POSICIÓN INSTITUCIONAL Área de Reforma Política Noviembre 2011 Número 2
Nombramiento del Ministro de Seguridad Pública. Un pasado siempre presente. Una de las contribuciones de los acuerdos de paz fue la adscripción de la Defensa Nacional y la Seguridad Pública a Ministerios diferentes. La lógica que subyace tal separación obedece a la adecuada delimitación de las competencias de cada institución atendiendo su origen y finalidad. La institución armada fue creada para la defensa de la soberanía nacional y, por lo tanto, escapa a la concepción y objeto de dicha institución el encargarse de la seguridad pública. Debe de tenerse en cuenta que la cosmovisión del militar está fundamentada en principios que en muchos aspectos riñen con los democráticos; la jerarquía, rigidez, autoridad y obediencia sin discusión, son rasgos propios de este pensar militar. Del autoritarismo militar siguen latentes los abusos y violaciones a los derechos humanos que en el pasado cometió el estamento militar cuando se encargaba de la seguridad pública. Si se observa lo anterior, puede comprenderse la necesidad que motivó la creación de un ministerio con una correcta concepción de Seguridad Pública.
20 años de fracasos en seguridad pública. Fieles a la tradición autoritaria, los 4 gobiernos anteriores optaron por la represión como la lógica que fundamentaba la estrategia de seguridad pública. Por esa razón los planes de seguridad contaban con un alto contenido represivo- mano dura, súper mano dura- para combatir el crimen. Esto incluyó el fortalecimiento de los aparatos represivos del Estado. Los resultados, como era de esperarse, no fueron para nada positivos, pues el país es de las naciones más violentas del mundo. El fracaso estribó en no crear un verdadero plan de seguridad pública que, junto con la adecuada persecución y represión del delito, tuviera un enfoque de prevención del mismo. Enfocarse en la prevención implica ir al fondo de la problemática social que genera la inseguridad social. En concisas palabras, es ir a las causas estructurales, económicas y sociales, que hacen que El Salvador sea un país inseguro.