Revista de Estudios Sociales No. 32

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ISSN0123-885X Periodicidad: Cuatrimestral (abril, agosto y diciembre) Pp: 1-272 Formato: 21.5 X 28 cm Tiraje: 500 ejemplares Precio: $ 15.000 (Colombia) US $ 8.00 (Exterior) No incluye gastos de envío

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abril 2009

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abril 2009

ISSN 0123-885X

La Revista de Estudios Sociales (RES) es una publicación cuatrimestral creada en 1998 por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes y la Fundación Social. Su objetivo es contribuir a la difusión de las investigaciones, los análisis y las opiniones que sobre los problemas sociales elabore la comunidad académica nacional e internacional, además de otros sectores de la sociedad que merecen ser conocidos por la opinión pública. De esta manera, la Revista busca ampliar el campo del conocimiento en materias que contribuyen a entender mejor nuestra realidad más inmediata y a mejorar las condiciones de vida de la población. La estructura de la Revista contempla seis secciones, a saber: La Presentación contextualiza y da forma al respectivo número, además de destacar aspectos particulares que merecen la atención de los lectores. El Dossier integra un conjunto de versiones sobre un problema o tema específico en un contexto general, al presentar avances o resultados de investigaciones científicas sobre la base de una perspectiva crítica y analítica. También incluye textos que incorporan investigaciones en las que se muestran el desarrollo y las nuevas tendencias en un área específica del conocimiento. Otras Voces se diferencia del Dossier en que incluye textos que presentan investigaciones o reflexiones que tratan problemas o temas distintos. El Debate responde a escritos de las secciones anteriores mediante entrevistas de conocedores de un tema particular o documentos representativos del tema en discusión. Documentos difunde una o más reflexiones, por lo general de autoridades en la materia, sobre temas de interés social. Lecturas muestra adelantos y reseñas bibliográficas en el campo de las Ciencias Sociales. La estructura de la Revista responde a una política editorial que busca hacer énfasis en ciertos aspectos, entre los cuales cabe destacar los siguientes: proporcionar un espacio disponible para diferentes discursos sobre teoría, investigación, coyuntura e información bibliográfica; facilitar el intercambio de información sobre las Ciencias Sociales con buena parte de los países de la región latinoamericana; difundir la Revista entre diversos públicos y no sólo entre los académicos; incorporar diversos lenguajes, como el ensayo, el relato, el informe y el debate, para que el conocimiento sea de utilidad social; finalmente, mostrar una noción flexible del concepto de investigación social, con el fin de dar cabida a expresiones ajenas al campo específico de las Ciencias Sociales.


Manuel Rodríguez Becerra, Claudia Martínez Zuleta

presentación

Presentación Manuel Rodríguez Becerra* Claudia Martínez Zuleta**

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a edición número 32 de la Revista de Estudios Sociales ha sido dedicada al tema del medio ambiente, con el fin de contribuir a la difusión de conocimientos y experiencias sobre un tema que cobra cada vez más importancia mundial y que esta intrínsecamente relacionado con el comportamiento humano. Hoy más que nunca es necesario reconocer, para corregir, la falta de claridad histórica sobre la correlación de las dimensiones humana, económica, financiera y ética con el devenir ambiental del planeta. Sólo cuando un alarmante grito de la naturaleza se tradujo en el llamado cambio climático, empezamos a reflexionar sobre las vías para alcanzar un desarrollo más sostenible y equitativo. En un escenario de crisis global, las nuevas formas de visión y acción de una sociedad que vive bajo un mismo techo deben prioritariamente referirse hacia la conservación de su medio ambiente interno y externo, asegurando el bienestar de los ecosistemas, de la especie humana y de los demás componentes de la Tierra. Los retos interrelacionados del desarrollo y el medio ambiente nos conciernen a todos. Ninguna nación es periférica. Para lograr este escenario debemos empezar por pensar en la institucionalidad ambiental, en el desarrollo de las políticas de desarrollo y medio ambiente nacionales e internacionales y en las prioridades de los líderes del planeta. Es así como en su artículo para este número, Manuel Rodríguez hace un recuento de la historia de la política ambiental de Colombia, mostrando cómo las dos grandes reformas a su institucionalidad ambiental han sido antecedidas por acuerdos internacionales en materia ambiental y establecidas durante gobiernos de centro, en alianza con grupos proambientales. Los antecedentes de la institucionalidad actual se remontan a los años cincuenta, con la creación de la primera Corporación Autónoma del Valle del Cauca (CVC), simulando el modelo del Tennessee Valley Authority de Estados Unidos, que fue luego seguida por la creación de otras corporaciones autonómas en el país.

* Ingeniero Industrial, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia; B. Litt. Management Studies, Oxford University, Reino Unido. Algunas de sus publicaciones: Gobernabilidad, instituciones y medio ambiente en Colombia. Bogotá: Foro Nacional Ambiental, 2008; El ambientalismo en América Latina y el Caribe. En América Latina desde 1930, Historia general de América Latina, Vol. VIII, ed. Marco Palacios. Paris: Ediciones UNESCO, 2008; Declive de las instituciones y la política ambiental en América Latina y el Caribe. En Gobernabilidad, instituciones y medio ambiente en Colombia, ed. Manuel Rodríguez, 2008; La política exterior ambiental de Colombia en el Ámbito Global. En La política exterior de Colombia en el siglo XXI, ed. Martha Ardila. Bogotá: Fescol, 2005. Actualmente se desempeña como profesor titular de Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: mrb@adm.uniandes.edu.co. ** Administradora de Empresas, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia; Magíster en Economía y en Estudios ambientales, Universidad de Yale, Estados Unidos. Entre 1994-1998 fue Directora de Desarrollo Sostenible, Corporación Andina de Fomento (CAF), Viceministra del Ambiente en Colombia (1998-2002), Coordinadora para América Latina de los Programas Ambientales del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo con sede en Nueva York (19982003), Vicepresidenta de Desarrollo Social y Ambiental de la CAF (2004-2007). Actualmente hace parte de las juntas directivas del Centro Internacional Forestal (CIFOR) con sede en Indonesia; de Tropenbos Internacional (Holanda) y del Consejo de Liderazgo Ambiental de la Universidad de Yale. También es Directora Ejecutiva de E3 Asesorías, empresa que busca apoyar a las empresas privadas y públicas en impulsar los principios de ecología, economía y ética como parte integral de cualquier negocio. Correo electrónico: claudia@e3asesorias.com. 11


Revista de Estudios Sociales No. 32 rev.estud.soc. abril de 2009: Pp. 272. ISSN 0123-885X Bogotá, Pp.11-14.

Como respuesta a la Conferencia de las Naciones Unidas de Estocolmo sobre Medio Ambiente Humano en 1972, fue expedido el Código de Recursos Naturales Renovables y del Medio Ambiente, siendo un ejemplo pionero mundial, y se reformó el Inderena (1976). Como respuesta a la Conferencia de Río de Janeiro de Desarrollo y Medio Ambiente de 1992, se le otorgó un gran acento ambiental a la nueva Constitución Política de Colombia, que se conjuga con su carácter descentralista, participativo y pluriétnico. En 1993 se expidió la Ley 99, mediante la cual se creó el Ministerio de Medio Ambiente. El autor intenta explicar el surgimiento de las grandes reformas de la institucionalidad ambiental y su declive, anotando las dificultades para hacer más verde al Estado colombiano y el rol fundamental que pueden desempeñar los gobernantes en impulsar o desacelerar la política ambiental del país. El autor también muestra cómo cada una de las dos grandes reformas de la política pública ambiental ha estado orientada por una nueva visión sobre la relación entre la sociedad y el medio ambiente, justamente la dominante en los acuerdos alcanzados en las mencionadas conferencias. En esta misma relación histórica, se presenta el artículo de Eduardo Gudynas, que resume la importancia de la nueva Constitución Política de Ecuador, donde la ecología política se presenta desde la ética ambiental con una perspectiva biocentrica. Tal vez lo más interesante de esta Constitución es el rescate de los valores y saberes indígenas, los cuales quedan inmersos en conceptos como la Pachamama y la buena vida (Sumak Kawsay). El autor expone los retos y desafíos futuros de implementar esta visión, y compara las tensiones y contradicciones existentes en otras constituciones latinoamericanas que buscan la llamada “modernidad”. Con el crecimiento poblacional y la competencia sectorial por los recursos naturales, hoy más que nada se eleva la importancia de la conservación de los Parques Nacionales como una de las políticas más efectivas para preservar el rico patrimonio natural nacional. Es en este contexto que se presentan dos artículos con visiones sobre la política de Parques Nacionales: se trata de los textos de Germán Andrade y Carlos Durán. El artículo de Andrade parte de los desarrollos pioneros mundiales consolidados en Colombia por el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP), haciendo una interesante reflexión entre el papel de las comunidades humanas y la sociedad en general, y la eficiencia en la conservación de la naturaleza, entendida ésta como una decisión de la sociedad. El artículo hace énfasis sobre qué conservar y el ineludible compromiso de construir una perspectiva socioambiental con una visión ecosistémica como respuesta a los cambios globales. Por su parte, Carlos Durán examina la gobernanza ambiental en los Parques Nacionales a partir del análisis de la política de participación social para la conservación en el Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo. El autor muestra las contradicciones existentes en las políticas nacionales ambientales y la realidad de las áreas protegidas que históricamente han tenido gente dentro y alrededor de las mismas desde su creación. El autor destaca los beneficios de la política de parques con gente, establecida entre en 1998 y el 2002, en donde el modelo de gobernanza ambiental era incluyente. Ejemplifica cómo esta política surtió efecto en el PNN Corales del Rosario, para luego ser afectada por un viraje en el modelo que lo hizo más excluyente y centrado en principios económicos de recaudos financieros para el mantenimiento del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. En un país pluriétnico, pluricultural y biodiverso, la relación entre las comunidades, su entorno y la racionalidad de las políticas públicas hace creer que la realidad actual se ha apartado de los modelos históricos. En los artículos de María Alejandra Vélez y de Jaime Arocha se visualiza la historia de las comunidades negras del Pacífico colombiano, su relación histórica con la naturaleza y sus costumbres, para ser interpretadas por las leyes, en aras de dotarlas de territorios comunitarios que paulatinamente han empezado a ser atacados por visiones contrarias al desarrollo sostenible. El artículo de Vélez analiza los sistemas complejos de Gobierno local en el Pacífico colombiano, en donde se titularon casi seis millones de hectáreas de manera “colectiva” a las comunidades negras, y se conformaron 157 Consejos Comunitarios como nuevas formas de gobierno local hacia el autogobierno. La autora muestra la realidad de la creación de este sistema cerca de Buenaventura y los compara con los requisitos que Ostrom considera indispensables para un gobierno local estable y sostenible. Estas autoridades regionales aún 12


Manuel Rodríguez Becerra, Claudia Martínez Zuleta

presentación

están en proceso de consolidación y requieren ser fortalecidas para que realmente asuman las responsabilidades de ser guardianes de su propio territorio. En el artículo de Jaime Arocha se presenta el sistema simbólico originado por cautivos africanos, hoy habitantes del Pacífico colombiano, que hermana a la gente con la naturaleza. Presenta la vinculación de esta relación en la creación de los colectivos territoriales del Chocó para salvaguardar su cultura. Sin embargo, la tragedia de las dragas y la minería industrializada, y el aumento de desechos de toda índole han hecho que, más allá del acercamiento ancestral con el medio ambiente, el Chocó biogeográfico cuente hoy con ríos cargados de mercurio y basuras que flotan sin degradarse. A través de los territorios colectivos se empiezan a planear carreteras como la que conecta al Eje Cafetero con el proyecto del puerto de Tribugá, ignorando la presencia de indígenas y poblaciones descendientes de los esclavos que, en un éxodo hacia la libertad, se asentaron en estos territorios desde el siglo XVI. Arocha destaca además sus mitos y rituales ancestrales, el culto a la palabra y un sistema de pensamiento antiguo y refinado que integra a la gente con la naturaleza. Lamenta que la visión sectorial y de desarrollo de infraestructura no reconozca esta joya invaluable para Colombia. Este número ambiental no podía pasar sin hablar de un tema que ha vuelto a situar la agenda ambiental en las prioridades mundiales, como es el cambio climático. En el artículo de Manuel Guariguata se presenta la importancia de los bosques para la adaptación al cambio climático. Hace énfasis en las mejores prácticas forestales para asegurar que los bosques se adapten al cambio, a la vez que plantea los desafíos y oportunidades del manejo de bosques tropicales. En este contexto, Guariguata recomienda acciones de políticas gubernamentales forestales concretas que incorporen la dimensión del cambio climático para el bienestar de los ecosistemas y del planeta. En un plano más local, Andrés Guhl nos recuerda los efectos de la agricultura moderna en la transformación de los ecosistemas, mostrando cómo se puede reconciliar la visión ambiental, social y la económica en los cultivos de café. El artículo ilustra un modelo de agricultura sostenible con el esquema de café de sombra promovido en el municipio de Aratoca, en Santander, Colombia, el cual ha entrado además en esquemas de certificación con un modelo de paisaje como una experiencia interesante para los productores, el Municipio y, finalmente, el país. El artículo concluye con las ventajas y desafíos de la certificación ambiental como vehículo para la comercialización de productos en un mundo cada día más demandante de mercados verdes y sostenibles. La sección Dossier cierra con un regalo de la Familia Shultes: la traducción al español de la introducción al libro The Healing Forest-Medicinal and Toxic Plants of the Northwest Amazonia, escrito magistralmente por Richard Evans Shultes y Robert F. Raffauf (Portland, Oregon: Dioscorides Press, 1990). “La selva sanadora: plantas medicinales y tóxicas del noroeste del Amazonas” destaca la potencialidad de 1.516 especies amazónicas, como una muestra parcial del tesoro biológico con que cuenta Colombia. Ilustra la dificultad para hacer un análisis químico y farmacológico completo de las plantas amazónicas, estimadas en más de 50.000 especies, mientras que recuerda la variedad de pueblos indígenas del Amazonas y su conocimiento ancestral de las plantas para diferentes usos, incluidos los medicinales. El artículo hace un llamado a la urgente necesidad de realizar un registro de la tradición de farmacopea de estas poblaciones, por el bienestar de ellas mismas, que han venido aculturándose de manera acelerada, pero en especial, como un legado para el bienestar de la humanidad. A su vez, la sección Otras Voces inicia con el texto de Carla Macchiavello, el cual explora las relaciones entre representación y política que se gestaron en torno a la Copa Davis realizada en Bastad, Suecia, en 1975, y que sirvió de marco para un cruce de ideologías e imágenes visuales en pugna. Indaga entonces cómo un evento deportivo dejó de ser una simple competencia para convertirse en un escenario cultural y político en el que conceptos como nación e ideología entraron en disputa tanto en las canchas como fuera de ellas. Renzo Ramírez analiza el impacto de la broca del café Hypothenemus hampei (Ferrari) en Colombia, desde un enfoque histórico-antropológico, a partir de un trabajo de campo realizado en 13


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la comunidad libanense y de fuentes secundarias. Su explicación identifica los rasgos generales de la caficultura en las fases de producción tradicional y tecnificada en el municipio de Líbano, Tolima. Los resultados señalan que la asimilación de las nuevas prácticas culturales en los caficultores se limitó a una convivencia con la plaga, pero también trajo consigo una disminución y abandono de la caficultura. Así mismo, José Fernando Sánchez parte de la premisa de la función reguladora de las relaciones sociales para aproximarse a la comprensión de tres estrategias relacionales de los grupos profesionales en Cali, Colombia: roscas, palancas y contactos; para desentrañar, mediante el establecimiento de sus mecanismos de funcionamiento, la significación que los actores les atribuyen y sus consecuencias en la estructura social. Cierra la sección Bastien Bosa, analizando un momento clave de redefinición de las fronteras raciales en la pequeña ciudad de Nambucca Heads en la costa norte de New South Wales, en el sudeste de Australia: el proceso de segregación en la escuela en 1915. El autor realiza un minucioso examen de todos los avatares de este acontecimiento, estudiando los diversos tipos de “reacciones aborígenes” derivadas de este proceso, para cuestionarse acerca de las condiciones de surgimiento de una discriminación explícita, desconocida hasta el momento, entre nativos y blancos. La sección Debate destaca los retos ambientales y de desarrollo con que cuenta Bogotá, receptora de los flujos migratorios que la han hecho expandirse de manera dispersa y desordenada hacia la sabana de Bogotá. En este debate, Eduardo Behrentz, Julio Carrizosa y Jorge Acevedo presentan los retos ambientales enfrentados por la ciudad y las prioridades para un crecimiento sostenible y humano. En la sección Documento, se presenta por primera vez la transcripción de la Biographia (en su idioma original y traducida al español), documento manuscrito depositado en el Archivo de la Biblioteca Nacional de Austria que trata de la vida del famoso botánico austriaco Nicolás José Jacquin. En ella se dan a conocer datos sobre su educación temprana y desarrollo de su vida profesional en Viena y detalles de su viaje a las Indias Occidentales entre 1754 y 1759. Este relato, nunca antes disponible en forma completa, es de suma importancia para el estudio de la vida de Jacquin y del desarrollo de la historia de las exploraciones científicas en América durante el siglo XVIII. Para cerrar el número, Alfredo Sfeir-Younis hace un llamado hacia la conciencia, la educación y la espiritualidad humana como dimensiones esenciales en un balance adecuado para alcanzar una sociedad sustentable. Propone una nueva forma de Eco-Moralidad con bases y arquitectura hacia la transformación humana; con espacios que inspiren a pensar en las diferentes formas de interdependencia; nos sensibilice hacia los procesos destructivos del medio ambiente humano y natural, y cree condiciones para elevar la conciencia humana. Concluye con sugerencias prácticas para empezar un camino crítico hacia la Nueva Eco-Moralidad, en donde la educación debe jugar el rol principal. Confiamos en que este número lleve al lector a reflexionar que el medio ambiente y la transformación humana tienen varias dimensiones, para lograr vivir en armonía en un planeta que amerita un nuevo paradigma ambiental. �

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presentaci贸n

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Revista de Estudios Sociales No. 32 rev.estud.soc. abril de 2009: Pp. 272. ISSN 0123-885X Bogotá, Pp.18-33.

¿Hacer más verde al Estado colombiano? por

Manuel Rodríguez Becerra*

Fecha de recepción: 13 de enero de 2009 Fecha de aceptación: 6 de febrero de 2009 Fecha de modificación: 4 de marzo de 2009

Resumen En Colombia se han efectuado dos grandes reformas de la política pública ambiental (1973-1976, y 1990-1993) que después de un cierto grado de consolidación entraron en declive, procesos estos que el presente artículo describe e intenta explicar. En últimas, el caso de Colombia demuestra las enormes dificultades de hacer más verde al Estado, un hecho que, en general, se ha registrado tanto en países desarrollados como en desarrollo. Se muestra, además, cómo cada una de las reformas ha sido acompañada de una nueva visión sobre la relación sociedad y medio ambiente que, conjuntamente con las políticas que orienta, han entrado, con frecuencia, en conflicto con los procesos de desarrollo económico.

Palabras clave: Política ambiental, instituciones ambientales, Estado verde.

Greening the Colombian State?

Abstract In Colombia, there have been two important reformist periods with regard to environmental public policies (1973-1976 and 1990-1993). In each case, after a certain degree of consolidation, they both entered into decline. This article describes and attempts to explain these processes. Ultimately, the Colombian case demonstrates the enormous difficulties of greening the State, a finding common in developing countries. Additionally, the article shows how each reform was accompanied by a new vision of the relationship between society and the environment. This vision, along with its corresponding policies, however, frequently entered into conflict with processes of economic development.

Key words: Environmental Policy, Environmental Institutions, Green State.

Tornar mais verde o Estado colombiano?

Resumo Na Colômbia se instauraram duas grandes reformas da política pública ambiental (1973-1976, e 1990-1993) que depois de ter atingido certo grau de consolidação caíram em desuso. Esses processos são o foco principal que este artigo procura explicar e descrever. Por último, o caso da Colômbia demonstra as enormes dificuldades de tornar mais verde o Estado, um fato que, em geral, aconteceu quer em países desenvolvidos quer em desenvolvimento. Adicionalmente, o artigo expõe como cada uma das reformas tem sido acompanhada de uma nova visão sobre a relação sociedade e meio ambiente que, unida às políticas que orienta, entrou em conflito com os processos de desenvolvimento econômico.

Palavras chave: Política ambiental, instituições ambientais, Estado verde.

* Ingeniero Industrial, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia; B. Litt. Management Studies, Oxford University, Reino Unido. Algunas de sus publicaciones: Gobernabilidad, instituciones y medio ambiente en Colombia. Bogotá: Foro Nacional Ambiental, 2008; El ambientalismo en América Latina y el Caribe. En: América Latina desde 1930, Historia general de América Latina, Vol. VIII, ed. Marco Palacios. Paris: Ediciones UNESCO, 2008; Declive de las instituciones y la política ambiental en América Latina y el Caribe. En: Gobernabilidad, instituciones y medio ambiente en Colombia, ed. Manuel Rodríguez, 2008; La política exterior ambiental de Colombia en el Ámbito Global. En: La política exterior de Colombia en el siglo XXI, ed. Martha Ardila. Bogotá: Fescol, 2005. Actualmente se desempeña como profesor titular de Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: mrb@adm.uniandes.edu.co.

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¿Hacer más verde al Estado colombiano?

Manuel Rodríguez Becerra

dossier

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la realizada a principios de la década de los setenta, en virtud de que es un antecedente de aquélla y de que nos ofrece una perspectiva de más largo plazo sobre las dificultades que han existido en Colombia para incorporar lo ambiental como uno de los ejes del desarrollo.

ace más de cuatro décadas se inició el proceso dirigido a incorporar el tema ambiental como una preocupación de Estado, que ha sido descrito y analizado por autores norteamericanos y europeos, como el intento de “hacer más verde al Estado” (greening the state), y que chocó desde un principio con el hecho de que los gobiernos han sido tradicionalmente protagonistas importantes del deterioro ambiental (Eckersley 2004). Y este propósito entró, también, en tensión, y, con frecuencia, en conflicto con las funciones estatales tradicionales de mantener el orden interno, abogar por el crecimiento económico y ofrecer un conjunto de servicios para el bienestar social; una situación que aún está lejos de resolverse y que reiteradamente ha llevado a poner el tema ambiental como una prioridad menor, e incluso a derrotarlo, en el conjunto de la agenda pública (Meadowcroft 2007; Janicke y Weidner 1997).

La reforma de principios de los años setenta Colombia es un país que muestra una larga tradición y continuidad formal en el intento de proteger el medio ambiente mediante un aparato legal, unas agencias públicas especializadas, y la pretensión de establecer unas políticas ambientales sectoriales, en comparación con otros países en desarrollo. De hecho, el conjunto de autoridades ambientales, en el ámbito nacional y regional, previstas en la Ley 99 de 1993, se construyó en gran parte sobre la institucionalidad que le precedió, cuya historia se remonta a más de cincuenta años.

La administración de los recursos naturales en los años sesenta

En este contexto, en Colombia se han efectuado dos grandes reformas de la política pública en relación con lo que hoy conocemos como el medio ambiente: la primera, a principios de los años setenta, mediante la expedición del Código de los Recursos Naturales Renovables y del Medio Ambiente (1974), y la reorientación de las agencias públicas estatales entonces encargadas de la administración de estos recursos –el Instituto Nacional para el Desarrollo de los Recursos Naturales Renovables (Inderena) y las corporaciones autónomas regionales (CAR)–; la segunda, a principios de los años noventa, con la incorporación de más de cincuenta artículos sobre medio ambiente y desarrollo sostenible en la nueva Constitución promulgada en 1991, y la Ley 99 de 1993, mediante la cual se crearon el Ministerio del Medio Ambiente y el Sistema Nacional Ambiental, y se establecieron otras disposiciones.

La administración de los recursos naturales en Colombia en el ámbito regional se fue fortaleciendo paulatinamente a partir de la creación de la Corporación Autónoma del Valle del Cauca (CVC) en 1954, a la cual se le otorgaron competencias específicas en la materia, en el norte del departamento del Cauca y en el departamento del Valle del Cauca, con énfasis en el manejo y protección del río Cauca, para fines de generación eléctrica, irrigación y control de inundaciones. Con el paso de los años fueron ampliadas y reformadas, hasta convertirse en la autoridad ambiental del departamento del Valle que hoy conocemos. La CVC, que en su momento fue creada a imagen y semejanza de la �������������������� Tennessee Valley Authority, sirvió de modelo para las seis nuevas corporaciones autónomas regionales que, con funciones para el desarrollo regional y la administración y conservación de los recursos naturales renovables, fueron creadas en el período 1961-1973 (Nassar 1990; Rodríguez 1994).

En este artículo se evidencia, a partir del análisis de la evolución de las agencias nacionales y regionales, cómo cada una de estas reformas de la política pública, después de un período de consolidación relativa, entró en declive. Y se hacen algunas consideraciones sobre el contexto en que se produjo ese fenómeno de retroceso de la institucionalidad ambiental, que muestra los grandes obstáculos y contradicciones que existen en Colombia para hacer más verde al Estado. El artículo se concentra, en particular, en la segunda de las grandes reformas y su evolución, pero se refiere también a

Una de estas corporaciones, la de los Valles del Magdalena y del Sinú (CVM), fue fusionada con la división de recursos naturales del Ministerio de Agricultura para crear el Instituto Nacional para el Desarrollo de los Recursos Naturales Renovables (Inderena) en el contexto de la reforma de la administración pública realizada en 1968, bajo la presidencia de Carlos Lleras Restrepo. A su vez, aquella división había sido creada a partir del informe de la Misión Currie, en 1951, la cual recomendó el establecimiento de una entidad que abogara por la 19


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ordenada explotación de los recursos naturales renovables del país, cuya competencia se encontraba dispersa en diferentes entidades (Currie 1952).

Simultáneamente con la aproximación de la conservación y uso racional de los recursos naturales renovables coexistía la visión preservacionista, que aboga por proteger absolutamente unas áreas naturales vírgenes, o con baja perturbación, mediante parques naturales. Ésta comenzó a surgir en Estados Unidos a finales del siglo XIX, hasta quedar consagrada en la Convención del Hemisferio Occidental, en 1940. Precisamente, el ambientalismo incorporó como parte de su agenda la preservación de valores naturales y paisajísticos únicos a través del establecimiento de los parques naturales nacionales (Sands 1994).

El surgimiento del ambientalismo y la reforma de 1974-1978 En 1974 se expidió el Código de los Recursos Naturales Renovables y del Medio Ambiente, una respuesta a la Conferencia de Estocolmo sobre Medio Ambiente Humano, realizada dos años antes, la cual marcó formalmente el inicio de la gestión ambiental de Estado en Colombia. En efecto, como producto de esta conferencia, además de la histórica declaración de principios sobre la protección ambiental, se acordó, en forma no jurídicamente vinculante, que los estados incorporarían en la agenda pública el tema ambiental mediante la actualización y expedición de legislaciones y la conformación de agencias públicas para su puesta en marcha. Y el Código colombiano fue una ley ambiental pionera en el ámbito global y marcó el inicio de la gestión ambiental de Estado en Colombia, en un momento en el cual el ambientalismo apenas comenzaba a surgir en el país y en la región (Brañes 2001).

Es esta nueva concepción, que surge con especial fuerza principalmente en Estados Unidos y Europa Occidental, la que orienta los acuerdos logrados en la Conferencia de Estocolmo. Ésta va a tener una gran incidencia en la construcción del Código de Recursos Naturales Renovables y del Medio Ambiente de Colombia, y en la reorientación de las organizaciones entonces existentes para la administración de los recursos naturales renovables.

El Inderena y las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR):

Se hace referencia a la gestión ambiental de Estado para distinguirla de la aproximación conocida como la conservación y aprovechamiento racional de los recursos naturales, que surgió con fuerza en las primeras décadas del siglo pasado. Mediante esta aproximación se busca “explotar racionalmente” esos recursos como un medio para asegurar un flujo continuo de sus productos y, en su esencia, aún subyace en la orientación de muchas de las políticas públicas, manteniendo su vigencia y estando en conflicto con la orientación propiamente ambientalista.

una institucionalidad en dificultades

Precisamente, en 1976 el Inderena fue reformado para convertirlo en la primera autoridad ambiental del país y adecuarlo a los nuevos imperativos del Código. Mantuvo su sigla pero fue reinterpretada como Instituto de los Recursos Naturales Renovables y del Medio Ambiente y conservó también su carácter de instituto nacional centralizado, con jurisdicción en la mayor parte del territorio nacional, exceptuando aquellas áreas en donde funcionaban las corporaciones autónomas regionales.

La aproximación del aprovechamiento racional fue retada con fuerza a mediados de los años sesenta por la ciencia ecológica y el ambientalismo, al demostrar que –al desconocer las complejas interrelaciones entre los organismos, y entre éstos y todos los aspectos vivientes y no vivientes de su ambiente– había dado lugar a la destrucción o degradación de valiosos ecosistemas. Comienza a arraigarse entonces el concepto de la sostenibilidad ambiental de las actividades productivas y, con él, el principio del derecho a un medio ambiente sano de las actuales y futuras generaciones (Miller y Rothman 1997; Hays 1998).1

El Inderena alcanzó su mayor auge durante el gobierno del presidente Alfonso López (1974-1978), como se evidenció en la gran incidencia que tuvo en la concepción y difícil proceso de aprobación del Código, y en la configuración de diversos programas para la gestión ambiental, que marcaron la agenda que se realizó hasta la nueva reforma, en 1993. De hecho, el conjunto de las positivas respuestas que Colombia dio a la Conferencia de Estocolmo fue en gran parte propiciado y generado por un grupo de ambientalistas vinculados al Inderena, muchos de ellos con sustantivas experiencias en el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, la Corporación del Valle del Magdalena (CVM), las universidades y las nacientes organizaciones ambientales no gubernamentales. Desde la fundación del Instituto, en 1968, este

1 El tema de las visiones sobre las relaciones entre la sociedad y el medio ambiente y sus implicaciones para la política ambiental se analiza en Rodríguez 2008b. 20


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grupo ambientalista había estado en una relación conflictiva con el grupo de técnicos que el Instituto heredó del Ministerio de Agricultura, atados a la concepción de la conservación y aprovechamiento racional de los recursos naturales, pero el Código y la reforma del Inderena representaban, ante todo, la nueva concepción.

El Inderena –la autoridad ambiental nacional– comenzó a debilitarse a finales de los años setenta. En primer término, se le quitó jurisdicción sobre una parte del país, entregándoles las competencias ambientales en algunos departamentos a las nuevas CAR, sobre las cuales, como se mencionó, dejó de tener mandato como autoridad nacional. En segundo término, además del debilitamiento presupuestal y el consiguiente debilitamiento técnico, se le quitaron competencias ambientales fundamentales en áreas como la minería o la conservación y aprovechamiento de los recursos pesqueros. Como se concluyó en un estudio adelantado a finales de los ochenta (DNP 1989):

Como lo anota Julio Carrizosa: Fue también la tradición del liberalismo filosófico y de su hijo, el pragmatismo, lo que hizo avanzar la gestión ambiental durante el gobierno de López Michelsen, y lo que logró que el Inderena subsistiera durante los doce años siguientes, a pesar de ser varias veces acusado como foco de insurrección y obstáculo al progreso, purgado en consecuencia y reducida su jurisdicción, resistiendo a pesar de los enormes cambios que sufrió el país, generando conciencia ambiental, creando parques, deteniendo proyectos absurdos (Carrizosa 2008, 27).

Inderena carece de los instrumentos jurídicos, financieros y técnicos para cumplir con la responsabilidad que se le ha encargado (Decreto 133 de 1976), además de que históricamente ha sido disminuida en su jerarquía institucional, en sus funciones, jurisdicción, presupuesto y personal, lo cual ha debilitado su gestión, en detrimento del ambiente (DNP 1989, 53).

Por su parte, las corporaciones autónomas regionales existentes a principios de la década de los setenta adquirieron paulatinamente competencias como autoridades ambientales en el área de su jurisdicción, acordes con el Código, iniciándose así la gestión ambiental regional de Estado. Además, en el período 1974-1988 se crearon doce nuevas corporaciones, que sustituyeron al Inderena como autoridad ambiental en diversas regiones del país, y que, a semejanza de las que las precedieron, recibieron diversas competencias en materia de desarrollo regional, como la construcción de algunas obras de infraestructura y la realización de proyectos dirigidos a resolver problemas específicos de la región.

En síntesis, a finales de la década de los ochenta la institucionalidad ambiental, creada en el primer gran intento de “hacer más verde” al Estado colombiano, había alcanzado una situación que resultaba insostenible. Eventualmente, fue una situación que debió de convenir a diferentes organizaciones del sector productivo del país, público y privado, tal como se manifestó en el proceso de la aprobación del Código, que no fue sancionado por el presidente Misael Pastrana –quien había obtenido autorización del Congreso Nacional para expedirlo mediante facultades extraordinarias–, ante la fuerte oposición efectuada por la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI) y el sector petrolero, que consideraban que la nueva normatividad sería un obstáculo para el desarrollo económico, argumento que siempre se ha escuchado por parte de diversos representantes del sector productivo en las tres últimas décadas. La llegada del presidente López a la Presidencia salvó la gran reforma con el soporte de la coalición de ambientalistas del Inderena, no obstante la insistencia de la ANDI para que no se expidiera la ley (ANDI 1974).

Pero todas las CAR de los años setenta y ochenta (ver Cuadro 1), con frecuencia dieron prioridad a sus funciones de desarrollo, en detrimento de sus funciones como autoridad ambiental, y sólo comenzaron a resolver esos problemas a mediados de los ochenta, como consecuencia del proceso de descentralización administrativa que puso en cabeza de los municipios la mayor parte de las funciones de desarrollo que aquéllas tenían. Además, las CAR, que en su conjunto abarcaban aproximadamente el 25% del territorio nacional (ver Cuadro 1), dependían de una oficina del Departamento Nacional de Planeación (DNP), sin ninguna atribución como autoridad ambiental nacional, y en general, similar a la de las Corporaciones, más ligada a la visión de la conservación y aprovechamiento racional de los recursos naturales, en comparación con el Inderena, que tenía una visión más ambientalista (DNP 1989; Fundación Alma 1990).

Pero, de alguna manera, la gran reforma había nacido vulnerada, como lo demostró el pronto y rápido declive en que entró la gestión ambiental del país. Sin embargo, ello no impidió, por ejemplo, que una ambientalista, Margarita Marino, liderara como gerente del Inderena (1983-1986) una sustantiva gestión, para algunos tan 21


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singular que llegaron a apodar a este Instituto como la mayor organización no gubernamental del país.2

En efecto, el gobierno de Colombia participó activamente en las negociaciones de los acuerdos que firmaron más de ciento veinte jefes de Estado en la denominada Cumbre de la Tierra,4 iniciadas en 1988, un hecho que evidentemente incidió en la concepción de las normas ambientales que se incorporaron en la Constitución de 1991, y de las normas que conformaron la Ley 99 de 1993, que dio origen al Minambiente y al Sistema Nacional Ambiental (SINA). Así se refleja, por ejemplo, en la incorporación de la concepción del desarrollo sostenible en la Constitución (Artículo 80) y en la Ley (Artículo 3), así como en el hecho de que en esta última se establezca que el proceso de desarrollo económico y social del país se orientará según los principios del desarrollo sostenible contenidos en la Declaración de Río de Janeiro de 1992 sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Artículo 1, Inciso 1, Ley 99 de 1993).

La reforma ambiental: 1991-1994 Diecisiete años después de expedido el Código, Colombia fortaleció su normatividad ambiental a través de la Constitución de 1991, que consagró más de cincuenta artículos sobre medio ambiente y desarrollo sostenible. Veinticinco años después de creado el Inderena, se expidió la Ley 99 de 1993 mediante la cual se crearon el Ministerio del Medio Ambiente y el Sistema Nacional Ambiental, y se dictaron otras disposiciones.

La Conferencia de Río y la nueva institucionalidad De manera similar a las reformas institucionales de los años setenta, que fueron una respuesta a la Conferencia de Estocolmo, la constitucionalización del tema ambiental y la expedición de la Ley 99 de 1993 fueron las principales respuestas de Colombia a los compromisos adquiridos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, realizada en Río de Janeiro en 1992.

Esta norma de la Ley 99 tiene una gran significación, toda vez que esta Declaración contiene 27 principios que hacen parte central de las concepciones sobre desarrollo sostenible y sostenibilidad ambiental, como los de precaución, del que contamina paga, de las responsabilidades comunes y diferenciadas y de la necesidad de considerar en forma integrada el desarrollo económico y social y la protección ambiental (UN 1992; Campligio et al. 1993).5

A similitud de lo ocurrido en la reforma de principios de los años setenta, una gran coalición de ambientalistas –unos como funcionarios del gobierno y otros como miembros de las organizaciones ambientales no gubernamentales– contribuyó en forma definitiva a que aquéllas fueran las respuestas, a partir de la fructífera experiencia que habían adquirido durante más de dos decenios para proteger el medio ambiente. No faltó tampoco la oposición al proyecto de ley, adelantada, entre otros, por la ANDI y los sectores de la construcción y del petróleo, que llegó a ponerlo en el filo de su hundimiento. Pero la firme decisión del presidente César Gaviria de sacarlo adelante acabó predominando, lo cual se puede interpretar, parafraseando a Julio Carrizosa, como una expresión del pragmatismo liberal que, como en 1974, fue favorecida por el clima internacional en pro de la causa ambiental.3

Al Ministerio del Ambiente, establecido como la primera autoridad ambiental del país en sustitución del Inderena, y responsable de la formulación de las políticas y regulaciones ambientales nacionales, se le otorgó, además, un conjunto de competencias para que intervenga en la formulación de las políticas sectoriales (salud, agricultura, comercio exterior, relaciones internacionales) en materia ambiental, así como para que determine los criterios ambientales que deben guiar los planes y programas sectoriales. En el contexto de la reforma, se otorgaron competencias ambientales a la Contraloría y a la Procuraduría, en el ámbito de las funciones que les son propias, y. se estableció una Unidad de Política Ambiental, en el

2 Se dice, aunque no está confirmado, que fue el mismo presidente Belisario Betancur quien así lo denominó. 3 En las Memorias del Primer Ministro del Medio Ambiente de Colombia (Rodríguez 1994) se hace un pormenorizado recuento del proceso que condujo a la Ley 99 de 1993. Durante el gobierno del presidente Barco (1986-1990) se efectuó una primera propuesta de reforma de la institucionalidad ambiental, materializada en el establecimiento del Darnar, Departamento Nacional de los Recursos Naturales Renovables y del Medio Ambiente (APROAMBIENTE 1990), y se crearon los grandes resguardos y parques nacionales en la Amazonia (FNA 2008).

4 Esos acuerdos son: las convenciones de Biodiversidad y Cambio Climático, la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, la Declaración sobre Bosques, y la Agenda 21, siendo no jurídicamente vinculantes estos tres últimos instrumentos. 5 No es del caso entrar aquí a plantear una discusión sobre el significado de los términos desarrollo sostenible y sostenibilidad ambiental, los cuales han sido materia de las más diversas concepciones, definiciones y controversias. Para el caso de los países desarrollados, véase Porrit (2006), y para el caso de los países en desarrollo, véanse Escobar (1999) y Guimarães (2004). 22


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Departamento Nacional de Planeación, como uno de los instrumentos para garantizar la incorporación de la dimensión ambiental en el Plan Nacional de Desarrollo y en los documentos de política económica y social que se sometieran a consideración del Consejo Nacional de Política Económica y Social (CONPES). Es un enfoque intersectorial que encuentra sus fundamentos en diversos mandatos de la Constitución, entre los cuales se menciona aquel según el cual los planes de desarrollo nacional y territorial deben incorporar lo económico, lo social y lo ambiental como sus tres ejes fundamentales (Artículo 339).

1991 y la creación del Minambiente y del Sistema Nacional Ambiental (SINA) en 1993–.7 Además, parafraseando a Julio Carrizosa, en ambas reformas el cambio del régimen de políticas es hijo del liberalismo pragmático de los gobiernos presididos por Alfonso López y César Gaviria, orientación que jugó en las tres dimensiones de los cambios de régimen de las políticas, que, según Wilson, interactúan en formas relativamente complejas. El hecho de que las reformas se hayan dado durante presidencias de corte liberal es consistente con la historia de los períodos de fortalecimiento de la política ambiental tanto en los países desarrollados como en desarrollo, que por lo general, ha coincidido con gobiernos progresistas, liberales y de izquierda (Janicke y Weidner 1997).

En la Ley 99 se designó como autoridades ambientales regionales a 34 corporaciones autónomas regionales (CAR),6 que se erigieron en un sistema de gestión regional descentralizado, autónomo y participativo. Para el efecto, se crearon dieciséis nuevas corporaciones y se reestructuraron las dieciocho que existían en 1993 (ver Cuadro 1), y para la gestión ambiental en las ciudades con más de un millón de habitantes se establecieron cuatro entidades ambientales urbanas. Se dotó al Sistema Nacional Ambiental de cinco institutos de investigación especializados, con el propósito de que proveyesen al Ministerio de la información necesaria para formular la política ambiental. En la Constitución y en la Ley 99 se previó un conjunto de rentas propias para la Corporaciones Autónomas Regionales y para la gestión ambiental en los municipios.

Ascenso y declive del Ministerio del Medio Ambiente En un estudio de Henry Mance (2008), titulado sugestivamente “La política de sostenibilidad: ascenso y declive del Ministerio del Medio Ambiente colombiano”, se señala que a partir de la expedición de la Ley 99 de 1993, durante los gobiernos de los presidentes Ernesto Samper y Andrés Pastrana (1994-2002), se registra un proceso de consolidación restringida del Ministerio. Las restricciones en el proceso de consolidación del Ministerio y su posterior declive son explicados por Mance a partir de la gran vulnerabilidad a los cambios en lo político que encuentra en la institucionalidad ambiental, que es, además, relativamente mayor que la de otros sectores del gobierno.

El surgimiento y puesta en marcha tanto de la reforma de principios de los noventa como la reforma de principios de los setenta se explican bien a través del modelo de “Regímenes de Políticas” formulado por Carter A. Wilson (2000), para entender el porqué de los cambios sustanciales de las políticas públicas. En este modelo se establece que un detonante particular –en este caso, los acuerdos de Estocolmo, de 1972, de Río de Janeiro, de 1992, y las circunstancias muy particulares que los rodearon– crea fuertes presiones que conllevan un cambio sustancial de política. Y este último ocurre con cambios en el paradigma de política –la visión ambientalista de los sesenta y la visión del desarrollo sostenible de los noventa–, alteraciones en los arreglos del poder –la alianza de los gobiernos de López y Gaviria con grupos de interés favorables a la reforma ambiental– y transformaciones importantes en los arreglos institucionales –el Código de los Recursos Naturales Renovables (1974) y la reforma del Inderena (1976); y la Constitución de

En efecto, durante el período se dieron algunos retrocesos en la normatividad, al lado de sustantivos avances en la gestión. Los primeros se produjeron aun durante el tiempo que estuvo Juan Mayr, un reconocido ambientalista, frente el Ministerio (1998-2002). Así, por ejemplo, se reformó el Código de Minas, que les restó al Minambiente y a las Corporaciones Autónomas Regionales competencias en el campo de otorgamiento de las licencias ambientales en el sector minero, un hecho que revela la impotencia del Minambiente frente a ciertas intervenciones que lleva a cabo el sector privado para hacer más laxa la legislación ambiental. Así mismo, durante este período comenzaron a declinar las asignaciones del presupuesto nacional para la gestión ambiental, como se registra en la siguiente sección.

6 La Corporación de la Sierra Nevada de Santa Marta, una de las 34 CAR previstas por la Ley 99 de 1993, finalmente no se estableció, y fue eliminada en posterior acto legislativo.

7 Roth (2002) ha interpretado el cambio de políticas en los dos períodos considerados a partir de la aproximación denominada advocacy coalitions, de Sabatier (1993). 23


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Según Mance:

menor prioridad desde el punto de vista presupuestal, en comparación con estos dos viceministerios, y que en el mismo período se registra un debilitamiento en la capacidad técnica, financiera y de liderazgo de la política ambiental nacional, en comparación con la institucionalidad preexistente (Embajada Real de los Países Bajos 2007). Y todo ello se expresa en una pérdida sustancial de la capacidad de ejercer sus funciones básicas como autoridad central y como coordinador del SINA, en aspectos centrales de regulación, planificación y definición de políticas (FNA9 2008).

Bajo los gobiernos de Samper y Pastrana la vulnerabilidad institucional del Ministerio no se manifestó totalmente. Pero bajo el presidente Uribe, el cambio ha sido innegable. Con su interpretación del contexto político se ha explotado la vulnerabilidad del Ministerio para debilitarlo (Mance 2008, 1).

Y señala que la institucionalidad ambiental nacional sufrió un gran declive con la fusión del antiguo Ministerio del Medio Ambiente con gran parte del Ministerio de Desarrollo (agua potable, saneamiento básico y desarrollo territorial). Una situación advertida tempranamente por uno de los órganos de control del Estado:

Debilitamiento de la gestión ambiental sectorial La capacidad gubernamental del orden nacional para hacer más verdes sus políticas se debilitó sustancialmente con la práctica eliminación de la Unidad de Política Ambiental del Departamento Nacional de Planeación, en el año 2003, que tenía el propósito de asegurar la incorporación del tema en los planes y programas de los diferentes sectores.10

Como lo ha repetido a lo largo de los últimos tres años la Contraloría General de la República –CGR–, el sector ambiental en el país bajo la actual administración, ha sufrido un claro debilitamiento (CGR 2005, 4).

Fue una fusión que se adelantó a partir del ofrecimiento de naturaleza electoral que durante la campaña hacia la Presidencia, hiciera Álvaro Uribe de producir un remezón en las instituciones gubernamentales del orden nacional. Finalmente, la oferta electoral se puso en marcha en el caso ambiental sin que mediara una evaluación sobre su conveniencia. Además, al mismo tiempo que se anunciaba la reforma, el ministro del Interior, Fernando Londoño, hizo temerarios señalamientos a las organizaciones no gubernamentales ambientales, acusándolas de lobos vestidos de ovejas, es decir, aliados de la subversión parapetados en una actividad aparentemente noble.8 Nunca, en la historia del ambientalismo en Colombia, un gobierno había comenzado tan lejos de los ambientalistas.

Pero el debilitamiento de la capacidad sectorial para la gestión ambiental ha ido más allá, como lo evidencia el caso del Ministerio de Relaciones Exteriores, que, de desempeñar un papel proactivo en la política exterior colombiana en el ámbito ambiental, hoy cuenta con una capacidad técnica sustantivamente inferior a la que tuvo en los noventa,11 o el Ministerio del Transporte, que llegó a tener una de las unidades ambientales más fuertes entre los ministerios de su ramo en Latinoamérica (Quintero y Sánchez 1998), de la cual queda muy poco. Más aún, algunos ministerios han cumplido un papel negativo en la protección ambiental. Así, el Ministerio de Transporte parece haber incidido en el otorgamiento de las licencias ambientales para la construcción de los puertos de Palermo y Dibuya, con un alto impacto en áreas ecológicamente sensibles (Correa 2006). Además, este Ministerio adelanta la construcción de la carretera Las Ánimas-Nuquí y ha anunciado la construcción de la carretera del Tapón del Darién, de la Acuavía del Pacífi-

Otra evaluación sobre la gestión ambiental del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (MAVDT), adelantada en 2007 por iniciativa del gobierno de Holanda como base para definir su programa de cooperación para el fortalecimiento institucional del Viceministerio del Ambiente, concluye que aquél, desde su creación en 2003, se ha caracterizado por su muy baja integración con los viceministerios de Agua y Vivienda, que entre 2002 y 2006 el campo ambiental tuvo una

9 FNA: Foro Nacional Ambiental. 10 En los inicios del segundo mandato del presidente Uribe se anunció que se reconstituiría, en parte, la Unidad de Política Ambiental, pero es un anuncio que se había concretado muy parcialmente a finales de 2008. 11 Entrevista realizada conjuntamente con Paula Moreno a Andrea Albán, directora de la División de Asuntos Especiales del Ministerio de Relaciones Exteriores, mayo de 2004, como parte de una investigación realizada sobre la política exterior de Colombia en el campo ambiental (Rodríguez 2005).

8 Esta declaración de Londoño fue hecha en el mes de julio de 2002, ya nombrado como ministro, y antes de posesionarse el presidente Uribe. Un amplio grupo de ambientalistas envió al candidato electo una carta sobre el particular, pero nunca la respondió. 24


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co y del puerto de Tribugá; todas ellas obras ubicadas en el Chocó biogeográfico, que los anteriores gobiernos se habían abstenido de construir en virtud de sus enormes problemas ambientales.

en comparación con sus dos antecesoras, Cecilia Rodríguez y Sandra Suárez. Así lo revelan no solamente sus acciones sino también su discurso, lo cual indica que la posición personal del Ministro siempre tiene un margen de acción. Sin embargo, el mayor compromiso de Lozano –soportado en gran parte en la posición de su viceministra, Claudia Mora, una ambientalista de larga tradición– ha encontrado sus límites frente a un gobierno concentrado en el desarrollo económico y la defensa. Así lo demuestran algunos de los casos antes expuestos y el otorgamiento a la Drummond de la licencia para adelantar la mayor explotación minera de que se tenga noticia en el país, no obstante su pobre récord en materia de gestión ambiental (PGNRC 2007); un hecho que parecería ser el fruto de las presiones del alto gobierno sobre el Ministerio para que se concediera.

A su vez, el Ministerio de Agricultura tuvo, además del Minambiente, una alta incidencia en la formulación de la Ley Forestal, que, sancionada por el gobierno, fue posteriormente declarada inconstitucional por parte de la Corte Constitucional, como consecuencia de haberse violado la disposición legal de la consulta previa a las comunidades indígenas. Esta ley, favorable al sector maderero, era claramente inconveniente desde la perspectiva ambiental, como lo arguyeron diversos grupos de la sociedad civil y el Procurador General de la Nación y tal como fue sustentado en la demanda ante la Corte Constitucional (Azuero et al. 2006; Mayr et al. 2006; Maya 2005).

Recursos económicos en declive La prioridad otorgada por el gobierno nacional al Ministerio del Medio Ambiente y al SINA, desde su creación, se refleja en la evolución de los recursos económicos con los cuales han contado. En este punto es necesario precisar que la financiación del SINA tiene dos grandes componentes: en primer lugar, las rentas propias de las corporaciones autónomas regionales previstas en la Constitución y en la Ley 99 de 1993, en las cuales tienen un gran peso las transferencias del impuesto predial de los municipios, las transferencias del sector eléctrico y las altas rentas de capital de algunas de ellas, y que son rentas que por su origen se concentran fundamentalmente en ocho de las CAR. Y, en segundo término, los aportes del Presupuesto General de la Nación al resto del SINA, dependiendo de este presupuesto, de manera determinante, el Sistema de Parques Nacionales Naturales, los cinco institutos de investigación, buena parte de las corporaciones autónomas regionales, todas las corporaciones de desarrollo sostenible y el Viceministerio del Ambiente (hasta 2003, el Ministerio del Ambiente). De conformidad con las cifras presentadas por Guillermo Rudas en un debate realizado sobre el SINA:

Por su parte, Ingeominas, una entidad adscrita al Ministerio de Minas y Energía, ha concedido títulos mineros en los páramos, los parques nacionales y otros valiosos ecosistemas (Vieira 2007), situación que dio lugar a un debate público a principios de 2009. Pero el ministro del Ambiente, Juan Lozano, y su viceministra, Claudia Mora, adoptaron una posición vertical en contra de aquella minería que ponga en riesgo la protección del agua, y han buscando anular los títulos mineros concedidos en los páramos y excluir de tal actividad éstas y otras áreas de especial valor ecológico (El Espectador 2009). Los anteriores hechos simplemente confirman la mayor prioridad que le ha dado el gobierno del presidente Uribe a áreas como la defensa, la inversión extranjera y la explotación de los recursos naturales, frente a la protección ambiental que, en los casos señalados, parecería constituir un obstáculo frente a esos propósitos. Pero también en las anteriores ilustraciones se identifica cómo no ha existido una política monolítica sobre el papel de la gestión ambiental en el gobierno central. Mientras que durante el primer período de Uribe el Ministerio del Ambiente, en alianza con el de Agricultura, promovieron una ley forestal altamente inconveniente desde la perspectiva ambiental, en el segundo período Minambiente se ha enfrentado al Ministerio de Minas en relación con los títulos mineros en zonas de especial valor ecológico. La única forma de interpretar estas dos situaciones contradictorias es señalar el mayor compromiso que parece caracterizar al ministro Juan Lozano (segundo mandato de Uribe) con la causa ambiental,

El comportamiento de los aportes del PGN al SINA refleja, durante los tres primeros años de su operación, un creciente nivel de prioridad otorgado por las autoridades nacionales a la estructuración del Sistema. Sin embargo, en los siguientes años se presenta una marcada disminución de esta prioridad, expresada, en primer lugar, en el acelerado declive en términos absolutos de esta asignación. Además, en la notable pérdida de participación del SINA en el total del PGN, pasando de representar un 0,52 por ciento 25


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Esta tendencia estaría siendo parcialmente contrarrestada en los dos primeros años del segundo mandato del presidente Uribe por un aumento en las asignaciones presupuestales a parques nacionales y a los institutos de investigación, pero como se ha subrayado:

del mismo en 1996, a solo un 0,14 por ciento en 2006. Lo cual indica una notable pérdida de la prioridad relativa otorgada por el Estado al tema ambiental, frente a otros componentes de la política pública. Y, consistentemente con esto, en una marcada pérdida de importancia del presupuesto nacional ambiental como porcentaje del PIB, bajando de un 0,11 por ciento en 1996, a solo un 0,04 por ciento en 2006; es decir, una tendencia inversa de estos recursos, frente al incremento de los impactos ambientales derivados del crecimiento económico y de la población.

[…] para cambiar la tendencia histórica se requiere no solo mantener este esfuerzo, sino consolidarlo y ampliarlo hacia los otros componentes del SINA, los cuales siguen estando seriamente afectados por la declinante tendencia de asignación de recursos nacionales al SINA en los últimos 10 años (FNA 2008, 2).

Se han fortalecido las rentas propias de algunas corporaciones, dentro de las que se destacan principalmente la CVC, la CAR, Corantioquia, la CDMB, la CRC, la CVS, Cornare y Corpoguajira. Este es el resultado del sólido aporte de sus principales fuentes de financiación: el impuesto predial, las transferencias del sector eléctrico, las regalías por explotación de recursos mineros, y las rentas de capital acumulado. Como resultado, la tendencia histórica de este componente del financiamiento de la política ambiental muestra un crecimiento sostenido como porcentaje del PIB, subiendo del 0,14 por ciento en 1996, al 0,28 por ciento en 2005; y una participación igualmente creciente en el PGN, pasando del 0,65 por ciento en 1996 al 0,91 por ciento en 2005. No obstante, este comportamiento positivo no puede ocultar las grandes deficiencias, y la marcada tendencia al deterioro presupuestal, de la mayoría de las corporaciones autónomas regionales y de las corporaciones de desarrollo sostenible. En efecto, dos terceras partes del total nacional de las rentas propias de las corporaciones, se concentran en únicamente las ocho aquí reseñadas (FNA 2008, 2).

Declive de las CAR como autoridades ambientales Las CAR han sido debilitadas como autoridades ambientales en el período 2002-2008, como lo evidencian múltiples hechos, entre los cuales se destacan la menor disponibilidad de recursos económicos con que cuentan, la mayor parte de las CAR, para la gestión ambiental –tal como se examinó en la sección anterior–; la disminución de su capacidad técnica y de control, y el debilitamiento de instrumentos de política críticos para la protección del medio ambiente. Durante los dos mandatos del presidente Álvaro Uribe se ha ordenado a las CAR que inviertan parte de sus recursos en el sector de agua potable y saneamiento básico, una situación que ha aminorado en forma preocupante los recursos económicos disponibles para la gestión ambiental en por lo menos veinte corporaciones (la disminución podría alcanzar el 36%, en términos reales), trasladándoles responsabilidades propias de las entidades territoriales (Rudas 2008b). Sobre el particular, en el año 2008, la Contraloría General de la República se pronunció en los siguientes términos:

De acuerdo con los estudios de Rudas (2008a, 2008b), la disminución de la asignación de los recursos del Presupuesto General de la Nación se puede interpretar como una consecuencia de la crisis económica que el país sufrió a finales de la década pasada, que afectó también la asignación a los otros sectores. Al final del período del presidente Pastrana, cuando ya la crisis comenzaba a superarse, se produce un incremento de la asignación del PGN al sector ambiental, que puede ser interpretado como una señal de la necesidad de regresar a los niveles anteriores. Pero, de nuevo, esa asignación sufre un decrecimiento durante la primera administración del presidente Álvaro Uribe, en contraste con otros sectores como defensa, educación y transporte, que registran sustantivos incrementos, un hecho que simplemente expresa la menor prioridad otorgada por el gobierno al tema ambiental.

Se deduce que el gasto ambiental se ha concentrado en satis­facer la prestación de servicios públicos domiciliarios (p.e. demanda de agua) en comparación con los mínimos recursos destinados a garantizar la oferta de bienes y servicios ambientales, al menos por la vía de la reforestación. De esta forma, en los entes territoriales se están invirtiendo recursos en actividades que, sólo en algunos casos, generan beneficios concretos para la protección, conservación y uso sostenible de los ecosistemas y sus recursos asociados, razón por la cual se considera que la gestión ambiental territorial tiene serias debilidades (CGR 2008, 8).

En el mismo sentido se pronunció la Procuraduría General de la Nación, que conceptuó que las CAR no pueden utili26


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zar sus recursos en la construcción de acueductos y saneamiento básico que se prevén en los Planes Departamentales de Agua, que se están elaborado con la orientación del Viceministerio del Aguas del MAVDT desde 2007.

y otras, de los conflictos derivados de la interpretación que han dado las CAR a su naturaleza autonómica) y de dificultades de coordinación con las autoridades urbanas –en gran parte, como consecuencia de la falta de claridad en la Ley 99 respecto a las competencias de las unas y las otras– (CTC142006; Canal 2007). Y se subraya también que, si bien muchos de los problemas y dificultades son comunes a la casi totalidad de las CAR, su profundidad varía enormemente entre ellas, al punto de que el desempeño de algunas de las corporaciones se considera sobresaliente, en comparación con el de las autoridades regionales de los otros países en desarrollo (FNA 2008).

La capacidad para ejercer las funciones propias de la autoridad ambiental regional se ha visto también debilitada por la disminución del número de funcionarios y técnicos al servicio de las CAR, como consecuencia de la directiva presidencial de disminuir el presupuesto de funcionamiento en beneficio del presupuesto de inversión, en forma tal que alcancen, respectivamente, el 33% y el 67% del total.12 Ello obligó a las CAR a disminuir la planta de personal entre un 20% y un 40%,13 a pesar de que era insuficiente para ejercer sus funciones, según una evaluación que se efectuó para el Banco Mundial (Blackman et al. 2004, 80). Esta política es incongruente con su rol fundamental de autoridad ambiental, que exige una masa crítica de técnicos para el establecimiento de las regulaciones, el otorgamiento de permisos y licencias y el control ambiental de los diversos actores económicos, entre otros.

Fortalezas y nuevos signos de debilitamiento Pero en medio de estos problemas y dificultades, una visión retrospectiva de la institucionalidad del SINA resulta positiva en muchos aspectos, como se registra en diversas evaluaciones (Sánchez, Kulsum y Yewande. 2007), y en un debate sobre la misma se reconoció: El esquema del SINA permitió estructurar autoridades ambientales regionales relativamente fuertes, con fuentes de financiación parcialmente blindadas frente a cambios de prioridad en las decisiones fiscales nacionales. Y capaces de enfrentar, en muchos casos, grandes retos impuestos por la gran heterogeneidad regional. Todo esto, retomando una importante experiencia y desarrollo institucional construido durante más de cinco décadas en varias regionales del país, con sus respectivas corporaciones.

Así mismo, dos de los instrumentos económicos fundamentales para la gestión ambiental de las CAR, la tasa de uso del agua y la tasa retributiva, han sido vulnerados. La tasa de uso del agua fue rebajada sustantivamente al principio del primer gobierno del presidente Uribe y la tasa retributiva no ha sido actualizada, situación que ha llevado a que estos dos instrumentos hayan perdido la efectividad respecto a los propósitos para los que fueron creados (Rudas 2008b). Estas dos situaciones simplemente expresan el objetivo de favorecer al sector productivo al hacer prácticamente gratis el uso del agua y disminuir las exigencias ambientales y las cargas económicas, y al neutralizar la tasa retributiva.

Un elemento central de las fortalezas del SINA lo constituye la concepción del esquema institucional, caracterizado por el carácter descentralizado, autónomo y democrático de las corporaciones regionales. Este factor se constituye en un elemento fundamental que hay que seguir desarrollando, en toda su potencialidad, antes de someterlo a intentos de reforma institucional que fácilmente podría menoscabar sus virtudes, especialmente bajo las actuales condiciones (FNA 2008, 4-5).

Diferente al declive que han sufrido las CAR como autoridad ambiental, como consecuencia de las decisiones tomadas en los dos mandatos del presidente Uribe, se subraya que éstas, en su conjunto, adolecen de diversos problemas de gobernabilidad (falta de transparencia, politización, dificultades para definir sus prioridades), de deficiencias de coordinación con el Ministerio del Ambiente (unas derivadas del débil liderazgo del MAVDT,

En general, si se examinan las CAR y el MAVDT en su conjunto desde que se aprobó la Ley 99, se puede afirmar que muestran logros y avances en la gestión ambiental, muchos de ellos sustantivos (Canal 2007). Es una afirmación también cierta para la gestión ambiental en los dos mandatos del presidente Uribe, en especial, en el segundo período, así ésta se haya realizado en un

12 En los dos consejos comunitarios especializados sobre las CAR, realizados durante la primera administración Uribe, el Presidente dio instrucciones sobre el particular (Consejo Comunal, Corporaciones Autónomas Regionales, Universidad de la Sabana, Chía, 6 y 7 de septiembre de 2003; Consejo Comunal, SINA, Cali, noviembre 6 de 2004). 13 Entrevistas con cinco directores de las CAR.

14 CTC: Corporación Transparencia por Colombia. 27


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escenario de declive de la política ambiental. Pero el deterioro ambiental del país –que ha sido ampliamente documentado tanto por un informe del Banco Mundial (Sánchez et al. 2007) como por el IDEAM (2004)– indica que el MAVDT y las CAR están aún lejos de alcanzar los propósitos para los cuales fueron creados.

Estos conflictos se agudizaron a principios de la década de los noventa (Guimarães 2004), cuando al mismo tiempo que el concepto de desarrollo sostenible se consagró en el más alto nivel político, y se acordaron convenios y declaraciones ambientales históricos en la Conferencia de Río, en 1992, se estaban resolviendo las negociaciones finales de la Ronda de Uruguay, que concluyeron en la creación de la Organización Mundial de Comercio, conducente a acelerar la internacionalización de la economía (OECD16 1997).

Infortunadamente, parecen soplar vientos de reforma en detrimento de la gestión ambiental. En diciembre de 2008, el Presidente ordenó públicamente al Ministro del Ambiente que, mediante una nueva ley, se eliminen aquellas corporaciones cuyos presupuestos solamente alcanzan para su funcionamiento y que se fusionen con otras, buscando recortar los costos de funcionamiento consolidados en favor de la inversión.

En muchos países en desarrollo la globalización ha incentivado grandes transformaciones en su aparato productivo, muchas veces con un impacto ambiental de consideración. Así se refleja en el caso de Colombia, que se está convirtiendo con gran velocidad en un país minero, y eventualmente se convertirá en un gran productor de agrocombustibles, dos actividades de alto impacto ambiental. El hecho de que las exportaciones de Colombia se hayan multiplicado por cuatro, en términos absolutos, en los últimos seis años, indica cuán profunda está siendo esa transformación productiva en nuestro país. Y se puede afirmar que el debilitamiento de la institucionalidad y la política ambientales, en los últimos seis años, corresponde a la visión según la cual para impulsar este modelo de crecimiento económico exportador, basado en gran parte en la inversión extranjera, es necesario quitar del camino aquellos obstáculos que, como muchas de las políticas y normas ambientales, puedan obstruir estos propósitos. Los actos de gobierno, expuestos a lo largo de este escrito, así como las reiteradas expresiones de los altos funcionarios del gobierno, de crear las condiciones más favorables para atraer la inversión extranjera y de facilitar las cuestiones ambientales, apuntan en esa dirección. Es una visión sobre lo ambiental que constituye un gran retroceso con relación a la que motivó la reforma de principios de los noventa y que, además, no tiene en consideración las más recientes formulaciones que ubican la sostenibilidad ambiental del desarrollo como uno de los objetivos fundamentales de toda sociedad, en el contexto del capitalismo globalizado (Porrit 2006). Pero es necesario subrayar que el debilitamiento de la política ambiental se asocia también con la concentración del gobierno en la política de seguridad democrática, un factor que, en general, ha restado recursos no sólo a aquella política sino también a las políticas sociales (CNP17 2004).

Además, en la misma intervención,15 instó al Ministerio y a las CAR para que dediquen parte de sus recursos de inversión a enfrentar los desastres generados por la ola invernal. Como reacción a ésta y otras orientaciones presidenciales referentes a las CAR, el Director de la Carder, una de las corporaciones más distinguidas del país por su desempeño, afirmó: Se pretende que las CAR atiendan emergencias, adelanten prevención de desastres, respondan por las consecuencias del invierno y construyan obras de infraestructura, cuando su espíritu es ser autoridad ambiental, proteger los recursos naturales, promover el ecodesarrollo e incentivar la sensibilidad y la educación ambiental […] El gobierno nacional no puede exigirles a las CAR invertir en proyectos que se salen de su órbita y atentan contra su misión (Carder 2009, 1).

Consideraciones finales En este artículo se ha intentado ilustrar las dificultades que existen para “hacer más verde” al Estado colombiano, un fenómeno que es común en los países en desarrollo y desarrollados. El principal factor que favorece esa situación son los diferentes conflictos existentes, y no resueltos, entre los modelos de desarrollo económico y la protección ambiental, los cuales se reflejaron en el debilitamiento de la primera gran reforma ambiental que se efectúo en el país a principios de los años setenta.

15 Consejo Comunal de Riesgos y Atención de Desastres. Sena, Seccional Bogotá, 6 de diciembre de 2008. (Efectuado en cadena con varias ciudades, vía satélite).

16 OECD: Organization for Economic Cooperation and Development 17 CNP: Consejo Nacional de Planeación. 28


¿Hacer más verde al Estado colombiano?

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La gran dependencia que tiene la política ambiental de la voluntad de los mandatarios es otro factor que ha dificultado hacer más verde el Estado, como se ha mostrado en este artículo para nuestro país, y como, en general, ha sido evidenciado tanto en los países desarrollados como en desarrollo (Mance 2006a; Janicke y Weidner 1997). Ello facilita que las reformas dirigidas a fortalecer la política ambiental, adelantadas por uno o más gobiernos, puedan ser debilitadas por otro gobierno que, por cualquier razón, considera que ésa no es una prioridad. Es decir, la institucionalización de lo ambiental dentro del aparato estatal es más vulnerable a la voluntad de los jefes de Estado, en comparación con áreas de la gestión pública más tradicionales, como lo reveló claramente el caso de G. W. Bush como presidente de Estados Unidos (Kennedy 2004). El fenómeno de la vulnerabilidad de la institucionalidad ambiental, en manos de la voluntad de los jefes de Estado –que opera tanto para su debilitamiento como para su fortalecimiento–, se habría presentado en otros países de América Latina y el Caribe durante las dos últimas décadas, según una exploración preliminar efectuada para Argentina, Brasil, Ecuador, México y Perú (Rodríguez 2008).

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Esta dependencia de la política ambiental de la voluntad del jefe de Estado es favorecida, en parte, por la debilidad relativa de los grupos de la sociedad civil interesados en el tema. Es una situación que se hace aún más aguda en los países en desarrollo, en donde amplios grupos de la población luchan por sus necesidades más inmediatas de salud, educación, vivienda y seguridad, estando lo ambiental muy lejano de sus preocupaciones. Este último es un aspecto que no se exploró en este artículo, pero como se indicó, los presidentes de Colombia han podido dirigir la política ambiental en asuntos esenciales, teniendo en cuenta a las organizaciones de la sociedad civil y buscando su apoyo, cuando se proponen dar prioridad al tema ambiental –como ocurrió en los gobiernos de los presidentes César Gaviria y Alfonso López–, o ignorándolas, e incluso atacándolas y desprestigiándolas, cuando de lo que se trata es de vulnerar la institucionalidad y las políticas ambientales, como sucedió desde los inicios de la administración del presidente Álvaro Uribe. �

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¿Hacer más verde al Estado colombiano?

Manuel Rodríguez Becerra

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Anexo. Creación de las Car

Origen institucional

Corporación

Creadas antes de la Ley 99 (mantienen estructura, denominación y jurisdicción)

• • • • • • •

CARDER CORPONARIÑO CORPONOR CORTOLIMA CRQ CORNARE CVC

Creadas antes de la Ley 99 (modifican denominación y/o jurisdicción)

• • • • • • • •

CORPAMAG CORPOCESAR CORPOGUAJIRA CORPOCALDAS CRC CVC CAR CDMB

Creadas por la Ley 99

• • • • • • • • • • •

CORPORINOQUIA CARSUCRE CAM CORANTIOQUIA CRA CAS CORPOBOYACÁ CORPOCHIVOR CORPOGUAVIO CARDIQUE CSB

Creadas por la Ley 99 (nuevas)

• • • •

CDA CORALINA CORMACARENA CORPOMOJANA

Corporaciones de Desarrollo Sostenible creadas por Ley 99 (modifican denominación)

• • •

CORPOAMAZONÍA CODECHOCÓ CORPOURABÁ

Tomado de Canal y Rodríguez 2008.

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La ecología política del giro biocéntrico en la nueva Constitución de Ecuador* por

Eduardo Gudynas**

Fecha de recepción: 13 de enero de 2009 Aceptación: 27 de febrero de 2009 Modificación: 4 de marzo de 2009

Resumen La nueva Constitución de Ecuador presenta por primera vez en América Latina un giro hacia el biocentrismo. Se introducen los conceptos de derechos de la Naturaleza y derecho a su restauración. Se genera una nueva articulación con los saberes tradicionales, al referirse tanto a la Naturaleza como a Pachamama, y además ofrece un contexto para las políticas y la gestión ambiental basado en la buena vida (sumak kawsay) y en nuevas estrategias de desarrollo. Se describen y analizan estos aspectos desde la perspectiva de la ecología política y la ética ambiental, se revisan los impactos del concepto de valor intrínseco y se presenta una serie de desafíos futuros en el terreno de la política y la gestión. El giro biocéntrico plantea una alternativa a la modernidad abriendo las puertas a nuevas formas de valoración ambiental y articulación con los saberes indígenas.

Palabras clave: Derechos de la Naturaleza, valor intrínseco, biocentrismo, ecología política, ética ambiental, Ecuador.

The Political Ecology of the Biocentric Turn in Ecuador´s New Constitution

Abstract Ecuador´s new Constitution is the first in Latin America to have a biocentric perspective. It introduces the concept of Nature´s rights together with the right to ecological restoration. It promotes a new articulation with traditional knowledge by referring to both Nature and Pachamama. And it provides a framework to base environmental policies and management on an Andean perspective of the good life (sumak kawsay) and new kinds of development strategies. This paper describes and analyzes these new features from the perspective of political ecology and environmental ethics. It examines the impact of the concept of intrinsic value and offers a series of future challenges in field of politics and management. The biocentric turn represents an alternative to modernity, making it possible to value Nature, and articulate it with indigenous knowledge, in new ways.

Key words: Nature´s Rights, Intrinsic Value, Biocentrism, Political Ecology, Environmental Ethics, Ecuador.

A ecologia política do rumo biocêntrico na nova Constituição do Equador

Resumo A nova Constituição do Equador apresenta pela primeira vez na América Latina uma virada para o biocentrismo. A constituição incorpora os conceitos de direitos da Natureza e direito à restauração. Cria-se uma nova articulação com os conhecimentos tradicionais, verificada no uso tanto da palavra Natureza quanto de Pachamama, e além do mais oferece um contexto para as políticas e a gestão ambiental baseado na boa vida (sumak kawsay) e em novas estratégias de desenvolvimento. O trabalho descreve e analisa esses aspectos desde a perspectiva da ecologia política e a ética ambiental, revisando os impactos do conceito de valor intrínseco e apresenta um conjunto de desafios futuros no campo da política e a gestão. O rumo biocêntrico propõe uma alternativa à modernidade abrindo espaços para novas formas de valoração ambiental e articulação com os saberes indígenas.

Palavras chave: Direitos da Natureza, valor intrínseco, biocentrismo, ecologia política, ética ambiental, Equador.

* Parte de los materiales para este artículo se obtuvo durante una consultoría realizada para la Asamblea Constituyente de Ecuador, con apoyo del PNUD. Estoy agradecido con los asambleístas por las discusiones mantenidas en esa ocasión, y en especial, con Alberto Acosta (en ese entonces presidente de la Asamblea), Esperanza Martínez, Mónica Chuji, Kintto Lucas, Dania Quirola, Patricio Carpio y Martha Roldós. También estoy agradecido con los tres revisores del presente artículo por sus comentarios. El contenido del presente artículo refleja las opiniones del autor y no compromete a instituciones patrocinantes o personas entrevistadas. ** Maestría en ecología social, Multiversidad Franciscana de América Latina (Montevideo, Uruguay), Pontificia Facultad San Buenaventura de Roma, Italia. Entre sus publicaciones recientes se encuentra la coordinación del informe sobre ambiente, integración y desarrollo en el MERCOSUR para el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (2008), y el libro Ecología, economía y ética del desarrollo sostenible, con sucesivas ediciones en Costa Rica, Bolivia, Ecuador, Argentina y Uruguay. Actualmente se desempeña como investigador principal en el Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES), Uruguay. Correo electrónico: egudynas@ambiental.net.

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la situación es mucho más compleja. Desde una perspectiva politológica clásica, ejemplificada en Lanzaro (2007), Ecuador ha sido incluido entre los gobiernos del nuevo populismo, junto a Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia, diferenciándolo de los regímenes que provienen de viejos partidos nacional-populares (el caso del peronismo, con Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, en Argentina) y de los gobiernos de tipo socialdemócrata (como Lula da Silva en Brasil; Tabaré Vázquez en Uruguay y Michelle Bachelet en Chile). Se pueden afinar más estas distinciones atendiendo a los contextos nacionales y puntos de partida de cada una de estas experiencias.1

no de los cambios más notables que ha tenido lugar en América Latina ha sido la llegada de gobiernos que se definen como progresistas, socialdemócratas o de izquierda. Éste es un conjunto diverso que incluye a las nuevas administraciones en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela. En varios de estos países ha cobrado creciente importancia la temática ambiental, sea por hechos como los sucesivos conflictos sociales alrededor de la gestión de los recursos naturales o por intentos de innovar en política ambiental.

En el contexto del presente análisis, es preciso identificar entre aquellos gobiernos a los que iniciaron, o intentan, una refundación institucional nacional que entienden como imprescindible para su proyecto político. Esto explica la necesidad de reformas constitucionales, y es el caso de Ecuador, junto a Bolivia y Venezuela. Entretanto, otros gobiernos progresistas, como los de Brasil o Uruguay, no plantean reformas constitucionales –Argentina podría ser un caso intermedio, donde existió un reclamo ciudadano por reformas sustanciales, pero que no se concretaron–.

La forma en que estos países incorporan (o no) las cuestiones ambientales es motivo de controversia. Si bien es común sostener que las corrientes de izquierda alentaron la temática ambiental, especialmente desde la oposición, y también se reconoce que muchas organizaciones ambientalistas apoyaban expresiones políticas de izquierda, es evidente que existen tensiones y conflictos. Entre los nuevos gobiernos de izquierda, el debate ambiental ha sido muy intenso en Ecuador. La reciente aprobación de una nueva Constitución ofrece cambios muy importantes desde el punto de vista de la ecología política, generando un giro sustantivo hacia posturas biocéntricas en América Latina. En efecto, la nueva Constitución presenta el concepto de derechos propios de la Naturaleza, utiliza tanto el término Naturaleza como la palabra Pachamama, y da un paso todavía más novedoso al plantear la restauración ecológica como otro derecho específico. En este artículo se describen estas posturas; enseguida se las analiza desde la ecología política y la ética ambiental (pero no desde el derecho ambiental comparado); se consideran sus implicancias para la gestión ambiental y para el desarrollo sostenible y se las compara con la situación en otros países.

En Ecuador, la reforma constitucional ecuatoriana fue una de las promesas de cambio presentadas por Rafael Correa. Éste ganó la elección nacional en segunda vuelta, a fines de 2006, con un fuerte discurso crítico en contra de todo el sistema político y con un apoyo diversificado, incluidos varias organizaciones ambientalistas y movimientos sociales. Además, logró la victoria bajo la inusual condición de no presentar candidatos al poder legislativo. Por lo tanto, fue un presidente sin base legislativa, sin partidos políticos de sustento, apoyado por una coalición muy heterogénea.2 En cambio, por ejemplo, Evo Morales llega al poder sostenido por una base política mejor organizada y más experimentado, con Movimiento Al Socialismo (MAS). A lo largo de los primeros meses de gobierno, Correa generó hechos políticos que le permitieron tomar el control del poder legislativo y lanzar una Asamblea Constituyente. El 30 de septiembre de 2007 se eligieron constituyentes y la Asamblea se instaló el 20 de noviembre de ese año. A diferencia de las reformas constitucionales venezolana y boliviana, en Ecuador se disolvió el poder legislativo y la Asamblea Constituyente pasó a cumplir dos funciones, las legislativas y las constituyentes.

Ecuador, entre los nuevos gobiernos progresistas La nueva administración presidida por Rafael Correa integra los llamados gobiernos de izquierda o progresistas. Esos términos se aplican a un conjunto en el que las distinciones más usuales, sobre todo entre los analistas periodísticos, reconocen dos izquierdas: una seria y la otra populista, o una moderada o socialdemócrata, frente a otra radical. Pero ésos son análisis simplistas y

1 Véase, por ejemplo, Ramírez Gallegos 2006 y Natanson 2008. 2 Véase, entre otros, Lucas 2007. 35


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Los trabajos finalizaron con la aprobación por mayoría de un texto en julio de 2008, y éste fue apoyado por el 64% de los votantes en el referéndum del 28 de septiembre. Sobre el desempeño de la Asamblea, se puede indicar que logró montar un proceso de amplias consultas ciudadanas y excelente información al público, y mantuvo un nutrido plantel de asesores y colaboradores. Pero también se generaron muchas controversias, especialmente, en el seno de la coalición gobernante, incluidas diversas denuncias sobre presiones desde el poder ejecutivo (que también alcanzaron a la agenda ambiental), y un final muy debatido, donde renunció su presidente, tras lo cual, en aproximadamente un mes, se aprobaron centenas de artículos en pocos días para cumplir con los plazos previstos. Un análisis resumido del contenido de la Constitución aparece en Ospina (2008).

a temas ambientales. El marco básico incluye una sección sobre “derechos de la naturaleza”, junto a otra referida a los derechos del “buen vivir” (incluidas normas sobre el “ambiente sano”). Este marco se complementa con una descripción del régimen de desarrollo (título VI) y una elaboración más detallada sobre el régimen del buen vivir (título VII). A lo largo de esos textos aparecen formulaciones muy similares a las disposiciones en otras constituciones y marcos normativos, mientras que otras representan novedades sustanciales. Es oportuno comenzar por aquellos conceptos que son similares a los seguidos en la actualidad en otros países. En el texto constitucional, el Artículo 74 indica que el “Estado aplicará medidas de precaución y restricción para las actividades que puedan conducir a la extinción de especies, la destrucción de ecosistemas o la alteración permanente de los ciclos naturales”. Ésta es una formulación semejante a la de otros textos constitucionales y leyes marco sobre el ambiente.

El presente estudio se basa en entrevistas y consultas a distintos actores clave, la revisión de los documentos de discusión de las mesas de trabajo de la Asamblea, declaraciones de los asambleístas y otros documentos oficiales3 y una estadía de trabajo como consultor en temas de ambiente y desarrollo para la Asamblea (marzo de 2008). Las citas sobre el texto constitucional se basan en la versión consolidada y publicada por la Corporación de Estudios y Publicaciones (CEP) (2008). La perspectiva de análisis es la ecología política, un campo que es objeto de múltiples definiciones.4 Éstas pueden ser agrupadas en al menos tres tendencias: aquellas que analizan las interacciones entre la sociedad y el ambiente (emparentadas, por lo tanto, con la antropología ecológica, la ecología humana, la ecología social, etc.); las que aplican esos términos a un conjunto de preceptos, valores o agendas políticas orientados al ambiente; y las que analizan las dinámicas, actores e implicaciones de los temas ambientales a la luz de las llamadas ciencias políticas –incluidas la teoría política y la filosofía política, y reconociendo que la incorporación de esa temática obliga a la redefinición de cualquiera de ellas–. En este artículo se sigue una postura cercana a esta última perspectiva, enfatizando la vertiente comúnmente identificada como teoría política.

Un conjunto importante de normas aparece en el capítulo sobre biodiversidad y recursos naturales bajo el título dedicado al régimen de desarrollo. Por ejemplo, el Artículo 395 establece la transversalidad de la política ambiental, garantiza la participación ciudadana, obliga a adoptar medidas para evitar los impactos ambientales negativos y establece guías sobre responsabilidad. Otros aspectos de este tipo son cubiertos en los artículos siguientes, abarcando temas de control y manejo de impactos ambientales, políticas en áreas protegidas, información y consulta ciudadana, tutela del Estado, etcétera (artículos 396 a 415). La cobertura es muy amplia, abarcando fauna y flora, suelos, agua y demás recursos naturales. El abordaje temático también es amplio, y va desde conceptos en políticas ambientales hasta indicaciones precisas en gestión ambiental.5 Algunas determinaciones deben ser subrayadas por su importancia y por apartarse de algún modo de lo que está sucediendo en otros países de la región. Por ejemplo, se declara al país libre de cultivos y semillas transgénicas, y sólo en casos excepcionales y bajo aprobación legislativa, se permitirá introducir ese tipo de variedades (Artículo 401), mientras que en otros países ya han sido aceptados, su regulación es esencialmente tecnocrática

Contenidos ambientales en la nueva Constitución La nueva Constitución ecuatoriana presenta una gran cantidad de artículos directa o indirectamente referidos

5 Un ejemplo del primer caso es indicar que toda decisión o autorización estatal que puede afectar el ambiente debe ser consultada con las comunidades, mientras que en el segundo caso se describe la estructura del sistema nacional de áreas protegidas; artículos 398 y 405, respectivamente.

3 Buena parte de ellos, disponible en www.asambleaconstituyente.gov.ec. 4 Véase, por ejemplo, la lista comparada en Robbins 2004. 36


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y no se apela a un mecanismo de legitimación de tan alto nivel como el Congreso. Se prohíbe adjudicar derechos de propiedad intelectual sobre productos o derivados del conocimiento colectivo (Artículo 402), mientras que en los demás países, en los hechos ha prevalecido la concesión de derechos de propiedad intelectual y patentes, generalmente bajo el marco de la Organización Mundial de Comercio. El Artículo 407 prohíbe la extracción de recursos naturales no renovables en las áreas protegidas e intangibles, y, de nuevo, sólo se concederá en casos excepcionales y aprobados por el poder legislativo. En los países vecinos un problema recurrente son las concesiones para explotación de minerales, hidrocarburos y maderas dentro de áreas protegidas, generándose diversos conflictos socioambientales.6 Este tipo de innovaciones se repite en varios artículos, y los que aquí se comentan son apenas ejemplos.

Asimismo, conceptos como ecosistema o ambiente provienen de la cultura occidental y dejan de lado las visiones de los pueblos originarios. Su conocimiento nunca fue incorporado en la gestión ambiental o la academia ecológica, y sólo existen algunos intentos de recuperación de ese acervo cultural y su posible articulación con el saber occidental. Entre esos intentos están el de algunos antropólogos ambientales o conservacionistas que trabajan con comunidades indígenas, así como los reclamos de algunas organizaciones indígenas o ambientalistas (tal como se comentará posteriormente).

Naturaleza y Pachamama

La incorporación del concepto de Pachamama, así como el de sumak kawsay, para el “buen vivir”, es un paso sustancial para permitir la presencia de otras cosmovisiones y acervos de saberes en la construcción de políticas ambientales. Pero, además, al no quedar restringidos al concepto occidental de ambiente, se genera la potencialidad de romper con el programa de la modernidad, el cual está en la base de la crisis ambiental actual.

Es importante anotar que, en el caso de Ecuador, los movimientos indígenas que están muy bien organizados y han tenido actuación política; mantuvieron durante una primera etapa un apoyo crítico a Rafael Correa y participaron en la Asamblea Constituyente, pero luego tomaron distancia.

La Constitución ecuatoriana utiliza tanto el término Naturaleza como el de Pachamama, y se la define de la siguiente manera: “donde se reproduce y realiza la vida” (Artículo 72). Esta formulación ofrece novedades sustanciales desde el punto de vista de la ecología política. Por un lado, no es menor usar tanto el término Pachamama como Naturaleza, ya que el primero está anclado en las cosmovisiones de los pueblos indígenas y el segundo es propio del acervo cultural europeo. Las formas bajo las cuales se ha caracterizado al ambiente han ido cambiando desde la llegada de los colonizadores europeos (Gudynas 2004). Entendida en un principio como espacios salvajes que debían ser dominados, actuando como frontera y límite, se pasó poco a poco a concebirla como una canasta de recursos que alimentaba, primero, el comercio de las colonias con las metrópolis y, luego, las exportaciones de las naciones independientes.

Derechos de la Naturaleza y biocentrismo En la nueva Constitución ecuatoriana por primera vez se reconocen derechos propios de la Naturaleza o Pachamama. Ésta “tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos” (Artículo 72). Enseguida, se indica que “toda persona, comunidad, pueblo, o nacionalidad podrá exigir a la autoridad pública el cumplimiento de los derechos de la naturaleza”, y que el “Estado incentivará a las personas naturales y jurídicas, y a los colectivos para que protejan la naturaleza, y promoverá el respeto a todos los elementos que forman un ecosistema” (Artículo 72).

Las nuevas concepciones sobre el ambiente, incluido el concepto de ecosistema, también encierran una perspectiva de fragmentación, control y manipulación de la Naturaleza, y, por lo tanto, pueden ser funcionales para las ideas que conciben la relación con el entorno como necesidad para asegurarse el acceso a recursos de valor económico actual o potencial. Esta perspectiva siempre estuvo en tensión con otras que buscaban la preservación de ambientes naturales o especies emblemáticas por otros motivos distintos a sus potenciales valores económicos.

Éste es un cambio radical, en comparación con la mayor parte de los regímenes constitucionales en América Latina, donde generalmente se incorporaron los temas ambientales como “derechos de tercera generación”, también llamados “derechos económicos, sociales y culturales” (incluido el “derecho a un ambiente sano”).

6 Como sucede en Perú y Bolivia, por ejemplo. Ver Salinas 2007 y Bebbington y Valencia 2007. 37


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Éste es el caso en constituciones como las de Argentina, Brasil, Colombia, Perú o Venezuela. Una excepción es el texto constitucional de Uruguay, donde se establece que las cuestiones ambientales son de “interés general”, en contraposición a los intereses particulares.

Pachamama ya no puede ser concebida únicamente en función de su utilidad para el ser humano, como conjunto de bienes y servicios que pueden tener un valor de uso o de cambio, o ser tratados como una extensión de los derechos de propiedad o posesiones humanas (individuales o colectivas).

Los temas ambientales como derechos de tercera generación son parte de las visiones clásicas, inspiradas, por ejemplo, en los muy conocidos aportes de T. H. Marshall (1950). Bajo esa perspectiva se describe una primera etapa de derechos civiles (incluidas las libertades básicas), seguidos de derechos políticos y, más recientemente, derechos sociales y económicos, a los que se les han agregado los ambientales. Desde el punto de vista de la ecología política, esa postura tiene mucha importancia por ingresar las cuestiones ambientales en la esfera política, en las obligaciones del Estado y en la construcción de ciudadanía. Recordemos que esos derechos, bajo esa perspectiva, también implican obligaciones y éstas son asumidas bajo interacciones contractuales entre los individuos y el Estado, y que se ventilan en la esfera pública.

En el caso de los derechos de la Naturaleza, hay al menos tres componentes: ético, donde se legitima un debate sobre los valores que encierra el ambiente no humano; moral, en cuanto se derivan obligaciones tales como asegurar la preservación de la biodiversidad; y político, expresado en aspectos que van desde la sanción de la Constitución hasta la elaboración de un nuevo marco legal. El reconocimiento de esos derechos inevitablemente obliga a recordar las perspectivas llamadas “biocéntricas”, donde se destacan H. D. Thoreau, en el siglo XIX, Aldo Leopold, a mediados del siglo XX, y el empuje decisivo promovido por filósofos como Arne Naess, desde la década de 1970, bajo la corriente de la “ecología profunda”. El reconocimiento de valores intrínsecos en el ambiente es uno de sus puntos centrales, y con ello se busca romper con la postura antropocéntrica propia de la modernidad que prevalece en el campo de los valores instrumentales.

Esa postura también está contemplada en la Constitución ecuatoriana, donde se reconoce el derecho de la población a vivir en un “ambiente sano y ecológicamente equilibrado”, e incluso se reconocen como de “interés público” la preservación y la conservación (Artículo 14). El problema es que esa posición tiene límites claros. Por ejemplo, se incorpora el ambiente, pero en función de los derechos de las personas; el derecho a un “ambiente sano” es una clara referencia a que el entorno debe guardar ciertos niveles de calidad, no por las especies que allí viven o por la integridad de los ecosistemas, sino como indispensable para asegurar la salud o el bienestar humano. De la misma manera, se habla de derechos de la Naturaleza como extensión de los derechos de propiedad de los humanos; entonces, cuando se afecta un ecosistema, no se reacciona, por ejemplo, debido a la pérdida en biodiversidad sino por el daño de una propiedad.

El concepto de valor intrínseco es motivo de debates, pero en el campo de la ecología política es corriente distinguir al menos tres usos (O’Neill 1993, 1) como sinónimo de valor no instrumental, en contraposición a éste, bajo el cual se incluyen los clásicos valores de uso y cambio; 2) como valor derivado únicamente de las propiedades y virtudes intrínsecas que no dependen de atributos relacionales con otros objetos o procesos; 3) como sinónimo de valor objetivo, en el sentido de ser independientes de las valuaciones de otros valuadores. La primera postura es posiblemente la más conocida, puesto que es la usada por Naess y los seguidores de la “ecología profunda”. Se sostiene que “la vida en la Tierra tiene valores en sí misma (sinónimos: valor intrínseco, valor inherente)”, y que esos valores son “independientes de la utilidad del mundo no humano para los propósitos humanos” (propuesta de Arne Naess y George Sessions presentada en Devall y Sessions 1985, 69-73). Esta formulación se aplica a la biosfera, de manera que incluye tanto a las especies como a los elementos inanimados de los ecosistemas, y, en consecuencia, supera posturas fragmentarias y no contradice el reconocimiento de la Pachamama. La corriente de la “ecología

Pero cuando se afirma que la Naturaleza posee derechos que le son propios, y que son independientes de las valoraciones humanas, se da un paso mucho mayor. En efecto, la Naturaleza pasa de ser objeto de derechos asignados por los humanos, a ser ella misma sujeto de derechos, y, por lo tanto, se admite que posee valores intrínsecos. Recordemos que un paso intermedio que ha sido tomado en varios lugares es reconocer derechos a los animales.7 Dando un paso más, la Naturaleza o 7 Véase el clásico de Regan 1984. 38


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profunda” admite que se puede arribar a una postura biocéntrica desde diferentes recorridos filosóficos y políticos y, de este modo, es posible llegar a ella tanto desde una reacción frente a la modernidad como desde las cosmovisiones de los pueblos originarios. También son evidentes las similitudes con la “ética de la Tierra” de Aldo Leopold (1966), dado su acento en la valoración y protección de la integridad de los ecosistemas como conjuntos complejos. En sus formulaciones más recientes, esta postura apunta a concebir una “comunidad” de la vida de alcance ecosistémico y, aunque se generan compromisos morales sustantivos, no acepta la idea de valores intrínsecos.8

“remediación” ambiental, un instrumento aplicado en varios países que consiste en limpiar y recuperar sitios contaminados o en paliar los efectos de accidentes ambientales. La restauración ecológica, por lo tanto, tiene un componente científico anclado en la ecología y la biología de la conservación, y otro componente basado en la gerencia o ingeniería ambiental. La presentación de la restauración, y su carácter integral, como un derecho bajo rango constitucional es una novedad impactante –no conozco ningún antecedente mundial de este tipo–. Desde el punto de vista de la ética ambiental, esta postura es compatible en algunos aspectos con el biocentrismo, en la medida en que refuerza la ampliación de los derechos. Pero también se aparta de éste, debido a su fuerte apego a una ingeniería ambiental basada en la pretensión de ciencias que son suficientes y efectivas no sólo para comprender el funcionamiento de la Naturaleza, sino para “repararla” y poder regresarla a estados anteriores. En realidad, las visiones biocéntricas desconfían de estos extremos y se sienten más confortables con las posturas de mínima intervención y las tecnologías apropiadas.

El concepto de valor intrínseco ha sido cuestionado desde varios frentes, señalándose, entre otros puntos, los siguientes: todas las valoraciones, en última instancia, son realizadas por los humanos y por ello no es posible escapar de ese antropocentrismo; existen muchos problemas tanto con el concepto como con las aplicaciones prácticas de otorgar derechos a la Naturaleza, e incluso, esto puede derivar en situaciones antidemocráticas al imponerse restricciones basadas en esos derechos, entre otros.9

De todos modos, es necesario advertir que algunos actores clave en la redacción del texto constitucional entienden la restauración, en buena medida, como un modo de “reparación” que incluye disposiciones típicas de remediación ambiental, junto a otras de compensación o indemnización a personas o comunidades afectadas por impactos ambientales. Sin dejar de negar la importancia de proteger a la personas, y compensarlas en caso de daño, esa perspectiva debilita el compromiso biocéntrico y regresa la restauración al campo antropocéntrico clásico. Para superar esa limitación, deberían precisarse nítidamente dos campos de acción donde la reparación corresponde al ámbito de los derechos y garantías de las personas, mientras que la restauración debería enfocarse sobre los ecosistemas.

Derechos de restauración de la Naturaleza La Constitución ecuatoriana ofrece otra innovación sorprendente: considera que la Naturaleza o Pachamama tiene “derecho” a una restauración integral. En efecto, en el Artículo 73 se proclama esto y se agrega que esa “restauración será independiente de la obligación que tienen el Estado y las personas naturales o jurídicas de indemnizar a los individuos y colectivos que dependan de los sistemas naturales afectados”. Asimismo, se aclara que el Estado “establecerá los mecanismos más eficaces para alcanzar la restauración”. Comenzamos por precisar que corrientemente se define a la ecología de la restauración como el proceso de asistir en la recuperación de sistemas ecológicos que han sido degradados, dañados o destruidos.10 También se distingue entre la rehabilitación ecológica como reducción del deterioro –llevando los ecosistemas a una situación de menor degradación– y la restauración en sentido estricto, que implica volver al estado inicial silvestre o natural. A su vez, la rehabilitación incluye la llamada

Articulaciones con el buen vivir y las estrategias de desarrollo

La nueva Constitución ecuatoriana, así como recupera el concepto de Pachamama, también introduce el de sumak kawsay para el “buen vivir”, lo que permite encuentros de los saberes tradicionales con algunas variedades de las ideas occidentales de calidad de vida o desarrollo humano. Y, por otro lado, también articula los temas ambientales con un marco para una estrategia de desarrollo.

8 Véase un resumen de la discusión en Hay 2002. 9 Véase, por ejemplo, Hayward 1998; Gillroy 2002. 10 Según la Society for Restoration Ecology Internationational; ver, además, Van Andel y Grootjans 2006. 39


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Desde el punto de vista de la ecología política, debe subrayarse que hay un nuevo enfoque donde los derechos clásicos referidos al “ambiente sano” son adjudicados no únicamente a los individuos, sino que también son parte del “buen vivir” (artículos 12 a 15), bajo una cobertura mucho más amplia. En efecto, al describir el “régimen del buen vivir”, se presentan normas sobre inclusión y equidad –en las que se cubren cuestiones sobre educación, salud, etc.–, junto a cuestiones sobre biodiversidad y recursos naturales (artículos 395 a 415). Por lo tanto, la visión que se presenta del “buen vivir” es integral, tanto en lo social como en lo ambiental. No puede haber un “buen vivir” sin un ambiente sano.

e instituciones es un primer derecho fundamental y ontológico del sujeto definido en los pueblos y nacionalidades, y el Estado plurinacional debe proteger ese derecho” (Chuji 2008). Así como atentar contra la vida es un delito grave, atentar contra los territorios o la cultura de los pueblos y nacionalidades también es un delito grave, agrega Chuji.

Actores y ámbitos de discusión En la discusión y la aprobación de los derechos de la Naturaleza intervino una gran diversidad de actores, bajo diferentes procesos. Sería exagerado sostener que esas novedades se debieron a algunos seguidores de la “ecología profunda”, y es más apropiado afirmar que resultaron de muchos factores, tales como ideas desarrolladas en forma independiente dentro de Ecuador, los aportes internacionales, la experiencia de varios líderes sociales y ambientales ecuatorianos, y las prácticas de movimientos sociales e indígenas interesados en los temas ambientales.

El régimen de desarrollo también vincula los sistemas económico, político y sociocultural con el ambiental, y a la vez lo refiere al “buen vivir”. Ese marco de desarrollo aparece descrito con varios objetivos de distinto nivel de especificidad, pero siempre apuntando a recuperar y conservar la Naturaleza y promover el ordenamiento territorial.11 Las tradiciones culturales andinas expresadas en el “buen vivir” o Pachamama tienen muchas resonancias con las ideas occidentales de la ética ambiental promovida, por ejemplo, por la “ecología profunda” o con los defensores de una “comunidad de la vida”. Incluso, una parte sustantiva del movimiento de la “ecología profunda” rescata espiritualidades y cosmovisiones de pueblos originarios, y además insiste en sostener que sus posiciones incluyen tanto nuevas formas de valoración como una redefinición del sí mismo (bajo una concepción del sí mismo expandido). Pero también hay que advertir que no todas las posturas de los pueblos originarios son biocéntricas, y que incluso hay diferentes construcciones para la Pachamama.12

En efecto, en Ecuador existe una fuerte atención sobre los temas ambientales. Es un país de muy altos niveles de biodiversidad, donde han tenido lugar sucesivas movilizaciones ciudadanas frente a problemas como la destrucción de áreas naturales o los efectos negativos de la explotación petrolera en el oriente amazónico, y hay ONG muy activas.13 Es más, algunos integrantes de la comunidad de las ONG recuerdan como antecedente directo conferencias del constitucionalista colombiano Ciro Angarita Barón, dictadas en Quito a mediados de la década de 1990, donde se postuló la idea de la Naturaleza como sujeto de derecho. Por lo tanto, en el país existían muchos antecedentes y una masa crítica fuertemente involucrada en estos temas.

El aporte de las posturas indígenas ha sido muy importante. En el contexto del presente análisis se debe destacar su denuncia sobre una modernidad que justifica la explotación de la Naturaleza simultáneamente con la opresión y marginación de los pueblos indígenas. Por lo tanto, un nuevo arreglo constitucional debía romper esos vínculos y recuperar otros saberes, bajo un marco plurinacional, que permitieran otra relación con la Naturaleza y con los pueblos originarios. En ese sentido, la asambleísta Mónica Chuji –indígena de ascendencia shuar y kichwa, y presidenta de la comisión sobre recursos naturales y biodiversidad en la Constituyente– sostiene que “el derecho al territorio y a la propia cultura

En el campo político-partidario, en el Plan de Gobierno de Alianza País, que lidera Rafael Correa, presentado en 2006, se incluyó una breve sección donde se postulaba una convivencia armoniosa con la Naturaleza, incorporando elementos éticos, estéticos, e incluso espirituales, y se rechazaba la “mercantilización depredadora” del ambiente. Sin embargo, la amplia coalición gubernamental no mantuvo una posición unánime en esta cuestión, y mientras algunos apoyaban estas ideas, otros las rechazaban. El propio presidente Correa pasó de resistencias iniciales a ataques directos contra esa perspectiva. Otro

11 Por ejemplo, en el Artículo 276. 12 Véase Gudynas 2004.

13 Tan sólo a manera de ejemplo, se pueden mencionar los casos en Hanekamp y Ponce 2005, y Fontaine y Narváez 2007. 40


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tanto sucedió en los grupos político-partidarios opositores, donde prevalecieron posturas personales tanto en contra como a favor. Por ello, el debate de este tema no se organizó exclusivamente desde los agrupamientos político-partidarios sino, sobre todo, desde posturas personales. Esto fue evidente, por ejemplo, en el seno de la Mesa 5, dedicada a recursos naturales y biodiversidad, donde incluso entre los propios asambleístas de la coalición de gobierno eran evidentes tanto posturas favorables como contrarias, y hasta de indiferencia.

de las discusiones iniciales, el escritor uruguayo Eduardo Galeano publicó el 18 de abril de 2008 un breve artículo de prensa anunciando que Ecuador estaba promoviendo los derechos de la Naturaleza en su Constitución. Dos días después ese artículo fue reproducido en el sitio web de la Asamblea y en muchos otros medios de prensa, y terminó causando un enorme impacto. En un momento en que las propuestas todavía estaban en un estado inicial, ese artículo galvanizó su legitimidad y permitió expresar un cierto orgullo por defender ese tipo de innovaciones.

Uno de los promotores más destacados de los derechos de la Naturaleza fue el presidente de la Asamblea Constituyente, Alberto Acosta, quien, además de ser un connotado economista, siempre defendió posturas ambientales de avanzada.14 Antes de ocupar ese cargo fue ministro de Energía en el gobierno Correa, desde donde lanzó la idea de economía postpetrolera, con claras coincidencias con las posturas de decrecimiento y desmaterialización de los procesos productivos propios del desarrollo sostenible. Acosta tuvo un papel funadamental en promover esta temática, y un antecedente directo es su breve artículo sobre la Naturaleza como “sujeto de derechos” (publicado en el sitio web de la Asamblea el 29 de febrero de 2008; reproducido en Acosta 2008). Asimismo, varios asesores y académicos actuaban en el mismo sentido, entre los que se destacaron Carlos Larrea (académico de la Universidad Andina Simón Bolívar; véase, por ejemplo, Larrea 2008) y Esperanza Martínez (reconocida militante ambiental proveniente del campo de las ONG).

El debate discurrió por diversos espacios; en algunos momentos estuvo vinculado al análisis sobre los derechos de los animales, e incluso llegó a mezclarse con el debate sobre el derecho a la vida y posturas religiosas. Esa diversidad y la existencia de diferentes posturas, incluso dentro de la coalición gubernamental, explica que la temática de los derechos de la Naturaleza fuese abordada primariamente en la Mesa 1 sobre derechos fundamentales y garantías constitucionales –presidida por la asambleísta María Molina Crespo–, y sólo parcialmente en la Mesa 5 sobre recursos naturales y biodiversidad –presidida por Mónica Chuji–, donde existían posturas más diversas y enfrentadas acerca de la temática ambiental. Éstos y otros aspectos indican que el proceso de aprobación fue posible gracias a la acción de actores muy diversos que procedieron esencialmente basándose en coincidencias en sus ideas y sensibilidades, y no en filiaciones partidario-políticas, o en asociaciones formales entre instituciones de la sociedad civil. Asimismo, en la medida en que los actores políticos de mayor peso –por ejemplo, agrupamientos partidarios, asociaciones empresariales, grupos religiosos o sindicatos y medios de prensa– se encontraban enfocados en otros temas del debate constituyente, se generaban espacios que permitieron el avance de la temática ambiental, sin despertar una reacción sustantiva en contra. Consecuentemente, el proceso de análisis y aprobación no fue lineal y enfrentó distintas contramarchas, con hechos inesperados, e incluso, con una cierta dosis de fortuna.

Entre las organizaciones ciudadanas, incluidas las ambientalistas, también se registraron posturas diversas, con algunas ausentes en la promoción de estos derechos, mientras que otras eran activas militantes. Algunas ONG lograron alianzas con organizaciones internacionales y esto sirvió para potenciar sus propuestas. En ese papel se destaca la Fundación Pachamama y su colaboración con la Community Environmental Legal Defense Fund (CELDF), donde participaron, entre otros, Thomas Linzey, Mari Margil y Mario Melo.15 Los constitucionalistas europeos que actuaban como consultores ante la Asamblea, por el contrario, en su mayoría fueron refractarios a la cuestión, concibiéndola como una excentricidad.

Implicancias del biocentrismo

La atención internacional sobre el proceso ecuatoriano también cumplió su papel. Por ejemplo, en el momento

para las políticas y la gestión ambiental

El giro biocéntrico en la política ambiental tiene consecuencias en la gestión ambiental. Se pueden derivar muchas opciones de acción y nuevas formulaciones políticas. Pero es importante tener presente que, así como

14 Véase, por ejemplo, Acosta 2005. 15 Sus aportes y otros documentos están disponibles en www.pachamama.org.ec 41


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se abrían muchas posibilidades, algunas posturas de política y gestión ambiental ya no serían posibles.

mismo ahínco. Asimismo, sitios poco llamativos o sin mucha biodiversidad (como un desierto) también deben ser conservados. Por lo tanto, esta ecología política lleva inevitablemente a proponer sistemas de conservación de la biodiversidad y áreas protegidas mucho más enérgicos, cubriendo superficies mucho mayores, con altos niveles de interconexión y que permitan la supervivencia de la vida silvestre en una escala de tiempo medida en siglos. De la misma manera, el concepto de Capital Natural debe ser superado por uno más amplio y abarcador basado en el Patrimonio Natural (Gudynas 2004).

En efecto, esta perspectiva impone un límite a las posiciones que reducen la gestión del ambiente a una forma de economía ambiental que descansa casi exclusivamente sobre la valoración económica de los recursos naturales. Esa postura, que se difundió ampliamente en América Latina desde mediados de la década de 1980, considera que una eficiente gestión ambiental se puede realizar desde el mercado, y que, por lo tanto, el problema consiste en “ingresar” la Naturaleza y sus componentes a ese ámbito mercantil. Consecuentemente, se deben adjudicar derechos de propiedad sobre el ambiente y asignar valores económicos a los elementos y procesos de los ecosistemas. La Naturaleza como categoría plural se fractura en “bienes” y “servicios”, que se ofrecen en el mercado; aparece el concepto de Capital Natural, la conservación se vuelve una forma de “inversión” y los criterios de rentabilidad se apropian de la gestión ambiental (se conservaría aquello que puede ser útil o potencialmente beneficioso). La perspectiva biocéntrica rompe con esta mercantilización de la Naturaleza.

Los derechos de restauración tienen consecuencias de enorme complejidad para la política y la gestión ambiental. Si el texto constitucional se cumple en forma rigurosa, se podría exigir que se inicien acciones para rehabilitar y restaurar todos los ecosistemas degradados por la acción humana en todo el país. Esto incluye las actividades clásicas de remediación ambiental en sitios donde se vierten desechos o efluentes; la recuperación de los ambientes de mineras abandonadas, así como la reforestación de los sitios destruidos por el avance de la frontera agropecuaria, y así sucesivamente. Los problemas políticos y éticos son muy complejos, ya que se requieren una fuerte ingeniería y manipulación ambientales, la identificación de las condiciones que se deberían cumplir para calificar un ecosistema como silvestre y la determinación de los sitios en los cuales se llevaría adelante ese tipo de esfuerzo. La distinción entre un ambiente silvestre o salvaje frente a uno antropizado es uno de los problemas más importantes y complejos en la ética y la política ambiental actuales.16 Los que podrían identificarse como ambientes “silvestres” en las regiones andinas o amazónicas, también son el resultado de una larga y compleja interacción con la presencia humana, y separar unos de otros implica plantearse preguntas (y encontrar respuestas) sobre los niveles permitidos de intervención humana con el entorno y los límites del optimismo científico-técnico de poder reconstruir la Naturaleza.

Esto no quiere decir que se deben abandonar los estudios de economía ambiental o los análisis costo-beneficio que incorporan variables ecológicas, sino que éstos son apenas un tipo de indicadores, pues también existen otras formas de valoración del ambiente. El giro biocéntrico impone reconocer la pluralidad de las valoraciones sobre la Naturaleza, y, de este modo, se apropia de posturas multiculturales. A partir de este nuevo contexto se abren muchas puertas de innovación para la política y la gestión ambiental, y aparecen nuevos temas para discutir en la ecología política latinoamericana. La enumeración de todas esas posibilidades escapan del presente artículo, pero deben indicarse algunos puntos sobresalientes. Por ejemplo, las posturas convencionales de protección de sitios silvestres se basan en aspectos como su riqueza en especies o su belleza escénica (como la selva amazónica), el beneficio económico potencial o la protección de especies hermosas y destacadas (como el cóndor de los Andes o el oso de anteojos). Pero desde una postura biocéntrica se deben proteger todos los ecosistemas y todas sus formas de vida, independientemente de su utilidad económica, goce estético o impacto publicitario. Por lo tanto, existe una igualdad valorativa, donde las especies feas y desagradables, sin valor comercial, o culturalmente repulsivas, deben ser protegidas con el

El biocentrismo también implica poner a las clásicas evaluaciones de impacto ambiental bajo otro contexto. Algunas líneas están planteadas; por ejemplo, en el Artículo 73 se indica que en los casos de “impacto ambiental grave o permanente”, el Estado “establecerá los mecanismos más eficaces” para eliminar o mitigar esos impactos y para restaurar el daño generado. Sin embargo, las evaluaciones clásicas se basan en un esquema cartesiano de causas y efectos, cuando en realidad los 16 Véase, por ejemplo, Elliot 1997. 42


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ecosistemas son sistemas no lineales y muy complejos. Por lo tanto, el enfoque debería ser inverso: reconocer un alto nivel de incertidumbre y apuntar al manejo de riesgos, así como otros mecanismos para determinar los umbrales que dividen los impactos aceptables y manejables de aquellos que son inaceptables. Asimismo, la identificación de esos umbrales tiene, sin lugar a dudas, un componente científico convencional –por ejemplo, expresado en la concentración de un contaminante en el agua–, pero que también es político –expresado, por ejemplo, en determinar cuáles son las variables relevantes y cómo evaluarlas–. Consecuentemente, el Principio Precautorio debería pasar a ser una piedra angular en la evaluación y toma de decisiones ambientales.

mientos nuevos de representación, tutelaje y amparo de esos derechos. Estos puntos escapan del propósito de este artículo, pero es útil recordar la clásica discusión iniciada con el caso de la representación legal de los árboles (Stone 1972). Por lo tanto, la normativa que se deriva de la nueva Constitución debería contemplar esos mecanismos de representación, donde no pueden existir exclusiones. Es oportuno adelantar algunas ideas sobre quiénes podrían ser los principales promotores de esta perspectiva biocéntrica. Es posible esperar que se mantenga una división dentro de los nuevos movimientos sociales, y que sólo algunas organizaciones se involucren militantemente en la defensa de los derechos de la Naturaleza desde una perspectiva biocéntrica, mientras que otras se conformen con una normativa convencional –posiblemente, sería el caso de las ONG recostadas en una aproximación tecnocrática y conservacionista respecto a la temática ambiental–. En el caso de las organizaciones indígenas, también se generan desafíos, tanto desde la perspectiva de los derechos de la Naturaleza como de las implicancias de reconocer la Pachamama, y, por esa razón, será necesario fortalecer (y, en algunos casos, recuperar o reconstruir) el respeto a la Naturaleza en sus prácticas concretas y cotidianas. Esto se debe a que la tentación desarrollista convencional también está presente en esas organizaciones (por ejemplo, en las prácticas agropecuarias vinculadas a circuitos capitalistas convencionales). Otro tanto sucede con los agrupamientos políticos que se definen de izquierda, ya que la temática ambiental les plantea tensiones que alcanzan las ideas básicas de sus propuestas de desarrollo, tal como se comenta con más detalle a continuación.

Como el nuevo texto constitucional genera un imperativo de conservación muy fuerte, es importante analizar cómo se plantean los usos del ambiente. En ese sentido, el Artículo 75 indica que las “personas, comunidades, pueblos y nacionalidades tendrán derecho a beneficiarse del ambiente y de las riquezas naturales que les permitan el buen vivir”. Esto está en consonancia con las posturas clásicas del desarrollo sostenible, e incluso con las de la “ecología profunda”, donde se defiende el aprovechamiento de los recursos naturales para atender las necesidades vitales. La sustentabilidad, así como no implica una Naturaleza intocada, no acepta la alimentación de un consumo suntuario ni la acumulación de capital generado por la explotación de los recursos naturales. Los procesos productivos propios de la óptica biocéntrica son austeros, están más preocupados por una buena vida, de donde se hace necesario avanzar a una economía postmaterial. El texto constitucional ofrece varias guías en éstos y otros aspectos de la gestión ambiental.17 Por ejemplo, se postula la transversalidad de la gestión, su aplicación obligatoria, fuertes mecanismos de participación, indicaciones sobre daño ambiental, la regulación estatal sobre el aprovechamiento de los servicios ambientales, etcétera.

Comparaciones, tensiones y oportunidades El giro biocéntrico observado en Ecuador refleja un cambio sustancial, producto de una larga acumulación social y política, y de un contexto que permitió que se expresaran ideas novedosas y resurgieran otras que estaban olvidadas. Otros países, también calificados como progresistas, se encuentran en proceso de cambio sustancial. Por lo tanto, es oportuno preguntarse si tuvieron lugar cambios similares en las otras reformas constitucionales progresistas, en Bolivia y Venezuela. La respuesta es negativa.

Finalmente, al concebir a la Naturaleza como sujeto de derechos, obviamente se abren las puertas a cambios sustanciales en cuestiones de representación legal y tutelaje. Si las plantas y animales tienen un derecho que les es propio, la pregunta siguiente es quiénes los representarán. Es evidente que las formas de vida no humanas no podrán apelar al sistema judicial ecuatoriano, y, por lo tanto, será necesario arbitrar procedi-

En ninguno de esos casos tuvo lugar un giro biocéntrico, y no se reconocieron derechos a la Naturaleza. En ésos y otros gobiernos progresistas persiste una tensión

17 Especialmente, en el Artículo 395 y siguientes. 43


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frente a los temas ambientales, en la medida en que se los concibe como trabas al progreso, imposiciones externas o producto de la fantasía de clases medias acomodadas. En general, los gobiernos progresistas reproducen el núcleo duro de la ideología del desarrollo propia de la modernidad. Si bien existen diferencias importantes con las posturas de las anteriores administraciones –en especial, muchas referidas a la forma en que se concibe el papel del Estado, los intentos de regular los mercados y la búsqueda de crear un cierto Estado de bienestar–, lo cierto es que las administraciones de izquierda, desde Hugo Chávez hasta Lula da Silva, apuestan una vez más a la extracción de recursos naturales en forma intensiva, alientan su exportación hacia los mercados globales y defienden una idea del progreso basada en el crecimiento económico. El cuestionamiento que hacen el ambientalismo y otros movimientos sociales de ese estilo de desarrollo genera enormes tensiones. Basta como ejemplo recordar que, en 2006, Lula da Silva se quejaba de las “trabas al crecimiento impuestas por ambientalistas, indios, comunidades negras y fiscales”.18

La nueva Constitución ecuatoriana es única, en el sentido de apostar a un giro biocéntrico. Pero de todos modos la tensión que se acaba de describir está presente, ya que el poder ejecutivo, presidido por Rafael Correa, también apuesta a una estrategia de desarrollo convencional basada en la explotación de los recursos naturales. Esto explica sus intentos de promover la explotación de petróleo en la región amazónica, un mandato agrícola basado en subsidiar agroquímicos para cultivos convencionales de alto impacto ambiental, o la reciente ley minera, que apuesta a un modelo transnacionalizado de explotación (muy similar al caso peruano). Las tensiones son tales que el presidente Correa también cae en expresiones despectivas. En la ceremonia de entrega del texto final de la Constitución afirmó que los “principales peligros” para su revolución ciudadana no provenían de la oposición, sino del “izquierdismo y el ecologismo infantil”, al que sumó el “indigenismo infantil” (discurso del 26 de julio de 2008). Eso explica que, en los hechos, mientras el gobierno apunta a un desarrollo extractivista, los movimientos sociales critican esa base ideológica y sus consecuencias, y terminan derivando hacia una creciente oposición. El fondo de la disputa no es, por lo tanto, político-partidario, sino que refleja divergencias en concepciones éticas y filosóficas.

La reforma constitucional en Bolivia también deja en claro estas tensiones y la persistencia de la ideología del progreso. En efecto, si bien se defiende el derecho a un ambiente sano, en varios artículos constitucionales se indica que una de las funciones esenciales del Estado es la “industrialización” de los recursos naturales.19 Se genera una contradicción evidente: mientras que, por un lado, se aspira a un uso cuidadoso del ambiente, por el otro lado, se plantea como propósito sustantivo “industrializar” los recursos naturales. La expresión puede ser entendible en el caso boliviano, como forma de lograr procesos productivos propios (especialmente, en minería e hidrocarburos) para reducir la dependencia económica y sostener el desarrollo económico. Pero el problema es que esa formulación cae en las visiones desarrollistas tradicionales y vuelve a aparecer la ideología del progreso. Las consecuencias en ecología política son también claras y desembocan en tensiones y conflictos entre los emprendimientos productivos y económicos y las medidas ambientales. Esa contradicción cumple un papel importante en la explicación de las resistencias de varios gobiernos de izquierda frente a las visiones de otro desarrollo y otras relaciones sociales, y de la forma despectiva con que se refieren a los ambientalistas y, junto a ellos, a las organizaciones de los pueblos indígenas.

Estas tensiones y debates en realidad son síntomas y expresiones de un conflicto más profundo, debido al apego, o rechazo, al programa de la modernidad, desde donde se genera y reproduce una visión dual del mundo (sociedad/Naturaleza), se justifica la apropiación material del entorno sustentada en una lógica de jerarquías y dominación –el ser humano sobre la Naturaleza, el hombre sobre la mujer, unas razas sobre otras, etc.–, se defiende la idea del crecimiento económico como esencia del desarrollo y se postula una historia lineal orientada al progreso. Esa perspectiva está siendo atacada desde varios frentes, como el ambientalismo, algunas expresiones de pueblos indígenas o grupos raciales marginados, las organizaciones feministas, las minorías sexuales o los llamados “superexcluidos”. Es un ataque desde los márgenes, y, por lo tanto, avanza de diferente manera en los distintos países. Los actores se organizan y agrupan de manera alterna a las formas tradicionales, y la dinámica del debate político tampoco sigue los parámetros usuales entre posturas conservadoras o progresistas, izquierda o derecha. El nuevo texto constitucional ecuatoriano es un gran paso adelante en ese proceso, no sólo por su contenido actual, sino por las puertas que abre. En efecto, esta nueva Constitución permite generar un nuevo marco

18 Las reacciones de las organizaciones sociales se pueden encontrar, por ejemplo, en Glass 2006. 19 Por ejemplo, artículos 9, 312 y 355. 44


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normativo desde el biocentrismo y repensar el desarrollo desde otras categorías, como el buen vivir. Es, además, un proceso que no implica negar o destruir otras perspectivas convenciales (como las de los derechos clásicos), sino que permite sumarles nuevos aspectos, pluralizarlas y adaptarlas a las particularidades nacionales.

8. Fontaine, Guillaume e Iván Narváez (Eds.). 2007. Yasuní en el siglo XXI. El Estado ecuatoriano y la conservación de la Amazonía. Quito: FLACSO Ecuador. 9. Gillroy, John. 2002. A Practical Concept of Nature’s Intrinsic Value. En The Moral Austerity of Environmental Decision Making, eds. John Gillroy y Joe Bowersox, 72-79. Durham: Duke University Press.

Es evidente que muchos de los posibles avances dependerán de las leyes marco (u orgánicas), leyes específicas y otros marcos reglamentarios que comiencen a ser aprobados en el futuro inmediato. Las tensiones que se señalaron arriba seguramente se expresarán en esos debates legislativos, intentando, por ejemplo, generar leyes marco que reduzcan el reconocimiento del valor propio de la Naturaleza, restringiéndolos a los derechos de tercera generación, o minimizando los compromisos con la restauración ecológica a meras formas instrumentales de remediación ambiental. Este texto constitucional brinda unos márgenes de innovación enormes, y si bien no resuelve las contradicciones y tensiones frente a la ideología del progreso imperante en el continente, permite generar alternativas y defenderlas. En otras palabras, hace más claras las tensiones y búsquedas de alternativas frente a la modernidad. �

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¿El fin de la frontera?

Reflexiones desde el caso colombiano para una nueva construcción social de la naturaleza protegida por

Germán I. Andrade*

Fecha de recepción: 4 de febrero de 2009 Fecha de aceptación: 20 de febrero de 2009 Fecha de modificación: 26 de febrero de 2009

Resumen La conservación de la naturaleza a través de las áreas protegidas ha adquirido en las últimas décadas gran importancia en las políticas públicas internacionales. A pesar de los instrumentos jurídicos sólidos, la naturaleza protegida como decisión de la sociedad enfrenta obstáculos, percibidos en las narrativas divergentes entre las ciencias biofísicas y las sociales. Entre ellas: i) La delimitación por exclusión del objeto de la conservación a través del análisis científico positivo; ii) El concepto de lo natural, en oposición a los productos de la cultura; iii) El énfasis en los objetos de conservación, que hace invisibles a los actores involucrados; iv) La conservación de la Naturaleza como un fenómeno con limitada legitimidad, al ser producto histórico de la frontera de ocupación del territorio; v) La emergencia del conflicto entre el ambiente como derecho colectivo y los derechos humanos; vi) La perspectiva socioambiental de la conservación, en la cual en ocasiones se confunden la devolución de derechos de comunidades locales sobre sus territorios y la conservación de la naturaleza como una decisión en beneficio de la sociedad. La conservación de la naturaleza podría buscarse mediante la integración, en escala superior nacional, de una naturaleza protegida como decisión de una sociedad en su conjunto, y en una perspectiva multicultural.

Palabras clave: Área protegida, sistema ecológico, conflicto socioambiental, resiliencia, cambio global.

Closing the Frontier? Reflections on the New Social Construction of Protected Nature in Colombia

Abstract Using protected areas to conserve nature has, in recent decades, acquired significant importance in the international policymaking arena. Despite a solid legal base, protected areas in Colombia face various obstacles. The divergent narratives between the natural and social sciences underline these challenges: i) defining the object of conservation in terms of exclusion through positive scientific analysis; ii) the concept of the natural in opposition to the cultural; iii) an emphasis on the object of conservation that can sometimes cause the stakeholders involved to become invisible; iv) that the conservation of nature has limited legitimacy since it is perceived to be the historical product of conquest and frontier expansion; v) the emergence of conflicts between human rights and collective environmental rights, vi) the socio-environmental perspective of conservation in which the devolution of land rights to local communities and the conservation of nature are sometimes confused as a decision that benefits the larger society. Nature conservation could be pursued through the integration, at a national scale, of a protected nature which arises as a legitimate social decision, and in a multi-cultural perspective.

Key words: Protected Areas, Ecological Systems, Socio-environmental Conflicts, Resilience, Global Change.

* Biólogo, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia; M.Sc. en Environmental Studies, Yale University, School of Forestry, Estados Unidos. Entre sus publicaciones se encuentra: Conducir el cambio. Hacia un modelo ecosistémico en la conservación del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas de Colombia. En Gobernabilidad, Instituciones y Medio Ambiente en Colombia, ed. Manuel Rodríguez, 477-523. Bogotá: Foro Nacional Ambiental, 2008; En el Sistema de Parques Nacionales de Colombia. Conflicto socio ambiental prolongado, e incertidumbre de conservación. En Trilogía Incompleta. Medio Ambiente, Desarrollo y Paz. Experiencia al cierre del Programa Ambiental apoyado por GTZ, 293-304, Bogotá, 2006; Más allá de la biodiversidad. Categorías y objetivos para el Sistema Nacional de Áreas Protegidas con base en una valoración sistémica de la naturaleza. En Bases técnicas y legales de la Política de Participación Social en la Conservación, 255-295. Bogotá: Parques Nacionales Naturales de Colombia; Science and Society at the World Parks Congress. Conservation Biology. 19 (1): 1-2, ambas del 2005. Actualmente se desempeña como profesor de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: gandrade@uniandes.edu.co.

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¿El fin de la frontera? Reflexiones desde el caso colombiano para una nueva construcción social de la naturaleza protegida Germán I. Andrade

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O fim da fronteira? Reflexões a partir do caso colombiano para uma nova construção social da natureza protegida

Resumo A preservação da natureza através das áreas protegidas já ganhou muita importância nas últimas décadas dentro das políticas públicas internacionais. Apesar da solidez dos instrumentos jurídicos, a proteção da natureza como determinação da sociedade enfrenta alguns obstáculos, percebidos nas narrativas divergentes entre as ciências biofísicas e as sociais, entre elas: i) A delimitação por exclusão do objeto da preservação por meio duma análise científica positiva; ii) O conceito do natural, em contraposição aos produtos da cultura; iii) A ênfase nos objetos de preservação que dão visibilidade aos atores envolvidos; iv) A preservação da Natureza como um fenômeno com limitada legitimidade, sendo que ela é um produto histórico da fronteira de ocupação do território; v) A emergência do conflito entre o ambiente como direito coletivo e os direitos humanos; vi) A perspectiva socioambiental da preservação, na qual ocasionalmente se confunde a devolução dos direitos das comunidades locais sobre seus territórios com a preservação da natureza como uma decisão em beneficio da sociedade. A preservação da natureza poderia ser atingida através da integração, numa escala superior nacional, da natureza protegida como decisão da sociedade toda, e numa perspectiva multicultural.

Palavras chave: Área protegida, sistema ecológico, conflito sócio-ambiental, capacidade de recuperação, mudança global.

L

En cerca de 50 años el tema mudó a lo que hoy conocemos como las áreas protegidas,1 que hacen parte de la política pública internacional.2 El establecimiento de áreas protegidas alcanza más de 113.000 unidades, que cubren cerca de 21 millones de kilómetros cuadrados, el 4,3% de la superficie del planeta (WDBPA3 2008), extensión mayor que el territorio de Rusia, el país más grande del mundo. En Colombia, el desarrollo del concepto de conservación a través de áreas protegidas ha tenido notorias similitudes con lo sucedido en el mundo; pero también algunas particularidades. Las áreas protegidas de Colombia son entre 500 y 1.000 unidades, que cubren entre 13 y 15 millones de hectáreas.4 De éstas, a junio de 2008, las 54 áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales (SPNN) cubrían ya aproximadamen-

a deforestación en la cuenca del río Magdalena fue del 2,6% entre 1990 y 2000, lo que representa la tasa más alta de las grandes cuencas sudamericanas y una de las mayores reportadas mundialmente (Restrepo et al. 2005). Esta situación, en la región más estratégica de Colombia, sin duda refleja la urgencia de atender un tema que poco cuidado ha tenido en las políticas públicas: la conservación de la base natural que sustenta la actividad y el bienestar humanos, que en todo el mundo se ha constituido en uno de los principales retos que enfrenta la humanidad, en un mundo en acentuado proceso de cambio.

1 En Colombia, la definición legal de área protegida es la del Convenio de Diversidad Biológica: “área definida geográficamente que haya sido designada o regulada y administrada a fin de alcanzar objetivos específicos de conservación”. 2 La conservación in situ es el instrumento principal del Convenio de Diversidad Biológica, tratado internacional adoptado en Río de Janeiro en junio de 1992, ratificado por 191 países, y al cual adhirió Colombia mediante la Ley 165 de 1994. 3 WDBPA: World Database on Protected Areas. 4 El amplio rango refleja los esfuerzos de conservación que se hacen en los órdenes regional y local, y que no están adecuadamente referenciados en las bases de datos que se manejan en el nivel central.

La conservación de la naturaleza se inició en parques o reservas como interés de una minoría de pioneros científicos y conocedores. El concepto subyacente se plasmó en la Convención de Washington, primer instrumento jurídico de la materia, firmado por algunos países americanos el 12 de octubre de 1940 y referido a la conservación de la fauna, flora y bellezas escénicas naturales de los países de América. 49


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te 11.500.000 hectáreas (10% del territorio continental y cerca del 5% del territorio total). La conservación del país está centrada en las áreas del SPNN, no porque no existan otros instrumentos o aproximaciones, sino porque éste tiene la mayor fortaleza formal, asegurada en un amplio soporte jurídico que emana de la Constitución Nacional (Ponce 2005, 47) y en un importante despliegue de recursos públicos institucionales y financieros.

tegidas, históricamente han recibido menos atención. Así, la delimitación del objeto de la conservación para el establecimiento de áreas protegidas con base en la ciencia determina en gran parte aquello que se atiende en las políticas públicas. La práctica de la conservación se inició centrada en una naturaleza considerada prístina o libre de la acción humana y el fundamento científico dictaba que se escogieran algunos sitios representativos de la diversidad, para ser mantenidos a perpetuidad. Una parte del discurso de la conservación se sustentó en la sociedad en torno a la denominación “museo vivo”, para aquellos sitios que debían cumplir una función para la ciencia y la educación. Más adelante, el predicado científico señaló la necesidad de cumplir objetivos de conservación más precisos (como evitar la pérdida de biodiversidad o mantener servicios ambientales), lo cual llevó a que en los procesos de planificación se priorizaran los sitios que debían ser integrados en los sistemas nacionales de áreas protegidas. La selección de aquellos considerados más importantes está justificada en el ámbito profesional por la limitación de recursos y se sustenta en la valoración relativa que se hace en la hoy denominada planificación sistemática de la conservación.6 Aunque la selección priorizada podría entenderse como énfasis para la aplicación de un instrumento de la política (las áreas protegidas), la gestión de la conservación centrada en la práctica en los sitios priorizados ha generando un desajuste conceptual. Los criterios y procesos utilizados para priorizar los sitios se basan en una afirmación sustentada de su valor de conservación. Sin embargo, esto equivale a una afirmación no sustentada de la ausencia de valor o relevancia para la conservación de los sitios que en el proceso quedan descartados. En la selección de sitios que hace el planificador, la prueba positiva del valor de conservación resulta necesaria pero no suficiente y debería ser complementada con el falseamiento de las áreas descartadas. La selección de los sitios que efectivamente se incorporan en la práctica a los sistemas de áreas protegidas, por supuesto, no está determinada solamente por la ciencia, sino influenciada por la oportunidad política o determinantes de tipo social o económico. Pero desde la ciencia se delimita el conjunto de opciones de conservación que resultan legitimadas en la sociedad, en procedimientos en ocasiones presentados como triunfantes, pero siempre históricamente determinados. Además, la toma de decisiones solamente sobre la base de constructos científicos excluye otras formas de percepción y valoración de la naturaleza,

Más allá de los vacíos de implementación que persisten, el estudio de la eficacia de la conservación rebasa el marco de la gestión de áreas naturales protegidas y tiene que ver con las políticas públicas, en este caso, la naturaleza protegida en el territorio como decisión de la sociedad. Esta situación se percibe en la divergencia que tiene la conservación de la naturaleza en las narrativas de las ciencias de la conservación basadas en la biología y la ecología, y la mirada desde las ciencias y los movimientos sociales. Para los científicos naturales, la ciencia ecológica ha derivado necesariamente en una serie de preceptos normativos de incuestionable beneficio para la humanidad. Para los científicos sociales, la conservación de la naturaleza, en especial a través del establecimiento de áreas protegidas de carácter público, es percibida como una actividad con limitada legitimidad, al hacer parte de la expansión de la frontera de ocupación del territorio. En el presente ensayo se presentan algunos aspectos de la forma como se aplican en Colombia los principios, las políticas públicas de conservación y las prácticas que de ellas se derivan, con énfasis en el Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas (SINAP).5 Se analizan e ilustran con ejemplos temas que tienen que ver con la selección de los objetos y objetivos de conservación, el papel de las comunidades humanas y la sociedad en general en los procesos de gestión; derivando de ellos los asuntos que se considera que limitan la eficacia de la conservación de la naturaleza, entendida ésta como una decisión de la sociedad.

¿Qué conservar? En Colombia, la práctica de la conservación legitimada por el Estado está centrada en el SINAP. Otras estrategias de conservación basadas en la ordenación del territorio, o en la integración en éste de las áreas pro5 Definido como “el conjunto de todas las áreas protegidas del país de carácter público, privado y comunitario en los niveles de gestión pública nacional, regional y local, que vinculan diferentes actores, estrategias e instrumentos de gestión, para contribuir como un todo al cumplimiento de los objetivos de conservación del país” (Sguerra 2007, 4).

6 Caso sobresaliente de esta aproximación conceptual y metodológica fue el realizado para Colombia por Fandiño-Lozano y Van Wyngaarden (2005); o, más recientemente, para las zonas marinas y costeras (Alonso et al. 2008). 50


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limitando la legitimidad de la operación. La seleccióndescarte se constituye así en un asunto ético, porque de los conceptos, modelos y procedimientos surge con mayor probabilidad en el territorio –como decisión de la sociedad– una naturaleza protegida.

De otro lado, desde las ciencias sociales se propone el análisis crítico de los discursos, en el cual se develan las representaciones sociales que han hecho significativa una idea moderna de la naturaleza, que al pretenderse universal oculta percepciones y significados (Serje 1999). La deconstrucción de la idea de Naturaleza adquiere importancia a través de los trabajos reunidos por Cronon (1996), que muestran ya no una naturaleza biofísica, sino la emergencia de “naturalezas” como construcciones culturales; si bien desde las ciencias naturales esta visión se controvierte con la reafirmación de lo natural como una realidad biofísica que sobrepasa nuestros constructos sociales (Soulé y Lease 1995). Se trata de una controversia amplia, pero no superada; en la cultura científica occidental perviven narrativas disciplinarias divergentes y la noción de naturaleza no logra una estabilidad suficiente para erigirse en objeto de las políticas.

La conservación restringida a sitios especiales para establecer en ellos áreas protegidas facilita la percepción de que éstos son suficientes para los objetivos. Esta forma de ver se da tanto en científicos que defienden tal o cual aproximación a la definición de prioridades como en quienes toman decisiones, que presionan a las autoridades para precisar, de una vez por todas, la totalidad de las áreas protegidas que se requieren, en el supuesto de que el resto del territorio no presentaría limitaciones ambientales para el crecimiento económico. En suma, las áreas naturales priorizadas –a pesar de los avances en el mundo de la construcción de una visión de conservación mucho más amplia en los territorios,7 cuando en la práctica se constituyen en el único tema de interés para las políticas de conservación– presentan dos limitaciones. La primera es considerar que las áreas protegidas resultan ser, en la práctica, el único instrumento de conservación. Traslada la obligación a los organismos especializados del Estado y produce una disminución del interés en el resto de la sociedad. La segunda es la falta de integración entre las estrategias de conservación y el uso directo del territorio. La debilidad crónica que sufren los sistemas de áreas protegidas, que alimenta el discurso permanente de la necesidad de atender su gestión como objeto prioritario, ocurre en desmedro de la atención a otras estrategias de conservación, ya no sólo complementarias sino esenciales para el bienestar humano y la salud ecológica del territorio.

Así, la definición del objeto de conservación se centra en proteger de la gente las áreas naturales más valiosas para las ciencias de la conservación, o en reivindicar la conservación como un producto natural de las culturas no occidentales. Más allá de la separación esquemática entre áreas naturales y áreas transformadas, ambas narrativas desconocen la comprobación empírica de la existencia de los ecosistemas, hoy en gran medida humanizados, y que conforman sistemas socioecológicos interdependientes. En efecto, la ecología científica hace varias décadas demostró la insuficiencia de conservar solamente áreas naturales aisladas como ecosistemas fragmentados, relevando la importancia de construir estrategias de conservación en la escala superior del paisaje. Las áreas protegidas y sus entornos, aun adecuadamente gestionados, son afectados por procesos que suceden en escalas superiores, haciendo de la humanización de los ecosistemas un proceso de dos vías entre lo global y local. El cambio climático y la presencia de especies exóticas invasoras entran en sinergia con las perturbaciones locales induciendo cambios profundos y en ocasiones irreversibles, constituyendo ecosistemas emergentes (Andrade 2008b). Globalmente también se gesta una homogeneización, que viene acompañada de la pérdida de diversidad y de la emergencia de una forma de valoración urbana de la naturaleza. Este contexto de cambio contribuye a agudizar la crisis de identidad del objeto de la conservación y llama a ampliar conceptualmente su alcance.

¿Qué es lo natural en la conservación? Un segundo tema de análisis en la definición del objeto de la conservación es el concepto de naturaleza. La segregación disciplinaria que otorga una identidad ontológica diferente a lo humano y a la naturaleza dificulta la definición de lo natural como objeto de atención. De un lado, el discurso conservacionista se ancla en una ecología considerada “rama de la biología”, para la cual lo humano representa (solamente) una perturbación de ecosistemas que de otra forma serían naturales.

El problema del sujeto de la conservación

7 El hito del cambio del enfoque de conservación fue, sin duda, el V Congreso Mundial de Parques y Áreas Protegidas, celebrado en Durban, Sudáfrica, en 2003, y del cual se deriva un abanico muy importante de propuestas de conservación que involucran actores de la sociedad civil y de sectores productivos.

El desajuste manifiesto en la definición del objeto de conservación, exclusivamente asimilado en una natura51


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leza antes prístina y hoy inestable, nace paralelo a una definición insuficiente del sujeto de la conservación,8 diluido a través del concepto de “bien común”, en el entendimiento tácito de que todos los humanos participan de él. Sin embargo, el modelo de conservación no solamente escoge y descarta sitios, sino que privilegia y excluye entre los actores de la conservación y a través del filtraje de las percepciones produce una construcción sesgada de la realidad a conservar, porque en no pocas ocasiones los espacios naturales protegidos en medio del proceso de expansión de la ocupación occidental de la frontera vienen cargados de conflictos de intereses, percepciones e interpretación del territorio. Allí donde los ciudadanos de Estados Unidos, por ejemplo, ven un símbolo de la identidad nacional representado en magníficos parques nacionales, la memoria de minorías avasalladas todavía ve en ellos un legado del avance de la frontera de ocupación de sus territorios (Burnham 2000). Desde la perspectiva de los movimientos sociales, como el caso del Pacífico colombiano, sus habitantes han construido conjuntos de significados y usos del entorno que a través de la cultura generan modelos locales de naturaleza (Escobar 1999) y que entran en contradicción con los modelos institucionales de conservación que operan como enclaves integrados al proyecto de expansión nacional en las fronteras (Serje 2005).

social en la conservación “Parques con la gente” (UAESPNN 9 2001) en su momento un viraje en la política pública que no había tenido en cuenta a los habitantes humanos en los parques. A pesar de algunos avances evidentes en el manejo del conflicto local, este enfoque no ha sido evaluado en relación con la eficacia de la conservación. Es evidente que la sensibilización hacia lo social del modelo convencional de conservación no soluciona todos los temas sociales pendientes en las áreas protegidas (Andrade 2008a); en especial, porque persiste una contradicción entre la política y la base legal construida sobre la premisa de parques sin gente (Laborde 2007). La persistencia de esta situación ha llevado a activistas y analistas a suponer que no son válidas (¿ni necesarias?) las áreas protegidas sin presencia de habitantes humanos. Se trata de un falso dilema, que confunde el poblamiento previo del territorio y los derechos que genera frente al Estado con las necesidades de conservación actuales y futuras, que pueden ser definidas legítimamente por la sociedad. En las cuencas receptoras del agua de Bogotá en el Parque Nacional Chingaza, por ejemplo, es del interés de la mayoría que no estén siendo cultivadas con papa ni dedicadas al pastoreo de ganado vacuno. También lo hacen pueblos nativos cuando definen sitios sagrados o con uso restringido. La decisión conservacionista es legítima, pero cuando deba ser impuesta no debe desconocer a la gran minoría que resulta afectada, y que debe ser compensada.

Así, es claro que este modelo de conservación impone desde afuera normas, desconoce realidades y derechos, sobrestima los instrumentos y subestima la capacidad de resistencia del actor local, o su posibilidad de emerger como agente de cambio. Pero también no hay duda de que este modelo de conservación técnico-jurídico ha legado sitios que de otra manera se hubieran perdido, tales como los ecosistemas de Utría, Gorgona, Katíos, Tuparro y Tairona, por sólo mencionar algunos de ellos, que no existirían en el estado y calidad ambiental actuales. Como resultado, las políticas públicas de la conservación de la naturaleza han contribuido, sin duda, a crear un legado que hace parte del patrimonio de las sociedades actuales, pero también de los conflictos socioambientales no resueltos, en especial, con las comunidades locales.

Conservación, equidad y derechos humanos Los discursos oficiales que presentan las áreas protegidas como generadoras de beneficios soslayan un hecho básico: la inequidad en la distribución de los costos y beneficios en la sociedad, como producto de las decisiones de conservación, que la hacen ineficaz e ilegítima en la percepción de los afectados y aumentan la vulnerabilidad política del modelo de conservación. En Colombia, la adopción de la política de parques con la gente, a pesar de su pertinencia, presenta un desarrollo muy lento y desequilibrado. El censo de propiedad o posesión de la tierra en los parques, que sería apenas un primer paso, sólo se ha realizado en un 10% de las unidades de conservación del sistema, y apenas a partir de 2002 los estudios prediales hicieron parte de la información necesaria para la declaración de nuevas

Una importante respuesta a esta situación fue la formulación en Colombia de la política de participación 8 Al respecto recalca la Contraloría General de la Nación (2008, 341): “[…] la discusión de fondo debe centrarse en definir claramente quiénes y cómo reciben y perciben los beneficios de las áreas protegidas y, por otra parte, quiénes y cómo asumen responsabilidades frente a la declaración, administración y manejo de las mismas, en un marco de equidad o transparencia, que permita el cumplimiento efectivo de los objetivos de conservación y mejorar sensiblemente su gobernabilidad”.

9 UAESPNN: Unidad Administrativa Especial del Sistema de Parques Nacionales Naturales. 52


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áreas (CGN10 2008). A pesar de la importancia de la resolución del conflicto de propiedad para el cumplimiento de los objetivos de conservación en un ambiente de equidad social, no existe todavía de parte del Estado una política de adquisición de los predios.11 Se estima que en las áreas del Sistema de Parques Nacionales hay 36.695 indígenas, 47.376 campesinos y 8.325 afrodescendientes, entre los cuales sólo los derechos de los primeros quedarían reconocidos a través del mencionado REM.12 El resto de la población afectada ve limitados sus derechos, en aras de un beneficio social general, sin recibir compensación, generando un conflicto socioambiental prolongado. Además, el censo de habitantes en las áreas protegidas regionales es apenas incipiente (CGN 2008).

a los habitantes locales– no es el más adecuado para enfrentar esos retos, siendo esperable el aumento del conflicto social asociado con la conservación. Este tipo de situaciones genera una alta vulnerabilidad social y política a los modelos de conservación, que pasan del discurso del beneficio social a los espacios de litigio entre derechos encontrados. Ya hay alguna jurisprudencia disponible en el mundo que ordena la restitución a pueblos indígenas que han logrado llamar la atención sobre la inequidad en las políticas de la conservación. Hacia el futuro será cada vez más frecuente que las poblaciones locales –cuando vean limitados sus derechos– enfrenten las políticas sobre la base de derechos fundamentales, lo cual introduce un nuevo elemento de incertidumbre sobre la conservación como beneficio humano general. En algunos casos, en Australia por ejemplo, los jueces han restituido el derecho en disputa, sin que las tierras hayan dejado de ser área protegida; pero también se podrán dar casos en los cuales el resultado acarrearía la pérdida de los valores de conservación. En Colombia se ha reconocido el “ambiente sano” como un derecho colectivo, a diferencia de la mayoría de los países y de los sistemas universales o regionales de derechos humanos (Peña y Cruz 2007). Así, entre nosotros, grupos sociales interesados en las áreas protegidas podrían entrar en contradicción con grupos afectados sobre la base de los derechos constituidos. La confrontación de valores entre lo privado y lo general lleva el asunto de la conservación al ámbito de la ética social.

La exclusión y la ausencia de compensación en las políticas de conservación no es sólo un tema nacional; la relación entre conservación y derechos humanos es un asunto emergente mundial. El desplazamiento de poblaciones para el cumplimiento de objetivos de conservación de interés superior aparece como un asunto especialmente problemático. Los desplazamientos forzados o no compensados (conservation evictions) todavía son frecuentes en Asia y África, generando “refugiados del conservacionismo”. Cernea y Schmidt-Soltau (2006) muestran evidencia de 12 estudios de caso en seis países de la cuenca del Congo que confirma que la creación de parques nacionales ha desplazado y empobrecido entre 120 y 150 mil personas. No se cuenta con cifras para este tema en Colombia, pero la memoria de la expulsión está viva en muchos de los entornos de las áreas protegidas actuales. Durante el proceso de creación del Parque Nacional Natural Utría, en el Chocó, la oposición inicial de parte de comunidades indígenas se alimentó en el recuerdo de la expulsión ocurrida con la creación del Parque Nacional Los Katíos. Si se tiene en cuenta que los objetivos de conservación se están haciendo cada día más exigentes, para incluir temas como la mitigación del riesgo ecológico en la sociedad, es de esperar que cada día más espacios sean considerados como parte de los sistemas nacionales de áreas protegidas. Así las cosas, el marco actual de la política –caracterizado por el alto nivel legal otorgado al tema en las normas, una insuficiente instrumentación y una prácticamente nula compensación

La confrontación de derechos en torno a las decisiones de conservación se vivió de manera dramática en el Quinto Congreso Mundial de Parques Nacionales, en Durban, Sudáfrica (2003), cuando Richard Leakey, anterior director del Servicio de Vida Silvestre de Kenia, acusó a los representantes del pueblo masai de “politizar la conservación” (el 75% de la vida silvestre de Kenia y Tanzania se encuentra en tierras anteriormente comunales), y afirmó que los parques naturales “pertenecen al mundo”. Esta situación desató airadas reacciones. Edward Porokwa, jefe masai de Tanzania, acusó a su vez al conservacionista de echar abajo los esfuerzos para resarcir una injusticia histórica y de retornar la discusión a la era colonial, dificultando los esfuerzos de lograr un balance entre la conservación y los derechos de los pueblos.

10 CGN: Contraloría General de la Nación 11 La sentencia C-649 de 1997 dice: “No obstante, debe aclararse que en cuanto se afecte el núcleo esencial del derecho de propiedad con la referida afectación el respectivo inmueble debe ser adquirido mediante compra o expropiación”. 12 REM: Régimen Especial de Manejo. A pesar de los avances en el trabajo conjunto, persisten divergencias fundamentales de interpretación y no todos los conflictos están solucionados (ver Laborde 2007).

El radical dilema ético en torno a derechos en disputa se vería matizado, sin embargo, con la diferenciación entre la devolución de derechos y la conservación como decisión de la sociedad. Ayudaría tener como referencia una buena ecología humana para explicar los problemas de 53


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la conservación en escenarios de cambio. De una parte, porque hay estudios que demuestran que la exclusión de las prácticas pastoriles en las sabanas africanas no siempre ha sido en beneficio de los valores perseguidos a través del modelo colonial de conservación (Western 1997). De otra, porque los habitantes locales vienen cambiando sus sistemas de vida y adoptando esquemas de agricultura comercial que transforman los ecosistemas pastoriles. Es decir que ni el modelo de conservación colonial ni la pervivencia de culturas en la frontera de expansión de la sociedad occidental son hoy garantía suficiente para la conservación de la naturaleza.

herramientas esenciales para la conservación ecológica de esos territorios. Pero puede no ser suficiente y el Estado debería definir aproximaciones cuidadosas para garantizar el interés público de la conservación en escenarios de pérdida irreversible de diversidad cultural o consumado desplazamiento forzado. El modelo socioambiental que privilegia al “nativo ecológico” tiene el peligro de generar una especie de apartheid cultural, en el cual la sociedad mestiza y urbana no logra constituirse en un sujeto legítimo de la conservación, a pesar de que en la práctica las sociedades urbanas han desempeñado un papel esencial en jalonar las políticas y los escenarios de la conservación. De hecho, la mayoría de la población colombiana es hoy urbana, y gran parte del futuro de las áreas protegidas del país se definirá en torno a discusiones que tienen que ver con la relación entre lo urbano y lo rural.

Conservación en una perspectiva socioambiental

En contraposición con el modelo de conservación técnico-científico diseñado para mitigar la destrucción de una naturaleza condenada en la frontera de ocupación del territorio, se ha constituido una ideología socioambiental que reconoce una dimensión cultural de la conservación a los pueblos indígenas y, por extensión, del concepto de etnicidad a las comunidades afrodescendientes. Surgió en la interacción entre movimientos sociales y la academia, que ya había reconocido la epistemología amerindia como una forma de análisis ecológico, lo cual fue seguido del nacimiento del “nativo ecológico” (Ulloa 2004). Una expresión superlativa del modelo socioambiental se materializó en Colombia con el reconocimiento del Estado de los derechos territoriales a las comunidades indígenas, en parte por una racionalidad ambiental de beneficio general, en una superficie que supera en un factor de tres al Sistema de Áreas Naturales Protegidas, lo cual, sin duda, se constituye en una enorme oportunidad y en un reto para la conservación.

En un país heterogéneo en su cultura, geográficamente amplio y en acentuado proceso de cambio socioecológico –resaltado por el desplazamiento y urbanización de la población–, la conservación de la naturaleza no se reduce a los espacios de lo étnico o lo técnico, sino que surge en el encuentro entre movimientos sociales, la academia y el liderazgo individual como una construcción social hibrida, con entes nuevos como el ya mencionado nativo ecológico, o el ciudadano urbano naturalista. En este sentido, ha sido fundamental el papel de las ONG de la conservación, que, más allá de ser vistas erróneamente sólo como agentes de la expansión de la frontera, han sido determinantes en la construcción de un cuerpo conceptual y político que ha servido de base para estructurar la resistencia contra la expansión normal del capital a costa de los ecosistemas en las fronteras de ocupación. El concepto de biodiversidad nacido en la ciencia occidental, y en ocasiones cuestionado desde los movimientos sociales, ha sido central en la construcción social de la naturaleza protegida (Aubertin 2005), e incluso ha sido cooptado por los movimientos sociales para la defensa de sus propios intereses.

Sin embargo, el modelo socioambiental presenta una limitación, pues (con)funde el reconocimiento de los derechos de los pueblos con la actividad misma de la conservación. Algunos autores entusiastas no han dudado en colocar los resguardos indígenas como una categoría de área protegida. No se trata de argumentar que la devolución de derechos y la conservación de la naturaleza no estén ligadas, sino de resaltar que es infundado suponer que la primera acarrea automáticamente la segunda. En especial, cuando se producen procesos de pérdida de diversidad cultural y aculturación hacia el modelo consumista global, que además en Colombia vienen acompañados de vaciamiento de los territorios como producto de la guerra y el desplazamiento. Sin duda, la conservación y la restauración de la cultura deberán ser tenidas en cuenta como

Así, la definición del problema de la conservación en el mundo de hoy no se agota ni en la vivencia y defensa local del territorio, ni en la formulación científica de los problemas ambientales globales: emerge como ente hibrido en la práctica social en una interacción entre lo local y lo global.

De áreas protegidas a territorios de conservación

El modelo jurídico occidental de conservación de la naturaleza tiene su origen en las reservas y parques que 54


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se crearon en las fronteras de la expansión y de consolidación de los estados nacionales.13 Por eso, desde la perspectiva de los movimientos sociales, ha sido esencialmente problemático. En muchos países la totalidad o gran parte de los espacios más naturales que quedan está incorporada a los sistemas nacionales de áreas protegidas. Son menos los países que han integrado la conservación a través de la supervivencia cultural de grupos originales en amplios territorios.

Un paso básico en este sentido es la redefinición del sistema de áreas protegidas del país y su adecuada integración en los procesos de ordenamiento del territorio. La Unión Mundial de Conservación (UICN) –la mayor red de organizaciones ambientales del mundo– define seis tipos de área protegida, de los cuales al menos dos incluyen la presencia de habitantes locales.14 Además, la misma organización recomienda la construcción de sistemas nacionales de conservación que reconocen el papel de los gobiernos en los ámbitos subnacional y local, así como de actores privados y comunitarios. A pesar de haber sido aceptado que las seis categorías de área protegida representan un reconocimiento del contexto y no una valoración a priori de su efectividad para la conservación, en general los sistemas de áreas protegidas en Colombia privilegian las categorías que en lo formal no permiten la presencia de habitantes humanos, dando prevalencia al control de parte de actores públicos, con algunas excepciones, sin promover a fondo el potencial de los demás tipos de área protegida.

En Colombia la resistencia cultural y la conservación en el modelo institucional oficial, luego de varias décadas de conflicto como actores en disputa, han construido una alianza en la coyuntura de la frontera de ocupación. Hoy la conservación y la defensa de los territorios están llamadas a construir una alianza política estructural, de tal suerte que el cierre de la frontera ocurra sin la aniquilación cultural, la destrucción masiva de ecosistemas y su expropiación como bien público. Para ello, la política de conservación debe ampliarse a diferentes actores e instrumentos que facilitarían la integración de un Estado nacional múltiple en lo étnico y cultural. Las autoridades y pueblos indígenas serían reconocidos como sujetos de la conservación, pudiendo integrar a voluntad parte o la totalidad de sus territorios como una contribución desde las entidades territoriales al Sistema Nacional de Áreas Protegidas. También los habitantes rurales podrían constituirse en sujetos de la conservación en bosques, sabanas y humedales, ampliando la definición de los objetos de conservación hacia conocimientos tradicionales y formas de vida. De esta manera, al generar beneficios ambientales a la sociedad, esta última podría contribuir a la superación de la trampa de la pobreza. Los habitantes urbanos, quienes demandan áreas naturales para la recreación y servicios ambientales, quedarían reconocidos como sujetos legítimos de la conservación y dispuestos a compensar por ella. El objetivo final es que emerja una naturaleza protegida como construcción social integrada en la escala superior de un territorio ordenado mediante decisiones jerárquicamente subordinadas, subsidiarias y equitativas. Pero para que esto suceda, la decisión conservacionista debe adquirir suficiente legitimidad en toda la sociedad. El colectivo, a través de procesos de decisión democráticos y transparentes, deberá definir los compromisos y contraprestaciones (trade-offs) que está dispuesta a asumir para consolidar un sistema de conservación equitativo y en beneficio de toda la población.

Así las cosas, los sistemas de conservación que incluyen áreas protegidas de diversos tipos en los niveles nacional, subnacional y local, y la participación de actores múltiples, generan el reto de la integración multiescala de las estrategias de conservación y el ordenamiento del territorio. Para ello debe superarse el desajuste central de las políticas actuales de conservación, manifiesto en la distribución inequitativa de los costos y beneficios que generan de lo local a lo nacional y global. En efecto, el modelo institucional colombiano de la conservación define funciones y presupuestos para este fin en la autoridad central (la Unidad de Parques Nacionales) y las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR), y deja sin instrumentos a los municipios, que son los responsables del ordenamiento del territorio. Se trata de una disparidad estructural en la asignación de recursos, que ha venido acentuándose en los últimos años (Rudas 2008), beneficiando a las CAR, que, con notorias excepciones, no alcanzan los estándares mínimos de gestión de áreas protegidas, mientras los recursos para la conservación en al ámbito local (municipio) y central (Ministerio y Unidad de Parques Nacionales) disminuyen. Los municipios llevan las mayores cargas, pero las decisiones locales que generen beneficios agregados en el nivel regional (áreas protegidas interregionales, cuencas hidrográficas), nacional y global no son 14 Las categorías, que difieren en cuanto a objetivos de conservación y regímenes de manejo, son I. Área prístina (wilderness), reserva natural estricta; II. Parque natural; III. Monumento natural; IV. Área de manejo de hábitat y especies; V. Paisaje terrestre o marino protegido; VI. Área protegida con recursos manejados (www.iucn.org/cpa).

13 La conservación de parques y reservas como fenómeno ligado a la expansión de la frontera de colonización ha sido analizada para el oeste de Estados Unidos (Burnham 2000) y Sudáfrica (Carruthers 1995), entre otros. 55


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de los sistemas socioecológicos. Para ello, resulta indispensable la construcción de la resiliencia, entendida como la capacidad del sistema socioecológico de mantener una estructura, función e identidad frente a las perturbaciones externas (Walker y Salt 2006). La conservación de la naturaleza, en un enfoque ecosistémico, no se reduce a la gestión de áreas protegidas sino que además tiene que ver con la revitalización ecológica de los paisajes rurales y urbanos, es decir, de los territorios habitados. Las políticas de conservación deberán tener en cuenta no sólo el mantenimiento de la resiliencia de los ecosistemas antiguos protegidos, sino la construcción de la resiliencia del sistema socioecológico en su conjunto.

adecuadamente compensadas. Las autoridades municipales difícilmente pueden aliviar la carga impuesta a los propietarios locales por medio de incentivos tributarios, pues al hacerlo verían reducido el recaudo fiscal, por lo cual, además, también son castigadas. Un pilar de la nueva política de conservación globalizada y adecuadamente integrada entre escalas, será la distribución de los beneficios que genera; entre ellos, la compensación fiscal a las municipalidades por las políticas nacionales de conservación (Ring 2008). También deberían llegar recursos de compensación a los territorios indígenas y de negritudes debidamente integrados como parte de los sistemas nacionales de conservación.

En este sentido, la sociedad deberá definir los compromisos y contraprestaciones que está dispuesta a asumir, ya no sólo en aras del beneficio general, sino como correlato del mundo que desea y decide para sí misma. Podría incluso considerarse que en algunos sitios los ecosistemas naturales puedan todavía resistir algo de presión humana, en estados de equilibrio lejanos de los umbrales de cambio indeseable. Serían los paisajes dinámicos resilientes en donde, más allá de la preclusión del uso, se pone a prueba la capacidad de la gestión para hacer posible la reorganización de los ecosistemas (Bengtsson et al. 2003). Pero no podrá suponerse de ninguna manera que la conservación inequitativa –aquella que presumiblemente sólo genera beneficios y no reconoce los costos– pueda mantenerse indefinidamente sin que su viabilidad política se vea seriamente comprometida.

El esquema inequitativo actual compromete la sostenibilidad financiera del sistema (Rudas 2008). Además, hay que resaltar que la debilidad del actor gubernamental central (el Ministerio) impide una gestión adecuada de integración de la conservación con las demás políticas nacionales en el ámbito central. En este sentido, aparecen en el horizonte oportunidades que surgen cuando la sociedad mundial global es beneficiaria de los servicios de captura y retención de carbono, el mantenimiento de la biodiversidad o la estabilidad del clima.

¿conservar Lo Que tiene Que cambiar? En un escenario de crisis globales, la conservación de la naturaleza surge ya no solamente como una forma de evitar el cambio indeseado en los ecosistemas en el nivel local –el modelo de conservación del siglo XX– sino como una manera de adaptar la sociedad al cambio global, el cual, al menos en parte, ya aparece como inevitable (Andrade 2008a). La conservación de la naturaleza, usualmente percibida como una limitación del uso de los recursos o el territorio para beneficio de las futuras generaciones, se constituye en una herramienta esencial para el bienestar de la población humana actual y en elemento central para la gestión de los llamados “servicios de los ecosistemas” (Millennium Ecosystem Assessment 2005), y para evitar que se acentúe el cambio indeseable: el 70% de los humanos vivos de hoy lo estarán en el 2050, cuando se manifestaría de manera irreversible el resultado de las decisiones actuales sobre mitigación y adaptación del cambio climático global (Flannery 2008).

La construcción de un territorio nacional resiliente presenta además muchas oportunidades, en especial por su diversidad cultural y el contexto mundial ambiental demandante. Pero para ello son tan importantes sus sujetos involucrados, beneficiarios o afectados, como los objetos de conservación que han recibido atención y la forma como se construye la naturaleza protegida como una decisión de la sociedad. En este sentido, más allá de los solos dictados de las ciencias de la conservación o de la resistencia y cuestionamiento del orden que niega la alteridad, el modelo de conservación del siglo XXI requiere superar la nostalgia de lo natural y cultural que se pierde en torno a la frontera y abrazar como una decisión imperativa para toda la sociedad el reto ecosistémico de la construcción social de la nueva naturaleza protegida. �

referencias

La conservación de la naturaleza es el mejor seguro que tiene la sociedad frente al riesgo ambiental, la mejor herramienta disponible para disminuir la vulnerabilidad

1.

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Alonso, David, David, Luisa Luis Fernando Ramírez,Carolina Carlos Segura, Fernanda Ramírez, Segura, Paula Andrea Castillo,Tomás Walschburger y Natalia


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Gobernanza en los Parques Nacionales Naturales colombianos: reflexiones a partir del caso de la comunidad Orika y su participación en la conservación del Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo* por

Carlos Andrés Durán**

Fecha de recepción: 13 de enero de 2009 Fecha de aceptación: 16 de febrero de 2009 Fecha de modificación: 22 de febrero de 2009

Resumen Las políticas ambientales en los Parques Nacionales Naturales colombianos suelen generar conflictos locales y resultados contradictorios. Este artículo describe la historia y el desarrollo de estas políticas y critica sus efectos en el caso de las Islas del Rosario, un grupo de islas de la costa Caribe colombiana en las que el área marina fue declarada Parque Nacional Natural en 1977. El artículo se enfoca en los principales esfuerzos para la generación de un modelo de gobernanza para la conservación de los ecosistemas marinos, costeros y terrestres; y en los efectos de este modelo de manejo sobre la población isleña que habita en Orika, cuyos habitantes se reconocen como afrocolombianos. El artículo también analiza el empoderamiento político y ambiental de esta comunidad, cuando fue organizada a través de procesos de participación pública que tuvieron como resultado la conversión de la comunidad en un actor político y étnico que a su vez propone formas distintas de ejercer la gobernanza para el área protegida. Finalmente, el artículo discute sobre las dificultades que cualquier política ambiental enfrenta cuando el conocimiento científico se privilegia sobre la realidad, la cultura local y el conocimiento tradicional.

Palabras clave Gobernanza, Parques Nacionales Naturales en Colombia, Área Marina Protegida, Islas del Rosario, Comunidad afrodescendiente, participación.

Governance in Colombian National Parks: Reflections on the Case of the Orika Community and its Participation in Environmental Conservation in Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo.

Abstract Environmental policies in Colombia’s national parks tend to generate local conflicts and contradictory outcomes. This article describes the history and development of these policies, and criticizes their effects, in the case of the Islas del Rosario, a group of islands off of Colombia´s Caribbean coast whose surrounding marine area was declared a national park in 1977. The article focuses on the main efforts to generate environmental governance over the marine, coastal, and terrestrial ecosystems and the effects of this management model on the Afro-Colombian community that inhabits Orika. It also analyses the political and environmental empowerment of this community, following its organization as part of participatory processes, and how it ended up becoming a political and ethnic actor that proposed a different model of governance in the protected area. Finally, the article discusses the difficulties that environmental policy faces when scientific knowledge is privileged over reality, local culture, and traditional knowledge.

Key words: Governance, National Parks in Colombia, Marine Protected Areas, Islas del Rosario, Afro-Colombian Community, Participation.

* El presente artículo es la traducción y actualización de una ponencia presentada por el autor en 2008 en el marco de la Conferencia Mundial sobre Gobernanza Ambiental y Democracia, realizada el 10 y 11 de mayo pasados en la Universidad de Yale, Estados Unidos. Asimismo, este artículo reúne algunos de los principales argumentos presentados por el autor en la tesis de maestría titulada ¿Es nuestra isla para dos? Conflicto por el desarrollo y la conservación en Islas del Rosario, Cartagena (Durán 2007). Aprovecho la oportunidad para agradecer a mis amigas María Alejandra Pautassi y Lina María Gómez por su apoyo y recomendaciones en inglés y en español. ** Antropólogo, Politólogo y Magister en Antropología Social, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia; investigador independiente y colaborador del grupo de investigación Naturaleza y Sociedad y del proyecto de investigación Medio Ambiente y Conflicto (financiado por el Centro de Estudios Socioculturales e Internacionales-Ceso), ambos dirigidos por Margarita Serje, profesora del Departamento de Antropología de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia. Entre sus publicaciones figuran: Las dificultades de observar al estado en nuestras etnografías: reflexiones a partir de mi experiencia de campo en las Islas del Rosario. En Configuraciones de Estatalidad y Políticas Multiculturales en Colombia y Latinoamérica. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2009 (en prensa); Colonización y descolonización del régimen de representación sobre el territorio y la población afrodescendiente de las Islas del Rosario. En Los Pueblos del Mar. Bogotá: Comisión Colombiana del Océano, 2008 (en prensa); ¿Es nuestra isla para dos? Conflicto por el desarrollo y la conservación en Islas del Rosario (Cartagena). Bogotá: Universidad de los Andes, 2007. Correo electrónico: carliduran@gmail.com.

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Gobernanza en los Parques Nacionales Naturales colombianos: reflexiones a partir del caso de la comunidad Orika y su participación en la conservación del Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo Carlos Andrés Durán

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Governança nos Parques Nacionais Naturais colombianos: reflexões a partir do caso da comunidade Orika e sua participação na preservação do Parque Nacional Natural Corales del Rosario e San Bernardo

Resumo Usualmente, as políticas ambientais nos Parques Nacionais Naturais geram conflitos locais e resultados contraditórios. Esse artigo descreve a história e o desenvolvimento destas políticas e critica seus efeitos no caso das Ilhas do Rosário, um grupo de ilhas da costa Caribe colombiana cuja área marina foi declarada Parque Nacional Natural em 1977. O artigo está focado nos principais esforços para a geração de um modelo de governança voltado para a preservação dos ecossistemas marinos, costeiros e terrestres; e nos efeitos deste modelo de gestão sobre os insulanos que moram em Orika, cujos habitantes reconhecemse como afro-colombianos. O artigo também trata a autoridade política e ambiental desta comunidade, quando se organizou mediante processos de participação pública que decorreram na transformação da comunidade num ator político e étnico que propõe, por sua vez, formas diferentes de exercer a governança para a área protegida. Finalmente, o artigo argúi sobre a realidade, a cultura local e o conhecimento tradicional.

Palavras chave: Governança, Parques Nacionais Naturais na Colômbia, Área Marina Protegida, Ilhas do Rosário, Comunidade afro-descendente, participação.

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creados en Colombia y enunciaré aquellos aspectos que impiden la gobernanza en la gran mayoría de ellos. En seguida, mostraré cómo las contradicciones cobran realidad en el caso particular de la implementación de la política de Participación Social para la Conservación en el PNN Corales del Rosario y San Bernardo, PNN CRSB, en la Costa Caribe colombiana. En este parque, como en muchos otros en Colombia, los programas de participación implementados surtieron efectos que transformaron las relaciones de poder dentro del área de influencia, lo que a su vez fomentó la generación de nuevos mecanismos para propiciar la gobernanza de los PNN donde esta política tuvo incidencia. No obstante, también hubo efectos inesperados en la aplicación de la política de participación, como se verá en el caso del PNN CRSB, donde paralelamente se dio el fortalecimiento del discurso étnico de la población afrodescendiente isleña, así como el empoderamiento político de las organizaciones comunitarias creadas alrededor de los programas de participación fomentados por las autoridades ambientales.

esde la creación de los primeros Parques Nacionales Naturales (PNN) en Colombia, las políticas de conservación han sido sumamente contradictorias. Las contradicciones surgen porque estas políticas son diseñadas a partir de un conocimiento técnico que excluye y no reconoce las circunstancias diarias que cada área protegida suele enfrentar, así como las perspectivas de las comunidades locales que viven dentro o alrededor de un PNN. Una política de conservación pobremente diseñada causa conflictos que dificultan la gobernanza1 de los PNN y puede llegar a generar efectos trágicos para aquellos que habitan en el interior del área protegida o en los territorios contiguos. En el presente artículo discutiré sobre aquellas contradicciones que se generan en los programas de conservación y participación de los PNN desde que fueron

Breve historia de la administración ambiental y el conflicto en los PNN colombianos

1 Utilizo el concepto de gobernanza (governance) para dar cuenta de procesos democráticos de participación política en la toma de decisiones de gobierno de manera legítima, en los que se involucra a la totalidad de actores sociales, económicos y políticos, estatales y de la sociedad civil. Muy distinto sería hablar de gobernabilidad (governability) en un Parque Nacional, la cual entiendo como la capacidad que tienen las autoridades ambientales para gobernar (ejercer el poder y definir el rumbo) en las áreas protegidas (Vigier 2003; Cruz 2004; Launay 2006; Bolívar 2006).

Uno de los primeros ejemplos de una política ambiental contradictoria en Colombia puede ser rastreado años atrás, hasta 1974, cuando se implementó la creación de 61


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los primeros PNN, de acuerdo al Decreto 2811/1974 (Artículo 329).2 Los creadores de esta política pública creyeron que los PNN debían ser de naturaleza prístina, es decir, museos in situ en los cuales los científicos pudiesen estudiar y preservar una naturaleza originaria, no intervenida por seres humanos, como aquella del Paraíso Terrenal que nos describe la Biblia para referirse al principio de los tiempos (Merchant 1996; Durán 2007). Así, la primera contradicción radica en la presunción de la existencia de un momento original de la naturaleza, así como la utopía de volver a dicho momento.

bientalistas desearon en su momento. La naturaleza a preservar en las áreas protegidas era y siguió siendo una naturaleza intervenida por quienes habitaban e intervenían estos territorios y fueron desplazados. En otros casos, el Estado no tuvo las herramientas ni el presupuesto para expropiar y desplazar a los habitantes de las zonas destinadas a convertirse en PNN. Esto causó que las autoridades ambientales de las áreas protegidas (que tenían la obligación de preservar una naturaleza prístina, tal como la ley la ha definido)4 se convirtieran en las principales enemigas de aquellos que continuaron viviendo en dichas áreas, explotando los recursos naturales y modificando los ecosistemas para su beneficio personal. Estos habitantes de las áreas protegidas mantuvieron sus prácticas productivas tradicionales (pesca, cacería, agricultura o ganadería), mientras que los funcionarios de los PNN los perseguían y les impedían cualquier actividad económica que involucrase la utilización de recursos naturales dentro de las zonas definidas a partir de los valores biológicos y culturales de cada zona. La creación de PNN en Colombia, como se puede ver, sigue la lógica del enclave: imponer un orden –sobre un territorio considerado caótico– para el uso racional (explotación/conservación) de un recurso natural (Serje 2005). En dicho orden, el componente humano es secundario, lo que se traduce en desplazamientos masivos de población o amenazas a la seguridad alimentaria de los habitantes, quienes terminan siendo perseguidos por buscar su sustento de la misma forma

Pero la idea de volver a una naturaleza prístina en los PNN se explica no sólo por los ideales románticos y religiosos de los conservacionistas, sino también porque la mayoría de las áreas protegidas que se fueron creando en Colombia hacían parte de territorios de frontera; es decir, vastas zonas periféricas a los centros de producción que han sido denominadas histórica y legalmente como bienes “baldíos” y disponibles para ser colonizados y apropiados. La idea de un territorio vacío y de una naturaleza intacta pertenece a la lógica colonial, ya que excluye a quienes han habitado e intervenido un territorio a lo largo de la historia, como es el caso de los pueblos indígenas americanos, así como aquellos negros cimarrones y campesinos mestizos que han habitado estos territorios desde los tiempos de la Colonia (Serje 2005). Cuando un territorio iba a ser declarado PNN, el Estado colombiano pagaba a sus habitantes por las mejoras3 realizadas sobre sus tierras, con el fin de expropiarlos de ellas. En algunos casos, cuando la gente oía el rumor de que un PNN sería creado sobre su territorio, la reacción inmediata era aumentar las “mejoras” sobre los terrenos (deforestar y sembrar más) para cobrarle mayor dinero al Estado colombiano por su expropiación (Serje 2005). Así, los PNN difícilmente preservarían la utopía de una naturaleza prístina, como la que algunos biólogos y am-

4 El artículo 5 del Decreto 622 de 1977 define la siguiente tipología de zonas para los Parques Nacionales: “1) Zona primitiva: zona que no ha sido alterada o que ha sufrido mínima intervención humana en sus estructuras naturales; 2) Zona intangible: zona en la cual el ambiente ha de mantenerse ajeno a la más mínima alteración humana, a fin de que las condiciones naturales se conserven a perpetuidad; 3) Zona de recuperación natural: zona que ha sufrido alteraciones en su ambiente natural y que está destinada al logro de la recuperación de la naturaleza que allí existió o a obtener mediante mecanismos de restauración un estado deseado del ciclo de evolución ecológica; logrados la recuperación o el estado deseado, esta zona será denominada de acuerdo con la categoría que le corresponda; 4) Zona histórico-cultural: zona en la cual se encuentran vestigios arqueológicos, huellas o señales de culturas pasadas, supervivencia de culturas indígenas, rasgos históricos o escenarios en los cuales tuvieron ocurrencia hechos trascendentales de la vida nacional; 5) Zona de recreación general exterior: zona que por sus condiciones naturales ofrece la posibilidad de dar ciertas facilidades al visitante para su recreación al aire libre, sin que ésta pueda ser causa de modificaciones significativas del ambiente; 6) Zona de alta densidad de uso: zona en la cual por sus condiciones naturales, características y ubicación, pueden realizarse actividades recreativas y otorgar educación ambiental, de tal manera que armonice con la naturaleza del lugar, produciendo la menor alteración posible; 7) Zona amortiguadora: zona en la cual se atenúan las perturbaciones causadas por la actividad humana en las zonas circunvecinas a las distintas áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales, con el fin de impedir que llegue a causar disturbios o alteraciones en la ecología o en la vida silvestre de estas áreas”.

2 Este decreto define un Parque Nacional como un “área de extensión que permita su autorregulación ecológica y cuyos ecosistemas en general no han sido alterados sustancialmente por la explotación u ocupación humana, y donde las especies vegetales y animales, complejos geomorfológicos y manifestaciones históricas o culturales tienen valor científico, educativo, estético y recreativo nacional y para su perpetuación se somete a un régimen adecuado de manejo” (Artículo 329, Decreto 2811/1974). 3 Dado que algunas prácticas productivas de estos grupos sociales no eran reconocidas como formas modernas de hacer “mejoras” sobre la tierra (deforestar para levantar una finca capitalista) y, en este sentido, de apropiarse de la tierra a partir del trabajo depositado en ella, estos grupos difícilmente pudieron obtener la propiedad sobre los territorios que habitaban, a tal punto que familias indígenas y afrodescendientes sólo podían acceder a la propiedad de la tierra bajo la calidad de “colonos”, al aceptar el modelo productivo de la finca capitalista (Legrand 1988). 62


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como lo hacían desde antes de que su territorio se convirtiese en Parque Nacional.

manejo ambiental para las áreas protegidas (también llamados Planes de Vida), en los que el conocimiento ambiental tradicional fue partícipe de los programas de conservación en aquellos PNN con presencia de población indígena.

Con la promulgación de la Constitución Política de 1991 la nación colombiana se definió como pluriétnica y multicultural. En dicho contexto, la política del reconocimiento a las minorías étnicas permitió el establecimiento y el reconocimiento de los territorios y los medios de producción de los pueblos indígenas y afrodescendientes. Con la Carta Magna emerge un modelo de democracia participativa que declara la autodeterminación de estos pueblos, ahora como actores étnicos, lo que exigió al Estado colombiano la negociación y concertación de cualquier proyecto que tuviese impacto sobre el territorio y la cultura de estos pueblos. Para cumplir con dicho objetivo, la Constitución institucionalizó la figura de la consulta previa, de la mano del empoderamiento de las autoridades tradicionales, que en adelante adquirieron el derecho a gobernar sobre su territorio ancestral y decidir sobre su futuro y desarrollo a partir de la creación de planes de vida (Ulloa 2004; Borrero 2002; Gros 1997).

Muy distinto ha sido el reconocimiento de otro tipo de grupos sociales que viven en el interior de los PNN o cerca de ellos. En el caso de los grupos de afrodescendientes (que se convirtieron en actores étnicos gracias a la Constitución Política de 1991 y la Ley 70 de 1993, que reconoce a esta población) y de campesinos mestizos, es escasa la capacidad que tienen para participar en el diseño e implementación de los planes de manejo de los PNN en los que habitan o con los que están relacionados. En el caso de las comunidades afrodescendientes, la figura legal de los territorios colectivos, creada por la Ley 70 de 1993, excluyó la posibilidad de traslapar estos territorios con los de las áreas protegidas. Esta medida causó un escaso reconocimiento de estos pobladores y dificultó su participación en el diseño e implementación de los planes de manejo de aquellos PNN en los que habitan, o que circundan.

En 1993 la política de PNN fue modificada para adecuar su lenguaje y sus programas a este nuevo sistema político. La Ley 99 de 1993 (con la cual se crea el Ministerio del Medio Ambiente) estableció un modelo que privilegió la conservación de los recursos naturales, más que la preservación de una naturaleza prístina. Los proyectos de desarrollo sostenible y los procesos de participación con la población local (especialmente, indígenas y afrodescendientes) se convirtieron en nuevos mecanismos para fomentar la gobernanza ambiental en las áreas protegidas (Ramírez 2006; Ulloa 2004). Posteriormente, palabras como educación ambiental, participación y ecoturismo se volvieron parte del lenguaje cotidiano de las autoridades ambientales en los PNN (Durán 2007; Fiori 2005).

El caso de los campesinos mestizos que continuaron viviendo dentro del área de los PNN es aún más complicado: la legislación no reconoce ni exige algún tipo de proceso de concertación, participación o consulta previa con estos ciudadanos y, a causa de ello, son “invasores” o “plagas” para las autoridades ambientales (Ramírez 2006). Las prácticas productivas de estos dos grupos sociales suelen ser perseguidas y rechazadas por las autoridades de las áreas protegidas, que aún hoy administran los parques a partir de una definición de zonas y niveles de conservación que es arcaica5 y poco consecuente con la realidad socioambiental de los PNN. En 1999 la política de Participación Social para la Conservación, también conocida como “Parques con la gente”, fue institucionalizada con el fin de disminuir los conflictos entre las autoridades ambientales y los habitantes de los PNN y sus áreas circundantes, también llamadas “zonas de amortiguación” (Ministerio del Medio Ambiente y UAESPNN6 2001).6Esta política fue patrocinada y financiada por agencias de cooperación internacional de los países industrializados y ONG ambientales internacionales. El principal objetivo de esta

Las comunidades locales se involucraron en este nuevo lenguaje de la gobernanza ambiental convirtiéndose en sujetos ambientales: asistieron a talleres sobre ecología y desarrollo sostenible, crearon cooperativas de trabajo asociado para lucrarse de actividades como el ecoturismo, las artesanías o la pesca artesanal y la agricultura sostenible. Las políticas de participación para la conservación fueron mayormente implementadas en aquellos parques donde habitan pueblos indígenas, en los que sus territorios colectivos (el resguardo) se traslapaban con las áreas protegidas. En razón a esto, los pueblos indígenas fueron quienes participaron en el desarrollo de sus propios planes de

5 Definidas en el Decreto 622 de 1977 (ver atrás). 6 UAESPNN: Unidad Administrativa Especial del Sistema de Parques Nacionales Naturales. 63


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política fue fortalecer un modelo de gobernanza ambiental que incluyese y empoderase a todos los actores involucrados en la sostenibilidad y la conservación de cualquiera de los PNN colombianos. Para alcanzar este objetivo, la gente se convirtió en el objeto de esta política mediante procesos de educación ambiental para habitantes y visitantes, la incorporación de funcionarios pertenecientes a la población local, proyectos de investigación con la participación de miembros de la comunidad, la inclusión del sector privado y las ONG, y la implementación de programas de desarrollo sostenible mediante la creación de cooperativas integradas por miembros de la población local.

Los cultivos ilícitos también afectan a los PNN en dos sentidos. Por un lado, algunas áreas protegidas han sido invadidas por narcotraficantes que cultivan coca, marihuana y amapola, lo cual causa deforestación y contaminación de las fuentes hídricas a causa del uso de fertilizantes químicos, necesarios para la siembra en medio de la selva tropical colombiana. Cuando las autoridades nacionales identifican estos cultivos ilícitos, el procedimiento usual es la fumigación de estas zonas con glifosato, un herbicida que no sólo ataca los cultivos ilícitos, sino que también afecta la salud de la población local y la totalidad del medio ambiente que, se supone, está “protegido” por estar dentro de un Parque Nacional (Mayr 2004). Por otra parte, los PNN ubicados en la Costa Caribe y la Costa Pacífica colombiana7 suelen ser utilizados como puertos ilegales para el tráfico de drogas, ya que estas zonas constituyen sitios estratégicos para esconderse de la fuerza pública y, así, exportar drogas a Estados Unidos o México (Durán 2007; Ramírez 2006; Iriarte 2002).

Esta política ha sido exitosa, ya que la población local desempeñó un rol significativo en los programas de conservación y, a su vez, los funcionarios de PNN desarrollaron una conciencia social que favoreció los procesos de participación y la comprensión generalizada de las culturas y el conocimiento ambiental local. No obstante, en gran parte de los casos esta política ha enfrentado dificultades y contradicciones para lograr su derrotero: el fomento de la participación local para fortalecer la gobernanza en los PNN colombianos.

En todos estos casos, resulta muy complicado para los funcionarios de los PNN el fortalecimiento de la gobernanza dentro del área. Es usual encontrar que la Unidad Administrativa Especial del Sistema de Parques Nacionales Naturales (UAESPNN), sea la única institución oficial presente en las zonas periféricas del país, lo que hace que los funcionarios sean víctimas de presiones por parte de los ejércitos ilegales (Iriarte 2002). Los habitantes de estas zonas también suelen ser coaccionados por los ejércitos ilegales, lo que impide que se generen procesos participativos, cuando lo que está en mente no es la importancia de la conservación del medio ambiente sino las amenazas contra la vida y un inminente desplazamiento forzado. Además, en los últimos años se ha incrementado la presencia militar en las áreas, lo que ha hecho que se conviertan en territorios de guerra, donde la conservación del medio ambiente resulta siendo lo menos importante. La búsqueda de recuperación del orden público en estas zonas ha llevado a que se nombren militares como directores de algunos PNN. Un ejemplo de ello es el caso del PNN CRSB, donde su director es un capitán de la Armada Nacional desde 2004. Su nombramiento, al parecer, responde al objetivo de incrementar la vigilancia sobre el área marina, en particular, para combatir actividades como el narcotráfico.

Una de las mayores dificultades que las autoridades ambientales han enfrentado en Colombia es la presencia de ejércitos ilegales y narcotraficantes que luchan por el control de territorios estratégicos, que en muchos casos se traslapan con el área de los PNN. La ausencia de fuerza pública en estas zonas del país ha dejado a algunos PNN a merced de los grupos ilegales, lo que ha hecho que estas áreas protegidas se hayan convertido en sitios estratégicos para la resistencia y el tráfico de drogas. En las regiones controladas por los ejércitos paramilitares y/o los grupos guerrilleros, éstos suelen ser quienes definen las normas y castigos para la población. Por ejemplo, estos actores ilegales han prohibido prácticas extractivas como la pesca con dinamita, la deforestación, la contaminación de fuentes hídricas o la disposición inadecuada de basuras. Cuando alguien incurre en una de estas faltas, es penalizado con castigos que oscilan entre el escarnio público, la recolección de basuras, el trabajo social y hasta ejecuciones, en caso de reincidencia. Esta práctica, que se podría denominar “ecofascista”, ocurre cuando estos actores ilegales mandan y protegen la naturaleza a través de la coerción armada, lo que hace que se impongan sobre las prácticas culturales locales y excluyan a la población de cualquier proceso participativo.

7 Estos Parques Nacionales son: PNN Sanquianga y PNN Utría (en la Costa del Pacífico); y el PNN Corales del Rosario y San Bernardo, el PNN Tairona y el PNN Old Providence (en la Costa Caribe). 64


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En otros casos, en aquellos PNN donde no hay conflicto armado y es posible llevar a cabo actividades turísticas dentro del área protegida, las dificultades y las contradicciones de la Política de Participación Social para la Conservación son generadas por la política en sí misma, ya que resulta circunscribiéndose a los intereses económicos y la visión del gobierno colombiano.

o un pequeño empresario local tienen la capacidad de ofrecer servicios a los turistas en las áreas concesionadas, los concesionarios les exigirían un porcentaje de las ganancias, justificado en que los segundos son quienes se encargan de atraer mayor turismo al Parque. Este porcentaje significa que las cooperativas o los empresarios locales no tendrán capital para reinvertirlo en su organización e infraestructura, y así hacer que su negocio resulte exitoso.

Para ejemplificar esta situación mencionaré lo que ha venido sucediendo desde el inicio del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, desde 2002 hasta la actualidad. Con la llegada de Uribe al poder, la política ambiental nacional pasó de un modelo en el que se buscaba el empoderamiento de la población local mediante la participación en los programas de conservación y ecoturismo comunitario, a un modelo en el que se busca ampliar el margen de ganancia por las actividades de conservación mediante la concesión de los servicios turísticos de los PNN a empresarios privados nacionales e internacionales. Este modelo neoliberal supone una forma de fomentar la gobernanza ambiental en las áreas protegidas por la vía del crecimiento económico, donde la inversión del sector privado en los negocios turísticos ha de generar los ingresos necesarios para aumentar el presupuesto de los programas de conservación. La gran contradicción emerge cuando los inversionistas privados colisionan con las cooperativas de ecoturismo locales que anteriormente estaban comprometidas con la Política de Participación Social para la Conservación. Así, cuando la infraestructura pública para realizar actividades de ecoturismo en los PNN es adjudicada a inversionistas privados para su explotación económica, las cooperativas y empresarios locales tienen dos opciones: dejarse cooptar por las empresas de turismo y convertirse en sus empleados (con salarios mínimos mensuales) o convertirse en subcontratistas de los concesionarios; o, por el contrario, competir “hasta la muerte” en el mercado del turismo ecológico. Este nuevo problema desarrolla una serie de situaciones conflictivas que afectan las relaciones entre las autoridades ambientales, las cooperativas y pequeñas empresas locales y las grandes empresas turísticas concesionarias.

Segundo, cuando las cooperativas o los empresarios locales deciden competir directamente con los concesionarios, se encuentran con la mayor dificultad existente en el capitalismo global actual: relaciones de poder asimétricas basadas en las inequidades del mercado. Las cooperativas y los empresarios locales han sido históricamente relegados en cuanto al acceso al capital, así que tienen pocas posibilidades de reinvertir sus ganancias para competir en publicidad, transporte de turistas, educación de la mano de obra e infraestructura, mientras que los grandes empresarios turísticos sí pueden hacerlo. Tercero, las empresas turísticas concesionarias tienen el poder político para modificar las políticas ambientales y subordinar a las autoridades del Parque Nacional. El mejor ejemplo de este problema es cuando las empresas concesionarias, en su necesidad de recuperar sus inversiones y aumentar sus ganancias, desacatan las restricciones de la capacidad de carga de un área protegida específica o las de la construcción de más infraestructura turística, así como la modificación de ecosistemas para la creación de senderos, miradores, muelles, bares, etc. Esto ocurre mientras que las autoridades del parque persiguen a los habitantes, los empresarios locales y las cooperativas, en caso de que alguno de ellos incurra en una práctica similar. La falta de poder político o económico de la población local la marginará con respecto a sus grandes competidores capitalistas. Por último, las empresas turísticas suelen hacer publicidad mediante representaciones de la naturaleza y sus habitantes como objetos exóticos para el consumo. La población local, en particular la población indígena, se convierte en una mercancía para el mercadeo turístico: ellos sólo podrán ser parte del negocio si en las fotografías y souvenires de los turistas se presentan a sí mismos como nativos ecológicos, salvajes y exóticos (Ulloa 2004). El hiperrealismo en la representación de los nativos como seres ecológicos no sólo es una estrategia de mercadeo turístico, es también el mejor mecanismo político para perpetuar la condición subalterna de los pobladores locales y mantenerlos excluidos de los escenarios políticos y económicos del país.

Primero, cuando las cooperativas o la población local son cooptadas por las grandes empresas turísticas nacionales y extranjeras, los miembros de las cooperativas y los pequeños empresarios locales enfrentan dos dificultades: 1) ellos no tienen experiencia ni formación técnica ni diplomas que garanticen un buen salario, por lo que los concesionarios prefieren contratar personas de origen citadino con formación técnica, en lugar de reconocer el conocimiento ambiental tradicional y las necesidades de la población local; 2) si una cooperativa 65


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El conflicto y las contradicciones de la gobernanza ambiental en las Islas del Rosario

No existía un manejo ambiental basado en el desarrollo sostenible: las autoridades del Parque tenían la obligación de perseguir a aquellos que pescaban en las recién denominadas “áreas intangibles” y, a la vez, no ofrecían alternativas económicas para desincentivar la pesca.

Las Islas del Rosario son un grupo de 27 pequeñas islas localizadas en el Caribe colombiano a 45 km al noroeste de la ciudad de Cartagena. El área marina que rodea las Islas del Rosario (un total de 17.800 hectáreas) fue declarada Parque Nacional en 1977, cuando los ecosistemas marinos y terrestres comenzaron a verse afectados por el inicio de un desarrollo turístico que significó la construcción de infraestructura privada, como casas de recreo y hoteles. En 1988 el área protegida creció a 19.506 hectáreas, cuando se incluyeron dos islas despobladas, Isla Rosario e Isla Tesoro, dentro del área del Parque Nacional. Más tarde, en 1996, el área protegida creció a 120.000 hectáreas, hacia el archipiélago de San Bernardo, donde se incluyeron también las islas Maravilla y Mangle dentro del área protegida. A partir de ese momento hasta la actualidad el nombre oficial es Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo (PNN CRSB).

El conflicto se hizo más complejo cuando se incrementó el desarrollo turístico y aumentó la demanda del recurso pesquero por parte de los nuevos visitantes, los restaurantes y los hoteles. Esta situación fomentó el uso de técnicas de pesca masiva como el trasmallo y la dinamita, que actualmente están prohibidos, y aún persisten los decomisos por parte de los funcionarios del Parque. Pero el deterioro de los recursos marinos en el área no sólo fue causado por la sobrepesca. El turismo y el desarrollo urbano en Cartagena y en las Islas del Rosario afectaron todos los ecosistemas del área. Por ejemplo, los arrecifes coralinos han sido extraídos y utilizados como material para la construcción. La totalidad del ecosistema marino también se ha visto afectada por la contaminación del agua causada por los sedimentos que anualmente expulsa el Canal del Dique al mar y por los desechos industriales provenientes de la ciudad de Cartagena y del complejo industrial de Mamonal. Estos dos tipos de contaminación causan la muerte coralina, también conocida como blanqueamiento, lo que a su vez causa la disminución del recurso pesquero por muerte o migración.

La mayor de las Islas del Rosario es Isla Grande, que tiene un área de 2.277 km2 y es la más poblada y construida. La segunda isla, en cuanto al tamaño, es Isla Rosario, que cuenta con un área de 1.152 km2 y está despoblada desde que fue declarada “área intangible” por las autoridades ambientales colombianas. Las demás islas son muy pequeñas y privadas. Algunas de ellas no existían hace 50 años y en su mayoría fueron construidas utilizando arrecifes coralinos como materia prima de relleno para crear islas artificiales.

Los ecosistemas marinos y costeros también se han visto afectados por la tala indiscriminada de mangle y el desecamiento de algunas lagunas costeras, con el fin de ganar espacio para la construcción y lograr que las casas de recreo cuenten con playas artificiales y vista al mar. Las lagunas costeras también se han visto afectadas por la filtración de aguas negras provenientes de las casas de recreo, los hoteles, y por deposiciones a campo abierto por parte de los habitantes de Isla Grande.

Hay diez hoteles en las Islas del Rosario, los cuales pertenecen a empresas turísticas nacionales e internacionales. Estos hoteles ofrecen visitas de un día, restaurantes, y cada uno cuenta con 10 a 20 habitaciones, que cuestan entre 50 y 200 dólares para una persona por noche. Durante los primeros 25 años de existencia del PNN CRSB, tal como se expuso en la primera sección, la política ambiental fomentó la prohibición de la extracción de todo tipo de recursos marinos y la persecución a aquellos que infringiesen estas prohibiciones. El primer conflicto que esta posición oficial generó fue la forma como se definieron las zonas de protección en el área marina protegida. La definición de cada zona se sustentó en los resultados de investigaciones y valoraciones biológicas, sin tener en cuenta que en muchos casos se trataba de zonas de pesca tradicionales de los nativos.8

Todos estos daños ambientales no sólo fueron desatendidos por la falta de presencia de las autoridades, sino que éstas también eran permeables a actos de corrupción propiciados por miembros de la élite y empresarios que tenían el interés de imponer su modelo de desarrollo, y para ello recurrían también al tráfico de influencias y a su poderío económico y político. Esta situación dejó el área desprotegida del desarrollo desmesurado e hizo que los ecosistemas terrestres y costeros fuesen los más afectados. Por ello, el nuevo escenario en las Islas del Rosario es una disminución dramática de la biodiversidad marina y terrestre (Zapata 2005; Mancera y Sotelo 2005).

8 Utilizo la palabra “nativo” para referirme a los pobladores afrodescendientes de las islas, quienes suelen autodenominarse de esta manera. 66


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Estos problemas ambientales generaron un nuevo conflicto: de repente, los nativos isleños fueron declarados culpables de todos los daños ecológicos cometidos en el área. Aun cuando los nativos son responsables por su demanda constante del recurso pesquero para autoconsumo y comercialización, por utilizar técnicas de pesca de extracción masiva que son inapropiadas y por haber participado en la extracción de corales y el desecamiento de lagunas para el loteo y la construcción, no se puede olvidar que tanto la pesca masiva como la extracción de material marino para la construcción se hacían para suplir la demanda de los propietarios de terrenos insulares y de una creciente economía turística de sol y playa.

dad privada, y, para mantener sus posesiones, tuvieron que aceptar el pago mensual por el arrendamiento de los predios. El valor recaudado de los arrendamientos, según el Ministerio de Agricultura –que fue el que tuvo que hacer el modelo de contrato de arrendamiento–, sería utilizado como presupuesto para la conservación del PNN CRSB. Al mismo tiempo, los nativos también fueron declarados “invasores” de las islas, lo cual desconocía la presencia histórica de esta población, así como los derechos sobre su territorio ancestral. Con esto, el Estado colombiano no acepta que las Islas del Rosario han sido ocupadas por más de 300 años y que desde entonces los afrodescendientes que llegaron desde el poblado de Barú hicieron uso de las islas como territorio para la siembra y como lugar de descanso durante las jornadas de pesca (Durán 2007). Sin embargo, los nativos no han sido expulsados de las islas porque recientemente comenzaron a pelear por sus derechos especiales como minoría étnica afrodescendiente, basados en la Constitución Política de 1991 y en la Ley 70 de 1993. Actualmente, la comunidad negra está exigiendo el reconocimiento de un territorio colectivo en las Islas del Rosario, así como el reconocimiento estatal de su Consejo Comunitario, figura de organización política y cultural colectiva creada también en concordancia con la Ley 70 de 1993. Ésta fue la primera medida adoptada por la comunidad para buscar la autodeterminación y definirse a sí misma como comunidad afrodescendiente.

El desarrollo turístico también aumentó la población de Isla Grande, donde los propietarios de casas de recreo y hoteles requerían mano de obra proveniente del poblado de Barú (que está relativamente cerca de las Islas del Rosario) y de Cartagena. Isla Grande, por ejemplo, tiene una población estable de aproximadamente 800 nativos, 300 de los cuales viven en un pequeño poblado llamado Orika, en el interior de la isla. El resto de la población nativa vive disperso por la isla, en el respaldo de las casas de recreo, ya que desde ahí han podido tener acceso a fuentes de trabajo como la construcción, la vigilancia, la cocina y el aseo doméstico. La población flotante de la isla puede crecer rápidamente a 2.000 personas en un día de temporada alta, teniendo en cuenta la llegada de huéspedes a los hoteles, dueños de casas de recreo (hay aproximadamente unas 140 casas en todo el archipiélago) y visitantes de un día. Esta sobrepoblación flotante no sólo aumenta la demanda sobre los recursos marinos, sino también sobre el agua potable (que es recolectada de agua lluvia o traída desde Cartagena), y contamina las costas a causa de la disposición inadecuada de residuos sólidos y de aguas negras, lo cual afecta directamente los arrecifes coralinos y la totalidad del medio ambiente (Mancera y Sotelo 2005; Invemar et al. 2003).

Pero los procesos de autodeterminación y etnicidad no emergieron espontáneamente. La organización política de los nativos en las Islas del Rosario tiene sus orígenes en la aplicación de la política de Participación Social para la Conservación por parte de la UAESPNN, siendo el PNN CRSB uno de los primeros parques nacionales en donde se implementaron los programas de esta política. El primer resultado de esta política fue la participación de los distintos actores en programas como talleres de educación ambiental, investigaciones participativas sobre la capacidad de carga de los ecosistemas, programas de educación ambiental con los turistas y los colegios de la región, talleres para la definición colectiva de rutas de navegación para proteger las barreras coralinas, investigaciones participativas sobre biología y cultivo de especies marinas y terrestres y la creación de cooperativas para la recolección de basuras, la pesca artesanal, la elaboración y venta de artesanías de madera y coco, y cooperativas dedicadas al turis-

En 2006, luego de un pleito judicial que comenzó en 1984, el Estado colombiano inició la expropiación de las posesiones de la élite, bajo el argumento de los daños ecológicos que causaron por la construcción y la apropiación ilegal de terrenos (Mancera y Sotelo 2005). No obstante, esta medida no produjo el resultado esperado, porque al tratarse de personalidades con alta capacidad para influenciar las decisiones políticas, el Estado tuvo que generar un modelo de arrendamiento de los predios. Así, los miembros de la élite se vieron forzados a aceptar su condición de “ocupantes”, la inexistencia de propie67


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mo ecológico (Fiori et al. 2001). Esta estrategia incluyó metodologías de animación cultural en las que conciertos, juegos, obras de teatros y performances se convirtieron en las herramientas predilectas para producir conciencia ambiental de manera masiva, y donde la mayoría del público estaba conformada por los habitantes del PNN CRSB y su área de influencia (Fiori et al. 2001).

mientras las mujeres cocinaban para todos ellos. En junio de 2001 la construcción terminó y muchos de ellos comenzaron una nueva vida en este pueblo, al que llamaron Orika, en memoria de una princesa africana, hija de Benkos Biohó, que fue víctima de la esclavitud en Cartagena durante el período colonial. El poblado de Orika se convirtió en el centro de resistencia y organización de toda la comunidad isleña. Mientras tanto, los funcionarios del Parque y otras autoridades ambientales locales, como Cardique (Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique), se alarmaron por la “invasión” de esos terrenos, por lo que la declararon como un acto ilegal e iniciaron las investigaciones respectivas a los líderes del proceso (Cardique 2001).

La mejor forma de fomentar la participación de la totalidad de la comunidad fue mediante el empoderamiento de la gente a través de un discurso ambiental que los hizo concientizarse de la importancia de cuidar su bienestar y su futuro en el territorio, al asumir conductas y prácticas productivas favorables al medio ambiente. Poco a poco, la comunidad aceptó que su rol era crucial para velar por la conservación del Parque Nacional, a tal punto que muchos se convirtieron en aliados estratégicos de las autoridades ambientales. El proceso de empoderamiento de estos sujetos con conciencia ecológica, definido por Arun Agrawal como environmentality (2005),9 fomentó la organización de la comunidad afrodescendiente y suscitó nuevos liderazgos juveniles en torno a los programas de conservación del medio ambiente. Sin embargo, una cosa es ser un sujeto ambiental y otra muy distinta es ser un sujeto étnico. ¿Cómo fue el proceso por el cual la construcción de sujetos con conciencia ambiental desencadenó la reivindicación étnica y política de la comunidad?

Esta nueva situación desencadenó el distanciamiento de la UAESPNN y la comunidad, lo que se vio reflejado en una disminución paulatina del apoyo a las cooperativas isleñas, en el marco de la Política de Participación Social para la Conservación. Este giro en esta política no sólo se expresa en el carácter ilegal del poblado; también existen dos eventos, mencionados en la primera parte de este artículo, que permiten explicar el cambio de rumbo: primero, un modelo de manejo ambiental de corte neoliberal que arrancó desde el inicio del gobierno de Álvaro Uribe Vélez en 2002 y que se puso en práctica con la concesión de los servicios turísticos de los PNN a manos de particulares; en segundo lugar, una coyuntura particular que cambió la orientación de la administración del PNN CRSB, cuando en 2004 se posesionó como director del Parque un oficial de la Armada Nacional, que se preocupó más por la seguridad y cobertura en el área que por el desarrollo y la continuidad de políticas ambientales participativas e incluyentes de la población isleña, actuación que justificaba al denominar a los habitantes de Orika como “ocupantes ilegales” de las Islas del Rosario.10

En el pasado, la comunidad estaba dispersa alrededor de la isla y las propiedades costeras de la élite impedían cualquier tipo de crecimiento o urbanización, lo que hizo que poco a poco las familias más jóvenes no tuviesen dónde vivir. En 2001, los líderes jóvenes que participaban en los programas de educación ambiental del PNN CRSB se percataron de la posibilidad que existía de ser expulsados de las islas si el proceso jurídico de expropiación adelantado por el Estado surtía resultados. En ese año, un grupo de unas veinte familias inició la fundación de un pequeño pueblo en el interior de Isla Grande, en un lote que había sido abandonado por un narcotraficante. La totalidad de la comunidad se involucró en esta “invasión”: los hombres limpiaban la tierra para construir sus casas

A pesar de la limitación de la atención estatal y de la discriminación de esta población bajo el argumento de la ilegalidad, la conciencia ambiental de los isleños aún está viva y las cooperativas no han parado de trabajar, especialmente aquellas que lograron altos ingresos y autonomía por actividades como el ecoturismo, la venta de artesanías y la pesca artesanal (Durán 2007). Con la ausencia de proyectos ambientales participativos de origen estatal, las ONG ambientales y las fundaciones privadas se convirtieron en las principales aliadas de las

9 El concepto de environmentality tiene sus orígenes en el concepto de gubermentalidad de Michel Foucault, por lo que Arun Agrawal lo define como: “un marco de comprensión en el que las tecnologías del yo y el poder se involucran en la creación de nuevos sujetos preocupados por el medio ambiente. Siempre existe una brecha entre los esfuerzos hechos por los sujetos para definirse a sí mismos y las tecnologías de poder que los diseños institucionales buscan consolidar (Agrawal 2005,166. Traducción del autor).

10 Conversación personal del autor con el director del PNN CRSB. 68


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cooperativas de la isla. Estas organizaciones incorporaron un discurso utopista sobre las islas y sus habitantes: los programas de desarrollo sostenible que implementaron, basados en la filosofía de la permacultura,11 supusieron la construcción de un nuevo sujeto ambiental, un “ecoaldeano” (Wasser 1994). A finales del año 2008, los nativos celebraron la construcción de unas 80 letrinas ecológicas secas en los hogares de Orika, la donación de paneles solares en algunas de las casas 12 y la construcción de un tanque comunitario para el almacenamiento de agua potable. También participan en programas como la elaboración y venta de bolsos con material reciclado, entre otras actividades que han sido introducidas por la Fundación Surtigas con el apoyo de la agencia de cooperación norteamericana US Aid.

el cual el Consejo Comunitario es la autoridad encargada del desarrollo e implementación participativa de proyectos ambientales, tanto aquellos auspiciados por las fundaciones como aquellos relacionados con la prestación de servicios ecoturísticos, como es el caso de los ecohoteles nativos. Aunque los ecohoteles nativos no cuentan con la infraestructura para acomodar a más de 15 huéspedes por noche, desde sus inicios han estado en competencia directa con las empresas de turismo y los grandes hoteles de Isla Grande. Esto, porque los ecohoteles ofrecen al turista un producto que los grandes hoteles no están en condiciones de ofrecer: una cabaña económica,13 silenciosa y confortable atendida por miembros representativos de la cultura afrodescendiente local. Ellos también ofrecen salidas ecológicas alrededor de Isla Grande en kayak, bicicleta o caminando.

Otros movimientos sociales afrodescendientes, académicos y grupos de defensa de derechos también han apoyado el proceso de reivindicación étnica, donde la Ley 70 de 1993 se convirtió en la mejor forma de articular la resistencia comunitaria con el discurso ambientalista (Saffon 2006). Esta ley no sólo define el reconocimiento político de los afrodescendientes, también fomenta la conservación del medio ambiente mediante la protección de la cultura y el territorio de los pobladores afrodescendientes.

La comunidad nativa aún está en la lucha por la propiedad colectiva de los territorios con los que aún cuenta, que son aquellos que no han sido arrendados a un tercero. Sin embargo, el gobierno colombiano ha respondido negativamente en varias ocasiones a esta solicitud, ya que sólo concibe la posibilidad de otorgar un contrato de usufructo individual por un período no mayor a ocho años, pero los nativos temen que una decisión así termine expulsándolos en el mediano plazo, más aún si no cuentan con las garantías que deberían tener en caso de ser reconocidos como minoría étnica. Es de resaltar también que en el interior del gobierno no es visible un interés por expulsar a la comunidad, ya que saben de antemano el costo político y social de una decisión de esta envergadura. Además, durante los últimos años los medios de comunicación han venido denunciando las adversidades que enfrentan los nativos, en particular por las condiciones de pobreza que enfrentan y por la forma como han sido excluidos del desarrollo turístico de la isla.

Por ende, la comunidad nativa se involucró en un modelo distinto de gobernanza para el PNN CRSB, según 11 “La permacultura […] es un sistema de diseño que reúne la agricultura permanente con la cultura permanente. Éste reconoce, en primer lugar, que todos los sistemas vivientes se organizan mediante flujos de energía. Le enseña a la gente a analizar los flujos de energía existentes (sol, lluvia, dinero, energía humana) en tal sistema (un jardín, un hogar, un negocio). Luego les enseña a ubicar e interconectar todos los elementos en el sistema (existentes o deseados), de tal manera que se beneficien mutuamente en esos flujos de energía. Cuando un sistema así está diseñado correctamente, como es el caso de un ecosistema natural, puede convertirse en algo mucho más diverso y autosostenible. Todo diseño permacultural está basado en tres valores éticos: cuidado de la tierra (porque todos los seres vivos son igualmente valiosos), cuidado de la gente y reinversión de todo excedente, bien sea información, dinero o trabajo, para sostener los dos primeros valores éticos” (Wasser 1994, tomado de http://www.permaculture.net/about/brief_introduction.html). 12 En enero de 2009 tuve la oportunidad de visitar Orika e identificar algunos resultados preliminares de la implementación de letrinas y paneles solares. Los paneles solares han generado transformaciones importantes en la vida de los beneficiarios de los programas, ya que ahora cuentan con la luz necesaria para realizar actividades nocturnas, entre ellas, ver televisión. Con respecto a las letrinas secas, existen casos en que los usuarios están satisfechos, así como existen otros casos que, por falta de capacitación, se han convertido en algo similar a los pozos sépticos, ya que algunos utilizan el espacio de la letrina como lugar para el baño diario. A raíz de la implementación de estos programas, algunos habitantes de Orika que no fueron beneficiarios, en especial, de los paneles solares, se han enemistado con los empleados de la Fundación Surtigas, frente a lo cual los segundos argumentan que la selección de beneficiarios se hizo a partir del nivel de participación en los programas que ha implementado la Fundación en el archipiélago.

El gobierno nacional se ha visto en la necesidad de atender a esta población, no sólo por el miedo a una reacción negativa de la opinión pública, sino también por el empoderamiento político de los nativos en el ámbito local a través del Consejo Comunitario. Desde 2007, el gobierno nacional ha venido implementando nuevos programas para apoyar el desarrollo sostenible de la comunidad isleña. Uno de los programas se inició en abril 13 Una noche en un hotel nativo puede costar hasta 30 dólares por día, e incluye alimentación, mientras que la habitación más económica en los hoteles de las empresas turísticas se acerca a los 60 dólares por noche. 69


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de 2008, cuando el Estado entregó a una cooperativa de ecoturismo de la comunidad la concesión de La Cocotera, una casa de recreo que había sido expropiada dos años atrás porque su propietario no accedió a firmar el contrato de arrendamiento. El proyecto de ecoturismo en La Cocotera incluyó la capacitación de los miembros de la cooperativa y un presupuesto para la adecuación y mantenimiento de la infraestructura, así como la adquisición de toda la dotación necesaria para la atención de los visitantes y huéspedes. De hecho, la UAESPNN se comprometió también con la publicidad y la divulgación de información sobre el proyecto a la ciudadanía (UAESPNN 2008).

añorado estado original de cualquier ser vivo. Este orden discursivo conlleva la marginalización de aquellos que viven en la naturaleza silvestre, mientras que la ciencia moderna silencia su experiencia como sujetos de conocimiento. Los “sujetos silvestres” piensan la naturaleza y se relacionan con ella sin simplificarla como un objeto, no existe tal división entre naturaleza y sociedad porque ellos simplemente hacen parte de la naturaleza (Descola y Palson 1996). Aunque esta crítica a la ciencia moderna suele ser un lugar común para los científicos sociales, resulta alarmante encontrar que las autoridades ambientales y los científicos aún miran a las comunidades locales como seres irracionales y peligrosos para el medio ambiente. Esta “nueva” forma colonial de pensamiento perpetúa las relaciones de conflicto entre quienes tienen la labor de conservar y quienes habitan las áreas protegidas. Los paradigmas de la conservación del medio ambiente aún son generados y reproducidos desde los centros de poder y no desde los lugares periféricos, donde las áreas protegidas existen y la naturaleza “salvaje” sigue existiendo. ¿Es posible cambiar este orden discursivo?

Aunque esto pareciera ser un regreso al modelo de participación comunitaria que existió hasta 2002, el hecho de que la concesión sea tan sólo por un máximo de cuatro años hace pensar que no es así. Esto significa que la cooperativa debe generar un negocio exitoso y sostenible para poder mantener el contrato con el gobierno nacional. Si el proyecto fracasa, es posible que el gobierno ofrezca la concesión de este ecohotel a algún inversionista privado o alguna empresa turística, tal como ocurrió recientemente con otras áreas protegidas, como el PNN Tairona, en la Costa Caribe; el PNN Amacayacu, en la Amazonía; el PNN Gorgona, en el Pacífico colombiano; y el PNN Los Nevados, en la cordillera Central.

El caso colombiano, en particular el caso de las Islas del Rosario, nos permite pensar en otros posibles caminos para fomentar la gobernanza ambiental en las áreas protegidas. El empoderamiento ambiental sustentado en una política que fomenta la participación comunitaria, de la mano con el proceso de reivindicación étnica, son mecanismos para generar un modelo de gobernanza ambiental en el PNN CRSB. Un discurso ambiental definido a partir de la autodeterminación de la cultura local puede llegar a construir una relación horizontal entre las autoridades ambientales del Parque, los científicos y la comunidad local.

Conclusiones Cuando los paradigmas de la conservación del medio ambiente se convierten en política pública en las áreas protegidas, la realidad rebasa la teoría. Los diseñadores de políticas públicas ambientales suelen ser expertos con conocimientos técnicos que piensan las áreas protegidas a partir de su racionalidad científica y su experiencia urbana, sin contemplar la posibilidad de sumergirse en la complejidad social y ambiental que cualquier territorio puede llegar a tener. Las políticas públicas para la conservación ambiental en los PNN tienden a reproducir las formas coloniales de gobernar la periferia y lo salvaje/silvestre. Mientras que estos territorios y sus habitantes son asumidos como caóticos e incivilizados, la ciencia se convierte en la única forma racional de crear orden (Serje 2005). De este modo, la racionalidad científica de las disciplinas ambientales se convierte en la bandera de colonización de las áreas protegidas: el discurso científico piensa a la naturaleza y sus habitantes como objetos estáticos que pueden ser estudiados y preservados en sus formas originales, aun cuando no sabemos cuál es el

Pero éste es un proceso inacabado que tiene dos enemigos muy fuertes. De un lado, el discurso colonialista incorporado en las formas de gestión de la conservación en los PNN, donde los nativos son tenidos por salvajes, pobres e ignorantes, por lo que se asocian con los posibles riesgos que impiden el cumplimiento de los objetivos de la conservación de la naturaleza. Del otro, la persistencia de un modelo de manejo ambiental neoliberal en el que los intereses privados, la falta de presupuesto para la conservación y el poderío político y económico de las grandes empresas turísticas y de las élites nacionales pueden causar impactos que amenazan el futuro de la comunidad nativa y el de su entorno. El peor resultado de estas presiones sería el desplazamiento de los nativos de su territorio para que se conviertan en habitantes pobres de los barrios marginales de la ciudad de Cartagena. 70


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Pero los nativos aún piensan que no tienen nada que perder. Ellos ya han venido siendo excluidos de la economía turística y de las políticas ambientales en el pasado, así que saben que pueden continuar viviendo en las Islas del Rosario con o sin la asistencia gubernamental, trabajando para las empresas turísticas o compitiendo con ellas. Lo que en realidad importa es continuar siendo reconocidos positivamente por la sociedad mayoritaria y, en el mismo sentido, lograr la titulación colectiva de su territorio para poder llegar a obtener el poder político y la autonomía cultural necesarios para decidir sobre su propio futuro. El cumplimiento de estas metas permitiría a los nativos asumir un rol más activo en la protección de su entorno, relacionarse horizontalmente con las autoridades ambientales y, al mismo tiempo, obtener las ganancias y beneficios que generan las prácticas sustentables. �

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Sistemas complejos de gobierno local.

Reflexiones sobre la titulación colectiva en el Pacífico vallecaucano* por

María Alejandra Vélez**

Fecha de recepción: 9 de diciembre de 2008 Fecha de aceptación: 27 de enero de 2009 Fecha de modificación: 9 de febrero de 2009

Resumen Detrás de la titulación colectiva de casi seis millones de hectáreas a comunidades negras en el Pacífico colombiano está la formación de más de 157 Consejos Comunitarios como nuevas formas de gobierno local y máxima autoridad en el territorio. La Ley 70 de 1993 no sólo cambió el régimen de propiedad de la Región Pacífica, al pasar de un régimen abierto a uno de propiedad común (Berkes et al. 1989; Ostrom 2000), sino que transformó el mapa político de la región al promover la formación de los Consejos Comunitarios como nuevas formas de autogobierno. Desde un marco teórico y una perspectiva institucional, en este artículo estudio el caso de los Consejos Comunitarios de la zona rural de Buenaventura, en el Pacífico vallecaucano, a la luz de los principios que, según Ostrom (1990, 2005), caracterizan sistemas de autogobierno robustos y sostenibles. La definición de los derechos de propiedad y la exclusión de no miembros es el primer paso para el sostenimiento de los recursos. Sin embargo, igual de importante es la regulación de los usuarios internos, y para esto no basta con la definición y formalización de reglas para el manejo de recursos naturales. El mayor reto de los Consejos Comunitarios de Buenaventura es la definición de un sistema de monitoreo que sancione gradualmente a los infractores (Ostrom 2005).

Palabras clave: Titulación colectiva, propiedad colectiva, comunidades negras, Pacífico, instituciones.

Complex Systems of Local Government: Reflections on Collective Land-titling in the Pacific Coastal Region of the Cauca Valley

Abstract Behind the collective titling of almost six million hectares of land to black communities in the Pacific Coast region of Colombia is the formation of more than 157 Community Councils as the new local government and highest authority in the territory. Law 70 of 1993 not only changed the property regime in the Pacific Region, when it moved from an open access to a common property regime (Berkes et al. 1989; Ostrom 2000), but it also changed the political map of the region by promoting the formation of the Community Councils as the new form of local government. From an institutional perspective, this article examines the case of the Community Councils in the rural area of Buenaventura using the principles defined by Ostrom (1990, 2005) that characterize robust and sustainable self-governed systems. The definition of property rights and the exclusion of non-members is the first step in the sustainable use of resources. Equally important, however, is the regulation of community members, which goes beyond just defining and formalizing the rules for natural resource management. The greatest challenge facing Buenaventura´s Community Councils is the establishment of a monitoring and enforcement system that gradually penalizes non-compliance (Ostrom 2005).

Key words: Collective Titling, Common Property, Black Communities, Pacific Region, Institutions.

* El trabajo de campo necesario para realizar esta investigación se financió gracias a la ayuda de LACEEP (Latin American and Caribbean Environmental Economics Program) y el apoyo logístico de la WWF-Colombia. El trabajo de campo no hubiera sido posible sin la ayuda incondicional de Juana Murillo (funcionaria del ICA), Carmen Cadelo, María Fernanda Jaramillo y Ana María Roldan, de la WWF-Colombia, y Daisy Aguilar, del Proceso de Comunidades Negras (PCN). Las entrevistas se realizaron con el apoyo de Juan Carlos Rocha, Ana María Roldán y Pablo Ramos. Discusiones con Barry Field, Dale Whittington y Manuel Rodríguez enriquecieron este documento. Finalmente, agradezco a todos los líderes de las comunidades negras que aceptaron la invitación a participar en esta investigación. ** Economista, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia; M.Sc. en Economía Ambiental y de los Recursos, Ph.D en Economía Ambiental y de los Recursos, Departament of Resource Economics, University of Massachusetts Amherst, Estados Unidos; Posdoctorado, Economía Experimental, Center for Research on Environmental Decision (CRED), Columbia University. Entre sus últimas publicaciones están: Vélez, María Alejandra, John Stranlund y James J. Murphy. 2008. Centralized and Decentralized Management of Local Common Pool Resources in the Developing World: Experimental Evidence from Fishing Communities in Colombia. Economic Inquiry. Published online: 17-Apr-2008 doi: 10.1111/j.1465-7295.2008.00125.x.; Vélez, María Alejandra, John K. Stranlund y James J. Murphy. 2009. What Motivates Common Pool Resource Users? Experimental Evidence from the Field. Journal of Economic Behavior and Organization. Publicado online: 23-feb-2009. doi: 10.1016/j.jebo.2008.02.008; Vélez, María Alejandra. 2007. Dissertation Abstract: Three Essays on the Determinants of Behavior in the Commons: Experimental Evidence from Fishing Communities in Colombia. Experimental Economics, 10, No. 2:183-184. Actualmente se desempeña como profesora de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: mav@adm.uniandes.edu.co.

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Sistemas complejos de gobierno local. Reflexiones sobre la titulación colectiva en el Pacífico vallecaucano María Alejandra Vélez

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Sistemas complexos de governo local. Reflexões sobre a titulação coletiva no Pacífico da região de Valle del Cauca

Resumo Por trás da titulação coletiva de quase seis milhões de hectares a comunidades negras no Pacífico colombiano está a formação de mais de 157 Conselhos Comunitários como novas formas de governo local e máxima autoridade no território. A Lei 70 de 1993 não mudou apenas o regime de propriedade da Região Pacífica, passando de um regime aberto para um de propriedade comum (Berkes et al. 1989; Ostrom 2000), mas alterou o mapa político da região com a promoção do estabelecimento dos Conselhos Comunitários como novas formas de autogoverno. Desde um âmbito teórico e uma perspectiva institucional, este artigo estuda o caso dos Conselhos Comunitários da zona rural de Buenaventura, no Pacífico da região de Valle del Cauca, à luz dos princípios que, de acordo com Ostrom (1990, 2005), caracterizam sistemas de autogoverno robustos e sustentáveis. A definição dos direitos de propriedade e a exclusão de não membros é o primeiro passo para a sustentabilidade dos recursos. Porém, a regulamentação dos usuários internos e tão importante como o anterior, e para isso não basta com a definição e formalização de regras para a gestão dos recursos naturais. O maior desafio dos Conselhos Comunitários de Buenaventura é a definição de um sistema de monitoramento que sancione gradualmente os infratores (Ostrom 2005).

Palavras chave: Titulação coletiva, propriedade coletiva, comunidades negras, Pacífico, instituições.

D

Ostrom (1990, 2005), caracterizan sistemas de autogobierno robustos y sostenibles. La información utilizada para este análisis se basa en las encuestas y entrevistas realizadas a líderes de los 42 Consejos Comunitarios de Buenaventura y otros actores locales y regionales que han participado en el proceso de la titulación colectiva y en los procesos de fortalecimiento de las comunidades negras: Instituto Colombiano para el Desarrollo Rural (Incoder), Fondo Mundial para la Naturaleza (World Wide Fund, WWF), Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), Proceso de Comunidades Negras (PCN), Federación de Consejos Comunitarios del Valle del Cauca (FECCOVA), y la Asociación de Consejos Comunitarios, entre otros.

etrás de la titulación colectiva de casi seis millones de hectáreas a comunidades negras en el Pacífico colombiano está la formación de más de 157 Consejos Comunitarios como nuevas formas de gobierno local y máxima autoridad en el territorio. La Ley 70 de 1993 no sólo cambió el régimen de propiedad de la Región Pacífica, al pasar de un régimen abierto a uno de propiedad común o colectiva (Berkes et al. 1989; Ostrom 2000), sino que transformó el mapa político de la región al promover la formación de los Consejos Comunitarios como nuevas formas de autogobierno. Si bien la definición de los derechos de propiedad fue el primer paso para generar los incentivos correctos para la protección y el uso sostenible del territorio y sus recursos (Alston y Muller 2005; Schlager y Ostrom 1992; Baland y Platteau 2003; De Alessi 2003), el éxito de este proceso depende de la consolidación y permanencia de los Consejos Comunitarios como formas de autogobierno de los recursos de propiedad común (Ostrom 1990, 2005).

Durante los meses de agosto de 2007 y enero-febrero de 2008 se encuestaron y entrevistaron 82 líderes de las comunidades negras, en su mayoría representantes legales y presidentes de los Consejos Comunitarios titulados y no titulados de Buenaventura. Estas entrevistas tenían como objetivo recoger la visión de los líderes sobre el efecto de la titulación colectiva en el manejo del territorio y los recursos naturales (para detalles en la metodología, ver Vélez 2008). El análisis de la información obtenida en estas entrevistas permite hacer una radiografía detallada de la situación actual de los Consejos Comunitarios de Buenaventura. Sin embargo, debe entenderse como un análisis preliminar de un proceso dinámico que debe estar en permanente moni-

Desde un marco teórico y una perspectiva institucional, en este artículo estudio el caso de los Consejos Comunitarios de la zona rural de Buenaventura en el Pacífico vallecaucano, a la luz de los principios que, según 75


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toreo para que sus cambios puedan ser comprendidos. Finalmente, y si bien este estudio se enfoca en el caso de Buenaventura, las recomendaciones y conclusiones son pertinentes para otras comunidades negras del Pacífico colombiano y, en general, contribuyen a la discusión sobre las formas comunitarias de gobierno de los recursos de propiedad común.

no son miembros”, y éste es el primer paso para usar sosteniblemente los recursos (Ostrom 2000, p. 335. Traducción libre). Schlager y Ostrom (1992) identifican cinco tipos de derechos de propiedad: acceso, extracción, manejo, exclusión y alienación. Los derechos de propiedad bien definidos no necesariamente implican la obtención de cada uno de estos derechos, y pueden existir diferentes combinaciones. Por ejemplo, las comunidades negras del Pacífico colombiano a las que se les ha reconocido y titulado colectivamente su territorio tienen todos los derechos menos el de alienación. Es decir, los territorios colectivos de comunidades negras en Colombia no pueden participar en el mercado legal de tierras. Esto, según Eggertsson (2003), es normalmente definido para perpetuar un grupo social, y en este caso étnico, como las comunidades negras. Sin embargo, estos derechos de jure no garantizan la conservación y el uso sostenible de los recursos naturales si no se establecen instituciones robustas y estables de autogobierno y se diseñan reglas para manejar y regular a los usuarios de estos recursos (Schlager y Ostrom 1992).

Este artículo se organiza en cuatro secciones. La primera sección introduce el marco conceptual en el cual está ubicado este artículo. En la segunda sección se hacen un breve recuento de la titulación colectiva en el Pacífico colombiano y una descripción sobre la formación de los Consejos Comunitarios en el caso vallecaucano. La tercera sección analiza las nuevas formas de autogobierno local basado en el cumplimento o no de los principios de gobierno propuestos por Ostrom (1990, 2005). La cuarta y última sección da paso a las conclusiones y recomendaciones.

De la tragedia de los comunes a los recursos de propiedad común

Ostrom (1990, 2005) ha identificado ocho principios que caracterizan a las instituciones estables para el gobierno sostenible de los recursos naturales:

Este artículo utiliza el marco conceptual de la “literatura de los comunes”, donde se reconoce que los miembros de grupos locales pueden diseñar arreglos institucionales para usar y manejar los recursos naturales de una manera sostenible.1 A partir de estudios empíricos en campo, y posteriormente en el laboratorio, utilizando las herramientas proporcionadas por la economía experimental (Ostrom et al. 1994; Cárdenas et al. 2000; Vélez et al. 2008), esta escuela de pensamiento cuestiona la “tragedia de los comunes” y la privatización o la intervención del gobierno como única solución para evitar la degradación de los recursos de uso común (Hardin 1968).

Principio 1: Definición clara de los límites Principio 2: Diseño de reglas consistentes con las condiciones ecológicas Principio 3: Arreglos de decisión colectiva Principio 4: Monitoreo Principio 5: Sanciones graduales

La literatura de los comunes parte de la diferenciación entre los recursos bajo un régimen de acceso abierto (Open Access) y un régimen de propiedad común (Common Property Regime). En un régimen de acceso abierto, efectivamente, se puede llegar a la degradación y destrucción de los recursos, ya que no están definidos los derechos de propiedad y cualquier persona puede extraer los recursos (Berkes et al. 1989). En cambio, en los recursos de propiedad común, “miembros de un grupo claramente demarcado tienen el derecho legal de excluir a personas que

Principio 6: Mecanismos de resolución de conflictos Principio 7: Reconocimiento mínimo de los derechos para organizarse Principio 8: Presencia de múltiples niveles de gobierno e instituciones En la tercera sección, estos principios servirán de marco teórico para evaluar el estado actual de los Consejos Comunitarios de Buenaventura como nuevas formas de gobierno local y autoridad en los territorios colectivos de las comunidades negras.

1 Ver, por ejemplo, Berkes et al. 1989; Ostrom 1990, 2005; Agrawal 2001. 76


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Gobierno local y titulación colectiva en el Pacífico vallecaucano

a compañías madereras eran prevalentes.2 Esta noción de territorios baldíos cambió finalmente con el Artículo transitorio 55 de la Constitución de 1991, cuando el gobierno nacional reconoció el derecho a la titulación colectiva de las comunidades negras con presencia histórica en los territorios de la Región Pacífica. Este artículo fue operacionalizado en la Ley 70 de 1993, donde se especificaron los procedimientos necesarios para la titulación de los territorios colectivos de comunidades negras y se identificó a la población beneficiaria de esta legislación.3 Esta ley cambió el destino de las comunidades negras, que a partir de entonces obtuvieron los mecanismos legales para proteger y ejercer autoridad en su territorio.

El Pacífico vallecaucano hace parte de lo que se conoce como la Región Pacífica colombiana, un área que va desde la cordillera Occidental de los Andes hasta el océano Pacífico, y desde Panamá hasta Ecuador. Esta región, considerada una de las más biodiversas del planeta debido a su alto nivel de endemismo y variedad de especies (WWF 2002), es habitada principalmente por comunidades negras. Sus habitantes son descendientes de esclavos africanos (cimarrones y emancipados) y de negros libres que se asentaron en el Pacífico antes de la abolición de la esclavitud, guiados en la mayoría de los casos por la explotación minera (Hoffmann 2007). La población negra representa el 90% de los habitantes de la región, la cual está también habitada por mestizos y comunidades indígenas como los embera, eperara siapidara, awa, chachi, wounaan, tule y zenú (Grueso et al. 1998). El 40% de la población vive en la zona rural al margen de los ríos que recorren la región y se dedica a actividades agrícolas y extractivas como minería, pesca y explotación maderera (Grueso et al. 1998). En el caso del Pacífico vallecaucano, las comunidades negras del casco rural de Buenaventura viven en veredas a lo largo de los ríos San Juan (en los límites con el Chocó), Yurumanguí, Cajambre, Raposo, Dagua, Calima, Anchicayá y el río Naya, en los límites con el río Cauca.

Este cambio en el régimen de propiedad fue motivado por diferentes agendas que coincidieron en la titulación colectiva como estrategia de manejo del territorio. En primer lugar, el Proceso de Comunidades Negras como movimiento social promocionó la titulación colectiva desde la Constitución del 91 como un primer paso para la consolidación, empoderamiento y reconocimiento de las comunidades negras como grupo étnico.4 Así mismo, agencias internacionales como el Banco Mundial –inspiradas en el modelo de resguardos indígenas amazónicos–,a través de un crédito al entonces Ministerio del Medio Ambiente, promocionaron la titulación colectiva como estrategia de conservación y desarrollo sostenible. Según los evaluadores del proyecto del Banco Mundial, esta entidad financió la titulación de más de 2,3 millones de hectáreas de las Comunidades Negras del Pacífico.5

Las comunidades negras de la Región Pacífica son consideradas como una de las poblaciones más vulnerables del país, con bajos niveles de infraestructura y tasas de analfabetismo y mortalidad infantil por encima del promedio nacional (DNP 2008). En el caso del Pacífico vallecaucano, por ejemplo, el ingreso promedio de una familia, según los líderes entrevistados, está alrededor de $350.000, mientras que el salario mínimo legal se acerca a los $500.000.

Los habitantes afrodescendientes de la región aceptaron y apoyaron este cambio en el régimen de propiedad y, según los líderes entrevistados, en la mayoría de los casos se tuvo un apoyo generalizado de la población. Por supuesto, se encontraron casos en que los habitantes del territorio preferían la titulación individual, pero a través de procesos de socialización se logró la aceptación de la comunidad. Los títulos formales de propiedad individual expedidos antes de la Ley 70 se mantuvieron y todavía hoy el sistema de propiedad individual informal dentro del territorio colectivo titulado sigue siendo respetado (para detalles, ver Vélez 2008).

Las comunidades negras del Pacífico, incluidos los habitantes de los ríos de Buenaventura, se asentaron en la región sin ningún derecho formal de propiedad, aunque los habitantes del territorio reconocían la propiedad informal individual (o familiar) de parcelas agrícolas. Para el gobierno nacional, en cambio, el Pacífico colombiano era considerado hasta la Constitución de 1991 como una reserva de territorios baldíos, ignorando básicamente la presencia de comunidades negras e indígenas (Plant y Hvaalkof 2001). De facto, la Región Pacífica estaba bajo un régimen de acceso abierto, donde cualquier persona entraba a explotar los recursos sin ninguna consulta a sus habitantes, y las concesiones del gobierno

2 Una de las más importantes concesiones fue la de Cartón de Colombia, desde 1974 hasta 1993, en la zona rural de Buenaventura (ver Broderick 1998). 3 El texto de la Ley 70 se puede obtener en: http://www.dnp. gov.co/archivos/documentos/DDTS_plan_integral_afro/ LEY_70_1993_AFRO%5B1%5D.pdf 4 Ver Escobar y Pedrosa 1996; Grueso, Rocero y Escobar 1998. 5 Ver Sánchez y Roldán 2002; Sánchez y García 2006. 77


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El primer paso para acceder a la titulación colectiva fue la conformación de los Consejos Comunitarios (CC) como máxima autoridad en el territorio. Esto implicó un profundo cambio en la noción de autoridad, que, según Hoffmann (2007), pasó de ser tradicional, dispersa y policéfala, a ser legal y organizada. Previamente, la organización comunitaria, como en el resto del país, se caracterizaba por las Juntas de Acción Comunal, las cuales tenían un radio de acción limitado sin autoridad sobre el territorio.

dos tipos de CC: CC de Cuenca y CC Veredales. En los CC de Cuenca, todas las comunidades que viven al margen de un río y son parte de una misma cuenca hidrográfica solicitaron un título. Por su parte, en los CC Veredales, la formación del CC y la aplicación del título siguieron la organización previa, basada en las Juntas de Acción Comunal por vereda (ver el mapa 1).6

Requisitos para un gobierno local estable y sostenible: los CC de Buenaventura

La Ley 70 es clara frente a la organización de los CC. De acuerdo con lo estipulado en la ley, el CC debe estar conformado por la Asamblea General, constituida por todos los habitantes del territorio; la Junta del Consejo, que debe ser reelegida cada tres años, y el Representante Legal (quien técnicamente no es miembro de la junta). La ley no especifica cuántas personas deben formar un CC y está abierta a que cualquier grupo de familias negras con presencia histórica en el territorio –y que compartan la tradición, la cultura y las formas tradicionales de producción– pueda formar un CC. De esta manera, el número de familias de cada CC varía de acuerdo a los lazos familiares, los límites geográficos, el nivel de organización local y el rol de agentes externos que aconsejaron a las comunidades en el proceso de formación de los consejos.

Basándonos en las encuestas y entrevistas realizadas, en esta sección analizamos los CC de Buenaventura utilizando los principios que, según Ostrom (1990, 2005), caracterizan a los sistemas de autogobierno robustos y sostenibles.7 Estos principios, basados en la observación empírica de cientos de casos de autogobierno exitoso alrededor del mundo, no son una receta que garantiza el manejo sostenible de los recursos (Ostrom 2005). Sin embargo, caracterizan instituciones estables necesarias para gobernar sistemas complejos, y, por lo tanto, estos principios se pueden entender como una serie de atributos del autogobierno que aumentan la probabilidad de éxito en el manejo de recursos naturales, ya que proveen la información necesaria sobre el sistema, solucionan conflictos, incentivan el cumplimento de reglas, proveen la infraestructura institucional, física y tecnológica para manejar los recursos y promocionan la adopción del cambio (Dietz, Ostrom y Stern 2003).

Actualmente, en Buenaventura –hasta febrero de 2008– se encuentran registrados 42 Consejos Comunitarios que pertenecen a su casco rural. De éstos CC, 29 han recibido título colectivo (Consejos Titulados) y 13 aún están en el proceso de titulación (Consejos No Titulados). Las razones por las cuales algunos CC no han recibido títulos varían pero, en su mayoría, se debe a que otros actores están reclamando derechos sobre el territorio. Por ejemplo, la gobernación del Valle del Cauca, la alcaldía de Buenaventura, la Armada Nacional, universidades públicas, Parques Nacionales o actores privados. Así mismo, existen casos en que nuevos CC quieren subdividir el territorio, y nuevos CC casi urbanos que fueron formados en el último año.

De esta manera, los principios sugeridos por Ostrom sirven como estructura general y como marco teórico para analizar el estado actual de los CC de Buenaventura, a fin de generar recomendaciones para su fortalecimiento. 6 Esto no significa que todos los consejos veredales son conformados por una vereda, ni que todos los consejos de cuenca abarcan todas las veredas del río. La configuración del territorio es mucho más compleja y está en permanente cambio. Existen consejos que denominamos veredales, aunque pueden tener más de una vereda, y consejos de cuenca que se han subdivido. Sin embargo, la clasificación por Consejo de cuenca o vereda marca la tendencia general. En promedio, los consejos verdales tienen dos veredas, y los de cuenca, diez. 7 El protocolo o cuestionario utilizado en las entrevistas, explícitamente, hacía preguntas que responden a cada uno de los principios aquí analizados. El protocolo tenía preguntas abiertas y cerradas y cinco secciones. En la primera sección recogemos información sobre el líder entrevistado. En la segunda sección preguntamos sobre el proceso de titulación, incluidos conflictos y consecuencias. La tercera sección pregunta sobre las funciones y estructura de la Junta del CC. La cuarta sección se refiere a las reglas y procedimientos para manejar el territorio y sus recursos, incluidos sanciones existentes y monitoreo. La última sección recoge información general sobre la comunidad, como actividades económicas y problemas principales que enfrenta.

Los CC titulados de Buenaventura representan el 18% del total de los CC titulados nacionalmente, con casi 340.000 hectáreas, que benefician a más de 6.000 familias. En la tabla 1 se resumen las principales características de los CC titulados (esta información no existe aún para los Consejos No Titulados, pues se determina en el momento de legalizar el título). Nótese que hay una gran variación en tamaño y número de familias, y esto, en términos generales, se explica según el tipo de CC. En general, en el caso de Buenaventura, se encuentran 78


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Mapa 1. Consejos Titulados de Buenaventura

Kilómetros

Fuente: Incoder. Elaborado por Fernando Salazar. Cuadro 1. Características de los CC Titulados

Variable

Promedio

Rango

N = 29*1 Año de titulación Número de habitantes Número de familias Tamaño (hectáreas)

Consejo de Cuenca N=7

Consejo Veredal N = 22

1999 992

1998-2005 98-5.281

2000 2.588

1998 405

233 11.723

28-1.497 20-75.710

594 37.279

100 3.591

Fuentes: IGAC, DANE. * Sobre el tamaño del territorio colectivo tenemos información de 29 CC; de las otras variables sólo tenemos información de 26 CC. 79


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Principio 1: Definición clara de los límites Una vez conformado y registrado el Consejo Comunitario en la alcaldía del municipio al cual pertenece, cada comunidad, a través de su Junta del Consejo, puede comenzar el proceso de aplicación del título colectivo mediante un documento que explica las tradiciones, prácticas productivas y territorio donde reclaman presencia histórica. Cada CC especifica el territorio colectivo que desea titular colectivamente, y la autoridad encargada (en el momento de las entrevistas era Incoder8) revisa la validez de esta aplicación y entra a determinar que otros actores –comunidades indígenas, otros CC, actores privados, Parques Nacionales, universidades, la gobernación, el municipio o la Armada Nacional– no estén reclamando el mismo territorio. La titulación del territorio colectivo no se hace efectiva hasta que no se solucionen todos los posibles conflictos entre vecinos y todas las demandas sobre la propiedad en el territorio reclamado. Así, los 29 consejos titulados de Buenaventura cumplen a cabalidad con el Principio 1, pues sus límites están claramente definidos. Esto no quiere decir que en todos los casos se obtuvo todo el territorio reclamado o que no se esté reclamando más territorio. Significa que el territorio actualmente titulado está claramente delimitado ante las autoridades nacionales, regionales y demás actores locales. Esto no ocurre con los Consejos No Titulados, que, aun cuando habitan el territorio, no tienen una clara definición de los límites ni son reconocidos como propietarios.

de la explotación para miembros y no miembros.9 Es importante resaltar el caso de los Consejos No Titulados, que, a pesar de no tener una clara definición de los límites del territorio, están desarrollando arreglos institucionales y reglas para manejar los recursos. Así, no sólo la titulación, sino también el proceso de titulación y la conformación de los Consejos Comunitarios han generado conciencia de la importancia del territorio y su manejo, lo cual se traduce en una formalización de las reglas y procedimientos para manejar el territorio y los recursos. Por lo tanto, se puede concluir que los Consejos Titulados y No Titulados están en su mayoría cumpliendo con el Principio 2. Sin embargo, este aparente éxito institucional necesita ser evaluado para verificar si efectivamente las reglas definidas son consistentes con las condiciones ecológicas y están ayudando a la recuperación y conservación de los recursos. Por ejemplo, el análisis de cobertura de bosque en consejos con reglas versus consejos sin reglas, a través de la utilización de imágenes satelitales, es un camino para verificar la efectividad de estas reglas –en el caso de la madera–, lo cual abre nuevas posibilidades de investigación.

Principio 3: Arreglos de decisión colectiva Las Juntas de los Consejos Comunitarios (que son elegidas por los habitantes del territorio y que reportan a la comunidad en la Asamblea General) son las que han estado al frente de la definición de reglas para el manejo de los recursos naturales. En muchos consejos falta más participación de la comunidad para que se socialicen y apropien las nuevas reglas. Sin embargo, existen casos exitosos en los cuales las reglas se diseñan junto con los grupos de usuarios. Por ejemplo, en el Consejo Comunitario de Bahía Málaga la Junta del Consejo Comunitario, junto con el grupo de mujeres piangueras, decidieron establecer un “descanso” de piangua, dada la sobreexplotación del recurso. Se escogió llamarlo “descanso”, en lugar de veda, pues querían una connotación de acuerdo y no de prohibición.

Principio 2: Diseño de reglas consistentes con las condiciones ecológicas

La mayoría de los Consejos Titulados y No Titulados ha definido reglas para el manejo del bosque (explotación maderera) y la pesca (piangua, camarón, pesca blanca). Algunos incluso están diseñando reglas que regulan la minería artesanal y la caza. Por ejemplo, para el caso de la madera, en el 64% de los Consejos Titulados, y en el 69% de los Consejos No Titulados, existen reglas definidas para regular la explotación maderera. Las reglas más importantes para el caso de la madera son: la definición de tamaño de corte, la prohibición del corte y comercialización de algunas especies, la prohibición del uso comercial, la prohibición de la explotación por parte de personas no miembros de la comunidad y la prohibición

Principio 4: Monitoreo La formalización de reglas descrita en el Principio 2 debe estar acompañada de un sistema de monitoreo para hacer efectiva su implementación. Sin embargo, en los consejos analizados no hay personas ni grupos responsables de esta actividad y, de hecho, aún no es claro quién debe ser el responsable (si la comunidad o la CVC como autoridad ambiental regional). Entre

8 Las funciones que ejercía el Incoder en relación con la titulación colectiva ahora se han centralizado en el Ministerio del Interior, bajo la dirección de Etnias, que entra a manejar todo lo relacionado con comunidades negras. Antes del Incoder, el encargado de la titulación de tierras era el antiguo Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora).

9 Para detalles, ver Vélez 2008 y Vélez et al. 2009. 80


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otros factores, los líderes entrevistados reconocen que la ausencia de monitoreo se debe a la falta de recursos propios necesarios para esta actividad. En este sentido, un problema latente es el reporte de cultivos ilícitos en algunos de los Consejos Comunitarios. A pesar de la prohibición explícita de los líderes, ha habido un incremento de cultivos ilícitos en el casco rural de Buenaventura.

Sin embargo, la Ley 70 no protege a las comunidades de los actores armados e ilegales, que con otras lógicas y bajo otros órdenes son una amenaza para las organizaciones. De hecho, en 80% de los CC Titulados, al menos un líder entrevistado reporta algún tipo de desplazamiento. En el caso de las comunidades No Tituladas este porcentaje es de 23%. Claro está que, aun bajo la amenaza del desplazamiento forzado y el conflicto armado, la titulación y el marco legal para las comunidades negras han sido una garantía para proteger el territorio. Sin la titulación y la protección de la Ley 70, muchas comunidades desplazadas no hubieran podido regresar a su territorio porque otros actores podrían reclamar propiedad sobre el mismo. Ante la tragedia del desplazamiento, al menos ahora se cuenta con un marco legal que prohíbe a otros actores reclamar la propiedad sobre las tierras asignadas constitucionalmente a las comunidades negras.

Principio 5: Sanciones graduales Las sanciones a los infractores de las reglas establecidas para manejar el territorio y sus recursos, en la mayoría de los casos, no están formalizadas y esta responsabilidad aún recae en la CVC. Sin embargo, la mayoría de los líderes entrevistados reconoce la necesidad de establecer sanciones formales propias de las comunidades (como multas o decomisos), pues los castigos informales de la comunidad no son suficientes. Éste es un requisito importante para el éxito del sistema, pues la sanción gradual en caso de infracción ha sido establecida en la literatura de los comunes como un elemento esencial para el éxito de los sistemas de autogobierno (De Janvry et al. 2001).

Principio 8: Presencia de múltiples niveles de gobierno e instituciones

Diferentes niveles de organizaciones con distintos intereses y mandatos ambientales hacen presencia en el territorio: CVC, Parques Nacionales, Dimar, Armada Nacional, WWF-Colombia, Incoder, ahora Ica. En su mayoría, estas organizaciones tienen una relación estrecha con los Consejos y los líderes comunitarios, y están apoyando las actividades y procesos comunitarios. Sin embargo, vale la pena resaltar que en muchos casos lo que debe ser entendido como una responsabilidad compartida o comanejo es asumido por las comunidades como proyectos de ayuda. Es importante que se definan las responsabilidades para que no ocurra que intervenciones externas desplacen las acciones y el interés de la comunidad por organizarse y ejecutar sus propios proyectos.

Principio 6: Mecanismos de resolución de conflictos La Junta del Consejo es técnicamente la responsable de solucionar los conflictos dentro de la comunidad. Sin embargo, muchos de los líderes entrevistados, al menos un líder del 44% de los titulados y del 77% de los no titulados, considera que hacen falta los inspectores de Policía, que fueron removidos de su cargo al conformarse los Consejos Comunitarios. La Junta del Consejo Comunitario también es una autoridad nueva desde el punto de vista de la comunidad (Hoffmann 2007). Por lo tanto, aún está en un proceso de fortalecimiento y legitimización, lo cual implica un proceso social y cultural que no ocurrirá de un día para otro. El manejo del territorio ha sido asignado a la comunidad, y este empoderamiento toma tiempo.

Conclusiones y recomendaciones Según el análisis de los principios generales que Ostrom (1990, 2005) propone como determinantes del éxito de los regímenes de propiedad común, el mayor reto de los Consejos Comunitarios Titulados de Buenaventura es la definición de un sistema de monitoreo y de sanciones internas para los infractores de las reglas. La definición de los derechos de propiedad y la exclusión de no miembros es el primer paso para el sostenimiento de los recursos. Sin embargo, igual de importante es la regulación de los usuarios internos, y para esto no basta con la definición y formalización de reglas para la extracción de recursos. Es necesario diseñar un sistema de moni-

Principio 7: Reconocimiento mínimo de los derechos para organizarse

El marco legal introducido por la Ley 70 reconoce a las comunidades negras como un grupo étnico y como autoridad en sus territorios. Por lo tanto, ha reconocido su derecho a organizarse y manejar sus recursos. Así mismo, existe un mecanismo de consulta previa (Decreto 1320 de 1998) mediante el cual se debe poner en consideración de las comunidades negras (e indígenas) cualquier decisión que las afecte directamente. 81


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toreo que sancione gradualmente a los infractores (Ostrom 2005). El diseño de este sistema de control debe definir responsables concretos (“guardianes”) dentro de la comunidad que se hagan responsables de este monitoreo, y unas sanciones consistentes con la capacidad de pago de los infractores. Esto implica, entre otras, una planeación financiera que incluya los salarios de estos “guardianes”. Estos recursos no necesariamente tienen que provenir del municipio y/o las autoridades ambientales regionales. Los Consejos Comunitarios deben comenzar a pensar en formas autónomas de financiar sus procesos. Por ejemplo, a través del cobro de “impuestos” a la extracción, como lo plantean algunos de los líderes entrevistados.

contrario, todos los proyectos productivos de estas comunidades dependerán de “proyectos de ayuda”, más que de emprendimientos locales. Así mismo, se debe comenzar la discusión sobre el pago por servicios ambientales como una posible estrategia de conservación y desarrollo sostenible, al reconocer las prácticas tradicionales de las comunidades negras en sus territorios. Los Consejos Comunitarios No Titulados pueden seguir avanzando en estos procesos, aun cuando es necesario especificar el principio fundamental que implica la definición clara de los límites del territorio. Ambos consejos deben continuar afianzando los procesos de decisión colectiva y los mecanismos de resolución de conflictos. Las Juntas de los Consejos Comunitarios aún están en un proceso de consolidación de la autoridad. Esto requiere la capacitación de los líderes, que ahora asumen procesos más complejos que los de las antiguas Juntas de Acción Comunal. Uno de los temas que deben entrarse a discutir son los mecanismos de financiación y transferencias. Los Consejos Comunitarios de las comunidades negras no reciben transferencias municipales (a diferencia de las comunidades indígenas) y los miembros de la Junta del Consejo no reciben salarios, aun cuando tienen competencias propias de funcionarios públicos. Esto no quiere decir que la estructura organizativa de los Consejos Comunitarios esté en muchos casos lista para recibir transferencias, pero sí es un tema que debe comenzar a ser discutido.

El sistema de monitoreo y sanciones debe abordar además el problema de los cultivos ilícitos en el interior de las comunidades. Éste es, sin duda, uno de los retos más importantes que enfrentan los Consejos Comunitarios, pues la expansión de cultivos ilícitos puede desestabilizar cualquier proceso comunitario de manejo del territorio.10 Entre tanto, la reglamentación local para el manejo del territorio y sus recursos probablemente no es suficiente. En un contexto de economía extractiva, la definición de proyectos productivos alternativos y de inserción en cadenas productivas regionales es igual de importante. La generación de fuentes alternativas de ingreso debe acompañar las regulaciones para disminuir la presión sobre los recursos naturales.

El reconocimiento legal de los Consejos Comunitarios como autoridad en el territorio es claro para las autoridades regionales y nacionales. Sin embargo, se deben definir las responsabilidades de las autoridades ambientales (regionales y locales) en cuanto al monitoreo de las reglas dentro y fuera de los territorios colectivos.

Aquí hay un reto adicional para las comunidades y las autoridades competentes. Si bien la titulación es colectiva, los proyectos productivos en el interior de las comunidades no son necesariamente colectivos. De hecho, cada familia tiene acceso, dentro del territorio colectivo, a parcelas familiares de producción agrícola respetadas y reconocidas como propiedad individual informal por la comunidad y su respectiva Junta de Consejo. Sin embargo, estas familias no pueden acceder a créditos individuales en el sistema financiero tradicional, pues la tierra no les sirve de garantía colateral (ya que el territorio colectivo es inembargable e imprescriptible). Es necesario desarrollar mecanismos de financiación alternativos o microcréditos que se ajusten a la realidad de estas comunidades. De lo

El futuro de los territorios colectivos depende de la capacidad de fortalecimiento y gobierno de los CC y sus respectivas juntas. Un verdadero proceso de descentralización requiere que los beneficiarios de esta titulación asuman su rol como guardianes del territorio y supone el apoyo y el reconocimiento de todas las autoridades competentes como elementos necesarios para consolidar este proceso. �

Referencias

10 Desde luego, vale la pena preguntarse cómo sería esta situación en ausencia de la Ley 70. No cabe duda, dado el proceso organizativo de las comunidades y el fortalecimiento de los Consejos Comunitarios como autoridad en el territorio, que la definición del derecho de propiedad ha prevenido un avance dramático de los cultivos ilícitos en esta región del país.

1. Agrawal, Arun. 2001. Common Property Institutions and Sustainable Governance of Resources. World Development 29, No. 10: 1649-1672. 82


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2. Alston, Lee y Bernardo Muller. 2005. Property Rights and the State. En The Handbook of New Institutional Economics, eds. Claude Menard y Mary Shirley, 573-590. Netherlands: Springer.

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Sistemas complejos de gobierno local. Reflexiones sobre la titulación colectiva en el Pacífico vallecaucano María Alejandra Vélez

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Homobiósfera en el Afropacífico por Jaime

Arocha Rodríguez*

Fecha de recepción: 22 de enero de 2009 Fecha de aceptación: 5 de marzo de 2009 Fecha de modificación: 10 de marzo de 2009

Resumen Este artículo versa sobre el sistema simbólico originado por cautivos africanos, cuya existencia aún es constatable en el Afropacífico colombiano. Introduce el concepto de homobiósfera porque los modelos polimorfos de producción que se derivan de él hermanan a la gente con la naturaleza, y de esa manera logran la sostenibilidad ambiental. Los datos que presenta corresponden al contraste entre la información acopiada hace 15 años dentro del proyecto “Los Baudoseños, convivencia y polifonía ecológica” y la información recolectada para hacer en el Museo Nacional la exposición temporal titulada “Velorios y Santos Vivos, comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras”, y con la que recogió el Colectivo Territorial Afrochocó para llamarle la atención al Ministerio del Medio Ambiente y Vivienda con respecto a la responsabilidad que le corresponde en cuanto a la salvaguarda de la cultura y de los territorios de las comunidades a las cuales afectará la construcción de la carretera que va desde Las Ánimas hasta Tribugá y que unirá a la zona cafetera del centro del país con el mar.

Palabras clave: Ecología cultural, holismo, filosofía del Muntu, afrodescendendientes del litoral pacífico.

Homo-Biosphere in the Afro-Pacific Region

Abstract This article discusses the symbolic system developed by African captives and which still partially persists in Colombia´s Pacific Coast region. It introduces the concept of the homo-biosphere because its polymorphic production models, which integrate people with nature, promote environmental sustainability. The information on which the article is based comes from three bodies of knowledge: first, information collected over 15 years by the research project, “People of the Baudó, Co-existence and Ecological Polyphony”; second, data compiled for a temporary exposition in Colombia´s National Museum entitled “Wakes and Living Saints among Black, Afro-Colombian, Raizal and Palenquero Communities” (which ran from August 21 to November 2, 2008); and third, information gathered by a group of Community Councils from the Baudó River Valley (the Colectivo Territorial Afrochocó) as part of a special report to Colombia´s Ministry of the Environment that sought to mitigate the negative cultural and environmental effects of building a new highway between the coffeegrowing regions of Caldas, Risaralda and Quindío and a new port on the Pacific coast to be developed on the Gulf of Tribugá.

Key words: Cultural Ecology, Holism, Muntu Philosophy, Afro-Colombians of the Pacific Coast Region.

Homobiósfera no Afro-pacífico

Resumo Esse artigo trata sobe o sistema simbólico originado por cativos africanos, cuja existência ainda se pode verificar no Afro-pacífico colombiano. O trabalho incorpora o conceito de homobiósfera porque os modelos polimorfos de produção derivados dele unem às pessoas com a natureza, e assim sendo, conseguem a sustentabilidade ambiental. Os dados apresentados correspondem ao contraste entre a informação reunida há 15 anos dentro do projeto “Os Baudoseños, convivência e polifonia ecológica” e a informação compilada para a exposição intitulada “Velórios e Santos Vivos, comunidades negras, afro-colombianas, raizais e palenqueiras” exibida no Museu Nacional, com a qual o Coletivo Territorial Afrochocó chamou a atenção do Ministério do Meio Ambiente e Moradia a respeito da responsabilidade que lhe corresponde no tocante a salvaguardar a cultura e os territórios das comunidades que serão afetadas pela construção da estrada que vai desde Las Ánimas até Tribugá e que unirá a zona cafeteira do centro do país com o mar.

Palavras chave: Ecologia cultural, holismo, filosofia do Muntu, afro-descendentes do litoral pacífico. *

Maestría y PhD en Antropología, Columbia University, Estados Unidos. Actualmente se desempeña como profesor asociado del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia. Es investigador del Centro de Estudios Sociales (CES) y dirige el Grupo de Estudios Afrocolombianos, cuyo más reciente estudio comparativo fue Ritos fúnebres de los afrocolombianos y los raizales, llevado a cabo junto con el Museo Nacional de Colombia y el Ministerio de Cultura, para montar la exposición temporal Velorios y Santos Vivos, comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras (entre el 21 de agosto y el 3 de noviembre de 2008). Algunos de sus principales temas de investigación, sobre los que ha publicado numerosos artículos, son: convivencia interétnica en Colombia, violencia rural, cultura del pacífico colombiano y resolución de conflictos. Entre 1979 y 1998, formó equipo con Nina S. de Friedemann para publicar Un siglo de investigación social. Antropología en Colombia. Herederos del Jaguar y la Anaconda, sobre las entonaciones indígenas más representativas del país; De sol a sol: génesis, transformación y presencia de los negros en Colombia, acerca de los orígenes y contemporaneidad de las principales culturas afrocolombianas. Nina S. de Friedemann, cronista de disidencias y resistencias, libro publicado en marzo de 2009, rinde tributo a esos años de trabajo. Correo electrónico: jaime.arocha@gmail.com.

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Jaime Arocha Rodríguez

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Gente y naturaleza en el Afropacífico1

dades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras”, que se llevó a cabo en el Museo Nacional de Colombia entre el 21 de agosto y el 2 de noviembre de 2008. La otra, presentada por el Colectivo Territorial Afrochocó al Ministerio del Medio Ambiente y Vivienda, con la meta de lograr el aseguramiento cultural de las comunidades que serán afectadas por la construcción de la carretera que va desde Las Ánimas hasta Tribugá, conectando a la zona cafetera del centro del país con el mar.

E

n estas páginas me referiré a algunos rasgos culturales evidenciables en el Afropacífico, nombre que el poeta guapireño Elcías Martán Góngora le dio a ese litoral dentro del cual predominan los afrodescendientes en lo demográfico y lo cultural (Almario 2009, 158). Esos rasgos indicarían que aún existe un sistema simbólico que hermana a la gente con la naturaleza, y de esa manera contribuye a la sostenibilidad ambiental de los sistemas tradicionales de producción. Siguiendo la ecología mental de Gregory Bateson (1991), lo identifico con el nombre homobiosférico, neologismo que debería ser superfluo, pero que es necesario porque el modelo de desarrollo económico que el Atlántico norte le impuso al resto del mundo se fundamentó en escindir el nexo entre las personas y el escenario natural de sus vidas, al extremo de que es difícil que ellas asuman responsabilidades frente a la actual crisis ambiental. Reiteraré una hipótesis marginal para la academia colombiana, que además ha sido sometida a trivialización y burla (Restrepo 2003): el sistema homobiosférico del Afropacífico tiene una raíz antigua y centroafricana, cuya persistencia estaría relacionada con la fuerza que desempeñó la memoria de los cautivos y cautivas africanas para enfrentar el reto de reconstruirse y crear nuevos vínculos con ecosistemas y sistemas sociales desconocidos para ellos. Como en otros escritos, en éste le doy continuidad a la tradición que introdujo Manuel Zapata Olivella en cuanto al sentido ético y político de sustituir las palabras esclavo y esclava por las de esclavizado y esclavizada, y de ese modo dar fe de la lucha incesante que quienes fueron capturados en África occidental y central libraron a favor de su libertad. Además, me valgo de los conceptos de cautivo y cautiva para resaltar la violencia cotidiana, ejercida mediante armas, palabras y taxonomías de la degradación, a la cual los europeos tuvieron que recurrir para darle continuidad al sometimiento. Los datos que presentaré corresponden al contraste entre la información acopiada hace 15 años dentro del proyecto “Los Baudoseños, convivencia y polifonía ecológica” y otras dos exploraciones recientes. La primera, realizada por el grupo de trabajo al cual pertenezco entre 2006 y 2008 para montar la exposición temporal “Velorios y Santos Vivos, comuni-

Antes de entrar al tema central de este artículo, hago explícito que los estudios sobre el vínculo entre la gente negra y la naturaleza son algo precarios, y que esa precariedad obedece a un panorama mayor de racismo que ha excluido a los afrodescendientes como sujetos activos tanto de la construcción nacional como de la producción de conocimiento. Este último proceso ha estado dominado por la noción de que cautivos y cautivas sobrevivieron por lo que aprendieron de los indígenas y los españoles, suponiendo que la trata les borró los acervos culturales con los cuales habían sido criados (Restrepo 1996, 248-249). Veamos, pues, algo sobre tales estudios. Distribuido vía internet, el documento titulado Afrodescendientes en Colombia: compilación bibliográfica incluye la categoría “Biodiversidad, manejo del entorno y construcción de la naturaleza”, 2 cuyas entradas para el Afropacífico parecerían seguir tendencias que presentan otras categorías: un auge de publicaciones a partir de la expedición de la Ley 70 de 1993, a veces llamada ley de negritudes, una disminución desde 1999 y un ascenso menos significativo después de 2005 (Restrepo y Rojas 2008, 64-65). El vacío que tiene lugar antes de 1993 puede depender de que tan sólo después de la reforma constitucional de 1991, los africanos y sus descendientes, en lo que hoy es Colombia, se volvieron sujetos dignos de la investigación científica, un absurdo quizás debido al carácter de “bienes muebles” que la legislación colonial les atribuyó a las personas capturadas en África occidental y central, con destino a la trata transatlántica, desde las primeras décadas del siglo XVI hasta comienzos del XIX.

2 Aquí usaré la palabra “naturaleza” sin el énfasis que los pensadores contemporáneos hacen de su “construcción social”. Me baso en la experiencia alcanzada desde 1998, reforestando una finca de La Calera. Partí de que “construía” un nuevo medio, para hallar que éste tomaba alternativas autónomas y sistémicas que se escapan de lo que yo planeaba. Sangregados que no deberían haber sobrepasado los dos metros, hoy tienen más de tres, cada día llegan más pájaros y el nacedero que apareció en 2006 requerirá un manejo del agua que nunca había imaginado.

1 Esta sección se basa en Arocha 2005 y Friedemann 1984. 87


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Tan sólo a finales del siglo XVIII, el gobierno español expidió el llamado Código Negro Carolingio para humanizar y proteger a los esclavizados, pero poco se aplicó porque en gran medida los propios cautivos ya habían autogestionado mejoras en su bienestar y autonomía, por rebelión armada o autoliberación, como sucedió en la región del Baudó desde 1690. Entre tanto, los indígenas fueron excluidos del sistema esclavista y protegidos por corregidores, a quienes les competía constatar que disfrutaran de las relativas autonomías territoriales y políticas que les había reconocido la Corona. Adicionalmente, fueron evangelizados y muchos de ellos alfabetizados por disposición oficial, mientras que la responsabilidad de catequizar a los negros dependió de los amos, y la alfabetización, de los propios interesados. Como a estas asimetrías las reforzó el relato sobre la formación nacional que impera desde finales del siglo XIX, aun hoy tienen efectos perversos sobre las reivindicaciones y derechos que reclaman los diversos movimientos políticos de comunidades negras y afrodescendientes (Ng’weno 2007, 93). Resumo ese relato, citando al historiador Alfonso Múnera:

Esta narrativa aún prepondera dentro del sistema educativo colombiano y requiere que los textos que las principales editoriales produzcan para los niveles de primaria y secundaria oculten o disimulen los aportes de la gente negra a la formación nacional (Arocha et al. 2007; Soler 2009). Únicamente desde finales de la década de 1950, Aquiles Escalante, Rogelio Velásquez, José Rafael Arboleda y Manuel Zapata Olivella empezaron a describir a los grupos negros como creadores de manejos ambientales intrincados y de universos simbólicos complejos (Friedemann 1984). Empero, esos aportes fueron más bien una excepción que vino a cambiar, primero, con los trabajos etnográficos que Nina S. de Friedemann llevó a cabo en los dos litorales, y más tarde, cuando se firmó la Constitución de 1991. La legitimación de los territorios colectivos especificada por el Artículo 55 transitorio de la Constitución, y convertido en Ley 70 de 1993, requirió científicos sociales y naturales que apoyaran al Estado en esfuerzos como el Programa de Manejo de Recursos Naturales, que financió el Banco Mundial, incluida la titulación de territorios ancestrales a comunidades indígenas y negras.

Desde los tiempos de la Independencia, cuando comenzó a concebir la nación que quería fundar, la intelectualidad criolla se enfrentó al hecho apabullante de que más de 80% de sus habitantes eran negros, indios, mulatos y mestizos iletrados, y que más de tres cuartas partes de su territorio estaban compuestas por llanuras y costas ardientes, llanos y selvas impenetrables, […] ¿Cómo integrar en la noción de ciudadanos a esta apabullante y diversa mayoría de pobladores? […] (Múnera 2005, 103).

El retroceso al cual me refería, para los años de 1999 a 2004, puede deberse a que, desde 1994, la guerra irrumpió de lleno en el litoral, y con ella fueron disminuyendo las exploraciones sobre la relación entre la gente y la naturaleza. En lo que respecta a las investigaciones de nuestro equipo, en 1994 diseñamos el proyecto “Baudoseños, convivencia interétnica y polifonía ecológica” para describir el sistema que en 1992 nos había deslumbrado por la forma como integraba a las personas con la biósfera (Arocha 1999, 113-121). Sin embargo, en 1996, el orden público hizo insostenible nuestra permanencia en el área de Boca de Pepé y quedaron truncadas las averiguaciones sobre historia del poblamiento del Baudó, ecología mental, sistemas polimorfos de producción, territorialidad y mecanismos no violentos para la resolución de conflictos interétnicos. Dos años después, ocurrieron las últimas visitas a Istmina y Tadó para apoyar el programa curricular que el historiador Sergio Mosquera impulsaba desde la Universidad Tecnológica y Pedagógica Diego Luis Córdoba, para la Normal de Tadó. En ese momento, el terror ya se había apoderado de la región.

La imposibilidad de resolver estas tensiones, con las herramientas de una ideología profundamente señorial, heredada de la Colonia, y fortalecida por los discursos eurocéntricos y racistas que llegaban de Europa […] llevó a las clases dominantes a la construcción de un modelo de nación excluyente, que dejaba por fuera a la mayoría de sus habitantes y […] convertía a las tres cuartas partes de su extensión total en espacios marginales y no aptos para la construcción de la nación, […] sino también por la supuesta pésima calidad de sus habitantes […] (103).

El retorno al Chocó tuvo lugar a mediados de 2007, en el contexto de la investigación sobre ritos fúnebres entre pueblos afrocolombianos y raizales, con la meta no sólo de llevar a cabo en el Museo Nacional la exposición temporal que titulamos “Velorios y Santos Vivos: comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras” –que estuvo abierta al público entre el 21 de agosto y el 3 de noviembre de 2008–, sino de presionar al museo

De [Francisco José de] Caldas a José María Samper hay continuidad y ruptura. Ambos […] concibieron la geografía humana de la nación como escindida en dos grandes territorios: los Andes, habitados por las razas más civilizadas y superiores, y las costas, las tierras ardientes, las selvas, los grandes llanos habitados por las razas incivilizadas e inferiores […] (24-25). 88


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para que abriera salas que reconocieran el aporte de los africanos y sus descendientes a la construcción nacional. El recorrido que hicimos con la antropóloga Lina del Mar Moreno, con las maestras Leocadia Mosquera, Carmen Paz y Ruby Quiñones, y con Leidy Angulo, Rosamalia Quiñones, Dionisio Rodríguez y Orlando Pantoja, entre otros miembros de organizaciones de base (Arocha et al. 2008, 26-28), comenzó en el archipiélago Raizal; siguió con Quibdó, Tutunendo, Istmina y Condoto; de ahí viajamos a la zona plana del norte del Cauca; luego a Tumaco, alto Mira, Robles y Espriella, para terminar en el Pacífico caucano. Más adelante, Sofía González y Luis Gerardo Martínez trabajaron en el Palenque de San Basilio, y Alejandro Camargo, en el Palenque de San José de Uré.

las huellas de un sistema que integra mente y naturaleza de maneras que la ciencia occidental no ha alcanzado, y cuyas raíces están en el valle del río Congo.

Los balcones tallados de Tadó En julio de 2007, en la plaza de Tadó (Chocó), fotografié un precioso balcón de calados verticales tallados en madera que se escondía por detrás de un aviso de la soda Bretaña (ver Foto 1). Hacíamos trabajo de campo para la exposición que ya mencioné de Velorios y Santos Vivos. Consideramos que la catedral que los feligreses de esa ciudad erigieron en honor de san José3 era una visita tan obligada como la que realizábamos a esa plaza principal, hasta hace unos años distinguida por la abundancia de esas balaustradas cuya estética también sobresalía en otras ciudades y puertos del Afropacífico y del Afrocaribe. En ese momento me alegré por la remodelación de la cual había sido objeto la catedral, reconocida como patrimonio arquitectónico de la nación, pero lamenté la pérdida de un valor estético tan precioso como los calados de madera, por cuenta de una campaña para vender más gaseosas.

Del retorno a esas regiones me impactaron continuidades a las cuales me referiré más adelante, pero en especial, una mayor contaminación por desechos no biodegradables. Las botellas plásticas, los empaques de tetrapack, así como las latas de aluminio, ya hacen parte permanente del paisaje acuático de Tumaco, de Condoto y hasta de la cascada de Sal de Frutas en Tutunendo, donde además las bolsas y las tapas de gaseosas se van incrustando en el suelo, encima de las que se han arrojado antes. La otra tragedia cotidiana es la contaminación de las aguas que ocasionan dragas, motobombas y retroexcavadoras de la minería industrializada y de la extracción de materias primas para la construcción (Arocha et al. 2008, 97, 98). Exceptuando al archipiélago Raizal y la región de Guapi, Limones y Quiroga, todos los ríos son o grises o amarillos; todos portan cantidades inaceptables de mercurio y los cauces de la mayoría presentan serias alteraciones que están arrasando poblados como el de Paimadó (Arocha 2008; Semana 2009), amén de la tragedia que el 16 de febrero de 2009 ocasionó el desbordamiento del río Mira en Tumaco y demás poblados, cuyas selvas ribereñas venían siendo reemplazadas por monocultivos industrializados de palma aceitera (Arocha 2009c). La noción de que estos infortunios se corrigen educando a la gente es insuficiente frente a la irresponsabilidad social con la cual actúan tanto las grandes empresas mineras, agrícolas y fabricantes de cerveza, gaseosas y productos lácteos, como los funcionarios del Estado. Las unas no se comprometen con formas de producción y distribución amables con el medio y los otros no hacen propuestas creativas para el manejo de las basuras y del medio. Sin embargo, sugerir alternativas para estos graves problemas no es el propósito de este artículo. En él más bien seguiré insistiendo en la hipótesis de que en el Afropacífico las relaciones homobiosféricas aún portan

Foto 1. Catedral Tadó

3 h t t p : / / w w w. t a d o - c h o c o . g o v. c o / n u e s t r o m u n i c i p i o . shtml?apc=m1f1--&m=f, página consultada el 15 de enero de 2009. 89


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No obstante las preocupaciones que comencé a albergar a partir de esa visita, fue necesario que terminara nuestra exposición en el Museo Nacional para darme cuenta de que semejante irreverencia podría estar yendo más allá de demoler un valor estético. Me explico: varios sacerdotes de la Pastoral afrocolombiana me pidieron que nos reuniéramos para reflexionar sobre la filosofía del Muntu, mencionada varias veces dentro de los soportes escritos de los diferentes altares de la exposición y, del mismo modo, resaltada en la obra de Manuel Zapata Olivella (2004). La petición de los sacerdotes me llevó a releer un trabajo emblemático sobre ese tema, Muntu: African Culture and the Western World, que Janheinz Jahn publicó en 1958, con las caracterizaciones centrales de tal sistema. Treinta y dos años después, Calvin C. Hernton prologó la edición del mismo libro, a cargo de Grove Press, tomándose la vocería de otros intelectuales afronorteamericanos, en el sentido de que los principios fundamentales del Muntu pervivían en las mentes de muchos de los afrodescendientes de todas las Américas.

“El ‘migrante armado’, esto es el que desembarca del Mayflower o remonta el San Lorenzo. Llega con sus navíos, su armamento, etc., se trata del migrante fundador. Le sigue el ‘migrante familiar’, doméstico el que llega con su baúl, con su horno, con sus cazuelas, con sus fotos de familia y que puebla una gran parte de las Américas del Norte y del Sur. Y, por último, el que llamo el ‘migrante desnudo’, es decir el que ha sido trasladado a la fuerza al nuevo continente [...]” (2002, 16).

Entonces, para Glissant, dentro de las condiciones del cautiverio, la memoria fue el instrumento fundamental para crear relaciones con nuevos ambientes y con quienes las cautivas y los cautivos comenzaron a entrar en contacto: otros africanos de afiliaciones étnicas y lingüísticas distintas a la propia, indígenas que practicaban modos muy diversos de producción, portugueses que gerenciaban embarcos, desembarcos y la venta de los cautivos a los propietarios de haciendas y minas, así como los españoles que los esclavizaron. La película Amistad, dirigida por Steven Spielberg, ilustra cómo mucha de la desnudez obedecía a que las capturas en África consistían en operaciones violentas y rápidas que tomaban por sorpresa a las víctimas. Se las podían llevar con lo que tuvieran puesto o las desnudaban para profundizar el sometimiento.

Desnudez y memoria El encuentro tuvo lugar el 27 de noviembre de 2008 en la sede que tiene la Pastoral Afrocolombiana en Chapinero. Ese día, buena parte de la audiencia de afroteólogos y afroteólogas nunca había oído los conceptos que comencé a dilucidar. Sin embargo, a medida que avanzaba, la exposición les recordaba la manera como sus fieles de Quibdó, Istmina, Guapi y Tumaco, entre otros lugares del Afropacífico, se relacionaban con sus muertos, con vírgenes como la de La Pobreza, patrona de Boca de Pepé en el medio Baudó, o con santos como san Pacho, venerado durante los meses de septiembre y parte de octubre en Quibdó. Del mismo modo, les rememoraban los nexos que esos feligreses establecían con sus territorios de selva y río.

En 1993, Robert Farris Thompson publicó The Face of the Gods para ilustrar una exposición que se llevó a cabo en el Museum for African Art de Nueva York, sobre el origen y difusión de los altares afroatlánticos. El libro incluye la fotografía de una pequeña talla de madera que muestra a un prisionero del Imperio de Oyo, a quien su apresador dejó vestido tan sólo con un calzón burdo, y con su mano derecha atada al pecho para dejar en claro el estado de sujeción. También le rapó la cabeza para que no quedaran huellas del peinado identificatorio de la pertenencia étnica. Con todo y que a ese prisionero le removieron los símbolos estéticos que su captor sí ostentaba –un birrete de soldado que deja ver su pelo debidamente engalanado, la camisa decorada y el arma–, la talla muestra que al capturado no le pudieron borrar las escarificaciones de su cara, emblemáticas de su afiliación, como también lo eran los tatuajes o el pulimento de los dientes, además del peinado (Arocha 2004). Esos símbolos de la etnicidad, los cuales le servían de mínimo soporte a la memoria en la tarea de reconstitución individual y social, pudieron apreciarse en las máscaras bantúes que expusimos en Velorios y Santos Vivos (ver Fotos 2 y 3). No obstante, en los apoyos escritos nos hizo

Sugerí que podría tratarse de antiguas memorias africanas, a partir del interés que me despierta la manera como cautivas y cautivos pudieron haber rehecho sus vidas en las Américas, al mismo tiempo que luchaban por recuperar la libertad perdida. En otro texto escribí (Arocha 2004, 327): […] buena parte de los capturados en África con destino a la trata mantenía el vínculo entre biosfera y humanidad, y practicaba la estética de esa unidad. Para sustentar esta tesis, deletrearé la distinción que el poeta martiniqueño Edouard Glissant propone en su libro Introducción a una Poética de lo Diverso, con respecto a los pobladores no indígenas de las Américas: 90


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Jaime Arocha Rodríguez

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Muntu, kintu, hantu y kuntu

falta resaltar que esos tallados de la madera –adicionalmente– atestiguan vínculos intrincados entre vivos, ancestros y naturaleza, conforme me lo aclararía la relectura de Jahn, con ocasión del diálogo con los curas y monjas de la Pastoral.

Antes de entrar en esa materia, me baso en Kairn Kleiman (2007), a propósito de las profundas raíces del sistema homobiosférico al cual me referiré: Cualquier explicación de las instituciones político-religiosas, que por siglos les han servido de guía a las sociedades hablantes del bantú del África central, debe comenzar por referirse a los antiguos sistemas de pensamiento nigerianocongoleses. La comunidad de habla proto nigeriano-congolesa se desarrolló en las sabanas boscosas del África occidental entre 16000 y 9000 AC. […Un] aumento dramático en la pluviosidad ocurrido entre 11000 y 8000 AC llevó a que los habitantes de esa región se inventaran nuevos sistemas agrícolas. Debido a migraciones sucesivas, los hablantes de las lenguas originadas por ese grupo […] propagaron los rasgos culturales y lingüísticos nigeriano-congoleses por África occidental, África central, los Grandes Lagos y África oriental e incluso por África del sur. Esas raíces antiguas originaron muchas de las similitudes culturales que comparten los africanos del sur del Sahara (la traducción es mía) (Kleiman 2007, 43).

Foto 2. Máscara Bantú

Según Jahn (1990), entre esas similitudes sobresalen las categorías para manejar el mundo, incluida la de muntu, referente a las personas vivas y muertas, y Kintu, la de los animales y las cosas, Hantu, la del tiempo-espacio, y kuntu, la de las modalidades y estados de ánimo. A los miembros de cada categoría también se los concibe como fuerzas que permanecen detenidas o suspendidas en el tiempo hasta que nommo, la palabra, las vivifica. Para que una niña o un niño recién nacidos lleguen a ser muntu, no sólo es necesario que adquieran la sombra, sino que sus padres los bauticen (Jahn 1990). Esa manera de dotar de humanidad a los recién nacidos recuerda la etnografía que Anne Marie Losonzcy (2006) hizo en Bebará (Chocó), la cual a muchos de nosotros nos llevó a fijarnos en cómo los bebés adquirían la llamada alma-sombra cuando comenzaban a caminar, y cómo de ahí debían abandonar esa batea de moro finamente tallada, en la cual los mantenían sus padres desde su nacimiento (Arocha et al. 2008, 46) (ver Foto 4). En África, cuando las personas crecen, hacen su recorrido por la vida y mueren, conservan esa misma condición de muntu, manteniendo su nombre, así ya no tengan sombra. De ahí que muntu involucre dos clases

Foto 3. Máscaras Bantúes 91


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de seres humanos, quienes viven y existen, y quienes ya no viven, pero siguen existiendo (Jahn 1990, 109). La continuidad de esa existencia se debe a la sabiduría que los antepasados les legan a sus descendientes, mediante la palabra, la cual también es concebida como una fuerza capaz de habitar diversas entidades, como ciertos árboles.

valiéndose de la sabiduría de algún escultor ancestral que interpretaba los mensajes de la savia vegetal, contenida en los árboles, en términos de los jeroglíficos del espíritu.

Una vía que pone en más riesgo al Muntu4 Mientras que el balcón arrinconado por un aviso de plástico es una prueba arqueológica de la posible persistencia del Muntu entre los afrochocoanos, hay otras evidencias del probable arraigo de esa filosofía. Los Consejos Comunitarios Mayores y Generales del alto Baudó se agruparon en el Colectivo Territorial Afrochocó y le presentaron al Ministerio del Medio Ambiente y Vivienda la “Caracterización Social, Económica y Etnocultural del Corredor de Influencia de la Vía al Mar [Nuquí-Las Ánimas], Tramo Nuquí-Cupirijo”. Se proponían corregir vacíos protuberantes que presentaban estudios anteriores y que la consulta previa que contempla el Convenio 169 de la OIT de verdad garantizara “[…] la permanencia en el territorio de las comunidades negras en condiciones dignas; así como [mejoras en] la calidad de vida de los habitantes a partir de los beneficios que habrá de arrojar el desarrollo del proyecto” (Colectivo Territorial Afrochocó 2008, 4-5). El mismo documento identifica territorios colectivos que serán partidos, como los que manejan los consejos comunitarios de Nuquí, Tribugá y Panguí, además de la degradación que ocasionará un ramal entre “[…] el río Ancachí y el río Nuquí para la extracción de materiales, [mientras que el] casco urbano será el lugar de inicio y llegada de la vía y en lo inmediato se construirá también el embarcadero por donde llegarán la maquinaria y materiales necesarios desde Buenaventura. Panguí está involucrado como fuente de materiales y como lugar de botaderos y disposición de residuos […]” (Colectivo Territorial Afrochocó 2008, 5). Sin embargo, el área involucrada es mucho mayor:

Foto 4. Batea de moro

Nommo, la palabra, fluye, como la que circula por raíces, troncos y ramas, por lo cual también es agua y savia. A esa savia la han concebido como capaz de encarnar la palabra de los antepasados, cuya traducción corresponde a los maestros talladores de la madera, en calidad de oficiantes religiosos especializados. Ellos se valen de patrones geométricos como el de los dos triángulos isósceles unidos por el vértice más agudo, que representa al hacha doble del oricha Changó, para grabar el verbo de los ancestros en máscaras, bastones sagrados, tambores y demás instrumentos musicales (Jahn 1990). A esos patrones geométricos, Thompson (1993) los denomina “jeroglíficos del espíritu” y, gracias a ellos, los vivos pueden recibir los mensajes propios de la sabiduría que siguen portando sus antepasados.

[…] el tramo Nuquí-Cupirijo y la carretera NuquíLas Ánimas son un proyecto dentro del Plan Regional Integral para el Pacífico, propuesto por el Ministerio de Transporte en 2006.5 Este plan debe mirarse como el eje estratégico del desarrollo vial y portuario en la región [… para alcanzar] la integración de las subregiones más periféricas del Pacífico con el interior del país y la circulación oceánica mediante la adecuación de acuapistas, el establecimiento y/o

Mientras preparaba la conversación con los sacerdotes de la Pastoral tomé conciencia de la magnitud y refinamiento de ese mecanismo espiritual para integrar a vivos, muertos y naturaleza en una unidad de diálogo. Reinterpreté los calados que había fotografiado en Tadó como una enseñanza que los ancestros les habrían dejado a los tadoseños,

4 En esta sección amplío los argumentos que ya he hecho públicos en El Espectador, Arocha 2009a y 2009b. 5 Véase página web del Ministerio de Transporte: http:/www. mintransporte.gov.co. 92


Homobiósfera en el Afropacífico

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en sus patios. Sobre ellas montan ollas o canoas viejas, trúntagos o guayacanes abiertos por el centro (Arocha et al. 2008; Camacho 2001), esterilla de guadua o cualquier otro medio que permita acumular tierra de hormiguero de arriera traída del monte (Colectivo Territorial Afrochocó 2008, 92), que ha demostrado ser el mejor medio para que las mujeres cultiven plantas alimenticias, medicinales y de alto valor espiritual, como las semillas de palma que siembran al saberse preñadas (Arocha 1999, 151). Palmita y barriga crecerán al unísono, hasta el alumbramiento, cuando madre o partera entierran la placenta con la palma germinada en la zotea. Viene luego aquella pedagogía necesaria para que hijos e hijas le den el nombre de mi ombligo a la respectiva palma (Arocha 1999).

restauración de la navegabilidad fluvial y marítima para la creación de un sistema de servicios portuarios y por supuesto, la construcción y terminación de las carreteras. Es relevante hacer referencia al puerto de Tribugá, el cual impulsa la sociedad portuaria “Arquímedes”, compuesta por sectores de la sociedad risaraldense, caldense y chocoana. La filosofía de “Arquímedes” es la de un puerto que signifique la transferencia histórica en el comercio marítimo nacional, aún dependiente de las rutas transatlánticas que persisten desde tiempos coloniales […] (Colectivo Territorial Afrochocó 2008, 6).

Considerando la magnitud de la obra y teniendo en cuenta que estudios anteriores amañaban la información para retratar al Baudó como vacío de poblaciones humanas, la Caracterización destaca, por una parte, la presencia de los embera y tule, y, por otra parte, la de los afrodescendientes, quienes habrían comenzado a llegar a ese valle desde 1690, a medida que escapaban de los reales de minas de los ríos Citará y Nóvita, hoy denominados Atrato y San Juan, respectivamente. Lo hicieron comprándoles a sus amos las respectivas cartas de libertad, luego de laborar domingos y días feriados en minas de oro distintas a las de quienes los tenían esclavizados. Ese éxodo por la libertad más que todo involucró a miembros de las familias lingüísticas bantú y akán, esta última originaria de las actuales Ghana y Costa de Marfil (África occidental).

Hay un segundo rito para hermanarse con la naturaleza al cual se refiere la Caracterización diciendo que Cuando el ombligo cae viene la ombligada [… que] se preparaba desde el parto. Los padres buscaban el animal, la planta o el metal y lo preparaban para que estuviera al momento de la ombligada. La ombligada buscaba que el recién nacido adquiriera las características del animal, planta o metal. Después se le ponía el ombliguero (Colectivo Territorial Afrochocó 2008, 93).

Otro componente del sistema homobiosférico consiste en las facultades excepcionales que les siguen reconociendo a quienes han sido ombligados:

La Caracterización habla de olas migratorias adicionales. Una entre 1880 y 1910, relacionada con la construcción del canal de Panamá, y otra en 1928, cuando se establecieron las colonias que originaron a Juradó y Bahía Solano, debidas a la migración de gente andina que recibió “[…] subsidios, semillas y garantías de titulación, para tumbar monte, sanear terrenos [… e introducir] prácticas, tecnologías y especies animales y vegetales [ajenas a la región] como el ganado vacuno, la caña, el cacao, y los aserríos” (Colectivo Territorial Afrochocó 2008, 63-64).

[…] Los ombligados que poseen “contra” son buscados por las personas que afirman que con su saliva se curan de cierto ataque. De este modo, poseer este tipo de habilidades va dando a las personas un lugar de entendimiento acerca del misterio de la enfermedad y la curación. El que la comunidad los considere personas virtuosas o iluminadas influye en el reconocimiento público de un curandero (Colectivo Territorial Afrochocó 2008, 91).

Marranos y montes alzaos

Ombligos y zoteas

A las franjas de bosque tropical poco intervenido, los afrobaudoseños les dan el nombre de montes alzaos, y son objeto de salvaguardia gracias a títulos colectivos que la reforma constitucional de 1991 introdujo mediante la Ley 70 de 1993. La preservación de esas franjas, en gran medida, obedece a sistemas de producción económica que a lo largo del año van sincronizando diversas actividades de carácter sostenible.

De ese texto, sorprende que, no obstante los traumas del cautiverio, del aislamiento geográfico y del racismo ejercido por esos inmigrantes de los Andes, perduren las zoteas, que hacen parte del sistema homobiosférico al cual me he referido. Las zoteas son plataformas elevadas sobre pilotes que las mujeres del Afropacífico localizan a la orilla de los ríos o al frente sus casas y 93


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La homobiósfera de los ancestros

Tal es el caso de la intercalación entre la agricultura del maíz y el arroz con la cría de cerdos. Mientras que la comunidad delimita pequeñas parcelas individuales y familiares para la siembra y crecimiento de esos dos cereales, conserva sus cerdos en la orilla contraria del río Baudó o de sus tributarios. Allá, ellos ramonean por los montes biches, donde la gente mantiene frutales, como el aguacate. La comunidad devuelve los animales a la orilla contraria cuando ya ha cosechado maíz y arroz. En ese momento, desaparecen los lotes individuales y se forma un callejón colectivo cubierto por los residuos que quedan luego de haber recogido mazorcas y granos. Entonces, los cerdos pueden circular libremente por esas franjas y hacer el llamado “cañeo” o aprovechamiento de los desechos vegetales que queden. Una vez se han comido esos espartos y tallos, la gente los devolverá al monte biche de la respectiva ribera. Entre tanto, en la otra orilla del Baudó o de sus tributarios, la comunidad otra vez habrá comenzado a cultivar nuevos lotes individuales, salvaguardados de esa manera de las arremetidas de los cerdos.6

Reitero que nommo es el nombre que le da a la palabra la gente de la familia lingüística bantú. Siempre ha estado asociada con la música, la cual sigue siendo lenguaje de la verdad, practicado de manera preferencial mediante el toque de tambor (Mapoma 1991, 250). En el caso de los antepasados de los afrobaudoseños, se sabe que fueron víctimas de la persecución de aquellos misioneros que acertaron en ver en el tambor el arma de la libertad (Córdoba 1998). De ahí que lo prohibieran, pero de ahí también que las antepasadas de los afrochocoanos hubieran escondido la rítmica de los cueros dentro de sus voces y que ese lenguaje de la verdad continúen practicandolo con fervor en sus ceremonias fúnebres. En efecto, los alabaos siguen siendo el eje de los rituales mediante los cuales los vivos les reconocen a sus muertos ese estatus que para los occidentales es extraño, el de ancestros vivos. Los alabaos, además de constituir la unidad entre palabra y música, también pueden ratificar la de la gente y la biósfera, como sucede con el alabao sobre los guayacanes, interpretado a la madrugada del velorio o de la última noche de la novena, quizás el rito más solemne de la secuencia que comienza con el acompañamiento que familiares y miembros de la comunidad le hacen a quien agoniza. Para esa última noche, en una esquina de la sala, se arma un altar fúnebre escalonado, conocido como tumba, que remata en un Cristo sobre el cual se hace un gran moño de tela negra en forma de mariposa. Los lados consisten en velos, adornados con ramos de flores naturales o artificiales, luminarias, y una cruz de tela negra denominada cuerpo presente sobre los escalones cubiertos con telas blancas, (ver Foto 5). El canto al cual me refiero se entona cuando llega la hora de desmontar la tumba y despedir definitivamente a la persona muerta. Habla de cómo los deudos han comenzado a desarmar la casa del difunto o difunta, para que se lleve sus guayacanes y arme su vivienda celestial. Trúntagos y guayacanes, también denominados vigas mamas en el Pacífico sur, tienen un gran valor simbólico desde los años de la esclavización, cuando, debido a la pobreza de los cautivos, quien fallecía les legaba a sus hijos e hijas esas maderas para que con ellas hicieran sus propias casas (Arocha 1999; Arocha et al. 2008). Si a esos alabaos les sumamos los que delimitan el parentesco espiritual con vírgenes, santos y santas, se entiende por qué a ellos se atan la permanencia del universo simbólico afrochocoano y el futuro mismo de las comunidades que lo portan. En este sentido, no es por casualidad que el catálogo de Velorios y Santos Vivos y la Caracterización coincidan

Este sistema da cuenta de la complejidad del ejercicio territorial en el Afropacífico, que no es compatible con los linderos rigurosos que la legislación reconoce. Las cercas que marcarían esas tierras serían un obstáculo para el funcionamiento de un mismo territorio, cuyo dominio es individual a lo largo de unos meses del año, de la familia extendida durante otros meses y colectivo para el período restante. Del acervo fotográfico y de video que el antropólogo Andrés Mesa ha ido formando como parte de las averiguaciones del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) sobre los impactos de la nueva vía, uno deduce que no han pelechado los cerdos gordos y rosaditos que aconsejan los zootecnistas por su mayor productividad. Los marranos a los cuales los afrobaudoseños siguen pasando de un lado al otro del río continúan siendo los seres delgados y de patas muy altas que conocí hace 17 años. Son como especies de canoas con zancos, que “navegan” por montes y selvas, sin arañarse las panzas y con la capacidad de huir con rapidez de las fauces de sus depredadores. El cerdo afrobaudoseño y los de otras Afrocolombias, así como las respectivas prácticas pecuarias, deberían ser objeto de estudios de adaptación de especies animales a medios húmedos y selváticos.

6 Ésta es una síntesis de Moreno (1994). 94


Homobiósfera en el Afropacífico

Jaime Arocha Rodríguez

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en señalar que un grave peligro para el porvenir de los pueblos afrodescendientes consiste en la burocratización de los rituales fúnebres.

Concluyo estos pensamientos esperanzado en que los agoreros del progreso –quienes han asumido la responsabilidad de impulsar e implantar el modelo de desarrollo infraestructural propuesto desde 2006 por la administración del presidente Álvaro Uribe para el Afropacífico– comprendan que, en lo cultural y ambiental, están frente a un diamante por pulir, consistente en ese sistema antiguo y refinado de pensamiento e integración de la gente y la naturaleza, y que, por lo tanto, son responsables o de darle vida a una joya invaluable o de destruirla de manera irremediable. �

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Foto 5. Tumba

La Caracterización y los economistas de

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Fedesarrollo

Ojalá el Colectivo Territorial Afrochocó divulgue la Caracterización en las aulas universitarias de las principales ciudades del país, donde se forman quienes toman las decisiones sobre el desarrollo nacional. Quienes elaboraron el documento objeto de este análisis y quienes ya lo leímos sabemos qué son los sistemas homobiosféricos, y que los modos de vida y pensamiento cimentados sobre las economías polimorfas y los territorios colectivos tienen las claves para salvaguardar las riquezas ambientales y culturales de ese corredor selvático del noroccidente colombiano. Sin embargo, eso no es suficiente. Economistas como los del Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico (CEDE) de la Universidad de los Andes o de la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrollo) –verdaderos oráculos neoliberales del porvenir de todos los colombianos (Revista Cambio 2009)– deben conocer y, quizás, apropiarse de esa misma lección, y de esa manera ejercer una pedagogía alternativa a la de la sustitución de las selvas tropicales húmedas, etno y biodiversas, por los monocultivos de palma aceitera o minas industrializadas para la producción de oro.

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Homobiósfera en el Afropacífico

Jaime Arocha Rodríguez

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Revista de Estudios Sociales No. 32 rev.estud.soc. abril de 2009: Pp. 272. ISSN 0123-885X Bogotá, Pp.98-113.

El manejo forestal en el contexto de la adaptación al cambio climático* por

Manuel R. Guariguata**

Fecha de recepción: 21 de enero de 2009 Fecha de aceptación: 28 de febrero de 2009 Fecha de modificación: 2 de marzo de 2009

Resumen La relación entre los bosques tropicales y el cambio climático global se ha centrado más en la mitigación, mientras que se ha prestado menos atención a cómo las actividades de manejo pueden ayudar a los ecosistemas forestales a adaptarse a dicho cambio. Este documento discute la manera en que algunas prácticas de manejo forestal tropical pueden contribuir a mantener o mejorar la capacidad de adaptación de los bosques naturales o las plantaciones forestales al cambio climático global. Asimismo, considera los desafíos y oportunidades que se presentan al incorporar el manejo de bosques tropicales en el contexto más amplio de la adaptación al cambio climático. Además de la extracción de bajo impacto para mantener la integridad del ecosistema, se necesitarían otros enfoques como la prevención y manejo de incendios, así como opciones silviculturales específicas para favorecer la adaptación genética. El manejo de plantaciones forestales ofrece oportunidades adicionales a aquellas en bosques naturales, para implementar medidas de adaptación, tanto industrial como de pequeña escala. Si bien la integración de las medidas de manejo forestal destinadas a mejorar la adaptación al cambio climático no requeriría de mayores esfuerzos adicionales en relación con las prácticas actuales, hasta la fecha poco o nada se ha hecho al respecto. ¿Hasta qué punto la investigación forestal y las políticas nacionales están promoviendo la adopción de prácticas de manejo (muchas de ellas no necesitan investigarse a fondo) que ayuden a los bosques de producción a adaptarse al cambio climático? La priorización de la adaptación en los programas de desarrollo y planificación forestal nacional puede representar un primer paso hacia la incorporación del cambio climático en el manejo forestal tropical.

Palabras clave: Cambio climático, adaptación, bosques tropicales, plantaciones forestales, manejo forestal.

Tropical Forest Management and Climate Change Adaptation

Abstract The links between tropical forests and global climate change have traditionally focused on mitigation. Much less emphasis, by contrast, has been devoted to how management activities may help forest ecosystems adapt to a changing climate. This article discusses how some kinds of forestry management practices can help maintain or enhance the adaptive capacity of natural and planted tropical forests to global climate change. It also outlines some challenges, as well as opportunities, for integrating tropical forest management into climate-change adaptation more broadly. In addition to the use of reduced-impact logging to maintain ecosystem integrity, other approaches, such as fire prevention and management as well as specific silvicultural options aimed at facilitating genetic adaptation, may be needed. The normally higher intensity of management in tree plantations (compared to natural forests) offers additional opportunities for implementing adaptation measures at both the industrial and smallholder level. Although the integration of measures aimed at enhancing adaptation to climate change may not involve substantial deviations from current practices, little action appears to have been taken on the ground. Up to what point have forestry research and national policies promoted the adoption of management practices (many of which do not need much additional investigation) that assist exploited forests adapt to climate change? Prioritizing adaptation in national development and forestry planning can serve as a first step towards incorporating climate change into tropical forestry management.

Key words: Climate Change, Adaptation, Tropical Forests, Forest Plantations, Forest Management.

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Las ideas presentadas en este artículo provienen de intercambios previos con mis colegas Jonathan Cornelius, Bruno Locatelli, Claudio Forner y Arturo Sánchez -Azofeifa, y quienes colaboraron en la preparación de un artículo en inglés sobre el tema acá presentado. Agradezco a Claudia Martínez por invitarme a escribir estas ideas en español. ** Licenciado en Biología, Universidad Simón Bolívar, Venezuela; M.Sc. en Ecología, University of Florida, Estados Unidos; PhD en Ciencias Forestales, Yale University, Estados Unidos. Actualmente se desempeña como Investigador Principal, Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), Bogor, Indonesia. Entre sus publicaciones recientes se encuentra: Guariguata, Manuel R., Peter Cronkleton, Patricia Shanley y Peter Taylor. 2008. The Compatibility of Timber and Non-timber Forest Product Extraction and Management. Forest Ecology and Management 256: 1477-1481; Evans, Kristen y Manuel R. Guariguata. 2008. Participatory Monitoring in Tropical Forest Management: A Review of Tools, Concepts and Lessons Learned. Bogor: Center for International Forestry Research. Correo electrónico: m.guariguata@cgiar.org.

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El manejo forestal en el contexto de la adaptación al cambio climático Manuel R. Guariguata

dossier

A gestão florestal no contexto da adaptação à mudança climática

Resumo A relação entre as selvas tropicais e a mudança climática global está focada principalmente na mitigação, enquanto se presta menos atenção em como é que as atividades de gestão podem ajudar os ecossistemas florestais na adaptação a essas mudanças. Esse documento argúi sobre a forma em que algumas práticas de gestão florestal podem contribuir com a manutenção ou aprimoramento da capacidade de adaptação dos bosques naturais ou das plantações florestais à mudança climática global. Igualmente, considera os desafios e oportunidades verificadas com a incorporação da gestão de bosques tropicais no contexto mais amplo da adaptação à mudança climática. Além da extração de baixo impacto para manter a integridade do ecossistema são necessárias outras abordagens como a prevenção e manejo de incêndios, bem como opções especificas de silvicultura para favorecer a adaptação genética. A gestão de plantações florestais oferece oportunidades adicionais de aplicar, em plantações situadas em bosques naturais, medidas de adaptação não só industrial, mas também de pequena escala. Embora, quando comparadas com as práticas atuais, não é preciso fazer grandes esforços adicionais para incorporar as medidas de gestão florestal voltadas para melhorar a adaptação à mudança climática, até hoje pouco ou nada foi feito nesse respeito. Até que ponto a pesquisa florestal e as políticas nacionais promovem a aplicação de práticas de gestão (muitas delas não precisam de investigação a fundo) que ajudem os bosques de produção a se adaptar à mudança climática? O estabelecimento de prioridades de adaptação nos programas de desenvolvimento e planejamento florestal nacional podem ser o primeiro passo para a incorporação da mudança climática na gestão florestal tropical.

Palavras chave: Mudança climática, adaptação, selvas tropicais, plantações florestais, gestão florestal.

E

desempeñan como importantes reservorios mundiales de carbono en la vegetación y en el suelo (Dixon et al. 1994). En segundo lugar, la captura del carbono atmosférico mediante la plantación de árboles es la única actividad cambiante en el uso del suelo disponible en la actualidad para los países en desarrollo dentro del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), para la que existe un mercado internacional de carbono. En cambio, la inversión en medidas de adaptación al cambio climático es mayormente una preocupación que se da en el plano nacional, y es probable que no genere beneficios económicos inmediatos. Debido a las incertidumbres asociadas, la evaluación del aporte futuro de una actividad de adaptación específica podría ser también especulativa (Callaway 2004). Finalmente, en casos donde la contribución de los bosques y el manejo forestal a las economías nacionales es menor, o se piensa que los es (e.g., Keller et al. 2007), es muy probable que los gobiernos nacionales estén más interesados en tomar medidas que aseguren la adaptación de otros sectores productivos como el agrícola o el abastecimiento de agua.

l vínculo entre los bosques tropicales y el cambio climático global ha recibido considerable atención científica y política durante las últimas décadas. 1 Sin embargo, las discusiones se han centrado principalmente en la mitigación, 2 mientras que se ha otorgado menos importancia a cómo las actividades de manejo podrían ayudar a los ecosistemas forestales del trópico a adaptarse al cambio climático para mantener la provisión de bienes y servicios a la sociedad. Esta falta de atención es hasta cierto punto comprensible. En primer lugar, refleja el amplio reconocimiento del papel fundamental que los bosques tropicales

1 Por ejemplo, Shukla et al. 1990; IPCC (��������������������� Intergovernmental Panel on Climate Change) 1996; Markham 1998; Lewis 2006. 2 E.g., reducir las emisiones o mejorar los sumideros de los gases de efecto invernadero, ver IPCC 2000. 99


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Existe, sin embargo, una serie de razones por las que el manejo forestal tropical debería incorporar el tema de adaptación al cambio climático. En primer lugar, los bosques tropicales hacen importantes contribuciones a los medios de vida rurales (Sunderlin et al. 2005) y, en parte debido a ello, los usuarios de recursos naturales en los países en desarrollo son considerados con frecuencia especialmente vulnerables al cambio climático (Adger et al. 2003). El mejoramiento de la capacidad de adaptación, tanto de los bosques naturales como de las plantaciones forestales, podría ayudar a disminuir la vulnerabilidad de aquellos cuyos medios de vida dependen de los servicios y bienes forestales, en particular, los segmentos más pobres de la sociedad (Innes y Hickey 2006). En segundo lugar, si no se incorporan actividades de manejo en la adaptación, el potencial actual de los bosques tropicales tanto para eliminar como para capturar carbono atmosférico podría disminuir, iniciando de esta manera una retroalimentación positiva de emisiones de carbono. 3 En tercer lugar, aunque los países miembros de la Organización Internacional de Maderas Tropicales sólo usan el 7% de las 352 millones de hectáreas de bosques naturales que han reservado para producción sostenible (ITTO 2006), se espera que esta cifra aumente en el futuro. Tan sólo en Brasil se prevé tener bajo manejo sostenible para madera varios millones de hectáreas de bosque amazónico durante la próxima década (Schulze et al. 2008). El éxito de este esfuerzo ampliado en el manejo sostenible podría depender de la puesta en práctica de medidas de adaptación para contrarrestar los impactos ya evidentes del cambio climático sobre la estructura y función del bosque en esta región (Lewis et al. 2006). En cuarto lugar, existe una tendencia global hacia una mayor demanda de madera proveniente de plantaciones forestales, incluidas aquellas de los trópicos (Varmola et al. 2005; FAO4 2006a). De seguir las tendencias actuales del cambio climático global, se espera que las plantaciones de madera tropical abarquen un porcentaje mayor del mercado mundial de madera que las plantaciones de latitudes medias y altas (Sohngen et al. 2001). No obstante, es probable que las plantaciones tropicales que tengan menor capacidad de adaptación a las condiciones climáticas futuras no puedan satisfacer la demanda prevista.

los bosques de producción en el trópico. Asimismo, identifica algunos obstáculos y las oportunidades que se presentan en la tarea de integrar el manejo de los bosques tropicales al espectro más amplio de la adaptación al cambio climático. Se ilustrarán todos estos puntos con ejemplos concretos del trópico americano. Por “capacidad de adaptación” se entiende la capacidad de un sistema para ajustarse al cambio climático, a fin de mitigar daños potenciales, aprovechar oportunidades o afrontar las consecuencias (IPCC 2001).

El manejo de bosques tropicales para la producción de madera bajo un clima cambiante

Desde mediados de la década de los setenta, las tendencias de calentamiento en las regiones forestales tropicales han promediado 0,26° C por década, lo que es consistente con los aumentos en la temperatura global vinculados a los gases de efecto invernadero. Las precipitaciones parecen haber disminuido, aunque estos cambios parecen haber sido más pronunciados en las zonas tropicales de África del norte que en Asia o la Amazonia (Malhi y Wright 2004). Un dramático cambio atmosférico también ha tenido lugar en algunas localidades.5 En general, las anomalías de precipitación, tal como han sido proyectadas por los diferentes modelos climáticos, indican posibles disminuciones en ciertas áreas tropicales, así como posibles aumentos en otras (Neelin et al. 2006).

El presente documento examina cómo las prácticas forestales pueden contribuir a mantener o mejorar la capacidad de adaptación al cambio climático global de

En particular, los cambios proyectados en las precipitaciones anuales para el trópico americano indican una disminución en América Central y mucha incertidumbre para el norte de América del Sur y la Amazonia. Sin embargo, en algunas regiones existe consistencia cualitativa en las simulaciones climáticas.6 Además, se espera también que la frecuencia y la intensidad de los fenómenos climáticos extremos, como las tormentas tropicales, los huracanes y las sequías, aumenten en este siglo, en parte debido a la influencia humana (Salinger 2005; IPCC 2007a). Por ejemplo, tanto la frecuencia como la intensidad del fenómeno de El Niño, el principal motor de las fluctuaciones interanuales en las temperaturas y precipitaciones en muchas zonas de los trópicos, han aumentado durante el último siglo, con sequías récord concomitantes desde 1976 (Malhi

3 Ver, por ejemplo, Gitz y Ciais 2004. 4 FAO: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

5 E.g., bosques de niebla, ver Pounds et al. 2006. 6 E.g., mayores precipitaciones en Ecuador y el norte de Perú, ver Christensen et al. 2007. 100


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y Wright 2004), probablemente exacerbadas por el calentamiento global (Timmermann et al. 1999; Fedorov y Philander 2000). La adaptación al cambio climático mediante el manejo forestal deberá contemplar acciones preventivas como la reducción de la vulnerabilidad en el sistema, la modificación de su nivel de exposición a los efectos del cambio y la mejora de su capacidad de recuperación luego de un disturbio (Adger et al. 2005).

vido (a la fecha) las condiciones ambientales asociadas con cambios climáticos pasados o presentes. Si la supervivencia –o la incapacidad de sobrevivir– de estos individuos (así como de su progenie) está relacionada con sus genotipos, entonces, por definición (Grant y Grant 1995), habrá habido selección natural y adaptación. La selección natural depende de la magnitud de la variación fenotípica en las características adaptativas, así como de la intensidad de la selección y del control genético (Falconer 1989; McKay y Latta 2002). Existe una variedad de opciones prácticas que permiten mejorar esta respuesta.

Si bien los bosques tropicales se han adaptado a cambios climáticos probablemente más drásticos durante los últimos cientos de miles de años,7 la rapidez de los cambios actuales en el clima mundial, así como la imposición simultánea de presiones antropogénicas,8 pueden estar más allá de su capacidad natural de adaptación. Generalmente, se asume que un cierto grado de diversidad estructural y biológica, en varias escalas, es necesario para mantener la capacidad de adaptación de los bosques al cambio climático (Noss 2001; Drever et al. 2006). Una manera de lograr esta diversidad es adoptando prácticas de extracción de impacto reducido (RIL, por su sigla, en inglés), ya que las mismas disminuyen notablemente los efectos del aprovechamiento maderero sobre la vegetación, los suelos y el agua (Dykstra y Heinrich 1996; Sist 2000). Sin embargo, es muy probable que se necesite usar enfoques complementarios, tanto en las zonas de extracción de madera como fuera de ellas. Luego se discuten prácticas específicas de silvicultura para mejorar la capacidad de adaptación de los bosques de producción en un clima cambiante y se identifican intervenciones clave tanto institucionalmente como en las políticas que podrían facilitar la inclusión del cambio climático en el manejo del bosque tropical. La siguiente discusión se organiza en el contexto de bosques naturales y plantaciones forestales.

Una opción es maximizar el tamaño de la población cuando la presión de selección es fuerte; es decir, en las etapas de germinación y establecimiento de las plántulas. Es muy posible que una de las causas para la adaptación local relativamente alta de muchos árboles del bosque (Petit y Hampe 2006) sea su alta fecundidad, en comparación con otras plantas (Le Corre y Kremer 2003). Una fecundidad alta significa que aquellos árboles que sobreviven la edad reproductiva –o edad de aprovechamiento– representan una pequeña proporción de una población de plántulas inicialmente grande, lo que implica que han pasado por una alta intensidad de selección natural. Para asegurar tamaños de poblaciones juveniles grandes y, por lo tanto, promover mayor variación genética durante esta etapa, se pueden utilizar ciertos tratamientos como la quema controlada de bosques, para favorecer el establecimiento de plántulas;9 el raleo –posiblemente como parte de la tala controlada–, con el objetivo de estimular el desarrollo de la copa y la eventual fructificación de los árboles semilleros (Guariguata y Sáenz 2002), y la introducción de disturbios en el suelo o el dosel, para favorecer la regeneración de especies con altos requerimientos de luz (Snook y Negreros-Castillo 2004; Grogan et al. 2005). Otras opciones incluyen aumentar el número de árboles reservados como semilleros y programar las actividades de aprovechamiento forestal después de la dispersión de semillas,10 y en el caso de las especies dioicas, conservar un número similar de adultos machos y hembras con el fin de asegurar la reproducción y mantener tamaños de población genéticamente eficaces (Yeh 2000).

Manejo de bosques naturales Mejoramiento de la capacidad de adaptación del bosque

Generalmente, el manejo de los bosques naturales en los trópicos involucra el aprovechamiento de árboles maderables por encima de un diámetro mínimo de corta, basándose en un sistema policíclico. Esto implica que las generaciones posteriores de especies de interés resultarán de progenitores adultos in situ. Cada individuo que se reproduce habrá experimentado y sobrevi-

La distribución natural de muchas especies de árboles del neotrópico muestra una cobertura amplia en términos de precipitación y temperatura (Greaves 1978; 9 Por ejemplo, los bosques de pino en América Central; Wolffsohn 1984. 10 E.g., Grogan y Galvão 2006.

7 Ver, por ejemplo, Colinvaux et al. 1996; Colinvaux et al. 2000. 8 Recientemente comentadas en Laurance y Peres 2006. 101


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Pitman et al. 2001; Hodge et al. 2002; Vozzo 2002; Cordero y Boshier 2003), lo que sugiere que tienen la variación genética necesaria para enfrentar el cambio climático dentro y, posiblemente, fuera de esos límites. Sin embargo, estudios llevados a cabo bajo condiciones ambientales uniformes han encontrado una marcada diferenciación genética en muchas características cuantitativas entre poblaciones de una misma especie provenientes de regiones específicas (Cornelius et al. 1996; Boshier y Henson 1997; Navarro et al. 2002). Esto significa que, si bien puede existir el potencial de adaptación dentro del acervo genético de una especie, es muy probable que alguno de sus individuos no lo tenga. Es decir, los alelos necesarios para la adaptación al cambio climático en una región específica pueden estar presentes solamente, o en frecuencias mucho más altas, en poblaciones de otras regiones. El problema, entonces, es cómo “obtener la variación donde se la necesita”. Este problema puede ser abordado mejorando o manteniendo la migración natural mediante la conectividad del paisaje. Esto es relevante en donde la variación ambiental es marcada en escalas geográficas relativamente pequeñas, por ejemplo, en áreas montañosas o para especies presentes tanto en bosques ribereños como en bosques vecinos de tierra firme. En áreas caracterizadas por temperaturas y precipitaciones relativamente estables, la eficacia de esta estrategia a la luz del rápido cambio climático es cuestionable porque podrían no encontrarse alelos útiles en frecuencias suficientemente altas en las cercanías de las poblaciones objetivo. En ese caso, el único enfoque posible es la translocación de especies por trasplante (Ledig y Kitzmiller 1992).

tar la ayuda de los equipos de extracción en rotaciones sucesivas, lo que también podría reducir los problemas de crecimiento o la mortalidad de árboles maderables infestados con lianas (Phillips et al. 2005). En el caso de los árboles, también se ha registrado durante las últimas décadas un aumento en las tasas de crecimiento producto de los cambios climáticos en la cuenca amazónica (Lewis et al. 2004), aunque no así en América Central (Feeley et al. 2007). Un aumento de la productividad en la Amazonia podría disminuir los ciclos de rotación entre cosechas sucesivas, que en la actualidad duran no menos de 40 años en los bosques amazónicos (Valle et al. 2006) y favorecer también, en el largo plazo, el predominio de especies maderables de crecimiento rápido.11 En este sentido, es posible que se necesite mejorar las prácticas silviculturales para generar niveles de regeneración comercial dentro de este gremio ecológico. Las plantaciones de enriquecimiento pueden ofrecer oportunidades para maximizar la variación genética de especies maderables seleccionadas al nivel de rodal, particularmente aquellas que demandan mucha luz para establecerse y que son susceptibles a extinción comercial local ante la ausencia de intervenciones silviculturales después de la extracción (Fredericksen y Putz 2003). Por ejemplo, en Brasil es ahora obligatorio sembrar plántulas de caoba (Swietenia macrophylla) en claros de extracción selectiva de árboles adultos (Grogan y Barreto 2005). Existen otras especies maderables de alto valor en la Amazonia caracterizadas por una baja densidad de plántulas bajo una cobertura cerrada, que también necesitarían ser plantadas en claros de extracción para asegurar una repoblación adecuada entre rotaciones de cosecha (Schulze 2008). El manejo de incendios en el contexto de un clima cambiante también merece atención. Los incendios forestales producidos por sequías extremas –que se prevé van a aumentar en los bosques del neotrópico (Cox et al. 2004; Nepstad et al. 2004; Scholze et al. 2006)– , como los ocurridos en 2005 en la Amazonia occidental (Brown et al. 2006), pueden ser combatidos mediante prácticas de extracción de bajo impacto que, en comparación con la extracción convencional, disminuyen la vulnerabilidad de los bosques a incendios en el suelo, al reducir el tamaño de los claros de aprovechamiento (usualmente las áreas más susceptibles a los incendios) y la cantidad de combustible vegetal producto de los residuos de la tala (Holdsworth y Uhl 1997; Blate 2005). Sin embargo, si los esfuerzos se centran solamente

Otros enfoques silviculturales y de manejo Es muy probable que en el contexto de cambio climático se necesite llevar a cabo actividades de silvicultura modificadas en bosques naturales. Por ejemplo, se han registrado incrementos de largo plazo en la abundancia de lianas en muchos bosques no perturbados del neotrópico. Estos cambios han sido atribuidos a un rápido crecimiento inducido por aumentos en los niveles de dióxido de carbono atmosférico y en la temperatura ambiental (Phillips et al. 2002; Wright et al. 2004). En la medida que la abundancia de lianas responde a estas causas, esto puede implicar la existencia de más lianas con el paso del tiempo. Por lo general, el corte de lianas en árboles de futura cosecha se realiza antes del aprovechamiento, con el objetivo de minimizar el daño colateral a los árboles en bosques manejados utilizando técnicas de extracción de bajo impacto. Una alternativa de adaptación sería solici-

11 Por ejemplo Laurance et al. 2004. 102


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en los bosques, las posibilidades de éxito son reducidas. En efecto, el reciente aumento en la frecuencia y extensión de los incendios forestales en la Amazonia puede deberse no sólo a los impactos de las sequías relacionadas con el fenómeno de El Niño sino también a influencias antropogénicas directas en los bordes de los bosques (Barlow y Peres 2004; Laurance 2004). De hecho, los incendios que se desplazan hacia los pastizales adyacentes parecen ser la causa principal de los incendios forestales en la Amazonia (Cochrane 2001), incluidos aquellos que se expanden dentro de concesiones forestales (Pinard et al. 1999).

climático, puede implicar desviarse de la práctica convencional. Lo que se acepta actualmente es que cuando no se dispone de información derivada de una prueba genética, “la semilla local es siempre la mejor”. Sin embargo, en el caso del cambio climático, éste puede ya no ser el caso, puesto que es muy probable que las fuentes de semillas locales estén más adaptadas a las condiciones del pasado, en lugar de condiciones similares a las actuales (por ejemplo, la próxima estación de siembra) y condiciones futuras; una alternativa es elegir fuentes de semillas con mejor capacidad de adaptación. Por ejemplo, Sáenz-Romero et al. (2006) evaluaron la variación genética en una gradiente altitudinal de poblaciones de Pinus oocarpa, una especie maderable de importancia económica en México. En su estudio llegaron a la conclusión de que los encargados del manejo forestal debían ayudar a las poblaciones de P. oocarpa en su proceso de adaptación cuando estuvieran implementando programas de plantaciones forestales, desplazando hacia arriba los genotipos de las semillas en intervalos específicos, en anticipación a las proyecciones que prevén aumentos en las temperaturas (IPCC 2007b).

Plantaciones forestales En el caso de las plantaciones forestales, la diversidad de enfoques para mejorar la capacidad de adaptación al cambio climático es tal vez más amplia que la de los bosques naturales, ya que tanto el material genético como los tratamientos silviculturales pueden ser ajustados más fácilmente (Lamb et al. 2005). Sin embargo, aquí lo fundamental es la selección de especies apropiadas. En este sentido, es útil concebir el proceso de selección de especies de acuerdo a la zona como un proceso de dos etapas. En primer lugar, se selecciona un grupo de especies característicamente adecuadas al clima de la zona. En segundo lugar, se eligen especies apropiadas a las condiciones específicas dentro de esa zona particular.

Asimismo, los resultados de las pruebas de procedencia sugieren algunas acciones específicas. Las procedencias costeras de Pinus caribaea var. Hondurensis muestran mayor estabilidad estructural cuando están expuestas a huracanes (Gibson et al. 1983; Nikles et al. 1983), mientras que las procedencias de la misma especie en zonas con altas precipitaciones han mostrado menor capacidad de supervivencia que las procedencias de zonas de menores precipitaciones, cuando ambas especies son plantadas en zonas relativamente secas (Hodge et al. 2001). Sin embargo, no siempre queda claro qué fuentes ofrecen el mejor balance entre adaptación a condiciones similares a las actuales y condiciones futuras. Existen dos respuestas posibles en lo que respecta a esta incertidumbre. Primero, se pueden usar genotipos generalistas, como los que muestran gran capacidad de adaptación a condiciones diversas; esta opción sólo funciona donde se han realizado pruebas de campo y experimentos bajo una amplia gama de condiciones. Segundo, se pueden utilizar mezclas de germoplasma con alta variación genética. Por ejemplo, Ledig y Kitzmiller (1992) sugirieron el uso de una mezcla de procedencias –e.g., las fuentes de semilla local y las fuentes que se espera se adapten a diferentes escenarios de cambio climático– . Los árboles inferiores que no logran adaptarse serían removidos durante el raleo o mediante la mortalidad diferencial temprana. Este enfoque tiene en cuenta la incertidumbre presente en las proyecciones de cambios futuros en el clima y saca

En general, es poco probable que las consideraciones de cambio climático lleven, en el corto plazo, a cambios en la selección de especies (principalmente, en la primera etapa), porque dentro de los ciclos cortos de rotación (generalmente, menos de 10 años), las condiciones no cambiarían lo suficiente. Sin embargo, la opción de especies actuales debería ser revisada con cierta periodicidad, particularmente en ambientes de transición y especies de rotaciones más largas. Asimismo, es importante resaltar que el desafío impuesto por el cambio climático subraya la importancia de una selección cuidadosa, aun para las condiciones actuales. Es muy posible que las especies que en el presente no tengan la capacidad de adaptarse bien a un lugar de siembra no puedan lidiar con el estrés que pudiera ocasionarse a causa del futuro cambio climático.

Facilitación de la capacidad de adaptación de plantaciones forestales

Como lo señalan Ledig y Kitzmiller (1992), la selección de fuentes de semillas, teniendo en cuenta el cambio 103


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provecho de las prácticas silviculturales convencionales, para asegurar la existencia de árboles que han logrado adaptarse, con miras a la cosecha final. Al igual que en el caso de selección de especies, la necesidad de implementar estos enfoques podría no ser tan urgente como en el caso de especies de rápido crecimiento, ya que, por lo menos en el contexto industrial, el germoplasma actual puede ser reemplazado, en el corto o mediano plazo, por el de otras fuentes.

ticas pueden llevar a usar germoplasma que está mal adaptado o genéticamente empobrecido.13 Cuando se ofrece asistencia técnica para ambas situaciones, sería aconsejable que los propietarios se aseguraran de que las poblaciones fundadoras tengan una diversidad genética adecuada, tanto maximizando el número de árboles semilleros como usando mezclas de procedencias, como se discutió anteriormente.

Al considerar las prácticas actuales y el potencial de la selección y desarrollo de germoplasma, podría ser útil distinguir entre las plantaciones a escala industrial y las plantaciones de productores de pequeña escala. En el caso particular de las plantaciones industriales, las posibilidades de que se implementen enfoques de adaptación al cambio climático basados en la selección y desarrollo de germoplasma son mayores, debido a que el manejo forestal a escala industrial está generalmente mejor financiado que el ejecutado por los pequeños productores. Aunque nos ha sido imposible identificar algún tipo de modificación en el mejoramiento genético industrial de árboles en el neotrópico, orientado específicamente a la adaptación al cambio climático, los programas existentes de mejora de árboles que constantemente incorporan nuevas selecciones asegurarían, sin embargo, el uso de germoplasma una generación “atrás”, en el mejor de los casos, de las condiciones climáticas actuales; es decir, permitiría un “monitoreo” demorado del cambio climático.

Otros enfoques silviculturales y de manejo Existe evidencia de que el establecimiento de plantaciones forestales con especies mixtas en lugar de plantaciones de monocultivos podría reducir la vulnerabilidad del sistema en el largo plazo (Jactel et al. 2005; Kelty 2006). La mezcla de especies de árboles con patrones de distribución de biomasa aérea y radical contrastante y/o con capacidad de fijar nitrógeno puede aumentar la producción, en comparación con los monocultivos (Lamb 1998; Petit y Montagnini 2006), y reducir al mismo tiempo el riesgo económico (Hartley 2002). Una de las plantaciones forestales monoespecíficas más grandes en el trópico americano (cerca de 0,6 millones de ha de Pinus caribaea, en Venezuela) sufrió la muerte de una gran cantidad de sus árboles, debido a un hongo causado por el estrés hídrico durante la intensa sequía ocasionada por el fenómeno climático de El Niño, en 1997 (Cedeño et al. 2001). Aunque los monocultivos de árboles son más fáciles de manejar y reducen tanto los costos de cosecha como de establecimiento (Kelty 2006), la preocupación actual en torno al cambio climático y la sostenibilidad a largo plazo podría estimular el uso de plantaciones de especies mixtas, una opción que por lo general se ha ignorado hasta la fecha (Nichols et al. 2006).

Los tipos de respuesta posible en el manejo forestal por los pequeños productores pueden ser diferentes a los del manejo forestal a escala industrial, lo que muestra el hecho de que los pequeños propietarios plantan árboles en diversas situaciones y por una serie de razones. Una tiene que ver con los programas externos de plantación de árboles; esto es, programas patrocinados y promovidos por organizaciones gubernamentales o no gubernamentales, donde los agricultores con frecuencia reciben semillas o plántulas subsidiadas o sin costo alguno. En estos programas, el germoplasma es entregado con poco o ningún criterio técnico y, a veces, sin ninguna provisión o plan para su reemplazo en rotaciones siguientes, y, muy probablemente, el nuevo germoplasma tendrá las mismas fuentes que el germoplasma anterior (Simons et al. 1994). Cuando los pequeños productores plantan árboles por iniciativa propia, también usan germoplasma recogido en sus propiedades o de propiedades vecinas.12 Aun bajo condiciones climáticas estables, estas prác-

Enfoques institucionales y de política Además de los enfoques técnicos discutidos en las secciones anteriores, se necesitan también intervenciones institucionales y de política que faciliten la incorporación del cambio climático en el manejo forestal tropical. Una de estas intervenciones se relaciona con la diseminación de orientación práctica. Existen pautas relativamente detalladas en el CMNUCC para estimar y reportar las emisiones de gases invernadero y las eliminaciones de dióxido de carbono asociadas con diferentes usos de suelo, cambios en el uso de suelo y actividades forestales 13 Ver, por ejemplo, el caso de Inga edulis en la Amazonia; Hollingsworth et al. 2005.

12 E.g., Weber et al. 1997. 104


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(Penman et al. 2003). Sin embargo, hay poca orientación publicada, por un lado, sobre cómo adaptar al cambio climático los bosques de producción de madera del trópico.14 Por otro lado, la orientación reciente relativa al desarrollo de estrategias de adaptación amplias (Lim y Spanger-Siegfried 2005) no incluye las actividades forestales dentro de sus ejemplos ilustrativos.

Asimismo, es muy probable que sea necesario promover la prevención o control de incendios dentro y fuera de los bosques de producción y mantener, al mismo tiempo, cortafuegos. Si bien algunas empresas en Brasil dedicadas a la producción de madera a largo plazo han aplicado medidas destinadas a proteger los bosques de los fuegos (Pokorny et al. 2005), los resultados son variados en la región. El manejo de los incendios en el contexto de la producción maderera parece no tener mucha prioridad en otras partes de la Amazonia,17 mientras que en Guatemala los incendios que antes ingresaban a los bosques de producción parecen haber sido controlados eficazmente, gracias a los continuos esfuerzos participativos de prevención y mitigación (Nittler y Tschinkel 2005). Los aspectos institucionales, de gobernanza y técnicos también son igualmente importantes en el manejo y la prevención de incendios, y el balance justo entre ellos estará dictaminado por las condiciones específicas de cada lugar (Barlow y Peres 2004). Existen ya enfoques genéricos para el manejo y la prevención de incendios forestales (FAO 2006b) que pueden ser modificados localmente.

Probablemente debido a estas deficiencias, las actividades forestales en general, y los proyectos forestales de mitigación climática en particular, rara vez reconocen que los esfuerzos por plantar árboles pueden verse minados si, por ejemplo, una plantación no está bien adaptada a los cambios climáticos que supuestamente debe mitigar. Aunque algunas iniciativas globales para la certificación independiente de proyectos forestales para fijación de carbono están impulsando la incorporación de medidas de adaptación, como los Estándares de Diseño de Proyectos de Clima, Comunidad y Biodiversidad –CCBA por su sigla en inglés– (CCBA 2008), éstos aún no incluyen prácticas específicas. Por lo tanto, es evidente la necesidad de difundir en forma más explícita las herramientas y enfoques existentes que permitan mejorar la capacidad de adaptación tanto de los bosques naturales como de los plantados.

Una de las razones por las que las políticas globales han sido aparentemente poco eficaces en incorporar el cambio climático en el manejo forestal tropical puede estar relacionada con la naturaleza a veces controversial y multifacética de la formulación internacional de estas mismas políticas forestales.18 Esto, a su vez, ha impedido que el mercado global de carbono influya de manera significativa sobre las áreas con plantaciones forestales establecidas bajo el marco del MDL, y, a la fecha, el manejo de bosques naturales no es elegible bajo esta modalidad. Aun así, las discusiones en el marco del CMNUCC tienen que ver en la actualidad con el establecimiento de un mecanismo internacional para reducir las emisiones de carbono causadas por la deforestación tropical. Entre las muchas alternativas se está considerando en el debate el rol del mercado internacional de carbono (Gullison et al. 2007). Si bien todavía se debe llegar a un acuerdo en torno a varios aspectos metodológicos y sociales,19 la reducción de las emisiones de carbono provenientes de la deforestación y la degradación del bosque (REDD, por su sigla en inglés) podría ofrecer una oportunidad para implementar o ajustar aquellas prácticas de manejo que ayuden a mejorar la capacidad de adaptación al cambio climático de los bosques de producción. Por ejemplo, se podría

La mejora de la capacidad de adaptación a las condiciones futuras del clima de los bosques plantados por los pequeños propietarios puede necesitar también asistencia focalizada. Los pequeños productores que no tienen la capacidad para complementar por sí mismos su germoplasma local con germoplasma estratégicamente seleccionado de otras poblaciones, tal vez distantes, necesitarán asistencia técnica. Los programas de gran escala de mejoramiento forestal dirigidos a los pequeños propietarios, como aquellos implementados en Costa Rica15 o Perú16, pueden ser una opción, pero sólo para algunas de las especies con mayor prioridad, de las decenas o cientos usadas por ellos (Sotelo Montes y Weber 1997). Para un conjunto de especies más amplio, la mejora genética de árboles de carácter local y participativo (Simons y Leakey 2004) ofrece otra alternativa. Aun así, la necesidad de realizar pruebas de campo –en lo posible, en zonas diferentes, que simulen las condiciones climáticas en el futuro– puede estar más allá de la capacidad local, siendo necesario, por lo tanto, contar con el apoyo adicional de organismos gubernamentales y no gubernamentales.

14 Algunos elementos, no obstante, su pueden encontrar en Locatelli et al. 2008. 15 E.g., Mesén et al. 1993. 16 E.g., Weber et al. 2001; Cornelius et al. 2006.

17 Por ejemplo en Bolivia; Gould et al. 2002. 18 Véase, e.g., Persson 2005. 19 Véanse las discusiones en Angelsen 2008. 105


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fomentar de manera más explícita la aplicación de extracción de impacto reducido (RIL), ya que se sabe que retiene más carbono del bosque (Pinard y Putz 1996; Pinard y Cropper 2000), en comparación con la tala selectiva convencional (no planificada).

de producción. En los esfuerzos por incluir las consideraciones de cambio climático en el manejo forestal tropical, se anticipan al menos dos grandes desafíos. Primero, la integración de estrategias de adaptación al cambio climático en los planes de desarrollo y planificación nacional es un requisito que permitirá tomar medidas adecuadas para enfrentar los impactos de los cambios en el clima en el presente y el futuro. Existe ya orientación al respecto (Lim y Spanger-Siegfried 2005; Thompkins et al. 2005) que podría ser aplicada al sector forestal tropical. Además, y a medida que los impactos del cambio climático también amenacen el desarrollo económico de otros sectores –muchos de los cuales dependen de la provisión de bienes y servicios forestales–, el manejo forestal tropical podría beneficiarse si se incorpora explícitamente dentro de las políticas de nacionales de adaptación, bajo un enfoque intersectorial.

El desarrollo de estrategias de adaptación para los bosques tropicales de tipo productivo también puede requerir de intervenciones institucionales, con el objetivo de aumentar la conciencia en la sociedad acerca de los cambios climáticos actuales y/o futuros. Parecería que muy rara vez los riesgos del cambio climático son percibidos por las agencias forestales, los administradores forestales y/o aquellas comunidades que dependen de los bosques en latitudes tropicales. Es probable que para la mayoría de ellos, el cambio climático global no represente una desviación considerable de los cambios que hasta ahora han ocurrido (Rojas 2004). Y aun si se admiten los riesgos asociados al cambio climático global, es muy probable que un cambio de actitud frente a las opciones de manejo actual no sea sencillo.20 Williamson et al. (2005) realizaron un estudio con el fin de evaluar las percepciones del riesgo del cambio climático en bosques canadienses, por parte de aquellos encargados de su manejo. Este tipo de investigación puede ser útil en el contexto del manejo forestal tropical, ya que ayudaría a la formulación de opciones de manejo a futuro. De hecho, investigadores del CIFOR pondrán en circulación un cuestionario (basado en Williamson et al. 2005) durante 2009 para evaluar con certeza qué está haciendo (o no) el sector forestal tropical en el contexto de la adaptación de sus bosques de producción al cambio climático.

El segundo desafío es de tipo financiero, ya que la adaptación tiene un costo económico. En algunos casos, el sector privado podría invertir en medidas de adaptación, aunque sólo por razones estrictamente comerciales (e.g., modificaciones en los programas de mejoramiento de árboles). Pero sólo llevará a cabo este tipo de inversiones si tiene acceso a información precisa sobre los riesgos y costos relacionados. En otros casos, las entidades gubernamentales podrían exigir la implementación de medidas prácticas destinadas a mejorar la capacidad de adaptación de los bosques como condición previa al otorgamiento de concesiones forestales. Aun así, el financiamiento de las medidas de adaptación al cambio climático que generan beneficios a un público mayor –pero que son sólo de interés tangencial para la industria forestal o que están dirigidas específicamente a los pequeños propietarios– puede requerir mecanismos alternativos de financiación que muy bien pueden no estar disponibles en la actualidad. La falta de crédito subraya la importancia de asegurar que las medidas de adaptación sean incorporadas en la formulación e implementación de iniciativas nacionales e internacionales relativas a los bosques, desde aquellas que contemplan intervenciones amplias de política hasta los proyectos locales de investigación y desarrollo.

Conclusiones En la actualidad, las prácticas de manejo forestal en el trópico se basan en la premisa de que el clima no va a cambiar al punto que la productividad y la rentabilidad a largo plazo se vean afectadas. Sin duda, la elección de opciones de adaptación es a veces difícil, debido a la incertidumbre existente en torno a las proyecciones climáticas.21 Sin embargo, parece ser que los esfuerzos y recursos se han concentrado más en la identificación de los impactos del cambio climático global sobre los bosques tropicales protegidos22 que en el mantenimiento de su capacidad de adaptación como sistemas

Finalmente, es importante recalcar que en su gran mayoría las prácticas mencionadas en este documento son parte integral de lo que se considera “buen manejo forestal” en el trópico. Es decir, no se han propuesto mayores desviaciones técnicas de las prácticas que actualmente se aplican para alcanzar un manejo forestal sostenible, sino una revaluación de las mismas, por un

20 Ver Wesche et al. 2006 para un ejemplo de la zona templada. 21 E.g., Dessai y Hulme 2007. 22 Véase una revisión en Clark 2007. 106


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lado, y por el otro, su implementación de manera explícita en el contexto de un clima cambiante. Así estaríamos confiriéndole al bosque, tanto natural como plantado, un mayor nivel de capacidad adaptativa a mediano y largo plazos. �

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El manejo forestal en el contexto de la adaptaci贸n al cambio clim谩tico Manuel R. Guariguata

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Café, bosques y certificación agrícola en Aratoca, Santander* por

Andrés Guhl**

Fecha de recepción: 5 de marzo de 2009 Fecha de aceptación: 9 de marzo de 2009 Fecha de modificación: 10 de marzo de 2009

Resumen La agricultura ha alterado radicalmente los paisajes y ecosistemas del planeta. Estas transformaciones cambian la oferta de bienes y servicios ambientales y, por ende, afectan el bienestar de la sociedad. La agricultura moderna ha generado impactos ambientales muy serios. Ante este escenario se han fortalecido sistemas productivos que reducen el impacto ambiental y/o que mejoren las condiciones de vida de los productores. Una de estas estrategias es la certificación agropecuaria, que busca una producción más responsable que involucre uno o más de los siguientes criterios: ambientales, sociales, económicos y de calidad. El cultivo del café bajo sombra es uno de los sistemas productivos más amigables con el entorno. Este artículo presenta las características de este tipo de producción, las implicaciones de la certificación y los impactos en el paisaje asociados a su adopción en el municipio de Aratoca (Santander). Finalmente, el artículo también analiza las diferencias entre productores que han y que no han adoptado la certificación. El artículo finaliza haciendo algunas sugerencias para que la certificación sea realmente una estrategia gana-gana (medio ambiente y sociedad) para todos los caficultores.

Palabras clave: Agricultura certificada, café, Colombia.

Coffee, Forests, and Agricultural Certification in Aratoca, Santander

Abstract Agriculture has drastically transformed landscapes and ecosystems on this planet. These changes alter the supply of goods and ecosystem services thereby impacting human well-being. There are significant environmental impacts associated with modern agriculture and green revolution technologies. This has promoted the development of agricultural production systems that try to reduce the environmental impact and/or improve the well-being of producers. Agricultural certification is one such strategy. This set of management practices promotes agricultural production that simultaneously generates some environmental, social, economic, and quality benefits. Shade-grown coffee production is one of these environmentally-friendly management practices. This paper describes this kind of agricultural production and discusses some of the changes associated with certification as well as the impact it has had on the landscape of Aratoca (Santander). The article also analyzes the differences between certified and non-certified producers. It concludes with some suggestions for the certification process in order to make it a win-win (environment-society) situation for different kinds of coffee growers.

Key words: Certified Agriculture, Coffee, Colombia.

*

Este estudio no habría sido posible sin el apoyo de Rainforest Alliance y Fundación Natura. Además, agradezco a Henry Parra, director de cafés especiales del Comité Departamental de Cafeteros de Santander, quien apoyó este proceso. También es importante mencionar a Abraham Martínez, el extensionista de la Federación en Aratoca, cuya colaboración para visitar fincas y productores en el municipio fue determinante en el éxito de este estudio. Finalmente, agradezco a Estefanía Luengas, quien como asistente de investigación contribuyó de manera importante a esta investigación. ** Ingeniero Civil, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia; M.Sc. en Geografía Física y Ambiental, University of Illinois at Urbana-Champaign, Estados Unidos; PhD en Geografía, University of Florida, Gainesville, Estados Unidos. Sus intereses de investigación son cambio de uso y cobertura del suelo, evolución de paisajes, medio ambiente y desarrollo y modelación espacial. Entre sus últimas publicaciones se cuentan el libro Café y cambio de paisaje en Colombia, 1970-2005. Bogotá: Banco de la República-Fondo Editorial EAFIT, 2008. Coffee Production Intensification and Landscape Change in Colombia, 1970-2002. En Land Change Science in the Tropics: Changing Agricultural Landscapes, eds. Andrew Millington y Wendy Jepson. Berlin: Springer, 2008. Actualmente se desempeña como profesor asistente del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo-CIDER, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: aguhl@uniandes.edu.co.

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Café, bosques y certificación agrícola en Aratoca, Santander Andrés Guhl

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Café, florestas e certificações agrícolas em Aratoca, Santander

Resumo A agricultura alterou radicalmente as paisagens e ecossistemas do planeta. Essas transformações mudam a oferta de bens e serviços ambientais e, conseqüentemente, afetam o bem-estar da sociedade. A agricultura moderna tem causado sérios impactos ambientais. Em face dessa situação, fortaleceram-se sistemas produtivos que reduzam o impacto ambiental e/ou que melhorem as condições de vida dos produtores. Uma dessas estratégias consiste na certificação agropecuária que visa uma produção mais responsável que inclua um ou mais dos seguintes critérios: ambientais, sociais, econômicos e de qualidade. O cultivo do café à sombra é um dos sistemas produtivos mais amigáveis com o entorno. Esse artigo apresenta características deste tipo de produção, as implicações da certificação e os impactos na paisagem vinculados com sua adoção no município de Aratoca (Santander). Finalmente, o artigo também analisa as diferenças entre produtores que adotaram a certificação e aqueles que não o fizeram. O artigo conclui com algumas sugestões para que a certificação se torne realmente uma estratégia ganhar-ganhar (meio ambiente e sociedade) para todos os cultivadores de café.

Palavras chave: Agricultura certificada, café, Colômbia.

L

escala local, los impactos que ocurren en este nivel se combinan y alteran de manera importante componentes y procesos fundamentales del planeta como la regulación climática, la biodiversidad y los procesos ecológicos, sociales y económicos, etc., a escalas que articulan lo local y lo global (Lambin y Geist 2001). No en vano la agricultura y la ganadería son reconocidas como las fuerzas más importantes asociadas al cambio ambiental global del presente (Turner et al. 1995; Conway 2001; GLP2 2005).2Sin embargo, estas actividades productivas son fundamentales para satisfacer las necesidades de la sociedad. Nuestro bienestar depende directamente de la oferta de bienes y servicios ambientales que prestan los ecosistemas, y cada vez es más evidente que su manejo por parte de la sociedad favorece ciertos servicios (por ejemplo, la producción de alimentos) a expensas de otros (por ejemplo, la regulación climática que ofrece un bosque) (Alcamo et al. 2003; MA 2005).

a agricultura involucra transformaciones muy importantes en los ecosistemas y paisajes. Por ejemplo, sistemas productivos como los de tala y quema eliminan la cobertura boscosa original y la reemplazan por plantas domesticadas, o terrazas de cultivo, que cambian la topografía y flujo de agua, entre muchos otros. La agricultura y la ganadería han sido identificadas como los agentes más importantes de transformación del paisaje en la historia del planeta (Ramankutty et al. 2006). Aunque la humanidad siempre ha alterado el paisaje para obtener recursos esenciales para su subsistencia, la magnitud y velocidad de esa transformación se ha acelerado en los últimos 300 años (Turner et al. 1995; MA1 2005). De acuerdo con información de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), aproximadamente la tercera parte de la superficie del planeta se dedica a la agricultura y a la ganadería (FAO 2009). Aunque la transformación del paisaje ocurre a 1

En general, puede afirmarse que la agricultura reemplaza ecosistemas más heterogéneos y diversos por ecosistemas más simples y homogéneos (Odum 1997). Aunque la agricultura moderna ha logrado mantener la producción de alimentos a la par con el crecimiento

1 MA: Millenium Ecosystem Assessment.

2 GLP: Global Land Project. 115


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de la población global, esto ha sido a partir de sistemas de producción dependientes de herramientas tecnológicas y de biotecnología, de combustibles fósiles e insumos industriales, que han generado degradación ambiental severa en muchos lugares del mundo (Gliessman 2000; Conway 2001; Purvis y Smith 2004). Además, existen dilemas éticos y morales asociados a la manipulación genética de organismos para aumentar la productividad agropecuaria (León 2008). Ante estas situaciones, muchos consumidores empiezan a exigir productos agrícolas cultivados en otras condiciones y como respuesta han surgido sistemas de producción agropecuaria no sólo más amigables con el entorno sino con mejores condiciones de producción, donde la idea es articular las necesidades de la sociedad con las de los ecosistemas y buscar sistemas de producción más sostenibles desde lo social, ambiental y económico (Purvis y Smith 2004). El propósito de este artículo es analizar y presentar las características y patrones espaciales y temporales de la producción cafetera en Aratoca (Santander), su potencial para transformar el paisaje y las ventajas y desventajas, y diferencias y similitudes entre aquellos productores que adoptan la certificación agrícola del café y los que no asumen esta estrategia.

Estos esquemas involucran cambios de manejo al nivel de la parcela para cumplir con ciertos requisitos en la forma de producción y así garantizar un impacto ambiental menor. Este artículo ahonda únicamente en la agricultura certificada, ya que las otras estrategias están más allá del alcance del mismo.

Café y medio ambiente El cultivo del café es un buen ejemplo de sistema productivo donde existen diversas formas de manejo que lo hacen más o menos amigable con la biodiversidad y la oferta de bienes y servicios ambientales. De acuerdo con una tipología desarrollada por Moguel y Toledo (1999), pueden distinguirse cinco tipos básicos de sistemas de producción cafeteros, que varían de acuerdo a la cantidad de sombrío y el tipo de dosel. Aunque esta tipología fue desarrollada para los cafetales de México, ha sido utilizada como marco de referencia por investigadores en otros países latinoamericanos (Gobbi 2000; Guhl 2008). Los cinco tipos de producción van desde estrategias de producción de café con sombrío muy tradicionales hasta café producido a plena exposición solar: • Rústico: el sotobosque de las selvas tropicales se tala y se siembra el café bajo el dosel de los árboles originales. Este sistema se asocia con un consumo de insumos muy bajo. • Policultivo tradicional: el café se siembra bajo el bosque original, junto con otras plantas útiles (frutales, maderables). Se crea un “huerto cafetero”. Este sistema tiene la mayor complejidad vegetal y estructural. • Policultivo comercial: los árboles originales del bosque son reemplazados por especies de sombrío, adecuadas para el cultivo del café (por lo general, son especies útiles). • Sombrío de una sola especie: se utilizan casi exclusivamente árboles de especies leguminosas como sombrío. Cultivo de café bajo sombrío especializado de muy pocas especies. • Monocultivo sin sombra: no hay sombrío. Requiere el nivel más alto de insumos.

Agricultura ambientalmente amigable Ante este escenario de degradación ambiental han surgido nuevos enfoques que buscan formas de agricultura que permitan reducir la degradación ambiental y articular las necesidades de suministro de alimentos con las de mantenimiento de los ecosistemas. Entre éstos se encuentran: • La agroecología y la agricultura ecológica (Gliessman 2000; León 2008), que procuran tener en cuenta los ciclos de materia y energía y las relaciones entre los organismos de la parcela agrícola en el manejo de la misma. Incorpora conocimientos de la ecología a las prácticas agrícolas. • La ecoagricultura (McNeely y Scherr 2003). Estos autores argumentan que la agricultura y la conservación de la biodiversidad deben ser actividades complementarias y demuestran con varios ejemplos cómo es posible articularlas. • Los sellos verdes (Van Hoof, Monroy y Saer 2008), entre los que se encuentra la agricultura certificada, que pretenden garantizar que un cultivo fue producido bajo ciertos parámetros.

Los primeros tres tipos de producción corresponden a la caficultura más tradicional, y los dos últimos, a sistemas productivos más intensivos. En general, existe un continuo de sistemas productivos que va desde el sistema rústico hasta el monocultivo, y cuanto más similar al sistema rústico, con mayor cantidad de som116


Café, bosques y certificación agrícola en Aratoca, Santander Andrés Guhl

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brío y diversidad de especies, existe un mayor potencial para la conservación de la biodiversidad (Perfecto et al. 1996, 2003; Rice 1996, 1997). Los sistemas más intensivos están usualmente asociados a mayores densidades de siembra, cafetales de menor edad y un mayor uso de agroquímicos, lo cual garantiza una mayor productividad por hectárea (Guhl 2008). La modernización de la producción cafetera en América Latina a partir de 1970 ha estado acompañada de una reducción importante de la sombra y una transición hacia sistemas productivos con menos diversidad de especies de sombrío, lo cual ha impactado de manera significativa a muchos organismos que tenían en este tipo de sistema productivo un hábitat favorable. Al desaparecer el sombrío, desaparecen el hábitat y, por ende, muchos organismos. Aunque en países como Colombia esta transición hacia sistemas más intensivos ha alcanzado más del 70% del área sembrada de café del país (FNC 1997),3 hay zonas donde la reducción de la sombra y los cambios en el sistema de producción no son viables, por condiciones agroclimatológicas (FNC 2001). Por ejemplo, en regiones del país como la Sierra Nevada de Santa Marta, donde la estacionalidad de la lluvia hace que haya una sequía muy prolongada, o en partes de Santander donde hay una radiación solar muy fuerte y condiciones relativamente secas, la caficultura bajo sombra sigue siendo el sistema productivo dominante. Dadas las condiciones de producción en estas regiones, los cafetales están más cercanos a un sistema agroforestal diverso, lo cual los hace, en general, más amigables con la biodiversidad y con una mayor oferta de bienes y servicios ambientales, y con mayor potencial para participar en mercados verdes.

tencia de este tipo de nicho de mercado responde a una dinámica comercial que trata de aprovechar las características de un público específico. Existe una gran cantidad de sellos de certificación con distintas características. Sin embargo, todos ellos comparten los siguientes aspectos (Van Hoof, Monroy y Saer 2008): • La obtención de la certificación de un producto genera incentivos económicos para el productor, ya que éste recibe parte de un sobreprecio que el producto alcanza en el mercado. En este sentido, la certificación tiene implicaciones para mejorar las condiciones de vida de los productores y sus familias al recibir mayores ingresos por el producto. • Lo que se certifica no es el producto en sí sino la manera como fue producido. Tal vez el ejemplo más evidente de este aspecto está relacionado con los cultivos orgánicos, donde el proceso productivo no puede incluir fertilizantes ni pesticidas industriales. Cada uno de los sellos de certificación crea unos criterios muy claramente definidos que establecen qué puede hacerse y qué no puede hacerse en la finca para lograr la certificación. El principio fundamental define que si el criterio se cumple durante el proceso productivo, la cosecha puede venderse como certificada. • El cumplimiento de los criterios de certificación debe ser verificado de manera independiente. No es suficiente que el productor cumpla los criterios de certificación de manera voluntaria para poder acceder a un sello específico. El productor debe pagar a una entidad independiente que evalúe cómo se están cumpliendo los criterios en su propiedad. Este proceso debe repetirse con cierta frecuencia, la cual depende del sello de certificación, para que el productor pueda mantenerse como certificado. • La certificación es un proceso voluntario. El productor es quien decide si quiere o no participar en esta iniciativa.

Café y certificación agrícola La certificación de la producción agrícola ha surgido como una estrategia de mercados verdes donde hay un grupo de compradores dispuestos a pagar un sobreprecio por bienes producidos con ciertas características. En este sentido, la certificación es definida por la demanda y no por la oferta (Van Hoof, Monroy y Saer 2008), y aunque hay consumidores que exigen ciertas características de los productos que adquieren, por principios éticos y morales –por ejemplo, amigables con el ambiente, comercio justo, socialmente responsables, entre otros–, en realidad la exis-

Existe una gran cantidad de sellos de certificación de la producción agrícola. Aunque todos generan un incentivo económico para los productores, se diferencian en cuanto a sus objetivos principales. De manera muy general, la idea de la certificación agrícola es lograr una producción responsable en uno o más de los siguientes aspectos:

3 FNC: Federación Nacional de Cafeteros de Colombia. 117


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• Social: aquellos sellos que pretenden mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y productores. • Ambiental: sellos que buscan garantizar unas condiciones de producción más amigables con el entorno. • Calidad: sellos que tratan de garantizar una calidad mínima del producto.

idea general de si el sello aborda los tres pilares del desarrollo sostenible (social, económico, ambiental). Es evidente que los sellos más ampliamente difundidos para café tienen un énfasis ambiental claramente marcado. Esto se traduce en prácticas agrícolas como la disminución o eliminación de agroquímicos, el manejo de basuras, la conservación de suelos y de aguas, entre muchas otras. Es importante resaltar que, en general, los criterios ambientales restringen el uso de insumos industriales, y esto se traduce en una productividad menor del cafetal. Esta baja en la producción se compensa con el sobreprecio que pagan los consumidores, y del que el productor recibe, en principio, la gran mayoría (Gobbi 2000). También es muy importante resaltar que para el caso del café los criterios de certificación involucran un aumento del sombrío del cafetal.

Basándose en los criterios de los sellos de certificación más comúnmente asociados al café, se hizo un análisis general de los aspectos a los cuales contribuye cada uno de ellos. Es importante mencionar que en este examen de los distintos sellos asociados al café no se tuvo en cuenta que algunos de ellos tienen criterios más estrictos que otros. Sencillamente, adicional al beneficio económico asociado a la certificación, el propósito del Cuadro 1 es dar una

Cuadro 1. Criterios generales de los esquemas de certificación agrícola más comunes para el café

Sello de certificación

Ambiental

Social

Rainforest Alliance

X

X

X

(RA 2009)

Bird Friendly

X

X

(SMBC 2009)

USDA Organic

X

X

(USDA 2009)

Nespresso

X

X

X

X

(Nestlé 2009)

4C

X

X

X

X

(4C 2009)

UTZ Certified

X

X

X

(UTZ 2009)

Fair Trade

X

X

(FLO 2009)

Producción de café en Aratoca (Santander)

Económico

Calidad

Fuente

2005 del Departamento de Administración Nacional de Estadísticas (DANE), el municipio de Aratoca tiene 8.395 habitantes, de los cuales el 26,3% vive en la cabecera municipal y el restante 73,7% vive en la zona rural del municipio (DANE 2008). Para 1996, el municipio tenía 300 predios urbanos y 1.149 predios rurales (IGAC4 1996). Según información disponible en la página web del municipio, para 2008 (Alcaldía

El área de estudio El municipio de Aratoca se encuentra ubicado en el departamento de Santander. Hace parte de la provincia de Guanentá, que incluye los municipios de San Gil, Barichara, Curití, Valle de San José, Encino, Coromoro, Cabrera, Páramo Villanueva, Jordán, Pinchote, Charalá, Mogotes, San Joaquín, Onzaga, Ocamonte y Cepitá. De acuerdo con el censo de población de

4 IGAC: Instituto Geográfico Agustín Codazzi. 118


Café, bosques y certificación agrícola en Aratoca, Santander Andrés Guhl

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2008), el número de predios rurales era de 1.132, lo cual, al compararlo con las cifras de 1996, sugiere que ha habido un ligero fenómeno de consolidación de la tierra. La mayoría de los predios (59,2%) tiene áreas menores de 5 hectáreas.

das al procesamiento de fique ocupan a 456 familias del municipio.

Sistema de producción cafetera y evolución del cultivo en Aratoca El departamento de Santander ha sido históricamente uno de los enclaves de la producción cafetera. El cultivo del grano llegó desde Venezuela, al nororiente del país, en el siglo XIX y se expandió rápidamente por los departamentos de Norte de Santander y Santander (Parsons 1968; Palacios 1980). Incluso, Manuel Ancízar, quien fue miembro de la Comisión Corográfica a mediados del siglo XIX, menciona en su libro Peregrinación de Alpha (capítulo 38) que el sacerdote de Salazar de las Palmas ponía como penitencia a sus feligreses sembrar café. A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX la mayor producción cafetera del país provenía de Santander y Norte de Santander, con el primer departamento acaparando el 60% de la producción nacional en 1900 (Palacios 1980).

El municipio tiene un área de 16.360 km2, con alturas que oscilan entre los 500 msnm a orillas del río Chicamocha, y 2.200 msnm en los lugares más altos del municipio, como la Mesa de San Pedro (IGAC 1996; Alcaldía 2008). El paisaje es montañoso y erosionado y tiene muy pocos remanentes de la vegetación original. De acuerdo con el Diccionario Geográfico de Colombia (IGAC 1996), la temperatura promedio es de 19° C y la precipitación promedio es de 1.400 mm. Sin embargo, estos valores varían a lo largo del territorio. Los valores de temperatura promedio dependen de la elevación y oscilan entre 16° C y 26° C (Alcaldía 2008). En cuanto a la pluviosidad, es importante anotar que no hay estación pluviométrica en el municipio. Al analizar la información disponible del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (IDEAM) para estaciones cercanas a Aratoca, las partes norte, oriental y occidental del municipio tienden a ser mucho más secas, con precipitaciones cercanas a los 800 mm, mientras que la zona sur es más húmeda, con registros pluviométricos alrededor de los 1.400 mm (IDEAM-PROSIS 1995). La combinación de pluviosidad y temperatura permite definir provincias bioclimáticas o zonas de vida (Holdridge 1971). Aratoca exhibe una transición desde bosque seco premontano en la parte norte hacia bosque húmedo premontano en la parte sur (Guhl 2000). Sin embargo, el 75% del área del municipio está asociado a formaciones vegetales secas.

Para el año 1970 Santander había dejado de ser uno de los principales productores del grano, y los cafetales de este departamento sólo representaban el 5,91% del área nacional sembrada de café. Sin embargo, este producto seguía siendo un renglón importante para muchos municipios santandereanos. Los resultados de los censos cafeteros de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC 1970, 1983, 1997) muestran que el área sembrada de café en este departamento se redujo en un 39,9% en el período 1970-1997. Mientras que el área de café se había reducido en el país y en Santander entre 1970 y 1997 (Guhl 2008), Aratoca mostraba una tendencia opuesta. A partir de información suministrada por el servicio de extensión de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia puede verse que, desde 1970, el área sembrada con este producto ha aumentado 2,75 veces, pasando de 423,1 a 1.162,1 hectáreas en 2008 (FNC5 1970) . En el mismo período el número de fincas cafeteras ha aumentado en un 283%, mientras que el área de café en las fincas se ha mantenido relativamente constante. El tamaño de las fincas ha disminuido de 30 a 10,58 hectáreas, en promedio. El efecto combinado de estos dos últimos hechos indica que el porcentaje de la finca promedio dedicado al café ha aumentado de algo menos del 3% del área de la finca a casi el 17% de la misma (ver el Cuadro 2).

Las principales actividades económicas del municipio están asociadas al sector agropecuario. De acuerdo con datos disponibles en la página web del municipio, las principales actividades productivas son la agricultura, la actividad pecuaria y, a menor escala, pequeñas empresas familiares dedicadas a la producción de artículos de fique (Alcaldía 2008). De acuerdo con esta fuente, los principales productos son café (557 toneladas de producción), fríjol (96 toneladas de producción), yuca (1.600 toneladas de producción), fique (228 toneladas) y plátano (870 toneladas). Estas actividades ocupan sólo 1.366 hectáreas del municipio. En cuanto a la actividad pecuaria, la misma fuente menciona que hay cría de ganado caprino, bovino, porcino y galpones de pollos que abarcan 3.140 hectáreas. Las empresas dedica-

5

5 Además, Abraham Martínez, comunicación personal (2008). 119


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Cuadro 2. Evolución del área sembrada de café en Aratoca

Año Área café (ha) Fincas cafeteras Área promedio Área promedio de café, por finca (ha) de la finca (ha)

Porcentaje de la finca promedio en café

1970

423,1

229

1,85

30

2,8%

1980

407,9

N. D.

N. D.

N. D.

N. D.

1997

742,6

517

1,44

10,9

13,2%

2008

1.162,1

648

1,79

10,58

16,9%

Las condiciones relativamente secas del municipio, combinadas con la altísima radiación solar de la zona, hacen que el cultivo del café sólo sea posible bajo sombra. Es decir, el aumento del área de café en el municipio desde 1970 ha estado acompañado de la ampliación de la cobertura boscosa, a partir de los árboles de sombrío asociados a este cultivo. Ya que la mayoría de la vegetación original del municipio ha desaparecido, el establecimiento de un cafetal involucra no sólo sembrar los cafetos sino también los árboles que eventualmente servirán de sombrío. A medida que los cafetos y árboles crecen, las características de este bosque cultural (Parsons 1968) cambian, y la estructura del dosel se transforma de un estrato a varios, lo cual se traduce en mayor diversidad de hábitat para la biodiversidad (Moguel y Toledo 1999).

de manera que, una vez que un productor sea certificado por Rainforest Alliance, adicionalmente pueda lograr el sello orgánico. En este proceso, el servicio de Extensión ha ayudado a los productores a agruparse y organizarse, para que así adquieran las habilidades gerenciales requeridas por la certificación, construyan capital social que les deje cubrir de manera conjunta los costos de certificación y que les permita comercializar mayores cantidades de café, para poder negociar directamente con importadores de café de otros países. De acuerdo con el Servicio de Extensión, para noviembre de 2008 el sobreprecio que recibía un productor certificado era del 8% por carga de café, si sólo tenía la certificación de Rainforest Alliance, o 15%, si además se había certificado como orgánico.7

Estas características de los cafetales son muy cercanas a algunos de los criterios ambientales asociados a la mayoría de sellos de certificación agrícola. Este hecho hace que, en términos relativos, la certificación de la producción cafetera sea más sencilla, ya que únicamente exige algunos cambios en el manejo del cafetal y del mejoramiento de las condiciones sociales. Desde el año 2006 el Comité Departamental de Cafeteros de Santander ha promovido una campaña muy ambiciosa para lograr que, en el mediano plazo, toda la producción cafetera del departamento pueda ser clasificada como cafés especiales, es decir, cafés de orígenes específicos, certificados y orgánicos.6 En la zona de Aratoca el servicio de Extensión Agrícola de la Federación ha promovido la certificación del sello Rainforest Alliance y la certificación orgánica,

Desde 2006, y hasta noviembre de 2008, se habían certificado 57 de las 645 fincas cafeteras del municipio, las cuales representan el 22,6% del área sembrada de café. Que casi la cuarta parte del área cafetera de Aratoca haya sido certificada en algo más de dos años y medio demuestra dos cosas: 1) el sistema productivo del municipio no requiere muchos ajustes para cumplir con los criterios de certificación, y 2) la campaña de certificación ha sido bastante agresiva y ha logrado vincular a casi el 10% de los productores, que representan 243,6 ha de café. La tendencia histórica del área sembrada de café en el municipio y la agresiva campaña del Comité Departamental de Cafeteros de Santander para certificar este cultivo sugieren que, para Aratoca, el área sembrada y el área certificada deben aumentar en el corto y mediano plazos.

6 Henry Parra, comunicación personal.

7 Abraham Martínez, comunicación personal. 120


Café, bosques y certificación agrícola en Aratoca, Santander Andrés Guhl

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Diferencias y similitudes entre las fincas

municipio de Aratoca. Tanto los productores certificados como los no certificados tienen sistemas de producción de café muy similares. Sin embargo, al comparar las características de las fincas certificadas y las no certificadas surgen diferencias importantes (ver el Cuadro 3).

certificadas y no certificadas

La información presentada en la sección anterior parecería mostrar que la certificación es una estrategia viable para mejorar la calidad de vida de los productores y la calidad ambiental de las zonas cafeteras del

Cuadro 3. Diferencias entre las fincas certificadas y no certificadas

Variable

Promedio finca certificada

Promedio finca no certificada

Conclusión estadísticamente significativa

Tamaño de la finca

19,11 ha

9,75 ha

Las fincas certificadas tienen un área mayor que las no certificadas (Mann-Whitney U., p < 0,01)

Área total de café en la finca

4,62 ha

1,62 ha

Las fincas certificadas tienen un área mayor sembrada de café que las fincas no certificadas (Mann-Whitney U., p < 0,01)

Porcentaje de la finca sembrado de café

50,61%

33,76%

Las fincas certificadas dedican un mayor porcentaje de su área al café que las no certificadas (Mann-Whitney U., p < 0,01)

Edad de los cafetales (años)

6,13

14,31

Las fincas certificadas tienen cafetales más jóvenes que las no certificadas (Mann-Whitney U., p < 0,01)

Densidad de siembra (cafetos por hectárea)

6.180

4.904

Las fincas certificadas tienen una mayor densidad de siembra (Prueba t, p < 0,01)

1.706 m

1.636 m

Elevación promedio

Las fincas certificadas se encuentran a una mayor elevación (Mann-Whitney U., p < 0,01)

En primer lugar, las fincas certificadas tienden a ser más grandes, lo cual sugiere que el proceso de certificación está asociado a productores con mayores recursos. Las fincas más pequeñas no necesariamente están participando en este proceso. Estos resultados concuerdan con lo que reportan Philpott y sus colaboradores (2007) para cooperativas de productores en Chiapas, México, y que sugieren que el proceso de certificación con Rainforest Alliance, a pesar de ser concebido como una estrategia para buscar una producción social, económica y ambientalmente responsable para todos los productores, en

realidad puede estarse convirtiendo en un elemento de segregación social, ya que los caficultores con propiedades más pequeñas no han participado en la certificación debido a los costos en los que se incurre en la verificación independiente. El área promedio de café en cada tipo de finca también muestra diferencias y las fincas certificadas tienden a tener un área mayor, tal como en el caso de Chiapas. Este hecho no es sorprendente, dado que las fincas certificadas tienden a ser más grandes y, por lo tanto, puede esperarse que tengan un área mayor dedicada al cultivo del café. 121


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Un hallazgo interesante del análisis presentado en el cuadro 3 es que las fincas certificadas dedican un porcentaje mucho más alto de la finca al cultivo del café. Este aspecto tiene que ver con que los caficultores certificados tienen otras actividades productivas fuera de la finca. Durante las visitas a algunas fincas certificadas se indagó sobre otras actividades productivas y dos de los cuatro productores mencionaron claramente que la finca cafetera era parte de un portafolio de actividades económicas que incluían el sector de transportes (un propietario es dueño de camiones y de un bus) y el de servicios (un propietario es dueño de una estación de servicio y de un hotel). Los dueños de las otras dos fincas que visitamos durante las dos salidas de campo de esta investigación mencionaron que el café era su principal estrategia productiva y que no tenían actividades fuera de la finca. Todos los productores manifestaron su interés en ampliar el área sembrada de café, por la rentabilidad que en este momento tiene esta actividad. Aunque esta información no es representativa de todos los productores certificados del municipio, sí es indicativa de varios aspectos importantes. Existe un interés por parte de los productores certificados de expandir el cultivo del café, ya que es una actividad comparativamente más rentable, lo cual la hace atractiva. Este hecho tiene el potencial de ser un aspecto muy importante desde el punto de vista ambiental, pues involucra el aumento de la cobertura boscosa asociada al café con sombrío en el municipio, y, dadas las condiciones estipuladas en las normas de los distintos sellos, esto generará un sombrío florísticamente diverso y potencialmente mejoraría la oferta de ciertos bienes y servicios ambientales. Es importante anotar que aunque este tipo de cobertura vegetal puede proveer muchos de los servicios ambientales asociados al bosque natural, nunca va a reemplazarlo (Perfecto et al. 2003). Sin embargo, este aumento del área sembrada de café también hace que los productores sean potencialmente más susceptibles a las variaciones de precios del mercado internacional, incluso si la producción cafetera es sólo una de las actividades económicas que compone el portafolio del productor. Aunque los productores certificados reciben un precio mayor por su café, este sobreprecio existe, como en todos los mercados verdes, únicamente porque hay un nicho del mercado dispuesto a pagar un precio más alto (Van Hoof, Monroy y Saer 2008). De acuerdo con estos mismos autores, los mercados verdes son definidos por la demanda (consumidores) y no por la oferta (productores), y los primeros pueden cambiar sus preferencias en cualquier momento. En el caso de los caficultores certificados, si el nicho de mercado se reduce, éstos se verían muy afectados en sus medios de vida.

Adicionalmente, aunque el mercado de cafés especiales y orgánicos ha crecido de manera considerable en la última década (Brown 1996a, 1996b; CIMS8 2007), y según información de la gerencia técnica de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia,9 el aporte de Colombia en este sector creció de alrededor de 210.000 en 2002 a más de 710.000 sacos de 60 kg en 2007; este segmento del mercado sólo representa aproximadamente el 7% del mercado mundial de café, y una expansión mundial descontrolada de la producción certificada y de cafés especiales puede potencialmente empezar a saturar la demanda, haciendo que el precio baje, afectando nuevamente los medios de subsistencia de los caficultores. En resumen, es preocupante que todos los caficultores certificados que visitamos mencionaron su intención de convertir toda la finca a café, con lo cual esa vulnerabilidad ante cambios en el mercado aumentaría, siendo mayor para aquellos productores sin otras actividades económicas. Hay dos aspectos que señalan que las fincas certificadas también tienen un manejo más intensivo y tecnificado que las fincas no certificadas: la edad de los cafetales y la densidad de siembra. Estos dos aspectos son características esenciales de un sistema de producción cafetero más intensivo (FNC 2001; Guhl 2008), ya que los cafetos más jóvenes son más productivos, y una mayor densidad de siembra se traduce en mayor producción por hectárea. Por una parte, la edad promedio de los cafetales de las fincas certificadas es mucho menor que la de los de las fincas no certificadas. Esto indica que los propietarios de las fincas certificadas tienen el interés y el capital de renovar, a diferencia de los productores de las fincas no certificadas, donde usualmente no hay el capital necesario. El otro hecho que indica que los productores certificados tienen un manejo más intensivo es la densidad de siembra, ya que las fincas certificadas tienen más de 6.000 cafetos por hectárea, mientras que los no certificados apenas tienen 4.900 cafetos por hectárea. Un último aspecto interesante tiene que ver con la ubicación geográfica de las fincas certificadas, pues éstas se encuentran a mayor altitud que las fincas no certificadas. Una mayor elevación en la zona de estudio está asociada a una menor evapotranspiración, con lo que la disponibilidad de agua para el crecimiento y desarrollo del café puede ser mayor, y eso es importante en una zona caracterizada por formaciones vegetales secas.

8 CIMS: Centro de Inteligencia sobre Mercados Sostenibles. 9 Carlos Alberto Paredes, comunicación personal 122


Café, bosques y certificación agrícola en Aratoca, Santander Andrés Guhl

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Discusión y conclusiones

intensidad que los medianos y grandes productores, y que han dejado paulatinamente de ser caficultores en su propia finca para convertirse en jornaleros de los productores medianos y grandes (Guhl 2008). El proceso de certificación está todavía en una etapa inicial, por lo que sería posible que la Federación y los entes certificadores buscaran alternativas para incorporar a los pequeños productores.

De los resultados presentados anteriormente puede concluirse que el aumento del área sembrada de café en el municipio de Aratoca tiene importantes beneficios ambientales en la región. En primer lugar, y tal como se mencionó con anterioridad, el café con sombrío nunca reemplaza la vegetación original de un lugar, pero sí es un sistema de producción más amigable con el entorno. Además, es interesante ver cómo ocurre el proceso de establecimiento de un nuevo cultivo de café. En la mayoría de los casos esto ocurre en lugares que tienen muy poca vegetación y un alto grado de erosión. El servicio de Extensión de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia ha desarrollado un procedimiento para nuevas siembras de café en zonas degradadas que permite recuperar esas tierras. Es decir, el cultivo de café se ha convertido en esta zona en una alternativa económicamente viable y ambientalmente amigable para áreas degradadas desde el punto de vista ambiental, que no tenían ningún uso productivo. En la zona de colonización antioqueña el café apareció como una alternativa similar luego de que las pendientes de las cordilleras habían sido deforestadas y presentaban altos grados de erosión por el cultivo permanente en laderas muy empinadas (Parsons 1968). La adopción de la certificación Rainforest Alliance trae beneficios ambientales adicionales, ya que hay criterios muy explícitos en cuanto al manejo de aguas, basuras y agroquímicos, entre otros que reducen el impacto ambiental. Además, desde el punto de vista social y económico, mejora las condiciones de trabajo de los empleados de la finca y aumenta los ingresos de los productores a partir del sobreprecio asociado a este tipo de certificación.

En segundo lugar, el proceso de certificación Rainforest Alliance, aunque muchos otros también, está basado en normas cuyos criterios no necesariamente se corresponden con la realidad colombiana. La norma es única para todo el país y no tiene en cuenta las características específicas de producción. Por ejemplo, en lugares más lluviosos, como el Eje Cafetero, los criterios de sombrío son excesivos y generan un microclima adecuado para el crecimiento de hongos como la roya. Aunque es comprensible que una norma diferenciada desde el punto de vista geográfico podría favorecer a unos productores y penalizar a otros, sí es evidente que los criterios en este momento son de más fácil cumplimiento en ciertas regiones del país. Finalmente, es importante tener en cuenta que estrategias como la certificación agrícola presuponen que hay consumidores dispuestos a pagar un precio mayor por bienes producidos bajo ciertas características. En principio, es una estrategia que depende de la demanda y no de la oferta. Esto significa que su eficacia depende más del mercado que de los beneficios asociados a la sostenibilidad que pueda generar. Cambios en las preferencias de los consumidores pueden hacer que en el futuro la producción ambientalmente responsable pierda fuerza, más aún durante épocas de crisis económica, cuando los consumidores tienen menor poder adquisitivo. Además, este tipo de estrategias está orientado a consumidores de países desarrollados en su mayoría y tiene relativamente poca acogida en países en vías de desarrollo, precisamente porque el poder adquisitivo de sus habitantes es menor. De cierta manera, podría decirse que la certificación puede fortalecer los vínculos entre lo local y lo global, pero que corre el riesgo de establecer nuevos vínculos de explotación y dependencia entre norte y sur. Estos comentarios no quieren desvirtuar la certificación como estrategia amigable con el entorno. Sin embargo, sí critica el énfasis en el mercado como única solución de los problemas ambientales de la agricultura moderna, ya que deben ser igualmente importantes los criterios sociales y ambientales (Purvis y Smith 2004). Es una estrategia en una buena dirección, pero sólo es el primer paso hacia la sostenibilidad. �

En principio, la certificación parece una solución gana-gana para el medio ambiente, la sociedad y el productor. Sin embargo, también tiene varios riesgos asociados. En primer lugar, el proceso de adopción ha sido diferencial y los pequeños productores no han sido partícipes hasta ahora del mismo. En otras palabras, el proceso de certificación no ha sido equitativo y sólo los productores con mayores recursos han podido ser parte del mismo, dado que hay costos importantes en los que se incurre durante las visitas de auditoría por parte de una entidad independiente. Esta situación es similar a la intensificación de la producción cafetera en el país, donde es necesario tener recursos suficientes para cambiar el sistema productivo hacia uno más intensivo. Las estadísticas de la Federación Nacional de Cafeteros muestran que los pequeños propietarios no han tomado parte en este proceso con la misma 123


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La selva sanadora:

plantas medicinales y tóxicas del noroeste del Amazonas*

N

aborígenes se están desintegrando rápidamente; y una de las primeras cosas que desaparece es el saber popular, en particular el conocimiento sobre las plantas biodinámicas –un tesoro de información etnofarmacológica que en algunas áreas desaparece más rápidamente de lo que la deforestación rampante extingue las especies de plantas nativas–.

uestro propósito al recopilar estas notas sobre las plantas medicinales y tóxicas usadas por los pueblos del noroeste del Amazonas es doble: primero, enfatizar la importancia de lo que se ha llegado a conocer como conservación etnobotánica; y segundo, llamar la atención sobre la posibilidad de que de algunas de estas plantas podrían sacarse nuevos compuestos químicos para la industria y la medicina moderna. Sin embargo, tratando de alcanzar nuestros objetivos, reconocemos desde el comienzo que las 1.516 especies consideradas en este trabajo representan tan sólo una parte de la riqueza etnofarmacológica de los pueblos aborígenes de la región. Conseguir la materia prima necesaria para una evaluación química y farmacológica completa de todas las especies de plantas de la Amazonía sería imposible. Una aproximación lógica al tema sería aprovechar el conocimiento de los indígenas sobre la flora nativa, y se concentraría en aquellas especies que, según la población local, tienen efectos que indican la presencia de componentes fisiológicamente activos.

Aún hoy no hay certeza del número total de especies de plantas en el Amazonas, un área de alrededor de 7.050.000 km2 (2.722.000 mi2) en la que se encuentra la selva tropical más extensa del mundo. Según las aproximaciones más reconocidas, hay entre 35.000 y 50.000 especies de plantas vasculares. Sin embargo, para muchos botánicos que han llevado a cabo estudios de campo en la región, este estimado parece demasiado bajo, calculando cifras tan altas como 80.000. Si se tiene en cuenta que la vegetación de la Tierra tiene alrededor de medio millón de especies, se puede decir que el Amazonas contiene alrededor del 16% de las especies que existen hoy en día. Esta riqueza vegetal se incrementa hacia la parte occidental de la región, situación que llevó a dos destacados botánicos a afirmar en su estudio fitogeográfico del Amazonas que “esta parte de la hylea es tal vez la menos estudiada pero también la parte más interesante de toda la región”.

Estas poblaciones, que viven en una íntima asociación con su medio ambiente y son completamente dependientes de la flora y fauna local para suplir los remedios y demás necesidades básicas para su supervivencia, han acumulado su conocimiento de la bioactividad a través de siglos de experimentación. Como resultado, casi todas las sociedades primitivas tienen su propia y rica farmacopea vegetal. En muchos lugares del mundo –y como resultado de la construcción de carreteras, de los viajes aéreos, de las guerras, de la actividad económica, de los esfuerzos misioneros e incluso del turismo– la civilización, tal y como la definimos usualmente, se está cerrando sobre estas sociedades. Debido a esta invasión, las poblaciones

En nuestra delineación del área incluimos todas las cuencas colombianas y ecuatorianas, desde aproximadamente 3.350 m (11.000 pies) de la ladera oriental de los Andes hasta la planada, a 90 m (300 pies) sobre el nivel del mar; todos los territorios peruanos al norte del río Pastaza y el tercio occidental del estado de Amazonas brasilero. A pesar de que sus aproximados 1.350.000 km2 (520.000 mi2) representan apenas una fracción del área total de la cuenca hidrográfica del Amazonas, esta zona es en muchos aspectos (geográfica, florística, demográfica, lingüística y culturalmente) la parte más compleja y variada de la hylea. La ladera oriental de los Andes, aunque florísticamente muy diferente de las tierras bajas, va

*

Agradecemos a la Familia Shultes por autorizar la traducción de la introducción al libro The Healing Forest–Medicinal and Toxic Plants of the Northwest Amazonia de Richard Evans Shultes y Robert F. Raffauf (Portland, Oregon: Dioscorides Press, 1990). Traducción de Tiziana Laudato.

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La selva sanadora: plantas medicinales y tóxicas del noroeste del Amazonas Richard Evans Shultes, Robert F. Raffauf (1990. Portland: Dioscorides Press)

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a ser considerada como parte del noroeste del Amazonas porque sus aguas fluyen a la cuenca del Amazonas, y también porque con frecuencia ha habido contacto cultural entre los indígenas de la región andina y los de las tierras bajas.

adaptada a condiciones xerófitas y se asocia estrechamente con la de los restos de montaña más altos que se encuentran hacia el este. En la parte más oriental del Vaupés en Colombia y en la zona adyacente en Brasil hay montañas aisladas de granito, usualmente de forma redondeada o con forma de cúpula, y salpicadas con retazos de vegetación que tiende a tener pocas especies endémicas y muchas comunes, especialmente tipos de maleza que incluyen una amplia variedad de hierbas, ciperáceas, miembros de la familia de las bromeliáceas, numerosos aros y algunas orquídeas.

Nuestra área está constituida en general por varias formaciones geológicas. La gran planada llana está asentada en el norte y en el oeste sobre una base de cuarcita metamórfica, asociada al llamado Escudo de Guayana; y en la parte este, en Brasil y la frontera colombo-brasilera, sobre bases de granito ígneo asociado al Escudo Brasileño. Durante los períodos Cretácico y Terciario, cuando lo que hoy es la Amazonía era una gran bahía, tanto la formación granítica como la cuarcítica fueron cubiertas por cieno aluvial de una profundidad de hasta 610 m (2.000 pies). Estos depósitos son los causantes de la planada o llano forestado que usualmente relacionamos con el Amazonas.

La gran planada está cubierta en su mayor parte por una densa selva, pero en muchos lugares, especialmente en las partes colombiana y brasilera, hay extensos parches de arena blanca con una flora raquítica de árboles bajos y delgados, que en Colombia son llamados Variales y en Brasil Caatingas. Estos parches son los restos de montañas de cuarcita o granito que fueron completamente consumidas por la erosión y mantienen una vegetación propia altamente endémica. Ocasionalmente estos parches contienen muchas rocas descubiertas, y son tan estériles y abiertos que la vegetación se vuelve baja, reduciéndose a arbustos. Estas áreas se conocen en Colombia como Sabanas y en Brasil como Campinas.

Imagen 1. La selva del noroeste del Amazonas parece no tener fin y sólo se ve interrumpida por ríos y arroyos serpenteantes. Especialmente en la parte colombiana del noroeste del Amazonas hay muchas montañas de piedra arenisca, de poca altura, planas y frecuentemente erosionadas de manera severa. Estas montañas, conocidas en Venezuela como tepuís, son los restos de un arco de altiplanicies que en algún momento se extendieron de manera continua desde la Guayana y el sur de Venezuela hacia el oeste. Tienen una flora altamente endémica que está

Imagen 2. Algunas montañas severamente erosionadas, como el Cerro de la Campana en la Amazonía colombiana, son admiradas con sobrecogimiento por los nativos. 127


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realizó unas recolecciones y observaciones importantes sobre los usos medicinales de algunas de las plantas a lo largo del Japurá y el Caquetá. Logró llegar a Araracuara, pero no pudo proseguir río arriba al enfrentarse a una indómita serie de rápidos. Los dos siguientes ríos mayores hacia el norte son el Apaporis y el Vaupés, ambos similares en su topografía y concentración de rápidos, cascadas y pequeñas montañas. Las fuentes del río Vaupés son los ríos Unilla e Itilla, y del río Apaporis, los ríos Ajajú y Macaya. El río Apaporis tiene varios tributarios importantes: los ríos Kananarí, Popeyaká, Piraparaná y Taraira, el último de los cuales forma parte de la frontera colombo-brasilera. En la zona brasilera los principales ríos son el alto río Negro, Japurá e Ica. El río Negro tiene varios afluentes importantes: Uneiuxí, Curicuriarí, Uaupés (con su tributario el Tikié), Xié e Icana; los últimos tres nacen en Colombia y tienen rápidos y cascadas.

Imagen 3. Cumbres de antiguas montañas de piedra arenisca erosionada son características del Vaupés.

Todos los principales ríos del oriente de Ecuador nacen en las laderas de los Andes o cerca de ellas, y la mayoría fluye a territorio peruano, incluidos los ríos Aguarico, Coca, Napo, Curaray, Tigre y Pastaza. En Perú dos ríos forman fronteras: el Putumayo, con Colombia, y el Yavarí, con Brasil, mientras que los ríos provenientes de Ecuador llegan al río Amazonas, llamado Marañon en este país. Hay dos pequeños ríos que son de importancia para este estudio de las plantas medicinales, debido a la investigación entre los indígenas: el río Ampiyacu (con su tributario el Yaguasyacu), donde viven junto a sus orillas los witotos y los boras, que desemboca directamente en el Amazonas, en Pebas; y el Yaguas, en cuyas orillas vive la tribu del mismo nombre, que desemboca en el Putumayo.

Por lo tanto, la Amazonía no es el tapete verde de selva tropical homogénea que puede parecer desde lo alto. Se ha dicho que en la hylea todo, “desde el ser vivo más pequeño hasta la actividad y conducta del hombre”, depende del agua. Esto es especialmente cierto para el noroeste del Amazonas. Su extremo norte, principalmente en los departamentos colombianos de Guaviare, Vaupés y Guainía, está cruzado por los “ríos negros” que corren sobre tierra granítica o arenosa, arrastran muy poco cieno y usualmente tienen un color ámbar o el de un té fuerte. Estos ríos bañan una selva relativamente alta que no es objeto de prolongadas inundaciones anuales; y no son fácilmente navegables porque tienen muchos rápidos y cascadas. En la Amazonía colombiana el único río importante libre de estos impedimentos para la navegación es el río Putumayo, conocido en Brasil como río Ica, que señala la frontera entre Colombia y sus vecinos Perú y Ecuador. Los ríos colombianos Guamuez y Sucumbíos, que nacen en los Andes y desembocan en el Putumayo, no tienen rápidos. Los grandes afluentes colombianos del Putumayo, el Karaparaná y el Igaraparaná, tienen rápidos y cascadas, pero el Kotué, que desemboca en el Putumayo en la frontera colombo-brasilera, está libre de obstáculos. El río Caquetá fluye serenamente por unos 965 km (600 mi), más que todo a través de bajíos, pero encuentra interrupciones rocosas que causan rápidos y cascadas en Araracuara y sobre La Pedrera, cerca de la frontera colombo-brasilera. Recibe aguas de los ríos Orteguaza, Caguán, Kuemaní, Miritiparaná, Kahuinarí, Yarí y Apaporis, los últimos dos interrumpidos por numerosos rápidos y cascadas poderosas; cuando entra al Brasil, el Caquetá pasa a llamarse río Japurá. En 1820 el famoso botánico alemán Von Martius

Imagen 4a. Flora altamente endémica cubre las cimas de numerosas montañas de piedra arenisca en el Vaupés. 128


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Imagen 4b. Las montañas de granito con forma de domo del Vaupés tienen una flora de pocas especies.

Imagen 5b. Las montañas de granito del Vaupés aparecen al azar en la inmensidad de la selva llana.

Imagen 5a. Los bosques caatinga en el Vaupés, que nacen en arena blanca estéril, tienen árboles delgados con fuertes y largas raíces.

Imagen 6a. Líquenes y árboles delgados crecen en las caatingas del Vaupés. 129


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Imagen 7b. Un dibujo de 1820 de las cascadas de Araracuara, donde Von Martius recolectó hace más de 160 años. La parte noroeste de la Amazonía es el hogar de un alto número de tribus indígenas que están en diversos grados de aculturación. Éstas hablan un mosaico de idiomas y dialectos que se clasifican, a menudo sin certeza, en 10 o más grupos lingüísticos. Aquí consideramos, con algunas excepciones, sólo las tribus cuyas plantas medicinales hemos catalogado en este libro.

Imagen 6b. Las sabanas en el Vaupés existen en extensas y casi desnudas piedras areniscas rodeadas de densos matorrales.

En Colombia las tribus de los tukanos están divididas entre dos centros: un grupo oriental, localizado primariamente en el Vaupés, que incluye a los tukanos, gwananos, taiwanos, kubeos, karapanas, desanas, barasanas y makunas; y un grupo occidental, que se sitúa principalmente en Putumayo, que incluye a los sionas de la región de Mocoa y los koreguajes del río Orteguaza. En medio de estos dos centros se encuentran varios grupos witoto, los boras, mirañas, muinanes, andaquíes, y los propios witotos. En esta área también están representados varios grupos arawak: los yukunas, tanimukas, matapies, kawayarís, kuripakos y baniwas. Muchos puinaves también se han asentado en la región, provenientes de una tribu de la cuenca del Orinoco, la zona usualmente llamada Llanos en Colombia. Se cree que su idioma está relacionado con el de los makús del río Piraná, una pequeña tribu seminómada que vive entremezclada con los tukanos orientales del departamento del Vaupés y con algunos localizados cerca de La Pedrera, en el río Caquetá. En el sector del extremo sur de la Amazonía colombiana vive la tribu de los tikunas, cuyo lenguaje probablemente es arawako. En el extremo occidental de la Amazonía colombiana residen varios grupos de la tribu kofán, que aún no ha

Imagen 7a. Von Martius, el primer explorador de plantas de la Amazonía colombiana.

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sido clasificada lingüísticamente. En las tierras altas –en el Putumayo– hay grandes poblaciones de indígenas kamsá, que pertenecen a un grupo lingüístico distintivo que aún no ha sido definido. Viven en la parte alta del valle del Sibundoy, y aunque se han aculturado, preservan su idioma, sus costumbres y, especialmente, el conocimiento de su etnomedicina y el uso de plantas para curar enfermedades y dolencias. Los ingas o inganos, que hablan una de las lenguas quechua, también se localizan en el valle del Sibundoy, en las cercanías de Mocoa.

están estrechamente relacionadas con la creencia de que las enfermedades son causadas por la influencia de fuerzas mágicas, por lo que el uso de plantas alucinógenas por parte de los chamanes está especialmente desarrollado. Están divididos en grupos pequeños llamados de acuerdo al río en el que viven. Aunque los jíbaros han sido objeto de más estudios etnográficos que las demás tribus ecuatorianas, aún queda mucho qué aprender acerca de su cultura y conocimientos. Actualmente cuentan con alrededor de 27.000 individuos, que están bajo la poderosa influencia aculturadora de los misioneros.

Situadas en un ambiente con una flora muy rica, en su mayoría las tribus de la Amazonía colombiana han estado expuestas al contacto con personas de afuera. Algunas, especialmente los boras y los witotos de los ríos Karaparaná e Igaraparaná, fueron explotadas despiadadamente durante el boom del caucho a principios del siglo XX, por la Casa Arana, una compañía peruana que poseía este territorio que ahora es parte del departamento del Amazonas colombiano. Sin embargo, los pocos que quedan lograron preservar su idioma, su cultura y su conocimiento de las propiedades de las plantas locales. Los misioneros, que con frecuencia han protegido a éstos y otros indígenas de la explotación, introdujeron ayuda médica enormemente necesaria para complementar el conocimiento de los indígenas, pero también causaron cambios culturales y lucharon contra la influencia de los chamanes y curanderos, que son los guardianes de las tradiciones tribales y tienen un amplio conocimiento de las propiedades y usos de la vegetación local. Hoy en día, los indígenas de la Amazonía colombiana se han adaptado (y han aceptado) a muchas de las costumbres y creencias extranjeras, en la medida de lo necesario, pero casi sin excepción esta adaptación ha sido superficial; en la mayoría de los casos su conocimiento de las plantas medicinales y tóxicas no parece haber sufrido grandes pérdidas.

Los kofán de Ecuador, íntimamente relacionados con los de Colombia, se localizan en la parte alta del río Aguarico y sus afluentes. Fueron cristianizados por misioneros muy temprano, pero su número ha declinado progresivamente, y ahora se cree que sólo quedan unos pocos cientos. Sin embargo, su aculturación parcial no ha disminuido su detallada familiaridad con la flora de la región y sus propiedades. Su lenguaje todavía no ha sido categorizado, aunque se cree que pertenece a la familia chibcha. Los siona y secoya de shushufindi son tukanos occidentales, y vecinos de los kofán, de quienes se cree han tomado muchos nombres de las plantas, así como sus usos medicinales. Su número, se cree, está alrededor de los 100 y viven en el área del río Aguarico. Hay muchas pequeñas tribus de indígenas que hablan zaparoano en Ecuador y en la zona adyacente de Perú. Estos grupos o subtribus más o menos dispersos viven más que todo en la región del río Pastaza.

El oriente de Ecuador tiene, para su pequeño tamaño, una sorprendente diversidad de tribus indígenas. Los jíbaros, que constituyen el principal grupo, están divididos en pequeñas subtribus o incluso en unidades familiares. Su idioma sigue siendo ampliamente hablado y tiene varios dialectos. Pertenece a una familia lingüística que se ha asignado, con algunas reservas, al grupo arawak. Aunque algunos han sido asimilados por las culturas indígenas de las altiplanicies, el cuerpo principal de los jíbaros es claramente una tribu de la selva húmeda, con un fuerte desarrollo cultural alrededor de la guerra. Sus ideas sobre la enfermedad y la muerte

Imagen 8. El raudal de Jirijirimo, en el río Apaporis, es sagrado para los curanderos taiwano de la Amazonía colombiana. 131


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Los woranís son un pequeño grupo de unos 600 indígenas que viven en el río Napo, al norte del río Curaray. Comúnmente se los conoce con el término “aucas”, que significa salvaje. Han estado aislados, incluso de otros grupos indígenas, durante muchas generaciones y sólo en los últimos treinta años han tenido contacto con misioneros. Su lenguaje aún no ha podido ser asociado con ninguna familia lingüística conocida y son aparentemente únicos, por cuanto sólo tienen una farmacopea limitada. Las pocas tribus peruanas que se mencionan –los kulinas, que hablan arawak, y los kashinawas, que hablan pano– son pequeñas, están relativamente aisladas y situadas a lo largo del río Purús. Los witotos y los boras, que actualmente residen a orillas del río Ampiyacu, fueron transportados allí desde la Amazonía colombiana tras el colapso de la Casa Arana, productora de caucho. Están relativamente bien aculturados, pero han conservado sorprendentemente bien sus conocimientos de los usos y propiedades de las plantas.

Imagen 9. El raudal Yuruparí (el diablo) divide la parte alta del río Vaupés de Colombia, de la parte baja del río.

Hay muchas otras tribus pequeñas en la parte de Perú incluida en este estudio, pero, desgraciadamente, se ha prestado poca atención a su etnobotánica y sólo ahora se están iniciando investigaciones en esta área rica en flora y aborígenes.

sino que una vegetación baja, casi completamente compuesta de arbustos, domina aquellas partes, en las que un poco de tierra se acumula entre grandes espacios abiertos (a menudo sólo puede verse un arbusto aislado) y donde el substrato está compuesto de roca metamórfica prácticamente pura. Estos espacios abiertos mantienen muchas plantas herbáceas, principalmente especies ciperáceas, algunas hierbas, xyridáceas, enredaderas postradas, como la mandevilla, y una buena representación de melastomas. La vellozia, que tiene una forma extraña, es característica, lo mismo que muchas bromelias, en particular especies de aechmea y pitcarnia. El abundante género Paepalanthus de la familia Eriocaulacea y numerosas especies de Rapteaceae salpican los lugares donde se retiene suficiente agua. Son comunes miembros de la familia Araceae, especialmente especies de Philodendron. Una interesante especie de Cecropia y una especie endémica de Mauritia enana se encuentran con frecuencia. De especial interés son cuatro arbustos o arbolillos: Bombas coriaceum, de gruesas hojas correosas; una variedad enana de los árboles de caucho, Hevea viridis var. Toxicodendroides; uno de los representantes de la Condositae, Gongylolepis martinianum; y varias especies de las rubiáceas Pagamea. Los bordes de las montañas son adornados por variedades de vistosos arbustos de flores de la melastomatacea Graffenried y de la ochnacea Rithidanthera.

En la reducida región de Brasil incluida en este resumen, las tribus son en su mayoría de tukanos, con algunos grupos nómadas de makús, cuyo extenso conocimiento de las plantas útiles amerita un pronto estudio. Algunos kuripakos y baniwas, hoy en día bastante bien aculturados, viven en la parte alta del río Negro y sus afluentes, pero incluso estos indígenas han conservado algún conocimiento de las plantas medicinales. Hemos incluido algunas notas sobre las aún no aculturadas tribus waika de las áreas periféricas de nuestra zona de estudio, en algunos casos porque su uso de las plantas es similar al de las tribus vecinas, y en otros, por el posible interés quimiotaxonómico de las especies involucradas. Como ya hemos indicado, la flora de la zona noroeste del Amazonas varía con la topografía de la tierra en la que crece. En la esquina noroccidental –el área de los ríos negros y las montañas erosionadas que se asocian con el Escudo de Guayana y Venezuela– los inusuales vestigios de flora se han adaptado a un alto grado de xerofitismo de condiciones quersófitas y psamófitas. No hay árboles altos ni robustos, 132


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Imagen 10. Los raudales de Yayacopi, en el curso medio del río Apaporis, son un lugar sagrado de los makunas y barasanas de la Amazonía colombiana.

Imagen 11b. Los bancos, ricos en palmeras, del río Putumayo son bajos y están sujetos a inundaciones anuales.

Imagen 11a. Las selvas de la planada sufren grandes inundaciones durante la estación lluviosa. En Leticia no es raro que el río crezca 12 m (40 ft) desde su nivel más bajo en la estación seca.

Imagen 12a. Mitú, el centro de la mayor concentración de diversas tribus indígenas amazónicas de Colombia.

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Imagen 13b. Un chamán kamsá famoso en los Andes trata a un joven artrítico. Imagen 12b. Un famoso curandero de los yukana que es respetado y consultado por indígenas de lugares distantes.

Imagen 13a. Un chamán makuna y su discípulo, bailando alrededor de un joven enfermo, diagnostican la causa de la enfermedad con la ayuda de drogas alucinógenas.

Imagen 14. Casa redonda makuna en la que viven hasta cinco familias relacionadas.

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Hacia el este, en el departamento del Vaupés y la región adyacente de Brasil, donde las montañas de granito están asociadas con el Escudo Brasileño, la flora es un poco menos interesante, con muchas menos especies y compuesta en su gran mayoría por tipos de hierbas comunes y unas pocas especies endémicas. La vegetación es usualmente una maraña compuesta de pastos, ciperáceas, bambúes y bromelias, particularmente grandes Pitcairnias, y algunas orquídeas; resaltan especialmente grupos de Epistephium, algunas de cuyas especies más vistosas alcanzan el metro ochenta de alto. En las caatingas es usual encontrar densos grupos de Cladonia. La Hevea pauciflora var. coriacea y la rara especie endémica H. rigidifolia son abundantes, al igual que la Micrandra sprucei y, ocasionalmente, M. lopezii. Los géneros de las rubiáceas, particularmente Pagamea, Psychotria, Palicourea, y varias especies de Retiniphyllum, están frecuentemente representados. Hay muchas especies de Clusia y son comunes los aros terrestres y epifitos, especialmente las especies de hojas anchas de Philodendron. Las enredaderas de la familia Apocynaceae son llamativas, y ocasionalmente hay arbustos melastomatacea.

Las Euphorbiaceae están bien representadas: Hevea microphylla es común en las áreas inundables del río Negro, y H. guianensis, H. pauciflora var. coriacea y H. Nitidia son muy abundantes en las áreas arboladas bien drenadas. El género Micandra es un elemento característico, con dos especies típicas: M. spruceana y M. rossiana. La Vaupesia cataractarum, rara especie endémica, se encuentra a lo largo de las márgenes rocosas de los rápidos. La Guttiferae representa una familia importante, con muchas especies e individuos del género Clusia y del género endémico Lorostemon. La vegetación de las márgenes de los ríos usualmente está adornada con lianas colgantes de la gimnosperma propia de la región, Gnetum nodiflorum. La flora de este sector del extremo norte es, sin lugar a dudas, la menos conocida de todo el Amazonas y merece una recopilación botánica más intensiva.

La flora de la selva del norte de la región no es tan alta como la de la planada, pero indudablemente es mucho más rica en especies. Típicas de esta vegetación son numerosas especies de Hevea y el género relacionado Micrandra. La familia de las palmas está representada por árboles altos, como Jessenia, Astrocaryum, Mauritiella, Iriartea y Socratea; y por arbustos bajos, como Chamaedorea, Geonoma y Leopoldinia. La vegetación de las orillas de los ríos está cubierta de trepadoras Strychnos y lianas bignoniáceas, y el interior de la selva tiene lianas robustas de Malpighiaceae, Loranthaceae y Sapindaceae. Representantes de los géneros Eperua, Elizabetha, Swartzia, Monopteryx y Macrolobium de las leguminosas son característicos, al igual que la Licanea de la Chrysobalanceae. El género Vochysia es extremadamente abundante y se han descrito unas 25 especies en la región. Los árboles gigantes del género Tabebuia son llamativos cuando florecen, pues son uno de los elementos más altos de la flora de la jungla. Los Sapotaceae son especialmente dignos de mención, en especial los árboles productores de látex del género Manilkara; y numerosas especies de los géneros Oxythece y Pouteria; una especie de estos últimos, P. Ucuqui, produce una fruta comestible muy apetecida por los indígenas. Especies llamativas de la tiliácea Lueheopsis y una hermosa lecythidácea, Asteranthos brasiliensis, conforman elementos conspicuos en algunos lugares de la región.

Imagen 15. Curandero kubeo danza para alejar una epidemia de gripe. La planada del noroeste del Amazonas tiene una vegetación típica de la selva. Las plantas bajas del sotobosque son tan desconcertantemente complejas que una enumeración de sus componentes, incluso si se nombran sólo los géneros, sería casi imposible, por la descripción limitada que nos permite este espacio. Típica del propio río Amazonas es la Hevea brasiliensis. En las tierras altas de sus afluentes, el género está 135


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representado por la H. guianensis y su variedad lutea, mientras que la H. paucifora var. coriacea ocurre esporádicamente. La Hevea guianensis es usualmente uno de los árboles más altos del dosel del bosque. La apocinácea Couma macrocarpa, explotada como una fuente de látex valiosa en la fabricación de chicles, es abundante en algunas áreas. Son comunes los familiares del árbol de cacao; el sector más occidental del Amazonas colombo-ecuatoriano es el lugar de origen del Theobroma cacao. Los géneros de moráceas Cecropia y Ficus son especialmente ricos en especies e individuos. Hay muchos representantes del género de mirtácea Eugenia, y especies de las mirtáceas Virola, Iryanthera y Osteopholoeum son muy comunes, y los nativos les han encontrado numerosos usos interesantes. Los árboles lecitidáceos de los géneros Escheweilera, Chytroma y Gustavia son elementos importantes del dosel de la selva en algunas áreas, y en la parte brasilera de la región, la nuez de Brasil, y su familiar, la nuez del paraíso o árbol sapucaia (Bertholetia excelsa y Lecythis zabucajo, respectivamente), son elementos comercialmente valiosos de la selva. El género Piper es común en todas partes. Las ramas de los árboles de la selva están cubiertas de epifitas: helechos, aros, bromelias, orquídeas, Gesneriaceae, especies de Cyclanthaceae y familias menos abundantes. Las enredaderas y las lianas son cuantiosas, especialmente miembros de la Sapindaceae, Bignoniaceae, Malpighiaceae, Menispermaceae de los géneros Chondrodendron, Abuta, Anomospermum, Curarea, Orthomene y Telitoxicum; y Loganiaceae del género Strychnos. Las dos últimas familias son fuentes de veneno para flechas. Muy frecuente en los bancos del río es el Triplaris surinamensis, el árbol hueco en donde viven hormigas. Las hierbas y las compuestas son notablemente raras, con la excepción de ciertas hierbas que crecen exuberantemente en algunas de las islas de los ríos más grandes. Dichas islas en el río Amazonas, especialmente en las cercanías al Trapecio Amazónico colombiano, tienen densos grupos de Sphenocle zeylanica, una planta tóxica, que fue introducida del Viejo Continente. No hay duda de que las palmas dominan el paisaje como el rasgo más característico de la selva, habiendo unas 135 especies de 35 géneros en la región. Particularmente notables son las grandes agrupaciones de Mauritia flexua y M. minor, Jessenia bataua, Astrocaryum tucuma, A. vulgare y Euterpe precatoria, al igual que la gran abundancia en las partes bajas del bosque de Bactris, Geonoma, Iriartella, y la inevitable Guilielma speciosa, con sus frutas comestibles, en los asentamientos indígenas. Hay pocas dudas de que las familias dominantes en géneros y especies son, primero, la Leguminosae, con

géneros como Lonchocarpus, Inga, Eritrina, Ormosia, Cassia, Dialium, Diplotropis, Macrolobium, Parkia, Pithecellobium, Pterocarpus, Sclerolobium y Bauhinia, entre otros; segundo, la Rubiaceae, con géneros como Psychotria, Palicourea, Duroia, Faramea; tercero, la Melastomataceae, con géneros como Abdelbotrys, Bellucia, Miconia, Mouriri, Clidemia y Tococa; y en cuarto lugar, la Guttiferae, con géneros como Vismia, Calophylum, Clusia, Caraipa, Oedematopus, Tovomita y otros, algunos de los cuales contienen especies estranguladoras.

Imagen 16. Densa selva del Vaupés talada para uso agrícola por los indígenas taiwano.

La vegetación de las altiplanicies y las laderas orientales de los Andes, cuyas aguas fluyen al sistema amazónico, es típicamente andina, por lo que tiene poca relación con la flora de las regiones más bajas, pero los usos de las plantas en esta región deben ser considerados en cualquier discusión etnobotánica, en parte por las migraciones, interrelaciones y contactos culturales que hay entre las numerosas tribus indígenas de ambas áreas. Con tal plétora de familias, géneros y especies, la flora de la planada sobre tal extensión no puede ser resumida en una corta reseña. Es suficiente decir que hay muchos géneros y familias que no se mencionan aquí, pero figuran como elementos importantes de la etnobotánica de los indígenas de la región. 136


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Imagen 18b. Un curandero kofán y su familia en el Putumayo colombiano.

Imagen 17. Un cazador kofán con una lanza de bambú.

Imagen 19a. Bosque claro pero denso, típico de las tierras bien drenadas del Vaupés.

Imagen 18a. Curandero de los indígenas koreguaje prepara hojas de coca para tostar. 137


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Imagen 19b. La selva amazónica, rica en árboles altos y lianas, es típica de la planada.

Imagen 20. La preparación de un herbario de especímenes de referencia es básica en la investigación etnofarmacológica.

Imagen 19c. Los árboles Cecropia se apoderan, a menudo en solitario, de las islas recién formadas en el río Amazonas.

Imagen 21a. En los rápidos no se puede usar veneno para pescar. En lugar de eso usan trampas de pesca o kakuris. 138


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En nuestra discusión de las plantas medicinales y tóxicas, las familias de plantas están organizadas alfabéticamente, sin tener en cuenta las relaciones filogenéticas. Esta organización puede parecer extraña e incluso molesta al botánico taxonómico, pero la adoptamos sabiendo que esta organización de las familias, géneros y especies haría más fácil la consulta a los lectores de campos diferentes a la botánica, a los que se les presente la ocasión de utilizar este libro, como pueden ser los antropólogos, fitoquímicos, farmacólogos, bioquímicos, especialistas orientados a la medicina, entre otros. Para cada binomio, se ofrece una cita completa del lugar y fecha de publicación. No se da una lista de sinónimos, excepto en algunos casos en los que pueden ser encontrados con frecuencia en la literatura química o farmacológica. En algunas instancias se han preferido binomios antiguos y más reconocidos, frente a nombres recientemente cambiados y desconocidos, aun cuando estos cambios sean correctos según el Código Internacional de Nomenclatura Botánica.

Imagen 21b. Las pruebas de campo para la identificación de alcaloides son muy fáciles de realizar en el sitio de recolección.

Imagen 22. Principales tribus indígenas del noreste de la Amazonía. 139


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Major Rivers of Northwestern Amazonia

Imagen 23. Principales ríos del noroeste de la Amazonía. Asumimos que en su mayoría nuestros lectores no son botánicos, y el constante cambio de binomios es confuso para los especialistas externos al campo de las ciencias de las plantas. Los nombres indígenas de las plantas se proporcionan con una identificación en paréntesis de la tribu a la que pertenecen. Los nombres españoles y portugueses que se usan en Brasil, Colombia, Ecuador y Perú también se incluyen con una identificación similar. Algunos nombres se han incluido en función de archivo, aunque ningún uso por parte de los nativos fuera identificado en el momento de la recolección. Desgraciadamente, no existe una ortografía estándar para la escritura de los nombres nativos, ya que han sido escritos de muchas maneras distintas. Aquellos recolectados por los autores se han escrito con una ortografía simple y aproximada, para la cual damos una guía de pronunciación a continuación de esta introducción.

Imagen 24. Curandero waika preparando dardos venenosos. 140


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Para casi todas las plantas y los usos mencionados en nuestra compilación se citan especímenes de referencia. Aunque sería ideal tener especímenes de referencia preservados en un herbario para cada una de las entradas en un trabajo etnobotánico, hay muchas referencias de usos de plantas amazónicas que pueden no ser auténticas. Siempre que aceptamos las fuentes como confiables, pensamos que era aconsejable citarlas en esta enumeración, con vistas a la rigurosidad del estudio. Para esta información, el binomio usado es el que se encuentra en la fuente original, aun en aquellos casos en que éste haya sido reemplazado por otro clasificativo en monografías más recientes, o cuando se ha demostrado que era un sinónimo. En estos casos, se proporciona una anotación del binomio más reciente.

cho una selección, hasta cierto punto arbitraria, de los artículos y reseñas más importantes sobre la química de los géneros y especies listados o de sus familiares próximos botánicamente, buscando alertar a los farmacólogos y fitoquímicos de los componentes de las plantas que probablemente están en necesidad urgente de investigación. Por lo tanto, las ocasionales referencias en la literatura a los elementos nutricionales (azúcares, almidones, proteínas, aminoácidos, grasas comestibles y minerales), así como a la cera de las hojas o los pigmentos florales, han sido omitidas deliberadamente, pero se han incluido referencias a la actividad biodinámica de los extractos o de componentes aislados. La literatura química de 1967 a 1984 fue revisada y algunas referencias más nuevas se añadieron durante la preparación del manuscrito. Reportes precedentes que no se citen específicamente en el texto se han tomado de referencias generales, trabajos estándar familiares para los investigadores actuales en fitoquímica, las cuales aparecen en una bibliografía general, al final de este volumen. La bibliografía específica sobre los temas discutidos en cada familia se presenta al final del texto que trata sobre cada una de ellas. Para las referencias a revistas especializadas que podrían ser consideradas de difícil acceso, se han suministrado citas de Chemical Abstracts.

Siempre que ha sido posible, la identificación de los especímenes de referencia ha sido realizada por especialistas. Muchas de las entradas están identificadas sólo por el género y no se ha determinado la especie, básicamente porque las muestras son estériles. No obstante, son citados especímenes de referencia, para una posible identificación más completa en el futuro. Los nombres de los recolectores y el número de sus especímenes de referencia se enumeran en su forma abreviada en la sección “Abreviaturas y convenciones” que sigue a esta introducción.

Durante el curso de varios trabajos de campo realizados en el Amazonas colombiano tuvimos la oportunidad de analizar un gran número de especies, en busca de alcaloides. Estos análisis se condujeron mediante la simple aplicación de una gota de savia de las plantas a papel de filtro y usando el color naranja a naranjarojizo producido por unas gotas de reactivo de Dragendorff, para indicar la probable presencia de este tipo de componentes. Aunque somos conscientes de las limitaciones de este estilo de pruebas de campo, los resultados han sido registrados como una contribución al conocimiento de la flora; aunque en algunos casos ningún uso medicinal o tóxico de estas plantas era conocido por nuestros informantes.

Los herbarios donde se han depositado estos especímenes no se han nombrado, debido a que la mayor parte del material está representado en el Herbario Nacional de Colombia, en Bogotá, y en el Economic Botany Herbarium, de Oak Ames, o en el Gray Herbarium de la Universidad de Harvard. Algunas de las colecciones se han depositado en el Jardín Botánico de Missouri o en el Real Jardín Botánico de Kew, Inglaterra, o en otros herbarios. Se han realizado pocos estudios químicos y farmacológicos de las propiedades medicinales y tóxicas de las plantas. De hecho, de las 1.516 especies (145 familias, 594 géneros) comentadas en este libro, al menos el 50% ha sido poco investigado o no lo ha sido en lo absoluto, y en el mejor de los casos han sido examinadas para determinar su idoneidad como fuente de madera, pulpa de papel, forraje para animales o comida humana, u otras funciones industriales, tales como el aceite de semillas.

Se asume en general que relativamente pocas especies del Amazonas han sido utilizadas como medicinas. En el noroeste hay una gran disparidad en este aspecto entre las muchas tribus indígenas. Los tukanos y los witotos del Vaupés colombiano y los kofán de Colombia y Ecuador, por ejemplo, tienen unas farmacopeas extremadamente incluyentes, mientras que los waoranis de Ecuador usan sólo unas pocas plantas como remedios o paliativos. También están las tribus que emplean un

Al citar análisis químicos disponibles, no se ha intentado dar una bibliografía completa, sino que se ha he141


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gran número de plantas como componentes para flechas venenosas, con propósitos ictiotóxicos o para otros usos tóxicos. Algunas de las que están concentradas en estos usos tienen un conocimiento muy limitado de las propiedades curativas de su flora, y lo mismo es cierto, pero en un nivel mucho más limitado, para las plantas narcóticas o alucinógenas.

Los principales venenos para flechas en Suramérica, particularmente aquellos de origen menispermáceo o loganiáceo, son llamados comúnmente curares, incluso cuando se usan plantas de otras familias como base. En su preparación, el extracto acuoso obtenido de la mezcla de ingredientes es hervido, en algunos casos durante muchas horas, hasta que sólo queda un jarabe. Usualmente, se cree necesario usar unos ensalmos apropiados u otros elementos rituales; se aplica la mezcla a los dardos o las puntas de flecha y se deja secar al sol o al aire, o se calienta con cuidado sobre el fuego para que se endurezca. Los venenos para peces provienen por lo general de una única especie, y las plantas usadas con este propósito son las mismas en grandes áreas.

En toda la región, las plantas bioactivas –con la excepción de algunos venenos para flechas– se emplean en su mayoría como sustancias simples, y las mezclas o las prescripciones complejas son raras. La ingestión de tés, ya sea una decocción o una infusión, fría o caliente, es la manera más común de suministrar las medicinas; las gárgaras también son frecuentes, especialmente si las plantas son aromáticas. Las cataplasmas de hojas o cortezas machacadas, que se aplican, frescas o después de hervidas, representan un número apreciable de remedios. Muchos dolores, tensiones y otros problemas musculares se tratan con la frotación de una decocción, una infusión u hojas frescas en la zona afectada, o empapando el miembro afectado. Las inhalaciones son comunes, y, en algunos casos, las cortezas o las hojas se fuman. Los enemas, que se dice son frecuentes en algunas partes de Suramérica, son poco comunes en el noroeste del Amazonas.

Hasta hace poco tiempo, se había publicado muy poco sobre las plantas medicinales, tóxicas y narcóticas del noroeste del Amazonas. Los pocos datos disponibles estaban diseminados en una literatura diversa, la mayor parte de la cual era difícil de conseguir. Durante el último medio siglo un cuerpo limitado de información etnofarmacológica ha empezado a aparecer en revistas especializadas o trabajos botánicos o antropológicos, que se citan en la bibliografía general al final de este volumen.

Mientras que unas pocas tribus preparan venenos para flechas de un solo ingrediente vegetal, o de unos pocos, el curandero –encargado de preparar estos venenos en la mayoría de las tribus– tiene generalmente fórmulas elaboradas que muchas veces necesitan hasta 15 o más plantas. Cada tribu y cada curandero de dicha tribu pueden tener una receta única o nueva, o pueden preparar diferentes venenos dependiendo del animal que se va a cazar o del tiempo elegido para la cacería.

Es nuestro deseo que esta compilación no sólo alerte a las futuras generaciones de fitoquímicos sobre el potencial del Amazonas como fuente de nuevos compuestos medicinales, tóxicos o en general útiles, sino que al hacerlo ayude a la conservación del registro de la tradición de la población indígena de una región ricamente dotada y de vital importancia en muchos aspectos para el bienestar de la humanidad. �

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A parar el match: política, deporte y arte* por

Carla Macchiavello**

Fecha de recepción: 19 de marzo de 2008 Fecha de aceptación: 14 de octubre de 2008 Fecha de modificación: 1 de diciembre de 2008

Resumen Este ensayo explora las relaciones entre representación y política que se gestaron en torno a la Copa Davis realizada en Bastad, Suecia, en 1975, que sirvió de marco para un cruce de ideologías e imágenes visuales en pugna. Durante la competencia deportiva, el artista noruego Kjartan Slettemark realizó un afiche que animaba a detener un partido de tenis, en protesta contra el régimen militar chileno, siendo parte de una polémica visual y escrita que culminó con la derrota del equipo de dobles chileno ante Suecia. Este ensayo indaga cómo un evento deportivo pasó de ser una competencia, a un escenario cultural y político en el que conceptos como nación e ideología entraron en disputa tanto en las canchas como fuera de ellas. Analizando los distintos discursos e imágenes reproducidos en la prensa internacional, se trazarán las tensiones que estaban subyacentes en el ambiente sociopolítico de la época y que fueron impulsadas por este evento deportivo.

Palabras clave: Deporte, arte, política, espectáculo, nacionalismo, representación.

Stop the Match: Politics, Sports, and Art

Abstract This essay explores the relations between representation and politics that arose in conjunction with the Davis Cup celebrated in Bastad, Sweden, in 1975, an event that served as a frame for the crossing of contending ideologies and visual images. During the event, the Norwegian artist Kjartan Slettemark produced a poster that encouraged people to stop the tennis matches in protest against the Chilean military regime and which, as part of a larger visual and written polemic, culminated with Chile’s defeat in the matches. This essay delves into the ways a sports competition was transformed into a cultural and political event in which concepts such as the nation and ideologies were disputed. Analyzing different discourses and images reproduced in the media, the tensions underlining the sociopolitical ambience of the epoch, which were triggered by the matches, will be traced.

Key words: Sports, Art, Politics, Spectacle, Nationalism, Representation.

Parando o match: política, esporte e arte

Resumo Este ensaio explora as relações entre representação e política que se gestaram em torno da Copa Davis realizada em Bastad, Suécia, em 1975, que serviu de marco para uma junção de ideologias e imagens visuais conflitantes. Durante a competição esportiva, o artista noruego Kjartan Slettemark realizou uma publicidade que incentivava a parar uma partida de tênis, em protesto contra o regime militar chileno, sendo parte de uma polêmica visual e escrita que culminou com a derrota da equipe de duplas chilena diante da Suécia. Este ensaio indaga como um evento esportivo passou de ser uma competição a um cenário cultural e político no qual conceitos como nação e ideologia entraram na disputa tanto nos campos como fora deles. Analisando os diferentes discursos e imagens reproduzidos na imprensa internacional, vão se traçar as tensões que estavam subjacentes no ambiente sociopolítico da época e que foram impulsionadas por esse evento esportivo.

Palavras chave: Esporte, arte, política, espetáculo, nacionalismo, representação.

* Investigación independiente ** Licenciada en Estética, Pontificia Universidad Católica de Chile; Maestría en Historia del Arte y Crítica, SUNY Stony Brook, Estados Unidos. Actualmente cursa estudios de doctorado en Historia del arte y Crítica en la Universidad de SUNY Stony Brook. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran: El mirar cruzado: conciencia diaspórica en Video Trans Américas de Juan Downey. En: Catálogo exhibición Video Trans Américas. Juan Downey, Santiago: Galería Gabriela Mistral, 2008; Between Abstraction and Figuration: The Contradictions of David Alfaro Siqueiros’ “Dialectic-Subversive Painting” 19321942. Art Criticism, Vol.22, No.2: 51-67, 2008. Correo electrónico: cmmacchiavello@yahoo.com.

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la Guerra Fría y su complicado sistema de alianzas parecía al borde del colapso y daba sus últimos estertores mientras el sistema colonial seguía un camino de desintegración, la escena deportiva florecía como un campo de disputas controladas que eran seguidas cada vez con mayor atención por los medios de comunicación de masas. A mediados de año, Chile venció en tenis a Sudáfrica y avanzó a semifinales en la Copa Davis. La noticia fue celebrada por la prensa chilena, ya que los jugadores Jaime Fillol y Patricio Cornejo se encontraban en óptimas condiciones deportivas, previéndose un triunfo para Chile en dobles, con el que se alcanzaría por primera vez la preciada copa. El 29 de julio se definió que Chile enfrentaría a Suecia a finales de septiembre, en este último país. Nada parecía fuera de los procedimientos normales para el desarrollo de la copa hasta que el 30 de julio organizaciones suecas como el Comité de Solidaridad en Chile (Chilekommitte) y el Comité Nacional Sueco pidieron impedir la realización del encuentro a toda costa. Suecia debía negarse a jugar contra Chile. Al día siguiente el gobierno sueco anunció que se realizaría una manifestación pacífica en contra del régimen militar chileno durante los partidos de tenis, la cual tendría un “efecto” de mayor alcance que la mera suspensión del encuentro. ¿Por qué la renuencia de Suecia a jugar contra Chile y el deseo de manifestarse durante el partido? ¿De dónde provenía la necesidad de aprovechar un evento deportivo para volver público el rechazo hacia la junta militar?

uando en 1975 Chile llegó a Suecia a disputar las semifinales de la Copa Davis, lo que iba a jugarse en la cancha era más que un partido de tenis. Tanto para los jugadores como para sus respectivos gobiernos, la arena deportiva se había convertido en el lugar simbólico donde naciones, ideologías e imágenes visuales se disputarían su legitimidad y efectividad. Durante el mes previo a los encuentros, una serie de imágenes y eslóganes circuló por los medios internacionales anticipando la realización de un boicot a los partidos, en repudio al gobierno militar chileno. Esto hizo estallar una cadena de asociaciones imaginarias entre deporte y política, en las que diferentes identidades y nociones de comunidad estaban en pugna. Este ensayo examina cómo un encuentro deportivo se transformó en un espectáculo mediático y una plataforma simbólica para el enfrentamiento entre diversos conceptos de nación y libertad, poniendo especial atención en cómo esta disputa se llevó a cabo en el nivel de la representación. El lugar de la imagen fue crucial durante el encuentro, tanto para la efectividad del boicot a los partidos como para su oposición y contienda en el espacio público, incluido el espacio del arte. Este ensayo propone que el deporte fue más que una instancia social capaz de reflejar un momento político; la cancha se convirtió literalmente en el sitio donde distintas comunidades intentaban modificar efectivamente la realidad.

Chile había estado recientemente en la mira del mundo por razones extradeportivas. Pocos días después de la clasificación en la Copa Davis, se filtraron en la prensa internacional algunos avances del informe que preparaba un grupo especial de las Naciones Unidas sobre la condición humanitaria en el país. El grupo ad hoc había sido creado en febrero para revisar las denuncias de violación de los derechos humanos que estaba cometiendo la junta militar chilena tras el golpe de Estado de 1973 que derrocó al gobierno comunista de Salvador Allende. La creación del grupo era en parte fruto de las críticas hechas a la ONU por su falta de acción “visible” en contra de estas violaciones en el nivel internacional (Wright 2007), invisibilidad que era leída como una manera de respaldar las torturas.

El camino hasta Suecia: antecedentes El año 1975 estuvo marcado por eventos deportivos de importancia mundial. Muhammed Ali venció a Joe Frazier en la lucha por el título de pesos pesados, encuentro que fue llamado por la prensa el “Thrilla Manilla”; Arthur Ashe fue el primer afroamericano en ganar el torneo de tenis de Wimbledon, momento que fue celebrado como histórico entre la población norteamericana; y Junko Tabei fue la primera mujer en alcanzar la cumbre del Everest. Mientras que el panorama político mundial se encontraba convulsionado por el fin de la guerra de Vietnam, la muerte del general Franco, el inicio de la guerra civil en Líbano y múltiples golpes de Estado y atentados terroristas en África y Europa, el deporte parecía un oasis de entretenimiento y dispersión, donde deportistas de todos los colores y géneros abrían caminos a una mayor representatividad social. Si

El problema de hacer manifiestas las críticas al régimen militar se relacionaba con la estrategia de aislamiento y opacidad de éste. Alegando que lo que sucedía dentro de las fronteras del país era asunto del Estado chileno y que otras naciones no podían inmiscuirse en temas relacionados con su soberanía, el régimen comandado 147


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por Augusto Pinochet clausuraba cualquier posibilidad de acción internacional en el país. Si bien los informes de asociaciones religiosas y humanitarias en Chile y el extranjero dejaban constancia de los secuestros, encierros arbitrarios, torturas y muertes que seguían en aumento desde el golpe de Estado, el gobierno chileno permanentemente negaba tales declaraciones o simplemente las obviaba, imponiendo aún con mayor rigor la fuerza de la censura en los medios y en la población. Mientras en Chile se publicaban noticias que funcionaban como pantalla para la ejecución de violaciones humanas, invocando la condición de estado de sitio en el país y la necesidad de erradicar elementos subversivos, los abusos cometidos por el régimen se tornaban conspicuamente invisibles.

líticos, religiosos o raciales”. Haciendo referencia a la virginidad y autonomía del deporte, Aceituno evocaba imágenes de cuerpos inmunes e inmaculados cerrados herméticamente en la ejecución de sus facultades innatas. Esta noción de la independencia y neutralidad del deporte no era ni exclusivamente chilena ni nueva. Ideas como el “juego limpio” o el deporte como actividad recreativa donde prima una “sana” competencia son lugares comunes del lenguaje deportivo y de su recepción pública. La mención del aspecto desinteresado del deporte y de su lejanía tanto de la política como de los conflictos raciales revelaba, sin embargo, el terreno resbaloso por el que se jugaba esta defensa de su pureza, pues Aceituno invocaba, sin quererlo, algunos de los fantasmas sociales –diferencias de raza y religión, a las que podrían agregarse las de clase y género– que ese mismo año fueron puestos en entredicho en algunos de los eventos deportivos antes señalados (en la victoria de Ashe, por ejemplo).

Fue en este contexto de visibilidad pública donde se llevó a cabo la amenaza de las manifestaciones durante el partido en Suecia. Y la reacción del equipo chileno no se dejó esperar. El primero de agosto, Chile pidió un cambio de sede y garantías para sus jugadores, argumentando que los partidos serían tomados como “revancha política” por los suecos y, por lo tanto, se necesitaría de un ambiente y un árbitro neutrales. Por su parte, la prensa chilena informaba sobre “manifestaciones incontrolables” que se estarían planeando en Suecia, denunciando incluso una posible amenaza de muerte dirigida contra uno de los jugadores chilenos. La noción del deporte como un evento libre de influencias políticas estaba siendo puesta en duda por el accionar sueco y, de acuerdo a la versión chilena, era necesario mantener la “neutralidad” del encuentro.

No obstante, el fantasma más importante que acechaba al deporte era el de la Guerra Fría y las diferencias ideológicas que aún en los años 70 ésta conllevaba. El espectro del comunismo estaba velado en el caso de Chile por un lenguaje de bordes internos y externos, una gramática del límite y las fronteras que afectaba también a los cuerpos, especialmente el cuerpo político de la nación. Aceituno aludía en su editorial al “tumor maligno” que se habría apoderado del deporte en los últimos años. Con esta metáfora médica el autor se refería a la presencia cada vez mayor de elementos ajenos –y, por ende, nocivos– al cuerpo deportivo, como lo era la política. Aceituno mencionaba la incapacidad de Avery Brundage, presidente del Comité Olímpico Internacional en los años 30, para “extirpar” este tumor del deporte, enfermedad que habría afectado a los juegos olímpicos de entonces, cuando “muchas naciones comenzaron a tomar el evento que cada cuatro años reúne a lo mejor de la juventud deportiva mundial, como una vitrina para exponer ventajas de un determinado régimen de gobierno”. Más adelante volveré sobre esta referencia a la “vitrina”. Por ahora, me interesa señalar el carácter infeccioso que Aceituno le adjudica a la política, y, pese al esfuerzo del autor de resaltar su pureza, la debilidad o vulnerabilidad que históricamente había demostrado el deporte ante el contagio.

La cancha como arena política: el “tumor maligno” Los argumentos de la prensa chilena y los deportistas involucrados aludían constantemente a la idea del deporte como una actividad social libre de contiendas políticas. Tal argumentación estaba basada en interpretaciones liberales del deporte moderno, entendido como una actividad no instrumentalizada, libre e incluso capaz de generar espacios emancipadores (Guttman 2003). Un ejemplo de tal visión fue el editorial deportivo escrito por Alfredo Aceituno, publicado el domingo 3 de agosto en el diario El Mercurio, bajo el título “La política y el deporte” (Aceituno 1975). En el editorial, Aceituno se refería a la polémica de la Copa Davis como una prueba de “la capacidad del deporte para resistir los embates de quienes insisten en no ver en su práctica un aspecto puro, limpio y absolutamente exento de intereses po-

Tal tipo de discurso biológico en relación con la política sería continuamente utilizado en Chile para referirse a elementos extraños que, si bien están dentro de una comunidad, le son a la vez ajenos. La noción de “cáncer” en particular sería utilizada en los años 70 para referirse 148


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directamente al marxismo, el cual debía ser extirpado del cuerpo político chileno, por ser un elemento dañino y foráneo al cuerpo social nacional. Como ha señalado Alice A. Nelson en su trabajo sobre las narrativas literarias en torno al cuerpo en Chile durante la dictadura, el régimen militar habría adoptado el rol de médico que cura a la sociedad de sus enfermedades, restituyendo su salud al extraer el cáncer que lo afecta (Nelson 2002). El marxismo era considerado un agente foráneo y, por consiguiente, debilitador de la salud nacional, y su infección degenerativa debía ser detenida. En su editorial, Aceituno subrayaba esta conexión biológico-política, a la vez que la extendía a la arena deportiva, remarcando el peligro que implicaba imbricar elementos políticos en contiendas recreativas, como se había podido ver en ciertos juegos olímpicos del pasado.

visión; desde la ubicación en el estadio, pasando por las cámaras de televisión y procesos de edición del material registrado, hasta los puntos de vista de los comentaristas deportivos. Como ha señalado Jonathan Crary, tales dispositivos mediáticos también facilitan el control sobre los cuerpos que se reúnen a observar –un partido, una función– en un espacio determinado, regulando las miradas y concentrando lo que serían de otro modo miradas dispersas (Crary 2008). Este enfoque espacial y temporal promueve la espectacularización del evento, por cuanto éste involucra la congregación de personas para presenciar una función (la performance de los jugadores); la fascinación con las imágenes que el espectáculo crea –ejemplificada en los jugadores como ídolos– y su transformación en un espacio de exhibición y consumo de estas mismas imágenes, haciendo del deporte un espacio favorable a la comercialización de marcas y empresas. La arena deportiva y los acontecimientos que convergen en ella se convierten en un “mundo aparte”, como diría Guy Debord (2003), aparentemente autónomo, aun cuando converjan en él múltiples intereses.

La alusión que hacía Aceituno a Brundage se refiere a la exclusión de los deportistas germano-judíos durante los juegos olímpicos de 1936, celebrados en Berlín, y la resultante expulsión de un deportista estadounidense que había llamado a un boicot contra los juegos.1 (Como Aceituno dejaba entrever, la realización de boicots deportivos no sólo tenía larga data, sino que el deporte había mostrado ser una actividad especialmente favorable para volver visibles internacionalmente diferentes causas políticas). Los ejemplos de los boicots realizados desde 1960 en contra de los equipos sudafricanos de rugby y críquet para manifestar el rechazo al apartheid son casos emblemáticos de la politización del deporte y de la espectacularidad que tales acciones y eventos alcanzan, como cuando en 1969 se detuvo un partido de rugby en pleno juego lanzando bolsas de harina desde avionetas (Nixon 1992). Sólo siete años antes del encuentro con Chile se había cancelado el partido entre Suecia y Rodesia de Copa Davis a celebrarse en Bastad, tras altercados de la policía local con estudiantes que se estaban manifestando en contra de la segregación racial de la emergente nación africana, recuerdo aún fresco en la memoria del gobierno sueco.

Así como el espectáculo convoca a presenciar un evento, el deporte como suceso de alta visibilidad que atrae la atención de las masas y de los medios opera como una escenografía donde varios tipos de disputas pueden ser re-creadas. Hundiendo sus orígenes en Grecia, el estadio converge con el teatro, en cuanto escaparate para el despliegue de algo más que cuerpos en movimiento. Tal relación entre espectáculo, política y deporte fue llevada quizás a su punto más álgido en la obra de la cineasta alemana Leni Riefenstahl, quien ayudó a forjar parte de la estética nazi como un fenómeno público de masas. Utilizando técnicas modernas de montaje y un formalismo riguroso, las películas de Riefenstahl exhiben cuerpos idealizados y extensas formaciones de cuerpos unidos en un esfuerzo colectivo y en la celebración de una raza pura y fuerte, promoviendo un concepto de nación íntegra y delimitada. A través de su cámara, Riefenstahl demostraba cómo el estadio no sólo funcionaba como un espacio de encuentro de miles de cuerpos, sino que en él los cuerpos saludables que se desplegaban, sufrían y unían en una masa anónima lograban encarnar la ideología nazi. La fascinación de las masas por su líder se reflejaba en la misma fascinación que provocaban las imágenes del efecto de masa: un efecto de unificación y concentración de las miradas y los cuerpos.

La referencia hecha por Aceituno al deporte como una “vitrina” es pertinente, pues alude al alto nivel de atención que éste logra concentrar dentro de espacios y tiempos limitados. La reunión de cuerpos y miradas en unos pocos objetos y sujetos dentro de marcos preestablecidos como una cancha o un estadio permite un enfoque exclusivo de la mirada del espectador y los aparatos que median su

Tal efecto ha sido analizado por Rubén Gallo en torno a la asociación entre estadio y vanguardia artística en México durante los años 30. En México, el uso del concreto como material arquitectónico moderno habría

1 Es interesante notar que Aceituno no menciona que la compañía constructora de Brundage se adjudicaría el contrato ofrecido por la Alemania nazi para construir su embajada en Estados Unidos, pocos años después. 149


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sido utilizado por los gobiernos revolucionarios como una aserción visual y concreta del nuevo Estado en construcción, culminando, como estética de planificación urbana, en la construcción de estadios deportivos (Gallo 2005). Sin embargo, estos últimos servirían de plataformas mediáticas para eventos políticos como las inauguraciones presidenciales, dada su capacidad de proveer un escenario vanguardista y aparentemente democrático para la reunión y el despliegue de grandes masas. Populismo y vanguardia, política y deporte nuevamente unirían fuerzas con el estadio como entidad física capaz de concentrar la percepción de las masas.

Es en este efecto de homogeneización que la popularidad del deporte en la sociedad converge con el nacionalismo. Las competencias deportivas internacionales convocan ya no sólo a equipos locales particulares sino a los “mejores” representantes de un país en una categoría, permitiendo la identificación del equipo con la nación a la cual representa. La representación es entendida en este caso como la sustitución de un objeto por otro, o incluso de una idea abstracta por un objeto (nación por equipo). Este desplazamiento permite convertir al evento deportivo internacional en un escenario de legitimación política, una demostración de fuerza, orden, compañerismo, que trasciende a los cuerpos concretos de los jugadores para transformarse en una recreación del “cuerpo político” de una nación (Nixon 1992). La victoria deportiva se transforma en una prueba de superioridad ideológica (como se pudo ver en las competencias olímpicas durante la Guerra Fría), y aún hoy en día actúa como un sustituto de la diplomacia (Frey y Eitzen 1991), como ocurrió con los juegos olímpicos celebrados en China en 2008. Es interesante notar respecto a este último punto que incluso los estadios concebidos para los juegos en Beijing fueron objeto de análisis como representaciones de políticas de Estado. Sean Keller (2008), por ejemplo, analizó en la revista Artforum cómo los estadios creados en Beijing para las competencias de natación y carreras de pista utilizaron lenguajes modernos y fueron producto de compañías occidentales, sugiriendo una expansión de China hacia el oeste como un signo de tolerancia política. Sin embargo, el mismo autor comenta sobre la duplicidad de tal gesto liberalizador, en tanto que otros aspectos de la vida política china permanecen ampliamente coartados y reprimidos, como los mismos juegos pusieron en evidencia. La arquitectura y el evento que ésta celebraba se habrían unido bajo la dirección del gobierno chino para demostrar un aspecto positivo del país, aun cuando ambos puedan ser leídos como meras proyecciones o máscaras que cubren una realidad más compleja. La arquitectura pasaba a ser otro modo de hacer diplomacia o política exterior.

Espectáculo y nacionalismo El nivel de exposición de los encuentros deportivos no sólo ha aumentado desde los años 50, en virtud de la acción de los medios comunicacionales que los siguen y han llegado a transmitir en forma simultánea, sino que se encuentra también ligado a la asociación del deporte con formas de representación identitaria. Por cuanto convoca a los fanáticos a animar a sus equipos favoritos con un fervor que la sociología ha caracterizado como similar a la acción de la religión (Frey y Eitzen 1991), el deporte funciona como un aglutinante populista y popular de corte espectacular. Pero lo que se expone en esta vitrina no son sólo las proezas físicas de los jugadores, sino también imágenes de cooperación y colectividad tanto en los equipos como en sus seguidores. Ya sea que se le considere como una vía de escape de la violencia en una forma regulada, o como un entretenimiento benigno, el deporte aúna a personas diversas en una “comunidad imaginada” (Anderson 1993) de carácter temporal. En su efecto congregante el deporte invita a la formación imaginaria de efectos de identidad, aparentemente homogeneizando bajo el signo de la fraternidad y la lealtad a sujetos heterogéneos que luego son posicionados en bandos opuestos, reforzando así el sentido de pertenencia a un grupo. Si bien las distinciones de género, clase, raza o, como Aceituno aludía, diferencias de religión arraigadas en el deporte son sólo ilusoriamente escindidas por medio de este efecto ecualizador (baste pensar en la referencia al tenis como “deporte blanco” asociado a clases sociales altas), los efectos de comunidad, integración y fidelidad que el deporte invoca tienden a ofuscar posibles hostilidades dentro de un mismo grupo, desplazándolas hacia el otro equipo y sus hinchas.

Tal como había sucedido con Rodesia siete años antes, en el caso de Chile esta cadena de sustituciones entre jugadores y nación llevó a la asociación metonímica del equipo ya no sólo con el país sino con su gobierno. “A detener el partido, a boicotear la Junta” se convirtió en la consigna de los manifestantes suecos, equiparando el evento deportivo con una exhibición de fuerzas ideológicas en pugna. La proyección del referente “nación” sobre ciertos individuos transformaba a su vez a los jugadores en embajadores nominativos. A los pocos días de las noticias que confirmaban la realización del encuentro en Suecia, se filtró una carta que habría recibido un cura sueco, en 150


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donde se amenazaba de muerte a Fillol. En ella, un exiliado chileno cuya esposa había muerto en manos de los militares se justificaba diciendo que Fillol había dicho públicamente que apoyaba al gobierno militar, lo cual lo hacía cómplice del asesinato de su esposa. Fillol, por su parte, manifestaba ante la prensa que él no estaba representando a un gobierno, sino a un país y su gente, mientras que el entrenador chileno aseveraba en el New York Times que ellos eran “jugadores de tenis, no políticos. Jugamos tenis sin importar quién sea presidente de Chile” (New York Times 1975, 18 de septiembre). Jugadores y técnicos entremezclaban argumentos sobre la independencia del deporte y su asociación nacionalista, introduciendo una cierta distinción entre política y nacionalismo. La política sería definida implícitamente como una acción o decisión llevada a cabo por un grupo determinado de personas, como los gobiernos, mientras que el nacionalismo se definiría como un sentimiento, una cuestión de identidad y comunidad anclada en un ideal de patria.

en la prensa más liberal de Suecia y Estados Unidos se publicaban extensos artículos sobre las rígidas políticas económicas impuestas en Chile, la extrema pobreza que habían creado y la condición precaria de los derechos humanos bajo la junta militar, a comienzos de septiembre el periódico conservador y sensacionalista New York Daily News se centraba en las polémicas del U.S. Open, donde participaba Fillol (Verigan 1975). Enfocándose en la amenaza de muerte, el diario caracterizaba a Fillol como un hombre de familia, gentil y suave, con cabellos rubios y “ojos oscuros en vez de negros”, creando una imagen angelical que promovía una cierta identificación física y anímica entre el público norteamericano y el deportista como víctima de las amenazas. En el contexto de las contiendas políticas que se estaban batallando en el U.S. Open, la imagen de los jugadores y su representación tenía amplia importancia. Un ejemplo tuvo lugar al final de la serie femenina, cuando la checoslovaca Martina Navratilova declaró la defección de su país natal y su naturalización como ciudadana estadounidense. En una caricatura realizada por Dick Hodgins en el New York Daily News del 9 de septiembre aparece la tenista con una raqueta de tenis en la mano saltando feliz un muro cubierto de alambrado. El texto que acompañaba la imagen decía “Desde Praga con amor”, invirtiendo el explícito rechazo de la tenista al régimen comunista de su país con una frase sentimental típica de tarjetas postales. La imagen de cruzar el borde y saltar el muro iba más allá del cambio de nacionalidad de la tenista, aludía a una disputa ideológica entre este comunista y oeste democrático, que se traducía visualmente en la división física de la cancha de tenis. El rayado de la cancha, la malla y la demarcación territorial que instaura y permite a distintos equipos nacionales disputar una superioridad deportiva estaban siendo equiparados con campos políticos enfrentados en una batalla simbólica. La cancha se volvía no sólo un mapa de territorios nacionales sino de dos grandes ideologías en pugna durante la Guerra Fría, con el muro como elemento simbólico principal que demarca un límite entre sus zonas de influencia.

La capacidad del deporte para unir a la nación bajo la idea de un amor a la patria manifestado a través del amor al equipo fue usada por el gobierno chileno entonces como vehículo de integración nacional. Los medios oficiales favorables a la junta militar aprovecharon la ocasión para aludir a la existencia de una homogénea identidad nacional que apoyaba a sus jugadores, utilizando los sentimientos positivos de pertenencia y afiliación provocados por el deporte, para borrar imágenes de oposición interna y trasladarla a un espacio externo. Así, mientras se denunciaba la presencia en la manifestación de “elementos foráneos marxistas” y “delincuentes” de la extrema izquierda chilena asilados en Suecia, la prensa chilena aseveraría que si bien estos individuos podrían estar resentidos contra el gobierno chileno, en el contexto de “una justa deportiva protagonizada, por una parte, por chilenos, las pasiones se depondrían en forma momentánea” (Editorial, El Mercurio 1975). Al aludir simultáneamente a la pureza deportiva, al sentimiento nacionalista y a la agitación marxista, los medios dejaban entrever la imposibilidad de separar deporte de política, aun cuando el primero debía por su naturaleza aunar y acallar bajo el signo de “nación” todas las pasiones extradeportivas.

Por otra parte, los periódicos internacionales dieron gran cobertura a la militarización y división geográfica de Bastad que los partidos habían provocado. Como el gobierno sueco había aceptado las manifestaciones pero deseaba evitar la suspensión de los partidos, se había previsto la construcción de un muro que separase el área aledaña al estadio y al hotel donde se alojarían los jugadores chilenos, protegida por un extenso despliegue policial. Mientras que el periódico sueco Svenska Dagbladet del 18 de

La batalla de la representación Durante las semanas previas a los encuentros en Bastad comenzó a aparecer en la prensa internacional una serie de artículos y caricaturas que dan cuenta de lo imbricados que se encontraban deporte y política, y el rol central que la imagen ocupaba en esta relación. Mientras que 151


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septiembre (1975) publicaba fotos aéreas del recinto cercado y mapas de los lugares en torno a la fortificación donde se realizarían las manifestaciones, el New York Times (1975) del 19 y 20 de septiembre comentaba la transformación de una ciudad turística “pintoresca” e “idílica” junto al mar en un “fuerte de hierro”. Las asociaciones con el Muro de Berlín y la “Cortina de Hierro” rondaban las espectaculares imágenes publicadas del “fuerte” y las descripciones hechas por la prensa del contingente policial armado de gases lacrimógenos, pistolas, perros, helicópteros, y hasta un barco que patrullaba desde el agua los acontecimientos. Mientras que la prensa opositora al partido llamaba la atención hacia el despliegue teatral de las medidas de seguridad, enfatizando su calidad de espectáculo, la construcción del muro volvía concreta la metáfora de una barrera impenetrable, sugiriendo que el deporte sería defendido de la penetración política como una fortaleza.

venía tanto de estos referentes históricos como de la inmediatez de la ejecución creada a través de un punto de vista elevado desde donde el lector “observaba” los hechos,como los asistentes de un partido y como testigos involuntarios y pasivos de este “espectáculo”), y el uso de la bandera chilena como su emplazamiento. El concepto de victoria deportiva nacional quedaba aquí suplantado por la ejecución punitiva contra un individuo anónimo, sobre un simbólico cuerpo-político chileno. A su vez, la ejecución deportiva es reemplazada por otro tipo de ejecución: una sentencia de muerte. El “match point” contra el enemigo en la cancha se articulaba en la imagen como una decapitación: la pelota reemplazada por la cabeza del jugador. La imagen de la cárcel-estadio fue reproducida en Chile como prueba de las hostilidades internacionales en contra de la nación. Bajo el título “Testimonio directo sobre la campaña antichilena en Suecia”, el corresponsal chileno Juan Enrique Lira apareció en El Mercurio desplegando la imagen magnificada como “evidencia” del “desprestigio” que estaba sufriendo el país en el exterior (Lira 1975). Si la pasión por el deporte no había sido suficiente para amainar las visiones políticas divididas de los chilenos, el agravio a la imagen nacional simbolizado por la bandera debía ser razón suficiente para unir a la población. Dentro del discurso nacionalista chileno, la bandera representaba valores que sobrepasaban el nivel individual de afiliación política a un partido, siendo tratada como un objeto casi religioso cuya sacralidad no podía ser tocada ni cuestionada. El diario verificaba esta injuria a la noción de patria simbolizada por la bandera a través de fotografías de jóvenes “marxistas” que habrían formado parte de las manifestaciones esforzándose en “enlodar una competencia deportiva” y “ensuciar con el mismo barro a Chile”. Mientras que el discurso y el actuar del gobierno dentro de Chile aún se sostenían sobre la presencia extremista de izquierda como un agente nocivo que debía ser erradicado de la nación, la misma imagen de contaminación era utilizada por los periodistas deportivos chilenos para señalar los efectos perjudiciales de la intromisión de la política en el deporte. Infección que llegaba tan lejos como para señalar que la división entre “nosotros y ellos” ya no existía solamente entre la nación chilena y los “otros” suecos, sino que el germen marxista habitaba en la misma noción patriótica del “nosotros”.

La imagen de una cancha como campo militarizado de batalla fue también utilizada por los periódicos suecos para hacer referencia directa al régimen militar chileno y sus abusos humanitarios. La imagen más polémica publicada en Suecia fue una fotografía alterada en la cual aparece, dentro de lo que asemeja ser una cárcel, una cancha de tenis cuyo suelo tiene inscrita una bandera chilena. A un lado de la cancha, y cerca de donde se encuentra la estrella en la bandera chilena, hay un hombre vestido de blanco arrodillado (presumiblemente un tenista) y detrás de él una figura con atuendo militar que se encuentra a punto de ejecutarlo. Mientras tanto, el público observa la acción desde las galerías a un costado, como testigos presenciando la ejecución en un patíbulo. Como lugar cerrado donde se concentran cuerpos humanos, rodeado de luces y guardias, el estadio deportivo ofrece similitudes físicas y simbólicas con una prisión. Así como se lo puede asociar con un lugar de congregación casi ritual, de jolgorio y recreación, el estadio es también un espacio institucional disciplinario (Foucault 2002) donde los cuerpos son entrenados, observados, y la multitud es controlada en sus movimientos. La relación entre estadio y presidio tenía una resonancia política fuerte tanto en el contexto chileno como en el internacional, ya que desde el 12 de septiembre de 1973 el Estadio Nacional y el Estadio Chile en Santiago habían sido ocupados por el régimen militar como espacios de detención de prisioneros políticos donde se realizaban torturas (por su parte, el estadio de tenis francés Roland Garros también había sido usado como centro de detención durante la Segunda Guerra Mundial). La intensidad de la imagen publicada pro-

Esta división política fue parte importante de la contracampaña visual y textual que tomó la eventual derrota chilena en los partidos como un efecto proveniente del “odio” promovido por los izquierdistas en Suecia. El día 25 de septiembre, El Mercurio reprodujo una caricatura 152


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del New York Daily News titulada “Mira quién habla”, realizada por Warren King, donde Fidel Castro y Leonid Brezhnev aparecen vestidos como ángeles sobre el edificio de las Naciones Unidas, con unos grandes carteles que reclaman la libertad de los presos izquierdistas en Chile. Detrás del edificio suben por unas escaleras más ángeles, junto a un texto que decía “bloque rojo”. Si el mismo periódico había caracterizado a Fillol como una figura angelical de ojos claros, ahora la imagen del ángel era empleada como burla de la inocencia con la que líderes comunistas clamaban justicia, cuando ellos mismos abusaban de los derechos humanos en sus respectivos países. El periódico chileno aseveraba que en Suecia, esta imagen había circulado por la “mayoría silenciosa” de ese país, dejando indefinido quiénes exactamente conformaban esta mayoría. Sin embargo, se sugería que existía un rechazo internacional hacia aquellos que enarbolaban hipócritamente las banderas de la libertad y desprestigiaban a la nación, una mayoría que no se manifestaba mediante altoparlantes y explosivos, pero que hacía sentir su presencia a través de las imágenes.

cambio, los manifestantes provenientes de toda Suecia consideraban que la victoria política sólo se encontraría en la detención absoluta de los partidos. El boicot era para ellos la única opción de demostrar tangiblemente el repudio al gobierno chileno. Y se manifestarían, literalmente, con bombos y platillos. Entre los manifestantes en Bastad se encontraba el artista de origen noruego Kjartan Slettemark (1996).2 En los días previos al encuentro, Slettemark había realizado una obra que daba cuenta de su oposición a los partidos y que se convertiría en el estandarte de los manifestantes. Slettemark era entonces un artista que llevaba más de una década realizando arte y, desde fines de los años sesenta particularmente, acciones políticas. Influido por el arte Pop y el expresionismo nórdico, Slettemark había comenzado haciendo pinturas expresionistas cargadas de materialidad pictórica y gestos violentos, para luego centrarse en esculturas e instalaciones hechas con plástico, materiales naturales y prefabricados, donde el cuerpo humano y su sustitución a través de dobles recordaban los primeros objetos embadurnados de pintura de Claes Oldenburg. Pero en las obras de Slettemark existía una crudeza en la utilización y combinación de los materiales que evidenciaba una descarga física personal más acorde con el dinamismo y vitalidad que se estaba promoviendo entonces en el arte sueco (Sandquist 2002).

A un costado de la caricatura se publicó en El Mercurio una entrevista con el dirigente de tenis chileno recién llegado de Suecia, donde aseveraba que Chile había perdido justamente. El presidente aseguraba que la manifestación no había influido en los resultados, pese a la insistencia del periodista en asociar los dos hechos. Al día siguiente el periódico testificaba que la presencia en los diarios, televisión y radio suecos de imágenes en contra de Chile, sumada a los ruidos y altercados de la manifestación, había sido uno de los factores que habían provocado el fracaso nacional. El editorial del martes 23 de septiembre de 1975 explicaba la derrota de los tenistas por “el ambiente contrario a su concentración y porque habían pasado varios días en un encierro-protección que equivalía a una prisión”. ¿Qué había sucedido efectivamente en la manifestación y cómo había afectado la realización de los encuentros? ¿Qué rol habían cumplido las imágenes en ella?

A parar el partido: el signo de tránsito de

Este ambiente experimental formaba parte de la creciente atención internacional hacia el cuerpo, la experiencia física del arte, la interacción con el espectador y, en medida creciente, su actuar político. Las revueltas de Mayo del 68 habían ocurrido recientemente y, mientras la revolución y la militancia iban de la mano, la experimentación artística alrededor del mundo encontraba en la política una zona para cambiar la superficie de lo sensible y lo social. Vanguardia política y radicalidad artística intentaban redefinir el orden existente, y el arte conceptual, las acciones de arte, el video y otros medios alternativos a la pintura se prestaban con fuerza como distintos caminos para criticar y cambiar las estructuras sociales existentes.

Kjartan Slettemark

Hacia fines de los sesenta Slettemark realizó una serie de acciones involucrando su cuerpo, en un intento por unir arte y vida. El artista vivió por unos días junto a sus objetos y una cama, en el Moderna Museet en 1970, mandó hacer unos dientes de colores que se puso en la boca y utilizó durante varios años, y cuando fue conside-

El eslogan que guiaba a los manifestantes se reducía a la consigna “A detener el match”. La política oficial de las autoridades suecas era que los partidos debían realizarse a toda costa, pues no se dejaría que la junta militar chilena triunfara ideológicamente si se demostraba que en Suecia no se podía siquiera hacer deporte tranquilamente y la libertad de reunión era atacada. En

2 Kjartan Slettemark nació en 1932 y murió en diciembre de 2008. 153


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rado un caso sicótico por la policía sueca, realizó una exposición con todas las declaraciones médicas, píldoras y remedios que se le habían recetado (Petterson 1982). Pero fue una serie gráfica de 1971 la que lo llevó a la luz pública internacional y marcó el camino cada vez más político de sus experimentaciones. La serie gráfica Nixon-Visions comenzó con la intervención de un afiche de la campaña presidencial de Richard Nixon, un retrato frontal del presidente estadounidense vistiendo un sencillo traje negro y camisa blanca, al cual Slettemark añadió una mano sosteniendo una taza de café. Pronto, Slettemark estaba empapelando galerías y los muros de la ciudad con distintas versiones del collage, recortando la imagen icónica de Nixon como padre de la patria acogedor y familiar, y asediando su imagen al descomponerla en motivos geométricos abstractos que aniquilaban la coherencia y unidad de la cara.

Mientras que el texto aludía a la consigna específica de la manifestación, “A parar los partidos”, el uso de una señal de tránsito puesta en la conjunción de dos caminos reunía códigos visuales internacionalmente reconocidos, cuyos significados tienen la intención de ser claros y rápidos de comprender. El mensaje de universalidad y autoridad presente en estos signos cotidianos era reforzado aquí por el texto y la idea de detener el movimiento, ya no de vehículos sino de la competencia deportiva misma. Pero la apropiación de la autoridad del signo y su interferencia por medio del texto y la raqueta interrumpía la unidireccionalidad aparente de la señal y su significación en las vías de circulación. A través de la usurpación de su lenguaje absoluto el cartel de Slettemark aludía a la noción del control ejercido sobre el espacio público por medio de señales de tránsito, remarcando un control cotidiano que despliega una forma “invisible” de violencia y represión del movimiento a través de su naturalización como elemento racional que guía el desplazamiento. Sin embargo, el dominio y la reglamentación del espacio público se hacían aún más patentes en Bastad con la división de la ciudad en zonas protegidas por muros y policías. La división y regulación espacial habían creado un adentro y una afuera de la ciudad que demarcaban una zona aparentemente apolítica: el estadio y los sucesos que acontecerían dentro.

La imagen fue reproducida por manifestantes suecos en contra de la guerra en Vietnam, tras la masacre de My Lai y la condena de los oficiales norteamericanos a cargo de ella. El collage de Slettemark fue intervenido con pintura roja chorreada sobre la taza de café, la boca y las ropas de Nixon, más el texto: “¿Azúcar?”. Si la imagen de un Nixon de camisa y corbata, mirando directamente a la cámara, había sido utilizada en la campaña presidencial como un signo de la honestidad de la clase media, la inclusión de la taza de café hecha por Slettemark reforzaba esta idea de cotidianidad estadounidense, resaltando al mismo tiempo el status quo y la banalidad con que la guerra era tratada. La apropiación del collage por los manifestantes políticos y su propia intervención en el afiche era a su vez un efecto de la conjunción entre las esferas del arte y la política, demostrando la cercanía de ambas como productoras de imágenes y su capacidad creativa.

Pero en cuanto el texto de Slettemark simulaba la traza de un graffiti que sobrepasaba los bordes del cartel, el lenguaje visual de la calle se hacía presente en su aspecto dual. La marca personal de Slettemark se apropiaba de la acción del graffiti como signo de subversión del espacio público y la propiedad privada, acaparando su estética gestual rápida, que se opone a la regulación tipográfica homogénea de los signos del tránsito. Desdibujando los límites de la propiedad privada, el graffiti como “marca” espontánea y única evidencia formas de resistencia a los controles gubernamentales impuestos sobre los paisajes urbanos; inscripciones que en la obra de Slettemark eran rearticuladas como lugar de encuentro entre protesta política y estrategias de habitación en el espacio público. Ante la normativa del signo compartido, uniforme y declarado universal, Slettemark oponía el gesto individual que habla de un cuerpo real ocupando y viviendo el espacio de la ciudad, recuperando el espacio urbano como soporte de signos, anhelos y proyecciones de diferentes ideales. El uso de la marca individual como apropiación del espacio urbano recuerda el concepto de espace vécu de Henri Lefebvre, el espacio vivido cotidianamente por

En vista de la polémica sobre los partidos Chile-Suecia, Slettemark decidió realizar una acción-objeto de arte llamada “Stoppa Juntan”. Slettemark tomó un signo de tránsito “STOP” octogonal rojo de grandes proporciones y le añadió una raqueta de tenis cuyo marco se sobreponía al espacio conformado por la “O”. En vez de una malla, el marco estaba formado por un alambre de púas en el cual se encontraba atrapada una pelota de tenis amarilla. Sobre la superficie inferior del signo “STOP”, Slettemark inscribió con gesto expresionista las palabras “¡A boicotear la Junta! ¡A parar el match contra Chile!” (el original en sueco dice: Bojkotta Juntan! Stoppa Chilematchen!). El artista realizó una performance en conjunto con la producción del objeto, fotografiándose desnudo detrás del cartel, sustituyendo con su propio cuerpo el poste que sostendría el cartel. 154


A parar el match: política, deporte y arte Carla Macchiavello

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habitantes y usuarios, un espacio actual de transformación constante que une el plano empírico (el espacio que se percibe) y el plano de la representación espacial (el espacio representado o las ideas racionales sobre el espacio creadas por urbanistas y científicos, por ejemplo) con una noción de práctica (Lefebvre 1991). Este tercer dominio, o espacio vivido, está marcado por la actuación de los agentes que lo experimentan diariamente, que participan de él, y que a través de esa participación lo transforman en relación dialéctica con las otras representaciones dominantes existentes.

seguridad y riesgo. En cuanto el borde indica con una marca gráfica o una serie de líneas visibles e imaginarias la división entre un adentro y un afuera, entre lo seguro y lo inseguro, asegura también su contacto en y por el borde. Lo diferente, lo peligroso, lo otro allá afuera que el borde anuncia, se había convertido en Suecia en una señal de división interna, pues la presencia de rejas que separaban a la propia población reconvertía el espacio público en un presidio, en una curiosa inversión de la imagen publicada del estadio/cárcel. La reinscripción hecha por Slettemark de estas marcas visuales sugería una manera de desestabilizar la continuidad entre conceptos como “nación” y su significación, al indicar su ambigüedad. Esta dualidad quedó ejemplificada en el cartel mismo, que instigaba a la acción de los manifestantes, su movimiento y participación, a través de un signo contrario (STOP), el cual dentro del tránsito implica la detención de un vehículo.

Slettemark también enfatizaba en su obra el carácter participativo del lenguaje y sus efectos sociales. El cartel del artista también hacía referencia a la serie de sustituciones semánticas y simbólicas que tanto los medios de comunicación como los gobiernos habían hecho de lo que parecían ser conceptos unívocos. Al poner las palabras “Junta” y “partido” paralelamente, éstas se volvían signos intercambiables, apuntando a la maleabilidad de sus significados. Detener el partido podía equivaler a detener los efectos de la junta de gobierno chilena o, al menos, interceptar, como en una malla de tenis o en un alambre de púas, la atención del público internacional. Así como el término “nación” podía ser empleado por los gobiernos como un comodín que abrigaba múltiples contradicciones y diferencias en un concepto aparentemente homogéneo, mutando sus formas y participantes según los intereses cambiaban, Slettemark sugería que el arte también se apropiaba de estos signos cotidianos y los reutilizaba para abrir otras posibilidades en la relación entre imagen e identidad.

El Comité de Chile en Estocolmo tomó una fotografía del signo intervenido por Slettemark y lo reprodujo como una serie de afiches que serían utilizados durante las manifestaciones. El cartel se convirtió en el símbolo y en el motor de los manifestantes, que hicieron suyo el afiche, reapropiándose de su presentación como objeto de arte, para hacer uso de él en las calles. Si Slettemark había tomado el eslogan de los manifestantes, “a parar el match”, y creado con él una obra de protesta, ésta realizaba un camino de regreso hacia el conjunto de personas que le habían dado vida, reinsertándose ampliada y transformada. Haciendo uso de una estrategia de desvío o détournement similar a las acciones situacionistas de los años 60 y 70 (Debord 1981), Slettemark invitaba a participar activamente en el desmantelamiento y reapropiación del espacio público y su gramática. El espacio de lo visible y de lo público, del arte y de la política, mostraba su permeabilidad y capacidad de transmutación, sugiriendo así espacios para la transformación de lo posible.

Si bien en el signo de tránsito alterado Slettemark invocaba el carácter artificial del espacio público y su construcción a través de leyes que organizan las actividades y comportamientos cotidianos en sectores específicos, esta transparencia o aparente inteligibilidad de las imágenes era puesta en tensión. La imagen del alambrado, por ejemplo, daba no sólo un carácter ominoso y tétrico al deporte aludido, invocando tanto las rejas protectoras con que se habían cubierto los muros del “fuerte” que rodeaba al estadio como las mallas que protegían incluso las canchas de proyectiles, sino que también, y tal como lo había hecho la imagen de la cárcel, hacía referencia a la dualidad del concepto de protección y la separación agresiva del espacio. ¿Qué era, pues, lo que se estaba protegiendo?

¿Match point o break point? A modo de conclusión Como ya se ha mencionado, los partidos se realizaron en Bastad pese a la manifestación, y Chile perdió finalmente ante Suecia 4-1. La manifestación fue considerada como una victoria tanto por el gobierno como por la policía suecos, argumentando que la manifestación había sido ejemplar, por cuanto no se habían producido actos de violencia notorios y los manifestantes habían podido

Así como la malla en el tenis es el punto de encuentro y división entre dos lados en disputa en el contexto de un partido, el alambrado es a la vez signo de 155


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expresar sus opiniones en un ambiente de libertad. La prensa sueca celebró un tanto desilusionada la “disciplina” casi escolar que habían mostrado los opositores (Svenska Dagbladet, 1975, 20 y 21 de septiembre), notando la ausencia de desmanes y excesos. Éstos habían sido obligados por el gobierno sueco a realizar su marcha sólo un día (el 20 de septiembre, el día del partido de dobles) y no los tres que duraba el encuentro; se les había negado a último momento la posibilidad de instalar una de las pancartas que decía “¡A boicotear la Junta! ¡A para el match!” dentro del estadio, y sus movimientos habían sido reducidos al espacio circundante a la plaza principal de la ciudad y sus calles aledañas, ampliamente vigiladas por la policía armada.

divididas y teñidas a su vez de sus respectivas asociaciones políticas, la pregunta sobre su efectividad es también válida para las imágenes que fueron creadas en torno a ellas. ¿Hasta qué punto fueron estas imágenes políticamente eficaces? Tal vez la propia estrategia de Slettemark provea algunas señales que dirijan la mirada hacia diferentes alternativas para actuar en el espacio social y cambiarlo. Así como un signo regulador y autoritario podía ser reutilizado (por un artista) para conferir un significado doble a una estructura aparentemente estable, y una obra de arte era luego reapropiada por los manifestantes en múltiples contextos, se podría entrever en estos actos la capacidad de actores diversos para transformar ciertas imágenes, roles y posiciones predeterminados, y darles sentidos nuevos y específicos a sus luchas. Si la campaña del boicot a la Junta se había transformado en una pugna visual batallada a través de los medios de comunicación donde imágenes de bordes, muros, fuertes, naciones, deportistas e ideologías se mezclaban en una cadena de asociaciones imaginarias y semánticas, tanto este espacio mediático como los signos que definen prácticas y espacios públicos se mostraban como espacios abiertos a las contiendas, manipulaciones y traslaciones de sentido por cada lado.

Sin embargo, 6.500 personas se presentaron desde distintas regiones de Suecia ese día, sacando afiches, banderas, estandartes, micrófonos, megáfonos, sirenas, tambores, globos y fuegos artificiales. Estos dos últimos fueron lanzados durante el partido de dobles, generando, por una parte, una invasión aérea de color rojo con eslóganes en contra de la Junta y, por otra, estrepitosos sonidos de explosiones que se podían oír desde la cancha de tenis. Sólo hubo un minuto de silencio, que se produjo entre los manifestantes para honrar a las víctimas de la junta militar. Tras la finalización del encuentro ese día, los manifestantes volvieron a sus buses y desocuparon en gran medida la ciudad de Bastad.

Aun cuando hoy en día la acción de Slettemark parezca una estrategia demasiado asociada a la utopía situacionista de recuperar el espacio público a través de la reapropiación de los medios de masas, siguen teniendo relevancia la batalla por la representación cultural que su acción pone de manifiesto y la necesidad de rescatar el espacio público como un espacio de comunicación transformable. Los recientes juegos olímpicos en China han dado amplia razón para seguir pensando en las relaciones entre política, deporte, arte y vida cotidiana, y cómo actividades deportivas y espacios públicos son utilizados para crear imágenes de comunidades homogéneas, aun cuando éstas revelan sus propias fisuras. �

Si bien, como declaraba el New York Times del 21 de septiembre de 1975, los manifestantes no habían cumplido su objetivo principal de “parar el match”, pese a haberse logrado oír en la cancha, la visibilidad alcanzada por la manifestación en los medios de prensa alrededor del mundo fue arrolladora. Durante todo septiembre, y con diferentes niveles de intensidad, circuló en la prensa de Chile, Estados Unidos y Suecia todo tipo de imágenes y palabras describiendo la realización de los encuentros de Copa Davis y sus conflictos. A través de metáforas, fotografías y caricaturas se construía un panorama bélico que anticipaba la disputa en las canchas (en el Svenska Dagbladet de los días 17, 18, 19 y 22 de septiembre); las caricaturas de Dagens Ander se centraron, por ejemplo, en la pelota de tenis, que cada día aparecía en un estado distinto (vistiendo gorra militar, como globo terráqueo amenazado por una nube negra) y lograba llevar a la luz pública internacional posiciones políticas diversas.

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Si en los medios de comunicación las opiniones en torno al fracaso o victoria de la manifestación estuvieron 156


A parar el match: política, deporte y arte Carla Macchiavello

otras voces

Artículos de prensa consultados

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10. Lefebvre, Henri. 1991 [1974]. La producción del espacio. Oxford: Blackwell.

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11. Nelson, Alice A. 2002. Political Bodies. Gender, History and the Struggle for Narrative Power in Recent Chilean Literature. Londres: Associated University Press.

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12. Nixon, Rob. 1992. Apartheid on the Run: The South African Sports Boycott. Transition 58: 68-88.

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La broca del café en Líbano.

Impacto socioproductivo y cultural en los años 90 por

Renzo Ramírez Bacca*

Fecha de recepción: 8 de octubre de 2007 Fecha de aceptación: 10 de noviembre de 2008 Fecha de modificación: 18 de noviembre de 2008

Resumen Este texto analiza el impacto de la broca del café Hypothenemus hampei (Ferrari) en Colombia. Su explicación identifica los rasgos generales de la caficultura en las fases de producción tradicional y tecnificada en el municipio de Líbano, Tolima. Responde a las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las prácticas fitosanitarias y las políticas institucionales aplicadas durante la expansión de la plaga en los años noventa? ¿Cuál es el impacto de la broca en términos sociales, productivos y culturales? Los resultados señalan que la asimilación de las nuevas prácticas culturales en los caficultores se limitó a una convivencia con la plaga, pero también trajo consigo una disminución y abandono de la caficultura. Las prácticas más aceptadas fueron el control cultural (ReRé) y el control químico. En cambio, la erradicación de la caficultura se debió también al impacto social y económico causado por políticas institucionales, la baja rentabilidad de la caficultura tecnificada, el endeudamiento de los caficultores con el sector financiero y el ataque de la broca evidenciado en la década de los noventa del siglo XX. La interpretación desarrolla un enfoque histórico-antropológico a partir de un trabajo de campo realizado en la zona y de fuentes bibliográficas.

Palabras clave: Broca, Hypothenemus hampei (Ferrari), caficultura tecnificada, prácticas fitosanitarias, impacto social y cultural, Líbano, Colombia.

The Socio-Productive and Cultural Impact of the Coffee Berry Borer in Líbano, Colombia, during the 1990s

Abstract This essay analyzes the impact of the coffee berry borer (CBB), Hypothenemus hampei (Ferrari), in Colombia. In the explanation, the general characteristics of the traditional and technified phases of coffee production in the municipality of Líbano, Tolima, are identified. The article answers the following questions: What policies and phytosanitary practices were implemented during the expansion of the pest during the 1990s? What was the social, cultural, and productive impact of the CBB? The results indicate that coffee farmers did not respond by adopting new techniques but instead learned to co-exist with the plague. They also show a reduction in the amount of coffee produced as well as farmers abandoning coffee production. The most widely adopted practices were cultural control (Re-Re) and chemical control. The abandonment of coffee farming was not due just to the CBB outbreak in the 1990s, however; it was also due to the social and economic impact of institutional policies, the low profitability of the technified coffee production, and the levels of indebtedness among coffee farmers. This study, which employs an historicalanthropological approach, is based both on fieldwork undertaken in the region as well as bibliographic sources.

Key words: Coffee Berry Borer, Hypothenemus hampei (Ferrari), Technified Coffee Production, Phytosanitary Practices, Social and Cultural Impacts, Líbano, Colombia.

* Historiador, Maestría y PhD en Historia, Universidad de Goteborg, Suecia. Dentro de sus publicaciones recientes se encuentran: Historia laboral de la hacienda cafetera, Medellín: Universidad Nacional de Colombia-La Carreta Editores, 2008; Ensayos sobre historia y cultura en América Latina, Medellín: Universidad Nacional de Colombia, 2008; Historia, Trabajo, Sociedad y Cultura. Ensayos interdisciplinarios. Vol. 1., Medellín, Universidad Nacional de Colombia, 2008; Identidades, localidades y regiones. Hacia una mirada micro e interdisciplinar, Medellín, Universidad Nacional de Colombia-La Carreta, 2007; Historia local. Experiencias, métodos y enfoques, Medellín, Universidad de Antioquia-Facultad de Ciencias Sociales y Humanas-La Carreta Editores, 2005. Actualmente se desempeña como profesor asociado del Departamento de Historia, Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín y es líder del Grupo de Investigación Historia, Trabajo, Sociedad y Cultura (Clasificación A en Colciencias). Correo electrónico: rramirezb@unal.edu.co.

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La broca del café en Líbano. Impacto socioproductivo y cultural en los años 90

Renzo Ramírez Bacca

otras voces

A broca-do-café em Líbano. Impacto socioprodutivo e cultural nos anos 1990

Resumo Este texto analisa o impacto da broca-do-café Hypothenemus hampei (Ferrari) na Colômbia. Sua explicação identifica os traços gerais da cafeicultura nas fases de produção tradicional e tecnificada no município de Líbano, Tolima. Responde as seguintes perguntas: Quais são as práticas fitossanitárias e as políticas institucionais aplicadas durante a expansão da praga nos anos 1990? Qual é o impacto da broca em termos sociais, produtivos e culturais? Os resultados sinalizam que a assimilação das novas práticas culturais nos cafeicultores se limitou a uma convivência com a praga, mas também trouxe consigo uma diminuição e abandono da cafeicultura. As práticas mais aceitas foram o controle cultural (Re-Ré) e o controle químico. Ao contrário, a erradicação da cafeicultura se deveu também ao impacto social e econômico causado por políticas institucionais, a baixa rentabilidade da cafeicultura tecnificada, o endividamento dos cafeicultores com o setor financeiro e o ataque da broca evidenciado na década dos noventa do século XX. A interpretação desenvolve um enfoque histórico-antropológico a partir de um trabalho de campo realizado na zona e de fontes bibliográficas.

Palavras chave: Broca, Hypothenemus hampei (Ferrari), cafeicultura tecnificada, práticas fitossanitárias, impacto social e cultural, Líbano, Colômbia.

L

de la broca en términos socioproductivos y culturales durante los años noventa?1 La metodología se basa en un trabajo de campo realizado en la comunidad libanense en los años 1993, 1995, 1997 y 2000. La técnica de entrevistas con caficultores y la recolección de fuentes primarias y secundarias fueron realizadas en dicho período, con una actualización posterior en los años 2003 y 2006.2

as circunstancias históricas vividas por los cafeteros son muy complejas en los últimos tres decenios. Propietarios y trabajadores experimentaron una fase caracterizada por la caficultura tradicional (18801960), para luego recibir el impacto de la caficultura tecnificada (1970-1990). Posteriormente se vuelven actores de una década caracterizada por la incertidumbre y el caos causado por nuevas coyunturas y factores como la ruptura del Pacto Internacional del Café y el ataque de la broca –Hypothenemus hampei (Ferrari)– a los cafetales. En el presente artículo nos dedicaremos a tratar este último. Para comprender su impacto social, cultural y fitosanitario, el análisis se limita a lo sucedido en el municipio de Líbano (Colombia), principal productor de café a escala departamental y quinto en el nivel nacional, epicentro de todas las fases de experimentación de la industria cafetera en el país; precisamente, una comunidad-observatorio que nos ofrece un excelente referente para el caso colombiano. En tal sentido, la intención es responder a las siguientes preguntas: ¿Cuáles son los rasgos generales de la caficultura en la zona de estudio? ¿Cuáles son las prácticas fitosanitarias y las políticas institucionales desarrolladas durante la expansión de la plaga? ¿Cuál es el impacto

Líbano: un municipio caficultor Líbano es una comunidad formada durante la llamada “colonización antioqueña”.3 Los antecedentes de experimentación agrocomercial y producción cafetera se remontan a 1867.4 Empresarios extranjeros y nacionales 1 El análisis sobre el impacto socioproductivo y cultural causado por la broca está relacionado con la implementación de prácticas para el manejo integrado de la plaga y su consecuente asimilación cultural y laboral por parte de los agricultores, lo que en su conjunto se orientó al mantenimiento de la producción tecnificada del café. 2 Debo agradecer a la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, a la Universidad Nacional de Colombia y al Ministerio de Cultura de Colombia por el apoyo institucional y la financiación en esta labor. 3 Para una mejor comprensión y contextualización histórica, léanse Parsons 1961; Ramírez 2000; Santa 1961. 4 Archivo General de la Nación (en adelante, AGN), República, Bienes Nacionales, t. 5, ff. 129-130. 159


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Cuadro 1. Producción de café en Colombia, 1854-1975*

se motivaron con la leyenda de riqueza aurífera de la zona y los diagnósticos de la Comisión Corográfica de Agustín Codazzi sobre la riqueza natural del subsuelo y su potencialidad para la explotación agrícola-comercial. Fueron capitalistas y hacendados quienes lideraron proyectos empresariales, inicialmente en la industria minera y posteriormente, en la caficultura.5

Producción Año cafetero

En el siglo XX –década de los años veinte– la zona se convierte en el “Potosí Agrícola de Colombia”.6 La caficultura bajo sombrío –tradicional–, con las variedades de la especie Coffea arabica Typica y Bourbon, se expande y se consolida en una industria en la que participan grandes y pequeños propietarios, jornaleros, aparceros y casas comerciales nacionales y extranjeras. Hasta la década de los sesenta los cultivos de variedades arábica, prácticamente sin abonos, constituyeron la tecnología utilizada en más del 99% del área cafetera colombiana. Es la fase en la que el café se cultiva de manera extensiva, sin muchos cuidados, con poco trabajo e inversión monetaria. Los productos intercalados, siguiendo a Mariano Arango (1977, 13), permitían vivir y ayudaban a la subsistencia de los pequeños productores, arrendatarios y aparceros de las grandes propiedades. La vejez de dichos cafetales se convirtió en la principal preocupación de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia (FNC). Desde mediados de los años cincuenta, miles de haciendas estaban llamadas a renovar sus plantaciones, debido a su bajo nivel productivo. El camino a seguir era la innovación de los cafetales, considerada antieconómica en esos años. La inseguridad en los campos durante la Violencia (1948-1964) no permite a los hacendados desarrollar tales transformaciones; por el contrario, no pocos abandonaron la caficultura o dejaron en manos de administradores el control de la producción. Líbano ocupaba el vigésimo lugar entre los municipios productores. A finales de los años sesenta más del 50% de los cafetales había llegado a su extinción total por edad y mal manejo del suelo (ver el Cuadro 1).

Tradicional Sacos de 60 kilogramos

1854

1.700

1864

18.100

1874

89.300

1884

134.000

1894

338.000

1904

970.000

1914

1.032.000

1924

2.216.000

1934/35

3.786.000

1944/45

5.149.000

1954/55

5.700.000

1964/65

7.700.000

1974/75

8.000.000

* Los años cafeteros comienzan el 1 de octubre y terminan el 30 de septiembre del año siguiente. Fuente: Junguito y Pizano (1991).

producción cafetera. De hecho, la renovación cafetera también fue recomendada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe-Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (CEPAL-FAO), cuyos diagnósticos estimaron necesario hacer cambios en la infraestructura del país, debido al bajo rendimiento de las explotaciones. En estas circunstancias se inició una tendencia a sustituir los arbustos acabados y enfermos por otros nuevos. La producción se intensificó en la mayoría de los departamentos, exceptuando los casos de Caldas –donde se mantuvo casi igual– y Tolima –en donde bajó–. Es el inicio de la llamada Revolución Verde, Era Tecnológica o de Producción sin Sombra –caficultura intensiva–, con la variedad Caturra –Coffea arabica Caturra–.

Los cambios demográficos, urbanos y las alternativas de desarrollo industrial de las ciudades pueden de igual modo relacionarse con el inicio de la segunda fase de la 5 La Comisión Corográfica de Agustín Codazzi, al hacer un estudio de la zona, concluye “[...] que es probable sembrar cacao y café e incluso fundar algunas haciendas [...]”. Y al respecto de estos cultivos señala que son “[...] estimados i de un valor considerable en el interior del país i en los mercados extranjeros”. Ver Pérez 1863, 28. 6 Término utilizado por París 1946.

El impacto de la tecnologización cafetera –la entrega de semillas, plántulas, bolsas de polietileno para el cultivo 160


La broca del café en Líbano. Impacto socioproductivo y cultural en los años 90

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Cuadro 2. Superficie total de cafetales y producción, Líbano, Tolima, 1970-1996*

Año

Área (ha)total

Área (ha) tradicional

Área (ha)tecnificada

Producción municipal (kg)

1970

8.018

7.811

Inicio de tecnificación

4.635.706

1980

10.405

5.608

4.797

15.395.875

1985

10.885

3.356

7.529

14.885.000

1987

10.882

2.725

8.157

9.151.681

1990

10.882

8

10.874

15.897.604

1991

11.599

0

11.599

17.002.141

* El área total no abarca los cultivos de diversificación.

Fuentes: FNC (1970), FNC (1980), Comité Departamental de Cafeteros-División Técnica en Gobernación del Tolima y Departamento Administrativo de Planeación (1992), Corporación Autónoma Regional del Tolima (1997, cuadros 6 y 72), DANE (1992, 200-202).

de germinadores, abonos, insumos para la producción y la asignación de créditos– transformó los hábitos cafeteros. El efecto fue una racionalización económica en el uso del espacio y la fuerza de trabajo, lo que a su vez implicó un aumento de la producción y la inversión, erradicando en menos de veinte años las prácticas antiguas propias de una caficultura orgánica o tradicional.

el quinto puesto entre los 597 centros de producción cafetera de Colombia.8 En los años noventa el grupo mayoritario de finqueros en el municipio es integrado por pequeños y medianos propietarios. Esta categoría, aunque heterogénea, abarca la totalidad de las explotaciones familiares, y en ella se sitúan los productores más pobres, además de utilizarse diferentes formas de producción sociolaboral.9 Al sumar el porcentaje de fincas menores de 5 hectáreas con los predios que abarcan terrenos entre 5 y 20 hectáreas, es posible señalar que el 91,4% de las propiedades –que abarcan un 54,12% del total del área rural– pertenece al grupo de pequeños y medianos propietarios (Corporación Autónoma Regional 1997,

En el ámbito nacional, la caficultura intensiva ofrece en cambio una disminución de los municipios cafeteros y del área de producción. De 587 municipios se pasa a 559, según los censos de la FNC. Y de 1.067.113 hectáreas de café sembradas, a 869.159, disminuyendo, de igual modo, el tamaño de las fincas. De otra parte, el promedio de cultivos tecnificados en el país abarcaba un 70,04% del territorio cafetero, y la producción había aumentado en un 33%.7 Sin embargo, la realidad local libanense era distinta.

8 Es fundamental el papel de asistencia técnica de la FNCC y sus entidades de extensión, investigación, crédito y comercialización. La Federación también centraliza la comercialización interna y externa, regula los precios de mercado e invierte en infraestructura, carreteras, centros de acopio y de investigación. Ver Rincón 2001. 9 Los pequeños y medianos cafeteros son considerados parte de la clase media campesina y del modelo rural hasta finales de los años 80. Adquirieron gran importancia desde los comienzos de la tecnificación cafetera, debido a las perspectivas económicas que ofrecían la nueva tecnología y la variedad utilizada. No obstante, tenían pocas posibilidades de crecer, a causa de su débil capacidad económica y su endeudamiento permanente. Tales condiciones les impedían enfrentar el aumento de los costos de la producción.

La superficie cafetera aumenta de 8.018 hectáreas existentes en 1970 a 11.559 en 1991 y se logra la sustitución total del cultivo tradicional en el mismo año (ver el Cuadro 2). Líbano se convierte en el principal productor de café en el departamento del Tolima y pasa a ocupar 7 Los datos se basan en los Censos Cafeteros de la FNCC elaborados en 1970, 1980-81 y 1993-97. La limitación principal de esta hipótesis es que el área censada entre 1970 y 1997 disminuye en un poco más del 10%. Ver Guhl 2004. 161


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220). La administración directa es predominante en sus predios. Otras formas de tenencia de la propiedad, como el arrendamiento, la aparcería y compañías, ocupan casi una tercera parte del panorama municipal (Corporación Autónoma Regional 1997, 218) (ver el Cuadro 3).

crisis en la comercialización del café. Al acabar con estos productos se destruye la diversificación de cultivos existentes y el pequeño productor empieza a depender de un monocultivo apoyado en una producción urbana de insumos industriales.

La producción tecnificada incrementó los costos de la producción en un 50%, según lo analizado por John Jairo Rincón (2001); en parte por el aumento de la mano de obra para el establecimiento, sostenimiento y recolección del grano en la plantación, y porque los insumos agrícolas –pesticidas, abonos y herbicidas– representaban en conjunto más de la mitad del total de los costos, así como el beneficio y el transporte del café; todo lo anterior relacionado de modo directo con el aumento en la densidad de la siembra.

El único daño al ecosistema durante la caficultura tradicional que se recuerde se debió al uso indiscriminado del azadón, que debilitó la fertilidad natural de los suelos volcánicos, por lo que el instrumento fue reemplazado por el machete. También en algunas haciendas se logró organizar un sistema del lavado del café que permitió controlar el ecosistema de los riachuelos y las fuentes naturales, aunque en otras regiones no se llegaron a tener estos cuidados y en muchos casos fue necesario pactar cláusulas entre propietarios y arrendatarios a fin de cuidar el ecosistema.

Los cambios tecnológicos transformaron el ambiente natural. Con los cafetos tradicionales –que contaban con la protección de árboles de sombrío como el guamo, el roble, la dormidera– se dio un ecosistema apropiado que ofrecía una regulación natural de aguas lluvias y naturales, permitía el florecimiento del fruto, e incluso la caída de las pepas, y facilitaba la recolección del grano. Estas variedades sólo necesitaban de abono natural, el cual se lograba con el mismo desyerbe hecho en las plantaciones. Los denominados sombríos no eran más que árboles frutales, cultivos de plátano, yuca, guayaba, mango y, en general, una serie de productos que contribuían al autoabastecimiento de la unidad productiva, permitiendo a los campesinos soportar las épocas de

La producción de café sin sombra, en cambio, modifica de manera sustancial el paisaje nativo. El Caturra no necesitaba de la protección de los grandes árboles, por lo que empezaron a ser destruidos, disminuyendo la fauna y flora naturales. Tampoco eran necesarias las mejoras de plátano, maíz y otras de autoconsumo doméstico, así como la diversidad ganadera de las fincas. De esta manera, disminuyó el índice de aguas naturales y de maderas; y la tierra y los cafetos sólo empezaron a producir con el uso de insumos industriales. En la década de los 80, los árboles de sombrío habían desaparecido y ya se habían agotado los nacimientos de

Cuadro 3. Tenencia de la propiedad, Líbano, Tolima, 1993 Corregimiento

Propietarios Arrendatarios

Aparceros

Compañía

613

427

14

55

72

45

Convenio

1.163

876

38

8

124

117

San Fernando

487

413

5

12

39

18

Santa Teresa

652

524

19

42

46

21

Tierradentro

398

326

18

7

36

11

Total municipio

3.313

2.566

94

124

317

212

Cabecera

Predios

Otras formas

municipal

Fuente: Corporación Autónoma Regional del Tolima (1997, 219). 162


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Mapa 1. Localización

agua. La deforestación en las partes altas y bajas de la cordillera trajo como consecuencia el calentamiento del clima, el deterioro de los colchones hídricos, la sequedad de los suelos y la consiguiente escasez de aguas para el municipio. Llegaron los problemas de erosión, reflejando en su conjunto la falta de medidas previas en la expansión de la nueva variedad. El efecto causado por tóxicos utilizados para combatir enfermedades y plagas que afectaron los cafetales fue también muy grande.

LOCALIZACIÓN DEL AREA DE ESTUDIO COLOMBIA

BOGOTÁ

MUNICIPIO DEL LÍBANO ARMERO VILLAHERMOSA LÍBANO

A finales de 1982 se descubrió en una finca del municipio de Chinchiná (Caldas) la tan temida y esperada roya –Hemileia vastatrix–, una enfermedad originada por la acción de un hongo en las hojas, con serias consecuencias en la producción del cafeto. La Federación Nacional de Cafeteros de Colombia ofreció como alternativa una variedad investigada y aprobada como resistente a la enfermedad, la Variedad Colombia. La emergencia obligó a la Federación –entre 1983 y 1984– a poner en marcha la política de entregar al caficultor una determinada cantidad de fungicida completamente gratis y un subsidio en dinero por área fumigada. La roya era la principal enfermedad que limitaba la producción de café y se expandió sin haberse logrado un control definitivo. A pesar de las masivas campañas en los medios de comunicación, hacia 1986 se calculó que el 75% del área cultivada con café estaba afectada. A raíz de la escasa productividad de esta variedad, se retomó el Caturra.

LÉRIDA

LA AURORA MURILLO VENADILLO SANTA ISABEL DEPARTAMENTO DEL TOLIMA CALDAS LÍBANO RISARALDA CUNDINAMARCA QUINDÍO IBAGUÉ VALLE DEL CAUCA CAUCA

HUILA

Pero si bien las medidas institucionales pregonadas crearon una conciencia de prevención para enfrentar el problema, ninguna otra plaga como la broca –Hypothenemus hampei– causaría un impacto cultural, social y económico en los cafeteros en el siglo XX. Existen antecedentes de medidas gubernamentales contra una posible aparición de la plaga en Colombia en los años treinta, pero es sólo a finales del siglo XX cuando ésta influye en la ruina de muchos pequeños y medianos caficultores.10

nes, con el fin de controlar la plaga.11 Como medida excepcional se destinó dinero para tratar o quemar el café afectado y evitar que la broca se expandiera.12 El rubro también se utilizó con el propósito de asegurar la ausencia en varios departamentos de brocas vivas en el grano y los empaques. La Federación prometió la compra del café infectado para destruirlo. Anunció, asimismo, que haría uso de la avispa parasita de Uganda, utilizada en otros focos de infección. Todo en medio de una campaña nacional de los caficultores en favor de subsidios para combatir la plaga.

La broca: el impacto social y cultural

Hacia 1993 la broca sigue su salvaje expansión.13 La variedad Colombia resistente a la roya y a la broca es una

El 7 de septiembre de 1988 se detectó la broca en Ecuador, y al año siguiente, en la región fronteriza de Ancuyá (Nariño, Colombia) (Vélez y Benavides 1990). La reacción inicial fue de un optimismo moderado. El Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, controló los primeros brotes pero ante su expansión la Federación intensificó programas de inspección –cuarentenas– e investigacio-

11 Las políticas de la FNCC con relación a las plagas tienen como fundamento utilizar los principios de exclusión (cuarentenas, educación, información, capacitación e investigación). 12 Inicialmente, el Comité Nacional de Cafeteros destinó 11 mil millones de pesos para la financiación de la campaña. 13 En octubre de 1993 se tenían censadas 98.610 fincas y 329.238 hectáreas afectadas, es decir, alrededor de un 30% del área de cafetales. La plaga atacó especialmente los cafetales de los departamentos de Risaralda, Huila, Caldas, Valle y Tolima, y en menor grado, de Quindío, Antioquia y Cauca, aunque prácticamente la broca se encontraba en todo el país cafetero para ese año (Arango 1994, 311).

10 Ver Ospina (1931). 163


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alternativa, pero por su baja y tardía producción es descartada. Técnicos y expertos tienen el convencimiento de no poder erradicar el insecto y adoptan la política de mantener los planes integrales de erradicación de la plaga y la práctica de convivencia con ésta (Actualidad Económica 1995). La estrategia llamada Manejo Integrado de la Broca, MIB, propuesta por el Centro Nacional de Investigaciones de Café, CENICAFÉ, es difundida. La constituyen los siguientes cuatro conjuntos de prácticas.14

pre y cuando los niveles de infestación así lo requieran. Sin embargo, enfatiza en que los insecticidas usados sean aquellos pertenecientes a la categoría toxicológica III, medianamente tóxicos, y conocidos comercialmente como Simithion, Lorsban y Actellic (Pirimifos metil). Pero lo cierto es que, como veremos más adelante, desde comienzos de la aparición de la broca se utilizaron insecticidas químicos altamente tóxicos de Categorías I y II (CENICAFÉ 1994). El tercer conjunto corresponde a las recomendaciones a ejecutar en la recolección del grano. Estas prácticas son usadas para evitar el regreso de la broca al cafetal, y consisten en recoger el café de los lotes infestados, vaciar frecuentemente a los costales el café recolectado en los tarros, recolectar los frutos en costales de un material por donde la broca no pueda salir, mantenerlos bien cerrados mientras el café recolectado se lleva al beneficiadero y beneficiar al menos dos veces por día (Castaño 1998, 53).

Prácticas del Manejo Integrado de la Broca El primero se da a partir de registros de floraciones, conocimiento sobre el porcentaje de infestación en los cafetales y determinación de la posición de la broca en los frutos del cafetal. Se busca que el caficultor consigne de forma escrita la fecha en que el cafetal presenta forestaciones, así como la calificación cualitativa (si en su concepto ésta es buena, regular o mala). El nivel de infestación es una práctica enfocada a conocer la cantidad de broca de un cafetal, con el fin de guiar al caficultor sobre la medida de control que deberá tomar, dependiendo del porcentaje de plaga que exista en su cultivo.15 En cuanto al nivel posicional, esta práctica posibilita al caficultor conocer si es el momento oportuno para una aplicación del hongo o de insecticida, partiendo de la posición en la que se encuentre la broca dentro del fruto (Castaño 1998, 48-49).

Y el cuarto conjunto son las prácticas hechas durante el beneficio, llamadas también prácticas poscosecha. Éstas consisten en tratar las pasillas y la pulpa con soluciones insectiles o agua caliente, dependiendo de la cantidad. Se recomienda tapar la tolva del beneficiadero y la pulpa con un plástico impregnado de aceite quemado y cubrir con una malla los desagües del despulpado del café, en donde sea posible capturar las brocas adultas que salen de los frutos. Además, se habla del control ecológico de la plaga a partir de un mantenimiento óptimo de los cafetales, con el fin de que la broca no encuentre un medio favorable para su propagación. Para este control se tienen recomendaciones como la eliminación de cafetales viejos que dificulten el manejo de la broca, la regulación del sombrío, las densidades de siembra no muy alta, la fertilización adecuada y oportuna y la diversificación agrícola en la caficultura (Castaño 1998).

El segundo conjunto de prácticas lo constituye la suma de un control cultural llamado Re-Re–Recoger oportunamente los frutos de los granos maduros cada quince o veinte días, y Repase, para que en los árboles no quede café sobremaduro ni seco– y un control biológico o químico (CENICAFÉ 1995). El biológico es representado por el insecticida que se produce con el hongo conocido como Beauveria bassiana, un moho blanco que crece sobre el adulto de la broca, enfermándola. Y por el parasitoide Cephalonomia stephanoderis Betrem, nombre científico de la avispa de Marfil, considerada casi la única forma de control de la broca, después de que ésta ha entrado al grano (CENICAFÉ 1993). El control químico es también complementario del cultural, si bien la Federación es renuente al uso de insecticidas, debido al deterioro ambiental que conlleva y por los peligros que su manipulación trae a la salud humana. La Federación recomienda entonces el uso del control químico, siem-

Difusión institucional y asimilación cultural La Federación, a través de los medios de comunicación, lanzó entonces la consigna “No deje ni un grano en el suelo”, y ésta se convirtió en el eslogan de la campaña nacional. En la estrategia de comunicación se asumieron métodos pedagógicos de carácter masivo, basados en la dinámica de grupos, como foros, reuniones, demostración de prácticas tecnológicas, días de campo, cursos veredales, programas de radio y televisión, boletines y cartillas, entre otros. La campaña tenía como objetivo promover la conformación de grupos de cafeteros para hacer labores con pases y repases simultáneos en todas

14 Léase un trabajo interesante sobre el proceso de asimilación de estas prácticas en Castaño 1998. 15 En Colombia no se podían tolerar niveles de infestación por encima del 5%. 164


La broca del café en Líbano. Impacto socioproductivo y cultural en los años 90

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las fincas. Los jefes de la campaña debían contar con el apoyo de la Iglesia católica, los medios masivos de comunicación, las Juntas de Acción Comunal recomendadas por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) y la Federación, instituciones que en ese momento estaban más ocupadas en buscar una salida a la conflictiva situación social y económica de las regiones cafeteras.16

registro de floraciones no lo hacían por escrito, a pesar de que los comités hacían llegar los formatos en los que podían hacerlo (Castaño 1998, 73). La práctica no les parecía funcional y no les interesaba ser exactos, a juzgar por el trabajo de campo realizado por Gloria Castaño (1998). Los caficultores destruían los formatos o los ponían en las paredes o puertas de las viviendas para consignar información sobre las cantidades de café recolectado. Las prácticas de infestación tampoco eran bien acogidas por los campesinos, aunque podría suponerse que es una actitud generalizada mundialmente entre los pequeños agricultores. Es claro: los campesinos no querían contar y tampoco sacar porcentajes, ya sea porque no estaban en condiciones de realizar dicha operación correctamente o porque la tradición empírica imponía un rechazo natural. Preferían otras técnicas de conteo para calcular la broca.

La campaña contra la broca fue complementada con programas de fumigación, liberación de avispas e implantación del hongo repelente –Beauveria bassiana– cultivado por CENICAFÉ. Hacia 1993 se producen en el país 60 toneladas del hongo; en 1994, 100 toneladas, y en 1995, cerca de 200 toneladas, las cuales se asperjaron en fincas infestadas de broca. Los hongos se aplicaron en regiones en las que los niveles de infestación variaban entre 20-30% y 80-90% (Bustillo 1996). En 1995 fueron liberadas 40 millones de avispas contra la broca en la región del Eje Cafetero (El Tiempo 1995, 24 de febrero). El impacto de este control fue asimilado de modo particular por parte de los caficultores, generándose un choque entre las prácticas culturales y laborales.

Una de ellas era tomar un recipiente plástico y llenarlo hasta el borde de granos de café sacados de una tolva, y luego, sacar los granos brocados y depositarlos en otro recipiente de igual capacidad. Según el porcentaje del segundo recipiente, se sacaba el porcentaje de broca en la plantación (Castaño 1998, 65). El método no sólo era satisfactorio sino que exoneraba las operaciones matemáticas. Era una “operación a ojo” e intuitiva, como lo demuestran las versiones de quienes aseguraban que con poner un sombrero al aire en el cafetal, y según la cantidad de brocas atrapadas, podían saber lo poco o mucho que estaba infectada la plantación.

En los caficultores colombianos se evidenció un escaso conocimiento de la plaga desde el punto de vista técnico, un problema común en todos los caficultores del mundo. No diferenciaban entre plaga y enfermedad, y un alto número desconocía el proceso de reproducción de la plaga (Castaño 1998, 54-55). El control biológico era confundido con matar la broca sin hacer daño al medio ambiente; visto de otro modo, era como fumigar o beneficiar el café sin ensuciar las fuentes de agua. La idea asimilada era que el control biológico era un control ecológico (Castaño 1998, 72). Quizás sea la razón por la cual la adopción del hongo en las comunidades era muy baja, y las primeras prácticas se dieron cuando los extensionistas del Comité de Cafeteros lo llevaron por primera vez a sus fincas. Tan sólo con las intensas campañas en los medios de comunicación los caficultores conocieron que el hongo es una manera de controlar la broca. Siguiendo a Gloria Elsa Castaño Alzate, los caficultores no adoptaron el hongo, debido a que su acción era demasiado lenta y poco perceptible. En cambio, la mencionada avispa de Marfil –C. stephanoderis– no era considerada como parte de un control biológico, y tampoco se tenía de ella una conceptualización de parasitoide, ni de cómo es el proceso por medio del cual se convierte en controladora de plagas. Así mismo, el

El nivel posicional de la broca dentro del fruto tampoco les interesaba, aunque sí querían saber si las brocas estaban volando fuera del grano o si estaban dentro de éste. Nada más sencillo que eso. La primera situación era un indicador del tiempo de fumigación, mientras que a la segunda no le daban ninguna importancia. Lo cierto es que a finales de los años noventa ninguna de las prácticas sugeridas –registro de floraciones, nivel de infestación y nivel posicional– era realizada en zonas cafeteras. Rincón (2006) señala que, en efecto, el campesinado cuestionaba los procesos de asistencia técnica desarrollados tanto por la Federación como por otras entidades, entre las que se cuenta el ICA. La cuestión pone en evidencia la “negligencia institucional” –a juicio de los campesinos– de estas entidades para el control, manejo y erradicación de la broca del café, que afectó principalmente a las zonas marginales de producción. A ello se agrega que la percepción del campesino indicaba que los responsables de la llegada de la broca a Colombia

16 Para una mejor comprensión sobre la situación de conflicto social, léase Ramírez 2008. 165


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eran la Federación e, incluso, el gobierno de turno, lide17 rado por el presidente César Gaviria Trujillo.

sivas con insecticidas de categorías I y II, considerados altamente tóxicos y dificiles de manejar de forma segura. De hecho, el campesino se familiarizó inicialmente y mejor con el control químico, pues se tenía la noción de que su uso era productivo. Los caficultores usaron los venenos más recomendados y posteriormente insecticidas con el nombre comercial de Thiodan y Thionil (categoría toxicológica I), con ingrediente activo de endosulfan, más tóxicos y dificiles de manipular de manera segura. Finalmente, el insecticida de mayor uso en los años noventa fue el Thiodan 35 EC, a pesar de haber sido 19 autorizado por el Ministerio de Salud sólo desde 1997.

El mejor método de control fue el conjunto de prácticas culturales de manejo, consistente en la recolección selecta de las cerezas infectadas por la plaga, para incinerarlas, y realizar luego la recolección de las cerezas sanas y maduras, sin dejar nada, ni en el árbol, ni en el suelo. Ello implicó el reforzamiento del ya mencionado plan educativo y un consecuente cambio cultural de los caficultores. A finales de los años noventa el control cultural sobre la plaga se evidencia como el componente más importante en el manejo de la broca, debido a que contribuye a la disminución de sus poblaciones en el campo y genera mayores ingresos.18

No por otra razón, en aquellos años, labriegos presionados por sus deudas, el embargo de sus tierras o el mal manejo del producto, también hicieron uso del insecticida. Así, los síntomas de intoxicación fueron una constante en el hospital municipal de Líbano. Estudios recientes demuestran que su uso no fue eficaz, en ausencia del control cultural (Benavides et al. 2002). En parte, porque la potencial dependencia unilateral en el uso del control químico para el combate del insecto no es aconsejable y porque su uso, además de producir una pérdida en el peso de los frutos cosechados, afectaba de igual modo la calidad de la bebida (Bustillo 1996).

¿Cómo explicar su aceptación? Desde una comprensión antropológica, Castaño (1998, 69) advierte que su aceptación en los pequeños caficultores se debe a que los propietarios viven permanentemente en los predios, y son ellos quienes se ocupan directamente de la revisión y de hacer un seguimiento constante de los trabajadores que contratan. Diferente de los grandes propietarios –absentistas por naturaleza y de extracción urbana–, que no tienen control sobre si la práctica se realiza de modo eficaz, y cuyos trabajadores no siempre se preocupan por realizar esta labor con responsabilidad. Sin embargo, no todos están de acuerdo en que el control manual de la plaga sea rentable, aunque se reconozca su eficacia, y que su beneficio se da sólo a mediano y largo plazo. Después de la práctica del Re-Re, el componente MIB más utilizado a finales de los años noventa fue el uso de insecticidas, y el nivel de infestación, el registro de floraciones, el entomopatógeno y los parasitoides (Mejía y López 2002).

El café fue considerado un cultivo sano en términos de plagas y enfermedades y de un bajo impacto en el ambiente, hasta cuando apareció la roya en Chinchiná (Caldas) en los años ochenta. Pero con la aparición de la broca cambia su historia en el patrón de uso de los plaguicidas, convirtiéndolo en un cultivo demandador de insecticidas (Bonilla et al. 2000).

El efecto socioeconómico La transferencia de tecnología contra la broca no fue una labor sencilla, ya que el caficultor carecía de una cultura para el manejo del problema fitosanitario. La asimilación de la nueva práctica cultural acarreó un impacto económico y el detrimento de los ingresos cafeteros. Los caficultores siempre esperaron una práctica económica, fácil de ejecutar y rápida. Hongos y avispas generalmente fueron usados cuando los recibieron regalados. Si bien el propósito de la campaña antibroca era

CENICAFÉ (1994) considera que el manejo inadecuado de la plaga –no hacer la recolección permanente de granos maduros y sobremaduros– generó la falsa versión de que la plaga sólo puede controlarse con insecticidas químicos. Los productores realizaron aspersiones ma17 Sobre la dispersión de la broca por parte de la Federación –según lo señala el estudio de Castaño 1998, 59-60– se tienen muchas historias. Unos cuentan que desde unas avionetas tiraban los frutos brocados al cafetal; otros dicen que eran los agrónomos de la Federación los que la traían en carrieles, y que en algunas fincas, días después de ser visitados por ellos, aparecía la broca “justo por donde el extensionista se había quedado para orinar”. 18 Según Benavides et al. (2002, 162), “el Control Cultural es definido como aquellas labores orientadas a minimizar la disponibilidad de alimento y refugio y a modificar todas aquellas condiciones del medio que son favorables para la reproducción del insecto y está sustentado en la realización de una buena cosecha”.

19 El insecticida fue autorizado según Resolución 01669 del 27 de mayo de 1997 del Ministerio de Salud. Por la cual se autoriza el uso de productos con base en endosulfan únicamente para el control de la broca del cafeto (Hypothenemus hampei), en cumplimiento de la Resolución 01669 del Ministerio de Salud. Ver Bonilla et al. 2000. Léase también Posada,Villalba y Bustillo . 2004. 166


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alertar sobre las consecuencias o problemas económicos y sociales ocasionados por la plaga, los caficultores debieron mantener sus oficios en los cultivos y someterse a campañas de aprendizaje y educación. Esa labor propagandista, que también estuvo acompañada de un programa sobre radicación de cultivos, se dio en detrimento de la pérdida de jornales por parte de los trabajadores. No es exagerado entonces señalar que con la llegada de la roya, y luego de la broca, cambia la historia de los cultivos del café en Colombia. Veamos por qué.

les de erradicación de cultivos durante esos años– se tumbaron casi todas las plantas de café, dejando sólo pocas hectáreas en producción.21 La gente abandonó las veredas y muchos de los pequeños productores endeudados con entidades financieras no recibieron el dinero acordado, pues éste pasó a ser abonado a las deudas previamente contraídas (Rincón 2001, 75-76). Las deudas adquiridas en esos años y las políticas de entidades bancarias colapsaron, al igual que el equilibrio social y económico de los cafeteros. La situación generó un fuerte movimiento social con apoyo del clero, fracciones del Partido Liberal, grupos armados al margen de la ley y organizaciones no gubernamentales, que finalizó con la condonación de deudas por debajo de cinco millones de pesos.22

Por la broca, la Federación trazó un plan de erradicación de cultivos, que hizo desistir a no pocos propietarios de seguir invirtiendo en la caficultura. La renovación, con el programa de subsidios de un millón de pesos por hectárea, logró derribar alrededor de 50 mil hectáreas, por lo menos hasta 1995 (El Tiempo 1994, 10 de julio; 1995, 17 de julio). El plan incluía una política de renovación de cultivos, que trajo inicialmente mucho optimismo, por los subsidios que se pagaban y porque servía como medio para combatir la broca. El tratamiento fue especial para los grandes y medianos caficultores, los cuales recibieron subsidios por broca y renovación, debido a las grandes áreas establecidas. Los pequeños propietarios, en cambio, no siempre fueron protegidos por esta política. De aquellos que recibieron dineros por la destitución de cultivos y la deforestación, no todos racionalizaron bien los recursos; por el contrario, fueron despilfarrados. Mientras tanto, el inconformismo del pequeño productor iba en aumento. Varios de los entrevistados no recibieron el pago por la erradicación de sus pequeños lotes de café, y en la zona de Santa Teresa una gran mayoría inició un éxodo rural con escasos precedentes.20

Los ataques agresivos e incontrolados de la broca y las acciones limitadas de la Federación para afrontar el problema inicialmente contribuyeron radicalmente en la rentabilidad del cultivo. El hecho es que de 25 mil hectáreas de cultivos afectadas en 1990, se pasó a cerca de 600 mil en 1996, de un total de 1,2 millones de hectáreas dedicadas al cultivo.23 La Federación contaba con un 25% del café almacenado dañado por la broca.24 Hacia 1998 sólo 2 de los 18 departamentos cafeteros del país no estaban infectados (El Espectador 1996, 3 de mayo). La broca ya cubría el 90% de la caficultura nacional (Márquez 2000, 127). Los más afectados fueron quienes tenían sus fincas en las regiones cálidas, clima más propicio para la proliferación de la plaga. El café dejó de ser un negocio lucrativo para cientos de familias que tenían apostadas esperanzas en las cosechas y los precios del mercado. Se calcula que en las zonas cafeteras de Colombia residían permanentemente 500.000 familias, de las cuales 330.000

En Líbano, fincas que producían aproximadamente 1.000 cargas de café redujeron la producción en 80-100 cargas. Y las pequeñas parcelas, que producían entre 80 y 50 cargas, suministrando recursos económicos exclusivamente para vivir, se cayeron totalmente (Rincón 2001, 50). En Santa Teresa y San Fernando –corregimientos del municipio donde se desatacaron los nive-

21 Sobre los factores que influyeron en la crisis cafetera en el norte del Tolima, ver Rincón 2005. Léase también Ramírez 2001. 22 El alivio temporal logrado con la refinanciación y condonación de la deuda cafetera para pequeños caficultores redujo el impacto económico de la broca. Pero ahora los caficultores tenían nuevos problemas, debido a que vieron reducir la producción y control natural sobre los cafetales, y además debían adquirir nuevos créditos o aumentar las deudas previamente adquiridas. Sobre el movimiento de protesta campesino, léase Ramírez 2001. 23 En 1996 la FNCC consideró que los resultados al adelantar las prácticas culturales y biológicas fueron positivos, ya que los niveles de infestación de la plaga disminuyeron, lo que redujo las pérdidas por broca; aunque reconoció que la plaga estaba ya en dos tercios del área sembrada de café. Ver Federación Nacional de Cafeteros 1997. 24 Informes provenientes de las zonas cafeteras indican que la broca se encontraba entre el 10 y 40% del café pergamino –seco de trilla– comercializado entre 1996 y 1997, por lo que sus precios tenían un descuento especial.

20 Según lo confirmado por Rincón (2001, 75-76), los Comités de Cafeteros Municipales y Departamentales desembolsaron dineros a través de intermediarios financieros como Bancafé y la Caja Agraria. El dinero recibido se invertía en los jornales requeridos para tumbar el café. Si el cafetalista sembraba café, incumpliendo el contrato, el dinero recibido debía ser devuelto la semana siguiente. El caficultor podía tumbar entre 1 y 3 hectáreas de café, atendiendo a dos modalidades. La primera, cafetales brocados y tradicionales. La segunda, cafetales en plena producción y tecnificados, hecho que se evidencia especialmente entre 1992 y 1994. 167


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eran propietarias de las fincas, y las restantes 170.000 derivaban su ingreso exclusivamente de la mano de obra. De las 500.000 familias, aproximadamente 300.000 producían café.25 A esas cifras hay que agregar que la industria del café, la cual incluye la producción y su beneficio, proveía empleo a cerca de 800.000 personas, lo que representaba aproximadamente una tercera parte del empleo rural en todo el país. En total, aproximadamente tres millones de personas dependían, de una u otra forma, de las diferentes etapas de la industria cafetera (producción y cosecha, transformación, comercialización, etc.) (Ramírez y Avallaneda 1995).

Durante la década, a pesar de la diversificación de la economía colombiana y los nuevos descubrimientos y desarrollos en el sector petrolero, el café generó el 20% de los ingresos externos del país en 1994, el 18% en 1995 y el 15% en 1996. Estos ingresos se reflejan en los indicadores sobre las exportaciones, ya que hacia 1993 Colombia producía el 19% del total de las exportaciones de café en el mundo, el 25% en 1994, el 18% en 1995 y el 15% en 1996 (ver el Cuadro 4) (Ramírez y Avellaneda, 1995). Es cierto que el único factor no fue la broca. Los estragos de la crisis se aprecian también en el hogar tradicional campesino. Según cifras del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), los índices sobre casos de abandono, peligro físico y moral para los niños, violencia entre parejas y maltrato infantil son graves en los poblados cafeteros (Ordóñez 1995). El estudio de Mariela Márquez observa lo sucedido en el municipio de Manizales (Caldas). La caída de los ingresos llevó a reducir la nómina de trabajadores, y la situación se agravó por la baja en las cosechas y por los problemas causados por las políticas fitosanitarias. Un poco más de la mitad de las familias de productores se disgregaron; una parte emigró a poblaciones lejanas o a las cabeceras municipales, en busca de ingresos nuevos. Los propietarios de predios extensos no afrontaron estas dificultades, por habitar en las grandes ciudades; quedaron en las fincas los adultos, nietos y sobrinos; se fueron los jóvenes cabeza de familia y las mujeres solteras (Márquez 2000). Un gran número de recolectores cafeteros prefirieron emigrar a zonas de cultivos ilícitos (El Tiempo 1995, 28 de abril), y unos cuantos prefirieron suicidarse o abandonar la caficultura para siempre.26 Líbano no estuvo exento de esta situación.27

Gráfico 1. Evolución de la broca en el nivel nacional, 1988-1996 700,000 700000 600,000 600000 500,000 500000 400,000 400000 Hectáreaas Hectáreas 300,000 300000 200000 200,000 100000 100,000 00

1988 1989 1988 1989 1990 1990 1991 1991 1992 1992 1993 1993 1994 1994 1995 1995 1996 1996 Años Años

Fuente: El Espectador 1996, 3 de mayo.

El problema de las plagas, al parecer, hizo que el caficultor avanzara en el manejo del cultivo y mejorara en el aspecto administrativo de la plantación; pese a las adversidades, algunos aprendieron a sobrevivir en el negocio. Fueron pocos; esto dependió en parte de la ubicación espacial de los cafetales: aquellos cercanos a los cascos urbanos tradicionalmente cafeteros sobrevivieron, puesto que lograron contar con una mejor oferta de brazos y abaratar los gastos de recolección. �

La producción afectada por la broca empezó a ser comprada a mitad de precio, ésta era enviada al consumo nacional. En algunos casos la recolección del grano llegó a ser tan costosa que sus dueños prefirieron abandonar el cafetal y perder sus cosechas. En estas circunstancias, las familias que apostaron a quedarse en las zonas cafeteras iniciaron la siembra de productos de autoconsumo para la supervivencia familiar. En realidad, los más afectados resultaron ser los pequeños y medianos productores en el ámbito nacional. La broca se convirtió en un factor importante de la baja rentabilidad del cultivo (El Tiempo 1995, 30 de abril).

26 El índice de homicidios con armas de fuego y cortopunzantes es superior. Le sigue luego el suicidio con Thiodan, fenómeno tangible en la década 90, especialmente por la falta de técnicas apropiadas de fumigación para combatir la broca y, en no pocos casos, por los problemas de endeudamiento. En el caso de Santa Teresa se registra el índice más alto. En 1994 se presentaron 5 homicidios y 3 suicidios (Rincón 2001, 114). 27 Para una mejor comprensión, léase Ramírez 2004, 347-357.

25 Ver Bonilla et al. 2000, 40. 168


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Cuadro 4. 1990-1999

Producción de café en Colombia,

Año cafetero

Sacos de 60 kilogramos

1990/91

14.396.000

1991/92

17.980.000

1992/93

14.947.000

1993/94

11.422.000

1994/95

12.964.000

1995/96

12.938.000

1996/97

10.779.000

1997/98

12.112.000

1998/99

6. Castaño, Gloria Elsa. 1998. Tecnología y competencia comunicativa: el caso de los caficultores en el manejo integrado de la broca del café (Hypothenemus hampei (Ferrari). Trabajo de grado en Antropología, Universidad de Antioquia. 7. CENICAFÉ. 1993. Criterios para el Manejo Integrado de la Broca del Café. Boletín informativo sobre la broca del café. BROCARTA 13: 1-2. 8. CENICAFÉ. 1994. Peligros del uso indebido de insecticidas para el control de la broca del café. Boletín informativo sobre la Broca del café, BROCARTA 19: 1-2. 9. CENICAFÉ. 1995. Guía para el manejo integrado de la broca. N.d. 10. Comité Departamental de Cafeteros-División Técnica en Gobernación del Tolima y Departamento Administrativo de Planeación. 1992. Líbano. Estadísticas básicas. Ibagué: Comité Departamental de Cafeteros.

10.868.000

Fuente: Márquez (2000, 145).

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Las estrategias relacionales de los profesionales en Cali, Colombia: formas de regulación y mecanismos de protección por José

Fernando Sánchez Salcedo*

Fecha de recepción: 8 de octubre de 2007 Fecha de aceptación: 7 de octubre de 2008 Fecha de modificación: 3 de noviembre de 2008

Resumen El presente texto busca, sobre la premisa de la función reguladora de las relaciones sociales, aproximarse a la comprensión de tres estrategias relacionales de los grupos profesionales en Cali, Colombia: roscas, palancas y contactos, y desentrañar, mediante el establecimiento de sus mecanismos de funcionamiento, la significación que los actores les atribuyen y sus consecuencias en la estructura social. El documento está dividido en cuatro partes. En la primera se presenta la fundamentación teórica; en la segunda parte se propone una contextualización de la ciudad donde se lleva a cabo el estudio de los escenarios del riesgo que afectan a las capas medias; en la tercera parte se describen los componentes metodológicos de la investigación, y en la cuarta, se exponen resultados y conclusiones.

Palabras clave: Estrategias relacionales, regulación y mecanismos de protección.

The Relational Strategies of Professional Groups in Cali, Colombia: Forms of Regulation and Mechanisms of Protection

Abstract Starting from the assumption that social relations serve a regulatory function, this article seeks to better understand three relational strategies among groups of professionals in Cali, Colombia –tight-knit groups, personal connections, and social contacts– and, by establishing the mechanism by which they operate, discern the meanings that actors endow them with and their consequences in the social structure. The essay is divided into four parts. The first discusses the theoretical foundation. The second provides an overview of the city where the study took place and the different kinds of risk that affect intermediate social groups. The third section describes the methodology of the investigation. The final part presents the results and conclusions of the study.

Key words: Relational Strategies, Regulation, Mechanisms of Protection.

As estratégias relacionais dos profissionais em Cali, Colômbia: formas de regulação e mecanismos de proteção

Resumo O presente texto procura, sobre a premissa da função reguladora das relações sociais, aproximar-se da compreensão de três estratégias relacionais dos grupos profissionais em Cali, Colômbia: “panelinhas”, “padrinhos” e contatos, e desemaranhar, mediante o estabelecimento de seus mecanismos de funcionamento, a significação que os atores lhes atribuem e suas consequências na estrutura social. O documento está dividido em quatro partes. Na primeira, se apresenta a fundamentação teórica; na segunda parte se propõe uma contextualização da cidade onde se foi realizado o estudo dos cenários de risco que afetam as classes médias; na terceira parte se descrevem os componentes metodológicos da investigação, e na quarta, se expõem resultados e conclusões.

Palavras chave: Estratégias relacionais, regulação e mecanismos de proteção.

* Comunicador Social, Universidad Autónoma de Occidente, Cali, Colombia; Licenciado en Literatura, Universidad del Valle, Cali, Colombia. Actualmente cursa estudios de doctorado en Sociología, Universidad Católica de Lovaina, Bélgica y se desempeña como profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad del Cauca, Colombia. Entre sus publicaciones más recientes están: Cultura y Sociabilidad política en Popayán: percepciones, conocimientos y prácticas, Informe de investigación publicado en el Boletín No 8, del Observatorio Político, programa de Ciencia Política, Universidad del Cauca, noviembre-diciembre 2008, Gente bien, gente decente: fronteras simbólicas de los profesionales pertenecientes a las clases medias en Cali. Revista Guillermo de Ockham 5, No 1, enero-junio 2007; Interactividad y nuevas formas de expresión y participación en la red: blogs y cadenas de correos. Revista Facultad de Derecho y Ciencias Políticas y Sociales 6, No 8, 2006. Correo electrónico: jfsanchez@unicauca.edu.co.

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Las estrategias relacionales de los profesionales en Cali, Colombia: formas de regulación y mecanismos de protección

José Fernando Sánchez Salcedo

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L

un segmento del mercado de trabajo que demanda ocupaciones especializadas, refrendadas por un diploma, definen principalmente a los profesionales en el país.

os grupos profesionales colombianos tuvieron un desarrollo muy diferente al de los profesionales en Europa, quienes contaban con una tradición universitaria y un proceso de agremiación y asociación que tenía sus orígenes en la época medioeval. En Colombia fueron las transformaciones políticas y económicas del siglo XIX generadas por la Independencia,1 las que crearon las condiciones para el auge de la formación profesional en el país.

La relación de las profesiones con un tipo particular de conocimiento y un grupo de ocupación hace de los profesionales una categoría que se desenvuelve en tres dimensiones distintas: una económica, en tanto que supone un conjunto específico de ocupaciones ligadas a ramas de actividad productiva inscritas en un mercado laboral; una cultural, resultado de un conjunto de saberes disciplinares de carácter científico, producidos en la escuela y legitimados legal y políticamente a través de las instituciones del Estado. Finalmente, la dimensión social se expresa a partir del establecimiento de un sistema de reciprocidad y de apoyo mutuo que se organiza a través de una red de conexiones sociales y familiares.

En dos etapas es posible ubicar la evolución de la formación profesional en el país: la primera arranca con la República, después de 1820, y termina en la segunda década del siglo XX, con el fin de la Hegemonía Conservadora que se caracterizó por difundir una concepción dogmática y elitista de la universidad, ligada a las exigencias de la Iglesia y sin un desarrollo científico e investigativo. El segundo momento, que podemos denominar modernizador de la educación, inicia después de 1930, en el marco de las reformas educativas realizadas en el contexto de la llamada “República liberal”, y se identifica por buscar ajustar los procesos educativos a los retos económicos2 que demandaba el proceso de industrialización en el país.

Aunque la “masificación” de la educación superior deselitizó la formación profesional y es posible encontrar profesionales en todos los estratos socioeconómicos, con un predominio, sin embargo, de los sectores medios y altos, los profesionales en Colombia son en su mayoría asalariados, que no son dueños de medios de producción y que trabajan, además, fundamentalmente en el sector de servicios. Su rol económico se limita a la administración, la política, las profesiones liberales, la docencia y la investigación.

A partir de esta última etapa, y gracias a la transformación general del sistema educativo, comienza un proceso de crecimiento y expansión de la institución. Para 1958 la universidad presentó un crecimiento acelerado pasando de 14.000 estudiantes en 1958 a 20.000 en 1974. (Iesal-Unesco 2002).

Dicha condición los ha hecho relativamente vulnerables a los cambios del mercado y a las transformaciones en la organización del trabajo, principalmente en los últimos años, cuando sus ingresos reales perdieron poder adquisitivo, sus tasas de ocupación descendieron, aumentó su desempleo y se incrementaron los tiempos de espera para conseguir empleo, tal y como lo demuestra el estudio realizado en 2006 por el Observatorio del Trabajo y la Seguridad Social de la Universidad Externado de Colombia.

Desde entonces, los grupos profesionales constituyen uno de los sectores más dinámicos de las clases medias en Colombia y de mayor desarrollo en los últimos 40 años. Cursar una carrera universitaria, inscrita en una disciplina científica y reconocida legalmente por el Ministerio de Educación Nacional, así como insertarse en

La alternativa que los grupos profesionales históricamente asumieron para enfrentar un entorno político y económico cambiante, como el que caracteriza a la sociedad colombiana, fue transformar sus relaciones interpersonales en recursos esenciales para su supervivencia, mediante el desarrollo de un conjunto de estrategias relacionales orientadas a garantizar el logro de sus propósitos y objetivos individuales y colectivos. Este estudio busca profundizar sobre el conocimiento de dichas estrategias relacionales que los profesionales desarrollan como una forma de hacer frente a los múltiples riesgos que los circundan.

1 En el Nuevo Reino de Granada no hubo en la Colonia instituciones universitarias, excepto el Colegio-Universidad de San Pedro Apóstol, fundado en la villa de Mompox en 1806. 2 Es importante anotar que desde mediados del siglo XIX los intelectuales pertenecientes al Partido Liberal habían planteado la necesidad de articular la educación a los procesos económicos a partir del desarrollo de una educación científica y práctica. Sin embargo, las disputas ideológicas entre ambos partidos y la falta de recursos del sistema educativo no permitieron consolidar un proyecto educativo basado en la ciencia y en la investigación. 173


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Relaciones y formas de regulación

De manera distinta a las teorías estructuralistas de la regulación que enfatizan el poder de las normas, de las jerarquías y las estructuras sociales, las interaccionistas valoran la autonomía relativa de los actores individuales y colectivos, dadas “no solamente su resistencia, sino también su creatividad, sus proposiciones, su propia actividad reguladora: todo eso que en la sociedad viene de abajo o de las márgenes sin ser recuperado por el centro” (Petit 2005, 37). La base sobre la cual se estructura la acción reguladora de los actores radica en su capacidad de negociación; por eso, para los autores que defienden esta perspectiva, sociólogos de las organizaciones y de las relaciones industriales,

Tradicionalmente, en sociología se han propuesto dos perspectivas para el estudio de las regulaciones sociales: la primera, de origen estructuralista, entiende la regulación como un conjunto de normas institucionales externas a los individuos, a partir de las cuales se “tiende a obtener el equilibrio de procesos sociales o a restablecer un equilibrio que se ha roto” (Petit 2005, 35). La segunda perspectiva, que podemos denominar interaccionista, concibe la producción de normas y reglas sociales como un proceso negociado, resultado de las interacciones sociales (Petit 2005). Mientras que el punto de vista estructuralista hace hincapié en el rol que cumplen las instituciones, en cuanto sistemas productores de normas, el enfoque interaccionista enfatiza el rol que desempeñan los actores y las regulaciones desde la base social.

la regla, fundamento de todo sistema social, no es solamente una producción de arriba hacia abajo. En tanto modo contractual de vivir juntos, la regla es también negociable y negociada por actores diversos, que aunque adscritos a un determinado marco normativo, guardan una parte de su autonomía (Petit 2005, 38).

La concepción de la regulación de corte estructuralista se enmarca claramente en la tradición de estudios sobre el control social, corriente analítica cuyo propósito principal ha sido indagar todo tipo de procesos que contribuyan a asegurar el mantenimiento y la permanencia de la estructura social. La influencia reguladora y directriz de la sociedad sobre el comportamiento de sus miembros recae, en este punto de vista, sobre el Estado y sus instituciones, pero también sobre un conjunto de agentes expertos en la intervención social: administradores, jueces, psiquiatras, políticos, etc. Todos ellos van a ser estudiados

El énfasis de la perspectiva interaccionista en los procesos de negociación realza el importante papel que tienen las relaciones y los vínculos interpersonales en la construcción y negociación de reglas sociales, no sólo porque son los intercambios producidos por dichos vínculos el escenario donde se llevan a cabo estas negociaciones, sino porque, según se conservan, negocian o se relativizan estas reglas, se contribuye a la renovación de los lazos sociales como núcleo sobre el cual se estructuran la vida y la convivencia en una sociedad. La perspectiva interaccionista de la regulación coincide con la tradición individualista del estudio de las relaciones sociales, que en sus tres vertientes distintas (comprensiva, fenomenológica e interaccionista simbólica) privilegia una visión de las relaciones concebida como una acción recíproca (intersubjetiva) mediada simbólicamente. En dicha concepción, es en las relaciones, y no en las instituciones, donde se construyen e interpretan las reglas sociales.

no solamente como productores de normas y controladores de su aplicación, sino también como quienes tienen la capacidad, a partir de la comprensión de las necesidades y demandas de los grupos dominados, de adaptar y restaurar los equilibrios sociales y políticos comprometidos (Petit 2005, 36).

En dicho contexto analítico la relación es concebida como un vínculo y un condicionamiento (una realidad externa y coercitiva, como plantea Durkheim [1988]) entre los individuos. De hecho, la adscripción de los individuos a una sociedad va a estar supeditada a los procesos de socialización encargados de interiorizar las relaciones y transmitir los mismos fenómenos de un individuo o grupo social a otro. Así las cosas, la relación va a ser un derivado de los componentes normativos de la sociedad, no sólo porque es una expresión de los sistemas institucionales que la conforman sino porque tiene una importante función integradora y cohesionadora de los individuos en el nivel social.

Pese a la importancia que estas teorías han tenido para el desarrollo de los conceptos de regulación y de relación social, ambas desconocen el rol complementario que pueden desempeñar el sistema y el actor (Crozier y Friedberg 1977). El primero, a partir del papel que tienen los sistemas normativos institucionales en el mantenimiento de un cierto orden social, y el segundo, a partir del reconocimiento de la autonomía de los actores frente al sistema, que se traduce en su capacidad de decidir y actuar con relativa independencia. De esta 174


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forma, se reconoce que no hay un sistema normativo completo, sin fisuras y contradicciones, que englobe y dirija la conducta de todos los individuos, y que el actor tampoco puede actuar de forma totalmente independiente respecto a las restricciones que impone el sistema. Lo que se evidencia más bien es un actor que con una relativa autonomía, expresada en un cierto grado de maniobrabilidad táctica, está en capacidad de jugar y competir para su beneficio en determinados escenarios institucionales, y en otros se ve abocado a acatar las reglas que dichos sistemas le imponen.

Estas metas pueden ser profesionales, laborales o personales; finalmente, los Otros con los que mantienen relaciones de interacción estratégica son aquellos con quienes pueden contraerse vínculos de reciprocidad, como las alianzas, las rivalidades y los conflictos. La manera en que los individuos combinan en sus relaciones sus recursos tácticos con sus objetivos estratégicos, y el tipo de relación que establecen con los Otros, constituyen la expresión de una estrategia racional que considera utilizar mejor el poder que se deriva de las relaciones, para acrecentar el logro de beneficios personales y colectivos.

Definición de la problemática

Las estrategias relacionales son formas de acción social con sus propios códigos y reglas de funcionamiento, que proveen de recursos sociales y simbólicos a los individuos. Las roscas, las palancas y los contactos3 constituyen tres tipos particulares de estrategias relacionales que los grupos profesionales utilizan como un importante mecanismo de soporte personal y profesional, que les suministra cierto mantenimiento o mejoramiento de su posición en la estructura social frente a un sistema que ofrece pocas posibilidades “formales” de movilización y ascenso social.

Las relaciones sociales como estrategias Ante las fisuras de integración y regulación que generan un Estado y un proceso de constitución de ciudadanía precarios (Pécaut 2003), y que no han sido capaces de responder a las necesidades, expectativas de movilidad social, seguridad y mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos, los actores sociales conforman sus propias estrategias de protección grupal. El propósito fundamental de estas estrategias es ponerse al abrigo (Martuccelli 2002) de los riesgos sociales que los circundan (Beck 1998), garantizando así el mantenimiento y reproducción de sus intereses colectivos.

En el caso particular de este estudio, los grupos profesionales van a ser concebidos como pertenecientes a las clases medias, las cuales a su vez son definidas como redes de lazos interpersonales que proporcionan sociabilidad, apoyo, información, un sentimiento de pertenencia y una identidad social. En cuanto redes, las clases entrarían a construirse, principalmente, de acuerdo a las elecciones y estrategias de sus miembros y no a la preexistencia de normas y valores compartidos.

La base sobre la cual se estructuran dichas estrategias son las relaciones, las cuales se reproducen a partir de un sistema de endeudamiento (Mauss 1979) e intercambio de favores (Adler 1994; Barozet 2002) que garantiza la integración y cohesión de los miembros del grupo social. Estas relaciones representan para los actores una importante fuente de poder individual y colectivo que, a la vez que busca romper las dependencias y condicionamientos que imponen otros grupos de actores, intenta generar mecanismos de sujeción y de interdependencia que incrementan su poder.

Las roscas, las palancas y los contactos constituyen modos de regulación social (en términos generales, la regulación designa la producción y puesta en funcionamiento de reglas de juego económicas y sociales) que coadyuvan a la conformación de vínculos sociales, preferencialmente de tipo comunitario, pero que inciden profundamente en la constitución de vínculos de tipo político y económico. De esta forma, se convierten en una respuesta estratégica, adaptativa, de los actores ante condiciones sociales, políticas y económicas adversas, y frente a la falta de una respuesta institucional y formal a las necesidades y requerimientos de los ciudadanos.

En el nivel estratégico, las relaciones pueden variar de un individuo a otro, en el interior de un mismo grupo social, dependiendo de los recursos tácticos de cada individuo, sus objetivos estratégicos y los de los otros individuos con quienes establecen relaciones. Los recursos tácticos están conformados por las personas mismas (la posición que ocupan, su pertenencia grupal, así como sus movidas o movimientos tácticos), los bienes que controlan y las actividades que realizan; los objetivos estratégicos, por su parte, constituyen la búsqueda de un mayor y mejor éxito en el logro de las metas trazadas.

3 Las roscas, las palancas y los contactos son nociones que popularmente la gente utiliza en Colombia para referirse, respectivamente, a formas de agrupación, intermediación y establecimiento de nexos, con los cuales los individuos buscan satisfacer un cierto tipo de necesidades y lograr sus objetivos personales y sociales. 175


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Contexto de la investigación Cali es la principal ciudad del suroccidente colombiano y cuenta, según el último censo (DANE 2005), con una población aproximada de 2´068.387 habitantes. Con una tasa de crecimiento que oscila entre el 3% y el 7%, Cali pasó de tener 27.747 habitantes en 1912, a 101.883 habitantes en 1938, y 636.629 en 1964. Esta última cifra es el producto de la migración que generó la violencia de los años cincuenta en las ciudades colombianas. Históricamente, se ha caracterizado por ser una de las tres ciudades más importantes del país, gracias a su crecimiento económico, desarrollo urbano y poblacional, pero también se reconoce por ser una de las más azotadas por la violencia derivada del narcotráfico y la lucha guerrillera.

causa principal que generó dicha crisis, que se manifiesta en una disminución del PIB, fue la caída de la productividad; esta lectura coincide, sin embargo, con la primera explicación, que encuentra en el narcotráfico una de las causas fundamentales de la pérdida de la productividad en la ciudad. Por otra parte, en lo que tiene que ver con los indicadores del mercado de trabajo, si bien es cierto que entre 1999 y 2001 la tasa de desempleo obtuvo puntos porcentuales que oscilaban entre el 20% y el 18%, después de 2002 la tasa de desempleo ha bajado, pero sin alcanzar porcentajes menores como los que se presentaron en 1995, del 11,1%, paradójicamente, en plena época de crisis económica.

Desde que la ciudad se convirtió en la capital del recién creado departamento del Valle del Cauca en 1911, el desarrollo de Cali, al igual que el de otras ciudades del país, ha estado fuertemente marcado por los cambios que se derivan de la economía, los procesos de configuración y modernización del Estado, así como por las distintas dinámicas que han caracterizado el conflicto en la región y en el país. Estos procesos se han desarrollado de manera paralela con una particularidad, y es que –a excepción de los períodos que van de 1948 a 1964 (caracterizado por la violencia partidista) y de 1997 a 2000, de fuerte recesión económica para el país y de un aumento en la escalada del conflicto en la región (producido por el desmantelamiento del Cartel de Cali, la presencia de nuevos carteles de la droga y de la guerrilla de las FARC, cada vez más activa en la zona)– el crecimiento económico de la ciudad ha sido estable.

Los escenarios del riesgo El uso estratégico que los profesionales hacen de las relaciones depende de las condiciones de riesgo que se generan en los escenarios específicos en donde los profesionales se desenvuelven. Cada escenario es distinto y está enmarcado en una cierta historicidad. La formación profesional, las organizaciones laborales y, en general, el contexto urbano constituyen los espacios por excelencia donde los profesionales interactúan y ponen en funcionamiento sus relaciones de acuerdo con las particulares condiciones de su ambiente. En lo que respecta a la formación profesional, cada vez es más evidente que una carrera y un título profesionales no son garantía de mejoramiento económico y ascenso social. El mercado laboral, por su parte, evidencia por primera vez en los últimos años una pérdida de su poder adquisitivo, y finalmente, el contexto por excelencia en que se desenvuelve la vida laboral y personal de los profesionales –la ciudad– se ha convertido en un espacio hostil e inseguro, difícil de gobernar.

Paradójicamente, este crecimiento no ha significado una disminución de la pobreza; por el contrario, la brecha entre ricos y pobres se ha ensanchado (entre 1991 y 1996 el porcentaje de personas en situación de pobreza pasó de 51% a 57,5% en el total nacional; de 43% a 49% en las zonas urbanas, y de 70% a 78% en las zonas rurales). En los años posteriores a la recesión entre 2000 y 2004, la pobreza tuvo una tendencia a la baja, pero este comportamiento no se mantuvo durante todo el período, y en 2002 alcanza el porcentaje observado en 1999: 57,5%. Para 2004 se observa una mejora de 7 puntos porcentuales en el sector rural, pero la pobreza en las zonas urbanas se mantiene en niveles superiores a los observados en 1999 (Núñez y Ramírez 2005).

Roscas, palancas y contactos Roscas, palancas y contactos conforman tres estrategias relacionales de uso cotidiano entre los grupos profesionales inscritos en las capas medias. Cada una de ellas supone un tipo particular de iniciativa relacional, sustentada, principalmente, en la sociabilidad y el intercambio recíproco.

Aunque las razones de la crisis económica de la ciudad han sido explicadas por el encarecimiento de los bienes generado por el comercio de las drogas ilícitas, otros autores como Alonso y Solano (2004) enfatizan que la

Para establecer las cualidades, las reglas y el sentido de las estrategias relacionales de los grupos profesionales, se asumió un punto de vista cualitativo, pues lo que in176


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Cuadro 1. Escenarios del riesgo

Formación profesional • Saturación de algunas carreras profesionales • Aumento de la oferta de egresados más allá de la demanda. • Prelación de ciertas carreras sobre otras.

Mercado laboral

Contexto urbano

• Aumento del desempleo profesional entre 1997-2005. En el tercer trimestre de 2005 el 31% de los egresados universitarios eran desempleados de larga duración. • Pérdida del poder adquisitivo de los salarios entre 1997-2005. Durante ese período los profesionales perdieron un 30% del valor adquisitivo de sus ingresos. El ingreso real de 93,3 en 2002 pasó al 82,5 en 2005. (Observatorio del Mercado de Trabajo y de Seguridad Social 2006)

teresaba era la significación que los individuos atribuían a las estrategias relacionales en cuanto formas de regulación a partir del lenguaje y las prácticas de quienes las viven. Para la descripción de dichas estrategias relacionales se llevaron a cabo 45 entrevistas en profundidad, orientadas a establecer la trayectoria relacional de los informantes, las estrategias relacionales empleadas, enfatizando fundamentalmente el uso y significación de roscas, palancas y contactos, y una caracterización general que incluía preguntas sobre la edad, el estrato, la profesión y el oficio.

• Incremento de la violencia. • Entre 1999-2004 se pasó de 9.393 a 15.639 delitos. • Corrupción y falta de gobernabilidad. Destitución del último alcalde, sentimiento generalizado de indefensión y vulnerabilidad.

pojados de toda referencia a alguna expresión del poder o la dominación, para constituirse en un modo de solidaridad para el establecimiento de nuevos vínculos. Esta forma particular de definición no sólo determina una clara separación entre las dos primeras estrategias relacionales (roscas y palancas) y los contactos, sino que pone en evidencia la doble condición que caracteriza a las estrategias relacionales tanto en formas de poder o de influencia como en mecanismos de ayuda o de apoyo mutuo. Así, poder y solidaridad se mezclan definiendo los contornos del uso y de la funcionalidad de las relaciones como dos dimensiones que, en vez de oponerse,4 se complementan.

Las personas entrevistadas fueron contactadas por intermediarios que podían garantizar una cierta confianza en la selección de los informantes. Los criterios seguidos para la escogencia de la muestra fueron el nivel educativo y su residencia a partir del estrato socioeconómico (la estratificación colombiana clasifica en las categorías 3 y 4 a los grupos medios).

En lo que tiene que ver con el tipo de relaciones que se establecen con las estrategias relacionales, es posible identificar una clara distinción entre los vínculos que se crean en una rosca y una palanca y los que se generan en los contactos. Mientras que en las dos primeras estrategias relacionales hay una clara distinción entre relaciones de amistad y de conveniencia o de proximidad, en los contactos es viable establecer cualquier tipo de relación, es decir, admite formas relacionales diversas. Esta clara diferenciación de las relaciones en las roscas

Tal y como lo muestra el cuadro 2, los informantes caracterizan cada una de estas estrategias a partir de su definición, el tipo de relaciones que las integran, los requerimientos mínimos para hacer parte o beneficiarse de ellas, y algunas de sus tipologías más comunes.

4 Tradicionalmente, las lógicas de dominación (explotación, imposición, control, etc.) se han concebido desde una perspectiva excluyente, en oposición a toda forma de ayuda o de soporte, inscritos éstos últimos en un punto de vista más igualitario e incluyente.

En lo que respecta a su definición, mientras que las roscas y las palancas son leídas a la vez como formas de poder y de ayuda mutua, los contactos están des177


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y las palancas pone de manifiesto no sólo el origen de su configuración sino las posibilidades de acceso y uso que presentan respecto a su integración a determinadas formas de ayuda o de poder.

En términos generales, lo que esta caracterización de las roscas, las palancas y los contactos deja ver es su carácter ambiguo, representado en una tensión permanente entre los aspectos de influencia y de poder que manifiestan y la importante función de apoyo y solidaridad que desarrollan.

En lo que se refiere a los requisitos para hacer parte de una estrategia relacional, los informantes coinciden en señalar la importancia que tienen las habilidades sociales para su conformación y acceso. Este aspecto, como veremos más adelante, constituye un elemento fundamental para comprender la importancia que tiene la sociabilidad en el cuidado y mantenimiento de las estrategias relacionales.

Recursos tácticos, objetivos estratégicos y relaciones establecidas con los Otros La identificación de estrategias relacionales supone, como lo plantean Garrido y Gil (1997), la descripción de los recursos con los que cuentan los informantes, los objetivos estratégicos que buscan, así como el tipo de relaciones que establecen con las personas con las que interactúan en el marco de dichas estrategias.

Finalmente, aunque las tipologías varían de una estrategia a otra, es posible encontrar, quizás por el tipo de grupos con los que se trabaja, dos contextos fundamentales para su configuración: el trabajo y las instituciones educativas; lo que señala claramente un escenario de intervención y funcionamiento para las estrategias relacionales específico de los grupos profesionales.

Los tres aspectos que configuran una estrategia relacional nos suministran importante información sobre su funcionamiento como un tipo de sociabilidad caracte-

Cuadro 2. Caracterización de roscas, palancas y contactos

Definición

Roscas

Palancas

Contactos

Grupo de poder

Alguien que te suministra ayuda

Personas conocidas que te pueden ayudar

Personas con poder o capacidad de influencia, medios o conexiones

Personas que te pueden vincular o relacionar con otras

Relaciones de proximidad

Relaciones superficiales o informales

Grupo cerrado Grupo con afinidades y objetivos comunes Tipo de relación que se establece

Relaciones de solidaridad, amistad y respaldo Relaciones de conveniencia

Requerimiento para hacer parte

Tipos

Ser sociable Tener cosas en común

Directivos, educativas, religiosas, políticas, de amigos

Relaciones de compromiso y lealtad

Relaciones profundas o formales Cualquier tipo de relación

Relaciones de amistad Tener buenas relaciones sociales Formación, capacidad y experiencia De trabajo, de amigos, políticas, familiares

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Habilidades para establecer relaciones Conocer personas

Familiar, laboral, profesional


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Cuadro 3. Tipos de estrategias relacionales Vínculos establecidos con los Otros

Fundamento sobre el cual se estructura la relación

Objetivos trazados

Forma de regulación

Fuertes y débiles

Compromiso y lealtad Sistema de endeudamiento

Ayudar a las personas y acumular créditos relacionales

Alta capacidad de negociación e influencia

Roscas

Habilidades para relacionarse

Fuertes

Compromiso y conveniencia Normas y cohesión grupal

Lograr los propósitos del grupo

Alta capacidad de negociación e influencia

Contactos

Habilidades para relacionarse

Cualquier tipo de relación

Intercambio de favores Redes de solidaridad

Ayudar o colaborar a los otros

Baja capacidad de negociación e influencia

Tipo de estrategia relacional

Recursos tácticos

Palancas

Habilidades para relacionarse

rística de un determinado grupo social, pero también como un significativo mecanismo de regulación. Ambas dimensiones de la constitución de una estrategia relacional (sociabilidad y regulación) funcionan de forma complementaria e integrada.

Más allá de marcas sociales que integran e identifican a los individuos, estos recursos son fundamentales para el funcionamiento de las estrategias relacionales como formas de regulación, pues otorgan a los individuos un referente cultural (formativo e identitario) que permite la reproducción de las dinámicas relacionales en general y provee un soporte para el desarrollo de un sistema de endeudamiento y de intercambio de favores sobre los cuales se estructuran dichas estrategias.

Como lo muestra el cuadro 3, el principal recurso con el que cuentan los profesionales adscritos a las clases medias es su habilidad para establecer relaciones sociales. El éxito de sus estrategias relacionales depende justamente de su capacidad para relacionarse con otros, lograr su reconocimiento y empatía. Esta habilidad para interactuar con los otros supone, dependiendo del tipo de estrategias relacionales,5 el despliegue de otros recursos como la presentación personal, los buenos modales y, en algunos casos, la referencia al origen social y familiar. Estos recursos suelen ser complementarios, por el rol que cumplen la imagen y el mutuo reconocimiento como factores fundamentales para establecer relaciones entre miembros pertenecientes a las clases medias.

La utilización táctica de los recursos comprende, en últimas, un conjunto de maniobras que buscan establecer y sellar relaciones, ya sea por la vía de los acuerdos y alianzas, llevando a cabo actividades de intermediación, o a través de redes de suministro de información, como se expresa en las roscas, las palancas y los contactos. En lo que respecta a los objetivos perseguidos en cada una de las estrategias relacionales, éstos se pueden resumir en uno solo: el logro de los propósitos individuales y colectivos. Dichos objetivos van a depender directamente de los actores, de sus intereses y de sus necesidades. En el caso particular de los grupos profesionales, los propósitos más comunes están circunscritos a la dinámica del trabajo y el mejoramiento profesional, así como al desarrollo de ciertos privilegios y facilidades (lograr más rápidamente un trámi-

5 Para el establecimiento de roscas y contactos puede ser, según los informantes, fundamental una buena presentación personal, pero no lo es tanto para lograr la ayuda de una palanca. Así mismo, las referencias familiares son claves para ser parte de una rosca o tener acceso a una palanca, pero no, necesariamente, para establecer contactos. 179


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te, obtener una mejor posición). Lo que cambia de una estrategia a otra es la forma como se proponen alcanzar dichos propósitos. Mientras que en las roscas el logro de los objetivos se lleva a cabo mediante un círculo cerrado, en las palancas el logro de objetivos es el resultado de un sistema de endeudamiento que favorece a ambos agentes de la relación, pues beneficia los intereses de quienes solicitan el servicio de la palanca a cambio de compromiso, reconocimiento y lealtad, que la palanca puede utilizar para ampliar sus redes sociales y, por tanto, sus contextos de influencia. En lo que respecta a los contactos, el alcance de sus objetivos estratégicos se logra afianzando y ampliando redes sociales a través de intercambio permanente de favores o de información.

sustentados en las diferencias que caracterizan a las personas que se relacionan. Las relaciones simétricas afianzan, por la vía de la profundización de la relación, los vínculos establecidos; las relaciones asimétricas, por su parte, refuerzan las obligaciones adquiridas. Obligaciones que, a la postre, parecen sellarse a través de una reconfiguración del tipo de relación instaurada por el servicio o el apoyo prestado. De esta manera, todo lo que parece empezar como un simple servicio entre dos desconocidos termina integrándose en un lazo más fuerte, a través de un sólido sentimiento de amistad. A diferencia de otros grupos sociales vulnerables que están expuestos permanentemente a formas de jerarquización y de subordinación, los profesionales adscritos a las clases medias han sabido conjugar amistad y obligatoriedad, a través de un modelo relacional en el que, si bien reproduce un sistema de jerarquías y desigualdades, su impacto es suavizado por un contrato tácito de endeudamiento y lealtad que representan las relaciones de amistad construidas.

Las tres estrategias tienen también en común que suponen maneras indirectas y excluyentes, a veces no formales, de consecución de los objetivos individuales y colectivos. Esto supone desde un desconocimiento de los pasos y procedimientos legítimamente establecidos hasta obviar los méritos y las capacidades de los individuos, para anteponer los intereses personales de los beneficiarios de las estrategias mencionadas. Justamente, la capacidad para imponer dichos objetivos es lo que constituye la función reguladora de las estrategias relacionales.

Los recursos tácticos, los objetivos estratégicos y los vínculos establecidos permiten comprender el funcionamiento y la estructura misma de las estrategias relacionales, pero sobre todo identificar los usos y los propósitos que los individuos les atribuyen en un determinado contexto social.

El establecimiento de estrategias relacionales está mediado por un tipo particular de lazos. Dichos vínculos suelen darse con personas que ocupan cargos o posiciones generalmente superiores o similares, rara vez inferiores, y se caracterizan además por una duración relativa en el tiempo. En relación con los vínculos, es posible proponer dos clasificaciones: la primera está determinada, según el peso de los lazos, por vínculos débiles o fuertes; la segunda, según la simetría en las relaciones, por vínculos simétricos y asimétricos.

La utilización de estrategias relacionales está estrechamente ligada a los referentes culturales que caracterizan a los grupos medios, así como al importante papel que les atribuyen a las relaciones en sus prácticas cotidianas, como formas de garantizar el logro de sus objetivos. En ambos usos las estrategias relacionales suponen una forma de regulación que se manifiesta a través de una mayor o menor capacidad para enfrentar los riesgos que los circundan. Frente a los riesgos que se derivan del incremento de la competencia profesional y del mercado laboral, las capas profesionales han desarrollado un sistema cerrado compuesto de roscas y palancas que aseguran su accesibilidad a los puestos de trabajo y una relativa estabilidad laboral. Los riesgos de seguridad, sin embargo, siguen siendo uno de los factores que más preocupan a las capas profesionales. Esto ocurre sobre todo en lo que se refiere a la seguridad urbana, pues las políticas de seguridad del actual presidente han generado en dichos sectores una cierta sensación de protección, tranquilidad y mejoramiento, que, paradójicamente, tiene un efecto sobre las condiciones generales del país, pero que no se traduce particularmente en las ciudades y localidades.

En lo que respecta al peso de los vínculos, en la medida en que las roscas constituyen círculos cerrados, los vínculos desarrollados por sus miembros son de carácter fuerte, particularmente afectivo y emocional. Mientras que los contactos, al contrario, se caracterizan por establecer vínculos débiles, los cuales se identifican por un menor compromiso afectivo, que se manifiesta en una cierta distancia relacional. Las palancas, por último, combinan estos dos tipos de vínculos. Las estrategias relacionales integran vínculos asimétricos y simétricos. Mientras que roscas y contactos buscan fortalecer las relaciones entre iguales, fortificando los lazos entre las personas, las palancas se fundamentan en el establecimiento de lazos de subordinación 180


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Conclusiones

Para algunos de ellos, como los informantes más jóvenes, el desarrollo de estrategias relacionales es la única vía posible para obtener el primer empleo; para otros, estar inscrito en una estrategia relacional es una forma de protección grupal e individual. La mayoría coincide en su importancia y en la necesidad de su existencia en la sociedad colombiana. En cualquiera de los casos, las estrategias relacionales constituyen un mecanismo fundamental para la consecución de empleo y la realización de favores, que funciona como una forma de influencia o de poder con los cuales se busca incidir sobre las acciones de los otros, pasando, para ello, por encima de las reglas establecidas (como el sistema de méritos) y anteponiendo los valores personales a los fundamentos y principios normativos que rigen las instituciones políticas y sociales.

El estudio de las estrategias relacionales constituye una importante fuente de información sobre los mecanismos que reproducen la regulación social (Reynaud 1997) y la gestión de riesgos en las sociedades contemporáneas. Regulación que está estrechamente vinculada con las dinámicas de distribución de recursos que se construyen y circulan socialmente, así como de gestión de riesgos, que se manifiesta en la capacidad para ponerse al abrigo –frente a la sensación que experimentan los actores– de un permanente incremento de su inseguridad. Específicamente, en la sociedad colombiana los grupos profesionales han construido, a través de sus redes de sociabilidad, formas asociativas (roscas) y mecanismos de presión e influencia social (palancas y contactos), estrategias que garantizan el manejo de los riesgos y la inclusión social.

Desde esta perspectiva, las estrategias relacionales estudiadas surgen como iniciativas individuales, pero circunscritas a estructuras relacionales y vínculos grupales, que buscan satisfacer el logro de ciertos objetivos mediante una serie de maniobras, que articulan desde alianzas personales hasta formas de intercambio de favores y reciprocidad construidas colectivamente. Estas maniobras semejan constituirse –más que por formas organizacionales fuertemente estructuradas, como los partidos y las asociaciones– por redes personales,7 que los individuos incorporan, motivados por intereses, gustos y afinidades similares, en su propio sistema de vínculos. Además de las estrategias relacionales mencionadas, los grupos profesionales utilizan otras, como la homogamia o matrimonio entre los miembros del mismo grupo (20 de los 22 entrevistados casados contrajeron matrimonio con otros profesionales), con la cual se fortalecen los vínculos familiares, esenciales para el desarrollo de las estrategias relacionales de los grupos profesionales.

Las características mismas de este sistema de riesgo han sido ampliamente explicadas, en el caso de la sociedad colombiana,6 como resultado de un proceso de precariedad estructural representado en una débil construcción del Estado, un desigual desarrollo económico, la emergencia de una cierta relatividad moral, que surge como consecuencia de la pérdida de los valores políticos y religiosos generados por la crisis de los partidos y de la Iglesia, respectivamente, pero también por la especificidad de un proceso de constitución de modernidad, “inconcluso”, para los más pesimistas; heterogéneo, híbrido o plural, para los más optimistas, característico de las sociedades latinoamericanas. Se configura así un marco en el cual las estrategias relacionales surgen justamente como una reacción de los actores sociales frente a riesgos vividos y percibidos, como una alternativa para ponerse al abrigo y generar mecanismos de protección y satisfacción de sus necesidades y expectativas grupales e individuales.

Tal vez esto explique el valor que los informantes atribuyen a las habilidades para relacionarse, utilizando para ello una serie de tácticas que pasan por la organización de eventos hasta el desarrollo de una serie de actitudes y aptitudes sociables, como la apertura al diálogo, el desempeño en las conversaciones y el cultivo de la diplomacia.

En nuestra investigación, las personas consultadas entre junio de 2005 y diciembre de 2006 han utilizado las estrategias relacionales como un tipo particular de ayuda y de recurso para el logro de objetivos laborales y profesionales, principalmente. A partir de una dinámica ambigua que mezcla mecanismos de control y de poder y formas de solidaridad y apoyo mutuo, los profesionales utilizan las estrategias relacionales como un conjunto de recursos a través de los cuales negocian e intercambian el logro de sus objetivos.

Estas estrategias proveen diversos recursos que incrementan el capital social de los individuos, garantizando su inserción laboral y una serie de beneficios económi7 Redes generadas a través de un complejo sistema de relacio-

6 Ver, principalmente, Dávila y Leal (1990), Leal (1986) y González (1993).

nes que contribuyen a la reproducción de vínculos sociales.

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la régulation sociale. Disertación doctoral, Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, Paris.

cos y sociales a partir de los cuales es posible obtener una relativa estabilidad y seguridad.

4. Beck, Ulrich. 1998. La sociedad del riesgo. Barcelona: Paidós.

La eficacia simbólica, económica y política de las estrategias relacionales radica justamente en garantizar la protección y la supervivencia social de sus usuarios, legitimando de esta forma el papel que desempeñan las formas de asociación grupales por encima de las instituciones y organizaciones del Estado.

5. Crozier, Michel y Erhard Friedberg. 1977. L`acteur et le Système. París: Seuil. 6. DANE. 2005. Características Demográficas. Censo General. Bogotá: DANE.

El estudio de las estrategias relacionales como formas de regulación pone en evidencia una dimensión pasiva del proceso de dominación, que se expresa en la capacidad que tienen ciertos grupos sociales para resistir y resguardarse de los riesgos sociales, antes que intentar imponer sus ideas, motivos e intereses.

7. Dávila, Andrés y Francisco Leal. 1990. Clientelismo: el sistema político y su expresión regional. Bogotá: IEPRI-Tercer Mundo Editores. 8. Durkheim, Émile. 1988. Les régles de la methode sociologique. París: Flammarion.

La acción que desarrollan dichos grupos sobre el contexto en que se desenvuelven y las relaciones que establecen con los Otros es mínima, sólo se limita a garantizar la supervivencia y la continuidad del grupo. Las roscas, las palancas y los contactos se proponen como mecanismos de estas estrategias que buscan posibilitar, a través de una acción más endógena que exógena, la reproducción de los intereses y los objetivos de los grupos profesionales, usando para ello sus redes relacionales.

9. Garrido, Luis y Enrique Gil. 1997. Estrategias familiares. Madrid: Alianza Editorial. 10. González, Fernán. 1993. Violencia en la región andina: el caso Colombia. Bogotá y Lima: CINEP-APEP. 11. IESAL-UNESCO.2002. La Educación Superior en Colombia, Informe Técnico. Bogotá: IESAL-UNESCO. 12. Leal, Francisco. 1986. Estado y política en Colombia. Bogotá: Siglo XXI Editores.

En últimas, el interés de los grupos profesionales no es disputar ni poner en cuestión la legitimidad de los sectores dominantes de la sociedad sino utilizar el recurso de sus relaciones para proporcionar, dentro de un contexto de relativa autonomía, el logro de sus objetivos sociales.

13. Martuccelli, Danilo. 2002. Grammaires de l´individu. París: Folio-Gallimard. 14. Núñez, Jairo y Juan Carlos Ramírez. 2005. Determinantes de la pobreza en Colombia. Años recientes. Documento CEDE. Bogotá: Universidad de los Andes.

Como lo plantean Crozier y Friedberg (1977), los profesionales, a pesar de estar expuestos a formas de control y coacción propios del sistema social en el que se encuentran inscritos, gozan de un cierto grado de maniobrabilidad y de autonomía, que se representa en su capacidad para utilizar las relaciones interpersonales como un mecanismo que garantiza su existencia frente a otros grupos sociales. �

15. Observatorio del Mercado de Trabajo y de Seguridad Social. 2006. El mercado de trabajo de los profesionales colombianos. Boletín del Observatorio del Mercado de Trabajo y de Seguridad Social 9: 1-43. 16. Pécaut, Daniel. 2003. Violencia y política en Colombia. Medellín: Hombre Nuevo Editores.

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1. Adler, Larissa. 1994. Redes sociales, cultura y poder: ensayos de antropología latinoamericana. México: FLACSO.

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Las estrategias relacionales de los profesionales en Cali, Colombia: formas de regulaci贸n y mecanismos de protecci贸n

Jos茅 Fernando S谩nchez Salcedo

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La segregación en acción.

La exclusión de los niños aborígenes de la escuela de Nambucca Heads (NSW, 1915)* por

Bastien Bosa**

Fecha de recepción : 3 de diciembre de 2007 Fecha de aceptación : 15 de septiembre de 2008 Fecha de modificación : 14 de octubre de 2008

Resumen Este artículo intenta analizar un momento clave de redefinición de las fronteras raciales en la pequeña ciudad de Nambucca Heads en la costa norte de New South Wales, en el sudeste de Australia: el proceso de segregación en la escuela en 1915. Un minucioso examen de todos los avatares de este acontecimiento, y en particular el estudio de los diversos tipos de “reacciones aborígenes” derivadas de este proceso, permitirá interrogarse sobre las condiciones de surgimiento de una discriminación explícita, desconocida hasta el momento, entre negros y blancos.

Palabras clave: Indígena, Australia, historia colonial, relaciones raciales, fronteras, etnografía.

Segregation in Action: the Exclusion of Aboriginal Children from the School at Nambucca Heads (NSW, 1915)

Abstract This article focuses on a redefining moment of racial frontiers in the small town of Nambucca Heads on the north coast of New South Wales, in the southeast of Australia: the process of segregation of the school in 1915. The careful analysis of all the facets of this event (and in particular of the various forms of “indigenous reactions”) will enable us to question the conditions of emergence of discriminating patterns between Blacks and White, which didn’t exist until then.

Key words: Indigenous, Australia, Colonial History, Race Relations, Frontiers, Ethnography.

A segregação em ação. A exclusão das crianças aborígenes da escola Nambucca Heads (nsw, 1915)

Resumo O artigo tenta analisar um momento chave de redefinição das fronteiras raciais na pequena cidade de Nambucca Heads na custa norte de New South Walesm no sudeste de Austrália: o processo de segregação na escola em 1915. Um detalhado exame de todas as vicissitudes deste acontecimento, e em particular o estudo dos diversos tipos de “reações aborígenes” derivadas deste processo, vão permitir questionar-se sobre as condições do surgimento duma discriminação explicita, desconhecida ate o momento, entre negros e brancos.

Palavras chave: Indígena, Austrália, história colonial, relações raciais, fronteiras, etnografia.

* Se presentan en este texto resultados de mi investigación doctoral. ** Politólogo, Instituto de Estudios Políticos de Lyon, Francia; D.E.A. en Ciencias Sociales, Ecole Normale Superieure (París)/ Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales (París); Doctor en Antropología social e histórica Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, París, Francia. Entre sus publicaciones recientes se encuentran : Bastien Bosa, Ángela Santamaría y Eric Wittersheim (Eds). Luchas indígenas: Trayectorias poscoloniales. Bogotá: Universidad del Rosario; Entre codes éthiques et pratiques déontologique: une enquête en Australie. En Les politiques de l’enquête. Epreuves ethnographiques, Didier Fassin y Alban Bensa. París: La Découverte, ambas del 2008. Actualmente se desempeña como profesor principal en antropología en la Universidad del Rosario, Bogotá, Colombia y es miembro del grupo de investigación “Estudios sobre Identidad” de la misma universidad. Correo electrónico: bastien.bosa@ens.fr.

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Ante esta “ruptura de inteligibilidad” impuesta por la institucionalización de la segregación, pondremos de manifiesto que surgieron sucesivamente tres formas de “resistencia aborigen”.

We can only hope to gain some glimpses of possibilities, of options, of choices, as we search for meaning in that murky past. Gene Brucker (2004, IX) Even more important is what one does not see: the paths not taken, the dead ends of historical processes, the alternatives that appeared to the people in their time. Frederick Cooper (2005)

Un primer tipo de reacción consistía en rechazar la legitimidad del nuevo orden social impuesto, basado en una segregación estricta y en la exclusión de las personas de origen aborigen. Hasta esta época no existía en la región una tradición de segregación y numerosas familias “blancas” y “aborígenes” habían establecido alianzas, sin que su estatuto social se viera afectado por ello. No había entonces razón alguna para transformar este estado de cosas.

E

ste artículo se pregunta por el problema de las fronteras “raciales” y por las formas como éstas se construyen y son transgredidas. A partir de un estudio de caso reconstituido en un trabajo de archivo,1 el texto describe un momento clave de redefinición de las fronteras raciales en la pequeña ciudad de Nambucca Heads, ubicada en la costa septentrional de New South Wales: el proceso de la segregación en la escuela en 1915. Un meticuloso examen de los avatares de este acontecimiento, y en particular el estudio de las “reacciones aborígenes”, permitirá preguntarse por las condiciones de surgimiento de una discriminación explícita, desconocida hasta entonces, entre blancos y negros.

Sin embargo, a medida que progresaban las ideas segregacionistas, era cada vez más difícil defender esta postura. Veremos cómo aquellos que se sentían en condiciones de ocultar o suprimir los rastros de su “aboriginalidad” comenzaron, en su contestación misma, a utilizar el nuevo método de clasificación para sus propios intereses. Más que rechazar como tal la legitimidad de la división binaria del espacio social entre “blancos” y “aborígenes”, se dedicaron a intentar, de manera pragmática e individual, que el “estigma aborigen” no fuera aplicado a sus propios hijos.

Como lo veremos posteriormente, Nambucca Heads sufrió, entre la década de 1890 y el final de los años veinte del siglo XX, una transformación profunda hasta que se dio el surgimiento de la dicotomía negro-blanco, que caracterizará el paisaje racial en Australia del sureste en la mayor parte del siglo XX. Antes de la sólida instauración de este régimen racial binario, parece ser que existía un mundo alternativo, que autorizaba diversas opciones y configuraciones “raciales”.2 La vida pública estaba marcada, al parecer, por una clara integración de las poblaciones aborígenes, y en efecto, numerosas personas de origen aborigen eran apreciadas y consideradas personas prósperas.3

Por último, mediante un proceso de apropiación de las identidades prescritas, incluso aquellos que no estaban en condiciones de posicionarse del “buen” lado de la “línea del color” comenzaron a determinarse en relación con la lógica discriminatoria. En este sentido, el nuevo modelo de segregación generó un movimiento de solidaridad “racial” entre la población aborigen de la región, que comenzó a organizarse de manera colectiva: si bien era claro que la posición de todos los aborígenes dentro de la sociedad blanca se veía amenazada, la población sentía que tenía el deber de reaccionar por medio de una movilización política unitaria. En este contexto se creó

1 El historiador Jim Flectcher (1989a) hace referencia de manera superficial a este proceso pero sin problematizarlo, ni construirlo como caso, para entender el problema de las categorías y fronteras raciales. 2 Esta época durante la cual no existía una segregación oficial tan estricta fue olvidada rápidamente. Una de las raras referencias a esta transición se encuentra en el texto del antropólogo A. P. Elkin (1957): “In the 1930s, NSW coastal Aborigines complained that whereas they had experienced little prejudice around the turn of the century, they now did so, and the lighter their pigmentation, the stronger was the prejudice”. Este texto fue escrito para una conferencia organizada por el gobierno portugués en defensa del colonialismo. 3 Esta subversión de la linealidad histórica (que recuerda la tesis de George Chauncey en su libro Gay New York) nos recuerda

que el pasado no corresponde sistemáticamente a una historia reconfortante del progreso. Las memorias históricas son usualmente cortas y al final del siglo todo recuerdo de este otro sistema de relaciones raciales desaparece. En el caso americano, numerosos autores señalaron procesos similares. Louise Gordon (1995) mostró, por ejemplo, que en los años 1890 los negros del sur consideraban Arkansas como una “tierra prometida” en donde desempeñaban un rol político importante. Sin embargo, esta actitud tolerante de los blancos oriundos de Arkansas se vio posteriormente desplazada por un “radicalismo racial”. Griffin (2005) señaló a su vez que, en el caso de Ohio, la segregación se aceleró a partir de 1915. Como en el caso que analizaremos a continuación, el autor señala que la consolidación de la frontera de color contribuyó considerablemente a la modificación de las experiencias de la población negra. 185


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un grupo político, la Asociación Progresista Indígena Australiana (Australian Aborigines Progressive Association), cuyo objetivo no era ocultar ni disminuir la “identidad” aborigen sino, por el contrario, defender los intereses de todos aquellos que formaban parte de esta categoría.

La cuestión de la exclusión de los niños “oscuros” [2 negros, 3 mestizos (half-quarter) y 3 quarter-castes6], según mi opinión, puede quedar pendiente por el momento, a menos que se formulen objeciones más serias relacionadas con su presencia.7

Los primeros pasos hacia la exclusión Sin embargo, la adopción de una nueva política nacional en 1902 (a raíz de una decisión del ministro de Educación Pública, quien estableció que la exclusión de los niños indígenas sería automática en todo momento, siempre que los padres blancos así lo solicitaran),8 y el nombramiento, en diciembre de 1914, de un nuevo profesor, Amos Bridge, desviaron el curso de los acontecimientos.9

El proceso de exclusión En el sureste de Australia, la existencia de un sistema discriminatorio contra los aborígenes, cuyo principal símbolo es la escuela, es considerada a menudo como una realidad intemporal, que habría existido a partir de los primeros contactos con los ingleses y se habría mantenido hasta la década de 1960. Sin embargo, cuando el gobierno de los NSW estableció en 1880 un sistema de educación estatal mediante la introducción de la Ley de Educación Pública (Public Instruction Act), el modelo establecido fue el de una educación obligatoria para todos los niños, incluidos los aborígenes.4 A lo largo de algunos años, el sistema de escuelas públicas había involucrado a la casi totalidad de los niños del Estado; por ello, la primera escuela en Nambucca Heads, instaurada en 1884, se ciñó a este mismo modelo: fueron aceptados todos los niños de la ciudad, sin importar su religión ni su color de piel.

Sólo seis meses después de su nombramiento, en junio de 1915, Bridge envió una carta a su superior jerárquico, indicando que “numerosos padres” se quejaban de la presencia de niños aborígenes y mestizos (half-castes) en la escuela y amenazaban con enviar una petición al Departamento.10 En ese momento diez niños aborígenes estaban inscritos y Bridge consideraba que algunos de ellos eran “absolutamente repugnantes” (“positively obnoxious”). Añadía que como los niños aborígenes eran muy necios, los había ubicado en el curso inferior.11 La solución que proponía era simple: debía crearse una nueva escuela en la “reserva” (o “resguardo”), situada en

Sólo dispongo de un número limitado de documentos relativos al funcionamiento diario de la escuela durante estos primeros años, pero parece que este sistema de integración racial funcionaba correctamente. El único incidente “racial” notable se produjo en 1899, cuando H. C. Weingarth,5 el secretario del Nambucca Heads Progress Committee, escribió al ministro de Educación Pública para solicitarle la construcción de un nuevo edificio, pues el antiguo era demasiado pequeño. Aunque no fuera éste el objeto principal de la carta, quería excluir a los “niños negros”, pues su presencia en la escuela era, a su modo de ver, desagradable. Sin embargo, el gobierno permanecía fiel a su política de inclusión, razón por la cual se rechazó la demanda, sin que nadie pudiera alegar nuevas razones. Los comentarios del inspector de distrito en 1899 indican que esta clase de solicitudes no se tomaban muy seriamente:

6 No hay una traducción exacta de los términos, y por ello, en este caso, se conservan las palabras en inglés. Para aclarar su sentido, es relevante señalar que los australianos utilizaban el término “caste” para describir el supuesto “grado de sangre indígena” de una persona. La expresión “three quarter caste” se utilizaba para describir una persona “con el 75% de sangre indígena”; “half-caste”, para una persona con el 50% de sangre indígena”; “quater-caste” (o cuarterona), para una persona con el 25% de sangre indígena. Las personas consideradas como “solamente” indígenas eran denominadas como “ full-bloods” (Pura Sangre). En todos los casos, estas expresiones que hacían parte del lenguaje común hasta los años 60 son hoy consideradas como muy ofensivas. 7 8 de septiembre de 1899, informe interno del inspector de distrito, Departamento de Educación Pública, NSWAO, 5/17045. 8 Esta decisión implicaba que la iniciativa vendría sistemáticamente “desde abajo” sobre las cuestiones de la Colour Bar: en efecto, no se trataba de establecer un sistema de segregación racial de las escuelas en el nivel estatal. 9 En 1922, Bridge escribió una memoria titulada The History of Nambucca River, con el fin de ascender en el escalafón a Maestro de Primera Clase (First Class Teacher). En su escrito, los aborígenes no aparecían sino en un solo capítulo, titulado “Hostility of the Blacks”. El inspector que evaluaba su trabajo fue sin embargo severo con él, al juzgar su capítulo “sin importancia, y en general sin valor”. NSWAO, 5/17045. 10 4 de junio de 1915, carta de Amos Bridge, profesor, NHPS, a W. G. Harvey, inspector de escuelas públicas, Kemspey, NSWAO, 5/17045. 11 Ése no era siempre el caso.

4 30 de enero de 1884, George Reid, Ministro de Educación. “De manera general […] ningún niño, sin importar sus creencias, su color o su situación, será excluido de un colegio público”. Citado en Fletcher (1989b). 5 8 de agosto de 1899, carta de H. C. Weingarth, secretario del NHPC, al ministro de Educación Pública, NSWAO, 5/17045. Este incidente indica claramente que si bien no existía una segregación oficial en esta época, tampoco era una edad de oro para los aborígenes. Volveremos sobre este punto más adelante en el texto. 186


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una isla, fuera de la ciudad. En oposición a la propuesta de Weingarth en 1899, su exigencia se ajustaba a la política de “exclusión por pedido”. Toda la jerarquía del Departamento de Educación aceptó su propuesta,12 y el 21 de junio de 1915 se le informó a Bridge que tenía la autorización de “excluir a todos los niños del campo aborigen”.13

por él mismo]). En dicha carta explicaba que aunque los otros niños vivían en distintos lugares de la ciudad, eran “tan inaceptables como los de la reserva”.15 La jerarquía del Departamento de Educación en un principio no se sentía totalmente segura de cuál era la vía a seguir; por esta razón solicitó a Holland, policía de Nambucca, que realizara un informe sobre la situación en cuestión. Las conclusiones de este policía fueron enviadas a principios de julio y se caracterizaban por una cierta ambigüedad.16 Por una parte, Holland reconocía que “numerosos habitantes no deseaban que sus niños permanecieran en contacto con niños aborígenes” (pues eran considerados “simplemente detestables” [“simply obnoxious”]) y añadía que le parecía razonable organizar una enseñanza especial en la reserva para los niños que allí habitaban. Sin embargo, su opinión era mucho más prudente cuando se refería a los niños aborígenes que no residían en la reserva y cuyos padres gozaban de empleos estables en la ciudad (“all in constant and good employment at Nambucca Heads”). La fórmula que utilizaba era extremadamente precavida: “Y posteriormente, quizá, sería posible y deseable que los mestizos (half-castes) asistieran eventualmente a esta escuela”.

Pero el proceso de exclusión no fue tan simple como se pretendió en un principio. Esto por dos razones: por una parte, no era posible diferenciar claramente a las poblaciones “blancas” y “negras” (en diferentes niveles: desde el punto de vista geográfico, social, económico, matrimonial, etc.); por otra parte, la población aborigen no permitiría la imposición de este nuevo orden discriminatorio, sin oponer resistencia alguna. Lo que nos interesa es justamente el carácter complejo y complicado del proceso de imposición del sistema discriminatorio. Éste generó interacciones y negociaciones de distintos tipos (confrontaciones en algunos casos, fenómenos de consentimiento en otros), y estas interacciones dejaron numerosos rastros en los archivos. Los materiales documentales incluyen algunas voces casi imposibles de identificar directamente en la mayoría de los archivos: en particular, la de aquellos padres aborígenes cuyos niños fueron excluidos de la escuela y quienes confrontaron el poder.14

El Departamento, sin embargo, no prestó atención a esta especificación y consideró que el informe aprobaba incondicionalmente la segregación, de manera que decidieron ir aún más allá. En colaboración con la institución colonial que tenía bajo su responsabilidad a los aborígenes – el Comité de Protección Indígena (Aboriginal Protection Board, en adelante, APB) – el Departamento solicitó un nuevo informe al policía preguntándole esta vez si consideraba deseable quitarles algunos niños a sus padres, con el fin de ubicarlos en los orfelinatos o en el Hogar Cootamundra, que era administrado por el APB.17 Sin embargo, el policía, que había sido prudente en su primer informe, consideraba ahora que el Departamento iba demasiado lejos. No solamente todos los padres (tanto en la ciudad como en la reserva) se negaban a separarse de sus niños, sino que tal decisión era injusta:

“Los niños del campo aborigen” La primera dificultad provenía de la expresión “niños del campo aborigen” (children of the Aboriginal camp), pues ésta no comprendía sino dos de los trece niños indígenas inscritos en la escuela. Por ello, Bridge pudo entonces excluir, el 24 de junio, a Albert Whaddy (8 años) y a Robert Moses (9 años), cuyos padres residían en la reserva. Para ello, debía escribir de nuevo a sus superiores y solicitar la autorización de excluir a los otros niños (“for permission to exclude all half-caste and aboriginal children” [subrayado 12 El inspector indicaba que “recomendaba que se le autorice a Mr. Bridge la exclusión […] de todos los niños del campo aborigen”; el subsecretario “dio su consentimiento” y el Ministro “aceptó”. 13 21 de junio de 1915, carta de J. Dawson, Inspector general, dirigida a Amos Bridge, profesor, NHPS, NSWAO, 5/17045. 14 Paradójicamente, sólo dispongo de pocas “fuentes públicas”, como es el caso de los artículos de prensa. El hecho de que no haya encontrado artículos relacionados con el proceso de segregación en la prensa local parece indicar que la cuestión no generó ningún debate público en particular en el mundo de los blancos. Sin embargo, es usualmente difícil separar un acontecimiento de su cobertura mediática.

15 24 de junio de 1915, carta de Amos Bridge, profesor, NHPS, a W. G. Harvey, inspector de escuelas públicas Kemspey, NSWAO, 5/17045. El 9 de julio escribió que “algunos niños mestizos (half-caste)” eran “prácticamente igual de negros que los full-bloods (sangre pura)”. 9 de julio de 1915, carta de Amos Bridge, profesor, NHPS, a W. G. Harvey, inspector de escuelas públicas, Kemspey, NSWAO, 5/17045. 16 7 de julio de 1915, Informe del policía Holland, NH, dirigido al inspector Burrows, West Kempsey, NSWAO, 5/17045. 17 Los archivos del APB desaparecieron. Cootamundra fue creada en 1915. 187


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las condiciones de vida eran buenas (“No hay nada que reprochar”) y los padres se ocupaban muy bien de sus niños (“properly and well cared for”).18

nes” y tanto él mismo como otros niños habían “asistido a la escuela pública, sin que nunca se hubiera presentado objeción alguna por su presencia”.24 Vemos pues que la escuela formaba parte de la vida cotidiana de los Aborígenes de Nambucca y que ellos habían interiorizado no sólo su carácter obligatorio, sino también el beneficio que implicaba frecuentarla. Douglas explicaba entonces que él enviaba a sus niños tanto por su decisión personal como porque la policía así lo solicitaba: “Les estaría muy agradecido si pudieran intervenir y obtener la autorización para que mis niños tengan acceso a la educación”. No obstante, su propuesta de preservar una única escuela tuvo poca influencia y sus hijos tuvieron que permanecer sin escolarización.25

Esta respuesta inesperada tuvo como consecuencia la prohibición de que los niños fueran separados19 de sus hogares y ello produjo una dilación en el proceso de exclusión. Los funcionarios del Departamento se sintieron probablemente desconcertados por este informe, pues consideraban que si bien era injusto quitarles los niños a sus padres, era quizá igual de injusto imponerles una educación separada. De todas formas, no se autorizó a Bridge la exclusión de los otros niños.20 No obstante, decidieron no reinstalar a los dos niños de la reserva que permanecían sin educación. Douglas Whaddy, el padre de Albert, uno de los niños aborígenes, envió una carta de protesta, considerando que no había razón para que sus hijos fueran tratados de manera diferente o que fueran excluidos de la escuela.21 Su carta nos permite tener acceso a una opinión aborigen no mediatizada, y admite destacar el carácter “injustificado” de la decisión: “mis niños regresaron de la escuela con un mensaje que notificaba su exclusión, en donde no se daba razón alguna sino que se especificaba que ya no serían aceptados”, aunque, como lo había reconocido el policía en su momento, estaban “limpios y gozaban de buena salud”.22

Por su parte, Amos Bridge no había renunciado a su proyecto de segregación. Reiteró su demanda algunos meses más tarde, explicando que numerosos padres amenazaban con retirar a sus niños si no se excluía a la totalidad de los aborígenes.26 Su petición estaba acompañada de dos cartas de estos padres. El primero de ellos, S. A. Collins, se oponía simplemente “a que sus cuatro niños se sentaran junto a los niños de color en la escuela”,27 mientras que el segundo, D. H. Piggott, explicaba en una carta más larga que no tenía ningún deseo “de permitir [a sus] niños que se mezclaran con los negros”.28 A diferencia de Collins, justificaba su solicitud con dos breves razones (“en primer lugar, por razones de moralidad, y en segundo lugar, porque no considero que sea sano dejar que los alumnos blancos y negros se sienten cerca, teniendo en cuenta que se aproximan los calores de verano”). También enunciaba los nombres y apellidos de los niños que consideraba que debían ser excluidos (“Vin. Marshalls, Johnstones, Ralphs, Jarretts, Donovans y Simmonds”). Probablemente para no arriesgarse a una nueva decepción, Bridge añadía que había recibi-

Esta carta pone de manifiesto a su vez que la decisión de excluir a los niños aborígenes no era clara:23 “todas las demás escuelas del distrito aceptaban a los niños aboríge18 26 de julio de 1915, informe del policía Holland, NH, dirigido al inspector Burrows, West Kempsey, NSWAO, 5/17045. 19 Sin importar que fuera provisional. 20 28 de julio de 1915, informe del inspector Burrows, West Kempsey, NSWAO, 5/17045. 21 5 de agosto de 1915, carta de Douglas Whaddy, Stewart Island, Nambucca Heads, a G. J. Bruner, MP, NSWAO, 5/17045. Su delegado transmitió su carta al Departamento de Educación. 22 “I am an Aboriginal living on [a] reserve for Aboriginals, NH, and my children were attending the Public School here at NH and they were sent home by the teacher with a note saying they were not to attend and he gives no reason except that he could not take them”. 23 Nos encontramos frente al acontecimiento tal como lo describen Alban Bensa y Eric Fassin (2002): “En un determinado momento, literalmente, no nos entendemos, no nos comprendemos. El sentido se vuelve incierto. Lejos de interpretar como lo hacemos cotidianamente, casi sin pensarlo, inmediatamente, no estamos seguros de las maneras de ver el mundo. Mientras que vivimos ordinariamente en un régimen en donde todo es evidente, el acontecimiento nos sumerge en un régimen de lo extraordinario en donde no sabemos cómo nombrar los fenómenos, o por lo menos donde no tenemos tantas certezas”.

24 El impacto de su educación primaria se mide en razón de su impecable escritura. 25 “Se decidió ratificar la decisión que había sido expresada con anterioridad, a saber, el no admitir niños aborígenes en la escuela”, 30 de agosto de 1915, carta de P. Board, subsecretario, Departamento de Educación, dirigida a G. J. Bruner, MP, NSWAO, 5/17045. 26 11 de octubre de 1915, carta de Amos Bridge, profesor, NHPS, a W. G. Harvey, inspector de escuelas públicas, Kemspey, NSWAO, 5/17045. 27 12 de octubre de 1915, carta de A. E. Collins, NH, a A. Bridge, profesor, NHPS, NSWAO, 5/17045. A. E. Collins era el administrador de la empresa Nambucca Steamship Co Limited, cuyo barco, S.S. Hastings, realizaba recorridos de ida y vuelta semanalmente entre los Nambucca Rivers y Sydney. 28 11 de octubre de 1915, carta de D. H. Piggott, NH, a A. Bridge, profesor, NHPS, NSWAO, 5/17045. 188


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do numerosas “denuncias verbales”.29 El Departamento se dejó convencer y, dos semanas más tarde, solicitó a Bridge la exclusión de todos los niños aborígenes y mestizos (half-castes).30 El 29 de octubre, la solicitud se materializó.31 La perseverancia finalmente dio sus frutos y, a pesar del apoyo del policía, era ahora el turno de las familias aborígenes de la ciudad de defender su situación. La lucha sería desigual, pero no se libraría sin batallas.

brindaba una respuesta satisfactoria antes de su retorno a Nambucca Heads el lunes siguiente, no consentiría que su hijo se comprometiera con las fuerzas armadas.35 Los funcionarios del Departamento se enfrentaban de nuevo a una situación delicada, y suspendieron una vez más el proceso de exclusión. El 16 de noviembre informaron a la señora Ralph que necesitaban más tiempo antes de darle una respuesta definitiva.36 El proceso de exclusión no sería tan fácilmente implantado como se había previsto, por dos razones principales: por una parte, la frontera entre blancos y negros no estaba tan claramente definida como lo creía el Departamento de Educación; por otra parte, la población aborigen se encontraba relativamente bien integrada a la vida del pueblo.37

“Todos los niños indígenas y mestizos (half-caste)” La noticia fue muy impactante para los padres, y como Doug Whaddy había hecho algunos meses antes, tres de ellos escribieron al Ministro explicando que no entendían por qué sus hijos eran privados de la educación, teniendo en cuenta que no se les había brindado ninguna razón válida.32 Declararon haber presentado todas las solicitudes de información posibles, sin que por ello recibieran una explicación convincente. Pedían pues al Ministro aclarar la situación.

Redefinición de las fronteras étnicas: ¿Doreen Simmonds era negra o blanca? Un primer cuestionamiento se refería a uno de los padres, James Simmonds, que había declarado en su carta ser un “sujeto británico nacido en Australia”. ¿Esta afirmación tenía la intención de demostrar, se preguntaba el Departamento de Educación, que no era aborigen?38

Una cuarta madre, la señora Annie Ralph, viajó directamente a Sydney, a las oficinas del Departamento de Educación. Las circunstancias eran incongruentes: había ido a Sydney con uno de sus hijos, William, que se había convertido en soldado y que estaba a punto de ser enviado a Europa.33 La situación le parecía profundamente injusta y se los hizo saber claramente a los funcionarios que la recibieron: si el Estado no permitía a sus niños ir a la escuela pública, no había razón alguna para que sus hijos combatieran por el país.34 El contrato que les proponía era simple: si el Departamento no le

Bridge respondió que si bien era cierto que Simmonds era un “hombre blanco”, sus hijos pertenecían sin duda algu-

35 La señora Ralph puso de presente que William tenía menos de 21 años, razón por la que no podía comprometerse con las fuerzas armadas sin que mediara su consentimiento. Sin embargo, en este punto hay una contradicción, pues William había nacido en 1893. William Ralph se integró de nuevo, un año más tarde, en septiembre de 1916, y fue enviado a Francia en julio de 1917. Expediente militar de William Ralph; (1) NAA (CO), B2455, RAPLH WILLIAM ERNEST; (2) NAA(CO): B2455, RAPLH WILLIAM. 36 16 de noviembre de 1915, carta de APB, subsecretario, Departamento de Educación Pública, a Sra Ralph, NSWAO, 5/17045. 37 El Departamento le solicitó al gendarme brindar un informe referente al “tipo de alojamiento en el que habitaban los padres de familia, así como sus costumbres y modos de vida, de manera que su readmisión en el colegio sea revaluada”. 19 de noviembre de 1915, carta de Peter Board, subsecretario, Departamento de Educación Pública, al inspector general de la policía, Sydney, NSWAO, 5/17045. 38 En realidad, los aborígenes tenían una situación jurídica similar a la del resto de los australianos: “sujetos británicos” (British Subjects). En NSW, por ejemplo, nunca fueron excluidos oficialmente de ejercer el derecho al voto. Pese a que en la práctica muchos fueron excluidos de las listas electorales del Estado al inicio del siglo, también es cierto que un gran número de ellos poseía competencias políticas relativas. Los archivos del APB dan muestra de numerosas cartas escritas por aborígenes a las autoridades (departamentos, delegados, etc.) como medio para hacer valer sus derechos.

29 11 de octubre de 1915, carta de Amos Bridge, profesor, NHPS, a W. G. Harvey, inspector de escuelas públicas, Kemspey, NSWAO, 5/17045. 30 27 de octubre de 1915, carta de J. Dawson, Inspector general, Departamento de Educación, a Amos Bridge, profesor, NHPS, NSWAO, 5/17045. 31 29 de octubre de 1915, carta de Amos Bridge, profesor, NHPS, a M. Simmonds, Donovan, Jarett, Donaldson, Ralph, NSWAO, 5/17045. 32 30 de octubre de 1915, carta de James Simmonds al Ministro de Educación Pública, NSWAO, 5/17045; 2 de noviembre de 1915, carta de Charles Jarrett al Ministro de Educación Pública, NSWAO, 5/17045; 2 de noviembre de 1915, carta de John Donovan al Ministro de Educación Pública, NSWAO, 5/17045. 33 Ella se dirigió a las oficinas del Departamento de Educación Pública el jueves 11 de noviembre de 1915 y su hijo se había involucrado en las filas de las fuerzas armadas el 27 de octubre. Expediente militar de William Ralph, NAA (CO), B2455, RAPLH WILLIAM ERNEST. 34 11 de noviembre de 1915, nota interna del Departamento de Educación Pública, NSWAO, 5/17045. 189


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na a la comunidad aborigen.39 Su difunta esposa era una half o three-quarter caste, y su hija Doreen era una típica mestiza (half-caste).40 No sólo “sus características y su color eran muy similares a los del aborigen pura sangre”, sino que sus “camaradas” (associates) eran o bien mestizos (half-castes) o bien aborígenes. Bridge añadía, como prueba adicional, que los hijos de Simmonds debían ser clasificados como aborígenes, pues la empleada de la casa de la familia era, a su vez, una mestiza (half-caste). James Simmonds, sin duda alguna, exponía la situación desde otra perspectiva. Escribió dos largas cartas a su senador en febrero y marzo de 1916, explicando que sus niños no merecían ser afectados por el “estigma aborigen” (stigma of aboriginal),41 pues “muy poca sangre aborigen corría por sus venas”. Sus propios padres eran buenos ingleses [of old English stock],42 y aunque su difunta esposa fuera una “cuarterona” (“a woman of quarter-caste”, su padre era un “hombre blanco” y su madre una mestiza (half-caste); por estas razones no debía considerarse como perteneciente a la población aborigen. En completa contradicción con los argumentos de Bridge, Simmonds explicaba que no era posible conjeturar, a partir de su sola aparencia física, que su esposa tenía “sangre aborigen en sus venas”,43 y que la única manera de saberlo era conociendo a su familia.

habían sido “aceptados en las escuelas públicas sin que nadie se ofendiera por ello”. Su afirmación tenía sustento, si se tiene en cuenta que su familia había estado instalada en la región de Nambucca durante cuarenta años aproximadamente.45 El contraste entre estas dos presentaciones indica claramente que se producía una “ruptura de inteligibilidad”. Simmonds se aferraba a un orden social donde los niños aborígenes no eran necesariamente clasificados como “negros” y donde no se institucionalizaba la segregación. Bridge, por el contrario, quería imponer una nueva clasificación del mundo social, que descansaba en una segregación estricta y en la exclusión de todas las personas de origen aborigen. Aún así, ninguna de estas dos concepciones había triunfado completamente. Se observará, por ejemplo, que Briner, el senador a quien Simmonds escribió para que defendiera su caso, se vio afectado por la carta, lo que muestra que las ideas defendidas por Simmonds no habían perdido enteramente su legitimidad. Briner transmitió la carta al Departamento de Educación indicando que Simmonds era un hombre que se sentía perjudicado (labouring under a sense of severe injury), y que su carta merecía “una lectura atenta y una profunda consideración”.46 Añadía que deseaba personalmente saber si tal exclusión era posible: esto significa que –ni siquiera para el personal político– ni el fundamento ni la legalidad de la segregación eran evidentes.47

Por otra parte, Simmonds indicaba, como Doug Whaddy lo había hecho antes que él, que las prácticas de segregación no eran corrientes en la región. Los niños aborígenes (“children of full or half-caste blood”)44 siempre

No obstante, las ideas segregacionistas progresaban y eran paulatinamente aceptadas por el Departamento de Educación.48 En marzo de 1916 se decidió finalmente

39 12 de noviembre de 1915, carta de Amos Bridge, profesor, NHPS, a W. G. Harvey, inspector de las escuelas. Kemspey, NSWAO, 5/17045. 40 Doreen (nacida en 1909) tenía dos hermanos y hermanas, pero no asistían al colegio. 41 7 de febrero de 1916, carta de James Simmonds, NH, a G. A. Briner, Esq. MLA, Sydney, NSWAO, 5/17045. 42 Es interesante observar cómo Simmonds se sintió obligado a declarar que no era un Aborigen y que la sangre de esta raza no corría por sus venas (declaración que permite confirmar cómo las dos expresiones no eran totalmente sinónimas). Como si no fuera suficiente, añadió que su padre había nacido en Surrey, Inglaterra, y que a pesar de que su madre fuera nativa de NSW, sus padres eran, “respectivamente, nativos de Kent y de Sussex”. 43 Los argumentos de la señora Ralph seguían una línea similar: a pesar de que aceptaba que era una mestiza (half-caste), presentaba a su marido como un blanco “pura sangre” (fullblooded white). 44 Es él quien subraya. Esta expresión es interesante: usualmente, full-bloods (Pura sangre) era una categoría opuesta a half-caste (Mestizo). La expresión full-half-caste complica la oposición e indica que Simmonds estimaba que una nueva distinción podría realizarse entre los half-castes y aquellos que tenían “menos sangre aborigen”. Es de notar el paralelo con la expresión “mulato de pura sangre”, una expresión utilizada en Luisiana, como lo notó Virginia Domínguez (1994, 140).

45 La historiadora Norma Townsend (1993) mencionaba a los Simmonds en un libro relacionado con los colonos que poblaron el Nambucca Valley. Su padre, que nació en Inglaterra, trabajaba como conductor de máquinas para Jabez Buckman (inmigrante inglés). 46 10 de febrero de 1916, carta de G. S. Briner, Esq., MLA, a P. Board, Esq, director del Departamento de Educación, NSWAO, 5/17045. 47 De la misma forma, es de señalar que la armada aceptó los argumentos de Annie Ralph y liberó a su hijo. Los comentarios del oficial de reclutamiento en el expediente de William permiten entender que la madre fue persuasiva: “se niega rotundamente a que su hijo parta al frente de combate. Las razones que expuso se consideran suficientes para justificar la liberación”. Expediente militar de William Ralph, NAA (CO): B2455, RAPLH WILLIAM ERNEST. 48 Un comentario realizado a pie de página por un funcionario del Departamento de Educación, que data del 3 de marzo de 1916, confirma que el Departamento había adoptado “algunos años atrás, el principio de la exclusión de los niños negros y mestizos (half-caste) (si estos últimos residían en el campo), en el caso en que los padres blancos presentaran objeción alguna, de manera 190


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que se aceptaría a los niños Ralph y Simmonds en la escuela de Nambucca Heads, pero únicamente a título de “ajuste temporal”.49 Mientras tanto, el APB debía crear una escuela en la reserva que permitiera agrupar al conjunto de los niños aborígenes.50

Igualmente, todas las cartas de recomendación que añadió a su candidatura destacaban calidades y disposiciones para realizar un trabajo de misionera, pero no para una labor de enseñanza.54 Este cambio generaría obviamente repercusiones fundamentales sobre el desarrollo de las experiencias aborígenes en el siglo XX. A los niños indígenas de Nambucca Heads, que habían recibido con éxito hasta ese momento la misma educación que los otros niños, se les proponía de ahora en adelante una educación no sólo separada, sino también de un nivel profundamente inferior. Ello suponía que los niños se verían sistemáticamente perjudicados en relación con los niños blancos del pueblo, con quienes no tendrían más socialización compartida. La exclusión de la escuela significaba al final la exclusión “del universo de referencias comunes”, en donde, según Gérard Noiriel (2001), están inmersos todos aquellos que el sistema de enseñanza “pone en relación”. Se produjo entonces lo que podríamos llamar una “aborigenalización” de los aborígenes (por un proceso de apropiación de las identidades prescritas).

Una educación separada Las cosas evolucionaban rápidamente. Cuatro días más tarde, el APB informó al Departamento de Educación que ya estaba autorizada la construcción del edificio de la escuela de la reserva,51 y en julio de 1916 se nombró a Hilda Fergusson como profesora de esta nueva “escuela aborigen”.52 Sin embargo, esta última no puede ser considerada en ningún sentido como una maestra ordinaria, pues no solamente no tenía ningún tipo de formación pedagógica, sino que la carta de motivación que había enviado al APB en julio de 1915 revelaba una concepción muy particular de su trabajo: Tuve experiencia con los aborígenes de Papúa, donde enseñé durante diez meses, cinco días por semana, con un promedio de 80 alumnos. Soy capaz de mantener la disciplina y el control. Mis alumnos eran salvajes [raw village heathens], no station girls. [... ] el trabajo con las razas inferiores [depressed races] me interesa especialmente.53

La última resistencia Cuando después de muchos tropiezos la escuela aborigen abrió sus puertas, James Simmonds y Annie Ralph se negaron a enviar a sus hijos, quienes permanecieron sin educación durante varios meses. Los funcionarios del Departamento de Educación solicitaron de nuevo al policía Holland proporcionar un informe.55 Después de todo, la escuela era obligatoria y estos niños debían “ser forzados a asistir a la escuela aborigen”. El policía reconoció que la tarea era difícil: había intentado por todos los medios convencer a los padres, pero éstos eran inflexibles. Las objeciones eran las mismas: los señores Simmonds y Ralph eran “hombres blancos”, que “no recibían ningún tipo de apoyo por parte del gobierno”. Consideraban, pues, que sus hijos no eran “aborígenes” y que debían ser admitidos en la escuela pública ordinaria.56

que sus objeciones eran de antemano consideradas como razonables” (NSWAO, 5/17045). El comentario entre paréntesis señala, sin embargo, que la dificultad no se había resuelto aún en su totalidad. 49 10 de marzo de 1916, carta de P. Board, Esq., director del Departamento de Educación, a G. S. Briner, Esq., MLA, Parlamentos, NSWAO, 5/17045. 50 9 de marzo de 1916, carta de P. Board, Esq., director del Departamento de Educación, al secretario, APB, NSWAO, 5/17045. Esta victoria significaba que Bridge había logrado con éxito representar al Estado. 51 13 de marzo de 1916, carta del Secretario APB a P. Board. Esq., director del Depto. de Educación, NSWAO, 5/17045. 52 14 de julio de 1916, carta del Subsecretario, Departamento de Educación, PSB, NSWAO, 5/17045. 53 27 de julio de 1915, carta de Hilda Fergusson al secretario, APB, NSWAO, 5/17045. Tenía razón en un punto, al declarar que “el programa en Papúa era el mismo de NSW”. El APB había en efecto introducido en 1916 un programa especial para las escuelas aborígenes, de un nivel considerablemente inferior al de los colegios de “blancos”. El programa consistía esencialmente en trabajos manuales y en actividades al aire libre que no dejaban sino un lugar muy reducido a la parte literaria. Los redactores estimaban que “estos niños heredaban una necesidad enfermiza por la vida al aire libre”, y que por ello su único devenir probable era ser trabajadores agrícolas o domésticos (Ver Fletcher 1989b). En 1938, el Comité de Servicio Público estimaba en su informe que este programa no excedía el “estándar obtenido por un niño normal de 8 años de edad en un colegio ordinario” (NSWPSB 1940).

54 5 de diciembre de 1913, carta de recomendación, J. E. Dodd, ministro honorario (Perth), Oficina de la Secretaría Colonial; 8 de diciembre de 1913, carta de recomendación de A. E. Green, Parlamento, Perth; 21 de agosto de 1915, carta de recomendación de Geo Hunt, ex inspector de Escuelas Públicas, Burwood; NSWAO, 5/17045. 55 4 de diciembre de 1916, carta del secretario, APB, al superintendente de Policía, West Maitland (transmitida al policía Holland), NSWAO, 5/17045. 56 12 diciembre 1916, informe del policía Holland, NH, al inspector Burrows, W. Kemspey, NSWAO, 5/17045. 191


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El problema fue solucionado finalmente por un inspector del APB, en enero de 1917, el señor Donaldson,57 quien compartía la opinión de Simmonds y Ralph: para él, los niños eran “casi casi blancos” (almost quite white) y no debían, pues, “ser clasificados como aborígenes”.58 Su formulación implicaba que la situación era totalmente simple, postura sorprendente si se tienen en cuenta los debates que se dieron durante los dos años anteriores: “No es necesario que se insista en lo deseable que resulta conceder a estos niños las ventajas de una educación en la escuela pública y en los inconvenientes que se generan al forzarlos a ir a la escuela aborigen”.

inmediato. Declaró que Simmonds y Ralphs tenían “muy, muy poca sangre aborigen” (very very little aboriginal blood), que “no residían en la reserva”, que eran “limpios” (of cleanly habits), y que sus niños, “de una inteligencia media”, eran, desde todas las perspectivas, “superiores a los niños pura sangre (full-blooded) y mestizos (half-castes) de la escuela de la reserva”.60

Después de la segregación: la instauración de un orden dicotómico

Estos acontecimientos son decisivos en la medida en que contribuyeron a transformar el paisaje racial de la pequeña ciudad de Nambucca Heads. Con la imposición de la segregación, las reglas de juego (pero también las maneras de enmarcar estas reglas) cambiaron y los individuos se enfrentaron a un nuevo marco de lectura y de interpretación de la realidad. En efecto, un examen atento de los argumentos de Simmonds indica que este último no intentaba demostrar cómo la división entre blancos y negros no era pertinente (que era, por lo menos implícitamente, su posición anterior), sino que simplemente sus hijos debían ser clasificados como “blancos” (mientras que Bridge se aferraba a demostrar que pertenecían a la población negra). En este sentido, incluso si Simmonds se oponía a Amos Bridge, se veía obligado, en su contradicción misma, a retomar a su vez el nuevo modelo de categorización (reconociendo la legitimidad de la división del espacio social entre “blancos” y “aborígenes”).

Estas incertidumbres ilustran la tensión entre dos aspectos de la política aborigen de los gobiernos australianos: la “segregación” y “la asimilación”.59 Mientras que Bridge (y el Departamento de Educación) se pronunciaba, a la vez, a favor de una segregación completa y de una definición extensiva de la categoría “aborigen”, Donaldson, por su parte, consideraba que quienes eran “casi blancos” debían tender a fundirse en la “comunidad en general”. El Departamento de Educación aceptó finalmente esta segunda visión de las cosas y los niños Simmonds y Ralph fueron aceptados de nuevo en forma definitiva. El 31 de enero de 1917, el inspector Harvey confirmó esta decisión en una carta a su superior 57 Robert Thomas Donaldson (1851-1936) se había convertido en miembro del APB en 1904. Como delegado, había participado en la elaboración de la Ley de Protección Indígena (adoptado en 1909), que aumentaba considerablemente las facultades de control otorgadas al APB sobre los aborígenes. Donaldson se inquietaba por el incremento vertiginoso del número de indígenas mezclados que habitaban en las reservas, y la solución que proponía consistía en sacar a los niños aborígenes de las reservas para situarlos en establecimientos especializados, o de “aprendizaje” (los niños, como “niños de finca”, y las niñas, en “trabajos domésticos”). En 1915, se convirtió en uno de los primeros inspectores del APB, que gozaba de un poder ilimitado para inspeccionar las casas o bien despojar a los niños de sus familias. Donaldson fue temido y detestado por numerosas generaciones de aborígenes a lo largo de New South Wales, por ser uno de los principales símbolos de la arbitrariedad del APB. 58 16 de enero de 1917, nota del inspector Donaldson, APB; 17 de enero de 1917, carta del secretario encargado, APB, al subsecretario, Departamento de Educación, NSWAO, 5/17045. La ambigüedad del vocabulario ilustra la imposibilidad de definir “con precisión” los rasgos raciales. Añadía que, en todos los casos, se negaba rotundamente a inscribir a sus hijos en una escuela aborigen. 59 El significado del término “asimilación” debe ser comprendido en su contexto australiano. Al final de los años 30 el Commonwealth y diferentes estados desarrollaron como política oficial “la asimilación” de los aborígenes, sin que por ello se precisara claramente si se trataba de una asimilación física por el mestizaje, o si se trataba simplemente de una asimilación social. Sin embargo, los ideales de “segregación” y de “asimilación” coexistieron durante largo tiempo, encontrándose en constante tensión a lo largo del siglo.

Las consecuencias de este acontecimiento eran pues cruciales: cada uno estaba necesariamente obligado a determinarse en relación con la lógica de la discriminación. O bien una persona era “negra” (a pesar de que el color de su piel en sí no tuviera nada que ver con esta clasificación) y debía someterse entonces a esta segregación, o bien era “blanca”, y podía por ello ser aceptada bajo la condición de que toda huella “aborigen” fuera suprimida o escondida.61 La “reintegración” final de algunos niños aborígenes en la escuela pública no perturbaba entonces la lógica general del cambio: 60 31 de enero de 1917, carta de G. Harvey, inspector de los colegios, Kempsey, al inspector general, NSWAO, 5/17045. 61 Como era de esperarse, numerosos miembros de las familias Ralph y Simmonds abandonaron la región luego de estos acontecimientos. Annie vivía en Alexandria cuando Tracey se involucró en la armada en 1926. Hazel Ralph se casó en Redfern en 1926, Albert Ralph se casó en Sydney en 1928, y Doreen Simmonds se casó en Redfern en 1936. James Simmonds murió en Granville en 1934. Ver árbol genealógico reconstruido a partir de datos del NSW Registry of Births, Deaths and Mariages. 192


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el sistema de educación en Nambucca era de ahora en adelante discriminatorio, y la situación permaneció igual hasta la década de 1960. En este sentido, la segregación de la escuela no era más que el inicio del cambio de un orden social “racialmente mixto” hacia un orden discriminatorio, en el cual la clasificación “aborigen” era una categoría mucho más formalizada, que podía ser impuesta a los individuos, con o sin su consentimiento. La segregación de la escuela imponía pues las condiciones a partir de las cuales el universo local debía reorganizarse en las prácticas, no menos que en las representaciones (Bensa y Fasin 2002).

dicación de la presencia aborigen en Nambucca Heads puede ser identificada, paradójicamente, en un libro relacionado con los colonos europeos “que poblaron” el valle de Nambucca al final del siglo XIX (Townsend 1993). El subtítulo del libro –Colonización europea en Nambucca– indica claramente que la población aborigen apenas representaba interés alguno para la autora, Norma Townsend, una historiadora de la University of New England (Armidale). Como en la mayor parte de la literatura referente a la instalación de los colonos europeos en Australia, la casi totalidad de los elementos que se refieren a la población aborigen se agrupa en un primer capítulo relacionado con el pasado “precolonial” del valle de Nambucca: el capítulo contiene algunos datos seudoantropológicos (como los nombres de lugares, etc.), así como historias de “primeros contactos”. Por el contrario, el resto del libro está escrito como si la población aborigen hubiese desaparecido luego de la llegada de los europeos;63 lo que distaba mucho de la realidad.

El orden antiguo Antes de analizar la dicotomización progresiva del orden social, quisiera examinar rápidamente la relativa integración de las familias aborígenes en Nambucca Heads al final del siglo. Parece en efecto importante precisar a la vez lo que se inicia, y también lo que finaliza, con la segregación de la escuela. El objetivo no consiste en afirmar que la situación anterior era una “edad de oro” para los aborígenes, sino simplemente poner de manifiesto que algunos de ellos estaban más integrados a la vida social de la región al final del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX que en el período posterior a la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

El libro se basa, por ejemplo, en el caso de las familias Donovan y Marshall, que permiten ilustrar cómo numerosas familias instaladas en la región de Nambucca en la década de 1880 habían vivido previamente en distintas regiones del estado. Townsend explica que William Donovan y su esposa Catherine (Marshall) habían abandonado la costa meridional de NSW hacia 1885 para instalarse en Nambucca. William trabajaba como aserrador, y cuando llegaron, la familia directa de Catherine había seguido sus pasos: su madre se había convertido en partera en el valle en la década de 1880; su hermano John era aserrador también. En ningún momento menciona Townsend en su libro que estas familias eran aborígenes. Sin embargo, cuando se difundió la segregación, estuvieron entre las primeras familias afectadas. Parece entonces que Townsend encontró varios documentos de archivo que proporcionaban numerosos detalles de estas familias, pero estos mismos archivos no las definían en ningún momento como “aborígenes”.64

En primer lugar, los casos de los Simmonds y los Ralphs indican que ciertos matrimonios se producían entre “blancos” y “aborígenes”. James Simmonds y William Ralph eran en este sentido dos “hombres blancos” que se habían casado con mujeres de origen aborigen, probablemente sin haber anticipado las dificultades que por ello surgirían.62 Al contrario de la opinión difundida, parece que estas parejas eran estables y que las relaciones entre los esposos eran totalmente “ordinarias”. El hecho de que fuera Jessie Ralph (y no su marido) quien luchaba para obtener la educación de sus hijos en la escuela pública pone en evidencia, por ejemplo, que esta mujer no quedaba confinaba en la relación a un papel pasivo. Adicionalmente, los contactos entre los blancos y los negros no se limitaban a algunos matrimonios. Parece que varias familias aborígenes desempeñaban un papel activo en la vida de la pequeña ciudad. Una buena in-

63 El historiador Peter Read (1991) señaló con precisión “la invisibilidad aborigen” en las monografías de la historia local: “Una buena historia local comienza habitualmente con el mapa de Norman Tindale, ‘Tribus y fronteras de Australia’, que permite ubicar el nombre del grupo local, sus vecinos, etc. […] es posible a su vez encontrar informaciones suplementarias producidas por etnógrafos del siglo XIX, viajeros o cronistas, sobre la vida local de los aborígenes, pese a que la mayoría de las veces estas informaciones no sean confiables. Luego, después de 20 o 30 años, la información cesa […] Y, sin embargo, nueve veces sobre diez, los aborígenes permanecen aquí”. 64 Como las “relaciones raciales” no hacían parte de su objeto de búsqueda, probablemente no se preguntó si algunas de las familias analizadas eran aborígenes. Al mismo tiempo, mencionó

62 Las dos familias tenían fuertes vínculos: la mujer de James Simmonds, Jessie (nació en 1887), era una de las niñas mayores de William y Jessie Ralph. Ella era entonces la hermana de Albert (nacido en 1906) y de Hazel Ralph (nacido en 1901), niños que fueron excluidos del colegio. James y Jessie se casaron en 1908 en Bowraville y Jessie murió prematuramente en 1913. 193


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Aborígenes bien integrados

Otros documentos confirman que al llegar el nuevo siglo algunas familias aborígenes participaban en la vida de la ciudad. Un libro conmemorativo relativo a la ciudad de Nambucca Heads, publicado en los años ochenta, indicaba entonces que Lambert Whaddy (el hermano de Douglas) había trabajado en su juventud como aprendiz para Ned Davis, que era uno de los fabricantes navales (shipwrights) de Nambucca, y que él mismo se había convertido en un gran fabricante naval.65

El reverendo E. J. Telfer muestra –en un libro publicado en 1940, con respecto a sus actividades de misionero durante los primeros años del siglo XX–que los aborígenes se encontraban relativamente bien integrados en la costa septentrional de NSW.69 Tres anécdotas dan prueba de esta afirmación: en primer lugar, Telfer explica cómo, en una exposición agrícola de Kempsey (a la que asistieron “centenares de aborígenes que venían de distintos campamentos junto a los ríos del norte”), un grupo aborigen había creado un equipo de criquet. Luego de una lucha encarnizada, su equipo, que se llamaba “The True Australian Eleven”, triunfó sobre todos los equipos blancos que participaban en la competencia (“scored a complete victory over teams of white men in the district”) y logró obtener “el trofeo plateado, otorgado por un rico comerciante de Kempsey”. En segundo lugar, Telfer confirmaba que los aborígenes de la región habían obtenido una educación exitosa. Narraba, por ejemplo, que en Bellinger Heads “un negro había construido una casa cómoda junto a la escuela pública, donde se educaba a sus niños y en donde obtenían muy buenos resultados”. Este hombre era reconocido como un buen ciudadano y como un digno trabajador de confianza. Del mismo modo, Telfer se había sorprendido agradablemente al visitar una escuela en Grafton frecuentada por alumnos blancos y negros: “Los niños de piel oscura [dark children] leen generalmente, y son capaces de deletrear palabras como ‘yacht, fuchsia, chrysanthemum, etc.’”. Su escritura también era excelente.

Asimismo, otro aborigen,66 James Doyle (1866-1933), había obtenido gran éxito con una empresa propia, en donde trabajaba como constructor de puentes, carpintero y constructor naval.67 Un artículo de 1922 escrito por R. Donaldson, inspector del APB (quien había tomado la decisión final relativa a los niños Ralph), lo presentaba como un hombre exitoso: algunos mestizos (half-castes) habían tenido a su vez suerte. M. Doyle, un fabricante de barcos de Nambucca Heads, era uno de ellos. Era un hombe rico que poseía numerosas propiedades, así como bonos de guerra de cuatro cifras (Sydney Morning Herald 1922, 24 de marzo). Este relativo éxito financiero se ve confirmado en el certificado testamentario de James Doyle, que indica cómo el sujeto en cuestión no había perdido la totalidad de sus bienes en el momento de su muerte en 1933. Poseía un predio, una casa, dos cuentas bancarias, un reloj de plata y una cadena de oro.68 Un artículo que data de 1926 confirma que poseía sus propias tierras y que cada uno de sus hijos tenía “una cuenta bancaria y una propiedad”, y que eran personas “respetadas y apreciadas” en la región (Adelaide Daylight 1926, 30 de octubre).

Por último, Telfer explicaba que la población aborigen y mestiza de los ríos del norte (“the native and half-caste people”) contaba con numerosas personalidades. Sin entrar en detalles, enumeraba algunas de ellas: “Stewart Bullock, el atleta; Tom Field, el leñador; y su hermano Bob, el carpintero. Jimmy Linwood obtuvo el primer premio en la feria de Kempsey gracias a su maíz; y George Davis, el abogado campesino, tenía la reputación de defender y sustentar causas imposibles” (Telfer 1940, 54).

la familia Simmonds en dos ocasiones, sin hacer referencia alguna al matrimonio de John con una Aborigen. Desafortunadamente, no pude conversar con Norma Townsend, pues hoy en día se encuentra gravemente enferma. Es posible que deliberadamente haya borrado toda referencia de la población aborigen. En efecto, escribió un artículo sobre la escuela de Nambucca desde los años 1880, pero allí sólo menciona superficialmente el proceso de segregación (Townsend, 1991). 65 ������������������������������������������������������� “Nambucca Heads: The First 100 Years: A Nambucca Guardian News Supplement”, Nambucca Guardian News, 1977, 24. Douglas y Lambert nacieron a inicios de los años 1880. 66 Jim era el hijo de un marino irlandés llamado James Doyle y de una Aborigen llamada Eliza. Según la historia familiar, a partir de la narración de su nieto, William Foley (n. d.), James fue criado por su madre de acuerdo a las tradiciones indígenas. 67 Su nieto, Bill Foley (n. d.) recuerda: “Trabajaba usualmente en la cala de construcción de Rock Davis y en la de Bolton en Gumma, y cuando vivía en Urunga construyó un determinado número de pequeñas naves pero también pequeñas casas hacia Pilot Station”. Esta relativa soltura indica que la población aborigen incluía diferentes sectores. 68 Testament, NSWAO, 4 Box 15/57, B190225.

No es mi objetivo, sin embargo, declarar que las comunidades europeas e indigenas vivían en completa armonía. Sería absurdo sostener que no había ninguna tensión “racial” en Nambucca Heads antes de 1910: la carta de 1899 indica sin ambigüedad que algunos sectores de la población blanca tenían muy fuertes prejuicios contra la población aborigen local. 69 Telfer (1940). Murió en 1953. 194


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otras voces

Los días posteriores a la segregación: la “aborigenalización del mundo social” A pesar de estos matices, es innegable que luego de la exclusión de los niños aborígenes de la escuela se produjeron una sensible modificación de las relaciones de fuerza y la configuración de probabilidades, caracterizada por una “racialización” del espacio público y por un aislamiento de los aborígenes.

Del mismo modo, dos antiguos alumnos que fueron testigos por experiencia personal –en los ochenta del siglo XIX– de la situación anterior a la segregación, con motivo del centenario de la escuela (NHPS 1984), aseguraban, ciertamente, que para la época “los alumnos aborígenes eran aceptados de buen corazón”,70 pero sus observaciones no se basaban en ningún argumento concreto. En consecuencia, la única anécdota que narraban para ilustrar el buen ambiente de la clase era que, al igual que los demás alumnos, los dos niños aborígenes tenían un “apodo”: uno era cariñosamente llamado “Carbón de madera”, y el otro, “Cenizas”.71 Por otra parte, sería a su vez engañoso pretender que la población aborigen se encontraba en un total estado de “asimilación”. La mayoría de estas familias se caracterizaban por una multiplicación de las alianzas y vínculos, en particular, gracias a numerosos matrimonios endogámicos,72 prácticas específicas que se seguían observando. Se notará que las lenguas aborígenes de la región (gumbangirr, dan-gadhi y bundjalang) fueron utilizadas usualmente hasta los años cuarenta del siglo XX. El nieto de James Doyle, Bill Foley, nacido a principios de los años treinta, recuerda que cuando se encontraban ante visitantes, cada uno hablaba en su propia lengua: “No me acuerdo que mi abuela hablara inglés. Lamento no haberme tomado el tiempo para escucharla y aprender”.

La polarización creciente de las relaciones “raciales” y el debilitamiento de la posición de estas familias a principios de los años veinte se evidencian claramente en los contratiempos del hermano de Catherine Donovan, John Marshall, cuyos niños habían sido excluidos de la escuela. En octubre de 1922, Percy K. Smith, un leñador local, escribió al APB para preguntar si le sería posible alquilar una parte de Stewart Island para alimentar allí a sus bueyes.73 Como ya sabemos, Stewart Island era la reserva aborigen en donde se había creado la nueva escuela en 1916. Los administradores del APB no encontraron objeción alguna: consideraban que el alquiler de una parte de la reserva les permitiría recibir una renta, sin que por ello se viera afectada la vida de los residentes.74 Luego de consultar al policía de Nambucca, el APB decidió lanzar una licitación (el policía razonaba, en efecto, que la suma propuesta por Smith era insuficiente).75 Se enviaron tres propuestas pero sólo se conservaron dos: Percy Smith y John Marshall estaban dispuestos a ofrecer, cada uno, 52 libros al año por los derechos sobre el pasturaje.76 El APB no sabía cómo resolver la situación y solicitó de nuevo al policía su opinión sobre los dos candidatos. Este último respondió sin rodeos que Percy Smith, un “ciudadano de buena reputación”, era el único candidato aceptable. John Marshall era un “mestizo (half-caste aborigine) sin una buena situación financiera”, “alcohólico”, que nunca podría ser considerado “un arrendatario adecuado”.77

70 Dulcie Marriott y Flora Thomson estaban entusiasmadas, podemos imaginarlo, en cuanto a poner de presente los aspectos positivos del pasado. Uno de los comentarios de Flora Thomson –que fue alumna de la escuela entre 1908 y 1917, precisamente en la época de la exclusión– nos invita a tratar estos recuerdos con prudencia: “Algunas familias aborígenes que vivían en NH desde 1908 eran los Marshalls, los Donovans y los Ralphs. Eran personas muy respetadas; la señora Marshall cantaba muy hermoso y sucedía a menudo que las personas se detenían un instante al frente de su casa para escucharla” (NHPS 1984). 71 El autor del libro añade que no se trataba, por supuesto, de “herir a nadie, y, efectivamente, nadie se sentía herido” (NHPS 1984). 72 El hermano de Catherine Marshall, John, un leñador, se casó en 1896 con otro miembro de la familia Raplh (Hannah). Como en el caso de James Simmonds, John Marshall enviudó a temprana edad: Hannah murió en 1909. Parece un poco mayor, para ser hermana de Jessie. Sin embargo, no pude encontrar su registro de nacimiento, y su registro de defunción la presenta como la hija de William y Annie. Por su parte, cuando su hijo Stanley se involucró en las fuerzas armadas en mayo de 1917, su “tutora” era Annie Ralph, lo que confirma la existencia del vínculo familiar. La hermana de Catherine Marshall, Elizabeth, se casó con Patrick Brown, que pertenecía a otra familia aborigen proveniente de la costa del sur y llegó a Nambucca a mediados de los años 1880. Como lo confirman los árboles genealógicos que hemos reconstruido, numerosos matrimonios se produjeron entre los Ralph y los Brown.

73 16 de octubre de 1922, carta de Percy K. Smith al secretario, APB. Los bueyes (Working Bullocks) eran utilizados como medio de transporte en la industria de la madera. 74 Otros granjeros blancos habían sido autorizados a dejar pastar las vacas y los caballos sobre la isla en 1917, pero la experiencia no perduró por largo tiempo. 5 de julio de 1917, informe de M. Holland, policía, NH, al secretario, APB-NSWAO, AWBGC. 75 24 de octubre de 1922, informe de Holland, policía, NH, a James Mitchell, presidente, APB-NSWAO, AWBGC. 76 18 de noviembre de 1922, carta de John Marshall a Pettitt, secretario, APB; 18 de noviembre de 1922, carta de Percy K. Smith a Pettitt, secretario, APB-NSWAO, AWBGC. 77 25 de noviembre de 1922, carta del oficial de policía encargado, NH, a Mitchell, presidente, APB-NSWAO, AWBGC. 195


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El APB se ciñó a estos argumentos y P. K. Smith fue autorizado a utilizar la reserva a partir del 1 de diciembre de 1922.

basaba en el informe de un viaje a Nambucca Heads de la secretaria de la organización, la señora McKenzies Hatton. Única dirigente no aborigen del AAPA, Hatton participaba vigorosamente en el desarrollo del movimiento, cuyo líder era un Aborigen llamado Fred Maynard.80 El artículo contiene detalles muy importantes sobre la situación de la población aborigen de Nambucca.

La situación era cruelmente irónica: el Estado consideraba innegablemente a John Marshall como un “aborigen”, puesto que sus hijos habían sido excluidos de la escuela pública. Eso significa que, en teoría, tenía derecho a utilizar gratuitamente la reserva, sin que para ello fuera necesario pedir autorización. Desde un punto de vista lógico, su candidatura debía ser preferida a la de P. K. Smith.78 Ahora bien, como lo vimos, su demanda se rechazó precisamente porque era un “half-caste” y, en consecuencia, era juzgado como una persona no digna de confianza.

Hatton comenzaba explicando que la rama del AAPA de Nambucca estaba conformada exclusivamente por miembros aborígenes. Un gran número de “profesionales” de la organización pertenecía en realidad a familias cuyos hijos habían sido excluidos de la escuela: Lamberto Whaddy (el hermano de Doug) era, en particular, secretario, y John Donovan, superintendente. Hatton describía a Donovan como un hombre que inspiraba respeto en la región de Nambucca. Explicaba que ningún “equipo de fútbol o criquet estaba completo sin su capitán”, que había trabajado en un molino durante más de veintiocho años, en donde era el administrador desde hacía algunos meses (“el molino nunca había funcionado tan bien desde que Donovan asumió la dirección algunos meses atrás”) (Adelaide Daylight 1926, 30 de octubre). Sin embargo, la creciente segregación había afectado directamente su situación y se veía en la actualidad tan perjudicada por las cuestiones aborígenes que aparentemente construyó una oficina con el único objetivo de escribir constantemente cartas de protesta dirigidas al APB y a otras instancias administrativas.81

El hecho de que la policía pudiera, en una carta oficial dirigida al Aboriginal Protection Board (APB), explícitamente descartar una demanda porque provenía de un Aborigen deja imaginar el tipo de discriminaciones a las cuales estaban sometidas estas poblaciones en circunstancias ordinarias.

La lucha por los derechos de los aborígenes: la creación de una rama del AAPA Este nuevo modelo de relaciones raciales generó un movimiento de solidaridad, una toma de conciencia “racial”, se podría decir, entre la población aborigen de la región, que comenzó a organizarse. El artículo publicado en 1926 en el Adelaïde Daylight, que ya mencionamos, cuenta precisamente cómo las familias aborígenes de Nambucca Heads decidieron crear una rama de la Asociación Progresista Indígena Australiana (Australian Aborigines Progressive Association, AAPA), como reacción frente a la instauración de la segregación.

James Doyle, de quien hablamos anteriormente, también se había involucrado en la lucha política, convirtiéndose en el presidente de la rama del AAPA de Nambucca. Como vimos, su perfil era, en muchos aspectos, similar al de John Donovan: James Doyle era, en efecto, un hombre relativamente próspero pero cuyas comodidades materiales se veían amenazadas por la nueva configuración racial. Por otra parte, ya había sufrido la experiencia de la expropiación. Justamente, antes de instalarse de manera permanente en Nambucca Heads, poseía una granja en Urunga, que se vio obligado a abandonar para otorgarla a los colonos blancos. Su nieto, Bill Foley, recuerda:

El AAPA fue constituido en el nivel estatal en febrero de 1925, con el fin de defender los intereses de la población aborigen de NSW,79 y el artículo de 1926 se 78 El contrato de arrendamiento contenía una sección dirigida a proteger los intereses de los residentes aborígenes: “Todo aborigen que lo desee tendrá derecho de habitar en la reserva en todo momento, y entrar por razones legales”. 79 La primera conferencia se desarrolló en Kempsey en 1925 (Ver NAA [CO], A1, 1925/23976). Las principales demandas del AAPA se referían a la revocación de las reservas de la costa norte, el aislamiento de los niños de sus familias, y su ubicación en centros de “aprendizaje”, el derecho a la tierra, el derecho a la educación pública, el poder del APB. Los responsables del AAPA organizaron numerosas reuniones en las comunidades aborígenes a través del Estado y enviaron numerosas cartas de denuncia al gobierno y a la prensa. Ver Goodall (1996) y Maynard (1997).

La familia Doyle vivió durante un cierto tiempo al oeste, cerca de la higuera sobre Stuart Island, antes

80 Fred Maynard (1879-1946) inició su actividad política a favor de los aborígenes en 1920, momento en el que trabajaba como estibador en Sydney. 81 Goodall (1996, 152). Entrevista con Olive Mundine. 196


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vilización política unitaria. La distinción introducida inicialmente por el Departamento de Educación entre la población de la reserva y la de la ciudad, y las divisiones en función de la “cantidad de sangre aborigen”, no tenían ya importancia alguna. Si bien es cierto que las expulsiones de la escuela habían afectado a todas las familias aborígenes, la organización tenía la vocación de incluir a todas las personas que tenían una ascendencia aborigen. Mientras que Simmonds y Ralph habían intentado luchar por los derechos de sus niños alegando que el “estigma aborigen” no les debía ser aplicado, el objetivo de la asociación no era ocultar ni disminuir una “identidad” aborigen, sino defender los intereses de todos los que eran clasificados desde esta categoría. Mientras que las primeras reacciones frente a la segregación se habían dado inicialmente en un nivel individual, la defensa de los derechos se hacía ahora de manera colectiva (y, se podría decir, categorizada). Está claro, por lo tanto, que este “auge” discriminatorio, y la prescripción concomitante de estar totalmente adentro o totalmente afuera, tuvo como consecuencia una “unificación” y una “homogeneización” de la población aborigen de la región.83 Aunque el AAPA existió durante largo tiempo en cuanto organización, en la práctica, no posibilitó una defensa efectiva de los intereses de los aborígenes. Todas las personas que poseían algún grado de ascendencia aborigen fueron percibidas desde ese momento como pertenecientes a un grupo “aislado”,y generalmente, se identificaban como tales.

de regresar a Urunga (que se llamaba en ese entonces Bellinger Heads), donde se ocupó con éxito de una finca cerca de Yellow Rock. Un blanco deseaba la finca y logró expulsarlos. Envió todos los productos, las vacas, los cerdos, los pollos y los patos hacia Sydney en tren para venderlos y dejó la finca vacía.

El artículo de 1926 parece así confirmar que todos los que se comprometieron con la organización habían ocupado posiciones relativamente cómodas en la ciudad de Nambucca: Todos sus miembros gozan de un gran respeto en la región; en su mayoría, poseen sus propias casas y conducen sus asuntos de manera sagaz y eficaz. Si se hiciera una comparación con las familias de la región, los muchachos y muchachas que componen estas familias aborígenes saldrían bien librados. La señora Hatton vivió en sus casas y explica que son muy limpias; las mujeres y las madres preparan minuciosamente buena cocina casera.

Su estatus era, no obstante, objeto de múltiples ataques. Hatton no mencionaba la segregación de la escuela, pero hacía referencia a otro tipo de dificultades. En primer lugar, señalaba que todas las familias aborígenes de la región vivían con el temor generalizado de que sus niños les “fueran arrebatados” por el APB, el cual realizaba incursiones en las familias, bajo la influencia del inspector Donaldson:82 “Sólo una vigilancia constante les permitió mantener a sus familias intactas. Durante años vivieron con el temor constante de la separación de sus hijos”.

Conclusión La historia de la educación en la pequeña ciudad de Nambucca Heads, en particular la reconstrucción de las confrontaciones e interacciones concretas que condujeron al establecimiento de un sistema escolar dual,84 puede pues considerarse como una lupa por medio de la cual es posible analizar la segregación en acción. Acontecimiento a la vez traumático y ordinario, la segregación en la escuela tuvo indudablemente consecuencias profundas y durade-

Además, la independencia económica de estas familias se veía amenazada, en particular, porque les habían quitado las pesquerías y las productivas ostrerías, de cuyo disfrute habían gozado hasta el momento. Hatton explicaba que se habían organizado precisamente porque pensaban que éste era el único medio para recuperar sus riquezas perdidas: “Al aborigen australiano se le debería dar prioridad en la asignación de la tierra, de forma suficiente para cubrir las necesidades de su familia”.

83 En un determinado sentido, es posible decir, parafraseando a Gérard Noiriel (2001, 117), que los aborígenes constituían un “conjunto de individuos muy diversos que terminaron por reconocerse, en la gran mayoría de los casos”. La historia de la segregación de la escuela es la historia de los individuos diferentes, dispersos, aislados, que progresivamente se fueron vinculando a una misma categoría. 84 Se trata, como lo señala Michel Dobry (1992,15), de reinsertar “la actividad táctica de los protagonistas” y de interesarse en lo que “está en juego en el proceso de crisis como tal, y en los conflictos antes que en las ‘causas’, ‘determinantes’, o ‘precondiciones’ de las crisis, consideradas por otros historiadores como explicaciones absolutas”.

Finalmente, es posible notar que la organización, que reunía a toda la población aborigen de la ciudad, daba prueba de la existencia de una amplia solidaridad. En efecto, como la posición de todos los aborígenes dentro de la sociedad blanca se veía amenazada, la población se sentía en el deber de reaccionar a favor de una mo82 Una de las nietas de Lambert Whaddy, Ruth, fue entonces arrebatada de su familia por el APB. 197


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ras sobre el conjunto de los habitantes de la ciudad; en particular, en términos de la apertura o clausura de los horizontes de posibilidad. En el nivel individual, la segregación constituyó un punto de ruptura a partir del cual cada uno se sentía en el deber de reorganizar su vida. Esta nueva clasificación obligó a una gran parte de las familias de Nambucca a enviar a sus hijos a la escuela aborigen y trasladarse a la reserva; otros, por su parte, dejaron la ciudad. La transformación de los métodos de clasificación dejaba entonces a ciertos individuos en vilo, de manera que se veían obligados a modificar sus comportamientos, o bien a cambiar de residencia.

A pesar de que nunca sabremos lo que habría sucedido si Bridge no hubiese llegado a Nambucca Heads, podemos, no obstante, plantear ciertas hipótesis con respecto a su papel en este proceso. A primera vista, varios elementos indican que Bridge desempeñó un rol central en la fundación de un nuevo orden segregado. Como hemos visto, la lógica de la decisión del Departamento de Educación en 1902 daba un papel crucial a las iniciativas locales: no existía una política sistemática de segregación en todo NSW pero las iniciativas segregacionistas locales tenían el apoyo del Estado. Así pues, fue Bridge quien envió la primera carta solicitando la exclusión de los niños aborígenes, y a pesar de las numerosas resistencias, fue él quien revivió el proceso tres veces antes de lograr sus objetivos.

De manera general, la segregación produjo una transformación radical de las “condiciones sociales de producción de las disposiciones”, afectando, por supuesto, a la población negra y también –ciertamente de forma menos evidente pero igualmente decisiva– a la población blanca (en particular, a aquellos cuyo destino estaba vinculado con los aborígenes). Con la aparición de un orden dicotómico, caracterizado por el aislamiento de los aborígenes en el nivel estatal, los posibles devenires de las personas clasificadas según categorías disímiles se encontraron cada vez más aislados, dado que los unos y los otros construyeron sus experiencias o totalmente al interior, o bien completamente al exterior de la matriz que rodeaba la clasificación “aborigen”. Al crearse una fuerte discontinuidad en lo que era hasta el momento una serie continua, la segregación fortaleció las categorías de “negro” y “blanco” y legitimó la frontera arbitraria que las separaba.

Sin embargo, la acción del profesor no puede y no debe entenderse como la única explicación del éxito de la segregación, en comparación con la actitud más tolerante que prevaleció en décadas anteriores. Las solicitudes de Bridge y, más generalmente, el empuje segregacionista no tenían nada de impensable ni de inesperado. En primer lugar, la “hostilidad blanca” no era un fenómeno solamente local, sino en aumento en todo el Estado. El endurecimiento de la frontera del color era parte de un contexto más amplio de cambio histórico en toda la nación: la segregación que se inició en la década de 1890 estaba aumentando, y los casos de exclusión de los niños aborígenes en muchas otras ciudades habrían podido servir de ejemplos para nuestra demostración. En segundo lugar, existía sin duda un “potencial segregativo” local: algunos padres blancos ya habían intentado segregar la escuela al final del siglo XIX, y Bridge había recibido varios apoyos por escrito. Dado el creciente clima de intolerancia, se puede plantear la hipótesis de que, aun sin la determinación de Bridge, alguien habría iniciado el proceso de segregación.

¿Qué habría pasado si Amos Bridge no hubiera llegado a Nambucca Heads?85 El hecho de que sea obviamente imposible responder a esta pregunta no quiere decir que no es intelectualmente útil planteársela. Parece, en efecto, que detrás de esta pregunta se esconde el dilema de la “constitución de la sociedad”. El hecho de centrar mi análisis sobre interacciones reconstituidas entre individuos permite probar la tesis según la cual las personas se enfrentan siempre a verdaderas elecciones. Si bien asumo esta postura, me parece central no descuidar, sin embargo, la importancia de las “condiciones estructurales” y de los “contextos” en los cuales se inscribe este acontecimiento, y que le dan sentido Bensa y Fassin (2002).86

Sin embargo, la metodología adoptada tenía como objetivo específico poner de relieve las “posibilidades de la historia” y la incertidumbre de los procesos, lo que ruptura. Como lo indica Michel Dobry, las crisis no son momentos en los cuales las estructuras sociales desaparecen; son momentos durante los cuales las acciones de ciertos agentes tienen una probabilidad mayor, teniendo en cuenta ciertas condiciones estructurales, de cambiar las estructuras sociales de manera más o menos profunda y duradera. Dobry (2000, 587) se opone a la tentación de un “excepcionalismo metodológico”, según el cual las transiciones se pueden estudiar “principal o exclusivamente en términos de opciones estratégicas de los actores involucrados”.

85 Ver Demandt (1993). Lo históricamente posible se sitúa entre lo inimaginable y la realidad. 86 En este sentido, no se trataba tanto de contar un nacimiento (el momento original del racismo) sino de describir una 198


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implica necesariamente dejar espacio para el vértigo de la historia y admitir que no siempre es posible llegar a una conclusión definitiva. Al analizar en detalle la segregación de la escuela, ésta aparece como un proceso contingente y controvertido. Trece años pasaron desde el momento en que el Departamento de Educación hizo legalmente posible la exclusión de los niños aborígenes, hasta la exclusión que tuvo lugar efectivamente en Nambucca (no era, pues, la máxima prioridad de la población blanca local). Finalmente, Bridge decía gozar del apoyo de la populación local, pero su petición fue respaldada sólo por dos cartas manuscritas. �

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Prensa consultada 22. Sin autor. 1922. Sydney Morning Herald, 24 de marzo. 199


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Hon. Sec.: Honorable Secretary (Secretario Honorario) MLA: Member of the Legislative Assembly (Lower House) (Miembro de la Asamblea Legislativa)

Archivos consultados

MLC: Member of the Legislative Council (Upper House) (Miembro del Consejo Legislativo)

24. New South Wales Archives Office (NSWAO). 25. National Archives of Australia, Canberra Office (NAA-CO).

MP: Member of Parliament (Miembro del Parlamento) NHPC: Nambucca Heads Progressive Committee (Comité Progresista de Nambucca Heads)

Siglas AAPA: Australian Aboriginal Progressive Association (Asociación Progresista Indígena Australiana)

NH: Nambucca Heads NHPS: Nambucca Heads Public School (Escuela Pública de Nambucca Heads)

APB: Aboriginal Protection Board (Comité de Protección Indígena)

NSW: New South Wales (Nueva Gales del Sur) AWBGC: Aboriginal Welfare Board General Correspondence (Correspondencia General del Comité de Bienestar Indígena)

NSWPSB: New South Wales Public Service Board (Comité de Servicio Público de la Nueva Gales del Sur)

Esq.: Esquire (Escudero)

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Lograr la sostenibilidad: un debate entre Bogotá y la región Participantes: Eduardo Behrentz* Julio Carrizosa**

Jorge Acevedo***

1- Como se subrayó en el reciente foro internacional sobre la ciudad dispersa,1 celebrado en Beijing en el pasado mes de septiembre de 2008, los centros urbanos de casi todos los países del mundo (tanto en desarrollo como desarrollados) están experimentando un gran incremento en su crecimiento, el cual se traduce principalmente en su expansión dispersa. La expansión dispersa (sprawling) tiene s erias consecuencias en términos de costos, transporte, infraestructura física y social, destrucción de suelos fértiles para la agricultura, y el deterioro del medio ambiente (incluida la degradación de diversos ecosistemas), o en otras palabras, en la calidad de la vida de la gente. ¿En qué medida considera usted que este fenómeno de ciudad dispersa se está dando en el crecimiento de Bogotá y cuáles serían las mayores manifestaciones del mismo en el Distrito Capital, en la sabana de Bogotá y en los cerros circundantes? ¿Cómo visualiza usted el futuro deseable de Bogotá, la sabana y sus cerros circundantes, en relación con los escenarios de ciudad densa versus ciudad dispersa, y cuál sería

la estrategia más urgente que se debería implementar para dirigirse hacia el escenario que usted considera apropiado? Eduardo Behrentz: Acerca del fenómeno de Urban Sprawl o “crecimiento desordenado” (quizás la mejor traducción para esta expresión en idioma inglés), considero que a pesar de que el ordenamiento y crecimiento de Bogotá no se han caracterizado por su planeación integral –por ejemplo, tenemos grandes problemas en el uso del suelo en donde zonas industriales se localizan en medio de zonas residenciales así como barrios enteros en zonas de alto riesgo-, yo no diría que Bogotá se pudiera catalogar como una ciudad sujeta al Urban Sprawl. Si se tiene en cuenta la densidad poblacional de Bogotá, estamos entre las diez o quince ciudades más densas del mundo entero, superando en densidad a muchas ciudades de Asia. Cabe entonces cuestionarse si no será posible que estemos padeciendo un problema de exceso de densidad. En este sentido se debe resaltar que si bien la promoción de la mayor densidad urbana tiene muchas cosas positivas –tales como la eficiencia energética así como en los sistemas de transporte masi-

* Ingeniero civil y ambiental, Maestría en Ingeniería Civil, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia; Doctorado en Ingeniería y Ciencias Ambientales, University of California, Los Angeles (UCLA), Estados Unidos. Sus áreas de investigación son: Inventarios de emisiones vehiculares, calidad del aire y transporte, evaluación de la exposición a contaminantes atmosféricos, efectos de la contaminación sobre la salud humana, salud pública y salud ambiental. Actualmente se desempeña como director del programa de Maestría en Ingeniería y profesor asistente del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia; dirige además el Grupo de Estudios en Sostenibilidad Urbana y Regional (SUR) en la misma institución. Correo electrónico: ebehrent@uniandes.edu.co. ** Ingeniero Civil; Maestría en Economía, Universidad Nacional de Colombia; Maestría en Administración Pública, Harvard University, Estados Unidos. Sus líneas de investigación son: Ciencias de la sustentabilidad, conceptos e historia de la interrelación desarrollo y medio ambiente, política y gestión ambiental, análisis de sistemas y procesos complejos, asimetrías territoriales, sustentabilidad regional y local, e indicadores. Entre sus publicaciones se encuentran: Instituciones y Ambiente. En Gobernabilidad, Instituciones y Medio Ambiente, ed. Manuel Rodríguez, 1-58. Bogotá: Foro Nacional Ambiental, 2008; ¿Cuáles son las ciencias ambientales? En Las ciencias ambientales una nueva área de conocimiento, Red Colombiana de Formación Ambiental. Bogotá: RCFA-Colciencias, 2007; Ambiente y Desarrollo, el reto de la sostenibilidad. En El Desarrollo: perspectivas y Dimensiones, comp. Carlos Zorro. Bogotá, Universidad de los Andes, 2007. Correo electrónico: julio.carrizosa@gmail.com. *** Ingeniero civil, Pontificia Universidad Javeriana; Master of Science en Texas A&M University; Civil Engineer, Massachussets Institute of Technology, Estados Unidos. Sus áreas de interés son planeación y evaluación social de proyectos, desarrollo regional y urbano, transporte urbano e interurbano, política pública y sistemas públicos, sistemas urbanos, administración pública e ingeniería económica. Es autor, junto con Juan Carlos Echeverry, del libro El Transporte como soporte al desarrollo del país. Una visión al 2040 (en proceso de edición). Actualmente se desempeña como profesor asociado del Departamento de Ingeniería Industrial, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: jacevedo@uniandes.edu.co.

1 Urban Growth without Sprawl, 44th Isocarp Congress, septiembre de 2008. 204


Lograr la sostenibilidad: un debate entre Bogotá y la región

Eduardo Behrentz, Julio Carrizosa, Jorge Acevedo

debate

vo–, las altas densidades también pueden generar problemas. Un ejemplo de esto se puede observar en la movilidad en vías secundarias: En una ciudad típica de Estados Unidos, con múltiples centros financieros y de servicios, observaremos que la mayor concentración de vehículos se presenta en las autopistas, mientras que en las vías secundarias tiende a presentarse una baja cantidad de vehículos. En Bogotá ocurre algo distinto y es posible encontrar altos niveles de congestión en todo tipo de vías, incluso en zonas residenciales. De esta forma, sería posible plantear que parte del problema generalizado en la congestión de Bogotá es la poca tendencia a permitir la expansión de la ciudad.

tales. A partir de mediados del siglo XX el proceso se consolidó y aceleró hasta cubrir toda la cuenca de las siete quebradas principales, aproximadamente 14.000 hectáreas, con patrones semejantes de baja densidad. Urbanizaciones como El Country, Chicó, Santa Ana, Santa Bárbara, Cedritos, Pasadera, El Batán, etc., fueron también inicialmente de baja densidad, con jardines traseros y antejardines delanteros. Las únicas excepciones fueron los edificios de apartamentos de tres y cuatro pisos, cuya construcción se inició en parte del barrio La Soledad y al norte de la calle 45, a finales de la década de 1950 y a principios de la década de 1960, a lo largo de la carrera 15 y de otras vías clasificadas como de alta velocidad. Con densidades medianas tendientes a bajas se deben mencionar también los barrios “obreros” de casas de uno y dos pisos unidas y sin antejardines; San Fernando, Las Ferias, Rionegro, Doce de Octubre, Gaitán, que se construyeron por las mismas épocas al noroccidente de la cuenca y que se multiplicaron con especificaciones inferiores, mediante invasiones y por métodos de autoconstrucción al final del siglo, entre la calle 80 y la población de Suba, al occidente de la carrera 90.

Otro problema asociado con la marcada tendencia a la densificación de la ciudad tiene que ver con la calidad en los servicios públicos. Por ejemplo, en ciertas zonas del norte de la ciudad hemos experimentado un proceso generalizado de reemplazo de viviendas unifamiliares por edificios de apartamentos. De esta forma, en una cuadra en donde habitaban un par de docenas de familias ahora residen centenares de personas. Esto puede ocurrir sin que necesariamente se hagan modificaciones a la infraestructura de distribución de agua potable y de recolección de aguas negras, comprometiendo de esta forma la calidad e incluso la viabilidad de estos servicios.

Por lo menos la mitad del área cubierta hoy por la capital tiene esta característica de baja densidad, a pesar de las políticas de densificación que se iniciaron al final del siglo, pero en su mayoría estas construcciones de uno o dos pisos hoy están dedicadas a actividades institucionales, comerciales, y de otros servicios. No debe extrañarnos que los antiguos patrones de expansión dispersa se estén reproduciendo aceleradamente en los cerros de Chía y en los potreros entre esta población y la de Cajicá. En la mentalidad de los bogotanos todavía están vivas las imágenes de los barrios residenciales de mayor estrato rodeados de jardines o, por lo menos, con antejardines en dónde plantar algunos rosales o un sietecueros. Vivir en “edificios de apartamentos” es considerado por muchos como una costumbre no deseada, obligada por la ola de inseguridad que hacía imposible vivir en casas unifamiliares, sin poder recurrir a un portero en caso de asaltos. Esa obligación conlleva reducirse a espacios mucho más pequeños que los de cualquier vivienda de clase media construida antes de 1970, debido al aumento de los costos financieros y de construcción y del precio de la tierra.

Esto significa que nuestro principal problema no necesariamente es el fenómeno de Urban Sprawl, sino la carencia de políticas claras de ordenamiento territorial y de uso del suelo. En este sentido se podría resaltar la importancia de la protección de los cerros orientales de la ciudad. Un ejemplo que ha sido exitoso en este tema tiene que ver con la ciudad de Boulder en Estados Unidos, en donde existe una prohibición total de intervenciones o construcciones de cualquier tipo a partir de una cota determinada. Julio Carrizosa: Creo que la expansión dispersa como proceso de urbanización tiene largos antecedentes en la relación entre Bogotá y la sabana. La ciudad empezó a esparcirse a fines del siglo XIX con la construcción de la iglesia de Lourdes y de las hileras de grandes residencias rodeadas de jardines, quintas y tiendas a lo largo de las carreras 13 y 7a. Este modelo precursor, de muy baja densidad, fue reproducido en escalas y especificaciones similares por varias compañías urbanizadoras que diseñaron barrios como La Merced, Palermo, Santa Teresita, Teusaquillo, Quinta Camacho, El Nogal, El Retiro, barrios llamados residenciales, de casas unifamiliares de dos pisos, rodeadas de franjas libres de dos o tres metros de ancho y con pequeños jardines fron-

Las mansiones dotadas de equipos de protección policial y los conjuntos cerrados que abundan ahora en la sabana son la respuesta campestre a estas situaciones sociales. La segregación social siempre existió desde que a los muiscas los agruparon en el Pueblo Viejo, pero en el período de densificación del siglo XIX esa segre205


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gación disminuyó durante unos pocos años, para agravarse a partir de la construcción de los nuevos barrios residenciales, partiendo la ciudad en dos: el norte y el sur. Hoy en Chía pareciera que los estratos 3 y 4 han logrado mejorar algo su calidad de vida, pero la diferencia entre ellos y los estratos cinco y seis es todavía mayor, al fundamentarse en características geográficas concretas; los muy ricos viven en medio del bosque nativo en los cerros, adonde se llega por carreteras controladas; Yerbabuena y Fusca reproducen a las comunidades de millonarios en Estados Unidos y están cada vez mas separadas del resto del país.

vas como los POT (Plan de Ordenamiento Territorial) o la vigilancia de la CAR (Corporación Autónoma Regional) están a punto de diluirse, debido a la magnitud de las posibles ganancias de propietarios y urbanizadores. Es posible que la política de densificación logre algo o que la CAR y el Distrito puedan señalar zonas de reservas suficientemente fuertes y apoyadas en consensos entre los ciudadanos, pero a mediano y largo plazo considero que es necesario que en el país existan posibilidades de vivir mejor de lo que se vive en Bogotá, para disminuir la presión demográfica sobre la capital. Ése creo que es hoy el reto para el gobierno y el sector privado, y si no es posible mejorar las ciudades existentes, es imprescindible planificar y construir en otros sitios del país ciudades nuevas que sean competitivas globalmente y que constituyan ejemplos de integración social, calidad de vida y respeto a la naturaleza.

Las características de concentración de poder y de dinero en la capital y las circunstancias en que vive el resto del país, como lo he detallado en mi último libro, permiten prever que las migraciones hacia la sabana de Bogotá se intensificarán durante los próximos años y que el poco más de cien mil hectáreas planas que quedan al norte y al occidente de la ciudad, en el Distrito y en otros municipios, se urbanizarán con la misma o mayor velocidad con que se urbanizaron las 35.000 hectáreas que hoy cubre la capital, o sea que al finalizar el siglo XXI es posible que hayan sido cubiertas con calles y casas más de la mitad de las tierras con alto potencial agropecuario. Los costos ecológicos, económicos y sociales de perder ese patrimonio ecológico, único en el planeta, no han sido rigurosamente evaluados y es necesario hacerlo, ya que actualmente la expansión urbana se ha acelerado en todos los municipios y existen grandes intereses que tratan de obligar al Distrito Capital a romper el borde de la ciudad al norte y al occidente. Esta evaluación debería no sólo proporcionar una descripción detallada de la estructura y el funcionamiento de la sabana sino definir las posibilidades futuras de su empleo como espacio de producción agropecuaria, de recreación y de turismo. Hecha y socializada esta evaluación, es posible que se logren consensos entre los grupos interesados en el problema.

Una política de poblamiento en ese sentido considero que no sólo podría salvar la sabana de Bogotá sino que ayudaría a resolver otros problemas socioeconómicos y ambientales del país, siempre y cuando se escojan sitios adecuados para que estas nuevas ciudades estén cerca de los mercados, a salvo de desastres naturales y sin deteriorar los ecosistemas, si se diseñan en formas que aumenten la calidad de vida y faciliten la integración social de sus habitantes y si se construyen usando técnicas adecuadas para reducir el empleo de los recursos escasos. Jorge Acevedo:2 El desarrollo económico de los próximos años para Colombia, de acuerdo con predicciones conservadoras, muestra un crecimiento importante en la década siguiente a la superación de la actual crisis económica. Estas proyecciones no son extremadamente optimistas, si se las mira en comparación con los países que de verdad han despegado en su proceso de crecimiento. Si las condiciones favorables coincidiesen para Colombia, sería muy posible lograr tasas aún más altas. Las consecuencias del crecimiento económico y del ingreso sobre los niveles de propiedad de vehículos privados son muy grandes. El número de carros y de motos en Colombia se va a multiplicar varias veces en las próximas décadas, con consecuencias muy significativas sobre la movilidad de la ciudad. Éste es el desafío. La muy buena noticia es que en las próximas décadas muchos ciudadanos podrán lograr un anhelo muy senti-

Yo pienso que es necesario detener la ciudad y los cascos urbanos en el sitio en que están, para evitar la pérdida de más suelos agropecuarios y el deterioro completo del paisaje rural. Me doy cuenta de que eso significa contrariar los intereses de las firmas urbanizadoras y los deseos de gran parte de los propietarios; también comprendo que vivir en Bogotá significa para muchos la única posibilidad de ascender social y económicamente y de contar con alguna seguridad personal y que, como lo dije al principio, el patrón de expansión dispersa forma parte de las tradiciones urbanísticas bogotanas. Soy consciente de que restricciones políticas y administrati-

2 Las ideas y muchos párrafos textuales han sido tomados de: Acevedo, Jorge y Juan Carlos Echeverry. El Transporte como soporte al desarrollo del país. Una visión al 2040. (Libro en proceso de edición). 206


Lograr la sostenibilidad: un debate entre Bogotá y la región

Eduardo Behrentz, Julio Carrizosa, Jorge Acevedo

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que han sido planteados se subrayan los de alcanzar una mayor productividad y competitividad de la región, y el de mejorar la calidad de vida de sus habitantes, lo cual supone dirigirse hacia un tipo de desarrollo que sea sostenible desde las perspectivas ambiental, social y económica. ¿Cuál serían, a su juicio, las dos principales políticas que deberían ponerse en marcha en el corto plazo para asegurar una adecuada integración entre el Distrito Capital y el departamento de Cundinamarca?

do, de ampliar su libertad de movimiento para ir donde y cuando lo deseen, mediante la compra de un vehículo privado. Ese anhelo es común a todos los ciudadanos del mundo, y se va haciendo posible en la medida en que más personas salen de la pobreza. Pero ese mayor número de vehículos tendrá impactos muy grandes en el patrón de desarrollo de las ciudades, en su expansión, en el número y longitud de los viajes que se realizan, en el uso del transporte público, en la cantidad de vías que se requieren, en la congestión de las vías, en la contaminación ambiental, en los niveles de accidentalidad y, en fin, en la calidad y sostenibilidad de la vida urbana.

Eduardo Behrentz: El tema ciudad-región es fundamental; Bogotá definitivamente es parte de la región y la región se ve afectada por todo lo que hace Bogotá. Esto significa que es esencial y fundamente promover medidas que tengan en cuenta esta interrelación.

Así, Bogotá se encuentra en una encrucijada. Hoy, con una cantidad muy reducida de carros y de motos, la importancia y predominio del transporte público es muy grande, y la ciudad es relativamente densa. Pero en los próximos años, con la afluencia acelerada de nuevos vehículos privados, más y más personas tendrán la libertad de escoger dónde vivir, y muchos optarán por ir a los suburbios en busca de mayor espacio, zonas verdes y aire libre, lo que irá impulsando una expansión creciente de la ciudad, por fuera de sus límites distritales. La ciudad irá creciendo y reduciendo su densidad, dependiendo cada vez más del vehículo privado y dificultando la prestación de servicios al transporte público, con graves consecuencias sobre la población que no tiene acceso al carro o a la moto.

La primera idea que se podría mencionar en este sentido se refiere a autoridades que tengan jurisdicción en múltiples municipios, incluido Bogotá. En Colombia hay buenos ejemplos de esto, como es el caso del Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA), que tiene tanto a Medellín dentro de su jurisdicción como a otros municipios aledaños a la ciudad. Este tipo de ordenamiento permite y promueve la regionalización en la toma de decisiones. Otro ejemplo interesante se presenta en la Asociación de Gobiernos del Sur de California (SCAG) en donde se han logrado grandes éxitos al planeas y decidir regionalmente. Nosotros tenemos que promover cosas de ese estilo. En Bogotá se presenta un contraejemplo en lo que se refiere a regionalización de decisiones. En materia ambiental, por ejemplo, la Secretaría Distrital de Ambiente es la autoridad al interior del perímetro urbano mientras que la CAR hace las veces de autoridad fuera de éste. Esta separación se llevó a cabo por razones de fondo que en su momento fueron bien analizadas pero en la práctica genera grandes desafíos al momento de establecer políticas de carácter regional.

Para evitar ese camino, el Estado (los gobiernos nacional y distrital) puede intervenir activamente para imponer al uso del vehículo privado una serie de cargas que reflejen los graves impactos de la congestión, la contaminación y demás externalidades negativas que causa su uso indiscriminado. Así, si se aplica una política de restricción al uso indiscriminado del vehículo privado, y se complementa con un apoyo irrestricto al transporte público, las ciudades podrán seguir siendo densas y podrán reducir su expansión.

Julio Carrizosa: Creo que hace falta una mejor definición de lo que significa “una adecuada integración” y que esa definición podría variar cuando se tienen en cuenta las diferentes provincias del departamento. Una adecuada integración con los municipios de la sabana de Bogotá podría enfocarse, por ejemplo, en problemas relativos al uso de la tierra y podría, probablemente, resolverse estableciendo una autoridad única para esa función. La respuesta sería diferente si pensamos en que “integración adecuada” significa mejorar la calidad de vida o el ingreso per cápita en las provincias de oriente o en las que quedan sobre el Magdalena, lo cual, pienso yo, sólo podría lograrse intensificando el

Los dos caminos descritos son posibles hoy. Pero, si no se toma una decisión muy pronto al respecto, y si la ciudad sigue con las tendencias del pasado en inversión de infraestructura y en mantener su incapacidad institucional, en pocos años el único camino cierto será el de la inmovilidad. 2- El Distrito Capital de Bogotá, el departamento de Cundinamarca y múltiples actores públicos y privados han avanzado desde el año 2001 en el propósito de la construcción de la región BogotáCundinamarca. Entre los principales objetivos 207


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turismo, dadas las dificultades y complejidades de las actividades agropecuarias en esos ecosistemas.

adoptadas por el gobierno nacional, en las que se vinculan instrumentos de planeación, financiación y gestión del suelo, para ejecutar una operación de gran escala que contribuya al desarrollo territorial de determinados municipios, distritos o regiones del país. El decreto establece como objetivo de los macroproyectos promover el diseño y ejecución de proyectos integrales que contemplen la habilitación de suelo para vivienda de interés social, la provisión de servicios públicos domiciliarios, redes viales de integración urbana, zonal y local, espacios públicos y equipamientos colectivos, para desarrollar asentamientos urbanos con altos parámetros de calidad urbanística y ambiental. Estipula también que los macroproyectos deben promover el ordenamiento equilibrado y equitativo de las ciudades y su articulación con los sistemas de movilidad regional.

Debo añadir que ninguna de estas políticas es de fácil concepción y aplicación. Anteriormente he expuesto algunas de las dificultades inherentes al control de la urbanización de la sabana. Establecer una autoridad única tendría grandes dificultades constitucionales, y aun si se lograra sobrepasarlas, sería ingenuo esperar que esta autoridad fuera incorruptible; siempre sería necesaria la vigilancia de todos los intereses en conflicto. Fortalecer el sector de recreación y turismo implica la construcción de vías excelentes (lo cual es difícil y muy costoso en un conjunto de ecosistemas montañosos y húmedos), la protección detallada de los paisajes, la descontaminación de las aguas públicas, el establecimiento de altas especificaciones obligatorias para restaurantes y hoteles, la restauración de los ecosistemas degradados por el mal uso y, finalmente, la competencia exitosa en el mercado de capitales.

Los macroproyectos son determinantes que se constituyen en normas de superior jerarquía, en los términos del Artículo 10 de la Ley 388 de 1997, y se entienden incorporados en los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) de los municipios y distritos afectados. En los procesos de revisión y ajuste de los POT, los municipios y distritos afectados deben dar estricto cumplimiento a las disposiciones contenidas en los respectivos macroproyectos. En esta forma, parecería que el esquema de macroproyectos presenta una alternativa jurídica muy interesante para armonizar el futuro desarrollo de Bogotá con los municipios vecinos. El decreto prevé un proceso de planificación previo muy juicioso y documentado, pero no requiere una concertación con los municipios, sino una consulta previa. Tras un plazo razonable, el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial podrá adoptar el macroproyecto oficialmente.

Jorge Acevedo: La Constitución colombiana prevé, para el caso de Bogotá, la posibilidad de que los municipios circunvecinos se incorporen al Distrito Capital, si así lo determinan sus ciudadanos. Así también, la Carta establece que dos o más municipios vecinos pueden constituirse como área metropolitana, si sus ciudadanos lo deciden mediante consulta popular. Los requisitos para la incorporación de los municipios circunvecinos al Distrito Capital, o los necesarios para la conformación de un área metropolitana, en la práctica son políticamente inviables. Ante esta realidad, la segunda administración Mockus intentó un acercamiento pragmático entre los gobiernos nacional (Planeación Nacional), regional (CAR), departamental (Gobernación) y local (Alcaldía) para pensar la región e intentar un acuerdo de objetivos de desarrollo. Esta iniciativa, conocida como la Mesa Regional Bogotá Cundinamarca, trabajó durante varios años con entusiasmo decreciente, y en este momento está prácticamente abandonada. No parece ser éste el camino para lograr el equivalente de una administración fuerte que cubra la Gran Bogotá, con capacidad para expedir el equivalente de un plan regulatorio de la región.

En cuanto a la política misma de desarrollo futuro de Bogotá, la extensión de la ciudad hacia el occidente debería reforzar el centro expandido actual (comprendido entre la calle 1 y la calle 100, entre la carrera 7a y la 30) y estimular que esta forma lineal se complemente y refuerce en una forma de T, mediante la extensión del centro a lo largo del corredor de la calle 26 hacia el occidente. La construcción de la fase 3 de Transmilenio por la calle 26 debe reforzarse con acciones de gobierno que permitan y estimulen la densificación del corredor y la localización de actividades comerciales, institucionales y de servicios, y, por supuesto, de vivienda. En esta forma se aprovecharán terrenos centrales disponibles dentro del perímetro de la ciudad.

Sin embargo, existe una posibilidad interesante con la expedición de la Ley 1151 de 2007 y del Decreto 4260 del gobierno nacional, de fecha 2 de noviembre de 2007, por el cual se reglamentaron los artículos 79 y 82 de la Ley 1151. Este decreto define los Macroproyectos de Interés Social Nacional como el conjunto de decisiones administrativas y actuaciones urbanísticas

La ciudad y el gobierno nacional, en concierto con los municipios involucrados, deberían muy pronto empezar 208


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a plantear el crecimiento deseable de la ciudad al occidente del río, en términos de la localización deseable de las diversas actividades. Lo primero y fundamental debería ser continuar el trazado de la malla arterial principal, continuando las vías urbanas hacia el occidente y trazando las arterias norte-sur dentro de la cuadrícula deseable de una vía arterial cada kilómetro. Estos trazados deberían complementarse con una zonificación apropiada, y, en forma muy importante, la localización de terrenos para vivienda de interés social y de interés prioritario. Por la vía de los macroproyectos, estas normas y afectaciones podrían convertirse en parte integral de los POT de los municipios afectados.

mejorando su accesibilidad, su comodidad y su eficiencia. Así mismo, deberán promoverse regulaciones de usos del suelo que permitan la renovación y densificación de zonas dentro del perímetro urbano, en torno a los corredores de transporte masivo, al mismo tiempo que se desarrolla de manera planificada e integrada la región aledaña. 3- El tema ambiental no ha ocupado un lugar prioritario entre las preocupaciones de los habitantes de Bogotá, D.C. Sin embargo, esta tendencia parece estar cambiando, como lo revela el hecho de la creciente conciencia que éstos manifiestan sobre el deterioro de sus aguas, del suelo (incluidos los cerros circundantes) y del aire, recursos que perciben cada vez más como soporte necesario para garantizar el bienestar social y el desarrollo económico en el largo plazo. ¿Cuáles son a su parecer los dos problemas ambientales prioritarios del Distrito Capital y cuáles las políticas más urgentes que se deberían poner en marcha para enfrentarlos?

Particular cuidado deberán tener la ciudad, el gobierno nacional y los municipios para evitar que las enormes plusvalías, que se generarán por concepto de este ejercicio de planificación y su concreción en normas efectivas, beneficien únicamente a los afortunados propietarios. Por el contrario, se debería buscar que los municipios, apalancados con los recursos provenientes de la contribución de plusvalía, se asocien con los propietarios de los terrenos y con los inversionistas privados para promover y adelantar los desarrollos planteados en forma ordenada y estratégica.

Eduardo Behrentz: Yo creo que en Bogotá sí hay una preocupación ambiental por parte de la ciudadanía. Es evidente que esto es más evidente en años reciente pero hoy en día es clarísimo que a la ciudadanía le interesan estos temas. Una prueba de esto son los resultados de las encuestas del programa “Bogotá ¿cómo vamos?”, en donde la dimensión ambiental aparece como una de las más grandes preocupaciones para los habitantes de la ciudad (después de movilidad y seguridad). Otro ejemplo es la relevancia de estos temas en las campañas políticas a la Alcaldía y el Concejo Distrital. Hace unos años la dimensión ambiental no era parte central de los discursos de campaña mientras que sí fue una componente esencial y altamente estratégica durante el último proceso electoral en la ciudad. Esto es de gran importancia pues ninguna política pública es exitosa si no cuenta con el concierto de la sociedad.

Por supuesto, parte clave de la política, en el caso de Bogotá, será el apoyo irrestricto de los gobiernos nacional y local a la implantación de nuevos corredores de transporte masivo, a medida que las condiciones de la demanda lo ameriten. El resultado debe ser un aumento significativo de la capacidad del sistema masivo en estos corredores, lo que tendrá un gran impacto sobre el centro expandido de la ciudad, potenciando la densificación de muchos sectores centrales o cercanos al centro. Este efecto se reforzará con la acción proactiva de la administración para expedir las normas que permitan y estimulen esa densificación, y para coadyuvar en los esfuerzos de los urbanizadores y constructores privados en la adquisición y englobe de terrenos que hagan viables los respectivos proyectos.

Mencionar los dos problemas ambientales prioritarios es difícil, en realidad hay mucho debate y hay muchos asuntos que están relacionados entre sí, pero existen dos cosas que me preocupan enormemente. En primer lugar está el tema del ruido, el cual considero uno de los problemas más serios de Bogotá y en donde no hemos logrado ser exitosos al momento de controlar las fuentes que lo generan. Gran parte del problema es que no contamos con buena documentación del mismo y aunque existe regulación a nivel nacional, aun nos hace falta mucho en términos de seguimiento y control por

Como resultado, se conformará una ciudad compacta, más densa que la actual, ordenada y planificada, con la malla vial adecuada, y con una extensa red de transporte público integrado. La política de desarrollo propuesta requiere de una intervención institucional muy considerable. El sector público debe estar en capacidad de regular adecuadamente tanto la movilidad como el desarrollo territorial. Deberán crearse condiciones que promuevan un uso limitado del automóvil, así como acciones que mejoren la calidad del transporte público, 209


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parte de las autoridades locales. El problema no es sólo los elevados niveles de ruido al que puede estar sometida una persona sino la gran impunidad que existe al respecto.

sabana es posible que no sean sentidas directamente por la mayoría de los habitantes de Bogotá pero sin duda son problemas ambientales prioritarios. Casi todos estos problemas tienen relación con dos procesos fundamentales: la enorme concentración de poder y de dinero en la capital y la consiguiente inmigración masiva de gentes desposeídas de todo el país. La magnitud de la concentración y la intensidad de esas migraciones conforman círculos viciosos en los que la solución eventual de los problemas se constituye en propaganda para que lleguen más inmigrantes.

En segundo lugar se puede mencionar otro tema que si bien ha sido objeto de múltiples estudios y reflexiones en la ciudad, presenta un gran desafío para las autoridades locales: el manejo de las basuras. Las calles de Bogotá se han ido convirtiendo poco a poco en un basurero debido a la falta de control e indisciplina de los mismos ciudadanos así como debido a limitaciones por parte de las empresas encargas de la recolección de los residuos domiciliarios y comerciales. A esto se le suma la cada vez más frecuenta presencia de escombros en las vías públicas y el inminente cumplimiento de la vida útil del Relleno Sanitario de Doña Juana. Una posible solución en este sentido es que las entidades de la administración distrital ejercen de mejor forma la autoridad con la que cuenta, especialmente ahora que se cuenta con las herramientas tales como las dispuestas en el Régimen Sancionatorio Ambiental.

Ambos procesos podrían aminorarse si existiera una política de poblamiento en la que, por lo menos, el Estado estudiara cuáles son los sitios de nuestro territorio en donde es más sustentable, desde lo económico y lo ecológico, la concentración de la población en ciudades de alta densidad, adquiriera tierra suficiente en esos sitios y divulgara los resultados de los estudios, a fin de motivar que las autoridades territoriales y el sector privado conformaran alianzas para construir allí nuevas ciudades.

Julio Carrizosa: Como en el caso anterior, el Distrito es demasiado heterogéneo para poder identificar dos problemas que tengan prioridad desde los puntos de vista de todos sus habitantes y teniendo en cuenta todas sus características. Para los habitantes del nororiente los más sentidos pueden ser el de la falta de movilidad y el del ruido, pero para los del sur y el occidente la contaminación industrial del aire y de las aguas públicas, las inundaciones, las deficiencias en el alcantarillado y el hacinamiento en las viviendas son prioritarios. La contaminación del río Bogotá y la urbanización de la

Jorge Acevedo: A mi juicio, el problema más urgente en materia ambiental de la región lo constituye la contaminación del río Bogotá, con consecuencias muy graves para toda la población colombiana que vive aguas abajo. La contaminación del aire es muy grave, pero los compromisos de Ecopetrol de suministrar en un futuro cercano combustible diesel de mucha mayor calidad (menor contenido de azufre) hacen prever que la contaminación atmosférica va a reducirse en forma significativa en los próximos años. �

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Eduardo Behrentz, Julio Carrizosa, Jorge Acevedo

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Jacquin al descubierto: transcripción de la Biographia Santiago Madriñán*

* Egresado del programa de Biología, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia; Maestría y PhD. en Biología, Harvard University, Estados Unidos. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran: Monograph of Rhodostemonodaphne (Lauraceae), 2004, Flora Neotropica Monograph Series, Vol. 92, Bronx, Nueva York: The New York Botanical Garden Press; Flora ilustrada del páramo de Chingaza: guía de campo de plantas comunes, 2004, Bogotá: Arte Litográfico, Ltda., y varios artículos sobre sistemática molecular y morfología de plantas publicados en revistas internacionales. Actualmente se desempeña como profesor asociado del Departamento de Biología y director del Laboratorio de Botánica y Sistemática, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia. Correo electrónico:samadrin@uniandes.edu.co.

Portada de la primera edición del Selectarum Stirpium americanarum historia in qua ad Linnaeanum systema determinatae descriptaeque sistuntur plantae illae, quas in insula Martinica, Jamaica, Domingo, aliisque, et in vicinae continentis parte, observavit rariores: adjectis iconibus in solo natali delineatis. Viena: Officina Krausiana (1763). Grabado de [Autor] en el cual se detalla un mapa de las islas del Caribe y continente aledaño visitado por Jacquin sostenido por dos amerindios y adornado con plantas oriundas de la región colectadas y descritas por Jacquin. Es interesante que algunas plantas como el fruto de la caoba, el ave central y los insectos, son copias de otras ilustraciones de la época. Fotografía tomada por Santiago Madriñán del ejemplar de la Biblioteca Nacional de Colombia, Fondo Mutis 3864.


Jacquin al descubierto: transcripción de la Biographia

Santiago Madriñán

documento

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las plantas conocidas y les da nombres de fácil uso. No sin generar controversia, el Systema Naturæ (1735) de Carl von Linneo estableció una clasificación jerárquica de la naturaleza en tres reinos y delineó el methodus plantarum sexulais, mediante el cual subdividió el reino vegetal, haciendo uso consistente del binomio (ideado 200 años antes por los hermanos Bauhin), popularizándolo como forma ágil e inequívoca de nombrar las especies. Con Linneo nacen las ciencias naturales modernas, y lo hacen merecedor del reconocido título de “padre de la taxonomía”, atreviéndose a decir de sí mismo: “Deus creavit, Linnaeus disposuit” (Dios creó, Linneo organizó).

e presenta por primera vez la transcripción de la Biographia (en su idioma original y traducida al español), documento manuscrito depositado en el Archivo de la Biblioteca Nacional de Austria que trata de la vida del famoso botánico austriaco Nicolás José Jacquin. En ella se dan a conocer datos sobre su educación temprana, el desarrollo de su vida profesional en Viena, y en particular encontramos detalles de su viaje a las Indias Occidentales entre 1754 y 1759. Este relato, nunca antes disponible en forma completa, es de suma importancia para el estudio de la vida de Jacquin y el desarrollo de la historia de las exploraciones científicas en América durante el siglo XVIII.

De regreso en Suecia, Linneo publicó su obra maestra, los dos volúmenes del Species Plantarum, en 1753, en la cual compiló toda la información disponible a la fecha de las plantas conocidas en Europa hasta entonces y las describió sistemáticamente, entre ellas, las que traían los exploradores de Asia, África y América. Entre estas últimas incluyó las pocas cultivadas en Europa y aquellas que fueron depositadas en los herbarios europeos o dibujadas con precisión, donde podían observarse sus partes características. Es así como el tabaco aparece como Nicotiana Tabacum; el maíz, como Zea Maiz, y Linneo, como su autor. El Species Plantarum de 1753 es el punto de partida de la nomenclatura botánica moderna.

No resulta extraño que la primera impresión que tuvo Cristóbal Colón al desembarcar en las tierras americanas fue la de haber visto “árboles muy verdes, y aguas muchas y frutas de diversas maneras” (12 de octubre de 1492). Adicionalmente, se entiende su angustia al no poder reconocer las plantas que iba encontrando, entre “ellas muchas yervas [sic] y muchos árboles que valen mucho en España para tinturas y para medicinas de especería, mas yo no los conozco, de que llevo grande pena”. Sin duda alguna, entre las características más fácilmente perceptibles del medio ambiente están la vegetación y el poder nombrar las plantas, y conocer sus usos ha sido tarea de la humanidad desde sus inicios.

Si bien fueron muchos los viajeros con inclinaciones naturalistas, quienes desde la conquista de América describieron plantas oriundas de estas tierras, la extensa compilación bibliográfica hecha por Linneo del conocimiento botánico hasta entonces producido sólo incluía plantas americanas descritas por unos pocos autores. Entre ellos se destacan Francisco Hernández de Toledo, quien estuvo en México unos años, a partir de 1571; Georg Marcgrave y Willem Piso (Brasil, 1638); John Ray, James Petiver y Leonard Plukenet, quienes, sin haber visitado América, describieron numerosas plantas americanas a partir de muestras enviadas a ellos; Charles Plumier (Antillas y Centroamérica, 1689-1697); Anna Maria Sibylla Merian (Surinam, 1685-1701); Hans Sloane (Antillas, 16871689); Louis Éconches Feuillée (Antillas y Nueva Granada, 1703-1706; Perú y Chile, 1707-1711); y Mark Catesby (costa sudeste de Norteamérica y Bahamas, 1712-1719).

Los sucesores de Colón tomaron nota de las plantas que encontraron, en muchos casos asemejándolas a plantas conocidas en Europa o nombrándolas bajo su vocablo indígena. Durante más de dos siglos fueron numerosos los exploradores que visitaron América y describieron plantas oriundas de estas tierras, las dibujaron, señalaron sus virtudes y las transportaron a Europa para su explotación en ultramar. Sin embargo, ninguno de estos naturalistas era botánico de escuela y, por falta de un sistema de nomenclatura estandarizado, es difícil dar crédito del hallazgo de una u otra planta o tener certeza de su identidad, a excepción de las más sobresalientes, como el tabaco o el maíz, ambas introducidas a España por Colón.

Para la nobleza europea del siglo XVIII, la acumulación de plantas y animales en jardines y zoológicos reales, al igual que objetos de historia natural en Ga-

A mediados del siglo XVIII un médico sueco que estudiaba en Holanda concibe un método para organizar 215


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binetes, se convirtió en una actividad que generaba prestigio a sus dueños. Frutas exóticas eran servidas en suntuosas cenas y paseos por alamedas bordeadas de jaulas con aves canoras, y los monos eran el deleite de sus dueños y de sus invitados. Es así como en 1752 y 1753 el emperador consorte Francisco I de Austria se ocupó en la construcción de un zoológico y jardín botánico en Schönbrunn, el palacio de verano de los Habsburgo. Con el fin de dotarlos, encomendó a un joven estudiante de medicina, con más inclinación hacia las plantas que hacia las enfermedades, Nicolas José Jacquin, un viaje por las Indias Occidentales, con precisas instrucciones de colectar plantas y animales vivos y objetos para el Gabinete. Dada la ascendencia francesa de Jacquin y sus contactos familiares en colonias francesas americanas, contó con inmensos favores durante su viaje (Madriñán et al. 2007).

En el Archivo de la Biblioteca Nacional de Austria se encuentra un manuscrito titulado Biographia (ÖNB Ser. Nova 9755), en el cual un editor anónimo (muy probablemente Johannes Nepomuk Raimann), quien firma como F. H. (interpretado como Fußnote von den Herausgeber), ofrece datos de sus primeros años, su educación y el desarrollo de la vida profesional de Jacquin en Austria; y el hijo mayor de Jacquin, José Francisco, nos brinda un recuento maravilloso y muy detallado de su viaje a las Indias Occidentales. Este último no sólo da detalles minuciosos del viaje, como nombres de personas, barcos y sus capitanes, y fechas (corroboradas por otras fuentes), sino que también menciona la existencia de los diarios de viaje de su padre. Hasta la fecha se desconoce el paradero de éstos. La dificultad de la lectura del manuscrito es quizás la razón por la cual éste ha pasado desapercibido. Johannes Nepomuk Raimann escribe un extenso obituario de Jacquin basado en este manuscrito (1818). Ernst Moriz Kronfeld (1905), Otto Nowotny (1993) y Helga Hühnel (1992) nos ofrecen versiones parciales de este manuscrito, pero es muy poco lo que podemos aprender del viaje de Jacquin a partir de estos apartes. A continuación se presenta la primera transcripción completa de la Biographia traducida al español y en su idioma original.

Aun cuando había sido precedido por muchos naturalistas en las tierras que visitó en América, Jacquin tuvo la fortuna de haber llegado justo cuando se estaba gestando la revolución linneana, proviniendo además de una escuela holandesa donde los principios linneanos se difundieron rápidamente. El mismo Linneo, al saber de su llegada a Europa (por parte de Sauvages, en carta del 10 de julio de 1759, cuatro días después de ver a Jacquin en Montpellier, camino a Viena), le escribió solicitándole información de las plantas encontradas por él (carta del 1 de agosto de 1759). Inmediatamente, Jacquin le contestó a Linneo (carta del 28 de agosto de 1759) y mantuvieron una nutrida correspondencia de cerca de 100 cartas de parte y parte, hasta la muerte de Linneo, en 1778.

Jacquin fue el primer botánico en visitar tierras de lo que hoy es Colombia. Estuvo en Cartagena y sus alrededores, y a él le debemos más de 200 plantas nombradas en su catálogo, publicado inmediatamente después de su regreso de América (Enumeratio systematica plantarum, de 1760), y descritas y dibujadas con gran meticulosidad en las dos ediciones de su suntuosa obra Selectarum Stirpium Americanarum Historia (1763 y 1780).

Jacquin ha sido extensamente estudiado por historiadores de su país adoptivo, Austria; sin embargo, es poco lo que se conoce de su extraordinario viaje por América. Mayor atención se le ha prestado a su insuperable papel como profesor, director del Jardín Botánico y rector de la Universidad Nacional de Austria y líder intelectual de su época. Entre sus biógrafos más destacados se encuentran Johannes Nepomuk Raimann (1818), Ernst Moriz Kronfeld (1905), Franz Stafleu (1967, 1971, 1980), Otto Nowotny (1993), Maria Petz-Grabenbauer (1995 y 1997) y Walter Lack (1998, 2000a, 2000b). La ausencia de sus diarios de viaje, y el hecho de que el mismo Jacquin no hubiera publicado detalles de éste, aparte de una pequeña reseña en latín en el prefacio de su Plantarum Rariorum Hortus Scönbrunnensis, de 1797, nos han impedido conocer los pormenores de su expedición.

Del último párrafo de la Biographia podemos extraer un texto que expresa con gran acierto la singularidad de la obra de Jacquin: “En sus volúmenes, que poco a poco ascendieron a 30, hizo lo siguiente: en sus obras les dio un nombre a las plantas que seleccionó e hizo una caracterización tan exacta y acertada de ellas que incluso el principiante mismo estaba libre de cualquier equivocación. Una exactitud de este tipo nunca se había visto en aquellos tiempos”.

Archivos y correspondencia 1. De Sauvages de La Croix, François Boissier a Carl Linnaeus. 10 de julio de 1759. The Linnaean Correspondence, 216


Jacquin al descubierto: transcripción de la Biographia

Santiago Madriñán

documento

linnaeus.c18.net, carta L2557 (consultada el 16 de febrero, 2009).

11. Lack, Walter. 2000a. A Garden for Eternity: The Codex Liechtenstein. Bern: Bentley Publishers.

2. Jacquin, Nikolaus Joseph a Carl Linnaeus. 28 de agosto de 1759. The Linnaean Correspondence, linnaeus.c18.net, carta L2562 (consultada el 16 de febrero, 2009). [Original consultado en: Jacquin, Nikolaus Joseph. 1759-1771. Letters to Carolus Linnaeus. Linnaean Correspondence Vol. VII, folio 174. Londres: Linnean Society]

12. Lack, Walter. 2000b. Die Berufung von Nikolaus Joseph Jacquin an die Universität Wien. Ann. Naturhist. Mus. Wien 102 B: 375-388.

3. Jacquin, Nikolaus Joseph. 1817. Nicolaus Jacquins Biographie. Österreichische Nationalbibliothek, Handschriftensammlung Cod. Ser. nov. 9755, 90 fols.

14. Madriñán, Santiago, Bernadette Rossignol y Philippe Rossignol. 2007. Le botaniste hollandails-austrichien Nikolas Joseph Jacquin et sa famille de la Martinique. Généalogies et Histoire de la Caraïbe, 206: 5295-5301.

13. Linnaeus, Carl. 1753. Species Plantarum. Dos vols. ����� Estocolmo: Lars Salvius.

4. Linnaeus, Carl a Nicolaus Joseph Jacquin. 1 de agosto de 1759. The Linnaean Correspondence, linnaeus.c18.net, carta L2573 (consultada el 16 de febrero de 2009).

15. Nowotny, Otto. 1993. Die Forschungs- und Sammelreise des Nicolaus J. Jacquin in die Karibik und zu den Küsten Venezuelas und Kolombiens 1755-1759. En Österreich und die Neue Welt, ed. Elizabeth Zeilinger, 89-94. Viena: Österreichische Nationalbibliothek.

Referencias 5. Hünhel, Helga. 1992. Botanische Sammelreisen nach Amerika im 18. Jahrhundert. En Die Neue Welt: Österreich und die Erforschung Americas, eds. Franz Warwik, Elizabeth Zeilinger, Jan Mokre y Helga Hünhel, 61-77. Viena: Österreichische Nationalbibliothek.

16. Petz-Grabenbauer, Maria. 1995. Zu Leben und Werk von Nikolaus Joseph Freiherr von Jacquin. Wiener Geschichtsblätter 50: 121-150. 17. Petz-Grabenbauer, Maria. 1997. Nikolaus Freiherr von Jacquin (1727-1817). En Heimat großer Söhne: Exemplarische Leistungen österreichischer Naturforscher, Teknijer und Mediziner, eds. Helmuth Grössing y Gerhard Heindl, 9-26. Viena: Peter Lang.

6. Jacquin, Nikolaus Joseph. 1760. Enumeratio systematica plantarum, quas in insulis Caribaeis vicinaque Americes continente detexit novas, aut jam cognitas emendavit. Leiden: Lugduni Batavorum. 7. Jacquin, Nikolaus Joseph. 1763. Selectarum Stirpium americanarum historia in qua ad Linnaeanum systema determinatae descriptaeque sistuntur plantae illae, quas in insula Martinica, Jamaica, Domingo, aliisque, et in vicinae continentis parte, observavit rariores: adjectis iconibus in solo natali delineatis. Viena: Officina Krausiana.

18. Raimann, Johannes Nepomuk von. 1818. Rede zur Gedächtnisfeier des Herrn Nic. Jos. Freyherrn v .Jacquin. Viena: Anton Strauss. 19. Stafleu, Franz. 1967. Introduction to Jacquin’s Caribbean ‘Enumeratio,’. En reprint 1967 of Nikolaus Joseph Jacquin, Enumeratio Systematica Plantarum [1760]. Zug: Inter Documentation Co. AG.

8. Jacquin, Nikolaus Joseph. 1780. Selectarum Stirpium americanarum historia in qua ad Linnaeanum systema determinatae descriptaeque sistuntur plantae illae, quas in insula Martinica, Jamaica, Domingo, aliisque et in vicinae continentis parte, observavit rariores; adjectis iconibus ad auctoris archetypa pictis. Viena: Officina Krausiana.

20. Stafleu, Franz. 1971. Jacquin and His American Plants. En Introduction to the Facsimile Edition of the Selectarum Stirpium Americanarum Historia [1763], F5-F32. Nueva York: Hafner Publishing Co.

9. Kronfeld, Ernst Moriz. 1905. Jacquin. Osterreichische Rundschau 3: 237-251.

21. Stafleu, Franz. 1980. Nikolaus Freiherr von Jacquin und die Systematische Botanik seiner Zeit. En Nikolaus Freiherr von Jacquin: 250. Geburstag am 16. Februar 1977., Anzeiger der phil.-hist. Klasse der Österreichishen Akademie der Wissenschaften 117, So. 21, ed. Friedrich Ehrendorfer, 287-310. Viena: R. Spies & Co.

10. Lack, Walter. 1998. Jacquin’s ������������������������������������� ‘Selectarum Stirpium Americanarum Historia’; the Extravagant Second Edition and Its Title Pages. Curtis Botanical Magazine 15, No. 3: 194-214. 217


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Transcripción de la Biographia1

Jacquin aceptó la invitación a la cual del noble médico, quien quiso formarlo para que fuera su sucesor en la cátedra. Jacquin sintió entonces el fuerte deseo de consagrarse de manera exclusiva a la ciencia de la medicina.

Convenciones /1# indica el comienzo y el número del folio.

Pero los deseos de la voluntad, los cuales crearon el lazo de amistad más fuerte entre él y Theodor Gronovius, lo llevaron /6 en ese entonces a interesarse también por el estudio que su compañero prefería: en ese entonces la botánica*)2; su interés por la botánica fue la causa de su prestigio posterior. Jacquin le fue tan fiel a la botánica como a su amigo, hasta el fin de sus días. /7

*), **), #, Nota indican notas al pie que aparecen en el original; estas notas vienen seguidas de números (o letras) superíndices que hacen referencia a las notas de pie de página transcritas. palabra tachada en el original. - palabras/letras que no se pueden descifrar.

Por esa razón, viajó por primera vez que fue de París a Viena y no siguió los caminos las rutas convencionales sino que recorrió las montañas a través de caminos apartados y llegó a Viena en 1752 con la primera recolección de plantas.

[texto] texto o notas que insertó Santiago Madriñán _____ espacio largo en el original

Allí asistió con gran entusiasmo /8 a los cursos de medicina y buscó allí inferir, a partir de su origen mismo, los principios de esta ciencia tan difundida. En sus estudios e investigaciones se remontó al observador de la madre naturaleza más concienzudo de todos, al observador que, aún en el mundo académico actual, sigue siendo el verdadero primero.

/ Biografía 1

El barón Nikolaus Joseph von Jacquin, Doctor en Medicina, Señor Real e Imperial de las Minas, Caballero de la Orden Real de San Estefan, Rector en el año de 1809 y Profesor Emérito de Química y Botánica de la Universidad de Viena, miembro de la mayoría de las sociedades eruditas, nació el 16 de febrero de 1727 /2 en la ciudad de Leiden, Holanda.

El griego Hipócrates le brindó tantos sentidos a su /9 aguda perspicacia, les abrió campos tan variados a sus talentos que los extensos comentarios que escribió sobre este griego arrojaron los resultados más dicientes /10 de su alma de investigador. En las clases de medicina, Jacquin le daba a conocer estos comentarios de utilidad pública al que compartiera más sus intereses (por ejemplo, a un Störck, a un Schreibers, a un Lagusius (Hasenöhrl); todos ellos eran personas de gran prestigio).

Su padre, quien en el pasado fue un rico comerciante, pero que perdió la mayor parte de sus riquezas debido a que ciertos negocios tomaron un rumbo desafortunado, murió cuando él estaba aún muy pequeño. Después de consagrarse a la lectura de la literatura griega y romana, cuando estudiaba en el colegio de Amberes, /3 y de estudiar filosofía durante su estancia en el colegio de Lovaina, Joseph von Jacquin regresó a su ciudad paterna, escuchó las asistió a las clases de física de Muschenbroek y comenzó a estudiar farmacología con Gaubier, Bernhard Siegfried Albin, así como con Adrian van Royen (profesor de botánica de allí). /4 Continuó este estudio en Ruán bajo la tutoría de Le Cat, y luego, en la Escuela Superior de París.

Ya para que él mismo pusiera en marcha sus investigaciones y pudiera seguirles el hilo libremente, nuestro Jacquin tuvo que estudiar incluso la crítica que otros habían hecho a los textos de Hipócrates. Esto requirió también de conocimientos filosóficos, —ése era su caso conocimientos que él poseía, y reveló, por primera vez, que él era un hombre versado en diversos saberes. /11

Por esa época un viejo amigo de la familia, Van Swieten, lo invitó a ir a Viena a terminar su sus estudios en la escuela escuela de medicina que se había organizado recientemente allí. /5 1

2 /6 *) Nota: el hijo del barón y doctor Joseph von Jacquin contó que en una clase en donde van Royen explicaba la planta Costus arabicus/Costus speciosus, que en ese entonces se usaba como medicina, a Jacquin le maravilló y le deleitó tanto su hermoso aspecto, de la pla /7 que ese instante determinó su posterior amor inagotable a la botánica. Jacquin también estaba destinado a amar la botánica por su amistad con Gronovius. F. H.

Transcripción de Santiago Madriñán y Rüdiger y Ulla van den Boom, Instituto Goethe Chicago, German Cultural Center, 150 N. Michigan Ave, Suite 2000, Chicago II. 60601, Estados Unidos. Traducida al español por Johanna Córdoba. 1

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Jacquin al descubierto: transcripción de la Biographia

Santiago Madriñán

documento

La estadía de Jacquin en París, así como las excursiones botánicas que hizo de París a Viena, incrementaron sus conocimientos en el contribuyeron de manera significativa a que adquiriera el conocimiento botánico más ilustrativo y más preciso posible. Por la misma razón, estando en Viena, le fue posible presentar un racion un inventario racional de la flora que había en aquella época en el jardín botánico imperial, en el Schön /12 brunn; por esa misma época Jacquin también visitaba dicho jardín asiduamente. El emperador Francisco I fue su creador (el jardinero Stockhofen le sirvió de guía).

Mi difunto padre viajó en la diligencia el 9 de diciembre de 1754 de Viena a Trieste. Sólo lo acompañó Richard van der Schot. Llegó a Trieste el 16 del mismo mes.

Allí vivió plenamente en medio de las creaciones del mundo orgánico. Sus apacibles y tiernas inclinaciones se deleitaban mucho con este mundo.

El 1 de enero de 1755 viajó a Livorno y pasó por Pisa. En Livorno dependió del gobernador, Marqués Ginonri, un amante de los jardines y de las plantas. El gobernador le prestó muchos servicios y le hizo muchos favores. Mi difunto padre se quedó corto en alabanzas hacia él. Mantuvo contacto con él a través de cartas hasta el día en que regresó. El gobernador ya había muerto. Como signo de gratitud, mi padre llamó Ginoria a el /19 una especie.

Después de que en vano intentara varias veces hacerse a la mar, finalmente partió de Trieste el 19 de diciembre con el correo extra que iba para Venecia / imperial. Ese mismo día llegó a dicha ciudad. El 27 de diciembre salió de Venecia hacia Florencia y pasó por Bolonia. Lo acompañó Brocaccio Antonio Giorgi. /18

Sin embargo, el gran mérito de haber diseñado el inventario de plantas del jardín de Schönbrunn /13 fue sin duda el haber dado a conocer, por primera vez en los Estados austriacos, el sistema sexual de Linneo (muchos se opusieron a este sistema aun en esa época) y, al mismo tiempo, el haberlo puesto en práctica en esa ocasión.

El 21 de enero se embarcó hacia Marsella en una nave comercial con Van der Schot y con los dos ornitólogos, Francesco Borculla y Giovanni Buonamici.

Puesto que el emperador vio a menudo en el jardín botánic Jacquin pasaba se quedaba la mayor parte del /14 día en el jardín botánico, con el propósito de elaborar el inventario, no pasó inadvertido para el emperador, y cuando posteriormente a éste se le ocurrió ampliarlo, al jardín botánico con especies traídas desde las Indias Occidentales, eligió para ello al joven Jacquin, que acogió con gran entusiasmo esta oportunidad de enriquecer sus conocimientos sobre el reino vegetal. /15

Pero a causa de una tormenta que comenzó justo después de que el barco abandonara el puerto, pero sobre todo a causa de la torpeza del capitán, el barco se desarboló y no fue posible volver a tomar el control de la nave; la fuerza de las olas los empujó a través de las peligrosas islas Hyères al puerto de Tolón. Llegaron allí la mañana del 22 de enero, después de haber viajado durante 48 horas.

Queremos oír hablar al respetable hijo de nuestro Néstor botánico sobre aquel viaje durante el cual Circe no pudo modificar de ninguna manera el objetivo irrevocable, fijado de antemano, de aquel hombre, qui multorum hominum mores vidit et urbes.

Entonces siguió su /20 viaje continuó en el correo que iba para Marsella *3**4 3 *) Nota: estando en Marsella se dirigió a la casa comercial Audibert. Mantuvo nexos con la misma hasta su regreso. F[rancisco] Jacquin 4 /20a **) ad. 20 Aquí recogió para el conocido de la Condamine*)ª los argumentos más dicientes de un juicio académico de los que se entusiasman por todo tipo de investigaciones y descubrimientos de historia natural. ª *) Nota: no es inoportuno aludir aquí al recuerdo de ese héroe de las ciencias experimentales quien no puede estar aquí en el lugar equivocado. Este hombre que fue tan solicitado en toda la Europa ilustrada destinó casi toda su fortuna a experimentos en química, física y ciencias afines, para el fomento de la literatura de viaje; se dedicó durante toda su vida a las ciencias, con el más noble desinterés; se sintió siempre maravillado por los méritos de otros y lo demostraba con el entusiasmo más puro y sincero; con heroísmo estoico, se dejó /20b amputar un pie enfermo pocos años antes de su muerte, y sólo por la alegría que sintió de pensar que su amputación enriquecería el conocimiento científico, les llegó nueva vida a sus gestos inmóviles y rígidos. H. F. H.

Con ello, el público académico obtiene una muestra de la buena voluntad y lealtad que el hijo le tuvo al padre, al ser su discípulo científico. /16 El público académico también sabrá disculpar las notas y observaciones que el editor se permite hacer de vez en cuando, con el propósito de que ningún hecho de la vida de este hombre extraordinario, por pequeño que sea, quede oculto para los sabios contemporáneos o para los contemporáneos suyos que recibieron una sólida instrucción en ciencias. Viaje de mi padre a las Indias Occidentales /17

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Estando en Marsella, visitó tanto las famosas Grutas de Roland como las Grutas Beaume de Laubiere, y también otros lugares como la aldea Carry –lugar curioso a causa de sus particulares fósiles– y la costa oriental. Allí reunió tantos fósiles que alcanzó a llenar traer 17 cajas con zoófitos y fósiles de todas las clases para el gabinete real e imperial de objetos naturales. Envió las cajas directamente desde allí.

Estando allí viajó en diferentes direcciones y visitó FortRoyal, Le Lamentin, Simon, la Cul de Sac Morini, St. Anne, el Riviere Falée, la Grand Caille, el Basse Point, la costa de Carbot y el Riviere Falée, y envió a Van der Schot y a los ornitólogos. También envió a los ornitólogos /23 a Granada. El 1 de agosto mi padre envió desde St. Pierre, la primera encomienda para la colección imperial de especies y objetos naturales, en el barco St. Rochus, cuyo capitán era Le Fabre y que viajaba a Marsella. La encomienda incluía seis cajas, en las cuales había cerca de 1.600 piezas de conchas, muchos cangrejos y erizos de mar, madréporas, fósiles, insectos, peces y algunas monedas, además de algunas semillas y esquejes de cañas de azúcar. *)8

El 21 de abril viajó a Martinique en un barco comercial que tenía 16 cañones y que estaba bajo el mando del capitán /21 Fonque. El 11 de mayo la quietud de los vientos y los vientos desfavorables los obligaron a atracar en Málaga. Se quedaron allí hasta el 13 de mayo, para poder beber agua fresca y alimentarse. El 11 de junio atravesaron el Ecuador, lugar en el que Neptuno fue bautizado. Sin embargo, esto le costó a mi padre 27 liras, valor que correspondía al pasaje suyo y al de sus acompañantes. / 22

En ese entonces, la Maladie de Siam (la fiebre amarilla) predominaba tanto en los alrededores de St. Pierre, especialmente entre los europeos recién llegados, que a mi padre le fue indispensable tomar todas las precauciones necesarias para evitar el contagio. De quince extranjeros que llegaron con él en el Felicite, trece habían muerto en el transcurso de un año y medio. La enfermedad atacó también a Van der Schot y a Buonamico, /24 pero por fortuna la superaron.

El 28 de junio de 1755 llegó a St. Pierre, que queda en Martinica; allí se dirigió en seguida se dirigió adonde su primo, quien fue el escribano del Almirante Jacquin. (*Nota)5 Al llegar a St. Pierre lo confundieron con el hijo de la casa cuyo regreso de París estaban esperando. Por esta razón, estalló súbitamente una alegría*)6 que mi padre no pudo contener y que motivó aquel día algunas curiosas complicaciones. **)7

El 28 de febrero de 1756, Van der Schot se embarcó con la primera [sic] encomienda de las Indias Occidentales. El barco en el que zarpó a Europa se llamaba l’ Esperence, y al mando estaba el capitán Chanvet. En dicha encomienda había aves y plantas vivas, diez cajas que contenían conchas, peces, zoófitos, fósiles, herramientas e ídolos del Caribe antiguo, entre otras cosas.

(¿Atte?) Venuti le recomendó mi padre a este hombre en Florencia Livorno. Mi padre contrajo algunos compromisos con él. Pronto entablaron un fuerte lazo de Amistad. #b b 21 / # Desde ahí hizo una excursión a Montpellier para - entablar allí mismo amistad personal con Sauvages. En aquella ocasión también conoció personalmente al famoso Helvetier*) c. Encontró una nueva Bignoia americana (¿Bignoia radicans?) en ese jardín. También la envió a Viena; se la envió a Ginori. Allí encontró además una Arachis hypogaea. Esta planta le causó gran asombro. c *) cuyo libro tristemente célebre, Mendelsohn llamó relámpagos del entendimiento. F.H. 5 *) Nota: El gobernador de la isla francesa era el General Borpos. Éste le fue útil en muchos respectos. J. Jacquin. 6 *) estallido de alegría, que el espíritu noble del hombre gentil tampoco tuvo la calma de extinguir en el germen. F.H. 7 /22a **) ad 22. por ejemplo, la nana del pariente al que aguardaban, una negra que ya estaba arrugada por los años, detuvo a nuestro Jacquin cuando entró de manera sorpresiva (lo mismo hicieron todos los otros de la casa) cuando llegó súbitamente al cuarto —que era algo oscuro debido a que no tenía ventanas—, que tenía para su bebé, quien había regresado para su bebé que había llegado feliz de París; la nana corrió afanosamente a abrazar a su tierno recién llegado, pero éste rechazó el primer arrebato de su impulso báquico y la atajó con los brazos /22b ; con sus explicaciones sólo hizo que se congelara la profunda alegría de la vieja. F.H.

Entre los animales vivos que iban en la encomienda se encontraban un agouti, una ardilla voladora (¿Sciurus volitans?) del Misisipi y /25 el oso hormiguero de Cumaná, además de veintiséis aves exóticas. Entre las plantas vivas de partes grandes los árboles y arbustos vivos de gran tamaño que hacían parte de la encomienda se encontraban 266 ejemplares de 40 especies diferentes; en su mayoría estas especies fueron llevadas por primera vez a Europa en esta encomienda; muchas de ellas aún eran bastante desconocidas y, u por consiguiente, no habían sido descritas. El 30 de mayo de 1756, mi padre envió primero a los ornitólogos a San Eustaquio y luego los siguió /26 el 8 de mayo [sic]. Llegó a su destino el 10 de mayo. Allí se 8 *) Probablemente los primeros que fueron llevados a Alemania. 220


Jacquin al descubierto: transcripción de la Biographia

Santiago Madriñán

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quedó en la casa del gobernador, cuya esposa era pariente de mi abuela (era una Von Heyningen; esta señora fue un gran apoyo para él). *)9

Curazao donde; desde allí emprendió varias excursiones a la bahía de Santa Ana y a otros lugares, en embarcaciones de indios. /31

El 27 de mayo hizo una excursión a la isla de St. Marteen. Allí, el gobernador tenía como secretario a un pariente nuestro. Visitó las salinas de Simonsberg y tuvo la mala suerte de caerse por un peñasco y de herirse gravemente el pie con un cactus (Melocactus); sin embargo, pronto lo curaron con compresas /27 de hojas de Jatropha. El 9 de junio regresó a San Eustaquio. Allí le dio fiebre amarilla, pero por fortuna, poco tiempo después se recuperó de nuevo. Desde allá envió inmediatamente de regreso a Martinica al ornitólogo Barculli, con el propósito de que recogiera algunas plantas y animales que habían dejado allí. Barculli regresó a San Eustaquio el 20 de julio.

El 15 de mayo del mismo año envió desde allá una caja con madréporas y fósiles, en el barco la Demoiselle Jeane, que viajaba a Ámsterdam. Le envió la caja al alcalde de ese entonces, Wilhelm Gideon Deutz *)10, para que la despachara a Viena. El 20 de mayo envió una gran encomienda a Viena bajo la custodia de un tal señor Aline (?) de Besanzón. El envío estaba conformado por dieciséis cajas que contenían fósiles, ma /32 dréporas, conchas, un cuerno tallad liso de rinoceronte y otro que había sido tallado primorosamente y que le compró al dominicano le Valse por 93 piastras; allí había además varias monedas del oriente y el occidente de las Indias; también iba una rama de una Achras sapota, en donde yacía un nido de colibrí que había sido elaborado con flores **)11; en el nido se encontraba la madre junto a sus pequeños y al distinguido /233 macho, que era un poco diferente en su aspecto. Mi padre también envió nidos del ave tropical y de otras aves, sierras de peces sierra, colas de rayas, peces voladores, tortugas, etc., pieles de serpientes, etc.; envió además varios animales vivos, por ejemplo, un gato salvaje y una especie de zorro, una ardilla del río de Lache y 67 pájaros. Entre las plantas vivas que se habían empacado había varios bulbos de pancracias, ezinas, etcétera.

El 12 de agosto envió de regreso a Livorno a Giovanni Buonamici /28 con una encomienda en donde, además de muchas aves y plantas, iban dos cajas grandes de otras especies y objetos de la naturaleza. En la misma encomienda había conchas, fósiles de algunos peces, piezas de arte del Caribe, etcétera. Entre los animales había 4 (?) ardillas voladoras y 43 (?) aves; entre las plantas había muchas variedades de piña (el emperador las había solicitado especialmente), muchos cactus y euphorbias carnudas; mi padre también echó allí una gran cantidad muchas semillas. El 17 de agosto /29 mi padre viajó con Barculli a Guadalupe en un barco holandés. Pero un barco inglés los secuestró y los llevó a la isla de San Cristóbal. El 24 de agosto regresó a San Eustaquio.

Mi padre viajó el 5 de junio a Coro y /34 a Puerto Real de la Vega y realizó varias expediciones botánicas en esa sierra hasta el 24 de julio, fecha en que regresó a Curazao.

El 9 de noviem El 9 de octubre quiso partir de San Eustaquio a Martinica, pero fue capturado por los ingleses. Éstos lo llevaron a Monserrate; de allí pudo salir para St. Pierre sólo hasta el 4 de noviembre y de ahí se embarcó para Martinica en una galera /30. Llegó a Martinica el 9 de noviembre. Estando allí emprendió nuevamente varias excursiones al Fort Royal, a le Lamentin, a Robert y a otras partes. Se quedó en Martinica hasta el 4 de febrero de 1757. El 12 de noviembre de 1756 envió a Marsella una caja grande con madréporas, conchas y semillas frescas desde St. Pierre. El 4 de febrero de 1757 viajó a la isla de

El 5 de agosto le entregó una caja al capitán Marquart, quien estaba al mando del barco le Jean. Este barco sólo zarpó hasta el 27 del mismo mes. La caja iba dirigida al alcalde Deutz, que vivía en Ámsterdam, y contenía fósiles, madréporas, conchas, así como algunas monedas y piedras magnéticas de /35 Santo Domingo; allí iban además los primeros ejemplares de platina (con el nombre de Juan blanco); éstos se querían llevar a Austria y tal vez a Alemania. En la caja también había amatistas y esmeraldas de la madre de las minas de esmeraldas más antiguas que había en Somondoco en la época de la Nueva Granada; había rubíes del Amazonas, mineral de cobre de La Habana, además de Una una rémora de

9 *) Nota: ¡Los grandes favores recibidos adornan la vida tanto del padre como del hijo! F.H.

10 *) La especie Deutzia hace honor al nombre de este alcalde. 11 **) un símbolo del artificio humano más refinado. F.H. 221


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aproximadamente dos /36 pies de largo, que había sido secada cuidadosamente; en la caja también se encontraban muchas flechas y otros utensilios de los salvajes, monedas, etc., al igual que 43 especies de semillas exóticas.

cos de nuevo al puerto y dejaron en libertad al barco que habían secuestrado. /43 En la noche del 10 de enero llegaron a Puerto Príncipe, que queda en Santo Domingo, donde - -; el barco en donde se encontraba mi padre mandó fue a recoger prisioneros de guerra. Allí visitó, en la medida en que su enfermedad crónica se lo permitió, - -, las pequeñas islas Bonas Terras, - del puerto, con el propósito de reunir más especies naturales. Como no encontró ninguna posibilidad de navegar hacia una colonia española, el 17 de enero se embarcó de nuevo /44 en el barco de transbordo y viajó a Jamaica.

Mi padre se embarcó el 25 de agosto a Santo Domingo. Llegó allí el 21 de septiembre. Se quedó en Santo Domingo hasta el 4 de enero de 1758; después viajó a Jamaica en un barco de transbordo. /37 /38 /39 La mañana del 5 de enero de 1758, una pequeña flotilla inglesa, que estaba conformada por siete barcos de guerra y bajo el mando del almirante Cotes, los detuvo en el Marlborough. El 7 de enero, cuando estaban al frente de Léogane, un puerto que queda en Santo Domingo, se toparon con un corsarios inglés de 14 cañones se topó con ellos, los llevó consigo bajo banderas holandesas y ordenó que una canoa navegara durante todo el día detrás de ellos /40; cuando secuestró el barco inglés de transbordo, que venía de Jamaica. Por la tarde los llevaron a las pequeñas islas desérticas de Gonove, donde se toparon con cuatro barcos piratas ingleses que venían de Nueva York.

El 18 de enero llegaron a la bahía de Leogane para proveerse de alimentos. Un cors corsario les quitó todos los alimentos y ya no pudieron conseguirlos en Puerto Príncipe. Dado que no podían detenerse por mucho tiempo y tenían que continuar navegando en la tarde, mi padre no pudo revisar la vegetación tanto como quería. /45 La mañana del 19, cuando estaban al frente de Petit Goave, una ciudad de Santo Domingo de primera clase, tuvieron mi padre tuvo la mala fortuna de toparse otra vez con tres barcos piratas, los cuales de los cuales aún tenían un recuerdo fresco, debido a la desagradable manera como los habían tratado recientemente. Los piratas subieron a bordo, practicaron el viejo arte de quitarles los alimentos a los señores y se llevaron al otro lado la /46 mayor parte de los 27 prisioneros de guerra.

Una gran cantidad de personas con cara de pocos amigos subió a bordo y sencillamente los dejaron en cueros, de modo que sólo con muchos esfuerzos y gran imaginación pudieron salvar /41 unas pocas cosas. Además de diversos Parte de los objetos personales que mi padre perdió fueron varios libros y su diario de viaje. Había llevado este diario con gran cuidado hasta ese momento. *)12 Sólo le fue posible salvar su libro de gastos, aunque haciendo un gran esfuerzo.

Después de que los comensales se sintieron relativamente satisfechos con las provisiones que les habían arrebatado a sus dueños de manera violenta, los corsarios tuvieron que ver el espectáculo de cómo se llevaban estas provisiones a otros barcos que pasaron muy cerca de ellos. El 20 de enero visitaron la isla Navassa; de allí partieron a Jamaica. Llegaron /47 el 22 al puerto de Port Royal en Jamaica.

Algunos corsarios intentaban hacer saqueos en por las noches. Estos intentos fracasaron gracias a que por orden de las patrullas, que llegaron por petición de mi padre, hicieron vigilancia. /42

Apenas hasta El 23 de enero le correspondió al barco de mi padre ir a tierra firme. Desde allí se pusieron en camino hacia Kingston.

Estuvieron dos días más con la preocupación y la esperanza de poder entrar sin al país que estaba muy cerca. Estos hechos culminaron de una manera bastante trágica con un nuevo robo.

El 1 y el 2 de febrero, mi padre hizo una excursión al Spanishtown. Lo había invitado el teniente general Moor. Moor estaba al mando debido a que el almirante Knowles estaba ausente. Mi padre tomó un cabriolé de dos ruedas y en el /48 viaje de regreso tuvo un accidente grave debido a que el eje del carro se rompió. Por este incidente, el negro que iba de cochero quedó tullido de una pierna.

El 9 atracaron de enero, los corsarios llevaron sus bar12 *)Nota: Mi padre tenía la esperanza de que cuando regresara a Europa encontraría la copia de su diario de viaje, la cual había enviado a Viena. F. Jq. 222


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Después de explorar los alrededores del Spanishtown, mi padre se embarcó el 19 de marzo en un bergantín que estaba atestado de esclavos negros. El bergantín era propiedad del comerciante Wead y viajaba a Cartagena. Por Una galera los acompañó y /49 una fragata grande de veinticuatro cañones los acompañó, los cuales los escoltaron hasta Boca Chica. Llegaron allí el 27 de febrero. Echaron el ancla. Este viaje por mar fue uno de los más penosos y difíciles de todo el recorrido que hizo mi padre. En las dos embarcaciones pequeñas había alrededor de 600 almas y 60 jóvenes negras que acababan de llegar del África, que estaban encadenadas unas con otras en camarotes /50 y que permanecían encerradas. Por eso, los pasajeros tuvieron que quedarse en la cubierta de la proa día y noche en soportando las peores condiciones climáticas y viendo cómo el mismo capitán trataba salvajemente a las jóvenes. El capitán no sentía piedad frente al aspecto de las lindas jovencitas de aquellas desdichadas víctimas.

sajeros, especialmente /55 a los que fueran austriacos; a los austriacos los odiaban en ese entonces a causa de las relaciones políticas de Austria con Inglaterra. La seriedad de tal amenaza se hizo patente en lo que ocurrió después. Verdaderamente la Providencia protegía a mi padre, pues cuando el barco estuvo fuera del alcance de los cañones de Boca Chica, el capitán intentó hacer realidad su amenaza con dos soldados españoles que le habían dado, así como con once o doce contramaestres negros de la realeza. /56 Los bandos se enfrentaron y las catorce personas mencionadas se defendieron de manera tan vehemente de los treinta hombr ingleses que conformaban la tripulación, que finalmente los vencieron y mataron al capitán para vengarse de los maltratos que habían sufrido. Ya aludí al otro destino desafortunado de ese barco; se rompió y regresó /57 con muchas dificultades; lo repararon pero le volvieron a salir fisuras; zarpó por tercera vez, pero finalmente se rompió por todas partes y naufragó.

El casco de ambos barcos estaba tan agujereado que la vida de mi padre y la de sus acompañantes estuvo en peligro; en efecto, el bergantín se echó a pique en su viaje de regreso. /51

Finalmente llegó un barco carguero español (el Marte, bajo el mando del capitán Joseph Jansi). Mi padre subió al barco que lo llevaría a Europa por un precio de 200 Louis d’or, gracias a la mediación del gobernador. El barco también accedió un a transportar /58 los objetos naturales y los animales vivos que hacían parte del equipaje de mi padre.

La mañana del 28 de marzo levaron anclas y navegaron hacia Cartagena; allí mi padre fue a ver en seguida al gobernador mariscal de campo Don Diego Tabores. El 9 de abril envió a los ornitólogos a San Antonio de Tiro, a orillas del río del mismo nombre. El 16 de abril experimentó el Quebrento Luenos, que era /52 señal del vómito prieto o fiebre amarilla. Después de estar en peligro de muerte durante cuatro días comenzó a curarse lentamente gracias a los cuidados de Don Bernardo. El 25 de mayo pudo ver cómo en la América hispana se celebraba la fiesta del Corpus Christi, con todos sus desfiles suntuosos.

Salió de Cartagena el 29 de octubre y el 30 de Boca Chica, gracias a los vientos favorables. Después de un viaje de diecisiete días, vislumbró el cabo de San Antonio, en la isla de Cuba. De ahí, vientos desfavorables empujaron la embarcación hacia Florida, a latitud 25, detrás de la isla Tortuga. Allí, a causa de los peligrosos arrecifes, no pudieron soltar la plomada durante varios días. /59 Con la ayuda de vientos más favorables, finalmente llegaron el 29 de noviembre a La Habana, al puerto de la capital de Cuba; todos los barcos españoles que regresaban a Europa tenían que atracar en este puerto, con el propósito de complementar su cargamento y someterse a otras disposiciones. El general gobernador mariscal de campo Francesco Caripal della Vega le tomó mucho cariño /60 a mi padre y le prestó un lugar cómodo para que desempacara e instalara sus animales; esto fue más que necesario, puesto que la curiosidad de los que vivían en el París americano [éste era el nombre que le daban a Cap Français, hoy Cap Haïtien, donde Jacquin estuvo en Santo Domingo] le causó grandes molestias. Las más curiosas fueron las mujeres. Estuvieron husmeando incluso hasta altas horas de la noche, hasta las 10; las mujeres, que poseían

Después de hacer muchas excursiones tierra adentro, pensó que podía /53 regresar a Europa por el camino más corto de todos, aunque en ese tiempo sólo dos barcos iban a Cádiz; ésa era la ruta más corta de las Indias a Europa. Pero no pudo valerse de esa posibilidad, aun cuando ya había negociado el pasaje de ida por el alto precio de 500 Luis d’or, pues ningún barco se comprometía a transportar su gran cantidad de animales vivos. Por esta razón, ya había decidido aceptar la propuesta del mencionado /54 señor Wead de regresar a Jamaica en el mismo bergantín en que había llegado, cuando, estando en la casa del gobernador, le aconsejaron a tiempo que tuviera cuidado con ese capitán furioso e inmisericorde. El capitán, en un acto de fanatismo patriótico, había jurado que iba a echar al mar a los pa223


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una curiosidad innata, le pagaron a mi padre para que les dejara ver sus animales y plantas; /61 reunió aun muchas más plantas y otros objetos de historia natural en esa preciosa región y viajó de regreso a Europa en el amanecer del 4 de enero de 1759.

Ésta es la selección concisa y precisa que hizo el honorable hijo de Jacquin del diario personal y del diario de viaje del difunto. Los dos diarios fueron elaborados con minuciosidad. Agradezco aquí públicamente la amable disposición de Franz Jacquin para conmigo. /67

Pasaron sin tropiezos el canal de las Bahamas, pero en su trayecto tuvieron que soportar una terrible tormenta, la cual ocurrió el segundo día y los llevó de regreso a la costa de Florida, en medio de diversas vicisitudes. /62

Aunque el hijo de Jacquin consagró su vida de manera permanente y diversa al saber, fue ninguno pudo no pudo evitar dedicar algunas horas de su tiempo a hacer una selección minuciosa de los diarios de su padre.

Por fortuna tenían un medio de transporte en excelentes condiciones; de lo contrario, habrían estado expuestos a peligros mucho más grandes, a causa de la torm estas tormentas, en un mar fuertemente salvaje.

Si se tiene seriamente en consideración el nivel sobre el cual se elevaron en ese entonces*)13 los conocimientos de historia natural en el sentido amplio de la expresión, y de todas las ideas que mantuvieron cautivas las mentes más brillantes de la época – /68 para las cuales sólo cuya ilustración y claridad sólo se descubrió en los tiempos modernos–, y algo aún más especial, si se tienen en consideración las órdenes administrativas tanto escritas como orales que Jacquin recibió para su viaje y que acató obedientemente, no se les puede negar a nuestros veteranos la admiración que se merecen por que él haber hecho tanto en favor del progreso de las ciencias naturales en Austria, por haber recolectado tantas cosas, por haber enviado y traído tantas cosas por sí mismos, por haberlas clasi /69 ficado de manera tan cuidadosa, por haberles sido en general de tanto provecho a las ciencias naturales y por haber eliminado y superado tantos obstáculos. Finalmente, lo que asombra al hombre no sólo a los letrados (tal y como lo revela la opinión actual) sino a los hombres en general es que Jacquin le haya traído tantos tesoros a la capital de Austria, con un desinterés y esmero tan grandes, tan particulares, tan extraordinarios, propios de un tierno corazón *)14 /70

Pasaron tan cerca de la isla Santa María de la[s Azores] que pudieron distinguir las casas. El 23 de febrero, al salir el sol, vislumbraron por primera vez la costa de Europa. Después de un viaje de quince días, finalmente llegaron el 25 de febrero, en horas de la tarde, en al precioso puerto de Ferrol /63. El gobernador general, subteniente Don Francesco Ocono, a quien mi padre fue a ver inmediatamente, se preocupó de manera especial por darle un paseo en un carruaje del gobierno (?) carruaje del gobierno que tenía cuatro bueyes. Puesto que él mi padre mi padre no encontró ningún barco que estuviera listo para zarpar a Burdeos, tuvo que aceptar que lo llevaran a San Sebastián, para embarcarse a Bayonne desde allí. Él ahora con su transporte Viajo en ______ pasó por Dax, Langon, /64 Burdeos, hacia San Macaire; pasó por Marmande y Pert Poseaux hasta Toulouse, y de allí fue a Montpellier. En Montpellier visitó el 6 de junio a su viejo amigo Sauvages. Luego se puso en camino lentamente por Nimes, Beaucarie, Lyon y Besanzón, hacia Estrasburgo; allí visitó a su amigo, el profesor Spielmann. De allí partió para Ulm y se embarcó a Viena por el Danubio /65. Finalmente llegó a Viena el el 17 de julio de 1759, después de haber estado ausente durante cinco años y siete meses. 6 días con Apenas hasta el 23 de julio llegó la encomienda que había traído consigo y que era en parte para el Schönbrunn, en parte para el gabinete de especies y objetos naturales del emperador, en parte para Su Majestad mismo.

En primer lugar, quien dirigía el gabinete de especies y objetos naturales del emperador en aquella época era el Barón de Baillon, la fuente principal de las reglas administrativas ya que mi padre recibió. En estas reglas estaba condensado el fin último de la misión: reunir conchas, madréporas y corales, también fósiles y piedras preciosas de la madre naturaleza para el gabinete real e imperial de especies y objetos naturales del emperador. Para el zoológico de Schönbrunn, había que traer predominantemente pájaros cantores, ¿faisanes?! – y ¿pájaros de agua?; no se debía traer ninguna fie /71 ra ni ningún papagayo.

La encomienda estaba conformada por diversas cajas que contenían madréporas, conchas, fósiles, entre ellos, más platina; también había allí piedras magnéticas grandes de Santo Domingo /66, así como muchas plantas y animales vivos, por ejemplo, una rata marsupial y un Puma concolor.

13 *) en aquel tiempo, cuando el difunto emprendió el viaje. 14 *) Los expertos se habrán convencido de todas maneras de que lo que fue traído y todo esto no costó más que y se calculan las dificultades del transporte, y todo esto no costó más que

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En cuanto a las plantas vivas, sólo se debían traer aquellas cuyo fruto fuera comestible o cuyas flores tuvieran fragancia y fueran muy bonitas. También se le recomendó a mi padre especialmente no dejarse convencer, ni por su propia afición ni por la de algún jardinero, de desacatar el punto [asunto] cualquiera de estas instrucciones. Por lo demás, todos los árboles y arbustos que mi padre trajera tenían que sembrarse en la vegetación, de tal manera que pudieran dar flores y frutos. /72

tas que iba encontrando en cada lugar, que eran nuevas y raras para él, cuando tenía algo de tiempo. Durante su en estancia inicial en la academia imperial de dibujo de Viena aprendió a dibujar plantas a la perfección y con toda precisión. Eligió para sus dibujos a mano el mejor método y el más propicio de todos, el método de Peter Pluminus (?), cuyos dibujos hechos con pluma se pasaron a grabados en cobre y despertaron en aquella época los más grandes elogios. /75

Finalmente, debía recolectar las monedas de los países que recorriera. Además de eso, tenía que recolectar aquellos productos naturales que fueran los predilectos de su mecenas, el emperador.

Después de su regreso a Viena, en julio de 1759, Jacquin dedicó el tiempo que le concedieron para descansar a redactar libros de botánica. Dedicó uno de sus libros a su mecenas Francisco I, la Historia Stirpium amricanorum. El año de 1763 fue también el de su nombramiento como Señor de las Minas y profesor de química y mineralogía en la Academia de Schemnitz, pero debido a que él no se creyó lo suficientemente hábil /76 en la lengua alemana, su modestia innata le causó algunas preocupaciones; dejó que estas preocupaciones tomaran fuerza porque era un hombre muy noble y sincero; pero la emperatriz María Teresa, quien había confirmado la elección de Jacquin como el encargado de llevar a cabo la misión en las Indias, eliminó esta incertidumbre con uno de sus típicos comentarios: la dedicación y la perspicacia innatas de Jacquin lo habilitarían para superar, en el término de medio año, los caminos que aún tuvieran algunas dificultades para él, para preparar, sin hacer grandes esfuerzos, sus clases en alemán /77 ; el éxito de Jacquin confirmó suficientemente las palabras de la emperatriz. La reina también le concedió de buen grado ese tiempo para prepararse. En el año

Estando ya lejos de Europa, mi padre recibió la orden de visitar tanto las colonias inglesas, francesas, holandesas, como las españolas, según lo encontrara necesario para el cumplimiento apropiado de su misión; recibió el pasaporte, que en ese entonces solicitaba el rey de España para visitar ciertas colonias, apenas cuando llegó a las Indias Occidentales /73 . No le pusieron ninguna cláusula de respaldo. Pero las veces que escribió desde Marsella, fue de la opinión de que, de acuerdo con el mismo De la Condamine y con otros mensajes académicos que había recibido, - - - podría visitar las colonias españolas con el mayor de los éxitos; de manera que recibió la inesperada orden de recorrer las bahías mexicanas. - - Él se – prometió que las ciencias naturales se enriquecerían mucho de esta exploración visitar, viajar. Debido a la descortesía y rudeza de los dos ornitólogos que le asignaron como compañeros de viaje —cuando sólo –sólo uno de ellos estuvo con él al lo acompañó hasta el final; debido a los grandes cuidados que había que tener con los animales para mantenerlos vivos, el número de animales por cuidar era casi siempre bastante grande y casi siempre se los rechazaban–, mi padre tuvo que resolver todos los asuntos /74 ; contó únicamente con la ayuda de uno de los ornitólogos y de un joven que compró en Martinica. De modo que, a causa de estas ocupaciones, le quedó - a éste - - - muy poca tranquilidad para su estudio preferido, la botánica.

En 1768, Jacquin ocupó el puesto de Laugier, quien había renunciado, y se convirtió en profesor de botánica y química de la Universidad de Viena. No se limitó a compartir su saber con sus /78 estudiantes y a participar en las actividades de la universidad sino que tuvo una influencia significativa en el desarrollo de su disciplina en el exterior, tal y como lo hace un hombre letrado que fomenta todo lo bueno y útil. Además, su casa fue el lugar de reunión de los hombres más inteligentes del interior y del exterior. Es conocido el [debate] que surgió entre Blake y Meyer sobre el carácter corrosivo de la cal. Las uno con otro hipótesis que uno y otro plantearon sobre este asunto, y que se refutaban recíprocamente, animaron a los /79 veteranos de la química a realizar experimentos. Los resultados que arrojaron dichos experimentos confirmaron la posición de Blake y sólo sirvieron para reforzarla aún más.

Durante los primeros años comenzó a recolectar un herbario con gran dedicación, pero debido a que perdió todo varias veces a causa de las hormigas blancas [termitas] –al dejar en varias partes los tesoros que había recolectado en sus excursiones lejanas–, así, embargado por el mal humor, se limitó a dibujar y a describir de manera exacta las plan225


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El aparato del cual se sirvió Jacquin para probar las hipótesis planteadas por Blake y Meyer era muy ingenioso; se trataba del acondicionamiento neumático más completo de aquel tiempo. Las verdades /80 que Jacquin condensó en uno de sus tratados *)15 fueron objeto de violentos ataques; sin embargo, como estos ataques eran tan apasionados, insoportables y en sí mismos aniquiladores, el buen hombre guardó silencio, teniendo su conciencia tranquila y sentimientos justos en su corazón. Precisó dejar al criterio de cada quien el hacer un examen imparcial de los resultados, para así salir victorioso del conflicto, alejándose de las pasiones.

Aun durante sus últimos años, continuó su actividad carrer académica con la pasión de un adolescente de grandes aspiraciones. Su cuerpo y su alma lo secundaron en su publicación. Su alegría permanente y la jovialidad inmutable /85 de su espíritu tuvieron ciertamente una influencia evidente sobre el equilibrio de las funciones de su vida animal. En 1811, aun durante sus últimos años, se publicó su obra sobre los órganos de fertilización de las Asclepiadas. Éste fue un trabajo que sólo pudo ser hecho y emprendido por alguien que tuviera agudos ojos físicos y psíquicos y que estuviera en la etapa de florecimiento intenso de una fuerza imaginativa juveni /86 (él mismo preparó su canto de cisne para ésta *)16; este trabajo fue tan bueno que Wildenov, crítico reconocido en todas partes, aludió a él en el último cuaderno de su Hortus beroliensis diciendo que era un libro de oro (in aures suo libello).

El gran Lavoisier, el creador de la /81 química moderna, valoró los trabajos de química de Jacquin de una manera igualmente ilustre para la inteligencia y los conocimientos de ambos; no sólo le hizo homenajes públicos, con la más sincera ovación, sino que también instauró una correspondencia estrecha con él.

Del mismo modo, también trabajó con toda dedicación en la continuación de su obra sobre las estapelias *) /87 y por sí mismo

Pero el que este químico francés le enviara todas las veces a nuestro Jacquin las obras suyas que eran publicadas de vez en cuando es la mayor evidencia de la gran estima que le tuvo a él. /82

Aun en su enfermedad dejó salir al niño más pequeño de su espíritu; después de permanecer mudo y ensimismado varios días, la primera pregunta que hizo la mañana de un agosto festivo fue: “¿Aún no florece ninguna estapelia?”. No tuvo la alegría de poder terminar esta obra. Su cuerpo sucumbió después de 18 días lentamente por la debilidad de la edad (Marasmus senili) /88; esta debilidad empeoró día tras día en las últimas diez semanas de su vida. Murió teniendo 90 años y 8 meses.

Estas relaciones también hicieron que Jacquin contribuyera a acrecentar la industria austriaca y los productos de manufactura; así ayudó a que su nueva patria se liberara de algunas relaciones comerciales opresivas. En el año de 1727 comenzó la edición de su magnífica obra Al ser nombrado como director científico del Jardín Botánico de Schönbrunn, durante el reinado del emperador Leopoldo II /83, Jacquin pudo editar su magnífica obra en cuatro volúmenes para el Hortus Schönbrunnensen. Esto ocurrió entre 1797 y 1804.

Las tendencias de su cabeza anciana se conservaron incluso después de que su vida se extinguiera; pero el genio de la muerte, el cual apareció ante su estado moribundo, sólo necesitó girar su antorcha lentamente hasta ver desaparecer la llama de la vida que se desvanecía suavemente.

Continuó su obra en 6 cuadernos que llevaban el nombre de Fragmentos botánicos.*)

Incluso al mirar el féretro parecía como si el genio del sueño se hubiera apoderado de él; in /89 corruptible, el honorable Néstor permaneció allí con sus cabellos plateados, los cuales había vuelto blancos la edad; ¡él era la muestra más diciente de una era humana que había transcurrido hermosamente!-

En el año ____ [1794] se publicó su obra sobre las oxalis. Esta obra mereció que se estableciera como modelo de monografía botánica, junto con su Icones Plantarum rariorum. En el año ____ [1809] presentó /84 la continuación del Hortus Schönbrunnenis. Ésta se conoce con el título de Fragmenta botanica.

Como padre fue en parte el hermoso Loos para su respetable hijo. El hijo fue quien lo sucedió desde 1792 en

15 No hay ninguna nota de pie de página o comentario para ninguno de los dos * (comentario de Santiago Madriñán).

16 No hay ninguna nota de pie de página o comentario para ninguno de los tres * (nota de Santiago Madriñán). 226


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Santiago Madriñán

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su trabajo docente y, más tarde, también quien continuó *) su obra. - él, el tierno anciano de 90 años - - se se sintió joven otra vez en sus nietas. /90

A vosotras, ¡pequeñas!, a menudo os nombraba todas

¡Nosotros, los oyentes de su saber preferido, llenemos de flores, la próxima primavera, el lugar de reposo de aquel para cuyo espíritu investigativo permanecieron abiertos todos los tesoros de la tierra! Su tumba yace en el seno fiel de esta tierra, una tierra que ya no le puede dar más.

en el mundo

las regiones y las estaciones por eso su gloria florece eternamente como vosotras, flores del espíritu, como para la creación ellas se transforman en juventud eterna aquel que las lleva al mundo también vive eternamente. /93

El que tanto las quería se ha ido hacia allí. /

91

Como un sacerdote apasionado,

Frutas y flores de antaño,

sólo nombra floras y niños

ya vosotras os despedisteis del año

el nombre de Jacquin se une a los que resplandecen.

abandonasteis al sacerdote

Donde sólo la diosa Flora se teje el cinturón,

quien os habló del mundo.

la Tellus circundante

¡Ah! Vosotras despertáis en la próxima primavera,

¡se escucha resonar el nombre de Jacquin!/

suspiráis inútilmente

Hoy llevan luto por primera vez:*)17

por el amante de la flora lo alabáis por medio de vosotras.

Todas vosotras, pequeñas, las que estuvieron cerca a él de él*)

¿Morís llenas de venganza? Sí,

ellas aun murieron ante él

llenas de venganza languidecéis

el ciclo del año terminó el matrimonio,

¡Ah! Vosotras comprendéis, el sacerdote,

murieron

su flora nunca más le sonríe

todas las flores de los campos de los Austrias

y la próxima primavera

se marchitaron y desaparecieron

el sacerdote sólo os abandona

el cinturón de Flora desapareció.- Ahora Jacquin

él podría hacernos venir, como vosotras,

inclina la cabeza.

¡siempre jóvenes con todas las primaveras! /92

16 de agosto de 1817 /94 /95

Siendo joven, siempre saludó la primavera como muchacho,

Por los diversos beneficios que le trajo al Estado y las ciencias lo ascendieron a miembro de la nobleza. Ésa fue la voluntad expresa con sus propias manos de María Teresa. - - Enviaron a su hijo a viajar a cuenta de José II, para para que siguiera el ejemplo de su padre y tomara dignamente la carrera docente; durante el gobierno del emperador de esa época, le dieron a Jacquin el estatus de barón, ya siendo un anciano de 90 años; y recibió la Orden de San Stefan.

también la saludó como anciano. Os consoláis, flores y frutas; con el comienzo de cada verano le hace una corona de vosotras, Austrias, a la diosa Flora conmovida; en el pasillo eterno

Las facultades de la /96 Universidad de Viena lo eligieron como rector magnificus en los años 1808-1809.

corona su imagen con juventud, vosotras ofrecéis tesoros para esto cada época de nuestro año.

17 *) la flora de Austria. 227


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Quien conoce el momento crítico que representó el año 1809 reconocerá que la Universidad de Viena fue dichosa porque la custodia de la custodia los tesoros científicos que se encontraban allí se pusieron bajo la tutela de un hombre cuyas virtudes personales fueron merecedoras incluso de la corona cívica, a la vez que su prestigio académico le inspiró respeto al enemigo. /97

de los descubrimientos o producciones académicas, ya fuera de tipo práctico o filosófico, que iba haciendo en el campo del saber que su alma agradecida prefirió. /103 Por todo esto, la posteridad tardía también le rendirá homenaje al pie de su tumba; lo llamará: “Barón Nikolaus von Jacquin, uno de los botánicos más importantes de este siglo”.

Después de regresar de América, Jacquin mantuvo contacto, a través de cartas, con todas las regiones de Europa.

Sus obras son producto de la observación e intuición más intensas y fieles de su amiga fiel, la madre natu /104 raleza: “no se trataba de simples ocurrencias, ni de erudición inerte proveniente de libros, sino de la búsqueda de los rastros de la naturaleza, la cual guía con la señal de lo eternamente verdadero, con sagrado respeto, tierno reconocimiento y homenaje. Cuando su hijo más fiel la siguió a lo largo de una hermosa vida, inspiró en él la investigación más elaborada. Jacquin produjo los mejores resultados que se podían deducir de ello y, así, mostró total respeto por su mundo académico contemporáneo”.

En relación con su gran modestia, que era en general conocida y valorada en la capital, para nadie puede pasar inadvertido que esta correspondencia frecuente se origina /98, en la mayoría de los casos, en las comunicaciones que científicos de renombre le escribían a él. Éste también fue el caso del reformador de la historia natural, el gran Linneo. Jacquin se mantuvo en contacto con Linneo por carta hasta su muerte. Las cartas de amistad que se escribieron recíprocamente con Haller, con Gronovius, con Pallas, con Thunberg, con Schreber, con Gledisch, con Murray, con Thonies y con el famoso ex presidente de la academia londinense /99 , de Bank, el inolvidable compañero de viaje de Cook, son un gran tesoro de producción académica, son los resultados de su férrea dedicación, las flores más bellas de su espíritu investigativo; estas cartas servirían, en efecto, para recorrer psicológicamente la trayectoria educativa de este hombre desde sí misma, y mostrar qué mensajes, opiniones e ideas provenían de su propia genialidad, y cuáles /100 de cartas y comunicaciones de otros. Esta correspondencia ha de mostrar que el entusiasmo auténtico y tiernamente inocente es un elemento que está presente incluso en la relación entre los oponentes más radicales; este entusiasmo sabe cautivar en sí las naturalezas más heterogéneas; esto se refleja, por ejemplo, en la veneración que Jacquin sintió por Haller y por el gran Linneo, aunque en vi /101 da mantuvieron, no obstante, posiciones irreconciliables.

En sus volúmenes, que poco a poco ascendieron a treinta, hizo lo siguiente: en sus obras les dio un nombre a las plantas que seleccionó, e hizo una caracterización tan exacta y acertada de ellas que incluso el principiante mismo estaba libre de cualquier equivocación. Una exactitud de este tipo nunca se había visto en aquellos tiempos. Biographia18 1 Nikolaus Joseph Freyherr von Jacquin Med. Doct. kaisl. königl. Bergwirth, Ritter des königlichen St. Stephansordens, im Jahre 1809 Rektor und emeritierter Professor der Chemie und Botanik an der Universität in Wien, Mitglied der meisten gelehrten Gesellschaften, wurde am 16 Febr. 1727. /2 zu Leyden in Holland geboren. Sein Vater ein ehemals reicher Kaufmann der aber durch unglücklich sich veränderte Handelsverhältniße den größten Theil seines Vermögens verloren hatte, wurde ihm sehr früh entrissen. Nachdem er auf dem Gymnasium zu Antwerpen sich der römischen und griechischen Litteratur /3 widmete und die Philosophie auf dem Gymnasio zu Löwen gehört hatte, kehrte er in seine Vaterstadt zurück, hörte den wohnte den physikalischen Vorlesungen Muschenbroeks bei und fing unter Gaubier, Bernhard und Siegfried Albin, Adrian von Royen (dortigem Professor der Botanik) die Arzneikunde zu studieren an. /4

Sería sumamente interesante dar a conocer las cartas que Jacquin intercambió con sus amigos científicos; ése es tan sólo un deseo, un deseo que tal vez podríamos esperar del respetable hijo del Barón Jacquin. En su intensa actividad académica /102 , esa aurora de las ciencias naturales que transcurrió durante la época dorada de las ciencias naturales, en el sentido más amplio de la expresión, el difunto Jacquin no dejó pasar casi ni un día sin recibir instrucción de los grandes astros del horizonte académico; asimismo, dio a conocer cada uno

18 1 Umschrift bei Santiago Madriñán und Rüdiger und Ulla van den Boom, Goethe Institute Chicago, German Cultural Center, 150 N. Michigan Ave, Suite 2000, Chicago II. 60601, U.S.A. 228


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Dieses Studium sezte er in Rouen unter le Cat und dann auf der hohen Schule zu Paris fort.

Ja, diese Forschungen selbst anzustellen, und ungehindert den Faden derselben verfolgen zu können mußte unser Jacquin sogar auf die Kritik des Textes dieses Alten zurückgehen, welches auch philosophische Kenntniße voraussezte, was bei ih und was bei ihm der Fall war und zuerst seinen mehrseitig gebildeten Geist beurkundete. /11

Während dieser Zeit erhielt er von Van Swieten, einen alten Freund seiner Familie, die Einladung nach Wien zu kommen, um an der neu organisierten Schule sein medizinischen Schule seine Studien zu vollenden. /5 Er folgte dem Rufe welchen er von dieses edlen Arztes welcher ihn zu seinem Nachfolger an der Lehrkanzel bilden wollte, und im dringend anlag sich ausschliessend der Heilkunde zu widmen.

Sein Aufenthalt in Paris sowohl als seine ersterwähnten botanischen Streifzüge von dort nach Wien vermehrten seine Kenntnisse in dem trugen vorzüglich bei, ihm die anschaulichste und genaueste Kenntniß der Pflanzenkunde zu gewähren, und so war es ihm auch möglich ein raison in Wien ein raisonierendes Verzeichniß der damaligen Flora des kaisl. botanischen Gartens in Schön/12brunn zu liefern; er brachte auch zu selber Zeit seine meisten Stunden in dieser von Kaiser Franz I (unter Leitung des Gärtners Stockhofen) erst geschaffenen Garten zu.

Allein die harmonischen Gemüthsneigungen welche zwischen ihm und Theodor Gronovius das unauflöslichste Band der Freundschaft knüpften, führten /6 schon damals seine Wahl auf das damalige Lieblingsstudium dieses seines akademischen Mitgenossen – die Pflanzenkunde*)19 welche der Grund seines nachmaligen Ruhmes werden, und der er bis zum Ziele seiner irdischen Laufbahne so treu als seinem Freunde bleiben sollte. /7

Dort lebte er ganz unter den Erzeugnißen der organischen Welt, die seinen stillen sanften Neigungen so sehr zusagte.

Daher machte er diese seine erste Reise die von Paris nach Wien verlief, nicht auf den gewöhnlichen Wegen Strassen sondern er durchstrich auf Nebenwegen die Gebirge, und kam mit einer ersten Ausbeute von Pflanzen im Jahre 1752 in Wien an.

Das vorzüglichste Verdienst bei Entwerfung dieses Pflan/13zenverzeichnißes bestand aber unstreitig in dem grossen Ruhme, zum ersten male in den österreichischen Staaten das linneische Sexualsystem (welches damals noch so viele Gegner fand) bekannt gemacht, und bei dieser Gelegenheit auch zugleich schon in praktische Anwendung gebracht zu haben.

Hier hörte er mit dem /8 größten Eifer den Lehrkurs der Medizin und suchte dort die Grundsätze dieser ausgebreiteten Wissenschaft aus der Quelle selbst zu schöpfen. Er ging in seinem Studium und seinen Forschungen bis auf den gründlichsten lautersten und noch für die heutige gebildete Welt ersten richtigen Beobachter der Mutter Natur zurück.

Da der Kaiser oft den botanis sich Jacquin zu diesem Behufe den größten Theil des /14 Tages im botanischen Garten zubrachte aufhielt, so konnte er nicht fehlen vom Kaiser bemerkt zu werden, und als dieser später auf die Idee gerieth von Westindien aus den botanischen Garten in Schönbrunn zu bereichern so fiel seine glückliche Wahl auf den jungen Jacquin, welcher diese Gelegenheit seine Kenntniße im Pflanzenreiche zu erweitern mit leidenschaftlicher Liebe ergriff. /15

Der Grieche Hippokrates both seinem /9 geistvollen Scharfblicke so viele Seiten dar, öffnete seinen Talenten so vielfache Felder, daß ausführliche Kommentare über diesen Hellenen, die er in medizinischen Vorlesungen dem nächsten Verwandten seines Geistes (einem allgefeyerten Störck, einem Schreibers, einem Lagusius (Hasenöhrl ) auf´s gemeinnützigste mittheilte, die sprechend/10sten Resultate seines Forschergeistes gaben.

Wir wollen dem würdigen Sohn unseres botanischen Nestors über diese Reise während welcher die Circe keiner Art das unabänderlich vorgesteckte Ziel dieses Mannes, qui multorum hominum mores vidit et urbes, —verrücken konnte, sprechen hören.—

19 /6 Note: Aus dem Munde seines Sohnes des Hr Prof. Joseph Freyh. v. Jacquin ist es, daß ihn bei einer akademischen Vorlesung, wo von Royen den damals offizinellen Costus arabicus / Costus speciosus erklärte, der Anblick dieser Pfl schönen /7 Pflanze so sehr überraschte als ergötzte daß dieser Augenblick auch schon an sich für dessen unvertilgbare Liebe zur Pflanzenkunde entschieden haben würde, wenn er auch nicht durch Gronovius Neigung dazu bestimmt worden wäre. D. H. [oder F.H., oder J.H.]

Das litterarische Publikum erhält hierdurch einen Beweis der loyalen Bereitwilligkeit dieses wissenschaftlichen Zöglings seines grossen Vaters, und die liebenswürdige anspruchslose Bescheidenheit dieses, /16 edlen Nachfolgers in dessen Lehramte, die aus jeder Stelle 229


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hervorleuchtet, wird einzelne Noten und Bemerkungen die sich Herausgeber hin und wieder erlaubt mit der Neigung zu entschuldigen wissen, den unbedeutendsten Umstand in dem Leben des merkwürdigen Mannes weder den gebildeten nach dem streng wissenschaftlich gelehrten Zeitgenossen vorzuenthalten.

Von Marseille aus besuchte er sowohl die berühmten Rolandsgrotten und die Grotten Beaume de Laubiere nebst noch anderen als den seiner Versteinerungen wegen merkwürdigen Ort Carry und der östlichen Küste. Daselbst sammelte er so viele Fossilien, daß er im Stande war 17 Kisten mit Zoophyten und Fossilien aller Art an das Kkl. Naturalienkabinett zusammenbringen zu bringen, die er von dortaus gleich abschickte.

Reise meines Vaters nach Westindien /17 Mein verstorbener Vater reißte bloß von Richard von der Schot begleitet mit der Diligener von Wien am 9ten Dezember 1754 bis Triest, wo er den 16ten ankam.

Am 21. April schifte er sich auf einem Kauffartheyschiff von 16. Kanonen unter Kapitän /21 Fonque nach Martinica ein. Am 11ten May zwingen sie Windstille und widrige Winde in Malaga einzulaufen und sie blieben daselbst bis 13ten frisches Wasser und Lebensmittel einzunehmen.

Von da fuhr er den 19ten, nachdem er vergeblich versucht hatte, die Reise zur See zu machen, mit der Extrapost nach Venedig / kaisl. und langte den 19ten an.

Den 11ten Juni passirten sie den Aequator woselbst die Relnition von der Taufe des Neptuns, meinem Vater für sich und seine Leute doch bei 27. Livres zu stehen kam. /22

Von Venedig ging er am 27ten mit dem Brocaccio Antonio Giorgi über Bologna nach Florenz. /18 Den 1ten Jenner 1755 reisete er über Pisa nach Livorno, wo er an den Gouverneur Marchese Ginonri, einem Garten und Pflanzenliebhaber angewiesen war der ihm viele Dienste und Gefälligkeiten leistete, dessen Humanität mein verstorbener Vater nicht genug anzurühmen wusste, und mit dem er bis zu seiner Rückkunft wo derselbe gestorben war, im Briefwechsel stand. Er benannte nach ihm aus Dankbarkeit das die Gattung Ginonia. /19

Am 28. Juni 1755 kam er zu St. Pie in Martinica an, wo er sogleich zu seinem Vetter den Greffier en Chef d’ Amirante Jacquin zog sich zog. (*Note)22 Hier ereignete sich bei seiner Ankunft die Verwechslung, daß man ihn für den zurück von Paris zurück erwarteten Sohn des Hauses hielt, wo dann die plötzlichen Freudenausbrüche*)23, die mein Vater gar nicht

Den 21ten Jenner schifte er sich mit van der Schot und den zwei Vogelstellern Francesco Borculla und Giovanni Buonamici auf einem Kauffahrtheyschiffe nach Marseille ein.

*)Note Die Erinnerung an diesen praktischen Heros der Experimentalwissenschaften kann hier nicht am unrechten Orte seyn. Dieser im ganzen kultivierten Europa gefragte Mann, wendete fast sein ganzes Vermögen auf Versuche in Chemie, Physik, und verwandte Wissenschaften, für Unterstützung reisender Litteratur, mit der edelsten Uneigennützigkeit lag er sein ganzes Leben den Wissenschaften ob, wurde stets von fremden Verdiensten zur lautersten und aufrichtigsten Begeisterung hingerissen, und ließ /20b sich wenige Jahre vor seinem Lebensende mit stois Heroismus ein beschädigtes Bein am Fuße ablösen, und nur durch die plötzlich in ihm aufglühende Freude über die Abnahme sich ergebende Bereicherung der Wissenschaft kam in seine unbeweglichen starren Mienen erneuertes Leben. H. F.H. Diesem Manne war mein Vater von (Atte?) Venuti in Florenz Livorno empfohlen und manche Verbindlichkeiten schuldig, sie schlossen alsobald ein unauflösliches Freundschaftsband. #b b 21 / # Von da machte er einen Abstecher nach Montpellier um daselbst die persönliche Bekanntschaft mit Sauvager - - anzuknüpfen, bei welcher Gelegenheit er auch den berühmten Helvetier*)c persönlich kennen lernte. Er fand im dasigen Garten eine neue amerikanische Bignoia (Bignoia radicano ?) die er ebenfalls nach Wien und an Gireri sendete. Auch fand er daselbst Arachio hypogaea die ihn sehr in Verwunderung sezte. c *) dessen berüchtigt berühmtes Buch Mendelsohn ein Wetterleuchten des Verstandes nannte. F.H. 22 *) Note. Der Gouverneur der französischen Inseln war General Borpos der ihn in vielen Rücksichten nützlich sein konnte. J. Jq. 23 *) welche die edle Seele des liebenswürdigen Mannes wahrscheinlich auch nicht alsogleich die Fassung hatte, im Keime zu ersticken. F.H.

Durch einen gleich nach ihrem Auslaufen entstandenen Sturm mehr aber noch durch die Ungeschicklichkeit des Kapitains wurde das Schiff ganz entmastet, und aller weiteren Leitung unfähig, durch die gefährlichen hierischen Inseln vor den Hafen von Toulon getrieben wo sie nach einer Fahrt von 48. Stunden am 22ten des Morgens dann einbugsiert wurden. Er sezte dann sezte seine /20 Reise mit der Post nach Marseille fort *)20**)21

20 *) Note: In Marseille war er an das Handelshaus Audilert addressirt mit welchem er dann bis zu seiner Rückkunft im Verkehr blieb. F. Jq 21 /20a **) ad. 20. Hier erhielt von den Enthusiasten für alle Art naturhistorischer Forschungen und Entdeckungen dem berühmten da la Condamine*)a die sprechendsten Beweise litterarischer Schätzung*) 230

a


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auf der Stelle zu hemmen im Stande war, manche sonderbaren Verwicklungen zu Tage förderten. **)24

An lebenden Pflanzen großtentheils Bäumen und Sträucher von bedeutender Größe befanden sich in diesem Transport 266. Exemplare von 40 verschiedenen Arten, die meisten derselben wurden zum ersten Mahle nach Europa geführt, und sehr viele davon waren noch ganz unbekannt und unb daher unbeschrieben.

Von hieraus besuchte er in verschiedenen Richtungen Fort-Royal Le Lamentin, Simon den Cul de Sac Morini, St. Anna, die Riviere falée, la grand Caille, Basse point, die Ufer des Carbot und den Riviere falée, und sandte Van der Schot und die Vogelsteller ebenso uns. Letztere wurden auch /23 noch vorläufig nach Granada geschickt.

Am 30ten May 1756. sandte mein Vater die Vogelsteller nach St. Eustache voraus, und folgte ihnen am 8. May /26 selbst nach, wo er am 10ten anlangte. Daselbst fand er bei dem Gouveneur, dessen Gemahlin eine Verwandte meiner Grosmutter war (eine von Heyningen, große Unterstützung.*)26

Am 1. August sandte mein Vater von St. Pieron aus den ersten Transport für die kaisl: Naturaliensamlung auf dem Schiffe St Rochus Kapitain le Fabre nach Marseille. Er bestand aus 6 Kisten, worinn über 1600 Stück Konchylien, viele Krebse und Seeigel Madreporen, Fossilien, Insekten Fische u einige Münzen, dann einige Samen und Zuckerrohrstecklinge.*)25

Am 27 May machte er eine Exkursion nach der Insel St. Martin, deren Gouverneur einen Verwandten unserer Familie zum Sekretair hatte. Hier besuchte er die Salinen von Simhonsberg und hatte das Unglück durch einen Fall von einem Felsen auf Cactus Melocactus am Fuße bedeutend verlezt zu werden, wurde aber bald durch Umschläge /27 von den Blättern der Jatropha geheilt. Am 9ten Juni kehrte er wieder nach St. Eustachius zurück, wo er vom gelben Fieber ergriffen, aber nach kurzer Zeit glücklich wieder hergestellt wurde. Er sandte von dort sogleich den Vogelfänger Barculli nach Martinica zurück um mehrere dort zurückgelassenen Pflanzen und Thiere abzuhohlen, welcher von da am 20. Juli nach Eustachius zurückkehrte.

Die Maladie de Siam, (das gelbe Fieber) herrschte damals so stark in der Umgebung von St. Pierre besonders unter den neuangekommenen Europäern daß er alle Vorsicht gebrauchen mußte um die Ansteckung zu vermeiden. Von 15 mit ihm auf der Felicite angekommenen Fremden, waren in 1 ½ Jahren 13. gestorben und auch van der Schot u Buonamico wurden ergriffen /24 aber überstanden die Krankheit glücklich Am 28ten Februar 1756 schiffte sich van der Schot mit dem ersten Transport aus Westindien, auf dem Schiffe l’ Esperence Kapitain Chanvet nach Europa ein, welcher aus lebenden Vögeln und Pflanzen, 10. Kisten mit Konchylien, Fischen, Zoophyten, Fossilien, Werkzeugen und Idolen der alten Karaiben u.s.w. bestand.

Am 12. August schickte er den Giovanni Buonamici /28 mit einem Transport nach Livorno zurück wo ausser vielen Vögeln und Pflanzen 2. grosse Kisten mit anderen Naturalien zum Transporte vereinet wurden, in dem selben befanden sich Konchylien, Fossilien einige Fische, Kunstfabrikate der Karaiber u.s.w.

Unter den lebenden Thieren befand sich ein Agouti ein fliegendes Eichhörnchen (Sciurus volitans?) von Missisipi und /25 der Orho hornigers von Cumana, dann 26. seltene Vögel.

Unter den Thieren waren 4 (?) flieg Eichhörnchen und 43.(?) Vögel, unter den Pflanzen sehr viele Ananas Varietäten (welche der Kaiser besonders verlangt hatte) viele Cacti und fleischige Euphorbien, auch eine Menge viele Samen waren beigepackt.

24 /22a **) ad 22. z. B. die Amme des erstbesagten erwarteten Verwandten, eine durch Jahre schon eingerunzelte Negerin hielt unseren Jacquin bei seinem plötzlichen Eintretten (so wie alle anderen vom Hause) bei seinem plötzlichen eintretten in den wegen Mangel an Fenstern etwas finsteren Zimmer für ihren Säugling glücklich angekommenen von Paris zurückgekehrten Säugling, und eilte mit ungehemten Sturmschritten auf den harmlosen Ankömmling zu, der den ersten Anfall ihrer bacchantischen Begeisterung mit schnell hemmenden Armen abwehrte /22b und nur zu bald durch seine Erklärung die heftige Freude der Alten zu Eis gerinnen machte. F.H. 25 ������������������������������������������������������� *)Wahrscheinlich die ersten welche nach Deutschland gebracht wurden.

Am 17 August /29 schifte mein Vater mit Barculla nach Guadueloupe mit einem holländischen Schiffe ein, wurde aber von einem englischen genommen und nach der Insel St. Christoph geführt, von wo er am 24. August wieder nach St. Eustache zurückkehrte. 26 ������������������������������������������������������������� *)Note Wie zieret nicht dieses oftmalige Bekenntniß erhaltener grosser Gefälligkeiten sowohl Vater als Sohn! F.H. 231


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Am 9ten No Am 31ten Oktober wollte er von St. Eustach wieder nach Martinica zurückkehren wurde aber von den Engländern gekapert und nach Montserrat zugesteuert, von wo er erst am 4. November nach St. Pierre und von da in einer Galetta auf /30 Martinica fuhr, wo er am 9ten November ankam, von wo er wieder mehrere Excursionen bis Fort Royal, le Lamentin au Robert. u.s.w. machte und bis 4ten Februar 1757 verblieb.

Am 5. August übergab er eine Kiste dem Kapitain Marquart auf dem Schiffe le Jean welches erst am 27. desselben Monats absegelte. Die Kiste war nach Amsterdam an Bürgermeister Deutz addressirt und enthielt Fossilien Madregoren, Conchylien einige Münzen und Magnetsteine von /35 St. Domingo, dann die ersten Exemplare von Platina (unter dem Namen Juan blanco) die nach Östreich vielleicht nach Deutschland gekommen sein mögen, ausserdem rohe Amethyste und Smaragde auf der Mutter aus den ältesten verlassenen Smaragdgruben von Somondoco in Neugranada, Amazonenstein, Kupfererz von Havana, ferner Eine eine sorgfältig getroknete über 2. /36 Schuhe lange Remora viele Pfeile und andere Gerätschaften der Wilden, Münzen u.s.w. dann 43. Arten sehr seltenen Samen.

Er sandte während dieser Zeit am 12ten November 1756. eine grosse Kiste mit Madreporen Conchylien und frischen Samen von St. Pierre nach Marseille ab. Den 4. Februar 1757 schiffte er nach der Insel Curacao wo von wo aus er in Indianerboten mehrere Exkursionen nach der Bay St. Anna u.s.w. machte. /31

Den 25ten August schifte er sich nach San Domingo ein woselbst er am 21. September anlangte.

Von da aus schickte er am 15 May desselben Jahres eine Kiste mit Madreporen und Fossilien auf dem Schiffe la Demoiselle Jeane nach Amsterdam an den damaligen Bürgermeister Wilhelm Gideon Deutz *)27 zur weiteren Besorgung nach Wien, ab.

Er blieb dort bis zum 4. Jenner 1758 worauf er mit einem Parlementair nach Jamaica sich einschifte. /37 /38 /39 Den 5ten Jenner 758 des Morgens wurden sie von einer kleiner englischen Flottile bestehend aus 7. Kriegsschiffen unter Kommando des Admiral Cotes auf dem Marlborough angehalten. Am 7ten Jenner aber im Gesicht von Leogane einem Hafen auf Skt. Domingo, begegneten sie stieß ihnen einem englischen Korsaren von 14 Kanonen, auf der sie unter holländischer Flagge mit sich nahm, und für den ganzen Tag hinter einem ihnen nachsegelnden Kanot fahren /40 ließ, als d auf daß er auch als seine Prise Beschlag sezte obgleich es ebenfalls ein englischer Parlementair war, der aus Jamaika kam. Abends wurden sie zwischen die kleinen wüsten Inseln von Gonove zugesteuert, wo sie auf 4 englische Korsarenschiffe aus Neu York stießen.

Am 20. May wurde von ihm ein grosser Transport unter Aufsicht eines gewissen Hr. Aline(?) aus Besancon nach Wien abgesandt. Diese Sendung bestand aus 16 Kisten mit Fossilien, Ma/32dreporen, Conchylien einem glatten und einem als gearbei sehr zierlich gearbeiteten Rhinozeroshorn, welches er von dem Dominikaner le Vahse, für 93. Piaster gekauft hatte, ferner aus mehrer westindisch und ostindischen Münzen, einen Ast einer Achras Sapota mit einem ganz aus Blüthen verfertigten Colibrineste**,)28 worinn die Mutter samt ihren Jungen und dem etwas in der Gestalt abweichenden /33 Mannchen befindlich waren, Nester vom Tropikvogel und mehreren anderen Vögeln, Sägen vom Sägefische, Schwänze von Rochen, fliegende Fische, Schildkröten, usw. Schlangenhäute u.s.w. dann mehrere lebendige Thiere als eine wilde Katze und eine Fuchsart, ein Eichhörnchen von Rio de Lache; und 67. Vögel; an lebendigen Pflanzen mehrere Zwiebelgewächse Pancracia, Ezina u.s.w.

Es kam eine große Menge feindlicher Mannschaft an Bord und plünderte sie rein aus, so daß sie kaum mit vieler Mühe und bittlichen Vorstellungen etwas retten /41 konnten. Nebst mehreren Unter mehreren Habseligkeiten büßte mein Vater auch mehrere Bücher und sein bishirher sehr genau geführtes Reisejournal ein,*)29 nur seine Rechnungen gelang es ihm mit vieler Mühe zu retten.

Am 5 Juni ging mein Vater nach Coro und /34 Puerto real de la Vega und botanisirte im dasigen Gebirge bis 24. Juli wo er wieder nach Curacao zurückkehrte.

Den Nächtlicher Weile wurde jedesmal ein Versuch zur 29 ���������������������������������������������������������� *) Note Mein Vater fand sich bei seiner Rückkunft nach Europa in der Hoffnung die nach Wien eingesendete Kopie dieses erstbesagten Reisejournals zu finden. F. Jq

27 *) Nach ihm ist die Gattung Deutzia benannt. 28 **) ein Symbol der zartesten irdischen Dichtung. F.H. 232


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Plünderung von einigen Korsaren gemacht, der auf Veranlassung durch die /42 Wachsamkeit der ausgesandten auf Veranlassung meines Vaters ausgesandten Patrouillen vereitelt wurde.

Am 23ten war es ihnen erst, dem Schife meines Vaters, zugestanden auf festes Land zuzusteuern, von wo aus er sich auf Kingston begab. Den 1ten und 2ten Februar machte mein Vater eine Excursion nach Spanishtown wohin ihn der in Abwesenheit des Admirals Knowles komandirende Generallieutenant Moor einlud. Er bediente sich eines zweirädrigen Cabrioletts und machte bei der /48 Rückreise durch das Lösen einer Wagenachse einen lebensgefährlichen Fall, und der das Amt eines Kutschers versehende Neger trug ein gelähmtes Bein davon.

Noch 2. Tage wurden sie unter Angst und Hoffnung aufgehalten ohne an das Land welches nur einen Büchsenschuß entfernt war, betretten zu dürfen, und diese Ereigniße endigten sich tragisch genug mit einer wiederholten Plünderung. Am 9ten lief Jenner liefen die Korsaren wieder ein und erlaubten auch den Prisen weiter zu gehen. /43

Nachdem mein Vater die Umgegend untersucht hatte, schiffte er sich am 19. Merz auf einer mit Negersklaven vollgepfroften Brigantine des Handelsmannes Wead nach Karthagena ein, sie wurden vor von einer Galette begleitet, und /49 von einer 24 Kanonen starken Fregatte begleitet, welche sie bis Boca chica eskortirt wo sie am 27ten einliefen und die Nacht vor Anker lagen. Diese Seereise war eine der mühseligsten und beschwerlichsten im ganzen Laufe seiner Fahrt, da sich auf den beiden kleinen Schiffen über 600. Seelen befanden, die auf der Brigantine frisch aus Afrika angekommenen 60. jungen Negerinnen die in der Kajüte aneinand /50 ergepreßt lagen, mit eingeschloßen, so mußten die Passagiere Tag und Nacht in während der schlechtesten Witterung auf dem Vordecke bleiben, und die roheste Behandlung des selbst durch den Anblick der holden Mädchen dieser unglücklichen Schlachtopfer nicht erweichten Kapitains ertragen.

Am 10ten Abends landeten sie in Port de Prince auf Skt Domingo, wo - - das Schiff worauf mein Vater sich befand, bestimmt war Kriegsgefangene aufzunehmen. Er besuchte daselbst soviel es seine fortdauernde Krankheit die Beuterie zuließ, die kleinen Inseln Bones terres - des Hafens um Naturalien zu sameln, und da sich keine Gelegenheit fand, nach einer spanischen Besitzung zu segeln, schiffte er sich am 17ten wieder /44 auf dem nemlichen Parlementair ein, um nach Jamaika zuzusegeln. Am 18ten landeten sie auf der Rhede von Leogane, um sich mit Lebensmitteln zu versehen, welche ihnen durch See die Seeräuber gänzlich genommen wurden und die sie in Porto Prince nicht erhalten konnten. Da sie sich nicht lange aufhalten konnten und Abends schon wieder weiter segeln mußten, so konnte mein Vater die Kisten nicht so genau als es sein Wille /45 war, untersuchen.

Über dieses waren beide Schiffe so lek, daß sie in der augenscheinlichsten Lebensgefahr schwebten, wie denn wirklich die Brigantine auf ihrer /51 Rückfahrt zu Grunde ging.

Am 19ten des Morgens im Angesicht von Petit Goave, einer Stadt von Domingo erster Klasse hatten er das Unglück wieder 3 Seeräuberschiffen zu begegnen, von denen sie die ihnen aus unlängst erfahrener übler Behandlung noch im frischen Andenken waren. Sie kamen wieder an Bord und übten ihre alte Kunst sich zu Herren der Lebensmittel zu machen und lokten daher den /46 größten Theil der 27. Kriegsgefangenen zu sich hinüber;

Am 28ten Merz des Morgens lichteten sie die Anker und segelten nach Karthagena wo mein Vater sogleich den Gouverneur Feldmarschall Don Diego Tabores seine Aufwartung machte. Am 9ten April sendete mein Vater die Vogelfänger nach St Antoine de Tire am Fluße gleichen Namens. Am 16ten April empfand er die von den Spaniern so genannte Quebrento Luenos als /52 Vorbothe des Vomito prieto oder gelben Fiebers, von dem er nach 4tägiger Lebensgefahr durch die Bemühung des Don Bernardo, wieder langsam zu genesen anfing. Am 25ten May genoß er das Schauspiel des im spanischen Amerika mit sovielen sonderbaren Prunkaufzügen gefeyerten Frohnleichnamfestes;

Nachdem diese herbeigerufenen Gäste sich genügsam von dem gewaltsam zugeeigneten Proviante gesättiget haben mochten, mußten die Korsaren das Schauspiel des Überganges desselben auf andern an ihnen vorbeikreuzende Schiffe sehen, und kamen dann am 20ten bei der kleinen Insel Navaye vorbei, von wo aus / 47 sie am 22ten in dem Hafen von Port Royal auf Jamaika einliefen. 233


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Nachdem er viele Exkursionen tiefer ins Land gemacht hatte, dachte er auf /53 eine Gelegenheit, um auf dem kürzesten Wege nach Europa zurückzugelangen, allein obgleich um diese Zeit ein paar Schiffe nach Cadix abgingen, so konnte er, wenn er sich auch über den hohen Preis von 500. Louisd’or für die Überfahrt hinweg gesetzt hatte, diese Gelegenheit nicht benutzen, da keines dieser Schiffe seine vielen lebenden Thiere mitnehmen wollte. Er war daher schon entschlossen den Antrag des erst /54 erwähnten Hr Wead anzunehmen, und auf dessen Brigantine, auf der er angekommen war, wieder zurück nach Jamaica zu kehren, als er im Hause des Gouverneurs noch bei Zeiten den Fingerzeig erhielt, sich vor dem empfindungslosen tollen Kapitain zu hüthen, und wirklich hatte lezterer in seinem patriotischen Fanatismus geschworen neuerdings zu übernehmende Passagiere, besonders /55 die damahls, der politischen Verhältniße mit England wegen verhaßten Österreicher über Bord zu werfen. Daß es ihm Daß mit dieser Drohung Ernst war, bewies die Folge zur Genüge, und über meinen Vater waltete die Vorsehung ganz eigentlich, denn als sich das Schiff ausser den Kanonen von Boca chica befand, versuchte der Kapitän in der That seinen barbarischen Vorsatz an den ihm mitgegebenen zweien spanischen Soldaten 11 und 12. königlichen /56 schwarzen Bootsmännern auszuführen.

sie der gefährlichen Klippen wegen, mehrere Tage /59 das Senkbley nicht aus der Hand lassen durften. Endlich liefen sie mit günstigerem Winde am 29ten November in Havana dem Hafen der Hauptstadt Cuba ein, wo damahls alle spanische nach Europa zurückkehrenden Schiffe einlaufen mußten, um ihre Fracht zu ergänzen, und weitere Befehle zu empfangen. Der General Gouverneur Feldmarschall Francesco Caripal della Vega nahm meinen Vater auf das lieb /60 reichste auf, und verschaffte ihm einen bequemen Ort zur Auspackung und Aufstellung seiner Thiere, welches um so notwendiger war, da die Neugierde der Bewohner dieses damals sogenannten amerikanischen Paris ihn den größten Zudringlichkeiten aussezte, besonders war der weibliche Theil desselben bis in die späteren Abendstunden ja selbst bis 10 Uhr Nachts geschäftig, der ihm angebohrenen Neugierde seinen Tribut zu entrichten, /61 mein Vater sammelte noch mehrere Pflanzen und andere naturhistorische Gegenstände in dieser reitzenden Gegend und segelte am 4ten Jenner 1759 bei Tagesanbruch nach Europa zurück.

Es kam zum Handgemenge, und die 14. ersterwähnten Leute wehrten sich gegen die englischen 30 Mann Kopfe starke Mannschaft so hartneckig, daß sie endlich über selbe den Sieg davon trugen und ihre Mißhandlungen durch die Tödtung des Kapitains rächten. Des weiteren unglücklichen Schicksals dieses Schiffes ist schon oben Erwähnung geschehen, es barst, und kam /57 nur mit Noth zurück wurde ausgebessert, und erlitt neue Spalten, lief zum drittenmale aus, brach endlich auf allen Seiten an und ging solchergestalt gänzlich zu Grunde.

Zum Glück hatten sie ein vollkommen gutes Fahrzeug sonst würden sie durch den Stur diese Stürme auf hoher freyer See weit größeren Gefahren ausgesezt gewesen sein.

Sie passirten glücklich den Kanal von Bahana aber auf welcher Farth sie am 2ten Tag einen fürchterlichen Sturm zu er auszuhalten hatten, der sie wieder unter verschiedenen Fahrlichkeiten an die Küste von Florida trieb. /62

Sie steuerten von der Insel St. Maria eine der so nahe vorbei daß sie die Häuser unterscheiden konnten, und entdekten am 23ten Februar bei Sonnenaufgang zuerst die europäische Küste, wo sie am Abends vor dem prächtigen Hafen vor Ferole ankamen, in welchen /63 sie erst am 25ten nach einer Fahrt von 15 Tagen einliefen. Der Gouverneur General Leutenant Don Francesco Ocono, dem mein Vater sogleich seine Aufwartung machte, pflegte sonderbar genug in einem Staatswagen mit 4 Ochsen bespannten Staatswagen (?) herumzufahren. Da er ke mein Vat er kein nach Bordeaux segelfertiges Schiff fand, so mußte er sich es gefallen lassen nach St. Sebastian zuzusteuern, und von dort nach Bajonne zu schiffen, von wo er nun aus er mit seinem Transport auf der über Dax, Langon /64 Bordeaux nach St Macaire, Marmonde, Pert Poseaux bis Toulouse und von da nach Montpellier zusegelte, von wo aus er am 6ten Junius seinen alten Freund Sauvage wieder besuchte. Er sezte dann seinen Weg langsam über Nimes Beaucaire Lion Besancon nach Strassburg wo er seinen Freund Professor Spielmann besuchte fort. Von da

Endlich kam ein spanisches Paketboot (der Mars Kapitain Joseph Jansi )an ) welches durch Vermittlung des Gouverneurs, meinen Vater für 200 spanische Louidors nach Europa zu bringen, übernahm. Auch ein zur Transportirung der /58 Naturalien und lebenden Thiere machte sich derselbe anheischig. Am 29. Oktober segelte er von Karthagena und am 30ten von Boca chica mit günstigem Winde ab und entdekte nach einer 17tägigen Fahrt das Cap St. Antonio auf der Insel Cuba. Von hier aus trieben widrige Winde, das Schiff gegen Florida zu bis auf 25 Breite hinter die Insel Tortuga wo 234


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ging er nach Ulm und schifte sich auf der /65 Donau nach Wien ein, wo er am endlich am 17 Juli 1759 nach einer Abwesenheit von 5 Jahren 7. Monaten anlangte, und 6 Tage mit noch bis 23. Juli zubrachte, den von ihm mitgebrachten Transport theils nach nach Schönbrunn theils in das kaisl. Naturalienkabinett zu überreichen, theils in die Hände S. Majästät selbst zu überreichen.

licher, seltener Uneigennützigkeit und Gewissenhaftigkeit so große Schätze bis in die Hptstadt Östreichs gefördert zu haben.*)31 /70 Fürs erste war der damaliger Direktor des kais. Naturalienkabinettes Freyhr v. Baillon, er war die Hauptquelle der Ja erwähnten Verhaltungsregeln. In denselben war als Hauptzweck der Mission eingeschärft: für das k.k. Naalienkabinett, Konchilien Madreporen und Korallen dann Versteinerungen und Edelsteine auf der Mutter zu sammeln, für die Schönbrunner Menagerie lebende Thiere vorzüglich Singvögel, Fasanen ?! – und Wasservögel? aber ja keine Raub /71 thiere und Papageyen mitbringen.

Dieser Transport bestand aus mehreren Kisten mit Madreporen, Konchylien, Fossilien, worunter wieder Platina, dann grosse Magnetsteine von St. Domingo /66. viele lebende Pflanzen und Thiere worunter sich Beutelratzen und ein Felis concolor befand.

An lebenden Pflanzen sollte er nur solche bringen deren Frucht genießbar oder deren Blüthen wohlriechend sind und sehr schön ins Auge fallen. Auch wurde ihm besonders eingebunden sich nicht etwa durch eigene oder eines Gärtners Privatliebhabery verleiten zu lassen den Punkt irgendeinen Punkt dieser Instrukzion zu übertretten. Übrigens sollten alle mitgebrachten Bäume und Sträuche in der Vegetation so fortgerükt sein, daß sie Blüthen und Früchte zu tragen fähig wären. /72

___________________________ Dieses ist der kurzgefaßte und bündige Auszug aus den genau geführten Tagebüchern und Journalen des Verstorbenen, wie er aus der Feder seines würdigen Sohnes floß, dessen gefällige Bereitwilligkeit ich hier offentlich dankbar anerkenne. /67 Das in stetter und vielfältiger litterarischer Beschäftigung dahinfliessende Leben des letzteren war kein konnte war nicht im Stande denselben abzuhalten, manche Stunde der emsigen Auswahl aus ersterwähnten Tagebüchern zu widmen.

Endlich mußte er vorzüglich suchen die Münzen der durchgereisten Länder zu sammeln. Nebstdem hatte er auch noch den besonderen Liebhaberneigun (?)S. Ma

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Nebstdem hatte er auch diejenigen Naturprodukte zu sammeln, welche den Lieblingsneigungen seines Gönners des Kaisers entsprachen.

Wenn man die Stufe bedenkt auf welcher damals*)30 naturhistorische Kenntniße im weitesten Sinne des Wortes standen, und von die vielen irrigen Meynungen beherzt, die damals die aufgeklärtesten Köpfe gefangen hielten, und /68 welche nur deren Aufklärung und Erhellung nur den neuesten Zeiten aufbehalten blieb, und noch besonderes die schriftlichen sowohl als mündlichen Verhaltungsbefehle, welche Jacquin zu seiner Reise erhielt gehörig ins Auge gefaßt hat, so kann man unseren Veteranen die gerechte huldigende Bewunderung nicht versagen, daß er so viel für die Erweiterung der Naturkunde in Osterreich gethan, soviel gesammelt, verschickt und selbst mitgebracht, so richtig klas /69 sifizirt, und überhaupt soviel für Naturkunde geleistet, so viele Hinderniße beseitiget und überwunden zu haben, und endlich, was dem Manne nicht allein den Gelehrten (wie aus gegenwärtiger Ansicht erhellet) sondern auch den Menschen Jacquin die Krone aufsezt, mit so großer, seinem kindlichen Gemüthe ganz eigenthüm-

Es war im ferner der Befehl ertheilt sowohl die englisch französisch holländisch als spanischen Besitzungen zu besuchen, nachdem er es zur tauglichsten Vollbringung seiner Aufträge nötig fände, auch war der damals von dem König von Spanien angesuchte Paß den er da /73 erst in Westindien erhielt, ohne Rückhalt Klausel darauf eingerichtet. Als er aber gelegentlich von Marseille aus schrieb er sey der Meinung nachdem daselbst von la Condamine und anderen gelehrten eingegangenen Nachrichten, - - - daß er wohl noch mit dem größten Erfolge das feste Land der spanisch Besitzungen besuchen könnte, so erhielt er ein unverhofftes Verboth den 31 *)Kenner werden sich ohnedieß überzeugt haben was hergebracht wurde und das alles kostete nicht mehr als und man bedenke die Beschwerden des Transportes, und das alles kostete nicht mehr als

30 *)zu jener Zeit als der Verstorbene die Reise unternahm 235


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mexikanischen Meerbusen zu bereisen - - und er sich davon - die meiste Bereicherung für die Naturkunde versprach, zu besuchen reisen.

de, was auch der Erfolg zur Genüge bestättigte; diese Zeit gönnte ihm die Monarchin auch gerne zu seiner Vorbereitung. Im Jah

Da ausserdem die gänzliche Unbehülflichkeit und Rohheit der beiden ihm mitgegebenen Vogelfänger, wenn nur von welchen nur einer bei ihm aus - zu Ende seiner Reise begleitete, die große Sorge für die beständig in grosser Menge zu erhaltenden lebenden Thiere großtentheils auf ihn selbst zurückwarf und er alle /74 Geschäfte blos mit diesem Gehilfen und einem in Martinica erstandenen Jungen jungen vollbringen mußte, so erübrigte ihn - diesem - - -Beschäftigungen eine sehr spärlich zugemessene Muße für sein Lieblingsstudium die Botanik.

Im Jahre 1768 wurde er in die Stelle des abgetrettenen Laugier zum Professor der Botanik und Chemie an der Wiener Universität, und erstrekte seinen Wirkungskreis nicht allein über die /78 Zahl seiner Zuhörer sondern sogar auf den Zustand dieser Wissenschaft im Ausland, als ein alles Gute und Nützliche fördernder Gelehrter: Uberdieß war sein Haus ein Sammelplatz der geistreichsten Männer des Inn und Auslandes. Bekannt ist der zwischen Blacke und Meyer über die Atzbarkeit des Kalkes. Diese einander hierüber aufgestellten einander aufhebenden Behauptungen spornten den /79 Veteranen der Chemie zu Versuchen an, und die sich ergebenen Resultate derselben bestättigten Blake’s Behauptung und waren nur geeignet, selbe in ein noch größeres Licht zu setzen:

Er fing in den ersten Jahren mit vielem Fleiße an ein Herbarium zu sammeln, allein da er mehrentheils bei Zurücklassung der schon gesammelten Schätze, während se entlegenen Exkursionen, durch die – weißen Ameisen alles wieder verlor, so beschränkte er sich vom Mismuthe überwältigt, auf die ihn neuen und merkwürdigen Pflanzen, soviel es ihm die Zeit erlaubte an Ort und Stelle nach dem Leben abzuzeichnen und zu beschreiben.

Der Apparat dessen sich Jacquin bei der zur Prüfung dieser aufgeworfenen Meynungen bediente war sehr sinnreich, und bestand in der vollkommensten pneumatischen Zurichtung der damaligen Zeit. Dieser in einer eigenen Abhandlung*)32 geäußerten Wahrheiten /80 erregten stürmische Angriffe, zu denen aber da sie aber so leidenschaftlich und unhaltbar und in sich selbst zerstäubend waren, der edle Mann im stillen Bewußtsein und gerechten Gefühle seiner Persönlichkeit schwieg, und das nur der naheliegenden Prüfung eines jeden unbefangenen anheim zu stellen brauchte, um siegreich aus einem Konflikte fern der Leidenschaften hervorzugehen.

Sein Auf früherer Aufenthalt in der kl. Zeichenakademie in Wien machte ihn fähig, Pflanzen richtig und genau abzeichnen zu können. Er wählte zu seinen Handzeichnungen die beste und fördersamste Methode des Peter Pluminus(?) dessen Federzeichnungen in Kupferstichen damals mit gebührendem Lob aufgenommen wurden. /75 Nach seiner Rückkehr nach Wien welche im Juli des Jahres 1759. erfolgte, benuzte Jacquin die ihm gegönnte Muße zur Verfaßung botanischer Werke von welchen er die Historia stirpiur amricanorum die der seinem Gönner Franz I widmete. Das Jahr 1763 war auch das seiner Ernennung zum k.k. Bergwirth und Professor der Chemie, Mineralogie an der Akademie zu Schemnitz, allein da er sich der deutschen Sprache nicht mächtig /76 genug wähnte, so flößte ihm seine angeborene Bescheidenheit mehrere Bedenklichkeiten ein die er laut werden zu lassen edel und freymüthig genug genug war, allein die große Theresia, durch welche die auf ihn gefallene Wahl bestättiget wurde, hob diese Zweifel durch die höchst eigene Äußerung: daß Jacquins angeborener Fleiß und Scharfsinn die ihm etwa noch ihm Wege stehenden geringen Schwierigkeiten des fertigen Vortrages in dieser /77 Sprache mit unerheblicher Anstrengung, in der Frist eines halben Jahres leicht zu überwältigen im Stande seyn wür-

Der große Lavoisier dieser Schöpfer der /81 neuen Chemie würdigte die chemischen Arbeiten Jacquin’s auf eine, dem Geiste und den Kenntnißen beider Gelehrten gleich rühmliche Art, nicht nur durch öffentliche Huldigungen des aufrichtigsten Beifalles sondern auch durch Eroffnung eines vertrauten Briefwechsels. Den auffallensten Beweis der großen Achtung für ihn gewährt aber die jedesmalige Übersendung der von Zeit zu Zeit erschienenen Werke des französischen Chemikers an unseren Jacquin. /82 Durch diese Verhältniße wurde er auch in den Stand gesezt, zur Emporhebung des österreichischen Fabrik und Mausfakturwesens beizutragen, wodurch er sein 32 *) Zu beiden * gibt es keine Fußnoten oder Anmerkungen (Anmerkung der Herausgeber). 236


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neues Vaterland von manchen drückenden Handelsverhältnißen befreien half.

Noch auf seinem Krankenlager beschäftigte er sich mit diesem jüngsten Kinde seines Geistes, nachdem er viele Tage stumm und in sich gekehrt verharrte, war seine erste Frage an einem heiteren August Morgen. “Blühet noch keine Stapelie?” Er erlebte nicht die Freude dieses Werk vollenden zu können. Sein Körper erlag nach einem 18täg allmählig einer in den lezten zehn Wochen seines Lebens – immer mehr zunehmenden Altersschwäche (Marasmus senili) /88 welches sich auf 90 Jahre und 8 Monate erstrekte.

Im Jahr 1797 begann er die Herausgabe seines vortreflichen Werkes Durch die Ernennung Ubertragung der wissenschaftlichen Oberaufsicht über den botanischen Garten in Schönbrunn unter Kaiser Leopold II /83 war Jacquin in den Stand gesezt, zwischen den Jahren 1797 u 1804 sein vortreffliches Werk dem Hortum Schönbrunnensem in 4. Bänden herauszugeben.

Die Züge seines ächt antiken Hauptes erhielten sich auch nach entschwundenen Lebensfunken; aber der Genius des Todes welcher – vor sein Sterbelager tratt brauchte dessen Fackel nur langsam zu wenden um die leicht verhauchte Lebensflamme schwinden zu sehen.-

Er sezte dasselbe in 6. Heften fort die den Namen botanische Fragmente führen.*) Im Jahre erschien sein Werk über die Oxalien das jederzeit als Muster einer botanischen Monographie aufgestellt zu werden verdient, und seine Icones Plantarum rariorum.

Ja selbst auf der Bahre schien blos der Genius des Schlafes sich seiner bemächtiget zu haben, den un /89 entstellt lag der ehrwürdige Nestor mit seinem durchs Alter gebleichten Silberhaare da, der sprechendste Beweis einer schön durchlebten Menschenära!-

Im Jahre lieferte /84 er die Fortsetzung des Hortus Schönbrunensis, sie ist unter dem Titel botanische Fragmente in 6 Heften bekannt.

Als Vater war ihm das schöne Loos zu Theil, an seinem würdigen Sohne, welcher seit 1792 der Nachfolger in seinem Lehramte und späterhin auch der Fortsetzer *) seiner Werke war, und – er der kindliche Greis mit 90 Jahren- - in seinen Enkelinnen sich sich verjüngt zu sehen. /90

Noch in seinem lezten Lebensjahren sezte er seine litterarische Lauf Thatigkeit mit dem Feuer eines emporstrebenden Jünglinges fort, Geist und Körper unterstüzten sich in der Erscheinung dieses Gelehrten gegenseitig, und seine stette Heiterkeit, die sich /85 immer gleiche Jovialität seines Geistes hatten gewiß einen unbestreitbaren Einfluß auf die gleichmäßigen Funkzionen seines animalischen Lebens.

Ihm dessen Forschungsgeist alle Schätze der Erde offen standen, lasset uns, Ihr Hörer seiner Lieblingswissenschaft! seine kleine Ruhestätte in dem treuen Schoße dieser Erde, die ihm nun nichts anderes geben kann, ihm kommenden Frühjahre mit Blumen krönen!

Im Jahr 811 noch in seinen lezten Lebensjahren, erschien von ihm ein Werk über die Befruchtungstheile der Asklepiadeen, eine Arbeit die nur mit geschärften physischen und geistigen Augen, und mit der lebhaften Blüthe einer jugendlichen Einbildungskraft unternommen /86 und durchgeführt worden, (bei der er sich seinen Schwanengesang *)33

Der Liebling derselben ist dahin gegangen. /91 Früchte wie Blumen vordem, ihr nahmet schon Abschied vom Jahre Ließet den Priester allein, welcher

selbst voraussezte) und auf eine solche Art ausgeführt werden konnte, daß Wildenow dieser vollgültige Richter im lezten Heft seines Hortus berolinensis es als ein goldenes Buch (in aures suo libello) anführt.

euch nannte der Welt. Ach! ihr erwachet im nächsten Frühlinge, sehnt euch vergebens Nach dem Lieblinge der Floren ver

Eben so arbeitete er auch mit allem Fleiße an der Fortsetzung seines Werkes über die Stapelien *) /87 und Selbst

herrlicht durch euch. Scheidet ihr ahndungsvoll? ja! ahndungs

33 *) Zu den drei * gibt es keine Fußnoten oder Anmerkungen (Anmerkung der Herausgeber)

voll welktet ihr hin 237


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Ach! ihr verstehet, der Priester, nie

Ehe der Kreislauf des Jahres endete,

lächelt ihm mehr seine Flora

schieden sie hin

Und im kommenden Lenz` geht euch

Alle Blüthen auf Austrias Fluren

der Priester nur ab

welkten und schwanden

Könnt er uns kommen, wie ihr, stets

Floras Gürtel verschwand.- Jezt senke

jung mit jeglichen Frühling! /92

Jacquin auch das Haupt.

Jung als Knab` wie als Greis grüßt` er

am 16. 8ten 817 /94 /95

den Frühling ja stäts.

Seine vielfältigen Verdienste um den Staat und die Wissenschaften erhoben ihn durch den eigenhändigen ausdrücklichen Willen Marien Theresiens in den Adelsstand. Auf Kosten Joseph II - - wurde seinem Sohn auf Reisen ausgesendet, um um würdig bei Ubernahme eines künftigen Lehramtes würdig in die Fußstapfen seines Vaters zu tretten, unter dem jetzigen Kaiser wurde er als 90jähriger Greis in den Freiherrenstand erhoben und erhielt den Skt. Stephansorden.

Tröstet euch Blumen und Früchte; mit jedem beginnenden Sommer Flicht mit euch ihm den Kranz, Austrias Flora gerührt, In der Unsterblichen Halle krönt sie sein Bildniß mit Jugend, Jede Zeit unseres Jahres, biethet ihr

Die Fakultäten der /96 Wiener Universität wählten ihn im Jahr 1808/9 zu ihrem Rector magnificus.

Schätze dazu. Euch, ihr Kinder! nannte er oft allen

Wer den kritischen Zeitpunkt des Jahres 809 kennt, der wird erstbesagter Universität Glück wünschen daß die Obhut der Obhut der dort befindlichen wissenschaftlichen Schätze unter die Obhut eines Mannes gestellt wurden, dessen Bür Privattugenden sowohl der Bürgerkrone würdig waren, als sein litterarischer Ruf schon längst auch dem Feinde hohe Achtung eingeflößt hat. /97

Zonen und Zeiten Darum blühe sein Ruhm ewig wie ihr, in der Welt Blüthen des Geistes, wie der Schöpfung sie wandeln in ewiger Jugend

Seine Korresondenz erstrekte sich seit seiner Rückreise von Amerika nach allen Gegenden Europas.

Ewig lebet auch der, der sie führt in die Welt. /

93

Wie ein begeisteter Priester, Floras

Bei dessen grosser in dieser Hauptstadt allgemein bekannter und geschäzter Bescheidenheit kann es niemand auffallen, daß dieser zahlreiche Briefwechsel meistens den schriftstellerischen Äusserungen gefeyerter Gelehrter an ihn seinen Ur /98 sprung zu verdanken hat.

Kinder nur nennet Reiht sich der Name Jacquin gleich an die Prangenden an. Wo nur Flora den Gürtel sich webet,

Dies war auch der Fall bei dem Reformator der Naturgeschichte dem grossen Linnée.

umkreisend die Tellus Hört man erschallen Jacquin!/ Trau

Die Korrispondenz mit demselben sezte er bis an den Tod dieses berühmten Schweden fort. Die freundschaftlichen Briefe die er mit Haller Gronovius, Pallas, Thunberg, Schreber Gleditsch, Murray Thonies und den berühmten ehemaligen Präsidenten der Londoner /99

ern das erstemal heut:*)

34

All’ ihr Kinder die nahe in ih ihm waren*) sie schieden vor ihm noch

Akademie Banks, diesen unvergeßlichen Reisegefährten Cooks wechselte, gewähren einen großen Schatz

34 *) die Flora Östreichs 238


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litterarischer Ausbeute, sind die Resultate seines eisernen Fleißes, die schönsten Blüthen seines Forschungsgeistes, wären wohl am besten im Stande die Bildungsgeschichte dieses Mannes aus sich selbst psychologisch durchzuführen, und zu zeigen, welche Mittheilungen Ansichten und Ideen er dem eigenen Genius, wel /100 che er fremden Mittheilungen zu verdanken hatte: Ja dieser Briefwechsel muß beweisen daß achter und kindlich naiver wissenschaftlicher Enthusiasmus sogar ein vermittelndes Bindungsglied zwischen den entschiedensten Gegnern ist, der die verschiedenartigsten Naturen in sich zu fesseln versteht, wie Jacquin´s gleiche Verehrung für Hallern wie für den großen Linnée die im Le/101ben doch gegenseitig immerwährende Antipoden waren, an den Tag legte.

Sterne erster Größe am litterarischen Horizont vorüber, so wie er jede neue selbst gemachte praktische oder philosophische Ausbeute im Gebiethe seiner Lieblingswissenschaft dankbaren Gemüthes bekannt machte, /103 und daher auch die Huldigung der spätesten Nachwelt ihm über das Grab nachrufen wird “Nikolaus Freyh: von Jacquin einer der größten Botaniker seines Jahrhunderts. Seine Werke entspringen aus der lebhaftesten treusten Beobachtung und Anschauung seiner treuen Freundin Mutter Na/104tur:” nicht bloße Einfälle, nicht todte Büchergelehrsamkeit sondern die Spuren der Natur, die er durch die Fingerzeige der Ewigwahren geleitet, mit heiliger Ehrfurcht und kindlicher Anerkennung und Huldigung, als ihr treuester Sohn durch eine schöne Lebensdauer verfolgte erwekte in ihm das reifste Nachforschen, und die hieraus sich ergebenden gediegensten Resultate legte er mit aller Achtung seiner gelehrten Mitwelt vor.

Die Bekanntmachung dieser litterarischen Mittheilungen so vollständig als möglich, wäre äußerst interressant, vielleicht kein eitler Wunsch und am vollständigsten etwa von dessen würdigen Sohne Jos. Freyherrn von Jacquin zu erwarten.

In seinem allmählig bis auf 30 Bände angewachsenen botan: Werken bezeichnete er die angeführten Pflanzen mit solcher genauer und treffender Charakteristik, daß selbst Anfänger vor jedem Irrthume gesichert seyn mußten. Eine solche Genauigkeit war bis dazumal noch nie beobachtet worden.

Der stets regen Thätigkeit unseres verstorbenen Jacquins /102 ging in dieser Morgenröthe der Naturwissenschaft dem erst erwähnten goldenen Zeitalter der Naturwissenschaft im ausgebreitesten Sinne des Wortes fast kein Tag vorüber ohne Belehrung durch die

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Educación, economía ambiental y espiritualidad Alfredo Sfeir-Younis (Cho Tab Khen Zambuling)*

* Economista, Universidad de Chile; maestría en macroeconomía, Universidad de Wisconsin y doctorado en Environment and Natural Resource Economics, Universidad de Rhode Island, Estados Unidos. Ha sido activista y conferencista público en campos como los Derechos Humanos, Desarrollo Económico, Políticas Públicas, Globalización, Medio Ambiente, Pueblos Indígenas, Paz y Espiritualidad. Recientemente se jubiló del Banco Mundial en donde fue Asesor Principal durante 27 años para los directores administrativos del Banco Mundial y Punto Focal Institucional sobre derechos humanos. Entre otros cargos fue también representante especial del Banco ante las Naciones Unidas en Nueva York y participó en la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra. Actualmente es presidente (fundador) del Instituto Zambuling para la Transformación Humana (ZIHT). Algunas de sus publicaciones: Nueva gobernabilidad para internet. Tomando el sartén por el mango. Sociedad y conocimiento 5, No. 8: 24, 2007; Reconciliar la economía materialista con la espiritualidad: el gran desafío del nuevo milenio. Revista Polis 3, No. 8: 1-4, 2004. Correo electrónico: mahakarouna@hotmail.com.


Educación, economía ambiental y espiritualidad Alfredo Sfeir-Younis

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educación, la salud, la vivienda, forman un todo. Es así como uno observa que hace algunos años, los currículos de las carreras clásicas no hacían referencia a los asuntos ambientales. Hoy en día, dado el cambio ideológico en relación con nuestro bienestar humano, estos currículos se abren para tratarlos. Lo mismo ha pasado con la globalización, la ética, la moral y la espiritualidad. Todos estos temas comienzan a ser orgánicamente abordados en los currículos de educación, incluidos los de las escuelas primarias y secundarias.1

iempre vemos a la educación como la fuente última de la transformación humana. La vemos como una respuesta, un instrumento o una solución de casi todos los desafíos que la humanidad confronta, uno de los cuales es la destrucción ambiental. Y es por eso que la mayoría de los debates nacionales e internacionales abraza la necesidad de cambiar o intensificar los procesos educativos. Alternativamente, dadas la destrucción ambiental, la pobreza, la inseguridad humana, las guerras, etc., se podría postular o concluir que la esencia de nuestros problemas se debe a una falta de educación (baja tasa de inversión en el capital humano), o a una educación incompleta o equivocada. ¿Es la educación parte del problema o de la solución?

Esto nos hace pensar hasta qué punto la educación es un sector líder o secundario. Un tema tan difícil de resolver como el origen del huevo o la gallina. De cierta forma, este documento dará la impresión de que la educación es un sector “secundario”, más que un sector líder. Además, al final propone nuevas maneras de transformar a la educación en sector líder. Lo anterior demanda un análisis que evalúe el impacto de la educación ambiental, en particular, y de la educación en general. Específicamente, y como una primera aproximación, uno nota que, a pesar de los posibles avances en materias ambientales, es paradójico que nos estemos haciendo las mismas preguntas de hace más de cuatro o cinco décadas.2 Por ejemplo, ¿por qué, consciente o inconscientemente, destruimos el medio ambiente humano y natural (v.g., recalentamiento de la Tierra, destrucción de la capa de ozono, eliminación de la biodiversidad)? ¿Es realmente por falta de educación? ¿Es por una necesidad material (pobreza material)? ¿Es la destrucción ambiental el fiel reflejo de nuestra crisis interior, nuestra crisis espiritual (falta de conciencia individual y/o colectiva)? ¿Habrá otros factores determinantes del deterioro ambiental (como el estrés, la toxicidad, el comportamiento dual)? ¿Cómo hemos llegado a este estado tan caótico?

Este texto pone énfasis en la necesidad de un cambio profundo en materia de educación ambiental, especialmente en lo que se refiere a la economía ambiental. El énfasis en la economía ambiental es justificado en la medida en que la causa principal de la destrucción de nuestro capital natural es el conjunto de patrones y prácticas económicas. Pero aquí no se hablará de economía como un ente o actividad “atomizada”, sino de la educación y la economía como un resultado de los actores, de sus conciencias y de los procesos de transformación humana. Finalmente, aquí se recogen experiencias, en su mayoría, de carácter internacional. Ciertamente, este horizonte contiene limitaciones reales, pero también ayuda a presentar un tema tan vasto de forma más definida. Muchos de los aspectos aquí enunciados también tienen aplicaciones en otras dimensiones de nuestro entorno medioambiental. La presentación de la evolución histórica del tema de economía ambiental nos dará el marco de referencia necesario para proponer cambios en la educación y en sus prácticas actuales. Sin embargo, y a pesar de las diferencias en los distintos patrones históricos que se presentarán aquí, vale la pena comenzar con una experiencia de carácter casi universal: el contenido, el horizonte y la naturaleza de la educación ambiental, o de otra naturaleza, reflejan generalmente los patrones ideológicos imperantes en el momento histórico en que la educación se imparte. Es decir, podemos postular que lo observado en el campo de la educación es el fiel reflejo de lo que está pasando en la economía, el ambiente y la sociedad en general. Las actividades humanas, como la

También cabe notar que hay muchos y muy diversos actores involucrados en los problemas y en las solucio-

1 Es interesante notar cómo muchas de las carreras tradicionales, como las maestrías en administración y negocios, están incluyendo en sus currículos una serie de materias no tradicionales, como ética, moral e instrumentos contemplativos (como la meditación). Hay muchos postulantes que están prestando mucha más atención a estas materias nuevas, para así determinar el verdadero espíritu del programa al que están postulando. 2 Esto no es solamente una característica que se manifiesta en el seno de las materias medioambientales; es evidente en las áreas de desarrollo económico y social (por ejemplo, pobreza, productividad, competitividad, derechos humanos). En cierta forma, esto sugiere que las intervenciones no están resolviendo los problemas de manera sostenida. 241


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nes. Institucionalmente, hoy existen cientos de organizaciones en los diversos países –incluidos los más subdesarrollados–;3 sin embargo, éstas no han demostrado ser capaces de cambiar significativamente el rumbo de esa destrucción.4 Es importante evitar la atomización de las respuestas, ya que mientras más atomizadas sean las respuestas, menos sabremos cómo cambiar el rumbo de la educación. Una manera de atomizar es diciendo, por ejemplo, que el problema medioambiental se debe al consumo, a la producción, al comercio internacional, etc., sin identificar a los actores que la educación necesita cambiar y transformar. Pero hacer explícitos a los actores que generan los efectos ambientales externos negativos demanda un esfuerzo mayor que, muchas veces, es considerado políticamente incorrecto. Esto sucede cuando uno no se enfoca directamente en la contaminación sino en (la persona) quien contamina. No prestar atención sólo a los gobiernos sino a los gobernantes, no sólo a las corporaciones sino a sus actores principales (dueños, trabajadores, accionistas), y no sólo al consumo sino a los consumidores. Y así sucesivamente.5 Es decir, no enfocarse sólo en la economía sino en sus actores principales.

En este contexto, la educación sólo tendrá impacto si está directamente ligada a los actores. Y es aquí donde hay que reconocer la gran importancia que ha tenido el movimiento ecologista y conservacionista a través de nuestra historia moderna, creando gran conciencia y aportando criterios de decisión de inversiones públicas y privadas en materia ambiental y social. Y no menos importante es reconocer el poder de dicho movimiento en la organización de la sociedad civil.6 Este artículo presentará dos aspectos casi extremos: uno, lo que se ha hecho en materia de economía ambiental, y dos, un análisis de por qué los actores contaminan. En este contexto se hará un esfuerzo importante de conectar los aspectos educacionales con las dimensiones no materiales de nuestra transformación humana: la espiritualidad. Un tema muy mal entendido. Es más fácil hacer conciencia de la relación, por ejemplo, entre la destrucción ambiental y nuestro bienestar material –v.g., destrucción de los suelos y falta de alimentos– que conectar dicha destrucción ambiental con nuestro bienestar emocional y espiritual. En ambos casos, la educación es de carácter fundamental.

La “educación”: ¿Saber o Ser? 3 Ver www.unesco.org/education/educprog/environment. 4 No hay duda de que una era significativa en los asuntos ambientales fue la respuesta administrativa e institucional. Es decir, tratar de solucionar los problemas ambientales a través de la creación de organizaciones. Esto tiene varias razones importantes. Primero, que el medio ambiente se veía y se ve como un asunto de los gobiernos. Por lo tanto, se dio una gran batalla para organizar instituciones gubernamentales, crear ministerios, etc. Segundo, porque los asuntos ambientales eran vistos como de tipo normativo, de derechos y de correcciones necesarias en los mercados. Esto conducía a intervenciones de quienes tenían detrás organizaciones locales, nacionales, regionales o internacionales. En cierta forma, hablar de la educación en general, y de la educación ambiental en particular, ha conllevado siempre una dimensión administrativa y organizacional. El Departamento de Desarrollo Regional de la Organización de Estados Americanos fue pionero en estudios organizacionales en las áreas de medioambiente. Una fracción importante de los recursos fue invertida en reformas institucionales apoyadas con desarrollo de capital humano. La Organización de las Naciones Unidas también puso énfasis en estos asuntos. Quizás, lo que resta sería saber si estas intervenciones lograron los objetivos deseados. 5 Éste es un punto importante. Recuerdo cuando se hizo una serie de investigaciones en relación con la cantidad de CO2 que los países arrojaban. Al plantear cuánto contaminaba Estados Unidos, esto causó grandes problemas para los que lanzaron esas cifras. Lo mismo sucedió al identificar a las industrias o corporaciones que han destruido la Amazonia. Éstas se organizan para no ser claramente identificadas. Sin embargo, la sociedad civil ha creado procesos a través de los cuales esta transparencia es movilizada en asuntos organizacionales. Hoy en día, es esencial identificar a los actores, ya que de ellos depende si alcanzamos los objetivos de una sociedad sustentable.

No hay duda de que la educación formal ha tenido impactos positivos importantes en la creación de una conciencia individual y colectiva. La educación contemporánea está basada generalmente en una regla operativa que se traduce así: “en la medida que sé, actúo”. El “saber” ha sido la esencia de la educación durante muchas décadas. Aunque el saber es importante –y juzgando por los resultados (destrucción ambiental) –, es claro que el saber no es suficiente. Más aún, en la mayoría de los casos la educación ha impartido un saber para “hacer” y” tener”. Este triángulo del saber, hacer y tener fue muy virtuoso durante varios siglos. Sin embargo, hoy en día pasamos a una nueva era de la humanidad en la que este triángulo ya no es tan virtuoso. Tener más ha significado degradar más. Éste ha sido el caso del crecimiento económico material. La industrialización ha sido una gran fuente de degradación ambiental. También es claro que saber más no se ha traducido en bienestar para todos (igualdad económica o social). Finalmente, hacer más 6 Basado en mi experiencia profesional, puedo decir que los organismos internacionales no hubiesen modificado sus enfoques economicistas, si no fuese por la influencia radical de la sociedad civil. Quizás un acto muy ilustrativo de esto fue la gran concentración que dio lugar en Seattle al cambio de los enfoques de la Organización Mundial del Comercio. 242


Educación, economía ambiental y espiritualidad Alfredo Sfeir-Younis

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y comunicaciones son buenos ejemplos. Sin embargo, los sistemas educativos imperantes nos han volcado a mirar hacia afuera, motivando y enseñando a encontrar las causas y condiciones últimas de muchos fenómenos humanos allí afuera.10 Conjuntamente, hemos buscado soluciones a través del uso de instrumentos materiales (el dinero). Y es así como la educación ha respondido al saber, hacer y tener, dentro de lo material y externo. Este paradigma educacional ha llegado a sus límites y no responde a las reales necesidades de la humanidad.

no ha dado nuevos rumbos a la humanidad. Hay muchos que piensan que ha llegado el momento del “no” tener o de “no” hacer (materialmente hablando). Esto implica dar un gran vuelco a la educación basada en el saber para hacer y tener. Hoy estamos entrando en otra era, cuya regla de oro es: “en la medida en que me autorrealizo, actúo”. Esta regla demanda un cambio fundamental en la educación. Ésta debe pasar del triángulo del saber, hacer y tener a la esfera del ser. El énfasis en esta era es en el camino del Ser, a través de un proceso consciente de la autorrealización. Esto, aunque pareciera abstracto, es esencial para entender la naturaleza y el alcance de la transformación humana, y así poder definir las próximas intervenciones y políticas ambientales.

Es así como vemos el descubrimiento de nuevas tecnologías incubadas en niveles de conciencia muy asimétricos (bajos), y, por lo tanto, no estamos alcanzando los beneficios potenciales de dichas tecnologías. Dos ejemplos para ilustrar: la energía nuclear e internet. En cuanto a la energía nuclear, la humanidad puede utilizarla para curar un cáncer mamario, o para destruir a otros seres humanos; usarla para otro holocausto. Igualmente, internet ha sido, por una parte, un instrumento de gran democratización humana (a pesar de que no todos tienen acceso a ella) y, por otra parte, es usada para asuntos pornográficos, compra y venta de drogas, etc. Lo que falla no es el descubrimiento material externo en sí mismo, sino el espacio interior de nuestra conciencia individual y colectiva. Un gran maestro me enseñó que “el problema no es el vino, sino el que lo bebe”.11

Hay una ley espiritual que refuerza la importancia del Ser. Ella postula que el medio ambiente externo es el fiel reflejo de nuestro medio ambiente interno, es decir que lo externo es como lo interno, y lo interno es como lo externo.7 Que el jardín externo es el fiel reflejo de nuestro jardín interno, ambos de carácter individual y colectivo al mismo tiempo. Que los maremotos, terremotos y erupciones externos son el fiel reflejo de los maremotos, terremotos y erupciones internos. Es decir, las nuevas propuestas de reformas a los sistemas educacionales deben también crear y promover prácticas que ayuden a la autorrealización de los fenómenos ambientales en cuestión. Por lo tanto, la educación tiene que tomar esto en consideración.8

Esto apela a otra ley espiritual que puede contribuir a las reformas de la educación ambiental. Dicha ley dice que “la transformación material, la evolución material y la revolución material deben ir siempre acompañadas de –o deben ser simétricas respecto a– la transformación, la evolución y la revolución espirituales”. Sin embargo, en el mundo de hoy se promueven sociedades materialmente ricas y espiritualmente pobres. Se invierten grandes sumas de dinero y recursos en la reproducción de nuestro capital material y muy poco en el crecimiento de nuestro capital espiritual.12 En gran medida, lo ante-

A pesar de que la educación moderna ha sido responsable de los grandes adelantos tecnológicos y de muchos avances en el ámbito del bienestar humano material, hay reformas profundas que se deben implementar.9 Las revoluciones tecnológicas en materia de transporte

7 Éste es un tema que he tratado extensamente en el libro Global Warming; Inner Warming, que escribí en el año 2008. Allí se presentan las bases de un nuevo paradigma medioambiental, basado en la coherencia entre el crecimiento externo e interno de los seres humanos y de todos los seres sensibles. 8 Aquí hay un referente fundamental. Lo que este párrafo está anunciando es un gran cambio paradigmático, en donde el término medio ambiente no solamente se refiere a lo externo sino también a lo interno. Más aún, sugiere una relación estrecha entre lo externo y lo interno. Es aquí donde se empezaría a conectar el tema con la espiritualidad. Más adelante hay una sección que desarrolla el tema de la interdependencia, que da más luz a este paradigma. 9 Muchos hemos postulado que el cambio tecnológico ha sido sesgado en contra de la conservación y el manejo de los recursos naturales y el medio ambiente. Naturalmente, hay otros que piensan lo contrario, ya que muchos procesos hoy en día consumen menos materias primas, algunas de ellas recursos natu-

rales no renovables. Sin embargo, éste es un tema central en la educación y en la investigación ambiental, a medida que vemos que la presión poblacional, el crecimiento de las economías emergentes y otros aceleradores asociados a la globalización hacen que las demandas de esas materias primas aumenten significativamente. 10 Incluidos el medio ambiente y la ecología. 11 Éste es un tema central de la educación, en cuanto ella es un instrumento básico para aumentar la conciencia y la coherencia humanas. 12 Aquí el lector debería hacer una profunda reflexión. Si esto tiene sentido para él, es muy importante notar que la tecnología no se puede dejar sola. Que ésta es, en el fondo, una manifestación de la inteligencia, la sabiduría y la conciencia humanas. 243


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rior propone un nuevo horizonte tanto para la educación como para la economía y el medio ambiente. Todo esto exige una transición hacia un nuevo paradigma medioambiental, donde las leyes enunciadas anteriormente tienen un papel primordial.

Una nueva educación requiere de un nuevo nivel de conciencia. Una nueva educación debería crear espacios para la autorrealización del Ser, para abordar tanto lo externo como lo interno, simultáneamente, y para entender la naturaleza de la relación entre la educación, el medio ambiente, la economía y la espiritualidad.

No hace mucho tiempo propuse el término: “capital natural”,13 y muchos economistas lo rechazaron de plano.14 Hoy es un término conocido y de muchísima importancia y aplicación. Últimamente, estoy proponiendo que haya una mayor atención a nuestro capital espiritual.

El debate sobre la sustentabilidad La nueva arquitectura de la educación ambiental, en general, y de la educación en economía ambiental, en particular, debe estar anclada en el desarrollo sustentable. Éste es uno de los temas centrales que hoy en día une coherentemente el debate que existe entre la educación y la economía ambiental. La educación como tal ha seguido alimentando dimensiones diferentes de dicho desarrollo. Vale la pena plantear algunos alcances preliminares.

Es por eso que el reconocimiento de todas estas leyes espirituales no se basa sólo en la idea de sugerir un nuevo horizonte para la educación, la economía y el medio ambiente, sino para todas las actividades humanas. En todas estas actividades humanas debe haber una dimensión del triangulo del saber, hacer y tener, así como de la esfera del Ser. Es decir, un gran énfasis en la autorrealización del Ser. Esto se aplica, por ejemplo, a la medicina, la abogacía, la arquitectura, la agronomía, la ingeniería, etc. Para proceder de manera correcta, cada una de estas disciplinas exige un proceso muy bien definido de autorrealización. Por ejemplo, los médicos tienen que autorrealizar la vida. Los arquitectos e ingenieros deben autorrealizar el espacio y el tiempo. Los agrónomos deben autorrealizar la Ley Natural. Y los abogados deben autorrealizar la justicia.15 Sin estos procesos de autorrealización, profesiones sólo basadas en el saber carecen de todo sentido y horizonte, y sus impactos en la transformación humana serán mínimos.

Primer alcance. El concepto y los horizontes del desarrollo sustentable han tenido un ciclo de vida intelectual que incluye la transformación de un tema mucho más extenso: el del bienestar humano material y espiritual. Para muchos economistas, éste es un ciclo que contiene elementos expuestos en un orden jerárquico, lo cual implica (en principio) que uno debe realizarse primero, y lo otro viene después. O que uno condiciona al otro. Una primera parte del ciclo generalmente está representado por el crecimiento económico. Éste ha sido definido de muchas maneras, pero en su esencia se refiere a la velocidad con que una economía acumula capital. El crecimiento también es una expresión del tipo de capital que esta economía acumula (v.g., financiero, humano, natural). Si uno usase una figura más bien vulgar, el crecimiento se refiere a la creación y engrandecimiento de una “torta”. Una segunda parte del ciclo está representada por el desarrollo económico y social. Éste también ha sido definido de muchas maneras, pero el gran énfasis se ha hecho en la distribución de los beneficios del crecimiento económico. Responde a preguntas relacionadas con para quién y cuándo se está repartiendo la “torta”. Una tercera parte del ciclo está representada por el tema central de este artículo: el desarrollo sustentable. Sólo para adelantar un concepto básico, uno podría decir que la sustentabilidad del desarrollo desemboca tanto en el tema del balance intertemporal como en el balance espacial que debería existir entre las distintas formas de capital que participan en el desarrollo y que, también, han formado la base del crecimiento económico. Es un tema eminentemente intertemporal, espacial y de naturaleza distributiva, entre los actores y entre las

Por lo tanto, el impacto de esa tecnología no está en su manifestación material solamente sino, además, en su base espiritual. Albert Einstein expresó sus reservas en relación con este punto diciendo que él no tenía problemas en aceptar la velocidad del cambio tecnológico, pero sí tenía problemas con el nivel de conciencia de aquellos que usarían dicho cambio. 13 Hace un tiempo escribí un artículo explicando la naturaleza y alcance de este término. Ver, por ejemplo, “Significant Aspects of Sustainable Development: At a Glance”. Además, “Embracing Spiritual Economics”, Spirituality and Reality Journal. Volumen 1, Número 1, mayo de 2001. 14 Este debate se produjo cuando escribí La evaluación anual de los proyectos del Banco Mundial, de 1987. Este volumen fue dedicado al tema de la sustentabilidad del desarrollo y se basó en la revisión de cerca de 2.000 proyectos terminados. En un momento dado se me pidió que retirara el término “capital natural”, porque de lo contrario ese documento nunca sería aprobado. 15 Estos temas son tratados en un libro en imprenta titulado La sociedad del doscientos por ciento. La idea central de este libro es que tenemos que aspirar a una sociedad que sea material y espiritualmente rica. 244


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Último alcance. Si uno está dispuesto a reconocer todas las etapas del ciclo antes mencionado, y si uno entiende realmente la naturaleza y el alcance de dichas sinergias entre las distintas etapas, se da cuenta de que ellas no son necesariamente jerárquicas y que, en la práctica, interactúan constantemente entre sí, de manera ya sea virtuosa o destructiva. Esta forma de definir las diferentes etapas ayuda a eliminar una serie de mitos existentes, que obstaculizan la educación y el avance en materia de política tanto económica como ambiental. Ejemplos de esos mitos son: crecer primero para después proteger el medio ambiente. O que hay que crecer primero para hacer justicia social después.

distintas formas de capital, para evitar que se agoten entre sí, o que una generación marginalice los beneficios de la(s) otra(s). Segundo alcance. Existen otras partes importantes de este ciclo, que se comienzan a manifestar y de las cuales aún no se ha hecho un análisis sistemático en relación con su impacto en la naturaleza y el contenido de la educación. En particular, se ha demostrado en muchos estudios que el desarrollo sustentable necesita de una forma única de empoderamiento de los actores.16 Es así como se podría llamar a esta nueva etapa del desarrollo empoderado. Este tipo de desarrollo pone más énfasis en los actores (v.g., gobernantes, administradores de empresas, trabajadores) que en los fenómenos ambientales en cuestión (por ejemplo, la contaminación). No sólo se analiza el proceso de contaminación, o de pérdida de biodiversidad, sino que además se debe analizar quiénes están detrás de estos fenómenos y cómo empoderar a los actores para corregir los efectos negativos externos. La pregunta para aquellos relacionados con la educación no es solamente quién contamina, sino también por qué el actor contamina. Es importante retener que se trata de varias dimensiones de la palabra “poder”. Por ejemplo, de un poder tanto interno como externo, y tanto individual como colectivo: cuatro dimensiones relevantes y simultáneamente activas. En el pasado la educación ha enfatizado la parte externa e individual. La gran transformación de la educación debe estar hoy en lo interno y lo colectivo. Y es en esta atención al poder interior y a la dialéctica entre el poder individual y colectivo donde aparece la importancia de la espiritualidad en el desarrollo sustentable. La espiritualidad como base de nuestra transformación humana. Es así como el paradigma del desarrollo material y espiritual sustentable está basado en una serie de leyes espirituales importantes, que tienen que ver fundamentalmente con a) “lo externo es como lo interno”; b) “la existencia de una total interdependencia humana, humana-natural, humana-espiritual, natural-espiritual y humana-natural-espiritual” y c) “los espacios y las identidades espirituales”.17

Basado en una experiencia personal, vi muchos avances en materias de desarrollo sostenible, sin que hubiese una educación realmente coherente y a la altura de lo que se demandaban los actores. Esto ha llevado a un gran retraso en materia de mejoramiento ambiental. Fui parte integral del debate inicial y subsecuente sobre la sustentabilidad del desarrollo, con grandes batallas intelectuales entre los economistas y ecologistas, y donde los economistas neoclásicos rechazaban en forma activa y a veces abrupta muchos de los conceptos aquí propuestos. Hubo una época en que hablar de sustentabilidad del desarrollo era mal visto y hasta contaba en contra de la imagen académica del que defendía esos puntos de vista. Hoy, todos hablan sobre una sociedad sustentable, sobre un mundo sustentable, etc. Pero, antes valdría la pena responder a una pregunta que parece ser más fundamental: ¿Es posible autorrealizar la visión de una sociedad sustentable, o es esta visión simplemente una utopía?18 No habrá una respuesta cierta a esta pregunta en cuanto tengamos definiciones diferentes de lo que constituye una sociedad sustentable. La definición más simple, pero didáctica, de desarrollo sustentable fue decir que para que una sociedad fuese sustentable, debería serlo al menos en tres áreas de la actividad humana: económica, ecológica (ambiental) y social. Aunque esta definición calmó a muchos economistas tradicionales 18 Naturalmente, detrás de esta pregunta hay una gran duda de lo que es factible hacer y del tiempo precioso que esto llevaría en hacerse. No es un asunto de retórica, ya que muchos han argumentado que todo esto es ilusorio, como lo es vivir en paz, o estar en un estado de salud plena individual y colectivamente. Muchos argumentan que desde que el ser humano habita la Tierra está modificando el medio ambiente, y que no existe este concepto de destrucción. Lo mismo se dice en relación con la paz, argumentando que el ser humano siempre ha estado en conflicto, o que la naturaleza del ser humano es así, conflictiva.

16 Éste es un tema que debería ser tratado en forma mucho más amplia, y que aquí se trata en forma pasajera. Todas las soluciones e instrumentos para corregir el deterioro medioambiental necesitan de un fuerte empoderamiento de los actores. Ejemplos de estos instrumentos son: impuestos, subsidios, asignación de derechos de propiedad, etcétera. 17 Las leyes espirituales más importantes han sido desarrolladas en dos de mis libros recientes, The 10 Spiritual Laws To Heal the World (2007) y Global Warming; Inner Warming (2008). 245


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neoclásicos,19 no es menos cierto que dicha definición no permitía sacar adelante significativamente las soluciones que se necesitaban para llegar a la sociedad sustentable. En parte, esto se debió a una falta de conocimiento y de información de las dinámicas que estaban en juego en relación con las variadas formas de interdependencia e interconexión entre lo económico, lo social y lo medioambiental. Ciertamente, un fracaso de la educación.

ya hacía mucho tiempo. La definición tradicional de sustentabilidad tenía que ver con la habilidad de mantener el esfuerzo del desarrollo, es decir, la capacidad de mantener los beneficios netos esperados de los recursos de capital invertidos tanto a través del tiempo como del espacio. Como conclusión, se propuso una nueva definición de desarrollo sustentable: la sustentabilidad del desarrollo consistía en alcanzar un balance (armonía, ritmo, sinergia) entre todas las formas de capital que participan en el desarrollo económico y social. Es decir, se reconocía que las relaciones (derivadas) parciales y totales entre todas las formas de capital, y el desarrollo sustentable, eran mayores que cero.21 Por lo tanto, el uso del capital físico, por ejemplo, tendría un impacto importante en la disponibilidad, manejo y uso del capital natural o de otras formas de capital. Un exceso de capital físico (como la construcción de caminos y carreteras) puede tener un impacto externo negativo sobre el capital natural y, por lo tanto, un impacto negativo en la sustentabilidad ambiental. Se hizo un gran esfuerzo para relacionar esta definición con las definiciones de crecimiento económico, desarrollo económico, pobreza, y otra serie de términos clásicos en economía.

Como una forma de avanzar en el ámbito de la educación en economía ambiental, se relacionaron esos temas de la sustentabilidad con las bases de una teoría ampliada del capital y del crecimiento económico. Por lo tanto, se igualó el término económico con formas de capital creadas, como el capital físico y financiero; el término ambiental, con el capital natural, y el vértice de lo social, con el llamado capital humano y social. En este último, la educación tendría un rol primordial. Este marco analítico dio cabida a una serie de investigaciones económicas y sociales de gran importancia, particularmente en relación con el capital natural y el capital social. Desde el ángulo educacional, lo más limitante fue la falta de un marco conceptual para trabajar en forma tridimensional simultáneamente. Es decir, dar respuestas sobre las distintas sinergias existentes entre el capital creado, el capital natural y el capital social.

Durante la misma época, se le encargó a la señora Gro Brundtland22 que escribiera una opinión fundamental sobre el tema de la sustentabilidad. La Comisión Brundtland concluyó que un desarrollo sustentable es aquel que es capaz de satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de alcanzar sus propias necesidades. El concepto de necesidad es central en esta definición.

Esta educación necesitaba de investigaciones más refinadas, para así llegar a propuestas universales y aplicables en diversas situaciones. En este contexto, dirigí en 198720 una investigación sobre la sustentabilidad del desarrollo, basada en más de 2.000 proyectos de desarrollo terminados (en todos los sectores de la economía). Allí, los resultados permitieron desagregar las diferentes formas de capital, explícitamente, en seis de ellas: físico, financiero, institucional, humano, cultural y natural. Esta investigación también reafirmó que el debate histórico sobre sustentabilidad existía

Dentro del debate internacional, cuestioné el triangulo de la sustentabilidad anteriormente mencionado. La propuesta se basó en los estudios espirituales de los Vedas. Y fue así como esas formas de capital –v.g., creado, natural y social– fueron reemplazadas por los capitales humano, natural e institucional. Esta propuesta fue lan-

19 Un grupo significativo de economistas tradicionales tenía dudas sobre lo sustantiva que era la economía ambiental. En mi experiencia profesional, fui fuertemente reprobado por afirmar que era un economista ambiental. Muchas de las promociones recibidas fueron aprobadas por paneles técnicos y no económicos. De hecho, muchos refutaban la legitimidad de la economía ambiental como profesión. Pasó bastante tiempo antes de que las instituciones internacionales aprobaran en sus organigramas el título profesional de economista ambiental o economista de recursos naturales. Puedo decir esto con legitimidad, ya que fui el primer funcionario que llevó este nuevo título, después de un debate importantísimo durante casi dos décadas. 20 Ver The World Bank, The Annual Review of Evaluation Results, 1987. Operations Evaluation Department. The World Bank. Washington D.C. 20433.

21 En el análisis económico tradicional, que ignoraba al capital natural, explícito implícitamente, se estaba sugiriendo que las relaciones entre el capital natural y las otras formas de capital eran insignificantes o inexistentes. En términos de cálculo matemático, esto es equivalente a decir que las derivadas parciales entre las distintas formas de capital y el capital natural eran cercanas a cero. Esto aparece generalmente cuando uno asume que una forma de capital es infinitamente abundante. Ésta no es una percepción nueva. También existió esta forma de pensar en relación con la mano de obra, que se asumía con un valor cercano a cero, cuando era significativamente abundante. 22 Report of the World Commission on Environment and Development, Our Common Future, Oxford University Press, 1987. 246


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zada en el X Congreso Mundial Forestal. Lo importante aquí era reconocer la importancia de las interacciones entre lo humano, lo natural y los procesos intrínsecos –el capital institucional– que estaban en la base de esas interacciones; distintas formas de interacción arrojan resultados diferentes. Además, se sugirió que, en esencia, el capital institucional también era creado por el capital humano. Y fue así como se dieron muchas recomendaciones de cómo alcanzar los objetivos de la sociedad sustentable, basada principalmente en el desarrollo del capital humano y en la interacción entre el capital humano y el capital natural.23

podría llamar Un Contrato Global.24 Sin este Contrato no será fácil lograr acuerdos que puedan contribuir significativamente al manejo colectivo de nuestro planeta. La educación tendrá que desempeñar un papel clave en la formación de consensos globales. Y, en este contexto, hay dos dimensiones esenciales que son tratadas a lo largo de este texto. Una, la creación y difusión de Una Nueva Eco-Moralidad, y otra, la creación –a través de la educación y la autorrealización del ser– del Ser Global. Finalmente, no es posible referirse al desarrollo sustentable sin abordar el tema de las relaciones intertemporales y las cuestiones emanadas de la valuación de los recursos naturales y del medio ambiente. Una base importante de una educación ambiental debe estar directamente relacionada con entender la naturaleza (Ley Natural) y con el alcance de las relaciones intertemporales. Un tema que no es sólo ambiental, sino además ético y moral: otro gran desafío para la educación. Y, además, la educación tiene que contribuir a crear un marco analítico capaz de expresar correctamente este tipo de decisiones/relaciones.

El debate futuro sobre este tema, que comienza a vislumbrarse ahora, está relacionado fundamentalmente con nuestro capital humano espiritual y con aspectos importantes del capital institucional, como los derechos humanos, la moral y la ética. Más aún, éste será un debate en el que la sustentabilidad del desarrollo se verá como algo principalmente global, colectivo, en relación con el manejo de los bienes públicos globales, como los bienes ambientales globales (v.g., capa de ozono), la seguridad humana, la paz, la estabilidad social, etc.; todo en el nivel global.

Este tema de la intertemporalidad tiene aspectos tanto técnico-teóricos como de tipo humano y espiritual. Por ejemplo, una gran parte de este tema ha sido definida por el alcance que el desarrollo económico está teniendo en las generaciones futuras, y por el alcance que tienen las distintas formas de valoración del capital.

Esta nueva etapa de la educación ambiental requerirá de un refinamiento más detallado de las relaciones entre las entidades locales, nacionales, regionales y globales. Este nuevo debate del desarrollo sustentable pasará forzosamente a través de un intercambio detallado de las formas de organización que serán necesarias global, regional y nacionalmente. Por el momento, las organizaciones internacionales existentes han tenido un impacto mínimo y no han dado lugar a la creación de una verdadera sociedad sustentable. Finalmente, tendrá que aparecer un horizonte consensuado global. Se

La necesidad de un entendimiento correcto: cambiar nuestro sistema de valores

En cierta forma, el desarrollo sustentable puede ser visto como una colección de valores. Estos valores, en el fondo, son un gran determinante de las decisiones interpersonales e intertemporales que tomamos en torno a los procesos de transformación humana. Así como la economía de mercado está basada en valores materialistas e individualistas –v.g., competencia, exclusión–, el desarrollo sustentable está rodeado también de una serie de valores, que van más allá de lo material e individual. En el caso del desarrollo sustentable, hay varios valores que son en esencia no materiales (v.g., éticos, morales, humanísticos y espirituales) y fundamentalmente colectivos. Y son éstos los valores que determinan las decisiones que tomamos en relación con las ge-

23 Era una época de muchos debates y creatividad. Salieron a la luz muchos triángulos u otras formas gráficas de expresar lo que se estaba proponiendo. En lo que a mí respecta, la idea principal era darles muchísima importancia al capital humano y a sus derivados institucionales, ambos en relación con el capital natural. Importancia que tenía grandes implicaciones en cuanto a las políticas económicas y sociales que derivarían en una sociedad sustentable. Mientras muchos continuaban con una promoción del capital físico y financiero, yo estaba en la propuesta del desarrollo del capital humano e institucional. En parte, estas propuestas venían de mi educación en economía institucional en la Universidad de Wisconsin, fuertemente alimentadas y apoyadas por un gran profesor que estaba allí (19731976), Daniel W. Bromley. Los análisis económicos siempre comenzaban con lo humano e institucional. Es evidente, por lo tanto, la importancia que estas divergencias analíticas tienen en la definición del contenido y alcance de la educación, incluida la educación en economía.

24 Aquí se usa el término “contrato” porque existen tanto derechos como responsabilidades. Pensemos cómo el Protocolo de Kioto representa el fracaso global de derechos y responsabilidades. 247


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neraciones presentes y futuras, con los desafíos de hoy y mañana, y con el manejo de nuestro medio ambiente humano y natural en general. Ejemplos de estos valores son la cooperación, la interdependencia, el respeto, la solidaridad, el amor, la paz, la compasión, etcétera.25

leza. En gran medida, esto se debe a un valor incorrecto que asume que vivimos en un mundo de inteligencia diferenciada.26 Es decir, donde existen actores o cosas que son más inteligentes que otros, y los menos inteligentes deben servir a los más inteligentes (una noción platónica). Específicamente, se postula con frecuencia que el ser humano es más inteligente que todo lo que hay a su alrededor; y esta noción está muy enraizada en la educación.

Es importante entender que estos valores no son sólo palabras que se deben patrocinar y diseminar, sin disminuir la importancia de tomar conciencia de ellos. Estos valores son estados del ser. Son estados de la naturaleza humana que, por lo tanto, hay que autorrealizar. Si estos valores no se autorrealizan, será imposible alcanzar los objetivos, metas y horizontes del desarrollo sustentable. Y es aquí donde los sistemas educacionales deben cumplir un papel fundamental.

Esto –que pareciera ser muy esotérico y abstracto en nuestro sistema educativo– ha tenido grandes impactos en nuestro medio ambiente humano y natural. Matar a los animales o hacerlos sufrir no es fundamental. Aún se discute el derecho de los animales y de la naturaleza. En su mejor expresión, se les considera “derechos derivados” de los derechos humanos. Es interesante notar la reciente ley que fue ratificada por el Congreso ecuatoriano, donde la Naturaleza aparece como sujeto de derecho propio. Una noción importantísima en el ámbito de alcanzar el entendimiento correcto.

Un valor central en el desarrollo sustentable es el de la interdependencia. Sin embargo, antes de prestar especial atención a este valor de la interdependencia, quisiera hacer notar que ha habido una serie de valores que son responsables de la mayor parte de la degradación medioambiental. Uno de esos valores o creencias ha sido pensar que la naturaleza es un basurero de tamaño infinito y que, por lo tanto, podemos arrojar cualquier tipo y cantidad de basuras. Cuando las personas abren la ventana del automóvil y botan las cáscaras de plátano o las colillas de cigarrillos demuestran que éste es el caso. Una forma complementaria de este valor es la creencia de que alguien, posiblemente el gobierno, va a (o debe) encargarse de esta degradación o de esta basura. En particular, este valor o este entendimiento incorrecto nos ha llevado a un sesgo o a una relación asimétrica de derechos y deberes, que ha tenido como resultado lo que estamos experimentando hoy en día. Por una parte, soy yo el que contamina, mientras que, por otra parte, espero que otros absorban el costo de la descontaminación. Esto nos ha llevado a una destrucción flagrante de la tierra, el agua y el aire, sólo como ejemplos, ya que hay otros elementos (biodiversidad): una miopía avanzada.

Todo lo anterior ha producido grandes demoras por parte de muchos diseñadores de políticas económicas y medioambientales en la aceptación de valores ecológicos y de conservación pura. Es decir, de la importancia de adoptar políticas y acciones que dejen en forma prístina e intocable muchos aspectos de la naturaleza. Éste es un tema controversial, pero es la educación la que tiene que proveer los espacios institucionales e intelectuales para que estos temas se desarrollen y discutan en todos los niveles de la vida humana. No olvido un debate sobre la importancia de las relaciones intergeneracionales. La importancia de dejar un mundo aceptable para las generaciones futuras. En este contexto, se debatió por mucho tiempo el derecho de dichas generaciones, y algunos concluyeron que ellas no eran sujetos de derecho: no tenían derecho, porque no existen.

Otro de los grandes valores que distorsiona el entendimiento correcto o nos aleja de él es el énfasis o aproximación antropomórfico, como si todo estuviese funcionando alrededor de los seres humanos, como si fuésemos lo principal y el centro cósmico de estas relaciones entre el ser humano, los seres vivientes/sensibles y la natura-

En todo lo anterior se encuentra un gran valor subyacente: la interdependencia.

26 Éste es un concepto clave para entender a dónde puede ir la educación en su próxima etapa. Si se sigue promoviendo la visión de que el ser humano es lo más avanzado y más inteligente frente a todo “el resto”, pienso que continuaremos acelerando la destrucción ambiental. En mi experiencia, todo tiene la misma inteligencia, independientemente de si yo tengo la capacidad de sentir esa arquitectura igualitaria. No hay elementos superiores y otros inferiores. Dicha postura refleja un gran error del intelecto.

25 Hay una cadena que se forma entre los resultados y las decisiones. Y entre las decisiones y los valores. Esto induce a pensar lógicamente en la relación entre valores y resultados, una variable clave en la toma de decisiones públicas y privadas. 248


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El desarrollo sustentable es esencialmente una toma de conciencia de nuestras distintas formas de interdependencias, sean estas interespaciales o intertemporales. Pero la interdependencia –como tal, y dondequiera que ésta se manifiesta– es un estado del Ser. Es una experiencia externa e interna. Algunas personas son más sensibles a este estado o tienen un nivel de autorrealización más alto de sus características e implicaciones.

sabemos esto. Sin embargo, tal vez es menos conocida la influencia de la Ley Natural en todos los aspectos no materiales de nuestra existencia humana, incluida nuestra espiritualidad. Muchas de las soluciones de nuestras enfermedades y desafíos se encuentran en (y demandan) un reordenamiento de la Ley Natural. Una premisa fundamental es que todos los seres tienen una misión en la Tierra.27 Nada es por azar. Somos parte de un orden al cual todos los seres pertenecemos. Para lograr esa misión, la persona posee un grupo de herramientas. Nadie es lanzado “desnudo”. Así, este trabajo de cumplir con nuestra misión se basa fundamentalmente en el código genético del espíritu, la arquitectónica (la estructura) de esa misión. Ésta es al mismo tiempo una misión individual y colectiva. Cada misión tiene componentes colectivos. Aquellos que no están en el camino de su misión nunca maximizarán la contribución de ellos a su misión y a las misiones del resto del mundo. Igualmente, aquellos que no están en su misión se enfrentarán a sufrimiento, enfermedades, etc. De este modo, es esencial saber nuestra misión y la naturaleza de este código genético. La educación es esencial en este sentido.

Cuando la sensibilidad es muy baja, entonces el comportamiento humano es tal que se traduce fuertemente en una destrucción ambiental. Y es aquí donde la educación y la espiritualidad tienen un vértice importante que cultivar. Es aquí donde la educación debe evidenciar eminentemente los valores colectivos, donde se incluyen todos los tipos de existencia, y no sólo la existencia humana. Esta noción de lo “colectivo” no es necesariamente una adición de aritmética de las acciones individuales. Es mucho más que eso. Lo colectivo es mucho más grande que la suma de sus partes. Una educación basada sólo en aspectos individuales, con valores individualistas, está siendo derrotada por los números. Es la interdependencia la que hace que el total (lo colectivo) sea mayor que la suma de sus partes (acciones individuales). Somos totalmente interdependientes. Vivimos en un mundo colectivo interdependiente en su totalidad.

Cuando la conciencia humana es muy baja, la mayoría de las personas no tiene las experiencias para reconocer las distintas formas de interdependencia. Como resultado, actúan con dualidad, como si la interdependencia no existiese. He aquí varios elementos:

Valdría la pena hacer notar tres formas fundamentales de interdependencia. Ésta es la interdependencia de tres grupos: los seres humanos, la naturaleza y el espíritu.

Primero, cada ser humano es interdependiente y está conectado a todos los otros seres humanos. Para muchas personas ésta es una experiencia diaria y no exige mucha explicación. Esta interdependencia puede ser física, emocional o de cualquiera otra naturaleza. Y para aquellos que son susceptibles a la interdependencia humana, esto representa una dimensión esencial de sus vidas; crean esas formas de la interdependencia mutua.

Todos sabemos de la existencia de nuestro ADN, nuestro sello material que indica la composición esencial de nuestro cuerpo. Estos códigos son importantes no tan sólo en el ámbito físico sino también en los ámbitos emocional y psicológico. Ésta es un área de gran investigación científica con grandes resultados. Como se afirmará posteriormente, este código genético no existe en forma aislada de otras personas y otras dimensiones humanas.

Segundo, los seres humanos son interdependientes respecto a los animales y todas las partes de la naturaleza (por ejemplo, los árboles, la tierra, las piedras, los minerales, el agua, el aire, la zona y todos los elementos fundamentales de la existencia de vida). No hay muchos aspectos del código genético humano que puedan

La fundación de la naturaleza y sus procesos de transformación y evolución están arraigados en la Ley Natural. Esto lo sabemos y experimentamos diariamente. El amanecer y la puesta del sol son parte de esta Ley Natural. El movimiento de los océanos, las corrientes de aire y el ciclo del agua son también ejemplos de esta Ley Natural. Tal vez el ejemplo más evidente es el de las estaciones del año: verano, otoño, invierno y primavera, y las implicancias correspondientes que tienen en nuestra transformación material y espiritual. Todos

27 A medida que uno desarrolla más su nivel de conciencia comienza a ver y a sentir con más claridad la importancia del CGE. No es fácil describirlo –en cuanto nace de una realidad no material y no apropiable– en un lenguaje común. Es por eso que se le ha definido de esta manera, y como algo altamente ligado a nuestra misión en este planeta. 249


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ser realizados sin un componente de la naturaleza. Uno de estos aspectos es la renovación física: comer los productos de la naturaleza. Ésta es una forma fundamental de interdependencia. Otro ejemplo es la importancia de nuestro descanso: siempre buscamos un nicho dentro de la naturaleza.

lizar estos distintos y avanzados niveles de conciencia. La educación debe eliminar los filtros28 que mantienen a las personas en estados de conciencia inferior y que inducen a comportamientos destructivos. En relación con una Nueva Eco-Moralidad, cabe empezar por un reconocimiento inmediato de ciertas estadísticas globales que nos acompañan ya por muchos años. Lo que se observa es que nuestro vecindario global está en crisis. La mitad de nuestros recursos forestales, que cubrían casi la mitad de la Tierra, ya ha desaparecido. Sólo en un quinto de la Tierra quedan recursos forestales nativos. Cerca de un 20% de todas las especies se extinguirán en los próximos 20 años. Casi un 50% de las especies de plantas están en riesgo de extinción. En su mayoría, los espacios que alojan a los corales están en riesgo de eliminación total, y eso tendrá grandes impactos en la pesca marítima. Las tortugas y los mamíferos marinos también están sufriendo modificaciones significativas. La desertificación de muchas tierras sigue avanzando vertiginosamente, con las consecuencias que esto tiene para la agricultura y la alimentación. Cientos de millones de personas están afectadas por dicha desertificación (no solamente en África). Y así, hay que considerar muchos aspectos más, que van en la dirección opuesta de la sociedad sustentable.

Tercero, los seres humanos y la naturaleza son interdependientes respecto al espíritu. La misión es lo que uno tiene que lograr aquí para continuar su evolución espiritual dentro del reino del espíritu. La separación de estos tres códigos genéticos (humano, natural y espiritual) es el origen principal del sufrimiento. Una de las razones por las cuales vivimos en dualidad son los sistemas educacionales del pasado, debido a que estaban basados en una concepción desigual entre lo natural y el espíritu; lo que se puede llamar la teoría de la inteligencia desigual. Esta relación de superioridad e inferioridad se ha traducido en un ser humano que piensa que es más inteligente que la naturaleza y que ésta debe servirlo, en un sentido amplio del término. Esto ha llevado a la destrucción ambiental acelerada que hoy estamos viviendo. En mi experiencia personal, incluida mi experiencia espiritual, esto no es posible. Todo en la creación tiene la misma inteligencia. Si la inteligencia desigual fuera el caso que controla nuestras relaciones con la naturaleza, nadie debería alimentarse de la naturaleza (como frutas y verduras), ya que en el largo plazo terminaríamos agotando nuestra inteligencia.

A esto se suman grandes variables en juego, que aceleran los procesos de degradación tanto en lo humano como en lo natural. Vale mencionar las siguientes: población y cambio demográfico; pobreza aguda; la destrucción ambiental como un problema tanto global como local, cambiando los papeles de los actores para alcanzar el desarrollo sustentable; la alta velocidad del cambio social; cambios en nuestros sistemas de valores (conservación), y la creación progresiva de bienes públicos nacionales y globales. Naturalmente, cada una de estas variables demanda un tratamiento especial que

En busca de la visión correcta: una Nueva Eco-Moralidad Pienso que la educación debe tomar un nuevo rumbo. Este rumbo debe ser enfocado al menos en tres áreas principales. Primero, establecer las bases y la arquitectura de una nueva moralidad, como un horizonte y un camino diferente de transformación humana sustentable. Segundo, construir los espacios y desarrollar las prácticas que están íntimamente ligadas a entender las diferentes formas de interdependencia. Es nuestra insensibilidad a estas formas de interdependencia la que nos lleva a destruir el medio ambiente humano y natural. Si existiese una gran sensibilidad, estos procesos destructivos disminuirían significativamente. Tercero, crear las condiciones para aumentar la conciencia humana en todos los niveles, tanto individual como colectivamente. Esto no es sólo una declaración de principios; es algo práctico y fundamentalmente realizable. Y es a través de la educación que se podrían desarrollar y autorrea-

28 Hay muchos filtros que son importantes de identificar: alto nivel de estrés tanto de las personas como de todo el reino animal y natural; alto nivel de toxicidad tanto material (drogas, cigarrillos, alcohol) como espiritual (pensamientos negativos, intención errada); los miedos que nacen de realidades o estados abstractos del ser –dichos miedos aumentan en gran medida como resultado de las crisis globales o nacionales–; la inhabilidad para autorrealizar los valores colectivos asociados a la ley natural; valores y creencias culturales que en su base están en contra de la conservación y el manejo de los recursos naturales (crecer primero materialmente y conservar después), etc. El alto nivel de toxicidad anestesia los sentidos, y, por lo tanto, se aumenta el grado de insensibilidad en relación con los procesos de contaminación del aire, el agua, el espacio, y otros. El estrés desconecta los sentidos de equilibrio y de interdependencia respecto al medio humano y natural. Y así sucesivamente. 250


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va más allá del objetivo de este artículo. Estas variables son “aceleradores” de la destrucción ambiental. Ellas están entrelazadas con aspectos humanos y sociales de importancia capital: inequidad e injusticia social, falta de diversidad social; racismo y discriminación; guerras y conflictos; eliminación progresiva de los pueblos indígenas; falta de atención a los niños y a los más viejos, y falta de compromisos políticos.

Estos arreglos institucionales deben crear y desarrollar nuevas formas de gobernancia de la sustentabilidad. No se trata de copiar o aplicar otras formas de gobernancias solamente porque son eficaces para tratar los problemas económicos. Las nuevas formas de gobernancia deben abordar tanto el cálculo económico como los cálculos medioambientales y sociales. Además, el nuevo aparato institucional debe ser empoderado en todos los niveles. De lo contrario, veremos nuevamente cómo las organizaciones y los incentivos no están a la altura ni a la par de la complejidad de la sustentabilidad del desarrollo.

La educación debe cumplir un papel fundamental, abordando estos temas desde el comienzo en las escuelas primarias. La educación debe avanzar hacia una sociedad del doscientos por ciento, donde haya tanto un bienestar material como espiritual.

Finalmente, la necesidad imperante de incorporar orgánicamente el tema y las prácticas de la sociedad sustentable dentro de las políticas e instrumentos de carácter macroeconómico. Por el momento, la macroeconomía ve a la sociedad sustentable como un residuo de las políticas y no como la base y el comienzo de la creación y gestación de dichas políticas;30 la sociedad sustentable es un aspecto residual.

Como punto de partida de esta Nueva Eco-Moralidad, necesitamos identificar algunas condiciones importantes para alcanzar la sustentabilidad económica, ambiental y humano-social. Quisiera comenzar con tres de ellas: Primero, la necesidad de un contrato social.29 La sustentabilidad es algo fundamentalmente colectivo en que todos tenemos que participar. Mientras nuestros sistemas educativos estén orientados en su mayor parte a aspectos individualistas, es casi imposible la creación de dicho contrato social. Nuestros valores son tan individualistas que la sola mención del término contrato social causa problemas profundos a una parte significativa de la población. En particular, a aquellos que poseen la riqueza material de una sociedad. Este contrato no será solamente local, regional y nacional sino, además, global. Nuestros bienes públicos globales formarán una parte integral de dicho contrato. Esto sugiere una serie de preguntas que aún no encuentran respuestas adecuadas: ¿Qué hacemos con la Amazonia? ¿Cómo protegemos nuestra capa de ozono? Y muchas más. El debate alrededor del Protocolo de Kyoto nos enseñó que hay grandes dificultades en establecer este contrato social.

Para sacar adelante dichos cambios, no hay duda de que debemos tener una visión compartida sobre el destino de la humanidad, una capacidad para llevar a cabo una profunda revolución de valores, una fundación racional y efectiva en las acciones de tipo colectivo en todos los niveles de decisión, una transformación interior de todos nosotros, un cambio de un proceso de experimentación a un proceso de autorrealización y un nuevo tipo de liderazgo, y desarrollar nuevos tipos de líderes. Dado lo anterior, podemos abrir los espacios para compartir las dimensiones fundamentales de una Nueva Eco-Moralidad.

Segundo, la importancia de crear aparatos institucionales congruentes y sinérgicos con los desafíos aquí mencionados. El aparato institucional –organizaciones e incentivos– es caduco. No está respondiendo a las realidades y desafíos de nuestra sociedad sustentable.

Hay varios aspectos generales importantes de mencionar. La Nueva Eco-Moralidad demanda formas distintas de entender el papel y alcance de la naturaleza. De una naturaleza inerte, pasiva, a una naturaleza viva. De una naturaleza menos inteligente, a una naturaleza tan inteligente como la de los que habitamos la Tierra. De una naturaleza de infinita capacidad, a una naturaleza que necesita ser administrada en todos sus aspectos.

29 Aquí se usa la palabra contrato en forma deliberada, ya que un consenso no es suficiente. La palabra contrato trata de enfatizar no sólo los derechos sino también las responsabilidades. Un contrato colectivo en que todos estemos incluidos. Un primer paso en la redacción de dicho contrato es la búsqueda e identificación de dimensiones o aspectos universales que todos deberíamos observar. Un ejercicio muy relevante en este sentido, y que ilustra una forma de contrato, es “The Earth Charter”.

30 Para muchos, la sociedad sustentable es el resultado de los cálculos económicos y financieros. Existe una jerarquía que implica que primero se deben alcanzar los objetivos fijados en esos cálculos y después entrar en los cálculos medioambientales y sociales. Este paradigma no ha dado los resultados esperados y debemos cambiarlo lo antes posible. Esto no debería sugerir que el cálculo económico no es importante. Lo es, pero no debería subyugar las otras formas de cálculo. 251


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¿Un nuevo “camino crítico”?

Una naturaleza que demuestra grandes elementos de escasez y no siempre de abundancia. De una naturaleza que se debe explotar, a una naturaleza que se debe conservar. De una naturaleza allí afuera, no integrada, a una naturaleza totalmente parte de todas las formas de vida existentes. De una naturaleza que sólo contribuye al bienestar material, a una naturaleza que contribuye al bienestar material y espiritual de todos los seres vivos y sensibles. La educación es clave en la transformación hacia nuevas formas de comprender y autorrealizar las distintas dimensiones de la naturaleza.

Sin menospreciar la gran importancia del camino recorrido hasta ahora, creo que es el momento de grandes cambios paradigmáticos, en donde la educación debe tener un papel esencial. De lo contrario, debemos estar preparados para una gran tragedia ecológica y humana. Es en este contexto que hago una serie de sugerencias prácticas, con acciones concretas que se deben tomar. En seguida, algunos ejemplos: El movimiento ecológico. Pienso que deberíamos formar un nuevo movimiento ecológico basado fundamentalmente en valores renovados y en estados más avanzados de conciencia humana. Un movimiento que realce la autorrealización de las relaciones entre la naturaleza, los seres humanos y todos los seres sensibles. Un movimiento que responda a la eco-moralidad de la visión correcta, el entendimiento correcto, los instrumentos correctos, las formas de vida correctas y la implementación correcta.

La Nueva Eco-Moralidad no está basada sólo en un trabajo de tipo material. Ciertamente, la parte material, tecnológica, etc., es de gran importancia. Sin embargo, como se ha visto, las partes humana y espiritual poseen la misma calidad. Esto nos lleva a prestar atención no sólo a los aspectos de ciencia y tecnología para las soluciones de los problemas aquí expuestos sino también al papel de todos y cada uno de los actores. Todo esto acompañado de gran competitividad social y ambiental, nuevas formas de gestión y modernización institucional.

Las perspectivas de los países en vías de desarrollo. Estos países deberían desempeñar un papel mucho más crucial en el futuro de la humanidad y en la construcción de la sociedad sustentable. Son éstos los países que poseen la mayoría de los recursos renovables y no renovables, y, por lo tanto, el futuro de todos está en sus manos. Esto llamaría a disminuir la importancia relativa del crecimiento económico frente a un cambio de mentalidad respecto a lo que significa realmente progreso y bienestar. La próxima conferencia mundial sobre medio ambiente y desarrollo debería traer elementos nuevos y experiencias ya evaluadas, para así diseminarlos y corregir el camino de muchas naciones.

Lo anterior conlleva una serie de condiciones para esta Nueva Eco-Moralidad. Una lista de ellas es la siguiente: una visión compartida en todos los niveles, grandes redes de interacción social y de información eficaz, una política de comunicación adecuada, creación de las bases sociales para aprender y también para Ser, grandes inversiones en nuestro capital natural y espiritual, una reconciliación entre la economía y la espiritualidad, y el respeto por los derechos humanos y ecológicos. Todos estos temas deberían ser fuente de un nuevo currículo de la educación tanto general como ambiental. Lo anterior no es sólo una responsabilidad del sector público. La participación del sector privado es esencial. En particular, la participación del sector corporativo. Es así, entonces, como se debe pasar de un empresario de negocios exclusivamente a un empresario social y ambiental. Es decir, un empresario que no sólo tiene conciencia de los aspectos de una corporación, como una entidad de lucro, sino del impacto de los negocios en asuntos tanto sociales como ambientales.

La importancia del agua. Al final de los años setenta y a principio de los ochenta, participé en la evaluación de los balances mundiales del agua. Ya en esa época se anunciaba que habría una crisis de agua tan importante o más que las crisis de energía. Esta situación no es sólo un diagnóstico, sino que se ha transformado en una realidad. Dicha realidad se ha agravado con el recalentamiento de la Tierra y con muchos otros factores de orden político e institucional. La educación debería hacer un énfasis primordial en estos asuntos, para así crear conciencia y proponer soluciones duraderas y eficaces.

No es menos importante mencionar el papel de los consumidores. Ellos tienen un rol importantísimo en la asignación de los recursos y en la definición de distintas formas de conservación ambiental.

Cuestiones de crecimiento económico y calidad ambiental. El tema de los trade-offs entre el crecimiento económico y la calidad de nuestro medio ambiente humano y natural continúa siendo tan importante como 252


Educación, economía ambiental y espiritualidad Alfredo Sfeir-Younis

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El retorno a un enfoque regulatorio. Dada la ineficacia de los mecanismos de mercado, se ha abierto una oportunidad para la aplicación de instrumentos normativos de toda naturaleza. A medida que los resultados de los enfoques económicos neoclásicos no resuelven la problemática ambiental, se opta por intervenciones legales y de otra naturaleza para contrarrestar los efectos negativos externos sobre el medio ambiente. Sin embargo, cabe notar que estos instrumentos normativos también son muy limitados y, por necesidad, deben ir acompañados de otros instrumentos. Es así como, por ejemplo, los derechos ambientales deben ser materializados a través de la economía, las finanzas y el desarrollo humano e institucional. Los instrumentos normativos no deben funcionar en un vacío. Es decir, los cálculos normativos deben ir acompañados al mismo tiempo de los cálculos económicos y sociales.

lo ha sido ya durante muchas décadas. Éste es un tema que debería continuar en las primeras páginas de los diarios y en las programaciones de radio y televisión, todos los días. La educación debería incluir una serie de debates sobre conceptos alternativos de la “calidad” del crecimiento económico y explicar cómo ésta está ligada íntimamente al la gestión de nuestros capitales humanos y naturales. Conceptos que no se deben olvidar. Sin ser tecnocrático a esta altura del documento, es importante recordar al lector que la educación ambiental no debería olvidarse de una serie de conceptos que han formado la base analítica de muchos temas aquí vertidos. Ejemplos de estos conceptos son el costo de oportunidad, el rendimiento máximo sustentable, los estándares mínimos de conservación, la zona crítica de los recursos naturales renovables y las externalidades y efectos externos. Éstos son ejemplos de temas que deberían profundizarse y, así, hacer de ellos elementos prácticos en la toma de decisiones públicas y privadas.

Quién contamina y por qué: la conciencia humana y la sustentabilidad. La educación no debe atomizar el lenguaje que se necesita para alcanzar los objetivos y metas de la sociedad sustentable. Tenemos que pasar de “la contaminación” a una clara visión de “quién contamina”. Y después debemos pasar a la etapa que define “por qué se contamina”. La contaminación no es el centro del debate, ni debería serlo. El centro del debate debe centrarse en los actores y en las causas y condiciones de por qué se contamina.

La formulación de políticas sectoriales: un enfoque funcional. Los esfuerzos de tipo sectorial deberían continuar, aunque deben formar parte de un todo macroeconómico importante. La educación ambiental tiene que considerar muchas de las políticas sectoriales que se han publicado en las últimas décadas y hacer una síntesis organizada para influenciar las distintas etapas de las decisiones públicas y privadas. Este enfoque sectorial ha sido debilitado por los énfasis macroeconómicos y los programas de ajustes estructurales. Estos últimos, con resultados de dudosa calidad, han influenciado fuertemente los procesos de destrucción ambiental. Los balances macroeconómicos deben estar fundamentados en lo sectorial, y viceversa.

Del desarrollo sustentable al desarrollo empoderado. La transición de un desarrollo sustentable a un desarrollo empoderado no será fácil ni estará libre de controversias. El desarrollo sustentable debe tener un rostro humano en sus ámbitos individual y colectivo. Y es aquí donde nace el empoderamiento de los actores. Un empoderamiento interior y exterior. Un poder interno y externo. Si no existe este poder interno, de expansión de la conciencia y coherencia humana, no vale la pena entrar en la etapa del desarrollo sustentable o empoderado. La educación es esencial.

La emergencia de grupos partidistas. El papel de los actores es crucial. Y es aquí donde la educación recobra un papel esencial. El renacimiento de la sociedad civil organizada ha demostrado ser de vital importancia en los procesos de consenso y de política en todos los niveles. La sociedad civil ha sido primordial en la creación de cambios en los valores, actitudes y comportamientos de muchos actores que se niegan a abordar el medio ambiente en forma sustentable. Sin embargo, la existencia de un número muy grande de actores civiles ha contribuido a la fragmentación de las políticas y enfoques. En Estados Unidos esto se ha llamado single issues politics. Hay que evitar esta fragmentación; de lo contrario, no se podrá alcanzar una visión correcta.

Desarrollo sustentable como un derecho humano. Hay demasiada evidencia de que los mecanismos tradicionales organizacionales e institucionales no están forjando las bases de una sociedad sustentable. En muchos casos sucede lo contrario. Es por eso que se deberían hacer grandes esfuerzos para establecer las bases de un Derecho al Desarrollo Sustentable. Este derecho debería ser inalienable e indivisible en relación con todos los otros derechos humanos. Como una parte esencial de este derecho, debería incluirse el derecho de los animales y de la naturaleza, partes integrales de 253


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esta forma de derecho. Tenemos derecho a un ambiente limpio y a una sociedad sustentable.

ciencia. Además, programas de carácter colectivo, como la reforestación, ligados a un objetivo colectivo, como puede ser la paz mundial, tendrán una importancia capital en el desarrollo de nuestra espiritualidad.

Epílogo: educación y espiritualidad Solamente podremos establecer nuevos sistemas de educación si alcanzamos niveles más altos de conciencia humana. Lo mismo respecto a nuestro medio ambiente. Un aspecto esencial y fundamental en relación con el deterioro ambiental tiene que ver con nuestra falta de sensibilidad, en todos los niveles, respecto a las distintas formas de interdependencia. Expandir la conciencia humana debería ser un aspecto primordial de la educación, y el tema del desarrollo sustentable se presta para tener la experiencia viva de lo que esto significa. No habrá transformación humana que resuelva los desafíos que confronta la humanidad si no tenemos una experiencia viva de la interdependencia. Y ésta no será una educación basada en salas de clases o lecturas de libros, sino en la experiencia, insertada en el desarrollo del ser en todas sus dimensiones. El yoga, la meditación, la contemplación, etc., ayudarán a crear esta nueva con-

Una nueva educación exige una nueva conciencia. No es la conciencia del saber, tener o hacer, sino la conciencia del ser. El medio ambiente natural no está sólo afuera de nosotros. Es una parte integral de nuestro desarrollo interior. Los nuevos sistemas educacionales deben tener un componente espiritual de gran envergadura. Es por eso que necesitamos un paradigma de educación ambiental que responda a las realidades colectivas que la humanidad confronta. En este colectivo están no sólo los seres humanos, sino además todos los seres sensibles (incluidos los animales) que forman parte de una unidad integral e indivisible en la transformación humana material y espiritual. El medio ambiente somos nosotros mismos. Y nosotros mismos somos el medio ambiente. Ésta es la dialéctica central de la educación en este nuevo milenio.

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