Le gustaba la joda a Horacio y siempre organizaba asados, para los amigos. Él estaba siempre con nosotros, estábamos todos los que trabajábamos ahí juntos, y más nuestras familias. Y Abel siempre estaba ahí. Ni mi hermano ni Abel jugaron nunca al fútbol. Se iban a acompañar, pero no jugaban. Había unos muchachos Monzón de Goya también y los demás éramos de la zona todos los que jugábamos allí. Oviedo era el líder siempre, él armaba el equipo, él jugaba y era el 82

Ex CCDD hoy Sitio de Memoria

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capitán del equipo también. Después llevamos la cancha al campo del papá de Adolfo porque se vendió a Muniagurria. Toda La Bolsa era de él porque iba comprando de a pedazos, y todo forestación de eucaliptus puso. En 9 de Julio también compró campo e hizo forestación, viniendo de allá es que se mató en un accidente. Con él venía el cuñado de mi abuelo y un muchacho de apellido Arce, pariente de Abel. Abel era muy sencillo. Nosotros cuidábamos tres campos, el que estaba pegado al de Horacio, había una forestación, cruzando tenía una forestación y más allá estaba el de Abel. Estaba yo yendo a mirar por los animales, ese era mi trabajo, y me encuentro con él en el carro. –Andá – le digo –largá ese caballo, mirá de flaco que está, pobre animal –le dije. No –me dijo–, yo lo tengo atado por el carro entonces si muere va a quedar parado nomás. Se reía. Era así, siempre de carácter muy alegre. Yo conocía a los padres de Abel, yo me iba a llevarle leche, mi abuela tenía 6 o 7 lecheras, ella ordeñaba y yo salía. Ya teníamos los que les vendíamos. Abel iba a la escuela de La Bolsa, al fondo, y yo estaba en el empalme. La capilla que teníamos nosotros estaba bien al fondo en La Bolsa. Era la más cerca, después estaba la de Lavalle. Al padre Torres lo conocí en Capilla La Fátima, en Villa Córdoba. A Barbona la maestra de Gdor. Martínez le detuvieron porque ella era de la iglesia a donde iba Torres. Abel era un tipo con un buen carácter, muy macanudo, nunca tuvo ningún problema con nadie. De la detención de Abel supe cuando lo vi adentro en el Regimiento. Me llevaron a que lave el colchón donde le torturaron. Siempre me hacían barrer, lavar los autos, estaba todo el día afuera y me encerraban a la noche. Así fue que un día vi que lo bajaban a Abel de un camión. Atado, las manos atrás, le hicieron sentar en el piso y ahí empezaron a darle. Yo no quería ni mirar. No sé dónde le tenían a él, ese día le trajeron. En la Pajarera, le patearon, le pegaban con la punta de los borceguíes en la espalda, Baigorria le pegaba sopapos de aquí y de allá, Córdoba se le sentaba encima, se le hamacaba, yo miraba de reojo. Pasó Alcoverro83 y me llevó, y me dijo: –Es duro tu compañero, ¡eh! 83

En la Causa Goya, Alcoverro y Baigorria fueron condenados a VEINTICINCO (25) años de prisión, e inhabilitación absoluta perpetua, por delitos de lesa humanidad. Córdoba (suboficial) falleció antes de la realización del juicio.

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Me parece que le vamos a tener que traer a Uds., que le castiguen Uds. a ver si habla.

Miguel Ángel Riquelme, tabacalero, militante de LAC. Abel solía trabajar en el campo. Él tenía el padre ciego y después su mamá se accidentó y quedó inválida. Para su colimba habrá tenido 21, 22 años, porque en esa época fue el último año que se hacía a los 20. Me acuerdo porque yo tenía que estar bajo bandera y justo ese año cambió la clase, la 56, no hizo. Yo soy 56. Se salvaron los clase 56 y 57, por eso decían los antiguos “como comida de chancho...” porque se le despreció a esa clase... Abel tuvo una prórroga, después le llamaron que se tenía que presentar.

Ignacio Franco, tabacalero, militante de LAC Abel Arce es primo hermano de Marcelina Arce, mi señora. Me conocí con él cuando me junté con mi señora. Abel era contento con todos. Tenía mi misma edad. Él estaba prestando servicio militar. Es la misma clase mía. Y fuimos juntos. Yo tenía la Baja y él también, yo tenía 054 y él 055. Yo salvé. El salvó también pero después le llamaron. Salvamos los dos. Salvó, y al año por ahí le llamaron. Parece que le habían desconfiado ya. No crecimos juntos porque él es acá, de La Bolsa y yo soy de Yatayti Calle. Abel también era jodón con el baile, buenazo y contento era siempre. Él manejaba la camioneta de Oviedo y compartía con toda la gente, si había un enfermo él le llevaba al hospital, todo eso, al Hospital de Goya o a Santa Lucía. Cuando le llevaron de allá del Campo Hípico... que nos hicieron que lo alcemos nosotros, incluso nos sacaron las capuchas. Así limpiamente le alzamos, él nos vio. Ya más muerto que… muy golpeado. Igual cuando le traían a Oviedo... Nunca apareció. Inclusive con Adolfo, en La Pajarera le alzamos en el camión, nos hizo alzar 250


porque ya no podía moverse solo. Y de ahí desapareció.

Juan Pedro y Rafael Coronel, tabacaleros,militantes de LAC Arce era de la familia, era un vecino. En los comienzos de las reuniones no lo recuerdo, porque él era más joven que nosotros. Era un muchacho que se crió en la zona, un joven que trabajaba la tierra, agricultor. Estaba a cargo de su familia porque su padre era ciego. Muy caballero, muy recto con la gente. Él era el delegado de las Ligas. Un joven que se preocupaba por la situación agraria y después justo le toca el servicio militar, fue a cumplir con sus obligaciones. Estuvo prestando servicio en el 77 y nosotros ya estábamos en cana. Rafael tenía 24 años, y él tenía dos o tres años menos. Después lo vimos en el Regimiento, en La Pajarera. No se supo más de él.

Rogelio Tomasella, productor arrocero y militante del PRT Yo a Abel lo conocía, me veía con él casi todas las semanas, nos controlábamos entre los dos. Lo vi por última vez aún en libertad, en julio, agosto del 76. Yo me estaba yendo de la zona porque me estaban persiguiendo. Él me había dicho que antes lo habían detenido, lo torturaron y luego lo largaron, le dijeron que se habían equivocado y continuó haciendo la colimba. Abel contaba que en el Regimiento trabajaba con Panetta84 el suboficial, en operativos de acción cívica, arreglaban escuelas y otras cosas; y éste se enojaba con el suboficial Córdoba porque le sacaba los soldados para sus operativos, creo que una vez lo llevaron a alguno, en el campo. No supe más porque a mí me detuvieron en septiembre del 76. En mayo de 1977, cuando cae en cadena toda la zona noreste del PRT, yo estaba en la U7, cárcel de Resistencia Chaco y trasladado y llevado a la Brigada de Investigaciones del Chaco donde nuevamente fui 84

La causa Goya, se caratula: “Panetta, Ángel Vicente f/denuncia. Goya”, se inició a partir de una denuncia de este suboficial.

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interrogado y torturado. En ese lugar veo a varios compañeros del PRT, entre quienes se encontraban Morel y Fulvia Ayala, Oviedo y Abel Arce. Como sabíamos que nos espiaban hablábamos lo elemental, supe que ya habían pasado por las cárceles clandestinas de Goya. En la Brigada estuvimos como un mes nosotros y varios militares paraguayos perseguidos en su país, opositores a la dictadura de Alfredo Stroessner. En un momento dado los sacan de ese lugar a los tres a Fulvia, a Morel y a Oviedo; llevan a Reyes, a Brites, a todos los paraguayos; ahí nos quedamos dos nada más, Arce y yo. En el fondo no sabíamos que iba a pasar. Un día vienen cuatro tipos, uno con una carpeta que decía Ministerio del Interior, que parecía el Intocable. Y un médico que es el que me revisa, no quería que le mire la cara, tenía que estar con cabeza abajo o de espalda, lo revisa a Arce también y ahí Arce le pide que lo lleven conmigo, el médico cabecea. En ese ínterin a mí me meten en una celda con la puerta abierta para que me pegue una lavada, hacía cuatro meses que estábamos allí. Me lavé con un tarro de agua. Y ahí a Arce lo meten adentro y le dicen: –Vos sos preso militar vos tenés que elegir entre Córdoba y Magdalena. Habíamos acordado decir que queríamos irnos juntos y si a él lo interrogaban también iba a decir que lo lleven conmigo. Le dicen que no, y a mí me sacan en la parte de atrás de un auto a la U7 y Arce se queda. A Arce le decían el Topo, porque tenía la nariz medio aguileña, cara flaca y orejas abierta, por eso le decían el Topo. Los canas le hacía hacer la fajina en la Brigada y le decían: –Vení acá mi perrito. No sé si porque a nosotros nos decían "los perros", por el PRT. También nos decían Erpios, por el ERP. Con Arce conversamos muchas veces, él era de familia muy humilde, contaba de los tíos que eran unos personajes, nos descostillábamos de risa con sus cuentos, se llamaban Yuca él, y Locha, ella. Eran de hablar guaraní. Abel hablaba guaraní también. No mucho pero venía de familia que hablaba guaraní. Él con el paraguayo se llevaba bastante bien, podían conversar, era un guaraní diferente pero él le entendía. Estábamos en la hilera del calabozo, él estaba al fondo y yo en el otro extremo, a los caídos nuevos, los ponían en el medio de nosotros, pero cuando podíamos, hablábamos. Creo que lo vi hasta 252


septiembre del 77, porque pasé todo el invierno en el calabozo y cuando llegué a la U7 me acuerdo que enseguida empezó a hacer calor. Después que a mí me llevan al Chaco cae Vicente Canteros por la Brigada. Plantita le decíamos a Canteros, era de un pueblo del norte del Chaco, él testimonió en la causa del Chaco y allí dijo que a Arce lo vio casi hasta fin de año; diciembre del 77. Del libro: El Escuadrón Perdido de LUIS D’ANDREA MOHR. Arce Gómez, Abel Nació: 24 de diciembre de 1954 Desapareció: 19 de mayo de 1977 Unidad: Compañía de Telecomunicaciones 121 Jefe: Mayor Walter Domínguez Comandante de Zona: General Leopoldo F. Galtieri Comandante de Subzona: General Cristino Nicolaides Jefe de Área CCD Resistencia: coronel Miguel A. Baguear Jefe del Destacamento de Inteligencia 124 (Resistencia): Teniente coronel Herminio Quiroz El 16 de marzo de 1977 el terrorismo de Estado golpeó duro a las LAC. Pantaleón Romero, presidente de la Cooperativa de Consumo de Perugorría, fue secuestrado en su domicilio, donde vivía con su mujer y ocho hijos. … Ese mismo día fue secuestrado en su domicilio otro delegado de las Ligas Agrarias y administrador del único tractor de los cooperativistas en el paraje Las Palmitas, Corrientes. El raptado y aún desaparecido fue Juan Antonio Olivos. Abel Arce Gómez era un activo miembro del movimiento cooperativista correntino cuando fue incorporado al 253


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servicio militar, pese a que era sostén de una madre paralítica y un padre ciego. Destinaron a Abel a la Compañía de Telecomunicaciones 121 y su jefe, el mayor Walter Domínguez lo designó asistente suyo. El conscripto visitó a sus padres muy a menudo hasta el 24 de mayo de 1977, fecha en la que se dejó de tener noticias de él. Sus amigos, extrañados, preguntaron en el cuartel, y allí les respondieron que el soldado Arce había desertado. Naturalmente, no lo creyeron, sabedores de los anteriores secuestros de cooperativistas, y tuvieron razón. Abel Arce Gómez estuvo detenido en el centro clandestino de detención Campo Hípico de Goya", a cargo del suboficial principal Ramón Córdoba, y bajo la responsabilidad del propio jefe de Abel, el mayor Domínguez. Del centro de detención de Goya, donde fue torturado por un oficial del ejército de apellido Cao, Abel fue trasladado con otros secuestrados a la Alcaidía de Resistencia, último lugar donde fue visto. El soldado jamás apareció. Su padre, ciego, murió sentado a la puerta del rancho con los ojos vacíos dirigidos por su esperanza hacia el caminito de tierra recorrido tantas veces por Abel. La madre del conscripto desaparecido, paralítica, aún vive.

INFORMACIÓN ACTUAL Abel Arce continúa desaparecido. El día 22 de mayo de 1977, fue el día que la madre de Abel se presentó en su búsqueda en el Destacamento de la Compañía de Telecomunicaciones 121 donde Abel cumplía el servicio militar. En esa fecha le informaron que Abel no había regresado allí después de su licencia. La realidad fue por otro costado, cumplía con el servicio militar hasta que en un momento fue detenido por su participación en las Ligas Agrarias, fue llevado a un calabozo.

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En la “Causa RI9, de Corrientes”, por testimonio de Rogelio Tomasella, se supo que Abel Arce a mediados de 1977, estuvo en la ex Brigada de Investigaciones de Resistencia, Chaco. En la “Causa Caballero del Chaco”, se constató la presencia de Abel en la Brigada de Investigaciones del Chaco. Allí fue visto por última vez el 12 de diciembre de 1977 por Vicente Canteros, quien manifestó que un agente de apellido Farías lo sacó a Arce de la celda ubicada en la planta alta de Investigaciones, lo llevó de allí y no lo volvió a ver nunca más. Elbia Arce, hermana de Abel, fue querellante en la causa caratulada: “Panetta, Ángel Vicente f/ Denuncia”, expediente Nº 697/10; mencionada comúnmente como “Causa Goya”, donde se investigó entre otros graves hechos la desaparición de Abel. Durante la audiencia del juicio oral, testigos manifestaron haberlo visto en los ex CCD, de Goya. El 4 de agosto de 2011, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Corrientes, dictó sentencia y condenó a los imputados a las penas máximas previstas en el Código Penal, 25 años de prisión e inhabilitación absoluta y perpetua como coautores de privación ilegal de la libertad, por aplicación de tormentos con el agravante de ser las víctimas perseguidos políticos, quedando el resto para la Causa residual.

Abel Arce. Soldado. Por Expte. 1P 7 4019/64 de la Ca Telecom 121, el Ejército inscribió en el libro de desertores al soldado Abel Arce, clase 1954, DNI 11.34.150, dándole de “baja por primera deserción simple con fecha 26/05/77” (cfr. foja 227 “Arce, Abel s/ Desaparición”), cuando en realidad se encontraba en condición de detenido-desaparecido. La Dirección de Derechos Humanos de la Municipalidad de Goya, por nota fechada el 7 de julio de 2014, dirigida al Sr. Jefe del Batallón de Ingeniero de Monte XII, Tte. Coronel Sergio D. Skobalski, le solicitó “realice las gestiones necesarias para lograr la reparación de la detención, tortura y desaparición, así como la reivindicación de su condición de soldado de la Patria al soldado Abel Arce Gómez”

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Atento a lo solicitado, en consonancia con el Archivo Nacional de la Memoria y en el marco de la política de Memoria, Verdad y Justicia, desde 2014, Abel Arce, figura en los registros de la Fuerzas Armadas, con la leyenda “Detenido-Desaparecido”.

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ALICE DOMON, HERMANA CATY

Nuestra vida está hecha de alternativas y elecciones, eso es lo que nos hace libres. Creo que lo más triste sería no aceptar comprometerse y luchar, por temor o por falta de costumbre Alice Domon nació en Franche Comté, el 23 de septiembre de 1937; vivía en Charquemont, Francia, con sus padres y siete hermanos. Ingresa a la congregación Hermanas de las Misiones Extranjeras de Notre Dame de la Motte. Toma el nombre de sor Catherine, luego sería la hermana Caty o Caty simplemente. Alice viene a la Argentina en 1967. Solo retorna una vez a su pueblo en 1975, dos años antes del secuestro, después de 8 años vividos entre nosotros. Durante todo este tiempo mantuvo contacto epistolar con su familia, siempre firmaba: Votre Lisette, y a través de sus cartas puede conocerse su modo de ver y vivir la vida. Primero estuvo en Villa Lugano, feliz de dar servicio en un lugar donde era tan necesario. Dejó Buenos Aires, en 1974, para venir a interior de Corrientes, donde había “gente que trabajaba mucho, se levantaba tempranito y que estaba muy mal paga”, según dijo a sus vecinos de Lugano. En Perugorría, convive con familias campesinas. Comparte trabajos también con Ana María y Martha, docentes y hermanas de su misma congregación quienes cuentan sobre el regreso de Caty a Buenos Aires, en 1977: 257


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“Caty decide irse de Perugorría, la policía sabía que ella trabajaba en el tabaco y que también hacía un trabajo de concientización. El gobierno prohibía vivir con los campesinos, ‘mejor quedate en tu convento’, pensaban. Nosotras vinimos al pueblo esperando el momento para seguir el trabajo que habíamos empezado. Y Caty dijo: –No, yo no voy a vivir en la comunidad del pueblo. Ya que desaparecieron varios campesinos, varia gente mía yo voy a Buenos Aires y voy a luchar junto con la gente que ya está luchando, buscando con ellos a los desaparecidos.” Ya en Buenos Aires, y cumpliendo con su propósito, Alice se integra al grupo de la Iglesia de la Santa Cruz en el que también se encontraban las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo Azucena Villaflor, Esther Ballestrino y María Ponce, así como su compañera la monja Léonie Duquet y otros activistas de derechos humanos. El 8 de diciembre de 1977 se reunieron pues estaban realizando una colecta con el fin de publicar una solicitada. Ese día, el grupo de tareas de la ex ESMA comienza un operativo que concluiría el día 10 con el secuestro de doce personas, entre ellas Caty. Las Madres de Plaza de Mayo continuaron adelante y el 10 de diciembre la solicitada titulada Sólo pedimos la verdad85, fue publicada en el diario La Nación. Llevaba la firma de ochocientos familiares de personas desaparecidas que reclamaban por el destino de sus seres queridos.

Anita Olivo, dirigente del MR, delegada de LAC Caty vino a la zona en el 70, 71. La hermana Caty vino a vivir a mi casa el primer tiempo, en Vaca Paso, después se fue a vivir con otra familia vecina, los Franco para cuidar los chicos. En realidad en casa estábamos muy amontonados, éramos muchos y teníamos una pieza sola, ella dormía en el suelo. Papá estaba muy molesto porque no teníamos comodidades para ella. Entonces justo le dijimos a Caty de esa familia vecina que necesitaba que le cuiden los chicos cuando iban a la cosecha y 85

http://www.memoriaabierta.org.ar/materiales/solicitada1977.php.

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a ella le gustaba ayudar, entonces se pasó a la otra familia, la familia Franco. Después de ahí se pasó a la casa de don Curimá. Esa familia tenía tres niños. Cosechaban algodón y tabaco. Tenía algodón y tabaco. La familia Franco también. Así hacíamos nosotros como grupo, los jóvenes nos trasladábamos de casa en casa a atar el tabaco o a cosechar, terminábamos allí y después íbamos a otra casa. Te decía que Caty se pasó a casa de Don Curimá, tenían dos nenas y un varoncito. Sobre todo se cambió cuando la señora tuvo que llevar a uno de los niños por problemas de salud, a Curuzú, entonces Caty se fue a quedar con los niños. Por eso los militares insistían en la tortura que Don Curimá le tenía como mujer a la monja, pobrecito, él se sintió tan mal porque Don Curimá era un señor muy respetuoso, y ella trabajó un año y pico ahí. Después, bueno..., yo ya caí detenida. Cuando a mí me secuestran ella estaba viviendo en la escuelita, es que ella iba donde la necesitaban, y volvía a dormir a la escuelita. Las dos hermanas de su misma congregación: Ana María y Marta, eran maestras y ella, Caty, a veces las ayudaba con los niños en la escuelita. Me acuerdo que cuando volvía solía traer hongos, porque conocía los hongos que se podían comer. Ella venía y hacía una tortilla. Cuando volvía a la escuela, que estaba a pasitos nomás de mi casa, hacíamos algo y le convidábamos y varias veces le encontramos haciendo tortilla de hongos, y la verdad que nosotros teníamos miedo de comer porque siempre nos enseñaron que el hongo era venenoso. Y ella decía: –¡No, si esto es riquísimo! Más tarde ella viaja, ella siempre viajaba a Buenos Aires porque iba a su congregación y mantenía lazos porque ella estuvo trabajando en una villa en Buenos Aires antes. Cuando desaparece Tonito ella acompañó a Margot y a mi mamá para hacer el Hábeas Corpus y presentarlo en el Ministerio del Interior. Y como ni Margot ni mamá conocían Buenos Aires, ella las acompañó. Estaba continuamente con ellos, además me parece que Caty era madrina de Anahí, la hija de Tonito y también es madrina de Santiago, el hijo menor de Tatacha. Tengo la foto. Siempre estaba donde la necesitaban, ella acompañaba. Cuando se fueron a visitarme a la cárcel de Devoto, ella no podía entrar porque 259


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no era familiar, pero iba y las acompañaba hasta la puerta de la cárcel, y las esperaba. Después las acompañó para hacer todos los trámites para mi pasaporte, juntar el dinero para el pasaje; eso lo hicieron con la Comisión de Familiares de Desaparecidos y Presos Políticos, juntamente con las Madres de Desaparecidos juntaron plata, y pude irme. Estando en México, Caty seguía presente con cartas, ya no las tengo porque se las envié todas al padre Blancot para un libro que estaban haciendo en memoria de Caty.

Dña. Elena D’Bórtoli de Tomasella, productora tabacalera Ella cosechaba tabaco, maíz, lo que fuera. Tenía buen carácter. Macanuda la hermana Caty. Estuvo como cinco años por acá. Después se fue y supimos que la mataron. Norma, mi hija Tatacha, sí la conocía, la trataba de vos, yo también; éramos muy allegadas, nos tratábamos como si fuéramos de la familia, yo no le decía hermana, Caty le decía.

Víctor Hugo Arroyo, de la Parroquia de Perugorría en la década del 70. A Léonie Duquet no la conocí, porque ella estaba en Buenos Aires, a Caty sí. Cada vez que venía a Goya, paraba en mi casa. Se hizo muy amiga de mi madre y cada vez que venía le traía un Agua de Colonia, tan es así que cuando mamá murió encontramos una colección de Agua de Colonia en su ropero. Yo la conocí mucho a Caty. La traté mucho, una monja muy dulce era. Tenía unos ojos claros, muy dulces... y yo siempre le miraba las manos, tenía unas manos grandes, ásperas de juntar tabaco. El tabaco es muy ácido... tendrías que ver las chicas de la zona rural, con unos rostros preciosos... y vos le mirabas las manos y eran unas manos ajadas de atar tabaco. En aquella época también los pies, de andar en patas en 260


esa arena caliente. Caty tenía unas manos así de grandes... yo siempre le miraba las manos a Caty. Manos de trabajadora, de tabacalera. Ella venía y conversaba muy alegre, sonriente, muy convencida de lo que hacía; no era una monja amarga de esas que hacen lo que tienen que hacer por obligación... Caty era extraordinaria; además ellas, Caty y sus compañeras, siempre estaban vestidas de civil, no tenían ningún símbolo de monja. Vestían humildemente. Yo la traté mucho a Caty. Después me acuerdo que se despidió de mamá, se iba a Buenos Aires, le dijeron que allí iba a estar más segura, porque en Perugorría estaban recontra controladas. Realmente, en Perugorría fue terrible la vida de ellas. Todas esas familias rancias de Perugorría las odiaban, “las monjas comunistas”, decían. La hermana Ivonne una de las compañeras anda por acá. Está viejita, por ahí sigue hablando en francés, no le hablés en francés porque ella sigue en francés... Ayer estuvo en casa toda la tarde... una vez la traje de Perugorría, ahora vive en Misiones y a veces viene de visita a Goya suele ver a la viejita D’Bórtoli, doña Elena, la mamá de Sergio Tomasella, se conocían de aquellos tiempos. El secuestro de Caty y Léonie en 1977, tuvo gran repercusión a nivel mundial. Francia hizo reiterados reclamos. Supe que fueron vistas en lo que era la ESMA. Los militares quisieron disfrazar el caso como que habían sido secuestradas por Montoneros y disminuir así la presión internacional que generó este hecho. Pero todo quedó al descubierto. Años más tarde se recuperó el cuerpo de Léonie, el mar la devolvió junto a tres Madres de la Plaza de Mayo; ya sabíamos de los “vuelos de la muerte”. De Caty no se supo nada más.

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Pedro Pablo Romero, Secretario General de LAC Yo me acuerdo de las hermanas francesas; estaban en la zona de Perugorría, sé que se preocupaban por la salud de la gente, que habían organizado algo así como una farmacia para auxiliar con remedios a los que no podían comprarlos. Sé de su solidaridad con la gente necesitada, también recuerdo a la hermana Ivonne que ahora vive en Misiones, creo que ella era enfermera… Mi trato no fue tan personal, no recuerdo hechos puntuales, sí sé que eran un punto de referencia cuando ibas para Perugorría, Palmita... siempre estaban haciendo cosas con la gente. También fueron golpeadas por la dictadura. Ivonne fue detenida y la hermana Caty, que fue secuestrada por su trabajo con las Madres de Plaza de Mayo, sigue desaparecida.

Entrevista a Emilio e Isabel Olivo, padres de Tonito Olivo; productores tabacaleros de Pje. Palmita86. Dña. Isabel: —Caty pasaba días en estas casas, nos alegraba, nos contaba muchas cosas, para mí era una alegría. Para mí era como un familiar. Como una hija más o una madre más o una hermana más para nosotros. Cuando ella sabía que en una casa vecina había un chico enfermo o una persona enferma, ella se iba y le llevaba medicina y le cuidaba a los enfermos. Para eso tenía la yegua... Esa voluntad que tenía, eso era la misión de ella. Muchas cosas bien hacía la Caty para toda la gente necesitada del campo. Dña. Isabel: —Los que se metían en las Ligas estaban Ana y todas las hijas y Tonito, Toti, todos los hijos, estaban las monjas que les ayudaban para trabajar en las Ligas. D. Emilio: —Y por ahí fue para traer por acá el tractor, porque las chicas trabajaban con ellos. Acá trajeron un tractor que era de las Ligas y después vinieron los militares y se llevaron un tractor nuevo. Pero ellos 86

Del documental “Yo, Sor Alice”, de Alberto Marquardt, disponible en Youtube. Entrevista realizada el 11/09/1984.

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mataban. Los militares mataban. Y la gente no sabe. Secuestraban, a uno de mis hijos y a mi hija les secuestraron. Dña. Isabel: —Y a Tonito lo secuestraron por eso. Nunca más supimos de él. D. Emilio: —Y a muchos. Decían que éramos subversivos. ¿Por qué nos dicen subversivos? ¿Qué quiere decir eso? —Le pregunta Olivo a la cámara— No sé, no sé… ¿qué quiere decir? Dña. Isabel: —Porque uno hace bien a la demás gente, por eso. Porque eso era lo que hacíamos nosotros y todos los hijos y todas las monjas. La hermana Caty lo que hacía era eso. Ayudaba a los pobres, ¡ah! y le despertaba. La hermana Caty lo que hacía era que tengamos derechos. Eso también nos enseñaba la hermana Caty. D. Emilio: —Por la represión que tuvimos tuvo miedo la gente, por lo que pasó. La gente mayor no quiere saber nada ahora, no quieren sentir más de Ligas. Nosotros lo que queríamos era mejorar la venta de nuestro tabaco.

De Cartas a su familia87. Quisiera contarles de Argentina. Las distancias son enormes. Las rutas unen las ciudades y los pueblos quedan aislados. Los campesinos están a la merced del clima y el patrón es el dueño del trabajo de ellos. Como pueden imaginar vivimos como en un sistema feudal. Creemos que Dios está con este pueblo y que un día todo cambiará cuando los pobres se unan para hacer justicia. Pidan al Señor que nos dé su coraje para no aflojar. Perugorría, 11 de septiembre de 1974 Sigo contenta con mi trabajo que me permite conocer gente participar en la organización y discusión de los problemas de la zona. Estamos sembrando todo lo que tenemos a mano. La tierra es fértil y da mucho. Pero todo está tan mal distribuido en nuestro país. Estos días trabajé la tierra con los vecinos. Me recuerda el trabajo de papá, y me gusta. Ya que me permite hablar con los campesinos como elegí vivir. Y trabajar con ellos. Nuestra relación es profunda. 87

Del documental “Yo, Sor Alice”.

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Siento que me quieren como yo los quiero a ellos. Con ellos estamos como cristianos y con ellos buscamos un cambio para que la sociedad sea como Dios la quiere. Les envío un beso. Recemos confiados en Dios nuestro Padre que no abandona a sus hijos. Perugorría, 19 de septiembre de 1976 La vida en Perugorria deviene terrible. La represión aumenta. No sé hasta dónde irá, es una guerra. Es la situación en todo el país, aunque aquí es más duro. Atacan y amenazan a nuestros amigos. El intendente hace lo posible para alejar a la gente de nuestra comunidad de trabajo. Quizás sepan lo que pasa con muchos religiosos. Pero esto no me angustia, sé que estoy en buen camino y que vale la pena dar la vida si es necesario. Aunque parece una persecución religiosa sabemos bien que es el poder que se defiende de los pobres y de la justicia. Buenos Aires, otoño de 1977 Aquí estoy de nuevo en Buenos Aires. Parece que las cosas siguen mal en el campo. Trabajo por la mañana y desde el mediodía me dedico a la organización, el movimiento ecuménico de los derechos humanos. Hay gente que conocía de antes, muy implicados con lo que ocurre. Visito mucha gente e instituciones para dar a conocer y ayudar a tantas familias destruidas por la represión. Las madres que buscan hijos secuestrados, el calvario en las oficinas del gobierno y la gendarmería, la negación de todo un sector de la iglesia. Es lo que sufren tantas familias, sin contar las torturas en las prisiones y otras partes. Dios no puede permanecer mudo seguramente dará una respuesta. Buenos Aires, 8 de noviembre de 1977 Queridos padres, hace dos años disfrutábamos de unos lindos días de sol, yendo al campo o al jardín. Se me hace tan lejos todo eso. La situación sigue igual, las listas de secuestrados aumentan cada día. Es horrorosa, y sin embargo las familias continúan buscando, animados por la esperanza cristiana que da vida a quienes aman.

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A veces pienso con nostalgia en las mañanas en el campo llenas de sol y ruidos familiares pero hay que tener los pies sobre la tierra y la mirada en las hermanas y hermanos que sufren, y recordar que Dios los ama de todo corazón y quiere que nos demos la mano unos a otros. El dolor puede fortalecer a la gente como puede destruirla. Sé que esta situación está profundamente unida a la pasión de Cristo, que precede a la resurrección. No hay que lamentarse ni detenerse sino seguir adelante. Les envío todo mi cariño, recen por los que sufren aquí. Iván Tomasella. Conoció a Caty cuando niño. Te cuento de la hermana Caty. Mamá la quería mucho. Ella fue madrina de mi hermano Santiago. Caty tenía un sombrero de paja y siempre andaba con una perra, una cruza con Collie era. Una vez la corrió el toro. Pisó una azada y se cayó y el toro pasó de largo y ella se sentó y se mataba de risa. Era grande el toro, era El Chorreado, nosotros éramos chiquitos y le tentábamos. Y era bravo. Era muy alegre Caty, también Ivonne. De la hermana Ivonne sí me acuerdo bien. La he visto varias veces en Perugorría, la he ido a saludar. ¡La boca de la hermana Ivonne!!! Una vez se tropezó y se cayó y ¡todo lo que dijo! Nos matábamos de risa. Muy amiga de mi abuela. Hasta hace poco se veían cada vez que venía de Misiones, allí vive ahora, se visitaban. Está muy viejita. Y mi abuela ya no está. Era algo muy especial la hermana, no era que te iba infundir la religión con palabras, las dos eran más serviciales que otra cosa. Sí, esa mujer da mucha paz cuando hablás con ella. 265


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INFORMACIÓN ACTUAL Alice Domon continúa desaparecida a pesar de los reclamos de sus familiares, de los organismos nacionales e internacionales por su condición de ciudadana francesa. En un fallo tan largamente demorado como profundamente anhelado, el 26/10/2011, el Tribunal Oral Federal Nº 5 condenó a penas de entre 18 años y prisión perpetua a 16 represores por 86 crímenes de lesa humanidad cometidos en la ex ESMA. Los ex oficiales de la Armada Alfredo Astiz, Jorge "El Tigre" Acosta, Antonio Pernías y Ricardo Cavallo, y otros ocho represores, fueron condenados a prisión perpetua. El final del juicio había suscitado una enorme expectativa tanto en el país como en el exterior, porque condenó casos de enorme repercusión, como los homicidios de las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet; de la fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, y del periodista y militante de Montoneros Rodolfo Walsh. Fue la primera sentencia dictada en la Argentina contra el grupo de tareas de la ex ESMA, donde funcionó el centro clandestino de detención más emblemático de la última dictadura militar, por el que se estima que pasaron entre 4500 y 5000 personas. Algunas fueron arrojadas al Río de la Plata en los llamados "vuelos de la muerte" y sus cuerpos se encontraron en la costa; pero muchas otras jamás volvieron a aparecer. En mayo de 2015 la Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó las condenas.

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NORMA BLANCA TOMASELLA, TATACHA Mamá tuvo que irse de casa, yo tendría cinco años más o menos… Estábamos en la galería de la casa de la abuela y mamá se despidió con un beso, tenía un pañuelo en la cabeza, tengo esa imagen pero no puedo recordar cómo era el pañuelo… … recuerda Santiago, su hijo menor

Dña. Elena Isolina D’Bórtoli, su madre. Le decíamos Tatacha, el padre le puso así, le decía “Mi Tatacha” y así quedó. Mi hija se llamaba Norma Blanca. Norma Edith le quise poner pero no quisieron porque era nombre extranjero. Estaba una señorita empleada del Registro Civil y me dijo: –Póngale Blanca, yo me llamo Blanca. Bueno, le quedó Blanca. Vivíamos en Isabel Victoria, allí nací, me casé, luego nos fuimos a Santa Lucía y luego vinimos a Goya Pertenecíamos a la zona rural de Santa Lucía. En el campo Tatacha siempre andaba por ahí con los animales. Habrá tenido 7, 8 años, teníamos una chancha mansa y ella era de ir a hacerle cosquillas, se acostaba sobre la chancha. Cuando tuvo chanchitos ella se ocupaba de colocarlos para que mamaran, los cambiaba de un lado, de otro y la chancha se disgustaba y se iba. Pero ella no abandonaba… Ella cantaba, tenía una voz muy linda. Vivía cantando. Le gustaba la música moderna y romántica. No recuerdo qué cantaba pero le gustaba cantar y cantaba. Simpática era, a todos atendía viejo o vieja, que sea una señora, una vieja... muchos venían a casa a pedir algo, ahora no hay más gente que pide pero antes... nosotros dábamos lo que teníamos... ella decía: –Mamá le vamos a dar esto o aquello; si ella estaba nadie se iba con las manos vacías. 267


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Era una muchachita muy alegre, muy divertida, muy inquieta. Le gustaba mucho escuchar música, era muy pegada al papá. Tenían buena relación, le perdonaba todo. Tatacha estudió en la escuela de Isabel Victoria, era buena alumna. Estudió hasta cuarto grado allí, después se fue casi un año más. Le gustaba bordar, hacer puntillas, hacía de todo. Le gustaba salir cuando fue señorita y el padre la dejaba porque salía con compañeras buenas. Ya te digo, Norma era una persona que le gustaba la coquetería, le gustaba arreglarse. Se casó con Smith. Se casaron en Santa Lucía y luego estuvieron viviendo en Cecilio Chavarría, cerca de la famosa lechería La Pastoril, por Cruz de los Milagros. Después se fueron a Salta. Cuando se separa ella y los chicos volvieron a Goya. Estuvieron viviendo en el campo con Sergio y Tonito, trabajaban juntos. No me acuerdo mucho. Los chicos estaban cuando lo detienen a mi hijo Sergio. Yo me estaba yendo a la casa de una señora y veo este auto que entra y me digo: – ¿quién será esta gente que nunca había visto?, pasaron y me saludaron. Después llegué a la casa y estaban ahí con Sergio haciéndole preguntas. Y uno le dijo: –Cambiate tu ropa Sergio y vamos. Eran policías, vestidos de particulares, no tenían pinta de policía. Yo le dije: – ¿Dónde le llevan a mi hijo?, –Mañana temprano Ud. va a saber dónde está –me dijo. Estaban los chicos y decían: – ¿Dónde lo lleva a mi tío? A la mañana temprano me vinieron a decir que estaba preso en Resistencia. Ya en Goya, Tatacha trabajó en la guardería porque podía llevar los chicos. Entonces vino la Tacta de Romero88 y le empleó (no era efectiva), después hicieron huelga los de la guardería. No sé… en Goya hubo huelgas y ella no se fue a trabajar. Y después vino la Tacta y le dijo: – ¡Norma... me hiciste la huelga! Entonces ahí la tomó entre ojos a Norma y después la dejaron cesante. A sus hijos les vestía bien, ella les hacía la ropa con mi máquina vieja que está acá; cosía bien, se hacía los vestidos... Les hacía la ropita a los chicos, los pantaloncitos, las camisitas... sabía bordar lindo también. Cocinar no le gustaba tanto, pero lo hacía porque en el campo tuvo que aprender. 89 88 89

Ministra de Acción Social del gobierno provincial de Julio Romero. Dña. Elena, falleció el 25 de octubre de 2015

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Iván Tomasella, su hijo Nosotros somos tres. Yo soy el hijo del medio. Yo tenía seis, siete años cuando vi por última vez a mi mamá. Me acuerdo que estábamos en una pieza que daba a la galería cuando se despide mamá. Estábamos yo, Santiago y Leonardo. Mamá tenía un sacón verde largo, una cartera de moda en la época, era grande, cuadrada, tipo "termera", ¿viste?, de hilo sisal. Me acuerdo que le dijo a la tía Marta: –Te dejo los chicos. Y no sé qué más dijo. Era de noche... Con Jorge estábamos discutiendo con las imágenes que teníamos de cuando se fue mamá esa noche. Y yo le decía: –Y ese ropero estaba ahí, al lado nuestro. No –dice él sonriendo: –No, Iván, hay dos roperos en casa de la abuela que tienen espejo, uno de los roperos que tiene como un volado arriba, de adorno. Después sí, me di cuenta que era el otro porque ése del adorno no entraba allí. El trataba de hacerme acordar para ver cómo fue todo eso. (Jorge es el marido de la tía Margarita.) Lo que dice Santiago sobre el pañuelo no lo recuerdo, no recuerdo haberla visto de pañuelo. Capaz que tenía, pero no me acuerdo... Sí me acuerdo del sacón verde y la cartera, esa de hilo sisal, cuadrada… Eso me quedó grabado. Igual te digo que no lo recuerdo como una despedida diferente, es que a veces nos íbamos al campo con la abuela y a veces mamá no estaba. Capaz que tenía que viajar, pero no nos dimos cuenta que se estaba yendo, a los siete u ocho años, no analizás mucho lo que pasa. Pero me acuerdo que le dijo eso a Marta. Era de noche. Ahí nos quedamos con la tía Marta en casa de la abuela y después nos fuimos a vivir frente a MAFAC, por ahí vivía el esposo de la tía Marta, alquilamos y después sí, fuimos a vivir a la casa de Aguirre, en la Colón donde está Marta ahora. Eso sí me acuerdo. De lo que me acuerdo cuando vivíamos en el campo es cuando Tonito hacía de caballo, nos llevaba y volteaba como caballo arisco, nomás te digo. Nos subíamos en la espalda. También me acuerdo de

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una canción que siempre cantaba: Indio poeta 90 se llamaba o así decía. A Pedro le conté una vez que me acordaba de eso y Pedro se reía, él también lo escuchó cantar eso. Tonito y Margot, la esposa, fueron mis padrinos de bautismo. Mirá, cuando éramos chicos, nosotros salíamos a caminar por el campo por el tabacal y éramos bajitos, chiquitos... el tabaco nos cubría prácticamente y entonces la abuela nos dijo: –Cuando se pierdan vayan a aquel sauce. Era un sauce junto a un tajamar en el bajo que se veía de todos lados –Yo los voy a ir a buscar ahí –nos dijo. Y me acuerdo una noche veníamos de la casa de Toti, hermano mellizo de Tonito, su casa quedaba en una loma y la escuela donde vivíamos nosotros también y en el medio el bajo, y la abuela nos hizo quedar ahí a mí y a Santiago, no sé si estaba Leonardo. Nos hizo quedar porque vimos unas luces. Y estuvimos bastante tiempo en el sauce. No sé qué fue, pero sí recuerdo luces de dos vehículos. Otra noche vinieron, nos levantamos y vimos que alumbraban con linternas. La abuela, por la ventana les dijo: —¡Apaguen eso! Salimos al patio. Había montones de tipos sin uniforme, casi no se veía nada; cuando me doy cuenta que uno lo tocaba a Santiago yo lo agarré del brazo y empezamos a retroceder por la galería de la escuela y me fui al sauce, no sé por qué. Me acuerdo que había un milico o varios, yo retrocedía, había unos eucaliptus y yo encaré por ahí. Me fui al campo. Yo no le tenía tanto miedo a los milicos, pero no sé qué vi que lo agarré a Santiago y lo llevé. Le tenía más miedo al toro, el Chorreado se llamaba, era del tío Kitá Tomasella, que a los milicos. Pero yo la vi muy nerviosa a la abuela, no me acuerdo qué pensé ni nada pero lo agarré a Santiago y lo llevé al sauce; hasta tarde estuvimos y la abuela nos fue a buscar. Yo habré visto algo raro, no sé. La verdad que nunca pensé, sé que había un tipo, que lo miré y seguimos caminando para atrás. 91 –Cualquier cosa que vean o si le pasa algo vayan ahí –nos había dicho la abuela. Lo del sauce debe ser que uno percibe algo como seguro. Esas

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Indio muerto. Los Fronterizos. “…Ha muerto el indio poeta/silencio le hacen los erkes/y en los arroyos de Anta/lloran los sauces su muerte…” 91

91 Nota: Los recuerdos se confunden. Su abuela Ñata contó que los niños estuvieron presentes cuando la detención del tío Sergio Tomasella y en varios allanamientos posteriores de esa vivienda...

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son las cosas que me acuerdo. Hace poco fui al campo ése, al tajamar, había sauces ahí. Otra vez que vinieron a la casa de la abuela en Goya y yo le quise tocar la bayoneta a un milico, un soldado era... eso me acuerdo, porque me gustaba la bayoneta y le quise tocar y me pega el manotazo, así... Revolvían todo, yo le decía a la abuela: –¿Por qué hacen eso? Y después una noche, por la calle Corrientes de la casa de la abuela, veíamos soldados pasar, casi en la oscuridad… Más adelante, una tarde aparecieron los milicos, por el campo, estuvieron unos días arreglando la escuela, cambiando unos vidrios y se quedaron con un Unimog enterrado y había soldados por todos lados, ahí sí estaban todos uniformados; no me acuerdo la fecha. Me acuerdo de cosas agradables y graciosas también. Una vez veníamos de lo de Don Simplicio, un vecino, veníamos caminando con la hermana Caty, con la abuela, Santiago... Venían los Micheló (vecinos arroceros) con el Torino, tenían un Torino, se escuchaba el ronquido del auto, nos gustaba, y paró y nos alzó y nos llevó hasta la escuelita. Siempre nos dejaban caramelos. Cuando venían autos o camioneros que sacaban el arroz de la zona de Palmitas, nosotros les abríamos el portón y nos dejaban bolsitas de caramelos. Los "hueveros" nos decían porque la abuela nos hacía unos revueltos con huevos y salíamos con toda la boca manchada... cuando abríamos el portón y se mataban de risa los camioneros, chiquitos éramos y ¡toda la boca amarilla! Después ya quedamos viviendo en Goya, hice la primaria en la Graduada y la secundaria en el Nacional. Tuve a Nubia Mendíaz de profesora de literatura y de Rectora. Parecía mala, pero tenía buen corazón. Era recta, pero de buen corazón. En la colación yo iba a entrar con la mamá de Cristian, un compañero, pero al final cuando Nubia supo dijo: –¡Va a entrar conmigo! ¡Entré con Nubia Mendíaz! Yo no podía creer, ¡entrar con la Rectora del Colegio! Re buena onda… Lo pasé bien en la secundaria, tuve un grupo de amigos muy bueno, hasta ahora nos solemos ver o hablar. Quedó mucho miedo en mi familia, no hablamos de esto, por eso no he visto estas fotos quizá. Mis tíos, Jorge... Sergio siempre fueron muy cariñosos con nosotros, mis tíos siempre estuvieron, lindas charlas... aunque sin tocar estos temas. Siempre recibimos cariño de los 271


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tíos. En esa época Jorge que era el novio de la tía Margarita y Sergio M. que era novio de la tía Adela, siempre nos hacían participar. Jorge, él nos buscaba, me acuerdo que decía: –Vamos a llevar a los chicos que se duerman y después salimos. Jorge hacía eso. Siempre nos tuvo cariño. Sergio contó que una vez, en Buenos Aires, la cruzó a mamá en un colectivo y no le habló. Él le dijo –Norma. Ella no le contestó. Eso es más o menos lo que me acuerdo de lo que pasó. De mi mamá sé que era simpática, muy de joder. Me acuerdo cosas muy flash. Una vez que estábamos todos comiendo en casa de la abuela y entraron con baldes de agua y ligamos todos, ligó la abuela..., no sé si era carnaval... Yo pensé “acá mamá se va a enojar”, y ella se mataba de risa. No me acuerdo mucho, bien profundo su imagen, el rostro…, no puedo enfocar bien la imagen de su cara. Me cuesta mucho enfocar. Yo tengo una foto de mamá. A esa que vos tenés para el libro, yo no la había visto nunca. Tengo otra foto donde está mi viejo parado y mi mamá. Ahí, sí, la reconozco. De mamá no me acuerdo mucho más, me acuerdo más de verla de espalda, por eso lo del pañuelo que dice Santiago yo no me acuerdo. Yo me acuerdo bien del sacón verde, largo, la cartera cuadrada, eso me acuerdo. Cómo estábamos sentados todos, por eso me confunde Santiago que dice del zaguán, nosotros estábamos dentro de la pieza; por eso me confunde…, salvo que Santiago la haya visto antes… Y le haya dado un beso ahí en la galería... porque yo me acuerdo que la última vez que nos vimos, fue cuando nos saludó ahí, que nos dio un beso a cada uno y se fue. Y yo la vi salir por la puerta y después de eso no la vimos más. Tenía que irse de viaje, pero era normal... Una vez vi una película que se llamaba Salvador creo, allí torturaban a una chica, no sé cómo lo relacioné con mamá y me hizo mucho mal, ya estaba casado y no quería volver a mi casa, no podía relacionarme bien con nadie, se me venían imágenes. Eso me costaba mucho...

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Margarita Tomasella, su hermana. Mirá, acá está su documento, Norma nació el 16 de marzo de 1947, en departamento de Goya 1° Sección, estaría teniendo 30 años cuando la secuestraron. Mamá se llama Elena D’Bórtoli, le dicen Ñata, tiene 93 años (2013), y papá se llamaba Guillermo Tomasella, murió en 1991. Somos siete hermanos, tres varones y cuatro mujeres: Sergio Walter (el mayor), Norberto Leopoldo (Chito) y Osvaldo Guillermo, Martha Nélida, Norma Blanca (Tatacha), Adela Isolina y yo, Margarita Elena. Norma era simpática, muy simpática, la única que no era escorpiana, ella era de piscis, todos los otros escorpianos. Era muy simpática, de pintarse, le gustaba la ropa linda y fina. Salió Reina de Goya ¿viste cuando antes se hacían las carrozas?, no sé si era en primavera, sí, para la primavera. Bueno, la había peinado una señora de acá cerca, estaba muy linda y salió Reina de la Primavera. Pero viste esas cosas, que antes no se agendaba. No se tenían archivos... habrá tenido 16 años... 17, supongo yo. Ella fue a la escuela y no sé a qué escuela, si fue en Comercio o en el Colegio... empezó pero no terminó el secundario. Quedó algo así como en segundo o tercer año. La verdad que no era una persona que tenía súper buenas notas ni nada, sino que iba llevando su secundario. Y no me acuerdo, pero por ahí tengo la imagen como que ella iba a la mañana y yo a la tarde, y por ahí me dicen: –Pero no, porque ella fue a la tarde…, no sé… pero Comercio funcionaba a la mañana, por ahí viene este tema del turno. Yo siempre fui a Comercio me recibí ahí. Yo no soy maestra, soy profesora en Ciencias Agrarias y Licenciada en Economía Agropecuaria. Después vino el tema de su embarazo. A los 17 o 18 años quedó embarazada de su primer hijo. Entonces la llevan al Colegio (en un internado) de las monjas de Mercedes, papá…no sabía de su situación, 273


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ni el Colegio tampoco, se dijo: –para que mejore sus estudios; luego Sergio que vivía en Buenos Aires, la viene a buscar. Allí nace Leonardo por cesárea, en un hospital de Buenos Aires y se quedan un tiempo con él. Posteriormente viene a Goya y va a vivir a lo de mi hermana Martha, que estaba casada y no vivía en la casa paterna. Más adelante conoce a Daniel Smith; Daniel era Ingeniero agrónomo, muy laburador pero era alcohólico. Antes fue aviador y vino a Goya por no sé porque motivo. Aparentemente tuvo una mujer anterior. Después se conoce con Norma y se casan. Era un hombre mayor, según el comentó era sudafricano, y había participado de la guerra de Corea, tuvo una mala experiencia dijo. Ellos fueron a vivir al campo, a Cecilio Chavarría, entonces Leonardo tendría un año y medio o dos, y luego nació Iván. Sergio los ayudó mucho porque cuando vivió de Buenos Aires, él había trabajado en la Peugeot y en la General Motors ganaba bien, pero se metió en los gremios y lo echan por eso. Lo despiden y vuelve pero trajo dinero y así pusieron la tomatera con su cuñado… Daniel era muy trabajador pero re perdido por el alcohol. Yo estuve viviendo en reiteradas oportunidades en las vacaciones con ellos cuando estaban allí, fue difícil. Cuando tomaba él tenía momento malos con intentos de pegarle a Norma, en alguna oportunidad seguramente... Después, siendo Iván muy chiquito, viajan por problemas económicos a Salta. Ella va embarazada de Santiago, en Salta otra vez pasó una odisea Norma. Van a Salta, el matrimonio mal… Se separan y Daniel le quita los hijos porque dice que Norma estaba mal de la cabeza, viste como es la Justicia… Norma viaja a Buenos Aires a la casa de mi hermana, en ese inter, el ex marido viene a Goya y trae a uno de los chicos, al Iván, tendría tres añitos...Le deja ya que, se lo pedimos nosotros. Norma en Buenos Aires, lo tiene a Santiago con cesárea y Smith continua el juicio diciendo que está enferma, obviamente que esto no era así, todo artimañas para que le den la tenencia. Por otra parte él le deja a Leonardo, aparentemente en casa de otra persona, conocida de él, pero lo rescatan unos vecinos, Norma lo fue a buscar a Leonardo. Posteriormente con veinte días de haber tenido su chiquito, avisamos a Norma que Daniel había viajado y lo dejó al Iván (extrañaba a su mamá) y ella viene a buscarlo inmediatamente; se 274


hace la denuncia, por abandono. ¡Todo lo que hizo recuperando a sus hijos! sufrimos todos en la familia ese tiempo, no te das una idea. Como Smith viaja a Salta sentimos curiosidad por ver que traía en esa valija que dejó…, nos pusimos a revisar sus papeles y encontramos que él era casado en Buenos Aires. Se le inicia juicio por bigamia. Por eso se anula el matrimonio, pero de eso nosotros no tenemos ningún papel, nada. Al anularse el matrimonio todos los chicos pasaron a llamarse Tomasella. No recuerdo cuando Norma viene con los tres chicos a vivir al campo, con Sergio, y Tonito Olivo, hermano de Ana (novia de Sergio), creo era en Palmita. Mamá tenía su negocio acá en Goya e iba a visitarlos al campo. Tenían un almacén y tienda (lo que quedaba). En realidad Norma nunca militó, de que yo sepa nunca, ella acompañaba a su hermano. Tatacha estaba viviendo con Sergio y por supuesto a él sí lo visitaban gente de distintos partidos políticos o movimientos. Sergio estuvo en la Asociación Correntina de Plantadores de Tabaco y luego se separó porque no coincidía para nada y militó para las Ligas Agrarias. Cuando convocaba a las manifestaciones en las plazas, en Juventud Unida, en donde fuera se llenaba de campesinos y gringos también. Estaba entonces el gobernador Navajas Artaza. Obviamente que consiguieron muchas cosas con las Ligas, aumento de precio en el tabaco, tractores, mejoró la calidad de vida de la gente y también empezaron a luchar por sus derechos. Norma nunca militó pero sí era muy solidaria. ¿Qué pasó? Resulta que a Sergio ya lo tildaron de revolucionario… y en el 74 lo detienen. Quedó preso, lo llevan a Resistencia. Norma ya estaba en Goya, porque los chicos iban a la Escuela Graduada “Dr. José Eusebio Gómez” los dos mayores, y Santiago al Jardín de cuatro, porque era más chico. No te imaginás cómo atendía a sus hijos, los vestía, los arreglaba, los acompañaba siempre, era muy cariñosa. La abuela Ñata (mamá), cuando llegaban las vacaciones o feriados los llevaba al campo. Después que detuvieron a Sergio, mamá fue a vivir en Palmita porque quedó toda la chacra que había que cuidar y cosechar el tabaco, vender y subsistir con ese dinero. Este trabajo lo hacía con Tonito, ya 275


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que eran socios con Sergio. Además, ella cocinaba para los peones, ayudaba en todo, como buena gringa fuerte y laburadora. Mamá dormía en la Escuela de Palmita y Tonito en el galpón, a unos 20 metros de distancia aproximadamente. Era costumbre levantarse muy temprano y reunirse en el galpón a tomar unos mates, allí estaba el fogón. Ella se acuerda que el día que secuestraron a Tonito92, mamá fue al galpón y se sorprendió porque estaba todo muy callado y la puerta de su pieza abierta, acá algo malo pasó, pensó y encontró una bala servida y rastros hacia el monte, nunca más se supo de él. Mamá continuó en ese lugar hasta finalizar la cosecha como pudo. Nosotros íbamos a visitar a Sergio a la cárcel, Norma también, a ella la requisaban más. Algunas veces acompañamos a Anita su compañera. Norma siempre buscó trabajo pero le era muy difícil conseguir, hizo algunas changas en Massalin Particulares. Luego en la Guardería Mamá Perla, llevaba a sus hijos allí, nunca fue efectiva, hasta que le ofrecieron cuidar a una señora enferma de unos 80 años aproximadamente, postrada, en el horario de la noche y hasta el otro día, creo eran dos hermanas, una era casada y estaba su esposo también, viejitos, vivían en la calle Belgrano, pegada al Banco Galicia. No recuerdo el nombre. Mi hermana siempre se pintaba, se arreglaba, era una muy linda mujer, interesante. En una oportunidad me dice que ella tenía un novio pero que no me lo iba a presentar todavía. Lo que se dice, es que era un militante político amigo de mi primo, Rogelio. Norma se comunicaba con Rogelio venía a casa, pero nunca participó de ninguna manifestación política que yo sepa. Y entonces... nosotros nunca vimos al novio, solo a Rogelio; por lo menos yo, que era la que se quedaba con los chicos, tenía mucho miedo, entonces Adela no estaba, Martha no estaba.... Yo me quedaba en esta casa con los chicos y mi papá. Yo era soltera y tenía mi novio, Jorge, mi actual marido, incluso una vez lo siguieron a él, hasta su casa,

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Antonio Olivo fue secuestrado el 16/03/1977

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como que lo confundieron. Yo tenía mucho miedo y la verdad que yo no lo podía ni ver a Rogelio, después me entero todo lo que pasó. Tatacha siguió trabajando en lo de la señora, al poco tiempo y por todo lo que estábamos atravesando la familia, vuelve Adela de Buenos Aires, también Martha y Roberto, su compañero. Un día le avisan a Adela que iban a allanar la casa, no sé quién era, un militar de civil y le dijo eso, que iban a allanar la casa y que era "por el novio de tu hermana", ante esa situación se le pidió a Norma se vaya por el temor a que la lleven. Y así fue. Ese día, a la nochecita, la llevó Roberto hasta Esquina, de ahí se fue a Buenos Aires, creo. Esto ya era en el 77-78. Mamá viene a quedarse en Goya, además con la angustia e impotencia, de la detención de mi hermano, la desaparición de Tonito y de Anita, que también la detienen. La verdad que mamá es una mujer súper fuerte por todo lo que pasó y seguir adelante hasta ahora. Después al poquito tiempo nomás, allanan la casa de mamá, no sé decirte bien la fecha, me acuerdo que los chicos estaban en la escuela, Jorge y yo retiramos a mis sobrinos ese día. Ahí disentimos con Santiago, porque él dice que estuvo en el allanamiento y yo recuerdo que me encargué de ellos para llevarlos a la casa de mi hermano Guillermo, llevamos los tres chicos ahí. Los militares que revolvieron todo y que estaban con sus armas apuntando preguntaron por mis sobrinos y por Norma, mamá les dijo que ella se había ido y que no sabíamos adónde. Luego preguntaron por los chicos y mamá dijo: –Una de mis hijas les llevó a la escuela. Había dos personas que nos vigilaban continuamente, no sé, estuvieron un mes aproximadamente. Desde el negocio de Nicolás Vilas que tenía unas vidrieras grandes con un umbral, allí se sentaban estos agentes de civiles para vigilarnos. Esto fue antes del allanamiento. Para mí que fue entre mayo y junio, antes de las vacaciones, porque los chicos estaban en la escuela. Después que Norma se fue nosotros medio que no sabíamos nada, la que más sabía era Martha, quien se entera que Tatacha va a lo de los Varela en Buenos Aires y como ellos también tenían ciertos temores no le dan lugar. A todo esto, le consiguen alojamiento en la casa de una señora conocida de ellos. No sé su nombre, pero según mamá esa señora vino a Goya y lo único que comentó es que Norma estaba en su casa y ella había salido cuando estaba llegando vio salir el camión del 277


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Regimiento, que arrasó con todo, gente que conocía...y que le habrían estado buscando seguramente a Norma, supone la señora ya que, desde ese día nunca más se supo de ella. Martha se contactó con Norma antes. Ella viajó a Buenos Aires, la quiso llevar a la Embajada de Italia para salir, porque estaba cerquita no sé si media cuadra, una cuadra y ella no quería por sus hijos, temía no verlos más. Tatacha era muy sentimental, frágil supo llevar su embarazo, con alteza, en aquella época era difícil, supo defender y pelear por sus hijos cuando se separó. Era excelente madre como los atendía y los cuidaba, además era muy cariñosa. Si hay cosa que me arrepiento es que a los chicos no se les hablaba de la madre, después de haber pasado tanto miedo. No se hablaba. Tanto era el temor que nadie decía nada. Los chicos se criaron un tiempo acá, luego Martha y Roberto se hacen cargo de ellos. Siempre estuvieron acompañados por nosotros, la familia. Por último, cuesta escribir la historia cuando te toca tu sangre, seguramente algunas partes no pude recordar, pero algo de ella dejé en el papel.

Anita Olivo, su cuñada, militante del MR y de las LAC Tatacha cuando vuelve a la zona va a Perugorría con los niños. Sergio la lleva. Él estaba viviendo en la escuelita, que le había dado Mons. Devoto. Entonces Sergio le dio la escuela, y él se hizo el rancho con Tonito. Como ella estaba acostumbrada a vivir bien le dieron la escuela para que viva con los chicos. Yo la conozco ahí a Tatacha. Pero yo ya estaba en Vaca Paso. Pero la conocí cuando venía a las reuniones en Palmita. A las reuniones de productores o también cuando veníamos a visitarlos a los enfermos con la Hermana Ivonne, ella era enfermera también. Ahí la conozco a Tatacha, y lo lindo fue que ella se integró a la familia. Porque tenía sus niños, ella cuidaba la escuela también. Trabajó también la chacra con Tonito y Sergio. Hacía la comida. Ella tenía mucho prejuicio hacia el trabajo de campo, 278


¿entendés? Era una chica que se crió bien, ya en ese tiempo se crió en la ciudad entonces ella sabía muy poco de campo. Y como ella aprendió a cocinar... entonces cocinaba para ellos que trabajaban la tierra, la chacra. Y mientras cuidaba los chicos porque los chicos eran muy chiquititos, Santiaguito era bebé. Ella era una chica muy amable. Muy jodona, muy alegre. A ella le costó mucho su separación y le costó mucho vivir en esas condiciones, muy humildes, muy sacrificada; y Sergio como que la tenía muy cortito. Le decía que ella podía ayudar, que ella podía asumir su separación. Sergio era muy exigente siempre. Creo que todos los hermanos tienen ese sentimiento con Sergio. Con los chicos era igual, no les pegaba pero cuando se portaban mal les hacía correr alrededor de la escuela, les hacía hacer gimnasia... Sergio hacía de padre y Tonito de tío. El tío Tonito era. Como era muy joven era el tío que jugaba con los chicos. Era feliz con los chicos. Bueno Tonito también se hizo muy amigo de Tatacha, muy hermano. A veces cocinaban juntos. Lo que sí tenía Tatacha es que era muy dedicada con los chicos. Ella cuidaba sus chicos... a veces era demasiado exagerada en la limpieza, que no se ensucien, que no toquen la tierra, porque ella casi siempre vivió en ciudades o en casa con pisos, así, por ejemplo. Era muy dedicada a los chicos. Le preocupaba mucho que ella quisiera aportar en algo ahí, en trabajo también. Y bueno fue así que a veces discutía con Sergio. Y Sergio la trataba así, muy exigente. Yo iba bastante a verlos; a veces me iba con la Hermana Ivonne, a veces a visitarlos nada más. Yo extrañaba mucho a Tonito y a Toti que había quedado también en Palmita. Así siempre iba a visitarlos. Sergio un poco le exigía su aporte a Tatacha y a veces discutían. Después ella consiguió un trabajo en Goya y doña Elena la mamá, le tenía a los chicos. Iban a la guardería Mamá Perla ella y los chicos. Después de que detuvieron a Sergio, ella fue la primera que se movilizó, junto con la mamá y conmigo para ir a visitarlo. Yo viajaba con ella para visitarlo. Y después ella se integró también a toda la gente de Goya, con otros compañeros. Ella era muy activa, llevando los comunicados de Ligas a sindicatos por ejemplo. Esa era su forma de colaborar. 279


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Cuando yo fui a México la hermana Caty me escribe y me cuenta que ella se ve con Tatacha en Buenos Aires y no me acuerdo bien pero creo que decía que estaba trabajando con una señora que hacía costura algo así. Esas cartas se las di todas al padre Carlos Blancot. El necesitaba para la historia de las hermanas francesas. Hay varios libros en uno de ellos están las cartas de la hermana Caty. Tatacha desaparece en febrero del 78.

Celina Enríquez de Varela, amiga. Sí, amiga mía era Tatacha. Yo le ponía inyecciones al papá... Ella venía siempre acá a visitarme, un día me dice: –Papá está enfermo y necesita inyecciones ¿le vas a poner y me vas a enseñar? –Sí, y te voy a enseñar–le dije. Entonces le enseñé y ella le ponía las inyecciones al padre. Era en Goya, en la calle Corrientes, donde vive aún la mamá. Tatacha tendría 20 años. Era una rubia alta, elegante, buena moza, el pelo lo tenía siempre por los hombros, una rubia muy linda, de buena estatura. Se nota por los hijos. Sí, son tres hijos, tres varones, todos altos. Me acuerdo que la vi antes de que se vaya a Buenos Aires, ya medio escapadita. Antes estuvo en Perugorría, en casa de la Olivo, novia de Tomasella. Luego viene hacia Goya, porque los chicos tenían que ir a la escuela. Lo de las inyecciones fue antes de todo esto. Después lo último que supe fue por Lidia, una señora de Buenos Aires que vino hace un tiempo y quedó a vivir aquí hasta que se enfermó y murió de cáncer; ella contó que en el 78 Tatacha estuvo viviendo en su casa. Te cuento, dice que ella una tarde le dijo a Tatacha: –Vamos a tomar un café, había un bar frente a la casa. –No, yo me quedo nomás – le dijo Tatacha. Entonces ella se cruzó y estaba tomando su café, cuando vio que de repente la calle se llenó de militares y que rodearon su casa. Ella vio todo. Entraron y se llevaron todas las cosas. No hubo disparos. Vio el operativo pero no vio cuando la llevaron a Tatacha.93

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Celina falleció el 3 de septiembre de 2015, a los 94 años de edad.

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INFORMACIÓN ACTUAL Norma Banca Tomasella se encuentra desaparecida desde el mes de febrero de 1978, fecha en que la familia perdió todo contacto. No hay constancias de su paso por ningún ex CCDD.

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DOCUMENTOS

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Carta de Monseñor Devoto, Obispo de Goya, saludando para Navidad en su regreso de Roma luego de la finalización del Concilio Vaticano II Goya, Navidad de 1965 MIS QUERIDOS HIJOS: Sé que esta carta no llegará a manos de Vds. para la fiesta de Navidad, pues la escribo pocas horas antes de la Nochebuena, Pero igualmente lleva consigo mi más cordial saludo con motivo de esta festividad, que llena de gozo y de paz, sobre todo a aquellos que en este mundo sufren y esperan. Esta vez mi carta no está fechada en Roma como las anteriores, sino en la ciudad-sede: señal que ya estoy de vuelta en la Diócesis y que el Concilio ha llegado a su terminación. En años anteriores volvía de Roma con la sensación de un trabajo a medio hacer. Ahora en cambio, regreso con la certeza de un trabajo cumplido. Pero si bien ahora creo que los obispos, al elaborar y aprobar los documentos conciliares, hemos tratado de ser fieles de nuestro deber ante Dios y ante nuestra conciencia, también soy muy consciente de que ahora comienza la parte más ardua y más difícil de nuestro quehacer pastoral. Las conclusiones del Vaticano II han expresado el sentir de la Iglesia en esta hora maravillosa y providencial de su larga historia, deben hacerse carne en cada uno de nosotros, comenzando por lo que ha sido una nota dominante en el Concilio, y que Pablo VI expresara de un modo tan claro la víspera de la clausura: “La antigua historia del Samaritano ha sido la gran pauta de la espiritualidad del Concilio. Una simpatía inmensa lo ha penetrado todo. El descubrimiento de las necesidades humanas – que son tanto mayores, cuanto más grande intenta hacerse el hombre- ha absorbido la atención de nuestro Sínodo”. Cuando el Papa Juan convocó el Concilio, quiso que la renovación de la Iglesia implicara una vuelta a la sencillez y pureza del Evangelio. Y el Vaticano II ha sido fiel a esta consigna. 284


Si alguno de Vds. me preguntara por qué este interés de la iglesia, por el hombre y sus problemas, la respuesta sería para mí muy sencilla: la Iglesia ha vuelto a destacar a la luz del Concilio, algo que es tan antiguo como el Evangelio, y que quizá había quedado un poco olvidado, y prácticamente desplazado de nuestra vida: TODOS LOS HOMBRE SOMOS HERMANOS PORQUE TODOS SOMOS HIJOS DE UN MISMO PADRE QUE ESTÁ EN LOS CIELOS. Esta misma realidad es la que ha llevado a Pablo VI ante la Asamblea de las Naciones Unidas, sintiendo vivamente el deber la necesidad que tiene la Iglesia de abrirse al diálogo con todos los hombres, sin excluir a nadie, porque todos sin ninguna excepción, son hermanos nuestros. En adelante toda nuestra actitud cristiana deberá estar marcada por esta realidad. Porque como Vds. se darán cuenta muy pronto, el Vaticano II no es un Concilio que ha dictado leyes, sino que ha señalado rumbos y actitudes. El Concilio ha terminado, pero dejando detrás de sí, no un vacío, sino el peso de una grave responsabilidad sobre cada uno de nosotros. Creo que ahora en adelante será más difícil vivir íntegramente como cristianos, por todas las exigencias que lleva consigo la renovación de nuestra vida. Ya no podrá haber más, “cristianos a medias”. Pero sin duda será también más apasionante, para aquellos que dentro de sí sintieron que el cristianismo en no pocos aspectos, había como diluido y desfigurado la fuerza y la autenticidad del Evangelio. El postconcilio ha comenzado, y ahora nos toca a todos poner manos a obra. No quiero terminar, sin agradecer con toda el alma, la calurosa recepción que me han brindado al regresar a la diócesis, incluyendo de un modo especial las representaciones de varias Parroquias y los telegramas de adhesión, de quienes no pudieron llegar hasta aquí.- Y en este momento tampoco quiero olvidar a la grave situación de muchísimas familias del campo, para quienes se plantea un angustioso problema ante las malas perspectivas de esta cosecha, problema que será necesario superar con un esfuerzo hecho en común. Con mis mejores deseos de un nuevo año vivido en una plena fidelidad a las exigen cias del postconcilio, les hago llegar a todos mi Bendición. 285


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+ Alberto Devoto Obispo de Goya

Recorte de la Carta original

Carta de Monseñor Devoto, obispo de Goya, anunciando su compromiso de presencia en el mundo de los pobres. Goya, Pascua de 1966 Para muchos de ustedes la celebración de esta Pascua, tiene lugar en un ambiente de privaciones, sufrimientos e incertidumbres, por las causas que todos conocemos. Por una parte las intensas lluvias que han fundido buena parte de las cosechas. Por otra, la misma inundación que ha afectado a barrios enteros de esta ciudad, me ha permitido palpar de cerca la dolorosa realidad de tantas familias, cuyas condiciones de vida son realmente precarias y casi diría miserables. Es por eso que he sentido la necesidad de dar a esta carta un carácter muy especial y muy distinto al de otras veces. En mi carta del 21 de noviembre, les contaba de una misa concelebrada, en las Catacumbas de Roma, por 20 obispos, como expresión del compromiso de una mayor presencia de la Iglesia en el mundo de los pobres. El compromiso ha tomado forma concreta, y no habiendo podido asumirlo públicamente a mi regreso a la diócesis, quiero hacerlo en esta Pascua, y por escrito para que quede, así mejor constancia de ello ante ustedes. 286


En unión con muchos otros obispos, confiando sobre todo en la gracia y la fuerza de N. S. Jesucristo y comprendiendo la urgencia de conformar más nuestra con la pobreza evangélica, en presencia de la Santísima Trinidad, de la Iglesia de Cristo, y de los sacerdotes y fieles de la diócesis, me comprometo a cumplir lo siguiente. 1) a trata de vivir según el modo común de la gente, en lo que respecta a la vivienda, alimentación, medios de transporte, etc. 2) a renunciar a toda apariencia y a la realidad de la riqueza, especialmente en lo que se refiere a hábitos e insignias. 3) a no poseer bienes muebles e inmuebles, ni cuentas bancarias a nombre propio, sino a nombre de la diócesis o de obras de caridad, en aquello que sea necesario. 4) a confiar, siempre que sea posible, las gestiones financieras materiales de la diócesis, a una comisión de laicos competentes de su papel apostólico, para ser así menos administrador, y más Pastor y apóstol. 5) a no aceptar en el trato expresiones que signifiquen grandeza y poder sino la denominación de Padre o simplemente "obispo" 6) a evitar en mi comportamiento y trato social, lo que pueda parecer como preferencia hacia los ricos o gente influyente 7) a dar todo lo que sea necesario de mi amor, de mi tiempo, preocupación, medios, etc., al servicio apostólico y pastoral de la gente más necesitada y humilde, sin perjuicio de la debida atención de las demás personas 8) a procurar que las obras de "beneficencia" sean verdaderas obras sociales basadas en la justicia y en la caridad y orientadas a solucionar las necesidades más urgentes. 9) a hacer todo el esfuerzo posible para que los gobernantes dicten y apliquen eficazmente, las leyes necesarias para promover un nuevo orden social, digno del hombre y organicen las estructuras e instituciones sociales que ese orden supone 10) a compartir en la caridad pastoral mi vida con mis hermanos en Cristo, sacerdotes, religiosos y laicos, para que sean un verdadero ministerio de servicio hacia los demás, haciendo en ellos "la revisión" de vida" y suscitando colaboradores que sean más bien animadores según el espíritu, que jefes según el mundo. Al mismo tiempo, trataré de estar 287


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más humanamente presente y ser más acogedor, mostrándome dispuesto al diálogo con todos. Al hacerlos testigos de estos propósitos, que son frutos de una larga maduración conciliar, les ruego me ayuden con sus oraciones, su comprensión, su compromiso y su apoyo. Sabiendo que el gozo de la Pascua, trasciende y va más allá de todas las alternativas y vicisitudes de esta vida, les hago llegar a todos un afectuoso saludo en Cristo resucitado, en quien está nuestra vida, nuestra esperanza y nuestra salvación. + Alberto Devoto Obispo de Goya Petitorio entregado por las LAC al Presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse Goya, 15 de Julio de 1972 A su Excelencia, el Sr. Presidente de la Nación Don Alejandro A. Lanusse Sabemos que los problemas de los tabacaleros y del resto de los campesinos de Corrientes no son los únicos problemas de la provincia y del país, pero seguramente esta va a ser la primera oportunidad de que muchos argentinos, gobernantes y pueblo conozcan lo que sucede en el campo correntino. En esta zona de la provincia, 8.000 familias plantan el tabaco negro que fuman en todo el país millones de argentinos. Tenemos el orgullo de decir que producimos la mayor riqueza de la provincia y tenemos también la obligación de decir que esa riqueza no llegó nunca, ni llega hasta ahora, a las manos de quienes la producimos: nosotros los campesinos y los obreros y empleados del tabaco. Los problemas que tenemos no son nuevos, los sufrieron y sufren nuestros abuelos y nuestros padres, pero no estamos dispuestos a que los 288


sufran también nuestros hijos. Por eso estamos decididos a terminar con el analfabetismo, la desnutrición, la mortalidad infantil las enfermedades, la miseria y la injusticia. El 29 de enero de este año vimos la luz en Santa Lucía, y ese día 3.000 campesinos hicimos un juramento: NO NOS DETENDREMOS HASTA CONSEGUIR JUSTICIA. Justicia significa para los campesinos de las Ligas Agrarias: que nuestros productos sean pagados a un precio justo, que se nos pague cuando entregamos la cosecha y no un año o tres meses después, que tengamos tierra para trabajar, que tengamos créditos y maquinarias para hacer producir la tierra, que tengamos escuelas y hospitales, que podamos tener una casa digna, que se nos respete y trate como a personas, y que podamos participar en la toma de decisiones a nivel provincial y nacional. Desde enero hasta la fecha nos organizamos y nos fuimos extendiendo en la zona tabacalera y también en la algodonera. Nunca prometimos nada, nunca engañamos a nadie, y si alguna vez nos equivocamos no tuvimos vergüenza en reconocerlo. A medida que nos fuimos uniendo y organizando mejor, los gobiernos de la provincia y de la Nación se empezaron a preocupar por nuestros problemas. Por primera vez en muchos años, a los campesinos se nos tiene en cuenta, y no sólo para votar. Los ministros provinciales y nacionales muy seguidos se hacen presentes para ver cuáles son los problemas y tratar de solucionarlos. Hoy también está aquí Ud., Sr. Presidente de la Nación. Cara a cara, como acostumbramos los correntinos, de frente y con valentía vamos a decirle a Ud. lo que para nosotros es una gran verdad. Los problemas existían mucho antes de que aparecieran las Ligas Agrarias, sin embargo las soluciones se empiezan a tomar a partir del momento en que nosotros aparecemos. Si nosotros hubiéramos solamente seguido trabajando de sol a sol, sin unirnos ni organizarnos, seguramente Ud. no estaría hoy delante de los campesinos. Aprovechando su presencia, y que hoy podemos llegar a todos los rincones de nuestra provincia y del país, queremos definir claramente 289


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cuál es nuestra política: la única e invariable política de las Ligas Agrarias, es y será la defensa de los intereses de los campesinos. Esta lucha no es fácil. A medida que vamos avanzando, también van aumentando nuestros enemigos. Ahora, mismos, en estos momentos, hay mucha gente interesada en nuestra destrucción, para poder mantenernos en el estado de sumisión y miseria en que nos encontramos. Mientras algunos están tratando de dividirnos, otros creen que con amenazas, con palos y algunos presos se va a terminar la unión de los campesinos. Lo que buscan no van a tener éxito, porque es imposible frenar el avance de la justicia. Los campesinos de Corrientes estamos en marcha y no vamos a detenernos hasta el final unidos todos en una misma idea: la defensa de los intereses que por derecho y justicia le corresponden al hombre de campo. Estos son los problemas más serios con que nos enfrentamos en este momento: Precio del tabaco En el mes de enero las Ligas Agrarias pedimos que se fijara un precio mínimo y móvil para el tabaco criollo correntino. En ese momento los productores exigimos los siguientes precios: $ 6.400 m/n y $ 5.500 m/n la segunda. Eso no se nos concedió. A partir de ese momento, según las estadísticas oficiales el costo de la vida aumentó el 40%. Esto también provocó un aumento del costo del tabaco. Los costos de producción elaborados por las Ligas y por organismos del propio gobierno demuestran claramente que los precios que se están pagando por el tabaco son inferiores al costo de producción. Por lo tanto exigimos: - Que el precio mínimo y móvil del tabaco se fije para la cosecha del presente año tomando como base los precios exigidos por las Ligas en enero pasado, y reajustados de acuerdo al aumento del costo de la vida, desde enero hasta ahora. - Que se fije de inmediato un precio mínimo y móvil para el tabaco a cosechar el próximo año. Forma de pago 290


Por este año los productores aceptamos el pago del tabaco en un plazo no mayor de 30 días, a partir de la entrega, tal como propuso el Equipo Económico de la Nación el 20 de marzo pasado en Goya. Declinamos entonces nuestro pedido de pago al contado. Sin embargo, de poco sirvió nuestra buena voluntad. Para poder cobrar el tabaco vendido en marzo, tuvimos que organizar una concentración el 19 de mayo, y ahora, gracias a la presencia del Sr. Presidente empezamos a cobrar el tabaco vendido en el mes de abril. Declaraciones públicas de funcionarios del gobierno demuestran ahora que era totalmente imposible pagar a los 30 días, aunque se tuvieran los fondos necesarios, sin modificar previamente el sistema de remisión de boletas. En vista de lo anterior, y ya vencidos los plazos acordados oportunamente entre las Ligas Agrarias y el Equipo Económico Nacional las Ligas Agrarias exigimos: - Que se pague urgentemente, y en una sola cuota, la totalidad de la deuda que el Estado tiene con los productores. - Que para el año próximo, el pago se haga al contado, y en el momento en que se entrega el producto. Clasificación del Tabaco Cuando el Equipo Económico de la Nación decidió que se hiciera la clasificación en tres clases, aceptamos por este año, pero después de haber entregado la cosecha volvemos a reafirmar nuestra exigencia anterior; quedó demostrado que la industria solamente defiende una mayor cantidad de clases, aludiendo razones técnicas, para especular con la producción. Este año debido a la poca producción, la industria no se ajustó a lo que defendía, y terminó comprando casi el 80% en una sola clase primera, pidiéndonos que no clasifiquemos y que entreguemos todo junto. Por eso, para la próxima cosecha exigimos: - Que la clasificación del tabaco se haga solamente en dos clases. Tierras Hablar del problema de la tierra, es hablar del problema fundamental de la provincia. Un análisis de su distribución en Corrientes, y por lo tanto en los departamentos tabacaleros, demuestra algo que los campesinos conocemos hace muchos años: mientras nosotros vivimos luchando 291


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desesperadamente para conseguir unas pocas hectáreas en donde trabajar, hay miles y miles de hectáreas sin trabajar o mal trabajadas. De las 8.000 explotaciones existentes en el área tabacalera casi el 90% tiene menos de 30 hectáreas. Este dato de por sí dramático se agrava si vemos que más del 70% de los productores del área, no tienen tierra y son aparceros, arrendatarios y ocupantes gratuitos. No es correcto sin embargo, hablar de arrendatarios y aparceros cuando la enorme mayoría de nosotros, no tiene ningún contrato de arrendamiento o aparcería, y estamos totalmente desprotegidos ante la justicia, sabiendo que si no hay papeles lo demás parece que no tiene ningún valor. Muchos llevamos 10, 20 y a veces más años trabajando la misma tierra en donde tenemos nuestro rancho y criamos nuestros hijos pero estamos expuestos a ser desalojados en cualquier momento, según los caprichos o intereses del dueño de la tierra, que muchas veces es el mismo que nos proporciona la mercadería para mantenernos, cobrándonos precios muy superiores a los de los comercios y recargándole además intereses. Somos los arrendatarios y aparceros del país que más pagan por la tierra, pero a la vez, somos los que tenemos menos derechos. Nos pueden echar cuando quieren y no tenemos a quien reclamarle. Con lo que estamos pagando por año la tierra, para poder trabajar una hectárea con tabaco, podríamos ser dueño de esa tierra, pero debemos seguir soportando esa explotación o debemos irnos a las ciudades. La situación existente nunca fue encarada con seriedad, y hasta el presente sólo se tomaron unas pocas medidas, lamentablemente inadecuadas e insuficientes. Vaya como ejemplo el crédito para compra de tierras aprobado el 18 del mes pasado. El gobierno tuvo que conocer muy bien qué era lo que iba a pasar al lanzar créditos por dos mil millones de pesos moneda nacional, en una zona donde no hay oferta de tierra. Además las condiciones que exige la reglamentación no son adecuadas para el que no tiene tierra y la quiere poseer. Todo lo expuesto permite a las Ligas Agrarias afirmar que: sin solucionar los problemas provocados por la injusta distribución de la tierra, nunca se va a transformar el agro correntino, y que la única salida es entregar tierra para trabajar a todos los campesinos que las pidan, 292


asegurándole de esa manera que el fruto de su trabajo no va a quedar en manos de patrones inescrupulosos. Ante todo lo expuesto las Ligas Agrarias exigimos: - Que el gobierno expropie a los latifundios improductivos del área tabacalera la cantidad necesaria de tierras aptas para ser entregadas después a todos los que las necesitan. - Que esas tierras se entreguen al precio real, y no al actual precio de venta de especulación y usura. - Que las tierras expropiadas se entreguen a los campesinos de menos recursos, facilitándole los créditos y la ayuda técnica necesaria para ponerlas en producción. - Que para la distribución de la misma se tenga presente la cantidad de familias a beneficiar, que la administración y el uso esté a cargo de los beneficiados, y que cumpla una función social. Leyes laborales Hablar de las leyes laborales en el medio rural de nuestra provincia es hablar de algo inexistente, o que se maneja caprichosamente. A pesar que desde hace muchos años existen en el país leyes para reglamentar los derechos de los trabajadores rurales, lo único que conocemos son nuestras obligaciones: Trabajar de sol a sol con nuestros hijos; pagar altos precios y los intereses que nos cobran por la mercadería; no tener derecho al descanso, a las vacaciones ni al salario familiar; irnos sin reclamar despido, o lo que nos deben; firmar recibos aunque no sepamos leer ni escribir; no tener derecho a la jubilación; no tener derecho a enfermarnos, etc. Como todo esto a algunas personas le resultaba poco para obtener mayores ganancias, ahora van a buscar mano de obra a los países vecinos o a otras provincias. Nosotros sabemos muy bien que muchos pequeños propietarios y ocupantes de tierra no podemos pagar lo que fija la ley, porque nosotros estamos tan explotados como los peones que vienen a ayudarnos, pero también sabemos que muchos están en condiciones de pagar lo que corresponde y sin embargo se quedan con el dinero en el bolsillo. Ante todo esto ¿qué hicieron y hacen las autoridades responsables? Muy poco, en algunos casos por falta de interés y en otros por falta de medios. 293


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Por todo esto planteamos: - Que se tomen las medidas para hacer cumplir en la provincia las leyes en vigencia. - Que se tome el personal necesario y se le den los medios adecuados para que puedan hacer cumplir la ley. Plagas Los compañeros del departamento de Esquina en una oportunidad solicitaron, en presencia del Sr. Gobernador, que se tomen medidas contra las plagas, como ser cotorras, por los grandes daños que provocan en la producción de granos. Hasta la fecha no hubo ninguna respuesta. Por eso exigimos que se tomen las medidas necesarias para exterminar las plagas del lugar, especialmente las cotorras. Sanidad El estado de los escasos hospitales, salas de primeros auxilios y centros asistenciales es vergonzoso. El gobierno conoce los problemas sanitarios y sin embargo se los encara con muy poca seriedad, y sin darle la importancia que se merecen; damos como ejemplo el plan de salud rural que se ha lanzado hace muy poco tiempo y se encuentra prácticamente paralizado. Por eso exigimos: - Que se construyan todos los edificios que sean necesarios para dar una buena atención. - Que se brinde atención médica adecuada y permanente, en forma gratuita, en todos los lugares que sea necesario. - Que se provea de medicamentos, leche, etc., a los centros asistenciales y salas de primeros auxilios de todas las colonias. Educación Nos vamos a referir solamente a la educación rural, que es la que más conocemos, pudiendo decir que los planes de estudios que se imparten no son los mejores para nuestros niños, ya que no solo se les debe enseñar números y letras, sino también a defenderse de todos aquellos que atropellan contra la dignidad humana, amar la tierra que habitan y capacitarse integralmente como hombres sociales. Además, para que esta educación sea eficaz, deben tomarse todas las medidas de infraestructura: edificios, útiles, alimentos, personal 294


suficiente y responsable, para que no sigan manteniéndose los vergonzosos porcentajes de analfabetismo (26,57% de los enrolados no saben leer no escribir), y el 86,4% abandonan las escuelas porque tienen que trabajar para poder comer. Como ejemplo podemos relatar la frase de un maestro de una escuela pobre que decía: “Aquí vienen los chicos descalzos, harapientos, desnutridos, con hambre, y luego tienen que leer en el libro de lectura: vivimos en una patria grande, rica y hermosa”. Para que nunca tengamos que volver a repetir esta frase, exigimos: - Que nuestras escuelas de campo dejen de ser taperas y se levanten edificios educacionales con comodidad para todos. - Que nuestros niños tengan alimentos en los comedores escolares, útiles y ropas para que puedan asistir. - Que los planes de educación sean adecuados a la zona rural. - Que haya maestros en cantidad suficiente, con sueldos compensatorios para que no tengan que dedicar su tiempo a otras tareas para poder vivir. Participación A medida que se iba agravando la situación económica de la producción tabacalera, el gobierno creaba organismos para enfrentar esta situación. Estos organismos generalmente son conducidos por personas cuyos intereses no son iguales a los del productor, lo cual hace que no cumplan la función para la que han sido creadas. Para que esto no sea así, el gobierno debe entregar la conducción de los mismos a los auténticos representantes del sector, elegidos por nosotros mismos. Sr. Presidente, aquí están planteados nuestros problemas más importantes. Usted tiene una obligación, RESOLVERLOS, y nosotros un derecho, EXIGIRLE LAS SOLUCIONES. Ud. tiene la palabra.

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COMISIÓN CENTRAL DE LAS LIGAS AGRARIAS CORRENTINAS Informe presentado por Rogelio Tomasella a la CONADEP. La Represión en Perugorría, 5ª. Sección de Curuzú Cuatiá. Corrientes Cuando nacen las Ligas Agrarias en nuestra provincia (durante el gobierno de facto presidido por el General Lanusse los campesinos de nuestra zona, algunos maestros rurales y miembros de la Iglesia Católica comprometidos con los intereses populares, participan en asambleas y movilizaciones como también en la constitución de un consorcio para administrar el uso de tractores y equipos adjudicados a los productores de la zona. Durante la primera huelga tabacalera, los delegados de paraje Palmitas y Vaca Paso visitan en su domicilio a los tabacaleros de los parajes Aguay, Paso Tala y la Cuarta Sección con el fin de conseguir que también ellos convocaran a asambleas y eligieran sus delegados para incorporarse a Las Ligas Agrarias. El resultado de la acción desarrollada por delegados y colaboradores en la toma de conciencia de la situación de marginación, explotación e injusticia en que vive el campesino y la determinación de organizarse para reclamar y exigir: -Que la tierra es de quien la trabaja. -Aumento de precio en un 100 % del tabaco y pago al contado. -Que su clasificación respondiera a necesidades reales de la industria y no a especulación. - Que el precio del tabaco lo fije el productor y no la industria monopólica. -Créditos accesibles para los campesinos y a bajo interés. - Maquinarias. - Escuelas. - Caminos. - Hospitales. 296


Esta importante actividad desarrollada por primera vez en la historia de nuestra provincia, afecta directamente a los intereses de la mayoría de los terratenientes y de la empresa monopólica del tabaco, que encontraron un fuerte respaldo en el gobierno militar y luego en el gobierno de Don Julio Romero, apoyo que se afianza con la dictadura militar desde marzo de 1976. Entonces se comprende que la fuerte represión ejercida por las FFAA en nuestra zona tenía como objetivo el descabezamiento de la organización campesina y la intimidación, por medio del terror, del resto de la población rural. Es por esto que todos los delegados y colaboradores son perseguidos. En esta zona agrícola-ganadera de aproximadamente 10.000 habitantes, compuesta por un pueblo de 36 manzanas y 5 parajes fueron reprimidas las siguientes personas: -SERGIO TOMASELLA: Secretario General de las LAC. Detenido el 04 de noviembre de 1974, puesto a disposición del PEN hasta 1979. -ANA ISABEL OLIVO: delegada de Ligas del Paraje Vaca- Paso, secuestrada y torturada durante varias horas en septiembre de 1975 y nuevamente detenida el 24 de Marzo de 1976. -CARMEN CANTEROS DE LOPEZ: maestra rural, colaboraba con las ligas, detenida el 24 de marzo de 1976 hasta septiembre del mismo año, fue dejada cesante en su cargo docente durante tres años. -RAMONA VICTORIA BENITEZ: maestra rural, colaboradora de las Ligas. Detenida el 24 de marzo de 1976 hasta junio de 1977. -ROGELIO TOMASELLA: productor arrocero, colaboraba con las Ligas, detenido y torturado en mayo de 1976, prisionero hasta 1982. -SAUL TOMASELLA: productor arrocero, detenido y torturado en mayo de 1976. -PEDRO TOMASELLA: productor arrocero. -FORTUNATO CURIMA: tabacalero delegado de Ligas de Paraje VacaPaso, detenido y torturado en mayo de 1977, encarcelado hasta 1981. -HECTOR ROLANDO PUNTIN: tractorista, detenido en la Provincia de Misiones, actualmente desaparecido. -MARIA CLAUDIA IBARROLA: empleada doméstica en casa de un militar, detenida y torturada en enero de 1977. 297


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-JUAN ANTONIO OLIVO: productor tabacalero. Delegado de las Ligas por Paraje Palmita, miembro del Consorcio Administrativo del tractor de la zona y Presidente de la Cooperativa de Consumo de Perugorría. Fue secuestrado el 16 de marzo de 1977. Actualmente desaparecido. -PANTALEON ROMERO: productor tabacalero; delegado de Las Ligas por Paraje Palmita. Secuestrado el 16 de marzo de 1977.Hasta la fecha desaparecido. -ALFREDO TEOFILO OLIVO: tabacalero; delegado de las Ligas de Paraje Palmitas; detenido y torturado en mayo de 1977, encarcelado hasta 1981. -ALICE DOMON: religiosa francesa de las Misiones Extranjeras de París, había colaborado con la Ligas Agrarias de Corrientes. Fue secuestrada en Capital Federal (Iglesia de La Santa Cruz) el 8 de diciembre de 1977. Estuvo prisionera en la E.S.M.A. Figura como desaparecida- IVON PIERRON: religiosa francesa, de las Misiones Extranjeras – enfermera- detenida en mayo de 1977. -NORMA BLANCA TOMASELLA: agricultora. Miembro de las LAC. Desaparecida en el mes de febrero de 1978, en Buenos Aires. Debió abandonar su ciudad natal, Goya, ante la posibilidad de ser detenida, en el mes de mayo de 1977. -MARTHA VALOUR: de la misma comunidad, de nacionalidad francesa, maestra, detenida en mayo de 1977. -ABEL ARCE: agricultor de las cercanías de Goya, Provincia de Corrientes. Desapareció mientras cumplía con el servicio militar en la Compañía de Telecomunicaciones 121, de la ciudad de Goya, el 19 de mayo de 1977 Señalamos que desde el inicio de la organización de los campesinos en las Ligas, los sectores poderosos ya nombrados comenzaron su campaña de intimidación para evitar que la organización se afianzara y extendiera a los demás parajes; para ello recurrieron a personal policial de la zona que con frecuencia interceptaban el paso a los delegados o llegaban en forma imprevista a las asambleas para escuchar lo que se discutía y acordaba; otras veces permanecían en la oscuridad frente al domicilio donde se hacían las asambleas; en una 298


ocasión citaron y detuvieron durante tres días al delegado Fortunato Curimá, por una falsa denuncia de hurto de ganado, pero no lo interrogaron por esto, sino por las actividades de las personas que luego fueron reprimidas, y también entonces recibió la amenaza del comisario Rey Baltazar Alegre de que sería duramente reprimido si continuaba tan activo e intransigente en el movimiento campesino. En esta misma época, (gobernaba la provincia don Julio Romero), hubo una acusación falsa de ejercer la medicina ilegal, contra la religiosa Ivonne Pierron quien fue sometida a juicio. La denuncia estaba firmada por la esposa del oficial de la Policía: Idilio López. Esta señora después declaró que había firmado tal acusación por presiones del Comisario Alegre. Otra acción de intimación fue el retiro de los tractores de manos de los campesinos miembros del consorcio, que habían sido elegidos democráticamente. La acción represiva se intensificó desde el golpe militar de 1976. La población de esta zona vivió atemorizada por la presencia del personal militar que hacía gran ostentación con armas largas, hasta en las celebraciones litúrgicas, como ocurrió el 29 de junio de 1976, en la procesión del día del Patrono del Pueblo. Fecha en que hubo más personal militar y policial uniformado que fieles vestidos de civil. En esta oportunidad el Comisario Jorge Gómez arrebató de manos de la Hermana Alice Doman la hoja con el texto del Himno a San Pedro, lo que parecía haber irritado de manera especial a este señor que tomó la hoja y la rompió. El estribillo que era cantado con mucho fervor decía: Señor San Pedro que seguiste al Señor No podemos seguirte sin hacer como vos, Sin amar la Justicia, sin vivir el amor Sin morir por los otros como lo hizo el Señor También eran frecuentes los allanamientos del domicilio de las Hermanas ya nombradas que causaban temor y preocupación, sumado a esto las versiones que se difundían afirmando que los detenidos ya habían 299


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sido asesinados y que no era conveniente visitar a los familiares de los reprimidos porque podían correr igual suerte. Para justificar la presencia del personal militar en la zona, se desarrollaron tareas de acción cívica, como mejoras en calles y frentes de edificios. El miedo sembrado, la inseguridad, el temor a perder lo poquísimo que quedaba en propiedad del campesino, permitió que consiguieran parcialmente el objetivo de desmovilizar y destruir la organización campesina. Este objetivo tan buscado por la oligarquía terrateniente y la industria monopólica no pudo destruir la esperanza escondida en cada campesino; el deseo de conseguir bienestar y justicia, el dolor compartido en silencio con los que estaban desaparecidos o presos, la comprensión cada vez mayor de las causas de la miseria y de la explotación, como también la identificación de los verdaderos responsables de tanto atraso. Esta experiencia acumulada fue lo que más tarde permitió la reorganización del movimiento campesino para participar activamente en el proceso de las grandes transformaciones que nuestro país necesitaba para conseguir el progreso, el bienestar y la paz verdadera. PERUGORRÍA – CORRIENTES, 1° de febrero de 1984

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Algunos textos que refieren a los movimientos rurales y a las ligas agrarias de la zona. CALVO C. y PERCÍNCULA A, Ligas Agrarias en Chaco y Corrientes. Experiencias de organización campesina en contextos de transformación territorial. De Prácticas y discursos/ Universidad Nacional del Nordeste/ Centro de Estudios Sociales: PDF. Año 1, Número 1, 2012. http://biblioteca.clacso.edu.ar/gsdl/collect/ar/ar010/index/assoc/D10117.dir/ArtCalvoPercincula.pdf FERRARA, Francisco. Los de la Tierra: De Las Ligas Agrarias a Los Movimientos Campesinos. Tinta Limón Ediciones. Bs As. 2010. FERRARA, Francisco: Que son las Ligas Agrarias. Historia y Documentos de las organizaciones campesinas del Nordeste Argentino. Siglo XXI editores, Buenos Aires, noviembre de 1973. GAUTO, José, Puebladas. Cap. La Huelga tabacalera de 1973. P. 69-87. Editora Patria Grande. Agosto 2014. MICELI, JORGE, Monte Madre. Heroica historia de compromiso y dignidad. Ed. de autor. 2009 MORELLO, Norma, Con el canto del último gallo. Editora Camino Real 1993 OLIVO, Ana, Anita desde las Ligas Agrarias. Tierra, trabajo y dignidad. Colección “Historias de Vida”. Literatura silvestre y popular. Coord. José Muchnik y Roberto Cittadini. Ediciones CICCUS. 2013 RED DE COMUNICADORES POPULARES DE GOYA Y LAVALLECORRIENTES: Año1. N°1. Pago. 15 a 30, Nov. 2009 y Año 2. N°2. pág. 2 a 7. Entrevista Norma Morello. Feb. 2011 ROZE, Jorge P., Conflictos agrarios en la Argentina: El proceso liguista (2 tomos). Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1992. SABLICH, Juan, El Proyecto de Desarrollo del Área Tabacalera Correntina, estudio de un caso donde el Desarrollo es escaso. Tesis para optar al grado de Magíster en Estudios Sociales Agrarios. FLACSO. Buenos Aires. Febrero de 2014. http://repositorio.flacsoandes.edu.ec/bitstream/10469/6164/2/TFL ACSO-2014JAS.pdf

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SABLICH, Juan, Los pequeños productores en el Área Tabacalera Correntina. Algunas reflexiones sobre la agricultura familiar‖, monografía para el seminario Agricultura Familiar. FLACSO. 2008 SCHALLER, E. La política colonizadora en la provincia de Corrientes. Resistencia: Instituto de Investigaciones Geo históricas-ConicetFundanord, 1987 VILÁ, Daniel, Ni hombres sin tierras, ni tierras sin hombres. En Los 70, año 1, nº 9, 2000, pp. 10-26.

Sobre el Obispo Mons. Alberto Devoto GAUTO, José Erasmo, Alberto Devoto, obispo de los pobres. Edición del autor, Corrientes, 2009 MENDOZA, Ramón, comp. Cartas Pastorales. Tomo I. Editora Patria Grande, Buenos Aires, 2004 MENDOZA, Ramón, comp. Cartas Pastorales. Tomo II. Editora Patria Grande, Buenos Aires, 2004 MENDOZA, Ramón, comp. Testimonios. Obispo Alberto Devoto. Editora Patria Grande, Buenos Aires, 2004

Sobre la represión en Educación, en la ciudad de Goya MARCON, Gladys María, Dictadura, memoria y verdad. Educación y represión en la ciudad de Goya. Librería de la Paz. Resistencia. Chaco, 2009.

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SIGLAS que aparecen en los textos, por orden alfabético AAA, Alianza Anticomunista Argentina, Triple A APT, Asociación Plantadores de Tabaco DCM, Dictadura Cívico Militar DM, Dictadura Militar EAAF, Equipo Argentino de Antropología Forense FATRE, Federación Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores FET, Fondo Especial del Tabaco INTA, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria IPT, Instituto Provincial del Tabaco JP, Juventud Peronista JUP, Juventud Universitaria Peronista LAC, Ligas Agrarias Correntinas LACH, Ligas Agrarias Chaqueñas MAC, Movimiento Agrario Correntino MAM, Movimiento Agrario Misionero MR, Movimiento Rural MSTM, Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo PEN, Poder Ejecutivo Nacional PRN, Proceso de Reorganización Nacional PRT, Partido Revolucionarios de los Trabajadores ULICAF, Unión de Ligas Campesinas Formoseñas Sobre la solapa de tapa Julius Fucik. Periodista y escritor checo, nació en Praga en 1903. Miembro del Partido Comunista en la clandestinidad, arrestado por la Gestapo en 1942 y ejecutado en la cárcel de Berlín, el 8 de septiembre de 1943. Su Reportaje al pie de la horca, fue sacado secretamente, hoja por hoja de la cárcel, se publicó por primera vez en 1945, al terminar la Segunda Guerra Mundial. En 1950, a título póstumo, Fucik recibió el Premio Internacional de la Paz.

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Delicia GONZÁLEZ VERDÚN Estado: Fecha de secuestro: Lugar de secuestro: Edad: Fecha de nacimiento: Lugar de nacimiento: Nacionalidad: Ocupaciones: Militancia: Conadep N°

Detenida desaparecida 03/11/1976 Resistencia – Chaco

37 22/09/1939 Mercedes, Corrientes Argentina Maestra Montoneros / LAC 8247

Héctor Rolando PUNTIN DÍAZ Estado: Fecha de secuestro: Lugar de secuestro: Edad: Fecha de nacimiento: Lugar de nacimiento: Nacionalidad: Ocupaciones: Militancia: Conadep N°

Detenido desaparecido 21/01/1977 Pje. Sauce Misiones

19 21/05/1957 S/D Argentina Tractorista PRT / LAC 797

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Raúl Eduardo GÓMEZ ESTIGARRIBIA Estado: Fecha de asesinato: Lugar de asesinato: Edad: Fecha de nacimiento: Lugar de nacimiento: Nacionalidad: Ocupaciones: Militancia: Conadep N°

Asesinado. Cementerio S. Juan Bautista. Corrientes 12/02/1977 Corzuela / Chaco

34 07/02/1943 Corrientes Argentina Maestro. Agricultor tabacalero Montoneros / LAC N/D

Ramón Miguel ÁVALOS VARGAS Estado: Fecha de secuestro: Lugar de secuestro: Edad: Fecha de nacimiento: Lugar de nacimiento: Nacionalidad: Ocupaciones: Militancia: Conadep N°

Detenido desaparecido Marzo 1977 San Martín / Chaco

22 1954 Santa Lucía. Corrientes Argentina Agricultor Tabacalero J. P. / LAC N/D

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Juan Antonio OLIVO GÓMEZ Estado: desaparecido Fecha de secuestro: Lugar de secuestro: Edad: Fecha de nacimiento: Lugar de nacimiento: Nacionalidad: Ocupaciones: Militancia: Conadep N°

Detenido 16/03/1977 Pje. Palmita. Perugorría

31 03/10/45 Goya. Anotado en Perugorría Argentina Agricultor tabacalero LAC 826

Pantaleón ROMERO LÓPEZ Estado: Fecha de secuestro: Lugar de secuestro: Edad: Fecha de nacimiento: Lugar de nacimiento: Nacionalidad: Ocupaciones: Militancia: Conadep N°

Detenido desaparecido 17/03/1977 Pje. Palmita. Perugorría

47 27/07/1930 S/D Argentina Agricultor tabacalero LAC 827

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José OVIEDO DELGADO Estado: Detenido desaparecido Fecha de secuestro: 27/05/1977 Lugar de secuestro: Buenos Aires Edad: 38 Fecha de nacimiento: 12/01/1939 Lugar de nacimiento: La Rioja. Ciudad Nacionalidad: Argentina Ocupaciones: Diario El Independiente. Chilecito. Agricultor. Lavalle Militancia: PRT – LAC Conadep N 5132

Abel ARCE GÓMEZ. SOLDADO Estado: Detenido desaparecido Fecha de secuestro: 22/05/1977 Lugar de secuestro: Goya. Corrientes Edad: 22 Fecha de nacimiento: 24/12/1954 (C.I.) Lugar de nacimiento: Lavalle. Corrientes Nacionalidad: Argentina Ocupaciones: Agricultor. Militancia: LAC Conadep N° 829

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Alice Anne Marie Jeanne DOMON Estado: Detenida desaparecida Fecha de secuestro: 08/12/1977 Lugar de secuestro: Iglesia de la Santa Cruz. Buenos Aires Edad: 40 Fecha de nacimiento: 23/09/1937 Lugar de nacimiento: Charquemont. Francia Nacionalidad: Francesa Ocupaciones: Servicio en Villa Lugano, Buenos Aires y Perugorría, Corrientes Militancia: LAC – DDHH Conadep N° 4686

Norma Blanca TOMASELLA D’BÓRTOLI Estado: Detenida desaparecida Fecha de secuestro: Feb/Mar/1978 Lugar de secuestro: Buenos Aires Edad: 31 Fecha de nacimiento: 16/03/1947 Lugar de nacimiento: 1° Sección. Goya. Corrientes Nacionalidad: Argentina Ocupaciones: Guardería “Mama Perla” Militancia: S/D Conadep N° 832

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Ni un paso atrĂĄs en la defensa de las polĂ­ticas populares logradas, ni un paso atrĂĄs

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