Processi 148. Real Academia de Roma 2020-2021

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2020 – 2021

PROCESSI 148



Real Academia de España en Roma

PROCESSI 148


Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España Ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación José Manuel Albares Bueno Secretaria de Estado de Cooperación Internacional Pilar Cancela Rodríguez Director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo Antón Leis García Director de Relaciones Culturales y Científicas Guzmán Palacios Fernández Real Academia de España en Roma Embajador de España en Italia Alfonso Dastis Quecedo Consejero Cultural Carlos Tercero Castro Directora M.ª Ángeles Albert de León Secretaria M.ª Luisa Sánchez Llorente Patronato Presidenta, Pilar Cancela Rodríguez Vicepresidente, Guzmán Palacios Fernández Secretaria, Belén Yuste Rojas Vocales natos M.ª Ángeles Albert, Alfonso Dastis, Dolores Jiménez-Blanco, Tomás Marco Aragón, Rosa Menéndez, Adriana Moscoso, M.ª del Carmen de la Peña y Fernando Villalonga. Vocales no natos Juan Bordes, Estrella de Diego, José Ramón Encinar, Santiago Eraso, Jorge Fernández de León, Concha Jerez, Rosario Otegui, Jordi Teixidor y Remedios Zafra. Un agradecimiento a todos aquellos que, desde SECI, AECID y MAUEC, han dedicado sus esfuerzos a la Academia y a esta promoción de residentes y, muy especialmente, a Elena González, Rebeca Guinea, Xavier Martí, Diego Mayoral y Gloria Mínguez. También a José Andrés Torres Mora, Isabel Izquierdo, Pilar Gómez y Marta Rincón, quienes, desde AC/E, han apoyado siempre a la Academia. Y a Dulce Campos, Ángel Luis de Sousa y Francisco Villar, del Ministerio de Cultura y Deporte, por su ayuda constante. Entre otros, por su apoyo en la gestión diaria, gracias a Mar Álvarez del Real, Eduardo Aragoneses, Laura G. Bardina, Álvaro Callejo, Elvira Cámara, Gabino Cisneros, Héctor Cuesta, Ana Isabel Dopazo, Aurora Escudero, Lucía García, María García-Rivero, Enrique León, Miguel Lizana, Laura Losada, Irene Martínez, Fátima Mogué, Guadalupe Moreno, Soledad Moreno, Rosa Ramírez, Alejandro Remesal, Alicia Rodríguez, Isabel Rosell, Marisa Sánchez, Cándida Segarra, Javier Serena, Laura Torrecilla y Sonsoles Vázquez. A toda la Consejería de Cultura de la Embajada de España en Italia.


PROCESSI 148 Coordinación general M.ª Ángeles Albert de León EXPOSICIÓN

PUBLICACIÓN

Diseño expositivo Enrique Bordes

Coordinación editorial Cristina Redondo Sangil Ana Sanz Menchero

Coordinación general de montaje Margarita Alonso Campoy Coordinación de residentes Cristina Redondo Sangil Coordinación de comunicación Miguel Cabezas Ruiz Gestión cultural y coordinación de proyectos Margarita Alonso Campoy Javier Andrés Pérez Miguel Cabezas Ruiz María Nadal de Valenzuela Cristina Redondo Sangil Arturo Ruiz Parra Gestión económica M.ª Luisa Sánchez Llorente Silvia Serra Brenda Zúñiga

Revisión y edición de textos Isabel García Viejo Juan Manuel Carmona Pérez Coordinación editorial AECID Héctor J. Cuesta Romero Gestión económica M.ª Luisa Sánchez Llorente Silvia Serra Brenda Zúñiga Diseño Mercedes Jaén Ruiz Traducción Elisa Tramontin Impresión Tipografia Varigrafica

Montaje expositivo Marco Colucci Paola Di Stefano Mino Dominijanni Reinaldo Jaimes Alessandro Manca Fabio Pennacchia Fabrizio Roli Prensa y comunicación Flaminia Casucci Allegra Seganti

No hubiera sido posible sin el resto del equipo de la Academia de España y colaboradores habituales: Miriam Borrega, Pino Censi, Cristina Esteras, Alberto Fernández, Giorgia Latini, Roberto Majano, Nicoletta Marinelli, Attilio Di Michele, Fausto Della Penna, Spartaco Petrangeli, Fabio Polverini, Roberto Santos, Ana Sanz, Maria Spacchiotti, Simona Spacchiotti, Maura Tibuzzi y Adriano Valentini. La Academia de España agradece especialmente a todos los becarios que han contribuido con conocimiento, creatividad y entusiasmo a PROCESSI 148.





Tuve la oportunidad de conocer la Academia con motivo de la celebración de la reunión de su Patronato anual el pasado mes de octubre en Roma. Fue una visita que no olvidaré. Como presidenta de dicho Patronato, me complació la posibilidad de tratar, en dicha reunión, temas que eran estratégicos para el futuro de la institución, siempre teniendo en la mira su 150 aniversario que se celebrará en 2023. Avanzamos en el proceso iniciado unos meses antes para la transformación de la Academia en una Fundación del sector público que le permita ser más ágil y responder a los objetivos y demandas propias del sector cultural del siglo XXI. Comprobamos cómo avanzaba la estrategia de rehabilitación del magnífico conjunto monumental de San Pietro in Montorio y que la suma de esfuerzos de distintos departamentos ministeriales significaba la materialización de un modelo único de acción en el exterior, pilotado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación (MAEUEC), en el que no solo se aportaban recursos humanos y económicos sino conocimiento, entusiasmo y visión de futuro. Sirvan estas palabras una vez más para agradecer al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) y al Ministerio de Cultura y Deporte su vital colaboración; a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando el estar siempre atenta y pendiente para apoyar y al resto de miembros de su Patronato su enorme dedicación como expertos conscientes en la trascendencia del momento histórico en el que estamos. En este sentido, desde el Gobierno de España no estamos escatimando esfuerzos y el apoyo es tan decidido como la voluntad trasladada por el Presidente de Gobierno pocas semanas después de la celebración de nuestro Patronato, cuando informó desde la propia Academia del concurso público, anónimo e internacional que la Dirección General de la Agenda Urbana y de Arquitectura del MITMA convocaría en esos días junto con el MAEUEC. Avanzando de este modo en el cumplimiento de la Declaración Conjunta de la XIX Cumbre Hispano-Italiana que se había celebrado el 25 de noviembre de 2020, en la que explícitamente se recogen, como objetivo prioritario, las actuaciones en el conjunto monumental de San Pietro in Montorio en general y en la Academia de España en particular. Tampoco hay que olvidar que la presidenta del Congreso de Diputados inaugurase, junto con el Embajador de España ante Italia, la exposición de la generación que ha culminado con éxito su residencia en Roma. Ella tuvo, como yo, el privilegio de escuchar personalmente las explicaciones de las mujeres y hombres que habían residido y disfrutado de una ayuda de producción para desarrollar proyectos en el año 148 de la existencia de la Academia. Un privilegio que afianza la decisión de seguir apoyando -con más intensidad si cabe- una institución única y fundamental en nuestra historia. Porque en la Academia se evidencia claramente la importancia de las convocatorias públicas, el resultado de las ayudas que se otorgan desde la Secretaría de Estado a través de AECID. Que la inversión en talento es determinante para seguir creciendo como país. Concluir con unas palabras de agradecimiento al equipo de la Academia que, con su dedicación, hacen que cada día los residentes realicen sus proyectos, el público visitante disfrute de un conjunto monumental único y una oferta cultural plural y excepcional. Pero sobre todo, que nos sintamos orgullosos y orgullosas de una institución a la que hay que seguir apoyando porque en ella se innova y se genera conocimiento para ayudarnos a vivir cada día un poco mejor. Pilar Cancela Secretaria de Estado de Cooperación Internacional

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PROCESSI 148 Uno de los privilegios de ser Embajador de España en Italia es el poder conocer de cerca a los artistas e investigadores que residen anualmente en la Academia y disfrutan de una de sus prestigiosas becas de estancia y ayuda a la producción de sus proyectos. Año a año he ido viendo como materializan ideas en lienzos, como su imaginación -con frecuencia desbordante- se plasma en videos en los que combinan investigaciones y creaciones originalísimas. Nunca dejan de sorprenderme. Y nunca dejaré de agradecerles que, incluso en los momentos más difíciles en los que los confinamientos nos afectaron, hayan seguido trabajando con tesón, inasequibles al desaliento, siendo conscientes, como en esta generación de “Processi 148”, de que el privilegio de estar en Roma implica siempre la responsabilidad de ofrecer el resultado de su trabajo a los ciudadanos. A quienes hacen posible que se esté a punto de cumplir 150 años de la creación de la Academia de España en Roma. Una institución singular que sigue siendo hoy tan necesaria como en 1873. Que sigue demostrando que invertir en talento es generar nuestro patrimonio futuro. Que sigue afianzando nuestros lazos con Italia generando una suerte de urdimbre en la que la cultura sostiene una parte sustantiva de la Europa que queremos seguir construyendo. La Academia fue la primera de las instituciones culturales que España creó en Italia. Luego siguieron otras. La Escuela de Española de Historia y Arqueología en Roma del CSIC y, por supuesto, la Oficina Cultural de esta Embajada, desde la que se coordinan otros tantos proyectos e iniciativas. Por último, la más reciente, el Instituto Cervantes con sus cuatro sedes. Siempre he afirmado que no es casualidad que la mayor concentración de institucionalidad del sector cultural fuera de España se dé en Italia. Como tampoco lo es que esta ciudad cuente con una red internacional de academias de arte e institutos de arqueología e historia en la que confluyen casi la totalidad de los países europeos y algunos otros que han decidido, como nosotros, que hay que apostar por la generación de conocimiento desde las humanidades. Que la innovación pasa también por entender el pasado y hacer frente a los retos de hoy sumando voluntades, esfuerzos e iniciativas. Por eso, las mujeres y hombres que han estado en la Academia a lo largo del 2021 han contribuido, como verán en las páginas de esta publicación, a ampliar esta red de Cultura con mayúsculas. Con sus matices y sabores. Con lo que han hecho y con lo que se llevan para continuar haciendo. También participaron de un amplísimo programa de actividades que desplegó la propia Academia y trasladaron una parte interesantísima de tu trabajo a las calles de Roma. Generando una vez más ese diálogo sobre el que construir alianzas. Pero no puedo concluir y hablar de alianzas sin mencionar el enorme despliegue de profesionales y autoridades de nuestro país que, en algunos casos en el marco de las numerosas reuniones del G20 que acogió Italia, visitaron la Academia y compartieron con los residentes sus ilusiones y preocupaciones. Conocieron sus proyectos y la necesidad de seguir apoyando a la Academia en su proceso de renovación tanto edilicia como institucional. Un honor que compartí con el presidente del Gobierno, a quien agradezco su decisión de impulsar la rehabilitación del conjunto monumental de San Pietro in Montorio y su empuje para aunar los esfuerzos/voluntades de distintos departamentos ministeriales. Empezando por el ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y siguiendo por el de Cultura y Deporte en cuanto a la inversión en patrimonio se refiere. A la presidenta del Congreso de los Diputados, con quien recorrí las salas de exposiciones en la inauguración de la muestra que da nombre a esta publicación. O a la vicepresidenta segunda del Gobierno de España, 13



o al ministro de Cultura y Deporte y, por supuesto, al Ministro de Asuntos Exteriores, que tuvo ocasión de departir con los becarios con ocasión de su reciente visita a Italia. Pero, como miembro, además, del Patronato de la Academia de España, quiero reservar un agradecimiento especial a la Secretaria de Estado de Cooperación y a todos los miembros del mismo, con los que comparto la responsabilidad de apoyar a la Academia día a día, a sus trabajadores y evidentemente a los becarios que ya forman parte de la historia. Nuestra historia de España en Italia. Gracias a todos por un año tan fructífero del que me siento enormemente orgulloso. Alfonso Dastis Quecedo Embajador de España en Italia

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ÍNDICE

PROCESSI 148 Y pasaron muchas, muchas cosas. Una generación con nombre de mujer M.a Ángeles Albert de León

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Genealogías/contragenealogías romanas Estrella de Diego

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Variazioni su tema romano Rogelio López Cuenca

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Homenaje a las residentes de Academia Virginia Morant

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Cómplices de la Academia Miguel Cabezas

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Mi estancia en la Academia de España en Roma Ignacio Alcántara

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En con/junto, residir: Reflexiones situadas sobre el formato de residencias artísticas Aline Hernández

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Reflexiones de una residencia artística en Roma en una pandemia Iris Lam

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Sobre privilegios y dolencias coloniales Lia Vallejo

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Open Studios Cristina Redondo

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RESIDENTES 2020-2021

Irene de Andrés

78

Toni Amengual

82

Natividad Bermejo

86

Gadea Burgaz

90

Alán Carrasco

94

Sara García

98

Yeyei Gómez

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Maral Kekejian

106

Cristina Morales

110

Virginia Morant

114

Carlos Pardo

118

Txuspo Poyo

122

Javier Quislant

126

Muriel Romero

130

Gonzalo Golpe

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Mar Sáez

138

Shirin Salehi

142

Miguel de Torres

146

Elo Vega

150

Leire Vergara

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Àngels Viladomiu

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Exposición

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Traducción

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Y PASARON MUCHAS, MUCHAS COSAS. UNA GENERACIÓN CON NOMBRE DE MUJER Imagino que nunca podremos olvidar los días que vivimos en Roma cuando intentábamos sobrevivir a una pandemia que llevaba meses azotándonos y dejando regueros de ausencias. Es difícil recordarnos sin aquellas mascarillas que nos dificultaban sonreír o el gel que embadurnaba las manos que ya no estrechábamos. Sin antígenos, PCR o vacunas inasibles. Sin protocolos para la convivencia. Sin los continuos cierres de bibliotecas, archivos, museos o restaurantes. Pero quizá todo quede difuso en nuestros recuerdos, suspendidos en un tiempo imperfecto en el que lo mejor sucedía dentro de la Academia. La generación número 148 fue única en muchas cosas. Igual, en otras tantas, a aquellas que pasaron antes. Pero, sin duda, ninguno nos olvidaremos de ella. Sabían lo que significaba estar encerrado sin esperanza; habían visto truncarse proyectos de investigación, exposiciones, conciertos o festivales. Aprendieron a hablar, reunirse y trabajar exclusivamente a través de pantallas. Y quizá por eso llegar a Roma fue más emocionante, más perturbador y posiblemente más intenso de lo que esperaban. Pero ser la primera en la historia de la Academia en la que fueron mayoría las mujeres es algo realmente especial. Extrañamente especial, cuando debería ser habitual en un sistema, como el de la Cultura, en el que las mujeres son más, muchas más. Hace años que somos más las que estudiamos Humanidades. Las que gestionamos y nos integramos en el sector público de las infraestructuras culturales. Y las que hacemos, normalmente en silencio, que se muevan las maquinarias de las entidades privadas. Mujeres de todas las edades y procedencias. Unas fuertes, algunas inseguras, distintas todas. Se asomaron desde el Gianicolo al Trastevere y cruzaron la ciudad hasta más allá de los límites del Lazio. Se zambulleron cargadas de ilusiones en las tumultuosas aguas de las relaciones que se fraguan sobre los sanpietrinos romanos, en las orillas del Tíber y, cuando se pudo, en las terrazas, cafés y, por supuesto, en nuestro querido bar San Calisto. Lugar de encuentro para muchas de las generaciones que han pasado por la Academia. Presente en novelas, partituras, dibujos, fotografías o vídeos de tantos años. Seguro que las tardes de cerveza o sus cafés mañaneros han provocado no solo risas y complicidades, sino destellos de luz que la imaginación y el trabajo de los residentes enganchaban/trepaban/insertaban en sus proyectos. Ellas, las mujeres que en las páginas de esta publicación brillan, como ya lo hicieron años antes de ser elegidas para la beca de Roma. Y lo seguirán haciendo porque son luchadoras apasionadas, incansables trabajadoras de la cultura, aunque aún tengan que seguir reivindicando quienes son y, sobre todo, qué quieren ser. Con ellas aprendí cada día, todos aprendimos. A algunas de ellas les agradezco especialmente su energía, iniciativa y generosidad. Generosidad con sus compañeros, con la institución, con la cultura, con la vida. Las otras, seguramente como yo, habrán aprendido tanto de ellas y con ellas que hoy las y se recordarán sonrientes en las tardes de primavera, en las tórridas noches de ese verano implacable, en las imágenes de tantas y tantas veladas de charlas, música y comida. Pido disculpas al resto de residentes por el atrevimiento de personalizar en ellas, pero, a veces, la historia tiene nombre de mujer y merece ser así recordada. Fueron meses en los que fuimos noticia, no solo para los medios de comunicación italianos, como lo atestiguan los tomos de dosieres de prensa, sino que también nos asomamos a los hogares de los ciudadanos españoles o iberoamericanos más allá de lo que suele ser habitual. No todos, pero los que lo vieron atesoran ya en sus 21


hemerotecas entrevistas, imágenes de grandes creadores e investigadores que seguiremos viendo ganar premios nacionales e internacionales. Estrellas de una constelación peculiar y, por supuesto, como los casi 150 años de Academia demuestran, referentes de un país que ha sido, es y será eminentemente cultural. Un agradecimiento a aquellos que fueron y son sensibles al ofrecer al público los resultados del esfuerzo colectivo que una sociedad hace para apoyar el talento y generar innovación, para construir país. Se dio voz, por ejemplo, a La Ribot y quienes disfrutaron de sus “Piezas Distinguidas” en el tramonto romano, retienen en su piel y en su retina el privilegio de haberla sentido palpitar a ella, a sus bailarines en su homenaje único y especial al Templete de Bramante. Algunos viajaron hasta Roma solo para la ocasión. Ninguno olvidaremos los cuerpos mojados, las zapatillas arrastrándose veloces y rituales. Únicas. Tampoco se puede olvidar las páginas y audios, conservados para el futuro, de Rogelio López Cuenca en su regreso a la Academia 30 años después de que disfrutara su beca. Su reconocimiento en museos, publicaciones, exposiciones y grandes colecciones internacionales, por ejemplo, solo son fragmentos, una suerte de instantáneas de un artista que va más allá de lo obvio y que, con aparente sutileza, nos cimbrea hasta la médula mostrando las aristas de la realidad de cada día. Aunque no queramos, él está siempre mirando con sus ojos que parecen no tener fin. La exposición que habíamos programado para el año anterior se vio truncada por la parálisis de los primeros confinamientos. Se postergó hasta febrero del 2021 y significó el comienzo progresivo, aunque con cautela, de la actividad abierta al público. También, casualmente, fue una de las claves para que Rogelio pudiera regresar y, de algún modo, vivir otra Academia, otra Roma. En parte, la misma. Pero muy diferente. Y mientras iba y venía a Málaga, a Madrid, fraguaba la pieza que se ha incorporado al discurso de la última revisión de la exposición permanente del Museo Reina Sofía. Y con permiso del artista y del museo, una pieza un poco romana, un poco Academia. Porque, y esta es la clave de la institución, la Academia es un centro de creación en el que se acoge y se apoya en los procesos que llevan a cabo quienes aquí residen. Porque después de Roma, todo cambia. Eso lo saben muy bien algunos becarios de otras ediciones que también fueron protagonistas en este año


tan singular. Rafael Moneo, al recoger el León de Oro de la Bienal de Venecia por su trayectoria, inició su emocionante discurso de agradecimiento señalando que todo comenzó en la Academia de España en Roma cuando fue pensionado en el periodo 1963-65. Quizá también fue así para Iñaqui Carnicero, quien, desde su beca en 200809, regresó a Venecia para ser galardonado con el León de Oro por su proyecto en el Pabellón de España y de ahí diseñó en ARCO la presencia de la Academia en el 2017. Una colaboración que, como la de tantos y tantos antiguos pensionados o becarios de la Academia, ha seguido impulsando, como en este año con el concurso internacional para la rehabilitación integral de la Academia. La generación de residentes de este 2021 ha participado también, intensamente, en este periodo en el que la Academia avanza en su transformación. Han convivido con todos los que he mencionado en estas líneas y con muchos otros profesionales de la cultura con los que han compartido charlas, comidas, reflexiones, proyectos… Reforzar con acciones concretas nuestra vocación de institución, en la que se entiende la cultura desde la diversidad y en la que se avanza en complicidad con otros agentes del sistema cultural y/o unidades de la Cooperación española, no solo es una obligación, sino un reto. En este sentido, y a pesar de las dificultades derivadas de las restricciones a la movilidad impuestas por la pandemia, hemos sido capaces de convivir con aquellos artistas y comisarios de arte de América Latina y el Caribe que fueron seleccionados por los centros culturales en el marco del proyecto “Reactivando Videografías”, de nuestra red de centros culturales. Un proyecto que, a partir de una exposición virtual concebida como tal, durante las primeras semanas de confinamiento derivadas del COVID en 2019 incluía breves estancias para reforzar los proyectos de intercambio de profesionales en Roma. Presentaciones de proyectos, diálogos con los residentes y responsables de espacios culturales locales para promover alianzas futuras son algunas de las claves de esta iniciativa. Y, por primera vez, un artista y un gestor cultural de Guinea Ecuatorial llegaron a compartir la vida cotidiana de la institución, desgastaron sus zapatillas recorriendo museos, galerías, iglesias y descubriendo tantas y tantas capas de una Roma a la que solo se habían acercado desde los libros o las pantallas. Un hito que confiamos no sea una excepción, similar al de las residencias de tres jóvenes artistas procedentes de Gaza que continuaron un curso de formación del Programa ACERCA con una estancia en la Academia. Una suerte de extensión del programa de capacitación en cultura de AECID que englobó nuestro director en la línea ACERCA PLUS y nosotros denominamos: “Sin fronteras. Diálogos con Gaza I”. Primera salida fuera de su territorio para algunos de ellos. Emocionante, por ejemplo, resaltar la primera vez que la joven Amal salía de Gaza, con las enormes dificultades que el hecho de ser mujer, estar bajo la tutela paterna y sujeta a las numerosas fronteras -no solo físicas- condicionan su vida y dificultan las posibilidades de expresar y conocer su potencial como creadora. Redes de complicidades, intercambios de ideas, de experiencias, de sensibilidades… Se fueron tejiendo en estos meses de convivencia en el conjunto monumental de San Pietro in Montorio. Ninguno olvidaremos tantos días, tantos matices... Tanto por aprender… Una Academia que, por primera vez, olía a pan recién hecho por el primer becario de gastronomía en sentido estricto. “El pan de la Academia”, como así se llama ese delicioso manjar que se inspiró en las tradiciones locales y recogía en el mismo las finas capas ligeramente hojaldradas de la España mediterránea, esa que no tiene límites en su capacidad de dialogar, de incorporar sabiamente, como su creador, los tiempos lentos y el reposo necesario para su perfecta cocción. Textura, consistencia, belleza en algo tan sencillo como complejo que nutrió a los que pasaron por la Academia y nos 23



permitió disfrutar de otro modo en torno a la mesa. Al igual que los ceviches y causas limeñas, los arroces con verduras malagueños, las carnitas mexicanas, los cuscuses árabes o las lentejas, guisos e innumerables pastas que los residentes se animaban a incorporar como parte del calor de un hogar que se construye cada día. Los jardínes, quizá nunca tan utilizados como en esta edición, les/nos han acogido en torno a las estufas del invierno. Las terrazas en primavera y verano cuando la música, además, comenzó a inundar las cálidas veladas. Y hasta la plaza, los claustros y azoteas se vieron iluminados desde toda la ciudad. La Roma que adora los fuegos artificiales disfrutó de los avisos del 150 aniversario de la Academia que está a punto de llegar, incluso fue eco expandido de nuestro primer estallido de pólvora y color dándoles la bienvenida. Y con la danza con mayúsculas que, envuelta en sensores y blancas transparencias, regresaban hermosas -berninianas- al claustro del Tempietto. Y el tiempo se detuvo. Como en la piedra tallada del Bramante. Como en los silencios entre los acordes que sonaron en el Salón de retratos tras meses de pensar, escuchar y sentir las notas de cuartetos imaginados que viajaron hasta el norte de Europa y regresaron rotundas y saltarinas en sus pentagramas. Y el tiempo de nuevo se detuvo. Como en las novelas inacabadas cuyas páginas tuvieron voz entre ruinas arqueológicas de una noche mágica o en humildes fragmentos de papel que regresan a esta publicación para reivindicar su derecho a no olvidarlas. O aquellas otras que inventaron historias a partir de imágenes anónimas, de carreteras con huellas de personas que quizá desaparecieron de sus familias pero que, sin saber casi cómo, se recuperaron en Porta Portese y aquí están. O las que llegarán divertidas, ácidas seguramente, perspicaces, revisando a los “cínicos”, con retazos de entrevistas sin fin, libros que releer o aforismos que descubrir. Al igual que aquellos que nos invitaron a descubrir muchas Romas más allá del objetivo de sus cámaras. Instantáneas que se mecen con el viento y que nos parecen pinceladas llenas de poesía con capas y capas de falsas evidencias. O relatos llenos de melancolía, tristeza y, en algunos casos, amor. Vidas paralelas de personas que nunca conoceremos y que son tan reales como las que vivimos en la Academia. Esta generación descubrió que había otros ángeles que custodiaban esos tiempos difíciles que nos han tocado vivir y que se incorporaron silenciosos como las farmacias de guardia. Así que les pusieron música y se les bailó desde lo más profundo del corazón, calladamente, pero con el estruendo de quien comparte su alegría con los atónitos viandantes, que, quizá, no entendían nada. Cruces verdes que, sin dejar de parpadear en las calles, señalaban esos lugares a los que siempre se podía acudir y que realmente estaban por todos lados. En la Academia se transformaron y se mezclaron, osadas, con cientos de confetis. Llenaron las paredes y los suelos para que las sonrisas en tiempos difíciles no dejaran de asomarse, de crecer. Como las plantas silvestres que inundaron todos los resquicios de la ciudad. Los peldaños no transitados de nuestro Vía Crucis nos descubrieron multitud de invasivas y bellísimas flores, brotes aparentemente frágiles que en la Academia reposan ya en carpetas y papeles inolvidables. Como las letras cinceladas en cilindros de yesos o en láminas de cobre, estampadas en el viejo tórculo por manos tan fuertes como inusitadamente elegantes. La sabiduría de tantas capas de culturas acumuladas. Frescas. Distintas. No siempre fáciles. Y es que realmente no siempre es fácil descubrir que sigue habiendo grandes mujeres de las letras, del arte, de la historia que siguen en un segundo plano de la memoria colectiva. En la mayoría de los casos porque en el barullo de la vida cotidiana se requiere sosiego para escuchar, leer o disfrutar de la obra de quienes no pretenden llamar la atención levantando la voz ante el ruido estridente de quienes no tienen interés en provocar para que se les mire. Y, una vez más, comprobamos que se trata de grandes mujeres que son silenciadas. Por eso es tan revelador que, en esta edición, gastadas ya dos décadas del siglo XXI, nos siga sorprendiendo ver cómo seguimos envueltos en tantas y tantas excusas que significan que los derechos de las mujeres, aunque se escriban, se pierden en lienzos blancos. 25




Mensajes sutiles como los bordados que parecen querer evanescerse, aunque estén tejidos con las puntadas de cientos de miles de horas de reivindicaciones de mujeres de nuestra historia reciente. Por eso, collages, vídeos, lápices y tintas desplegándose por paredes, pantallas y libros son alentadores en su llamada de atención. Porque están, estamos, pero no nos ven. Pero seguimos. Acompañando también a aquellos que escudriñaron en un pasado no tan lejano para interpretar lecciones no escritas, portadoras de mensajes con significados tan poco evidentes. Para desempolvar restos que, aunque ya se habían petrificado, se humanizaron pasando de mano en mano; orgullos en esos poemas visuales que nos llevaron desde las escuelas de nuestros abuelos o padres a otros ojos, igualmente atónitos, como los de los pequeños del liceo Cervantes que no daban crédito de lo que tenían entre sus dedos. Tejiendo, de nuevo, una urdimbre sobre la que construir. Sumar. Avanzar mirando al pasado y generando futuro. Rescatar y reinterpretar ha sido igualmente la clave de otros proyectos. En algunos casos, incluso las charlas, debates y encuentros en los que se partía de un disco, una película, un póster o un menú han provocado reflexiones que siguen y seguirán proporcionando a lo largo de los próximos meses y años otras obras, otros proyectos. La convivencia en nuestra Academia de profesionales de distintas especialidades induce a experimentar otras formas de producir. Así hemos visto cómo investigadores o gestores culturales se animan voluntariamente a ser protagonistas de performances o películas, a artistas que invitan a participar en su proyecto a compositores, diseñadores, escritores, ilustradores o fotógrafos. En proyectos que son propios de cada uno, que parten de una idea, de una autoría y en los que hoy, como siempre, muchos colaboran y aportan generosamente, con una complicidad que significa retroalimentarse. Sin confundir el oficio con la creación. Pero también ha habido, como siempre, proyectos que han nacido aunando saberes, artistas que son nuestros Janos de hoy. Simbolizando cambios, situándose en el inicio y posiblemente en el final, en los umbrales... Riquísimos en matices. Complejos en sus lecturas. Originales, en algún caso hasta han generado revisiones de la colección permanente de la institución. Este año la memoria reciente de Italia o España, o no tan reciente pero sí cercana, nos ha ofrecido algunos resultados de investigación sobre los que se han subido nuestros artistas como arqueólogos que interpretan documentos, edificios, restos de yacimientos, pinturas, partituras y un sinfín de datos para crear y reinterpretar, modelar, esculpir o pintar. Al fin y al cabo, recordándonos que muchas de las certezas sobre las que construimos nuestra actualidad realmente vienen de muy atrás y que, con frecuencia, no son lo que parecen. Sabores, olores y texturas que, aunque tengamos los pies sobre el suelo, no se sabe qué son y, quizá, ni tan siquiera quieren saber qué quieren ser. En definitiva, la Academia en sí misma representa y se trabaja y reflexiona sobre una gran parte de los retos, de los desafíos de la época en la que estamos. Es una suerte de laboratorio en el que se discute, crea, propone, cuestiona, sugiere, intuye o alerta sobre futuros próximos más allá de nuestro tiempo. Por eso es tan importante apoyar a creadores e investigadores, e incluso a gestores culturales que nos ayudan a proyectar lo que crean e inventan, imaginan o descubren otros caminos. Eso es, desde hace 148 años, lo que hacen quienes viven aquí. La Academia es una inversión. Y por eso, quisiera finalizar estas páginas con un agradecimiento a aquellos que cada día y desde los cargos que ocupan entienden la responsabilidad, no solo de conservar patrimonio histórico, sino en contribuir a generar el que será nuestro patrimonio histórico. El que construimos hoy, entre todos. Por eso, agradezco en nombre de todos los residentes de esta magnífica generación del 2021 al presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, quien en su primera visita a la Academia tuviera un encuentro distendido con los


becarios, conociera sus espacios de trabajo y resultados de los proyectos llevados a cabo. Y un agradecimiento especial, extendido desde el equipo de trabajadores de la Academia, ya que aprovechó su visita para informar del concurso público e internacional para rehabilitar y mejorar las condiciones de los espacios públicos e internos de la Academia. Una inversión estratégica que significa un apoyo decisivo en las infraestructuras y que se enmarca en el programa general de renovación de la institución. Igualmente, queremos todos agradecer a la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet Lamaña, por haber inaugurado la exposición “Processi 148”, que se recoge en esta publicación, mostrándose receptiva y cómplice de la sensibilidad canalizada por cada uno de los artistas y creadores. Al ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, quien compartió una mañana dialogando con los residentes en una sesión abierta en la que se abordaron problemas estructurales del sector cultural, específicos de las distintas áreas y compartieron experiencias en clave de aportar siempre soluciones. Un encuentro sincero en el que un ministro del sector escuchó a los residentes y comentó algunas de las iniciativas que, desde su ministerio, están en marcha. Paradójicamente, se trata de la primera vez que se ha entendido la Academia como una institución en la que la confluencia de profesionales de tantas áreas aporta una diversidad de opiniones cualificadas, una suerte de laboratorio de expertos que pueden asesorar y deberían tener más voz. También tuvimos la oportunidad de explicar la historia de la Academia, su conjunto monumental y las claves de la transformación institucional en proceso a la vicepresidenta segunda del Gobierno de España y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz Pérez. Y los residentes pudieron trasladar, entre otros, mensajes concretos sobre su situación laboral como trabajadores de un sector que no suele ser considerado ni en su dimensión ni en sus necesidades. Merece la pena recordar que los datos de la cuenta satélite de la cultura en España indican que, en 2019, la aportación del

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sector cultural al PIB español se cifró en el 2,4 %, situándose en el 3,4% si se considera el conjunto de actividades económicas vinculadas con la Propiedad Intelectual. (“Anuario de estadísticas culturales”, 2021) Son solo algunos de los responsables institucionales que han pasado en este año 2022 por la Academia. Han sido muchos más. Pero no se trata de hacer en estas páginas un recuento exhaustivo sino, más bien, de no olvidar la generosidad de


quienes han pasado y de quienes han querido trasladar sus testimonios, de explicar quiénes son, qué hacen y qué requieren del resto de profesionales del sector cultural. Para finalizar, y sin duda podría haber sido el inicio de este texto, un agradecimiento personal e individualizado a cada uno de los miembros del Patronato que han acompañado a los residentes y trabajadores de la Academia en un tiempo nada fácil. En el que la incertidumbre y la crisis internacional estaban más presentes que nunca. Meses en los que todos sentimos que las instituciones están integradas por personas y que, en el caso de la Academia, está encabezada por un Patronato en el que la pluralidad y profesionalidad de sus integrantes va más allá del rol protocolario y se materializa en un apoyo constante. La oportunidad de verificar que los proyectos realizados estaban a la altura de las expectativas que tuvieron los miembros del Patronato al elegir a las mujeres y hombres que llegaron a Roma es enormemente gratificante. Pero, sobre todo, siempre es una ocasión que refrenda el convencimiento de que apoyar a creadores e investigadores es ayudarnos como sociedad. La secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Pilar Cancela Rodríguez, y quienes pudieron desplazarse a las maratonianas e intensas reuniones del Patronato en Roma pueden dar testimonio. Los que hayan tenido la ocasión de visitar la Academia en estos meses y los que se zambullan en las páginas de esta publicación encontrarán infinitas razones no solo para viajar a Roma a conocer más de la Academia, sino para seguir a lo largo del tiempo la trayectoria de nuestros residentes. Roma solo es una etapa en su magnífica trayectoria profesional. Sigan descubriéndoles. Yo les seguiré agradeciendo cada día el privilegio de haberme permitido entrar en sus vidas. M.a Ángeles Albert de León Directora de la Academia

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GENEALOGÍAS/CONTRAGENEALOGÍAS ROMANAS Pavese en el Hotel Roma Cuando voy a Roma trato de no pasar nunca cerca de la Fontana di Trevi. Es más: cada uno de mis viajes es un extraño intento de esquivarla, no tropezarme con ella, y no por la absurda pretensión de diferenciarme de los turistas que invaden la ciudad y echan monedas —hace mucho que he decidido no dar vueltas a este tipo de cosas—. Es más bien una cuestión de supersticiones, las que te abordan descaradas en Roma cada vez que doblas una esquina. Así que trato de mantenerme lejos de Trevi, por si caminando llego cerca sin darme cuenta y se me aparece, algo que sucede con San Carlino de las Cuatro Fuentes que, de tan pequeño el cruce, sospechas que no has acabado de llegar en realidad. Dónde se ha metido San Carlino. En Roma los edificios y las calles se aparecen. Se me aparecen. Se nos aparecen, parte del vecchio rimorso o il vizio assurdo a los que apela Cesare Pavese en uno de sus poemas más potentes: “Verrà la morte e avrà i tuoi occhi”. Aunque ahora que lo pienso no son supersticiones las que nos asaltan en Roma, sino asociaciones. Malditas asociaciones que, paseando cerca de San Carlino, me llevan de pronto hasta el cuarto 346 del Hotel Roma en Turín, donde encontraron el cuerpo sin vida del suicida con mucho más sobre sus hombros que un desengaño amoroso —no seamos banales—. Suficientes pastillas para no fallar. Fue la última cama de Pavese —otra vez Roma, aunque sea en Turín, por eso me vuelve a la memoria— y, tras setenta años, reflexionaba un periodista en un diario italiano al celebrarse el aniversario en 2020, la habitación es nada o morbo, porque, al fin y al cabo, el mundo de los visitantes al Hotel Roma en Turín, seguía escribiendo el periodista, se divide entre los que no saben y los que saben aquello que tuvo lugar allí. “Scenderemo nel gorgo muti”, termina el poema de Pavese. Para mí la Fontana di Trevi tiene algo de remolino y por eso me vienen a la mente el Hotel Roma y el poeta suicida, quizás porque pertenezco a la categoría de los que saben qué pasó allí. Por eso evito la fuente en mis rodeos —si puedo, si no se me aparece en las caminatas romanas, sin rumbo—. Sí, en Roma es más cuestión de asociaciones que de supersticiones. Yo no soy supersticiosa, además. Hace tiempo incluso pasé la noche en el último cuarto de Pavese y no ocurrió mucho —o menos de lo que hubiera esperado—, teniendo en cuenta que Pavese fue el autor que escogí para el comentario extenso en mi examen de Maturità. También Roma, de tan intensa, tiene a veces algo de Hotel Roma: es y no es. Los que saben y los que no saben acaban teniendo una experiencia parecida. A Roma le importamos poco porque ha visto tanto que ni lo exhibe. Da lo mismo. Los excesos romanos no crean en quienes visitamos la ciudad el síndrome de Stendhal —ese que sienten los peregrinos en Tierra Santa o los protagonistas ingleses de Una habitación con vistas en la Florencia de principios del XX—. No da tiempo entre un acontecimiento visual y otro, de tantos como son —no da un respiro—. Corro desde San Carlino —un sacerdote antipático no me deja entrar esa tarde, aunque le ruego, pues no se abre después de las dos— y en la carrera me avasalla el Quirinal en un momento —a pesar de no estar tan cerca—, cuando creí que nada podía superar a Bernini calle arriba. Me he perdido de nuevo. Espero no darme de bruces con la Fontana di Trevi. La evito. Evito il gorgo —por si acaso—. Y es curioso porque luego, cuando estoy lejos de Roma, me siento delante de la pantalla y veo obsesiva La dolce vita. La conozco de memoria. Me detengo en la escena 33


de la fuente. A la extranjera le pasa lo que nos pasa a todos en Roma: sale de un callejón y se da de bruces con el prodigio que no esperaba: “Goodness!”, exclama la actriz ante el exceso de la belleza de la fuente cuando encuentra el espejo de su propio exceso cincuentero. Entra en el agua. Marcello deja el café en el suelo y pienso en cada pase que solo los romanos toman ristretti justo antes de irse a dormir. Tal vez Marcello tiene esa noche pocas ganas de dormir. “Stiamo sbagliando tutti”, dice Mastroianni antes de repetir el nombre del deseo. Se mete con ella en la fuente y me parece una típica escena cinematográfica de ducha sexi que en Roma se sobredimensiona igual que todo en Roma: puestos a ducharse, ¿por qué no en la Fontana di Trevi? Todo muy fílmico, pues es mentira que Roma no duerma nunca, como en la película mítica de Fellini. Al final, Roma se acuesta bastante pronto. Quizás esa es la razón por la cual no quiero acabar en la Fontana di Trevi durante mi paseo: prefiero la de Fellini en blanco y negro, trampas del turismo que se entrometen en nuestros imaginarios. Seguimos adoctrinados por organizaciones, supuestamente inocentes en nuestro caso, que remedan las que en las dictaduras europeas gobernaban el ocio de la clase trabajadora. Es el tema que ha traído hasta Roma a Irene de Andrés, una de las becarias. Pero nada de fuentes, ni de cruceros. Otro de los becarios, Alán Carrasco, ha optado por la rebelión de ese movimiento obrero en Italia, contra la planificación de su ocio por los dirigentes; movimiento obrero que se fue diluyendo a su vez en nuevos cruceros a buen precio que llegaban a Venecia —al menos hasta antes de esta pandemia que ha sido el tema de investigación para el trabajo fotográfico de Mar Sáez—. “Cómo conviven los habitantes de una ciudad que limita sus movimientos, cierra sus locales, restaurantes, museos...”, se pregunta en el texto de su cartela explicativa Sáez. No, nada de Fontana di Trevi: el mundo no va a volver a ser jamás como era —y ni siquiera lo esperamos o lo queremos—. Habrá que negociar la paradoja que estructura el trabajo de Natividad Bermejo que, por vivir en la torre de la Academia, el estudio 27, ha aprendido a recorrer el mundo en vertical y propone un paseo romano de afinidades visuales entre imágenes que quizás hace tres años hubieran pasado desapercibidas: cruces de las farmacias. Lo fortuito, lo antes no visto, tiene ya su genealogía en este mundo que ahora es el nuestro, el de la negociación. Freud en Roma Lo cierto es que la generación de becarias y becarios ha llegado a Roma en un año raro. Muy raro. En mi visita al Panteón, durante un valle en la pandemia, el lugar permanecía abierto, pero estaba prácticamente sola. Una gaviota había entrado e iba volando en espiral por la cúpula majestuosa y perfecta. Nunca había visto ese espacio tan dramáticamente reconstruido: una escenografía perfecta que se llenaba en mi mente de coreografías aéreas. Entonces, con las ciudades vaciadas, los espacios públicos se hacen privados y sirven de punto de partida para unas puestas en escena que exploran la raya subliminal que los separa —que me mantiene a salvo de la Fontana di Trevi— y que Maral Kekejian ha investigado en su estancia romana, trabando la historia y las historias, lo de todos y lo de cada uno. Transversalidad, descentralización, fuegos artificiales inesperados desde la Academia, discotecas silenciosas en los cruces de las farmacias —otra vez protagonistas—, fascinantes asociaciones entre las becarias y los becarios de la Academia de Roma. Es lo que fue y lo que es en esa suerte de genea-


logía que a su modo se convierte en contragenealogía en los trabajos de los becarios y las becarias que han llegado a esta Roma casi vacía, tan distinta del resto de las Romas, a su modo, espectacular fotograma nocturno de los cincuenta en blanco y negro. Anita Ekberg en su ducha business de Trevi. Supongo que la decisión de llegar hasta Roma no es en sí misma inocente y nunca lo ha sido. Quienes deciden pasar tiempo en esta ciudad deben estar preparados para los acontecimientos que no dan tregua ni lugar a tomar ni conciencia de los mismos. Quizás es tanto como hablar de esas capas que construyen Roma —y a nosotros con ellas—. Capas, de tiempo sobre todo, que nos construyen, ropas que no nos visten, sino que se visten —y a nosotros con ellas—, esculturas con algo de modelos como las de Gadea Burgaz. De las capas surge también la investigación de Toni Amengual cuando explora las relaciones con las imágenes del pasado y el modo en el cual van habitando nuestra mirada, Roma escenografía y panóptico; clásica y de ahora mismo o, dijo Barthes frente a la fotos del sobrino de Napoleón que abre su libro Cámara lúcida, ahí están esos ojos que vieron a los del emperador. No unos ojos pintando que los copian: los ojos mismos. Ahí están nuestros ojos viendo lo que vio Caracalla y admiró Borromini. Es el motivo por el cual me gusta entrar a San Carlino —una pena que el sacerdote no me haya dejado pasar hoy—. Ver lo que vio Borromini, incluso antes de verlo. Y luego, ya terminado, la emoción del encuentro con las propias ideas. La ciudad exige la imaginación del presagio. Roma facilita el acontecimiento, las capas de la historia, los recuerdos que, como en la foto de Barthes, otros vieron hace siglos, idénticos a como los vemos hoy. Virginia Morant, que ha centrado su trabajo en la conservación y restauración de las fotos en la Academia, seguramente hasta ahora olvidadas, regresa, mirando, a la foto de Barthes. Pasa las páginas antiguas con primor. La pandemia ha enfatizado más si cabe nuestra necesidad de lo tangible, la materialidad de la fotografía como objeto más allá de la iconografía y, de repente, al entrar en el estudio de la restauradora, una inesperada cámara lúcida aparece ante mis ojos. Es un secreto. No lo cuento. Roma llega a todos los rincones. Todo es Roma en Roma. Porque en esta ciudad no vale ser solo modernos y rompedores —en el fondo, ahora es fácil—. A cada paso Roma inventa un gesto para los audaces, pues, igual que la Monna Lisa descrita por Pater, tiene mucho de vampira irreverente, la que conoce los secretos de la tumba y no los cuenta —otro secreto—. No vale el presentismo que gobierna el mundo ahora y revoca por completo el pasado, pues el futuro es ya y tarda en llegar por si fuera poco. Aquí no hay prisa y, a pesar de caber lo nuevo —bien visto, cada cosa fue nueva hace siglos—, exige la consabida negociación, las negociaciones que el pasado, cuando se da por hecho sin alharacas, necesita, aunque queramos pensar que vivimos sin el pasado en esta época en la cual reina el mundo de las redes que desintegra la materialidad que, por otro lado, buscamos. Nos la ofrece la ciudad: ducha business al doblar la esquina. Las genealogías regresan tímidas, pese a todo, y se imponen en Roma inexorables, incluso como contragenealogías de nuevos referentes y relatos, dando al traste con las viejas propuestas sin excluirlas nunca por completo. La ciudad anima lecturas diferentes desde las emociones y el cuerpo, cuando las fotos se convierten en una “sinfonía visual” atrapada en un cubo, propuesta por Gonzalo Golpe; mujeres rescatadas en sus distintas dimensiones, tal y como ocurre con la María Teresa León de 35


Yeyei Gómez; hacer un ejercicio ecológico a partir del rescate de un antiguo museo de ciencias naturales de Txuspo Poyo. O Cristina Morales, cuyo proyecto de novela Optar por la luna extrapola los espacios okupados como alternativa a los lugares tradicionales del arte: “Creo que el discurso literario tiene potencia para hablar de aquello que está en los márgenes y traerlo al centro de nuestras preocupaciones como artistas”, reflexiona la escritora. Lo divertido de la Academia, además, es la negociación en esa búsqueda de genealogías impensadas. Se ha visto incluso en su ductilidad a la hora de presentar los trabajos: un esfuerzo aún mayor por traducirlo todos a la visualidad. Intercambios de párpados. Se negocian los estratos como parte del regreso a una escucha ritual y poética. “Desde el interior del sonido, las simientes de las que brotan la comunicación y el lenguaje”, dice Javier Quislant, mientras trabaja en su cuarto pequeño, embebido en la música, escuchándola en su cabeza. Y me pregunto si esa semilla no se ha mezclado en una suerte de estratos que pugnan por conciliar lo del pasado y lo del presente: danza que brota de modelos computacionales, que brota de estatuas, en la propuesta de Muriel Romero: “¿Cómo sonarían las cualidades de movimiento que percibimos en la obra escultórica de Bernini, por ejemplo la fluidez-rigidez del Apolo y Dafne, la tensión postural de El rapto de Proserpina o la fragilidad en el Éxtasis de la beata Ludovica Albertoni?”. Sin embargo, se trata de ir más allá del sueño arqueológico con el cual quiere adormecernos Roma, mantenerse despiertos como los cínicos que han ocupado el pensamiento y la escritura de Carlos Pardo en su opus incertum.


Me pregunto cómo serían las obras de cada becaria y de cada becario si hubieran llegado a Valparaíso, El Cairo, Nueva York y no a Roma; qué les ha regalado la ciudad, en historia impenitente, en el camino hacia cierta tangibilidad que hiere y cuida al tiempo, como en el pasado —el pan de Torres—, dar de comer como parte de los rituales antiguos de Sara García, fragmentos desplazados en busca de un cuerpo de Shirin Salehi. De todos modos, desde la Academia de España en Roma a veces se piensa —tontamente— que en Gianicolo se está a salvo. Roma se abre imponente a nuestros pies, igual que México desde el avión a punto de aterrizar —la vista desde la terraza de la Academia tiene mucho de maniobra de aproximación—. En ambas ciudades podemos ir haciendo un recuento de los edificios emblemáticos que conocemos como la palma de nuestra mano o que hemos aprendido leyendo una guía, antes de llegar, y tratamos torpes de identificar —los hemos visto antes tantas veces con la imaginación—. ¿Cómo no transformar el pensamiento después de esa visión desde allí? Y, pese a todo, llegar a Roma, a la Roma que cada uno desee como su particular “deseo de habitar”, es no llegar o sentirse decepcionado o confundirla con Praga, tal y como le ocurrió al doctor Freud en sus sueños viajeros a través de los cuales exorcizaba un profundo desplazamiento —lo cuenta en el capítulo sexto de La interpretación de los sueños—. Freud —o su inconsciente, al menos— conocía la condena última a la partida hacia ningún sitio, ninguno al menos como se esperaría. El regreso a “casa”, en su caso el hogar de la memoria, la aspiración de un judío en la cultura europea según algunos autores, era el más radical de los viajes y el más incierto porque reconduciría, una vez tras otra, a un referente imposible que es cada vez el pasado. En sus sueños sigue las huellas de Aníbal, igual que nosotros tenemos que renegociar quiénes somos en realidad al llegar a Roma, cuando tenemos que dejar el presente y bordear el pasado para no tropezarnos con la Fontana di Trevi —y a la vez buscarla—. Volver a casa es, también, no llegar nunca en realidad porque, ¿cuál es la “casa”? ¿Cómo dibujarla en un mapa con toda certeza, sin margen de equivocación, de ese modo absurdo en que Occidente delimita lo que queda fuera y lo que queda dentro? Si el ser humano está condenado a la no pertenencia —como probaría la urgencia viajera—, si la “casa” con la que soñamos es siempre diferente de la que habitamos y siempre extinguida, ¿por qué no habitar un umbral con algo de puertas de una Roma prohibida, una Roma Praga, la de Freud? Pienso en Trevi y la Fontana me lleva a México. La esposa de Maximiliano, la emperatriz Carlota, va a visitar al papa a la Ciudad Eterna y, dicen, vive ya sumergida en una extraña condición mental: cree que todos tratan de envenenarla. Se queda corta, a juzgar por los acontecimientos de la historia. Los narra un libro maravilloso que leí hace ya mucho en Roma: Noticias del Imperio, del escritor mexicano Fernando del Paso, publicada en 1987. La imagen es muy potente: espera encarcelada la ejecución del marido. Me tropiezo con Trevi en el paseo y la veo bebiendo: era la única agua de la que se fiaba. Esa no estaría envenenada. La verdad es que la Fontana es portentosa. Roma cambia la dimensión de las cosas. Estrella de Diego Ensayista, crítica y catedrática de Historia del Arte Miembro del Patronato de la Real Academia de España en Roma 37





VARIAZIONI SU TEMA ROMANO En el año 2004 acudí a Roma, invitado por Anna Cestelli Guidi, a una jornada de estudio que, bajo el título de Arte nello spazio pubblico in Spagna, nos reunió en la Fondazione Adriano Olivetti a un grupo de artistas, arquitectos y teóricos con agentes italianos interesados o implicados en el mismo campo. Ese mismo día, el 4 de junio, llegaba el Air Force One a la ciudad, donde George W. Bush sería recibido por Silvio Berlusconi, uno de sus más firmes apoyos en la invasión de Irak. Se habían convocado manifestaciones de protesta. A la alarma creada desde los media ante posibles situaciones de “caos, actos de violencia y sabotajes” se sumó la florida imaginación del ministro del Interior, que presagiaba “barricadas de fuego en el centro de Roma”. En torno al más bien festivo recorrido que hicimos esa tarde, la policía había blindado la ciudad. El tráfico de superficie fue casi totalmente suprimido. Con los restaurantes y comercios cerrados, su visión espectral llevó a algún periodista a describir la ciudad “desierta como en pleno agosto”, evocando un tópico que se ha hecho familiar gracias al cine (Il sorpasso, Caro diario), incluso para quienes nunca lo han vivido. Yo nunca volví a ver nada parecido hasta las restricciones decretadas durante la pandemia de la COVID-19. He frecuentado la ciudad desde principios de la década de los noventa. Durante el curso 95-96 fui pensionado en la Academia. En el momento, aquellos meses de residencia no me parecieron especialmente productivos. La apreciación se ha ido con el tiempo revelando errónea, dejando ver que esa estancia formaba parte, y esencial, de una secuencia compuesta de visitas fugaces y de estancias más o menos prolongadas; un proceso en progresión, abierto, cuya última etapa hasta ahora ha sido la exposición A quel paese, presentada en 2021 en la Academia y en la Fondazione Baruchello. Con esta institución ya habíamos colaborado años antes, en un seminario di ricerca e formazione que desembocó en la realización del sitio web mappadiroma.it, con el que concluía un proyecto de pedagogía colectiva desarrollado entre 2006 y 2007, mediante sucesivos encuentros con un grupo de estudiantes que abordó una relectura crítica de uno de los episodios más conflictivos de la historia contemporánea de Italia y de la construcción del imaginario local. Cuando leemos u oímos la palabra Roma, el nombre evoca inmediatamente una serie de imágenes, una lista de sitios (el Coliseo, las ruinas del Foro, la Fontana di Trevi, la Piazza Navona, el Panteón de Agripa, el Vaticano) que se ha ido elaborando cuidadosamente a lo largo del tiempo, un catálogo de hitos configurado a fuerza de selectivas incorporaciones y exclusiones; un registro que al final ofrece una imagen unificada, en paz, tautológica, de la identidad de la ciudad. No por casualidad, ese inventario de lugares coincide con el listado de aquellos que note-puedes-perder, según las guías turísticas. Y, salvo muy contadas excepciones, todos se concentran en un espacio bien delimitado: el que ocupaba la ciudad antes de la hiperbólica expansión de los años cincuenta y sesenta. Desde entonces, la mancha urbana se ha multiplicado, pero los depósitos de la memoria colectiva, los espacios simbólicos de la ciudad continúan concentrados en lo que ahora se llama el centro histórico. Nuestro mapa romano buscaba preguntarse por lo otro, lo elidido, por aquello que se sacrificó en aras del modelado de un producto consumible sin molestas historias inconvenientes. En ese sentido, Roma representa un caso de estudio idóneo. Partiendo del epíteto Ciudad Eterna —lema turístico, aunque se remonte al siglo I a. C., cuando en su apogeo, el Imperio se imaginaba a sí mismo como destinado a durar 41


siempre—, nos propusimos justamente mirar más allá, por detrás de ese escenario que, tal y como exige la industria turística, tiene que presentarse congelado, como ajeno al paso del tiempo. Así, decidimos rastrear otro tipo de historia —menos absorta en su petrificado rol de vetusta reliquia y más vecina del graffiti efímero que de la imperecedera lápida de mármol o de bronce— y hacerlo con la transversalidad y la creatividad propias de las prácticas artísticas. Acabamos eligiendo como punto de partida una imagen, procedente de los media y devenida icono: la fotografía que muestra el momento en que, en el maletero de un Renault 4, es hallado el cadáver de Aldo Moro, 55 días después de su secuestro por la Brigadas Rojas. Siendo en sí mismo el asesinato de Moro uno de los pasajes más opacos de la historia de la República, nos interesaba, sin embargo, por su condición de lo que Freud llamó “recuerdo encubridor”. El paso del tiempo y la reiteración de un relato centrado en la violencia política han convertido el caso Moro en una especie de imagen-pantalla que ofrece una simplificación tranquilizadora de unos años plagados de sospechas y dobleces. Igualmente, la marca anni di piombo sintetiza y aplana, jibariza y despacha sin más complicaciones un periodo de la historia reciente italiana, y de Roma en particular, tan rico como complejo, en el que eclosionaron las fuertes tensiones provocadas por la crisis del capitalismo industrial. Los años setenta en Italia fueron un laboratorio singularmente fecundo en experimentaciones de índole social, cultural, política y de modos de vida. La agitación de la época afectó profundamente a las concepciones previamente hegemónicas sobre el trabajo, la salud mental, la universidad, o el papel de las mujeres en la sociedad patriarcal; y dieron lugar a una eclosión sin precedentes de medios de comunicación propios de esa cultura alternativa: innumerables publicaciones, fanzines y revistas a las que hay que añadir la irrupción de las radios libres. Es decir, la conciencia plena de la


naturaleza política de las formas, del lenguaje, no solo como precioso territorio en disputa, sino como el campo de batalla mismo. Toda aquella explosión de caótica creatividad fue segada por la reacción brutal del Estado, que desató una oleada represiva que acabaría, entre otras cosas, vaciando de nuevo las calles. Las multitudes desaparecieron, las gigantescas manifestaciones se esfumaron. Mientras, empezaban a emitir las televisiones privadas anunciado un fascismo de nuevo corte, colorista, estridente, pero sin marchas triunfales: todo frente a la pantalla. Antes, ese mismo verano, las masas regresarían al espacio público, pero reconducidas ahora para ocuparlo ordenadamente, cada cual en su butaca y delante de un escenario, en la primera edición de L’Estate romana. Ya como espectadores, como consumidores; romanos de visita en el centro de Roma: casi, podríamos decir, turistas de sí mismos. Roma es una ciudad turística desde antes de la existencia misma del turismo. Este carácter prototurístico hace prácticamente imposible cualquier tipo de actividad, de acercamiento, de mirada que no pase por el filtro, por los protocolos que prescribe esta, más que una industria, una cosmovisión. En Roma el peso del pasado es tal que todo nos empuja a ser leído así, con naturalidad, como pasado: no solo las imponentes ruinas monumentales —pretendida mise en scène de una gloriosa genealogía de un imperio fascista que, para bien del mundo, al final nunca fue—; también la pléyade de héroes de las artes y las letras. Disfrutar de la beca en la Academia de Roma nos sitúa en una posición que podría asimilarse a aquella que describe la —un punto contradictoria— expresión “turismo residencial”. Estamos de paso, sí, pero no tan fugaz como al que obliga el acelerado city break o el non-stop sightseeing tour y la imperiosa colección de selfies. La estancia, normalmente de unos meses, nos permite desarrollar un grado de familiaridad con la vida diaria que propicia sentirte vinculado de alguna manera a esa imperecedera aristocracia. Es cierto que hay becarios que, una vez cumplidas las indispensables visitas turísticas, se colocan los headphones y se ponen a seguir por donde iban —un poco como un monje y un poco como el obrero que lleva ya la manivela misma integrada en su vida propia: él mismo, fábrica—, a producir su obra, con la tranquilidad de que los mandos están todos bajo control. Afortunadamente, el conjunto de residentes de este curso (los enumero: Irene de Andrés, Toni Amengual, Alán Carrasco, Natividad Bermejo, Gadea Burgaz, Sara García, Cristina García Morales, Maral Kekejian, Yeyei Gómez, Virginia Morant, Carlos Pardo, Txuspo Poyo, Javier Quislant, Muriel Romero, Gonzalo Golpe, Mar Sáez, Shirin Salehi, Miguel de Torres, Elo Vega, Leire Vergara y Àngels Viladomiu) no se adscribe —o no lo ha hecho la mayor parte del tiempo— a esa variedad de productivismo ensimismado, y hemos tenido oportunidad de establecer un fluido intercambio de pareceres —no exento, obviamente, de discrepancias— alrededor de una amplia y variada gama de asuntos, sin eludir los de cariz más espinoso: desde las contradicciones y conflictos —y las satisfacciones, en su caso— que en términos generales nos plantea la condición de trabajadores culturales y las desigualdades sobre las que se asienta y contribuye a sostener, hasta el hecho concreto de la estancia en Roma y las posibilidades y limitaciones de esta circunstancia en el momento concreto en que nos encontrábamos, cuando las incertidumbres de la pandemia cuestionaban la viabilidad misma de nuestro trabajo. Que la ocupación, por ejemplo, del Globe Theatre en abril de 2021 y las asambleas de trabajadores del mundo de la cultura no se destacaran precisamente por la presencia de nuestros becarios puede denotar falta de confianza en los medios y maneras tradicionales del 43


sindicalismo fordista, o mera ausencia de una conciencia de clase que ciertamente no ha sido a lo largo de la historia un rasgo distintivo de la casta artística, ocupada, con prisa y ansiedad, en el aprendizaje de la invisibilización de su inestabilidad y explotación. La residencia en la Academia representa para una mayoría de artistas una ocasión inusual en nuestras vidas: la sensación de percibirnos como formando parte de una pléyade de héroes de las artes y las letras que nos han precedido, y que, en los salones y los pasillos, nos sostiene la mirada tras los hirsutos bigotes de sus retratos al óleo. Una fantaseada fraternidad que funge de refugio metafísico, donde un relato idealista de las artes contribuiría a enmascarar sus condiciones de endémica precariedad con la gloria imaginada del laurel decimonónico. Esta ha sido la primera promoción que ha contado, en casi ya 150 años de historia, con una mayoría de mujeres residentes, lo que me quiere hacer pensar en un cambio de tono general en la convivencia y las conversaciones, no marcadas de antemano por el agotador campeonato permanente de testosterona en busca de admiración, un exceso de protagonismo de los enunciadores que acaba eclipsando la cosa de la que se suponía que estábamos hablando. Gracias. Mil gracias. Aun así, no han sido pocas las oportunidades de constatar la buena salud del mito del yo creador que no ve privilegio ninguno en su estatuto, sino merecidos reconocimientos a sus indiscutibles méritos. Pero el del embelesado narcisismo no da para un debate, perdido de antemano ante la omnipotencia de la vanidad, sino más bien acerca del peso que puede o debe, o no, contar a la hora de evaluar una obra la actitud moral de sus autores. Cuántas veces el conocimiento personal de un escritor o artista al que, en abstracto, admirábamos nos decepcionará al descubrir en su furioso esputo incandescente una pose pueril, pret-à-porter. Por fortuna, también pasa al contrario. Y las dos cosas. Igual que conocer la ciudad de Roma, vivir en ella, vivirla, exige —lo hemos discutido— un ejercicio de desmontaje que puede no resultar placentero al


primer trago: nadie llega a Roma en blanco, sino con una maleta previamente cargada de souvenirs, recuerdos acumulados colectivamente y transmitidos por medio de todo tipo de producciones culturales. Solo para quien se satisface con la previsible oferta macdonalizada puede ser agradable confirmar que no hay modo de vivir la ciudad desde un estatuto diferente al del turista, fuera del canon prescrito para un segmento temporalmente ocioso que vive ese tiempo, teóricamente libre, como una extensión natural del horario laboral. La ciudad misma se encuentra en la cumbre de una monetización total, como espacio privilegiado de inversión y de especulación, territorio de consumo absoluto donde la ciudadanía se ve arrasada y reemplazada por la clientela. Verdad es que siempre hay a quien no le afecta esa viga en el ojo: probablemente quienes traían ya su guion de casa y nada alterará lo que tenían previsto para su estancia en una Roma Disney. La situación se ve favorecida por la posibilidad que ofrecen las tecnologías actuales de seguir conectado con el sitio del que vienes y al que regresarás. Antes de internet, era imposible evitar un sentimiento de expatriación. Ahora se pueden pasar seis u ocho meses en un no lugar, sin modificar en lo sustancial tus hábitos culturales, consumiendo los mismos telediarios; pero para las miradas más atentas y críticas, en Roma no se puede dejar de constatar cómo el contexto local agudiza unas contradicciones de las que conocíamos su carácter global: no existe espacio exterior al espectáculo desde el que elaborar una crítica del mismo. Es más, que ese discurso puede perfectamente funcionar como instrumento esencial de la creación de consenso. Desde ahí hay que entender algunas de las propuestas más interesantes de esta hornada de residencia en Roma: desde las que no ocultan sino subrayan esa condición (esa “promiscua furia de ser parte-agente”) hasta convertirla en el eje mismo del trabajo, hasta la apuesta por una especie de éxodo, por debajo de todos los radares, hacia una ritualización de lo cotidiano, donde puede advertirse una cierta resacralización de los gestos, de su imprevisibilidad. Una vez más —y esa es la tensión que pone a prueba su condición de posibilidad— esto no tiene ya sitio para tener lugar que los territorios ya colonizados del espectáculo. Se puede, sí, imaginar una nueva cultura popular a partir de la prosumición o de las artes de hacer propias de los modos expresivos de los grupos sociales subalternizadas. Ese poner el foco en busca de alguna posible esperanza en una alteridad inevitablemente idealizada ha constituido, cómo no, centro de controversia. No ha de confundirse con derrotismo un cierto descreimiento ante discursos que se abrevian a veces en un fatuo name dropping o en la incorporación de una terminología à la mode, cada vez más prontamente cooptada y que refuerza la armadura de un orden que se alimenta precisamente gracias a la elasticidad de su ansioso afán de novedades. Si algo ha hecho posible siquiera figurarse su final ha estado determinado por lo inesperado de la pandemia, que ha relativizado cualquier atisbo de análisis con su brusca interrupción del fluido común de la ciudad mall: desde las estrategias de relectura crítica de los procesos de musealización a las lógicas ocultas en el hacer del archivo —qué se consagra, qué se desprecia; qué se conserva, qué es excluido—, o qué papel juegan el supuesto gusto y la neutralidad de la alta cultura en la construcción del patrimonio. Cuánto de racismo y eurocentrismo, de ensangrentada herencia colonial empapa el acervo de nuestros documentos de cultura. Hay quien se inhibe y recoge en un lenguaje elusivo, fragmentario, ante la imposibilidad de imaginar otra cosa que no sea la reanudación del ciclo extractivo de la ciudad mercancía, una vez superado este engorroso imprevisto. En este trance ha aparecido recurrentemente el papel de la fotografía —también del vídeo— ante el reto de desbordar la mera 45


documentación de la ciudad desierta. Hasta qué punto pueda la fotografía —como dispositivo moderno, es decir, ya antiguo a estas alturas— conservar cierta capacidad y flexibilidad a la hora de dar fe de esa realidad y, sobre todo, de recoger las posibles briznas de vida que aún puedan sobrevivir en los márgenes. Algo sobre lo que alertara, sin demasiada esperanza, hace ya medio siglo, Pier Paolo Pasolini, centro él mismo, inevitablemente, de discusiones. Rara es la promoción de becarios que no cuente entre ellos con un proyecto en el que Pasolini, su obra y su vida sean el ancla o la excusa. Hasta su propia imaginería. Y no solamente la generada por su filmografía, sino su imagen misma. Hasta un fenómeno tan incómodamente poliédrico como el que representan la vida y la obra pasolinianas puede ser reducido a fetiche por la industria de la estetización total de la experiencia y diseñar un producto ideal para ser consumido por fans de lo retro. Junto con Pasolini, otro foco temático —descontadas la Roma eterna y el fascismo— destaca, explícito o latente, entre los intereses de los becarios, y no solo de esta última promoción: la trágica derrota del 77. Entre acertadas aproximaciones críticas, predomina una aureola de nostalgia, desde un libertarismo que, aunque se ve a sí mismo como epítome de la anarquía, no hace sino cumplir a pie juntillas los dogmas neoliberales de la marca Yo. Nuestra época permite (o solamente permite) consumir la gran broma ácrata-dadaísta de los indiani metropolitani desde la melancolía. En las poderosas imágenes de aquellos “días que valían años”, ¿qué las ha vaciado de su energía hasta aparecer como una especie de tardo hippismo?, ¿qué las ha desangrado, edulcorado, envuelto para regalo, sino ese maquillaje permanente, difuso y ubicuo? La “actualidad” de su fracaso se manifiesta en forma de moda, en el gusto banal del uso, hoy, de las imágenes y las tecnologías de la época. ¿Un simulacro inane? ¿O un acta definitiva de rendición?


Residiendo o de paso por la Academia, en un momento u otro quizá nadie haya podido evitar reconocerse en esa categoría radicalmente contemporánea del posturista: intentando adoptar una postura mínimamente distante o irónica al vernos atrapados en el consenso de un juego de espejos midcult, un collage de pastiches cuyo aglutinador no es otro que la lógica de la experiencia monetarizada. Esas calles —de lo que en España se llama “centro comercial abierto” y en Italia, en un giro más perverso, en un oxímoron, centro commerciale naturale—, el antiguo centro de la ciudad, la ciudad antigua, se despliegan como un espacio de uso exclusivo: hostelería y comercio. Y nunca está vacía. Ni en agosto. Por sus arterias fluimos las masas de turistas. Capital humano, sujetos y productos a la vez, productores y consumidores de memorias y olvidos, activos partícipes de los procesos de señalación y ocultación: el público que aplaude enardecido la exaltación del desfile triunfal y la expropiación de los vencidos. En medio de ese escenario del consumo total, rodeado de cafés y de tiendas vintage, en la Via del Governo Vecchio, en el número 39, se encuentra uno de esos cruces simbólicos de grandeza y de derrota, de los diversos tiempos que todavía fluyen, simultáneos, paralelos, en la ciudad. Se trata de un desvencijado caserón, el Palazzo Nardini. En 2018, el edifico fue ocupado por diversos colectivos juveniles para denunciar públicamente la operación de venta del edificio, de propiedad pública, y evitar que fuera transformado en un hotel de lujo. Al reclamar para el palazzo un uso social y cultural, el acto se inscribía en una genealogía específica, al reactivar la memoria colectiva de los movimientos de emancipación en la ciudad. En 1976 el edificio había sido ocupado por un grupo de mujeres del Movimento de Liberazione della Donna. María Zambrano, que en sus largos años de exilio encontraría también asilo y acogida en Roma, dejó escrito que para que un libro merezca tal nombre debería “tener algo de bomba”. Ser capaz de detonar, de desembocar en otra cosa. La acción, ilegal, transgresora, de la ocupación del Governo Vecchio nos recuerda que los cambios parten siempre de un desafío del orden imperante, de un gesto de insumisión, de desborde de los límites de lo posible. De lo que hasta ese momento era posible. Al trabajo artístico cabe exigirle lo mismo. Rogelio López Cuenca Artista visual Residente 1995-1996

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HOMENAJE A LAS RESIDENTES DE LA ACADEMIA Una de las cosas fascinantes de mi paso por la Academia fue descubrir por primera vez su archivo fotográfico como parte de mi proyecto Il risveglio dell’Archivio fotográfico dell’Accademia di Spagna a Roma. Uno de mis objetivos principales era la reactivación del archivo fotográfico, demostrando su potencial a través de su relectura desde una posición contemporánea. Durante la evaluación del archivo, me di cuenta de cómo las imágenes ilustraban una evidencia histórica: la representación masculina en las fotografías era totalmente predominante. A partir de aquí, surgió una reflexión que conectaba el pasado en el que la feminidad aparecía siempre en segundo plano o directamente era inexistente con un presente más esperanzador. El año de mi promoción (2020-2021) se produjo un acontecimiento histórico: por primera vez las residentes mujeres sumábamos un número muy relevante. Este hecho merecía ser homenajeado y registrado utilizando de nuevo el mismo medio fotográfico que años atrás había dejado constancia de este vacío. Tomando como punto de partida dos fotografías de pensionados realizados entre los años 1902 y 1906, propuse recrear estas dos imágenes sustituyendo cada retratado con las residentes de la promoción 2020-2021. La mayoría de residentes se sintieron identificadas con la propuesta, contando también con la participación de la directora, la secretaria y la coordinadora del Área de Patrimonio de la Academia. Las fotografías se realizaron utilizando la misma localización que las anteriores.

Quiero agradecer enormemente a todas mis compañeras por haber hecho esto posible. Virginia Morant Gisbert Becaria 2020-2021 Conservación y restauración de bienes culturales

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Homenaje a las residentes de la Real Academia de España en Roma I De izquierda a derecha: Gadea Burgaz Andrés, Irene de Andrés Vega, Sara García Fernández, Àngels Viladomiu Canela, Elo Vega, María Luisa Sánchez Llorente, Muriel Romero Abellán. Sentadas en primer término: Ángeles Albert de León, y Margarita Alonso Campoy

Homenaje a las residentes de la Real Academia de España en Roma II: De izquierda a derecha: Maral Kekejian Hernando, Isabel (Yeyei) Gómez, Shirin Salehi, Mar Sáez Martínez, Leire Vergara Vivanco, Nati Bermejo Arrieta y Virginia Morant Gisbert.


El director José Benlliure y el secretario Hermenegildo Estevan con pensionados de la promoción 1904-1908. De izq. a drcha: A. Flórez Urdapilleta, sin identificar, J.R. Zaragoza, sin identificar, F. Llorens Díaz (1902-1906), A. Ortiz Echagüe, Hermenegildo Estevan, F. Aznar SanjurjoSentados: José Benlliure, E. Martín Laurel

Promoción de pensionados 1900-1904 De izquierda a derecha: E. Marín Higuero, M. Benedito, M. Garnelo, F. Álvarez de Sotomayor, F.A. San Felipe, F. Llorens y E. Chicharro Agüera

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CÓMPLICES DE LA ACADEMIA PROGRAMA DE VISITANTES DEL SECTOR CULTURAL

2020−2021



CÓMPLICES DE LA ACADEMIA Si pensamos en las consecuencias permanentes que ha dejado la pandemia, y aquellas que podrían ser transitorias, muy probablemente no sabríamos cuantificarlas ni clasificarlas. Un nuevo paradigma, accesible pero en ocasiones invisible, nos impide calibrar su impacto y a la vez nos convierte en poseedores de muchas de las claves para entender un futuro próximo. Nuestro propio léxico en el panorama actual es modelo de ello, mientras seguimos desgastando palabras como «cepa» o «antígeno», le otorgamos una nueva significación a términos como «ola» o «brote», siendo estas un ejemplo del desconocido destino que les espera, olvidándonos nosotros de la amable relación que hasta ahora hemos tenido con los brotes verdes o las olas azules. Desde el año 2015, incorporando a su cotidianidad un extra de participación colectiva, la Real Academia de España en Roma ha apostado por los encuentros con profesionales del sector cultural que, ajenos administrativamente al programa de becas, han compartido conversaciones dentro de nuestra institución, dejándonos una parte de sus saberes y experiencias. Con la llegada de la pandemia y las derivadas precauciones implantadas, nuestro corriente funcionamiento ha querido hacer de este desencuentro otra forma para encontrarnos, teniendo presente que todavía hoy lo digital complementa a lo presencial y en el literal sentido de la palabra «encuentro», sin necesidad de añadirle adjetivos. Es por ello que cooperando con nuestros compañeros de la Red de Centros Culturales de la AECID y guiados por su criterio para la selección de participantes en la exposición, todavía digital, reactivandovideografias.com, algunos de ellos han viajado hasta nuestra Academia en Roma, con un mismo reclamo pero diferentes geografías, compartiendo nuestro día a día en espacio y tiempo, recordándonos que otro instrumento directo para hacer frente a las consecuencias permanentes de la COVID-19 sigue siendo la palabra, y para no olvidarnos de que para viajar a Italia desde fuera de Europa, además del pasaporte sanitario, se sigue necesitando el pasaporte. Los textos que a continuación se recogen son las reflexiones de varios de los participantes que durante este año pudieron encontrarnos en Roma. Miguel Cabezas Ruiz Coordinador del Programa de Visitantes del Sector Cultural Academia de España en Roma

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Mi estancia en la Academia de España en Roma Después de una amistosa bienvenida y muchas horas de vuelo, de repente me encontré en un lugar opuestamente diferente a mi realidad habitual, la Academia es básicamente un santuario para artistas y el lugar perfecto para tener un retiro espiritual artístico. Por muchos meses antes de llegar a Roma había estado ahogado en asuntos de trabajo, problemas familiares y una vida rutinaria donde hay poco espacio para pensar en arte o hacer arte sin que esté relacionado con un trabajo o con un deadline de algún tipo. Estar en un sitio como la Academia de Roma es para mí un lujo que pocas veces he podido darme en la vida, así que decidí aprovecharlo. Después de hacer la cuarentena mandatoria de esta época por temas de la COVID-19, finalmente tuve la oportunidad de conocer a los becarios que actualmente están en residencia en la Academia, los cuales son un grupo muy diverso de artistas españoles. Pude hablar con ellos y compartir un poco de mis experiencias y mi trabajo y ver qué tan diferentes y similares son a las mías en algunos aspectos. Fue refrescante poder ver otros puntos de vista de personas que viven del arte y ver cómo desde otras latitudes estos artistas tienen sus propias luchas en la interacción con la sociedad. Por meses he estado trabajando en un proyecto que se vive postergando por un sin fin de razones, el estar finalmente con tiempo para mí mismo me dio la oportunidad de poder organizar mis ideas para continuar con este proyecto. Oportunamente, la ciudad de Roma me brindó una serie de imágenes y sonidos que perfectamente encajan con este proyecto. Haciendo un recorrido desde la Vía Apia hasta corazón de la Roma clásica fui tomando fotografías y grabando sonidos que me sirven como el escenario para una secuencia que es parte de la animación que estoy realizando actualmente. La ciudad, como cuna del cristianismo y de la Iglesia católica en sí, fue una gran inspiración que, aunque de manera intangible, definitivamente estará presente en esta pieza. En resumen, tanto en la parte del intercambio cultural y artístico, la exploración de una ciudad nueva para mí y la posibilidad de tener un espacio para poder desarrollar mis ideas, la estancia en la Academia de España en Roma para mí es una experiencia muy fructífera e inolvidable por la cual les agradezco profundamente. Desde mi media isla caribeña en medio de mi ruidosa ciudad les mando un sincero abrazo.

Ignacio Alcántara Artista audiovisual Proyecto Reactivando Videografías

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EN CON/JUNTO, RESIDIR: REFLEXIONES SITUADAS SOBRE EL FORMATO DE RESIDENCIAS ARTÍSTICAS I. El modelo de residencias artísticas se remonta al siglo XIX. Concebidas históricamente por comunidades como una forma de atraer a artistas a establecerse en sus localidades, desde sus comienzos, estos espacios han constituido una pieza fundamental del paisaje artístico y cultural. En el contexto de Europa, la colonia de Barbizon en Francia, así como las colonias de Oosterbeek en Holanda y de Worpswede en Alemania constituyen ejemplos ilustrativos de ello, al ofrecer a artistas un espacio para experimentar, crear y enfocarse en su producción en un contexto colectivo y en el seno de una comunidad. De forma similar, en Estados Unidos, la corporación de Yaddo y la Colonial McDowell, fundadas en Saratoga Springs (Nueva York) y en Peterborough (New Hampshire) en 1900 y 1907, respectivamente, fueron concebidas como espacios para servir de soporte en el proceso de creación artística en diálogo con la comunidad local y con otros y otras residentes. Más tarde, a partir de la década de los noventa, es posible localizar una expansión de este modelo al resto del mundo, estimulando y reproduciéndose en las diversas escenas locales de arte contemporáneo. En este sentido, tal y como dan cuenta el curador Nikos Doulos y el antropólogo Herbert Ploegman, las residencias artísticas pasaron a constituir un pilar de lo que se denomina la ecología del arte, es decir, el campo que se desarrolla entre los diversos agentes encargados de producir, discutir, comercializar, intercambiar, transportar, conversar y ver el arte. Esta transformación, como es de esperarse, no dejó de plantear sus problemáticas. La incorporación de este modelo en la llamada ecología del arte ha supuesto, a la vez, su imbricación en las políticas neoliberales que empapan de lleno al arte y la cultura. Como sostiene la artista y docente Hito Steyerl, el arte ha sido un actor principal del capitalismo tardío y el semiocapitalismo. Esta imbricación se vuelve más palpable en procesos como la comercialización de las prácticas artísticas desde el mercado internacional del arte, la idealización de formas de hiperproducción ancladas en lógicas capitalistas y heteropatriarcales, la precarización laboral en el arte, la transformación de la producción artística y la movilidad como capital cultural, así como la comprensión


global del artista como una figura profesional, emprendedora y en perpetuo estado de reinvención. En relación con esto último, le artiste queer larose s. larose observa, por ejemplo, que desde el advenimiento del trabajo de sitio hace algunas décadas, las prácticas artísticas de estudio —incluyendo las residencias artísticas— han dado paso a procesos de creación inmateriales que “requieren que los artistas y las artistas sean móviles, que se reinventen perpetuamente, siguiendo el camino global de las oportunidades, el financiamiento y el capital”. Es decir, hay una exaltación alrededor de la figura del artista nomádico que, de acuerdo con larose, habla de la despolitización de la producción artística y de las comunidades artísticas. Con base en lo anterior, podemos plantear que existe un pasaje gradual con respecto al modelo inicial de residencias, donde el aspecto colectivo/comunitario es sustituido por un modelo individualizado que estimula la producción de subjetividades volcadas a administrar y acrecentar su propio capital humano. Esta transformación, de acuerdo con la escritora Irmgard Emmelhainz, responde al hecho de que el tipo de sensibilidad que acompaña al sistema neoliberal florece, precisamente, “en la espectacularización de la subjetividad, poniendo al centro al individuo en detrimento de lo social”. O, en otras palabras, la sensibilidad neoliberal cristaliza una forma de relacionarse con el mundo desenraizada y fragmentada que tiene como eje la producción de plusvalía y el consumo diversificado. Pero ¿es posible concebir el modelo de residencias artísticas de otro modo? En un ensayo escrito por Mariska van den Berg titulado Art Residencies. Performing The Margins, la curadora propone, contrario a la lectura anterior, una comprensión del formato de residencias artísticas como un espacio de resistencia. De acuerdo con Van den Berg, si bien las dinámicas que se gestan en el marco de las residencias no se encuentran enteramente al margen de los mandatos postfordistas de hiperproductividad, visibilidad, individualismo y consumismo, el hecho de que estas prioricen un tiempo y espacio para procesos de investigación, así como de intercambio afectivo e intelectual —con o sin la presión de producir resultados materiales concretos—, las torna en el marco ideal para explorar otras formas de producir arte contemporáneo, así como de instituir. “Uno podría argumentar”, nos dice la curado59


ra, “que estos espacios proporcionan asombrosos parachoques [temporales] contra […] ‘la presión por rendir’: muchos programas no esperan un resultado predefinido ni imponen plazos para permitir que los residentes se liberen de la presión y las expectativas”. Siguiendo al curador Anthony Huberman, Van den Berg plantea que, en muchos casos, aquello que guía y sostiene estas formas de producción que se dan en el contexto de residencias artísticas radica en una atención y cuidado por los procesos, más allá de los resultados; un cambio de atención del qué al cómo. En este sentido, lo que emerge, nos dice la curadora, es un enfoque alternativo donde se adopta una relación más vulnerable con el conocimiento, la creación artística, así como la audiencia que va más allá de la aparente oposición entre una labor didáctica o antiintelectual y abarca lo que Huberman propone como “me importa” (I care). II. En marzo del presente año, tuve la oportunidad de llevar a cabo una residencia en la Real Academia de España en Roma. Esta residencia se dio en el contexto de mi participación como curadora invitada en Reactivando Videografías, un proyecto de la Red de Centros Culturales de la Cooperación Española y de la Real Academia de España, comisariado por Estíbaliz Sádaba. El proyecto busca dar a conocer una selección de trabajos audiovisuales de más de setenta artistas procedentes de España e Italia, así como de diversos países de Latinoamérica. En el caso de Latinoamérica, la selección de los curadores corrió a cargo de cada uno de los centros culturales de España presentes en América Latina y Guinea Ecuatorial. Similar a los proyectos anteriormente descritos, la Real Academia de España en Roma fue fundada en 1873 con el objetivo inicial de fomentar y atender el creciente interés por parte de artistas españoles por Italia y, más específicamente, por Roma. Se trata, como menciona la actual directora María Ángeles Albert de León, “de la primera residencia artística fuera de España con carácter de permanencia”. Si bien inicialmente los residentes eran en su mayoría artistas —hombres— dedicados a la pintura y a la escultura, con el paso de los años la institución se ha transformado de manera significativa. Esto se vuelve claro en la apertura a nuevas disciplinas como lo son la fotografía, la videocreación, la gastronomía, la danza, así como la historia del arte, la museografía, la curaduría, la restauración, lo mismo que en la creciente presencia de mujeres entre su cuerpo de residentes. Actualmente son más de 140 las generaciones de artistas e investigadores que han pasado por la institución. La Academia ofrece, además de una pensión mensual, alojamiento y estudios para los residentes, talleres de trabajo, espacios de vivienda comunales y oportunidades de formación y aprendizaje. El programa de residencias funciona a través de convocatorias anuales. Los solicitantes deben presentar, en cada caso, proyectos artísticos o de investigación que o bien incorporen directamente a Roma o estén de algún modo relacionados con la ciudad. La conexión con el sitio es, por lo tanto, central al proyecto de residencias. Sin embargo, no se trata de una relación superficial. Esta relación es, por el contrario, sostenida cuidadosamente a cada paso. Una parte fundamental consta de las alianzas gestadas desde la institución con los vecinos que habitan el famoso barrio de Trastévere, donde se afinca la Academia, así como los barrios colindantes a través de pláticas, proyectos y otros eventos públicos de interés local que permiten generar cruces e intercambios. Además de ello, a los residentes se les anima a tomarse el tiempo necesario para conocer y familiari-


zarse con la ciudad al llegar. Esto fomenta no solo un diálogo y una reciprocidad con el contexto que les alberga, sino que, en ocasiones, deriva incluso en cambios y reajustes en sus proyectos iniciales. Finalmente, a los residentes también se les ofrece acceso a una amplia red compuesta de museos, galerías, espacios artísticos y agentes culturales que ha conformado a través de los años tanto la Academia como los residentes que han pasado por ahí. El programa de residencias, por lo tanto, crea un marco que se distancia de formas tradicionales de turismo cultural; al contrario, teje y alimenta vínculos y conexiones y sobre todo fomenta una cierta disposición hacia la ciudad, mediada precisamente por un cuidado hacia las particularidades locales y una conciencia y responsabilidad de lo que significa estar ahí. III. Cuando desde el Centro Cultural España se me planteó la posibilidad de llevar a cabo una residencia en la sede de la Real Academia de España en Roma, yo acepte sin vacilar. Hacía un año —aproximadamente— que la pandemia me había obligado a aislarme en una casa y una ciudad completamente ajenas para mí (el inicio de esta coincidió, inesperadamente, con mi traslado de Ámsterdam a Bruselas, tras haber concluido mis estudios de maestría). La idea de poder pasar unas semanas en un sitio compartiendo con otros y otras y tomarme el tiempo de reconocer una ciudad por la que había pasado velozmente hace unos años, sonaba idílica. Sin embargo, el panorama cambió un día antes de llegar, cuando el Gobierno italiano decretó el 15 de marzo nuevas medidas restrictivas para frenar los contagios por la COVID-19. Sin poder salir de la Academia, salvo en horarios específicos y únicamente para hacerme de provisiones para los días siguientes, me fue posible conocer otros espacios donde también se despliega la noción de cuidado: en el seno de la vida cotidiana. Fuera de los espacios de producción, alrededor de la cocina y la mesa, conocí formas radicales de hospitalidad. Los almuerzos y las cenas cumplen una función vitalizadora. Ahí tiene lugar la concurrencia de experiencias, saberes y afectos que, en muchas ocasiones, están en diálogo con los intereses personales y los proyectos artísticos de los residentes. En este sentido, era común que las conversaciones iniciadas informalmente en el espacio de la cocina fueran retomadas durante las visi-

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tas de estudio, o bien que los intercambios iniciados durante la mesa se extendieran en el contexto de los talleres. Un ejemplo concreto fue el de la artista Elo Vega, a quien conocí el día de mi llegada a la Academia durante el almuerzo. El proyecto que Vega presentó a la Academia se centra en la escultura y parte del contexto específico de la ciudad de Roma. A través de una investigación exhaustiva, este busca problematizar los relatos hegemónicos en el imaginario colectivo, especialmente acerca de su rol monumental, los discursos estéticos en que se sustenta y sus funciones como dispositivo de control social. Si bien las visitas de estudio que realicé jugaron un papel importante para conocer su práctica más de cerca, fueron posiblemente las pláticas que tuvimos alrededor de la comida o tomando un café que nos permitieron forjar un importante nivel de intercambio. Con la artista Shirin Salehi sucedió algo similar. Mi aproximación a su obra ocurrió inicialmente mediante conversaciones durante la comida y más adelante durante la fiesta del Noruz o el año nuevo persa que celebramos en uno de los patios interiores de la Academia. Estos importantes eventos alimentaron un entendimiento procesual sobre los intereses de la artista en torno a la escritura, la escultura y el grabado que luego tuve oportunidad de ampliar en el contexto de su estudio. Todas estas experiencias no me son del todo ajenas. Mi formación como parte del colectivo Cráter Invertido en la Ciudad de México nutre, asimismo, mis presentes reflexiones. Sin embargo, la experiencia en la Real Academia pone en perspectiva no solo la relevancia de estos espacios como potenciales lugares de encuentro, diálogo y desarrollo, sino también el papel vital que juegan en el mundo del arte. Aline Hernández Curadora e historiadora del arte Proyecto Reactivando Videografías


REFLEXIONES DE UNA RESIDENCIA ARTÍSTICA EN ROMA EN MEDIO DE UNA PANDEMIA En esta segunda ola pandémica en Costa Rica —con sus respectivos esfuerzos de contención— me pongo a mirar fotos y recuerdo que tengo pendiente mi huella histórica en la documentación de mi residencia artística en la Real Academia de España en Roma. Suceden tantas cosas en quince días que es imposible captar toda su esencia solamente en fotografías. De hecho, estuve tan consciente de ello que me dediqué a consumir la ciudad con mis cinco sentidos. Los humanos nos esforzamos mucho en que se nos recuerde, y nos esforzamos poco en recordar, especialmente ahora que tenemos tantos gadgets que recuerdan por nosotros. Roma es un museo al aire libre con múltiples patrimonios de la humanidad, tanto oficiales y validados, como aquellos que se validan popularmente. La conservación de la historia se da en medio de lo cotidiano: una familia promedio de 2021 se encuentra viviendo en medio de las edificaciones más antiguas de la cultura occidental, compartiendo bloques de piedra con fantasmas de más de 2 000 años. Quizá para el romano medio esto ya deja de ser impresionante, pero para mí ver tiendas de abarrotes y cafeterías comunes dentro de centenares de teatros Melico Salazar, es como entender por qué Europa siempre se ha considerado la “linda de la clase”, la niña fresa que llegó a hacerle bullying a la aborigen latinoamericana. Es una lástima que hayan arrasado con todo y que lo que conozcamos de la historia occidental en Latinoamérica sea la versión de la niña fresa. Pese a estas reflexiones sobre la supremacía de unas civilizaciones sobre otras, para las personas con problemas vocacionales una visita al Panteón de Agripa podría sugerirles querer ser historiadores, arquitectos, restauradores de arte o artistas. La gran arquitectura romana, aún conservada, revela egos enormes de pequeños hombres que se aseguraban su permanencia póstuma con gran ímpetu y ego. ¿Lo habrían hecho con consciencia de ello? ¿O era el modus operandi predeterminado? Casi como si estuvieran enamorados de sí mismos y tuvieran que demostrarlo al mundo. En el Foro Romano, enormes columnas que, pese a la erosión ambiental y de la civilización, siguen en pie. ¿Qué construcción actual podría perdurar tantos años? La calidad de los materiales, la minuciosidad de la mano de obra, hay detalles que reflejan una gran pasión por lo estético y lo visual. Se trata de una cultura de lo bonito, una normalización de lo bello; pero más que bello, lo grande. La muestra de testosterona se erige como una especie de demostración de poder —no por nada la existencia del Coliseo como espacio para las prácticas violentas segregadas por

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clases hace parecer que es el balance interno para contrarrestar lo mucho que gustan de lo lindo y no parecer tan cursis—. “Roma entre arte, arquitectura y religión: Un culto a la belleza a través del egocentrismo y el poder” sería el título que le pondría a un libro sobre mi experiencia absorbiendo la ciudad. Quizás porque no vivo allí mantengo un poco de ese “al cabo ni quería”, aferrándome a la idea del narcisismo humano reflejado en la opulencia imperial. Pero ¡qué más da! Roma es tan bella, con todo su egocentrismo, como espejo del poder en su estética, con esos espacios —casi todos devotos a la religión— que, por poco, podrían tenerme rezando misterios en un rosario. De hecho, entro a la basílica de Santa María la Mayor y caigo en la cuenta de que Jesús es un gran influencer del mundo. ¡Después de muerto aún tiene seguidores activos! Entiendo, sin citar ningún libro de historia, el origen de la arquitectura de Antigua Guatemala y de Cartagena. Se trata todo de influencers y seguidores, ¡y el gran poder que los seguidores pueden tener en colectividad! ¡Cuántas iglesias!, ante el poder de la palabra y la fe. ¡Y el capitalismo!, la explotación se fusiona con lo eclesiástico dentro de un tour guiado. ¡Vaya poder el del consumo masivo! La religión es definitivamente un gran motor no solamente del poder y la autoridad, sino también del turismo y la economía. Los miles de rosarios en las tiendas mueven fe y mueven negocios. El confesionario es una atracción especial y tiene un letrero de todos los idiomas en los que se pueden indultar los pecados. El impacto del turismo es tal que se nota su caída ahora en tiempos de pandemia. Caminar por la ciudad vacía, hermosa pero solitaria, de repente parece un escenario apocalíptico zombi donde camino en busca de suministros. Todo está cerrado o pseudoabierto. Sin embargo, fue un lujo tenerlo todo para mí solita, sin los turistas que modificamos tanto el paisaje, especialmente en los museos, donde normalmente las grandes filas y la acumulación de personas no te dejan conectar en silencio con los mensajes que nos enviaron desde el pasado.


En los museos del Vaticano reflexiono justamente que la historia de las artes visuales retrata realidades, escenarios, paisajes, cosas vistas desde un ojo particular. Alejándome de la escena, comprendo que, pese a que los tiempos son otros, las dinámicas del mundillo del arte no son muy diferentes que en el siglo XV y XVI: las realidades que permanecen en Roma son las de Rafael, Leonardo, Miguel Ángel, Bernini, Borromini, Caravaggio, los famosos, los “amiguis” con oportunidades. Las obras que miro me muestran las mismas dinámicas actuales del poder y lo comercial. Sin embargo, en un mundo sobrevisualizado, sobredocumentado ¿qué pueden ofrecer las artes visuales ahora? Allí, sin referencia bibliográfica puedo entender también el nacimiento del arte contemporáneo. El registro de la visualidad ya no está únicamente en manos de artistas, todos, con cada foto en sus redes sociales, dejan imagen de cómo son las cosas. ¿Qué podemos aportar hoy para la posteridad desde las artes tradicionales? Si la pintura puede ser digital, si la escultura también puede ser impresión 3D, ¿qué puede aportar lo tradicional desde su anacronía? Pero, además, con la filosofía de lo efímero, ¿qué perdurará de lo actual para el estudio y documentación del siglo XXI en el futuro? ¿Serán los datos la documentación de las generaciones futuras? ¿Será más bien la Rena Ware la próxima vasija en los museos del futuro? ¿Quiénes serán los artistas que después de muertos serán recordados por su obra? Tantas retóricas inundan mis días y, montada en una llamativa bicicleta de alquiler por código QR, llego al parque chino de Roma, la Piazza Vittorio Emanuele II. Jóvenes y no tan jóvenes juegan bádminton y ping-pong público. Nunca viví en China, pero como descendiente de migrantes siempre hay algo que traes dentro que te conecta. Automáticamente se me ponen los ojos turbios y echo un par de lágrimas que no caen. El sentimiento de comunidad y pertenencia de no sentirte tan solo. En ese parque estamos los chinos, los negros y otros POC (people of color); todos de diferentes orígenes, pero de un similar contexto de migración: trabajo, economía, política. Los migrantes estamos en todo el mundo y de alguna manera pienso que miramos las cosas de forma un poco diferente que la cultura hegemónica del sitio. Al atardecer, mirando por el jardín romántico desde mi estancia en la Real Academia de España en Roma después de varios días de recorrer la ciudad, pensé en el bicentenario de independencia de la República de Costa Rica, como tica descendiente de migrantes chinos. Sin duda, muchas interrogantes y reflexiones sobre el pasado me fundían la cabeza después de un día de explosión cerebral. La primera generación de becarios en la Academia de España en Roma llegó en 1873, al mismo sitio donde yo estaba, mientras que a Costa Rica llegaba un barco de Macao con uno de los primeros “lotes” de chinos para trabajar en la construcción ferroviaria. De repente me sentí parte de la historia: somos, cada uno, los más complejos repositorios de información, desde nuestra memoria hasta nuestro ADN. Allí, cada uno de los residentes-becarios, estábamos haciendo converger cualquier cantidad de cultura. Y eso, señores, es lo invaluable de una residencia artística. Iris Lam Gestora cultural, curadora, investigadora y docente Centro Cultural de España en Costa Rica Proyecto Reactivando Videografías 65


SOBRE PRIVILEGIOS Y OTRAS DOLENCIAS COLONIALES Crucé el charco. Pero bajo condiciones de mucho privilegio si hablamos del origen de esta expresión, que hace alusión a las, los y les migrantes que huyen de este país tan violento y genocida que hace honor a su nombre: Honduras. Hace casi diez años que comencé a producir arte como una forma de lidiar con mi existencia y cuestionamientos, de poder entender mejor esta estructura racista, clasista, patriarcal y hetero-cis-normada que nos ha ahogado por años desde la colonización. En mis piezas pongo el cuerpo y con esta cuerpa viví una experiencia que nunca imaginé, viajé a Roma, Italia por invitación de la Real Academia de España en Roma y el centro cultural de mi país. El viaje se dio en el marco del proyecto Reactivando Videografías, que se gestó en tiempos de pandemia, una antología de obras de videoartes experimentales creadas a lo largo de Latinoamérica, España y otros lugares donde los centros culturales de España están instalados. Este proyecto me llenó de alegría, pues podía exponer al lado de referencias tan grandes como María Galindo, Mujeres Creando, la Chola Bocona, entre otras que resisten creando y desde su experiencia y voz personal… Además, haber participado en este proyecto me subió a un avión a más de 9 000 km de la tierra donde siempre he vivido, para vivir la “experiencia romana”. Roma representa para mí una memoria encuadrada en el televisor, específicamente representada por el monumento erguido más grande a la colonia, el Vaticano. Mi abuela siempre nos sentaba a ver sus imágenes sobre procesiones, misas y hasta vimos dos veces el humo blanco tan representativo de la devoción católica cuando se elige a un papa, algo que nunca antes había pasado: un papa europeo renunciando y uno latino al poder. El Vaticano pasó de ser una imagen constante en la memoria televisiva de mi niñez a ser una visita inesperada. La academia tenía unas tarjetas “Ecom” para entrar gratis a los museos de la ciudad, entre ellos el Vaticano, entonces me decidí a visitarlo. Tenía que conocer las entrañas de la ostentosidad. Fue como esperaba, impactante e indiscutiblemente monumental. La historia contenida en ese edificio es abrumadora. Lleno de esculturas en todas las columnas que sirven como vértebra de la cúpula, las representaciones de los personajes masculinos tienen posición de santidad y poder, mientras que las representaciones de mujeres en su mayoría están cargando bebés y en posiciones de sumisión. Un reflejo de toda la cultura patriarcal-colonial perenne en nuestra sociedad. Para volar a Roma entré por el Aeropuerto de Barajas de Madrid que conozco por el programa de National Geographic Alerta Aeropuerto. Es gigantísimo, para moverme entre las diferentes terminales debía tomar un trencito automático sin conductor. Recuerdo estar riéndome y contándole a unes compas1 por WhatsApp, en forma de broma, que estaba en Alerta Aeropuerto, pero nunca creí que daría positivo por alcaloide de centraka2. ¿La real academia de qué te invitó? ¿Y qué es eso? Me decía el oficial de migración mientras sonreía firmando un papel que me remitía a una “[…] revisión minuciosa por mi pretensión de entrar a territorio Schengen”. Ni sabía qué putas era territorio Schengen. Esperé por más de 40 minutos a ser atendida mientras algún policía hacía surcos frente a mí caminando de un lado al otro y mirándome fijamente. Al final pasé, pues iba de manera “legal” aka3 privilegiada, ¿no? Porque quienes cruzamos para el otro lado del charco siempre lo queremos hacer sin permiso divino superior. Viajar en medio de la pandemia me resulta todavía una metáfora incomprensible, nunca pensé hacer un viaje tan largo y menos como consecuencia de hacer arte. Aquí en Honduras, no hay ninguna academia de arte, generalmente hacemos estudios co-


munitarios, hablando con amigas, amigues, amigos, discutiendo las estructuras, el sentir, el pensar. En Europa se puede vivir hasta un año de hacer arte, con salario y todo. Esto me provocó pensar lo mucho que debemos trabajar aún y toda la deuda que el territorio Schengen heredó de la colonia y que aún no hacen nada para aminorar el peso de la historia. Comencé a ahondar mi pensamiento alrededor de lo que son y lo que implican los privilegios. Hablar de privilegios es hablar de una herencia colonial, de un olvido sobre la idea de que otras existencias son posibles, un olvido dentro de la comodidad. Mi llamado privilegio de viajar en un cuerpo marginalizado lésbico y centraka está alejado de la experiencia de viajar con un pasaporte de tapa roja. En este viaje reafirmé lo necesario que es pensar-me todo el tiempo. Lo necesario de dialogar sobre lo que nos atraviesa, nombrar y reconocer el poder que se tiene según el lugar que se ocupa en esta estructura social donde no hay espacio para todas, no hay lugar para las diferencias. Con este viaje cumplí la ilusión de mi madre y rompí la esperanza de mi hermana, que me insistía que me quedará allá, de mojada4, que no tenía nada que venir a hacer de nuevo a Honduras. Pero mi deseo no estaba en la idea de apelar a una “mejor vida” lejos de acá. Mi deseo germina en la resistencia de seguir creando redes creativas y disidentes en estas tierras que tanto duelen y que nadie recuerda. Pensarse. Pensarnos. Cuestionarse. Cuestionarnos. Desde la posibilidad individual, colectiva, institucional, cultural, artística, y más aún desde la académica que nos ha negado y borrado en la historia… nos urge dar lugar a las otredades no hegemónicas, escuchar y empatizar. Escuchar a las personas trans, racializadas, pobres, marginalizadas; escuchar a esas otras, escuchar las voces que posicionan opresiones que no nos atraviesan y acuerparse. ¿Cómo o por qué me habitan o habito estos privilegios/accesos? ¿Cómo puedo distribuir lo que tengo o a lo que tengo acceso? Porque hablar de privilegios no está desligado de la historia que construye y habita nuestro cuerpo-territorio. Yo también he sido llamada “privilegiada”, un día cenando con varias artistas residentes en una pizzería italiana. Provoqué un debate alrededor de nombrar los privilegios que se obtenían/tenían por existir como artistas europeas y tener un lugar y espacio como la Academia en su territorio. ¿Cuál es la interacción

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o carga histórica que permite la existencia de estos lugares? ¿Quiénes lo disfrutan? ¿Para quiénes funciona y para quiénes no? Lo que me parecía un debate necesario para lograr abrir el diálogo sobre los diferentes privilegios, más debemos alejarnos de las críticas comparativas para darnos la posibilidad de profundizar en una crítica política y ética que parta desde los atravesamientos personales hasta lo colectivosocial. Abrir un diálogo alejándonos de las justificaciones y despojándonos del miedo de leernos en tercera persona, de pensarnos contra nosotras, nosotres, nosotros mismos. Recuerdo también escuchar sobre cómo se estaba consiguiendo paridad, o intentando ser “inclusivos” porque ahora eran más mujeres las que habitaban produciendo en la Academia. Es cierto que la Academia históricamente fue un espacio de élite para hombres cis blancos y que es la primera vez que una mujer la dirige, pero me atrevo a decir que esa “inclusividad” sigue siendo eurocentrada, hetero, blanca. Me dijeron que la convocatoria está abierta para artistas de Latinoamérica, que no saben por qué no aplican, y pensé ¿será que siempre seremos nosotros —la otredad fuera de esa realidad— quienes debemos trabajar duro para obtener algo? Es fácil olvidar dónde se está ubicado cuando tenemos poco acceso a otras realidades, la comodidad también es una posición política. El primer día que llegué, un escritor español me dijo que él también podía hacer una bebida ancestral cuando, bebiendo, por alguna razón mencioné el gifiti, una bebida garífuna ancestral. Y yo, pues, me di a la vida romana: bebí rico, comí aceitunas reales y compré legalmente mariguana medicinal. De mi experiencia en Roma me quedo con las ganas de seguir fluyendo, mutando y teniendo un pensamiento crítico sobre mi sentir-pensar-existir, sobre mi habitar y mis diferencias, porque sé que nada puedo construir sin reconocer o reconocer-me en las, les y los otres. Lía Vallejo Artista audiovisual Proyecto Reactivando Videografías


1 Compas para referirse a compañerxs y amigxs. 2 Centraka es un término que se está comenzando a acuñar entre artistas underground del rap en Centroamérica como término político en relación cona la discriminación y xenofobia existente contra estos territorios. Tiene como referencia el término sudaka que se utilizaba para hacer referencia a las personas de Suramérica por parte de la cultura blanca xenófoba y racista. 3 Aka: abreviación de la expresión en inglés also known as, quiere decir: también conocido como. 4 De mojada/de mojado. Término utilizado para referirse a personas que migran de sus países sin permiso estatal.

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OPEN STUDIOS



OPEN STUDIOS Sería fácil comenzar hablando de las consecuencias de la pandemia, los estragos y la huella que está dejando en nuestras vidas, pero en lugar de pensar nuevamente en limitaciones hablemos de creatividad e imaginación, hablemos de Open Studios. Se dice que los tiempos difíciles traen consigo siempre innovaciones y soluciones inesperadas y eso es lo que la Real Academia de España en Roma ha estado haciendo durante este difícil periodo. Año tras año los profesionales italianos esperan el Open Studios, una cita que se ha convertido en un must del panorama cultural romano. En 2020 se materializó digitalmente como Finestre Aperte —una solución innovativa de adaptación a las limitaciones impuestas por la pandemia—, y este año 2021 hemos recuperado el contacto humano y el espíritu de ver, curiosear y descubrir a cada paso. Hemos recobrado el placer y la gran oportunidad de ver in situ los espacios donde tiene lugar la producción y creación cultural contemporánea, acogidos en un complejo histórico monumental con un patrimonio artístico inigualable. Se trata de la primera parada de un viaje que nace para apoyar, promover y difundir la obra de los artistas e investigadores contemporáneos que durante un año residen y trabajan en la Academia de Roma. Es una cita anual en la que los residentes abren sus estudios a los profesionales del mundo de la cultura, creando un intercambio de ideas y sinergias entre comisarios ligados a instituciones y comisarios independientes, gestores y coordinadores pertenecientes tanto al ámbito local, como nacional e internacional. Os invitamos a asomaros a un recorrido en imágenes de este encuentro cara a cara con los 21 residentes de esta promoción, anteprima de las sorpresas que nos ha regalado la materialización final de todo su proceso creativo en Roma con la exposición Processi 148. Cristina Redondo Sangil Coordinadora del Programa de Residentes Academia de España en Roma

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RESIDENTES 2020-2021


IRENE DE ANDRÉS Ibiza, 1986. Se graduó en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid (2009), donde realizó un máster de Investigación y Producción Artística (2010). Ha sido artista residente en la Escuela FLORA ars+natura de Bogotá y el Centro de residencias artísticas Matadero Madrid. Entre las becas y premios que ha recibido destacan el Premio Generaciones, Circuitos de Artes Plásticas, el Premio Ciutat de Palma y la Beca de Producción a la Creación Audiovisual DKV-Es Baluard. De Andrés ha realizado sus últimas exposiciones individuales en el Espai 13 de la Fundación Joan Miró de Barcelona, y en el Museo Patio Herreriano de Valladolid. Su trabajo ha podido verse en múltiples muestras colectivas en centros de arte como el MuHKA de Amberes, La Casa Encendida de Madrid, la FRESTAS Trienal Arte de Sorocaba o la IFA Galerie Berlín

Después del descanso En el siglo XVIII el mar se convierte en el nuevo objeto de deseo. Comienza a gestarse el viaje turístico moderno en un contexto en el que algunos gobiernos otorgan el derecho a vacaciones pagadas para la clase trabajadora. En respuesta a estos fenómenos, se desarrollan arquitecturas específicas como balnearios y cruceros, escenarios clave para mi proyecto, Después del descanso. Mi trabajo se articula a través del análisis de la evolución del concepto de ocio, tomando como referencia las organizaciones dedicadas al adoctrinamiento de la clase obrera de las dictaduras europeas del siglo XX. Su papel principal consistía en ganar adeptos a los distintos regímenes totalitarios a través de actividades recreativas para el tiempo libre. Estos sistemas de control jugaron un papel fundamental en el desarrollo del viaje turístico, donde ocio y trabajo debían estar íntimamente conectados. La primera organización de esta índole fue Opera Nazionale Dopolavoro, en la Italia de Mussolini. En la Alemania de Hitler se exportó como Kraft durch Freude [Fuerza a través de la alegría] que, contando con una mayor inversión, llegó a convertirse en el turoperador más grande de los años treinta. Durante la España de Franco, a menor escala, se creó la organización Educación y Descanso; y en el Portugal de Salazar se replicó como Fundação Nacional para a Alegria no Trabalho. La finalidad de estos sistemas dedicados al esparcimiento y a la cultura era obtener un mayor rendimiento, además de la devoción del trabajador hacia el régimen, bajo lemas como “Ahora tú también puedes viajar”. La presente investigación se traduce en varias piezas fílmicas y de obra gráfica que, en forma de viaje a través del tiempo y por distintas aguas, conectan diversos hechos históricos que nos hacen reflexionar sobre el modelo de consumo turístico y el propio significado del viaje.

IG @irene_de_andres www.irenedeandres.com https://vimeo.com/irenedeandres


El barco no espera. Postal de época del crucero del KdF Wilhelm Gustloff, 10 x 15 cm Dopo la pausa. Fotograma. Vídeo monocanal 4K 48 Hz color

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Proceso y experiencia En los primeros meses de mi estancia en Roma caminé por una ciudad medio vacía, en la que se escuchaba fundamentalmente italiano, contemplando toda esa infraestructura preparada para unos turistas ausentes. Entre los cierres y aperturas propios de un estado de alarma, que inevitablemente marcaban el desplazamiento y, por tanto, la evolución de mi proyecto, pude documentar parte de los edificios de ese pasado fascista, objeto de mi investigación, y el uso que se hace de ellos en la actualidad. Ante la imposibilidad de acceder a determinados archivos, acudí a mercadillos y anticuarios, donde adquirí fotografías antiguas y afiches con diseños fantásticos y un trasfondo terrible —casi siempre con fasces de por medio—, que ayudan a contextualizar el cuerpo de obra. Mientras los viajes estaban aún restringidos decidí realizar una de las piezas audiovisuales que había estado gestando desde hacía meses, simplificando el rodaje y los recursos. Tuve la gran suerte de contar con la ayuda de Javi Álvarez, colaborador esencial en todo el proyecto, y con mi compañera Maral Kekejian. Entre los tres cocinamos, comimos y grabamos en el salón de retratos tres menús pertenecientes al crucero nazi Wilhelm Gustloff de 1939, cuya historia forma parte de una publicación en la que cuento con la asesoría de otro de mis compañeros, Gonzalo Golpe. Pude mostrar un primer esbozo de esta videoinstalación en mi estudio durante la jornada de puertas abiertas, lo que me sirvió para terminar de darle forma a la primera parte de la investigación. La segunda parte de mi proyecto consistió en realizar un crucero por el Mediterráneo occidental, que hacía escala en varios puertos de Italia y España. Me infiltré, como una crucerista más, en el epítome del turismo de masas, generando una especie de ficción dentro del barco donde yo era una mezcla entre fantasma y espía. No paré de grabar, ni de observar los escenarios de ese despropósito flotante, con el objetivo de contarlo desde la propia experiencia de la travesía. Además, la estancia en la Academia me ha dado la oportunidad de colaborar con otro de mis compañeros, Alán Carrasco, con el que he realizado la pieza La inversión pacífica, presente en la exposición colectiva Processi 148 como objet trouvé. Nuestra intervención consiste en un gesto mínimo realizado con un emblema construido e instalado por la institucionalidad franquista, que había sido desmantelado por la ley de memoria histórica, y que estaba acumulando polvo en la sala de calderas. Un escudo incómodo y pesado cuya singular situación refleja, aún hoy, la problemática relación de España con su propio pasado.


Dopo la pausa, 2021. Fotografía en tintas pigmentadas en papel Ilford Baryta, 100 x 60 cm

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TONI AMENGUAL Mallorca, 1980. Licenciado en Biología por la Universitat de Barcelona (2003), finaliza sus estudios de Fotografía en el Institut d’Estudis Fotogràfics de Catalunya (IEFC) (2000-2002) con un máster en Fotoperiodismo (Universitat Autònoma de Barcelona 2003) y decide dedicarse al estudio de la especie más compleja que habita el planeta y a la cual pertenece: Homo sapiens sapiens. La fotografía se convirtió en la herramienta perfecta para llevar a cabo esta tarea. Desde entonces, trabaja como fotógrafo independiente focalizando su trabajo en las interacciones humanas y en nuestra relación con el entorno. Sus proyectos personales son un cruce entre la antropología, la sociología y el documento. Si tuviera que ponerle una etiqueta, diría que es un género híbrido entre la fotografía documental y la fotografía de autor. Lo que podríamos llamar fotografía documental de autor. La forma final de sus proyectos pasa por fotolibros y exposiciones de carácter de instalación. Además de desarrollar sus propios proyectos, ha centrado gran parte de su tiempo y esfuerzo en la docencia fotográfica. A día de hoy es director del área de fotografía de LABASAD (Barcelona School of Arts & Design), escuela on line.

ICONA Este proyecto surgió con la voluntad de explorar cómo nos relacionamos con las imágenes y cómo estas nos afectan. La ciudad de Roma y su patrimonio cultural constituyen el escenario perfecto para ello. En el proyecto busco generar un diálogo entre las imágenes heredadas, clásicas y monumentales y las imágenes contemporáneas. Tratando de demostrar que la iconografía clásica sigue moldeando nuestro imaginario colectivo y que no hay en lo esencial apenas distancia entre quien habita el siglo XXI y quien lo hizo milenios atrás. El proyecto se ve atravesado por tres ideas. La de palimpsesto: Roma y el ser humano como resultado de la suma de capas que lo preceden. La de panóptico: la visión, el ver y ser visto como forma de control. Y, por último, la idea de escenografía: Roma y su patrimonio cultural como la construcción escenográfica deliberada por parte del poder para el control social.

A la derecha: ICONA_1. Vista de la Plaza San Pedro del Vaticano vacía debido a las restricciones del Covid-19 durante el Angelus dirigido por el Papa Francisco. Fotografía digital de medio formato. Serie «ICONA», 2021. Impresión digital sobre papel Canson Infinity Baryta Prestige. Edición: 1/5 + 2 P.A., 100; ICONA_02. Jóvenes romanos celebrando la victoria de la selección nacional de fútbol italiana en la final de la Eurocopa 2021. Fotografía digital de medio formato. Serie «ICONA», 2021. Impresión digital sobre papel Canson Infinity Baryta Prestige. Edición: 1/5 + 2 P.A., 100 x 75 cm


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Proceso El proceso de trabajo se podría presentar en tres fases. Una primera fase de documentación y lectura. Lecturas y libros entre los que destacaría El turista (Dean Maccannell), la Teoría de la clase ociosa (Thorstein Veblen) y La performatividad de las imágenes (Andrea Soto Calderón). Una segunda fase de producción de imágenes. Saliendo por la ciudad a visitar museos, monumentos, iglesias y la vida en las calles. Siempre buscando generar imágenes que muestren y se relacionen con la estética que se impone en el centro histórico de la ciudad. Imágenes que muestren, por un lado, el patrimonio monumental y artístico de la ciudad y, por otro, escenas contemporáneas para generar tensiones entre ambos tipos de fotografías a la hora de editar. En la tercera fase se ha puesto en marcha todo el proceso de edición y producción de los materiales finales. El libro y las copias de exposición. La exposición ha acabado siendo un site-specific a base de impresión de retales de fotografías de gran formato sobre tela para generar una instalación en el claustro de la Academia, de modo que las fotografías dialoguen con el espacio arquitectónico. También se ha realizado la edición y materialización de un fotolibro que contiene todas las ideas que vertebran el proyecto. La edición y diseño del fotolibro y el concepto expositivo han sido obra de Lucía Peluffo.

Experiencia Es difícil explicar en tan pocos caracteres algo tan complejo como lo que ha supuesto mi experiencia en la Academia de España en Roma. Considero además que cuando escribo estas líneas (finales de octubre de 2021) aún no tengo la suficiente perspectiva para poder ser consciente de todo lo que ha supuesto mi paso por la Academia, porque son muchas cosas las que aquí se han vivido. A nivel creativo y viendo los resultados de mi trabajo, puedo afirmar que he conseguido llegar a lugares nuevos, tanto en la forma de trabajar como en la forma de presentar mis fotografías. Considero que hay una evolución en mi forma de trabajar y desarrollar mis proyectos. Por otro lado, decir que el precio personal que considero que he pagado en la Academia ha sido alto. Dejarlo todo para ir a Roma durante nueve meses, convivir 24/7 con veinte personas y tener que atender constantemente a actos e intervenciones públicas son factores que requieren de una gran dedicación de tiempo y energía. Lo que en mi caso dificulta el desarrollo de la actividad creativa, ya que me requiere de mucha concentración, silencio y soledad. Así que concluiría diciendo que, como todo, mi experiencia tiene claroscuros. Y como decía al inicio, la perspectiva que da el tiempo me permitirá dilucidarlos mejor para seguir creciendo y evolucionando.

IG @toni.amengual FB amengualtoni www.toniamengual.com


Instalación ICONA. Vista de las fotografías impresas en tela movidas por el viento en la instalación ICONA. Diseño telas: Lucía Peluffo. Impresión fotográfica sobre tela

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NATIVIDAD BERMEJO Complutense de Madrid y doctorada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca en 1991. En la actualidad, combina su trabajo de creación artística con la docencia en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Vigo. Entre sus últimas exposiciones individuales destacan: Big-Bang en el CAB de Burgos (2008); Look Left/Look Right, en la Galería Estrany-de la Mota de Barcelona (2009); La nave de los locos I, en la Galería Egam de Madrid-Galería Rafael Ortiz de Sevilla (2012); La tormenta, en el Museo ABC del dibujo y la ilustración de Madrid; 20Hz-20Kz, en la Galería Egam de Madrid (2013); Imago – Bild (Nati Bermejo-Ana Prada), en la Galería Estrany-de la Mota de Barcelona (2018).

Cruces y naranjas Academia, que está en lo alto del Trastévere. Mis trayectorias comienzan y acaban subiendo y bajando cuestas y escaleras y a veces me quedo suspendida en el aire. La trayectoria de una moneda lanzada al aire realiza un recorrido vertical de arriba abajo, un axis mundi. La cruz y la naranja podrían ser las dos caras de la moneda. Cara, el placer de estar vivos y, cruz, el duelo por la fragilidad de la existencia. La situación de pandemia ha intensificado la conciencia de estas dos realidades, que convergen en este proyecto de connotaciones simbólicas y formales remitiendo al género del vanitas y al carpe diem. En este momento, su filosofía encuentra réplica en las sirenas de las ambulancias, en el aperitivo con los amigos o en las celebraciones someras de carnaval. Mientras veo museos, visito cementerios y ruinas o tomo un caffè latte en una plaza, atesoro hallazgos fortuitos que unen la experiencia fenomenológica del instante con otro tiempo objetivo y remoto. Como en las colecciones-gabinete de imágenes de Aby Warburg, he buscado afinidades conceptuales y formales entre las cosas relacionando: las cruces luminosas de las farmacias con las cruces de las iglesias. Las carpas temporales para hacer test del covid, con las plegarias escritas por los fieles en la iglesia Santa María del Trastévere. Los confetis de los carnavales en Garbatella con los átomos flotantes de Lucrecio. El Tíber que fluye de Du Bellay, con las serpentinas, el nombre de Keats escrito en el agua y los cisnes de porcelana. Los huesos de cabra que venden en Porta Portese con las naranjas italianas, las flores y la primavera del cesto de frutas de Caravaggio. Los nimbos resplandecientes de los santos de Zurbarán, con las nubes de tormenta y las bases doradas para tartas de la pastelería Le Levain de la Via Luigi Santini.

bermejo.nati@gmail.com


Coriandoli. Representación de confeti sobre fondo negro dibujado con grafito. Grafito y guache sobre papel, 140 x 217 cm cada dibujo

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Proceso y experiencia Llegada Llegué a Roma en febrero con mucha ropa de abrigo y materiales para trabajar. Eran más de las 12 de la noche, la directora me recibió con ropa de estar en casa y me llevó por los pasillos, puertas y escaleras hasta el estudio 27. En el estudio en la torre Las ventanas median más de 9 metros de altura. El estudio era una nave espacial. “Aquí duermes más alto que el papa”, me dijo una vez la señora que venía a limpiar. Amanecía a eso de las 6, las gaviotas, las campanas y las ambulancias sonaban a las 7. Me levantaba y me asomaba primero a una ventana, luego a la otra para otear: la ciudad, las montañas, la cúpula de San Pedro, los bosquecillos y el jardín botánico. Desayunaba haciendo anotaciones y dibujos en un cuaderno, estudiaba un mapa que puse en la pared, trabajaba unas horas y después salía a andar por la ciudad o a ver museos. En Roma Leí un librito de Julien Gracq sobre Roma que elegí, a veces miraba la ciudad bajo su punto de vista. “Roma es un work in progress en una marea continua de construcción destrucción […] allí todo es aluvión y alusión”. Son frases que tienen mucho peso, los años pesan y pasan. Gracq visitó Roma con 70 años, yo he cumplido 60 ligeros años en abril. La primavera en Roma hace flotar en el aire hasta las piedras. La Academia En la Academia, el polvo de las obras que subía cubriendo el pasamanos de la escalera estaba hecho de historia. En el suelo del estudio había manchas de pintura que me hacían pensar en quiénes habrían vivido allí antes que yo; monjes o pintores. Me pasaba también en el Salón de Retratos o cuando andaba por los pasillos. Todavía no puedo creer que esta fuera mi casa y todos los que estábamos allí, una familia.

De Arriba a abajo, de izquierda a derecha: Tiber. Estudio. Proceso de trabajo; Tiber. Videoproyección en bucle de la corriente del río en la que bailan unas pelotas. Representación en papel del recorrido del río en un mapa a modo de serpentina colgada. Medidas variables; Via del Verano… Strade di Roma. Instalación en el suelo. Composición en la que se entrecruzan los nombres de 32 calles de Roma escritos en el suelo con confeti. Los nombres seleccionados celebran la sorpresa, el azar y los sentidos. Confeti adhesivo en vinilo removible pintado y lista de los nombres de las calles escritos en la pared. Medidas variables (3035 m); Via del Verano… Strade di Roma. Estudio, proceso de trabajo; Croci di farmacia. Estudio, proceso de trabajo; Croci di farmacia. Conjunto de tres dibujos. Realizados a partir de una cruz de farmacia luminosa en movimiento. Grafito y guache sobre papel, 140 x 74 cm cada uno; Ossa e arance. Huesos y naranja de escayola pintada, 50 x 40 cm; Cigno. Cráneo, huesos y cisne de porcelana, 50 x 40 x 50 cm


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GADEA BURGAZ Madrid, 1992. Graduada en Arquitectura, desarrolló proyectos independientemente de los materiales, el medio, la disciplina o el dispositivo. Trabajó con las estructuras, el movimiento del cuerpo y el retrato. Dibujó, realizó construcciones, películas, trajes y esculturas. ¿Hace escultura? Está escribiendo. Edita, y espera a partir de ahora actuar y performar más. Un día podrá intervenir en un paisaje. Estudios y estancias importantes en su trayectoria han sido la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid y la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Tokio y el WIELS de Bruselas.

Sarcófago, un muñeco, la copia y otros cuentos Es el mismo texto del comienzo, que cambia. Una colección textil y la creación de esculturas como modelos. La propuesta es reproducirlas, sus cuerpos y en partes, especialmente, sus movimientos. Estando aquí, entran actores, bailarines y el movimiento mío. Escalarlas a talla humana, y no será en piedra. Estando aquí, se vuelven mucho más grandes: cuerpo = 2 veces cuerpo. Vestir al material, al movimiento, a esa parte del cuerpo, en definitiva, vestir a unas esculturas y averiguar, quizá, la gama cromática perdida tras los siglos. Estando aquí, sarcófagos mil. Un muñeco me encuentra. Vuelvo al documento del proyecto de ese verano, ya estaban ahí los muñecos articulados. El título original era Patrones pétreos por querer incluir rigidez en los tejidos, fluidez en la dureza del material. Estando aquí, me dejan un libro de fotografías antiguas hechas en la Academia. G de Gregorio. El germen es Alonso Berruguete: las expresiones, la madera, sus ropajes rígidos pero fluidos, ¡coloridos! Me interesa lo plano que se convierte en volumétrico a través de un patrón, la tela si se vuelve rígida, que se coloca estática. La representación que no se mueve. Estando aquí, ¡la máscara! El velo se vuelve escultura. Una puerta cerrada y un candado. Travesura. No partir del maniquí, quieto y simétrico, o del cuerpo humano en sí, si no del escultórico, con proporciones no reales, que es un movimiento en un instante (quitar: concreto). Estando aquí, ¡cuerpo en movimiento, pum! Pero estos ropajes deberán poder vestir a un cuerpo humano que se mueve, baila, quiere comodidad, se quita y se pone su traje, atuendo, vestimenta, indumento, confección, parte de tela, colección de ropa, no queda claro.

gadeaburgaz@gmail.com


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Proceso y experiencia Estando aquí el estudio, el piano los moldes, un pene romano, La columna gira gira sobre sí misma, una mujer etrusca olvidada en un parque. Sarcófago. Me encuentra, me encuentra. El muñeco, le hemos llamado Gregorio. Pepe los audios Pepe la copia, los restauradores el original, la copia de la copia. El cuerpo, Mathilde y otros cuerpos y otros cuentos, cuento cuento a Juan cuento y cuentos mil y sin fin infinito mil mar mil reír fotografíar día y noche Mar, Marcela, Toni, Toni, Toni y vídeo vídeos, me filmo. Una colección textil, modelos en partes, especialmente: travesura. Una mujer llamada Delia. LOS YESOS. El muñeco, el viaje, la llegada, Olmo de rojo, yo, la apertura. Estando aquí, entran actores, bailarines y el movimiento mío, Guillem, Jorge, y recuerdo QUE ME MUEVO! No hay vergüenza, escalar a talla humana. Ángeles, Marga, el catálogo, el verano, la noche. Allegro, moderato, Javier, el piano, Cuerpo = 2 veces cuerpo. Mujer enorme, falda, velo sardo, espejo, máscara. Vestir con máscara, en definitiva, una exposición, una galería, una comisaria, un museógrafo, máscara de barro negro frente a un espejo los desnudos, el látex, el negativo y el positivo, averiguar, estando aquí, el performar, sarcófagos mil. Y por máscara colaboré con Isa, su dibujarme, nuestro modelar juntas y por máscara conecté con Mathilde y volvió para trabajar y mi retomar el velo, la mujer, la sarda, el gigante, la risa, el espejo, la magia. Me interesa lo plano que se convierte en volumétrico a través de un patrón, cuerpos de volumen desnudo NO ENTIENDO la tela si se vuelve rígida, que se coloca estática. Muriel baila, escayola en su cuerpo, se mueve. Virginia me fotografía, la fotografío, revelamos en rojo y marrón. Reímos. Gregorio Prieto. El germen fue Alonso Berruguete: ¡volver a él! La representación que no se mueve. Estando aquí, el velo se vuelve escultura. Una puerta cerrada, un candado. Un abrazo entelado. No partir del maniquí, quieto y simétrico. Se mueve se mueve, un movimiento en un instante. Una manga, manga de punto, unas botas blancas. Estando aquí, a oscuras, la noche. ¡Cuerpo en movimiento! Noche profunda, salón de retratos, instalación espacial, catacumbas, fotografías vuelven, gigante y su falda, sonidos de audio, música, canto. Y estas cosas mil vestirán a un cuerpo humano que se mueve, baila, quiere comodidad, se quita y se pone su traje, atuendo, vestimenta, indumento, confección, parte de tela, colección de ropa, queda claro.


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ALÁN CARRASCO Burgos, 1986. Es artista visual e investigador doctoral. En los últimos años ha desarrollado un cuerpo de obra centrado en los mecanismos de construcción de los relatos oficiales, prestando especial atención a algunas de sus estrategias narrativas, como son la inducción selectiva de memoria y de olvido, y muy especialmente a la función de la iconoclastia. Está especialmente interesado en los márgenes de los relatos históricos y en el análisis de las razones por las que algunos aspectos y actores fueron sistemáticamente eliminados de los mismos. En proyectos más recientes ha estado trabajando también con aspectos de lo que llama “posibilidades de la historia”, es decir, eventos de cuya verosimilitud no estamos seguros pero que son, en todo caso, plausibles. Su trabajo se ha expuesto en el MACBA de Barcelona, el Centro de Arte Contemporáneo de Burgos, la Sala Amós Salvador, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC), la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur, el Centro Cultural de España en Lima o el Württembergischer Kunstverein Stuttgart, entre otros.

Come un battito nel cuore. Una genealogía visual del movimiento obrero en Italia El proyecto pretende reconstruir un particular breve siglo XX italiano, enmarcado entre los magnicidios de Humberto I de Saboya (1900) y de Aldo Moro (1978). La investigación se centra en una serie de episodios que se van desplegando a lo largo de esas casi ocho décadas, pero lo hace teniendo en cuenta el relato escamoteado de la clase trabajadora. Así, poniendo en primera persona a la clase social que siempre es objeto de la política, pero rara vez sujeto activo, esta propuesta asume una distancia intencional con el relato hegemónico. La investigación, que se formaliza en múltiples soportes y a través de diversas estrategias, no elude tampoco las contradicciones de un movimiento social tan heterogéneo, como la difícil relación entre la intelectualidad y el movimiento de clase, ni evita las realidades incómodas en un siglo tan convulso, en el que incluso parte del movimiento obrero italiano encarnó las “pulsiones” más siniestras del fascismo, también durante el conflicto armado español. El proyecto concluye planteando aún más interrogantes en el contexto de las luchas revolucionarias desplegadas después de la contestación estudiantil de 1968. Mientras durante los años de plomo la “tensión” iba generando desestabilización y muerte, el nuevo aparato de Estado se encargaba —como en tantos otros países— de vaciar finalmente el significante “obrero”, desactivando así la capacidad de identificación de un posproletariado que de un día para otro se despertó clase media.

www.alancarrasco.com


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Proceso Come un battito nel cuore. Una genealogía visual del movimiento obrero en Italia es un proyecto muy ambicioso, principalmente porque recorre una temporalidad muy extensa, de casi ocho décadas. Por ello, desde el principio, decidí entenderlo como un punto de partida a partir del cual generar pequeños proyectos en paralelo que me permitieran establecer relaciones transversales entre los tiempos históricos y los propios protagonistas. A medida que la situación pandémica fue remitiendo —vivimos los cierres perimetrales y el confinamiento parcial de la tercera ola en Italia—, la actividad investigadora fue reestableciéndose progresivamente. Algunos de los archivos y museos que necesitaba consultar, no obstante, permanecieron cerrados durante más tiempo del deseado, por lo que opté por explorar otras vías de trabajo, permitiéndome también establecer estrategias de producción que no había desarrollado hasta ahora. En ese sentido, las producciones realizadas durante este período romano se han ido nutriendo de diversas fuentes primarias y secundarias, de consulta de hemeroteca y trabajo en archivo, itinerarios habituales en mi tipología de trabajo. Pero otras lo han hecho sirviéndose del azar, de las coincidencias y casualidades, del intercambio y del diálogo, asumiendo que esas estrategias —rara vez exploradas en mi manera de trabajar— podían servir aquí para abrir nuevos caminos a la hora de, como me suele gustar hacer, poner en duda los relatos oficiales mediante mis habituales “maniobras estéticas”.

Experiencia La estancia en la Academia me ha permitido —además de la posibilidad de contar con unas condiciones materiales privilegiadas y de la disponibilidad de espacio de trabajo y tiempo pagado— un constante intercambio durante la convivencia diaria con otros compañeros, algunos de los cuales vienen de disciplinas e intereses muy alejados de los míos. Además, en mi caso, el intercambio dentro de la propia Academia me ha permitido desarrollar una primera colaboración con mi compañera Irene de Andrés, que se ha formalizado como una intervención simbólica sobre uno de los antiguos escudos franquistas de la propia institución que nos encontramos “olvidado” en el cuarto de calderas. La pieza, que plantea una lectura crítica de la difícil relación de España con su propio pasado, lleva por título La inversión pacífica, y ha sido mostrada por primera vez durante la exposición colectiva Processi 148.


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SARA GARCÍA Gijón, 1983. Estudió Bellas Artes en la Universidad de Vigo y en la Universidad Politécnica de Valencia, también ha realizado el Programa Educativo SOMA en Ciudad de México. Algunas de las muestras en las que ha participado son: El sol y su sombra, en el Centro Cultural España en México (Ciudad de México); Presencia lúcida, en el ESPAC (Ciudad de México); Una rosa tiene forma de rosa y Oficios e instintos, en Casa del Lago Juan José Arreola (Ciudad de México); La isla, en la Isleta del Lago Mayor (Bosque de Chapultepec, Ciudad de México); y Universo vídeo. Geopolíticas, en la LABORAL Ciudad de la Cultura (Gijón). Explora la idea de la pintura de naturaleza muerta con lo participativo, principalmente mediante el uso de alimentos. A partir de diferentes aproximaciones busca generar experiencias sensoriales íntimas que reflexionan sobre la idea de hospitalidad y por lo tanto sobre nuestra relación con el otro, lo desconocido.

El orden nocturno Este proyecto es el resultado de una investigación que he desarrollado durante los últimos seis meses en torno a la hospitalidad y a nuestra relación con el otro. Durante este tiempo he iniciado una colaboración con microorganismos para producir alimentos que comparto con los asistentes durante diferentes ceremonias. Alimentos básicos como la harina, el arroz o los guisantes son alterados por bacterias, hongos y levaduras que, mediante procesos de fermentación, modifican las moléculas de los alimentos, dando lugar a nuevas texturas, colores, olores y sabores. De esta forma, los microorganismos transforman algo conocido en algo completamente nuevo que somos incapaces de reconocer y nombrar. Pienso en un orden nocturno que abraza la pérdida de sentido y que propone la experiencia con los alimentos como una vía para acceder a otras formas de conocimiento. En oposición a lo que sería un saber diurno que define y cuantifica, domesticando lo desconocido, fragmentando lo enigmático hasta dominarlo. En mi práctica es importante insertar la comida en la obra para repensar cómo generar vínculos. Considero que la hospitalidad y la mesa están absolutamente conectadas. Compartir la comida es una de las formas más básicas de cooperación y uno de los rituales más extendidos en nuestra sociedad. Los alimentos básicos nos alejan de lo inhóspito y del vacío, nos acercan al refugio, la intimidad y al otro. Hay un pequeño acto de resistencia cuando compartimos una comida con el otro, un gesto de atención y cuidado. Los lazos afectivos se fortalecen al recibir, dar o compartir alimentos, aunque también tengo presente la compleja relación de poder que se establece entre anfitrión y huésped. El orden nocturno es una pieza que se activa durante una serie de ceremonias en las que se comparten alimentos con los asistentes.

IG @o.saragarcia.o www.saragarcia.info saritagarciafernande@gmail.com


Proceso y experiencia

El kéfir es un cultivo bacteriano usado para fermentar líquidos ricos en lactosa, también se podría decir que es un microcosmos de aliados. Cuatro días antes de viajar a Roma, Marina me llevó gránulos de kéfir porque sabía que estaba empezando a investigar sobre los fermentos. La pequeña colonia de microorganismos llegó a Roma conmigo en un frasco de vidrio. Intenté hacerlo durante semanas, pero no me gusta el sabor a leche, así que se lo regalé a Gadea porque sabía que yo no iba a cuidarlos bien. Tiempo después, ella compartió una parte de su comunidad a Marcela, una de las dos a Mabi y alguien a Àngels, y a su vez Àngels a su hija, Carla. Durante un tiempo, Isa y Gadea cuidaron juntas la misma colonia de kéfir. Cada mañana una de las dos se encargaba de cambiar la leche y le dejaba listo a su compañera un vaso para desayunar en su taquilla. Yo solo hice mantequilla con el kéfir, lo que hicieron todas ellas me interesa mucho más. Como dice Donna, aquí estamos todas entrelazadas, pensamos con los microorganismos y formamos parte de una comunidad bacteriana, juntas nos asimilamos y nos digerimos como especies compañeras.

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YEYEI GÓMEZ Madrid, 1993. Es dibujante y viñetista, graduada en Diseño Gráfico en la Escuela Superior de Diseño de Madrid, especializada en grabado y estampación en la Escuela de Artediez, y máster en Formación de Profesorado por la Universidad Autónoma de Madrid. Trabaja dentro y fuera del territorio español para publicaciones como el New York Times, El Mundo, El Salto, elDiario.es, Mongolia, editoriales como Penguin Random House, ContraEscritura, la Universidad de Columbia, y otras instituciones culturales como el Museo ABC del dibujo y la ilustración de Madrid, el Salón Internacional del Cómic de Barcelona, el Injuve o SPAIN Arts & Culture, entre otros. Ha publicado Cuaderno de clase (2019), un material ideado como recurso para trabajar con alumnado de secundaria las posibilidades expresivas del fanzine y el cómic; Guy (2017), una aproximación en formato cómic a la figura de la cineasta francesa, y Naufragio universal (2017), una colección de viñetas de comentario social, galardonada en 2016 con el Premio Injuve y reeditada en Francia en 2021 por Editions en Apnée.

Eppur si muove El proyecto que he realizado en Roma es una historia sobre la escritora María Teresa León. De las más de tres décadas que pasó en el exilio, vivió los últimos catorce años en Roma. Allí escribió Memoria de la melancolía, publicada por primera vez en 1970 en Buenos Aires. En sus páginas se hace visible su lucha contra la desmemoria progresiva de la historia y de su propio olvido en un mirar hacia atrás constante que la acompañó toda su vida, como reivindicación de la responsabilidad ética de poner negro sobre blanco para recordar lo vivido. El exilio romano de la pareja León-Alberti apuntala la faceta del poeta como artista visual, que durante esos años se encuentra en la cúspide de su fama y reconocimiento. Para ella, por el contrario, supone la culminación del paso de escritora prolífica a acompañante sempiterna del genio. Su implicación política, el exilio, la enfermedad del Alzheimer y una historiografía y medios de comunicación que con excepciones la dejaron de lado a su regreso, reforzaron esa idea de la cola del cometa. Mis esfuerzos están en poner en valor su obra y hablar de esas capas de desmemoria que representan, más allá de su figura, un olvido social que actúa como un patrón que se repite insistentemente, donde una identidad se construye al tiempo que otra se erosiona, y donde elecciones personales, aparentemente libres, esconden relaciones laborales y de poder que por invisibles se interpretan como naturales. A nivel formal, además de lo que se puede apreciar en las imágenes, me interesa buscar otras maneras de utilizar la capacidad narrativa del cómic y la secuencia para plantear otras formas de acceder a la lectura sin pasar exclusivamente por el formato libro.

IG @yeyeigomez www.yeyeigomez.es holayeyei@gmail.com


María Teresa León. Páginas del cómic en proceso Para aproximarse a una vida. Páginas del cómic en proceso

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Proceso En la fase de documentación del proyecto he contado con la colaboración y las pistas de personas de dentro y fuera de Roma, entre ellos están David, Pietro, Stefano, Matteo, Alessio, Virginia, Blanca, Marian, Ion… Agradezco enormemente el trabajo de los archiveros de los fondos que he consultado, muchas veces facilitándome el material sin necesidad de desplazarme o que ampliaron mi búsqueda a otros fondos. Entre ellos está la Fundación Juan Negrín, al Archivo Municipal de Alicante, el de Burgos, la Fundación Anselmo Lorenzo, la BIBHUMA de la Universidad Nacional de La Plata, La Contemporaine de la Universidad París Nanterre, al Archivo de la Fondazione Gramsci, a la librería Anomalía, a la Hemeroteca Nacional Digital de México, y al Centro Documental de Memoria Histórica, que me facilitó enormemente el trabajo en los dos viajes que hice a Salamanca. Para rascar algo de verdad intuía que debía investigar, no quedarme con lo que uno cuenta de sí mismo. No saber o no querer poner fin a la labor de documentación es una de las dificultades más grandes con las que me he encontrado en este proceso. Esta parte de documentación también me ha llevado a sufrir de cerca la situación actual de los archivos históricos en España, donde los recortes de las partidas presupuestarias para la memoria histórica han dejado una huella aún visible que no hace más que dificultar el trabajo de investigación.

Experiencia La residencia de la Real Academia de España en Roma es una experiencia y una oportunidad privilegiada que te permite durante un tiempo deshacerte de la inmediatez de encargos, de los ritmos de la actualidad y de trabajos subalternos. Tengo claro que las cosas no llegan solas, que requiere esfuerzo, pero que para la gran mayoría la vida solo se soluciona cuando perdida la paciencia uno se adapta a sus posibilidades, relajando expectativas, conformándose con aquello que te garantiza “las cosas ásperas y materiales”. La beca de la Academia es un apoyo y un sostén que ojalá pudieran disfrutar más trabajadores de la cultura. El guion del cómic ha incorporado nuevos enfoques apenas intuidos antes de llegar, gracias al intercambio y experiencias compartidas con otros compañeros y al enriquecimiento que supone vivir aquí. Alargar la estancia en Roma, además, me ha permitido cerrar mi residencia con dos actividades que en el momento que escribo aún no han tenido lugar, pero que espero con interés y para las cuales agradezco a Luigi Giuliani y al Instituto Cervantes en Roma sus respectivas invitaciones. Creo que lo bello de este lugar es que todo lo valioso que vives aquí tiene continuidad una vez que estos meses pasan.


El lirismo del alfabeto. Montaje expositivo de Processi 148

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MARAL KEKEJIAN Madrid, 1977. Licenciada en Historia del Arte por la Universidad Autónoma de Madrid 1996-2001. Directora artística de la representación española en la Cuatrienal de Praga de Escenografía y Espacio Escénico 2021-2023, el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM), Acción Cultural Española (AC/E), la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD) y el Instituto Cervantes. Coordinadora del módulo de Artes Escénicas y Música del máster de Gestión Cultural de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M). Actual asesora de Artes Escénicas para la convocatoria del Programa Integral de Cualificación y Empleo (PICE) de AC/E. Comisaria de las Picnic Sessions 2021, del CA2M. Forma parte del Grupo de trabajo cultural “Llanes. Paisajes en folixa”, 2020-2022 (Ayuntamiento de Llanes y F. Daniel y Nina Carasso). Vocal de Teatro del Consejo Estatal de las Artes Escénicas y de la Música 2020-2021(INAEM). Directora artística de los Veranos de la Villa 20162019 (Ayuntamiento de Madrid). Directora artística de la Campaña de Navidad/ Cabalgata de Reyes, 2015-2016 (Ayuntamiento de Madrid). Directora del Área de Artes Escénicas en La Casa Encendida de Madrid, 2005-2014. Subdirección del Teatro Pradillo de Madrid, 2001-2005.

URMA. Espacio público y paisaje contemporáneo en la ciudad de Roma El proyecto se ha desplegado en tres direcciones que dialogan entre la gestión cultural y lo artístico: la investigación sobre espacio público, historia y tradición; el concepto de creación de lo efímero desde una idea de paisaje contemporáneo y patrimonio inmaterial. La segunda, es una propuesta de contexto específico para Roma y para la Academia, una como escala y realidad política-social, y la otra como institución que me acoge y acompaña. En el contexto creado también aparecen otros conceptos que aplicar: transversalidad, descentralización, accesibilidad y el “otro”. Se añade, además, a mi práctica la idea del tiempo: desde la historia y la tradición, desde el presente que se redefine por la pandemia y desde el futuro presentando una Roma de ficción. La tercera parte es práctica, URMA ya ha presentado tres acciones: Bacio all´aria, una secuencia de un minuto de fuegos artificiales lanzados desde la Academia durante una semana. La segunda fue Serata Farmacia, una silent disco guiada por tres DJ por diferentes cruces de farmacias del barrio del Esquilino. Y la tercera, Fidanzanti o que vivan los novios, fue la celebración de boda de Jorge Dutor y Guillem Mont de Palol en la plaza pública de San Pietro in Montorio. También ha recuperado una leyenda o tradición olvidada, la Cocomerata di San Bartolomeo en la Isla Tiberina, repartiendo sandías y lanzando cocomeri al río Tíber. URMA también ha visibilizado una tradición que persiste, todos los 5 de agosto en la basílica de Santa María la Mayor llueven pétalos blancos durante la celebración de la festividad de la Virgen de las Nieves.

IG @maralkekejian kekejian.maral@gmail.com


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Proceso URMA es una investigación sobre lo relacional y cultural en el espacio público de Roma, que se ha visto atravesado por la pandemia. La nueva situación exige ser obediente, debemos cumplir nuevas reglas, pero eso no me exime de tener resistencias hacia ellas. Reflexionar desde el aislamiento y la falta de libertades sobre “el arte de estar juntos”, que es como defino mi práctica, ha sido complicado y no he querido renunciar a la idea de convocar al otro. Entonces, ¿cómo hacer preguntas a la ciudad pandémica? La realidad y su vocabulario se imponían a la hora de pensar y querer avanzar: toque de queda, distanciamiento social, estado de alarma, cuarentena y sobre todo el miedo al otro, al aire, a la calle, a tocarse. Ha sido una vida llena de restricciones. Unas ya se han ido, otras nuevas aparecen y algunas se instalan sin que nos demos cuenta; muchas, tal vez, para no marcharse. Qué cosas: justamente lo que nos identifica como grupo es aquello que compartimos, y en este caso ha sido un virus quien ha redefinido todos nuestros parámetros sociales.

Experiencia Cuando estás habituada a formar parte de la institución y a trabajar para los artistas, y de repente llegas a la Academia y te das cuenta (de una manera lenta y torpe, como si fueses un topo) de que tú también eres una más de las becarias y que tu proyecto es tuyo y no de la institución, entonces, como no entiendes nada, pues te dedicas a observar a tus veinte compañeros. Descubres (después de hacer la noria) que al no ser de la institución no eres ni la mediadora, ni la que aplica los cuidados, ni la que dinamiza... Además, sales a la calle de una ciudad nueva para ti y literalmente no hay nadie, y no tienes a quién observar, ni a quién preguntar porque todo está parado por la pandemia. Y si encima tienes un montón de tiempo para pensar, pues lo que aparece, sin quererlo, es una bella crisis que te pone en una situación frágil y receptiva. Como una es de disposición alegre y propositiva, ahora me doy cuenta de que según vas quitando capas de dinámicas adquiridas descubres tu identidad y tu deseo hacia lo que haces. Y florece de una manera natural el compromiso y el respeto hacia el trabajo propio como práctica y pensamiento, desde la confianza más allá de para quién lo hagas. En Roma, he empezado a aplicar valores como el tiempo, la idea de ceremonia, rito y tradición, la historia, lo nuevo y lo viejo como eterno ping-pong dialéctico. La escala de mi práctica, que piensa desde la ciudad, ahora no es solo geográfica, política y social, sino que todos estos ejes se ven atravesados por la escala del tiempo. Solo Roma podía hacerme un regalo así para seguir sorprendiéndome.


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CRISTINA MORALES Granada, 1985. Licenciada en Derecho y en Ciencias Políticas y especialista en Relaciones Internacionales, es bailarina y coreógrafa de Iniciativa Sexual Femenina, productora ejecutiva de la banda de punk At-Asko y archivera y difusora de mugrelindas con el colectivo BachiniBachini. Autora de las novelas Lectura fácil (Anagrama, Premio Nacional de Narrativa 2019 y Premio Herralde de Novela 2018), Terroristas modernos (Candaya, 2017), Últimas tardes con Teresa de Jesús (Lumen 2015, Anagrama 2020) y Los combatientes (Caballo de Troya 2013, Anagrama 2020), galardonada con el Premio Injuve de Narrativa 2012; así como del libro de relatos La merienda de las niñas (Cuadernos del Vigía, 2008). Sus cuentos han aparecido en numerosas antologías y revistas literarias. Como dramaturga ha trabajado, entre otras, para Sol Picó, Sara Molina, el Teatro Nacional de Cataluña y el Teatro del Barrio. En 2017 le fue concedida la Beca de Escritura Montserrat Roig, en 2015 la de la Fundación Han Nefkens y en 2007 la de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores. En 2021 fue seleccionada por la revista Granta entre los 25 mejores escritores en español menores de 35 años.

Optar por la luna: Una novela sobre arte y okupación El proyecto de novela Optar por la luna versa sobre arte y espacios okupados en Roma, tales como el Forte Prenestino, el ESC Atelier y el MAAM. Cuestionadores en la teoría y en la práctica de los circuitos artísticos y literarios normalizados, empezando por la concepción tradicional del artista, el Forte Prenestino organiza el festival fanzinero CRACK!, El ESC Atelier acoge el L’IVRE, encuentro de editores y bodegueros independientes; y el MAAM tiene por lema aunar las condiciones básicas de la supervivencia con la labor creativa. Es mi intención superar el código argumental y estético que coloca en el centro de la narración una o varias vidas individuales, colocando, en su lugar, un personaje colectivo que trascienda las limitaciones y los anhelos propios del sujeto individual y, más concretamente, del sujeto artista. Mi objetivo es investigar estas tres comunidades romanas que han nacido en torno a la okupación y al arte no académico ni comercial, comparar sus experiencias con las de otros centros italianos similares aunque geográficamente alejados, como L’Asilo (en Nápoles) y Macao (en Milán) y volcarlo en un artefacto literario. Creo que el discurso literario tiene potencia para hablar de aquello que está en los márgenes y traerlo al centro de nuestras preocupaciones como artistas.

IG @bachini.bachini www.iniciativasexualfemenina.es at-asko.bandcamp.com


Proceso Lo que inicialmente iba a ser una indagación con el Forte Prenestino, ESC Atelier y MAAM como punto de partida, tres espacios okupados de la ciudad de Roma cuestionadores en la teoría y en la práctica de los circuitos artísticos y literarios normalizados, se convierte, por mor de las reglas covid, en una búsqueda de personas y de pequeños colectivos dispuestos a burlar la ley que impone el cierre de sus casas y locales. Mi llegada a Roma en febrero de 2021 coincide con la clausura parcial de los espacios públicos. Puedo, sin embargo, visitar otros centros sociales muy populares de la ciudad: Spartaco, en Via Selinunte 57; Communia, en Viale dello Scalo San Lorenzo 33, Spin Time, en la Via di Santa Croce in Gerusalemme 55, o Porto Fluviale Occupato, en Via del Porto Fluviale 12. Tanto estos como los antes mencionados apenas mantenían su actividad de cara al público. Otros dos confinamientos radicales en marzo y abril me impidieron, de la misma forma que se lo impedía a sus integrantes, crear un vínculo con los lugares mencionados, de manera que creé vínculos de afinidad con personas particulares. Descubro así colectivos que se organizan en la calle y en mitad de la crisis económica profunda: Campo Inocente, de profesionales del mundo del espectáculo que llevaban un año y medio con los teatros cerrados, se manifiestan y reúnen regularmente en el Teatro India; o Roma Non Esiste, también del mundo de las escénicas, que desarrolla su actividad a través del paseo y la caminata por la periferia de Roma (estas dos organizaciones estuvieron muy presentes en la okupación del Globe Theatre el 14 de abril de 2021).

Experiencia De manera natural todo desemboca en las manifestaciones anti-green pass y, lo que es más interesante, en su preparación y en su posterior análisis. Sabemos que la prensa se dedica a demonizar la crítica contra el actual régimen del terror “covídico”: a todas las que queremos decidir sobre nuestro propio cuerpo (del mismo modo que decidimos sobre nuestra sexualidad o sobre el derecho a ser madres) se nos mete en el mismo saco que los fascistas. Bienvenidos sean los ataques. Los anarquistas de Lecco, pero también los de Roma, Trieste y Milán, producen octavillas y fanzines combativos en este sentido. Tenemos muy claro que la democracia es un estado de guerra más, y la “covídica” época que vivimos lo explicita en su retórica. Yo misma me lanzo a escribir, invitada por un festival literario que me encarga reflexionar sobre el presente momento histórico, y soy asquerosamente censurada por el diario Il Messaggero y abucheada por parte del público. Pero insisto, contenta: bienvenidos sean los ataques.

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VIRGINIA MORANT GISBERT Alicante, 1987. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) con especialidad en Conservación y Restauración. Su actividad profesional se inicia en Italia durante 2010, con la restauración de frescos romanos e incisiones rupestres en Brescia y, posteriormente, de obra gráfica y libros en Milán. En 2013 cursa el máster en Conservación y Restauración de Bienes Culturales por la UPV y publica una investigación sobre la estabilidad de impresiones fotográficas de inyección de tinta. En 2014, trabaja en el Museo de Bellas Artes Gravina de Alicante, participando en la restauración de fondos del Museo del Prado. En 2015 se especializa en conservación y restauración de patrimonio fotográfico con cursos internacionales y con el posgrado en Gestión, Preservación y Difusión de Archivos fotográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona. En 2016 colabora como restauradora en la Fototeca de la Universidad de Sevilla. En 2017 trabaja como técnica de restauración y conservación de materiales fotográficos en el Rijksmuseum de Ámsterdam. Desde 2019, Virginia trabaja para instituciones públicas y privadas como el Stadsarchief en Ámsterdam o la Asociación Henkin Brothers en Suiza. También es docente en el máster de Conservación de Fotografía de la Universidad de Ámsterdam y en el máster de Conservación y Restauración de Patrimonio Fotográfico de la Escola Superior de Conservació i Restauració de Béns Culturals de Catalunya. Il risveglio dell’archivio fotografico dell’Accademia di Spagna a Roma Este proyecto tiene como objetivo poner en valor el archivo fotográfico de la Academia de España en Roma desde una perspectiva de la conservación y la restauración contemporáneas. Desde su fundación, la Academia de España en Roma ha atesorado un archivo fotográfico, de gran valor histórico y artístico, que registra desde sus inicios la historia de la institución. Desde el punto de vista de la conservación y la restauración, los materiales fotográficos se deben tratar desde su inseparable dualidad, teniendo muy presente su potencial como fuente de información y punto de partida para la creación, pero abordando a la vez las alteraciones de los soportes materiales, imprescindibles para que el objeto fotográfico siga existiendo. El proyecto ha contemplado varias fases: la evaluación, la restauración, el realojamiento y la digitalización, destinados a mejorar la preservación futura y posibilitar el acceso. Para llevar a cabo la reactivación del archivo se realizaron diversas acciones, que fueron presentadas en la exposición Processi 148 a modo de conclusiones.

IG @virginiamorant virginia.morant.gisbert@gmail.com


Sr. Bueno. Envío de 3er año, 1913-1917. Fotografía al gelatinobromuro de plata virada sobre papel de fibra, 235 x 145 mm. Detalle del proceso de restauración del archivo de la Academia de España en Roma

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Proceso Mi primera toma de contacto con el archivo fotográfico de la Academia fue a través de la visualización de todo el material y la evaluación de su estado de conservación. Tras el análisis inicial, seleccioné las fotografías que debían ser intervenidas de forma prioritaria por su vulnerabilidad y antigüedad. Después restauré los deterioros con diversos tratamientos atendiendo al criterio de mínima intervención. Antes de proceder al realojamiento del archivo diseñé las custodias de conservación personalizadas para cada fotografía, atendiendo a su estado de conservación, al proceso fotográfico y a la posibilidad de exhibición. Finalmente, llevé a cabo la digitalización del archivo con cámara fotográfica, obteniendo un registro del anverso y reverso de cada imagen. La reactivación del archivo se realizó a través de dos investigaciones, una sobre la campaña fotográfica de la Capilla Sixtina de 1900, liderada por Domenico Anderson, y otra sobre la visita de la reina Margarita de Saboya a la Academia con motivo de la exposición de pensionados en 1883. Por otra parte, llevé a cabo una relectura de los álbumes de 1870 de Jean Laurent, que se materializó en la obra Homenaje a los personajes secundarios de Jean Laurent, compuesta por un mosaico de polaroid y que estableció un diálogo entre la fotografía del siglo XIX y el XXI. Experiencia Mi laboratorio de restauración había sido anteriormente la celda de un rector franciscano. La grandeza de este espacio no residía en su tamaño, sino en lo que se vislumbraba a través de una pequeña ventana. Al asomarme, vi el Tempietto por primera vez y sentí un magnetismo vertiginoso. Mientras trabajaba con el archivo fotográfico, la arquitectura de Bramante me acompañaba cada día tras la ventana. Su imagen también se repetía entre los distintos soportes y procesos fotográficos con los que trabajaba, desde el siglo XIX hasta la actualidad, recordándome el poder de la fotografía como activadora de la memoria y nexo espacio-temporal. Las fotografías del Tempietto creadas con luz y haluros de plata me hicieron viajar al Renacimiento e imaginar cómo se vería su imagen a través de una camera obscura. Así que decidí cubrir por completo mi ventana sacrificando la vista del exterior. La magia de la luz pasando a través de una pequeña abertura me brindó el privilegio de contemplar la realidad tal como se veía muchos siglos atrás. La conexión natural entre mi estudio, mi trabajo y mis vivencias en la Academia, me impulsaron a crear una suerte de cámara inmersiva en la que cada día el sol romano me hacía viajar en el tiempo con la fotografía más efímera y atemporal del Tempietto de Bramante. A la derecha: El templete de Bramante fotografiado por Paolo Cipollina. Transparencia de revelado cromogénico Ektachrome 64T, 118 x 88 mm. Detalle del proceso de evaluación del archivo fotográfico de la Academia de España en Roma; Obra de Goya L’infante Isabelle, Reine veuve des Deux Siciles, á l’âge de 12 ans. Papel albuminado sobre cartón. Álbum compuesto por 42 fotografías de pinturas del Museo del Prado, de la Galería de San Telmo en Sevilla y de la Academia de San Fernando, 1870 ca. 415 x 510 mm. Detalle del proceso de restauración de un álbum del fotógrafo Jean Laurent


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CARLOS PARDO Madrid, 1975. Escritor, crítico literario y gestor cultural, es autor de cuatro libros de poemas, entre los que destacan Echado a perder (Visor, 2007) y Los allanadores (Pre-Textos, 2015), premios Generación del 27 y El Ojo Crítico, respectivamente. Asimismo, es autor del ciclo de novelas Vida de Pablo (Periférica, 2011), El viaje a pie de Johann Sebastian (Periférica, 2014) y Lejos de Kakania (Periférica, 2019), seleccionada por los periódicos El País y ABC como una de las mejores novelas del año. Desde 2005 a 2011 dirigió el Festival Internacional de Poesía Cosmopoética en Córdoba, Premio Nacional del Fomento de la Lectura 2009. Actualmente, es crítico literario de narrativa en Babelia, suplemento cultural del periódico El País. El tonel y la torre de marfil Cínico: Un sinvergüenza cuya visión defectuosa le hace ver las cosas tal como son y no como deberían ser. De ahí la costumbre de los escintios de sacarle los ojos al cínico para que viese mejor. Diccionario del Diablo, Ambrose Bierce El tonel y la torre de marfil es un ensayo en su sentido más caprichoso y primigenio: una tentativa de orden. Propone una hipótesis de lectura de la ficción moderna utilizando como clave una corriente subterránea del pensamiento occidental, la escuela cínica. Algunas de las claves de la “secta de perro” de Diógenes y sus seguidores conforman una tradición literaria secreta, antiidealista y contracultural: el sarcasmo, la ambivalencia tragicómica, la “parresía” o decir veraz, la tendencia al escándalo, la figura del sabio “idiota”... Esta “constelación cínica” también es un mapa en su estricto sentido visual en el que coexisten autores dispares como Annie Ernaux y Denis Diderot, Luciano de Samósata e Italo Svevo, Cervantes y Thomas Bernhard. Una genealogía silenciosa que nos aclara algunos hitos fundacionales: por ejemplo, el nacimiento de la novela, con su insaciable incomodidad, o la moderna ficción autobiográfica. Pero El tonel y la torre de marfil no es un ejercicio de arqueología literaria, sino un opus incertum. Su escritura requiere descubrimiento y experiencia. Un vagabundeo en primera persona por algunos lugares críticos del humanismo, extemporáneos y tal vez domesticados, en cuya ambivalencia (esa “doble vida” de los tópicos) sigue apostándose una literatura con capacidad subversiva.

IG @tucan.duran elunicolibre@yahoo.es


Caja cínica con guantes cínicos y objetos cínicos en su interior

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Proceso y experiencia Habitar una Roma sin turismo te coloca en una paradoja: uno teme el impacto económico y presupone un ánimo pesimista, pero se encuentra con una ciudad habitada por los propios “romanos” (aceptando el sentido esencialmente bastardo del gentilicio) desde una vitalidad radical. Esta sorpresa aclaró algo apenas intuido: si los cínicos fracasan como filósofos ya en el período helenístico tardío (quizá voluntariamente, por su renuncia a la filosofía especulativa) es en Roma donde, dos siglos más tarde, se convierten en leyenda. Es decir, perviven como trama popular en unas posibles cualidades romanas: una relación reactiva entre la norma y su transgresión, entre la doxa (u opinión común) y la excentricidad. Una dialéctica, en definitiva, entre la convivencia seductora y un sálvese quien pueda. Ha habido otro maravilloso “imprevisto” durante mi estancia: la importancia de la imagen en la escritura de mi libro. Las limitaciones de viajes, los coprifuochi y toques de queda me permitieron un contacto asiduo con los museos, vacíos. Por eso me volqué en las representaciones artísticas del imaginario cínico. Además, la obligación de los becarios de pasar más tiempo juntos propició (creo yo) una mayor integración y una colaboración generosa entre varias disciplinas. Y es que gracias a mis compañeros (diseñadores de libros de fotografía, artistas, bailarinas) esta nueva dimensión estética de mi proyecto se transformó en el complemento necesario de una escritura que se quería cada vez más libre y, paradójicamente, “literaria”. Ellos me ayudaron a entender las dimensiones visuales de mi proyecto y a materializarlas con rigor. Añadamos los viajes: en Nápoles me atiborré de “filósofos mendigos”, una especialidad barroca. En la Toscana seguí las huellas del Bautista, un “buen salvaje” que las órdenes mendicantes compararon con Sócrates y Crates. Estuve en Turín, Trieste, Recanati... Milán, Venecia, Padua. Y en la Emilia-Romaña conocí una genealogía de escritores para quienes vida y obra son una misma farsa. También programé un ciclo de encuentros en la Academia. Su título: Quella roba dei cinici. Giuseppe Scaraffia nos habló de los dandis como cínicos modernos. Daria Galateria de libertinos e ilustrados. Y el humorista Joaquín Reyes, caracterizado como Diógenes de Sinope, reivindicó “la utopía popular de la risa”, por decirlo con Bajtín. Este es el raro tiempo de excepción que hemos vivido los residentes en la Academia. Y pienso que, por lo menos en mi caso, las circunstancias pandémicas me han ayudado a madurar y enriquecer mi libro. Y a hacer muy buenos amigos.

De arriba a abajo, de izquiera da derecha: Cima da Conegliano. San Juan Bautista, “buen salvaje”, siglo XV. Pinacoteca Brera, Milán; Detalle de retrato de Jean-Jacques Rousseau. “Buen salvaje” aunque el mundo le hizo así. Fotografía de Allan Ramsay; Victoria Ocampo: “El pudor es enemigo de la mujer y de la literatura”. Fotografía de Dmitri Kessel; Paul Léautaud, dandi, mendigo y parresiasta. Fotografía de Rue des Archives.


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TXUSPO POYO Pamplona, 1963. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad UPV-EHU. Desde los años noventa, Txuspo Poyo ha seguido una cierta metodología procesal, con un sentido muy marcado del montaje, para trazar historias yuxtapuestas a partir de la investigación y análisis de ciertos acontecimientos generacionales en cruces híbridos. Estos van desde la serie de celuloides donde deconstruía películas para ejecutar tejidos con la imagen fílmica, al uso de la cámara Pixel visión como dispositivo de juguete pretecnológico; su objetivo, realizar un estudio documental sobre lo relacional en el comportamiento moral, de género, social y psíquico de los dibujos animados en la cultura occidental. Todas estas propuestas han ido generando relatos cuya tensión reside en imágenes cruzadas, tramas donde confluyen residuos históricos e inconclusos, junto a fragmentos del imaginario cultural tanto colectivo como individual, capturados de la historia, el mundo del cine, la arquitectura y la literatura de ciencia-ficción. Sus obras aportan una relectura de modos y modelos de producción y representación. Ha publicado libros con motivo de la animación en 3D del Gran vidrio en 2008, Cadáveres exquisitos: intervenciones en obituarios de periódico, en 2014, y El cuerpo se hizo pantalla o las imágenes no caen del cielo, sobre los laboratorios pedagógicos en internados de orden religiosa, en 2021. Gran Hotel Nazareno. El cuerpo se hizo pantalla o las imágenes no caen del cielo Desde hace apenas diez años los proyectos de investigación se podría decir que han sido locales, por la proximidad con diferentes comunidades que han permitido cavar en múltiples direcciones estableciendo relaciones para construir la imagen/relato a partir de hechos y ficciones que permanecen en el imaginario generacional. Entre esas historias residuales están los cierres de seminarios e internados religiosos que disponían de gabinetes de ciencias naturales como laboratorios pedagógicos en la educación en el País Vasco. Estos gabinetes estaban formados por minerales, herbolarios y animales exóticos disecados, muchos de ellos procedentes de las misiones en las colonias de América, África y Asia.

https://txuspo-poyo.com


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Proceso La estancia en Roma me hubiera permitido acceder a aquellos lugares para establecer vínculos con la diáspora entre los viajes a los seminarios y sus misiones, entre la taxonomía y la taxidermia. El temor generado por la pandemia no permitió una acción directa, pero sí poder llevarlo a cabo desde la periferia. Volver a una idea inicial de los lazos generados entre la educación y sus gabinetes de ciencias naturales, y cómo estos modelos educativos habían formado parte de los laboratorios pedagógicos del siglo XX. Roma en 1630, en el centro de la ciudad el cardenal Tonti dona un palacio para instalar el Colegio Nazareno, fundado por el escolapio José de Calasanz. El Nazareno se convierte en el primer colegio popular y gratuito de Europa, cuya actividad educativa se prolonga hasta nuestros días. En 2014 se anuncia que el colegio ha sido vendido a un lobby hostelero para reconvertirlo en un hotel de lujo. A pesar de las protestas tanto del partido demócrata como del conservador, que tienen sede en el mismo edificio, con la venta del inmueble la ciudad había perdido el colegio más antiguo y uno de los patrimonios más singulares en términos educativos. Las colecciones de arte, la biblioteca y su gabinete fueron desplazados y depositados en otras sedes de los escolapios. El proyecto nos ha permitido recuperar este gabinete que se encontraba recluido en cajas en el Instituto Calasancio, y activar uno de los animales simbólicos más antiguo de su colección, como era el esqueleto de una ballena de 1843, con su traslado en un furgón a la academia, pasando por aquellos lugares emblemáticos, y su posterior reconstrucción, con un programa de charlas de profesores, investigadores y artistas al alumnado del Liceo. El cuerpo óseo de la ballena permaneció varado en el salón de retratos como el fin de una época.

Experiencia La intensidad y la fugacidad del tiempo han dejado un caleidoscopio de experiencias que ha ido destilando en diferentes procesos tanto de trabajo como de relaciones. Este proyecto no hubiera sido posible sin la generosidad de las y los residentes de la academia y voluntarios de fuera de ella, como Cornelia Lauf y sus estudiantes, que han compartido su tiempo y su buen hacer, sin olvidar uno de los pilares del proyecto, Matteo Binci, que ha sabido llevarlo con gran pasión, y al instituto Giuseppe Calasanzio y en particular a Massimiliano por su entusiasmo.


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JAVIER QUISLANT Bilbao, 1984. Comienza a estudiar Composición y Teoría Musical de forma autodidacta a la vez que piano, saxofón y guitarra eléctrica en la escuela de música y conservatorio locales. Obtiene el Grado Superior en Composición en Barcelona, y continúa su formación en la Universitat fur Musik und darstellende Kunst Graz con el compositor Beat Furrer, finalizando con distinciones los títulos de máster de artes en Composición Musical y máster de artes en Composición de Teatro Musical. Algunos galardones incluyen la Beca 2020 MAEC-AECID para la Real Academia de España en Roma, la Beca Leonardo 2020 a Investigadores y Creadores Culturales de la Fundación BBVA, Franz Schubert und die Musik der Moderne Kompositionswettbewerb für Klaviertrio 2020, Styria Artist in Residence Stipendium 2020 (Austria), XXIV Premio de Composición del Colegio de España en París-INAEM 2018, y el Musikforderungspreis der Stadt Graz 2017. Su catálogo comprende desde las obras a solo a las de ensemble, orquesta, coral y la ópera de cámara. Ha trabajado con los ensembles Klangforum Wien, Ensemble intercontemporain, Ensemble Recherche, Arditti String Quartet y la Orchestre Philharmonique de Radio France. Ha participado en festivales como Wien Modern, IRCAM ManiFeste, Gaudeamus Muziekweek, Wittener Tage für Neue Kammermusik, Musikprotokoll e Internationale Ferienkurse für Neue Musik Darmstadt. Explorar el sonido con relación a la literatura y al cine es uno de sus principales intereses artísticos. Roma, ¿cómo suena un cuarteto de cuerda en nuestra actualidad? Sinuoso tiempo. Ciclo para cuarteto de cuerda desarrolla y expresa el “principio compositivo de estratificación del sonido”, proyectando este principio sobre los parámetros que definen a todo sonido: altura, duración, timbre, articulación e intensidad, así como sobre la naturaleza polifónica, posibilidades técnicas y tímbricas de los instrumentos de cuerda. Sinuoso tiempo también recoge la premisa de austeridad en el acercamiento al sonido, que proviene sustancialmente del estilo contrapuntístico practicado a finales del siglo XVI por Palestrina y Tomás Luis de Victoria, así como por el sentido carácter espiritual y sacrificial hacia la composición musical. Concentrando la energía creativa en el sonido per se, en el universo interno del sonido, Sinuoso tiempo trata de recuperar la pureza de una escucha primitiva, poética y ritual, para alcanzar, desde el interior del sonido, desde “el sonido como forma de conocimiento”, las simientes de las que brotan la comunicación y el lenguaje.

www.soundcloud.com/javier-quislant Javier.quislantgarcia@gmail.com


Detalle de Reticulatum, tercera pieza de la obra Sinuoso tiempo. Ciclo para cuarteto de cuerda

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Proceso Giacinto Scelsi (La Spezia, 1905-Roma, 1988) es uno de los compositores más genuinos de nuestra época. El estilo maduro de Scelsi muestra sofisticados atributos en la concepción del sonido y los procedimientos compositivos. Su noción y práctica armónico-tímbrica, su concepto de “profundidad del sonido”, tiene una importancia significativa. Las aportaciones de Scelsi han influido de manera fundamental en las principales vanguardias musicales de los siglos XX y XXI. Scelsi desarrolló sus principales enfoques artísticos a partir de 1950, al final de una severa crisis psicológica. Tras la crisis, Scelsi presenta un concepto muy personal de expresión musical, influido fundamentalmente por la investigación de las filosofías orientales. Scelsi acostumbraba a componer con la ondiola (sintetizador monofónico con filtros y modulador), fenómeno que provocó su predilección por la armonía microtonal. La propensión de Scelsi por los microintervalos favoreció la escritura para instrumentos de cuerda y la voz. Durante la década de 1960, Scelsi amplió el concepto armónico adoptado en su obra Quattro pezzi per orchestra (ciascuno su una nota sola) (1959-1960), donde cada pieza se compone a partir de una sola nota. En la búsqueda de su expresividad, Scelsi establece las nociones de su noción y práctica armónico-tímbrica, polifónica: desde un único sonido —una monodia—, como “premisa de austeridad”, escucha su carácter armónico y tímbrico, haciendo emerger su mundo interior polifónico. Una de sus principales obras, el Quartetto d’archi No. 4 (1964), destaca por la profundidad con que Scelsi desarrolla sus nociones armónicas y tímbricas. Estas se expanden sobre aspectos formales y estructurales, así como sobre una notación en tablatura en la que cada cuerda de los instrumentos se correlaciona con un pentagrama/voz. Con esta notación, la naturaleza polifónica del sonido se proyecta en la propia naturaleza de los instrumentos y el cuarteto de cuerda adquiere una notable concepción orquestal. Experiencia La experiencia tanto en Roma como en la Real Academia de España en Roma ha sido muy enriquecedora, a la vez que muy exigente. Poder atender a la importante actividad que la Academia propone y lleva a cabo, con los compromisos institucionales y artísticos ha sido fundamental para poder entender las claves de la vida cultural de Roma, ciudad que, por otro lado, en algún momento hay que visitar si se quieren conocer los orígenes de nuestra cultura y arte. En este sentido, compaginar el trabajo con las visitas y los compromisos de la Academia, y los compromisos de uno mismo, resulta una tarea considerable, pero muy gratificante, sobre todo por el equipo humano que compone actualmente la Real Academia.


Detalle de Reticulatum, tercera pieza de la obra Sinuoso tiempo. Ciclo para cuarteto de cuerda

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MURIEL ROMERO Murcia, 1972. Es bailarina y coreógrafa. Su trabajo se centra en el desarrollo de técnicas coreográficas generativas, incorporando en su lenguaje abstracciones tomadas de otras disciplinas. Ha obtenido diversos premios internacionales, tales como Moscow International Ballet Competition, Prix de la Fondation de Paris-Prix de Lausanne, y el Primer Premio Nacional de Danza de Barcelona. Ha sido primera solista de prestigiosas compañías, entre las que se cuentan Deutsche Oper Berlin, Dresden Semper Oper Ballet, Bayerisches Staatsballet de Múnich, Grand Théâtre de Genève o la Compañía Nacional de Danza. En 2008 funda Instituto Stocos, junto al compositor Pablo Palacio, un proyecto basado en el análisis y el desarrollo de la interacción entre gesto corporal, sonoro e imaginería visual. Con este proyecto ha producido una serie de trabajos escénicos que funcionan como una forma de diseminación artística de su investigación.

Resonancias ocultas Se trata de un proyecto coreográfico centrado en fusionar danza y escultura. Mediante técnicas de captura de movimiento, machine learning, sonificación interactiva y técnicas de digitalización que permiten acceder a gestos y aspectos expresivos de movimiento, se construye una creación coreográfica inspirada en el movimiento expresivo que percibimos en ciertas obras del ámbito de la escultura clásica, que destacan por la maestría con la que expresan ciertas cualidades de movimiento corporal. Uno de los aspectos centrales de este proyecto reside en el uso de esta tecnología interactiva como un medio para expandir el movimiento corporal a otros medios de expresión artística. Esto permite, por ejemplo, comunicar a través del sonido aspectos expresivos de la danza que habitualmente quedan ocultos al observador externo, ofreciendo la oportunidad de traducir a otra modalidad sensorial las cualidades de movimiento hipnóticas presentes en las obras maestras que inspiran este proyecto. ¿Cómo sonarían las cualidades de movimiento que percibimos en la obra escultórica de Bernini, por ejemplo la fluidez-rigidez del Apolo y Dafne, la tensión postural de El rapto de Proserpina o la fragilidad en el Éxtasis de la Beata Ludovica Albertoni? El resultado de este proyecto ha sido integrar estos elementos en una obra con tres formatos distintos: cinematográfico, escénico y museístico, que sirva como una forma de diseminación artística de esta investigación. Una obra que establece un puente entre obras maestras de las artes visuales, la inteligencia artificial, la música y la experiencia concreta del cuerpo.

IG @institutostocos www.stocos.com FB STOCOS


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Proceso Consta de varias fases, que en algunos casos se superponen en el tiempo: investigación-desarrollo-estreno. Con presentación de la obra en tres formatos distintos: Cinematográfico: “Dies”. Perfomativo “Risonaze Occulte” Tempietto de Bramante. Site-Specific “Risonaze Nacoste”. Galleria Nazionale Di Arte Moderno. A lo largo de estos meses se han desarrollado la coreografía, la música, el guion y la tecnología de la pieza, en un diálogo sostenido marcado por talleres, sesiones de captura de movimiento, simposios y presentaciones work in process. La investigación coreográfica está centrada en el estudio del movimiento expresivo que percibimos en ciertas obras del ámbito de la escultura, que destacan por la maestría con la que expresan ciertas cualidades de movimiento corporal. La composición musical de mano del compositor Pablo Palacio: está realizada mediante una tecnología especialmente desarrollada para este proyecto que permite traducir en sonido el movimiento de los bailarines mediante sensores que llevan en sus extremidades. Es posible así escuchar las cualidades de “movimiento provenientes de la escultura que inspiran la coreografía”. El vestuario confeccionado por Studio Buj. Compuesto por tres trajes, mediante materiales innovadores, inspirados en los pliegues tan típicos que añaden tensión e interés a la escultura barroca. La película dirigida por Stefano Di Prieto se basaba en el origen de los cultos mistéricos clásicos helenísticos y romanos, cuya función es ayudar al individuo a cruzar este umbral que el Tempietto de Bramante manifiesta con su estructura de templo griego (tholos). Experiencia Me dejo guiar por esta definición para intentar explicar lo que significa esta experiencia en la Academia-Roma, junto estas palabras porque ambas han sido inseparables, corporeizando mi existencia en ellas. Comencemos por la observación, que no solo es a través de los ojos, en este caso se disparan todos los sentidos en alerta roja, mezcla de intensos sentimientos con aceleración de sensaciones tales como fascinación mezclada con aire en el estómago o alegría que provoca una excitación que te anula el inconsciente arrebatándote el sueño. Entramos a la fase dos sin darnos cuenta, puesto que se entrelaza con el observar, haciéndote interactuar desde la primera pisada en ese inmenso y estremecedor claustro, con las nuevas caras y voces transdisciplinares que van apareciendo paulatinamente de tus futuros compañeros.


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GONZALO GOLPE Madrid, 1975. Editor independiente y profesor. Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Edición y Publicación de Textos por la Universidad de Deusto. Especialista en autoedición y producción gráfica. Desde 2014 forma parte de La Troupe, un colectivo de profesionales de las artes gráficas dedicado al trabajo de autor, tanto en su vertiente editorial como expositiva. Interesado por la autopublicación y la narrativa fotográfica, su trabajo se ha desarrollado fundamentalmente en el mundo del libro de arte, trabajando de forma indistinta para fundaciones, museos, editoriales o directamente para el autor. Es profesor en diferentes escuelas, donde imparte materias relacionadas con el lenguaje visual, la dirección de proyecto y la edición y publicación de fotolibros. Coautor del ensayo poético Curso y Discurso, publicado en 2020 por Cabeza de Chorlito (España) y en 2021 por SED Editorial (Argentina). Autor del fotolibro Atestado, publicado por Cabeza de Chorlito en 2021, que tomó forma durante su residencia en la Real Academia de España en Roma y contó con la ayuda de las Becas MAEC-AECID de Arte, Educación y Cultura.

Verba Volant Este proyecto forma parte de La Distancia, una investigación sobre el lenguaje visual que Gonzalo Golpe está desarrollando desde hace tiempo y que se ha formalizado durante su estancia en la Academia de España en Roma. En su interior el autor desarrolla una ficción poética acerca del origen del lenguaje y la evolución del inglés hacia una “unilengua”. El dispositivo funciona como un libro visual que invita al lector a entrar en él. Dispuestas sobre las paredes de un cubo de papel de grandes dimensiones, decenas de fotografías son secuenciadas como una sinfonía visual que se sirve de los pájaros como hilo conductor en un viaje a través del tiempo y del espacio. De Nueva York a Babilonia; del lenguaje tratado como una ciencia a una tablilla cuneiforme que parece escrita por un pájaro; de la gramática universal de Chomsky a la teoría de la selección natural de Darwin; del lenguaje entendido como arma a la lengua materna: nuestra primera lengua, la más cercana, aquella que configura nuestro cerebro creando un vínculo entre el pensamiento y la palabra que con los años será igual de importante que el de la sangre. Verba Volant propone una experiencia de lectura diferente, física e intuitiva, que haga del lector un sujeto activo que se desplaza con el cuerpo al tiempo que con la mente, los ojos y las emociones.

www.formalenta.com www.la-troupe.com


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Proceso El diseño del cubo se inspira en las formas de construcción de las casas tradicionales japonesas. Se arma a partir de bastidores de madera pintada de blanco, recubiertos de un papel de fibra de vidrio por ambas caras. La cara interna está impresa con la secuencia de imágenes que componen la investigación visual. La impresión se ha realizado con tintas UVI de alta perdurabilidad. El cubo cuenta con techo y suelo, con iluminación interior LED difusa y con regulador. El papel seleccionado remite a un papel japonés, es mate, poroso y blanco. El papel seleccionado se llama Dropjet, es de 138 g, está compuesto por celulosa, poliéster y fibra de vidrio. Está especialmente indicado para ser impreso con tecnología inkjet. Es ignífugo; cuenta con la certificación M1 B1 NFPA 701. El diseño del cubo ha sido trabajado en colaboración con Marina Meyer, socia habitual con la que también hice el fotolibro Atestado, otro proyecto que hice durante mi estancia y que fue publicado por Cabeza de Chorlito. La producción y montaje estuvo en manos de Fernando Andrés y su empresa de museografía Iniciativas y exposiciones.

Experiencia Hice mi primer fotolibro. Perdí a mi madre. No planté ningún árbol, pero sí me compré un bonsai. Sembré amistades duraderas. No aprendí italiano. Tuve un desengaño. Vi el Panteón y me explotó la cabeza bajo su bóveda. Reafirmé mi autoría. Compré una navaja automática. Fuí presa de los mosquitos tigre. Me enamoré. Me aficioné al prosecco. Disfruté de los jardines de la Academia en todas sus estaciones, salvo en el frío verano. Viajé a Sicilia e hice realidad un sueño de mi infancia: visitar Taormina; y el sueño se tornó pesadilla. Leí miles de páginas, la mayoría con el ánimo del lector que busca evadirse, otras para enfrentarme; leí al sol, leí a la sombra, leí a remojo y también remetido entre las mantas. Cada domingo fui a Porta Portese y rebuscando entre puestos del mercadillo armé una colección de fotografías de época. También compré multitud de objetos viejos, muchos inútiles, con algunos hice poesía. Celebré más cumpleaños en nueve meses que en los últimos cinco años. Bailé poco y bailé mal, pero bailé. Durante los primeros meses caminé una media de 15 kilómetros diarios por una Roma prácticamente vacía, tan inanimada como sus ruinas. Visité decenas de iglesias. Paseé por los foros una tarde de primavera. Construí un cubo de papel con forma de habitación, con la ayuda inestimable de Fernando, Marina, Marcela, Marta, Txuspo y Mabi. Vine para hacer un proyecto, terminé dos, inicié un tercero y sembré terreno fértil para continuar mi investigación sobre el lenguaje y la distancia por los años venideros.


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MAR SÁEZ Murcia, 1983. Licenciada en Psicología y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Valencia. Su fotografía se ha mostrado en The Gabarron Foundation de Nueva York, la Galería Retine Argentique de Marsella y F22 foto space de Hong Kong. También en festivales como KLAP Maison pour la danse de Marsella, Arlés, GuatePhoto de Guatemala o ferias como Paris Photo, London Art Fair, ARCO y Estampa. Ganadora de la Beca de Artes Plásticas de la Región de Murcia, ha sido galardonada durante dos años con el Premio LUX de la Asociación de Fotógrafos Profesionales de España (AFPE), seleccionada en festivales como SCAN de Tarragona, Albarracín y Futures 2020 propuesta por PHotoEspaña, entre otros. Es autora de los fotolibros Vera y Victoria (2016) y Gabriel (2018), publicados por la editorial francesa André Frère Éditions. Su obra está presente en colecciones públicas y privadas en Europa, Asia y Estados Unidos. Como artista está representada por la Galería Daniel Cuevas en Madrid y Fifty Dots en Barcelona.

Terza vita Con este proyecto he querido reflexionar sobre las experiencias afectivas de la ciudad de Roma en un tiempo atravesado por la pandemia. Mi fotografía ha reaccionado ante la singularidad de este momento histórico buscando una lectura profunda que no solo involucrase este presente, sino la misma forma de relacionarnos afectivamente. A través de la combinación de la fotografía con el documento, grabaciones de vídeo y entrevistas de audio, me interesaba investigar sobre el concepto de libertad y explorar los momentos en los que la vida bajo la amenaza del covid rompe nuestras ideas preconcebidas: los protagonistas, de diferentes edades, orígenes o estratos sociales, muestran una misma pulsión de vida a pesar del importante cambio de nuestro contexto. Tanto en el análisis de la noción de libertad como en los juegos de la seducción o los pactos del amor, Terza vita estudia un elemento principal de esta convivencia activa: la promesa de un futuro. Las personas cuyo testimonio he recogido este tiempo revelan la esperanza hacia otra vida; una vida más allá de la nostalgia de un pasado estable como del shock del presente.

IG @marsaezphotography www.marsaez.com


ST (Terza vita), 2021. Fotografía color, 60 x 90 cm

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Proceso y experiencia A mi llegada experimenté la necesidad urgente de hacer un retrato de un territorio que se sobreponía a una pandemia. Salí a las calles con los ojos bien abiertos para observar, en un momento tan especial, el pulso de la ciudad. Me sorprendió descubrir un carácter tan amable ycurioso como crítico y caótico. En un primer momento me sentí desbordada ante la belleza y monumentalidad de Roma. Después por la riqueza e intensidad que supone vivir en un espacio tan privilegiado como la Real Academia de España en el que diariamente te nutres del intercambio con los profesionales invitados y de la convivencia con veinte artistas de distintas disciplinas. Durante mi estancia, a la vez que mis fotos se volvían en cierto sentido invasivas por su pretensión de intimidad (siempre contando con la complicidad de la persona fotografiada) me interesaba una libertad entendida como una fuerza arraigada en la propia sensualidad del ser humano, y perfectamente encarnada en la ciudad de Roma: un ejercicio de celebración de la fugacidad. Me he encontrado con personas que mostraban un mismo deseo de vida a pesar del cambio del contexto histórico-social: una tercera vía que no podía resumirse en la vieja dialéctica límite/libertad ni optimismo/pesimismo. Por ejemplo, Franca, de 90 años, que recuerda a su padre fascista y expresa su preocupación por un hijo desempleado de 53 años a su cargo; o Marta, de 33, que analiza la inseguridad consustancial a ser mujer en Roma; o Abbas, de 41 años, que lamenta el desamparo de los migrantes refugiados… Finalmente, el amor cerró el círculo de Terza vita. En la playa de Ostia, eludiendo el cliché publicitario o comercial, me dediqué a captar el instante en el que se da la promesa de un futuro: fotos de parejas de diversas edades y en diferentes momentos de su historia personal desde una intimidad, de nuevo, tan invasiva como cómplice. Estos meses en Roma me han permitido mirar a los ojos de sus habitantes. El eco de sus miradas me ha posibilitado entender mejor esta ciudad infinita que me sigue sobrecogiendo. He vivido una experiencia única que nunca olvidaré.


ST (Terza vita), 2021. Fotografía color, 60 x 90 cm

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SHIRIN SALEHI Teherán (Irán), 1982. Emigra a Europa a finales de los noventa. Tras algunos años trabajando como ingeniera de telecomunicaciones, en 2009 cambia de dirección e inicia su formación artística en la Escuela de Artediez, especializándose en Grabado. Completa sus estudios entre otros centros en el máster de la CIEC y el máster en Investigación y Creación de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense. En paralelo a su práctica artística, trabaja en proyectos de docencia, escritura y traducción. Ha impartido talleres de libros de artista en distintos centros, destacando el Center for Book Arts en Nueva York. En 2021 formó parte del programa Enfoques como conferenciante, invitada por la Fundación Amigos Museo del Prado. Ha sido artista residente en la Casa de Velázquez de Madrid, El Museo Centro de Artes de Vanguardia La Neomudéjar de Madrid, y Fondazione Il Bisonte de Florencia. Entre los premios que ha recibido destacan el Premio Bienal Pilar Juncosa y Sotheby’s de Creación 2019 (junto a Inma Herrera), el Primer Premio Ankaria al libro de artista (2015) y el Premio Pilar Banús en los Premios Nacionales de Grabado del Museo Grabado Español Contemporáneo (2014).

El tiempo sin derrota Las hendiduras en una fracturada inscripción sobre piedra o metal, un fresco del que apenas resta nada o un busto mellado: todos parecen latir aún por el contacto con una mano incisora, el cuerpo de un artista artesano. En ellos tiembla la esencia del lenguaje: en el gesto de una incisión —en la acción física de una talla— un cuerpo que desaparecerá deja su huella en la materia que tal vez no perezca. Por encima de todos los significados y los signos acordados que describen un tiempo, en el acto mismo de hacer reside uno de los gestos fundamentales de lo humano: el deseo de dejar una memoria para los ojos y las mentes que aún no existen. Partir de los fragmentos, de algún arañado dibujo, de imágenes que no se dejan atrapar por completo, signos ilegibles, declaraciones borradas por las edades, incognoscibles, alfabetos distintos; despojarse de todo y todos y ser sencillamente gesto. Como en una ensoñación, casi alcanzamos a nuestros antepasados, tocamos su fisicidad en la caricia de una materia que perdura: ahí están impresos los cuerpos de los otros sin nombre que nos habitaron en un tiempo anterior. Reconocerse como vínculo otorga otro sentido al acto de hacer, en las manos que se tensan dibujando incisiones sobre el metal, la espalda que se encorva sobre la escayola o la arcilla. El artista es un cuerpo hacedor, escribiente con relación al tiempo y a una materia que no es objeto de consumo, sino comunión.

IG @ shirinsalehi_studio www.shirinsalehi.com shirinsalehi.studio@gmail.com


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Proceso y experiencia Me vine a Roma de la mano de Marguerite Yourcenar, Pascal Quignard y mi querida María Zambrano. Eran mis cicerones hasta que en la Academia de España conocí a mis compañeros. Pasamos la vida interesándonos por los procesos de creación de creadoras que ya no están entre nosotras, artistas del pasado, referentes de pensamiento, aferrándonos a unos, conversando en nuestra intimidad con otras, buscando identificaciones: como en toda relación humana, intentando establecer algún tipo de vínculo que no sea vano. Asistir a los procesos de creación de veinte creadores, desde los primeros titubeos e intuiciones hasta últimas formalizaciones, ha sido una excepcional experiencia que me llevaré de aquí con inmensa ternura. Asistir a este trabajo de funámbulos que ejercemos los artistas, porque la precariedad de nuestro sector es una herencia que traemos como equipaje, y sentirme acompañada. Mi proyecto, desde las primeras premisas, se ha ido construyendo en este entorno de escucha entre profesionales. En este tiempo, he sido consciente del lugar privilegiado en el que residíamos, un espacio que, pese a la intensidad de la vida en la Academia, me ofrecía pausa para trabajar de otro modo, desde otros lugares, ahora en relación con una ciudad inabarcable, con infinitud de estímulos, agotadora y fascinante. Durante nuestra estancia, el Gobierno de Kabul cayó en manos de unos monstruos, Gaza fue bombardeada durante una semana, de nuevo, y Mali, Sudán, Chad y Guinea Conakry sufrieron nuevos golpes de estado, entre tantos otros acontecimientos que han traído destrucción y dolor, entre ellos la pandemia. La belleza de las vistas del estudio 25 podría acaparar toda la atención de uno, pero el espacio que ocupa la cárcel de Regina Coeli en Trastévere es lo suficientemente grande para detener mi mirada cada día. Recorriendo el paisaje en dirección contraria al Tíber, se encuentra el jardín botánico, exuberante en nuestros primeros meses, mientras estábamos confinados. La cárcel y el jardín botánico lindan y coexisten. Tal vez recordar a diario estos opuestos otorgue aún más valor a la creación, y a la profesión por la que nos desvivimos, que persista aún con más firmeza, cargado de pensamiento y de compromiso.


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MIGUEL DE TORRES Segovia, 1958. Estilista gastronómico. Colabora en prensa desde 2007 con más de tres mil recetas y fotos gastronómicas publicadas. En 2012 crea en Madrid la Escuela Pan y Cebolla, especializada en pan y cocinas del mundo, participando como invitado en el Gastrofestival Madrid Fusión durante los años 2012, 2013 y 2014 con distintas propuestas relacionadas con el arte y la gastronomía. Desde 2015 colabora con el artista José María Sicilia en proyectos de arte y gastronomía que se concretan hasta la fecha en tres viajes a Japón con intervenciones diversas en templos, escuelas y exposiciones. Colabora con El Instante Fundación desde 2016. Fruto de esta colaboración, expone con el artista japonés Jun Mitani la creación Origami y fermentos. Actualmente, trabaja con el artista y grabador Denis Long (ediciones Denis Long) en la creación de un libro-arte de gastronomía.

El pan de la Academia de España La idea del proyecto surge de la experiencia de unos talleres de elaboración de “pan de las tres culturas” que desarrollé específicamente para Madrid Fusión en el año 2012. El pan es unión de culturas, es embajador, es compartir. La compañía es el pan compartido. El pan es sincretismo de la cultura mediterránea, y de la de España e Italia en particular. El proyecto se ha centrado en la creación de un pan con personalidad propia. Un pan que surge literalmente del aire de la Real Academia de España, donde hongos panificables dormidos, latentes, esperaban una masa, su alimento, para colonizarla. Un pan reconocible y conocido en la ciudad de Roma. Un pan que representa a la Real Academia de España y la tradición panadera de España e Italia. El resultado es un pan que participa de las técnicas de hojaldrado, pero que también participa de otras técnicas para conseguir un equilibrio entre una miga esponjosa, pero con un toque hojaldrado. Un pan que incorpora el “amaro”, lo amargo, tan presente en la gastronomía italiana. La planta, Taraxacum officinale, recolectada en los jardines de la propia Academia, aporta ese punto amargo.

betamiguel@gmail.com


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Proceso y experiencia He buscado una harina molida a la piedra con alto porcentaje de proteína. Selecciono Mulino Marino tipo 00 como base de trabajo por calidad. Trabajo en la búsqueda de una masa madre o prefermento, sometiendo las mezclas de harina y agua a diferentes tipos de estrés, luz ultravioleta, congelamiento/descongelamiento. La harina funciona bien en cuanto a aroma y gusto para los panes obtenidos sin hojaldrado, pero no consigo los resultados deseados al añadir mantequilla como ingrediente para el hojaldrado. Utilizando la harina de Mulino Marino como base, pruebo distintas mezclas de harina, aumentando porcentaje de proteína total y buscando conseguir un equilibrio de elasticidad y tenacidad que haga que funcione la masa. Todas estas pruebas están enfocadas a conseguir el equilibrio de un pan hojaldrado y una miga esponjosa. Una vez obtenidos los resultados apetecidos de sabor, aroma y texturas, comienzo pruebas para dar al pan un sutil toque amargo. Pruebas con licores italianos como Amaretto y Fernet Branca no dan los resultados apetecidos. En los jardines de la Academia encuentro diente de león (Taraxacum officinale) planta comestible que aporta ese sabor amargo que busco. Pruebo distintas maneras de incorporar el sabor al pan ya definido y me decanto por una infusión de hojas de esta planta. Infusión que utilizo como elemento de hidratación de la masa. El siguiente paso es buscar la forma final del pan. Hojaldrado y miga esponjosa es un equilibrio complicado que depende en parte de la forma que se dé a la masa antes de hornear. Distintas pruebas de horneado acaban produciendo el pan deseado que obtengo al hornearlo en moldes de 15 cm de diámetro. Las pruebas realizadas hasta llegar al final incluyen el horneado de 117 panes. Paralelamente al proceso técnico de búsqueda del pan, experimento con la relación que se produce entre el pan y la comunidad (los becarios y resto de personas que forman parte de la Academia). Todos los panes horneados son compartidos y sirven tanto de prueba de cata como de elemento de cohesión social.


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ELO VEGA Huelva, 1967. Artista visual e investigadora, doctora en Investigación en Artes y Humanidades. Su trabajo aborda cuestiones sociales, políticas y de género desde una perspectiva feminista antipatriarcal, a través de proyectos artísticos que son a la vez dispositivos de crítica de la cultura como instrumento político: producciones audiovisuales, exposiciones, publicaciones, intervenciones en espacios públicos, trabajos en la red, cursos y talleres que abordan los procesos de generación y reproducción de ideología y construcción de identidad. Ha participado en proyectos de pedagogía colectiva y exposiciones, principalmente en torno a la construcción de la historia, la memoria y las identidades, en numerosas instituciones culturales de Europa y Latinoamérica, entre ellas, El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla, el Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas de Gran Canaria, el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, el Centro Gallego de Arte Contemporáneo de Santiago de Compostela, el MACBA de Barcelona, el Museo ICO de Madrid, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, el Museu Picasso de Barcelona, el IVAM de Valencia, el MUSAC de León, Es Baluard Museu d’Art Contemporani de Palma de Mallorca o el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago de Chile.

De sculptura Se toma este título del tratado renacentista De sculptura, publicado en 1504. Su autor, Pomponio Gaurico, comenta en él que: “En la antigua Roma el pueblo imaginario de las estatuas (populus fictus) igualaba al de las personas vivas”. En la actualidad, a ese pueblo imaginario de las imágenes hay que sumar las que habitan los más o menos nuevos media, donde su número multiplica infinitamente al de los habitantes del planeta. ¿No es mediante su omnipresencia desde la que se lleva a cabo la función ejemplarizante que cumplían las estatuas? ¿Hasta qué punto en esta iconografía pervive y se difunde —a la vez que evoluciona y se transforma— el discurso patriarcal que exige la subalternización de las mujeres, el papel accesorio de su imagen, su inferiorización, su sometimiento? La expresión de sculptura (sobre la escultura, acerca de la escultura), a los ojos, a los oídos de hablantes de castellano puede sugerir la idea de “descultura”, de “desescultura”, de una escultura trastocada, vuelta del revés. Igualmente, en italiano, el verbo “esculpir” es scolpire. Colpire significa “golpear”. Un juego de palabras nos permite leer la ese inicial como una partícula privativa, similar a nuestro prefijo des, invirtiendo así su significado: “des-golpear”. Nuestro trabajo de relectura crítica de la escultura, de las mitologías de la figura escultural y de sus mutaciones en la cultura consumista, busca identificar las veladuras, los eufemismos, los camuflajes de esa violencia históricamente enfrentada por las mujeres durante milenios, para visualizarla, neutralizarla, revertirla, deshacerla.

www.elovega.net


Detalle de Spolia (Raptae) / Souvenirs. Resina y mármol; vidrio

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Proceso El factor que ha afectado más destacadamente a los presupuestos originales del trabajo, a todos los planes previos a la llegada a Roma, ha estado determinado inevitablemente por la pandemia y la consiguiente restricción de movimientos. El cierre de bibliotecas y museos, las limitaciones impuestas a las reuniones y relaciones sociales han dibujado un escenario tan inesperado como inquietantemente sugestivo: una ciudad de la que había desaparecido una de sus señas más distintivas, el flujo ininterrumpido de multitudes de turistas. Un inusitado silencio se adueñó de estatuas y monumentos. Junto a ellos, los comercios de recuerdos y regalos que de ordinario se apiñan a su alrededor permanecían también mudos, cerrados. En los escaparates, las réplicas de las esculturas clásicas aparecían como restos de un naufragio. Desaparecido el apresurado trasiego de la compraventa, de pronto su tosquedad de producto industrial mostraba la continua, persistente, normalmente imperceptible emisión de una advertencia, una amenaza dirigida a todas las mujeres: ser objeto de violencia no es un acontecimiento excepcional, sino una parte esencial de la base del orden social. Mercancías que se habían quedado sin mercado, los souvenirs seguían siendo recuerdos: un recordatorio de la barbarie.

Experiencia No por inevitablemente repetidos son menos ciertos los tópicos con que, año tras año, los becarios celebran la fortuna excepcional de disfrutar de una residencia en la Academia. Entre los más citados, la apología de la convivencia diaria (intensificada en esta ocasión a causa de la pandemia, obligando a compartir aún más espacio y tiempo) con artistas e investigadores de especialización diversa; el diálogo (tan enriquecedor como la discrepancia); la perspectiva interdisciplinar (que con frecuencia y naturalidad cruza la frontera de la indisciplinariedad) y la pluralidad generacional y de historias de vida son un regalo que no tiene precio. Tampoco lo tiene el hecho de encontrarse en un refugio (¡ay!, temporal) de la creciente precarización característica de las “clases creativas”, donde no solo es posible disponer de tiempo, de recursos y de la libertad para concentrarse en la reflexión y la investigación, sino también para mirar con atención y sorpresa los márgenes del propio campo de trabajo, sus límites, los aspectos, en principio, secundarios, descuidados y que, inesperadamente, pueden abrirse como un territorio. La Academia, Roma, Italia no son una utopía, un no lugar, sino un contexto que exige una renegociación constante de las soluciones mecánicas, de las seguridades, de las inercias que por comodidad o necesidad pueden obstaculizan el trabajo creativo.


Detalle de Spolia (Raptae) / Souvenirs. Resina y mármol; vidrio

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LEIRE VERGARA Bilbao, 1973. Es doctora en Visual Cultures por Goldsmiths University of London, comisaria independiente e integrante de Bulegoa z/b, Bilbao. Ha comisariado numerosos ciclos y exposiciones. Entre otros: Las imágenes recurrentes. Sobre las condiciones materiales de su retorno (con Pablo Martínez), en el MACBA de Barcelona (2017); La pantalla negra o blanca: El poder de ver imágenes juntos, XXIII Jornadas de la Imagen CA2M de Madrid (2016); Jose Mari Zabala Écfrasis. Bideolanak 19862016, CarrerasMugica, Bilbao (2016); Dispositivos del tocar: Imaginación curatorial en los tiempos de las fronteras expandidas, Trankat, Tetuán (2015). De 2009 a 2005, trabajó como comisaria-jefe en la Sala Rekalde. De 2002 a 2005 fue codirectora de la asociación cultural Donostiako Arte Ekinbideak (con Peio Aguirre), proyecto asociado a Arteleku. De 2016 a 2019 formó parte de la Comisión Técnica de Eremuak, Gobierno Vasco. En la actualidad imparte el curso Curating Positions (con Marwa Arsanios y Leon Filter) en el máster de Arte del Dutch Art Institute, en Arnhem.

In qualche luogo lontano: Roma Me interesa lo imposible, porque lo posible ya está hecho y no ha cambiado nada. (Sun Ra) In qualche luogo lontano: Roma es el título del programa que se ha desarrollado en la Academia de Roma dentro del proyecto de investigación de Bulegoa z/b Space is the Place/The Place is Space, que tiene como objetivo analizar el papel del arte como práctica crítica que ofrece herramientas para parar, mirar y situarse en el mundo, para generar situaciones e imaginar modos de vivir y producir espacio. Estructurado a través de encuentros periódicos, ha tomado diversas formas, como presentaciones, proyecciones, conferencias, paseos, acciones sobre el territorio, diferentes producciones artísticas y la realización de una película de autoría compartida. In qualche luogo lontano: Roma parte de la ciudad de Roma como “lugar” desde donde prestar atención y detenerse sobre algunos gestos de resistencia del pasado que aún hoy atraviesan el presente y se proyectan hacia el futuro. A través de la creación de un grupo de estudio que ha permanecido activo desde mayo hasta octubre de 2021, el programa se ha desplegado a partir de las contribuciones de un conjunto de invitados e invitadas: artistas, comisarias y comisarios, autores y autoras, cineastas, arquitectos y arquitectas, historiadores e historiadoras, y pensadores y pensadoras con una vinculación previa, continuada o imaginada con la ciudad de Roma. Los invitados e invitadas han sido: Giulia Crispiani, Patrizia Rotonda, Sara Benaglia, Arnisa Zeqo, Giulia Damiani, Sara Giannini, Miren Jaio, Susana Talayero, Silvano Agosti, Lyric DeLa Cruz, Giovanna Zapperi, Stalker, Alvin Curran y William Dougherty.

www.bulegoa.org


“Costruiamo una città a dimenisone donna”, banner histórico del colectivo feminista napolitano Le Nemesiache. Presentación de Giulia Damiani, Sara Giannini y Arnisa Zeqo, mayo 2021; Scalinata Vicolo del Cedro, Trastevere. Intervención sobre la localización del filme

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Proceso “Costruiamo una città a dimenisone donna”. Un grupo de mujeres de distintas generaciones portan el banner histórico del colectivo feminista napolitano Le Nemesiache y atraviesan el salón de actos de la Academia de España el pasado mes de mayo. La acción da término a la presentación de las comisarias e investigadoras Giulia Damiani, Sara Giannini y Arnisa Zeqo sobre la producción fílmica y el legado del colectivo dentro del programa Space Is The Place/The Place Is Space. Bruna y Marea, integrantes históricas del colectivo, ayudan a sujetar la pancarta. “Una città a dimensione donna” es una imagen utópica, una reivindicación de trasformación política y social del lugar que habitamos en el presente, también una proclama para el cambio de los modos de vida en el futuro. La película In qualche luogo lontano: Roma (filmada en super-8, 13,44 min) muestra el intento de imaginar este espacio por venir sobre la ciudad de Roma a partir de un proceso de improvisación y experimentación colectivo. El filme es una obra futurista de autoría compartida que indaga en gestos de resistencia del pasado (textos, imágenes, canciones, acciones y luchas colectivas). El libro de La ciudad de las damas de Christine de Pizan, un alegato utópico de 1405, irrumpe intempestivamente sobre la historia de la fábrica textil Snia Viscosa (situada en Via Prenestina, abierta entre 1923 y 1954), una de las mayores fábricas de Italia de seda artificial y con una plantilla fundamentalmente formada por mujeres. En la exposición Processi 148 se incluyen materiales de registro del programa de actividades junto al guion y el sonido de la película. La película ha sido realizada por Usua Argomaniz, Matías Ercole, Giovanni Impellizzieri, Olmopía, Alice Penconi, Cecilia Spetia, Marcela Szurkalo y Leire Vergara.

Experiencia La estancia en la Academia de este año 2021 ha estado marcada por la pandemia mediando nuestra relación con la ciudad de una manera específica. El grupo de estudio se convirtió en un espacio afectivo a través del cual experimentar la ciudad de manera colectiva. Durante el período de residencia, uno de los sucesos que conmocionó especialmente a Roma fue la violenta agresión contra los árboles y la vegetación por parte del propietario del terreno adyacente al parque del Lago Bullicante Ex Snia, donde todavía se encuentran las ruinas de la fábrica Snia Viscosa. Este acto de agresión fue seguido de una cadena de protestas liderada por los y las vecinas del lugar. ¿Qué legado han dejado tras de sí las luchas de las mujeres trabajadoras? In qualche luogo lontano: Roma es un retrato fílmico de un momento y de un grupo de personas intentando hacer algo juntas.


Borghetto interno di Via Nicola Fabrizi. Acción sobre la localización del filme Parco ExSnia, Lago Bullicante Ex Snia - Monumento Naturale. Créditos del filme

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ÀNGELS VILADOMIU Barcelona, 1961. Artista visual y doctora en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona. Su investigación explora las conexiones entre arte, botánica y dendrología mediante proyectos artísticos interdisciplinares. Asimismo, ha publicado artículos sobre arte, biodiversidad y cambio climático. Para el desarrollo de sus proyectos habitualmente colabora con botánicos y jardineros. Una parte de su investigación se ha focalizado en el estudio de las colecciones de los herbarios históricos, llevada a cabo en el Institut Botànic de Barcelona, el Botanische Sammlung-Goethe National Museum-Klassik Stiftung de Weimar, el Institut für Spezielle Botanik del Jardín Botánico de Jena, y el Herbarium Haussknecht de Friedrich-Schiller-Universität Jena, entre otros. Desde 1989 ha participado en exposiciones nacionales e internacionales y su obra está representada en diversas colecciones, como Col·lecció Testimoni de Barcelona, y la Colección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. Es profesora de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona y en la actualidad coordina el máster oficial PRODART. Producción e Investigación Artística de dicha facultad.

Il viaggio di archivio El proyecto de investigación artística propuesto parte de un hecho poco notorio y estudiado: la estancia en Roma de tres meses de Alexander von Humboldt el año 1805. Las “notas romanas” de su cuaderno de viaje nos descubren un momento de compendio en la exitosa trayectoria del científico. A partir de una determinada idea de exploración botánica de la ciudad, lo que Walter Benjamin denomina “botanizar el asfalto”, se reconstruye a través de las plantas la idea de “viaje de archivo” en Roma. El herbario que presento contiene la Flora ruderal de Roma recolectada en lugares con un valor arqueológico y turístico significativo. Se trata de zonas alteradas por la acción antropogénica a lo largo de los siglos y cuyo estado de deterioro favorece el crecimiento de plantas autóctonas, huéspedes, vagabundas y migrantes. Lejos del rigor científico del botánico, las más de cincuenta especies herborizadas, prensadas e indexadas durante los meses de abril y mayo, corresponden a dos tipos de hábitats: el vertical y el horizontal, que se despliegan como la misma topografía de la ciudad, orgánica por lo caótico de lo urbano y de lo geográfico. En Roma, la denominada flora espontánea lo coloniza todo, se abre paso entre piedras y paredes, y comparte protagonismo con acueductos, monumentos y ruinas. Aquí la vegetación se adapta a los pliegues de la ciudad, su textura porosa y agrietada alberga ricos biosistemas que nos hablan de los diferentes períodos de nuestra historia.

www.angelsviladomiu.net


Flora Ruderal, Termas de Caracalla

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Proceso y experiencia Llegué a Roma con el inicio de la primavera, la ciudad volvía a cerrar sus puertas. Seguramente “flanear” por una ciudad vacía, solitaria y sin turismo facilitó llevar a cabo lo que me había propuesto: explorar la ciudad a tientas a partir de indicios vegetales. Es difícil dejar de lado las indicaciones de las guías turísticas en una ciudad como Roma que contiene tantos vestigios de civilizaciones diferentes. En todo caso, mi investigación parte de las “notas romanas” de Humboldt y estas son todo menos lo que entendemos por un bitácora de viaje. Sus páginas son inauditas y singulares, repletas de información multilingüe y desordenada, en estas se superponen todo tipo de notas, cálculos, gráficos y mapas. Tal como nos dice Marie-Noëlle Bourguet, el científico deconstruye así el modelo del grand tour, e Italia será para él un lugar donde realizar una indagación a escala planetaria, un marco de comparación entre el Viejo y el Nuevo Mundo. En mis derivas botánicas herboricé aquella vegetación ignorada, que es permanentemente erradicada por los equipos de desbrozado, pero que aun así se sigue abriendo paso a través de los pliegues del tiempo. La mayoría de estas especies son el resultado de décadas de domesticación y simbolizan el mestizaje vegetal a nivel planetario. Durante siglos los herbarios ilustrados han sido una fuente de documentación y estudio. Una parte de este trabajo ha tomado como referencia colecciones significativas del 1800 del Museo Erbario Sapineza Università di Roma, cuya conservadora Anna Millozza me facilitó acceder a las investigaciones florísticas compiladas en diferentes períodos por Sebastiani (1815) y Deakin (1855), así como los estudios recientes de la flora espontánea en las ruinas arqueológicas realizadas por la etnobotánica Giulia Caneva de la Università Roma Tre. Estudios donde la vegetación es entendida como bioindicador para analizar los cambios ambientales, pero también para reconstruir la historia de los lugares. Mi residencia en la Academia transcurrió en dos estancias, ambas coincidentes con las de Humboldt. Cuando volví a Roma en verano, la vegetación había entrado en un estado de letargo y el Ferragosto silenció de nuevo la ciudad. Ensimismada desde el estudio 27 memoricé los archipiélagos y corredores verdes de la espectacular vista panorámica. Partí de Roma con los primeros indicios del otoño, cargada de un vasto archivo vegetal, pero también llevando conmigo un magnífico poso humano: compañeros, exoplanetas, visitantes y el increíble equipo de la Academia. Tal vez, pueda parecer un cometido absurdo dar voz a las plantas y árboles de una ciudad, y sin embargo hoy a las puertas de un colapso ambiental cobra más sentido que nunca.

Detalle de Il viaggio di archivio (serie 1), 2021. Técnica mixta, collage, plantas prensadas, papel cristal, papel algodón Somerset Antique Velvet, 280 gr, pH neutro, 315 x 440 mm c.u.; Il viaggio di archivio (serie 1), 2021. Láminas de herbario, técnica mixta, collage, plantas prensadas: Acanthus mollis, Allium roseum, Antirrhinum majus, Baptisia tinctoria, Capsella bursa-pastoris, Cymbalaria muralis, Geranium pusillum, Leopoldia comosa, Papaver rhoeas, Tamus communis. Dimensiones variables


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La inversión pacífica Irene de Andrés y Alán Carrasco, 2021 Objet trouvé (vaciado de hormigón armado) y peana de MDF esmaltada a medida. 140 × 88 × 42 cm (sin peana); 128 × 85 × 10 cm (con peana) El escudo que conforma esta pieza, propiedad de la Academia de España, está inventariado bajo el título Escudo preconstitucional. Fue realizado en los años cuarenta —tras la victoria nacional-católica en la guerra civil española—, en el contexto de la producción masiva encargada por el régimen para dotar al Estado de sus nuevos símbolos. En este sentido, lo que parecía un escudo tallado en piedra caliza resultó ser un vaciado de hormigón producido en serie. Por alguna razón, este objeto quedó a medio camino entre la fachada y el desguace, acumulando polvo junto a las calderas. Al percatarnos de su presencia, decidimos evidenciar esa anomalía proponiendo esta “inversión”, que devuelve este símbolo a la planta principal de la Academia, negando ahora su propia representación.


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RESIDENTES 2020-2021


Irene de Andrés

Toni Amengual

Natividad Bermejo

Yeyei Gómez

Maral Kekejian

Cristina Morales

Javier Quislant

Muriel Romero

Gonzalo Golpe

Elo Vega

Leire Vergara

Angels Viladomiu


Gadea Burgaz

Alán Carrasco

Sara García

Virginia Morant

Carlos Pardo

Txuspo Poyo

Mar Sáez

Shirin Salehi

Miguel de Torres

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TRADUCCIÓN


Ho avuto l’opportunità di conoscere l’Accademia in occasione della riunione annuale dell’organo di Patronato nel mese di ottobre. È stata una visita che non dimenticherò. Come presidentessa di suddetto Patronato, sono stata lieta della possibilità di affrontare tematiche strategiche per il futuro dell’istituzione, tenendo sempre ben presente il 150° anniversario che si celebrerà nel 2023. Abbiamo portato avanti il processo iniziato alcuni mesi prima per la trasformazione dell’Accademia in una Fondazione del settore pubblico che le permetta di essere più agile e rispondere agli obiettivi e alle richieste proprie del settore culturale del XXI secolo. Abbiamo costatato come progrediva la strategia di ristrutturazione del magnifico complesso monumentale di San Pietro in Montorio e che la somma degli sforzi di diversi dipartimenti ministeriali comportava la materializzazione di un modello unico di azione all’estero, pilotato dal Ministero degli Affari Esteri, l’Unione Europea e Cooperazione (MAEUEC), in cui non solo si apportavano risorse umane ed economiche ma anche conoscenza, entusiasmo e visione di futuro. Servano queste parole ancora una volta come ringraziamento al Ministero dei Trasporti, Mobilità e Agenda Urbana (MITMA) al Ministero di Cultura e Sport per la sua vitale collaborazione; alla Real Academia de Bellas Artes de San Fernando per essere sempre attenta e a disposizione nel dare sostegno, e agli altri membri del suo Patronato per l’enorme dedizione in qualità di esperti consapevoli della rilevanza del momento storico in cui ci troviamo.

E che l’investimento nel talento è determinante per continuare a crescere come paese. Concluderei con delle parole di ringraziamento per lo staff dell’Accademia che, con la sua dedizione, fa sì che ogni giorno i residenti realizzino i loro progetti e che il pubblico visitante goda di un complesso monumentale unico e di un’offerta culturale plurale ed eccezionale. Ma, soprattutto, ci sentiamo orgogliosi e orgogliose di un’istituzione che bisogna continuare a sostenere perché in essa si innova e si genera conoscenza per aiutarci a vivere ogni giorno un po’ meglio. Pilar Cancela Segretaria di Stato di Cooperazione Internazionale _____ PROCESSI 148

In questo senso, dal Governo di Spagna non lesiniamo sugli sforzi e il sostegno è tanto deciso quanto la volontà trasmessa dal Presidente del Governo poche settimane dopo la celebrazione del nostro Patronato, quando ha annunciato proprio dall’Accademia il concorso pubblico, anonimo e internazionale che la Direzione Generale dell’Agenda Urbana e di Architettura del MITMA avrebbe convocato in quei giorni insieme al MAEUEC. Avanzando in questo modo nel compimento della Dichiarazione Congiunta del XIX Vertice Ispano-Italiano che si era celebrato il 25 novembre 2020, in cui esplicitamente si raccolgono, come obiettivo prioritario, le azioni nel complesso monumentale di San Pietro in Montorio in generale e nell’Accademia di Spagna in particolare.

Uno dei privilegi dell’essere Ambasciatore di Spagna in Italia è il poter conoscere da vicino gli artisti e i ricercatori che risiedono annualmente presso l’Accademia e usufruiscono di una delle sue prestigiose borse di studio e aiuto alla produzione dei loro progetti. Anno dopo anno ho visto come materializzano idee su tele, come la loro immaginazione - spesso travolgente – si plasma in video in cui combinano ricerca e creazioni originalissime. Non smettono mai di sorprendermi. E mai smetterò di essere loro grato perché, anche nei momenti più difficili in cui siamo stati colpiti dai diversi lockdown, hanno continuato a lavorare con costanza, impermeabili allo sconforto, ben consapevoli, come in questa generazione di “Processi 148”, che il privilegio dello stare a Roma implica sempre la responsabilità di offrire il risultato del proprio lavoro ai cittadini. E per il fatto di aver reso possibile l’approssimarsi al compimento dei 150 anni dalla creazione dell’Academia de España en Roma. Un’istituzione singolare che continua a essere oggi tanto necessaria quanto nel 1873. Che continua a dimostrare che investire nel talento significa generare il nostro patrimonio futuro. Che continua a rafforzare i nostri legami con l’Italia generando una sorta di trama in cui la cultura sostiene una parte sostanziale dell’Europa che vogliamo continuare a costruire.

Non bisogna nemmeno dimenticare che la presidentessa del Congresso dei Deputati ha inaugurato, insieme all’Ambasciatore di Spagna in Italia, la mostra della generazione che ha concluso con successo la sua residenza a Roma. Lei ha avuto, come me, il privilegio di ascoltare di persona le spiegazioni delle donne e degli uomini che avevano lì risieduto e usufruito di un aiuto alla produzione per sviluppare progetti nel 148° anno di esistenza dell’Accademia. Un privilegio che consolida la decisione di continuare a sostenere – e anche più intensamente – un’istituzione unica e fondamentale nella nostra storia. Perché nell’Accademia è evidente l’importanza dei concorsi pubblici, il risultato degli aiuti che si conferiscono dalla Segreteria di Stato attraverso AECID.

L’Accademia è stata la prima delle istituzioni culturali che la Spagna ha creato in Italia. Poi ne sono seguite altre. La Escuela Española de Historia y Arqueología a Roma del CSIC e ovviamente, l’Ufficio Culturale di questa Ambasciata, dalla quale si coordinano altrettanti progetti e iniziative. Infine, il più recente, l’Istituto Cervantes con le sue quattro sedi. Ho sempre affermato che non è un caso che la concentrazione più alta di enti del settore culturale al di fuori della Spagna sia in Italia. Come non lo è che questa città disponga di una rete internazionale di accademie d’arte e istituti d’archeologia e storia in cui confluiscono quasi tutte le nazioni europee e alcune altre che hanno deciso, come noi, che bisogna scommettere sulla creazione di conoscenza a partire dagli


studi umanistici. E che l’innovazione passa anche per la comprensione del passato e le sfide di oggi unendo volontà, sforzi e iniziative. Per questo, le donne e gli uomini presenti nel corso del 2021 hanno contribuito, come vedrete nelle pagine di questa pubblicazione, ad ampliare questa rete di Cultura con la maiuscola. Con le loro sfumature e i loro sapori. Con ciò che hanno fatto e con ciò che si portano via per continuare a fare. Hanno anche partecipato a un vastissimo programma di attività proposte dalla stessa Accademia e hanno riversato una parte interessantissima del loro lavoro nelle strade di Roma. Generando ancora una volta quel dialogo sul quale costruire alleanze. Ma non posso concludere parlando di alleanze senza menzionare l’enorme spiegamento di professionisti e autorità del nostro paese che, in alcuni casi nell’ambito delle numerose riunioni del G20 ospitate dall’Italia, hanno visitato l’Accademia e hanno condiviso con i residenti illusioni e preoccupazioni. Hanno conosciuto i loro progetti e la necessità di continuare a sostenere l’Accademia nel suo processo di rinnovamento edilizio nonché istituzionale. Un onore che ho condiviso con il presidente del Governo che ringrazio per la decisione di incentivare la ristrutturazione del complesso monumentale di San Pietro in Montorio e la sua spinta per accomunare impegno/volontà di diversi dipartimenti ministeriali. A cominciare dal ministero dei Trasporti, Mobilità e Agenda Urbana per proseguire con quello di Cultura e Sport per quanto riguarda l’investimento sul patrimonio. La presidentessa del Congresso dei Deputati con cui ho visitato le sale espositive in occasione dell’inaugurazione della mostra che dà nome a questa pubblicazione. O la vicepresidentessa seconda del Governo di Spagna, il ministro di Cultura e Sport o senz’altro il Ministro degli Affari Esteri che ha potuto parlare con i borsisti in occasione della sua recente visita in Italia. Ma in quanto membro, inoltre, del Patronato dell’Accademia di Spagna, voglio rivolgere un ringraziamento speciale alla Segreteria di Stato e di Cooperazione e a tutti i suoi membri, con cui condivido la responsabilità di sostenere l’Accademia giorno per giorno, i suoi lavoratori e naturalmente i borsisti che sono già entrati a far parte della storia. La nostra storia di Spagna in Italia. Grazie a tutti per un anno così produttivo del quale mi sento enormemente orgoglioso. Alfonso Dastis Ambasciatore di Spagna in Italia ____ E SONO SUCCESSE TANTE, TANTE COSE. UNA GENERAZIONE CON NOME DI DONNA Immagino che mai potremo dimenticare i giorni che abbiamo vissuto a Roma quando cercavamo di sopravvivere a una pandemia che da mesi ci affliggeva lasciandosi dietro una sequela di assenze. È difficile ricordarci senza quelle mascherine che ci rendevano difficile sorridere o il gel che impiastricciava le mani

che non stringevamo più. Senza test antigenici, molecolari o vaccini inafferrabili. Senza protocolli per la convivenza. Senza le continue chiusure di biblioteche, archivi, musei o ristoranti. Ma magari rimarrà tutto vago nei nostri ricordi, sospesi in un tempo imperfetto, in cui il meglio avveniva all’interno dell’Accademia. La generazione numero 148 è stata unica per molte cose. Uguale, per altrettante, a quelle precedenti. Ma, senz’ombra di dubbio, nessuno di noi la dimenticherà. Sapevano che cosa significava stare rinchiusi senza speranza; avevano visto svanire progetti di ricerca, mostre, concerti o festival. Avevano imparato a parlare, riunirsi e lavorare esclusivamente attraverso lo schermo. E forse per questo arrivare a Roma è stato più emozionante, più conturbante e possibilmente più intenso di quanto non si aspettassero. Ma a renderla ancora più speciale è stato che per la prima volta nella storia dell’Accademia erano in maggioranza donne. Paradossalmente speciale, quando dovrebbe essere la norma in un sistema, come quello della Cultura, in cui le donne sono di più, molte di più. Da anni siamo quelle più dedite agli studi umanistici. A gestire e a integrarci nel settore pubblico delle infrastrutture culturali. E a far sì, normalmente in silenzio, che si muova l’apparato degli enti privati. Donne di tutte le età e provenienze. Alcune forti, alcune insicure, tutte diverse. Si sono affacciate dal Gianicolo su Trastevere e hanno attraversato la città al di là dei confini del Lazio. Si sono immerse piene di illusioni nelle tumultuose acque dei rapporti che si forgiano sui sampietrini romani, sulle sponde del Tevere e, quando si è potuto, nei dehors, nei bar e ovviamente nel nostro amato San Calisto. Luogo d’incontro per molte delle generazioni che sono passate per l’Accademia. Presente in romanzi, partiture, disegni, fotografie o video di tanti anni. Sicuramente le birre della sera o i caffè mattutini hanno suscitato non soltanto risate e complicità, ma anche scintille di luce che l’immaginazione e il lavoro dei residenti afferravano/scalavano/inserivano nei loro progetti. Loro, le donne che brillano nelle pagine di questa pubblicazione, come già lo facevano anni prima di essere selezionate per la borsa di studio Roma. E continueranno a farlo perché sono combattenti appassionate, instancabili lavoratrici della cultura, sebbene debbano ancora rivendicare chi sono e soprattutto chi vogliono essere. Con loro ho imparato ogni giorno, abbiamo imparato tutti. Ad alcune di loro sono particolarmente grata per l’energia, l’iniziativa e la generosità. Generosità nei confronti dei compagni, dell’istituzione, della cultura, della vita. Le altre, proprio come me, avranno imparato tanto da loro e con loro che oggi, le e si ricorderanno sorridenti nei pomeriggi di primavera, nelle torride notti di un’estate implacabile, nelle immagini di tante e tante serate di chiacchiere, musica e cene. Chiedo scusa agli altri residenti per propendere per loro, ma a volte la storia ha nome di donna e merita di essere così ricordata. Sono stati mesi in cui abbiamo fatto notizia, non soltanto sui media italiani, come lo testimoniano i tomi

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di comunicati stampa, ma ci siamo affacciati anche nelle case dei cittadini spagnoli o iberoamericani ben oltre la consuetudine. Non tutti, ma quelli che l’hanno visto, custodiscono nelle loro emeroteche interviste, immagini di grandi creatori e ricercatori che continueremo a veder vincere premi nazionali e internazionali. Stelle di una costellazione peculiare e, ovviamente, come dimostrano i quasi 150 anni dell’Accademia, riferimenti di un paese che è stato, è e sarà preminentemente culturale. Un ringraziamento a chi ha avuto ed ha la sensibilità di offrire al pubblico i risultati dello sforzo collettivo che una società fa per sostenere il talento e generare innovazione, per costruire un paese. Si è dato voce per esempio a La Ribot, e chi ha potuto assistere delle sue “Piezas Distinguidas” al tramonto romano, trattiene sulla pelle e nella retina il privilegio di aver sentito palpitare lei e i suoi ballerini nel suo omaggio unico e speciale al Tempietto di Bramante. Alcuni sono venuti a Roma per l’occasione. Nessuno di noi dimenticherà i corpi bagnati, le scarpette che si trascinavano veloci e rituali. Uniche. Non si potranno nemmeno dimenticare le pagine e gli audio conservati per il futuro di Rogelio López Cuenca nel suo ritorno all’Accademia 30 anni dopo la sua borsa di studio. Il suo riconoscimento in musei, pubblicazioni, mostre e grandi collezioni internazionali, per esempio, sono solo frammenti, una sorta di istantanee di un artista che va al di là dell’ovvio e che, con apparente finezza, ci scuote fino al midollo mostrando gli spigoli della realtà di ogni giorno. Anche se non vogliamo, lui guarda sempre con i suoi occhi che sembrano non avere fine. La mostra che avevamo programmato per l’anno precedente è sfumata per via della paralisi dei primi lockdown. È stata posticipata al febbraio del 2021 e ha comportato l’inizio progressivo, sebbene con cautela, dell’attività aperta al pubblico. Inoltre, casualmente, è stata uno dei momenti chiave affinché Rogelio potesse tornare e in qualche modo vivere un’altra Accademia, un’altra Roma. In parte la stessa. Ma molto diversa. E mentre andava e tornava da Malaga, da Madrid, forgiava l’opera che è stata integrata nel discorso dell’ultima revisione della mostra permanente al Museo Reina Sofía. E con il permesso dell’artista e del museo, un’opera un po’ romana, un po’ Accademia. Perché, ed è questo il fattore chiave dell’istituzione, l’Accademia è un centro di creazione in cui si accoglie, e in cui si sostengono i processi svolti da chi qui risiede. Perché dopo Roma, tutto cambia. Questo lo sanno molto bene alcuni borsisti di altre edizioni a loro volta protagonisti di quest’anno così singolare. Rafael Moneo, ricevendo il Leone d’Oro alla Biennale di Venezia alla carriera, ha iniziato il suo emozionante discorso di ringraziamento sottolineando che tutto cominciò all’Academia de España en Roma quando era pensionado negli anni 1963-65. Forse è stato così anche per Iñaqui Carnicero, che dalla borsa di studio nel 2008-09 è tornato a Venezia per essere insignito del Leone d’Oro per il suo progetto al Padiglione della Spagna e da lì ha disegnato ad ARCO la presenza dell’Accademia nel 2017. Una collaborazione che è proseguita, come

quella di tanti e tanti ex pensionados o borsisti, fomentando come quest’anno il concorso internazionale per la ristrutturazione integrale dell’Accademia. La generazione di residenti di questo 2021 ha inoltre partecipato, intensamente, a questa fase in cui l’Accademia progredisce nella sua trasformazione. Hanno convissuto con tutti quelli che ho menzionato in queste righe e con molti altri professionisti della cultura con cui hanno condiviso chiacchierate, pranzi, riflessioni, progetti… Rafforzare con azioni concrete la nostra vocazione di istituzione in cui la cultura si intende a partire dalla diversità e in cui si va avanti nella complicità con altri agenti del sistema culturale e/o unità della Cooperazione spagnola, non soltanto è un obbligo, ma una sfida. In questo senso, e malgrado le difficoltà comportate dalle restrizioni alla mobilità imposte dalla pandemia, siamo stati in grado di convivere con quegli artisti e curatori d’arte dell’America Latina e dei Caraibi che sono stati selezionati nell’ambito del progetto “Riattivando Videografie” dalla nostra rete di centri culturali. Un progetto che, a partire da una mostra virtuale concepita in quanto tale, durante le prime settimane di confinamento a causa del COVID nel 2019 includeva brevi soggiorni per consolidare i progetti di scambio tra professionisti a Roma. Presentazioni di progetti, dialoghi con i residenti e responsabili di spazi culturali locali per promuovere alleanze future sono alcuni dei punti chiave di questa iniziativa. E per la prima volta, un artista e un operatore culturale della Guinea Equatoriale hanno potuto condividere la vita quotidiana dell’istituzione, consumando le suole delle loro scarpe in giro per musei, gallerie, chiese e scoprendo tanti e tanti strati di una Roma a cui si erano avvicinati soltanto attraverso i libri o gli schermi. Una tappa fondamentale che confidiamo non sia un’eccezione, simile a quella delle residenze di tre giovani artisti provenienti da Gaza che hanno proseguito un corso di formazione del Programma ACERCA con un soggiorno in Accademia. Una sorta di estensione del programma di abilitazione in cultura di AECID che ha coinvolto il nostro direttore nella linea ACERCA PLUS, e che noi abbiamo chiamato: “Senza frontiere. Dialoghi con Gaza I”. Prima uscita dal territorio per alcuni di loro. Emozionante, per esempio, evidenziare la prima volta che la giovane Amal lasciava Gaza, con le enormi difficoltà dell’essere donna, sotto la tutela paterna e soggetta alle numerose frontiere non soltanto fisiche che condizionano la sua vita e ostacolano le possibilità di esprimersi e conoscere il suo potenziale come creatrice. Reti di complicità, scambio di idee, di esperienze, di sensibilità… sono state intrecciate in questi mesi di convivenza nel complesso monumentale di San Pietro in Montorio. Nessuno di noi dimenticherà tanti giorni, tante sfumature… tanto da imparare… Un’Accademia che per la prima volta profumava di pane appena sfornato dal primo borsista di gastronomia in senso stretto. “Il pane dell’Accademia”, così si chiama quel delizioso manicaretto che si è ispirato


alle tradizioni locali e raccoglieva i sottili strati di leggera pasta sfoglia della Spagna mediterranea, quella che non ha limiti nella sua capacità di dialogare, di incorporare saggiamente, come il suo creatore, i tempi lenti e il riposo necessario per la sua perfetta cottura. Consistenza e bellezza in una cosa tanto semplice quanto complessa. Che ha nutrito chi è passato per l’Accademia e ci ha permesso di godere a tavola in un altro modo. Proprio come il ceviche e la causas di Lima, il riso con le verdure di Malaga, le carnitas messicane, i cuscus arabi o le lenticchie, gli stufati e gli innumerevoli piatti di pasta con cui i residenti contribuivano come parte del calore di un focolare che si costruisce giorno per giorno. I giardini, forse mai tanto sfruttati quanto in questa edizione, li/ci hanno accolto d’inverno attorno ai funghi riscaldanti. Le terrazze in primavera ed estate quando la musica, per di più, ha cominciato a inondare le tiepide serate. E perfino la piazza, i chiostri e le terrazze si vedevano illuminate da tutta la città. La Roma che adora i fuochi d’artificio ha usufruito degli avvertimenti del 150° anniversario dell’Accademia che sta per arrivare, è stata perfino eco espanso del nostro primo scoppio di polvere e colore che dava loro il benvenuto. E con la danza con la maiuscola, avvolta in sensori e bianche trasparenze, che ritornavano bellissime – berniniane – nel chiostro del Tempietto. E il tempo si è fermato. Come nella pietra scolpita di Bramante. Come nei silenzi tra gli accordi che sono risuonati nel Salone dei Ritratti dopo mesi passati ad aver pensato, ascoltato e sentito le note di quartetti immaginari che hanno viaggiato fino al nord dell’Europa e sono tornate rotonde e irrequiete nei loro pentagrammi. E il tempo di nuovo si è fermato. Come nei romanzi inconclusi le cui pagine hanno avuto voce tra rovine archeologiche di una notte magica o in umili frammenti di carta che ritornano in questa pubblicazione per rivendicare il loro diritto a non essere dimenticate. O quelle altre che hanno inventato storie partendo da immagini anonime, da strade con impronte di persone che forse sono sparite dalle loro famiglie ma che, senza sapere come, si sono ritrovate a Porta Portese e qui stanno. O quelle che arriveranno divertenti, acide sicuramente, perspicaci, in una ripresa dei cinici, con scampoli di interviste senza fine, libri da rileggere e aforismi da scoprire. Proprio come quelli che ci hanno invitato a scoprire tante Rome al di là dell’obiettivo delle loro macchine fotografiche. Istantanee che si cullano nel vento e che ci sembrano pennellate piene di poesia con strati e strati di false prove. O racconti pieni di malinconia, tristezza e in alcuni casi amore. Vite parallele di persone che non conosceremo mai e che sono tanto reali quanto quelle che viviamo in Accademia. Questa generazione ha scoperto che altri angeli custodivano i tempi difficili che ci è toccato vivere e che si sono aggregati silenziosi come le farmacie di turno. Per cui ci hanno messo la musica e ci si è ballato dal più profondo del cuore, silenziosamente, ma con lo strepito di chi condivide la propria allegria con gli attoniti passanti che forse non capivano niente. Croci verdi che senza smettere di lampeggiare per stra-

da segnalavano quei luoghi in cui si poteva andare sempre e che erano realmente ovunque. In Accademia si sono trasformate e si sono mescolate, audaci, con centinaia di coriandoli. Hanno riempito le pareti e i pavimenti affinché i sorrisi in tempi difficili non smettessero di affacciarsi, di crescere. Come le piante silvestri che hanno inondato tutti gli anfratti della città. La scalinata non transitata della nostra Via Crucis ci ha fatto scoprire una moltitudine di bellissimi e infestanti fiori, germogli apparentemente fragili che in Accademia riposano ormai in cartelline e fogli indimenticabili. Come le lettere cesellate in cilindri di gesso o su lastre di rame, stampate con il vecchio torchio da mani tanto forti quanto inusitatamente eleganti. La saggezza di tanti strati di culture accumulate. Fresche. Diverse. Non sempre facili. E davvero non è sempre facile scoprire che ci sono ancora grandi donne delle lettere, dell’arte, della storia che rimangono in un secondo piano della memoria collettiva. Nella maggioranza dei casi perché nel trambusto della vita quotidiana si ha bisogno di tranquillità per ascoltare, leggere o godere dell’opera di chi non mira ad attirare l’attenzione alzando la voce sul rumore stridente, di chi non ha interesse a provocare per essere guardato. E ancora una volta, costatiamo che si tratta di grandi donne che vengono messe a tacere. Per questo è così significativo che, in questa edizione, trascorsi ormai due decenni del XXI secolo, continuiamo a sorprenderci di vedere che siamo ancora invischiati in tante e tante scuse che vogliono dire che i diritti delle donne, sebbene scritti, si perdono su tele bianche. Messaggi sottili come i ricami che sembrano voler svanire, sebbene siano intessuti con i punti di centinaia di migliaia di ore di rivendicazioni di donne della nostra storia recente. Per questo, collage, video, matite e colori che si dispiegano su pareti, schermi e libri sono incoraggianti nella loro richiesta d’attenzione. Perché ci sono, ci siamo, ma non ci vedono. Ma andiamo avanti. Accompagnando anche quelli che hanno esaminato minuziosamente un passato non troppo lontano per interpretare lezioni non scritte, portatrici di messaggi con significati così poco evidenti. Per spolverare resti che, anche se si erano già pietrificati, si sono umanizzati passando di mano in mano; orgogli in quei poemi visivi che ci hanno portato dalle scuole dei nostri nonni o genitori ad altri occhi, altrettanto attoniti, come quelli dei piccoli del Liceo Cervantes che non potevano credere a ciò che avevano tra le dita. Intessendo, di nuovo, una trama sulla quale costruire. Aggiungere. Proseguire guardando al passato e generando futuro. Riscattare e reinterpretare è stato essenziale per altri progetti. In alcuni casi anche le conversazioni, i dibattiti e gli incontri in cui si partiva da un disco, un film, un poster o un menù hanno suscitato riflessioni che continuano e continueranno a somministrare nel corso dei prossimi mesi e anni altre opere, di altri progetti. La convivenza nella nostra Accademia di professionisti di diverse specialità induce a sperimentare altre forme di produzione. Così abbiamo visto ricercatori o operatori culturali decidere spontaneamente di essere

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protagonisti di performance o film, artisti invitare a partecipare al proprio progetto compositori, designer, scrittori, illustratori o fotografi. A progetti che sono personali, che partono da un’idea, da una paternità e in cui oggi, come sempre, tanti collaborano e apportano generosamente, con una complicità che significa rafforzarsi. Senza confondere il mestiere della creazione. Ma ci sono anche stati, come sempre, progetti che sono nati accomunando saperi, artisti che sono i nostri Giano di oggi. Simboleggiando cambiamenti, situandosi all’inizio e possibilmente alla fine, sulle soglie… Ricchissimi di sfumature. Complessi nelle loro letture. Originali, in qualche caso hanno perfino generato revisioni della collezione permanente dell’istituzione. Quest’anno la memoria recente di Italia o Spagna, o non così recente ma comunque vicina, ci ha offerto alcuni risultati di ricerca cavalcati dai nostri artisti come archeologi che interpretano documenti, edifici, resti, dipinti, partiture e un’infinità di dati per creare e reinterpretare, modellare, scolpire o dipingere. Alla fin fine, ricordandoci che molte delle certezze sulle quali costruiamo la nostra attualità vengono realmente da molto indietro e che, spesso, non sono quello che sembrano. Sapori, odori e consistenze che, anche se teniamo i piedi per terra, non si sa che cosa siano e forse nemmeno vogliono sapere che cosa vogliono essere. In definitiva, l’Accademia di per sé rappresenta e lavora e riflette su una grande parte delle problematiche, delle sfide dell’epoca in cui ci troviamo. È una sorta di laboratorio in cui si discute, si crea, si propone, si mette in discussione, si suggerisce, si intuisce o si mette in guardia su futuri prossimi oltre il nostro tempo. Per questo è tanto importante appoggiare creatori e ricercatori, nonché operatori culturali, affinché ci aiutino a proiettare ciò che creano e inventano, immaginano o scroprono altri cammini. Questo è, da 148 anni, ciò che fa chi vive qui. L’Accademia è un investimento. E per questo, vorrei concludere queste pagine con un ringraziamento a coloro che ogni giorno e dall’incarico che ricoprono comprendono la responsabilità non soltanto di conservare il patrimonio storico, ma di contribuire a generare quello che sarà il nostro patrimonio storico. Quello che costruiamo oggi, tutti insieme. Per questo, ringrazio a nome di tutti i residenti di questa magnifica generazione del 2021 il presidente del Governo di Spagna, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, che nella sua prima visita all’Accademia ha avuto un incontro disteso con i borsisti, ha conosciuto i loro luoghi di lavoro e i risultati dei progetti svolti. E un ringraziamento speciale, esteso dallo staff dell’Accademia, perché ha colto l’occasione della sua visita per rendere noto il concorso pubblico e internazionale per ristrutturare e migliorare le condizioni degli spazi pubblici e interni dell’Accademia. Un investimento strategico che comporta un sostegno decisivo alle infrastrutture e che si inserisce nel programma generale di rinnovamento dell’istituzione.

Parallelamente, vogliamo tutti ringraziare la presidentessa del Congresso dei Deputati, Meritxell Batet Lamaña, per aver inaugurato l’esposizione “Processi 148” che si raccoglie in questa pubblicazione, mostrandosi ricettiva e complice della sensibilità canalizzata da ciascuno degli artisti e creatori. Al ministro di Cultura e Sport, José Manuel Rodríguez Uribes, che ha condiviso una mattinata dialogando con i residenti in una sessione aperta in cui si sono affrontati problemi strutturali del settore culturale, specifici delle rispettive aree e si sono condivise esperienze nell’ottica di trovare soluzioni. Un incontro sincero in cui un ministro del settore ha ascoltato i residenti e ha commentato alcune delle iniziative che, dal suo ministero, sono state avviate. Paradossalmente, si tratta della prima volta che si è intesa l’Accademia come un’istituzione in cui la confluenza di professionisti di tante aree apporta una diversità di opinioni qualificate, una sorta di laboratorio di esperti che possono dare la propria consulenza e dovrebbero avere più voce. Abbiamo avuto anche l’opportunità di spiegare la storia dell’Accademia e del suo complesso monumentale e i punti chiave della trasformazione istituzionale in corso alla seconda vicepresidentessa del Governo di Spagna e ministra del Lavoro e dell’Economia Sociale, Yolanda Díaz Pérez. E i residenti hanno potuto portare, tra gli altri, messaggi concreti sulla loro situazione lavorativa come lavoratori di un settore che non è solito essere considerato né nella sua portata né nelle sue necessità. Vale la pena ricordare che i dati del conto satellite della cultura in Spagna indicano che, nel 2019, l’apporto del settore culturale al PIL spagnolo è stato stimato al 2,4%, situandosi al 3,4% se si considera l’insieme di attività economiche vincolate alla Proprietà Intellettuale. (“Annuario di statistiche culturali”, 2021). Sono solo alcuni dei responsabili istituzionali che sono passati in questo 2022 per l’Accademia. Ce ne sono stati molti di più. Ma non si tratta di fare in queste pagine un resoconto esaustivo bensì, piuttosto, di non dimenticare la generosità di chi è venuto e di chi ha voluto portare la propria testimonianza, spiegare chi è, che cosa fa e che cosa richiede al resto dei professionisti del settore culturale. Per concludere, e indubbiamente ciò avrebbe potuto essere l’inizio di questo testo, un ringraziamento personale e individualizzato a ognuno dei membri dell’organo del Patronato che hanno accompagnato i residenti e i lavoratori dell’Accademia in un periodo per niente facile. In cui l’incertezza e la crisi internazionale erano più presenti che mai. Mesi in cui tutti abbiamo sentito che le istituzioni sono composte di persone e che nel caso dell’Accademia è guidata da un Patronato in cui la pluralità e la professionalità dei suoi membri va al di là del ruolo protocollare e si materializza in un sostegno costante. L’opportunità di appurare che i progetti realizzati erano all’altezza delle aspettative nutrite dai membri del Patronato chiamati a scegliere le donne e gli uomini che sono arrivati a Roma è enormemente gratificante.


Ma, soprattutto, è sempre un’occasione che vidima la convinzione che appoggiare creatori e ricercatori significa aiutarci come società. La segretaria di Stato di Cooperazione Internazionale, Pilar Cancela Rodríguez, e chi ha potuto assistere alle estenuanti e intense riunioni del Patronato a Roma ne possono dare testimonianza. Chi ha avuto l’occasione di visitare l’Accademia in questi mesi e chi si tufferà nelle pagine di questa pubblicazione troverà infinite ragioni non soltanto per venire a Roma a conoscere meglio l’Accademia, ma anche per seguire nel corso del tempo la traiettoria dei nostri residenti. Roma non è soltanto una tappa nella loro magnifica traiettoria professionale. Continuate a scoprirli. Io continuerò a ringraziarli ogni giorno per il privilegio di avermi permesso di entrare nelle loro vite. a

M. Ángeles Albert de León Direttrice dell’Academia de España en Roma _____ GENEALOGIE/CONTROGENEALOGIE ROMANE Pavese all’Hotel Roma Quando vengo a Roma cerco di non passare mai vicino alla Fontana di Trevi. Anzi: uno dei miei viaggi è uno strano tentativo di schivarla, di non imbattermici e non per l’assurda pretesa di distinguermi dai turisti che invadono la città e lanciano monete – è da tanto tempo che ho deciso di non rimuginare su questo genere di cose. È piuttosto una questione di superstizioni, quelle che ti abbordano spudorate a Roma ogni volta che giri un angolo. Per cui cerco di tenermi alla larga di Trevi, nel caso in cui camminando ci arrivassi vicino senza rendermi conto e mi apparisse, una cosa che succede con le quattro fontane di San Carlino che, per quant’è piccolo l’incrocio, ti viene il dubbio di non essere veramente arrivato. Dove si è cacciato San Carlino. A Roma gli edifici e le strade appaiono. Mi appaiono. Ci appaiono, parte del vecchio rimorso o del vizio assurdo a cui fa appello Cesare Pavese in una delle sue poesie più potenti: “Verrà la morte e avrà i tuoi occhi”. Tuttavia ora che ci penso non sono superstizioni quelle che ci assalgono a Roma, bensì associazioni. Maledette associazioni che, passeggiando nei pressi di San Carlino, mi riportano all’improvviso alla stanza 346 dell’Hotel Roma a Torino, dove trovarono il corpo senza vita del suicida su cui gravava molto più di una delusione amorosa – non siamo banali. Pillole sufficienti a non fallire. Fu l’ultimo letto di Pavese – di nuovo Roma, sebbene sia a Torino, per questo mi torna alla memoria – e dopo settant’anni, rifletteva un giornalista su un quotidiano italiano quando si è celebrato l’anniversario nel 2020, la stanza è nulla o morbosità, perché, alla fin fine, il mondo dei visitatori dell’Hotel Roma a Torino, scriveva ancora il giornalista, si divide tra chi non sa e chi sa che cosa accadde lì. “Scenderemo nel gorgo muti”, termina la poesia di Pavese.

Per me la Fontana di Trevi ha un che di vortice e per questo mi viene in mente l’Hotel Roma e il poeta suicida, forse perché appartengo alla categoria di chi sa che cosa è successo lì. Per questo nei miei giri evito la fontana – se posso, se non mi appare nelle camminate romane, senza meta. Sì, a Roma è più questione di associazioni che di superstizioni. Io non sono superstiziosa, fra l’altro. Tempo fa ho addirittura trascorso la notte nell’ultima stanza di Pavese e non è successo granché – o meno di quanto mi sarei aspettata, tenendo conto che Pavese è stato l’autore che ho scelto per il tema lungo al mio esame di Maturità. Anche Roma, per quanto intensa, ha a volte qualcosa dell’Hotel Roma: è e non è. Chi sa e chi non sa alla fine ha un’esperienza simile. A Roma importiamo poco perché ha visto talmente tanto che nemmeno lo espone. Fa lo stesso. Gli eccessi romani non creano in chi visita la città la sindrome di Stendhal – quello che provano i pellegrini in Terra Santa o i protagonisti inglesi di Camera con vista nella Firenze di inizio Novecento. Non si fa in tempo tra un avvenimento visivo e l’altro, tanti che sono – non dà respiro. Corro da San Carlino – un sacerdote antipatico non mi lascia entrare quel pomeriggio, sebbene io lo implori, non si apre dopo le due – e durante la corsa mi annichilisce il Quirinale in un momento – nonostante non sia troppo vicina – quando credevo che nulla potesse superare Bernini in salita. Mi sono persa di nuovo. Spero di non andare a sbattere contro la Fontana di Trevi. La evito. Evito il gorgo – non si sa mai. Ed è curioso, perché poi, quando sono lontana da Roma, mi siedo davanti allo schermo e guardo ossessivamente La dolce vita. Lo conosco a memoria. Mi soffermo sulla scena della fontana. Alla straniera succede quello che succede a tutti a Roma: esce da un vicolo e va a sbattere contro il prodigio che non si aspettava: “Goodness!”, esclama l’attrice al cospetto dell’eccesso della bellezza della fontana quando trova lo specchio del suo stesso eccesso da anni Cinquanta. Entra nell’acqua. Marcello lascia il caffè per terra e a ogni proiezione penso che solo i romani bevono un ristretto poco prima di andare a dormire. Forse Marcello quella notte ha poca voglia di dormire. “Stiamo sbagliando tutti”, dice Mastroianni prima di ripetere il nome del desiderio. Entra nella fontana insieme a lei e mi sembra una tipica scena cinematografica di doccia sexy in cui Roma si sovradimensiona come tutto a Roma: per farsi la doccia, perché non nella Fontana di Trevi? Tutto molto filmico, poiché è falso che Roma non dorme mai, come nel film mitico di Fellini. Alla fine, Roma va a letto piuttosto presto. Forse questa è la ragione per cui non voglio sbucare alla Fontana di Trevi durante la mia passeggiata: preferisco quella di Fellini in bianco e nero, trappole del turismo che si intromettono nel nostro immaginario. Siamo ancora addottrinati da organizzazioni, teoricamente innocenti nel nostro caso, che scimmiottano quelle che nelle dittature europee governavano l’ozio

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della classe lavoratrice. È l’argomento che ha portato a Roma Irene de Andrés, una delle borsiste. Ma niente fontane, né crociere. Un altro borsista, Alán García, ha optato per la ribellione di quel movimento operaio in Italia, contro la pianificazione dell’ozio da parte dei dirigenti; movimento operaio che si diluì a sua volta in nuove crociere a buon prezzo che arrivavano a Venezia – almeno fino a prima di questa pandemia che è stato l’argomento di ricerca del lavoro fotografico di Mar Sáez. “Come convivono gli abitanti di una città che ne limita i movimenti, chiude i locali, i ristoranti, i musei…”, si chiede nel testo della didascalia Sáez. No, niente Fontana di Trevi: il mondo non tornerà a essere più quello di prima – e nemmeno lo speriamo o lo vogliamo. Bisognerà negoziare il paradosso che struttura il lavoro di Natividad Bermejo che, vivendo nella torre dell’Accademia, lo studio 27, ha imparato a percorrere il mondo in verticale e propone una passeggiata romana di affinità visive tra immagini che magari tre anni fa sarebbero passate inosservate: le croci della farmacia. Il fortuito, il prima non visto, ha già la sua genealogia in questo mondo che ora è il nostro, quello della negoziazione. Freud a Roma Certo è che la generazione di borsisti e borsiste è arrivata a Roma in un anno strano. Molto strano. Nella mia visita al Pantheon, durante un varco nella pandemia, il luogo era aperto ma ero praticamente da sola. Un gabbiano era entrato e volava in spirale nella cupola maestosa e perfetta. Non avevo mai visto quello spazio così drammaticamente ricostruito: una scenografia perfetta che si riempiva nella mia mente di coreografie aeree. Pertanto, con le città svuotate, gli spazi pubblici diventano privati e servono da punto di partenza per delle messe in scena che esplorano la riga subliminale che li separa – che mi salvano dalla Fontana di Trevi e che Maral Kekejian ha investigato nel suo soggiorno romano, congiungendo la storia e le storie, ciò che è di tutti e ciò che è di ciascuno. Trasversalità, decentralizzazione, fuochi artificiali inattesi dall’Accademia, discoteche silenziose sotto le croci delle farmacie – di nuovo protagoniste, affascinanti associazioni tra i borsisti e le borsiste dell’Accademia di Roma. È ciò che fu e ciò che è in quella sorta di genealogia che a suo modo si trasforma in controgenealogia nei lavori dei borsisti che sono arrivati in questa Roma quasi vuota, così diversa dal resto delle Rome, a suo modo spettacolare fotogramma notturno degli anni ’50 in bianco e nero. Anita Exberg nella sua doccia business di Trevi. Immagino che la decisione di arrivare fino a Roma non sia di per sé innocente e mai lo è stata. Chi decide di trascorrere del tempo in questa città dev’essere preparato agli avvenimenti che non danno tregua né spazio per prendere coscienza degli stessi. Forse è come parlare di quegli strati che costruiscono Roma

– e noi con loro. Strati, di tempo soprattutto, che ci costruiscono, vestiti che non ci vestono ma che si vestono – e noi con loro – sculture con un che di modelle quelle di Gadea Burgaz. Dagli strati nasce anche la ricerca di Toni Amengual quando esplora le relazioni con le immagini del passato e il modo in cui abitano il nostro sguardo, Roma scenografica e panottico; classica e di ora o, disse Barthes davanti alle foto del nipote di Napoleone che apre il suo libro La camera chiara, lì stanno quegli occhi che videro quelli dell’Imperatore. Non degli occhi che sembrano copiarli: gli occhi stessi. Lì stanno i nostri occhi che vedono ciò che vide Caracalla e ammirò Borromini. È il motivo per cui mi piace entrare a San Carlino – un peccato che il sacerdote non mi abbia fatto passare oggi. Vedere ciò che vide Borromini, anche prima di vederlo. E poi, una volta finito, l’emozione dell’incontro con le proprie idee. La città esige l’immaginazione del presagio. Roma facilita l’avvenimento, gli strati della storia, i ricordi che, come nella foto di Barthes, altri videro secoli fa, identici a come li vediamo oggi. Virginia Morant, che ha incentrato il suo lavoro sulla conservazione e il restauro delle foto in Accademia, sicuramente finora dimenticate, ritorna, guardando, alla foto di Barthes. Sfoglia le pagine antiche con premura. La pandemia ha enfatizzato ancor di più, se possibile, la nostra necessità del tangibile, la materialità della fotografia come oggetto al di là dell’iconografia, e all’improvviso, entrando nello studio della restauratrice, un’inattesa camera chiara appare davanti ai miei occhi. È un segreto. Non lo racconto. Roma arriva in tutti gli angoli. Tutto è Roma a Roma. Perché in questa città non vale essere solo moderni e dirompenti – in fondo ora è facile. A ogni passo Roma inventa un gesto per gli audaci poiché, proprio come la Monna Lisa descritta da Pater, ha molto della vampira irriverente. Non vale il presentismo che governa ora il mondo e revoca completamente il passato, poiché il futuro è ora e tarda ad arrivare, come se non bastasse. Qui non c’è fretta e, nonostante ci sia il nuovo – ben visto, ogni cosa fu nuova secoli fa – esige la consueta negoziazione, le negoziazioni di cui il passato, quando si dà per scontato senza cerimonie, ha bisogno, sebbene vogliamo pensare che viviamo senza il passato in questa epoca nella quale regna il mondo delle reti che disintegra la materialità che d’altro canto cerchiamo. Ce la offre la città: doccia business girato l’angolo. Le genealogie ritornano timide, nonostante tutto, e si impongono a Roma inesorabili, perfino come controgenealogie di nuovi riferimenti e racconti, mandando a monte le vecchie proposte senza escluderle mai completamente. La città incoraggia letture diverse dalle emozioni e dal corpo, quando le foto diventano una “sinfonia visiva” intrappolata in un cubo, proposta da Gonzalo Golpe; donne riscattate nelle loro diverse dimensioni, proprio come accade con la María


Teresa León di Yeyei Gómez; fare un esercizio ecologico a partire dal recupero di un antico museo di scienze naturali di Txuspo Poyo. O Cristina Morales, il cui progetto di romanzo “Optar por la luna” estrapola gli spazi okkupati come alternativa ai luoghi tradizionali dell’arte: “Credo che il discorso letterario abbia la potenza per parlare di ciò che c’è ai margini e portarlo al centro delle nostre preoccupazioni come artiste”, riflette la scrittrice. La cosa divertente dell’Accademia, inoltre, è la negoziazione in quella ricerca di genealogie impensate. Si è vista perfino nella duttilità quando è stata ora di presentare i lavori: uno sforzo ancora maggiore per tradurli tutti alla visività. Scambi di palpebre. Si negoziano gli strati come parte del ritorno a un ascolto rituale e poetico: “dall’interno del suono, i semi da cui germogliano la comunicazione e il linguaggio”, dice Javier Quislant, mentre lavora nella sua piccola stanza, assorbito dalla musica, ascoltandola nella sua testa. E mi chiedo se quel seme non si sia mescolato in una sorta di strati che lottano per conciliare il passato e il presente: danza che germoglia da modelli computazionali, che germoglia da statue, nella proposta di Muriel Romero: “Come suonerebbero le qualità di movimento che percepiamo nell’opera scultorea di Bernini, per esempio la fluidità-rigidità dell’Apollo e Dafne, la tensione posturale del Ratto di Proserpina o la fragilità dell’Estasi della Beata Ludovica Albertoni?” Tuttavia, si tratta di andare oltre il sogno archeologico con il quale vuole farci assopire Roma, di rimanere svegli come i cinici che hanno occupato il pensiero e la scrittura di Carlos Pardo nel suo opus incertum. Mi chiedo come sarebbero state le opere dei borsisti se fossero arrivati a Valparaíso, Il Cairo, New York e non a Roma; che cosa ha regalato loro la città, in storia impenitente, nel cammino verso una certa tangibilità che ferisce e bada al tempo – il pane di Torres, dar da mangiare come parte dei riti antichi di Sara García, frammenti dislocati alla ricerca di un corpo di Shirin Salehi. Ad ogni modo, dall’Academia de España en Roma a volte si pensa – scioccamente – che sul Gianicolo si sia in salvo. Roma si apre imponente ai nostri piedi, proprio come il Messico dall’aereo quando si sta per atterrare – il panorama dalla terrazza dell’Accademia ha molto della manovra di avvicinamento. In entrambe le città possiamo fare un inventario degli edifici emblematici che conosciamo come il palmo delle nostre mani o che abbiamo imparato leggendo una guida, prima di arrivare, e cerchiamo goffamente di identificare – lo abbiamo visto prima tante volte con l’immaginazione. Come non trasformare il pensiero dopo quella visione da lassù? E nonostante tutto, arrivare a Roma, alla Roma che ciascuno desidera come il suo particolare “desiderio di abitare”, è non arrivare o sentirsi delusi o confonderla con Praga, proprio come accadde al dottor

Freud nei suoi sogni viaggiatori attraverso i quali esorcizzava un profondo dislocamento – lo racconta nel sesto capitolo di L’interpretazione dei sogni. Freud – o il suo inconscio perlomeno – conosceva la condanna ultima alla partenza verso nessun luogo, nessuno almeno come se lo aspettava. Il ritorno a “casa”, nel suo caso il luogo della memoria, l’aspirazione di un ebreo nella cultura europea secondo alcuni autori, era il più radicale dei viaggi e il più incerto perché avrebbe ricondotto, una volta dopo l’altra, a un riferimento impossibile che è ogni volta il passato. Nei suoi sogni segue le orme di Annibale, proprio come noi dobbiamo rinegoziare chi siamo in realtà arrivando a Roma, quando dobbiamo lasciare il presente e costeggiare il passato per non imbatterci nella Fontana di Trevi – e al tempo stesso cercarla. Tornare a casa è, anche, non arrivare mai in realtà perché qual è la “casa”? Come disegnarla su una mappa con totale certezza, senza margine di errore, in quel modo assurdo in cui l’Occidente delimita ciò che resta fuori e ciò che resta dentro? Se l’essere umano è condannato alla non appartenenza – come dimostrerebbe l’urgenza viaggiatrice – se la “casa” che sogniamo è sempre diversa da quella in cui abitiamo e sempre estinta, perché non abitare una soglia con un po’ di porte di una Roma proibita, una Roma Praga, quella di Freud? Penso a Trevi e la Fontana mi porta in Messico. La moglie di Massimiliano, l’imperatrice Carlotta, va a visitare il Papa nella “città eterna” e, dicono, vive già immersa in una strana condizione mentale: crede che tutti cerchino di avvelenarla. Poca roba a giudicare dagli avvenimenti della storia. Li narra un libro meraviglioso che ho letto ormai tanto tempo fa a Roma: Noticias del Imperio dello scrittore messicano Fernando del Paso, pubblicato nel 1987. L’immagine è molto potente: attende incarcerata l’esecuzione del marito. Mi imbatto in Trevi nella passeggiata e la vedo che beve: era l’unica acqua di cui si fidava. Quella non era avvelenata. La verità è che la Fontana è portentosa. Roma cambia la dimensione delle cose. Estrella de Diego Saggista, critica e Professoressa di Storia dell’Arte Membro del Patronato della Academia de España en Roma ______ Nell’anno 2004 andai a Roma, invitato da Anna Cestelli Guidi, a una giornata di studio che, sotto il titolo Arte nello spazio pubblico in Spagna, riunì presso la Fondazione Adriano Olivetti un gruppo di artisti, architetti e teorici con agenti italiani interessati o impiegati nello stesso campo. Quello stesso giorno, il 4 giugno, arrivava l’Air Force One in città, dove George W. Bush sarebbe stato ricevuto da Silvio Berlusconi, uno dei suoi più decisi sostenitori nell’invasione dell’Iraq. Erano state convocate manifestazioni di protesta. All’allarme creato dai media in merito a

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possibili situazioni di “caos, atti di violenza e sabotaggi” si aggiunse la florida immaginazione del Ministro degli Interni, che presagiva “barricate di fuoco nel centro di Roma”. Attorno all’alquanto festivo percorso che facemmo quel pomeriggio, la polizia aveva blindato la città. Il traffico di superficie venne quasi totalmente soppresso. Con i ristoranti e i negozi chiusi, la visione spettrale portò qualche giornalista a descrivere la città “deserta come in pieno agosto”, evocando un luogo comune che è diventato familiare grazie al cinema (Il sorpasso, Caro diario), anche per chi non l’ha mai vissuto. Io non ho mai più rivisto nulla di simile fino alle restrizioni sancite durante la pandemia del Covid19. Frequento la città dagli inizi degli anni Novanta. Durante il ’95-’96 sono stato borsista in Accademia. All’epoca, quei mesi di residenza non mi parvero particolarmente produttivi. La considerazione nel tempo si è rivelata erronea, permettendo di vedere che quell’esperienza costituiva una parte, essenziale, di una sequenza composta di visite fugaci e di soggiorni più o meno prolungati; un processo in progress, aperto, la cui ultima tappa finora è stata la mostra A quel paese, presentata nel 2021 all’Accademia e alla Fondazione Baruchello. Con questa istituzione avevamo già collaborato anni prima, in un “seminario di ricerca e formazione” che sfociò nella realizzazione del sito web mappadiroma.it, con il quale concludevo un progetto di pedagogia collettivo sviluppato tra il 2006 e il 2007, mediante ripetuti incontri con un gruppo di studenti che abbordò una rilettura critica di uno degli episodi più conflittuali della storia contemporanea d’Italia e della costruzione dell’immaginario locale. Quando leggiamo o sentiamo la parola Roma, il nome evoca immediatamente una serie di immagini, una lista di luoghi (il Colosseo, le rovine del Foro, la fontana di Trevi, Piazza Navona, il Pantheon di Agrippa, il Vaticano), elaborata scrupolosamente nel corso del tempo, un catalogo di tappe fondamentali configurato sulla base di selezionate inclusioni ed esclusioni; un registro che alla fine offre un’immagine unificata, in pace, tautologica, dell’identità della città. Non a caso, questo inventario di luoghi coincide con l’elenco di quelli che da-non-perdere, stando alle guide turistiche. E, tranne qualche rara eccezione, tutti si concentrano in uno spazio ben delimitato: quello che occupava la città prima dell’iperbolica espansione degli anni ’50-’60. Da allora in poi, la macchia urbana si è espansa, ma i depositi della memoria collettiva, gli spazi simbolici della città sono ancora concentrati in quello che ora si chiama centro storico. La nostra mappa romana mirava a chiedersi dell’altro, dell’omesso, di ciò che si sacrificò in favore della modellatura di un prodotto fruibile senza fastidiose storie sconvenienti. In tal senso, Roma rappresenta un caso di studio idoneo. Partendo dall’epiteto città eterna – slogan turistico, sebbene risalga al I secolo a.C., quando al suo apice l’Impero immaginava se stesso come se fosse destinato a durare per sempre – ci proponemmo giustamente di guardare oltre, dietro

a quello scenario che, proprio come esige l’industria turistica, deve presentarsi congelato, estraneo allo scorrere del tempo. Pertanto, decidemmo di rintracciare un altro tipo di storia – meno assorta nel suo pietrificato ruolo di vetusta reliquia e più vicina all’effimero graffito che all’imperitura lapide di marmo o di bronzo – e di farlo con la trasversalità e la creatività propria delle pratiche artistiche. Finimmo con lo scegliere come punto di partenza un’immagine, proveniente dai media e diventata icona: la fotografia che mostra il momento in cui, nel portabagagli di una Renault 4, viene ritrovato il cadavere di Aldo Moro, 55 giorni dopo il suo sequestro da parte delle Brigate Rosse. Pur essendo l’omicidio di Moro di per sé uno dei passaggi più opachi della storia della Repubblica, ci interessava, tuttavia, per la sua condizione di ciò che Freud definì ricordo di copertura. Lo scorrere del tempo e la reiterazione di un racconto incentrato sulla violenza politica hanno trasformato il caso Moro in una specie di immagine-schermo che offre una semplificazione rassicurante di alcuni anni costellati di sospetti e doppiezze. Allo stesso tempo, il marchio anni di piombo sintetizza e appiana, atrofizza e liquida senza ulteriori complicazioni un periodo della recente storia italiana, e di Roma in particolare, tanto ricco quanto complesso, in cui sbocciarono le forti tensioni provocate dalla crisi del capitalismo industriale. Gli anni ’70 in Italia furono un laboratorio singolarmente fecondo per sperimentazioni di natura sociale, culturale, politica e di stili di vita. L’agitazione dell’epoca influenzò profondamente le concezioni previamente egemoniche sul lavoro, la salute mentale, l’università, o il ruolo delle donne nella società patriarcale; e diedero luogo a una fioritura senza precedenti di mezzi di comunicazione propri di quella cultura alternativa: innumerevoli pubblicazioni, fanzine e riviste alle quali bisogna aggiungere l’irruzione delle radio libere. Vale a dire, la coscienza piena della natura politica delle forme, del linguaggio, non solo come prezioso territorio in contenzioso ma come il vero e proprio campo di battaglia. Tutta quella esplosione di caotica creatività fu falciata dalla brutale reazione dello Stato, che scatenò un’ondata repressiva che avrebbe poi finito, tra le altre cose, per svuotare nuovamente le strade. Le folle scomparvero, le gigantesche manifestazioni evaporarono. Nel frattempo, cominciavano le emissioni delle televisioni private annunciando un fascismo di nuovo taglio, coloristico, stridente, ma senza marce trionfali: tutti davanti allo schermo. Prima, quella stessa estate, le masse sarebbero tornare allo spazio pubblico, ma ricondotte ora per occuparlo ordinatamente, ognuno nella sua poltrona e davanti a un palcoscenico, nella prima edizione dell’Estate romana. A questo punto come spettatori, come consumatori; romani in visita al centro di Roma: quasi, potremmo dire, turisti di se stessi. Roma è una città turistica sin da prima dell’esistenza stessa del turismo. Questo carattere proto-turisti-


co rende praticamente impossibile qualsiasi tipo di attività, di avvicinamento, di sguardo che non passi per il filtro, per i protocolli che questa prescrive, più che un’industria, una visione del mondo. A Roma il peso del passato è tale che tutto ci spinge a essere letto così, con naturalezza, come passato: non solo le imponenti rovine monumentali – presunta mise en scène di una gloriosa genealogia di un impero fascista che, per il bene del mondo, alla fine non fu mai; ma anche la pleiade di eroi delle arti e delle lettere. Usufruire della borsa di studio all’Accademia di Roma ci colloca in una posizione che potrebbe paragonarsi a quella che descrive la – lievemente contraddittoria – espressione “turismo residenziale”. Siamo di passaggio, sì, ma non così fugace come quello al quale costringe l’accelerato city break o il non-stop sightseeing tour e l’imperiosa collezione di selfies. La residenza, solitamente di alcuni mesi, ci permette di sviluppare un grado di familiarità con la vita quotidiana che propizia il sentimento di una sorta di legame a quell’imperitura aristocrazia. È pur vero che ci sono borsisti che, una volta assolte le indispensabili visite turistiche si mettono gli headphones e si apprestano a proseguire per la loro strada – un po’ come un monaco e un po’ come l’operaio che ha ormai incarnata nella sua vita la manovella: lui stesso, fabbrica – e a produrre la loro opera, con la tranquillità che i comandi sono tutti sotto controllo. Fortunatamente, il gruppo di residenti di questo corso (li enumero: Irene de Andrés, Toni Amengual, Alán Carrasco, Natividad Bermejo, Gadea Burgaz, Sara García, Cristina García Morales, Maral Kekejian, Yeyei Gómez, Virginia Morant, Carlos Pardo, Txuspo Poyo, Javier Quislant, Muriel Romero, Gonzalo Golpe, Mar Sáez, Shirin Salehi, Miguel de Torres, Elo Vega, Leire Vergara e Àngels Viladomiu) non corrisponde – o quantomeno non per la maggior parte del tempo – a quella varietà di produttivismo assorto, e abbiamo avuto l’opportunità di stabilire un fluido scambio di opinioni – non esente, ovviamente, da discrepanze – riguardo a un’ampia e variegata gamma di questioni, senza eludere quelle dai toni più spinosi: dalle contraddizioni e conflitti – e le soddisfazioni, all’occorrenza – in termini generali implicati dalla condizione di lavoratori culturali e le disuguaglianze sulle quali questa si fonda e contribuisce a sostenere, fino al fatto concreto della residenza a Roma e le possibilità e i limiti di questa circostanza nel momento concreto in cui ci trovavamo, quando le incertezze della pandemia mettevano in discussione la fattibilità stessa del nostro lavoro. Che l’occupazione, per esempio, del Globe Theatre nell’aprile del 2021 e le assemblee del mondo della cultura non si distinguessero particolarmente per la presenza dei nostri borsisti può denotare la mancanza di fiducia nei mezzi e nei modi tradizionali del sindacalismo fordista, o mera assenza di una coscienza di classe che certamente non è stata nel corso della storia un tratto distintivo della casta artistica, dedita, con smania e urgenza, a imparare a rendere invisibile la sua instabilità e il suo sfruttamento. La residenza in Accademia rappresen-

ta per una gran parte di artisti un’occasione insolita: la sensazione di percepirci come parte di una pleiade di eroi delle arti e delle lettere che ci hanno preceduto, e che, nei saloni e nei corridoi, sostiene il nostro sguardo tra gli irsuti baffi dei ritratti all’olio. Una fantasticata fratellanza che funge da rifugio metafisico, dove un racconto idealista delle arti contribuirebbe a mascherarne le condizioni di endemica precarietà con la gloria immaginata dell’alloro ottocentesco. Questa è stata la prima promozione che ha annoverato, in ormai quasi 150 anni di storia, il numero maggiore di donne residenti, il che mi induce a pensare a un cambiamento di tono generale nella convivenza e nelle conversazioni, non segnate a priori dall’estenuante campionato permanente di testosterone alla ricerca di ammirazione, un eccesso di protagonismo degli enunciatori che finisce per eclissare la cosa di cui teoricamente si stava parlando. Grazie. Grazie mille. Tuttavia, non sono state poche le occasioni per costatare la buona salute del mito dell’io creatore che non vede alcun privilegio nel suo statuto, bensì meritati riconoscimenti ai suoi indiscutibili meriti. Ma il trasognato narcisismo non basta per un dibattito, perso in partenza dinanzi all’onnipotenza della vanità, ma piuttosto riguardo al peso che può o deve, o no, avere quando si valuta un’opera l’atteggiamento morale dei suoi autori. Quante volte la conoscenza personale di uno scrittore o artista che, in astratto, ammiravamo ci deluderà una volta scovata nel suo furioso sputo incandescente una posa puerile, pretà-porter. Per fortuna, succede anche viceversa. Ed entrambe le cose. Allo stesso modo in cui conoscere la città di Roma, viverci, viverla, esige – ne abbiamo discusso – un esercizio di smontaggio che può non risultare piacevole al primo sorso: nessuno arriva a Roma come una tabula rasa, ma piuttosto con una valigia già piena di souvenir, di ricordi accumulati collettivamente e trasmessi per mezzo di ogni genere di produzione culturale. Solo per chi si accontenta della prevedibile offerta macdonaldizzata può essere gradevole confermare che non c’è modo di vivere la città in uno statuto diverso da quello del turista, fuori dal canone prescritto per un segmento temporaneamente ozioso che vive quel tempo, teoricamente libero, come un’estensione naturale dell’orario di lavoro. La città stessa si trova all’apice di una monetizzazione totale, come spazio privilegiato di investimento e di speculazione, territorio di consumo assoluto in cui la cittadinanza si vede travolta e rimpiazzata dalla clientela. La verità è che c’è sempre chi non patisce quella trave nell’occhio: probabilmente quelli che già si portavano il copione da casa e nulla altererà quanto avevano previsto per il loro soggiorno in una Roma Disney. La situazione è favorita dalla possibilità offerta dalle tecnologie attuali di rimanere connessi con il luogo da cui vieni e in cui ritornerai. Prima di Internet, era impossibile evitare un sentimento di espatrio. Ora si possono trascorrere sei o otto mesi in un non luogo, senza modificare sostanzialmente le proprie abitudini culturali, consumando gli stessi telegiornali; ma per gli sguardi più attenti e critici, a Roma non si può non

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costatare come il contesto locale acuisca delle contraddizioni di cui conoscevamo il carattere globale: non esiste spazio esterno allo spettacolo dal quale elaborare una critica dello stesso. Anzi, quel discorso può perfettamente funzionare come strumento essenziale della creazione del consenso. Ne consegue che comprendere alcune delle proposte più interessanti delle residenze a Roma di quest’anno: da quelle che non nascondono ma sottolineano quella condizione (quella “promiscua furia di essere parte-agente”) fino a trasformarla nell’asse stesso del lavoro, fino alla scommessa su una sorta di esodo, sotto tutti i radar, verso una ritualizzazione del quotidiano in cui si può avvertire una certa risacralizzazione dei gesti, della loro imprevedibilità. Ancora una volta – e questa è la tensione che ne mette alla prova la condizione di possibilità – ciò non ha altro posto in cui avvenire se non i territori ormai colonizzati dello spettacolo. Si può, questo sì, immaginare una nuova cultura popolare a partire dal prosumerismo o dalle arti del fare proprie dei modi espressivi dei gruppi sociali subalternizzati. Questo mettere l’accento sulla ricerca di una qualche possibile speranza in un’alterità inevitabilmente idealizzata ha costituito, altroché, un punto di controversia. Non va confusa con disfattismo una certa miscredenza dinanzi a discorsi che si abbreviano a volte in un fatuo name dropping o nell’inserimento di una terminologia à la mode, sempre più prontamente cooptata e che rinforza l’armatura di un ordine che si alimenta precisamente grazie all’elasticità della sua ansiosa smania di novità. Se c’è un qualcosa che ha reso possibile anche il solo immaginare la sua fine, quel qualcosa è stato determinato dall’inattesa pandemia, che ha relativizzato qualsiasi cenno di analisi con la sua brusca interruzione del fluido comune della città mall: dalle strategie di rilettura critica dei processi di musealizzazione alle logiche occulte nel fare dell’archivio – che cosa consacra, che cosa si disprezza; che cosa si conserva, che cosa viene escluso – o quale ruolo giocano il presunto gusto e la neutralità dell’Alta Cultura nella costruzione del patrimonio. Quanto razzismo ed eurocentrismo, quanta insanguinata eredità coloniale impregna il patrimonio dei nostri documenti di cultura. C’è chi si inibisce e si ritira in un linguaggio elusivo, frammentario, dinanzi all’impossibilità di immaginare altro che non sia la ripresa del ciclo estrattivo della città merce, una volta superato questo antipatico imprevisto. In questo frangente è apparso frequentemente il ruolo della fotografia – e anche del video – di fronte alla sfida di oltrepassare la mera documentazione della città deserta. Fino a che punto può la fotografia – come dispositivo moderno, vale a dire, ormai antico arrivati a questo punto – conservare una certa capacità e flessibilità quand’è ora di attestare quella realtà e, soprattutto, di raccogliere i possibili bricioli di vita che ancora possono sopravvivere ai margini. Una cosa su cui mise in guardia, senza troppa speranza, mezzo secolo fa ormai, Pier Paolo Pasolini, centro egli stesso, inevitabilmente, di discussioni. Rara è la promozione di borsisti che non annoveri un progetto in cui Pasolini, la sua opera e la

sua vita siano l’ancora o il pretesto. Perfino il suo stesso immaginario. E non soltanto quello generato dalla sua filmografia ma la sua stessa immagine. Perfino un fenomeno scomodamente poliedrico come quello rappresentato dalla vita e dall’opera pasoliniana può essere ridotto a feticcio dall’industria dell’estetizzazione totale dell’esperienza e disegnare un prodotto ideale per essere consumato dai fan del retrò. Insieme a Pasolini, un altro centro tematico – tolte la Roma eterna e il fascismo – spicca, esplicito o latente, tra gli interessi dei borsisti, e non soltanto questi ultimi: la tragica sconfitta del ’77. Tra gli opportuni approcci critici, predomina un alone di nostalgia, partendo da un libertarismo che, sebbene veda se stesso come epitome dell’anarchia, non fa altro che eseguire a piè pari i dogmi neoliberali del marchio Yo. La nostra epoca permette (o permette solamente) di utilizzare il grande scherzo anarco-dadaista degli indiani metropolitani sulla malinconia. Nelle poderose immagini di quei “giorni che valevano anni”, che cosa le ha svuotate della loro energia fino ad apparire come una sorta di tardo-hippismo? Che cosa le ha dissanguate, edulcorate, impacchettate, se non quel trucco permanente, indeterminato e ubiquo? La “attualità” del suo fallimento si manifesta come moda, come gusto banale dell’uso, oggi, delle immagini e delle tecnologie dell’epoca. Un simulacro inane? O un atto di resa definitiva? Risiedendo o essendo di passaggio per l’Accademia, a un certo punto forse nessuno avrà potuto evitare di riconoscersi in quella categoria radicalmente contemporanea del post-turista: il tentativo di adottare una postura minimamente distante o ironica vedendoci intrappolati nel consenso di un gioco di specchi midcult, un collage di pastiche il cui agglutinante non è altro che la logica dell’esperienza monetarizzata. Quelle strade – di ciò che in Spagna si chiama “centro commerciale aperto” e in Italia, con una formula più perversa, un ossimoro, centro commerciale naturale – l’antico centro della città, la città antica, si dispongono come uno spazio a uso esclusivo: industria alberghiera e commercio. E non è mai vuota. Neanche ad agosto. Nelle sue arterie fluiscono le masse di turisti. Capitale umano, soggetti e prodotti al tempo stesso, produttori e consumatori di memorie e oblii, attivi partecipanti dei processi di segnalazione e occultamento: il pubblico che applaude appassionato l’esaltazione della sfilata trionfale e l’esproprio dei vinti. In mezzo a questo scenario del consumo totale, circondato da bar e negozi vintage, in via del Governo Vecchio, al numero 39, si trova uno di quegli incroci simbolici di grandezza e di sconfitta, dei diversi tempi che ancora fluiscono, simultanei, paralleli, nella città. Si tratta di uno sgangherato casermone, il palazzo Nardini. Nel 2018, l’edificio è stato occupato da diversi collettivi giovanili per denunciare pubblicamente l’operazione di vendita della proprietà pubblica, ed evitare che venisse trasformato in un hotel di lusso. Reclamando per il palazzo un uso sociale e culturale, l’atto si inscriveva in una genealogia specifica, nella riattivazione della memoria collettiva dei movimenti


di emancipazione nella città. Nel 1976 l’edificio era stato occupato da un gruppo di donne del Movimento di Liberazione della Donna. María Zambrano, che nei suoi lunghi anni di esilio avrebbe trovato asilo e accoglienza anche a Roma, lasciò scritto che affinché un libro meriti tal nome dovrebbe essere “un po’ una bomba”. Essere capace di detonare, di sfociare in un qualcos’altro. L’azione, illegale, trasgreditrice, dell’occupazione a Governo Vecchio ci ricorda che i cambiamenti partono sempre da una sfida all’ordine imperante, da un gesto di insubordinazione, di straripamento dai limiti del possibile. Da ciò che fino a quel momento era possibile. Al lavoro artistico va pretesa la stessa cosa. Rogelio López Cuenca Artista visivo Residente 1995-1996 _____

OMAGGIO ALLE RESIDENTI DELL’ACCADEMIA Una delle cose affascinanti del mio periodo in Accademia è stata la scoperta per la prima volta del suo archivio fotografico come parte del mio progetto Il risveglio dell’Archivio fotográfico dell’Accademia di Spagna a Roma. Uno dei miei obiettivi principali era la riattivazione dell’archivio fotografico, dimostrandone il potenziale attraverso una rilettura a partire da una posizione contemporanea. Durante la valutazione dell’archivio, mi sono resa conto che le immagini illustravano un’evidenza storica: la rappresentazione maschile nelle fotografie era totalmente predominante. Da qui è nata una riflessione che collegava il passato in cui la femminilità appariva sempre in secondo piano o era del tutto inesistente con un presente più incoraggiante. L’anno della mia promozione (2020-2021) si è verificato un avvenimento storico: per la prima volta le residenti donne raggiungevano un numero molto rilevante. Questo fatto meritava di essere celebrato e registrato utilizzando nuovamente lo stesso mezzo fotografico che anni prima aveva testimoniato questo vuoto. Prendendo come punto di partenza due fotografie di pensionati realizzate tra gli anni 1902 e 1906, ho proposto di ricreare queste due immagini sostituendo ogni persona ritratta con le residenti della promozione 2020-2021. La maggior parte delle residenti si sono sentite identificate nella proposta, e abbiamo potuto contare anche sulla partecipazione della direttrice, della segretaria e della coordinatrice dell’Area di Patrimonio dell’Accademia. Le fotografie sono state realizzate usando lo stesso luogo delle precedenti. Voglio ringraziare enormemente tutte le mie compagne per aver reso possibile questa cosa. Virginia Morant Gisbert Conservatrice e restauratrice Residente 2020-2021

Se pensiamo alle conseguenze permanenti che ha lasciato la pandemia e quelle che potrebbero essere transitorie, molto probabilmente non sapremmo né quantificarle né classificarle. Un nuovo paradigma, accessibile ma a tratti invisibile, ci impedisce di calibrarne l’impatto e al tempo stesso ci trasforma in possessori di molte delle chiavi per comprendere un futuro prossimo. Il nostro stesso lessico nel panorama attuale ne è il modello, mentre continuiamo a consumare parole come ceppo o antigene, assegniamo un nuovo significato a termini come ola [onda, ondata] o brote [germoglio, focolaio], essendo queste un esempio dello sconosciuto destino che le aspetta, dimenticandoci del gradevole rapporto che finora abbiamo avuto con i germogli verdi o le onde blu. Dall’anno 2015, inserendo nella propria quotidianità un extra di partecipazione collettiva, la Real Academia de España en Roma ha scommesso sugli incontri con professionisti del settore culturale che, estranei amministrativamente al programma delle borse di studio, hanno condiviso conversazioni all’interno della nostra istituzione, lasciandoci una parte dei loro saperi ed esperienze. Con l’arrivo della pandemia e le conseguenti precauzioni messe in atto, il nostro corrente funzionamento ha voluto rendere questo mancato incontro un altro modo per incontrarci, tenendo presente che ancora oggi il digitale integra il presenziale e nel letterale significato della parola incontro, senza necessità di aggiungere aggettivi. È per questo che cooperando con i nostri colleghi della Red de Centros Culturales della AECID e guidati dal loro criterio per la selezione di partecipanti alla mostra, ancora digitale, reactivandovideografias.com, alcuni di loro hanno viaggiato fino alla nostra Accademia a Roma, con uno stesso richiamo ma diverse geografie, condividendo la nostra quotidianità in spazio e tempo, ricordandoci che un altro strumento diretto per far fronte alle conseguenze permanenti del COVID-19 continua a essere la parola, e per non dimenticare che per venire in Italia da fuori Europa oltre al passaporto sanitario c’è ancora bisogno del passaporto. I testi che qui di seguito sono raccolti sono le riflessioni di alcuni dei partecipanti che in quest’anno hanno potuto farci visita a Roma. Miguel Cabezas Ruiz Collaboratori dell’Accademia Programma Visitatori del Settore Culturale 2020-21 _____ IL MIO SOGGIORNO NELL’ACADEMIA DE ESPAÑA EN ROMA Dopo un amichevole benvenuto e tante ore di volo all’improvviso mi sono ritrovato in un luogo opposto alla mia realtà abituale. L’accademia è fondamentalmente un santuario per artisti e il luogo perfetto per avere un ritiro spirituale artistico. Per molti mesi prima di arrivare a Roma sono stato soffocato da questioni di lavoro, problemi familiari e una vita di routine in cui c’è poco spazio per pensare all’arte o fare

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arte senza che questo sia legato a un lavoro o a una qualche scadenza. Trovarsi in un posto come l’accademia di Roma è per me un lusso che poche volte mi sono potuto concedere nella vita per cui ho deciso di approfittarne. Dopo la quarantena obbligatoria di questi tempi per il Covid-19 ho finalmente avuto l’opportunità di conoscere i borsisti che attualmente sono in residenza in accademia, un gruppo molto variegato di artisti spagnoli. Ho potuto parlare con loro e condividere un po’ delle mie esperienze e del mio lavoro e vedere le diversità e le somiglianze di alcuni aspetti. È stata una ventata d’aria fresca poter vedere altri punti di vista di persone che vivono di arte e vedere come ad altre latitudini questi artisti ingaggino le loro lotte nell’interazione con la società. Per mesi ho lavorato a un progetto che vive di procrastinazioni per un’infinità di motivi, avere finalmente tempo per me stesso mi ha dato l’opportunità di poter organizzare le idee per proseguire il progetto. Opportunamente la città di Roma mi ha offerto una serie di immagini e suoni che si inseriscono perfettamente in questo progetto. Facendo un percorso dalla Via Appia al cuore della Roma classica ho scattato fotografie e registrato suoni che mi servono da scenario per una sequenza che è parte dell’animazione che sto attualmente realizzando. La città come culla del cristianesimo e della chiesa cattolica è stata una grande ispirazione che, sebbene in modo intangibile, sarà definitivamente presente in quest’opera. Riassumendo, sia per lo scambio culturale e artistico che per l’esplorazione di una città nuova per me e la possibilità di avere uno spazio per poter sviluppare le mie idee, il soggiorno nella Academia de España en Roma è stata per me un’esperienza molto proficua e indimenticabile per la quale vi ringrazio enormemente. Dalla mia mezza isola caraibica in mezzo alla mia rumorosa città vi mando un sincero abbraccio. Ignacio Alcántara Artista audiovisivo Progetto Reactivando Videografías _____ EN CON/JUNTO, RISIEDERE: RIFLESSIONI PUNTUALI SUL FORMATO DI RESIDENZE ARTISTICHE I Il modello di residenze artistiche risale al XIX secolo. Storicamente concepite da comunità come un modo per attirare artisti a stabilirsi nelle loro località, sin dall’inizio, questi spazi hanno costituito un pezzo fondamentale del paesaggio artistico e culturale. Nel contesto europeo, la colonia di Barbizon in Francia, nonché le colonie di Oosterbeek in Olanda e di

Worpswede in Germania, ne costituiscono esempi illuminanti, con la loro offerta ad artisti di uno spazio per sperimentare, creare e concentrarsi sulla propria produzione in un contesto collettivo e in seno a una comunità. In modo simile, negli Stati Uniti, la Corporation of Yaddo e la Colonia MacDowell fondate a Saratoga Springs, New York e Peterborough, New Hampshire, rispettivamente nel 1900 e nel 1907, furono concepite come spazi per sostenere il processo di creazione artistica in dialogo con la comunità locale e con altri/e residenti. Più tardi, a partire dagli anni Novanta, è possibile individuare un’espansione di questo modello al resto del mondo, che si stimola e riproduce nelle diverse scene locali di arte contemporanea. In questo senso, proprio come riportano il curatore Nikos Doulos e l’antropologo Herbert Ploegman, le residenze artistiche andarono a costituire un pilastro di quel che si definisce ecologia dell’arte, vale a dire, il campo che si sviluppa tra i diversi agenti incaricati di produrre, discutere, commercializzare, scambiare, trasportare, conversare e vedere l’arte. Questa trasformazione, com’è prevedibile, non mancò di presentare problematiche. L’incorporazione di questo modello nella cosiddetta ecologia dell’arte ha presupposto, contemporaneamente, la sua sovrapposizione alle politiche neoliberali che impregnano completamente l’arte e la cultura. Come sostiene l’artista e docente Hito Steyerl, l’arte è stata un’attrice principale del tardo capitalismo e del semio-capitalismo. Questa sovrapposizione diventa più palpabile in processi come la commercializzazione delle pratiche artistiche dal mercato internazionale dell’arte, l’idealizzazione di forme di iper-produzione ancorate a logiche capitaliste ed etero-patriarcali, la precarizzazione lavorativa nell’arte, la trasformazione della produzione artistica e la mobilità come capitale culturale, nonché la comprensione globale dell’artista come una figura professionale, imprenditrice e in perpetuo stato di reinvenzione. Riguardo a quest’ultimo aspetto le artiste queer larose s. larose osservano, per esempio, che dall’avvento del lavoro sul posto alcuni decenni fa, le pratiche artistiche di studio – incluse le residenze artistiche – hanno lasciato il posto a processi di creazione immateriali che “richiedono che gli/le artisti/e siano mobili, che si reinventino costantemente, seguendo il percorso globale delle opportunità, il finanziamento e il capitale”. Vale a dire, c’è un’esaltazione attorno alla figura dell’artista nomade che, stando a larose, parla della depoliticizzazione della produzione artistica e delle comunità artistiche. Sulla base di quanto detto, possiamo prospettare che esista un passaggio graduale per quanto riguarda il modello iniziale delle residenze, in cui l’aspetto collettivo/comunitario è sostituito da un modello individualizzato che stimola la produzione di soggettività volte ad amministrare e accrescere il proprio capitale umano. Questa trasformazione, in accordo con la scrittrice Irmgard Emmelhainz, risponde al fatto che il tipo di sensibilità che accompagna il sistema neoliberale fiorisce, precisamente, “nella spettaco-


larizzazione della soggettività, mettendo al centro l’individuo a scapito del sociale”. O, in altre parole, la sensibilità neoliberale cristallizza una forma di rapportarsi con il mondo sradicata e frammentata che ha come asse la produzione di plusvalore e il consumo diversificato. Ma è possibile concepire il modello di residenze artistiche in un altro modo? In un saggio scritto da Mariska van den Berg intitolato “Art Residencies. Performing The Margins” la curatrice propone, in contrapposizione alla lettura precedente, una comprensione del formato di residenze artistiche come uno spazio di resistenza. In accordo con van den Berg, sebbene le dinamiche che si creano nell’ambito delle residenze non si trovino interamente al margine dei mandati post-fordisti di iperproduttività, visibilità, individualismo e consumismo, il fatto che queste diano la priorità a un tempo e uno spazio per processi di ricerca nonché di scambio affettivo e intellettuale – con o senza la pressione di produrre risultati materiali concreti – le rende la cornice ideale per esplorare altre forme di produrre arte contemporanea, nonché di istituire. “Si potrebbe argomentare”, ci dice la curatrice, “che questi spazi forniscano stupefacenti cuscinetti (temporanei) contro […] ‘la pressione di dover rendere’: molti programmi non si aspettano un risultato predefinito né impongono scadenze per permettere ai residenti di liberarsi dalla pressione e dalle aspettative”. Seguendo il curatore Anthony Huberman, van den Berg prospetta che, in molti casi, ciò che guida e sostiene queste forme di produzione nel contesto di residenze artistiche sia radicato in un’attenzione e una cura per i processi, al di là dei risultati; un cambio di attenzione dal cosa al come. In questo senso, quanto emerge, ci dice la curatrice, è un approccio alternativo in cui si adotta un rapporto più vulnerabile con la conoscenza, la creazione artistica, nonché con il pubblico che va oltre l’apparente opposizione tra un lavoro didattico o anti-intellettuale e abbraccia ciò che Huberman propone come “mi importa” (I care). II. Nel marzo di quest’anno, ho avuto l’opportunità di svolgere una residenza presso la Real Academia de España en Roma. Questa residenza è avvenuta nel contesto della mia partecipazione come curatrice invitata in Riattivando Videografie, un progetto della Red de Centros Culturales della Cooperación Española e della Real Academia de España, curato da Estíbaliz Sádaba. Il progetto mira a far conoscere una selezione di lavori audiovisivi di più di settanta artisti provenienti dalla Spagna e dall’Italia, nonché da diversi paesi dell’America Latina. Nel caso dell’America Latina, della selezione dei curatori si è occupato ogni singolo centro culturale di Spagna presente in America Latina e Guinea Equatoriale. Simile ai progetti precedentemente descritti, la Real Academia de España en Roma fu fondata nel 1873 con l’obiettivo iniziale di incentivare e rispondere al crescente interesse da parte di artisti spagnoli nei

confronti dell’Italia e, più specificatamente, di Roma. Si tratta, come dice l’attuale direttrice María Ángeles Albert de León, “della prima residenza artistica fuori dalla Spagna con carattere di permanenza”. Se anche inizialmente i residenti erano in gran parte artisti – uomini – dedicati alla pittura e alla scultura, con il passare degli anni l’istituzione si è trasformata in modo significativo. Questo diventa chiaro con l’apertura a nuove discipline come la fotografia, la video-creazione, la gastronomia, la danza, nonché la storia dell’arte, la museografia, la curatela, il restauro, e parimenti con la crescente presenza di donne tra i residenti. Attualmente sono più di 140 le generazioni di artisti e ricercatori che sono passati per l’istituzione. L’Accademia offre, oltre a una sovvenzione mensile, alloggio e studi per i residenti, luoghi per lavorare, spazi comuni e opportunità di formazione e apprendimento. Il programma di residenza funziona attraverso bandi di concorso annuali. I richiedenti devono presentare, in ogni caso, progetti artistici o di ricerca che coinvolgano direttamente Roma o che siano in un qualche modo legati alla città. La connessione con il luogo è pertanto centrale nel progetto di residenze. Tuttavia, non si tratta di un rapporto superficiale. Questo rapporto è, al contrario, sostenuto scrupolosamente a ogni passo. Una parte fondamentale consta nelle alleanze strette dall’istituzione con i vicini che abitano nel famoso quartiere di Trastevere, dove è insediata l’Accademia, nonché i quartieri limitrofi attraverso conversazioni, progetti e altri eventi pubblici di interesse locale che permettono di generare incroci e scambi. Oltre a ciò, i residenti vengono incoraggiati a prendersi il tempo necessario per conoscere e familiarizzare con la città quando arrivano. Questo promuove non soltanto un dialogo e una reciprocità con il contesto che li ospita, bensì, a volte, sfocia in cambiamenti e riassestamenti dei progetti iniziali. Infine, ai residenti viene anche offerto l’accesso a una vasta rete composta da musei, gallerie, spazi artistici e agenti culturali configurata negli anni sia dall’Accademia che dai residenti che lì hanno vissuto. Il programma di residenze, pertanto, crea una cornice che si distanzia dalle forme tradizionali di turismo culturale; al contrario, intesse e alimenta legami e connessioni e soprattutto stimola una certa disposizione nei confronti della città, mediata precisamente da una cura ai particolari locali e una coscienza e responsabilità di ciò che significa stare lì. III. Quando dal Centro Cultural España si è palesata la possibilità di svolgere una residenza nella sede della Real Academia de España en Roma, ho accettato senza tentennamenti. Da un anno – circa – la pandemia mi aveva costretto a isolarmi in una casa e in una città a me totalmente estranee (l’inizio di questa è coinciso, inaspettatamente, con il mio trasferimento da Amsterdam a Bruxelles, dopo aver concluso il mio master). L’idea di poter trascorrere delle settimane in

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un luogo condiviso e prendermi il tempo per ri-conoscere una città, nella quale ero passata velocemente alcuni anni prima, sembrava idilliaca. Tuttavia, il panorama è cambiato un giorno prima di arrivare, quando il governo italiano il 15 marzo a decretato nuove misure restrittive per frenare i contagi del covid-19. Senza poter uscire dall’Accademia, se non in orari specifici e unicamente per fare scorte per i giorni successivi, mi è stato possibile conoscere altri spazi in cui si palesa la nozione di cura: in seno alla vita quotidiana. Fuori dagli spazi di produzione, nei pressi della cucina e della tavola, ho conosciuto forme radicali di ospitalità. I pranzi e le cene svolgono una funzione rivitalizzante. Lì c’è una concomitanza di esperienze, saperi e affetti che, in molte occasioni, sono in dialogo con gli interessi personali e i progetti artistici dei residenti. In questo senso, era abituale che le conversazioni iniziate informalmente nello spazio della cucina venissero riprese durante le visite agli studi o anzi, che gli scambi iniziati a tavola si estendessero al contesto dei laboratori. Un esempio concreto è stato quello dell’artista Elo Vega, che ho conosciuto il giorno del mio arrivo all’Accademia durante il pranzo. Il progetto che Vega ha presentato all’Accademia s’incentra sulla scultura e parte dal contesto specifico della città di Roma. Attraverso una ricerca esaustiva, mira a problematizzare i racconti egemonici nell’immaginario collettivo, in particolar modo quelli relativi al proprio ruolo monumentale, i discorsi estetici su cui si basano e la funzione di dispositivo di controllo sociale. Se anche le mie visite allo studio hanno giocato un ruolo importante per conoscere la sua pratica più da vicino, sono state probabilmente le chiacchierate che abbiamo intrattenuto a pranzo o davanti a un caffè che mi hanno permesso di forgiare un notevole livello di scambio. Con l’artista Shirin Salehi è successo qualcosa di simile. Il mio avvicinamento alla sua opera è avvenuto inizialmente attraverso conversazioni a pranzo e successivamente durante la festa del Nowruz o Capodanno Persiano che abbiamo celebrato in uno dei cortili interni dell’Accademia. Questi importanti eventi hanno alimentato una comprensione processuale sugli interessi dell’artista a proposito di scrittura, scultura e incisione che ho avuto poi l’opportunità di ampliare nel contesto del suo studio. Tutte queste esperienze non mi sono del tutto estranee. Anche la mia formazione come parte del collettivo Cráter Invertido a Città del Messico nutre le mie presenti riflessioni. Tuttavia, l’esperienza presso la Real Academia mette in prospettiva non soltanto la rilevanza di questi spazi come potenziali luoghi di incontro, dialogo e sviluppo, ma anche il ruolo vitale che giocano nel mondo dell’arte. Aline Hernández Curatrice e storica dell’arte Progetto Reactivando Videografías RIFLESSIONI DI UNA RESIDENZA ARTISTICA A

ROMA NEL BEL MEZZO DI UNA PANDEMIA In questa seconda ondata pandemica in Costa Rica – con i relativi sforzi di contenimento – mi metto a guardare foto e ricordo di avere in sospeso la mia impronta storica nella documentazione della mia residenza artistica presso la Real Academia de España en Roma. Succedono talmente tante cose in 15 giorni che è impossibile coglierne tutta l’essenza soltanto dalle fotografie. Di fatto, ne ero talmente consapevole che mi sono dedicata a consumare la città con i miei cinque sensi. Noi umani ci sforziamo molto per essere ricordati, e ci sforziamo poco di ricordare, in particolar modo ora che abbiamo tanti gadget che ricordano per noi. Roma è un Museo all’aria aperta con molteplici patrimoni dell’umanità, sia quelli ufficiali e convalidati, che quelli convalidati a livello popolare. La conservazione della storia avviene in mezzo alla quotidianità: una famiglia media del 2021 si trova a vivere tra le edificazioni più antiche della cultura occidentale, condividendo blocchi di pietra con fantasmi di più di 2.000 anni. Forse per il romano medio questo non è più impressionante, ma per me, vedere negozi di alimentari e bar qualsiasi all’interno di centinaia di Teatri Melico Salazar, è come comprendere perché l’Europa si è sempre considerata la “bella della classe”, la ragazzetta snob che è andata a bullizzare l’aborigena latinoamericana. È un peccato che abbiano raso tutto al suolo e che ciò che conosciamo della storia occidentale in America Latina sia la versione della ragazzetta snob. Malgrado queste riflessioni sulla supremazia di alcune civiltà su altre, una visita al Pantheon di Agrippa potrebbe ispirare persone con problemi di vocazione a diventare storici, architetti, restauratori d’arte o artisti. La grande architettura romana, ancora conservata, rivela ego spropositati di piccoli uomini che si garantivano la permanenza postuma con grande impeto ed ego. Lo avranno fatto consapevolmente? O era il modus operandi predeterminato? Quasi come se fossero innamorati di se stessi e dovessero dimostrarlo al mondo. Nel Foro Romano, enormi colonne che, malgrado l’erosione ambientale e della civilizzazione, sono ancora in piedi. Quale costruzione attuale potrebbe perdurare altrettanti anni? La qualità dei materiali, la minuziosità della manodopera, ci sono dettagli che rispecchiano una grande passione per l’estetico e il visivo. Si tratta di una cultura del bello, una normalizzazione del bello; ma più che del bello, del grande. L’esposizione di testosterone si erge come una sorta di dimostrazione di potere – non per nulla l’esistenza del Colosseo come spazio per le pratiche violente segregate per classi fa sembrare che sia il contraltare interno per neutralizzare quanto amano il bello e non sembrare così frivoli. “Roma tra arte, architettura e religione: un culto della bellezza attraverso l’egocentrismo e il potere” sarebbe il titolo che darei a un libro sulla mia esperienza di assorbimento della città. Forse perché non ci vivo


preservo un po’ di “ma alla fine manco lo volevo” aggrappandomi all’idea del narcisismo umano riflesso nell’opulenza imperiale. Ma che importa! Roma è talmente bella, con il suo egocentrismo, come specchio del potere nella sua estetica, con quegli spazi – quasi tutti devoti alla religione – che, con poco, riuscirebbero a farmi sgranare misteri del rosario. E in effetti, entro nella Basilica di Santa Maria Maggiore e mi rendo conto che Gesù è un grande influencer mondiale. È morto e ha ancora follower attivi! Comprendo, senza citare nessun libro di storia, l’origine dell’architettura di Antigua Guatemala e di Cartagena. È tutta una questione di influencer e di follower, e il grande potere che i follower possono avere in collettività! Quante chiese!, al cospetto del potere della parola e della fede. E il capitalismo! Lo sfruttamento si fonde con l’ecclesiastico all’interno di un tour guidato. Alla faccia del potere del consumo di massa! La religione è definitivamente un grande motore non soltanto del potere e dell’autorità, ma anche del turismo e dell’economia. Le migliaia di rosari nei negozi smuovono fede e smuovono affari. Il confessionale è un’attrazione speciale e ha un’insegna di tutte le lingue in cui si possono condonare i peccati. L’impatto del turismo è tale che se ne nota il crollo in questi tempi di pandemia. Camminare nella città vuota, bellissima ma solitaria, sembra all’improvviso uno scenario apocalittico zombie in cui cammino alla ricerca di rifornimenti. È tutto chiuso o pseudo-aperto. Tuttavia, è stato un lusso avere tutto solo per me, senza turisti che stravolgono il paesaggio, specialmente nei musei, in cui normalmente le grandi file e l’assembramento di persone non ti lasciano connettere in silenzio con i messaggi che ci hanno inviato dal passato.

le generazioni future? Sarà la pentola Rena Ware il prossimo recipiente nei musei del futuro? Chi saranno gli artisti che una volta morti verranno ricordati per la loro opera? Tante domande retoriche inondano i miei giorni e, in sella a un’appariscente bicicletta a noleggio con codice QR, arrivo al parco cinese di Roma, Piazza Vittorio Emanuele II. Non ho mai vissuto in Cina, ma come discendente di immigrati c’è sempre qualcosa che ti porti dentro e che ti connette. Automaticamente mi vengono gli occhi lucidi e mi sfuggono un paio di lacrime che però non scendono. In quel parco ci siamo solo noi, cinesi, neri e altri POC; tutti di diverse origini, ma di un simile contesto di migrazione: lavoro, economia, politica. Noi immigrati siamo in tutto il mondo e per certi versi credo che guardiamo le cose in un modo un po’ diverso rispetto alla cultura egemonica del luogo. Al tramonto, guardando il giardino romantico dalla mia stanza alla Real Academia de España en Roma dopo aver visitato la città per diversi giorni, ho pensato al bicentenario dell’indipendenza della Repubblica della Costa Rica, come costaricana discendente da immigrati cinesi. Indubbiamente molti interrogativi e riflessioni sul passato mi fondevano il cervello dopo una giornata di esplosione cerebrale. La prima generazione di borsisti all’Academia de España en Roma arrivò nel 1873, nello stesso posto in cui mi trovavo io, mentre in Costa Rica arrivava una nave da Macao con uno dei primi “lotti” di cinesi per lavorare alla costruzione della ferrovia. All’improvviso mi sono sentita parte della storia: siamo, ciascuno di noi, i più complessi depositi di informazioni, dalla nostra memoria al nostro DNA. Lì, ognuno di noi residenti-borsisti, stavamo facendo convergere qualsiasi quantità di cultura. E questo, signori, è l’inestimabilità di una residenza artistica.

Nei Musei Vaticani rifletto proprio sul fatto che la storia delle arti visive ritrae realtà, scenari, paesaggi, cose viste da un occhio particolare. Allontanandomi dalla scena, comprendo che, nonostante i tempi siano diversi, le dinamiche dell’ambiente dell’arte non sono molto diverse da quelle del XV e XVI secolo: le realtà che permangono a Roma sono quelle di Raffaello, Leonardo, Michelangelo, Bernini, Borromini, Caravaggio, i famosi, gli “amichetti” con le opportunità. Le opere che guardo mi mostrano le stesse dinamiche attuali del potere e del commercio.

Iris Lam Gestore culturale, curatrice, ricercatrice e docente Centro Cultural de España en Costa Rica Progetto Reactivando Videografías _____

Tuttavia, in un mondo iper visualizzato, iper documentato, che possono offrire le arti visive ora? Lì, senza riferimento bibliografico, posso capire anche la nascita dell’arte contemporanea. Il registro della visività non è più solo nelle mani di artisti, tutti, con ogni singola foto sui social network, lasciano un’immagine di come sono le cose. Che cosa possiamo apportare oggi per i posteri con le arti tradizionali? Se la pittura può essere digitale, se la scultura può anche essere stampa 3D, che cosa può apportare la tradizione con il suo anacronismo? E inoltre, con la filosofia dell’effimero, che cosa perdurerà dell’attualità per lo studio e la documentazione del XXI secolo nel futuro? Saranno i dati la documentazione del-

Crucé el charco, ho attraversato l’oceano. Ma in condizioni di grande privilegio, se consideriamo l’origine di quest’espressione, che allude alle, ai, aə migrantə che fuggono da questo paese violento e genocida che rende onore al suo nome: Honduras. Quasi 10 anni fa ho cominciato a produrre arte come forma di gestire la mia esistenza e i miei interrogativi, per poter comprendere meglio questa struttura razzista, classista, patriarcale ed eteroCISnormata che ci soffoca da anni dalla colonizzazione. Nelle mie opere metto il corpo e con questa corpa ho vissuto un’esperienza che non avrei mai immaginato, sono andata a Roma, in Italia, su invito della Real Academia de España en Roma e del centro culturale del mio paese. Il viag-

DI PRIVILEGI E ALTRI PATEMI COLONIALI

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gio è avvenuto nell’ambito del progetto Riattivando Videografie, nato in tempi di pandemia, un’antologia di opere di video arte sperimentali create in America Latina, Spagna e altri luoghi in cui i Centros Culturales de España sono ubicati. Questo progetto mi ha riempito di allegria perché potevo esporre accanto a grandi punti di riferimento come María Galindo, Mujeres Creando, La Chola Bocona, tra le altre, che resistono creando con la loro esperienza e la loro voce personale… Inoltre, aver partecipato a questo progetto mi ha fatto salire su un aereo a più di 9.000 km dalla terra in cui ho sempre vissuto, per vivere la “esperienza romana”.

del fare arte. Qui in honduras non c’è nessuna accademia d’arte, in generale facciamo studi comunitari, parlando con amiche, amici, amicə… discutendo di strutture, del sentire, del pensare. In europa è possibile vivere fino a un anno con l’arte, con uno stipendio e tutto il resto. Questo mi ha fatto pensare a quanto dobbiamo ancora lavorare e a tutti i debiti che ha ereditato lo spazio schengen dalla colonia e che ancora non fanno niente per diminuire il peso della storia. Ho cominciato ad approfondire il mio pensiero di ciò che sono e che cosa implicano i privilegi. Parlare di privilegi è parlare di un’eredità culturale, di un oblio dell’idea che altre esistenze sono possibili, un oblio installato nella comodità. Il mio cosiddetto privileRoma rappresenta per me una memoria incorniciata gio di viaggiare in un corpo marginalizzato lesbico e nel televisore, nello specifico rappresentata dal mo- centraka è lontano dall’esperienza di viaggiare con un numento più grande che svetta sulla colonia, il vati- passaporto con la copertina rossa. In questo viaggio cano. Mia nonna ci faceva sempre sedere davanti a ho riaffermato quanto sia necessario pensar-mi tutto immagini di processioni, messe e abbiamo visto addi- il tempo. Quanto sia necessario dialogare su ciò che rittura due volte il fumo bianco così rappresentativo ci attraversa, nominare e riconoscere il potere che si della devozione cattolica quando si sceglie un papa, ha a seconda del luogo che si occupa in questa strutuna cosa che non era mai successa prima: un papa tura sociale in cui non c’è spazio per tutte, non c’è europeo che rinunciava e un latinoamericano inse- spazio per le differenze. Con questo viaggio ho esaudiato. Dall’essere immagine costante nella memoria dito il desiderio di mia madre e infranto le speranze televisiva della mia infanzia il vaticano è diventato di mia sorella che insisteva affinché restassi là, da una visita inattesa. L’accademia aveva delle tessere mojada, che non avevo niente da fare qui in honduras. “Ecom” per entrare gratis nei musei della città, tra Ma il mio desiderio non era quello di appellarmi a una cui il vaticano, e quindi ho deciso di visitarlo. Dovevo “vita migliore” lontano da qui. Il mio desiderio germiconoscere le viscere della pomposità. È stato come na nella resistenza di continuare a creare reti creative mi aspettavo, impressionante e indiscutibilmente e dissidenti in queste terre che tanto soffrono e che monumentale. La storia contenuta in quell’edificio è nessuno ricorda. travolgente. Pieno di sculture su tutte le colonne che fungono da vertebra della cupola, le rappresentazioni Pensarsi. Pensarci. Interrogarsi. Interrogarci. Partendei personaggi maschili hanno posture da santità e do dalla possibilità individuale, collettiva, istituziopotere, mentre le rappresentazioni delle donne sono nale, culturale, artistica, e ancor di più da quella acin gran parte in posizione di sottomissione e con ne- cademica che ci ha negato e cancellato dalla storia… onati in braccio. Un riflesso di tutta la cultura patriar- è impellente dare luogo alle alterità non egemoniche, cale-coloniale perenne nella nostra società. ascoltare ed empatizzare. Ascoltare le persone travas, trans, vittime di razzismo, povere, marginalizzate; Per volare a Roma sono entrata nell’Aeroporto di ascoltare quelle altre, ascoltare le voci che collocano Barajas di Madrid che conosco grazie al programma oppressioni che non ci attraversano e accorparle. del National Geographic “Alerta Aeropuerto”. È gigantissimo, per muovermi tra i vari terminal dovevo Come o perché mi abitano o abito questi privilegi/ prendere un trenino automatico senza conducente. accessi? Ricordo di aver riso e di aver raccontato aə compas su whatsapp, per fare una battuta, che ero su Aler- Come posso distribuire ciò che ho o ciò a cui ho acta Aeropuerto, ma non avrei mai pensato che sarei cesso? risultata positiva all’alcaloide di centraka. Cosa ti Perché parlare di privilegi non è slegato dalla storia ha invitato a fare la real academia? E che roba è? Mi che costruisce e abita il nostro corpo-territorio. Andiceva l’ufficiale dell’immigrazione mentre sorrideva ch’io sono stata definita “privilegiata”, un giorno a firmando un foglio che mi rimandava a una “…revi- cena con diverse artiste residenti in una pizzeria itasione minuziosa per la mia pretesa di entrare in spazio liana. Ho scatenato un dibattito nominando i privileschengen…”. Non sapevo neanche che cacchio era lo gi che si ottenevano/avevano per il fatto di esistere spazio Schengen. Ho aspettato più di 40 minuti men- come artiste europee e avere un luogo e uno spazio tre alcuni agenti facevano dei solchi andando avanti e come l’Accademia nel loro territorio. Qual è l’inteindietro e guardandomi fisso. Alla fine sono passata, razione o il peso storico che permette l’esistenza di perché mi spostavo in modo “legale” aka privilegiato, questi luoghi? Chi ne usufruisce? Per chi funziona no? Perché chi attraversa l’oceano lo vuole sempre e per chi no? Mi sembrava un dibattito necessario fare senza un permesso divino superiore. per riuscire ad aprire il dialogo sui diversi privilegi, dobbiamo allontanarci ancora di più dalle critiche Viaggiare in pandemia mi risulta ancora una meta- comparative per darci la possibilità di approfondire fora incomprensibile, non ho mai pensato di fare un una critica politica ed etica che parta dagli attraverviaggio così lungo e tantomeno come conseguenza samenti personali fino al collettivo-sociale. Aprire un


dialogo allontanandoci dalle giustificazioni e liberandoci dalla paura di leggerci in terza persona, di pensarci contro noi stesse, stessi, stessə. Ricordo di aver anche sentito di come si stesse ottenendo la parità, o cercando di essere “inclusivi” perché ora c’erano più donne ad abitare e a produrre in Accademia. È vero che l’Accademia storicamente è stato uno spazio elitario per uomini cis bianchi e che è la prima volta che una donna la dirige, ma mi azzardo a dire che quella “inclusività” continua a essere eurocentrica, etero, bianca. Mi hanno detto che il bando di concorso è aperto ad artisti dell’america latina, ma non sanno perché non fanno richiesta, e ho pensato dobbiamo essere sempre noi – l’alterità fuori da quella realtà – a dover lavorare duro per ottenere qualcosa? È facile dimenticare dove ci si trova quando abbiamo poco accesso ad altre realtà, la comodità è anche una posizione politica. Il primo giorno che sono arrivata, uno scrittore spagnolo mi ha detto che anche lui poteva fare una bibita ancestrale quando, bevendo, per qualche ragione ho menzionato il gífiti, una bibita garífuna ancestrale. E io mi sono data alla vita romana: ho bevuto bene, ho mangiato olive reali e ho comprato legalmente marijuana medicinale. Della mia esperienza a roma mi resta la voglia di continuare a fluire, mutando e avendo un pensiero critico sul mio sentire-pensare-esistere, sul mio abitare e le mie differenze, perché so che nulla posso costruire senza riconoscere o riconoscer-mi nelle, negli, neə altrə.

soluzione innovativa di adattamento alle restrizioni imposte dalla pandemia – e quest’anno 2021 abbiamo recuperato il contatto umano e lo spirito di vedere, curiosare e scoprire passo dopo passo. Abbiamo ritrovato il piacere e la grande opportunità di vedere in situ gli spazi in cui ha luogo la produzione e la creazione culturale contemporanea, accolti in un complesso storico monumentale con un patrimonio artistico ineguagliabile. Si tratta della prima fermata di un viaggio che nasce per sostenere, promuovere e diffondere l’opera degli artisti e dei ricercatori contemporanei che per un anno risiedono e lavorano nell’Accademia di Roma. È un appuntamento annuale in cui i residenti aprono i loro studi ai professionisti del mondo della cultura creando uno scambio di idee e sinergie tra curatori legati a istituzioni e curatori indipendenti, gestori e coordinatori appartenenti sia all’ambito locale che a quello nazionale e internazionale. Vi invitiamo ad affacciarvi a un percorso in immagini di questo incontro a tu per tu con i 21 residenti di questo anno, anteprima delle sorprese che ci ha regalato la materializzazione finale di tutto il loro processo creativo a Roma con la mostra Processi 148. Cristina Redondo Sangil Coordinatrice del Programma Residenze Academia de España en Roma

1 Compas per riferirsi a compagnə e amichə. 2 Centraka è un termine che sta cominciando a prendere piede tra artisti underground del rap in Centro America come termine politico relativo alla discriminazione e alla xenofobia esistente contro questi territori. Prende come riferimento il termine sudaka che utilizzava per riferirsi alle persone dell’America del Sud la cultura bianca xenofoba e razzista. 3 De mojada/De mojado. Termine utilizzato per riferirsi a persone che migrano dai loro paesi senza permesso statale. _____ OPEN STUDIOS Sarebbe facile cominciare parlando delle conseguenze della pandemia, gli strascichi e l’impronta che sta lasciando nelle nostre vite ma, invece di pensare nuovamente alle limitazioni, parliamo di creatività e immaginazione, parliamo di Open Studios. Si dice che i periodi difficili portino sempre con sé innovazioni e soluzioni inattese e questo è ciò che la Real Academia de España en Roma ha fatto durante questo difficile periodo. Ogni anno i professionisti italiani attendono l’Open Studios, un appuntamento che è diventato un must nel panorama culturale romano. Nel 2020 si è materializzato digitalmente come Finestre Aperte – una

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IRENE DE ANDRÉS

Processo ed esperienza

Ibiza, 1986. Irene de Andrés si è laureata alla Scuola di Belle Arti dell’Universidad Complutense di Madrid (2009) dove ha fatto un Master in ricerca e produzione artistica (2010). È stata una delle artiste residenti della Escuela FLORA Ars+Natura di Bogotá (Programma di residenze artistiche A/CE 2016) e del programma The Harbor de Beta Local a San Juan di Puerto Rico (2017). Nel 2019 è stata residente nel programma per Artisti Visivi del Centro de Residencias Matadero Madrid.

Nei primi mesi della mia permanenza a Roma ho camminato in una città mezza vuota, in cui si sentiva fondamentalmente l’italiano, contemplando tutta quell’infrastruttura preparata per dei turisti assenti. Tra le chiusure e le aperture proprie di uno stato d’allerta, che inevitabilmente segnavano lo spostamento e pertanto l’evoluzione del mio progetto, ho potuto documentare parte degli edifici di quel passato fascista, oggetto della mia ricerca, e l’uso che se ne fa nell’attualità. Di fronte all’impossibilità di accedere a determinati archivi, sono andata per mercatini e antiquari dove ho acquistato fotografie antiche e cartelloni con disegni fantastici e un sottofondo terribile – quasi sempre con fasci in mezzo – che aiutano a contestualizzare il corpo d’opera.

Tra le borse di studio e premi che ha ricevuto vanno menzionati il premio Generaciones, Circuitos de Artes Plásticas, il Premio Ciutat de Palma, “Ayudas a la Creación Audiovisual DKV-Es Baluard” e “Ayudas a la Creación Audiovisual del Programa Visiona” della Diputación di Huesca. Le sue mostre personali più recenti hanno avuto luogo a Espai 13 de la Fundación Joan Miró di Barcellona, e al Museo Patio Herreriano di Valladolid. Il lavoro di Irene si è potuto vedere anche in molteplici mostre collettive in centri e istituzioni come il MuHKA (Museo di Arte Contemporanea di Anversa), a Casa Encendida a Madrid, alla Trienal de Frestas de Sorocaba (Brasile), alla galleria Copperfield di Londra o all’IFA Galerie a Berlino. Dopo la pausa Nel Settecento il mare diventa il nuovo oggetto del desiderio. Comincia a prendere corpo il viaggio turistico moderno e, successivamente, alcuni governi concedono il diritto alle ferie pagate per la classe lavoratrice. In risposta a questi fenomeni si sviluppano architetture specifiche, come stabilimenti balneari e crociere, scenari chiave per il mio progetto Dopo la pausa.

Mentre i viaggi erano ancora limitati ho deciso di realizzare una delle opere audiovisive in gestazione da mesi, semplificando le riprese e i mezzi. Ho avuto la grande fortuna di contare sull’aiuto di Javi Álvarez, collaboratore essenziale in tutto il progetto, e della mia compagna Maral Kekejian. Abbiamo cucinato, mangiato e girato nel salone dei ritratti tre menù appartenenti al transatlantico nazista Wilhelm Gustloff del 1939, la cui storia fa parte di una pubblicazione in cui mi avvalgo della consulenza di un altro dei miei compagni, Gonzalo Golpe. Ho potuto mostrare un primo abbozzo di questa video-installazione nel mio studio durante la giornata di porte aperte, il che mi è servito per concludere la prima parte della ricerca. La seconda parte del mio progetto è consistita nel compiere una crociera nel Mediterraneo occidentale, che faceva scalo in diversi porti di Italia e Spagna. Mi sono infiltrata, come una qualsiasi crocerista, nell’epitome del turismo di massa, generando una sorta di fiction all’interno della nave in cui ero un misto tra fantasma e spia. Non ho mai smesso di filmare, né di osservare gli scenari di quello sproposito galleggiante, con l’obiettivo di raccontarlo partendo dall’esperienza stessa della traversata.

Il mio lavoro si articola attraverso l’evoluzione del concetto di ozio, prendendo a riferimento le organizzazioni dedicate all’addottrinamento della classe Inoltre, la residenza in Accademia mi ha dato l’opporoperaia delle dittature europee del Novecento. Il loro tunità di collaborare con un altro dei miei compagni, ruolo principale consisteva nel procacciare adepti ai Alán Carrasco, con cui ho realizzato l’opera “L’indiversi regimi totalitari attraverso attività ricreative nel tempo libero. Questi sistemi di controllo giocaro- versione pacifica”, presente nella mostra collettiva no un ruolo fondamentale nello sviluppo del viaggio “Processi 148” come objet trouvé. Il nostro intervento turistico, in cui ozio e lavoro dovevano essere stret- consiste in un gesto minimo realizzato con un emblema costruito e installato dalle istituzioni franchiste, tamente connessi. La prima organizzazione che servì da esempio al resto fu Opera Nazionale Dopolavoro, che era stato smantellato della Legge di Memoria Storica, e che stava accumulando polvere nella sala nell’Italia di Mussolini. Nella Germania di Hitler si delle caldaie. Uno scudo scomodo e pesante la cui esportò come Kraft durch Freude (Forza attraverso singolare situazione riflette, ancora oggi, il problemal’allegria), che con un maggior investimento arrivò a diventare il tour operator più grande degli anni Tren- tico rapporto della Spagna con il suo stesso passato. ta. Nella Spagna di Franco, e su scala minore, si creò l’organizzazione Educación y Descanso, e nel Portogallo di Salazar si tradusse come Alegria no Trabalho. La finalità di questi sistemi dedicati allo svago e alla cultura era ottenere una maggiore produttività, oltre alla devozione del lavoratore nei confronti del regime, sotto slogan come “Ora puoi viaggiare anche tu”. La presente ricerca si traduce in alcune opere filmiche e grafiche che, sotto forma di viaggio attraverso il tempo, ricollegano diversi avvenimenti storici che ci fanno riflettere sul modello di consumo turistico e il significato stesso del viaggio.

IG @irene_de_andres www.irenedeandres.com https://vimeo.com/irenedeandres


TONI AMENGUAL

Processo

Maiorca, 1980. Laureato in biologia presso l’Universidad de Barcelona (2003), termina i suoi studi in fotografia (IEFC 2000-2002; master in fotogiornalismo UAB 2003). Ha deciso di dedicarmi allo studio della specie più complessa che abita il pianeta e alla quale appartiene: Homo sapiens sapiens. La fotografia è diventata lo strumento perfetto per svolgere questo compito. Da allora lavora come fotografo freelance incentrando il suo lavoro sulle interazioni umane e sul rapporto dell’uomo con l’ambiente. I suoi progetti personali sono un incrocio tra antropologia, sociologia e documento. Se dovesse mettere un’etichetta, direbbe che è un genere ibrido tra il documentario e la fotografia d’autore. Quello che si potrebbe chiamare fotografia documentaria d’autore.

Il processo di lavoro si potrebbe presentare in tre fasi.

La forma finale dei suoi progetti consiste in libri fotografici e mostre installative. Oltre a sviluppare i suoi progetti, ha dedicato molto del suo tempo e dei suoi sforzi all’insegnamento della fotografia. Attualmente è il direttore del dipartimento di fotografia alla LABASAD escuela Online. ICONA ICONA è nato dalla volontà di esplorare il modo in cui ci rapportiamo alle immagini e in cui queste influiscono su di noi. La città di Roma e il suo patrimonio culturale ne costituiscono lo scenario perfetto. Nel progetto miro a generare un dialogo tra le immagini ereditate, classiche e monumentali e le immagini contemporanee. Cercando di dimostrare che l’iconografia classica continua a modellare il nostro immaginario collettivo e che non c’è essenzialmente distanza tra chi vive nel XXI secolo e chi è vissuto millenni fa. Il progetto è attraversato da tre idee. Quella di palinsesto: Roma e l’essere umano come risultato della somma degli strati che lo precedono. Quella di panottico: la visione, il vedere e l’essere visto come forma di controllo. E infine l’idea di scenografia: Roma e il suo patrimonio culturale come la costruzione scenografica deliberata da parte del potere per il controllo sociale.

Una prima fase di documentazione e lettura. Letture e libri tra i quali sottolinerei Il Turista (Dean Maccanell), La teoria della classe agiata (Thorstein Veblen) e La performatividad de las imágenes (Andrea Soto Calderón). Una seconda fase di produzione di immagini. Girando per la città per visitare musei, monumenti, chiesi e la vita nelle strade. Sempre cercando di generare immagini che mostrino e si rapportino all’estetica che si impone nel centro storico della città. Immagini che mostrino da un lato il patrimonio monumentale e artistico della città e dall’altro scene contemporanee per generare tensioni tra i due tipi di fotografia nella fase di editing. Nella terza fase è stato avviato tutto il processo di editing e di produzione dei materiali finali. Il libro e le copie di esposizione. L’esposizione è diventata un site-specific a base di stampa di ritagli di fotografie di gran formato su tela per generare un’installazione nel chiostro dell’Accademia di modo che le fotografie dialoghino con lo spazio architettonico. È stato inoltre realizzato l’editing e la materializzazione di un libro fotografico che contiene tutte le idee che strutturano il progetto. L’editing e il design del libro fotografico e il concetto espositivo sono opera di Lucía Peluffo. Esperienza È difficile spiegare in pochi caratteri una cosa tanto complessa quanto la mia esperienza nell’Academia de España en Roma. Ritengo inoltre che in questo momento in cui sto scrivendo queste righe (fine ottobre del 2021) non ho ancora la prospettiva sufficiente per poter essere consapevole di tutto quello che ha significato perché sono state tante le cose vissute qui. Sul piano creativo e vedendo i risultati del mio lavoro posso affermare che sono riuscito ad arrivare in luoghi nuovi, sia nel modo di lavorare che nel modo di presentare le mie fotografie. Ritengo che ci sia un’evoluzione nel mio modo di lavorare e di sviluppare i miei progetti. D’altro canto dire che il prezzo personale che ritengo di aver pagato in Accademia è stato alto. Lasciare tutto per andare a Roma per nove mesi, convivere 24/7 con venti persone e dover partecipare costantemente a celebrazioni ed eventi pubblici sono fattori che richiedono un grande impegno di tempo e di energia. Nel mio caso ciò rende difficile lo sviluppo dell’attività creativa, dato che mi richiede molta concentrazione, silenzio e solitudine. Pertanto concluderei dicendo che, come tutto, la mia esperienza presenta dei chiaroscuri. E, come dicevo all’inizio, la prospettiva che dà il tempo mi permetterà di delucidarli meglio per continuare a crescere ed evolvere.

IG @toni.amengual FB amengualtoni www.toniamengual.com

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NATIVIDAD BERMEJO ARRIETA Logroño, 1961. Laurea presso la Facoltà di Belle Arti, Universidad Complutense, Madrid e Dottorato in BB.AA., Universidad di Salamanca 1991. Riceve la borsa di studio CESIC. 1987-1990 e borsa di studio Beca Banesto, 1991. Attualmente concilia il proprio lavoro di creazione artistica con la docenza presso la Facoltà di BB.AA. dell’Universidad di Vigo. Il suo lavoro è stato rappresentato principalmente nella Galería EGAM a Madrid e a Estrany de la Mota a Barcellona. Tra le ultime mostre personali si distinguono: 2008 “Big-Bang”. C.A.B. di Burgos; “Look left-look right”, Galería Estrany de la Mota. Barcellona. 2009; “La nave de los locos I”. Galería Egam, Madrid-Galería Rafael Ortiz. Siviglia. 2012. “La tormenta”, Museo del dibujo ABC. Madrid. “20Hz-20Kz”. Galería EGAM, Madrid 2013. Nati Bermejo-Ana Prada. Imago – bild. Estrany de la Mota. Barcellona 2018. Croci e arance Quando giro per la città lo faccio in verticale. Vivo nello studio 27 nella torre dell’Accademia che si trova nella parte alta di Trastevere. I miei itinerari iniziano e finiscono salendo e scendendo pendii e scalinate, e a volte rimango sospesa in aria. La traiettoria di una moneta lanciata in aria compie un tragitto verticale dall’alto verso il basso, un axis mundi. La croce e l’arancia potrebbero essere le due facce della moneta. Testa, il piacere di essere vivi, croce, il dolore per la fragilità dell’esistenza. La situazione della pandemia ha rafforzato la consapevolezza di queste due realtà, che convergono in questo progetto dalle connotazioni simboliche e formali e rimandano al genere della Vanitas e al Carpe Diem. In questo momento, la sua filosofia trova una replica nelle sirene delle ambulanze, negli aperitivi con gli amici o nei festeggiamenti superficiali del carnevale. Come nelle collezioni – gabinetto di immagini di Aby Warbourg, ho cercato affinità concettuali e formali tra le cose mettendo a confronto: le croci luminose delle farmacie con le croci delle chiese. I tendoni temporanei per fare il test del Covid, con le preghiere scritte dai fedeli nella Chiesa di Santa Maria in Trastevere. I coriandoli del carnevale della Garbatella con gli atomi fluttuanti di Lucrezio. Il Tevere che scorre di Du Bellay con le stelle filanti, il nome di Keats scritto nell’acqua e i cigni di porcellana. Le ossa di capra che vendono a Porta Portese con le arance italiane, i fiori e la primavera del cesto di frutta di Caravaggio. Le aureole splendenti dei santi di Zurbarán con le nubi di tempesta e le basi dorate per le Torte della pasticceria Le Levain di via Luigi Santini.

bermejo.nati@gmail.com

Processo Arrivo Sono arrivata a Roma a febbraio con tanti vestiti pesanti e materiale per lavorare. Era mezzanotte passata, la direttrice mi ha accolto con abiti da casa e mi ha accompagnato lungo corridoi, porte e scale fino allo studio 27. Nello studio sulla torre Le finestre erano alte più di 9 metri. Lo studio era una navicella spaziale. “Qui dormi più in alto del Papa”, mi ha detto una volta la signora che veniva a fare le pulizie. Albeggiava verso le 6, i gabbiani, le campane e le ambulanze suonavano alle 7. Mi alzavo e mi affacciavo prima a una finestra, poi all’altra per scrutare: la città, le montagne, la cupola di San Pietro, i boschetti e il giardino botanico. Facevo colazione prendendo appunti e disegni su un quaderno, studiavo una cartina che ho appeso alla parete, lavoravo qualche ora e poi uscivo per camminare per la città o visitare musei. A Roma Ho letto un libricino di Julien Gracq su Roma. A volte guardavo la città dal suo punto di vista. “Roma è un work in progress in una marea continua di costruzione distruzione […] lì tutto è alluvione e allusione”. Sono frasi che hanno un grande peso, gli anni pesano e passano. Gracq ha visitato Roma a 70 anni, io ho compiuto 60 leggeri anni ad aprile. La primavera a Roma fa galleggiare nell’aria perfino le pietre. L’Accademia In Accademia la polvere delle opere che saliva coprendo il corrimano delle scale era fatta di storia. Sul pavimento del mio studio c’erano macchie di pittura che mi facevano pensare a chi aveva vissuto lì prima di me; monaci o pittori. Mi succedeva anche nel Salone dei Ritratti o quando camminavo nei corridoi. Non riesco ancora a credere che questa sia stata la mia casa e noi tutti che eravamo lì una famiglia.


GADEA BURGAZ

Processo ed esperienza

Madrid, 1992. Laureata in Architettura, sviluppo progetti indipendentemente dai materiali, il contesto, la disciplina o il dispositivo. Lavoro con le strutture, il movimento del corpo e il ritratto. Disegno, realizzo costruzioni, film, abiti e sculture. Faccio scultura? Sto scrivendo. Edito, e spero d’ora in poi di agire e fare più performance. Un giorno intervenire su un paesaggio. Studi e residenze importanti nella mia traiettoria sono stati la ETSAM e la UCM a Madrid, l’Università di Tokyo e il Museo WIELS di Bruxelles.

Estando aquí el estudio, el piano los moldes, un pene romano, La columna gira gira sobre sí misma, una mujer etrusca olvidada en un parque. Sarcófago. Me encuentra, me encuentra El muñeco, le hemos llamado Gregorio Pepe los audios Pepe la copia, los restauradores el original, la copia de la copia. El cuerpo, Mathilde y otros cuerpos y otros cuentos, cuento cuento a Juan cuento y cuentos mil y sin fin infinito mil mar mil reír fotografíar día y noche Mar, Marcela, Toni, Toni, Toni y video videos, me filmo. Una colección textil, modelos en partes, especialmente: travesura. Una mujer llamada Delia. LOS YESOS. El muñeco, el viaje, la llegada, Olmo de rojo, yo, la apertura. Estando aquí, entran actores, bailarines y el movimiento mío, Guillem, Jorge, y recuerdo QUE ME MUEVO! No hay vergüenza, escalar a talla humana. Ángeles, Marga, el catálogo, el verano, la noche. Allegro, moderato, Javier, el piano, Cuerpo = 2 veces cuerpo. Mujer enorme, falda, velo sardo, espejo, máscara. Vestir con máscara, en definitiva, una exposición, una galería, una comisaria, un museógrafo, máscara de barro negro frente a un espejo los desnudos, el látex, el negativo y el positivo, averiguar, estando aquí, el performar, sarcófagos mil. Y por máscara colaboré con Isa, su dibujarme, nuestro modelar juntas y por máscara conecté con Mathilde y volvió para trabajar y mi retomar el velo, la mujer, la sarda, el gigante, la risa, el espejo, la magia. Me interesa lo plano que se convierte en volumétrico a través de un patrón, cuerpos de volumen desnudo NO ENTIENDO la tela si se vuelve rígida, que se coloca estática. Muriel baila, escayola en su cuerpo, se mueve. Virginia me fotografía, la fotografío, revelamos en rojo y marrón. Reímos. Gregorio Prieto. El germen fue Alonso Berruguete: ¡volver a él! La representación que no se mueve. Estando aquí, el velo se vuelve escultura. Una puerta cerrada, un candado. Un abrazo entelado. No partir del maniquí, quieto y simétrico. Se mueve se mueve, un movimiento en un instante. Una manga, manga de punto, unas botas blancas. Estando aquí, a oscuras, la noche. ¡Cuerpo en movimiento! Noche profunda, salón de retratos, instalación espacial, catacumbas, fotografías vuelven, gigante y su falda, sonidos de audio, música, canto Y estas cosas mil vestirán a un cuerpo humano que se mueve, baila, quiere comodidad, se quita y se pone su traje, atuendo, vestimenta, indumento, confección, parte de tela, colección de ropa, queda claro.

Sarcofago, un pupazzo, la copia e altri racconti Una collezione tessile e la creazione di sculture come modelli. La proposta è riprodurle, i loro corpi e le loro parti, in particolar modo, i loro movimenti. Stando qui, entrano attori, ballerini e il mio movimento. Scalarle a misura umana, e non sarà in pietra. Stando qui, diventano molto più grandi: corpo = 2 volte corpo. Vestire il materiale, il movimento, quella parte del corpo, in definitiva, vestire delle sculture e constatare, magari, la gamma cromatica persa nei secoli. Stando qui, sarcofagi mille. Un pupazzo mi trova. Torno al documento del progetto di quest’estate, era già lì, I manichini articolati erano già lì. Il titolo originale era Patrones pétreos (Modelli di pietra) perché volevo includere la rigidità nei tessuti, la fluidità nella durezza del materiale. Mentre ero qui, mi hanno lasciato un libro di vecchie fotografie scattate all’Accademia. G di Gregorio. Il germe è Alonso Berruguete: le espressioni, il legno, le sue vesti rigide ma fluide, colorate! Mi interessa il piatto che diventa volumetrico attraverso un cartamodello, la stoffa se diventa rigida, che si colloca statica. La rappresentazione che non si muove. Stando qui, la maschera! Il velo diventa scultura. Una porta chiusa. Non partire dal manichino, fermo e simmetrico, o dal corpo umano in sé, ma dallo scultoreo, con proporzioni non reali, che è un movimento in un istante concreto. Stando qui, corpo in movimento, pum! Ma queste vesti dovranno poter vestire un corpo umano che si muove, balla, vuole comodità, si toglie e si mette il suo vestito, tenuta, abito, indumento, confezione, parte di stoffa, collezione di abbigliamento, non è chiaro.

gadeaburgaz@gmail.com

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ALÁN CARRASCO

Processo

Burgos, 1986. Artista visivo e ricercatore di dottorato. Negli ultimi anni ha sviluppato un corpus di opere incentrato sui meccanismi di costruzione dei racconti ufficiali, prestando una particolare attenzione ad alcune delle strategie narrative, come l’induzione selettiva di memoria e di oblio, e in particolar modo la funzione dell’iconoclastia.

Come un battito nel cuore. Una genealogia visiva del movimento operaio in Italia è un progetto molto ambizioso soprattutto perché abbraccia un lasso temporale molto esteso, di quasi otto decenni. Perciò, sin dall’inizio, ho deciso di intenderlo come un punto di partenza dal quale generare piccoli progetti in parallelo che mi permettessero di stabilire delle relazioni trasversali tra le epoche storiche e i protagonisti stessi.

È particolarmente interessato ai margini dei racconti storici e all’analisi delle ragioni per cui alcuni aspetti e attori furono sistematicamente eliminati dagli stessi. In progetti più recenti ha lavorato anche con aspetti di ciò che definisce possibilità della storia, vale a dire eventi della cui verosimiglianza non siamo certi ma che sono comunque plausibili. Il suo lavoro è stato esposto al MACBA di Barcellona, Centro de Arte Contemporáneo di Burgos, Sala Amós Salvador, MUSAC Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, Bienal Internacional de América del Sur, Centro Cultural de España en Lima o Württembergischer Kunstverein Stuttgart, tra gli altri. Progetto Il progetto ‘Come un battito nel cuore. Una genealogia visiva del movimento operaio in Italia’ mira a ricostruire un particolarmente breve ventesimo secolo italiano, delimitato dagli omicidi eccellenti di Umberto I di Savoia (1900) e Aldo Moro (1978). La ricerca si focalizza su una serie di episodi che avvengono nel corso di questi otto decenni, ma lo fa tenendo conto del racconto negato della classe operaia. Pertanto, mettendo in prima persona la classe sociale che è sempre oggetto della politica ma di rado soggetto attivo, questa proposta assume una distanza intenzionale dal racconto egemonico. La ricerca, che si formalizza in molteplici supporti e attraverso diverse strategie, non elude nemmeno le contraddizioni di un movimento sociale tanto eterogeneo, come il difficile rapporto tra l’intellettualità e il movimento di classe, né evita le realtà scomode in un secolo così convulso in cui perfino una parte del movimento operaio italiano incarnò le pulsioni più sinistre del fascismo, anche durante il conflitto armato spagnolo. Il progetto si conclude prospettando ulteriori interrogativi nel contesto delle lotte rivoluzionarie ingaggiate dopo la contestazione studentesca del 1968. Mentre durante gli anni di piombo la tensione generava destabilizzazione e morte, il nuovo apparato di Stato si incaricava – come in tanti altri Paesi – di svuotare finalmente il significante “operaio”, disattivando così la capacità di identificazione di un post-proletariato che da un giorno all’altro si risvegliò ceto medio

www.alancarrasco.com

A mano a mano che la situazione pandemica si normalizzava – abbiamo vissuto le chiusure perimetrali e il parziale confinamento della terza ondata in Italia – l’attività di ricerca è andata progressivamente ristabilendosi. Alcuni degli archivi e dei musei che avevo bisogno di consultare, tuttavia, sono rimasti chiusi più a lungo dell’auspicabile, e pertanto ho optato per l’esplorazione di altre vie di lavoro, permettendomi anche di fissare strategie di produzione che finora non avevo sviluppato. In questo senso, le produzioni realizzate durante questo periodo romano si sono nutrite di diverse fonti primarie e secondarie, di consultazione dell’emeroteca e lavoro in archivio, itinerari abituali nella mia tipologia di lavoro. Ma altre hanno si sono avvalse del caso, delle coincidenze e delle casualità, dello scambio e del dialogo, ammettendo che queste strategie – raramente esplorate nel mio modo di lavorare – potevano servire qui per aprire nuove strade, una volta giunti al momento di, come solitamente mi piace fare, mettere in discussione i racconti ufficiali tramite le mie abituali manovre estetiche. Esperienza La permanenza in Accademia mi ha permesso di avere – oltre alla possibilità di condizioni materiali privilegiate e della disponibilità di spazio di lavoro e tempo pagato – un costante scambio durante la convivenza quotidiana con altri colleghi, alcuni dei quali vengono da discipline e interessi molto lontani dai miei. Inoltre, nel mio caso, lo scambio all’interno dell’Accademia stessa mi ha permesso di sviluppare una prima collaborazione con la collega Irene de Andrés, che si è concretizzata in un intervento simbolico su uno degli antichi scudi franchisti dell’istituzione che abbiamo trovato dimenticato nella stanza delle caldaie. L’opera, che propone una lettura critica del difficile rapporto della Spagna con il suo stesso passato, si intitola L’inversione pacifica ed è stata esposta per la prima volta durante la mostra collettiva Processi 148.


SARA GARCÍA

Processo ed esperienza

Esplora l’idea della pittura della natura morta attraverso l’elemento partecipativo, principalmente tramite l’uso di alimenti. Partendo da diversi approcci mira a generare esperienze sensoriali intime che riflettono sull’idea di ospitalità, il nostro rapporto con l’altro e con ciò che è sconosciuto.

Il kefir è una coltura batterica usata per fermentare liquidi ricchi di lattosio, si potrebbe anche dire che è un microcosmo di alleati.

Ha studiato Belle Arti all’Universidad de Vigo e all’Universidad Politécnica de Valencia, ha partecipato inoltre al PES (Programa Educativo SOMA) a Città del Messico. Alcune delle mostre a cui ha partecipato sono: El sol y su sombra, CCEMX, Città del Messico, Presencia lúcida, ESPAC, Città del Messico, Una rosa tiene forma de rosa. Oficios e instintos, Casa del Lago, Città del Messico. La Isla, Isleta del Lago Mayor, Bosque de Chapultepec, Città del Messico, Universo vídeo. Geo-políticas, LABoral, Gijón. L’ordine notturno Il progetto è il risultato di una ricerca che ho sviluppato nel corso degli ultimi sei mesi a proposito dell’ospitalità e del nostro rapporto con l’Altro.

Quattro giorni prima di partire per Roma, Marina mi ha portato dei granuli di kefir perché sapeva che stavo cominciando a fare ricerca sui fermenti. La piccola colonia di microorganismi è arrivata a Roma con me in una boccetta di vetro. Ho cercato di seguirla per settimane, ma non mi piace il sapore del latte, per cui l’ho regalata a Gadea perché sapevo che io non me ne sarei occupata nel modo giusto. Tempo dopo lei ha condiviso una parte della sua comunità con Marcela, una delle due con Mabi e qualcun altro con Àngels, e a sua volta Àngels con sua figlia, Carla. Per un periodo, Isa e Gadea si sono occupate insieme della stessa colonia di kefir. Ogni mattina una delle due si incaricava di cambiare il latte e lasciava nell’armadietto della compagna un bicchiere per la colazione. Io ho fatto solo del burro con il kefir, quello che hanno fatto tutte loro mi interessa molto di più. Come dice Donna, qui siamo tutte intrecciate, pensiamo con i microorganismi e facciamo parte di una comunità batterica, insieme ci assimiliamo e ci digeriamo come specie compagne.

In questo periodo ho avviato una collaborazione con microorganismi per produrre alimenti che condivido con i partecipanti durante diverse cerimonie. Alimenti basilari come la farina, il riso o i piselli sono alterati da batteri, funghi e lieviti che, mediante processi di fermentazione, modificano le molecole degli alimenti dando luogo a nuove consistenze, colori, odori e sapori. In questo modo, i microorganismi trasformano qualcosa di conosciuto in un qualcos’altro di completamente nuovo che siamo incapaci di riconoscere e definire. Penso a un ordine notturno che abbraccia la perdita di senso e che propone l’esperienza con gli alimenti come una via per accedere ad altre forme di conoscenza. In contrapposizione a un sapere diurno che definisce e quantifica, che addomestica lo sconosciuto, frammentando l’enigmatico fino a dominarlo. Nella mia pratica è importante inserire il cibo nell’opera per ripensare il modo di creare legami. Ritengo che l’ospitalità e la tavola siano assolutamente connessi. Condividere il cibo è una delle forme più basilari di cooperazione e uno dei rituali più diffusi nella nostra società. Gli alimenti di base ci allontanano da ciò che è inospitale e vuoto, ci avvicinano al rifugio, all’intimità e all’Altro. C’è un piccolo atto di resistenza quando condividiamo un pasto con l’Altro, un gesto di attenzione e cura. I legami affettivi si fortificano quando ricevono, danno o condividono alimenti, benché io tenga comunque presente il complesso rapporto di potere che si stabilisce tra anfitrione e ospite. l’ordine notturno è un’opera che si attiva durante una serie di cerimonie in cui si condividono alimenti con i partecipanti.

IG o.saragarcia.o www.saragarcia.info/ saritagarciafernande@gmail.com

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YEYEI GÓMEZ

Processo

Madrid 1993. Disegnatrice e vignettista. Diplomata in Disegno Grafico alla Escuela Superior de Diseño di Madrid, specializzata in incisione e stampa presso la Escuela de Arte10, e Master in formazione alla docenza all’Universidad Autónoma di Madrid.

Nella fase di documentazione del progetto ho potuto contare sulla collaborazione e sulle indicazioni di persone dentro e fuori Roma, tra cui ci sono David, Pietro, Stefano, Matteo, Alessio, Virginia, Blanca, Marian, Ion…

Lavora in Spagna e all’estero per New York Times, Columbia University, El Mundo, El Salto, Penguin Random House, Contraescritura, Museo ABC, El diario.es, Mongolia, Salón de Cómic Barcelona, Injuve e Spain Arts&Culture, tra gli altri.

Sono enormemente grata al lavoro degli archivisti dei fondi che ho consultato, che tante volte mi hanno fornito il materiale senza la necessità di spostarmi o che hanno ampliato la mia ricerca ad altri fondi. Tra loro c’è la Fundación Juan Negrín, l’archivio municipale di Alicante, quello di Burgos, la Fundación Anselmo Lorenzo, la BIBHUMA dell’Universidad Nacional de la Plata, La Contemporaine de la Universidad Paris Nanterre, l’archivio della Fondazione Gramsci, la Librería Anomalía, la Hemeroteca Nacional Digital de México, e il Centro Documental de Memoria Histórica, che ha enormemente agevolato il mio lavoro nei due viaggi che ho fatto a Salamanca.

Ha pubblicato Cuaderno de clase (2019) un materiale ideato come risorsa per lavorare con studenti di scuola secondaria sulle possibilità espressive della fanzine e del fumetto; Guy (2017) un approccio in formato fumetto alla figura della cineasta francese e Naufragio Universal (2017) una collezione di vignette di commento sociale, insignito nel 2016 con il Premio Injuve e ripubblicato in Francia nel 2021 da Editions en Apnée. Progetto Il mio progetto a Roma è una storia sulla scrittrice María Teresa León. Degli oltre tre decenni passati in esilio, visse gli ultimi a Roma. Lì scrisse la sua autobiografia Memoria de la melancolía, in cui è evidente la sua lotta contro l’oblio, in uno sguardo costante al passato che l’ha accompagnata per tutta la vita, prima come rivendicazione della necessità di mettere nero su bianco al fine di ricordare gli anonimi e poi come modo di fissare la propria storia di vita di fronte alla perdita di memoria. L’esilio romano della coppia León-Alberti accenna all’aspetto del poeta come artista visivo, che durante quegli anni si trova all’apice della sua fama e riconoscimento. Per lei, invece, presuppone il culmine del passaggio da scrittrice prolifica a eterna accompagnatrice del genio. Il coinvolgimento politico, l’esilio, la malattia dell’Alzheimer, nonché una storiografia e mezzi di comunicazione che, con alcune eccezioni, l’hanno ignorata al suo ritorno, hanno consolidato quell’idea di coda della cometa. I miei sforzi sono volti a valorizzare la sua opera e a parlare di quegli strati di dimenticanza che rappresentano, al di là della sua figura, un oblio sociale che agisce come uno schema che si ripete insistentemente, in cui un’identità si costruisce mentre un’altra si deteriora, e in cui scelte personali, apparentemente libere, nascondono rapporti lavorativi e di potere che essendo invisibili si interpretano come naturali. A livello formale, oltre a quanto si può apprezzare nelle immagini, mi interessa cercare altri modi di utilizzare la capacità narrativa del fumetto e la sequenza per prospettare altri modi di accedere alla lettura senza passare esclusivamente per il formato libro. IG @yeyeigomez www.yeyeigomez.es holayeyei@gmail.com

Per arrivare a una qualche verità intuivo la necessità di investigare, di non accontentarmi di quanto uno racconta di se stesso. Non sapere o non voler porre fine al lavoro di documentazione è una delle difficoltà più grandi che ho riscontrato in questo processo. Questa parte di documentazione mi ha anche portato ad affrontare da vicino la situazione attuale degli archivi storici in Spagna, in cui i tagli alle voci di bilancio per la Memoria Storica hanno lasciato un’impronta ancora visibile che non fa altro che ostacolare il lavoro di ricerca. Esperienza La residenza della Real Academia de España en Roma è un’esperienza e un’opportunità privilegiata che ti permette per un periodo di disfarti della pressione delle consegne, dei ritmi dell’attualità e di lavori subalterni. Mi è ben chiaro che le cose non arrivano da sole, che richiedono sforzi, ma che in gran parte la vita si risolve solo quando, persa la pazienza, ci si adatta alle proprie possibilità, si allentano le aspettative, e ci si adegua a ciò che ti garantisce “le cose aspre e materiali”. La borsa dell’Accademia è un appoggio e un sostegno di cui magari potessero usufruire più lavoratori della cultura. La sceneggiatura del fumetto ha usufruito di altri approcci appena intuiti prima di arrivare, grazie allo scambio e alle esperienze condivise con altri compagni e all’arricchimento che presuppone il vivere qui. Allungare la permanenza a Roma, inoltre, mi ha permesso di chiudere la mia residenza con due attività che nel momento in cui scrivo non hanno ancora avuto luogo ma che attendo con interesse e per le quali ringrazio Luigi Giuliani e l’Istituto Cervantes di Roma per i rispettivi inviti. Credo che la bellezza di questo luogo sia che tutte le cose preziose che vivi qui hanno una continuità una volta che questi mesi sono trascorsi.


MARAL KEKEJIAN HERNANDO

Processo

Madrid, 1977. Direttrice artistica della rappresentazione quadriennale spagnola di Praga per la Scenografia e lo Spazio Scenico 2021-2023, INAEM, AC/E, AECID, RESAD e Instituto Cervantes. Coordinatrice del modulo di Arti Performative e Musica del Master in Management Culturale, UC3M, Madrid. Attuale consulente per le arti dello spettacolo per il bando PICE di AC/E. Curatrice PICNIC SESSIONS 2021, CA2M. Consigliera del Teatro, Consejo Estatal de las Artes 2020, 2021 (INAEM). Direttrice artistica di Veranos de la Villa 2016 – 2019, Ayuntamiento de Madrid. Direttrice artistica di Campaña de Navidad / Cabalgata de Reyes 2015 – 2016, Ayuntamiento de Madrid. Direttrice di produzione della Compañía Suiza / Española, La Ribot. Ginevra, 2015. Direttrice dell’Area di Arti Sceniche a La Casa Encendida. Madrid, 2005 – 2014. Vicedirezione del Teatro Pradillo. Madrid, 2001 – 2005. Laureata in Storia dell’Arte all’Universidad Autónoma de Madrid U.A.M, Madrid, 1996 – 2001.

URMA è una ricerca sulla sfera relazionale e culturale nello spazio pubblico di Roma, che è stato attraversato dalla pandemia. La nuova situazione esige l’obbedienza, dobbiamo osservare nuove regole, ma questo non mi esime dall’avere delle resistenze nei loro confronti. Riflettere nell’isolamento e nella mancanza di libertà “sull’arte di stare insieme”, che è come definisco la mia pratica, è stato complicato e non ho voluto rinunciare all’idea di convocare l’altro. Quindi, come porre domande alla città pandemica? La realtà e il suo vocabolario si imponevano giacché dovevo pensare e volevo avanzare: coprifuoco, distanziamento sociale, stato d’allerta, quarantena e soprattutto la paura nei confronti dell’altro, dell’aria, della strada, di toccarsi. È stata una vita piena di restrizioni. Alcune se ne sono andate, ne appaiono altre di nuove e alcune si installano senza che ce ne rendiamo conto; molte, forse, per non andarsene più. Quali cose: proprio ciò che ci identifica come gruppo è ciò che condividiamo, e in questo caso è stato un virus che ha ridefinito tutti i nostri parametri sociali.

URMA. Spazio pubblico e paesaggio contemporaneo nella città di Roma Il progetto si è svolto in tre direzioni che dialogano tra la gestione culturale e la sfera artistica: la prima parte prospetta la ricerca su spazio pubblico, storia e tradizione; il concetto di creazione dell’effimero partendo da un’idea di paesaggio contemporaneo e patrimonio immateriale. La seconda, è una proposta di contesto specifico per Roma e per l’Accademia, una come scala e realtà politica-sociale e l’altra come istituzione che mi accoglie e mi accompagna. Nel contesto creato appaiono anche altri concetti da applicare: trasversalità, decentralizzazione, accessibilità e “l’altro”. Si aggiunge inoltre alla mia pratica l’idea del tempo: dalla storia e la tradizione, dal presente che si ridefinisce a causa della pandemia e dal futuro presentando una Roma fittizia. La terza parte è quella pratica, URMA ha già presentato tre azioni: Bacio all’aria una sequenza di fuochi artificiali di un minuto ripetuta per una settimana. La seconda è stata “Serata Farmacia”, una silent disco guidata da musica elettronica a cura di tre dj, sotto diverse croci di farmacie del quartiere Esquilino. E la terza Fi-danzanti o viva gli sposi, una celebrazione del matrimonio di Jorge Dutor e Guillem Mont del Palol nella piazza pubblica di San Pietro in Montorio. La tradizione o leggenda recuperata, è stata la “Cocomerata di San Bartolomeo” sull’Isola Tiberina, in cui si sono dati cocomeri ai romani e si sono lanciate angurie nel fiume Tevere. . URMA ha anche dato visibilità a una tradizione che persiste, ogni 5 di agosto, all’interno della Basilica di Santa Maria Maggiore, piovono petali di dalia e rosa bianca, durante la celebrazione della festività della Madonna delle Nevi.

Esperienza Quando sei abituata a far parte dell’istituzione e a lavorare per gli artisti, e all’improvviso arrivi in Accademia e ti rendi conto (in un modo lento e goffo, come se fossi una talpa) del fatto che anche tu sei una delle tante borsiste e che il tuo progetto è tuo e non dell’istituzione, allora, poiché non capisci nulla, ti dedichi a osservare i tuoi 20 colleghi. Scopri (dopo aver fatto la ruota panoramica) che non essendo dell’istituzione non sei né la mediatrice né quella che applica le cure né quella che dinamizza… Inoltre, esci in una città nuova per te e non c’è letteralmente nessuno, e non hai qualcuno da osservare né qualcuno a cui chiedere, perché tutto è fermo a causa della pandemia. E se per di più hai un sacco di tempo per pensare, ciò che viene fuori, senza volere, è una “bella crisi” che ti mette in una situazione fragile e ricettiva. Essendo di disposizione allegra e propositiva, ora mi rendo conto che a mano a mano che togli strati di dinamiche acquisite scopri la tua identità e il tuo desiderio nei confronti di ciò che fai. E fiorisce in modo naturale l’impegno e il rispetto nei confronti del lavoro proprio come pratica e pensiero, sulla base della fiducia più che dell’entità per cui lo fai. A Roma ho cominciato ad applicare valori come il tempo, l’idea di cerimonia, rito e tradizione, la storia, il nuovo e il vecchio come eterno ping-pong dialettico. La scala della mia pratica, che pensa a partire dalla città, ora non è soltanto geografica, politica e sociale, ma tutti questi assi si vedono attraversati dalla scala del tempo. Soltanto Roma poteva farmi un regalo del genere per continuare a sorprendermi.

IG @maralkekejian kekejian.maral@gmail.com

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CRISTINA MORALES

Processo

Granada, 1985. Autrice dei romanzi Lectura fácil (Anagrama, Premio Nacional de Narrativa 2019 e Premio Herralde de Novela 2018), Terroristas modernos (Candaya, 2017), Introducción a Teresa de Jesús (Lumen 2015, Anagrama 2020) e Los combatientes (Caballo de Troya 2013, Anagrama 2020), insignita del Premio INJUVE de Narrativa 2012. I suoi racconti sono apparsi in numerose antologie e riviste letterarie. Come drammaturga ha lavorato, tra le altre, per Sol Picó, Sara Molina e per il Teatro Nacional de Cataluña. Nel 2017 le è stata concessa la borsa di studio Beca de Escritura Montserrat Roig, nel 2015 quella della Fundación Han Nefkens e nel 2007 quella della Fundación Antonio Gala per Jóvenes Creadores.

Quella che inizialmente doveva essere una ricerca con il Forte Prenestino, ESC Atelier e MAAM come punto di partenza, tre spazi occupati della città di Roma che mettono in discussione la teoria e la pratica dei circuiti artistici e letterari normalizzati, si trasforma, a causa delle regole-Covid, in una ricerca di persone e piccoli collettivi disposti a eludere la legge che impone la chiusura di case e locali.

Laureata in Diritto e Scienze Politiche e specializzata in Relazioni Internazionali, è membro della compagnia di danza contemporanea Iniciativa Sexual Femenina produttrice esecutiva del gruppo punk AtAsko e archivista e divulgatrice di mugrelindas con il collettivo BachiniBachini Optare per la luna: Un romanzo su arte e okkupazione Il progetto di romanzo “Optare per la luna” verte su arte e spazi okkupati a Roma, come il Forte Prenestino, l’ESC Atelier e il MAAM. Mettendo in discussione la teoria e la pratica dei circuiti artistici e letterari normalizzati, cominciando dalla concezione tradizionale dell’artista, il Forte Prenestino organizza il festival di fumetti CRACK!, l’ESC Atelier accoglie L’IVRE, incontro tra editori e produttori di vino indipendenti; e il MAAM ha come motto unire le condizioni basilari della sopravvivenza con il lavoro creativo. È mia intenzione superare il codice argomentativo ed estetico che colloca al centro della narrazione una o diverse vite individuali, collocando, al suo posto, un personaggio collettivo che trascenda i limiti e gli aneliti propri del soggetto individuale, e più concretamente, del soggetto artista. Il mio obiettivo è indagare queste tre comunità romane nate attorno all’okkupazione e all’arte non accademica né commerciale, paragonare le loro esperienze con quelle di altri centri italiani simili sebbene geograficamente distanti, come l’Asilo (a Napoli) e Macao (a Milano) e riversare quanto appreso in un manufatto letterario. Ritengo che l’argomento di “Optare per la luna” sia allettante sia in Italia che in altri paesi in cui esistono (come in Spagna) modelli di gestione e di creazione artistica alternativi, sebbene non così consolidati come gli esempi italiani. Credo che il discorso letterario abbia la potenza per parlare di ciò che si trova ai margini e per portarlo al centro dei nostri interessi come artisti.

IG @bachini.bachini www.iniciativasexualfemenina.es at-asko.bandcamp.com

Il mio arrivo a Roma nel febbraio del 2021 coincide con la chiusura parziale degli spazi pubblici. Posso tuttavia visitare altri centri sociali molto popolari della città: Spartaco, Via Selinunte 57; Communia, Viale dello Scalo San Lorenzo 33, Spin Time, Via di Santa Croce in Gerusalemme 55 o Porto Fluviale Occupato, Via del Porto Fluviale 12. Sia questi che quelli precedentemente menzionati mantenevano a mala pena l’attività pubblica. Altri due confinamenti radicali a marzo e aprile mi hanno impedito, proprio come veniva impedito ai loro membri, di creare un legame con i luoghi menzionati, di modo che ho creato vincoli di affinità con persone specifiche. Scopro così collettivi che si organizzano per strada e nel cuore della crisi economica profonda: Campo Innocente, professionisti del mondo dello spettacolo con alle spalle un anno e mezzo di teatri chiusi, manifestano e si riuniscono regolarmente al Teatro India; o Roma Non Esiste, sempre del mondo delle arti sceniche, che sviluppa la propria attività attraverso la passeggiata e la camminata nella periferia di Roma (queste due organizzazioni sono state molto presenti nell’okkupazione del Globe Theatre il 14 aprile del 2021). Esperienza In modo naturale tutto sfocia nelle manifestazioni anti-green pass e, aspetto più interessante, nella sua preparazione e nella sua successiva analisi. Sappiamo che la stampa si dedica a demonizzare la critica contro l’attuale regime del terrore covidico: tutte noi che vogliamo decidere del nostro corpo (allo stesso modo in cui decidiamo della nostra sessualità o del diritto di essere madri) veniamo messe nello stesso sacco dei fascisti. Benvenuti siano gli attacchi. Gli anarchici di Lecco, ma anche quelli di Roma, Trieste e Milano, producono volantini e fanzine combattivi in tal senso. Abbiamo ben chiaro che la democrazia è uno dei tanti stati di guerra, e la covidica epoca che viviamo lo esplicita nella sua retorica. Io stessa mi lancio a scrivere, invitata da un festival letterario che mi incarica di riflettere sul presente momento storico, e sono schifosamente censurata dal quotidiano Il Messaggero e contestata da parte del pubblico. Ma insisto, contenta: benvenuti siano gli attacchi.


VIRGINIA MORANT

Processo

Alicante, 1987. Laureata in Belle Arti presso l’Universidad Politécnica di Valencia con una specializzazione in conservazione e restauro. La sua attività professionale inizia in Italia nel 2010, con il restauro di affreschi romani e incisioni rupestri a Brescia e successivamente di opera grafica e libri a Milano. Nel 2013 frequenta il Master in Conservazione e Restauro di Beni Culturali all’UPV e pubblica una ricerca sulla stabilità di stampe fotografiche a getto d’inchiostro. Nel 2014 lavora al Museo di Belle Arti Gravina di Alicante, partecipando al restauro di fondi del Museo del Prado. Nel 2015 si specializza in conservazione e restauro del patrimonio fotografico con corsi internazionali e con la specializzazione in Gestione, Preservazione e Diffusione di Archivi fotografici dell’Universidad Autónoma di Barcellona. Nel 2016 collabora come restauratrice nella Fototeca dell’Universidad di Siviglia. Nel 2017 lavora come tecnica di restauro e conservazione di materiali fotografici al Rijksmuseum di Amsterdam.

La prima presa di contatto con l’archivio fotografico dell’Accademia è stata attraverso la visualizzazione di tutto il materiale e la valutazione del suo stato di conservazione.

Dal 2019 Virginia lavora per enti pubblici e privati come lo Stadsarchief ad Amsterdam o l’Associazione Henkin Brothers in Svizzera. Fotogràfic a Valencia. Inoltre insegna al Master in Conservazione della Fotografia all’Università di Amsterdam e al Master in Conservazione e Restauro del Patrimonio Fotografico alla Escola Superior de Conservació i Restauració de Béns Culturals de Catalunya. Il risveglio dell’archivio fotografico dell’Accademia di Spagna a Roma L’obiettivo di questo progetto è quello di valorizzare l’archivio fotografico della Real Academia de España en Roma in una prospettiva di conservazione e restauro contemporanei. A partire dalla sua fondazione, la Real Academia de España en Roma ha custodito un archivio fotografico di grande valore storico e artistico, che ha registrato la storia e il percorso dell’istituzione sin dagli inizi. Dal punto di vista della conservazione e del restauro i materiali fotografici vanno trattati partendo dalla loro inseparabile dualità, tenendo ben presente il loro potenziale come fonte di informazioni e punto di partenza per la creazione, ma affrontando contemporaneamente le alterazioni dei supporti materiali, imprescindibili affinché l’oggetto fotografico continui a esistere. Il progetto contempla diverse fasi come l’inventario, l’organizzazione, il restauro, la digitalizzazione, la risistemazione e il montaggio. Tutte queste operazioni impediscono ai materiali fotografici di deteriorarsi, permettono una manipolazione corretta, migliorano la preservazione futura e ne rendono possibile l’accesso. Per svolgere la riattivazione dell’archivio sono state intraprese diverse azioni, che sono state presentate alla mostra Processi 148 a mo’ di conclusioni.

Dopo l’analisi iniziale, ho selezionato le fotografie su cui bisognava intervenire in modo prioritario per vulnerabilità e antichità. Dopodiché ho restaurato i deteriori con diversi trattamenti attenendomi al criterio di minimo intervento. Prima di procedere al ricollocamento dell’archivio ho disegnato le custodie di conservazione personalizzate per ogni fotografia, a seconda dello stato di conservazione, del processo fotografico e della possibilità di esposizione. Infine, ho realizzato la digitalizzazione dell’archivio con macchina fotografica, ottenendo un registro del diritto e rovescio di ogni immagine. La riattivazione dell’archivio è stata realizzata attraverso due ricerche, una sulla campagna fotografica della Cappella Sistina del 1900 diretta da Domenico Anderson e un’altra sulla visita della Regina Margherita di Savoia all’Accademia in occasione della mostra dei pensionados nel 1883. Parallelamente, ho svolto una rilettura degli album del 1870 di Jean Laurent, che si è materializzata nell’opera Omaggio ai personaggi secondari di Jean Laurent, composta da un mosaico di polaroid e che ha stabilito un dialogo tra la fotografia del XIX e XXI secolo. Esperienza Il mio laboratorio di restauro era stato precedentemente la cella di un rettore francescano. La grandezza di questo spazio non consisteva tanto nelle sue dimensioni quanto in ciò che si intravedeva da una piccola finestra. Affacciandomi, ho visto il Tempietto per la prima volta e ho provato un magnetismo vertiginoso. Mentre lavoravo all’archivio fotografico, l’architettura di Bramante mi accompagnava ogni giorno da dietro la finestra. La sua immagine si ripeteva anche nei diversi supporti e processi fotografici con cui lavoravo, dal XIX secolo fino all’attualità, ricordandomi il potere della fotografia come attivatrice della memoria e nesso spazio-temporale. Le fotografie del Tempietto create con luce e alogenuri d’argento mi hanno fatto viaggiare nel Rinascimento e immaginare come si sarebbero viste attraverso una camera oscura. Pertanto ho deciso di coprire completamente la mia finestra sacrificando la vista dell’esterno. La magia di luce che passava attraverso una piccola apertura mi ha offerto il privilegio di contemplare la realtà proprio come si vedeva tanti secoli fa. La connessione naturale tra il mio studio, il mio lavoro e le mie esperienze in Accademia mi hanno spinto a creare una sorta di camera d’immersione in cui ogni giorno il sole romano mi faceva viaggiare nel tempo con la fotografia più effimera e atemporale del Tempietto di Bramante.

IG @virginiamorant virginia.morant.gisbert@gmail.com

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CARLOS PARDO

Processo ed esperienza

Madrid, 1975. Scrittore, critico letterario e gestore culturale, è l’autore di quattro libri di poesía, tra i quali spiccano El invernadero (Hiperión, 1995), Desvelo sin paisaje (Pre-Textos, 2002), Echado a perder (Visor, 2007) e Los allanadores (Pre-Textos, 2015), per i quali ha ricevuto rispettivamente i premi Hiperión, Emilio Prados, Generación del 27 e Ojo Crítico de Poesía.

Abitare in una Roma senza turismo ti pone in un paradosso: si teme l’impatto economico e si presuppone un animo pessimista, ma ci si ritrova in una città abitata dai “romani” (accettando il significato essenzialmente bastardo del gentilizio) con una vitalità radicale. Questa sorpresa ha chiarito una cosa a malapena intuita: se i cinici falliscono come filosofi già nel tardo ellenismo (forse volontariamente, avendo rinunciato alla filosofia speculativa) è a Roma che, due secoli più tardi, diventano leggenda. Vale a dire, sopravvivono come trama popolare in alcune possibili qualità romane: un rapporto reattivo tra la norma e la sua trasgressione, tra la doxa (o opinione comune) e l’eccentricità. Una dialettica, in definitiva, tra la convivenza seducente e un si salvi chi può.

È inoltre autore del ciclo di romanzi Vida de Pablo (Periférica, 2011), El viaje a pie de Johann Sebastian (Periférica, 2014) e Lejos de Kakania (Periférica, 2019), per il quale ha ottenuto la Borsa Leonardo del BBVA e che è stato selezionato dai quotidiani El País e ABC come uno dei migliori romanzi dell’anno. Dal 2005 fino al 2011 ha promosso e codiretto il Festival Internacional de Poesía Cosmopoética a Córdoba, Premio Nacional del Fomento de la Lectura 2009.

C’è stato un altro meraviglioso “imprevisto” durante la mia permanenza: l’importanza dell’immagine nella scrittura del mio libro. Le restrizioni dei viaggi e i Attualmente è critico letterario in Babelia, supple- coprifuochi mi hanno permesso un contatto assiduo con i musei, vuoti. Per questo mi sono buttato a capomento culturale di El País. fitto nelle rappresentazioni artistiche dell’immaginario cinico. Inoltre, l’obbligo dei borsisti di trascorrere più tempo insieme ha favorito (credo) una maggiore La botte e la torre d’avorio integrazione e una collaborazione generosa tra le varie discipline. Ed è grazie ai miei colleghi (designer Cinico: di libri fotografici, artisti, ballerine) che questa nuova “Mascalzone che, a causa di un difetto alla vista, dimensione estetica del mio progetto si è trasformata nel complemento necessario di una scrittura vede le cose come realmente sono e non come che si voleva sempre più libera e, paradossalmente, dovrebbero essere. Di qui l’abitudine diffusa fra gli Sciti di strappare gli occhi al cinico per migliorarne “letteraria”. Loro mi hanno aiutato a comprendere le la visione”. dimensioni visive del mio progetto e a materializzarle con rigore. DIZIONARIO DEL DIAVOLO, Ambrose Bierce Aggiungiamo i viaggi: a Napoli mi sono rimpinzato di “filosofi mendicanti”, una specialità barocca. In La botte e la torre d’avorio è un saggio nell’accezione più capricciosa e primigenia: un tentativo di ordine. Toscana ho seguito le orme del Battista, un “buon selvaggio” che gli ordini mendicanti paragonarono a Propone un’ipotesi di lettura della fiction moderna Socrate e Cratete. Sono stato a Torino, Trieste, Recautilizzando come chiave una corrente sotterranea del nati… Milano, Venezia, Padova. E in Emilia Romagna pensiero occidentale, la scuola cinica. Alcuni degli ho conosciuto una genealogia di scrittori per i quali elementi della “setta del cane” di Diogene e dei suoi seguaci danno forma a una tradizione letteraria se- vita e opera sono la medesima farsa. greta, anti-idealista e contro-culturale: il sarcasmo, Ho programmato inoltre un ciclo di incontri all’Acl’ambivalenza tragicomica, la “parresia” o il parlare cademia. Il titolo: Quella roba dei cinici. Giuseppe con franchezza, la tendenza allo scandalo, la figura Scaraffia ci ha parlato dei dandy come cinici moderni. del saggio “idiota”… Daria Galateria di libertini e illuministi. E l’umorista Joaquín Reyes, caratterizzato come Diogene di SinoQuesta “costellazione cinica” è anche una mappa pe, ha rivendicato “l’utopia popolare della risata”, per in un senso visivo stretto in cui coesistono autori dissimili come Annie Ernaux e Denis Diderot, Lucia- dirla alla Bachtin. no di Samosata e Italo Svevo, Cervantes e Thomas Questo è lo strano tempo d’eccezione che abbiamo Bernhard. Una genealogia silenziosa che ci chiarisce alcune tappe fondanti: per esempio, la nascita del ro- vissuto noi residenti dell’Accademia. E penso che, manzo, con la sua insaziabile scomodità, o la moder- almeno nel mio caso, le circostanze pandemiche mi abbiano aiutato a maturare e ad arricchire il mio libro. na fiction autobiografica. E a stringere bellissime amicizie. Ma La botte e la torre d’avorio non è un testo di archeologia letteraria, bensì un opus incertum. La sua scrittura richiede scoperta ed esperienza. Un vagabondaggio in prima persona in alcuni luoghi critici dell’umanesimo, estemporanei e forse addomesticati, sulla cui ambivalenza (questa “doppia vita” di luoghi comuni) si continua a scommettere con capacità sovversiva, una lenta vittoria del presente. IG @tucan.duran elunicolibre@yahoo.es


TXUSPO POYO

Processo

Pamplona 1963. Laureato in Belle Arti presso l’Università UPV-EHU.

La residenza a Roma mi avrebbe permesso di accedere a quei luoghi per stabilire vincoli con la diaspora tra i viaggi nei seminari e le loro missioni, tra la tassonomia e la tassidermia. Il timore generato dalla pandemia non ha permesso un’azione diretta, ma ha aperto la possibilità di svolgerlo perifericamente. Ritornare a un’idea iniziale dei legami generati tra l’istruzione e i suoi gabinetti di Scienze Naturali, e come questi modelli educativi avevano fatto parte dei laboratori pedagogici del XX secolo.

Dagli anni ’90, Txuspo Poyo ha seguito una determinata metodologia di processo, con un senso molto marcato del montaggio, per tracciare storie giustapposte a partire dalla ricerca e dall’analisi di alcuni avvenimenti generazionali in incroci ibridi. Questi vanno dalla serie di celluloidi in cui decostruiva pellicole per eseguire tessuti con l’immagine filmica, all’uso della console Pixel Vision come dispositivo di giocattolo pre-tecnologico; il suo obiettivo, realizzare uno studio documentario sull’aspetto relazionale nel comportamento morale, di genere, sociale e psichico dei cartoni animati nella cultura occidentale. Tutte queste proposte hanno generato racconti la cui tensione risiede in immagini incrociate, trame in cui confluiscono residui storici e inconclusi, insieme a frammenti dell’immaginario culturale sia collettivo che individuale, catturati dalla storia, il mondo del cinema, l’architettura e la letteratura fantascientifica. Le sue opere apportano una rilettura di modi e modelli di produzione e rappresentazione. Ha pubblicato libri in occasione dell’animazione in 3D del Gran Vidrio nel 2008, Cadáveres Exquisitos: intervenciones en obituarios de periódico, nel 2014 e El cuerpo se hizo pantalla o las imágenes no caen del cielo, sui laboratori pedagogici in internati di ordine religioso, nel 2021. Gran Hotel Nazareno Da una decina d’anni si potrebbe dire che i progetti di ricerca siano stati locali, per la vicinanza con diverse comunità che hanno permesso di scavare in molteplici direzioni stabilendo relazioni per costruire l’immagine/racconto a partire da fatti e finzioni che rimangono nell’immaginario generazionale. Tra queste storie residuali ci sono le chiusure di seminari e internati religiosi che disponevano di gabinetti di scienze naturali nonché di laboratori pedagogici nell’istruzione dei Paesi Baschi. Questi gabinetti erano formati da minerali, erbari e animali esotici imbalsamati, molti dei quali provenienti dalle missioni nelle colonie di America, Africa e Asia.

Roma, 1630, nel centro della città il cardinale Tonti dona un palazzo per l’insediamento del collegio Nazareno, fondato dallo scolopio Giuseppe Calasanzio. Il Nazareno diventa la prima scuola popolare e gratuita d’Europa, la cui attività educativa si prolunga fino ai giorni nostri. Nel 2014 si annuncia che la scuola è stata venduta a una lobby alberghiera per una riconversione a hotel di lusso. Nonostante le proteste del partito democratico nonché di quello conservatore, che hanno sede nello stesso edificio, con la vendita dell’immobile la città aveva perso la scuola più antica e uno dei patrimoni più singolari in termini educativi. Le collezioni d’arte, la biblioteca e il gabinetto sono stati spostati e depositati in altre sedi degli scolopi. Il progetto ci ha permesso di recuperare questo gabinetto che era recluso in scatoloni nell’Istituto Calasanzio, e attivare uno degli animali simbolici più antichi della sua collezione quale lo scheletro di una balena del 1843, con il suo trasferimento in furgone all’accademia, passando per quei luoghi emblematici, e la successiva ricostruzione, con un programma di conferenze di professori, ricercatori e artisti agli studenti del Liceo. Il corpo osseo della balena è rimasto spiaggiato nel salone dei ritratti come la fine di un’epoca. Esperienza L’intensità e la fugacità del tempo ha lasciato un caleidoscopio di esperienze che si sono condensate in diversi processi sia di lavoro che di rapporti. Questo progetto non sarebbe stato possibile senza la generosità dei residenti dell’accademia e dei volontari, come Cornelia Lauf e i suoi studenti, che hanno condiviso il loro tempo e il loro ottimo lavoro, senza dimenticare uno dei pilastri del progetto, Matteo Binci, che ha saputo svolgerlo con grande passione, e l’Istituto Giuseppe Calasanzio, e in particolare Massimiliano per il suo entusiasmo. Grazie mille.

https://txuspo-poyo.com

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JAVIER QUISLANT

Processo

Bilbao 1984. Comincia a studiare Composizione e teoria musicale da autodidatta e contemporaneamente pianoforte, sassofono e chitarra elettrica nella scuola di musica e conservatorio locali. Ottiene il Titolo Superiore in Composizione a Barcellona e prosegue la sua formazione alla Kunst Universität Graz con il compositore Beat Furrer, conseguendo a pieni voti i titoli di Master of Arts in Composizione Musicale e Master of Arts in Composizione di Teatro Musicale.

Giacinto Scelsi (La Spezia, 1905 – Roma, 1988) è uno dei compositori più genuini della nostra epoca. Lo stile maturo di Scelsi mostra sofisticati attributi nella conoscenza del suono e dei procedimenti compositivi. La sua nozione e pratica armonico-timbrica, il suo concetto di profondità del suono, ha un’importanza significativa. I contributi di Scelsi hanno influenzato in modo fondamentale le principali avanguardie musicali del XX e XXI secolo. Scelsi sviluppò i suoi principali approcci artistici a partire dal 1950, alla fine di una grave crisi psicologica. Dopo la crisi, Scelsi presenta un concetto molto personale di espressione musicale, influenzato fondamentalmente dall’approfondimento delle filosofie orientali. Scelsi era solito comporre con la ondiola (sintetizzatore monofonico con filtri e modulatore), fenomeno che lo portò alla predilezione per l’armonia microtonale. La propensione di Scelsi per i microintervalli favorì la scrittura per strumenti a corde e voce. Durante il decennio del 1960, Scelsi ampliò il concetto armonico adottato nella sua opera Quattro pezzi per orchestra (ciascuno su una nota sola) (1959-60), in cui ogni pezzo si compone a partire da una sola nota. Nella ricerca della sua espressività, Scelsi stabilisce le nozioni della sua nozione e pratica armonico-timbrica, polifonica: da un unico suono – una monodia – come premessa di austerità, ne ascolta il carattere armonico e timbrico, facendo emergere il suo mondo interiore polifonico. Una delle sue principali opere, il Quartetto d’archi No. 4 (1964), spicca per la profondità con cui Scelsi sviluppa le sue nozioni armoniche e timbriche. Queste si espandono su aspetti formali e strutturali nonché su una notazione in tablatura nella quale ogni corda degli strumenti è in correlazione con un pentagramma/ voce. Con questa notazione, la natura polifonica del suono si proietta sulla natura stessa degli strumenti e il quartetto d’archi acquisisce una notevole concezione orchestrale.

Tra i riconoscimenti ricevuti: borsa di studio Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales de la Fundación BBVA 2020, Franz Schubert und die Musik der Moderne – Kompositionswettbewerb für Klaviertrio 2020, Styria-Artist-in-Residence Stipendium 2020 (Austria), XXIV Premio de Composición del Colegio de España en Paris – INAEM 2018, Musikförderungspreis der Stadt Graz 2017. Il suo catalogo include dalle opere soliste a quelle di ensemble, orchestra, corale e l’opera da camera. Ha lavorato con gli ensemble Klangforum Wien, Ensemble Intercontemporain, Ensemble Recherche, Arditti String Quartet, Orchestra Philharmonique de Radio France. Ha partecipato a festival come Wien Modern, IRCAM ManiFeste, Gaudeamus Muziekweek, Wittener Tage für Neue Kammermusik, Musikprotokoll e Internationale Ferienkurse für Neue Musik Darmstadt. Esplorare il suono in relazione a letteratura e cinema è uno dei suoi principali interessi artistici. Roma, come suona un quartetto d’archi nella nostra attualità? Sinuoso tempo sviluppa ed esprime il principio compositivo di stratificazione del suono, proiettando questo principio sui parametri che definiscono ogni suono: altezza, durata, timbro, articolazione e intensità, nonché sulla natura polifonica, le possibilità tecniche e timbriche degli strumenti a corda. Sinuoso tempo raccoglie anche la premessa di austerità nell’avvicinamento al suono, che proviene sostanzialmente dallo stile contrappuntistico praticato alla fine del XVI secolo da Palestrina e Tomás Luis de Victoria, nonché dal sincero carattere spirituale e sacrificale verso la composizione musicale. Concentrando l’energia creativa sul suono per se, sull’universo interno del suono, Sinuoso tempo mira a recuperare la purezza di un ascolto primitivo, poetico e rituale, per raggiungere, dall’interno del suono, dal suono come forma di conoscenza, i semi da cui germogliano la comunicazione e il linguaggio.

www.soundcloud.com/javier-quislant javier.quislantgarcia@gmail.com

Esperienza L’esperienza sia a Roma che nella RAER è stata molto fruttifera, e al tempo stesso molto esigente. Poter assistere all’importante attività che la RAER propone e svolge, con gli impegni istituzionali e artistici, è stato fondamentale per poter comprendere le chiavi della vita culturale di Roma, città che d’altro canto a un certo punto bisogna visitare, se si vogliono conoscere le origini della nostra cultura e della nostra arte. In tal senso, conciliare il lavoro con le visite e gli impegni dell’Accademia e gli impegni di ciascuno, è un compito notevole, ma molto gratificante, soprattutto grazie alla squadra umana che compone attualmente la Real Academia.


MURIEL ROMERO

Processo

Murcia 1972. È ballerina e coreografa. Il suo lavoro si incentra sullo sviluppo di tecniche coreografiche generative, includendo nel suo linguaggio astrazioni prese da altre discipline. Ha ottenuto diversi premi internazionali come i premi del pubblico e della critica al Moscow International Ballet Competition, Prix de la Fondation de Paris al Prix de Lausanne e il 1º Premio de Danza Ciudad de Barcelona. È stata prima solista di prestigiose compagnie tra le quali si annoverano Deutsche Oper Berlin, Dresden Semper Oper Ballet, Bayerisches Staatsballet Munchen, Gran Théatre de Genéve o Compañia Nacional de Danza. Nel 2008 fonda Instituto Stocos insieme al compositore Pablo Palacio, un progetto basato sull’analisi e lo sviluppo dell’interazione tra gesto corporeo, suono e iconografia visiva. Con questo progetto ha prodotto una serie di lavori che fungono da forma di disseminazione artistica della sua ricerca, la quale è stata sostenuta dall’Unione Europea sia in programmi culturali che come Industria Comunicazione e Tecnologia all’interno del programma Horizon 2020.

Consta di diverse fasi che in alcuni casi si sovrappongono nel tempo: Ricerca – Sviluppo – Anteprima. Con presentazione dell’opera in tre formati diversi:

Progetto Risonanze Occulte è un progetto coreografico che mira a fondere danza e scultura. Tramite tecniche di cattura del movimento, machine learning, sonificazione interattiva e tecniche di digitalizzazione che permettono di arricchire, analizzare, immagazzinare, documentare e accedere a gesti e aspetti espressivi del movimento, si costruisce una creazione coreografica ispirata al movimento espressivo che percepiamo in certe opere dell’ambito della scultura classica, che spiccano per la maestria con cui esprimono determinate qualità di movimento corporeo. Uno degli aspetti centrali di questo progetto consiste nell’uso di questa tecnologia interattiva come un mezzo per estendere il movimento corporeo ad altri mezzi di espressione artistica. Questo permette, ad esempio, di comunicare attraverso la sonificazione o la visualizzazione aspetti espressivi della danza che solitamente rimangono nascosti all’osservatore esterno, offrendo l’opportunità di tradurre in un’altra modalità sensoriale le qualità di movimento ipnotiche presenti nei capolavori che ispirano questo progetto. Come suonerebbero le qualità di movimento che percepiamo nell’opera scultorea di Bernini, per esempio la fluidità-rigidità di Apollo e Dafne, la tensione posturale del Ratto di Proserpina o la fragilità nell’Estasi della beata Ludovica Albertoni? Il risultato di questo progetto è stato quello di integrare questi elementi in un’opera con tre diversi formati, cinematografico, scenico e museale che funga da forma di disseminazione artistica di questa ricerca. Un’opera che stabilisce un ponte tra i capolavori delle arti visive, l’intelligenza artificiale, la musica e l’esperienza concreta del corpo.

IG @institutostocos www.stocos.com FB STOCOS

Cinematografico: “Dies” /Performativo “Risonanze Occulte” Tempietto di Bramante / Site-Specific “Risonanze Nascoste”. Galleria Nazionale di Arte Moderna. Nel corso di questi mesi ho sviluppato la coreografia, la musica, la sceneggiatura e la tecnologia dell’opera, in un dialogo sostenuto segnato da laboratori, sessioni di cattura di movimento, simposi e presentazioni work in process. La ricerca coreografica è incentrata sullo studio del movimento espressivo che percepiamo in certe opere dell’ambito della scultura, che spiccano per la maestria con cui esprimono determinate qualità di movimento corporeo. La composizione musicale a opera del compositore Pablo Palacio: è realizzata mediante una tecnologia appositamente sviluppata per questo progetto che permette di tradurre in suono il movimento dei ballerini tramite sensori che indossano alle loro estremità. È possibile così ascoltare le qualità di movimento provenienti dalla scultura che ispirano la coreografia. I costumi confezionati da Studio Buj. Composti da tre abiti, mediante materiali innovativi, ispirati alle pieghe tipiche che aggiungono tensione e interesse alla scultura barocca. Il film diretto da Stefano di Prieto è basato sull’origine dei culti misterici classici ellenistici e romani, la cui funzione è aiutare l’individuo a varcare questa soglia che il Tempietto di Bramante manifesta con la sua struttura di tempio greco (tholos). Esperienza Mi lascio guidare da questa definizione per cercare di spiegare cosa significa questa esperienza nell’Accademia-Roma, unisco queste parole perché entrambe sono state inseparabili, materializzando la mia esistenza in esse. Cominciamo dall’osservazione, che non è solo attraverso gli occhi, in questo caso scattano tutti i sensi in allarme rosso, misto di intensi sentimenti con accelerazione di sensazioni come attrazione mescolata ad aria nello stomaco o allegria che suscita un’eccitazione che ti annulla l’inconscio turbandoti il sonno. Entriamo nella fase due senza rendercene conto, poiché si intreccia con l’osservazione, facendoti interagire dal primo piede posato in questo immenso e sconvolgente chiostro, con i nuovi volti e voci transdisciplinari che progressivamente appaiono dei tuoi futuri compagni. In cui vissuti ed eventi creeremo insieme nel corso di questa parentesi vitale che ci ha concesso un destino sincronizzato per creare questa indimenticabile e intima esperienza.

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GONZALO GOLPE

Processo

Madrid, 1975. Editore indipendente e professore. Laureato in Filología Hispánica e diplomato in Edición y Publicación de Textos all’Universidad de Deusto. Specializzato in auto edizione e produzione grafica. Dal 2014 fa parte di La Troupe, un collettivo di professionisti delle arti grafiche che si dedica al lavoro d’autore, sia nella variante editoriale che in quella espositiva. Interessato all’auto-pubblicazione e alla narrativa fotografica, il suo lavoro si è fondamentalmente sviluppato nel mondo del libro d’arte, lavorando indistintamente per fondazioni, musei, case editrici o direttamente per l’autore. Come editore non si limita a lavorare con i libri, ha partecipato anche allo sviluppo di applicazioni digitali, web d’autore e curato progetti espositivi. È professore in diverse scuole, in cui imparte materie inerenti al linguaggio visivo, la direzione di progetto e l’editing e la pubblicazione di libri fotografici.

Il disegno del cubo si ispira alle forme di costruzione delle case tradizionali giapponesi. Si costruisce partendo da telai di legno dipinto di bianco, ricoperti con un foglio in fibra di vetro su entrambi i lati. Sul lato interno è stampata la sequenza di immagini che compongono la ricerca visiva. La stampa è stata realizzata con inchiostri UV di lunga durata. Il cubo dispone di soffitto e pavimento, con illuminazione interna al LED diffusa e con regolatore. La carta selezionata rimanda a una carta giapponese, è opaca, porosa e bianca. La carta selezionata si chiama Dropjet, è da 138 gr., è composta da cellulosa, poliestere e fibra di vetro. È particolarmente indicata per essere stampata con tecnologia inkjet. È ignifuga; ha la certificazione M1 B1 NFPA 701. Il design del cubo è stato lavorato in collaborazione con Marina Meyer, socia abituale con cui ho fatto anche il libro fotografico “Atestado”, un altro progetto che ho realizzato durante la mia residenza e che è stato pubblicato da Cabeza de Chorlito. La produzione e il montaggio sono a cura di Fernando Andrés e della sua azienda di museografia Iniciativas y exposiciones.

Co-autore del saggio poetico “Curso y Discurso”, pubblicato nel 2020 da Cabeza de Chorlito (Spagna) e nel 2021 da SED Editorial (Argentina). Autore del libro fotografico “Atestado”, pubblicato da Cabeza de Chorlito nel 2021, che ha preso forma durante la sua residenza alla Real Academia de España en Roma ed è stato sostenuto dalle borse di studio MAEC-AECID per l’arte, l’educazione e la cultura. Verba Volant Questo progetto fa parte de “La Distancia”, una ricerca sul linguaggio visivo che Gonzalo Golpe sta sviluppando da tempo e che è stata formalizzata durante il suo soggiorno all’Accademia di Spagna a Roma. Al suo interno l’autore sviluppa una finzione poetica a proposito dell’origine del linguaggio e l’evoluzione dell’inglese verso una “unilingua”. Il dispositivo funziona come un libro visivo che invita il lettore a entrarci dentro. Disposte sulle pareti di un cubo di carta di grandi dimensioni, decine di fotografie si susseguono come una sinfonia visiva che si serve degli uccelli come filo conduttore in un viaggio attraverso il tempo e lo spazio. Da New York a Babilonia; dal linguaggio trattato come una scienza a una tavoletta cuneiforme che sembra scritta da un uccello; dalla grammatica universale di Chomsky alla teoria della selezione naturale di Darwin; dal linguaggio inteso come arma alla lingua materna: la nostra prima lingua, la più intima, quella che configura il nostro cervello creando un legame tra il pensiero e la parola che con gli anni sarà tanto importante quanto quello di sangue. Verba Volant propone un’esperienza di lettura diversa, fisica e intuitiva, che renda il lettore un soggetto attivo che si sposta con il corpo e al tempo stesso con la mente, gli occhi e le emozioni.

www.formalenta.com www.la-troupe.com

Esperienza Ho fatto il mio primo libro fotografico. Ho perso mia madre. Non ho piantato nessun albero, ma mi sono comprato un bonsai. Ho seminato amicizie durature. Non ho imparato l’italiano. Ho avuto una delusione. Ho visto il Pantheon e mi è esplosa la testa sotto la sua volta. Ho riaffermato il mio essere autore. Ho comprato un coltello a serramanico. Sono stato preda delle zanzare tigre. Mi sono innamorato. Mi sono appassionato al prosecco. Ho goduto dei giardini dell’Accademia in tutte le stagioni, tranne che nella ferrea estate. Sono andato in Sicilia e ho realizzato un sogno della mia infanzia: visitare Taormina; e il sogno è diventato un incubo. Ho letto migliaia di pagine, la maggior parte con l’animo del lettore che cerca di evadere, altre per affrontarmi; ho letto al sole, ho letto all’ombra, ho letto a mollo e anche infagottato sotto le coperte. Ogni domenica sono andato a Porta Portese e frugando tra le bancarelle del mercato ho messo su una collezione di fotografie d’epoca. Ho comprato anche una moltitudine di oggetti vecchi, molti inutili, con alcuni ho fatto della poesia. Ho festeggiato più compleanni in nove mesi che negli ultimi cinque anni. Ho ballato poco e ho ballato male; però ho ballato. Nei primi mesi ho camminato una media di quindici chilometri al giorno in una Roma praticamente vuota, tanto inanimata quanto le sue rovine. Ho visitato decine di chiese. Ho passeggiato nei fori un pomeriggio di primavera. Ho costruito un cubo di carta a forma di stanza, con l’aiuto inestimabile di Fernando, Marina, Marcela, Marta, Txuspo e Mabi. Sono venuto a fare un progetto, ne ho terminati due, ne ho iniziato un terzo e ho seminato terreno fertile per continuare la mia ricerca sul linguaggio e la distanza per gli anni a venire.


MAR SÁEZ

Processo ed esperienza

Murcia, 1983. Laureata in Psicologia e Comunicazione Audiovisiva all’Universidad di Valencia, la sua fotografia è stata mostrata en The Gabarron Foundation di NewYork, la Galleria Retine Argentique a Marsiglia e F22 Foto Space a Hong Kong. Nonché in festival come KLAP Maison pour la Danse di Marsiglia, Arles, GuatePhoto de Guatemala o fiere come Paris Photo, London Art Fair, ARCO e Estampa.

Al mio arrivo ho sperimentato l’urgente necessità di fare un ritratto di un territorio che si riprendeva da una pandemia. Sono uscita per strada con gli occhi bene aperti per osservare, in un momento così speciale, il polso della città. Mi ha sorpreso scoprire un carattere tanto amabile e curioso quanto critico e caotico.

Vincitrice della Borsa di studio di Arti Plastiche della Regione di Murcia, è stata insignita per due anni del Premio LUX de la Asociación de Fotógrafos Profesionales de España (AFPE), selezionata a Festival come Scan di Tarragona, Albarracín e Futures 2020 proposta da PHotoEspaña, tra gli altri. È autrice dei libri fotografici Vera y Victoria (2016) e Gabriel (2018), pubblicati dalla casa editrice francese André Frère Éditions. La sua opera è presente in collezioni pubbliche e private in Europa, Asia e Stati Uniti. Come artista è rappresentata dalla galleria Daniel Cuevas a Madrid, e Fifty Dots a Barcellona. Terza vita Con il progetto Terza vita ho voluto riflettere sulle esperienze affettive della città di Roma in un periodo attraversato dalla pandemia. La mia fotografia ha reagito di fronte alla singolarità di questo momento storico cercando una lettura profonda che non soltanto coinvolgesse questo presente, ma la maniera stessa di entrare in relazione affettivamente. Attraverso la combinazione della fotografia con il documento, registrazioni video e interviste audio, mi interessava approfondire il concetto di libertà ed esplorare quei momenti in cui la vita sotto minaccia del Covid rompe le nostre idee preconcette: i protagonisti di queste fotografie, di diverse età, origini o strati sociali, mostrano una stessa pulsione nonostante il considerevole stravolgimento del nostro contesto. Sia nell’analisi della nozione di libertà che nei giochi di seduzione o nei patti d’amore, Terza vita studia un elemento principale di questa convivenza attiva: la promessa di futuro. Le persone la cui testimonianza ho raccolto in questo periodo rivelano la speranza verso una un’altra vita; una vita al di là sia della nostalgia di un passato stabile che dello shock del presente.

In un primo momento mi sono sentita sopraffatta dalla bellezza e dalla monumentalità di Roma. Poi dalla ricchezza e dall’intensità che presuppone il vivere in uno spazio così privilegiato come la Real Academia de España nella quale quotidianamente ti nutri dello scambio con i professionisti invitati e della convivenza con venti artisti di diverse discipline. Durante la mia permanenza, mentre le mie foto diventavano per certi versi invasive per la loro pretesa intimità (sempre contando sulla complicità della persona fotografata) mi interessava una libertà intesa come una forza radicata nella sensualità stessa dell’essere umano, e perfettamente incarnata nella città di Roma: un esercizio di celebrazione della fugacità. Ho incontrato persone che mostravano uno stesso desiderio di vita nonostante il cambiamento del contesto storico-sociale: una terza via che non si poteva riassumere nella vecchia dialettica limite/libertà né ottimismo/pessimismo. Per esempio Franca, 90 anni, che ricorda il padre fascista ed esprime preoccupazione per un figlio disoccupato di 53 anni a suo carico; o Marta, 33 anni, che analizza l’insicurezza consustanziale dell’essere donna a Roma; o Abbas, 41 anni, che si lamenta dell’abbandono vissuto dai migranti rifugiati… Infine l’amore ha chiuso il cerchio di Terza vita. Sulla spiaggia di Ostia, eludendo il cliché pubblicitario o commerciale, mi sono dedicata a cogliere l’istante in cui avviene la promessa di un futuro: foto di coppie di diverse età e in diversi momenti della propria storia personale partendo da un’intimità, nuovamente, sia invasiva che complice. Questi mesi a Roma mi hanno permesso di guardare negli occhi dei suoi abitanti. L’eco dei loro sguardi mi ha fatto capire meglio questa città infinita che continua a impressionarmi. Ho vissuto un’esperienza unica che non dimenticherò mai.

IG @marsaezphotography www.marsaez.com

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SHIRIN SALEHI

Processo ed esperienza

Teherán, 1982. Emigra in Europa alla fine degli anni Novanta. Dopo alcuni anni di lavoro come ingegnere delle telecomunicazioni, nel 2009 cambia rotta e inizia la sua formazione artistica presso la Scuola di Arti e Mestieri Arte Diez, specializzandosi in incisione. Completa i suoi studi, tra numerosi workshop, nel Master del CIEC e nel Master in Ricerca e Creazione della Facoltà di Belle Arti dell’Università Complutense.

Sono venuta a Roma a braccetto con Marguerite Yourcenar, Pascal Quignard e la mia amata María Zambrano. Erano i miei ciceroni finché nell’Accademia di Spagna non ho conosciuto i miei colleghi. Trascorriamo la nostra vita a interessarci dei processi di creazione di creatrici che non sono più tra noi, artisti del passato, riferimenti del pensiero, afferrandoci ad alcuni, conversando intimamente con altri, cercando identificazioni: come in ogni rapporto umano, cercando di stabilire una qualche sorta di legame che non sia vano. Assistere ai processi di creazione di venti creatori, dalle prime titubanze e intuizioni fino alle ultime formalizzazioni, è stata un’eccezionale esperienza che porterò con me con immensa tenerezza. Assistere a questo lavoro di funamboli che svolgiamo noi artisti, perché la precarietà del nostro settore è un’eredità che portiamo come bagaglio, e sentirmi in compagnia.

Parallelamente alla pratica artistica, lavora a progetti di insegnamento, scrittura, traduzione di poesia e interpretariato. Ha tenuto workshop sul libro d’artista e sul pensiero artistico in diversi centri culturali, in particolare il Center for Book Arts di New York. Nel 2021 ha partecipato al programma Enfoques come docente, invitata dalla Fundación Amigos Museo del Prado. È stata artista in residenza presso la Casa de Velázquez (Madrid), La Neomudéjar (Madrid) e la Fondazione Il Bisonte (Firenze). Tra i premi che ha ricevuto ci sono il Pilar Juncosa and Sotheby’s Biennial Prize for Creation 2019 (insieme a Inma Herrera), il primo premio Ankaria per il libro d’artista (2015) e il premio Pilar Banús al National Printmaking Awards del Museo Spagnolo di Stampa Contemporanea (2014). Il tempo senza sconfitte Le crepe in un’iscrizione spaccata su pietra o metallo, un affresco di cui non rimane quasi nulla o un busto scheggiato: tutto sembra pulsare ancora per il contatto con una mano che incide, il corpo di un artista artigiano. In essi trema l’essenza del linguaggio: nel gesto di un’incisione – nell’azione fisica di un intaglio – un corpo che va a scomparire lascia la sua impronta su una materia che magari non perirà. Al di là di tutti i significati e dei segni convenuti che descrivono un tempo, nell’atto stesso del fare risiede uno dei gesti fondamentali dell’essere umano: il desiderio di lasciare una memoria per gli occhi e per le menti che ancora non esistono. Partire dai frammenti, da qualche graffiato disegno, da immagini che non si lasciano intrappolare completamente, segni illeggibili, dichiarazioni cancellate dalle epoche, inconoscibili, alfabeti diversi; spogliarsi di tutto e di tutti ed essere semplicemente gesto. Come in un sogno ad occhi aperti, riusciamo quasi a raggiungere i nostri antenati, ne tocchiamo la fisicità nella carezza di una materia che perdura. Lì sono stampati i corpi degli altri senza nome che ci hanno abitato in un tempo precedente. Riconoscersi come vincolo conferisce un altro senso all’atto del fare, nelle mani che si tendono disegnando incisioni sul metallo, la schiena che s’incurva sul gesso o sull’argilla. L’artista artigiano è un corpo creatore, che scrive riguardo al tempo e a una materia che non è oggetto di consumo ma comunione.

IG @ shirinsalehi_studio www.shirinsalehi.com shirinsalehi.studio@gmail.com

Il mio progetto, sin dalle prime premesse, si è andato costruendo in questo ambiente di ascolto tra professionisti. In questo periodo, sono stata consapevole del luogo privilegiato nel quale risiedevamo, uno spazio che, malgrado l’intensità della vita in Accademia, mi offriva una pausa per lavorare in un altro modo, partendo da altri luoghi, ora in relazione con una città smisurata, con un’infinità di stimoli, estenuante e affascinante. Durante la nostra permanenza, il governo di Kabul è caduto nelle mani di mostri, Gaza è stata bombardata per una settimana, nuovamente, e il Mali, il Sudan, il Ciad e la Guinea Conakry hanno subito nuovi colpi di stato, tra tanti altri avvenimenti che hanno portato distruzione e dolore, tra cui la pandemia. La bellezza dei panorami dallo studio 25 potrebbe monopolizzare tutta l’attenzione, ma lo spazio che occupa il carcere di Regina Coeli a Trastevere è sufficientemente grande da trattenere il mio sguardo ogni giorno. Percorrendo il paesaggio in direzione contraria al Tevere, si trova il giardino botanico, esuberante nei nostri primi mesi, mentre eravamo confinati. Il carcere e il giardino botanico sono adiacenti e coesistono. Magari ricordare quotidianamente questi opposti potrebbe conferire ulteriore valore alla creazione, e alla professione per la quale ci facciamo in quattro, in modo tale che persista con ulteriore fermezza, carico di pensiero e di impegno.


MIGUEL DE TORRES GUAJARDO

Processo

Segovia 1958. Stilista gastronomico. Collabora con i giornali dal 2007 e ha all’attivo più di 3.000 ricette e foto gastronomiche pubblicate. Nel 2012 crea a Madrid la scuola “Pan y cebolla”, specializzata nel pane e nelle cucine del mondo, partecipando come invitato al festival gastronomico Madrid Fusión negli anni 2012, 2013 e 2014 con diverse proposte relative all’arte e alla gastronomia. Dal 2015 collabora con l’artista José Maria Sicilia a progetti di arte e gastronomia che si concretizzano fino ad oggi in tre viaggi in Giappone con diversi interventi in templi, scuole e mostre. Collabora con l’Instante Fundación dal 2016. Frutto di questa collaborazione, espone con l’artista Juan Mitani la creazione “Origami y fermentos”. Attualmente lavora con l’artista e incisore Denis Long (edizioni Denis Long) alla creazione di un libro artistico di gastronomia.

Ho cercato una farina macinata a pietra con un’alta percentuale di proteine. Seleziono Mulino Marino tipo 00 come base di lavoro per la qualità. Lavoro alla ricerca di una pasta madre o prefermento, sottoponendo le miscele di farina e acqua a diversi tipi di stress, luce ultravioletta, congelamento / scongelamento.

Il pane dell’Academia de España L’idea del progetto nasce dall’esperienza di alcuni laboratori di elaborazione del “pane delle tre culture” che ho sviluppato appositamente per Madrid Fusión nel 2012. Il pane è unione di tre culture, è ambasciatore, è condivisione. La compagnia è il pane condiviso. Il pane è sincretismo della cultura mediterranea, e quella della Spagna e dell’Italia in particolare. Il progetto si è incentrato sulla creazione di un pane con una personalità tutta sua. Un pane che sorge letteralmente dall’aria della Real Academia de España, in cui funghi panificabili dormienti, latenti, aspettano una massa, il loro alimento, per colonizzarla. Un pane riconoscibile e conosciuto nella città di Roma. Un pane che rappresenta la Real Academia de España e la tradizione panificatrice di Spagna e Italia. Il risultato è un pane a cui partecipano le tecniche della pasta sfoglia, un pane che incorpora l’amaro presente nella gastronomia italiana. La pianta, taraxacum oficinale, raccolta nei giardini dell’Accademia, apporta questo punto amaro.

La farina funziona bene per aroma e gusto per i pani ottenuti senza pasta sfoglia, ma non ottengo i risultati desiderati aggiungendo il burro come ingrediente per la pasta sfoglia. Utilizzando la farina di Mulino Marino come base, provo diverse miscele di farina, aumentando la percentuale di proteine totale e cercando di raggiungere un equilibrio di elasticità e tenacità che facciano sì che l’impasto funzioni. Tutte queste prove sono volte a raggiungere l’equilibrio di un pane di pasta sfoglia e una mollica spugnosa. Una volta ottenuti i risultati desiderati in quanto a sapore, aroma e consistenza, comincio a fare prove per dare al pane un sottile tocco amaro. Prove con liquori italiani come l’Amaretto e il Fernet Branca, non danno i risultati desiderati. Nei giardini dell’Accademia trovo il dente di leone (taraxacum officinale) pianta commestibile che apporta quel sapore amaro che cerco. Provo diversi modi di integrare il sapore nel pane ormai definito e opto per un’infusione di foglie di questa pianta. Infusione che utilizzo come elemento di idratazione dell’impasto. Il passo successivo è cercare la forma finale del pane. Pasta sfoglia e mollica spugnosa è un equilibrio complicato che dipende in parte dalla forma che si dà all’impasto prima di infornare. Diverse prove di infornata finiscono col produrre il pane desiderato che ottengo in stampi di 15 cm di diametro. Parallelamente al processo tecnico di ricerca del pane, sperimento la relazione che si produce tra il pane e la comunità (i borsisti e il resto delle persone che fanno parte dell’Accademia). Tutti i pani infornati vengono condivisi e servono sia da prova da degustazione che da elemento di coesione sociale.

betamiguel@gmail.com

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ELO VEGA

Processo

Huelva, 1967. Artista visiva e ricercatrice, dottoressa in Investigación en Artes y Humanidades. Il suo lavoro tratta questioni sociali, politiche e di genere da una prospettiva femminista antipatriarcale, attraverso progetti artistici che sono allo stesso tempo dispositivi di critica della cultura come strumento politico: produzioni audiovisive, mostre, pubblicazioni, interventi in spazi pubblici, lavori in rete, corsi e laboratori che affrontano i processi di generazione e riproduzione di ideologia e costruzione di identità.

Il fattore che ha influenzato più spiccatamente i presupposti originari del lavoro, tutti i piani precedenti all’arrivo a Roma, è stato inevitabilmente determinato dalla pandemia e dalla conseguente restrizione degli spostamenti. La chiusura di biblioteche e musei, le limitazioni imposte alle riunioni e ai rapporti sociali hanno disegnato uno scenario tanto insperato quanto inquietantemente suggestivo: una città dalla quale era scomparso uno dei suoi segni più distintivi, il flusso ininterrotto delle folle di turisti. Un inusitato silenzio si è impossessato di statue e monumenti. Parallelamente, anche i negozi di souvenir e regali che normalmente si ammassano attorno a essi rimanevano muti, chiusi. Nelle vetrine, le repliche delle sculture classiche apparivano come resti di un naufragio. Svanito il frettoloso trambusto della compravendita, all’improvviso la sua rozzezza di prodotto industriale mostrava la continua, persistente, solitamente impercettibile emissione di un avvertimento, una minaccia rivolta a tutte le donne: essere oggetto di violenza non è un avvenimento eccezionale bensì una parte essenziale alla base dell’ordine sociale. Merci rimaste senza mercato, i souvenir continuavano a essere ricordi: un promemoria della barbarie.

Ha partecipato a progetti di pedagogia collettiva ed esposizioni, riguardanti in particolar modo la costruzione della storia, la memoria e le identità collettive, in numerose istituzioni culturali d’Europa e America Latina, tra cui: CAAC (Siviglia), CAAM (Las Palmas de Gran Canaria), CCCB (Barcellona), CGAC (Santiago de Compostela), MACBA (Barcellona), Museo ICO (Madrid), MNCARS (Madrid), Museu Picasso (Barcellona), IVAM (Valencia), MUSAC (León) o il MAC di Santiago del Cile. De sculptura Il titolo è preso dal trattato rinascimentale De sculptura, pubblicato nel 1504. Il suo autore, Pomponio Gaurico, afferma che “nell’antica Roma il popolo immaginario delle statue (populus fictus) era pari a quello delle persone vive”. Attualmente, a quel popolo immaginario delle immagini bisogna aggiungere quelle che abitano i più o meno nuovi media, in cui il numero è infinitamente più grande di quello degli abitanti del pianeta. Non è con la loro onnipresenza che si espleta la funzione esemplare che svolgevano le statue? Fino a che punto in questa iconografia sopravvive e si diffonde – e allo stesso tempo si evolve e si trasforma – il discorso patriarcale che pretende la subordinazione delle donne, il ruolo accessorio della loro immagine, la loro denigrazione, il loro asservimento? L’espressione de sculptura (sulla scultura, della scultura), agli occhi, alle orecchie degli ispanofoni può suggerire l’idea di descultura, di desescultura, di una scultura alterata, capovolta. Allo stesso modo, in italiano, il verbo esculpir è scolpire. Laddove colpire (in castigliano golpear) crea un gioco di parole che ci permette di leggere la “s” iniziale come una particella privativa, simile al prefisso spagnolo “des”, invertendone così il significato: des-golpear, de-colpire. Il nostro lavoro di rilettura critica della scultura, delle mitologie della figura scultorea e delle sue mutazioni nella cultura consumista, mira a identificare le velature, gli eufemismi, le mimetizzazioni di quella violenza storicamente subita dalle donne per millenni, per visualizzarla, neutralizzarla, ribaltarla, smantellarla.

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Esperienza Anche se sono inevitabilmente ripetuti non sono certo meno veri i luoghi comuni con cui, anno dopo anno, i borsisti celebrano la fortuna eccezionale di poter usufruire di una residenza in Accademia. Tra i più citati, l’apologia della convivenza quotidiana (intensificata in questa occasione a causa della pandemia, che ha obbligato a condividere ancora più spazio e tempo) con artisti e ricercatori di diverse specializzazioni; il dialogo (tanto stimolante quanto discrepante); la prospettiva interdisciplinare (che con frequenza e naturalezza attraversa la frontiera dell’indisciplina) e la pluralità generazionale e di storie di vita sono un regalo che non ha prezzo. Come non ce l’ha il ritrovarsi in un rifugio (ahimè, temporaneo) dalla crescente precarizzazione caratteristica dei “ceti creative”, in cui non solo è possibile disporre di tempo, di risorse e della libertà per concentrarsi nella riflessione e nella ricerca, ma anche per guardare con attenzione e sorpresa i margini del proprio campo di lavoro, i suoi limiti, gli aspetti, in un principio, secondari, trascurati e che, inaspettatamente possono aprirsi come un territorio. L’Accademia, Roma, l’Italia, non sono un’utopia, un non luogo, bensì un contesto che esige una rinegoziazione costante delle soluzioni meccaniche, delle sicurezze, delle inerzie che per comodità o necessità possono ostacolare il lavoro creativo.


LEIRE VERGARA Bilbao, 1973. Dottoressa al Goldsmiths College University of London, curatrice indipendente e membro di Bulegoa z/b. Ha curato numerosi cicli ed esposizioni. Tra gli altri: Las imágenes recurrentes. Sobre las condiciones materiales de su retorno (con Pablo Martínez), MACBA, Barcellona (2017), La pantalla negra o blanca: el poder de ver imágenes juntos XXIII Jornadas de la Imagen CA2M, Madrid (2016), Jose Mari Zabala Écfrasis. Bideolanak 1986-2016, CarrerasMugica, Bilbao (2016), Dispositivos del tocar: Imaginación curatorial en los tiempos de las fronteras expandidas, Trankat, Tétouan (2015). Dal 2009 al 2005 ha lavorato come curatrice-capo a Sala Rekalde. Dal 2002 al 2005 è stata co-direttrice di DAE-Donostiako Arte Ekinbideak (con Peio Aguirre), progetto associato ad Arteleku. Dal 2016 imparte il corso Curating Positions nel Master di Arte del Dutch Art Institute, ArtEZ University of the Arts, Arnhem. In qualche luogo lontano: Roma “A me interessa l’impossibile, perché il possibile è già stato fatto e non è cambiato nulla” (Sun Ra) In qualche luogo lontano: Roma è il titolo del programma svolto a Roma nell’ambito del progetto di ricerca di Bulegoa z/b Space is The Place/The Place is Space, il cui obiettivo è analizzare il ruolo dell’arte come pratica critica che offre strumenti per fermarsi, osservare e situarsi nel mondo, per generare situazioni e immaginare modi di vivere e di produrre spazio. Strutturato in incontri periodici, ha assunto diverse forme, quali presentazioni, proiezioni, conferenze, passeggiate, azioni sul territorio e diverse produzioni artistiche e la realizzazione di un film prodotto in comune. In qualche luogo lontano: Roma parte dalla città di Roma come “luogo” dal quale concentrarsi e soffermarsi su alcuni gesti di resistenza del passato che ancora oggi attraversano il presente e si proiettano verso il futuro. Mediante la creazione di un gruppo di studio che è stato attivo tra il maggio e l’ottobre del 2021, il programma si è snodato a partire dai contributi di un insieme di invitati/te: artiste, curatrici, autori/trici, registi/te, architetti/te, storici/che e pensatori/trici con legami precedenti, continuativi o immaginati con la città di Roma. Gli/le invitati/te sono stati: Giulia Crispiani, Patrizia Rotonda, Sara Benaglia, Arnisa Zeqo, Giulia Damiani, Sara Giannini, Miren Jaio, Susana Talayero, Silvano Agosti, Liryc De La Cruz, Giovanna Zapperi, Stalker, Alvin Curran e William (Bill) Dougherty.

Processo “Costruiamo una città a dimenisone donna”. Un gruppo di donne di diverse generazioni portano lo storico striscione del collettivo femminista napoletano Le Nemesiache e camminano nell’auditorium dell’Accademia Spagnola a maggio. L’azione conclude la presentazione delle curatrici e ricercatrici Giulia Damiani, Sara Giannini e Arnisa Zeqo sulla produzione cinematografica e l’eredità del collettivo all’interno del programma Space Is The Place/The Place Is Space. Bruna e Marea, membri storici del collettivo, aiutano a tenere lo striscione. “Una città a dimensione donna” è un’immagine utopica, una richiesta di trasformazione politica e sociale del luogo che abitiamo nel presente, anche un proclama per il cambiamento dei modi di vita nel futuro. Il film In qualche luogo lontano: Roma (girato in super-8, 13,44 min) mostra il tentativo di immaginare questo spazio per venire sulla città di Roma attraverso un processo di improvvisazione e sperimentazione collettiva. Il film è un’opera futuristica di autorialità condivisa che esplora i gesti di resistenza del passato (testi, immagini, canzoni, azioni e lotte collettive). La Città delle Dame di Christine de Pizan, un’allegoria utopica del 1405, irrompe inopportunamente nella storia della fabbrica tessile Snia Viscosa (situata in via Prenestina, aperta tra il 1923 e il 1954), una delle più grandi fabbriche italiane di seta artificiale con una forza lavoro prevalentemente femminile. La mostra Processi 148 comprende materiali di registrazione del programma di attività insieme alla sceneggiatura e al suono del film. Il film è stato realizzato da Usua Argomaniz, Matías Ercole, Giovanni Impellizzieri, Olmopía, Alice Penconi, Cecilia Spetia, Marcela Szurkalo e Leire Vergara. Esperienza Il soggiorno all’Accademia quest’anno 2021 è stato segnato dalla pandemia che media il nostro rapporto con la città in modo specifico. Il gruppo di studio è diventato uno spazio affettivo attraverso il quale sperimentare collettivamente la città. Durante il periodo di residenza, uno degli eventi che sconvolse particolarmente Roma fu la violenta aggressione agli alberi e alla vegetazione da parte del proprietario del terreno adiacente al parco del Lago Bullicante Ex Snia, dove si trovano ancora le rovine della fabbrica Snia Viscosa. Questo atto di aggressione è stato seguito da una catena di proteste guidate dai residenti locali. Quale eredità hanno lasciato le lotte delle lavoratrici? In qualche luogo lontano: Roma è il ritratto cinematografico di un momento e di un gruppo di persone che cercano di fare qualcosa insieme.

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ÀNGELS VILADOMIU

Processo ed esperienza

Barcelona, 1961. Artista visiva, dottorato in Belle Arti all’Universidad de Barcelona. La sua ricerca esplora le connessioni tra arte, botanica e dendrologia mediante progetti artistici interdisciplinari. Ha anche pubblicato articoli su arte, biodiversità e cambiamento climatico. Per lo sviluppo dei suoi progetti collabora regolarmente con botanici e giardinieri. Parte della sua ricerca si è concentrata sullo studio di collezioni storiche di erbari, effettuate presso l’Institut Botànic de Barcelona; Botanische Sammlung-Goethe National Museum-Klassik Stiftung di Weimar; Institut für Spezielle Botanik del Jena Botanical Garden e l’Herbarium Haussknecht della Friedrich-Schiller-Universität Jena tra gli altri.

Sono arrivata a Roma con l’inizio della primavera, la città tornava a chiudere le sue porte. Sicuramente fare la “flâneur” in una città vuota, solitaria e senza turismo ha agevolato lo svolgimento di quanto mi ero proposta: esplorare la città a tentoni a partire da indizi vegetali.

Dal 1989 ha partecipato a mostre nazionali e internazionali e il suo lavoro è rappresentato in varie collezioni come la Col·lecció Testimoni, Barcellona e la Collezione del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid. È professoressa alla Facoltà di Belle Arti dell’Università di Barcellona e attualmente coordina il Master ufficiale PRODART. Produzione artistica e ricerca presso la Facoltà di Belle Arti. Viaggio d’archivio Il progetto di ricerca artistica proposto prende spunto da un fatto poco noto e studiato: il soggiorno a Roma di tre mesi di Alexander von Humboldt nel 1805. Le Note Romane nel suo quaderno di viaggio ci rivelano un momento di compendio nella fortunata traiettoria dello scienziato. A partire da una determinata idea di esplorazione botanica della città, ciò che Walter Benjamin definisce “botanizzare l’asfalto”, si ricostruisce attraverso le piante l’idea del viaggio d’archivio a Roma. L’erbario che presento contiene la Flora ruderale di Roma, raccolta in luoghi dal valore archeologico e turistico significativo. Si tratta di zone alterate dagli interventi antropogenici nel corso dei secoli, il cui lo stato di deterioramento favorisce la crescita di piante autoctone, ospiti, vagabonde e migranti. Lungi dal rigore scientifico del botanico, le specie erborizzate, pressate e indicizzate nei mesi di aprile e maggio corrispondono a due tipi di habitat: quello verticale e quello orizzontale, che si dipanano come la topografia stessa della città, organica per la caoticità urbana e geografica. A Roma, la cosiddetta flora spontanea colonizza tutto, si fa largo tra pietre e pareti, e condivide il ruolo di protagonista con acquedotti, monumenti e rovine. Qui la vegetazione si adatta alle pieghe della città, la sua struttura porosa e screpolata accoglie ricchi biosistemi che ci parlano dei diversi periodi della nostra storia.

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È difficile ignorare le indicazioni delle guide turistiche in una città come Roma che contiene tante vestigia di civiltà diverse. In ogni caso, la mia ricerca parte dalle Note romane di Humboldt e queste sono tutto tranne ciò che intendiamo con diario di viaggio. Le sue pagine sono inaudite e singolari, piene zeppe di informazioni multilingue e disordinate, in queste si sovrappongono ogni genere di appunti, calcoli, grafici e mappe. Proprio come dice Marie-Noëlle Bourguet, lo scienziato decostruisce così il modello del Grand Tour, e l’Italia sarà per lui un luogo in cui realizzare una ricerca su scala planetaria, una cornice di paragone tra il Vecchio e il Nuovo Mondo. Nelle mie derive botaniche ho erborizzato quella vegetazione ignorata, che viene costantemente sradicata dai decespugliatori ma che tuttavia continua a farsi largo attraverso le pieghe del tempo. La maggior parte di queste specie è il risultato di decenni di addomesticamento e simboleggia il meticciato vegetale a livello planetario. Per secoli gli erbari illustrati sono stati una fonte di documentazione e studio. Una parte di questo lavoro ha preso come riferimento collezioni significative del 1800 del Museo Erbario Sapienza Università di Roma al quale la conservatrice Anna Millozza mi ha facilitato l’accesso, le ricerche floristiche compilate in diversi periodi da Sebastiani (1815) e Deakin (1855), nonché gli studi recenti della flora spontanea nelle rovine archeologiche realizzate dall’etnobotanica Giulia Caneva dell’Università Roma Tre. Studi in cui la vegetazione viene intesa come bioindicatore per analizzare i cambiamenti ambientali, ma anche per ricostruire la storia dei luoghi. La mia residenza in Accademia è trascorsa in due soggiorni, entrambi coincidenti con quelli di Humboldt. Quando sono tornata a Roma in estate la vegetazione era entrata in uno stato di letargo e il ferragosto ha silenziato nuovamente la città. Assorta nello studio 27 ho memorizzato gli arcipelaghi e i corridoi verdi della spettacolare vista panoramica. Sono ripartita da Roma ai primi indizi dell’autunno, carica di un vasto archivio vegetale ma portando con me anche un magnifico sedimento umano: compagni esopianeti, visitatori e l’incredibile squadra dell’Accademia. Può sembrare un compito assurdo dare voce alle piante e agli alberi di una città, ma oggi, sull’orlo del collasso ambientale, ha più senso che mai.


L’inversione pacifica Irene de Andrés e Alán Carrasco, 2021 Materiale: Objet trouvé (calco di cemento armato) e piedistallo MDF smaltato su misura. Dimensione: 140 x 88 x 42 cm (senza piedistallo) 128 x 85 x 10 cm (piedistallo) Questo blasone, inventariato sotto il titolo “Scudo pre-costituzionale”, è stato realizzato negli anni Quaranta dopo la vittoria nazional-cattolica nella Guerra Civile spagnola. Ha fatto parte di una produzione di massa commissionata dal regime per dotare lo Stato di nuovi simboli. In questo senso, quello che sembrava uno scudo intagliato nella pietra calcarea è risultato essere in realtà un calco di cemento armato prodotto in serie. Per una qualche ragione, questo oggetto è rimasto a metà strada tra la facciata e uno sgabuzzino, ad accumulare polvere accanto alle caldaie. Quando ci siamo accorti della sua presenza, abbiamo deciso di evidenziare l’anomalia proponendo questa inversione, che restituisce questo simbolo al piano principale dell’Accademia, negando la sua stessa rappresentazione.

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Real Academia de España en Roma Piazza San Pietro in Montorio, 3 00153 Roma (Gianicolo) +39 06 581 28 06 info@accademiaspagna.org www.accademiaspagna.org

PROCESSI 148 Las imágenes que ilustran la presente publicación son parte del proceso creativo de los artistas en residencia o bien elementos que han servido de inspiración para la realización de sus proyectos. Asimismo se incluyen, como separatas de la publicación, imágenes de José Guerrero en la Academia (pp. 52, 70, 76, 164, 168, 196, 246); de Christian Lutz (pp. 36, 243, 244); de la inauguración de Processi 148 de Giorgio Benni (pp. 22, 24, 170, 171); de David Jiménez (pp. 20, 40, 46, 48, 54, 72, 73, 74, 240, 241, 242); de Giorgio Benni, Marco Godoy (pp. 170-195); de Daniel Ibáñez (pp. 8, 26, 27, 242, 243); de Tanit Plana (retrato de Toni Amengual); de Leire Vergara (retrato de Virginia M. p.167); de Toni Amengual (retrato de Maral Kekejian y de Javier Q. p.166); de Marcela Sciaccaluga (retrato de Yeyei G. y de Ángels V. p.166); de Mar Sáez (retrato de Carlos p.167).

Esta publicación ha sido posible gracias a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). El contenido de la misma no refleja necesariamente la postura de la AECID. Catálogo general de publicaciones oficiales: https://cpage.mpr.gob.es © Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo © de los textos: sus autores © de las imágenes: sus propietarios NIPO: 109-21-093-5 NIPO en línea: 109-21-092-X Impreso en Italia Todos los derechos reservados. © RAER 2021 No está permitida la reproducción total o parcial de la obra ni su tratamiento o trasmisión por cualquier medio o método, sin la autorización previa y escrita del editor.




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