Historia Crítica No. 43

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Carta a los lectores

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En memoria de David Bushnell

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Dossier: Historia digital

Dossier: Historia digital Stefania Gallini, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá Colombia, y Serge Noiret, Information Specialist, History and Civilization Library of the European Univerity Institute, Florence, Italy La historia digital en la era del Web 2.0: introducción al Dossier Historia Digital Anaclet Pons, Universidad de Valencia, Valencia, España “Guardar como”. La historia y las fuentes digitales Nicolás Quiroga, Universidad Nacional de Mar de Plata, Argentina Blogs de historia: usos y posibilidades Jairo Antonio Melo Flórez, Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia Historia digital: la memoria en el archivo infinito Juan Andrés Bresciano Lacava, Universidad de la República, Montevideo, Uruguay La heurística digital y el estudio histórico de los procesos de globalización

Enero-Abril 2011 ISSN 0121-1617

Artículos

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Tema abierto: 130-155 Hugues R. Sánchez Mejía, Universidad del Valle, Santiago de Cali, Colombia De esclavos a campesinos, de la “roza” al mercado: tierra y producción agropecuaria de los “libres De todos los colores” en la gobernación de Santa Marta (1740-1810) 156-173 Claudio Tapia Figueroa, Universidad de Valparaíso, Valparaíso, Chile Política exterior chilena en la disyuntiva regional: el conflicto territorial ecuatoriano-peruano hacia 1910 174-197 Guido Vespucci, Universidad Nacional de San Martín, San Martín, Argentina Explorando un intrincado triángulo conceptual: homosexualidad, familia y liberación en los discursos del Frente de Liberación Homosexual de Argentina (FLH, 1971-1976) Espacio estudiantil 198-223 Carlos A. Serna Quintana, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia La naturaleza social de los desastres asociados a inundaciones y deslizamientos en Medellín (1930-1990) Reseñas Daniel Morán, Universidad Nacional de San Martín-IDAES, Argentina Mata de López, Sara. Los gauchos de Güemes. Guerras de independencia y conflicto social. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2008. Zandra Pedraza, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia Castro-Gómez, Santiago. Tejidos oníricos. Movilidad, capitalismo y biopolítica en Bogotá (19101930). Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2009. Decsi Arévalo Hernández, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia Caterina, Luis María. Los empresarios y el obrerismo en tiempos radicales 1916-1930. Rosario: Pontificia Universidad Católica Argentina, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales del Rosario, Instituto de Historia, 2008. Notilibros Acerca de la revista Normas para los autores

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43 Enero-Abril 2011 Precio $30.000


N° 43

Enero - Abril 2011

Revista del Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes BogotĂĄ, Colombia


Tabla de contenido Carta a los lectores En memoria de David Bushnell

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Artículos Dossier: Historia digital Stefania Gallini, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá Colombia, y Serge Noiret, Information Specialist, History and Civilization Library of the European Univerity Institute, Florence, Italy La historia digital en la era del Web 2.0: introducción al Dossier Historia Digital Anaclet Pons, Universidad de Valencia, Valencia, España “Guardar como”. La historia y las fuentes digitales Nicolás Quiroga, Universidad Nacional de Mar de Plata, Argentina Blogs de historia: usos y posibilidades Jairo Antonio Melo Flórez, Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia Historia digital: la memoria en el archivo infinito Juan Andrés Bresciano Lacava, Universidad de la República, Montevideo, Uruguay La heurística digital y el estudio histórico de los procesos de globalización

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Tema abierto: 130-155 Hugues R. Sánchez Mejía, Universidad del Valle, Santiago de Cali, Colombia De esclavos a campesinos, de la “roza” al mercado: tierra y producción agropecuaria de los “libres De todos los colores” en la gobernación de Santa Marta (1740-1810) 156-173 Claudio Tapia Figueroa, Universidad de Valparaíso, Valparaíso, Chile Política exterior chilena en la disyuntiva regional: el conflicto territorial ecuatoriano-peruano hacia 1910 174-197 Guido Vespucci, Universidad Nacional de San Martín, San Martín, Argentina Explorando un intrincado triángulo conceptual: homosexualidad, familia y liberación en los discursos del Frente de Liberación Homosexual de Argentina (FLH, 1971-1976) Espacio estudiantil 198-223 Carlos A. Serna Quintana, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia La naturaleza social de los desastres asociados a inundaciones y deslizamientos en Medellín (1930-1990) Reseñas Daniel Morán, Universidad Nacional de San Martín-IDAES, Argentina Mata de López, Sara. Los gauchos de Güemes. Guerras de independencia y conflicto social. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2008. Zandra Pedraza, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia Castro-Gómez, Santiago. Tejidos oníricos. Movilidad, capitalismo y biopolítica en Bogotá (1910-1930). Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2009. Decsi Arévalo Hernández, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia Caterina, Luis María. Los empresarios y el obrerismo en tiempos radicales 1916-1930. Rosario: Pontificia Universidad Católica Argentina, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales del Rosario, Instituto de Historia, 2008. Notilibros Acerca de la revista Normas para los autores

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Table of Contents Letter to readers In memoriam: David Bushnell

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Articles Thematic Section: Digital History Stefania Gallini, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá Colombia, and Serge Noiret, Information Specialist, History and Civilization Library of the European Univerity Institute, Florence, Italy Digital history in the age of Web 2.0: introduction to the Thematic Section on Digital History Anaclet Pons, Universidad de Valencia, Valencia, España “Save as”. History and Digital Sources Nicolás Quiroga, Universidad Nacional de Mar de Plata, Argentina History blogs: their uses and possibilities Jairo Antonio Melo Flórez, Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia Digital history: memory in the infinite archive Juan Andrés Bresciano Lacava, Universidad de la República, Montevideo, Uruguay The digital heuristic and the historical study of the processes of globalization

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Open forum: Hugues R. Sánchez Mejía, Universidad del Valle, Santiago de Cali, Colombia 130-155 From slave to peasant, “field” to market: land and agricultural production by “freemen of color” in the Province of Santa Marta (1740-1810) Claudio Tapia Figueroa, Universidad de Valparaíso, Valparaíso, Chile 156-173 Chilean foreign policy in the regional dilemma: the Ecuadorian-Peruvian territorial conflict circa 1910 Guido Vespucci, Universidad Nacional de San Martín, San Martín, Argentina 174-197 Exploring an intricate conceptual triangle: homosexuality, family, and liberation in the discourse of the Homosexual Liberation Front of Argentina (FLH, 1971-1976) Student Space Carlos A. Serna Quintana, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia The social nature of floods and landslides in Medellín (1930-1990) Book Reviews Daniel Morán, Universidad Nacional de San Martín-IDAES, Argentina Mata de López, Sara. Los gauchos de Güemes. Guerras de independencia y conflicto social. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2008. Zandra Pedraza, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia Castro-Gómez, Santiago. Tejidos oníricos. Movilidad, capitalismo y biopolítica en Bogotá (1910-1930). Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2009. Decsi Arévalo Hernández, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia Caterina, Luis María. Los empresarios y el obrerismo en tiempos radicales 1916-1930. Rosario: Pontificia Universidad Católica Argentina, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales del Rosario, Instituto de Historia, 2008. Book Notes About the journal Submission Guidelines

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Carta a los lectores

Carta a los lectores En este número de Historia Crítica tenemos dos noticias que con seguridad le van a interesar a nuestros lectores. En primer lugar, el equipo de la revista decidió recientemente cambiar la política sobre convocatorias de artículos libres. Durante varios años, incluido el 2010, la revista manejó una o dos convocatorias anuales para que los autores pudieran enviar sus artículos de investigación. Desde hace algún tiempo, sin embargo, el equipo editorial empezó a darse cuenta que en estas convocatorias recibíamos un número elevado de manuscritos. En un principio pensamos en ampliar el número de convocatorias al año. Pero pronto nos dimos cuenta que era mejor dejar abierta la recepción de textos con el fin de poder garantizar el mejor proceso de evaluación posible. De esta manera, desde el 15 de enero del 2011 la revista recibirá artículos de tema libre durante todo el año sin necesidad de convocatoria. Extendemos nuestra más cordial invitación a los investigadores para que envíen sus textos al correo electrónico hcritica@uniandes.edu.co, siguiendo las normas y los procedimientos de la revista. En segundo lugar, me complace informarle a la comunidad que el comité editorial resolvió en su última reunión que la revista empezará a recibir y publicar textos en portugués. Desde sus inicios, los comités y el equipo editorial de Historia Crítica han estado convencidos de la importancia de publicar artículos históricos de gran calidad en español. Dado que revistas en idiomas como inglés, francés o alemán, entre otros, tienen una larga tradición dentro de la disciplina histórica, Historia Crítica ha querido ser un espacio para dar a conocer las investigaciones de académicos hispanohablantes. Sin embargo, la revista también ha querido

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convertirse en un punto de contacto para promover los lazos entre historiadores iberoamericanos. La publicación de artículos en portugués busca reforzar este objetivo. Por último, me alegra anunciar que el dossier de este número está dedicado a la historia digital. Internet y las redes sociales han cambiado la manera como muchos historiadores llevan a cabo su trabajo y sus investigaciones. Dejaré que sean Stefania Gallini y Serge Noiret quienes presenten mejor este tema, que ya ha generado mucho interés y debates dentro de la comunidad de historiadores. Asimismo, tenemos cuatro artículos libres cuya amplia temática y cronología demuestran que la historia latinoamericana continúa proponiendo novedosas perspectivas en una gran variedad de campos.

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En memoria de David Bushnell

En memoria de David Bushnell. Trazos de un historiador de Colombia y América Latina (Filadelfia [Pensilvania], 1923 Gainesville [Florida], 2010) David Bushnell, reconocido historiador latinoamericanista, publicó entre 1950 y el año de su muerte una centena de reseñas críticas, unos cincuenta artículos y ensayos históricos y varios libros sobre América Latina y Argentina, pero especialmente sobre Colombia. De 1986 a 1991 fue el editor jefe del Hispanic American Historial Review (hahr). Cinco de sus libros son fundamentales en la historiografía nacional. Aunque su gran obra de síntesis, Colombia. Una nación de a pesar de sí misma (1993 en inglés, 1996 en español), evidencia el dominio del autor de los temas sociales, económicos y geográficos, y la selección de fotografías que lo acompaña, tomadas por él mismo a lo largo de su vida, pone de presente su fineza frente a las idiosincrasias del país, Bushnell sobresale como historiador de la política colombiana de los siglos xix y xx, evidente en sus penetrantes Ensayos de historia política de Colombia (2006). Fue el gran experto de la política grancolombiana. En este campo sobresalen la erudición y el rigor metodológico que le permitieron ordenar y discernir con una solvencia no superada los temas administrativos, legislativos, judiciales, fiscales y educativos; los complejos asuntos indígenas y de la esclavitud; o los desarrollos e impactos inesperados de las facciones y personalismos de la Colombia bolivariana (1819-1831). De todo esto dan testimonio su obra primordial, El Régimen de Santander en la Gran Colombia (1819-1927) y Simón Bolívar, proyecto de América, su penúltimo libro, publicado en el 2002 en Argentina y los Estados Unidos, y en el 2007 en Colombia. La Segunda Guerra Mundial afectó de algún modo la carrera académica de David Bushnell. Terminados sus estudios en Harvard

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(1943) debió servir en la División Latinoamericana de la Oficina de Estudios Estratégicos y en el Departamento de Estado. Cumplido el servicio, pudo reintegrarse a sus investigaciones y comenzó su proyecto de doctorado en Harvard. Bajo la dirección del reputado experto del Imperio español en América, C. H. Haring, Bushnell escogió el tema de la formación institucional republicana en la relativamente desconocida y marginal Colombia. Llegó al país en 1948 y fue testigo del 9 de abril. Se aplicó a investigar en el Archivo del Congreso, en el Archivo Nacional y en la Biblioteca Nacional. Sus preguntas centrales giraban alrededor de cómo pudo construirse un orden liberal; cómo, sobre las ruinas del orden monárquico, colonial e hispánico, consiguieron fraguarse instituciones liberales y prácticas republicanas. Encontró las respuestas en lo que llamó el “Régimen de Santander”, núcleo de su tesis doctoral en Harvard que debió empezar a escribir en 1949, a su regreso a los Estados Unidos, y terminó en 1951. De su primera estadía hasta unos pocos meses antes de su muerte, Bushnell no dejó de pasar temporadas en Colombia, en las que solía ser conferencista y profesor. A principios de la década de 1970 pasó un año sabático acompañando el experimento pionero del Magíster en Historia de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, en Tunja, que dirigía el historiador Javier Ocampo López, autor de un par de libros sustanciales sobre el período independentista: Las ideas de un día: el pueblo mexicano ante la consumación de su independencia (México, 1969) y El proceso ideológico de la emancipación: las ideas de génesis, independencia, futuro e integración en los orígenes de Colombia (Tunja, 1974). En la capital boyacense Bushnell, a la par del trabajo docente, continuó sus investigaciones de historia electoral del siglo xix. Como Fred J. Rippy, José León Helguera o Malcolm Deas, Bushnell se preocupó porque los fondos de las bibliotecas de las instituciones universitarias en las que sirvió tuviesen buen acopio de materiales colombianos. Los frutos de ese interés discreto y persistente quedan en las bibliotecas de las Universidades de Chicago, Duke y Oxford; Vanderbilt en Nashville, y Florida en Gainesville. Sus colecciones para estudiar la historia de Colombia son mejores que las de la mayoría de

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bibliotecas universitarias de nuestro país. En abril del 2010 firmó, con un grupo de connotados colombianistas e historiadores colombianos residentes fuera de Colombia, una carta dirigida al presidente de la República, que manifestaba una justificada preocupación por el manejo del Archivo General de la Nación. David Bushnell recibió los más altos honores del Estado colombiano y el agradecido reconocimiento de historiadores y estudiantes de las más diversas condiciones, creencias e inclinaciones políticas. Publicado en inglés en 1954, El Régimen de Santander apareció, creo, un poco a destiempo en esa Colombia donde imperaba un régimen militar producto de uno de los poquísimos golpes de Estado, y el país oficial era cerradamente “bolivariano” y, por tanto, “antisantanderista”. Aunque el libro superaba la polarización entre Bolívar y Santander, no pareció apto para la cabal comprensión de la pequeña élite de historiadores profesionales, la mayoría miembros de la Academia Colombiana de Historia, poco preocupados por una síntesis político-institucional de los albores de la República. La primera edición en español de El Régimen de Santander, pulcramente traducida y editada por Jorge Orlando Melo en 1965, fue tardía en cierto modo. A este respecto deben mencionarse dos situaciones. La primera, que aparte del precursor marxista Luis Eduardo Nieto Arteta, las semillas de una “nueva historia”, habían sido plantadas por Luis Ospina Vásquez en su Industria y protección en Colombia (1955) y, de una manera más eficaz, por Jaime Jaramillo Uribe en sus seminarios de la Universidad Nacional. Aunque la obra de Ospina estudiaba la formación de las políticas económicas (1810-1930) a partir de un conocimiento detallado del tardío período colonial, Jaramillo acotó el campo: antes de estudiar la nación (y por ende la Independencia y la formación y consolidación de instituciones republicanas), la disciplina histórica debía enfocar “economía y sociedad” a partir del sistema colonial español. Esto, a pesar de que el mismo Jaramillo hubiera publicado en 1961 un libro seminal de historia de las ideas en el siglo xix. La segunda, que por fuera de esos ámbitos universitarios era patente la influencia de Indalecio Liévano Aguirre, autor de obras revisionistas muy leídas: sendas

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biografías de Núñez y de Bolívar, y una reinterpretación general centrada en la colonia y la Independencia: Los grandes conflictos sociales y económicos de nuestra Historia. Pese a la sensibilidad política de dos de sus miembros más esclarecidos, Germán Colmenares (recordemos Partidos políticos y clases sociales de 1968) y Jorge Orlando Melo, miembro del Comité Editorial de Estrategia: revista de crítica contemporánea (1962-64) y traductor de Jean Paul Sartre, el paradigma de la nueva generación de historiadores profesionales de los años sesenta y setenta fue el de las “estructuras”, incluidos los “modos de producción”, y la longue durée, todos estos términos escritos con sus correspondientes mayúsculas fetichistas. De este modo, el tipo de historia política (histoire événementielle) que proponía Bushnell pareció habitar un limbo. A su regreso a Estados Unidos, en 1949, Bushnell fue profesor de Historia Latinoamericana en la Universidad de Delaware. En 1956 abrió, empero, una especie de paréntesis a lo que puede considerarse la típica carrera de un profesor universitario en Estados Unidos. En Washington, D. C. y en Albuquerque trabajó, hasta 1963, en la Oficina del Historiador de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. La curiosidad intelectual y la creatividad, que siempre lo caracterizaron, quedó vertida en Space Biology: The Human Factors in Space Flight. (New York, 1961), de la que fue coautor con James S. Hanrahan. En 1963 regresó como profesor de historia latinoamericana, esta vez a la Universidad de Florida en Gainesville, de la que fue profesor emérito y en la que se jubiló en 1991. Marcó su retiro publicando en 1994 la irremplazable síntesis de historia colombiana, ya mencionada que, paradójicamente, lo trajo de vuelta a una historiografía colombiana generacional y profesionalmente muy renovada. La historia política había ganado un poco de terreno. Algunos trabajos de J. León Helguera, Malcolm Deas, o Chistopher Abel, que debieron recibir influencias de Bushnell, habían tenido buena recepción. Así que la influencia de su obra no fue abrupta. Aparte de periódicos ensayos y entrevistas, había publicado en inglés Eduardo Santos y la política del buen vecino (1967), que apareció en español en 1984. Es imposible no ver en los análisis de este libro la experiencia adquirida en el manejo de la hemerografía colombiana. Había dedicado

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su primer artículo en hahr (vol. 30, n.o 4, noviembre de 1950) a la prensa durante la Gran Colombia y su trabajo como historiador de la Fuerza Aérea le había familiarizado con los intríngulis de la aviación y, de paso, para los interesados en la historia de la ciencia, con la influencia norteamericana en el desarrollo de instituciones científicas latinoamericanas como se aprecia en “The United States Air Force and Latin American Research”, Journal of InterAmerican Studies, vol. 7, n.o 2, 1965. Y, precisamente, en el libro de Santos y la “política del buen vecino”, son ejemplares las secciones dedicadas, por una parte al desmantelamiento de la empresa de aviación alemana Scadta y el reemplazo por Panam, y, por otra, la veda publicitaria que impusieron la empresas norteamericanas (cigarrillos Camel o Vicks VapoRub) al diario El Siglo, que obligaron a su director, Laureano Gómez, a transigir en sus posturas pro nazis y a ponerse al lado de la solidaridad panamericana. No cabe duda de que en la Colombia que estrenaba la Constitución de 1991 y cuyos índices del pib decían que había pasado la “década perdida de América Latina”, Una nación a pesar de sí misma llegó para confirmar la pertinencia y necesidad de una visión positiva y optimista del país, “pese a todos los males que la aquejan”. Esta visión de Bushnell se apoyaba en hechos fundamentales. Vio, por ejemplo, que a lo largo de los siglos xix y xx el papel de los dos partidos políticos había sido integrar el país; que, a fin de cuentas, La Violencia había sido una manifestación, sino del todo normal de la política, menos dañina que otras formas, como la dictadura. Había escrito en un ensayo que todas las guerras civiles de la Colombia del siglo xix, sumadas, eran quizá equiparables a la guerra civil de Estados Unidos. El civilismo colombiano era positivamente excepcional en una América Latina plagada de dictadores militares o de populismos y demagogos. Puede uno, sin embargo, contradecir y sostener razonablemente que los partidos históricos fueron una fuente de división de los colombianos, y que la violencia (sin fechas) como parte integral de la República oligárquica resulta problemática, aparte de los enormes costos sociales; que, a diferencia de sus vecinos latinoamericanos, Colombia no perdió la década de 1980 y aceleró

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su “modernización mafiosa”, gracias al narcotráfico que resultó tan destructivo en los planos político, económico y de los valores y las sociabilidades. Valga añadir, empero, que Bushnell fue un historiador cauteloso. Si bien subrayó los éxitos de la Colombia electoral del siglo xix y el hecho de que se salvara de los populismos y autoritarismos latinoamericanos del siglo xx, evadió las asperezas y posiciones fuertes. Al respecto, baste leer su reseña crítica del libro de Osorio Lizarazo sobre Gaitán (HAHR, vol. 33, n.o 3, agosto de 1953). Es muy difícil precisar la influencia de Bushnell en la historiografía colombiana de hoy día. En gran medida esto se debe a su carácter enclaustrado, disciplinar y, geográficamente, poco dispuesto a crear ambientes de crítica interna y de diálogo, si hemos de creer el diagnóstico que hace Alexander Betancourt Mendieta en Historia y nación: tentativas de la escritura de la historia en Colombia (Medellín, 2007). Aún así, me atrevería a señalar que la influencia de la obra de Bushnell, aunque amplia y evidente, es difusa. Entronca, quizás, en el renacimiento mundial del liberalismo convencional (filosófico, económico y político), así éste, como fue el caso de Uribe Vélez, viniera respaldado en la mano dura a la colombiana. Puede, por ejemplo, advertirse su influencia en el campo de los estudios electorales, de los que fue pionero en trabajos de Eduardo Posada Carbó. Quienes tuvimos la fortuna de su trato, reconocemos al hombre de talante afable, irónico, tolerante y ponderado. A un liberal y un caballero en el sentido más honroso de esos términos; a un historiador ecuánime que sabía preguntar, escuchar, trasmitir y escribir, y que no dejó de admirar al país y a sus habitantes, su historia y sus paisajes, desde que pisó tierras colombianas.

M arco P alacios Profesor-investigador del Centro de Estudios Históricos, El Colegio de México, México Profesor asociado Facultad de Administración, Universidad de los Andes, Colombia

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La historia digital en la era del Web 2.0. Introducción al dossier Historia digital

La historia digital en la era del Web 2.0. Introducción al dossier Historia digital Stefania Gallini Doctora en Historia Latinoamericana de la Universitá di Genova (Italia) y profesora asociada de la Universidad Nacional de Colombia (Bogotá, Colombia). Es miembro del Grupo de investigación Historia, ambiente y política (Categoría A en Colciencias) y su área de interés principal es la historia ambiental latinoamericana. Es autora del libro Una historia ambiental del café en Colombia. La Costa Cuca entre 1830 y 1902 (Guatemala: AVANCSO, 2009), galardonado en 2010 con The Melville Prize for Latin American Environmental History. En el área de la Historia Digital, su segundo campo de interés, ha publicado “El siglo decimonónico latinoamericano en la red”, Historia Crítica 34 (julio-diciembre 2007):148-158. <sgallini@unal.edu.co

Serge Noiret Doctor en Historia contemporánea del Instituto Universitario Europeo en (Florencia, Italia) y History Information Specialist de la Biblioteca de ese mismo instituto. Investiga, practica, enseña y escribe acerca de la historia política, public history e historia digital desde hace muchos años. El listado de sus publicaciones en este tema es extenso, (<http://www.eui.eu/ Personal/Staff/Noiret/noiret.html>), pero se señalan: Serge Noiret (a cura di) Linguaggi e Siti: la Storia On Line”, dossier de la revista Memoria e Ricerca (1999); Serge Noiret, Antonino Criscione, Carlo Spagnolo

En la última década, hasta los académicos menos amigos de las tecnologías han tenido que ceder frente al arrasador poder de Internet para adueñarse de muchos de los espacios que solían estar reservados a la comunicación vis a vis o a la escritura en y lectura sobre papel. Desde las evaluaciones de cursos, pasando por el envío de informes semestrales de actividades académicas, la búsqueda de e Stefano Vitali, La Storia a(l) tempo bibliografía en los catálogos en línea, di Internet: indagine sui siti italiani di las visitas a exposiciones de museos storia contemporanea (2001-2003) (Bologna: Pátron editore, 2004), “Pubvirtuales, el uso de bibliotecas digitalic History” e “storia pubblica “nella les, la comprobación de plagios1 y la rete”, Ricerche storiche, a.39: n.2-3 consulta de fuentes primarias digi(mayo-diciembre 2009): 275-327, y, “Y talizadas, sin olvidar el esclavizador a t-il une Histoire Numérique 2.0?”, en Les historiens et l’informatique. correo electrónico, cualquier histoUn métier à réinventer, eds. Jeanriador, por tradicional que quiera o Philippe Genet y Andrea Zorzi (Rome: crea ser, no puede evitar cruzarse Ecole Française de Rome, 2011): 235con Internet en su vida cotidiana. 289. <serge.noiret@eui.eu> ¿Debería este escéptico historiador involucrase más en el tema? 1. En la lista de los sitios más Algunos contestamos afirmativautilizados para el plagio estudiantil figuran: Monografias.com mente y presentamos en este dossier <http://www.monografias.com/; unas razones. Éste se titula Historia El Rincón del vago <http://www. rincondelvago.com/; Wikipedia digital, porque es el nombre que ha www.wikipedia.org/>. En la cristalizado el campo de confluencia red también existen programas detectores de plagio como Turnide quienes usan los medios digitales y tin, <http://turnitin.com/static/ las redes digitales para desarrollar los index.php>. Todas las citas de páginas web en esta introducción fueron consultadas entre diciembre del 2010 y enero del 2011.

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Stefania Gallini y Serge Noiret

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tradicionales quehaceres del historiador: investigar, comunicar conocimiento, conservar fuentes históricas, analizarlas y enseñar a pensar crítica e históricamente. La convicción compartida por los practicantes de la historia digital es que el uso de los computadores, las redes y los medios digitales es útil al oficio del historiador2. Sin embargo, lejos de ser ‘cyberfanáticos’, los historiadores digitales críti2. Una encuesta reciente de la American camente se preguntan: “¿En qué modos los medios digitales y las redes Historical Association concluye que “mientras muy pocos historiadores digitales nos permiten hacer mejor nuestro trabajo de historiadores?”3. pueden ser considerados usuarios Y también cuáles son las implicaciones epistemológicas de la transforpoderosos de programas y herramientas digitales, muchos están mación de los modos de hacer y comunicar historia que la relación profundamente inmersos en los más estrecha con el mundo digital conlleva. Esta introducción y los nuevos medios y están pensando críticamente acerca de sus efectos artículos del dossier proponen algunas reflexiones puntuales y críticas, en la manera como hacen historia”. Traducción de los autores. Versión muchos ejemplos y abundantes llamados de atención, esperando de original en inglés: “while very esta manera contribuir a estimular una discusión que hasta ahora nos few historians can be considered power users of digital software and ha parecido poco animada en la historiografía latinoamericana. 1. La naturaleza comunicativa de la Historia Internet y los medios digitales no cuestionan el objeto del trabajo histórico, sino que inciden en la manera de pensar el pasado y en la forma de comunicar conocimientos sobre éste. Lo hacen por lo menos en tres sentidos: evidencian la naturaleza intrínsecamente comunicativa de la historia, afectan los modos y los tiempos de la investigación histórica y desdibujan y rediseñan las figuras del autor y del lector. “El historiador será comunicador o no será”, escribía Peppino Ortoleva, agudo historiador italiano, al querer indicar que Internet pone de manifiesto la naturaleza intrínsecamente comunicativa de cualquier saber, y por otro lado, la relevancia epistemológica de los distintos modelos de comunicación. Porque en Internet es imposible distinguir rígidamente entre conocimiento y comunicación, el historiador debe aceptar encargarse, en primera persona o más probablemente como parte de un grupo de trabajo, de problemas de diseño, exposición, segmentación del discurso por unidades sintéticas y construcción de vínculos hipertextuales. De no hacerlo, no sólo se seguirá encerrando en el claustrofóbico nicho de los “historiadores profesionales”, sino que se autocondenará a la marginación del público, o sea de la sociedad de su tiempo4.

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tools, most are deeply immersed in new media and thinking critically about its effect on the way they do history”. En Robert B. Townsend, “How is new Media Reshaping the Work of Historians?”, Perspectives on History (November 2010), <http:// www.historians.org/Perspectives/ issues/2010/1011/1011pro2.cfm>.

3. Traducido de “In what ways can digital media and digital networks allow us to do our work as historians better?”, Daniel I. Cohen and Roy Rosenzweig, Digital History: A Guide to Gathering, Preserving, and Presenting the Past on the Web (Washington D.C.: Center for History and New Media, George Mason University, 2005), tomado de <http://chnm.gmu.edu/ digitalhistory/introduction/>. 4. Peppino Ortoleva,“La rete e la catena. Mestiere di storico al tempo di Internet” en Linguaggi e Siti: la Storia On Line en Memoria e Ricerca 3 (1999): 31-39, <http://www. fondazionecasadioriani.it/modules. php?name=MR&op=body&id=76>, y del mismo autor “L’argomentazione storica al tempo degli ipertesti”, L’Indice dei libri del mese 4 (2000): 3; Guido Abbattista y Andrea Zorzi, eds., Dossier Il documento immateriale. Ricerca storica e nuovi linguaggi, edición en línea <http://lastoria.unipv. it/dossier/ortoleva.htm>.


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La historia digital en la era del Web 2.0. Introducción al dossier Historia digital

En realidad, aun antes de la aparición de Internet un historiador que quería publicar su trabajo debía entrar en comunicación con varias figuras profesionales: archivistas, asistentes de investigación, editores y pares evaluadores, entre otros. ¿Son distintas en su naturaleza las mediaciones que la construcción de un recurso web implica de las que ocurren entre las figuras que se acaban de mencionar? ¿O lo son en su forma? ¿Cómo debe cambiar el lenguaje del historiador si el interlocutor con el cual debe negociar la manera de construir el producto final de su conocimiento es un diseñador web o un ingeniero de sistemas? El punto es relevante, porque mientras Internet presiona las partes involucradas en el sentido de construir un nuevo espacio común de trabajo e inteligibilidad, también configura la necesidad de nuevas profesionalidades: anfibios que sepan entender y traducir los lenguajes y los contenidos; personas —en pocas palabras— que sean domesticadas en el campo de la historia y adoctrinadas en el de la creación hipermedia5. El atraso de una respuesta formativa en tal sentido en los centros de formación de los historiadores latinoamericanos y en general, es notorio. 2. Tiempos y modos de la investigación histórica en la era digital Una segunda manera como Internet desafía la tradición del oficio histórico atañe los modos y tiempos de la investigación. La disponibilidad de herramientas de trabajo más cómodas, más baratas (aún cuando muchas bibliotecas científicas digitales requieran suscripción) y más rápidas es de por sí una revolución, y es la dimensión más inmediatamente perceptible de la ganancia rotunda que representa Internet para la investigación histórica, en particular para quien de esto se ocupa estando en países sin grandes recursos bibliográficos ni facilidad de acceso a los mayores acervos bibliográficos mundiales. Bastaría pensar en cómo han cambiado la manera y los tiempos para compilar una amplia bibliografía de referencia. Con facilidad directamente proporcional a la calidad y continuidad de un servicio de energía eléctrica y de un proveedor de conexión de red, es posible consultar catálogos de bibliotecas en el mundo, un privilegio que —es útil recordarlo— estaba antes reservado a quien podía emprender un viaje (real) de estudio en alguno de los templos de conservación bibliotecaria. No es ya necesario, pues, desplazarse hasta Washington para con5. La función del editor (en el sentido sultar el catálogo de la Biblioteca del Congreso norteamericano, la de director de una casa editorial) más grande en el mundo; tampoco habrá que disponer de largas como orientador cultural también se ve afectada, como bien lo advierte estadías en Ciudad de México para sentarse en la Biblioteca Daniel Rolando Minuti, Internet et le métier Cosío Villegas del Colegio de México, una joya en el sistema bibliod’historien (París: puf 2002). tecario latinoamericano6. 6. Catálogo de Library of Congress, <http://catalog.loc.gov/>, Biblioteca del Colegio de México <http://biblio. colmex.mx/>.

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¿Qué hacer una vez que se tiene un listado de referencias que incluye ya no solamente libros y artículos —la tradicional ‘bibliografía’—, sino también recursos web, archivos de video y audio descargados de la red o creados ad hoc en formato digital, fotografías y mapas? ¿Cómo organizar las referencias sin perder ni la matriz común que las generó (por ejemplo un camino de navegación) ni los documentos (de múltiples formatos) a los que se accedió a partir de la consulta de algunas de ellas (por ejemplo un mapa histórico encontrado en la red a partir de una reseña de sitios web publicada en una revista virtual de historia)? ¿Cómo copiar, pegar, refrendar, comentar, anotar recursos textuales y de otros formatos que se hayan encontrado en Internet? La pregunta es evidentemente práctica, pero tiene 7. Umberto Eco, Cómo se hace una implicaciones teóricas en la medida en que interroga y cuestiona la tesis: técnicas y procedimientos de tradición de la conservación y la comunicación del saber histórico. estudio, investigación y escritura (Barcelona: Gedisa 1995). Extractos Dada la naturaleza virtual de muchas de las referencias en cuestión, se encuentran en la página: Tesis utilizar fichas catalográficas tradicionales, como Umberto Eco aconArgentina <http://www.tesisargentina.com.ar/eco1.html>. 7 sejaba en su guía para la redacción de una tesis de grado , es cada vez 8. Existe un capítulo dedicado a esto más difícil y menos eficiente. Para estudiantes y estudiosos que tengan en el directorio de lanic: Digital Divide, Digital Inclusion, & Universal acceso permanente a un computador y a una confiable fuente de energía Service, <http://lanic.utexas.edu/la/ —condiciones que no se pueden dar por descontadas en el actual region/digitaldivide/>. mapa latinoamericano de la brecha digital8— existen varias solu9. Para una introducción a este programa visitar Zotero Tour, <http:// ciones de software bibliográficos adaptados a las exigencias de la www.zotero.org/videos/tour/ multiplicación de formatos de la documentación científica. A la zotero_tour.htm. Consecuente con su misión de utilizar “medios digitafecha, sólo una es, sin embargo, la iniciativa no comercial y especialles y tecnología informática para mente pensada para las exigencias del oficio historiográfico (pero democratizar la historia, incorporar múltiples voces, alcanzar diversas en general de las ciencias sociales) que existe en el ámbito acadéaudiencias, estimular la participación popular en la presentación y premico. Se llama Zotero, un software de acceso libre creado en 2007 y servación del pasado”, este Centro expresión de la actividad de innovación e investigación en nuevos para la Historia y los Nuevos Medios (<http://chnm.gmu.edu/>) despliega medios para la práctica histórica, en la que el Center for History sus actividades esencialmente en tres and New Media de la Universidad de George Mason, en Virginia (EE. áreas: el desarrollo de herramientas para el historiador (Tools: ver en UU.), se destaca desde la mitad de los años noventa9. particular Scribe y WebScrapbook); el Como otros programas de gestión bibliográfica y de contenidos diseño y desarrollo de proyectos de historia digital (Projects: ver en parde la red, Zotero es una plataforma de knowledge management que ticular Echo y World History Matters; del proyecto The September 11 Digital funciona a la vez como una base de datos de referencias bibliográfiArchive se comenta más adelante, e cas y de otra naturaleza, y como contenedor de enteras páginas web, igualmente se refiere a él en su artículo Anaclet Pons; y la organización películas, y documentos de formatos no textual. Zotero permite de una serie de recursos de distinta descargar datos bibliográficos de forma directa desde los catálogos índole, aunque todos virtuales, para la comunicación y la formación en el campo de la historia digital (Resources: ver especialmente THATCamp).

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de bibliotecas en el mundo (aunque la gran mayoría en Estados Unidos) y desde una variedad de bases bibliográficas electrónicas y bibliotecas virtuales. En el momento de escribir, representa un eficiente programa de citación bibliográfica en textos, donde las citas se incluyen sin necesidad de volver a digitarlas si éstas se encuentran en la base bibliográfica previamente construida en Zotero10. Estas propiedades, desde luego, no lo hacen especial, porque son comunes a otros programas comerciales; pero a diferencia de ellos, Zotero es un recurso libre que funciona como extensión del navegador (también libre) Firefox, al cual se integra con una barra de herramientas que se añade a la de navegación11. Pensado específicamente desde el campo de la historia digital, Zotero es una plataforma que asume tener al frente un tipo de usuario preciso: un investigador con ciertas (aunque mínimas) destrezas informáticas y cuyo escritorio natural es, en principio, una navegador de Internet. Por esto su principal ventaja en comparación con otros administradores de referencias es su capacidad de integrar documentos distintos y sus formas de organizarlos (bases de datos, archivos textuales de notas, comentarios al margen de publicaciones, enlaces a páginas de Internet, documentos de formatos no escritos, etc.), reuniendo en una sola herramienta fases muy distintas de una investigación histórica: la búsqueda bibliográfica, el estudio y anotación de fuentes, la recopilación de documentación relacionada y la referencia cruzada de varios autores sobre el mismo texto, entre otros. Por estas razones, hay quienes incluyen un capítulo Zotero (que se descarga libremente y existe también en versión español) en el libreto de la formación en uso de los hipermedia en las ciencias sociales y en la Historia en particular12. 10. Ver también Dan Cohen, “Zotero: El listado bibliográfico que los recursos comentados ayudan a Social and Semantic Computing for producir es un primer paso. Son útiles para ubicar el tema que se va Historical Scholarship”, Perspectives Online mayo 45:5 (2007). <http:// a investigar en la literatura existente, y así evita adamismos embawww.historians.org/Perspectives/ razosos. No dejaría desde luego de ser un ejercicio frustrante si las issues/2007/0705/0705tec2.cfm>, y del mismo autor “Creating Scholarly referencias encontradas no se lograran materializar en nuestras Tools and Resources for the Digital Ecosystem: Building Connections in manos, porque las bibliotecas reales a las cuales se tiene acceso no the Zotero Project”, First Monday 8 las poseen. Aquí reside una de las mayores hazañas de las nuevas (13 August, 2008): 4. <http://firstmonday.org/htbin/cgiwrap/bin/ herramientas: la digitalización de un volumen extenso de docuojs/index.php/fm/article/viewArtimentos (primarios y secundarios, textuales, visuales o de audio), cle/2233/2017>. y por lo tanto, la efectiva e inmediata posibilidad de consultar las 11. En poco tiempo estará disponible para cualquier navegador. referencias encontradas desde la propia pantalla. 12. Por ejemplo, lo hace Serge Noiret en Son múltiples las iniciativas de bibliotecas digitales —las los Atelier Multimédia que ofrece a los de grandes bibliotecas, así como de consorcios de centros de investigadores europeos del Instituto Universitario Europeo en Fiesole, Italia. <http://www.eui.eu/LIB/Guides/ History/PastCourses.shtml>.

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documentación, empresas privadas del sector informático-educativo y organizaciones internacionales— que pueden aliviar, si no sanar, el sentimiento de frustración. Se pueden organizar en tres tipologías: las bibliotecas virtuales, las bases bibliográficas electrónicas y los archivos de fuentes digitales. En cuanto a las primeras, el Proyecto Gutenberg fue el pionero. El visionario Michael Hart inventó en 1971 la noción de libro electrónico y puso a marchar un colosal y exitoso programa de digitalización de libros, libremente descargables, que hoy cuenta con unos veinte mil volúmenes13. La fiebre digitalizadora sacudió en cadena a todas las grandes bibliotecas, muchos centros de estudios, algunas grandes compañías y todos los gobiernos nacionales en obediencia a compromisos internacionales, como bien observa Juan Andrés Bresciano en su artículo para este dossier. La Biblioteca Nacional de Francia puso a marchar Gallica; la Biblioteca del Congreso norteamericano American Memory; la Unión Europea, Europeana; Unesco, Memory of the World; la Biblioteca Miguel de Cervantes ha sido la respuesta española para el mundo hispánico, y la Biblioteca virtual del Banco de la República de Colombia, la de este país14. Prácticamente toda biblioteca nacional tiene hoy un programa a largo plazo de digitalización parcial de sus fondos, a partir casi siempre por las colecciones históricas y con alcances que van más allá de la organización de recursos bibliográficos. Inspirado en estas ambiciosas iniciativas de digitalización, en 2002 Google puso el primer ladrillo de su hiperbólico proyecto Google Books, que aspira a crear la colección de todos los libros y documentos del mundo en formatos digitales (para consulta y adquisición) gracias a una exitosa política de acuerdos con las grandes bibliotecas universitarias norteamericanas y de otras partes del mundo, y con los editores, y a una inteligente operación de mercadeo15. En su artículo en este dossier, el sagaz escrutinio de Anaclet Pons ayudará al lector a reconocer las indudables ventajas de la digitalización, pero también los repa13. Project Gutenberg, “Main page”, <http://www.gutenberg.org/wiki/ ros, tanto técnicos como epistemológicos. Main_Page>. Otra alternativa para llegar a la consulta de los documentos la 14. Gallica, <http://gallica.bnf.fr/>, Ameofrecen las bases bibliográficas electrónicas (por ejemplo Jstor) que, rican Memory, <http://memory.loc. gov/ammem/index.html>, Memory of a diferencia de los índices (por ejemplo Historical Abstract), no sólo the World, <http://portal.unesco.org/ enlistan referencias, sino que además ofrecen la oportunidad de ci/en/ev.php-_ID=23928&_DO=DO_ TOPIC&_SECTION=201.html>; Bibliodescargar artículos completos. El valor comercial de esta operación teca Miguel de Cervantes <http://www. de masiva digitalización del patrimonio científico publicado en cervantesvirtual.com/>, Biblioteca virtual Luis Ángel Arango <http://www. revistas es tan grande, que la negociación para lograr mejores conlablaa.org/bibliotecavirtual.htm>. diciones de suscripción con las compañías que ofrecen este servicio 15. Google Books <http://books.google. es uno de los capítulos de la agenda política nacional en ciencias com/googlebooks/history.html>. Jairo Antonio Melo retoma, en este dossier, el debate en ámbito norteamericano acerca de este proyecto.

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y tecnologías. Journal Storage Project (Jstor), ebsco, Project Muse y Scopus son nombres ya familiares para estudiantes e investigadores en el campo histórico. Según los casos, aplican varias limitaciones específicas y una de extensión general. El popular Jstor, por ejemplo, está sujeto al llamado moving wall, es decir, “no es una base de datos de publicaciones actuales. Debido a la misión de archivado que realiza Jstor, existe una brecha, típicamente de 1 a 5 años, entre la edición más reciente de una publicación y el contenido que está disponible en Jstor”16. La restricción general de las bases existentes es, en cambio, geopolítica, pues en cada una de ellas está ampliamente subvalorada la producción científica (e historiográfica) de regiones del mundo que no hablan inglés y que no se encuentran en la franja noratlántica de publicaciones seriadas ‘normalizadas’17. Los archivos de fuentes primarias digitales van de la mano de las bibliotecas virtuales y a menudo son fruto del mismo programa de digitalización de las colecciones históricas de las Bibliotecas nacionales, como se ha visto. La Sala Virtual de Lectura de la Biblioteca Nacional Argentina permite, por ejemplo, el acceso a fuentes textuales y visuales digitalizadas del Fondo Bibliográfico de la Sala del Tesoro; la Biblioteca virtual de la Biblioteca Luis Ángel Arango hace lo propio con los diarios de viajeros decimonónicos; y la biblioteca Otto G. Richter de la University of Miami participa a esta empresa con la digitalización de su colección de fuentes visuales sobre la esclavitud en Cuba, The Cuban Heritage Collection18. 3. La hipertextualidad, el lector, el autor Una tercera manera como Internet interroga la epistemología de la investigación histórica tradicionalmente entendida es la hipertextualidad, tema que Jairo Antonio Melo discute también en su artículo en este dossier. Un hipertexto es, según Wikipedia, “el texto que en la pantalla de una computadora conduce a su usuario a otro texto relacionado. La forma más 16. “Le damos la bienvenida a Jstor”, <http://www.jstor.org/about/desc. habitual de hipertexto en documentos es la de hipervínculos o es.html>. referencias cruzadas automáticas que van a otros documentos. Si 17. Se refieren a aquellas publicaciones el usuario selecciona un hipervínculo, hace que el programa de la que, por criterios de distinta índole, no responden a las exigencias de la computadora muestre inmediatamente el documento enlazado”19. indexación internacional, y que por Es decir, asistimos al paso de la estructura axial a una reticular, no lo tanto no figuran en la producción académica de mayor visibilidad. secuencial, en la cual el camino, el recorrido, el viaje parece ser tan 18. Fondo Bibliográfico de la Sala del y más importante que el discurso y el orden de la argumentación. Tesoro, <www.bibnal.edu.ar/salavirA diferencia de la argumentación secuencial de un libro, un hipertual/>, The Cuban Heritage Collection <http://www.library.miami.edu/chc/ texto publicado en Internet se presenta como un itinerario libre chc.html>. 19. Wikipedia, “Hipertexto”, <http:// es.wikipedia.org/wiki/Hipertexto>. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 16-37


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y subjetivo que cada navegador e historiador, profesional o no, construye. Lo mismo es teóricamente posible con un libro o un artículo, pero el documento hipertextual propone invitaciones continuas a practicar una lectura anarquista, recurriendo inclusive a cambios de color y de visualización de las puertas de entrada a otro texto, como son los enlaces. Así, guiado quizá más por su sensibilidad estética frente al diseño del documento que por la fuerza de argumentación lógica del texto, el lector-navegador escoge y construye su propia manera de dialogar con el autor y manejar el documento, siguiendo personales caminos epistemológicos. El resultado desconcertante, para quienes profesen la fe en la importancia de la tradición disciplinar de la historia, es que la distinción entre autor y lector queda en cierta medida desdibujada, pues el lector puede transformarse en autor (aunque sea parcial)20 de su peculiar camino de lectura. Por otro lado, el autor ya no es quien guía infaliblemente a sus lectores hacia unas únicas conclusiones lógicas, y ello no meramente por un asunto de distinto orden de lectura, práctica ya posible también con un libro, como lo reivindica el escritor Daniel 20. Los hipervínculos en realidad son necesariamente preconstruidos por Pennac en su decálogo de derechos del lector21. El hecho es que, a el autor del documento. La libertad diferencia de un libro cuyas fuentes primarias y secundarias sólo del lector de escoger su camino es por lo tanto limitada a las decisiones pueden (deben) ser referenciadas, en un hipertexto éstas pueden ser que el autor ya tomó. La bibliograreproducidas digitalmente e integradas al texto para su consulta y fía sobre este tema es muy amplia 22 y temprana, porque fue una de las autónoma exégesis . De allí que, con el acceso a los materiales con primeras preocupaciones del mundo los cuales el texto ha sido construido, el lector-navegante puede de la comunicación y la literatura. Ver Jaime A. Rodríguez R., Hipertexto finalmente construir otro texto, es decir, otra interpretación, voly literatura: una batalla por el signo en tiempos posmodernos (Bogotá: Pontifiviéndose él mismo autor. cia Universidad Javeriana 1999). Cabe además anotar que no sólo la comunicación hipertextual no es 21. “Derecho a saltarse las páginas”, secuencial, sino que es un trabajo histórico publicado en Internet, que “Derecho a no terminar un libro”. Daniel Pennac, Como una novela puede además ser estructuralmente abierto, cambiante y —palabra (Bogotá: Norma, 2004). maldita para los amantes de la vocación solipsista del historiador— 22. Agudo observador y crítico atento colectivo. El mismo documento puede tener distintas versiones, de este tipo de implicaciones, el historiador Robert Darnton desde su actualizaciones, fases de construcción, vidas paralelas; incluso puede presidencia en la American Historical desaparecer para siempre y transformarse, como un mutante absorAssociation instituía ya en 1999 (y hasta 2004) un premio (Gutenberg) bido por otro recurso web. El texto electrónico es una estructura para legitimar el libro electrónico y la incursión de los historiadores abierta, que cambia, es decir, representa una transformación radical en los nuevos medios. American con respecto a lo material e inmodificable de un libro, que el sacraliHistorical Association, The Gutenberge Program <http://www.historians. zado lema latín scripta manent ha legado a la cultura occidental. En el org/prizes/gutenberg/index.cfm>. siglo xxi, scripta volant, es el soporte de una página de Internet. Ver de Robert Darnton, “Gutenberge”, en The Case for Books. Past, Present and Future (New York: Public Affairs, 2009): 79-106.

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Justamente la transformación hacia la arquitectura hipertextual, la disponibilidad de fuentes primarias y secundarias digitalizadas, y la dimensión colectiva de la producción histórica marcan los tres elementos pilares del cambio que la difusión de las plataformas de la Web 2.0 implica para la práctica de la Historia. Una vez aclarado qué se entiende por Web 2.0 y cómo el campo de la historia ha empezado a interactuar con ello, el artículo se plantea este interrogante: ¿podemos hablar hoy de la aparición de una “historia digital 2.0” que plantea nuevos problemas metodológicos para el historiador? 4. Principios generales de la Web 2.0 En 2004 Tim O’Reilly, a quien generalmente se le atribuye la paternidad del término ‘Web 2.0’, declaró que una de las diferencias fundamentales entre la época del pc y la era del Web 2.0 era el hecho de que Internet se había transformado en plataforma. En lugar de simplemente añadir una función, las nuevas aplicaciones magnifican (hacen explosión de) los efectos de la red. Cuantas más personas los utilizan, más éstos mejoran. En el ámbito de las humanidades digitales23, este nuevo paso en la interacción entre la práctica y la epistemología de la historia e Internet reclama una reflexión. La arquitectura hipertextual, que había caracterizado la Web tal como las ciencias humanas y sociales acostumbraban usarla —la Web como colección dinámica de textos y documentos—, da paso a nuevas arquitecturas, que hacen hincapié en la interacción y el intercambio de saberes, potenciando la mutación y hasta la deliberada confusión de roles entre quien escribe los contenidos y quien los lee. El cambio responde a la demanda de participación de un amplio público, que aspira no sólo a consultar, sino también a contribuir a la creación de contenidos colectivos en red. A dicha delegación de producción de contenido a personas o comunidades se le llama crowdsourcing, 23. Tim O’Reilly, “Harnessing Collective Intelligence”, O’Reilly Radar, 10 un neologismo revelador del viraje en la concepción tradicional de noviembre 2006. <http://radar. de la autoridad en la producción de saberes, y sin duda la noveoreilly.com/2006/11/harnessingcollective-intellig.html>. dad más relevante de la Web 2.0. En su base está una innovación 24. Rose Holley, “Crowdsourcing: How tecnológica, pues las nuevas plataformas de trabajo que ofreand Why Should Libraries Do It?”, cen las redes sociales de la Web 2.0 permiten la participación D-Lib Magazine 3/4 (marzo-abril 2010): 6, <http://www.dlib.org/dlib/ directa de los navegantes en proyectos de historia digital: “Miles march10/holley/03holley.print. html>. Un proyecto reciente que de voluntarios digitales transcriben, crean, mejoran y corrigen explora las técnicas de la actividad texto, imágenes y archivos”24. colectiva. En este caso, para producir una nueva edición de la obra comEl lanzamiento de Wikipedia en el 2001 ya había inaugurado pleta de Jeremy Bentham, es el desael crowdsourcing. En tan sólo cuatro años, esta “enciclopedia rrollado por un equipo de University College London, Transcribe Bentham, a participatory initiative <http://www. ucl.ac.uk/transcribe-bentham/>.

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voluntaria y popular” en la cual, en las idealistas palabras de su cofundador Jimmy Wales, “miles de personas por todo el mundo, de todas las culturas, trabajan juntas en armonía para compartir libremente información clara, objetiva e imparcial”25, llegó a las altas cimas de la codificación científica moderna, cuando la revista Nature la declaró en 2005 tan confiable como la prestigiosa (y costosa) Enciclopedia Británica. La tecnología wiki, que es la plataforma que ha permitido a Wikipedia acumular, corregir y reeditar aproximadamente 2 260 000 voces en su versión en inglés y casi 340 mil en español, permite construir sitios web colaborativos que varios usuarios pueden intervenir editando, corrigiendo, borrando. Para Roy Rosenzweig, uno de los animadores de la historia digital hasta su muerte en 2007, no hay duda de que la wiki represente una espada en el flanco del individualismo posesivo del oficio de historiador26. Igualmente claro es que a través de la Web 2.0 la lectura se puede convertir en escritura activa27, y ésta no se limita a los contenidos, sino también a los contenedores, es decir, los programas. Como lo ha planteado recientemente Marín Dacos, director de cleo en Francia28, hay una impelente necesidad para la Historia en la era del Web 2.0 (o la Historia 2.0) de construir una específica “infraestructura cibernética” y permitir el “código compartido” para que todos puedan acceder a él29. Por lo tanto, la Web 2.0 difunde y practica tanto la filosofía del código abierto, es decir, la oportunidad de colaborar en la construcción de los programas, como el ya citado Zotero o su hermano Omeka. Los espacios abiertos que permiten formas colectivas de participación —User Generated Content— son, por lo tanto, la característica principal de la Web 2.0. Dominar su creación a través de la evaluación científica de los contenidos y promover su buen uso se han convertido en una necesidad para el historiador que crea proyectos digitales o participa en proyectos de historia en línea. Pero la Web 2.0 no significa solamente la apertura hacia la cooperación por parte de los usuarios de Internet, sino también toda una serie de nuevas prácticas y herramientas. Se pueden

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25. Wikimedia Foundation, “Un llamamiento personal de Jimmy Wales”, <http://wikimediafoundation.org/ wiki/Llamamiento_personal>. 26. Roy Rosenzweig, “Can history be open source? Wikipedia and the future of the past”, The Journal of American History 93 (2006)1: 117-146. También “Wikipedia: can history be open source ?”, en Roy Rosenzweig, Clio Wired. The future of the past in the digital age (New York: Columbia University Press, 2011): 51-82. 27. Cuando el navegante es el usuario de un bien cultural, por ejemplo de un museo virtual, su participación activa y creativa lo transforma en un consumidor “activo” de productos culturales. Así lo explica Andrea Granelli, hablando de las implicaciones sociológicas y organizativas derivadas de la entrada de las instituciones culturales en la Web: “Las tecnologías atribuyen un poder creciente al usuario, quien sale de su tradicional pasividad para transformarse en un actor del proceso de consumo cultural”. Andrea Granelli, “Implicazioni organizzative e sociologiche della transizione delle istituzioni culturali sul web”, Galassia web. La cultura nella Rete, eds. Paolo Galluzzi y Pietro A. Valentino (Firenze: Giunti, 2008): 21-35. Cita p. 31. 28. Centre pour l’édition électronique ouverte (Cléo), <http://cleo.cnrs.fr/>. 29. Ver dos contribuciones del Simposio L’histoire contemporaine à l’ère digitale. Luxembourg, 15-16 de octubre del 2009 : Marin Dacos, Histoire 2.0. Vers une Cyberinfrastructure au cœur de la discipline historique; Gino Roncaglia, Web 2.0 and the future of research: new tools for research networks, <http:// www.digitalhumanities.lu/>. Próximas contribuciones en el libro de Frédéric Clavert y Serge Noiret, L’histoire contemporaine à l’ère digitale (Bruxelles: PIE-Peter Lang, 2011 (en impresión).


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30. Nicolás Quiroga, “Blogs de historia: usos y posibilidades”, en este dossier. Ver también Paul Bertrand, Les blogs et l’écriture de l’histoire, Memoria e Ricerca Online 27 (2008): 187-196. <http://www. fondazionecasadioriani.it/modules. php?name=MR&op=body&id=443>. En italiano, Giuseppe Granieri, Blog Generation (Bari: Laterza, 2005) y La società digitale (Bari: Laterza 2006). 31. Enrica Salvatori, “Hardcore history: ovvero la storia in podcast”, Memoria e Ricerca 30 (2009): 171-191. En el 2007 lamentábamos desde las páginas de esta misma revista, la escasez de experimentación en este campo: Stefania Gallini, “El Siglo Decimonónico Latinoamericano en la Red”, Historia Crítica 34 (julio-diciembre 2007): 148-158. En el campo de la historia ambiental ver el veterano y premiado Exploring Environmental History podcast de Jan Oosthoek, <http://www.eh-resources. org/podcast/podcast.html>. 32. Delicious, <http://www.delicious. com/> “Delicious […] es un servicio de gestión de marcadores sociales en web. Permite agregar los marcadores que clásicamente se guardaban en los navegadores y categorizarlos con un sistema de etiquetado denominado folcsonomías (tags)”, Wikipedia, “Delicious” <http://es.wikipedia.org/ wiki/Delicious>. 33. Regnum Francorum Online-interactive maps and sources of early medieval Europe 614-840, <http://www.francia. ahlfeldt.se/>. 34. Un proyecto histórico de este tipo es Connected Histories: Sources for Building British History, 1500-1900 promovido por Humanities Research Centre, University of Sheffield (GB), <http:// www.shef.ac.uk/hri/projects/projectpages/connectedhistories.html>. 35. J. R. Milton, “Locke, John (1632– 1704)”, H. C. G. Matthew y Brian Harrison, eds., Oxford Dictionary of National Biography (Oxford, 2004); online ed., ed. Lawrence Goldman, <http://www.oxforddnb.com/view/ article/16885>.

citar la generalización, en los sitios web de historia, del tipo de recomendaciones o sugerencias tan en boga en los portales comerciales como Amazon: “Si te gustó éste (por ejemplo el manuscrito digitalizado de la Carta de Jamaica de Bolívar), probablemente encontrarás interés en aquello” (por ejemplo el mapa interactivo de la ruta de San Martín). Otras innovaciones son los blogs dedicados a la historia, de los cuales trata en detalle y con argucia el artículo de Nicolás Quiroga en este dossier30, los podcasts (una forma de programa de audio que se integra en los reproductores de MP3 o directamente en una página web)31, y la posibilidad de participar en la indexación de datos de la Web señalando palabras clave —los marcadores o ‘tags’— que servirán a identificar mejor el contenido de las páginas, como ocurre en la red social Delicious32. Características técnicas de la Web 2.0 como la que se acaba de citar favorecen una concepción social y compartida de la actividad de cada usuario en la red, combinando tecnologías diversas para afinar el contenido y la forma de presentar la información, como lo hacen los mapas de Google integrados a sitios de historia para ubicar la información de forma interactiva33. Los ejemplos mencionados sugieren que, a diferencia de la exploración en red al tiempo de la Web 1.0, hoy el navegante no se deja guiar solamente por los enlaces de hipertexto (la acción de doble click), sino que además le añade ‘significado’ a la búsqueda, proponiendo completarla combinándola con otros contenidos a menudo ya existentes en la red34. Los británicos llaman a esta combinación de información útil “historias conectadas”. Si un internauta está buscando, por ejemplo, al filósofo John Locke en el Diccionario Oxford de Biografías Nacionales35, se le ofrecerán recursos externos para enriquecer la investigación: el retrato del filósofo en la National Portrait Gallery, información sobre la correspondencia de Locke conservada en los archivos nacionales británicos y la historiografía dedicada a él en los catálogos de las bibliotecas británicas, entre otras. Estamos siendo testigos hoy en día de la integración de web semántica y redes sociales para construir formas de “saberes

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colectivos”36. Es el espíritu de cooperación de las redes sociales lo que permite reunir a usuarios “similares” en plataformas colectivas, como por ejemplo LibraryThing, Flickr, Delicious, Facebook, YouTube y Twitter, que han demostrado ser útiles también para la práctica histórica. La participación de los usuarios en el contenido de estos sitios ya no depende de correos electrónicos, sino sobre todo del contacto directo a través del navegador, de la inserción de documentos multimedia, textos, comentarios, formas de indexación en los sitios37. De esta manera, los actores de la Web no sólo consumen pasivamente la comunicación y la información en la red, sino que además construyen ellos mismos los objetos de consumo, un paso que se ha hecho posible gracias a la simplificación tecnológica con la introducción de lenguajes más cercanos al usuario final que al ingeniero informático inicial. A diferencia del complejo sistema de las páginas en formato html, las nuevas herramientas son relativamente fáciles de manejar y crean en cualquiera la impresión de poder ser un protagonista en la red, entendido y leído como no hubiera podido serlo en otra era tecnológica. Pero no se trata de un mero cambio de herramientas tecnológicas. Como acertadamente escribió Laure Endrizzi, “todos estos servicios web 2.0 […] forma[n] parte de un cambio cultural fundamental que anima a la clarificación de conocimiento de todos y promueve el desarrollo de la inteligencia colectiva. En un mundo incierto, el conocimiento se democratiza y nacen formas híbridas que relegan la tradicional distinción entre el conocimiento académico y profanos”38, un hecho nuevo que pone enormes problemas para discernir los contenidos científicos en la red. 5. El complicado estatuto científico de una historia digital 2.0 “¿Puede un algoritmo editar una revista? ¿Puede existir una biblioteca sin libros? ¿Pueden los estudiantes construir y manejar sus propias plataformas de aprendizaje? ¿Puede una conferencia tener lugar sin un programa? ¿Puede Twitter remplazar una sociedad científica?”. Con estas preguntas Dan Cohen y Tom Scheinfeldt acompañaron en 2010 el lanzamiento de su provocación: un libro en línea compilado en una semana utilizando una vasta operación de crowdsourcing y consagrado a las nuevas tecnologías de las humanidades digitales, bajo los auspicios de la George Mason University39. Este desafío fue realizado sin duda

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36. Josef Kolbitsch y Hermann Maurer, “The transformation of the web: how emerging communities shape the information we consume”, Journal of Universal Computer Science 2 (2006): 187-213. <http://www.jucs.org/ jucs_12_2/the_transformation_of_ the/jucs_12_02_0187_0214_kolbitsch.pdf>. 37. Ver European History Primary Sources (ehps), <http://primary-sources.eui. eu>, del Departamento de Historia del Instituto Universitario Europeo de Florencia (Italia). ehps es un portal que ofrece fuentes primarias digitales para la investigación acerca de la historia de Europa. El portal incluye todas las posibilidades de colaboración en red como Facebook y Twitter. El sitio de ehps en Facebook, <http://www.facebook.com/ pages/European-History-PrimarySources/223099761969> ha recibido comentarios de los usuarios. Acerca de ehps ver Serge Noiret, “New portals for new sources and new historians: ehps”, en Hacking the Academy: A book crowdsourced in one week, eds. Dan Cohen and Tom Scheinfeldt (mayo 21-28, 2010), <http://hackingtheacademy.org/>, y del mismo autor “The Digital Historian’s Craft And The Role Of The European History Primary Sources (ehps) Portal”, Archivi & Computer, Automazione e Beni Culturali, 2-3(2009): 5-41. 38. Ver el panfleto de Jaron Lanier, You are not a gadget. A manifesto (New York: Alfred A. Knopf, 2010), que estigmatiza la influencia perversa del Web 2.0 y el poder de los amateurs que componen la multitud anónima de la Web. También Patrice Flichy, Le sacre de l’amateur. Sociologie des passions ordinaires à l’ère numérique (París: Seuil, 2010). 39. Dan Cohen and Tom Scheinfeldt, eds., Hacking the Academy. Ver la definición de Crowdsourcing en Wikipedia <http://es.wikipedia.org/wiki/ Crowdsourcing>.


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para mostrar cómo los nuevos campos de producción intelectual —y más precisamente los blogs— nacen favorecidos por los medios y las redes digitales. Considérese por ejemplo LibraryThing: “[…] sitio de catalogación, con muchas características de la redes sociales, para los amantes de los libros”40, es decir, un exitoso ejercicio de catalogación colectiva de libros, con la posibilidad de contribuir añadiendo marcadores ‘tags’, listas de valoración, reseñas, datos sobre libros o autores, o participando en foros de lectores. Si la información (bibliográfica en el caso mencionado) se encuentra ya codificada a través del trabajo de los usuarios de Internet, ¿por qué no diseñar un libro fuera del sector tradicional y en interacción directa con la actividad de usuarios calificados? El libro-provocación de Cohen y Scheinfeldt pone de relieve cómo la Web puede llegar a eliminar las barreras de las publicaciones académicas tradicionales, facilitando la adquisición directa de contenidos digitales, su traducción y su revisión constante, lo que trae consigo la obtención de nuevas formas de difusión del conocimiento. En este sentido, los blogs pueden ser vistos como una publicación que está a mitad del camino entre un ensayo científico en una revista profesional y un mensaje rápido y sintético de Twitter. Sin embargo, no faltan voces críticas, que señalan una pluralidad de desventajas y problemas de la Web en general que la Web 2.0 multiplicaría. Desde su creación, la red sufre de la inestabilidad y la precariedad de sus datos digitales y la rápida obsolescencia de la tecnología. Esta inseguridad no sólo afecta la búsqueda de sitios en línea, sino que además agiganta 40. LibraryThing, <http://www.librala dificultad de preservar la información digital para futuras rything.es/tour/>. confrontaciones (revisiones, verificaciones) a partir de las mis41. Stefano Vitali, Passato Digitale. Le mas fuentes, un asunto de extrema sensibilidad para el oficio de fonti dello storico nell’era del computer (Milano: Bruno Mondadori, 2004); la historia41. Otro problema es la constante actualización de la Isabella Zanni Rosiello, “A proposito di web e del mestiere di storico”, tecnología de visualización de los textos digitales, lo cual vuelve Contemporanea 4 (2005): 743-755. su difusión difícil comparada con las formas tradicionales de 42. “Robinson Crusoe en su isla habría publicación y difusión de la historiografía. Como lo recordaba tenido de qué leer durante 30 años con una biblia Gutenberg. De haber Umberto Eco, “el libro de papel es autónomo, mientras que estado ésta digitalizada en un e-book, el libro electrónico es una herramienta dependiente, como él solo habría tenido de qué leer por las tres horas de autonomía de su mínimo, de la electricidad”42. Esta concepción de lo digital como batería”, Entretien de Catherine Portevin avec Umberto Eco, Le livre est une inven“virtual” que depende de otros factores “analógicos” olvida, sin tion aussi indépassable que la roue ou le embargo, que también el libro depende de un proceso de promarteau, en Telerama.fr 3117, <http:// www.telerama.fr/livre/umberto-ecoducción material y de apropiación de materias primas para su internet-encourage-la-lecture-derealización, aunque es evidentemente cierto que un libro tralivres-parce-qu-il-augmente-la-curiosite,47983.php>. Ver también Umberto Eco, Vertige de la liste (Montréal: Flammarion Québec, 2009).

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dicional no requiere energía adicional para su visualización, a diferencia de las plataformas electrónicas. Por último, como recuerda Cohen y experimentamos todos permanentemente, en la Web 2.0 nos enfrentamos todos los días a un enorme desafío, el de discernir entre “residuos” e información de tipo científico: “The good from the bad”. Esta reflexión ya estaba ampliamente presente en el nacimiento de la Web y durante su fase estática. En alguna medida, la dificultad de discriminar depende de la fragmentación de la noción e identificabilidad de la autoría de los contenidos en red, una característica que las aplicaciones Web 2.0., no hacen sino ampliar. Sin embargo, ¿es en verdad una situación en su naturaleza tan novedosa en la práctica de los historiadores? ¿Hay lugar para hablar de una ruptura entre una web caracterizada por las aplicación de la Web 2.0 y lo que existía antes del nacimiento de proyectos interactivos, tales como Wikipedia, normalmente designados como Web 1.0? Y para volver a la pregunta matriz de esta sección, ¿podemos hablar hoy de la aparición de una “historia digital 2.0”, es decir, del surgimiento de un nuevo y distintivo campo o práctica en el marco de la historia digital, por un lado, y en relación a la historia en general, por otro? Éste fue precisamente el orden de preguntas que en el 2008 la American Association for History and Computing, (aahc)43 hubiera querido indagar en su conferencia anual dedicada a “Historia y Web 2.0”: What does Web 2.0 History involve, How does Web 2.0 History differ from Web 1.0 History, y, What does it enable us to do that could not be done in Web 1.0?44. Sin embargo, el 43. Fundada en el Reino Unido en 1986, ha celebrado su décima conferencia evento tuvo que ser cancelado por falta de un número suficiente de en 2001 en Polonia bajo el título New propuestas, señal de un reiterado escaso entusiasmo por parte de methodologies for the new millennium. La revista de esta asociación cerró los historiadores hacia este campo, como todavía lamentaba Dan sus publicaciones en 1998, pero los Cohen en su intervención durante la conferencia de la American diez volúmenes publicados se pueden consultar en línea. <http://odur.let. History Association de este año en Boston, y como confirma Anaclet rug.nl/ahc/journal/index/createindex.html>. Pons en este dossier, al referirse a la “falta de reconocimiento” por 45 la historia digital . Si de revolución se tratara, sería curioso que los 44. The American Association for History and Computer (aahc), Annual Meeting directos interesados no se estuvieran percatando de ella. Cancelled for 2008, Web 2.0/History 2.0: Making History Together, Tampoco emerge la evidencia de una acción completamente <http://theaahc.org/2008cfp.htm>. trastocadora si se mira cómo no se han modificado las cuatro cate45. Dan Cohen, “Digital History at the gorías básicas de clasificación de las áreas de la historia digital, y 2011 AHA Meeting”, <http://www. dancohen.org/2010/10/25/digitalpor lo tanto de los sitios web de historia: herramientas de informahistory-at-the-2011-aha-meeting/>; 46 ción y comunicación, fuentes, escritura y enseñanza de la historia . Anaclet Pons, “‘Guardar como’: la historia y las fuentes digitales”, en No obstante, los evidentes cambios introducidos por la Web 2.0 este dossier.

46. Serge Noiret, « Y a t-il une Histoire Numérique 2.0?”. hist. crit. No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 16-37


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de los cuales se ha hablado en las anteriores secciones, ninguna nueva categoría que hiciera referencia a las nuevas tecnologías de interacción con los internautas ha sido introducida en alguno de los mejores portales de ciencias sociales y humanidades que organizan los sitios web históricos, como el caso de Intute en el Reino Unido o el mismo World Wide Web History Central Catalogue47. Los tradicionales criterios cronológicos (por ejemplo historia de la Edad Media, historia contemporánea, etc.) o temáticos (historia urbana, historia económica, etc.) siguen siendo preferidos a categorías Web 2.0. Frente a esta parcial evidencia, hay que concluir que los cambios tecnológicos introducidos por la Web 2.0 pueden ser para la práctica de la historia cambios epistemológicos, pero ciertamente no ontológicos. La Web 2.0 no modifica en profundidad las cuestiones ya planteadas por la inicial introducción de lo digital en las ciencias humanas. El crecimiento de blogs, wikis, la participación del usuario en la catalogación y la entrada de metadatos (marcadores decididos por los usuarios y ‘folksonomías’) y la propagación del uso de Twitter para compartir seminarios y conferencias “en directo” con un grupo de usuarios, son todas expresiones de la característica más visible de esta fase 2.0 de la historia digital: la injerencia activa de los usuarios en los contenidos de los sitios web, pero también la producción colectiva de flujos de información dirigidos a audiencias específicas. Entonces el problema queda circunscrito a la cuestión de la revisión de los métodos, donde la crítica interna y externa del documento sigue siendo la pieza central del oficio del historiador. En otras palabras, la transición a la Web 2.0 no cambia los problemas que ya estaban en el tapete con la primera introducción del digital en el terreno de la historia: autenticar, proporcionar un contexto, describir las fuentes con detalle y rigor son —como antes— los momentos obligados de la investigación histórica, esté o no en el dominio digital. Todavía es difícil de entender y dominar los cambios disciplinares desencadenados por esta tecnología de tipo 2.0, incluso para los especialistas en la historia digital. Pensar e interactuar con el lector era algo ya presente en los mejores proyectos de la historia digital, pero ahora se trata de actuar sobre las modalidades mismas de contacto, promoviendo una actividad que a menudo salta las jerarquías del mundo académico y cuestiona el papel del historiador frente al público. En su libro de 1998 sobre el popular historymaking, es decir, cómo los estadounidenses han participado activamente en la reconstrucción de su historia, Roy Rosenzweig y David Thelen aplicaron una encuesta, de cuyos resultados se desprende el grado de confianza en la Web en comparación con otros medios utilizados para comunicar el pasado. La preferencia por una historia sin mediadores (es decir, sin historiadores) emerge

47. Intute, <http://www.intute.ac.uk/ history/>. WWW VL History Central catalogue, <http://vlib.iue.it>.

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allí con toda claridad. Según esa encuesta, el público estadounidense prefiere el trabajo público de reconstrucción del pasado que realizan los museos y la experiencia personal directa sobre las fuentes del pasado. Llegamos, en otras palabras, a la definición de otro campo: la digital public history48. En la misma encuesta, los autores también encontraron que la gente “prefería hacerse su propia historia”. Quedaba así evidente para Rosenzweig y Thelen el potencial narcisista de la Web y la voluntad común por parte de los usuarios de construir una historia de geometrías variables, pero centrada en la experiencia individual y comunitaria. Con ello, todo el mundo se convirtió, a través de la Web, en un historiador potencial, mientras el trabajo de los historiadores profesionales asumió nueva relevancia para filtrar, organizar e interpretar la red. La red es ahora el medio —y el lugar— que le permite a alguien escribir y plantear su propia historia y sus propios documentos dirigiéndolos a una amplia audiencia. La digital history 2.0 es, por tanto, un intento de crear una nueva etapa de la relación entre el historiador y su audiencia, haciendo uso de la tecnología digital en una sociedad donde dominan los medios de comunicación de Internet. La difusión de las tecnologías de tipo 2.0 invita a revisar comportamientos epistemológicos de numerosas disciplinas humanísticas, incluyendo la historia, en el contexto de lo que ahora se define como las humanidades digitales. La historia digital 2.0 está dominada por prácticas que desafían los métodos tradicionales que fundamentan la Historia (como disciplina), así como los lugares convencionales de la materia, sin, a nuestro juicio, atentar contra su propia ontología. 6. Una red de testimonios sin historiadores Dadas las premisas anteriores, no debe sorprender que los sitios de historia 2.0 estén relacionados con la memoria de las comunidades, tema que aborda el artículo de Jairo Antonio Melo en este dossier49 con generosidad de ejemplos. Los grupos sociales, étnicos, políticos y culturales pueblan la red de testimonios individuales, utilizando las tecnologías y los medios de comunicación de la Web 2.0 para consolidar sus prácticas de memoria. Los criterios hermenéuticos específicos de las fuentes digitales que ellos crean ex novo suelen estar relacionados con los conocimientos individuales, que se confrontan con la verificación de la identidad y las experiencias de la vida en grupo. Es la historia de su comunidad, su familia, de los parientes, la de los individuos en las 48. Serge Noiret, “Public History” e comunidades pequeñas, la de su cultura material, una historia que se “storia pubblica” nella rete”, Ricerche storiche, a.39, n.2-3 (2009): 275-327. centra en temas socioantropológicos y en las experiencias que a menudo 49. Jairo Antonio Melo F., “Historia Digital. La memoria en el archivo infinito”.

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permanecen en el campo de las memorias y los recuerdos. La Web le da una preponderancia a la “memoria”, conjugada en primera persona, y a testimonios transmitidos directamente sin mediación del historiador, sin que el sentido crítico de un ‘profesional de la Historia’ determine su escritura, sin diferenciar las fuentes y sin contextualizarlas. Esta proliferación de historias individuales ya había sido observada antes del nacimiento de la historia digital 2.0, pero la Web 2.0 la ha magnificado, porque es un medio percibido por el gran público como una oportunidad para recuperar su propia historia, sus propias memorias, en oposición a las narrativas oficiales —o directamente a la censura, diría Juan Andrés Bresciano en su artículo— y a menudo a los relatos de los historiadores profesionales. Como sostiene también en su artículo Jairo Antonio Melo, a veces cargar directamente fuentes primarias en la Web —una fotografía familiar, un testimonio de un migrante, un plano del terreno de los antepasados, una canción protesta grabada en un concierto de cuando jóvenes— es una forma de reacción y resistencia contra aquella escritura oficial de la historia en la que la comunidad no se reconoce. El proyecto memoro: el banco de la memoria es una lograda manifestación de lo anterior50. Como recita uno de sus eslogan de presentación, memoro recoge y organiza en red “las experiencias de una vida contadas por la voz de quien las ha vivido”. La idea es sencilla y por ello mismo tan atractiva que en poco más de tres años (desde su ideación en 2007) el proyecto ha logrado expandirse desde Piamonte en Italia, su cuna, a media Europa, Estados Unidos, Cameron y Japón, y en América Latina a Argentina, Puerto Rico, Venezuela y próximamente Colombia. memoro invita a cualquier usuario de la red a depositar videoentrevistas cortas (entre cinco y seis minutos) a nacidos antes de 1940 en este “banco de la memoria”, donde los archivos son clasificados con etiquetas definidas por los mismos autores de los videos o a veces por los curadores del proyecto (por ejemplo en Argentina: íconos, enogastronomía, trabajo. En Italia: la bicicleta, Resistencia, mi familia. En Camerún: la escuela primaria, la colonización de los alemanes, taxista. En Estados Unidos: mi esposa, llegando a e. u., la leyenda méxicoamericana). Además de cargar videos a través de un enlace directo desde la página web, el usuario es llamado a participar también comentando otros videos y sugiriendo marcadores de clasificación, es decir, caminos de lecturas para otros. Todas estas acciones del tipo Web 2.0 son posi50. MEMORO: la banca della memoria, <http://www.memoro.org/> bles gracias a las herramientas tecnológicas de este ambiente. No hay 51. Algo similar propuso el comercial quien no vea cuán profundas e interesantes implicaciones conlleva el canal televisivo History Channel, uso masivo, como esta colección de historias orales en memoro, de tecnoinvitando los televidentes a colaborar con el canal “para realizar logías de Web 2.0 para la historia bajo la forma de crowdsourcing51. un archivo de historia y fuentes históricas para las generaciones venideras”, a través de un mensaje de propaganda, que decía, “entra a ser parte de la Historia”.

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¿Cuál es entonces el papel del historiador frente al gran público que participa activamente en la Web? ¿Cómo utilizar de forma crítica conocimientos científicos y métodos seculares, sin alterar la espontaneidad de los proyectos de la historia digital y acompañarlos de la mejor forma posible? Éstas son las cuestiones centrales que la actividad de la Historia digital 2.0 le plantea hoy al historiador en Europa y África, Estados Unidos, Asia y América Latina. Pero esta historia digital 2.0 conectada y abierta a la sociedad hoy se construye lamentablemente en gran medida sin la participación directa del profesional de la Historia.

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Artículo recibido: 28 de mayo de 2010; aprobado: 20 de octubre de 2010; modificado: 26 de octubre de 2010.

“Guardar como”. La historia y las fuentes digitales

“Save as”. History and Digital Sources

Resumen

Abstract

Este artículo pretende analizar los cambios que

This article analyzes the changes that the disci-

vive la historia en el mundo digital. En particular,

pline of history is experiencing in the digital world.

se centra sobre la digitalización de las fuentes. Por

In particular, it focuses on the digitalization of

un lado, trata las implicaciones de la conversión

primary sources. On the one hand, the article exa-

digital de antiguos documentos escritos; por otro,

mines the implications of digitalizing old written

se plantea el significado de aquellas otras que lla-

documents. On the other, it points towards the

mamos “nacidas digitales”. El ensayo repasa algu-

meaning of sources considered to be “born digi-

nas de las distintas actitudes de los historiadores

tal.” This essay summarizes some of the different

ante esas modificaciones y señala que necesitamos

attitudes that historians have had regarding these

atender a sus críticas, pero que también hay otros

changes and underlines the need to pay attention

aspectos que debemos estudiar. En suma, defiende

to their criticisms. But it also indicates other

que la historia digital supone un reto sobre el que

aspects that we should study. Summing up, the

los historiadores han de reflexionar.

article argues that there is a challenge implicit in digital history that historians need to reflect upon.

Anaclet Pons

Palabras clave

Key Words

Historia, fuentes, archivos, digitalización.

History, sources, archives, digitalization.

Doctor en historia por la Universidad de Valencia (Valencia, España), y profesor titular de Historia Contemporánea en la misma Universidad. En su trayectoria como docente e investigador se ha dedicado a áreas diversas, particularmente la historia social y cultural y la historiografía. Entre sus publicaciones en coautoría con Justo Serna Alonso se destacan La ciudad extensa (Valencia: Diputación de Valencia, 1992), un libro ya clásico que analiza el grupo social dominante en la ciudad de Valencia a mediados del siglo xix. De cariz parecido es una obra de reciente aparición que estudia a un miembro de esta burguesía ciudadana a partir del dietario que escribió: Diario de un burgués. La Europa del siglo xix vista por un valenciano distinguido (Valencia: Los Libros de la Memoria, 2006). En cuanto a los estudios de historiografía, se encuentran Cómo se escribe la microhistoria (Madrid: Cátedra, 2000), un ensayo sobre la obra del historiador italiano Carlo Ginzburg, y La historia cultural: autores, obras, lugares (Madrid: Akal, 2005), que evalúa los rasgos fundamentales de esta práctica historiográfica. Asimismo, también con Justo Serna, ha traducidos varios libros, entre ellos la conocida biografía de Fernand Braudel (Valencia: puv, 2005) que elaboró Giuliana Gemelli, Pasión por la historia (Valencia: puv, 2006), una larga entrevista con Natalie Zemon Davis o la versión catalana de El queso y los gusanos, del citado Carlo Ginzburg (Valencia: puv, 2006). A todo ello hay que añadir, por supuesto, un buen número de artículos sobre los citados temas en diversas revistas y compilaciones. Anaclet.Pons@uv.es

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“Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había sino detalles, casi inmediatos”. Jorge Luis Borges, “Funes el memorioso”1

1. La historia es una disciplina que, según se acostumbra a decir, vive en un estado de agitación permanente. Sus oscilaciones son algo bien asentado y proceden de su propia naturaleza. Las causas son igualmente conocidas. Unas tienen que ver con su objeto, pues esta disciplina se ocupa de las variadas e innumerables formas con las que se expresa la vida humana en el pasado. Para ello analiza, interpreta e intenta comprender un sinfín de huellas, materiales o simbólicas, que han quedado registradas de algún modo. Además, lo hace de muchas maneras, pues el paso del tiempo, las cambiantes demandas de la sociedad en la que vive, las distintas preguntas que se plantea y los nuevos objetos que van apareciendo exigen aproximaciones al pasado que no siempre estuvieron presentes, o no de igual forma, en los historiadores que les precedieron. Otras, en ese mismo sentido, se deben a su exigencia omnicomprensiva en el terreno académico. Los actos humanos pueden parcelarse y ser estudiados a partir de manifestaciones concretas, pero su complejidad sólo se desentraña cuando se tienen en cuenta sus múltiples facetas. Las ideas o la actividad económica pueden ser tomadas como objetos de estudio, pero Ï Este artículo es resultado del su correcto significado remite a esferas mucho más complejas. proyecto de investigación “CulPor eso mismo, la disciplina está atenta y se deja influir por turas historiográficas. Impacto y difusión de la historia cultuotras prácticas siempre vecinas, que muestran maneras pecural” (HAR2008-05583), del Plan liares de entender qué hacen las personas y cómo lo hacen. Nacional de I+D+I 2008-2011 del Gobierno de España. El corolario habitual de estos vaivenes no es la zozobra, sino 1. Jorge Luis Borges, “Funes el una enorme vitalidad. Hay corrientes o áreas de investigación memorioso”, Obras Completas II (Barcelona: Ciclo de Lectores, 1992), 82.

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que permanecen más o menos estables, aunque siempre en renovación interna, como la historia social o la biografía. Sin embargo, no dejan de aparecer otras distintas, bien sea porque nuevos objetos requieren nuestra atención, porque hemos tomado en consideración fuentes que antaño eran ignoradas o porque hemos reparado en perspectivas antes desatendidas. Ese aliento constante no carece de riesgos, a pesar de todo. Lo que unos entienden como novedad fructífera que puede cambiar nuestra visión del pasado, otros lo contemplan como simple moda pasajera que permite ir preparando una concavidad en la que anidar profesionalmente. Así, por ejemplo, las distintas variantes de estudios culturales o los poscoloniales son juzgados de manera disímil según los casos, sin que su perspectiva ni sus resultados obtengan una aceptación unánime. Hay quienes los consideran una aportación fundamental, pero no faltan quienes los consideran inanes. En realidad, oscilaciones, modas o cambios no son algo que deba preocupar a quienes practican esta forma de estudio, porque en última instancia no importa cómo califiquemos a la historia, sino sólo si es buena o es incorrecta y si está bien o mal escrita. Y esto último tiene que ver con los fundamentos que poseemos. Cuando leemos una obra que analiza el pasado, otorgamos un juicio positivo, reparando en distintos aspectos. Ante todo, nos preguntamos si el relato que leemos sabe transmitir un conocimiento significativo de forma metódica e inspirada. Eso implica tener en cuenta varias cosas: si el autor conoce las fuentes necesarias para reconstruir el objeto en cuestión, si es capaz de interpretarlas adecuadamente y si, además, atiende al consenso historiográfico, repasando lo que otros han concluido o han planteado, al margen de que eso sea asumido o cuestionado. Si el historiador desconoce su método, si desatiende los fundamentos de su disciplina, el resultado podrá ser mejor o peor, pero no será una obra académica. Si lo respeta y lo sigue, aportará más o menos según su talento, pero su trabajo podrá ser considerado como parte del acervo común. Las modas, pues, tienen pleno sentido cuando no cuestionan lo que somos, sino que hacen que nos veamos (en el pasado) de distinta manera. Cualquiera de nosotros puede hacer memoria y citar obras que en su día fueron consideradas experimentos extemporáneos, minucias a veces, y que ahora son clásicos. Y lo son porque comparten los mismos condimentos con los que se escriben las grandes obras de referencia. ¿Acaso son la misma mirada la del Mediterráneo de Fernand Braudel y la del Martin Guerre de Natalie Zemon Davis? ¿Son perspectivas idénticas las que permitieron a E.P. Thompson abordar a los artesanos ingleses y a Ginzburg descifrar las ideas de un solo molinero italiano? ¿Hicieron lo mismo Marc Bloch al estudiar los reyes taumaturgos y Jonathan Spence al rescatar a Hu? ¿Es la misma historia universal la que leemos en las

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obras generales de Eric J. Hobsbawn que la que se desprende de los textos de Ranajit Guha o Dipesh Chakrabarty? Este último señalaba, por ejemplo, que centrarse en cuestiones específicas no es sino otra manera de renegociar las reglas de la disciplina y, por tanto, de abordarlas en términos universales. Porque, en su caso y en el de muchos otros, estudiar una singularidad es hacerlo sobre algo que se resiste a ser reducido a componente de una categoría, tensando así un lenguaje que suele hablar de lo general, desafiando su impulso generalizador y anónimo2. Así pues, si la profesión concede que todos ellos son grandes historiadores es porque acepta que, más allá de las diferencias, todos cumplen con lo que se les debe exigir como practicantes. Por tanto, la moda sólo tiene sentido denigratorio cuando lo que queda es sólo apariencia de renovación, con un interior hueco. 2. Las modas existen y una de las más recientes, quizá la más alborotadora, sea la de la historia digital. Ante ella nos podemos hacer distintas preguntas y todas ellas muy pertinentes. Quizá no represente un cambio sustancial en la disciplina, porque la mudanza sólo suele acometerse cuando hemos tenido que investigar asuntos que no eran los tradicionales. Pero, con todo, merece que reflexionemos sobre algunas de sus derivaciones. La principal rémora que arrastra este nuevo campo, como ha señalado Milad Doueihi, es la falta de reconocimiento, la fractura que existe entre las disciplinas tradicionales y la realidad cultural que representan las tecnologías de la información y la comunicación. Es decir, todos nos hemos digitalizado de manera informal, de modo que escribimos con procesadores de texto, nos comunicamos por correo electrónico, consultamos información en los buscadores, etcétera. Sin embargo, tratamos ese mundo como si sólo fuese “un apéndice, una curiosidad, una distracción, algo superfluo”, que poco o nada tiene que ver con nuestro “verdadero trabajo”. De ahí, pues, que sean pocos los humanistas que se preocupan por reflexionar sobre esta nueva realidad: “Por razones que aún debemos dilucidar, las ciencias humanas, en cuanto disciplina, han sido marginadas de una reflexión cuyos términos centrales y conceptos clave derivan, en gran parte, de prácticas humanistas que tienen una historia compleja, a menudo ignorada, e incluso completamente olvidada. Como si en el entorno político y cultural de hoy la cultura digital estuviese 2. Dipesh Chakrabarty, “La traducción disociada de su propio pasado”3.

Más aún, continúa Doueihi, lo que realmente sorprende es el silencio de los historiadores en este debate; “si bien algunos

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de los mundos de la vida al trabajo y a la historia”, en su recopilación de ensayos Al margen de Europa (Barcelona: Tusquets, 2008), 125.

3. Milad Doueihi, La gran conversión digital (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2010), 14-15.

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discursos jurídicos y técnicos son destacables, me parece que hay espacio para una contribución que no le tema ni a la historia ni incluso a la filología, y que al mismo tiempo esté informada y se sienta cómoda en el entorno digital en sí mismo”4. Por supuesto, hay muchas cuestiones que se deben debatir, si en verdad deseamos adentrarnos en las implicaciones de ese entorno. Pero demasiadas para tratarlas aquí, porque afectan a todos y cada uno de los procesos deontológicos en los que se despliega la tarea del historiador y porque, en última instancia, la cultura digital puede hacernos apreciar el pasado de forma diferente. Uno de esos aspectos, por ejemplo, es el que se refiere a las fuentes, que no es cosa baladí, porque forma parte de esos fundamentos de los que hablábamos. Partamos de una evidencia que en ocasiones parecemos eludir: la historicidad de los instrumentos historiográficos. Pensemos en qué fuentes utilizaban y qué historia hacían los grandes maestros de las escuelas francesa y alemana de finales del ochocientos. ¿Es esa nuestra manera de entender los documentos o de escribir sobre ellos? Mantenemos, como siempre, que son los documentos escritos los que nos sirven de referente principal, pero como decía Lucien Febvre también estudiamos el pasado “con palabras. Con signos. Con paisajes y con tejas. Con formas de campo y malas hierbas. Con eclipses de luna y cabestros. Con exámenes periciales realizados por geólogos y análisis de espadas de metal realizados por químicos. En una palabra: con todo lo que siendo del hombre depende del hombre, sirve al hombre, expresa al hombre, significa la presencia, la actividad, los gustos y las formas de ser del hombre”5. 4. Milad Doueihi, La gran conversión digital, 16. De todos modos, la apreciación de Doueihi es exagerada. Son muchos los humanistas que se han preocupado por estos asuntos y, entre ellos, abundan cada vez más los historiadores. Podríamos citar numerosos colegas norteamericanos, pero también europeos. Por ejemplo, y para lo referido a este artículo: Rolando Minuti, Internet et le métier d’historien. Reflections sur les incertitudes d’une mutation (Paris: PUF, 2002) o Stefano Vitali, Passato digitale. Le fonti dello storico nell’era del computer (Milano, Bruno Mondadori, 2004) o los muchos y variados trabajos de Serge Noiret: http://www.eui.eu/Personal/ Staff/Noiret/noiret.html#13-bib.

Y hemos tenido que aprender a entender todo eso, como ahora necesitamos alfabetizarnos con el nuevo entorno. En ese sentido, el primer y más obvio elemento que es necesario considerar es el de la digitalización de las fuentes conservadas bajos otros soportes. Se trata de un proceso que ha recibido una atención muy desigual, según se haya aplicado a los archivos o a las bibliotecas. En cuanto al primer caso, nadie parece poner en cuestión esa contingencia. Todos los investigadores reconocen la utilidad de disponer de forma cómoda de los documentos deseados y no son muchos los que reflexionan sobre los efectos perversos que ello pueda tener. Sobre todo porque es un procedimiento que se ha venido utilizando en las últimas décadas, cuando la necesidad de grandes volúmenes de documentación o la imposibilidad de acceder físicamente a ella hacían que

5. Lucien Febvre, Combates por la historia (Barcelona: Ariel, 1992), 232. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 38-61


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el interesado optara por solicitar versiones fotocopiadas o microfilmadas. Además, hay que reconocer que de momento es más una posibilidad futura que una realidad cercana. A pesar de diversos esfuerzos y de lo conseguido en algunos fondos concretos, la mayor parte de los grandes archivos están lejos de poder acometer por completo una empresa que exige destinar grandes recursos. Como ha señalado Anthony Grafton, “incluso el más ambicioso de esos proyectos no es otra cosa que una gota en el inexplorado océano del registro pasado de la humanidad. Archives usa, una Web que contiene una guía de los archivos americanos, ofrece un listado de cinco mil quinientos depósitos documentales y más de ciento sesenta mil colecciones de fuentes primarias. Solamente los u.s. National Archives contienen alrededor de nueve billones de ítems. No es probable que podamos ver en línea la totalidad de los archivos de los Estados Unidos ni los de cualquier otro país desarrollado en un futuro inmediato —por no hablar de las naciones más pobres”6.

Por otro lado, hasta ahora hemos asistido a una primera fase en la que la mayor parte de los grandes archivos ha iniciado los trabajos de digitalización seleccionando alguna de sus “joyas”. La presentación de esas “rarezas” o “tesoros” ha servido como ejemplo, pero en realidad ese empeño traduce un concepto de historia monumental, donde lo que se glosan son las glorias nacionales, por lo que no ha sido extraño que se hayan escogido fechas o celebraciones memorables para mostrar esos avances. Es decir, no siempre ha habido voluntad de ofrecer las fuentes que el investigador necesita, sino una pretensión pedagógica, ligada a la reconstrucción de la memoria, muy cercana al concepto de historia como maestra de vida o como forjadora de ciudadanos comprometidos con la causa nacional o cívica. Sea como fuere, cada vez son más los documentos a los que se puede acceder desde cualquier terminal de ordenador y éste es un cambio que, como veremos, es bastante significativo. De entrada, lo primero que advertimos es, por supuesto, lo mismo que ha sido predicado para todo el entorno digital. Como ha señalado en reiteradas ocasiones el historiador francés Roger Chartier, es evidente que la revolución informática está modi6. Anthony Grafton, “Future Reading: Digitization and its Discontents”, ficando los hábitos de lectura, al tiempo que altera la técnica New Yorker (5 de noviembre de 2007), http://www.newyorker.com/ de transmisión de los textos y el soporte en que se comunican. reporting/2007/11/05/071105fa_ Es decir, la revolución del texto electrónico es un compendio fact_grafton (consultado el 24/05/2010). Existe versión nuevo y simultáneo de lo ocurrido en el pasado, pues es “al española: “La lectura futura”, Trama mismo tiempo una revolución de la técnica de producción y & texturas 5 (2008): 3. Grafton reproduce y amplía eso mismo en: Codex in Crisis (New York: The Crumpled Press, 2008).

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de reproducción de textos, una revolución del soporte de lo escrito y una revolución de las prácticas de lectura”7. Éste es, pues, el contexto en el que nos movemos, con tres aspectos que necesariamente han de suponer algún tipo de variación en las fuentes digitalizadas: al presentarlas de forma diferente, al conservarlas de otra manera, al reproducirlas de un modo distinto y al variar la manera como se dan a leer. Estas modificaciones explican que hayan sido los historiadores del libro y de la lectura quienes mayor atención han prestado al fenómeno digital. Y, en el caso de las fuentes, esa vigilancia se ha dirigido sobre todo al proceso de digitalización que ha estado llevando a cabo la empresa Google para su proyecto Google Books. Las críticas que han planteado son, por otra parte, un ejemplo que podemos extender a cualesquiera otros planes semejantes, salvando las distancias. El adalid de las reticencias ha sido el norteamericano Robert Darnton, en su condición de prestigioso historiador y de director de la Biblioteca de Harvard. Digamos, no obstante, que este reputado académico no se opone al proceso en sí, sino a la manera como se lleva a cabo. De hecho, sus diferentes artículos sobre el asunto se centran sobre todo en la condición monopolista que ha ido adquiriendo Google 7. Roger Chartier, “¿Muerte o transfiy en las derivaciones de ello8. guración del lector?”, en Las revoluciones de la cultura escrita (Barcelona: Su primera reticencia remite al hecho de hacer de un bien Gedisa, 2000), 109. público algo susceptible de convertirse en un negocio privado. A 8. Robert Darnton ha publicado su modo de ver, las bibliotecas cumplen con una función evidente numerosos artículos sobre el asunto de fomento del aprendizaje, dispuesto al servicio de todos, mienen The New York Review of Books. Entre ellos, por ejemplo: “Google & tras que una empresa se debe a sus accionistas y su finalidad es the Future of Books”, The New York obtener beneficios y repartir dividendos, de modo que es lógico Review of Books (12 de febrero de 2009), http://www.nybooks.com/ pensar que acabe comercializando los contenidos digitalizados. articles/archives/2009/feb/12/ google-the-future-of-books/ (conRobert Darnton piensa sobre todo en las denominadas “Bibliotecas sultado el 24/05/2010). de Investigación”, las Research Libraries, muchas de las cuales con9. Ésta y otras críticas en su texto: tienen fondos históricos valiosísimos, fruto de donaciones y de “The Library in the New Age”, The compras, que han ido acumulando a lo largo del tiempo9. Y tiene New York Review of Books (12 de junio de 2008), http://www.nyborazón al advertir de los peligros de que este proyecto sea un insoks.com/articles/archives/2008/ trumento para la privatización de conocimientos que pertenecen jun/12/the-library-in-the-newage/ (consultado el 24/05/2010). a la esfera pública. Pero, por otra parte, olvida otros aspectos que Hay versión española: “Las bibliotecas en la era digital”, Pasajes: conviene destacar. Revista de Pensamiento ContempoAnte todo, la venta de este tipo de productos, ateniéndonos a raneo, núm. 27 (2008), págs. 7-18. Véase también su volumen The Case la política de Google, no es algo evidente, al menos para los libros for Books: Past, Present, and Future de siglos anteriores en los que no hay derechos de autor vigentes. (New York: Public Affairs, 2009); hay versión española: Las razones del libro. Futuro, presente y pasado (Madrid: Trama, 2010).

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Así pues, y dado que de momento no hay una iniciativa pública semejante, la decisión de Google ha de ser valorada positivamente, incluso aunque eso supusiera algún tipo de coste para el lector. Para un investigador norteamericano que tenga fácil acceso, ese hipotético pago sería injustificable, como lo sería para el conjunto de la sociedad que ha prestado gratuitamente sus fondos para la digitalización. Aun así, los fondos públicos en papel estarían igualmente disponibles sin ningún obstáculo. Pero, ¿qué decir de los estudiosos que han de sufragar largos desplazamientos para poderlos consultar?, ¿qué decir de aquellos otros que, residiendo en otros continentes, jamás podrán ver esos volúmenes? Para todos éstos, la empresa de Google es una tabla de salvación e incluso estarían dispuestos a abonar alguna tasa para poder investigar en esos libros, volúmenes que en muchos casos fueron adquiridos en otros países y que tratan de otras historias, de gentes que jamás los han leído. Poner a disposición de todo el mundo el mismo tipo de conocimiento contribuye a descentrar la profesión y la disciplina, permitiendo perspectivas que necesariamente han de ser diferentes, aunque sólo sea porque muchas de esas obras, por ejemplo, ahora mismo no son consultadas por la mayoría de historiadores de otros lugares, que incluso pueden desconocer su existencia. El propio Darnton es consciente de eso último y reconoce las bondades de Google Book Search, una herramienta que permitirá que el saber libresco sea accesible para todos de forma nueva, a pesar de la brecha digital, y que abrirá posibilidades de investigación desconocidas. Es decir, Google ofrecerá una ingente cantidad de datos, a los que jamás podríamos acceder si no estuvieran digitalizados. En cambio, tiene razón al afirmar que ese alud de datos e informaciones puede hacernos caer en la ingenuidad positivista, creyendo que la verdad es simplemente ese todo que ahora ya tenemos a nuestra disposición y que, en consecuencia, el pasado es recuperable por entero sin casi mediación. Y es paradójico que así sea, porque lo que más abunda en esas bibliotecas de investigación son libros y periódicos antiguos, artefactos que construyen textualmente la realidad, cada uno a su modo, pero que en ningún caso la retratan, como tampoco lo hace ningún otro documento. Otro problema que suscita la digitalización es el de los errores que se dan en el proceso de reproducción técnica. Darnton señala que, a pesar de su preocupación por la calidad, el resultado no será siempre satisfactorio. A juzgar por los resultados, sabemos que en ocasiones la persona encargada se salta páginas o incluye imágenes borrosas. Es el mismo juicio que han expresado otros muchos, como por ejemplo Anthony Grafton, otro estudioso de la historia del libro. De todos modos, como señala este último historiador, los errores no son ninguna novedad. Hace muchos siglos, cuando los amanuenses

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se sentaban “ante un scriptorium iluminado por la luz solar, el copista podía transcribir una ‘u’ como una ‘n’, o la inversa”. Entre los múltiples ejemplos posibles, Grafton nos propone uno significativo: teclear la palabra qualitas —“un término importante si se trata de filosofía medieval”— en el Google Book Search. Con esa búsqueda se obtiene un buen número de resultados, pero también nos devuelve varias respuestas si lo que escribimos es el vocablo inexistente “qnalitas”, fruto de un error en el reconocimiento óptico de los caracteres escaneados10. Esos deslices o incorrecciones afectan también a los “paratextos”, a los denominados metadata, y son tan abundantes que muchos analistas se han referido a ellos con mayor o menor mordacidad11. Afectan sobre todo a los elementos externos y desconciertan a quienes no buscan tanto el contenido de un volumen como otros aspectos de su materialidad. Son proverbiales y endémicas, por ejemplo, las incorrecciones sobre fechas de edición; las clasificaciones incorrectas, atribuyendo un libro a una materia con la que nada tiene que ver; la confusión en los títulos; el galimatías de la autoría, mezclando autores con editores o prologuistas, etcétera. Es evidente que todos esos traspiés oscurecen los logros del proyecto y aminoran su utilidad. Con todo, no se trata de ninguna novedad. Quizá lo sea para un bibliotecario concienzudo, pero no para un investigador experimentado. Cualquiera que haya visitado un archivo se habrá encontrado con problemas semejantes cuando consulta la catalogación, con legajos que no contienen lo que se supone que deben guardar, y a la inversa. Muchos grandes libros de historia se han escrito a partir de documentos que el estudioso ha hallado por casualidad, al margen de lo señalado en los índices. Por otra parte, nadie puede pensar que el historiador utilizará Google Books tomando como seguro todo lo que recopila. Sea más o menos perfecta la digitalización, la tarea del académico es comprobar la certeza de todo ese caudal de informaciones, contrastarlo. De orden tecnológico es también el problema de la preservación de esos textos. Como ha sucedido con otros soportes previos, no tenemos ninguna garantía de que las copias ofrecidas por Google vayan a durar. El hardware y el software se desfasan de continuo, con lo que los nuevos sistemas de almacenamiento pueden quedar obsoletos en un futuro. Es decir, el libro ha resultado ser 10. Anthony Grafton, “Future Reading”. menos perecedero que todos los soportes digitales. ¿Quién no recuerda los discos flexibles? ¿Cuántos soportes hemos visto 11. Véase, por ejemplo, el texto desfilar desde entonces? De hecho, ni siquiera podemos leer la del lingüista Geoffrey Nunberg, “Google’s Book Search: A Disaster información que guardábamos con aquellos medios, tan popufor Scholars”, The Chronicle of Higher Education (31 de agosto de 2009), lares en los ochenta y noventa, porque nuestros aparatos ya no http://chronicle.com/article/G oogles-Book-Search-A/48245/ (consultado el 24/05/2010).

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tienen disqueteras para insertarlos, lo cual exige un cambio continuo en las formas de guardar nuestros archivos. Como decía Umberto Eco, el nuevo medio digital está más preocupado por difundir la información que por preservarla12. Con todo, los problemas técnicos no son un reparo de importancia al proceso de digitalización de las fuentes ni son algo desconocido para el investigador. El estudioso que ha acudido a un archivo o a una biblioteca lo conoce bien. Todos hemos fotocopiado o microfilmado algún documento y, cuando lo hemos tenido a nuestra disposición y hemos pasado a analizarlo, no ha sido extraño que faltara alguna página o que fuéramos incapaces de leer una línea o varios párrafos enteros. Por tanto, siempre tendremos que contrastar nuestras copias, y para eso está el original. El inconveniente está en otro lado. Hasta ahora, el error técnico se podía producir en una copia privada, la que uno solicitaba en el archivo al que acudía. Ahora, cuando el proceso de digitalización sea masivo y quizá sin otras alternativas con las que comparar, cualquier imprecisión pasa a formar parte del texto que todos leen en las pantallas digitales, y así la copia adquiere más fuerza que el original. Este último aspecto está conectado con otra de las advertencias que realiza Robert Darnton, relacionado nuevamente con el estudio de la historia del libro. Desde esta perspectiva, al historiador norteamericano le preocupa que, dada la diversidad de versiones que hay de cada obra, Google digitalice una copia al azar o que una de ellas salga beneficiada en su lista de búsquedas. Eso significaría jerarquizar los volúmenes o sus distintas ediciones según criterios que desconocemos, seguramente semejantes a los que ahora se utilizan para otorgar mayor o menor relevancia a determinados resultados cuando buscamos cualquier cosa en Internet. Es decir, Darnton preferiría que la tarea fuera llevada a cabo no sólo por técnicos informáticos, sino por bibliógrafos, asegurando así que se cumpliesen ciertos parámetros académicos que facilitarían la labor del investigador. Por supuesto, tampoco se trata de un inconveniente fundamental. Las copias digitalizadas remiten a volúmenes conservados en un determinado lugar y cumplen las mismas funciones que tendrían, a grandes rasgos, para el estudioso que acudiese a esa misma biblioteca o al archivo que los ha cedido. Es evidente que disponer de una o pocas copias de libre acceso en Internet puede representar ciertos problemas a largo plazo, pues la tendencia será posiblemente la de reducir la multiplicidad de versiones a unas cuantas, las que podamos descargar en nuestro monitor digital. Sin embargo, es una situación semejante a la actual, cuando consultamos sólo lo que tenemos más cerca y únicamente nos desplazamos a examinar otros

12. Umberto Eco y Jean-Claude Carrière, Nadie acabará con los libros (Barcelona: Lumen, 2010).

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ejemplares cuando esto último constituye una tarea inexcusable para la investigación. Y, por supuesto, si se tratara de un documento único, como el que se puede albergar en un archivo, la decisión de verlo, tocarlo y leerlo dependería de la importancia que tuvieran estos procesos físicos para el estudio que estuviéramos realizando. En ese sentido, Darnton tiene toda la razón cuando expresa su inquietud por lo que perderemos si solamente accedemos a las fuentes de manera indirecta, a través del ordenador. El tacto, por ejemplo, es decir, el manoseo, la textura del papel, la calidad de la impresión, la cubierta, las frases o comentarios que escribió el lector en un margen, etcétera: todos los aspectos físicos del libro preservado en una biblioteca o del informe conservado en un archivo proporcionan pistas importantes, que pueden llegar a ser determinantes en algunos casos. Ahora bien, eso no es así en todos los casos, porque no es lo mismo dedicarse a estudiar la historia del libro y el fenómeno de la lectura a finales del siglo xviii en Francia, por poner un ejemplo al uso, que investigar otros aspectos en esos mismos lugar y época. Para quien haga lo primero, resulta fundamental rastrear las obras de aquel tiempo y examinarlas detenidamente, una a una si es posible, o al menos hacerlo con las que considere más significativas. En cambio, para otros el único interés está en lo que dicen esos libros, en su contenido, aunque pueda resultarle provechoso el aspecto material del ejemplar consultado. Las ventajas que procura la digitalización son infinitas en el segundo caso, pero casi irrelevantes para el primero. La única temeridad sería que el estudioso sustituyera la visita a la biblioteca por la copia disponible en Internet, algo que no tendría por qué suceder. Más preocupante puede resultar quizá la digitalización de un archivo. Las ventajas las conocemos, y son innumerables. Pero también hemos de ser conscientes de las desventajas, de lo que perderíamos si renunciáramos a la consulta física de los documentos. Porque un archivo no contiene sólo textos, sino que los preserva con un orden y una vecindad determinados. Esa ordenación está en el catálogo y se puede reproducir, pero el formato digital puede disolverla, haciendo de cada documento algo aislado. En el archivo, un escrito sigue a otro y se conserva en un expediente o en un legajo, todo lo cual le da un sentido concreto. Las operaciones son distintas según lo que podamos hacer, pues no es lo mismo buscar una referencia con un buscador dentro de una base de datos digital que solicitar al archivero un legajo o una caja en los que no sabemos a ciencia cierta lo que hallaremos. En última instancia, leer un único documento descontextualiza la información y el marco al que pertenece ese dato. Hay, finalmente, otra cuestión que debe ser considerada, aunque Robert Darnton no se detenga en ella. La mayor transformación no está realmente en lo señalado por

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este historiador norteamericano, sino en lo que apuntara Roger Chartier: el hecho de que el mundo telemático supone una revolución del soporte de lo escrito y una revolución de las prácticas de lectura. En efecto, al modificarse la manera como accedemos al documento se altera también la forma de leer. Si bien hay ciertas cosas que sólo se advierten cuando reparamos en la materialidad de un texto, por lo que continuaremos recurriendo a ella cuando sea necesario, también hay otras que son difíciles de apreciar manoseando y leyendo una obra. Los lingüistas, por ejemplo, hace tiempo que han visto las múltiples posibilidades que genera la digitalización de textos literarios, porque permite tratarlos de otro modo, leerlos de forma distinta, tanto cualitativa como cuantitativamente. Robert Darnton, por ejemplo, alude al asunto de la estabilidad textual, señalando que ésta nunca existió realmente y que el proyecto de Google, lo que hace es inducirnos a creer lo contrario al digitalizar un determinado ejemplar. Este historiador utiliza para demostrarlo las famosas copias First Folio de Shakespeare, señalando la importancia que tienen, junto con los cuartos, al no haberse conservado ninguno de los manuscritos del autor. Añade que es a partir de esos textos que especialistas de la talla de Charlton Hinman y Peter Blayney han reconstruido el proceso de producción de algunas de las obras más importantes en lengua inglesa13. Y tiene razón, aunque lo que Hinman hizo fue tomar distintas copias para elaborar un texto ideal que jamás había existido con anterioridad, algo que también ha ocurrido con otras muchas obras clásicas. Pero aquí no se cuestiona esta lectura de los textos, sino si es la única o si el entorno digital favorecerá otras. De hecho, no hay más que repasar algunas de las nuevas revistas académicas para darse cuenta de las alternativas disponibles14. 13. El ejemplo por antonomasia es The First Folio of Shakespeare: The Norton Es decir, el formato digital puede favorecer, por ejemplo, un Facsimile (New York: W.W. Norton, acercamiento cuantitativo a los textos, al hacer que podamos bus1996), la ya clásica edición preparada por Charlton Hinman que, desde la car mecánicamente en ellos todo lo que deseemos. Puede que esa segunda edición de 1996, se acompaña de una introducción de Peter W. facilidad incite a algunos a rescatar lo serial, incluso que se vuelva M. Blayney. al fetichismo del dígito. Ahora bien, eso no significa recaer nece14. Por ejemplo, el texto en el que Ward sariamente en aquella fiebre metodológica que hizo exclamar a E. Y. Elliott y Robert J. Valenza aplican los nuevos métodos “ópticos” a Emmanuel Le Roy Ladurie que la historia sólo sería científica en la obra del clásico inglés: “Two Tough tanto fuera cuantificable y que, en consonancia con los tiempos Nuts to Crack: Did Shakespeare Write the “Shakespeare” Portions of que se avecinaban, “el historiador del mañana será programador o Sir Thomas More and Edward III?”, 15 no será nada” . Esa propuesta osada y extrema, que ni siquiera su Literary and Linguistic Computing 25: 1 (2010): 67-83. propio portavoz practicó, carece de validez, tampoco hoy en día, 15. Emmanuel Le Roy Ladurie, Le territoire de l’histoiren (París: Gallimard, 1973), vol. I, 13-14.

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cuando tendría otra justificación. Cuestión bien distinta es preguntarse si esa mirada cuantitativa que favorecen los ordenadores nos va a acompañar irremediablemente y si, al persistir, va a proyectar su influjo sobre la manera como interrogamos al pasado. Por otra parte, que haya investigaciones seriales sobre textos que en principio no iban a ser objeto de este tratamiento, no debe incomodarnos en absoluto. Y ello porque no hay una única perspectiva en nuestras investigaciones, ni siquiera hay una de la que podamos decir que supera a todas las demás. Toda investigación se construye, lo hacemos cuando elegimos la información que consideramos pertinente, cuando decidimos cómo la vamos a analizar y cuando optamos por exponerla de una determinada manera y no de otra. Esas son nuestras prerrogativas, que cada uno emplea a su modo según lo que desee tratar, y si concluimos que distintas miradas pueden considerarse válidas es porque comparten las mismas normas, una deontología profesional. Así, aunque lleven a resultados significativos, ninguna de ellas agotará la complejidad del pasado. Es más, unas y otras son igualmente necesarias. De todos modos, conviene reparar en uno de esos aspectos. La digitalización permite algo muy simple que tiene mayores consecuencias de las que se advierten a simple vista: hace posible que convirtamos cualquier libro en una base de datos en la que buscar. Y, como bien saben los promotores de Google, los libros contienen una cantidad ingente de información. De ahí, como ha señalado Roger Chartier, la percepción inmediata e ingenua de que cualquier libro, cualquier discurso, es sobre todo una base de datos que proporciona “información” a quienes la buscan. Satisfacer esta demanda y obtener provecho de ello es el primer objetivo de la compañía californiana, cuya finalidad es el negocio y no, al menos en primera instancia, construir una biblioteca universal a disposición de la humanidad. Lo que importa, añade el historiador francés, es indexar y clasificar datos, así como las palabras clave y los temas que permiten al lector consultar más rápidamente los documentos que ofrecen “más posibilidades”16. No obstante, dejemos de lado la cuantificación, así como los inconvenientes de reducir un texto a su condición numérica. Veámoslo de otro modo, entendiendo que el investigador disciplinado conoce su materia, sin dejarse llevar por esa deriva serial. Buscar una palabra de Google Books o en cualquier fondo con las mismas características del que pudiéramos disponer abre unas perspectivas insospechadas hasta hace unos años. Y eso necesariamente ha de modificar la forma como leemos los documentos. Pienso en una investigación 16. Roger Chartier, “L’avenir numérique du livre”, Le Monde (27 de octubre que, junto con otro colega, emprendí hace poco. Este estudio tenía de 2009), 1. http://www.lemonde. distintas derivaciones colaterales, una de las cuales era la difusión fr/opinions/article/2009/10/26/lavenir-numerique-du-livre-parroger-chartier_1258883_3232.html (consultado el 24/05/2010).

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e importancia del guano del Perú en Europa, sobre todo en España. Ese mismo objeto había sido tratado un par de décadas atrás por otros historiadores, con conclusiones muy centradas en áreas concretas, a pesar de haber consultado los archivos británicos, los más importantes sobre el tema. En nuestro caso, esa visita era innecesaria, pues se trataba de un apartado marginal dentro de la investigación. Sin embargo, la simple consulta del Google Book Search modificó sustancialmente la manera como veíamos la difusión de ese tipo de abono, situándolo en un contexto global, atendiendo a la situación financiera de la república peruana, reparando en quienes negociaban la deuda del país, observando las relaciones personales entre los concesionarios británicos del guano y los distribuidores españoles, etcétera17. Es lo mismo que ocurre cuando uno va visitando archivos y reconstruyendo la trama por la que discurre ese objeto que investiga. Es decir, ya no se trata de que nuestros resultados fueran mejores o peores ni que no visitáramos los archivos o no contáramos con Google Book Search, sino que esta herramienta permite que sean distintos, incluso teniendo en cuenta sus limitaciones actuales. No hay más que pensar qué ocurriría si el volumen de textos digitalizados fuera mayor. Seguro que en cualquier objeto de estudio hay conexiones insospechadas que sólo seríamos capaces de descubrir si acudiéramos a todas las bibliotecas o si dispusiéramos de esos libros en nuestras pantallas. Este aspecto nos conduce a otro con el que está íntimamente relacionado. La digitalización generaliza el acceso al conocimiento. No se trata tan sólo de la consabida democratización del saber en todos sus órdenes, porque la mayor parte de los internautas tal vez no estén interesados en esos textos, y otros muchos, a pesar de las facilidades, no podrán costeárselo. Se trata de abrir esos depósitos documentales a todos los investigadores, permitir que puedan consultarlos aun residiendo en lugares muy lejanos. Son innumerables los estudiosos que jamás pensarían en realizar el desplazamiento hasta el lugar físico en el que se alberga un ejemplar determinado. Eso no hace que su investigación se resienta necesariamente, pero las nuevas posibilidades pueden favorecer un tratamiento distinto de su objeto. Ahora mismo, por ejemplo, podemos consultar una guía del París o el Londres decimonónicos; también podemos acceder a los informes mercantiles que realizaban los cónsules norteamericanos en ese mismo siglo. Quizá esas fuentes no tengan nada que ver con los asuntos que investigamos, pero conocer al otro, o saber cómo el otro nos describe, nos constituye. El que vive en India o África y estudia el pasado colonizado puede desenredar mejor el entramado de lugares y relaciones que hacían de las ciudades metrópolis imperiales, entendiendo cómo fueron dominados en el pasado. El que reside en 17. Anaclet Pons y Justo Serna, Diario de un burgués. la Europa del siglo XIX vista por un valenciano distinguido (Valencia: Los libros de la memoria, 2006).

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un país occidental y se interesa por el dominio colonial obtiene una mejor percepción cuando tiene acceso a documentos digitalizados de las culturas precoloniales18. Y eso significa, en última instancia, descentralizar la disciplina, descentrarla incluso. Hasta ahora el conocimiento textual ha sido asunto casi privativo de los países occidentales. Esas bibliotecas de investigación que albergan los libros de los siglos pasados están en países occidentales y son consultadas por investigadores occidentales, con contadas excepciones. Son, además, fruto del poder que esos países han tenido en el pasado y del que continúan atesorando. De hecho, no hay más que repasar el Mapamundi del Online Computer Library Center para ver que, fuera del mundo occidental, las bibliotecas albergan pocos libros, lo cual aumenta aún más el valor del proyecto de Google. Digitalizar es, pues, romper de algún modo con ese monopolio, abriendo la disciplina a otros interesados. Por supuesto, poner a disposición de cualquier investigador esas obras favorece otras formas de hacer historia, quizá más interconectadas, más globales. Podemos continuar reduciendo la escala de observación en algunos casos, haciendo historias locales o nacionales, pero ahora podremos ver de qué modo nuestro objeto está en relación con otros o cómo se sitúa dentro de procesos más generales. No es que eso fuera a alterar significativamente la forma como, por ejemplo, Carlo Ginzburg analizó a su Menocchio, Natalie Davis a su Martin Guerre o Le Roy ladurie a su Montauillou, pero los parentescos posibles, ya anticipados en su momento, pueden multiplicarse ahora y dar otro sentido a determinados actos o comportamientos. Las propias historias nacionales, como se ha apuntado, pueden quedar alteradas, al situarlas en contextos mucho más amplios o ver cómo procesos que creíamos peculiares no lo son tanto. Hay, no obstante, una paradoja en esto último. El proyecto de Google es sobre todo anglosajón, de modo que sus resultados pueden favorecer un dominio, mayor si cabe, de los planteamientos e intereses que predominan en ese mundo historiográfico. Si son esos libros los que van a estar a disposición de todos, serán esos volúmenes los que sirvan como referente, ya sea para aprender o para impugnarlos. De ahí, por ejemplo, el esfuerzo europeo por construir una alternativa, la llamada Europeana, una recopilación multilingüe de documentos de diverso género, aunque de momento con escasas posibilidades de combatir con el gigante norteamericano. En todo caso, ambos son iniciativas occidentales que, de momento, acabarán imponiendo su hegemonía textual al resto de historiografías. 18. Véase, por ejemplo, la preservación digital de los manuscritos de Y, finalmente, queda por recordar un aspecto que ha sido ampliaTombuctú que realiza Aluka, “una mente estudiado y debatido por los historiadores del libro. Se trata iniciativa internacional de colaboración para crear una biblioteca digital de recursos académicos de África y sobre África”: http://www.aluka.org/

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de cómo afectarán todos estos cambios a las formas de lectura, en tanto la pantalla y la digitalización fomentan un trato discontinuo y segmentado, modificando la relación que hemos mantenido con los textos. No es que antes no pudiéramos alterar el proceso de lectura según nuestros intereses, pero la singularidad y la coherencia que tienen los libros impresos cambian cuando se modifica el soporte material en el que se presentan. Se perturba así la conexión entre objetos, géneros y usos, con lo que la materialidad del texto ya no nos guía en el orden de los distintos discursos posibles, reunidos todos por igual en la misma pantalla y unificados por su apariencia digital. En ese nuevo mundo, dice Roger Chartier, “los discursos ya no están inscritos en los objetos, que permiten clasificarlos, jerarquizarlos y reconocerlos en su propia identidad. Es un mundo de fragmentos descontextualizados, yuxtapuestos, de una recomposición indefinida, sin que sea necesario o deseado comprender la relación que los inscribe en la obra de la que han sido extraídos”19.

3. La conversión de los materiales depositados en bibliotecas y archivos al soporte digital es sólo una parte del proceso al que estamos asistiendo, y ni siquiera es el que mayores implicaciones puede tener. Junto a éste, observamos un nuevo tipo de recopilación, la de los variados recursos cuyo origen es propiamente digital: el patrimonio born digital. Y no se trata simplemente de una adición, una nueva sección de los catálogos, sino que los modifica, no sólo por su naturaleza, sino por su mismo contenido, algo que obliga a repensar el propio archivo. Hasta ahora los monasterios, las universidades, las bibliotecas y los propios archivos luchaban contra el olvido, recogiendo aquellos documentos que consideraban más significativos, ya fuera para preservar la memoria de lo ocurrido, o por las propias necesidades que imponía lo administrado. De ello se derivaba una idea de la historia que podríamos definir como episódica y oficial. Ésta conmemoraba las gestas de los grandes hombres o los momentos significativos y recopilaba papeles y más papeles que daban fe de la marcha de los distintos ramos en que se desplegaba el Estado. Como se ha recordado tantas veces, las limitaciones físicas y económicas de todas esas instituciones y de sus formas de preservación fueron de gran utilidad. Al tiempo que ayudaban a recordar, custodiando una determinada memoria del pasado, la filtraban, incapaces de resguardar la mayor parte de lo acontecido o dispuestas a descartarlo o rechazarlo parcialmente. 19. Roger Chartier, “L’avenir numérique”, 2. hist. crit. No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 38-61

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Como consecuencia de lo anterior, los documentos privilegiaban un determinado tipo de historia, donde la voz del Estado y de los poderosos se colaba irremediablemente, los vencedores continuaban callando a los vencidos, los que pudieron dejar rastro se erguían sobre los de abajo, desaparecidos o reducidos al anonimato. De ahí que quienes han querido rescatar a los humildes muchas veces hayan tenido que hacer una historia a contrapelo. Como diría Carlo Ginzburg, en esos casos ha sido necesario no sólo considerar la intención de quien produjo los textos que conservamos, sino también ir en contra de ella, tomando lo que se insinúa en los documentos, lo opaco, lo que registran sin ser comprendido, lo que dejan tras de sí, los testimonios involuntarios, las voces incontroladas20. En definitiva, seguir el dictado de uno de los maestros de la disciplina, Marc Bloch, cuando señalaba que del pasado acabamos sabiendo mucho más de lo que tuvo a bien dejarnos dicho21. Hoy en día, la forma como se gestionan los archivos tradicionales no dista mucho de la que hemos conocido en el pasado, pero los nuevos medios tecnológicos sí están cambiando algunas cosas, sobre todo porque disponemos de técnicas muy baratas para almacenar información y para recuperarla de inmediato. Hasta el punto de que, como ha señalado Viktor Mayer-Schönberger, hemos invertido la situación, con lo que recordamos por defecto (con toda esa ingente cantidad de información digitalizada), y el olvido es un accidente o excepción. Como disponemos de tantos y tan variados contenedores, desde ordenadores personales a videocámaras y tarjetas de memoria, pasando por el disco duro portátil y los reproductores de distinto signo, no hacemos más que llenarlos. Y lo mismo hacen las instituciones y los organismos privados con la memoria digital de Internet, los registros de las tarjetas de 20. Ginzburg ha reiterado en divercrédito, los sistemas de reserva de viajes, los operadores de telecomusas ocasiones esa misma idea. Por ejemplo, en El hilo y las huellas. Lo nicaciones, los datos de hacienda o de la seguridad social, etcétera22. verdadero, lo falso, lo ficticio (Buenos El propio Mayer-Schönberger trae a colación el ejemplo de “Funes el Aires: Fondo de Cultura Económica, 2010), 14-15. memorioso”, el célebre relato de Jorge Luis Borges. Señala hasta qué 21. Marc Bloch, Apología para la historia o punto el olvido es importante para el acto de pensar y concluye que el oficio de historiador (México: Fondo de Cultura Económica, 2001), 86: “En estamos construyendo una memoria colectiva como la de Funes. De nuestra inevitable subordinación la memoria externalizada, selectiva y albergada en el archivo hemos al pasado, siempre condenados a conocerlo exclusivamente por [sus] pasado, pues, a otra promiscua, sin cribar y que nos satura. huellas, nos hemos [por lo tanto] Esta sobreabundancia, esta especie de infocaos, podemos aborliberado de algo: hemos conseguido saber de él mucho más de lo darla de múltiples maneras, pero me referiré a dos planos distintos que había tenido a bien darnos a por lo que se atañe a las fuentes. En primer lugar, a las consecuencias conocer”. que tiene sobre nuestra propia percepción, como ciudadanos, de lo 22. Viktor Mayer-Schönberger, Delete: The Virtue of Forgetting in the Digital Age (Princeton: Princeton University Press, 2009), 10-11 y siguientes.

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que es relevante y merece ser considerado para escribir historia. Si la nueva memoria es digital y está en Internet, entonces por qué no rescatar para ese nuevo archivo lo que hasta ahora hemos conservado en privado y pugnar porque nuestra voz sea considerada. Stephen Mihm, por ejemplo, nos ha ofrecido un caso típico23. Hasta hace poco, decía, si un historiador quería escribir un relato sobre cualquier batalla de la Segunda Guerra Mundial, su única opción era hacer las maletas y dirigirse a los archivos pertinentes. Sin embargo, hoy las cosas ya no son igual. La visita al archivo es igualmente obligada, pero ahora nos ponemos ante la pantalla del ordenador, nos conectamos a Internet y podemos encontrar diversas páginas creadas por aficionados. Lo curioso es que no son simples descripciones, sino que hay fotografías, objetos personales, diarios y pequeñas biografías de personas que vivieron la contienda. En ocasiones incluso permiten contactar con otros individuos, que a su vez atesoran más diarios, fotografías y cartas. Y eso mismo lo podemos encontrar referido a acontecimientos o eventos de todo tipo, desde la Guerra Civil española hasta las dictaduras americanas, pasando por recuerdos personales sin conexión alguna con un proceso colectivo concreto. Quizá esta participación pasiva, esta colaboración tan característica del medio digital, no suponga un cambio radical para la investigación 23. Stephen Mihm, “Everyone’s a historian now. How the internet histórica, pero nos obliga a repensar nuestro trabajo y a reconsiderar and you - will make history deeper, nuestras fuentes. Desde luego, si acumuláramos los recuerdos de cenricher, and more accurate”, The Boston Globe (25 de mayo de 2008), tenares o de miles de personas sobre un fenómeno concreto, nuestro http://www.boston.com/bostonrelato sería distinto del que construiríamos con la única ayuda de la globe/ideas/articles/2008/05/25/ everyones_a_historian_now/ (conconsulta documental a la que estamos habituados. Además, esas contrisultado el 24/05/2010). buciones personales están empezando a ser atendidas desde los propios 24. http://www.loc.gov/rr/print/ flickr_pilot.html (consultado el archivos. El propio Mihm pone un ejemplo bien conocido, aunque hay 24/05/2010). muchos otros que se podrían citar y que incluso van más allá, porque no 25. http://www.flickr.com/photos/ sólo pretenden mejorar lo atesorado, sino impugnarlo, crear un registro library_of_congress/4586278125/, (consultado el 24/05/2010). Un alternativo de lo sucedido, dando la palabra al que no está allí, al que ha ejemplo al azar: el ítem “14915” sido silenciado u obviado. El ejemplo se refiere a la iniciativa impulsada a del fondo George Grantham Bain, catalogado como fotografía de “Mrs. principios de 2008 por la Library of Congress en colaboración con el portal Arthur Livermore” y datado entre Flickr24. El objeto era poner a disposición de los internautas una parte 1910 y 1915. En los comentarios al portal de Flickr, una usuaria explica de sus imágenes, invitándolos a ayudar a la biblioteca norteamericana a de quién se trata, señalando que organizó el mitin de sufragistas que clasificar algunas de esas fotografías que guarda en su depósito. Parte de en 1910 dio lugar a la creación del esas miles de instantáneas, de las cuales se desconocía casi todo, fueron Women’s National Republican Club; incluso remite a una nota publicada en poco tiempo identificadas o completadas por un sinfín de aficionados en el New York Times tiempo después. entusiastas, que en ocasiones las recordaban personalmente25. Otro usuario recoge el guante y, de inmediato, toma esa información y crea una entrada en la Wikipedia para Henrietta Wells Livermore.

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Por supuesto, se trata de un caso poco habitual, dentro de un proyecto modesto. Esta biblioteca americana alberga más de catorce millones de ítems en su sección “Prints and Photographs”, mientras que sólo el fondo “Bain” llega a noventa mil entre fotografías y negativos. La colaboración con Flickr sirve, pues, para mostrar algo de sus fondos, reclamar ayuda y recortar gastos en la catalogación de algunas de esas imágenes. Ahora bien, dentro de su modestia, nos permite ver hasta qué punto la gente está dispuesta a participar en la reconstrucción del pasado, a veces de forma técnica, identificando una imagen, pero lo habitual es que lo haga imponiendo su voz, ofreciendo opiniones que explican la fotografía, aportando alguna anécdota e incluso construyendo al momento un relato, aunque sea en la Wikipedia. Esos recuerdos o conocimientos de la gente corriente se refieren a algo acontecido hace décadas, pero puede aplicarse con mayores consecuencias a lo que sucede ahora mismo, permitiéndonos capturar la historia mientras se desarrolla. El ejemplo por antonomasia es el September 11 Digital Archive, la primera gran adquisición digital de la Library of Congress26. El proyecto se inició en enero de 2002 en el Center for History and New Media de la George Mason University y pretendía proporcionar un registro digital de lo ocurrido en torno a aquella catástrofe, una iniciativa distinta de lo que entendemos por historia oral tradicional o por museo. En total, reúne más de 150 mil objetos digitales, que incluyen relatos, correos electrónicos (en torno a cuarenta mil), fotografías, grabaciones de audio y vídeo digital, etcétera. Esos materiales proceden, por otra parte, de más de treinta mil contribuyentes individuales y está abierto a cualquiera que desee participar, lo cual hace que sea un archivo muy rico construido a partir de las experiencias, pensamientos y emociones de un amplio espectro de personas de todos los lugares27. Es complicado determinar cómo se gestiona ese fondo desde un punto de vista archivístico y los controles que se realizan. Porque, pongamos por caso, no es fruto de la labor de un historiador que ha entrevistado, ha preguntado y ha recopilado de manera escrupulosa determinados testimonios. Esa mediación no existe, pues son los propios protagonistas quienes deciden qué y cómo van a mostrar lo que vieron o sintieron en torno al 9/11. De ahí que las contribuciones carezcan de uniformidad, que sean caprichosas y ofrezcan multitud de 26. http://911digitalarchive.org/ perspectivas. De hecho, los promotores observaron que algu27. Daniel J. Cohen, “History and nas imágenes digitales, por ejemplo, habían sido retocadas, the second decade of the Web”, pero decidieron mantenerlas al entender que la mentira y la Rethinking History 8: 2 (Junio de 2004): 293-301. falsificación están presentes en cualquier archivo y que es el 28. Daniel J. Cohen se refiere a eso en investigador el que ha de lidiar con la interpretación de esos su texto “The Future of Preserving documentos, como siempre ha hecho28. Al fin y al cabo, eso the Past”, CRM: the Journal of Heritage Stewardship 2: 2 (verano de 2005): 6-19, http://crmjournal.cr.nps.gov/ (consultado el 24/05/2010).

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forma parte de la experiencia popular sobre el evento y de cómo se transforma en memoria. Por eso mismo, y a pesar de sus enormes ventajas, también es difícil saber cómo será utilizado por los historiadores que ahora o en el futuro deseen escribir sobre aquel atentado29. Es decir, la relación con los archivos digitales, con documentos nacidos ya digitales, plantea dificultades heurísticas y metodológicas que deberemos plantearnos de inmediato. Esta presencia masiva de los protagonistas del acontecimiento supone, pues, un aumento en la cantidad y la variedad de los materiales históricos. En todo caso, hay dos maneras distintas de recopilar documentos históricos digitales. Una forma, como la del archivo del 9/11 y la de otras muchas iniciativas semejantes, responde a la voluntad de investigadores o instituciones que promueven ese registro, pidiendo a los ciudadanos que respondan a esa demanda y que lo hagan bajo determinados parámetros. Pero no es necesario solicitar contribuciones anónimas, porque éstas se suceden diariamente en un nuevo medio, Internet, y tratan todo tipo de aspectos de nuestra vida actual. Por tanto, todo lo que contiene la red es en sí mismo una fuente de conocimiento futuro, al menos en el caso de que consigamos preservarlo, y plantea asimismo distintos problemas. Un ejemplo de esta segunda forma de compilar información es el acuerdo al que llegaron los responsables de la red social Twitter y la Library of Congress para donar su archivo digital a esta institución30. Pues bien, si consideramos la cantidad de ítems que alberga el archivo del 9/11, que se cuentan por decenas de miles, imaginemos lo que significa almacenar tweets, teniendo en cuenta que se escriben más de cincuenta millones al día y que su número no para de crecer. Cualquiera que haya dedicado un momento a leer los mensajes que aparecen en Twitter entenderá lo que supone almacenarlos. A primera vista, es una colección de frases sin sentido, desordenadas y caóticas. Tomadas una a una, nadie diría que puedan servir para mucho. Analizadas en su conjunto pueden revelar, en cambio, aspectos significativos. Además, podríamos convenir en que se trata de textos relativamente espontáneos. La mayor parte de las fuentes que conservamos se han producido tiempo después de 29. Algunos historiadores ya han utilizado ese fondo digital: Michael Kazin, ocurrido determinado acontecimiento, de tal modo que están “12/12 and 9/11: Tales of Power and mediadas por la memoria o por las exigencias de la institución Tales of Experience in Contemporary History,” History News Network (11 de que las genera. Eso no significa que los tweets no lo estén. En la septiembre de 2003), http://hnn.us/ articles/1675.html (consultado el medida en que están pensados para divulgarse, su autor decide 24/05/2010). qué mostrar y cómo quiere aparecer. Así pues, por ejemplo, no 30. http://www.loc.gov/today/ pr/2010/10-081.html (consultado el 24/05/2010).

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necesariamente leemos lo que le ha parecido determinada película a un espectador, sino lo que él quiere que creamos que le ha parecido. Aun compartiendo siempre una determinada mediación, una determinada construcción, hay diferencias sustanciales entre esos registros y los documentos tradicionales. En primer lugar, nunca hemos dispuesto de tantos y tan variados textos personales. Los diarios y la correspondencia privada siempre han sido escasos y proceden de una elección personal mucho más meditada. La persona que los conserva lo hace con una mayor voluntad de selección, descartando tanto o más que incluyendo, mientras compone un relato con sentido para dar orden y justificación a la vida que se muestra y se quiere preservar. Un tweet no tiene, en principio, nada de eso. Quien lo redacta no lo difunde porque crea (u otros crean) que su personalidad es extraordinaria o porque se prepare para la posteridad. En ese mundo digital, donde el anonimato prolifera, sólo se busca un espacio para exponer la voz y las palabras, a menudo desde la extravagancia. Por otra parte, la documentación privada tradicional nos habla de sujetos destacados, de grandes hombres y mujeres, de gentes de las letras y del dinero, de la política y del ejército, etcétera. Poco sabemos, en cambio, de la gente común, casi nada que haya salido de su boca o de su mano sin otra mediación. Si los vemos es a través de los discursos que otros escriben sobre ellos, ya sean jueces o médicos, policías o religiosos, o bien aparecen amontonados y reducidos a un número en estadísticas e informes. La era digital convierte en común lo que antaño era un documento raro, casi excepcional. Como contrapartida, el tweet se despliega en un soporte nuevo donde la confesión personal es escasa y lo que sabemos del individuo es igualmente exiguo. Así pues, aunque eso no significa que la fuente vaya a determinar necesariamente el tipo de historia que haremos, pues no supone que todos nos vayamos a dedicar a hacer una historia social desde abajo, la nueva tecnología y sus formas de almacenamiento pueden favorecer otros tipos de escritura histórica. En segundo lugar, el contenido de estos nuevos documentos es distinto al que estamos acostumbrados. Por supuesto, para quien aspire a elaborar una historia anecdótica, el archivo de Twitter es una noticia excelente. De hecho, la favorece, porque relata lo habitual, lo cotidiano, así como lo espectacular, lo episódico. Por tanto, conduce a la disciplina hacia la frivolidad, produciendo más información cuanto más estridente sea el caso o la noticia sobre la que se manifiesta. A su vez, no cabe duda de que será un recurso extraordinario para el estudio de la vida cotidiana, algo que no tiene parangón con lo que hasta ahora conocemos. Contaremos con una gran cantidad de información sobre las pautas de consumo, sobre la recepción de los productos culturales, sobre

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el comportamiento de los jóvenes, etcétera. ¿Pero qué tipo de vida cotidiana y de quién? Además, no hay selección ni límite, no se guarda lo que parece más significativo, estarán todos los párrafos de todos los usuarios que hayan decidido enviar a la red sus comentarios, pensamientos o reacciones ante cualquier cosa. En cambio, por primera vez podremos ver cómo se reacciona ante los grandes acontecimientos en tiempo real y cómo se los reconstruye en el soporte digital. Cualquier fenómeno, cualquier cataclismo, cualquier noticia significativa es recogida de inmediato y reelaborada, con miles de personas contribuyendo a ello. Es algo que con anterioridad no ocurría, pues como mucho hemos tenido el registro televisivo o fílmico que ha codificado una visión de lo ocurrido. Twitter, blogs, Facebook, Flickr. ¿Será nuestra tarea más fácil o más difícil en el futuro? Es algo que se preguntan muchos historiadores. Sin duda tendremos mucha más información, pero distinta, nada comparable a la que hasta ahora esperábamos encontrar cuando visitábamos los archivos. Ni siquiera necesitaremos estar allí físicamente. Bastará con que nos conectemos con nuestros ordenadores. El caos está asegurado, pero ese ha sido siempre parte de nuestro cometido: introducir orden, dar sentido a la heterogeneidad de un pasado desaparecido y del que sólo quedan huellas fragmentadas. Finalmente, la cuestión no es sólo cómo abordaremos esas fuentes, sino si llegarán a conservarse. La Library of Congress empezó su proyecto piloto de digitalizaciones en 1990 (American Memory), aunque el programa completo se inició en 1994 con la previsión de que afectara a cinco millones de ítems (diez años después habían llegado a los diez millones). En 2000 comenzaron a ocuparse de las fuentes nacidas digitales y desde 2008 fueron llegando a distintos acuerdos con Flickr, YouTube, iTunes U, Facebook y Twitter. Europeana empezó mucho más tarde, en 2007, y espera llegar a los diez millones en el verano de 2010, pero en este caso a partir de ítems conservados en distintas bibliotecas y archivos. No obstante, Internet crece a un ritmo cercano al terabyte diario, lo cual equivale a unos quinientos millones de entradas en los blogs, doscientos cincuenta millones de artículos de revistas y miles de clips de video. En su conjunto, la red alberga en torno a veinticinco billones de páginas. Es decir, el asunto es qué ocurrirá con ese mundo digital en constante cambio y qué parte de preservará. Y eso es importante porque ya sabemos el impacto que las nuevas tecnologías han tenido en determinadas revueltas populares o en los procesos electorales. ¿Cómo reaccionar ante todos estos cambios? Es lógica y hasta comprensible, la actitud de la mayoría de historiadores, para quienes el medio digital no plantea ningún problema que no hayamos visto con anterioridad. Una vez que hemos llegado a

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la conclusión de que el concepto de fuente es muy amplio, tratar con otra nueva no representa ningún problema añadido. Eso es cierto y, en el fondo, la razón está de su lado. El dominio del método disciplinario nos permite aprovechar cualquier testimonio con el que contemos para estudiar el pasado. Pero quizá ahora el cambio sea más importante de lo que a simple vista parece. No se trata exclusivamente de una modificación del soporte en el que almacenamos la información, con las sustanciales consecuencias que de ello se derivan, sino que es esta misma la que cambia, pues ahora ya no guardamos las mismas cosas. Además, ambas alteraciones van unidas, se hacen posibles una a otra. Por eso merece la pena reflexionar sobre el fenómeno, contribuyendo así a plantearnos las formas de la historia en el mundo digital.

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Artículo recibido: 30 2010; aprobado: 20 de octubre de 2010; modificado: 7 de noviembre de 2010.

Blogs de historia: usos y posibilidades

History blogs: their uses and possibilities

Resumen

Abstract

Este artículo estudia las relaciones entre una herra-

This article interrogates the relationship between

mienta digital específica (el weblog o blog) y la

a specific digital tool (the weblog or blog) and

práctica histórica. Repasamos algunas cuestiones

the discipline of history. We go over some basic

básicas (¿qué es un blog?, ¿para qué sirve?); luego

questions (What is a blog? What role does it play?).

exponemos algunos tipos de blogs de historia,

Then, with different examples, we present various

indicando distintos ejemplos; y finalmente avanza-

types of history blogs. Finally, we highlight certain

mos sobre ciertas particularidades de la lectura de

particularities about the reading of blogs that are

éstos, fundamentales a la hora de reflexionar sobre

fundamental to reflecting on their impact within

su impacto en las comunidades específicas.

specific communities.

Palabras clave

Key Words

Historia digital, humanidades digitales, blogs,

Digital history, digital humanities, blogs, interpre-

comunidades interpretativas.

tive communities.

de junio de

Nicolás Quiroga

Magíster y Doctor en Historia de la Universidad Nacional de Mar de Plata (Argentina) y docente de la misma universidad. Es investigador de conicet y miembro del Centro de Investigaciones Históricas de la Facultad de Humanidades (cehis), y del grupo de investigación “Movimientos sociales y sistemas políticas en la Argentina moderna”. Su tema actual de investigación es la historia política argentina del siglo xx, en el área de estudios sobre peronismo. Las últimas dos publicaciones sobre el tema son: en coautoría con Omar Acha, “La normalización del primer peronismo en la historiografía argentina reciente”, Revista Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe (eial) 21 (diciembre de 2009):7-34; y “Las Unidades Básicas durante el primer peronismo. Cuatro sentencias a debate”, en Nuevo Mundo Mundos Nuevos (en línea), http://nuevomundo.revues.org/index30565.html, 2008. nfquirog@gmail.com

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1. Un nuevo sensorio “Debemos esperar de cualquier objeto inanimado, independientemente de su composición o configuración, que se comporte en cualquier momento de una manera completamente inesperada, por razones que son totalmente oscuras o misteriosas”1.

La embolia del rígido; el cartucho vacío; la “desconfiguración” del driver; los senderos opacos de los correos electrónicos; los imperfectos algoritmos contra el spam —que envían a otra carpeta un mensaje vital; ese troyano; el chip del móvil que capitula y que arranca del mundo cientos de contactos; el formato ilegible; la poco intuitiva interfase del sistema de carga de datos; el sitio colapsado; la mala señal. 1.1 La mala señal El sistema viviente del que hacemos parte ha hecho de esa variante de la Ley de Murphy que incluí como acápite, un fundamento de la vida moderna. La maldad de los objetos inanimados se corresponde con la poderosa presencia de ellos en nuestras vidas cotidianas. Independientemente de cuán funcionales o instrumentales creamos que resulten, no tardaremos en pronunciar algunas de las excusas que arriba enumeré. Hace veinte años en las calles de una gran ciudad todavía podíamos sentir el anonimato que sedujo a Edgar Allan Poe. En la actualidad, muchos de los transeúntes tramitan con su celular potentes realidades alternas. Algunos de ellos, como si fueran actores o políticos ensayando en la intimidad de sus domicilios, avanzan hacia nosotros por la misma acera discutiendo con sus padres o amigos, en pleno trance bluetooth. El sistema nervioso que Susan Buck-Morss delineó en uno de sus brillantes textos para pensar la obra de Walter Benjamin2, o la ciudad textual que Peter Fritzsche imaginó en

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Ï El presente artículo es resultado de la investigación del autor sobre el papel de las nuevas tecnologías y el hacer historiográfico. Este proyecto a su vez ha sido complementado con el trabajo del autor como editor del sitio historiapolitica.com (http://historiapolitica. com) y su participación en el blog Tapera (http://tapera.info) —una iniciativa que duró tres años. Otros dos trabajos en esa línea son: “Historiapolitica.com y Boletín Bibliográfico Electrónico: ¿dos iniciativas cada vez más cerca del papel?” en Nuevo Mundo Mundos Muevos, http://nuevomundo. revues.org/59535, 2010; y Nicolás Quiroga, “Las humanidades e Internet. Límites y posibilidades de algunos emprendimientos digitales” (en línea) http://historiapolitica.com/digitales/, 2008. 1. Se trata de la “Flagle’s Law of the Perversity of Inanimate Objects”, una de las tantas derivaciones de la Ley de Murphy. Andreas Götz, The Ultimate Collection of Murphy’s Law, http://murphyslaws.net/ , (22/10/2010). 2. Susan Buck-Morss, “Estética y anestésica: una reconsideración del ensayo sobre la obra de arte”, en Walter Benjamin, escritor revolucionario (Buenos Aires: Interzona, 2005), 169-221.


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Berlín 1900, son hoy algo sustantivamente diferente. Nuevos lenguajes, nuevos organismos —como los virus informáticos—, nuevas prácticas, nuevas desigualdades forman parte del sensorio de la época. Conviene al objetivo de este texto haber señalado una dimensión particularmente ocluida en las aproximaciones sobre las herramientas digitales para la enseñanza o la investigación. Cualquiera de las herramientas, instrumentos o máquinas —para usar una clasificación que le debemos a Marcel Mauss— que forman parte de nuestra contemporaneidad deben ser parte del hacer historiador, en tanto los “restos del pasado” están cada vez más mediados por los dominios de esos seres. Sólo recientemente, acaso muy recientemente, la historiografía ha comenzado a reflexionar sobre una extendida y rígida separación de los medios y los contenidos (escansión bajo la cual fue posible durante mucho tiempo conjeturar sobre lo que una fotografía “decía”, o referir los dichos de un entrevistado como si fueran parte de un texto). Mientras eso ocurre, las fronteras entre los medios de comunicación comienzan a hacerse más inestables, y lo que hasta hace poco podía ser englobado bajo las lógicas del broadcasting, hoy está ligado a formas más reticulares de producción de sentidos, incluso si estas son definitivamente jerárquicas. Los debates sobre las nuevas tecnologías de la comunicación y su impacto sobre las culturas no cesan de multiplicarse, en el mismo momento en que muchas de las prácticas del campo intelectual se vinculan con instrumentos de comunicación no tradicionales. Cualquiera de los servicios de Internet, y especialmente la Web, resignifican en tanto que éste es un soporte cada vez más extendido entre los materiales de archivo, y en tanto forma parte integral del laboratorio de la investigación y la docencia (correo electrónico, bibliotecas online, publicaciones 3. Un debate reciente entre historiadigitales, etc.)3. dores sobre la promesa de la digital history y sus espacios: Daniel Cohen y En este trabajo nuestra intención será, en principio, presentar otros, “Interchange: The Promise of críticamente —a través de un recorrido impresionista— al weblog Digital History”, Journal of American History 95: 2 (2008): 452-491. Puede o blog. Al repasar las relaciones entre el blog y los historiadores leerse en http://www.journalofame—en el marco general del blogging y del blogging entre disciplinas ricanhistory.org/issues/952/interchange/index.html (15/06/2010). sociales—, nuestro objetivo es alentar a los colegas a participar de 4. Los asuntos están completamente emprendimientos online, pero a la vez discutir los alcances de ese enmallados. Una mirada más tipo de prácticas en el momento actual de nuestra profesión. Justo rigurosa debe pensarse en otras escalas: las nuevas tecnologías de la entre el “paraqueísmo” (“¿para qué un blog?”) y los fascinados por comunicación y las ciencias sociales; la fluidez de las comunidades virtuales, este trabajo es apenas un Internet y las disciplinas sociales; áreas de investigación y herramienmodo de enfocar la relación entre la investigación de signo acadétas digitales, etc. Este trabajo se ajusta problemáticamente a la digital mico y los medios de comunicación de masas4. history y a sus ya muchas variantes (“digital humanities”, “cybercultural studies”, etc.).

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¿Debemos comenzar a considerar herramientas de uso masivo para la tarea académica (en la investigación y en la docencia)? ¿Debemos hacerlo por su potencial comunicativo o por sus ventajas con respecto a herramientas tradicionales en el área? ¿Cuál es el panorama actual de los blogs de historia? Para intentar aproximarnos a esos interrogantes repasaremos algunas cuestiones básicas (¿qué es un blog?, ¿para qué sirve?); luego expondremos algunos tipos de blogs de historia, indicando distintos ejemplos; y finalmente avanzaremos sobre ciertas particularidades de la lectura de éstos, fundamentales a la hora de reflexionar sobre su impacto en las comunidades específicas. El blog ha dejado de ser una novedad en algunas comunidades, pero no es habitual en la “caja de herramientas” del historiador. La pregunta sobre sus usos es, también, espero, un intento por desnaturalizar visiones excesivamente instrumentales en torno a las herramientas digitales. 2. Usos Las definiciones de blog o bitácora son muy variadas. La Wikipedia en español, por ejemplo, lo define como: “[…] un sitio web periódicamente actualizado que recopila cronológicamente textos o artículos de uno o varios autores, apareciendo primero el más reciente, donde el autor conserva siempre la libertad de dejar publicado lo que crea pertinente”5.

Hay que indicar, además, la alta frecuencia de posteo. Un post es cada una de las publicaciones del blog. En el espacio del blog, estructuralmente, un post o entrada es una anotación con ciertos atributos (título; contenido; permalink —su url particular; fecha y hora; autor, entre muchas otras). La forma estándar de presentarlos es por un orden cronológico inverso (el primero es el último escrito)6. El post tiende a ser breve. Rebecca Blood, una pionera en el tema, define al blog de modo más esquivo: “Lo que tienen en común [los blogs] es su formato: una página web con nuevas entradas situadas en la cabecera, actualizadas a menudo (incluso varias veces al día). A menudo en un lado de la página existe un listado de enlaces que apuntan a sitios web similares en la red. Algunos sitios web consisten solamente en un weblog. Otros incluyen el weblog como parte de un sitio mayor. Los weblogs son más que un

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5. Wikipedia. La enciclopedia libre, voz “Blog”, http://es.wikipedia.org/wiki/ Blog (15/06/2010). Existen muchos gestores de blogs. Entre los más conocidos: Wordpress, Blogger, Typepad. Como sucede con los idiomas y las jergas, hay un límite muy impreciso entre la terminología técnica de las comunidades y los términos que ya han dejado de ser técnicos. Para conocer los significados de aquellas voces que no defino en este artículo, puede consultarse la misma enciclopedia. 6. Sin desestimar la dimensión técnica y su relación con la escritura blogger, sólo conviene mencionar aquí que los gestores de blogs basados en lenguaje de programación dinámico y bases de datos presentan los posts a través de lo que se conoce como “bucle”: se aplican determinadas rutinas para cada una de las entradas que los autores produjeron. Páginas “estáticas”, plugins y widgets son otros elementos (en su mayoría paratextuales) que nos recuerdan los límites de este artículo y las posibilidades de la imaginación técnica alrededor de las comunidades digitales.


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listado de enlaces y son menos que una revista electrónica, son difícilmente descriptibles pero fácilmente reconocibles”7.

La reflexión sobre la escritura, el aura metarreflexiva que los propios bloggers han multiplicado en sus posts, terminaron por ligar el artefacto a las poéticas y hacer del acto de escritura también un artefacto: el blogging (bloguear). Una de esas aproximaciones, entre muchas, afirma: “Cualquiera que haya blogueado sus pensamientos durante largo tiempo reconocerá este mundo. Nosotros los bloggers tenemos pocas oportunidades de espigar nuestros pensamientos y de esperar hasta que los sucesos se asienten y emerja un modelo claro. Blogueamos ahora, mientras las noticias nos llegan y los hechos aparecen […]. Pero un blog no es tanto escribir diariamente 7. Rebecca Blood, Universo del Weblog como escribir cada hora. Y con ese nivel de temporalidad, la provi(España: Planeta Deagostini, 2002), 19. sionalidad de cada palabra es cada vez más ajustada —y el riesgo de 8. Andrew Sullivan, “¿Por qué bloerror o la excitación de la presciencia mucho mayor”8. gueo?”, en Penúltimos días [weblog], http://www.penultimosdias. com/2008/10/21/¿por-que-blogueode-andrew-sullivan/ (15/06/2010). Sullivan es un reconocido political blogger. Publicó su blog, The Daily Dish, desde fines del 2000, primero en el sitio de Time Magazine y luego en The Atlantic. El texto original puede leerse aquí: http:// www.theatlantic.com/magazine/ archive/2008/11/why-i-blog/7060/ (15/06/2010).

9. Uno de los mejores analistas de los vague media, entre ellos el blog, es Geert Lovink. Puede consultarse de su autoría Zero Comments. Blogging and Critical Internet Culture (Nueva York: Routledge, 2008). El primer capítulo de ese libro, “Blogging, the Nihilist Impulse”, puede leerse traducido al español por Anaclet Pons en http://tapera.info/?page_id=265 (15/06/2010). 10. Robert Darnton, “Bloguear, ahora y entonces”, en Penúltimos días. http://www.penultimosdias. com/2010/03/27/blogueando-ahoray-entonces/ (15/06/2010). El texto original en The New York Review of Books (18 de marzo de 2010), http:// www.nybooks.com/blogs/nyrblog/2010/mar/18/blogging-nowand-then/ (15/06/2010).

Por momentos, incluso los análisis parecen asumir que existe un discurso blogger, una forma blogger de pensar la realidad. Los adjetivos para ese ejercicio son variados: posmoderno, pospolítico, irónico, nihilista, melancólico, hedonista9. Algunos historiadores, por su parte, han tratado de ponerlo en sintonía con otras formas conocidas de intervención política: “El abuso breve, rápido, se prodigó en todos los sistemas de comunicación: los vilipendios garrapateados en los palacetes durante las peleas del Renacimiento italiano, los insultos rituales conocidos como ‘playing the dozens’ entre los afroamericanos, los carteles en las manifestaciones contra regímenes despóticos, y el graffiti en numerosas ocasiones, como durante el alzamiento parisino de mayo a junio de 1968 (uno de ellos decía: ‘Voici la maison d’un affreux petit bourgeois’). Cuando se mezclan con tino, provocación y eficacia pueden ser dinamita, el equivalente escrito de los cócteles Molotov”10.

Pero lo que, quizás, los historiadores no han hecho tanto como lo merecería es historiar el ejercicio entre los colegas, o mejor,

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entre los “profesionales del conocimiento”11. Ralph Luker escribió hace tiempo un texto sobre la blogósfera de los historiadores norteamericanos: “Los blogs hechos por académicos conforman sólo una pequeña parte del mundo de los blogs o blogósfera, que algunas estiman que incluye más de 5 millones de blogs, aunque el número cambia constantemente y nadie lo sabe a ciencia cierta debido a que la tasa de desgaste es también alta […]. A mediados de noviembre de 1999, Kevin C. Murphy de 25 años fue probablemente el primer (futuro) historiador que comenzó un blog. Él era por entonces ayudante de James Carville, consejero político del Presidente Clinton, y actualmente es un graduado orientado a la historia política americana del siglo xx, en la Universidad de Columbia. Pese a su juventud, el temprano lanzamiento de su Ghost in the Machine [http://www.ghostinthemachine.net] le granjeó el honor de ser el patriarca de los historiadores bloggers”12.

También entre los historiadores hay manifiestos, proclamas como la de Sullivan citada anteriormente, que nos dicen por qué bloguear. El historiador español Justo Serna —quien administra un blog de notable amplitud temática (http://justoserna. wordpress.com/)— lo concibe como una “agenda pública” para opinar sobre el mundo, o bien como “un esbozo de otras escrituras”13. En su blog Easily Distracted, Timothy Burke hizo su propia vindicación (conviene citarla en extenso): “Porque quiero introducir algunas ideas e influencias inesperadas en mi trabajo intelectual y académico. Quiero desestabilizar la demasiada domesticada y a menudo hermética forma de pensamiento que sobreviene con la especialización académica. Quiero introducir un mutational vector en mi labor intelectual. Porque quiero un lugar para publicar pequeños escritos, escritos impares, escritos residuales, especulaciones perezosas, hipótesis a medio desarrollar. Quiero un lugar para publicar todas las cosas que, pienso, 11. Un intento, pero que no proviene del campo de la historia, en: Lilia Efitienen un valor pero no el suficiente como para poseer legitimidad acamova, Passion at Work: Blogging Pracdémica. Quiero una oportunidad para adentrarme en nuevas áreas de tices of Knowledge Workers (Holanda: Novay, 2009). especialización, de reducido nivel de intensidad y formalidad. 12. Ralph Luker, “Were There Blog Porque quiero encontrar las maneras de traducir mi trabajo acaEnough and Time”, Perspectives (mayo de 2005), http://www. démico en una conversación con un público más amplio. Muchos historians.org/Perspectives/ de mis escritos sobre Iraq, por ejemplo, son elaboraciones a partir Issues/2005/0505/0505tec1.cfm (15/06/2010). Una traducción al de mis escritos más eruditos de mi actual investigación, son, verespañol del texto en http://tapera. daderamente, traducciones de mi compromiso académico con la info/?p=205 (15/06/2010). historiografía sobre imperialismo. 13. Justo Serna, “El pensamiento ordinario. La experiencia del blog”, Pasajes de pensamiento contemporáneo 27 (2008): 45-53.

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Porque quiero pensar un modelo para mí mismo y para otros sobre cómo deberíamos comportarnos en una ideal esfera pública democrática. Quiero figurarme cómo debemos comportarnos responsable pero también generosamente; quiero figurarme cómo sacar lo mejor de mi naturaleza comunicativa. Porque soy un chismoso compulsivo”14.

Con todo, escribir no es la mejor palabra para definir el ejercicio de publicar en un blog. Algunos de los mejores blogs concentran sus energías en comunicar por medio de lenguajes no escritos o de escritura no tradicional. Esto ha derivado en formas de publicación específicas como podcasts, vblogs, fotoblogs, tumblelogs, sketchblogs, linklogs y microblogs, entre otras15. El término “escribir” ha sido reemplazado por el verbo “bloguear”, no sólo por la multiplicidad de recursos que intervienen en la producción, sino también porque esa acción expresa mejor las otras actividades que la herramienta permite administrar: comentarios, links, blogrolls, trackbacks y pingbacks, por citar las más conocidas. Sobre todo las dos últimas, ambas versiones de linkbacks16, fueron particularmente importantes en la consolidación de lo conocemos como “blogósfera”. Este término, sin embargo, debe ser utilizado en plural, porque su plural (“blogósferas”) expresa más apropiadamente el tipo de comunidades a las que un determinado blog se vincula a través de las herramientas citadas más arriba. La blogósfera, el sistema viviente que conecta 14. Timothy Burke, “Burke’s Home For a todos y cada uno de los blogs, es una forma cómoda de pensar Imaginary Friends”, http://www. el fenómeno del blogging en términos estadísticos o generales, o swarthmore.edu/SocSci/tburke1/ perma12605.html (15/06/2010). Trauna estrategia mercantil adoptada por algunas de aquellas comuducción al español en http://tapera. nidades, o bien un área centrada en los protocolos, el software de info/?p=61 (15/06/2010). gestión, las reglas de etiqueta, las prácticas más genéricas, los 15. Wikipedia, The Free Encyclopedia, Voz “Blog”, http://en.wikipedia.org/ tipos sociales, etc., que surgen del uso de las herramientas vinwiki/Blog (15/06/2010). culadas al blog. El state of the blogosphere con el que año tras año 16. En términos gruesos, los linkbacks Technorati.com nos informa sobre el comportamiento estadístico son modos de comunicar una referencia entre el sitio referente y el de los blogs es una práctica que contribuye a extender el supuesto referido. El trackback, por ejemplo, de que es posible concebir un mundo o un ecosistema que conecte es el espejo del link: este último nos lleva de A a B y el lugar de llegada a todos y cada uno de los blogs del planeta, utopía de la masivino retiene la existencia de esa cita en A. El trackback indica a B que en A dad promovida por el sitio y por muchos bloggers. “Blogósferas” fue citado, que existe una referencia es, entonces, un término que nos permitirá relacionar una práca B en algún lugar (A). Las ligaduras son, gracias a esas tecnologías, tica ligada a las nuevas tecnologías con otras más tradicionales multidireccionales, y la densidad de del mundo de la lectura, a través de la noción de “comunidades las comunidades más acentuada. Los blogrolls son listados de blogs u otros sitios, links recomendados, comentados o sólo citados.

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interpretativas”17. Una blogósfera —más o menos densa— es un sistema viviente de máquinas y personas en el que lenguajes informáticos y naturales, técnicas informáticas y políticas, prácticas editoriales y afectos definen un espacio en el que los blogs son los nodos principales, pero no los únicos. Repasemos algunos usos para tratar de observar las distintas prácticas con las que el blog está enredándose entre los historiadores. En primer lugar —acaso de modo previsible— los blogs se articularon muy rápidamente con la docencia. Son cada vez más los blogs que se configuran como pizarra de cátedra. Se colocan allí desde el programa de la materia hasta trabajos de los estudiantes. Algunos suben o “linkean” archivos digitales. En algunas universidades, el blog sirve como plataforma “natural” para un programa de la materia plagado de links a bases de datos de revistas académicas, sistemas de reserva electrónica, etc. Existen blogs sobre recursos didácticos, orientados particularmente a la presentación, divulgación y evaluación de herramientas digitales para el docente de ciencias sociales y humanidades. Digizen (http://www.vidadigital.net/blog/) y AcademHack (http://academhack.outsidethetext.com/home/) son dos buenos ejemplos de este tipo de bitácoras. Es cierto que, a medida que el blog gana años y sus autores experiencia, los objetivos iniciales se hacen más amplios, más sofisticados o más abstractos. Las metarreflexiones, los intentos por comprender cabalmente el tipo de comunidad de la que se participa, no tardan en ganar su propio espacio. Con el aumento de máquinas fotocopiadoras con capacidad de guardar copias digitales, y con la consolidación de comunidades de intercambios legales, semi o directamente ilegales, el blog fue utilizado como plataforma para distribuir gratuitamente material bibliográfico (libros, artículos, revistas, claves de bases de datos, etc.). Los historiadores han ensayado esporádicamente algunos blogs orientados a este tipo de contenidos (especialmente sobre fuentes de archivo). Las áreas nacionales más investigadas —del más transitado siglo xix— se ven beneficiadas por este tipo de blogs, en buena medida por las políticas de digitalización de archivos documentales (censos, fuentes ministeriales, periódicos, etc.). En lo que respecta a la divulgación de recursos digitales, la historiografía se nutre de fuentes diversas (blogs sobre visualización de arreglos estadísticos, visualización de redes, reconstrucción nominal a través de base de datos, metodología vinculada a la historia oral, aproximaciones a la fotografía, etc.). 17. Stanley Fish, Is Their A Text In This Class?: The Authority of Interpretive Communities (Cambridge: Harvard University Press, 1980).

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En segundo lugar, el blog es utilizado como herramienta institucional. Algunos centros y grupos de investigación, asociaciones, departamentos y facultades han publicado sus propios blogs. Sólo utilizan algunas de sus funcionalidades, y en términos generales la función del blog no se diferencia demasiado de otros modos de publicación (aunque, sin duda, hacer un blog es más sencillo de aprender a escribir html). Este tipo de uso de la herramienta refuerza la idea de que también en la definición de blog deben incorporarse tipos de contenidos específicos. Esto parece un contrasentido, pero además de servirnos como baliza contra un determinismo tecnológico, nos permite distinguir prácticas próximas o propias del blogging, de prácticas comunicativas más bien tradicionales, en las que la herramienta posee y precisa exclusivamente un uso instrumental. En tercer lugar, el blog es utilizado como una técnica de investigación: un cuaderno de notas, un diario etnográfico, un sitio de recuperación de información por fuera de los géneros académicos. En disciplinas afincadas en el laboratorio, el blog es un ámbito de interacción, pero también de intercambio de materiales, resultados, recursos, etc. En disciplinas como la historia, en la que la investigación se desarrolla en archivos públicos o privados y no en todos los centros académicos existen las oficinas de trabajo, los contenidos de los blogs son más heterogéneos. Los primeros posts pueden dar cuenta de las incertidumbres de la investigación, de las angustias de los doctorandos, de los caminos abandonados, las asombros y las serendipias, pero a medida que el blog halla a sus lectores, y los investigadores sus ritmos, esa relación inicial entre el trabajo detectivesco y el diario de anotaciones se desliza hacia formas más familiares (información, disquisiciones, reseñas de lecturas, etc.). Un ejemplo de ese camino puede hallarse en PhDinHistory (http://phdinhistory.blogspot.com), un blog que comenzó publicando materiales polémicos sobre cuestiones académicas y mercado de trabajo, y que hacia el 2009 se bifurcó: por un lado, en un blog llamado History Education (http://www.phdinhistory.org/), de breves notas sobre docencia, aprendizaje y recursos didácticos en historia, y por otro, en un blog llamado Clio Machine (http://cliomachine.wordpress.com/), en el que el autor de PhDinHistory publicaría sus reflexiones sobre la profesión y reseñas de lecturas (cosa que, hasta la fecha de control de los sitios referidos en este trabajo, nunca hizo). Ejemplos provenientes de otras disciplinas ofrece resultados distintos, acaso exitosos: en Filosofitis (http://www.filosofitis. com.ar/), Alejandro Piscitelli, uno de los nombres más importantes en el campo de la investigación sobre nuevas tecnologías y educación, ha publicado largos posts

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sobre las problemáticas que aborda en sus investigaciones. Muchos de esos textos fueron parte de sus libros en soporte papel18. También Mathemagenic (http://blog.mathemagenic.com/), el blog de Lilia Efimova, mezcla abundantemente reflexiones sobre su investigación acerca del blogging entre los “trabajadores del conocimiento”, sobre metodología aledaña, y sobre su propia vida cotidiana (hay muchas referencias a sus posts en su tesis —citada en este trabajo). Podría decirse que aquella sorpresa y aquellos debates que originó la publicación de los diarios de Malinowski, a fines de los años sesenta, en la actualidad buscan ser aliviados a través de la incorporación de materiales vagos, sensaciones fatuas, expectativas y vagabundeos googleanos a la reflexión del trabajo en progreso. El blog, el etiquetado (tags), la posibilidad de incorporar soportes audiovisuales y la hiperconexión con redes sociales han profundizado y estabilizado un ritmo que, antes, en el diario escrito de un hombre solo en las islas Trobiand, no produjo sino un efecto descorazonador. Es así como Twitter o Facebook multiplican los efectos reticulares que la exposición de los materiales del “estar haciendo” intenta explotar: comentarios, exposición, aliento y tal vez no en ese orden. En el ejemplo de Filosofitis, la hiperconexión del blog, Twitter y Facebook se hace densa, además, porque el autor viaja, asiste a congresos, mantiene reuniones con los mismos intelectuales que cita y difunde. Piscitelli se mueve en los bordes del patrón letrado: empuja a su audiencia hacia la reflexión digital, pero no cesa de sobrecargar su aparato crítico. Son esos bordes los más complejos en el barrio de los blogs académicos, en tanto traen al debate cuestiones ligadas a la escritura de divulgación, la especificidad del público, y las disposiciones necesarias para cristalizar un espacio de debate —las que se dan por supuestas. Por otro lado, no siempre —y tal vez aquí debería escribir “casi nunca”— los blogs concebidos como cuaderno de campo vuelcan los resultados que más tarde alimentan (aunque tampoco figurará el blog en la bibliografía de muchas tesis). El campo académico infecta, en este punto, la zona más densa de las comunidades de las ciencias sociales y el blogging: el libro tradicional es un objeto de culto. La mayoría de los investigadores muestra su extensa producción en los sidebars (columnas de un blog), pero no es fácil dar con alguien que nos autorice a leer dicho material en formato digital (.pdf, .lit, etc.) y gratuitamente. Robert Darnton alguna vez imaginó una web enciclopédica que permitiera al investigador desplegar sus archivos, sus “cajas de zapatos” repletas de fichas, a través de la espesura de páginas web y links. Un texto madre con muchos niveles hasta las fuentes de archivos mismas, 18. Por ejemplo, Alejandro Piscitelli, puestas a disposición del lector. Darnton incluso promovió un sitio Nativos digitales. Dieta cognitiva,

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inteligencia colectiva y arquitecturas de la participación (Buenos Aires: Santillana, 2009).

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con tesis online, algo trunco19. Es importante la distancia entre ese sueño bastante tradicional, bastante lineal si se quiere, y el sueño que alimenta los posts de Lisa Spiro en su blog Digital Scholarship in The Humanities (http://digitalscholarship.wordpress.com/ )20. En cuarto lugar, los blogs son utilizados por los historiadores, en términos más tradicionales, como un diario de noticias. Información bibliográfica, entrevistas a historiadores y polémicas actuales, entre otras inquietudes, conviven en esas bitácoras. Las más pobladas consumen enormes energías para mantener una periodicidad de posteo apenas por encima de un post por día. El mejor ejemplo de esta actividad es el que hoy puede ser considerado el mayor hub del blogging historiador: Cliopatria (http://hnn.us/blogs/2.html). Se trata de un blog colectivo coordinado por Ralh E. Luker (http://www.ralphluker.com/), un historiador de la Universidad de Lincoln. Luker mapea un corpus amplio de revistas, diarios, sitios y editoriales norteamericanas y europeas para postear con alta frecuencia sobre notas, libros, columnas y novedades histórico-centrados. El blog coordina los Cliopatria Awards, premios simbólicos para blogs y posts de historia. También se relaciona con los Carnival de historia (un post tipo resumen, en sede rotativa, sobre los mejores posts en distintos blogs de historia). Administra, además, el blogroll más extenso y calificado de blogs de historia (http://hnn.us/blogs/entries/9665.html y http://hnn.us/blogs/entries/55068.html ). Entre los blogs de historia en español se destaca Clionauta (http://clionauta.wordpress. com/), el blog de Anaclet Pons, historiador de la Universidad de Valencia (http://www. uv.es/apons/inves.htm). Clionauta abunda en información sobre historia contemporánea, presenta traducciones de textos y mucha información sobre las digital humanities. Un quinto uso del blog como herramienta historiadora es más bien experimental. Un espacio en el que uno o más historiadores comunican desarrollos de vanguardia, como fue durante mucho tiempo para la ciberintelectualidad el sitio de Mckenzie Wark, GAM3R 7H30RY (http://www.futureofthebook.org/gamertheory/). El más interesante de todos ellos, en la medida en que su autor es un programador experto y un interesado por aprontes filorrobóticos, es Digital History Hacks (http:// digitalhistoryhacks.blogspot.com/), de William Turkel (http:// history.uwo.ca/faculty/turkel/), profesor de la Western Ontario 19. Robert Darnton, “A Historian of Books, Lost and Found in CybersUniversity. Su participación en el debate ya citado, “Interchange: pace”, http://www.historians.org/ The Promise of Digital History”, mostró a las claras la distancia prizes/gutenberg/rdarnton.cfm (15/06/2010). El sitio de tesis online entre su propuesta (formar historiadores programadores) y las de Columbia University Press es Gutenberg<e> [http://www.gutenbergideas sugerentes pero más funcionales de los otros participane.org/] (15/06/2010). tes. En Digital History Hacks, Turkel alternó información sobre sus 20. Algunos de sus posts traducidos en http://tapera.info/?cat=20 (15/06/2010).

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cursos, lecturas sobre nuevas tecnologías, educación, software, hardware, investigación virtual y pastillas del lenguaje python para procesar datos. 3. Recepción En el mismo momento en el que leemos el título de este apartado comenzamos a sospechar. ‘Recepción’ es un término muy problemático para ser aplicado en la comunicación virtual (lo era, por otra parte, en su nicho de origen). Pero incluso en sus ejemplos más vanguardistas, los blogs de historia se parecen mucho, demasiado, a una publicación tradicional. El predominio de la palabra escrita y la escasez de intentos por conjurar su hegemonía son sin dudas los principales argumentos en favor de la hipótesis. Aunque Dan Cohen (http://www.dancohen.org/), por medio de sus podcasts21, y Making History Podcast: The Blog (http://makinghistorypodcast.com/) son dos ejemplos en contrario. Por otro lado, los blogrolls no cumplen con lo que tal vez pueda ser un modo de recomendación entre pares: las listas de blogs sugeridos nunca exponen sus criterios de inclusión y exclusión, y en muchas ocasiones giran en torno a pretensiones de vastedad (es el caso del blogroll de Cliopatria) y de reciprocidad, o son resultado de las distintas “conversaciones” entabladas a través de los comentarios. De ese modo, la visibilidad de un blog, además de estar necesariamente ligada a las estrategias de los webmasters y sus trucos para convocar a Technorati y a Google, no se relaciona con convenciones meritocráticas, como sí lo hacen otras producciones académicas de los mismos bloggers. Y si bien algunos de éstos se esmeran en señalar su esfuerzo por escapar de moldes rígidos y jerárquicos, también la reflexión intelectual en un blog postula destinatarios, lectores implícitos y comunidades a las que aspira “tocar”. Sus lectores, incluso si estos encuentran ese blog mientras buscan en la red, se dibujan en los gestos que el blogueo acentúa o desplaza. Las expectativas que los comments cumplieron largamente en otras comunidades, en la historiadora permanecen insatisfechas. Las experiencias son variadas: de blogs que sencillamente cancelan la posibilidad de 21. “El podcasting consiste en la discomentarios, hasta los que buscan afanosamente convertirse en tribución de archivos multimedia foros encubiertos (el foro resulta una herramienta que las comu(normalmente audio o vídeo, que puede incluir texto como subtítulos y nidades historiadoras, hasta el momento, rehúyen), pasando por notas) mediante un sistema de rediblogs en los que sus autores deben luchar denodadamente contra fusión (rss) que permita suscribirse y usar un programa que lo descarga los exabruptos. En términos generales, tampoco los comentarios para que el usuario lo escuche en el han contribuido para que los blogs escapen de la jaula de hierro momento que quiera” en Wikipedia. La enciclopedia libre, voz “Podcasting”, http://es.wikipedia.org/wiki/Podcast (15/06/2010).

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del patrón letrado. Es justo indicar, sin embargo, que no son muchos los que pretenden salir de esa zona, y es aún más atinado apuntar que son muchos, muchísimos, los autores que amasan viscerales sospechas contra el anonimato que prolifera en los comentarios. La sociabilidad que se practica en foros, salones de chat o en la zona de comentarios ha dado lugar a ciertas clasificaciones de los comportamientos, que se han convertido en estereotipos: trolls, lurkers y flamers, entre otros22. De todos esos roles, el troll (alguien que, escudado en un seudónimo para la ocasión, postea mensajes provocativos y desubicados, los que a su vez generan respuestas airadas por parte de otros participantes), y el concern troll (alguien que se dice partidario pero siembra argumentos corrosivos) son los más temidos por las comunidades. En rigor de verdad, es la ruptura de la equivalencia ‘una persona-una’ voz lo que alimenta los miedos de algunos bloggers provenientes del campo académico, acaso porque la comunidad con la que sueñan es muy distinta a las comunidades políticas que historiadores y cientistas sociales conocen muy bien, en las que abundan brulotes y traidores. El affaire Figes es, en ese sentido, la materialización de los sueños más ominosos de las comunidades intelectuales con el comment23. Orlando Figes, autor de El baile de Natacha y Los que Susurran, entre otros libros, fue acusado por otra especialista en historia de la Unión Soviética, Rachel Polonsky, de haber escrito comentarios oprobiosos en Amazon.com contra su libro Molotov’s Magic Lantern y contra trabajos de Robert Service y Kate Summerscale. Unos días más adelante, Figes informó a la prensa que la autora de esos comentarios había sido su esposa. Finalmente, confesó su autoría y pidió disculpas a todos. Amazon retiró los comentarios, pero en algunos sitios todavía pueden leerse. Lo siniestro de este episodio para el imaginario algo baladí de los bloggers letrados es que el troll de la fábula es uno de su propia especie. Sin embargo, lo que queda como moraleja es la fascinante potencialidad de los 22. Como introducción a los roles y su diálogos de comentarios para construir un canon diferente, pero relación con el número y la calidad de los posts ver: Erno Vanhala, “Roles no alternativo, al que edifica el e-commerce, el pagerank de Google in online communities” en Introducy el canon de los especialistas. Así lo advirtió Paul Gutjahr en un tion to online communities. Publicado en Online Community Research. artículo en el que hacía corresponder los comentarios en Amazon. http://tbrc-community.lut.fi/ocr/ com de una comunidad cristiana y el auge de la novela cristiana en book/roles-online-communities (15/06/2010). Estados Unidos24. Varios de los protagonistas del affaire Figes podrían 23. Puede seguirse el asunto a través de haber profundizado sus vínculos con la comunidad de lectores Cliopatria y Clionauta, blogs ya citados. específica (tanto Figes como Polonsky —quien contrató los servi24. Paul Gutjahr, “No Longer Left cios de especialistas informáticos para rastrear los comentarios Behind: Amazon.com, Reader-Response, and the Changing Fortunes of the Christian Novel in America”, Book History 5 (2002): 209-236.

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anónimos— parecen haber comprendido la importancia de los diálogos entre lectores y reseñistas amateurs). En lugar de eso, multiplicaron sus opiniones, análisis y descargos en una danza en la que no faltaron agentes, editores y ventas. No todos se comportan como Figes ni todas las comunidades académicas que giran en torno al comment pueden considerarse tan influyentes como la cristiana que analizó Gutjahr, pero esta anécdota de los barrios alejados de la representatividad expone potencialidades, miedos y expectativas en la gesta de un blog, una herramienta que para la mayoría de los autores ligados a la historia es un complemento al libro, revista o acta de papel25. Por otro lado, en el nivel de los emprendimientos editoriales, la velocidad de distribución y circulación de la producción intelectual es un tesoro que las comisiones directivas de revistas académicas paladean toda vez que sus técnicos les sacuden con estadísticas de lectores, downloads, clicks y tiempo de permanencia. Un blog es lo suficientemente rápido —porque se potencia con redes y sindicación de contenidos26— como para animar a los miembros o dueños de esas revistas a encender algunos blogs en los sitios de las publicaciones. Sin embargo, muchas revistas sudamericanas agonizan para editar trescientos o quinientos ejemplares en papel: Internet es, para la gran mayoría de los académicos vinculados a la edición de textos específicos, un espacio muy caótico, poco regulado, pero muy útil por gratuito y veloz. Usar la red es una consigna que se repite, incluso entre los que advierten los bordes grandilocuentes del deseo, pero muy pocos pondrán en duda la importancia de trescientos ejemplares en papel para canje. En la actualidad son escasas las revistas electrónicas de historia que no son 25. Entre los bloggers ligados a la histoimpresiones, copias digitales de lo que se publica en papel. Algunos ria digital los debates sobre las posibilidades cognoscitivas del blogging emprendimientos, como Nuevo Mundo Mundos Nuevos (http://nuealcanzan a los tópicos relacionados vomundo.revues.org/), han incorporado secciones totalmente con los referidos en las revistas académicas de las comunidades especíorientadas a contenidos online, pero a la hora de publicar blogs de sus ficas. Con todo, el debate no se limita miembros, en el caso referido, los ha puesto por fuera del esqueleto al género. Al respecto, una visión general y otra particular pueden de su revista (http://nuevomundoradar.hypotheses.org/), y esto, leerse en el blog sobre el asunto de la revista Nature, http://blogs.nature. que puede resultar obvio para quienes participan de diverso modo com/peer-to-peer/, y en este post de en publicaciones académicas, no debe ser naturalizado. El formato Dan Cohen, http://www.dancohen. org/2010/10/19/peer-review-andde las revistas científicas fue cambiando también por el ritmo de las the-most-influential-publications/ velocidades técnicas en sus comunidades específicas. (20/10/10), respectivamente. No hay que sorprenderse de esas demoras en incorporar nuevas 26. Por medio de código, los sistemas de difusión por sindicación envían datos herramientas en el campo historiador. En un espacio plagado de a otros servidores. Los agregadores evaluaciones, definiciones y rigurosas delimitaciones de área (aun pueden leer esos envíos y poner a disposición las actualizaciones de nuestros sitios predilectos, muy rápidamente.

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si van acompañadas de la muletilla que versa sobre las “fronteras permeables” y la interdisciplinariedad), ejercicios como bloguear —que se rigen por diferentes propósitos y que se practican en ámbitos que presumen de libérrimos—, pueden interactuar conflictivamente con la producción de conocimiento bajo protocolo científico. Con la divulgación y con la didáctica aplicada los blogs se llevan mejor. Pero como suele suceder en otros terrenos, la reflexión continua sobre la práctica no hace sino derramar interrogantes, aproximaciones y críticas sobre la disciplina en general. El problema en este punto es que aquellos que demonizaron con esfuerzo a los luditas de la Web, a los que soslayan los efectos de las nuevas tecnologías en la profesión, no saben muy bien cuál es el tipo de relación que promueven entre la construcción del conocimiento específico, las nuevas tecnologías, el nuevo sensorio y la escritura académica. Proponen cosas novedosas para alcanzar los mismos objetivos que los apocalípticos; conciben la tecnología como un instrumento que conduce energías tradicionales. Así, “usar la red” es una premisa compartida entre tecnófilos y tecnocidas. ‘Bloguear’ es el verbo de la comunidad que tiene al blog como unos de sus elementos principales de interacción. La acción requiere pocos conocimientos específicos, pero mientras más disposiciones técnicas, usos y poéticas del blogging se conozcan, más amplios serán los dominios del verbo. Sin embargo, en un determinado punto, es operativo pensar a los miembros de las blogósferas como searchers más que como diletantes de una forma concreta de intervención online. Cuando se trata de comunidades de naturaleza académica, esa sutileza es aún más importante. O debería serlo. Cualquiera de sus miembros puede definirse como básicamente buscador. La mayoría de los docentes e investigadores que merodean blogs confían demasiado en su juicio analítico. El supuesto de que el territorio de lo escrito también alcanza esas zonas de baja calidad formal y voz bien alta, les ha permitido a algunos manifestarse dudosos o contrarios de la práctica del blogging. Resulta particularmente importante en este punto argumentar que son muy pocos los investigadores que están en condiciones de leer una comunidad interpretativa, mapeando sus nodos, sus nodos concentradores, sus intercambios a través de diversas tecnologías, sus guiños, etc. Esto no debería resultar extraño: la mayoría de ellos pertenece a lo que Jakob Nielsen clasificó como usuarios de baja experiencia (no más de tres años conectados; menos de diez horas por semana sin contar las que invierten en el email; muy escasos conocimientos avanzados —técnicas de chateo, bookmarks, actualización de browsers, diseño de páginas web; requieren de especialistas para repa27. Jakob Nielsen, “The Web User Experience”, en Prioritizing Web rar su computadora; no manifiestan interés por la información sobre Usability. Berkeley: New Riders tecnologías)27. Para Nielsen, los usuarios de baja experiencia tienen Press, 2006. Puede consultarse otros trabajos desde la sociología en Web Use Project, http://www.webuse.org/ (15/06/2010).

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éxito en un 59% al buscar un sitio específico, y un 52% al realizar una búsqueda (contra un 72% y un 67% respectivamente de los usuarios avanzados). Invierten casi cuatro minutos y visitan 3,2 sitios en una búsqueda. En verdad son pocos los que dan vuelta a la primera página en los resultados de búsqueda. Por otro lado, pero en la misma dirección, hay que indicar que son pocos los internautas que conocen y utilizan métodos de búsqueda allende los operadores booleanos más conocidos, es decir, son pocos los que articulan búsquedas complejas. Sucede nítidamente con las comunidades ligadas a la medicina: si no operamos con búsquedas sutiles, los primeros resultados de un “googleo” serán tan agoreros que no le recomendaremos a nadie con cefalea un ejercicio de búsqueda online, pues todo lo que recibirá serán evangelios negros28. 4. Reflexiones al final del recorrido Durante cientos de años la imagen de las personas en pleno trance vicario con un libro ha logrado hacernos pensar que los intercambios que rodean a la lectura están resumidos en la palabra ‘concentración’. Pues bien, surfear requiere la misma concentración, pero los espacios de comunicación virtuales implican prácticas particulares, nuevas texturas y deliberaciones. Las comunidades académicas ligadas a las ciencias sociales permanecen, hasta hoy, a la vera de la interacción online: expectantes por una convocatoria que nunca llega, creyentes acérrimos del patrón letrado, miran con sospecha mal disimulada esas ágoras que se promocionan como enciclopédicas pero que fraguan con los mercados, no jerarquizan como la meritocracia, son mediadas por ciclos muy cortos de interés y rechazo, y encima amenazan con la posibilidad de saturarse con imágenes y otras formas de comunicación no logo-centradas. Sin embargo, los blogs, como parte de esos mundos virtuales, y en especial como nodos de comunidades interpretativas, nos ofrecen modos de articular lecturas, escrituras y búsquedas, piezas definitivas entre 28. Decididamente Google no nos devolverá lo mismo si buscamos “Green cientistas sociales e historiadores. Day” (entre comillas) y “Green Day” (sin las comillas). El resultado Hace ya tiempo, Carlo Ginzburg escribió un artículo increíble sobre es muy diferente si probamos, por 29 una experiencia de búsqueda . El artículo gira en torno a una imaejemplo, con esta cadena “-inurl:htm -inurl:html intitle:”index of ” “green gen casi mítica: el hombre frente a la máquina. En el texto la escena day”” mp3” (sin comillas). La buena implicaba al investigador frente al catálogo online de una biblioteca sintaxis, el uso de hacks y la consulta a otros buscadores o metabuscadouniversitaria (ucla). Esa escena (por muchos motivos dramática) está res, etc., modifican de modo consismontada sobre otra aún más patética y que el propio Ginzburg define tente el “universo” operativo de las búsquedas. como “el momento entre el surgimiento del caso y la formulación de 29. Carlo Ginzburg, “Conversar con Orion”, en Tentativas (Rosario: Prohistoria, 2004), 229-239.

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las primeras hipótesis de investigación”. Ginzburg no lo dice, pero es el momento del “cuestionario”. El historiador italiano conoce muy bien los procedimientos de pesquisa, incluso ha tratado de formalizar algunos de ellos. En el artículo pone dos ejemplos de procedimientos clásicos de “hacer frente a la desproporción entre una ingente masa documental”, dado un cierto límite de tiempo y a partir de alguna intervención del azar en los sondeos. Uno de ellos es el relevamiento de una muestra robusta a partir de la lectura de n cantidad de casos. El otro es la conversión de una serie de sospechas o indicios a condiciones de una búsqueda específica (a través de operadores booleanos). Pero esos modos son insuficientes si afronta el desafío que se ha propuesto superar en ese artículo: establecer una serie en la que podría inscribirse un libro determinado, o bien, a partir de “golpes disparados en la oscuridad”, revisitar un red de referencias de un texto dado, o de modo más ambicioso, el contexto intelectual en el que ese trabajo se escribió o publicó. Al final de sus búsquedas, Ginzburg alcanza distintos niveles de éxito. Eso no le preocupa. Eso es cuestión de los resultados, dice. La conclusión consiste más bien en la recuperación de la distinción establecida por K. Pike entre contexto emic (formulaciones en el lenguaje de los propios actores) y el contexto etic (construcciones a partir de los conceptos barajados por el investigador), para luego argumentar que frente al azar “este recurso presupone la importancia decisiva de las preguntas etic planteadas a la documentación por parte de quien lleva a cabo la investigación: pero intenta complicar el diálogo introduciendo elementos emic de perturbación, constituidos por los datos de hecho inesperados, aquellos que no se buscan, e incluso aquellos de los que ni siquiera se sospecha la existencia”30.

Aunque el autor es consciente de los problemas propios de los modos de indexar y recuperar información, no considera tales problemas en su texto. El acento está puesto en la importancia del encuentro con catálogos para los procesos propios de la investigación en historia. Así, luego de comparar los tanteos en las búsquedas con la batalla naval (por los golpes en la oscuridad para adivinar una forma), hace lo propio con la apertura en el ajedrez, con los frotagges de Max Ernst, con el objet trouvé surrealista, con esas manchas de humedad en las paredes que Leonardo le recomendó a Plinio mirar para inspirarse, y finalmente con la fotografía: “[…] el vagabundeo del historiador a través de los Catálogos (electrónicos o impresos) no es muy diferente del trabajo del fotógrafo que camina por una ciudad, listo para captar en una instantánea una realidad 30. Carlo Ginzburg, “Conversar con contingente y fugaz”31. Orion”, 235.

31. Carlo Ginzburg, “Conversar con Orion”, 239. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 62-80


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La idea nos devuelve a los textos que en los comienzos de este trabajo citamos como ejemplos de reflexiones sobre las sensibilidades urbanas. El texto de Ginzburg es importante porque la escena dramática que menciona en su comienzo es una que rápidamente se instaló en algunos ámbitos y que será cotidiana para los historiadores en la medida en que los catálogos sean cada vez más extensos. Al llamarle poéticas a esos procedimientos propios del hiato comienzo de la investigación-primeras hipótesis, Ginzburg reconoce que lo que podrían parecer derivas no amenazan la investigación en la medida en que tales movimientos se orientan a partir de esa “lenta acumulación de la experiencia” y lo hacen en términos de saberes no computados. Existen, sin embargo, modos de prevenir variantes y me temo que esos modos han proliferado en la investigación académica. El relato de las búsquedas, el relato de las pesquisas siempre es más acuciante hoy en día que la enumeración de las reglas o la discusión sobre la efectividad de las búsquedas: cada uno de los relatos sobre lo que sucedía en la cabeza de Sherlock Holmes siempre le hacía creer a Watson que la cosa era sencilla. Narrar las búsquedas, contar nuestros vagabundeos: un principio para bloguear.

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Historia digital: la memoria en el archivo infinito

Artículo recibido: 9 de septiembre de 2010; aprobado: 23 de octubre de 2010; modificado: 26 de octubre de 2010.

Historia digital: la memoria en el archivo infinito

Digital history: memory in the infinite archive

Resumen

Abstract

El problema que aborda este artículo son los retos

The basic problem that this article addresses are

y posibilidades que brinda la Web 2.0 a los histo-

the challenges and possibilities that Web 2.0 offers

riadores dentro de un contexto globalizado, con un

historians in a globalized world: an archive that

archivo que crece de manera exponencial y caótica,

grows exponentially and chaotically, but that repre-

pero que representa la memoria digital de la socie-

sents the digital memory of postmodern global

dad global posmoderna. Se analiza el concepto de

society. It analyzes the concept of digital memory

memoria digital con relación a la cultura impresa

in relation to print culture and oral memory; the

y la memoria oral; la construcción colectiva del

collective construction of hypertext; and the role

hipertexto y el papel de las redes sociales en la

that social networks have in the construction of

construcción de lo que se ha llamado el archivo

what has been called the infinite archive. It also

infinito, así como la manera de abordarlo con

reflects on how to approach this infinite archive

criterios históricos.

with historical criteria.

Palabras clave

Key Words

Historia digital, método histórico, historia oral,

Digital history, historical method, oral history,

memoria, tecnología de la información, minería

memory, information technology, data mining.

de datos.

Jairo Antonio Melo Flórez

Historiador de la Universidad Industrial de Santander (Bucaramanga, Colombia), con estudios en eLearning 2.0 de la Universidad Camilo José Cela (Madrid, España). Estudiante de la Maestría en Historia de la Universidad Industrial de Santander. Coordinador del proyecto de Historia digital, Historia Abierta y del componente de educación virtual del programa Agroindustrial por Ciclos Propedéuticos, de la Universidad Industrial de Santander. Miembro del grupo de investigación “Políticas, Sociabilidades y Representaciones Histórico-Educativas” (categoría B en Colciencias). Sus intereses investigativos se han centrado en la historia del crimen y la administración de justicia y en la historia digital. Su más reciente publicación es el artículo, “Pasión y Honor. Elementos Culturales del Homicidio en la Provincia de Soto (Santander) de 1903 a 1930”. Anuario de Historia Regional y de las Fronteras 15 (2010): 119 - 140 jairomelo@historiaabierta.org

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Jairo Antonio Melo Flórez

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Historia digital: la memoria en el archivo infinitoÏ Web 2.0 para la historia, los historiadores y la enseñanza de la historia, para lo cual se combina un desarrollo teórico y la implementación empírica a través de proyectos englobados en el sitio http://historiaabierta.org.

La empresa que hemos acometido es tan vasta que abarca —ahora lo sé— el mundo entero. Jorge Luis Borges, “El Congreso” 1

Introducción2 Es imposible abordar la historia digital sin pensar en la historia global, y pensar en la historia global para aquellos que estamos “entrenados” desde nuestra formación al abordaje detallado de una pequeña parte del mundo es algo bastante complejo. El ejercicio, sin embargo, es sumamente satisfactorio, pues de hecho mentalmente conecta al historiador con la abrumadora red de relaciones que implica un asunto denominado la Web 2.03, la multiplicidad de lenguajes en la cual está representada esta historia, así como la vertiginosidad del cambio, la debilidad de la permanencia y la digitalización de la realidad material a la cual nos enfrentamos dentro de la Ï El presente artículo hace parte de Historia Abierta, proyecto de Hisglobalización e Internet. toria digital avalado por la Facultad Hugo Fazio Vengoa ha señade Ciencias Humanas de la Universidad Industrial de Santander, que lado que la historia global desplaza viene trabajando desde agosto del 2009. En el momento el proyecto no el laboratorio del historiador del recibe recursos de ninguna entidad 4 archivo a la biblioteca . Asimismo, y se sostiene de los aportes de los investigadores, entre los que se la historia digital desplaza el archivo incluyen estudiantes de pregrado del historiador de la biblioteca a la de últimos niveles y profesionales en Historia. La investigación de la cual hace parte este artículo busca evaluar las posibilidades de la

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1. Jorge Luis Borges, El Libro de Arena (Madrid: Alianza Editorial, 1998), 21. 2. Las citas en otros idiomas han sido traducidas al castellano con el fin de facilitar la lectura. Se ha tratado de ser lo más fiel posible para mantener la fluidez del texto sin afectar la fiabilidad de sus fuentes. Asimismo, algunos de los enlaces a las referencias de Internet han sido acortados mediante el servicio http://cort.as, ofrecido por el diario El País de España, con el ánimo de permitir una consulta posterior más cómoda por parte de los lectores, que se hace algo compleja por algunos enlaces bastante intrincados. En la bibliografía, todos los enlaces se presentan desplegados en caso de que el enlace corto no funcione. 3. Web 2.0 es un término adjudicado a Tim O’Reilly, cuyo artículo fundacional “What is Web 2.0?”, es considerado como el fundamento del concepto Web 2.0, aunque realmente fue construido en conjunto con Dale Dougherty, miembro participante de la compañía O’Reilly Media, y que aunque se ha tomado más en su carácter sociológico en torno a la generación de una Web abierta y participativa, el término surge como una evaluación de las tendencias en la Web para el desarrollo de software y sus modelos de negocio. Tim O’Reilly. “What is Web 2.0? Design Patterns and Bussines Models for the Next Generation of Software”, en http://oreilly.com/web2/archive/what-is-web-20. html (consultado el 25/10/2010). 4. Hugo Fazio Vengoa, “La historia global y su conveniencia para el estudio del pasado y del presente”, Historia Crítica, Edición Especial (2009): 313.


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Web5, lo cual hace que el laboratorio del historiador sea aún más vasto, pero no necesariamente más rico. La historia digital es de hecho una historia global, porque depende necesariamente de un contexto globalizado, difícilmente se pueden hallar fronteras en una figuración donde incluso existe un idioma dominante, el inglés, y un formato único, la pantalla del ordenador, ya sea éste de escritorio, portátil o móvil. Sin embargo, es una acumulación de historias locales que se enfrentan a lo global; al contrario de lo esperado, son las historias subalternas, las memorias ocultas y ocultadas las que se han visto emerger en el marco de la historia digital, antes que el dominio de un discurso proveniente de los Estados o de las compañías supranacionales6. El problema básico que aborda este artículo es: ¿cuáles son los retos y posibilidades que brinda la Web 2.0 a los historiadores? Y más aún, ¿hasta qué punto la Web 2.0 le permite a los historiadores asumir los problemas de investigación propios de su contexto de una manera global(izada)? Obviamente, un artículo no permite abordar estos problemas con la profundidad necesaria, pero por lo menos abre el espacio para un debate que rápidamente deja de ser ajeno a la realidad del historiador colombiano. Se busca problematizar algunos aspectos de la historia digital, con el fin de encontrar la relación entre la Web 2.0 y la historia, especialmente en torno a seis aspectos: en primer lugar, la relación entre historia, memoria y materiales históricos digitales; en segundo lugar, el hipertexto, la construcción social del mismo en la Web 5. La Web, como es mejor conocida la 2.0 y el debate entre la desaparición del libro y su transformación al forWorld Wide Web, tiende a confunmato digital; en un tercer momento se analizará la relación redes sociales dirse con Internet, usándose como sinónimos. Sin embargo, la Web es un y construcción de conocimiento histórico y análisis historiográfico, así servicio de Internet que se diferencia de otros servicios como el protocolo como la conservación de los materiales históricos que son producidos de envío de correo electrónico (smtp), vertiginosamente en estas redes; finalmente, se tratará el problema del la transmisión de archivos (ftp y P2P), el chat (irc), la mensajería instantáabordaje de lo que William J. Turkle ha denominado el Archivo infinito, y nea, la telefonía ip (VoIP), televisión el papel de la minería de datos textuales como una manera de enfrentar (iptv), los boletines electrónicos (nttp), el acceso a otros dispositivos el problema. A manera de conclusión, se hacen algunas apreciaciones (telnet) y hasta los juegos en línea. La relacionadas con el sentido mismo de la historia digital, y hasta qué historia digital ha tendido a relacionarse más con el servicio Web que con punto ésta puede convertirse en una ciberhistoria. otros servicios de Internet, al igual que lo ha hecho la educación virtual, a diferencia de la tendencia que siguen los mercados de abarcar todos los servicios posibles para el acercamiento a los clientes.

6. Hugo Fazio Vengoa, “La historia global”, 318. 7. Blanca Rodriguez Bravo, “Los repositorios de información, guardianes de la memoria digital”, Annales de documentación 10 (2007): 362.

1. Historia digital, memoria digital En términos archivísticos, la memoria digital se refiere básicamente a la conservación de los documentos digitales, producidos principalmente por organizaciones7. Esto ha implicado una relación bastante profunda entre la memoria y el archivo como

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conservador de la memoria nacional. El predominio del archivo y de la fuente escrita para el ejercicio de la historia ha hecho que se considere ésta como una memoria limitada, relacionada en buena medida con las instituciones estatales, los personajes relevantes y las organizaciones religiosas. Frente a esto se han elevado manifestaciones que rechazan el predominio de las fuentes almacenadas en los archivos y rescatan nuevas fuentes y personajes, siendo el mayor exponente de esta tendencia la denominada historia oral. Al igual que la historia oral, la historia digital parte de una fuente que no ha sido acumulada en los archivos históricos tradicionales —las fuentes digitales—, pero como lo dice su propia definición, “la historia digital es el proceso por el que los historiadores son capaces de utilizar las computadoras para hacer historia en formas que sería imposible hacerlo sin ellas”8. La historia digital no sólo se define por las fuentes que utiliza, sino además por la relación misma con la tecnología informática, con las bases de datos, la hipertextualización y las redes “para crear y compartir conocimiento histórico”9. De hecho, la relación entre historia oral e historia digital es tan estrecha que por lo general funcionan como tendencias afines, como en el caso del proyecto de historia oral de la Universidad de la Concordia, donde se aúnan la recolección de fuentes orales y la digitalización, acumulación y puesta en común de estas fuentes en video, audio y texto10. Sin embargo, un aspecto sobre el que no ha profundizado la historia digital, a diferencia de la historia oral, es el papel del rescate de la memoria que no subyace en el archivo histórico tradicional, y teniendo en 8. Orville Vernon Burton, “Americuenta que una parte importante de los proyectos de historia digican Digital History”, Social Science Computer Review 23: 2 (Summer 2005), tal tienen que ver con la recolección y conservación de documentos http://cort.as/0IO1 (consultado el digitales, es claro que debe existir una relación entre el documento 25/10/2010). digital y la memoria colectiva. Con relación a la historia oral, Renán 9. Center for History and New Media, “What is Digital History?”, http:// Vega resaltó la importancia de la oralidad en las culturas ágrafas chnm.gmu.edu/, (consultado el y de ésta para la construcción de su memoria, y añade que en las 25/10/2010). culturas populares, donde estarían inscritos los indígenas, grupos 10. Centre for Oral History and Digital Storytelling, Departamento de Histonegros, campesinos, ciertos sectores de la clase obrera, pobladoria de la Universidad de la Concordia, http://storytelling.concordia.ca/ res urbanos “marginales”, “la palabra sigue siendo la forma básica oralhistory/index.html (consultado 11 de comunicación” . Roy Rosenzweig, por ejemplo, señaló cómo la el 25/10/2010). memoria popular de Sandino se transmitió oralmente a través de 11, Renán Vega, “Las Fuentes orales y la enseñanza de la historia”, en Déjenos canciones, lo cual contribuyó a las alianzas políticas en torno a la hablar, profesores y estudiantes tejen lucha revolucionaria del Ejército Sandinista y del Gobierno revohistorias orales en el espacio escolar, eds. Renán Vega y Ricardo Castaño (Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional, 1999): 19.

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lucionario de inicios de los ochentas en Nicaragua, pero también señala cómo para los conservadores norteamericanos, el recuerdo de la amenaza comunista le permitió al Gobierno estadounidense perdurar en la batalla contra el ejército comunista de Vietnam del Norte, y legitimó el envío de contras para liberar a Nicaragua12. La historia oral ha estado relacionada ideológicamente con la memoria popular, en contraposición a la hegemónica, construida desde el archivo histórico tradicional, que sería el repositorio de los documentos producidos por las instituciones y los personajes que han jugado un papel dominante en la sociedad. Sin embargo, la historia digital no se ha declarado abiertamente partidaria de la recuperación de la memoria popular. El Center for History and New Media de la Universidad George Mason está dirigiendo un proyecto llamado Banco de Memoria Digital de Mozilla, un popular navegador web de código abierto y libre distribución, el cual tiene como objetivo “rescatar la historia de Firefox, Thunderbird, y de la comunidad entera de Mozilla”13. El problema radica en que aunque Firefox, Thunderbird y Mozilla son marcas registradas de la Fundación Mozilla, también representan una comunidad virtual que se identifica con los productos de dicha fundación y que asume una posición crítica frente a otras compañías, especialmente Microsoft y su navegador Internet Explorer. Esta comunidad se denomina a sí misma mozillians y firefoxers, e incluye a los desarrolladores y miembros ejecutivos de la Fundación Mozilla, a los contribuidores de mejoras y a los usuarios que se sienten identificados con el navegador. Estamos frente a una comunidad no necesariamente subalterna, por lo general estudiantes, profesores universitarios, desarrolladores de software e incluso miembros de comunidades políticas que apoyan el software libre como una manera de confrontar el “monopolio Microsoft”. En este sentido, ésta es una comunidad que no es económica o intelectualmente marginal, pero tampoco es hegemónica. Los usuarios de Mozilla son partidarios del código abierto, pero también de la gratuidad del producto, tienden a rechazar las rígidas leyes de derecho de copia y distribución afiliándose a licencias Creative Commons, con una débil capacidad de 12. Susan Benson, Stephen Brier y Roy Rosenzweig eds., Presenting the past, defensa legal, pero con un gran respaldo de la comunidad de usuarios. essays on history and the public (FilaOtro ejemplo es el Banco de Memoria Digital del Huracán Katrina delfia: Marho, 1986): xv. y Rita14, el cual tiene como objetivo contribuir “a los esfuerzos en 13. Mozilla Digital Memory Bank, “http:// mozillamemory.org/” (consultado el curso realizados por los historiadores y archivistas para conservar el 29/6/2010). registro de estas tormentas, mediante la recopilación de testimonios 14. Hurricane Digital Memory Bank, de primera mano, las imágenes en el lugar del siniestro, los mensajes “http://hurricanearchive.org/” (consultado el 29/6/2010). en blogs y los podcasts”15. Según sus creadores, Sheilla A. Brennan 15. Hurricane Digital Memory Bank, http://hurricanearchive.org/about (consultado el 29/6/2010).

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y T. Mills Kelly, con este banco de memoria digital querían demostrar “cómo tú puedes crear un archivo digital y fomentar la participación del público sin perder la integridad de la evidencia recolectada o comprometer la privacidad de un colaborador”16. Asimismo, Brennan y Kelly muestran cómo una de las innovaciones de este tipo de repositorios es el llamado a la construcción colectiva, que es lo que los hace particulares: “Cuando se construye un proyecto de recopilación digital, se entiende que éste existe en un lugar intermedio que hemos llamado Web 1.5. Podemos llamar al público a participar en la recolección y rescate del pasado, y solicitarle su colaboración para organizarlo mediante la creación de nubes de etiquetas que ellos mismos realicen, mientras, al mismo tiempo, podemos proteger todas sus contribuciones de la edición de terceros que puede ser contraria a una perspectiva que es diferente a la original. Y, por todas las potencialidades de la recolección en línea y la democratización del pasado, recordar que todo proyecto aún requiere de un gran esfuerzo de manos análogas en el oficio de la historia”17.

Volviendo a las comparaciones entre historia oral y digital, Andreas Doeswijk ha señalado una “enfermedad” de la primera, lo que ha denominado el memorialismo, “la simple conservación de lo anecdótico, pintoresco e aleatorio”18. Trasladando esta idea a la historia digital, los criterios de selección de la documentación o de los objetos digitales que se conservan en los repositorios de memoria digital son muchas veces tan ambiguos que es difícil saber si una imagen, video o cualquier otro objeto digital pueda ser realmente útil para 16. Sheilla A. Brennan, y T. Mills Kelly, “Why Collecting History Online is la conservación de la memoria colectiva de la Web, o simplemente Web 1.5”, en Center for History and sea un objeto acumulado que permanezca de manera irrelevante en New Media, Case Study, http://cort. as/0ION (consultado el 29/6/2010). los repositorios y archivos digitales. 17. Sheilla A. Brennan y T. Mills Kelly, En un reciente artículo publicado en Slate Magazine, el perio“Why Collecting”. Sin número de dista Christopher Beam analizó la decisión de la Biblioteca del página. Congreso de Estados Unidos de almacenar un archivo completo de 18. Andreas Leonardus Doeswijk, “Algunas reflexiones sobre la construcción los registros de la red social Twitter19. En el artículo, Beam resalta y el uso de las fuentes orales en historia”, Diálogos 5: 1 (2001): 124. la particularidad de esta iniciativa, ya que hasta el momento los 19. Christopher Beam, “#Posterity, How archivos han sido selectivos, aplicando uno de los principios de future historians will use the Twitter la archivística como la valoración y selección documental, de tal archives”, Slate Magazine, (20 de abril de 2010), http://www.slate.com/ manera que no termine en el archivo histórico documentación id/2251429/pagenum/all/ (consult20 que pueda considerase irrelevante . En la propuesta señalada por ado el 25/10/2010). Beam, todos los tweets, como se denominan los mensajes de menos 20. Jordi Serra Serra, “Valoración y selección de documentos electrónicos: principios y aplicaciones”, Revista Tria 12 (2005): 119-155.

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de ciento cuarenta caracteres compartidos en Twitter, son almacenados, lo cual, aunque representa una oportunidad para el historiador, también representaría todo un reto metodológico para enfrentar la inmensa nube de información que puede ser almacenada (aproximadamente cincuenta millones de tweets diarios). Los historiadores citados por Beam, entre ellos Daniel Cohen, Paul Freedman y Martha Anderson, asumen una posición positiva frente a la propuesta, pues en efecto es difícil saber cuáles serán los intereses de la historiografía en las próximas décadas. El ejemplo utilizado por Freedman es el del historiador interesado por la vida cotidiana, para quien un mensaje de ciento cuarenta caracteres alabando una cena de Kentucky Fried Chicken (o un navegador como Mozilla), acompañado de una fotografía del usuario antes de comerla “podría ser un documento histórico invaluable”. De esta manera, el historiador cambia de perspectiva, y antes de preocuparse por saber qué es posible conservar, se interesaría más en cómo conservarlo, de la misma manera que cualquiera consideraría insensato oponerse hoy día a la conservación de la sección de farándula, variedades o deportes de un periódico. Del mismo modo la historia digital considera que el papel del historiador es, como diría Martha Anderson, dar un orden discursivo al caos de la memoria, en este caso la memoria digital21. Un artículo del New York Times, que anunció la donación de los mensajes públicos de Twitter a la Biblioteca del Congreso, decía que “como un registro escrito, los tweets están bastante cerca de los pensamientos originarios. ‘Muchas de nuestras fuentes están escritas posteriormente al hecho, mediadas por la memoria (algunas veces una falsa memoria)’ dice [Amy Murrell] Taylor, ‘y los periódicos están mediados por editores. Los tweets te llevan directamente al momento [del hecho] de una manera que ninguna otra fuente lo hace, es por eso que es tan emocionante’”22. Taylor ha sido directora asociada del Centro para la Historia digital de Virginia23, el cual se ha dedicado desde 1998 a recopilar y volver accesibles fuentes históricas para los estudiantes de la 21. Christopher Beam, “#Posterity, How educación primaria y secundaria, y que abarca desde el primer future”. asentamiento de colonos ingleses en Virginia [Jamestown sett22. Randal Stross, “When History Is Compiled 140 Characters at a lement] hasta el movimiento de derechos civiles. Sin embargo, Time”, New York Times (30 de abril parece que la desconfianza por la mediación de la memoria le de 2010), http://www.nytimes. com/2010/05/02/business/02digi. hace olvidar a Taylor la mediación que representa la “publicihtml (consultado el 25/10/2010). dad” del pensamiento, “si estás mirando lo que alguien come 23. Virginia Center for Digital History, al desayuno, estás mirando también lo que alguien quería que http://www.vcdh.virginia.edu/ index.php?page=About (consultado vieras que estaba comiendo al desayuno”24. Esto es algo que de el 25/10/2010). 24. Christopher Beam, “#Posterity, How future”. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 82-103


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por sí implica el trabajo de verificabilidad, la crítica de la fuente, algo que es aceptado desde los tiempos de Marc Bloch. Cohen y Rosenzweig afirmaron en el 2006 que “todos nosotros tenemos la responsabilidad de garantizar que la nueva historia digital es una historia democrática, una que refleje muchas voces diferentes del pasado y del presente, que motive a cualquiera a participar escribiendo su propia historia, y que alcance a múltiples y diversas audiencias en el presente y el futuro”25. Así, la memoria digital no es tanto una memoria no mediada o subalterna. Es más bien una memoria democrática y globalizada, multicultural y multilingüística, más allá de los principios técnicos de la misma; es una historia construida por todo aquel que quiera participar y sepa cómo hacerlo. 2. La comunidad constructora del hipertexto La Web es un vasto paisaje de discursos, producidos tanto por instituciones y organizaciones, como por individuos y comunidades. La historia digital considera que los objetos digitales son el producto de la sociedad interactuando en la Web, de hecho, son manifestaciones de interacciones en la red, de un tipo especial de relación de los individuos con sus comunidades cotidianas y con aquellas con quienes construye una cotidianidad virtual a través de canales específicos como las redes sociales. La lectura y la escritura en una era audiovisual, donde los recursos electrónicos son dominantes, es una tema que desde hace décadas ha hecho parte del debate de historiadores de diversas latitudes. Dan Lacy, a principios de la década de los ochenta, se cuestionó con respecto al papel de la lectura y en general del libro en una era audiovisual y digital. En ese momento afirmó que “en nuestra década (1980) existe otra revolución, la de los computadores y de las tecnologías de los datos y la comunicación relacionadas con éstos […]. Los entusiastas de la nueva tecnología de la información creen que pueden reemplazar o disminuir el rol de una serie de industrias e instituciones como el periódico, el diario, el libro y la biblioteca”26. Sin embargo, Lacy añadió que “no cabe duda que los medios audiovisuales se han extendido y fortalecido, para una innumerable cantidad de personas existe una mayor conciencia con respecto a otras tierras, 25. Daniel J. Cohen y Roy Rosenzwieg, tiempos, ideas, ajenas a las propias”. Para Lacy, los medios audioDigital History. A guide to gathering, visuales eran una posibilidad de conectar experiencias que por preserving, and presenting the past on the web (Fairfax: GMU, 2005) http:// su alejamiento espacial y temporal no podrían ser reconocidas en chnm.gmu.edu/digitalhistory/ persona, y aunque pudiera considerarse en aquel momento que la finalthoughts/ (consultado el 25/10/2010). cultura impresa sería reemplazada por la digital, Lacy señala que 26. Dan Lacy, “Reading in an Audiovisual and Electronic Era”, Daedalus 112: 1 (invierno de 1983): 120.

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la revolución audiovisual y digital solamente complementaría la cultura impresa, “y la Lectura sobrevivirá vigorosamente como la forma de establecer un puente de significado, tanto humano como de pensamiento, entre nosotros y la totalidad más allá de nosotros mismos… entre nuestro presente, pasado y futuro”27. En 1999 Robert Darnton señaló el incumplimiento de la “profecía” de McLuhan, quien en 1962 en su libro La Galaxia Gutemberg habría considerado que la era digital terminaría llevando al libro a la extinción28. Para Darnton, la visión apocalíptica del fin del libro es por lo menos inherente a la misma existencia del libro electrónico, e incluso sería tan antigua como la misma idea de Memex de Vannevar Bush29. La visión de Darnton es pesimista en torno a las posibilidades del texto electrónico, e incluso construye su propio Memex para representar la posibilidad de un texto electrónico, el cual exigiría además una lectura particular, solamente que no utiliza la imagen de un escritorio como Bush, sino una pirámide donde cada piso contiene un tipo específico de discurso en torno a un mismo problema, y tal vez peca en olvidar o excluir al hipertexto como la forma narrativa de la Web. El libro electrónico es una digitalización del códice. Leer una versión electrónica de El Quijote de la Mancha no presenta otra diferencia mayor con la obra original que el soporte sobre el cual se presenta, y sin duda, es preferible el papel impreso que la versión digital. Como lo diría el presidente y consejero delegado de Microsoft, Even William Gates, “leer directamente de la pantalla es de lejos muy inferior que leer directamente del papel”30. Pero 27. Dan Lacy, “Reading in”, 127. el hipertexto no es un libro digital, es algo diferente tanto como 28. Marshall McLuhan, The Gutenberg el codex lo es del diploma; implica una nueva relación con el texto, galaxy: the making of typographic man (Toronto: University of Toronto una nueva lectura multidireccional, y ahora en la era Web 2.0, una Press, 1962). lectura creativa donde el lector puede incluso modificar el texto 29. El Memex fue un dispositivo futuricomo en un palimpsesto. sta diseñado en 1945 por Vannebar Bush, similar a un escritorio con Si el punto de referencia original del libro electrónico es el una pantalla, donde una persona almacenaría todos sus libros, regiMemex de Bush, el hipertexto tiene su mito original en el proyecto stros y comunicaciones, y estaría Xanadu, fundado por Ted Nelson en 1960, el cual concebía la creamecanizado de tal modo que esta persona pudiera consultar la inforción de un documento global con la totalidad de la información mación con rapidez y flexibilidad. disponible en el mundo. Ésta estaría contenida en una gran canVannebar Bush, “As we may think” Atlantic Magazine (julio de 1945), tidad de ordenadores conectados entre sí, y podría ser consultada http://cort.as/0IPM (consultado el gracias a una serie de enlaces o vínculos (links) entre los diferen25/10/2010). tes documentos31. El hipertexto fue definido por Nelson como “un 30. Robert Darnton, “The new age of the book”, The New York Review of Books cuerpo de materiales escritos o pictóricos interconectados de una 46: 5 (18 de marzo de 1999). 31. Theodor Nelson, Literary Machines (California: Mindful Press, 1981). 31

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manera tan compleja que ellos no pueden ser presentados o representados de manera conveniente en el papel”32. Esta definición sigue siendo aceptada por la mayoría y ha dado paso a derivaciones como la hipermedia, que no es otra cosa que los objetos multimediales interconectados33. Según Roger Chartier, es justamente este sentido del hipertexto el que cuestiona la noción misma de libro. Chartier además formula el término hiperlectura (hyperlecture) para asociar la forma particular de lectura que debe ser asumida al abordar el hipertexto. “El hipertexto y la hiperlectura [dice Chartier], transforman las relaciones posibles entre las imágenes, los textos asociados de manera no lineal por las conexiones electrónicas, así como las uniones realizables entre los textos fluidos en sus contextos y en número virtualmente ilimitado. En este modo textual sin fronteras, la noción esencial es la de lazo —unión, relación—, pensado como la operación que relaciona las unidades textuales desocupadas por la lectura”34.

El enlazamiento de forma de escritura y el proceso de unión de éstos en la lectura implican además una escritura colaborativa, tal y como lo ha señalado George P. Landow: “En un entorno hipertextual, todos los textos son escritos en colaboración, y ello de dos maneras. El primer elemento de la colaboración aparece al compararse los papeles de escritor y lector, ya que el lector activo colabora necesariamente con el autor para producir el texto a través de las opciones que escoge. El segundo aspecto de esta colaboración se manifiesta cuando se compara al escritor con otros escritores, es decir, el que está escribiendo ahora con la presencia virtual de todos los escritores ‘en el sistema’ que escribieron antes y cuyos escritos 32. Citado en Roy Rosenzweig, “The todavía permanecen”35.

Con la aparición de la Web 2.0, esta colaboración entre lectorescritor y escritor-escritor se vuelve aún más dinámica, ya que el sentido mismo del escritor cambia totalmente. En tanto la lógica del libro exige una relación directa entre el autor del libro y el libro en sí, la lógica del hipertexto de la Web 2.0 es que el texto es la plataforma, ya no solamente los enlaces o vínculos textuales, sino además una relación directa como coeditor y coautor relativamente anónimo del lector con el texto. El lector puede, bien inscribir su contribución directa editando el texto como permite el

Road to Xanadu: Public and Private Pathways on the History Web”, Journal of American History 88: 2 (Septiembre de 2001), http://cort.as/0IPh (consultado el 25/10/2010).

33. George P. Landow, Hipertexto 3.0. Teoría crítica y nuevos medios en la era de la globalización (Barcelona: Paidós, 2009): 25. 34. Roger Chartier, “Lecteurs et lectures à l’âge de la textualité électronique”, en Text-e. Le texte à l’heure de l’Internet, eds. Noga Arikha y Gloria Origgi (Paris: Bpi-Centre Pompidou, 2003), http://cort.as/0IQ0 (consultado el 31/03/2010). 35. George P. Landow, Hipertexto 3.0, 180.

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modelo Wiki, o bien puede contribuir a cuestionar o validar un texto, como en el caso del blog. De hecho, el sentido del hipertexto de la Web 2.0 es la escritura colectiva, el post, el tweet, el mensaje, están diseñados para que aquellos usuarios registrados dentro del sistema puedan aportar al texto en forma de comentario, o incluso con formas más simples haciendo clic en un botón que dice “me gusta” o “compartir”. Tim O’Reilly hizo un llamado al aprovechamiento de la inteligencia colectiva para generar nuevas estrategias de mercado, resaltando el efecto de red que estaban consiguiendo los sitios y productos más exitosos del momento, Wikipedia, Flickr, Cloudmark, pero además, mostrando cómo buena parte de la infraestructura de la Web ha sido creada por la participación colectiva de usuarios de todo el mundo que acceden al código abierto de ciertas tecnologías como Linux, Apache, MySQL, y a los lenguajes Perl, PHP y Python de varios servicios de Internet36. Esta forma de inteligencia colectiva es la que construye el hipertexto actual continuamente; de esta manera, ya no existe una dicotomía clara entre creadores y lectores, aquel que ahora está descargando un archivo de audio, mañana estará contribuyendo con un video en YouTube; miles de personas publican sus artículos y producciones en Scribd, sin otra medida de su efectividad más allá del conteo estadístico de visitantes y descargas o de comentarios de los usuarios. Si la historia digital tiene como objetivo garantizar una historia democrática, hay que tener en cuenta lo que afirmaron Kenneth Dowlin y Eleanor Shapiro a finales de los noventa: “La clave del futuro de una sociedad democrática yace en la habilidad de sus ciudadanos de recrear el sentido de comunidad con propósitos socialmente comunes. Esto es cierto tanto para los vecindarios y las ciudades como para las comunidades que van más allá de las fronteras geográficas, como son aquellas formadas en Internet”37. Tenemos entonces comunidades supraterritoriales, que al igual que las vecinales, construyen identidades y memorias particulares expresadas de forma hipertextual y multimedial en la Web. Y es deber de la historia digital generar los mecanismos para que las comunidades globales puedan conservar, recrear y producir sus historia, su memoria y su identidad. 36. Tim O’Reilly, “What is Web 2.0?”. 37. Kenneth E. Dowlin y Eleanor Shapiro, “The Centrality of Communities to the Future of Major Public Libraries” Daedalus 125: 4 (Fall 1996): 176. 38. Entre las referencias más recientes está el libro de Alejandro Piscitelli, Iván Adaime e Inés Binder comp. El proyecto Facebook y la posuniversidad (Madrid: Ariel, 2010).

3. Redes sociales e historia Facebook se ha convertido en un fenómeno que ha llamado la atención de, sobre todo, lo pedagogos, algunos de los cuales han entendido este servicio como un sistema operativo de aprendizaje que podría funcionar en términos pedagógicos, al construir entornos abiertos de aprendizaje38. En este sentido, existe un cierto

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número de educadores que han encontrado aquí una opción para manejar discusiones en línea y mantener una comunicación más directa y cordial con sus estudiantes, de los cuales algunos son docentes de asignaturas de historia, sobre todo las relacionadas con materiales audiovisuales como la historia del arte o de la arquitectura39. “Fotos de Bucaramanga (antiguas, modernas, actuales)”40, es un grupo que se creó, tal como afirma su administrador, con fines de entretenimiento. Sin embargo, ha logrado acumular un número cercano a las mil doscientas fotografías, buena parte de ellas que fácilmente pueden servir como fuente documental. Más allá de lo que este grupo en especial pueda significar, existe el hecho de que este tipo de redes permite el desarrollo de pequeños repositorios de documentos que pueden significar el rescate documental que permanece en los álbumes familiares, y que por el mismo sentido de la red social son compartidos por lo usuarios. Incluso, este repositorio informal se retroalimenta de otros grupos, como por ejemplo “Clásicos de la Publicidad Colombiana”41, el cual contiene más de mil quinientas imágenes relacionadas con la publicidad de productos colombianos, sobre todo de las décadas del ochenta y el noventa. Este tipo de grupos permiten garantizar en buena medida la desaparición de material documental, más aún cuando el álbum digital se viene convirtiendo en un elemento tanto común como efímero, y aunque la publicidad es un elemento fácilmente accesible a través de los periódicos, este tipo de repositorios informales permite una indexación y cierto nivel de sistematización42. Otro aspecto importante en términos de la historia es que estos materiales son públicos. Con sólo unirse al grupo se está al alcance de los objetos digitales que éste contiene, así como puede contribuir con el repositorio, ya que por lo general la acción del usuario va en un nivel multidimensional de interacción, donde puede consultar, des39. Cfr: Historia de la Arquitectura. Arq. Rodolfo de Liechtenstein., página de cargar, etiquetar, contribuir, comentar, discutir, agregar enlaces, Facebook, http://cort.as/0IQ1 (consultado el 18/05/2010); Historia de contactar usuarios, enviar mensajes colectivos, etc. la Comunicación Publicitaria, página Esta publicidad de los repositorios informales es su mayor de Facebook, http://cort.as/0IQ2 (consultado el 18/05/2010). ventaja y su punto más débil a su vez. Por un lado, se enfrenta el 40. Grupo de Facebook, http://cort. factor veracidad y verificabilidad de la fuente. La fotografía puede as/0IQ3 (consultado el 18/05/2010). ser manipulada al estar en medio digital y ser cada vez más fácil 41. Grupo de Facebook, http://cort. la manipulación digital a través de cientos de programas freeware as/0IQ4 (consultado el 18/05/2010). y de pago que se distribuyen y descargan de la Internet. Cohen y 42. Sobre la fragilidad de los medios digitales y su conservación, KlausRosensweig afirman: “Cuando pones en línea tu historia, estás Dieter Lehmann, “Making the Traningresando a un ambiente menos estructurado y controlado que sitory Permanent: The Intellectual Heritage in a Digitized World of Knowledge”, Daedalus 125: 4 (Fall 1996): 307-329.

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la historia monográfica, la revista escolar, el museo de historia, o el salón de clases de historia. Esto puede acarrear implicaciones tanto positivas como negativas”. En este contexto, donde cada visitante es a la vez un participante, las cuestiones relacionadas con la calidad, la autenticidad, la autoridad y, sobre todo, la confianza, pasan de nuevo a un primer plano, muy similar al paleontólogo que desconfía de cada posible muestra de una nueva especie revelada por un cazador de dinosaurios43. Por otra parte, recuerda en buena medida lo dicho por Rosenzweig respecto al Internet Archive: “La existencia del Internet Archive depende en buena medida de los intereses y energía de un individuo en particular, y el material con derechos de autor recopilado se encuentra en un terreno legalmente frágil. Se ha puesto el futuro del pasado —tradicionalmente visto como un patrimonio público— en manos privadas”44. En este mismo sentido, los grupos de Facebook tienen una vida limitada a la permanencia del autor en la red, de su ánimo individual o de los miembros del grupo para alimentar el repositorio de imágenes u otros objetos digitales, pero además corre el riesgo de ahogarse en el mundo de grupos que un usuario de Facebook puede tener (y esto en el caso de manejar un solo perfil). Un grupo de Facebook puede ser un remedio para la escasez, pero así mismo estar en medio de la abundancia, donde la búsqueda en un mar de objetos digitales se vuelve cada vez más compleja. En caso de desaparecer el autor, el esfuerzo colectivo simplemente desaparece con él y difícilmente podrá ser recuperado al ser sobre escrito en bases de datos con cada vez más necesidad de espacio; propuestas como el Internet Archive difícilmente podrían acumular dichos objetos, en primer lugar porque así como existe una gran cantidad de material que puede tener un valor histórico y cultural, existen muchos objetos sin mayor importancia que la dada por un pequeño grupo de amigos. Pretender acumular solamente los datos relevantes de manera automática es algo con lo cual no es posible enfrentarse en la actualidad. De esta manera, el investigador depende en buena medida de acciones sociales como el marcado y etiquetado de objetos textuales y multimedia, así como la permanencia en la red. Al ser Facebook un servicio con un margen sumamente amplio que restringe solamente aquello que pueda considerarse ofensivo o ilegal, la búsqueda de grupos y páginas dentro del servicio que 43. Daniel J. Cohen y Roy Rosenzweig, puedan ser útiles a través de palabras claves es una tarea dispenDigital history. http://chnm.gmu.edu/ digitalhistory/introduction/ diosa. En un ejercicio se utilizó la palabra de búsqueda “historia”, 44. Roy Rosenzweig, “Scarcity or restringida a páginas, lo cual arrojó una cifra superior a quinientos Abundance? Preserving the Past in resultados. De éstos, solamente sesenta y tres pueden considerarse a Digital Era”, American Historical Review 108: 3 (June 2003): 735-762. Disponible online en: http://cort. as/0IQ6 (consultado el 18/05/2010).

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como relacionados con la historia y la historiografía. Las páginas que predominan son aquellas relacionadas con la historia de un sitio, generalmente un pueblo, del cual un usuario es habitante o nativo; le siguen las páginas de revistas especializadas, aunque por lo general tienen un carácter divulgativo como La Aventura de la Historia, del grupo Unidad Editorial, y MUY Historia del grupo editorial GyJ, ambos españoles. En este sentido, las editoriales de revistas divulgativas han encontrado en Facebook un espacio para el marketing, en tanto las revistas especializadas que tienen como base el idioma español, no han encontrado en este servicio un espacio útil para la divulgación, promoción o convocatoria a sus colaboradores. Si se tiene en cuenta que la perspectiva es similar en el idioma inglés, el cual puede considerarse como el idioma que domina la Web y la Internet45, en lo que Roger Chartier ha denominado como el imperialismo ortográfico del idioma inglés en la Internet46, la perspectiva de la búsqueda de información relevante en Facebook después de haberse acumulado es bastante compleja. Al ser los criterios de indexación tan amplios, es posible que los objetos digitales que pueden ser sometidos a acumulación, catalogación o vincularse a una investigación historiográfica simplemente no puedan hallarse en un futuro, a menos que se construyan estrategias metodológicas para la búsqueda y análisis de la información que permanece en las redes sociales, primordialmente Facebook y Twitter. 4. El archivo infinito En diciembre de 1995, William J. Turkle definió a la Web como “un archivo que está en constante cambio y tiene una eficacia infinita”47. Denominó a su proyecto Digital History Hacks, según él, inspirado por la concepción de Tim O’Reilly de Hacking, quien habría utilizado el término de una manera positiva para denominar a aquellos “innovadores que exploran y experimentan, descubren atajos, crean herramientas útiles, y llegan a cosas divertidas por sí mismos”48. Según Turkle, los historiadores han encontrado y contribuido al diseño de algunas herramientas bastante eficientes para la recopilar la historia presente en la Web, como es el ejemplo de Omeka, un Sistema de Manejo de Contenidos para el desarrollo de repositorios o bancos de memoria digital desarrollado por el Centro para la Historia y los Nuevos Medios (chnm), pero no han desarrollado un sistema para hacer búsquedas

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45. Internet World Stats, “Internet World Users by Language”, datos relacionados hasta el 31 de diciembre de 2009, disponible en: http://www. internetworldstats.com/stats7.htm (consultado el 18/05/2010). 46. Roger Chartier, El presente del pasado. Escritura de la historia, historia de los escrito (México: Universidad Iberoamericana, 2005): 202. 47. William Turkle, “Digital History Hacks”, entrada en el blog Digital History Hacks (2005 – 08) Methodology for the Infinite Archive (consultado el 18/12/2005), http://digitalhistoryhacks.blogspot.com/2005/12/digitalhistory-hacks.html (consultado el 25/10/2010). 48. O’Reilly Media, “Hacks, a clever solution to an interesting problem”, http://oreilly.com/hacks/ (consultado el 25/10/2010).


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históricas, ya no solamente en los repositorios y bancos de memoria digital, sino en el archivo infinito que representa la Web. El señalamiento de Turkle es bastante coherente, más aún teniendo en cuenta que el debate por la conservación ha dejado de lado el debate por la búsqueda metodológica de fuentes, pate fundamental del oficio del historiador. En un reciente debate organizado por la American Historical Asociation, Daniel Cohen, director del chnm, y Paul Diguid, profesor de la Universidad de California en Berkeley, se enfrentaron en torno al proyecto de digitalización de libros de Google. Cohen realiza una defensa del proyecto y arguye que es una posibilidad de acceder a una gran cantidad de libros directamente de un ordenador con conexión a Internet; Diguid resaltó en cambio que, aunque el proyecto Google Books es interesante, la incorrecta clasificación en fechas, lugares y temáticas de las obras hace que este proyecto sea cuestionable; además, dice, el argumento de no tener que ir a las bibliotecas para realizar las consultas es algo que debería avergonzar a un estudioso49. Cohen ha resaltado en varias ocasiones su apoyo al proyecto de digitalización de libros de Google50, e incluso ha dedicado un capítulo del libro realizado con Roy Rosenzwieg, Digital History, a la forma como debería digitalizarse un libro51; en tanto, Diguid ha sido señalado permanentemente como un neo-ludita por sus cuestionamientos a la digitalización de la cultura impresa. El debate sobre la digitalización de la cultura escrita y su puesta en común por manos privadas en espacios digitales es solamente una nueva forma del ya viejo debate sobre la desaparición del libro. Robert Darnton ha estado pronunciándose al respecto permanentemente solicitando el control por parte del Congreso de los proyectos de digitalización tipo Google Books, con el fin de evitar que la cultura impresa, que es una propiedad de la nación, quede 49. Scott Jaschik, “Is Google Good en manos de empresas supranacionales sin reglamentación, las for History?”, Inside Higher Ed, cuales entran en constantes pleitos legales relacionados con dere(consultado el 08/01/2010), http://www.insidehighered.com/ chos de autor, distribución y propiedad intelectual52. Sin embargo, news/2010/01/08/google aún no existe una mayor preocupación por la forma de abordar el 50. Daniel Cohen, “Is Google Good for archivo infinito, enfocándose en la desaparición de la biblioteca, History?”, Dan Cohen’s Digital Humanities Blog, http://www.dancohen. del libro, de la cultura impresa. org/2010/01/07/is-google-good-forTurkle, quien ha sido uno de los pocos historiadores que se history/ ha enfocado en el problema de la búsqueda razonada de fuentes 51. Daniel J. Cohen y Roy Rosenzwieg, Digital history, http://chnm.gmu.edu/ históricas en la Web, ha encontrado en el método de la minedigitalhistory/digitizing/2.php ría de datos una posibilidad de enfrentar el caos y permanente 52. Robert Darnton, “Google and the cambio de la información de la Web, no sólo la acumulada en los New Digital Future” The New York Review of Books (17 de diciembre de 2009), http://cort.as/0IQ7 (consultado el 25/10/2010).

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repositorios digitales, sino además aquella que se produce y archiva autónomamente por la obra de servicios sociales o en alojamientos virtuales alquilados por usuarios particulares. La minería de datos no es un método que provenga de la historia y ni siquiera de las ciencias sociales: es un conjunto de técnicas que tienen como base la inteligencia artificial y el análisis estadístico, utilizada sobre todo por los estudios de mercado para las empresas53. Comprende dos extensiones importantes: la minería web y la minería de textos. Con respecto a la primera extensión, ésta tiene un dominio de extracción de conocimiento que interesaría a los historiadores, como sería la minería de contenido web, un proceso de extracción de conocimiento del contenido de documentos o sus descripciones54. La minería de textos se considera como una forma de la minería de datos que “permite la extracción de conocimiento de grandes repositorios de información, estructurada o no, en formato texto. El objetivo es […] descubrir patrones de comportamiento no visibles y nuevo conocimiento dentro de una colección documental”55. Antes que entrar a profundizar sobre esta técnica, lo que se quiere resaltar es la tendencia de los historiadores a acercarse cada vez más a la tecnología, a la informática específicamente y a la estadística, tal y como lo hicieron en tiempos pasados con la economía, la demografía y otras ciencias auxiliares en la cliometría. William Turkle es visto como “uno de los académi53. Luis Paulo Vieira Braga, Luis Iván Ortiz Valencia y Santiago Segundo cos más osados en este mundo de la historia digital56”, debido tal vez Ramírez Carvajal, Introducción a a que es uno de los que se acerca en mayor medida a la programala minería de datos (Río de Janeiro: E-papers, 2009): 11-12. ción informática, tanto así que escribió junto con Adam Crymble y 54. Anthony Scime ed. Web mining: Alan MacEachern un hipertexto llamado The programming historian, applications and techniques (Londres: algo así como “El historiador programador”. En este hipertexto de Idea, 2005): VI. acceso abierto, Turkle, Crymble y MacEachern animan a los histo55. Fermín Ezquer Matallana y José Manuel Castellano Delgado, B2S “Big to riadores a iniciar la adquisición de competencias para programar Small” (Oleiros: Netbiblo, 2010): 22. en lenguaje Python, aunque se parte del presupuesto de que el 56. Anaclet Pons, “Los retos de la historiador que se acerca al hipertexto no posee conocimientos historia digital” entrada de blog Clionauta: blog de historia. Noticias previos respecto a la programación y tiene solamente un manejo sobre la disciplina (3 de diciembre de funcional de los ordenadores e Internet. La idea del libro es que 2008), http://clionauta.wordpress. com/2008/12/03/los-retos-de-lael historiador aprenda a programar y a manejar herramientas de historia-digital/ (consultado el acceso libre y código abierto como Zotero, Firefox y Smile mientras 25/10/2010). realiza su trabajo de investigación, pero que además contribuya al 57. William Turkle, Adam Crymble y Alan MacEachern, The prograhipertexto para mejorarlo, de una manera muy similar a como se ming historian (NiCHE: Network in construye el software libre57. Canadian History & Environment, 2a edición, 2009), http://niche-canada. org/programming-historian/1ed/ about (consultado el 25/10/2010).

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Es difícil ver a un Darnton o a un Chartier tratando de programar en Python mientras realizan sus estudios de historia de la cultura, pero sería difícil abordar un trabajo sobre la historia de la cultura digital sin utilizar por lo menos algunas herramientas propias de la Web y de la informática. Hace poco menos de dos décadas, los historiadores pasaron de manera lenta y renuente a utilizar procesadores de texto y tablas de datos para su oficio. Poco a poco, el ordenador y el software se han convertido en herramienta herramientas fundamentales en el procesamiento de la información histórica. Asimismo, se ha desarrollado software que sirve de manera muy específica para el trabajo del humanista en general, como Atlas.Ti o Nvivo, pero tal vez en muy pocas ocasiones los historiadores están tan pendientes de generar desarrollos tecnológicos donde ellos mismos formen parte del diseño e implementación de proyectos de base tecnológica, como es el caso del software y los sistemas de manejo de contenidos en la Web. En definitiva, es clara una cosa: en el archivo infinito, donde estamos inmersos con un solo clic, difícilmente podremos investigar armados solamente de un lápiz y un papel. 5. A modo de conclusión. La historia digital ¿una ciberhistoria? Quisiera concluir este artículo mencionando un término que podría considerarse polémico, aunque aún no está planteado en el contexto de la disciplina historiográfica. En cierta medida, la historia digital puede acercarse al sueño ciberpunk de una sociedad inmersa en la tecnología y la virtualidad, en el momento en que la historia que pueda reconocerse sea aquella que se presente a través de la Web o de su desarrollo futuro. William Gibson, autor de la novela considerada el mito original del ciberpunk, el Neuromante, afirmó: “Todo aquel que trabaja con ordenadores parece desarrollar una fe intuitiva de que existe cierto espacio real tras la pantalla”58. ¿Hasta qué punto un historiador digital es una especie de ciberhistoriador que amplía el número de sus fuentes hasta un número casi infinito, pero está en un nuevo aislamiento, retornando a la crítica que hacía Bloch al historiador adorador de las fuentes como anticuario?59 De cierto modo, una historia digital podría representar una vida virtual, una reconstrucción de alter egos, de avatares y nicknames, lo cual es un futuro poco promisorio para una historia que solamente podría responder a problemas de una realidad virtual ciberespacial. En este sentido, la historia del hombre mitad máquina mitad 58. William Gibson, citado en Sherry Turkle, La vida en la pantalla: la ser humano podría convertirse en una realidad, pero asimismo, construcción de la identidad en la se convierte en un reto para el historiador digital. Este sino tráera de Internet (Barcelona: Paidós, 1997), 333. gico de una historia deshumanizada se sintoniza con el futuro

59. Marc Bloch, Apología por la historia o el oficio del historiador (México: Fondo de Cultura Económica, 2001): 71.

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de cierta manera oscuro propuesto por la subcultura ciberpunk, una elevación de la máquina sobre una decadencia de lo humano. A pesar de toda la confianza respecto a la tecnología y la comunicación generada por Internet, aún se tiene un cierto valor por lo que lo digital representa de lo social. La dicotomía entre virtualidad y sociedad no se puede sustentar en términos de ficción y realidad, sino en una figuración específica de la sociedad misma. Acorde con la sociología de Norbert Elias60, la virtualidad no puede entenderse si se separa de ella al ser humano, si no se comprende al avatar como un ser humano que construye byte por byte un objeto ideal de sí mismo que interactúa de una manera deseada y con unas normas especiales —que tal vez no pueda cumplir en la realidad, como comprar en una cibertienda, volar de un mundo a otro e incluso estudiar en una universidad que físicamente se encuentra al otro lado del océano. Un repositorio de memoria digital es aún algo que se entiende como proveniente de un aspecto de la vida cotidiana, como por 60. Norbert Elias, Sociología fundamental (Barcelona: Gedisa, 1982). ejemplo el archivo de mensajes, imágenes y registros del once de sep61. http://911digitalarchive.org/, tiembre de de 2001 o del Huracán Katrina61; o la recolección de fuente http://www.hurricanearchive.org/ oral acumulada en el proyecto Bracero, que acopia los testimonios 62. http://braceroarchive.org/, un de los inmigrantes mexicanos que ingresaron a Estados Unidos por resumen del Proyecto Bracero puede consultarse en Esperanza García y 62 el Proyecto Bracero de 1942 a 1964 . Antes que construir una alter García, El movimiento chicano en el paradigma del multiculturalismo de memoria o una ciberhistoria, la historia digital explora las maneras los Estados Unidos (México: unam, como la Web puede ser utilizada para construir colecciones signifiUniversidad Iberoamericana, 2007): 209-212. cativas de materiales históricos en formato digital [born digital], tales 63. Daniel J. Cohen y Roy Rosenzwieg, como “recuerdos en primera persona, correo electrónico, imágeDigital History, http://chnm.gmu. nes digitales y videos de los acontecimientos de la historia reciente edu/digitalhistory/introduction/ [recent memory]”63. 64. Solamente se encontró una corta discusión en torno a esto en el blog La conservación posible de materiales históricos producidos en Hablemos de Historia, Mario Roberto espacios virtuales como Second Life (sl) podría considerarse como Molina, “Historia digital y Second Life, ¿será posible?” (consultado una posible recopilación de una cibermemoria. Sin embargo, aún no el 28/11/2007), http://hablemosdehistoria.com/archivos/historiaes claro de qué manera un espacio como sl podría generar memoria digital-y-second-life-sera-posible/ 64 digital , pues es básicamente un chat en tercera dimensión, y por más (consultado el 28/06/2010). afán del historiador por acumular rastros de interacciones humanas, 65. Existe un sitio bastante curioso que acumula las grabaciones de las es claro que a pesar del tiempo nadie ha logrado acumular interacdiferentes compañías de teléfonos 65 ciones tales como las conversaciones telefónicas . Por ello, aunque de Estados Unidos, tanto de servicios fijos como móviles, las cuales pueden parezca que se está acumulando todo lo posible en el archivo infiser escuchadas y descargadas en nito de la Web, existen muchas interacciones que no se almacenarán; formato .wav y .mp3: Phone Recording Archive, http://www.payphone-directory.org/sounds.html (consultado el 28/06/2010).

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memorias que seguirán siendo personales, galerías de fotos privadas, perfiles que no se puedan acceder de manera pública, datos protegidos, escritos descargables por pago, etc. De ser posible un archivo de Second Life, ¿por qué este no habría de reconocerse de un modo particular, tal y como se leen las historias del Olimpo, las leyendas medievales o las historias de los orígenes de los nativos americanos? No porque Second Life sea una religión, sino porque así como aquellos relatos de la antigüedad, sl hoy es una muestra de una representación de la realidad, con la diferencia de que no se utiliza el relato mítico, sino las interacciones y los alter egos. Son figuraciones digitales construidas con reglas muy similares a las de la sociedad tradicional, pero de una manera más abierta. La historia digital confronta la ciencia histórica con las figuraciones digitales, con las relaciones e interacciones que se generan en la red, así como con los objetos que son construidos en la misma; formula estrategias para la minería de datos textuales, contribuye con la creación de un hipertexto histórico y, ante todo, permite que el relato histórico se empodere a través de su apertura y publicidad. En este sentido, la historia digital no sólo propone un método, sino además un cambio drástico en la ciencia histórica para adaptarse a la memoria digital. Es tiempo para los historiadores de enfrentar el futuro.

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Artículo recibido: 7 de 2010; aprobado: 15 de diciembre de 2010; modificado: 17 de diciembre de 2010.

diciembre de

La heurística digital y el estudio histórico de los procesos de globalización

The digital heuristic and the historical study of the processes of globalization

Resumen

Abstract

El presente artículo reflexiona sobre la pertinen-

This article reflects upon the pertinence of digital

cia de las fuentes digitales para el estudio de

sources for the study of the political, economic,

los procesos de globalización, en su dimensión

social, and cultural processes of globalization. After

política, económica, social y cultural. Presentando

presenting some basic themes related to these

algunos temas básicos relacionados con tales

processes, it provides various illustrative examples

procesos, plantea ejemplos ilustrativos de los

of the contributions that telematic documentation

aportes que ofrece la documentación telemá-

offers as a specific product of global culture and as

tica en cuanto producto específico de la cultura

a heuristic input that permits its analysis. It also

global y en cuanto insumo heurístico que permite

issues a word of caution regarding the diversity

analizarla. Advierte, asimismo, sobre la diversidad

and heterogeneity that characterize the archives of

y heterogeneidad que caracteriza a los registros

cyberspace which, besides residing in repositories

del ciberespacio, que además de conservarse en

different from traditional archives, have different

repositorios diferentes a los archivos tradicionales,

formats and content than historians are generally

poseen formatos y contenidos distintos a los que

accustomed to.

el historiador se encuentra habituado.

Juan Andrés Bresciano Lacava

Palabras clave

Key Words

Globalización, documentos digitales, investigación

Globalization, digital documents, historical

histórica

research.

Licenciado en Ciencias Históricas (Orientación Historiología) por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República (Montevideo, Uruguay). Estudiante del Doctorado en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Profesor Agregado (Grado 4) del Departamento de Historiología de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación en la Universidad de la República (Montevideo, Uruguay). Sus últimas publicaciones son: comp., El tiempo presente como campo historiográfico. Ensayos teóricos y estudios de casos (Montevideo: Ediciones Cruz del Sur, 2010); La Historiografía en el amanecer de la cultura digital. Innovaciones metodológicas, discursivas e institucionales (Montevideo: Ediciones Cruz del Sur, 2010), y Ciencias Auxiliares de la Historia. Guía crítica de recursos electrónicos (Montevideo: Maat Ediciones, 2010). jabresciano@fhuce.edu.uy

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Introducción El análisis en dimensión diacrónica de las sociedades humanas comprueba que desde los primeros grupos paleolíticos hasta el presente, todas las comunidades históricas han conocido diferentes grados de interdependencia. La existencia de redes de intercambio de bienes de prestigio entre los pueblos ágrafos así lo demuestra para los tiempos prehistóricos. Algo semejante acontece con las redes de comercio de bienes suntuarios entre los primeros imperios del mundo antiguo; por ellas se trasladan no sólo los objetos valiosos que consumen los grupos privilegiados, sino las innovaciones tecnológicas y las creencias religiosas y filosóficas. No permanecen ajenos a estas redes los intercambios bióticos: especies animales y vegetales, virus y bacterias circulaban por Eurasia, junto con los mercaderes, transformando las economías y causando, en algunas ocasiones, verdaderas pandemias. La primera expansión europea de los siglos xv y xvi, genera nuevas interdependencias, en el marco de un capitalismo mercantil naciente, que desde su centro en Europa occidental subordina —a partir de vínculos asimétricos— a América y a ciertas regiones costeras del África, del Asia meridional y oriental. La segunda Ï Este artículo es resultado del expansión de Occidente, que se desarrolla desde fines del xviii hasta proyecto que el autor desarrolla en el ejercicio de su Dedicación la Primera Guerra Mundial, obedece a un capitalismo industrial Total, y que se titula: El análisis histórico-documental y los recursos maduro, que termina imponiéndose en todas las regiones del plainformáticos. Es financiado por el neta. Estructurado a partir de una economía de mercado y de una Régimen de Dedicación Total, que la Universidad de la República forma de organización política que reconoce al Estado nacional (Montevideo, Uruguay) concede como su unidad básica, ese capitalismo conoce fases alternantes de a sus docentes en razón de su trayectoria académica y del plan librecambio y de proteccionismo1. de actividades de investigación y A partir del colapso del régimen soviético y del fin de la Guerra de enseñanza que presenta. Fría, se inicia un período en el que las tendencias de liberalización 1. Véase J. R. McNeill y William McNeill, Las redes humanas. Una Historia global del mundo (Barcelona: Critica, 2004).

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económica imperan en la mayor parte del planeta, al menos por una década. Se trata de una liberalización que promueve la reducción de las barreras arancelarias, las privatizaciones masivas de las empresas estatales, la desregulación administrativa, la flexibilización laboral y la reducción de los costos que conlleva el Estado de bienestar. Sus críticos la presentan como una forma de integración de las economías nacionales en una economía mundial desequilibrada e inicua, en la que las compañías transnacionales y algunos países centrales resultan sus principales beneficiarios. Para algunos autores, esta apertura de los mercados nacionales al capital transnacional, así como la profundización de un comercio internacional con escasas barreras, constituye la expresión emblemática de la globalización, en cuanto forma de interdependencia histórica características de estos tiempos2. Sin embargo, el término globalización adquiere hoy en día un significado mucho más amplio, pues designa a procesos de integración que involucran a los Estados, los mercados, las sociedades y las culturas. En un plano estrictamente tecnológico, esa interdependencia consiste en el desarrollo de un sistema de comunicaciones y de transportes que posibilita una conectividad mundial sin precedentes. Ocupan un papel protagónico la aparición de Internet, de la telefonía celular y de la televisión satelital, que rápidamente se expanden a escala mundial. En el plano económico, la integración de las economías locales y nacionales en un mercado internacional que tiende a la desregulación, permite a los consumidores el acceso a una diversidad inusitada de productos y servicios, pero provoca, simultáneamente, la ruina de productores que no se encuentran en condiciones de competir en un mercado mundial profundamente asimétrico3. En el plano político, la globalización se presenta como una tendencia pautada por la conformación de entidades regionales supraestatales, el surgimiento de instituciones internacionales que resuelven disputas y administran justicia, y la universalización de ciertos derechos y deberes. En el plano social, las migraciones actuales y la proliferación de formas asociativas que desdibujan las fronteras estatales, revelan el impacto que tiene en los vínculos humanos la conectividad promovida por los avances tecnológicos. Finalmente, en el plano cultural la aparición de un ciberespacio en el que circulan contenidos mutimediáticos de todas las procedencias geográficas, y la consolidación de una 2. Véase Samir Amín, El capitalismo civilización audiovisual basada en el entretenimiento, ponen de en la era de la globalización (Barcelona: Paidós, 1999). manifiesto cambios históricos mundiales cuyos efectos en el largo 3. Véase Richard Sennet, La cultura plazo son objeto de permanente debate4. del nuevo capitalismo (Barcelona: En su conjunto, estos procesos de globalización acontecen Anagrama, 2006), capítulo 3. en décadas recientes. Por lo tanto, su abordaje en perspectiva 4. Véase Manuel Castells, La Era de la información. Economía, sociedad y cultura (Madrid: Alianza, 1998), vol. i, capítulo 2.

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diacrónica no puede servirse de las fuentes tradicionales a las que acude el investigador del pasado. En cada uno de estos procesos, las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (tic), se encuentran involucradas doblemente: por una parte, influyen, inciden o directamente generan (desde un punto de vista material o infraestructural) las nuevas interdependencias; por la otra, producen los registros que dan cuenta de ellas. Surge así un universo heurístico digital que ilustra los caminos que la globalización transita, y que se convierte en un insumo metodológico fundamental en la investigación de estos temas. El presente artículo procura poner de manifiesto la significación teórico-metodológica de ese universo heurístico para el análisis de algunos de los procesos que signan los tiempos actuales. 1. Globalización política A pesar de que la apertura de las economías al comercio mundial y al capital trasnacional erosiona el poder decisorio y la propia soberanía de los Estados nacionales, el orden político que prevalece en el planeta sigue estructurándose a partir de ellos. Las fuerzas globalizadoras les imponen desafíos sucesivos, a los que responden con modalidades novedosas de integración política (las uniones regionales), con la internacionalización de los marcos jurídico-administrativos, y con la puesta en práctica de lo que se ha dado en llamar el gobierno electrónico. Por otra parte, esas mismas fuerzas transformadoras motivan conflictos inéditos, que ya no enfrentan a los Estados entre sí, sino con nuevos agentes históricos. 1.1. Procesos de integración Desde la conformación de una sociedad política internacional (basada primero en Estados dinásticos y luego en Estados nacionales), se han sucedido los intentos por institucionalizarla. La Organización de las Naciones Unidas constituye en el presente la entidad que con sus contradicciones, limitaciones, fragilidades y desequilibrios representa al conjunto de esa sociedad política internacional. Los programas y los organismos que dependen de la onu se vinculan con la preservación de la paz, la defensa de los derechos humanos, la asistencia humanitaria y la promoción del desarrollo económico, social, cultural y científico. Aunque la eficacia de tales iniciativas es objeto de controversia, éstas se presentan como expresión de verdaderas políticas de carácter mundial. En tiempos recientes, la Declaración del Milenio (para algunos, una mera declaración de intenciones) puede citarse como un ejemplo de la formulación de metas y de estrategias globales para superar los problemas que enfrenta la humanidad. En

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cualquier caso, el estudio histórico de estas actuaciones se beneficia significativamente con la edición digital y la divulgación telemática de buena parte de la documentación que atañe a tales programas y organismos, así como con la información estadística que los mismos recaban. De especial interés para el historiador resulta la consulta del servicio denominado UN Statistics Division, Statistical Databases, que proporciona información demográfica, económica, social y cultural sobre la totalidad de los países5. En lo que atañe a la internacionalización de ciertos marcos jurídicos básicos, el nacimiento de la Corte Penal Internacional (cpi) supone un hito de relevancia incuestionable, a pesar de la oposición que recibe de potencias mundiales o regionales, entre las cuales figuran Estados Unidos, Rusia, China e India. Creado para juzgar los delitos más graves contra la humanidad, en particular los genocidios, la cpi divulga, desde su sitio web, fuentes de un valor superlativo para el estudio de conflictos que signaron la década del noventa del siglo pasado, como las guerras de la ex Yugoslavia y las masacres de Ruanda. La información disponible en línea sobre la estructura y el funcionamiento de la cpi, sobre su archivo de noticias periodísticas, y sobre su archivo de casos, demuestra la relevancia de la heurística digital para investigaciones históricas de dicha índole6. En lo que respecta a los procesos de integración regional, un fin de siglo pautado por la gravitación diferencial de una superpotencia planetaria (Estados Unidos), de potencias emergentes de escala continental (China e India) y de potencias declinantes (Rusia y, hasta cierto punto, Japón), supone un estímulo para que algunos Estados nacionales se agrupen políticamente en el seno de una región geocultural de límites lábiles como una estrategia de adaptación y supervivencia. No se trata de procesos lineales de integración, ni siquiera en los ejemplos más exitosos, como es el de la Unión Europea que nació oficialmente el primero de noviembre de 1993, luego de más de cuatro décadas de negociaciones plasmadas en diversos tratados7. En los casos más incipientes, como el de la Unión de Naciones Suramericanas (unasur), que apenas data de 2008 (pero que también fue antecedida por organizaciones y tratados que apuntaban a un fin similar), revela una fragilidad mucho mayor. Las contradicciones, las dificultades y las expec5. un Statistics Division, Statistical tativas que nacen de la integración política se reflejan en los Databases. http://unstats.un.org/ unsd/default.htm (consultado el múltiples espejos heurísticos del ciberespacio. Ediciones elec5 de diciembre de 2010). trónicas de documentos fundacionales y de normativas jurídicas, 6. Court Pénal Internationale. Internaportales informáticos de órganos de gobierno y de instituciones tional Criminal Court. http://www. icc-cpi.int (consultado el 5 de administrativas, artículos digitales que consignan la crónica de diciembre de 2010).

7. Manuel Castells, La Era de la información, vol. iii, capítulo 5. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 104-127


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los avances y de los retrocesos de la integración, registros audiovisuales de cumbres internacionales que congregan a máximos dignatarios: el universo de fuentes para los historiadores de las uniones regionales no parece agotarse, sino que se expande y se complejiza en sus variantes tipológicas8. No puede ignorarse para esta clase de estudio la documentación tradicional de archivo, pero tampoco puede obviarse una tendencia que parece irreversible: la imposición gradual de los repositorios electrónicos en el ámbito gubernamental y administrativo. Como fruto de esa tendencia, surge el gobierno electrónico9, iniciativa internacional orientada a la aplicación de las nuevas tecnologías en la gestión administrativa del Estado. Su puesta en práctica resulta de gran interés para el historiador, pues conduce a la informatización paulatina de los documentos que producen los órganos del aparato estatal y a la organización de repositorios que brindan nuevas posibilidades heurísticas (en la medida en que contribuyen a la divulgación telemática de información sumamente valiosa). A partir de los portales de Internet de gobiernos nacionales, provinciales y municipales, se difunden normas jurídicas, reglamentos administrativos, presupuestos, plantillas y escalafones de la administración pública, boletines oficiales, etc. Los ejemplos en esta materia abundan10, dado que buena parte de los Estados tienen sus plataformas digitales (diseñadas de 8. Véase Europa. The Official Website of the European Union. http:// acuerdo a modelos estandarizados) como resultado de divereuropa.eu/ (consultado el 5 de sos compromisos asumidos en el ámbito regional y mundial (en diciembre de 2010). unasur. Sitio Oficial de la Unión de Naciones estos últimos podrían mencionarse la Carta de la unesco para la Suramericanas. http://www. pptunasur.com/ (consultado el 5 Preservación del Patrimonio Digital [2003], la Carta Iberoamericana de diciembre de 2010). de Gobierno Electrónico [2007] y la Declaración de Lisboa sobre el 9. La expresión gobierno electrónico Gobierno Electrónico [2007]). no ha sido acuñada por ningún 1.2. Procesos conflictivos Por las asimetrías que acentúa y por los desequilibrios que suele generar, la globalización crea las condiciones, los medios y los instrumentos para que nuevas clases de tensiones y de conflictos se desaten, superando los marcos operativos que proceden del pasado. El poder de los Estados (inclusive de las grandes potencias) resulta vulnerado por actores históricos que, sirviéndose de las redes globales, desafían a gobiernos y se enfrentan a ellos en el campo de batalla o en el ciberespacio.

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autor en particular, a pesar de que figura en numerosas publicaciones académicas. Su uso se ha generalizado en los últimos quince años en el ámbito político, administrativo y jurídico, mientras que su implementación ha motivado la firma de diversos acuerdos internacionales. En el artículo se mencionan dos acuerdos en particular: la Carta Iberoamericana de Gobierno Electrónico (2007) y la Declaración de Lisboa sobre el Gobierno Electrónico (2007).

10. Portal del Estado Uruguayo. http:// www.uruguay.gub.uy/ (consultado el 5 de diciembre de 2010).


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1.2.1. Estados contra servidores informáticos. La censura digital La supervisión del flujo de la información y de sus contenidos constituye una herramienta tradicional de poder, que los Estados nacionales han empleado a lo largo de toda su historia. Ya sea mediante la rígida censura de los regímenes totalitarios y autoritarios, o a través del control mucho más flexible y velado de los regímenes democráticos, la expresión de las ideas conoce diversos tipos de límites regulados por el poder, sin importar el formato comunicacional que se adopte: bibliográfico, hemerográfico, radial, televisivo o cinematográfico. Las nuevas tecnologías, al implementar espacios específicos de comunicación, ofrecen herramientas para eludir los controles gubernamentales más clásicos, motivando res11. En Estados Unidos, el National puestas que crean formas renovadas de la censura. La simple acción Security Archive (nsa), un centro ciudadana, mediante registros fotográficos o audiovisuales obtenide investigación que opera en la Universidad George Washington, dos mediante un celular o una cámara casera, puede cuestionar tiene como cometido divulgar versiones oficiales sobre determinadas eventos, particularmente materiales de archivos estatales, luego de solicitar su desclasificacuando tales registros se divulgan por Internet. A la acción ciudación a las autoridades. Concedida esta última, el nsa difunde los dana se le suma, recientemente, la labor de equipos de periodistas documentos obtenidos, ya sea y de cientistas sociales que se especializan en divulgar documentamediante ediciones tradicionales o electrónicas, tarea en la cual ción gubernamental clasificada sobre temas controversiales11. Si las su portal de Internet cumple un tic favorecen el fenómeno peculiar de las filtraciones documentales papel no menor. Sin embargo, existen otras modalidades mucho divulgadas masivamente a escala planetaria, también producen el más innovadoras que no aceptan fenómeno contrario: la censura cibernética por parte de los gobierlos límites impuestos por los gobiernos. Algunos equipos de nos. Estas prácticas (sobre las que abundan fuentes electrónicas periodistas obtienen reproducciones de materiales clasificados, para su análisis), han dado origen a grupos de estudio que invesa través de toda clase de filtraciotigan el modo como aquellas se desarrollan y aplican. De hecho, nes del aparato estatal. Posteriormente organizan y clasifican esta en tiempos recientes se han elaborado algunos índices de censura documentación comprometedora digital12, que agrupan a los países en diversas categorías: desde y las comunican a la ciudadanía mundial desde sus sitios Web. aquellos que no tienen injerencia alguna sobre los contenidos de Wikileaks constituye un ejemplo paradigmático de ello. Su edición Internet, a aquellos que prácticamente no permiten su uso. de fuentes archivísticas secretas sobre las guerras de Afganistán e Iraq, así como de papelería clasificada y reservada de la diplomacia estadounidense, ponen de manifiesta la vulnerabilidad de las superpotencias en la sociedad de la información.

12. Index on Censorship. http://www. indexoncensorship.org/ (consultado el 5 de diciembre de 2010).

1.2.2. Superpotencias contra redes. Las guerras del siglo xxi En la primera década del nuevo milenio las modalidades de confrontación bélica de la Época Contemporánea comienzan a ser sustituidas por enfrentamientos que reflejan, de manera sorprendente, los rasgos de esa sociedad red que Manuel Castells estudia detalladamente en su obra más conocida13. Desde la consolidación de un sistema

13. Manuel Castells, La Era de la información, vol. i, 505-514. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 104-127


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internacional basado en Estados soberanos hasta fines del siglo pasado, las guerras solían involucrar a dos o varias entidades político-territoriales (grandes potencias, metrópolis de imperios coloniales o países de escasa proyección); en algunos casos afectaban a una nación en particular, sumida en un conflicto civil. La guerra adoptaba diversas variantes operativas según el período considerado: campañas basadas en el uso masivo de la infantería y de la caballería (desde la Revolución Francesa hasta la Primera Guerra Mundial), campañas centradas en la utilización conjunta de la artillería motorizada y de la aviación (desde el período interbélico hasta la Primera Guerra de Irak) y campañas articuladas en torno al uso de bombardeos teledirigidos, artillería informatizada y comandos que emplean una compleja parafernalia tecnológica (Primera y Segunda Guerra de Irak y Guerra de Kosovo). En cualquiera de estas variantes, debido a las características estructurales de los Estados nacionales (gobierno centralizado, ejército profesional, infraestructura ofensiva-defensiva con base territorial), resulta relativamente fácil delimitar en términos geográficos el escenario bélico, y en términos cronológicos, el inicio, la evolución y el desenlace del conflicto14. La llamada guerra contra el terrorismo, que se desata a partir del ataque de Al Qaeda contra las Torres Gemelas de la ciudad de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, desafía todos los criterios anteriores. Esta organización terrorista puede definirse como una red de grupos de milicias islámicas 14. Véase Alvin Toffler y Heidi radicales que no se estructuran ni planifican sus acciones ni proToffler, Las guerras del futuro ceden de acuerdo a la lógica de una entidad territorial. Actúan (Barcelona: Plaza & Janés, 1995), capítulos v a xv. como una entidad globalizada que recluta adherentes de todas 15. Otros grupos que la polapartes del mundo, los entrena en ámbitos geográficos diversos y rización político-ideológica realiza sus ataques en distintos puntos del planeta. Utiliza para reciente tiende a identificar con el terrorismo (guerrillas de ello toda clase de redes: desde las más tradicionales hasta las más minorías nacionales que buscan la independencia, guerrillas sofisticadas, incluyendo las de Internet. De hecho, tanto Al Qaeda que desean instaurar un nuevo como numerosos grupos que se inspiran en su modelo, crean (o régimen social en sus países, guerrillas que aspiran a imponer utilizan) sitios web transitorios para difundir su propaganda. Se una teocracia rigurosa, etc.), trata de sitios de corta vida, dado que rápidamente son clausuadoptan estrategias parecidas, particularmente en lo que refiere rados, pero su propia existencia ilustra un fenómeno distintivo a la divulgación internacional de de los tiempos actuales. La aparición y eliminación de tales sitios sus programas y de sus acciones ofensivas. Protegidas algunas por supone un hecho histórico global, mientras que los propios sitios Estados rivales del país en el que operan, pueden mantener sus configuran fuentes de gran valor para el estudio del pasado y del sitios web operativos en determipresente de un conflicto que carece de continuidad espacial y nadas naciones que simpatizan con su causa o que simplemente temporal, ya que puede resurgir con violencia en cualquier lugar son indiferentes ante ella. En y en cualquier momento15. cualquier caso, su incursión en el ciberespacio —ocasión, intermitente o estable— genera toda clase de huellas heurísticas.

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2. Globalización económica Las tic revolucionan permanente las actividades de producción, circulación, distribución y consumo de bienes, al tiempo que posibilitan modalidades innovadoras de interacción económica. Utilizadas en gran escala por las corporaciones transnacionales, estimulan el desarrollo de un capitalismo “cultural”16, “supersimbólico”17 o “informacional”18 que supera algunas viejas contradicciones, desatando otras nuevas. En una escala más reducida, la omnipresencia de un mercado virtual en el seno del ciberespacio altera las pautas de consumo e introduce el trabajo a distancia como práctica cotidiana. 2.1. La infraestructura de una economía mundial La conectividad —rasgo sustantivo de la globalización— tiene su base material en un conjunto de redes desplegadas a lo largo y ancho del mundo. Estas redes terrestres, subterráneas, marinas, subacuáticas, aéreas y espaciales, articulan toda clase de nodos y de enlaces que permiten el flujo de la energía, de los bienes materiales, de las personas y de sus símbolos. Algunas de estas redes ya eran globales a fines del siglo xix, pero en décadas recientes tiene lugar un triple proceso que las modifica en conjunto: el surgimiento de nuevas redes, la expansión de las anteriores hasta sus límites, y la imbricación profunda de todas ellas en los espacios locales19. En términos generales, puede afirmarse que a comienzos del nuevo siglo, la conectividad económica global reposa en tres clases de redes: — Redes de distribución de suministros. La provisión de combustibles (a través de oleoductos y gasoductos), de electricidad (gracias a redes nacionales y regionales) y de agua (mediante el sistema de alcantarillados), responde a una infraestructura que comienza a implementarse a partir de la Segunda Revolución Industrial. Sin embargo, la profundización y complejización de estas redes y el grado de cobertura que logran en décadas recientes originan patrones de integración e interdependencia sobre las cuales las fuentes informáticas brindan un 16. Véase Jeremy Rikfin, La era del detallado testimonio. De hecho, la evolución de esas redes en todas acceso. La revolución de la nueva economía (Barcelona: Paidós, sus escalas puede analizarse con detalle a partir de repertorios fac2000), capítulo 8. tográficos disponibles en Internet. 17. Alfin Toffler, El cambio de poder. — Redes de transporte. La circulación de los hombres, de los bieConocimientos, bienestar y violencia en el umbral del siglo xxi (Barcelona: nes materiales que fabrican, de las especies vegetales y animales Plaza & Janés, 1991), capítulos que transportan en sus viajes (y de los gérmenes que habitan en III a VIII. sus organismos), configura una de las formas más tempranas del 18. Manuel Castells, La Era de la información. Economía, vol. i, capítulo 2. intercambio entre las comunidades históricas. Durante milenios 19. Manuel Castells, Comunicación y poder (Madrid: Alianza, 2009), capítulo 2.

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esa modalidad estuvo restringida a una porción insignificante de la humanidad. En el presente, cientos de millones de individuos transitan por estaciones de ferrocarriles y de autobuses, por terminales portuarias o por aeropuertos. Lo mismo ocurre con las mercancías que circulan gracias al comercio internacional. Por lo tanto, el estudio histórico del despliegue de estas redes (y particularmente, de sus nodos) revela el grado de globalización que alcanzan determinadas unidades de análisis (países, provincias, municipios, ciudades). La medición del tráfico que circula por cada nodo y de las conexiones que lo vinculan con otros, constituye una pauta cierta para ponderar la intensidad con la que la globalización se manifiesta en un nodo específico. Para ello existen diversas bases de datos que aportan insumos estadísticos sistemáticos (de puertos, aeropuertos, estaciones centrales, etc.) y que favorecen un seguimiento riguroso de estos cambios en el largo plazo20. — Redes de telecomunicaciones. La comunicación a distancia es la base de toda acción que intente proyectarse globalmente. Por eso, son los imperios del mundo antiguo los primeros en desarrollar un sistema postal que transmite con eficiencia las órdenes de los monarcas a los funcionarios militares y civiles de las más alejadas provincias. En el siglo xix nace el primer sistema postal internacional que comunica no sólo a los poderosos y a los privilegiados, sino también a buena parte de los ciudadanos comunes. También en ese siglo se extiende por el planeta una red telegráfica capaz de anular las distancias y permitir el flujo casi instantáneo de mensajes. El surgimiento y expansión de las redes telefónicas, radiales y televisivas durante el siglo xx, democratizan y masifican las comunicaciones, pero las restringen durante décadas a una escala nacional. En el último tercio del siglo pasado, las redes satelitales comienzan a ampliar la escala de los flujos comunicacionales. La aparición de Internet revoluciona el sistema en su conjunto, ya que habilita la recepción instantánea de todas las clases de mensajes que se difundían en las redes anteriores. A su vez, la telefonía celular que incorpora la conexión telemática como un rasgo distintivo, favorece una conectividad que puede calificarse de desterritorializada (como la de Internet), móvil y portátil. La historia de estos cambios en la infraestructura material de la sociedad de la información requiere de fuentes que la heurística digital aporta de manera masiva e inmediata. 2.2. La transnacionalización y las corporaciones Si bien las compañías mercantiles que actúan más allá de las fronteras estatales existen desde el siglo xvii, el nacimiento de corporaciones transnacionales vinculadas no sólo con el comercio sino con actividades

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20. Véase, a modo ilustrativo, A-Z World Airports. http://www. azworldairports.com/ (consultado el 5 de diciembre de 2010); World Port Links. http://www. overseasmaritime.com/ports/ (consultado el 5 de diciembre de 2010).


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extractivas, agropecuarias, manufactureras y de servicios, obedece a procesos que se desatan a partir de la Segunda Revolución Industrial. Luego del colapso del bloque soviético y del socialismo real, y con el auge —en la década del noventa del pasado siglo— de reformas de corte neoliberal, las compañías transnacionales adquieren una gravitación y una visibilidad inéditas. Su presencia en el ciberespacio genera un universo heurístico digital en expansión que permite indagar las trayectorias históricas de estas corporaciones, sus innovaciones tecnológicas, sus transformaciones organizativas, y la compleja trama de su proyección en el ámbito regional y mundial. A partir de diversos repertorios que sistematizan información estadística, es posible identificar una geografía histórica de estos agentes económicos, cuyo poder decisorio supera ampliamente el de muchos Estados. En las últimas décadas, al elenco clásico de las transnacionales se integran cuatro clases de actores que dan cuenta de las tendencias más recientes: las compañías productoras de insumos informáticos (como Microsoft o Apple), las que ofrecen servicios telemáticos (como Google o Yahoo), las que se vinculan a los medios masivos de comunicación (como Time Warner) y las que comercian con toda clase de productos culturales (como Amazon). Todas ellas hacen un uso particularmente intensivo de la red y expresan los rasgos más característicos del capitalismo informacional21. La expansión de estas corporaciones a lo largo y ancho del planeta introduce notorios efectos en los ámbitos locales y nacionales. Fred Scholz elabora una teoría sobre el “desarrollo fragmentando”, en alusión a la segmentación que los procesos globalizantes desatan en las economías, y que afectan tanto a los Estados, sus provincias y sus ciudades. Según Scholz, a partir de un verdadero “modelo de fragmentación global” nacen centros de dirección de proyección mundial, que se presentan como “lugares” globales o “islas de riqueza”. Los “lugares” globales más representativos serían: las casas matrices de las corporaciones transnacionales y de principales las instituciones financieras; los centros de producción y de innovación tecnológica; y las zonas industriales clásicas, verdaderas sobrevivientes del fordismo, dedicadas ahora a la producción de bienes de la más alta calidad para determinados segmentos de un mercado de alto poder adquisitivo. En contraposición a estos archipiélagos de riqueza, el autor presenta en toda su dispersión y fragmentación a la “nueva periferia”, a la que también denomina “mar de la mise21. Manuel Castells, La Era de la información, vol. i, capítulo 3. ria”, “océano de la pobreza” o “nuevo Sur”22. 22. Citado en H. Heineberg, “Las Janet Abu Lughod propone una serie de indicadores para definir, metrópolis en el proceso de en términos operativos, la incidencia del capital transnacional en globalización”, Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias la escala local, y para determinar el grado de globalización de una Sociales, Universidad de Barceunidad territorial específica. Identifica cinco indicadores básicos: lona, vol. X: n.º 563 (5 de febrero de 2005). http://www.ub.es/geocrit/b3w-563.htm. (consultado el 5 de diciembre de 2010).

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— El volumen del comercio exterior y del tráfico portuario y aéreo. Estos tres factores deberían tomarse en conjunto, y en períodos de larga duración. — La localización de las casas matrices de compañías transnacionales. Puede tomarse como referencia el listado de las quinientas firmas más relevantes, y determinar qué porcentaje de ellas tiene su sede en un conglomerado urbano en particular. El grado de centralización varía según sea el sector y la actividad económica que se considere, razón por la cual el dato anterior debe analizarse con precaución. — El predominio, entre las empresas locales, de aquellas que ofrecen servicios a las grandes corporaciones. Tal fenómeno evidencia el grado de imbricación del capital transnacional en la economía de un lugar específico. — La presencia de mercados internacionales. El volumen de las transacciones bursátiles se convierte en un indicador de integración global, pues pone de manifiesto la incidencia de una ciudad o de una región concreta dentro del mercado mundial de valores. — La inversión trasnacional directa. Sin lugar a dudas, la capacidad de atraer al capital extranjero revela en qué medida una unidad territorial se considera un centro confiable que garantice suculentas ganancias a las principales corporaciones mundiales23. 2.3. El ciberespacio como mercado Si Internet se transforma, de manera paulatina, en el ámbito global en el que todos los actores históricos pueden tener una presencia virtual, el mercado, en cuanto expresión primordial de interacción económica, no puede estar ausente. En los hechos, Internet tiende a desarrollar un mercado planetario en el que confluyen compradores y vendedores de todos los rincones del mundo. Cuatro tendencias pautan este proceso: a) La generalización de las transacciones financieras telemáticas. Como resultado de la informatización de las instituciones bancarias y de la creditización de la economía, una porción creciente de los pagos que los ciudadanos realizan cotidianamente se realizan con tarjetas de crédito y de débito. Gracias a esta clase de transacciones telemáticas, los agentes económicos producen registros electrónicos de sus operaciones, que las compañías almacenan. Nace, así, una clase de fuentes digitales (de circulación restringida y de acceso privado) que se revela sumamente útil para el seguimiento de los hábitos de consumo, de ahorro y de planificación de gastos, en una escala microeconómica. Sin embargo, por tratarse (en muchos casos) de documentación empresarial, su consulta por parte del historiador se dificulta notoriamente. 23. Janet Abu-Lughod New York, Chicago, Los Angeles: America’s Global Cities (Minnesota: University of Minnesota Press, 1999), 176-183.

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b) El desarrollo del comercio electrónico nacional e internacional. Un porcentaje de las transacciones anteriormente referidas se destinan a la adquisición de bienes ofertados por Internet. Ya sea a nivel local o global, la compra de bienes en el ciberespacio amplia las posibilidades de productores, comerciantes y consumidores, puesto que debilitan las restricciones que la geografía imponen, promoviendo un mercado virtual mundial que progresivamente substituye al tradicional. El análisis de su historia requiere, de manera eludible, la consulta de fuentes telemáticas. c) La expansión del teletrabajo. A través de sitios Web, no sólo se ofertan productos sino servicios. Por ello, se incrementa de manera vertiginosa el número de técnicos y de profesionales que realizan trabajos encomendados por clientes residentes en cualquier punto del planeta. Las diferencias entre los niveles salariales que existen entre los países permiten que el teletrabajo se expanda como modalidad entre las naciones periféricas, las cuales buscan captar una parte de la demanda de las economías centrales. Asimismo, algunos profesionales de estas últimas pueden residir en países cuyo costo de vida resulta inferior, y percibir sus ingresos en las sociedades de las que proceden. En cualquier caso, el peso del teletrabajo en el pib de un Estado cualquiera, y el porcentaje de los trabajadores que perciben parte de sus ingresos gracias a él, configura un indicador incuestionable de globalización económica24. d) El crecimiento de las empresas “.com”. El teletrabajo y la oficina virtual como innovación operativa alienta en la década del noventa el nacimiento de empresas que prácticamente carecen de una infraestructura física tradicional, o que la limitan a las actividades imprescindibles. Empresas unipersonales así como pequeñas y medianas compañías florecen gracias a estas prácticas. Inclusive, grandes empresas (algunas de ellas trasnacionales) reducen significativamente sus costos y mejoran su logística gracias a la telematización de sus actividades. Insumos heurísticos que ejemplifican y permiten analizar estas tendencias abundan en los propios sitios web de los actores referidos. 3. Globalización social En el plano de las estructuras y de las dinámicas sociales, las interdependencias asociadas a la globalización se manifiestan, al menos, en dos aspectos básicos. El primero involucra a la movilidad horizontal y puede definirse como la aparición de nuevas corrientes migratorias (las de las élites globalizadas) y de las nuevas formas del turismo (las de los jóvenes y adultos profesionales que deciden recorrer el mundo, provistos de sus celulares, sus netbooks y sus 24. Manuel Castells, La Era de la información, vol. i, capítulo 4. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 104-127


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tarjetas de créditos). El segundo aspecto consiste en los cambios que experimentan los viejos modelos de asociación trasnacional, que coexisten con formas desterritorializadas de sociabilidad, desconocidas hasta tiempos recientes. 3.1. La movilidad horizontal En la actualidad, el porcentaje extranjeros que habita un país cualquiera o que lo visita con fines turísticos constituye un indicador relevante de globalización. Otro indicador no menos significativo se asocia con la capacidad de un Estado para atraer a una clase específica de residentes (los profesionales altamente calificados) y de turistas (los de alto poder adquisitivo). El historiador de fenómenos de esta clase no puede acudir a las fuentes tradicionales que resultan útiles para investigar las viejas migraciones masivas. Estas últimas, que todavía subsisten y de hecho intensifican su flujo desde los países periféricos a las economías centrales, suelen dar origen asociaciones que defienden los intereses de sus integrantes y promueven vínculos solidarios basados en la oriundez. El carácter 25. Sirva de ejemplo este blog de expatriados anglófonos en Uruinstitucional de la documentación de tales asociaciones favorece su guay: Blog Uruguay, Expat Uruguay. http://www.expat-blog.com/ conservación en archivos institucionales. En contraste, las comunien/directory/south-america/ dades de expatriados que proceden de sociedades con elevada renta uruguay/ (consultado el 5 de diciembre de 2010). per cápita presentan características distintas. Las organizaciones 26. No todos los modelos de intecon estructuras formales, con autoridades definidas y con funcioracción se limitan a Internet o nes claramente asignadas, son substituidas por redes sociales, de requieren de su uso. En algunas ocasiones, a partir de un grupo límites absolutamente laxos y con una dinámica que refleja el prago foro que surge por este medio, matismo del nómade posmoderno. En lugar de las fichas de socios sus integrantes se encuentran con cierta frecuencia para de las entidades tradicionales, el investigador actual dispone de socializar y para realizar fiestas o reuniones que reafirman ciertas los perfiles personales de expatriados que se suman a redes como prácticas deportivas, gastronó25 Facebook, entre otras . En vez de libros de actas y libros copiadores micas, lúdicas, etc. En el plano estrictamente individual, los de correspondencia de consejos directivos, el historiador debe consitios personales publicados en sultar las listas de discusiones de los foros de residente extranjeros la red evidencian una riqueza heurística sorprendente, ya sea que se corresponden con un origen nacional o regional específico26. 3.2. La sociedad civil mundial En el transcurso de las últimas dos décadas, la universalización progresiva de las redes telemáticas propicia la incorporación de patrones novedosos de relacionamiento social en el seno de grupos preexistentes, y la génesis de modalidades asociativas propias del

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por las tipologías variadas que asumen, como por el volumen y diversidad de sus contenidos. En lo que respecta a las variantes tipológicas, es posible identificar al menos cuatro clases de fuentes: blogs personales, sitios testimoniales, sitios que ofrecen una valoración y una evaluación explícita del país de acogida y sitios que ofrecen consejos prácticos a los potenciales inmigrantes que desean establecerse.


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siglo que comienza. Desde las organizaciones que funcionan más allá de las fronteras geográfico-políticas a las redes basadas en vínculos personales e intransferibles, todas las manifestaciones de la interacción social resultan afectadas por el impacto de las tic. Lo mismo ocurre con los registros heurísticos que generan. 3.2.1. Los actores sociales transnacionales Es bien sabido que las creencias religiosas no se rigen, necesariamente, por fronteras, y dado que instituyen una comunidad de sentido primordial, sientan las bases para agrupamientos humanos con vocación universal. Las comunidades de fe de carácter salvacional (más allá de las estructuras organizativas que adopten) tienen como destinatario de su mensaje a la humanidad en su conjunto, y tradicionalmente se desempeñan con autonomía relativa (según las circunstancias y contextos) de la geografía política de los Estados nacionales. La posibilidad de entablar un contacto diario y permanente entre creyentes —a través de los sitios web institucionales— incorpora una forma de interacción que no sólo se integra a las más prácticas religiosas clásicas, sino que en algunas ocasiones resulta útil para reafirmarlas27. En el caso de las comunidades de más reciente constitución, el uso de los medios telemáticos constituye, en algunas ocasiones, un factor compensatorio de la carencia de una sólida infraestructura organizativa, que sólo se obtiene con el transcurso del tiempo y de las generaciones. La convocatoria por correo electrónico a los servicios religiosos semanales, la videotransmisión de estos últimos, la difusión de toda clases de documentos oficiales de la Iglesia o del grupo religioso en cuestión, la publicación de sus textos sagrados en diferentes lenguas o la edición de calendarios litúrgicos digitales demuestran que se abren nuevas puertas heurísticas para el estudio histórico de formas inéditas de comunicar nuevos y viejos mensajes de salvación. Las organizaciones que tienen como destinatario de sus acciones a la humanidad en su conjunto no se limitan a las comunidades de fe. Inspiradas en valores netamente seculares, existen entidades que promueven la dignidad del hombre más allá de fronteras, y que en tiempos recientes alcanzan un notorio protagonismo. Entre ellas figuran organizaciones no gubernamentales que se preocupan por la defensa de los derechos humanos o que asisten a países o regiones necesitados de auxilio alimenticio o médico, o que se interesan no sólo por el hombre, 27. A modo de ejemplo, veáse Catholic Net. http://www.catholic. sino también por el medio en el que vive, luchando por la preservanet (consultado el 5 de diciembre ción ambiental ante ciertos procesos de degradación y destrucción de 2010). del mundo natural28. Se trata de instituciones que configuran la 28. Como ejemplo ilustrativo, véase Greenpeace. http://www. greenpeace.org (consultado el 5 de diciembre de 2010).

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expresión más típica de la sociedad civil internacional en la ‘era de la información’, puesto que canalizan las preocupaciones y las demandas de los grupos que reaccionan frente a los desequilibrios e injusticias de la globalización. Además, gracias a los nuevos medios tecnocomunicacionales, tienen una capacidad de incidencia y de gravitación que supera ampliamente la magnitud de sus recursos materiales y humanos29. Ya sea para reclutar integrantes, recaudar fondos, organizar campañas o concienciar a la opinión pública, las redes telemáticas brindan un auxilio sin igual a estas organizaciones y generan diariamente un sinnúmero de insumos electrónicos que resultarán de gran interés para el historiador del futuro (y también del presente). No siempre las entidades que forman parte de la sociedad civil internacional persiguen una vocación universalista en sus propósitos. Algunas representan las aspiraciones e intereses de grupos específicos. Dentro de este universo asociativo, los factores aglutinantes suelen ser de lo más variados: el idioma, la etnia, la profesión u ocupación, el género, la orientación sexual, las capacidades diferenciales, etc.30. La organización a escala mundial de estos grupos sociales cuyas problemáticas, desafíos y demandas no responden necesariamente a una adscripción territorial y traspasan (con frecuencia) los límites entre las clases sociales, presenta una trayectoria variada, que no nace del más inmediato presente, sino que se despliega (en muchos casos) a lo largo del siglo xx31. Sin embargo, las redes telemáticas actuales ejercen un efecto catalítico en la institucionalización internacional de tales colectivos, en la coordinación de sus esfuerzos, en la definición de sus programas de acción global y en la concienciación de sus integrantes. En aquellas entidades de conformación más reciente, las redes poseen un influjo dinamizador: sujetos que comparten una condición minorita y que se encuentran relativamente aislados en sus respectivas sociedades, encuentran la oportunidad de congregarse en el mundo virtual y de encontrarse luego en el mundo real. Una vez congregados y reunidos, militan en el medio local fundando asociaciones civiles, aúnan fuerzas en el medio regional asistiendo a congresos y encuentros, y se posicionan conjuntamente en el medio global, definiendo líneas de acción de largo plazo. Estas historias recientes que combinan aglutinamiento y congregación en el ciberespacio, organización efectiva en los foros sociales y presencia manifiesta en las plazas públicas, carecen, por 29. Manuel Castells, La Era de la información, vol. ii, capítulos 2 y 3. lo general, de fuentes archivísticas clásicas o de textos impresos, y 30. A modo ilustrativo, véase ilga. el investigador debe acudir a repositorios electrónicos, cuya fraInternational Lesbian, Gay, Bisexual, gilidad y asistematicidad (en algunos casos) supone un verdadero Trans and Intersex Association. http://www.ilga.org (Consultado desafío técnico-metodológico. el 5 de diciembre de 2010). 31. Manuel Castells, La Era de la información, vol. i, capítulo 4. hist. crit. No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 104-127


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3.2.2. Las redes sociales Las comunidades de fe con proyección planetaria, las asociaciones civiles y organizaciones no gubernamentales de carácter internacional existían antes de que los procesos de globalización confluyeran y eclosionaran en la década del noventa del siglo pasado. Sin embargo, las redes sociales, en particular las que operan en Internet, constituyen un fenómeno inédito característico de principios del nuevo siglo. Ya no se trata de grupos que se integran a partir de un atributo 32. Al tiempo que desdibuja las diferenciador básico (el idioma, la etnia, la profesión, el género, la fronteras políticas y socava las orientación sexual, etc.), o que se estructuran formalmente en asoidentidades locales, la revolución tecnológica actual brinda ciaciones destinadas al cumplimiento de un programa tendiente a la la posibilidad de que tanto investigadores como ciudadanos transformación de una realidad determinada. Por el contrario, esas la utilicen para una comprensión redes congregan a individuos que se relacionan entre sí a partir de más profunda y más amplia de sus realidades inmediatas, y la un especto muy amplio de afinidades estrictamente personales. El empleen para preservar y difunentramado de relaciones resulta dinámico, cambiante, carente de dir su propio patrimonio histórico-cultural en ámbitos plurales. límites precisos, porque cada sujeto crea su propia red, al tiempo que Las tendencias de uniformización voluntariamente decide incorporarse o desligarse de las que otros cultural que se proyectan desde los centros de la globalización a crean. De este modo, sujetos que no viven en el mismo espacio geola totalidad del planeta no anulan necesariamente la fuerza de las gráfico-cultural, que no siempre hablan la misma lengua, y que en comunidades locales, sino que muchos casos ni siquiera se conocen personalmente, comienzan a las nutren de herramientas y de contenidos que permiten, en interactuar de forma cotidiana, a través de mensajes de textos y de ciertas ocasiones, no sólo operar sistemas de comunicación audiovisual. Como resultado, las cotidiacon mayor eficacia en el ámbito más inmediato, sino posicioneidades personales de individuos cuyas existencias transcurren, a narse con éxito en el marco veces, en continentes diferentes, confluyen en combinaciones basanacional, regional y mundial. Así lo demuestra la existencia de das en afinidades circunstanciales, cuya variedad desafía cualquier miles de sitios institucionales o personales que definen, dentro clasificación exhaustiva. Hasta tiempos relativamente recientes, la del universo digital que comunica comunicación cotidiana entre personas que habitan países distinal planeta, un ciberespacio propio y diferenciado. Éste estimula tos era una práctica restringida a políticos, empresarios o científicos la autoafirmación comunitaria cuyas actividades demandaban esa clase de vínculo. En la actualidad y fomenta nuevas formas de relacionamiento en el ámbito cientos de millones de personas del planeta interactúan a través de local, combinando ingeniosatodo tipo de medios, desdibujando múltiples fronteras: políticas, mente contenidos comunitarios intransferibles con redes y lingüísticas, religiosas, económicas, etc. La conectividad global no formatos globales. El ciberespacio comunitario, si se lo considera en sólo vincula grupos, estructuras, instituciones, sino que comunica sí mismo, es un objeto históricoa personas cuyos círculos de sociabilidad ya no operan, necesariasocial inédito. Sin embargo, lejos de transformarse en un objeto mente de acuerdo a parámetros territoriales32. La relativa novedad segregado y autocontenido, el de este fenómeno (las primeras redes surgen el 2001, y Facebook hace ciberespacio local interactúa con las variantes más clásicas de la sociabilidad pública y privada de algunas colectividades.

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su aparición 2004) no atenúan su impacto mundial en el campo social33. Por el contrario, urge al historiador a considerar nuevas clases de fuentes que se revelan como una cantera excepcional de información para el estudio de las modalidades de relacionamiento personal que no involucran la presencia física. En el paroxismo de estas tendencias (que revolucionan diariamente el campo heurístico y que demandan una permanente actualización de los métodos de análisis de las fuentes históricas) nace Second Life en 200334. Se trata de un mundo virtual en el que sus residentes pueden establecer relaciones sociales, participar en diversas actividades tanto individuales como grupales y comerciar propiedades virtuales y servicios entre ellos. A través de una plataforma informática específica, crean objetos e intercambian productos virtuales en un mercado abierto. Los usuarios pueden modificar casi cualquier aspecto de su apariencia virtual y del entorno físico que crean. Second Life también tiene una agitada vida cultural, por lo que es habitual encontrar exposiciones y asistir a conciertos. Tampoco está ausente la vida política, ya que sus residentes se organizan en partidos y realizan elecciones. La popularidad de Second Life ha llegado a las compañías transnacionales que han adquirido una segunda presencia en el mundo virtual. Lo mismo ocurre con algunos Estados (que ya tienen embajadas abiertas), con ciertas iglesias cristianas y organizaciones musulmanes y con instituciones educativas35. La magnitud de un fenómeno como Second Life —y la necesidad de documentarlo— advierte al historiador de lo social, que nuevas posibilidades se abren en su campo de estudio con velocidad vertiginosa y que debe familiarizarse con las especificidades heurísticas (cada vez más complejas) de los registros que testimonian tales cambios. 4. Globalización cultural Si el hombre (como sostienen algunas corrientes de la antropología filosófica) se caracteriza por ser un animal simbólico, los tiempos actuales le permiten explorar ese potencial en todas sus dimensiones, mediante la creación de ámbitos virtuales de escala planetaria en los que coexisten lo más variados universos simbólicos. Internet, en cuanto red de redes, modifica las pautas de creación, distribución y apropiación del patrimonio artístico y científico de la humanidad. Asimismo, genera nuevas tipologías de productos simbólicos, que diluyen las fronteras entre los países, entre los géneros culturales y entre los medios para transmitir significados. A pesar de que en ciertos aspectos reproduce las asimetrías del orden mundial, en términos

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33. Véase Danah M. Boyd y Nicole B. Ellison, “Social network sites: Definition, history, and scholarship”, Journal of Computer-Mediated Communication, vol. 13; n.º 1, (2007). http://jcmc.indiana.edu/vol13/ issue1/boyd.ellison.html (consultado el 5 de diciembre de 2010). 34. Second Life. http://secondlife. com (consultado el 5 de diciembre de 2010). 35. Debe señalar que universidades norteamericanas y europeas emplean esta plataforma para la formación de sus estudiantes, entre ellas Harvard y Oxford.


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generales atenúa las relaciones entre centros que innovan y periferias que reproducen y adaptan: hoy en día las culturas locales no constituyen un mero reflejo de los modelos que intentan imponerse desde las metrópolis globalizadas. Finalmente, los contenidos que Internet divulga y las formas de interacción que propicia modifican a ritmo acelerado las conductas y los hábitos de la vida cotidiana de cientos de millones de personas36. 4.1. La red mundial y su operativa. Producción, circulación y consumo de los bienes simbólicos En el transcurso de dos décadas, la universalización del acceso a Internet ha incidido de manera notoria en las condiciones de producción de bienes de cultura, particularmente si éstos adoptan una configuración digital. Tres factores contribuyen a ello: la edición electrónica de cualquier producto (texto, imagen, audio, video, etc.) tiene costos sustancialmente menores a cualquier alternativa tradicional; la conectividad telemática permite su difusión al instante a un universo de destinatarios que no conoce barreras geográficas; y la reproducción casi instantánea de tales productos por parte de sus usuarios o consumidores, y su almacenamiento en sus respectivos archivos personales, supone una ventaja logística notable si se lo compara con las variantes clásicas de acceso a los bienes de cultura. Como resultado de estos tres factores, la creación de toda clase de productos simbólicos se ha democratizado en una magnitud y en una escala desconocidas hasta el presente. Resulta frecuente en la actualidad que no sólo instituciones sino individuos tengan su propio sitio web desde el que difunden materiales y documentos que involucran a las ciencias, a las artes, a la literatura, pero también a experiencias y vivencias personales. A principios del siglo xxi, una porción significativa de la humanidad se ha convertido en generadora cotidiana de signos y de símbolos que se proyectan al mundo. La calidad y la relevancia de lo que se produce resultan altamente heterogéneas, pero en cualquier caso, se trata de registros ineludibles para el estudio histórico de las culturas de élites y de las populares37. La distribución de bienes simbólicos también sufre transformaciones como resultado de la universalización de las redes telemáticas. La digitalización progresiva del acervo de las principales bibliotecas del mundo, del patrimonio documental de las antiguas civilizaciones (y de algunas potencias modernas, aunque de modo altamente selectivo), puede considerarse un fenómeno radical por sus consecuencias en el mediano y en el largo plazo. Posiblemente, a 36. Véase Peter L. Berger y Samuel P. mediados del siglo en curso, una parte sustancial de todas las maniHuntington, Globalizaciones múlfestaciones intelectuales, creativas e imaginativas de los hombres tiples. La diversidad cultural en el mundo contemporáneo (Barcelona: de todos los tiempos se canalicen a través de Internet. Proyectos Paidós, 2002), passim. 37. Véase Manuel Castells, Comunicación y poder, 87-108. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 104-127


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como los de Google Books38 o los de Internet Archive39 para producir versiones electrónicas del conjunto de las obras de dominio público que existen anticipan ese futuro. De una relevancia comparable la divulgación masiva, resulta el acceso gratuito e irrestricto a ciertos medios de información (prensa escrita, oral y audiovisual), a los principales centros de documentación, a los directorios y a las bases de datos de publicaciones científicas, a la literatura académica que se edita en revistas, a los boletines de estadísticas oficiales de los gobiernos, etc. En síntesis, el ciudadano corriente tiene la posibilidad (sólo la posibilidad) de formar su opinión a partir de fuentes y de medios que expresan una pluralidad inédita en la historia humana. A su vez, los intelectuales, científicos y artistas disponen de instrumentos de información y de inspiración que utilizados con destreza y sentido crítico, atenúan las asimetrías tradicionales entre las élites creadoras pertenecientes a instituciones emplazadas en los grandes centros mundiales, y las mayorías que, desde la periferia, emulan o adaptan los modelos que reciben. 4.2. La red mundial y sus contenidos. La cibercultura Así como las tabletas de arcilla, el papiro, el pergamino y el papel pautaron (junto a otros soportes) los modos de almacenar información en diferentes períodos históricos durante los últimos seis mil años, en las décadas finales del siglo xx la aparición de los soportes electromagnéticos y de los formato digitales, condicionan, de modo creciente, las formas de consignar, organizar y comunicar las experiencias históricas, y permiten que se digitalicen todas las variantes conocidas de fuentes. Como resultado de ello, la documentación electrónica —en sus diversas tipologías— se impone tanto en el ámbito estatal como en el societal, en la vida pública y en la vida privada, obligando al investigador a incorporar prácticas heurísticas novedosas40. Otro aspecto relevante que debe considerar cualquier historiador de la cultura del tiempo actual radica en las formas que asume la información. A diferencia de las primeras comunidades humanas (basadas en la oralidad) o de las civilizaciones agrarias e industriales (fundadas en la palabra escrita), las socieda38. Google Books. http://books. des de la información suman a los medios anteriores modalidades google.com/books (consultado el 5 de diciembre de 2010). comunicativas netamente audiovisuales. No se limitan estas últimas 39. The Internet Archive. http://www. a las producciones cinematográficas o televisivas, sino que impregnan archive.org (consultado el 5 de la vida cotidiana de las nuevas generaciones históricas, que utilizan diciembre de 2010). videocámaras digitales para documentar desde las experiencias más 40. María Jesús Lamarca, Hipertexto: El nuevo concepto del documento personales a las rutinas más tediosas de su quehacer social. Una última en la cultura de la imagen (Madrid: tendencia que se fortalece en el principio de este nuevo milenio Universidad Complutense

de Madrid, s.f.. http://www. hipertexo.info (consultado el 5 de diciembre de 2010).

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consiste en la superación de los límites entre medios y formatos, a través de la aparición de documentos que integran textos y registros orales, representaciones gráficas y secuencias audiovisuales en un único cuerpo41. Indudablemente, esta tendencia en el campo heurístico instaura una problemática específica para el investigador actual. La multiplicación de fuentes y de repertorios que obedecen a soportes y formatos inéditos, afecta, necesariamente, las actividades tradicionales de relevamiento y compulsa heurística. Los insumos para el estudio del pasado ya no sólo se encuentran en las bibliotecas, archivos y museos, sino que se hallan disponibles en redes telemáticas y en repositorios virtuales. 4.3. La red mundial y su gravitación. Transformaciones de la vida cotidiana La existencia de un ciberespacio que comunica al planeta desata transformaciones culturales en los hábitos cotidianos, en una magnitud que el historiador no puede ignorar. La vida diaria del hombre del nuevo siglo se encuentra inmersa en rutinas que requieren del uso de Internet, ya sea por razones laborales, familiares, recreativas o lúdicas. Niños, jóvenes y adultos (en diferente grado y en condiciones distintas) se convierten en usuarios de contenidos multimediáticos que circulan mundialmente por la red, y en productores ocasionales o permanentes de algunos de ellos. De este modo, una porción variable de la jornada de cientos de millones de seres humanos discurre en un espacio virtual de interacciones, que trascienden las fronteras geográfico-políticas. De esta presencia virtual, resulta un efecto característico de estos tiempos: “[…] uno nunca está necesariamente donde está, ni deja de estar donde no está”. La posibilidad de que un individuo incida en la cotidianeidad de otros que residen en otros países y continentes, a los que le unen vínculos ocasionales o permanentes, supone un avance sustancial en la universalización del acontecer histórico, que el investigador debe considerar en todas sus implicancias. Esta presencia en el ciberespacio produce un sinnúmero de registros heurísticos diferenciales: la correspondencia cotidiana, las actualizaciones de los blogs personales, las participaciones en los foros de discusión, las transacciones económicas (desde la compra de un producto hasta el pago de impuestos) y las transacciones administrativas (desde el envío de un formulario de inscripción hasta el inicio de un expediente electrónico). El carácter multimediático de los contenidos que circulan por la red (y la gravitación creciente de los componentes audiovisuales dentro de estos últimos) pauta cambios en el modo como los sujetos vivencian, comprenden, se comunican y actúan. Desde cualquier punto de conexión a la red, el ciudadano actual puede acceder a miles de periódicos con artículos interactivos, a radios que ofrecen la posibilidad de descargar sus programas, a redes de canales televisivos que transmiten desde 41. Véase James O’Donnell, Avatares de la palabra. Del papiro al ciberespacio (Barcelona: Paidós, 1998). Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 104-127


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todos rincones del mundo habitado, a cinematecas que permiten visualizar o reproducir películas de todos los tiempos y a museos que ofrecen recorridos virtuales por algunas de sus colecciones. La consolidación de una cultura digital, en la que tiende a predominar el componente audiovisual, incide en la construcción intersubjetiva de realidad, ya que afecta las formas como los actores organizan sus percepciones, conceptualizan el mundo circundante y transmiten sus experiencias. El retroceso de cultura escrita tradicional y el nacimiento del homo videns (término que acuña Giovanni Sartori42) definen tendencias cuyos efectos de largo plazo resultan objeto de debate, pero que ningún historiador de la cultura puede soslayar. La conformación de esta suerte de “civilización audiovisual” modifica los patrones de aprendizaje, de comunicación y de interacción sociocultural, pero también gravita en los hábitos recreativos y lúdicos. Actualmente, los videojuegos ejercen un peso específico en la capacidad de niños y adolescentes para entretenerse, para desarrollar habilidades psicomotrices y para relacionarse con sus coetáneos. Según algunos autores, se trata de prácticas que tienen la virtud de incentivar una adaptación temprana a las nuevas realidades, mientras que para otros, simplemente producen un efecto alienante, dado que propician la evasión de los problemas y de las obligaciones diarias, e inhiben o dificultan el acceso a bienes de cultura que estimulan el pensamiento abstracto (en vez de potenciar la gratificación sensorial inmediata)43. Esta discusión se extiende a buena parte de los entretenimientos audiovisuales que ofrece Internet, que en opinión de algunos estimulan el desarrollo de seres humanos indolentes y dóciles, con dificultades para expresarse a través de la escritura y para incursionar en la cultura de los textos impresos44. La existencia misma de esta clase de polémicas alerta al historiador sobre la relevancia de los cambios que se están procesando y sobre la necesidad de identificar, clasificar y estimular la preservación de las fuentes (variadas y heterogéneas) que permiten su abordaje. Conclusiones De los ejemplos referidos como transformaciones históricas que la globalización introduce en el mundo actual, surgen algunas conclusiones que atañen y comprometen a la heurística digital: — En la medida en que los cambios políticos, económicos, sociales y culturales de carácter global se presentan como fenómenos históricos con especificad propia, las fuentes y los repositorios tradicionales o son insuficientes para su estudio o no son útiles, o directamente no existen. Los cambios referidos suelen engendrar

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42. Véase Giovanni Sartori, Homo videns. La sociedad teledirigida (Madrid: Taurus, 1997). 43. Giovanni Sartori, “El empobrecimiento de la capacidad de entender”, en Homo videns. La sociedad teledirigda, 45-48. 44. Véase Santiago Alba Rico, Capitalismo y nihilismo. Dialéctica del hambre y la mirada (Madrid: Akal, 2007), passim.


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La heurística digital y el estudio histórico de los procesos de globalización

registros de soporte electrónico, con formatos y contenidos distintos los que prevalecían hasta hace unas décadas entre los materiales que habitualmente consultaban los estudiosos del pasado. — Los documentos digitales necesarios para indagar ciertos procesos de globalización no son sólo insumos de investigación, sino que en algunas ocasiones constituyen el objeto de análisis cuya existencia discurre en el ciberespacio. De este modo, el fenómeno que se indaga y la fuente que lo refiere conforman una unidad indisoluble. — La pluralidad y la complejidad de transformaciones que desata la globalización tiene como resultado la proliferación de tipologías documentales. Su relevamiento y utilización requieren de criterios técnico-metodológicos propios, muy diferentes a los que se brindan en los cursos propedéuticos de la investigación histórica más clásica. — El nuevo universo heurístico emergente resulta no sólo más voluminoso, diverso y complejo que los tradicionales, sino también más elusivo y frágil. La conservación de las piezas que lo integran plantea un desafío cuyas implicancias recién comienzan a vislumbrarse. En el presente existen 150 mil millones de sitios web registrados y almacenados en archivos telemáticos45. Una parte considerable de la historia de la globalización radica en ellos, y dicha historia puede y debe investigarse a partir de ellos. No se trata de un corpus documental cerrado, sino altamente dinámico, que crece segundo a segundo y se diversifica con igual intensidad, como acontece con los mismos procesos que motivan su existencia. Dar respuesta al desafío metodológico que supone su abordaje (a partir de criterios de selectividad, jerarquización 45. Véase The Internet Archive. http://www.archive.org (cony sistematización), se presenta como una de las tareas insoslayables de sultado el 5 de diciembre de 2010). la heurística histórica en los albores de este nuevo siglo.

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Artículo recibido: 3 de mayo de 2010; aprobado: 7 de septiembre de 2010; modificado: 28 de septiembre de 2010.

De esclavos a campesinos, de la “roza” al mercado: tierra y producción agropecuaria de los “libres de todos los colores” en la gobernación de Santa Marta (1740-1810)

From slave to peasant, “field” to market: land and agricultural production by “freemen of color” in the Province of Santa Marta (1740-1810)

Resumen

Abstract

En el presente artículo pretendemos dar cuenta,

Based on two case studies, this article attempts to

a partir de dos estudios de caso, de la forma cómo

explain how the descendents of slaves acquired

descendientes de esclavizados acceden a la tierra en un

land, used it, and through their production became

área de la gobernación de Santa Marta, la usan y se

tied to local markets in an area of the Province of

vinculan con su producción a mercados comarcanos a

Santa Marta at the end of the colonial period. In

finales del período colonial. Es decir, se convierten en

other words, it examines how they became free

campesinos libres. Argumentamos que para la segunda

peasants. We argue that, by the second half of

mitad del siglo XVIII se percibe de manera clara la

the eighteenth century, the emergence of peasant

conformación de economías campesinas en la mencio-

economies in the Province is clearly discernable.

nada gobernación, como también se señalan algunas

We also indicate some historical particularities

particularidades históricas referentes a su conforma-

regarding the emergence, productive activity, and

ción, la producción y los vínculos con el mercado.

market ties of this peasantry.

Palabras clave

Key Words

Economías campesinas, acceso a la tierra, uso de

Peasant economies, land access, land use, local

la tierra, mercados comarcanos, Caribe colom-

markets, Colombian Caribbean, freemen of color.

biano, libres de todos los colores.

Hugues R. Sánchez Mejía

Historiador de la Universidad Industrial de Santander (Bucaramanga, Colombia). Doctor en Historia de América Latina de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla, España). Profesor auxiliar del Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades de la Universidad del Valle, Cali (Colombia). Miembro del Grupo Región (Categoría A1 en Colciencias). Sus temas de investigación se centran en el tema de la historia económica y el poblamiento del Caribe colombiano durante los siglos xvii, xviii y xix. Entre sus últimas publicaciones se encuentran: La irrupción del capitalismo agrario en el Valle del Cauca. Políticas estatales, trabajo y tecnología, 1900-1950 (Cali: Universidad del Valle), 2010; “De bundes, cumbiambas y merengues vallenatos: fusiones, cambios y permanencias en la música y danzas en el Magdalena Grande, 1750-1970”, en Música y sociedad en Colombia. Traslaciones, legitimaciones e identificaciones, editor Mauricio Pardo Rojas (Bogotá: Universidad del Rosario, 2009), 80-99. ahugues82@hotmail.com

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De esclavos a campesinos, de la “roza” al mercado: tierra y producción agropecuaria de los “libres de todos los colores” en la gobernación de Santa Marta (1740-1810)Ï

Introducción Los estudios históricos sobre el tema del surgimiento de economías campesinas en la América hispana durante el período colonial han transitado por varias tendencias que, en su mayoría, se han nutrido de las conceptualizaciones de A. V. Chayanov1, el marxismo2, el revisionismo3 y, en la actualidad, navegan por modelos más refinados que han abandonado la percepción rígida que se tenía de estas sociedades con respecto a su origen, la producción, la acumulación, la innovación y el acceso al Ï Este artículo es resultado de mercado4. Esta renovación historiográfica la investigación realizada echa por tierra la imagen de un mundo para la tesis doctoral, presentada en la Universidad Pablo rural dominado por grandes haciendas, de Olavide (Sevilla, España), en el mes de abril de 2010. estancias y hatos ganaderos y nos revelan 1. A. V. Chayanov, La organización un paisaje agrícola donde, al lado de estas de la unidad económica campeunidades e incluso dentro, se encontraban sina (Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión, 1974). comunidades campesinas. Así, estas últi2. La bibliografía sobre estos mas compartían con grandes propiedades, modos de producción es en mayor o en menor medida, los mismos bastante extensa e inclasificable, a manera de ejemplo aspectos productivos, aunque se diferenvéase Carlos Sempat ciaban en el acceso y uso de la tierra, los Assadourian et al., Modos de Producción en América Latina (Bogotá: Cuadernos de Pasado y Presente 40, 1976).

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3. Ya en 1982 Maurice Aymard criticaba la falsa dicotomía entre agricultura de subsistencia y agricultura comercial y planteaba que la autosuficiencia campesina no era más que un ideal de los historiadores, quienes se negaban a observar que los campesinos no podían “extraer de la tierra que poseen de manera estable más que una parte, por lo demás variable, de su subsistencia, y son lanzados hacia los mercados; mercados que, en su nivel, se definen como complementos en relación con este ideal imposible del autoconsumo”. Maurice Aymard, “Autoconsumo y mercados: ¿Chayanov, Labrousse o Le Roy Ladurie?”, en Mercados e Historia, eds. Juan Carlos Grosso y Pablo Silva Riquer (México: Instituto Mora, 1994), 75. 4. Como señala Rafael Domínguez: “Donde antes se veían campesinos esencialmente propensos al autoconsumo y a la autarquía ahora se percibe a los campesinos como acostumbrados a manejarse en los mercados… en fin, donde antes se hablaba de tradicionalismo opuesto a la lógica capitalista ahora se valora la racionalidad adaptativa del comportamiento económico del campesinado”. Rafael Domínguez Martín, El campesino adaptativo. Campesinos y mercado en el Norte de España, 1750-1880 (Santander: Universidad de Cantabria, 1995), 11.


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5. La bibliografía sobre el tema es bastante extensa, al respecto ver: Jorge Silva Riquer, Mercados regionales de México en los siglos xviii y xix (México: Conalcuta/Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2003); Jorge Silva Riquer et al. Circuitos mercantiles y mercados en Latinoamérica. Siglos xviii-xix (México: Instituto de Investigaciones Dr. José María Luís Mora/Instituto de Investigaciones Históricas/ Universidad Autónoma de México, 1995); Pablo Silva Riquer y Antonio Escobar Ohmstede, Mercados indígenas en México, Chile y Argentina siglos xviii-xix (Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora/ciesas, 2001); Jorge Gelman, Campesinos y estancieros. Una región del río de La Plata a fines de la época colonial (Buenos Aires: Editorial los libros del Riel, 1997); Federico Brito Figueroa, “La investigación sobre historia de la formación de la propiedad territorial agraria en Venezuela” en La obra Pía de Chuao, 1568-1825, ed. Eduardo Arcila Farías (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1968); Francisco Vidal Luna y Herbert S. Klein, “Esclavitud africana en la producción de cultivos de subsistencia. El caso de Sao Paulo en el siglo xix”, en Trabajo libre y coactivo en sociedades de plantación, ed. José A. Piqueras (Madrid: Siglo xxi España, 2009), 177-214. 6. Al respecto ver Orlando Fals Borda, Capitalismo, hacienda y poblamiento: su desarrollo en la costa atlántica (Bogotá: Editorial Punta de Lanza, 1976); Orlando Fals Borda, Mompox y Loba. Historia doble de la Costa (Bogotá: Carlos Valencia Editores, 1979); Hermes Tovar Pinzón, Grandes empresas agrícolas y ganaderas: Su desarrollo en el siglo xviii (Bogotá: Cooperativa de Profesores de la Universidad Nacional de Colombia; Ediciones ciec, 1980); Adolfo Meisel Roca, “Esclavitud, mestizaje y haciendas en la provincia de Cartagena. 1533-1851”, en El Caribe colombiano. Selección de textos históricos, ed. Gustavo Bell Lemus (Barranquilla: Uninorte,

derechos de propiedad, los mecanismos de comercialización de su producción y, obviamente, los capitales invertidos 5. Una vez expresado lo anterior, pasemos rápidamente a otro punto: el origen, formación y estructuración de las economías campesinas en las gobernaciones de Santa Marta y Cartagena en el Nuevo Reino de Granada. La mayoría de trabajos históricos sobre el área rural de estas gobernaciones centran su mirada en las grandes unidades productivas, dejando a un lado la escala más baja de la producción agrope1988); Gilma Mora de Tovar, Aguardiente y conflictos cuaria6. Lo anterior no significa que algunos sociales en la Nueva Granada historiadores no intuyeran la existencia de durante el siglo xviii (Bogotá: Universidad Nacional de economías campesinas, sino que sus preocuColombia, 1988). paciones estaban más ligadas a develar la 7. Cada uno de los historiadores cumbre de la pirámide productiva, el funciocitados avanzó en mostrar las particularidades del mundo namiento de las grandes empresas agrícolas campesino del Caribe colomy ganaderas, sus propietarios y su “raciobiano. Orlando Fals Borda percibió el surgimiento de nalidad económica”. Independiente del un “vecindario pobre” en las gobernaciones mencionadas énfasis que hizo cada autor sobre los aspecdurante los siglos xvii y xviii, tos anteriormente señalados, quedó, para aunque trasladó al período colonial sus preocupaciones el presente, una imagen del paisaje rural ideológicas y las urgencias dominado por grandes unidades productidel campesinado en la década del setenta en Colombia, vas, donde el campesinado libre no existía y, construyendo una imagen de existir, estaba acosado por la expansión sobre el área rural donde enfrentaba a latifundistas de las grandes haciendas y hatos ganaderos7. con la población libre en una supuesta “lucha por la De contera, el acento en el carácter tierra”. Orlando Fals Borda, punitivo/compulsivo de las campañas Mompox y Loba, 56B-58B. Hermes Tovar avistó el surgide poblamiento realizadas en la segunda miento de sitios de libres en mitad del siglo xviii por el maestre de campo los bordes de hatos ganaderos y estancias de trapiches Fernando de Mier (1745-1955), Joseph ubicadas en la gobernación Antonio de la Vega (1787-1788) y Antonio de Cartagena desde el siglo xvii, mientras que Adolfo de la Torre y Miranda (1774-1778) en los Meisel intuyó la existencia de terrajeros y arrendatarios extramuros de la gobernación de Cartagena, ubicados en los bordes de las favoreció una lectura de las relaciones sociahaciendas y hatos ganaderos. Por su parte, Gilma Mora les en el área rural que privilegiaba la visión llamó la atención sobre los pequeños trapicheritos que surtían de mieles las fábricas de aguardiente de Mompox y Cartagena.

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histórica de una sociedad subyugada por una clase terrateniente que explotaba y buscaba, bajo coerción, dominar a la mayoría de la población para engancharla en las haciendas y hatos ganaderos8. En esta tónica, la población rural libre huía a los montes, ciénagas y pantanos donde producía de manera autárquica algunos productos agrícolas de pan coger y evitaba ser enganchada en las haciendas y hatos ganaderos9. Nos encontramos entonces en el área rural con una producción agropecuaria “lánguida”, de simple subsistencia, sin vinculación a los mercados regionales y/o comarcanos10 . Teniendo en cuenta lo señalado en las anteriores líneas, consideramos que esta visión sobre el área rural de las gobernaciones caribeñas debe actualizarse a través de la reducción del nivel de análisis a escala micro11. Esto nos permitiría avanzar en varios aspectos: mostrar que el surgimiento de economías campesinas se remonta al período colonial; revelar que estos campesinos en la gobernación de Santa Marta eran descendientes libres de esclavos y sus mezclas; advertir sobre las capacidades de esta población libre para producir alimentos y orientarse en las dinámicas de los mercados locales e internos; y, por último, mostrar cómo la población libre de la gobernación de Santa Marta accede —a partir de la creación del virreinato de la Nueva Granada— a terrenos comunales para establecer allí sus pequeñas unidades productivas dedicadas a la agricultura y la ganadería.

8. Orlando Fals Borda, Capitalismo, hacienda y poblamiento, 35; Germán Colmenares, “El tránsito de dos sociedades esclavistas a sociedades campesinas”, Huellas 29 (1987): 8-24; Gilma Mora de Tovar “Poblamiento y sociedad en el bajo Magdalena durante la segunda mitad del siglo XVIII”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 21 (1993): 40-62; Jorge Conde Calderón, Espacio, sociedad y conflictos en la provincia de Cartagena, 1740-1815 (Barranquilla: Universidad del Atlántico, 1999); Pilar Moreno de Ángel, Antonio de la Torre y Miranda viajero y poblador: siglo XVIII (Bogotá: Planeta, 1993); Alfonso Múnera, “Ilegalidad y frontera 1770-1800”, en Historia Económica y Social del caribe colombiano, ed. Adolfo Meisel Roca (Bogotá: Universidad del Norte, 1994), 109-154; Marta Herrera Ángel, Ordenar para controlar. Ordenamiento espacial y control político en las llanuras del Caribe y en los Andes Centrales Neogranadinos. Siglo XVIII (Bogotá: Academia Colombiana de Historia ICANH, 2002); Aline Helg, Liberty and Equality in Caribbean Colombia, 1770-1835 (Chapel Hill: University of North Carolina Press, 2004), 20-31; Hugues R. Sánchez Mejía, “Esclavitud, zambaje, “rochelas” y otros excesos en la población libre de las gobernaciones de Santa Marta y Cartagena, 1600-1800”, en Historia, cultura y sociedad colonial, siglos XVI-XVIII. Temas, problemas y perspectivas, ed, Yobenj Aucardo ChicanganaBayona (Medellín, La Carreta Editores / Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, 2008), 127-157. Roca (Bogotá: Universidad del Norte, 1994), 109-154; Marta Herrera Ángel, Ordenar para controlar. Ordenamiento espacial y control político en las llanuras del Caribe y en los Andes Centrales Neogranadinos.

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Siglo xviii (Bogotá: Academia Colombiana de Historia - icanh, 2002); Aline Helg, Liberty and Equality in Caribbean Colombia, 1770-1835 (Chapel Hill: University of North Carolina Press, 2004), 20-31; Hugues R. Sánchez Mejía, “Esclavitud, zambaje, “rochelas” y otros excesos en la población libre de las gobernaciones de Santa Marta y Cartagena, 1600-1800”, en Historia, cultura y sociedad colonial, siglos XVI-XVIII. Temas, problemas y perspectivas, ed, Yobenj Aucardo Chicangana-Bayona (Medellín, La Carreta Editores / Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, 2008), 127-157. 9. Esta idea —matizada si se quiere— sigue dando vueltas en la historiografía colombiana, especialmente en el sentido de señalar que los habitantes de estos sitios “podían prescindir, en buena medida, tanto de la normatividad colonial, como de los grandes hacendados, comerciantes y mineros”. Marta Herrera Ángel, Ordenar para controlar, 211. 10. Ésta parece ser la tesis de Adolfo Meisel, quien señala que la población rural del Caribe neogranadino carecía “de una actividad productiva que exportara a los mercados internacionales o regionales”. Meisel no intuye que esa área rural “escasamente poblada” abastecía de carnes y granos a los puertos de Cartagena, Santa Marta, Riohacha y Mompox. Adolfo Meisel Roca, “Puertos vibrantes y sector rural vacío: El Caribe neogranadino a finales del período colonial”, en Un caribe sin plantación: memorias de la cátedra del Caribe colombiano, primera versión virtual, ed. Alberto Abello Vives (San Andrés: Universidad Nacional de Colombia, sede Caribe / Observatorio del Caribe Colombiano, 2006), 89. 11. Al respecto ver: Giovanni Levi, Sobre microhistoria (Buenos Aires: Editorial Biblos, 1993), Giovanni Levi, “Un Problema de escala”, Contrahistorias 2 (2004), 63-70; Jacques Revel, “Microanálisis y construcción de lo social”, Entrepasados 10 (1996): 141-160; Raúl Fradkin y Jorge Gelman, “Recorridos y desafíos de una historiografía. Escalas de observación y fuentes en la historia rural rioplatense”, en Microanálisis: ensayos de historiografía argentina, ed. Beatriz Bragoni (Buenos Aires: Editorial Prometeo, 2004), 31-54.


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12. Para finales del siglo xviii se levantaron dos censos (1793 y 1800) que dan cuenta del número de habitantes del sitio de Chiriguaná. En el primer censo se señala que el sitio tenía 2.263 habitantes, de los cuales 2.109 se catalogaban como “libres de varios colores”. En términos porcentuales, su población estaba conformada en un 95% de libres de todos los colores, un 2.6% representado en blancos y un 1.8 % de esclavos. Siete años más tarde, en el segundo censo, se percibe cómo la población había crecido en un 20%, estableciéndose la existencia de 2.807 “almas”. El segundo censo se levantó por petición de los libres que enfrentaban un proceso por el reconocimiento de tierras comunales para el sitio. 13. Por la variedad de factores que contribuyeron a la constitución de los sitios de libres, proponemos el siguiente modelo sobre su origen: a la sombra de hatos y estancias; de la huida de esclavos cimarrones; por traslado y agregación; y por la mezcla de libres (pardos) con indígenas de los pueblos de indios. 14. Archivo General de la Nación, Bogotá, Colombia (en adelante agn), Tierras del Magdalena (en adelante tm), 132, ff. 001-599 (Pleito entre don Domingo López Bordel y los libres de Chiriguaná por las sabanas del mismo nombre). 15. agn, tm, 132, f. 379r. Mompox, 20 de junio de 1798. Siguiendo un primer censo del hato de San Antonio del Dividivi, tenemos que éste, a comienzos del siglo xviii, tenía “su capilla en que se celebra el santo sacrificio de la misa, su casa de vivienda de 40 varas de largo, bujios de los esclavos y corrales para los ganados”, más de siete mil reses, catorce esclavos y vivían en el un grupo indeterminado de concertados y agregados. 16. agn, tm, 132, f. 169r. En el área, además del sitio de libres de Chiriguaná surgido como apéndice de un hato, se establecieron otros sitios bajo la misma dinámica. El sitio de El Paso cerca de la

1. El surgimiento del pueblo de libres de Chiriguaná y el acceso al uso de la tierra por parte de sus habitantes

Empecemos primero por aclarar cómo surgió el sitio de libres de Chiriguaná y el tema del acceso a la tierra por parte de su población. Entre los años de 1795 y 1805 se desarrolló un pleito entre un grupo de “libres” habitantes del sitio de Chiriguaná12 y el propietario del hato de San Antonio del Dividivi, don Domingo López Bordel, por los derechos de propiedad de las llamadas sabanas de Chiriguaná, sobre las que declaraban tener prerrogativas ambas partes13. Primero que todo, de la documentación se infiere que el sitio surgió a la sombra del hato de San Antonio del Divididi. Igualmente, podemos advertir que en la búsqueda por clarificar los derechos de propiedad, en el proceso en cuestión, se reconocía el vínculo directo entre el surgimiento del sitio y la instalación del hato14. Así, mientras la unidad productiva se fundó en el año de 1700, la aparición de Chiriguaná se relaciona años más tarde, como fruto del mestizaje, la llegada de población libre de otros sitios (se menciona que Fernando de Mier y Guerra destruyó a finales de la década del cuarenta varios asentamientos o rochelas cerca al hato de Calenturas) y el crecimiento vegetativo, tanto de descendientes de esclavos, como concertados y agregados al hato. Se entiende que la instalación del hato a comienzos de siglo implicó también la presencia de “esclavos, concertados y agregados” y la existencia de “ermita o capilla”, donde todos recibían la doctrina cristiana15. Para el fiscal nombrado por la audiencia era claro que Antonio de Ospino —comerciante radicado en la ciudad de Cartagena— había instalado primero el hato de San Antonio del Dividivi y, luego, “muchos años después”, se formó el sitio “con el nombre de Chiriguaná, con otros que a poca distancia se conocen ahora […]”16. De las fuentes se percibe que su dueño, y en especial su primer mayordomo, de apellido Ospino, recibieron asistencia de población “libre y agregada” en los primeros años de funcionamiento de la unidad productiva. Esta ayuda era resumida por uno de los testigos cuando afirmaba que esclavos, concertados y agregados trabajaron en “consorcio” con “su primer fundador”, apohacienda Las Cabezas, Calenturas al pie del hato yándolo en “los desmontes y limpieza del del mismo nombre, y terreno y defendiéndolo de las invasiones de Chimichagua en cercanías del llamado hato de Carrera Larga. Orlando Fals Borda, Mompox y Loba, 117B.

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los indios bárbaros […]”17. De tal manera que observamos elementos importantes favorecedores del mestizaje forzado por la complejidad del establecimiento de unidades productivas en zonas de frontera. Por un lado, en estas unidades se debían enfrentar los ataques de indios flecheros, lo que obligaba a sus propietarios permitir que en ellas vivieran y se mezclaran esclavos, concertados y agregados. Esto llevó a los dueños de las unidades a “negociar” o establecer pactos de reciprocidad con la mano de obra (esclava, concertada y agregada) para garantizar su funcionamiento y su amparo ante el ataque de los indios flecheros18; en este caso, permitirles usar sin pagar terrajes las tierras del hato, donde luego establecerían el sitio de Chiriguaná. En el expediente consultado, llama la atención que este mestizaje fuera propiciado por los mayordomos de los hatos, quienes, para la historia que narramos, eran esclavos con bastante autonomía para definir el futuro económico de la unidad productiva. Éste era el caso de Ospino, administrador del hato del Dividivi, quien durante más de tres décadas controló los gastos de la unidad y fue su amo absoluto, pues sus dueños estaban radicados en la ciudad de Cartagena. Sobre estos capitanes y mayordomos recaía el manejo de las relaciones con la mano de obra que habitaba el hato19. Pero volvamos a lo que nos interesa: la forma como los libres accedieron al uso de la tierra. Una vez ubicados en el sitio, ocuparon las sabanas de Chiriguaná —ubicadas en el borde del hato— y luego, ya copadas éstas, a finales de siglo, la población libre avanzó hacia terrenos realengos. Para el abogado de don Domingo López Bordel, fueron los anteriores dueños del hato —su cliente había comprado la unidad en el año de 1782— quienes permitieron que los libres usaran las mencionadas sabanas, que eran parte del hato, y los exoneraron del pago de terrajes. La cuestión se complicó cuando en 1795 López Bordel pensó en cobrar dichos terrajes argumentando posesión sobre las sabanas y los libres se negaron al pago argumentando derechos de uso de la tierra, pasando a exigir a la Corona española su adjudicación bajo la figura de tierras comunales. Igual señalaban que sus abuelos y padres habían contenido y realizado entradas contra los indios chimilas en esa área, por lo 17. agn, tm, 132, f. 415v. que exigían una compensación real a través de la adjudicación de tierras 18. En el inventario del hato de comunales20. De esto daba cuenta un testigo, quien relataba en el año de Las Cabezas en 1766 aparecen 1801 que el mencionado capitán Ospino permitió “que se agregasen vecirelacionadas nueve escopetas que usaban los esclavos para nos de gente libre a su abrigo, así para su abrigo, así para que le sirviese de defenderse de los ataques indígenas. Vladimir Daza Villar, defensa y respeto contra la bárbara nación de los yndios chimilas de que Los marqueses de Santa Coa. Una 21 era tierra avanzada en aquel tiempo […]” . historia económica del caribe colombiano, 1750-1810 (Bogotá: Instituto Otro frente en el pleito se relacionaba con la utilización de las zonas de Colombiano de Antropología e playones sobre los ríos y ciénagas durante el período de verano, pues allí Historia (icanh), 2009), 176. se concentraban los pastos disponibles en ese tiempo22. Por ello, el ganado 19. agn, tm, 132, f. 440r. de los libres y el del hato del Dividivi se trasladaban hacia estas reservas 20. agn, tm, 132, f. 002v. 21.

agn, tm,

132, f. 441r.

22. agn, tm, 132, f. 206r. hist. crit. No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 130-155


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23. El acceso al uso de estos playones llevó a don Josef Rabadán, propietario de una “hacienda” en los términos de Chiriguaná, a apelar el fallo que determinaba que estos playones eran propiedad del dueño del hato del Dividivi. Primero, Rabadán argumentaba que el mencionado playón, igual que otros, había sido “descubierto” por habitantes de Chiriguaná y, por ello, bajo la figura de descubridores reclamaban derechos de uso. Paralelo a lo anterior don López Bordel argumentaba que este descubrimiento lo habían hecho sus esclavos y peones. Al final los derechos de propiedad de los playones recayeron en la Corona y se ratificó su carácter comunal, es decir, podían usar de ellos los libres y los propietarios de los hatos. agn, tm, 132, f. 206v. 24. agn, tm, 132, f. 105v. 25. Luis Rapalino, recaudador de diezmos del sitio, señalaba que existían “abundantes” tierras realengas que podían ser utilizadas por los libres y que estas ya estaban, de hecho, ocupadas por varias familias que allí cultivaban “cuanto le aparece conveniente para su subsistencia, ocupándolas francamente con la mayor quietud y tranquilidad sin la mas leve contradicción […]”. agn, tm, 132, ff. 379r.-380v. 26. Parte de sus argumentos se apoyaba en la real cédula expedida en el año de 1780 y perfeccionada por el virrey Guirior sobre el tema del acceso a la tierra en el Nuevo reino de Granada ese mismo año. Allí se establecían los mecanismos que permitían a los libres acceder a tierras comunales. La lectura que se hizo de esta real cédula en los sitios de libres fue bastante particular. Éstos asumieron —igual Guirior— que cuando el rey mencionaba como medio de acceso a la tierra la participación en guerras contra la población indígena, ellos, por haber participado en entradas contra los chimilas, tenían calidades de “conquistadores” y, por ende, acceso a tierras comunales. agn, tm, 132, f. 325v.

de pastos naturales y convivían allí por más de tres meses. En la medida que crecía el stock ganadero, el pasto que se reproducía en los playones era suficiente, por lo que se generaban conflictos por el deseo de ejercer derechos de propiedad sobre ellos, en este caso por parte del hato de San Antonio del Dividivi23. Además, los vecinos de Chiriguaná no sólo se ubicaban en tierras del hato del Dividivi, sino que también avanzaron en la instalación de hecho de corrales y rozas en terrenos realengos que se situaban al suroriente del sitio, y donde no tenían oposición por parte de grandes hacendados. Roumaldo Aguilar, vecino del sitio aseguraba que después de las sabanas de Chiriguaná existía un “desierto” donde a su parecer “bien pudieran fundarse mas de cien casas […]”24. Citaba como ejemplo las llamadas sabanas de Rincón Hondo y de Curumaní, a donde se desplazaban varios libres a instalar su “rozas” y ranchos por haber “abultadas tierras independientes de las que se cuestionan” y allí “efectivamente se cojen frutos abundantes que soportan hasta el grado de hacer comercio con ellos para fuera […]”25. Así —más al ataque que a la defensiva—, los libres que iniciaron el pleito argumentaban en 1795 que ellos como pobladores de un sitio “capaz del arreglo político”, que aspiraban a la categoría de villa, tenían iglesia ornamentada, cofradía, pagaban diezmos, obedecían a su capitán y, con su producción agropecuaria, abastecían a varias ciudades y comarcas, tenían derecho a tierras comunales y uso de los playones en verano. Al final, en el año de 1804, las autoridades que llevaban el pleito en la ciudad de Santafé determinaron que al sitio se le adjudicaran tres estancias de tierras como 27. Esto redundó en “la aparición del vecino como compensación a sus servicios a la Corona una categoría de persona española y al hecho de vivir bajo el “arreglo que, independiente de su origen y etnia podía elegir político”, es decir, en vecindad26. Hoy sabemos su lugar de residencia y por Tamar Herzog que en la América hispana convertirse a través de sus acciones y su reputación, se dio un cambio, durante los siglos xvii y xviii, en miembro de una nueva comunidad”. Tamar Herzog, en lo que refiere a quiénes accedían a la cateVecinos y Extranjeros. Hacerse goría de vecino. A diferencia de España, donde español en la edad moderna (Madrid: Alianza Editorial, se clasificaba a la persona por la ascendencia, 2006), 82. Las acciones de en América “se les clasificaba también en virlos libres de Chiriguaná iban desde entradas contra tud de su residencia y su actuación”27. De esta la población indígena, pago forma, con el reconocimiento de los habitande diezmos y producción agropecuaria para abastecer ciudades como Mompox y Cartagena.

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tes del sitio de Chiriguaná como vecinos, éstos pasaron a solicitar derechos de propiedad comunal -ejidos- sobre tierras que aparentemente pertenecían al hato de San Antonio del Dividivi, y derechos de uso sobre los llamados playones. Al final obtuvieron, en un nuevo contexto político, el reconocimiento a la calidad de vecinos y, por ende, el derecho a tierras comunales y al uso de playones, aptos para la cría de ganados y la siembra de granos. Mapa n.° 1: Plano de las tierras del hato nombrado San Antonio del Dividivi (1798)28

Fuente: agn, Mapas y Planos, Mapoteca 4, 128-A.

1.1. El uso de la tierra por parte de los libres del sitio de Chiriguaná El censo elaborado en el sitio de Chiriguaná en 1800 muestra que sus habitantes usaban la tierra para la cría de ganados y la agricultura. Allí se relaciona que eran poseedores de 7.057 cabezas de ganado vacuno, 3.717 bestias —caballos, yeguas y burros—, tres mil animales de cerda, trescientas cincuenta cabras y ovejas29 y, por último, tenían una producción agrícola compuesta por más de doscientas labores30 de platanar, algunas de cacao, numerosas rozas de maíz y arroz y treinta trapiches de caña. Esta producción, según el mismo documento, se destinaba a mercados regionales31. En las siguientes líneas detallaremos las particularidades de esta producción por cada área, sea cría de ganados o producción agrícola y cuántos eran en el sitio los que se dedicaban a cada actividad.

28. Este mapa ubica los límites del hato de San Antonio del Dividivi, el sitio de Chiriguaná (dentro de los limites del hato), sus límites y anexos, los accidentes geográficos (ríos, caños, quebradas y ciénagas), sabanas, abrevaderos y corrales del ganado que existían en el área de las llamadas sabanas de Chiriguaná. 29. agn, tm, 132, ff. 193r.-194r. y ss. El documento esta fechado en Chiriguaná el día 23 de diciembre de 1803. 30. Una labor agrícola podía medir varios almudes, sementeras o fanegas. En este caso la vaguedad de la medida impide saber la superficie sembrada. 31. agn, tm, 132, f. 193v.

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1.1.2. La cría de ganados Como vimos, el número de ganados de los libres habitantes de Chiriguaná no era desdeñable. Sobre la forma como se criaban estos ganados, la documentación analizada arroja tres tipos de uso de las tierras en el área de Chiriguaná que, dicho sea de paso, configurarían tipos específicos de unidades productivas: hatos, hatillos y corrales. Un primer uso se asocia con la utilización de áreas específicas de las sabanas de Chiriguaná que bordeaban el sitio, el cual se puede definir de carácter estacionario dado las particularidades de la geografía local32. De una manera adaptativa, los ganados sólo se llevaban a las sabanas en épocas de invierno, y se sacaban en verano para ser trasladados a las zonas de playones en los alrededores del mencionado sitio. La mayoría de testigos informaban sobre la existencia de sólo dos unidades que pudieran llamarse hatos en el área: Dividivi y San Francisco33. En esto coincidía don Mateo de Otero, vecino de Chiriguaná y regidor alcalde mayor provincial del cabildo de Tamalameque, quien sólo hacía referencia a San Antonio del Dividivi, “propio en la actualidad de Don Domingo López Bordel”, y a “San Francisco que fue de Don Juan Josef de Miranda”34. En medio de esos dos hatos sobresalía otro tipo de unidades productivas de 32. En general esta zona presenta un propiedad de don Julián Leyba, Sebastián Linares, Fernando Angulo y Fermín de déficit de lluvias entre los meses Torres. Ellos tenían cuatro “hatillos de corral y rancho”, alrededor de los cuales de enero, febrero, marzo y parte de abril. Esto origina un fenó“otros vecinos tienen sus bienes y estos mantienen agregados a los referidos y meno muy particular, pues en los las haciendas […]”35. Alrededor de estos cuatro hatos y de los corrales y abrebordes de ciénagas y ríos se desarrollan pastos naturales que son vaderos del hato de Dividivi se ubicaban otros “vecinos que tienen bienes de aprovechados por los ganados. sabana […] agregados, o a estos quatro citados y a las Haciendas de San Francisco Hasta hace unas cuatro décadas estos terrenos se consideraban y el Dividivi”36. Estos cuatro vecinos de la villa Chiriguaná se diferenciaban de comunales y eran utilizados por toda la comunidad. los demás, según el mencionado Ovalle, por tener en las sabanas “corral y ran33. agn, tm, 132, f. 57v. cho”, mientras que los otros solo hacían “un rancho provisional”37. Pedro de la 34. Se dice de este hato que “[…] se Esquina, cercano a los vecinos “libres”, mencionaba que en las zonas de sabanas halla quasi arruinado con solo o pastos, ubicados dentro de los límites del Dividivi, se establecían “los vecinos algunos esclavos que cuidan un corto número de bestias por libres” con sus “corrales”, con permiso de sus dueños. Se refería al caso parhaberse acabado los ganados ticular de Gregorio Cantillo, quien según él, había logrado el consenso de los vacunos […]”. agn, Tierras del Magdalena, 132, f. 58r. propietarios del hato para que le permitieran colocar allí su “hatillo” de gana35. agn, tm, 132, f. 105v. Según el dos “sin rancho”. Junto a él se establecieron también don Andrés Villanueva y testimonio del vecino Romualdo don Thomas Josef Díaz “en la plantificación de sus hatillos”38 y se concluía que Aguilar en fecha de 12 de agosto de 1800. “aunque algunos vecinos de este dicho sitio tienen ganados”, los ubicaban en 36. agn, tm, 132, f. 134v. De estos “establecimientos provisionales de solo un rancho de palma para guarecerse de vecinos los testigos dicen ser “blancos”. sol y del agua”39, corral que por lo general tenían que “reedificarlo anualmente” 37. agn, tm, 132, f. 134v. ajustándose a las estaciones de lluvia y sequía. 38. agn, tm, 132, f. 105r. 39. agn, tm, 132, f. 99r. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 130-155


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Hasta aquí podemos observar dos asuntos. El primero tiene que ver con el criterio diferenciador entre un hato y un hatillo, puesto que el hato era una unidad bastante grande, con casas, esclavos y ermita, mientras que el otro sólo llegaba a componerse de un “rancho y corral”. En tanto, las unidades de los libres sólo constaban de “un rancho provisional”. El segundo asunto se relaciona con el hecho de que para la mayoría de los entrevistados y testigos el ganado de los “libres” no se ajustaba a la categoría de una unidad productiva como el hato o el hatillo, dado su carácter estacionario y seminómada. Es decir, éstos a lo sumo tenían corrales, lo cual daba cuenta del carácter precario de su actividad. El corral daba un carácter móvil a los ganados y su reproducción. Entonces, los libres usaban las tierras de la sabana de Chiriguaná, pero no ejercían propiedad sobre ellas y los ganados de su propiedad vivían de una manera seminómada y no tenían un asiento definido en las sabanas, salvo el de proveerse de los comederos del hato del Dividivi y de otros corrales40. A pesar de no contar con inventarios desglosados, el testamento de Joseph P. Espinosa, soltero, natural de “la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá de Chiriguaná”, hijo legítimo de Juan Salvador Espinosa, de Mompox y de Narcisa Teresa Valderrama, de Chiriguaná, da pistas sobre el funcionamiento de un hatillo. Después de dejar doscientos cincuenta pesos en misas rezadas, en su memoria testamentaria señalaba que poseía un “hatillo de ganado vacuno, caballar y yeguas, burros y burras, en estas sabanas de Chiriguaná, en el paraje que llaman Barahona, herradas con el hierro del margen”, obtenido de sus “industrias e inteligencias”41. Además poseía tres machetes “del servicio de los vaqueros”, un hacha, tres hierros de herrar, una silla de montar de su “uso” bien tratada, una coraza fraseada, sus cojines, cuatro estribos de azofre, dos sillas de montar de vaquería bien aperadas con sus estribos buenos de azofre y un almud de cobre con su mano usado. Sus bienes, igualmente, incluían una casa de morada ubicada en el sitio de Chiriguaná, “de material de estantes, lata y embutida en barro y techo de palma, con veinte varas de largo y de ancho, con su sala y dos cuartos, sus puertas y ventanas bien tratadas, con su ajuar […]” y un “chiquero de cerdos bueno”, allí también dejaba la ropa de lino de su uso en dos baúles, tres calzones de seda, una colcha de saraza nueva ribeteada de cinta azul, una manta española de lana blanca fina de listas rosadas, una escopeta descompuesta y una espada de cruz y tasa de hierro y contera de plata “bien acondicionada”. En su casa ubicada en Chiriguaná relacionaba de su propiedad una barqueta de seis bogas, dos piraguas largas de dos bogas, otra piragua corta de dos bogas, una piragua chica y cuatro barquetas inútiles, todas de cedro. Por lo demás, dejó un cuaderno donde tenía “apuntadas algunas 40. Estos “comederos” en ocasiones eran construidos por los dependencias que me deben y hallaran también obligaciones y vales […]”. libres o utilizaban los del hato Mientras que exoneraba a su “capataz” de las deudas que tenía contraídas, del Dividivi y allí las majadas de ganado se reunían para comer y daba “cartas de libertad” a sus seis esclavos, cuatro de ellos ubicados en abastecerse de agua.

41. agn, Testamentarias de Panamá (en adelante tp), 7, f. 181r. hist. crit. No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 130-155


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el hatillo y dos en su casa en Chiriguaná. La mayoría de sus bienes los dejaba a una esclava, su hermana y las cofradías del sitio. Al final se declaraba fiador de don Luís Josef Rapalino por los aguardientes de caña que conduce del estanco de la villa de Mompox y despachaba en esa parroquia. En total la “pequeña fortuna” de Joseph P. Espinosa se acercaba a los dos mil pesos42. En tanto, otros vecinos se establecieron en áreas de frontera del hato y del sitio, como es el caso de un tal Eusebio del Castrillo, quien tuvo hatillo en la sabana de la Sierra con posesión de casa de corral, cocina y chiqueros, en donde permaneció junto con su familia y mujer hasta su fallecimiento43. Asimismo, don José Gómez Farelo decía poseer un “hatillo de ganado y bestias en la sabana de Victoria”, por lo que, según el presbítero don Joaquín Gómez Farelo, su hermano, en el año de 1774 había concurrido “a su mensura”, la cual se realizó junto con otros hatillos ubicados en la franja de tierra llamada “de Simiti, Santa Isabel” por parte de “Don Juan Bautista Peinado de esta vecindad en virtud de comisión del señor juez subdelegado de Santa Marta”44. Por último, señalemos que en el mencionado censo del año de 1800 se establece que veintinueve vecinos cabeza de familia se relacionan como “criadores de ganado”, otros diez fueron definidos como “criadores y labradores” y otros once como hacendados, lo que arrojaría la suma de cincuenta propietarios del sitio que tenían vínculo con la cría de ganado vacuno, caballar y porcino45. Gráfico n°1: Ocupación por actividades de las cabezas de familia del sitio de Chiriguaná

42. En su casa del sitio de Chiriguaná tenía piraguas y barquetas para transportarse a Mompox. agn, tp, 7, f. 181r.-181v. 43. agn, tm, 132, f. 465v. 44. agn, tm, 132, f. 93r. El proceso de solicitud de estas tierras se suspendió porque Peinado se enteró de que las tierras eran, supuestamente, de los dueños del hato de San Antonio del Dividivi. Peinado había sido nombrado por el gobernador de Santa Marta como el encargado de regular la composición de terrenos realengos sobre los que los libres avanzaban, evitando las situaciones de acceso de hecho a la tierra. 45. En el censo no se incluye a los criadores de cerdo, aunque deducimos su existencia de los datos que se ofrecen sobre la existencia de chiqueros detrás de las casas de los habitantes del sitio.

Fuente: AGN, TM, 132, ff. 14r-57r.

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La información recopilada en el censo no nos permite inferir que las cincuenta cabezas de familia que tenían vinculo con la cría de ganados eran los dueños de las 7.057 cabezas de ganado vacuno, 3.717 caballos y yeguas, tres mil cerdos y trescientas cincuenta ovejas que “vagaban” en las mencionadas sabanas, dado que no se desglosan las cifras por unidades y solo se señalan las calidades productivas de la población económica activa. 1.1.3. De cultivos, rozas y algunas labores La producción agrícola de la población libre del sitio de Chiriguaná se centraba en la siembra de plátano, maíz, arroz y caña de azúcar. Lo novedoso del proceso de Chiriguaná es que para inicios del siglo xix esta producción se encontraba en expansión. Con el crecimiento de la población y de la producción agropecuaria se ubicaron nuevas zonas de asentamiento que estaban por fuera de las sabanas, más cerca de la montaña (serranía de Perijá) y que pasaron de ser “palmares, mallares, zarzales y palotares” a tierras cultivadas y usadas para la agricultura y cría de ganados. Particularmente se ocuparon los lugares llamados Corozal y San Pedro al suroriente de Chiriguaná46; tal y como lo describía Pedro de la Esquina, en cuya opinión la producción de frutos era tan copiosa que incluso afectaba negativamente los precios de las cosechas. En realidad, estas dos zonas hacían parte, junto con las proximidades de Chiriguaná, Barahona y Pacho Prieto, del 72% del territorio en donde se concentraban las unidades productivas. Para ser más precisos, la ubicación de las tierras usadas por los labradores eran las sabanas de Chiriguaná en un porcentaje del 45.3%, mientras que en el área de Barahona se localizaba cerca del 14.8%, en Pacho Prieto estaba un 6.4% y en San Pedro quedaba un 5.5%, como lo muestra el siguiente gráfico. Gráfico n°2: Distribución geográfica de los labradores por sabanas

Fuente: AGN, TM, 132, ff. 14r.-57r.

46. agn, tm, 132, f. 105r. hist. crit. No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 130-155

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47. Ver gráfico n° 1. 48. En la actualidad en las áreas rurales del Caribe colombiano se conoce como roza una pequeña área donde se siembra maíz y/o yuca. Como ya anotamos, una roza no excedía más de cinco hectáreas de tierras cultivadas. La siembra de maíz en la región se hace durante los meses de agosto y la cosecha se recoge en el mes de noviembre y se lleva, ya desgranado, a los mercados entre diciembre y enero, cuando la cosecha ha sido abundante y quedan excedentes. Para el período que tratamos el maíz era vital en la alimentación de la mayoría de la población y reemplazaba al trigo en la dieta de los habitantes de sitios y ciudades. Una fanegada de la época se convertía en catorce arrobas. El 9 de diciembre de 1766 el coronel Antonio de Arevalo, en un informe levantado sobre lo que se debía para tener abastecida a la ciudad de Cartagena, señalaba que ante un sitio de la ciudad se debía pensar en alimentos para 5500 personas, por ello era necesario garantizar “pan, carne, tocino, gallinas, arroz, verduras, miel, aceite o manteca, vinagre, sal, leña; agua; vino y aguardiente […]”. De su relato llama la atención que se centrara en el tema del maíz y el abastecimiento de este producto a la ciudad de Cartagena. Señalaba que “el pan que usa generalmente la tropa y gente de el es el de maíz, que llaman bollo […]”. Hacía un cálculo del consumo de maíz y lo acercaba a la cifra de 36 mil fanegas anuales. Enrique Marco Dorta, “Cartagena de Indias: riquezas ganaderas y problemas”, en Tercer Congreso Hispanoamericano de Historia (Cartagena: Talleres Gráficas Mogollón, 1962), 336-338. 49. Sobre las campañas de poblamiento realizadas por Fernando de Mier y Guerra ver: José M. De Mier, Poblamientos en la provincia de Santa Marta: siglo xviii (Bogotá: Colegio Máximo de las Academias

Del mencionado censo también obtuvimos los siguientes porcentajes: la producción agrícola del sitio de Chiriguaná estaba en manos del 52,2% del total de la población económicamente activa, representada en doscientas veinte personas dedicadas exclusivamente a la agricultura, o que combinaban esta labor con otras como la boga y la vaquería. Más específicamente, 184 pobladores de Chiriguaná se definían como labradores, veinticinco se catalogaban como labradores y bogas y once aparecían como vaqueros y labradores. Estas cifras constituían el 43,7%, 5,9% y 2,6% respectivamente47. Lamentablemente, no tenemos una descripción discriminada de la producción agrícola por unidades o vecinos, como tampoco se establece dónde funcionaban los trapiches y cultivos de caña de azúcar, cuestión que impide la cuantificación desglosada de la producción agrícola. Sólo sabemos que bajo el nombre de “rozas”48 o labores se designaron las pequeñas producciones de los libres, las cuales no excedían más de una fanegada y se ubicaban en los términos del sitio de Chiriguaná. En este caso esas rozas y/o labores se dedicaban a la producción de maíz, plátano, arroz y caña de azúcar y alcanzan a cuantificarse en un total de doscientas. 2. El uso de la tierra en Santa Cruz de Pizarro Otro caso donde se distingue el acceso y uso de la tierra por parte de la población libre lo tenemos en la fundación de Santa Cruz de Pizarro, sitio ubicado en la margen derecha del río Magdalena a la altura de su desembocadura. Un pleito entre los vecinos de Santa Cruz de Pizarro — pueblo fundado por Fernando de Mier y Guerra— y varios hacendados de la gobernación de Cartagena, liderados por don Andrés de Madariaga, nos permite, entre otras cosas, acceder a información sobre la producción agropecuaria de los habitantes de esa población y la disputa de tierras aptas para la cría de ganados entre grandes criadores49. Aquí nos interesa resaltar cómo esta población se convirtió en menos de una década en un centro de producción de caña, yuca y maíz y ganado porcino y vacuno que se vinculaba a los mercados de San Juan de la de Colombia/Libreros Ciénaga, Santa Marta y los pueblos ubicados Colombianos, 1987); Gilma Mora de Tovar, Poblamiento entre Soledad y La Ponedera, sobre la mary sociedad, 46; Fals Borda, gen izquierda del río Magdalena. Para el año Mompox y Loba, 82B-92B; Hermes Tovar Pinzón, Grandes empresas agrícolas, 102-109.

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de 1751, fecha de fundación del sitio, los comisionados enviados por don Fernando de Mier y Guerra adjudicaron a sus habitantes tierras comunales para que allí establecieran sus casas y las usaran en sus cultivos y cría de ganados50. Fue así como un grupo de personas provenientes de la gobernación de Cartagena se estableció en el sitio e instaló sus precarias unidades productivas en las tierras que correspondían como ejidos al poblado, las cuales bordeaban el cauce del río Magdalena y eran aptas para la cría de ganado vacuno51. Hasta aquí no tenemos nada anormal en el proceso, y se percibe como una de las formas de creación de comunidades campesinas pasó por la política de poblamiento que estableció a partir del año de 1745 el virrey Sebastián de Eslava y que fue ejecutada por el mencionado Mier y Guerra en la gobernación de Santa Marta. Pero cuatro años después de fundada Santa Cruz de Pizarro, en 1754, un ganadero del sitio de Soledad —población ubicada en la margen izquierda del río Magdalena—, llamado Miguel Camacho, denunciaba que las tierras donde se había fundado el sitio eran suyas y no realengas, por lo cual se debía restituir su posesión. Lo que no narraba Miguel Camacho era que Fernando de Mier lo había convencido, antes de fundarse el sitio, de que donara las tierras donde se fundaría el poblado. Al parecer detrás del cambio de opinión de Camacho en 1754 se encontraba el, para esa época, poderoso comerciante de Cartagena, don Andrés de Madariaga. Este último argumentaba también que los habitantes de Santa Cruz usaban terrenos de su propiedad y estaban cercanos a su hato de Tierra Nueva. Madariaga no esperó que se diera sentencia de desalojo y, en 1754 procedió a enviar “una cuadrilla de vaqueros” para que, demostrando derechos de propiedad, llevaran a los “playones y ciénagas muertas” cercanos a Santa Cruz “una corta porción de ganado”. Los vaqueros cumplieron la orden y procedieron a instalar corrales e intimidar a los pobladores, con el argumento de que esas tierras eran de su patrón y ordenando su abandono porque éste las tenía “compradas a su majestad”52. La cuestión pasó a mayores en el año de 1755 cuando don Domingo de Camarillo, alcalde pedáneo del sitio de Soledad, entró al área de Tierra Nueva donde los habitantes de Santa Cruz tenían sus ganados y sembrados y, luego de “notificar la superior orden de voz pública y común que venía a despojar, quemar y aniquilar este sitio”53, procedió a incendiar ranchos, arrasar cañaverales

50. Al respecto, Gilma Mora establece una conexión entre las campañas de poblamiento y el tema del reparto de las tierras: “El crecimiento de la población y la presión sobre las tierras tanto cultas como incultas, llevó a las autoridades gubernamentales a desarrollar políticas de poblamiento e incluso a criticar el sistema tradicional de adjudicaciones de fundos y a proponer un reparto más equitativo de las mismas. Se pretendía con ello que no recayeran ‘en un solo sujeto grandes porciones de tierras’”, sino que se repartieran proporcionalmente cuando se presentaran labradores con intención de “cultivarlas tomándolas o por titulo de composición […]”. Gilma Mora de Tovar, Poblamiento y sociedad, 42. 51. Permitir el acceso a la tierra por vía comunal a grupos de la población (indígenas y libres) que ayudaron a la defensa de Cartagena en 1741 fue una prioridad de la Corona española, especialmente del virrey Sebastián de Eslava. Así, a partir de esta fecha y hasta 1780 en la gobernación de Santa Marta se desarrollaron políticas tendientes a facilitar el acceso de los libres de todos los colores a tierras comunales, hecho que se reglamentó con una real cédula expedida en 1780. Durante este lapso de tiempo los virreyes otorgaban tierras comunales a su libre albedrío de acuerdo a intereses y negociaciones con las comunidades campesinas. Los libres de todos los colores recibieron terrenos comunales bajo una figura semejante a la de los resguardos indígenas; derechos sobre tierras comunales que en algunos casos permanecieron hasta bien entrado el siglo xx. 52. agn, Poblaciones Varias (en adelante pv), 10. f. 930v. 53. agn, pv, 10, f. 206r.

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y garrocharles sus ganados54. En la demanda entablada por daños y perjuicios, Buenaventura de Murcia acusaba a Camarillo de haber entrado con más de “treinta o cuarenta hombres del sitio de Soledad”55, destruir ranchos, sembrados y de llevarse “las vacas paridas que los vecinos de este sitio tienen en la puerta de su casa para la manutención de sus hijos, que serían el número de cincuenta cabezas entre chicos y grandes entre ellos algunas yeguas”56. Así, la expansión territorial realizada por Fernando de Mier y Guerra causaba enfrentamientos entre los hacendados más poderosos y entre poblaciones que veían recortados sus privilegios 54. En esta empresa, Camarillo territoriales y términos. Los habitantes de Soledad y Barranquillas argumencontó con el apoyo de un grupo taban que ellos tenían derechos sobre esas tierras por haberlas liberado de los de vaqueros que trabajaban para Andrés de Madariaga. Éste indígenas chimilas. Es decir, tenían derechos como conquistadores57. sería el inicio de un proceso que duraría alrededor de cuatro años, pues los vecinos de Santa Cruz, afectados por Camarillo, procedieron a demandarlo, contando para ello con el apoyo de Fernando de Mier y Guerra y, obviamente, de sus comisionados don Buenaventura de Murcia y Tomás de Antique.

Mapa n°2: Mapa levantado por el pleito entre don Andrés de Madariaga y los Cruz de Pizarro (1754)

habitantes de Santa

55. agn, pv, 10, f. 210v. 56. Archivo General de Indias (en adelante agi) (Sevilla), Santafé, legajo 1186. Murcia denunciaba también que más adelante del pueblo Camarillo había quemado un rancho y un corral de veinticinco reses, las cuales llevó a la “sabana que llaman de Las Palmas”, se quedó con “4 caballos” y mandó “poner por los suelos todos los platanares, yucales, maíces y cañaverales que los vecinos tenían en sus tierras […]”. Luego, reunió “todas las vacas paridas […]” y las garrochó. Estas vacas —relataba Murcia—, las tenían los campesinos de Santa Cruz para “el diario sustento de sus hijos con la leche que vendían […]”. 57. En la información que se aporta en el expediente Buenaventura de Murcia señalaba que los acompañantes de Camarillo habían expresado que en adelante “[…] en sus tierras no habían de sacar palos, palma, ni bejuco, ni que tampoco había de pasar allá cabezas de ganados mayores ni menores, porque de pasar los matarían”. agi, Santafé, legajo 1186.

Fuente: AGN, Mapas y Planos, Mapoteca 60, 60.

Dejando a un lado los argumentos de las partes en el pleito, nos centraremos en el inventario que se realizó en el año de 1755 sobre los destrozos causados

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por Camarillo. Teniendo en cuenta que la población se fundó en 1751, encontramos la existencia de una agricultura que iba más allá de la simple producción por subsistencia y se vinculaba a mercados comarcanos. Un agrimensor llevado desde Cartagena presentaba el siguiente censo de los destrozos: Cuadro n°1: Destrozos causados a los vecinos de Santa Cruz de Pizarro Nombre

Producto

Cantidad

Domingo Antonio Camacho

Plátano

100 matas

Juan Alberto de Mendoza

Plátano

450 matas

Juan Alberto Mendoza

Caña

3 medidas de sembradura

Santiago de Mendoza

Plátano

350 matas

Santiago de Mendoza

Yuca

1 medida

Dionisio Alexandro

Plátano

100 matas

Dionisio Alexandro

Caña

1 medida

Melchor Acosta

Plátano

100 matas

Melchor Acosta

Caña

½ medida

Felipe Rodríguez

Plátano

300 matas

Bernardo Gutiérrez

Plátano

200 matas

Euterio Parejo

Plátano

40 matas

José de la Rosa

Plátano

40 matas

Juan de la Rosa

Plátano

140 matas

Juan de la Rosa

Caña

1 medida

Paulo Privado

Maíz

1 roza

Paulo Privado

Plátano

50 matas

Alejandro (esclavo de Santiago Mendoza)

Caña

80 matas

Antonio (esclavo de Santiago Mendoza)

Caña

60 matas

Fuente: AGI, Santafé, legajo 1186.

La lista de los destrozos muestra la orientación de la producción agrícola del poblado: plátanos, caña de azúcar, maíz y yuca58. También nos da la dimensión de los cultivos, siendo el mayor el de Juan Alberto de Mendoza, quien tenía cuatrocientas cincuenta matas de plátano y tres medidas de

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58. El inventario arrojó la suma de 1770 matas de plátano, cuatro y media medidas de caña y ciento cuarenta matas de caña, una roza de maíz y una medida de yuca destruidas.


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caña mientras que el menor estaba compuesto de cuarenta matas de plátano. Por otro lado, tenemos que los destrozos fueron causados a doce propietarios, de cuarenta y tres vecinos que tenía el poblado59. El funcionario encargado del inventario ordenó que se pagara “Por las cuatrocientas y cincuenta matas de caña cincuenta y seis pesos y dos reales, diez pesos por cada medida de caña. Por el platanar de Santiago Mendoza trescientos cincuenta pesos y por una medida de yuca doce pesos”60. Así, el valor de los daños en la producción agrícola ascendía a mil ochocientos pesos61. En lo que respecta a los daños en los ganados, el inventario arrojó los siguientes datos: Cuadro n° 2: Daños en los ganados de los vecinos de Santa Cruz Nombre del propietario

Caballos

Vacunos

Cerdos

Burros

Euperio Parejo

28

9

Varios

-

Juan de Mangas

Varios

21

Varios

-

Luís de Sierra

14

9

Varios

1

Dionisio Cantillo

2

5

-

-

Alfonso Parejo

-

5

1

-

Juan Antonio Gutiérrez

-

36

-

Varios

Hilario Rodríguez

-

47

Varios

-

Josefa Conde

Varios

27

Varios

-

P. Rodríguez

Varios

9

-

-

Lucas Evangelista

1

-

-

-

Juan Nicolás Pava

1

-

-

-

Ambrosio Romero

-

14

Varios

-

Pedro Juan Ponce

-

-

18

-

Gregorio Gutiérrez

-

-

17

-

Lorenzo Téllez

8

34

Varios

-

Total

54

216

36

-

Fuente: AGI, Santafé, legajo 1186. 59. Gilma Mora de Tovar, Poblamiento y sociedad, 53. 60. agi, Santafé, legajo 1186. 61. Esta cifra aparece de la suma de 1770 matas de plátano por un peso, cincuenta y seis pesos del valor de la producción de caña y doce pesos de la medida de yuca. No contamos con el avalúo de la roza de maíz.

Los habitantes de Santa Cruz combinaban la agricultura con la cría de ganados. El avalúo general de los daños en los ganados arrojó la cifra total de 154 pesos de los que desaparecieron, ya que gran parte de éstos fueron rescatados por sus dueños originales. En cuanto al ganado vacuno, se ubicaba en pequeños corrales cerca a las casas y se llevaban a pastar a

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los playones, mientras que los cerdos se ubicaban en chiqueros detrás de las casas. Los vaqueros llevados por Camarillo destruyeron dos de estos corrales y al encontrar que en “la dicha tierra se hallaba también con porción de ellos sueltos que andaban en ella pastando”, mandó [Camarillo] a los vaqueros a que los recogieran, lo que sumó “130 cabezas de ganado vacuno y algunas bestias, se derribaron y demolieron dos chozas corrales […]”62. En otro sitio garrocharon una porción de “burros, caballos, zerdos y unas vacas paridas con sus hijos […]”, para un total de doscientas vacas afectadas, “mas de ciento cinquenta zerdos chicos y grandes”63 y un total de setenta y un vecinos afectados64. Así, hasta aquí tenemos que la información extraída del pleito entre los vecinos de Santa Cruz de Pizarro y un grupo de ganaderos del sitio de Soledad (entre los que se encontraba don Andrés de Madariaga) nos permiten establecer que un grupo de población libre proveniente de la gobernación de Santa Marta accedió a tierras comunales a través de las políticas de poblamiento que establecieron los representantes de la Corona en el área. También se percibe cómo en menos de cinco años los libres establecieron una producción nada desdeñable con la que se vinculaban a los mercados locales. 62. agi, Santafé, legajo 1186. Año de 1754.

3. Desde Chiriguaná, por ciénagas y ríos salen y llegan mercancías hacia el mercado A pesar de las evidencias ya señaladas sobre el tipo y la cantidad de la producción generada por los vecinos libres de Chiriguaná, algunos testigos que participaron del proceso causado a partir del conflicto parecían tener dudas sobre el sentido de acumulación de esta población, en especial, aquellos testigos que hicieron parte de la defensa de los intereses del hacendado. Sus versiones, y quizás guiados por el tipo de preguntas, se referían constantemente a los poseedores de hatillos o ganados en las zonas de sabanas como individuos que no se preocupaban por acumular o incrementar sus crías. Juan Clímaco de Marcos y Manzanares, por ejemplo, se mostraba sorprendido al asegurar que los libres vendían sus ganados como “terneros”65 y no esperaban a que crecieran para tener mayor rentabilidad. En su opinión era notoria la desidia de muchos de los vecinos para incrementar su stock de ganados y producir más alimentos. Sin embargo, era consciente de que a pesar de esa indolencia, se sembraba lo suficiente para el consumo y además el abastecimiento de las plazas de Cartagena, Santa Marta, Valledupar, Riohacha y la villa de Mompox66. Aun así, esta situación fue desmentida por varios vecinos que sí observaban que los libres producían más allá del simple autoconsumo

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63. Ya señalamos que dentro de la producción de estas economías campesinas la cría de cerdos era una parte importante. 64. agi, Santafé, legajo 1186. El día 27 de junio de 1755 Miguel Borras procedió a sacar de los corrales de Miguel Camacho el número de ganados con que debía indemnizar a los vecinos. En el informe Borras señalaba que Camacho tenía más de doscientos cerdos en su hato. Sobre el ganado de los vecinos de Santa Cruz no hay referencias a su comercialización, pero se intuye que éstos eran llevados a los poblados ubicados en la margen izquierda del río Magdalena. De los caballos y burros se entiende que eran utilizados para transportarse y cargar alimentos, agua y movilizar los productos al puerto del sitio. 65. agn, tm, 132, f. 101r. 66. agn, tm, 132, f. 104r. Es muy probable que la indolencia, la apatía y la pereza atribuida a esta población se deban entender a partir del interés de los notables por justificar el acaparamiento de tierras.


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o subsistencia. Por ejemplo, Juan José Ospino, apoderado de los vecinos de Chiriguaná, daba cuenta que la cría de ganado vacuno y de cerda tenía como destino a las minas de Zaragoza, Simití, las orillas del Magdalena y las ciudades de Santa Marta, Riohacha, Cartagena y Mompós, alcanzando anualmente cifras de exportación cercanas a las seiscientas cabezas de ganado vacuno y más de mil cerdos67. Esta información es corroborada por don Andrés de Villanueva68 y don Pablo Álvarez69, para quienes la cría de ganados mayores y menores se daba en gran cantidad para abastecer “sus moradores y haciendas comarcanas sino que también los extraen a toda la jurisdicción del valle, al sitio del Paso y muchas veces a la villa de Mompox, especialmente los plátanos y arroces”70. Mapa n°3: Chiriguaná, pueblos aledaños y rutas de transporte a Mompox

67. agn, tm, 132, f. 193v. 68. agn, tm, 132, f. 562v. 69. agn, tm, 132, f. 559v. 70. agn, tm, 132, f. 513v. En la documentación consultada hay constantes alusiones a que las carnes y granos del sitio viajaban hasta las minas de Zaragosa y Simití. Por ejemplo, don Juan Clímaco de Marcos y Manzanares, quien había sido empleado en la villa de Santa Cruz de Mompox y su jurisdicción de alcalde de la Santa Hermandad, registraba que “se experimenta no solo los frutos necesarios para el consumo de el, sino que también se abastecen de la jurisdicción del valle y otros destinos a precios cómodos como se experimenta anualmente, cuio beneficio han reportado las plazas de Cartagena, Santa Marta, Hacha y la Villa de Mompox”. agn, tm, 132, f. 514v.

Fuente: Atlas básico de Colombia, Santa Fe de Bogotá: IGAC, 1978.

Es evidente la vinculación al mercado por parte de los labradores/ criadores de ganado del sitio de Chiriguaná. Pero no sólo el aumento del stock de ganados da muestra de esta tendencia. Esa participación en los circuitos del comercio local y regional se daba a través del establecimiento y control de toda la cadena de producción y comercialización. Así nos lo

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indican las pistas ofrecidas por don Mateo de Otero, regidor, alcalde mayor provincial de la ciudad de Tamalameque, quien junto con su esposa doña María Ysidora de la Vega, poseía un “opulento hato de ganado vacuno y caballar nombrado Viloria” y una estancia de trapiche, por lo que se les consideraba ricos71. El hato estaba ubicado en las sabanas de Calenturas, jurisdicción de la ciudad de Valledupar, y la estancia se encontraba en las inmediaciones de dicho sitio. El primero constaba de casa de habitación, viviendas para alquilar así como embarcaciones “y jarrias de mulas, para el mismo efecto […]” y básicamente producía carnes. La segunda, en cambio servía para la fabricación de mieles que vendía en Chiriguaná y se llevaban a la fábrica de aguardientes de la villa de Mompos. Al mismo tiempo, Otero mantenía el comercio entre su hato y trapiche y la ciudad de Tamalameque y Mompox, pues allí tenía habitaciones que arrendaba a los tratantes de ganado, mulas y dueños de champanes que trasladaban los productos por las ciénagas y caños que conectaban al río Cesar y al Magdalena. Se trataba de una red que conectaba a Chiriguaná con Mompox, siguiendo el curso del río Magdalena y, siguiendo el río Cesar, con la ciudad de Valledupar72 a través de “champanes” y piraguas. Por ejemplo, en el ya mencionado testamento de Joseph P. Espinosa se relacionaban entre sus bienes dejados en su casa en Chiriguaná una barqueta de seis bogas, dos piraguas largas de dos bogas, otra piragua corta de dos bogas, una piragua chica y cuatro 71. La unidad se encontraba en cercanías al sitio de Calenturas, barquetas inútiles, todas de cedro73, carnes saladas y productos agrícolas por lo que no se incluyó en el censo que se realizó en el sitio de que eran trasladadas por bogas desde y hacia mercados comarcanos, de Chiriguaná. los cuales sabemos que en el sitio existían cuarenta y nueve personas que 72. agn, tm, 132, f. 480v. se dedicaban a esta actividad74. 4. Desde Santa Cruz

de

Pizarro

73. agn, Testamentarias de Panamá, 7, f. 181v.

maíces y aguardientes circulan por el bajo

Magdalena Hasta aquí debemos preguntarnos si el caso del sitio de libres de Chiriguaná y sus vínculos con el mercado eran algo excepcional en el mundo rural de la gobernación de Santa Marta. Como mostraremos más adelante, no. Este vínculo con el mercado es más claro en el caso de la producción de los libres del sitio de Santa Cruz de Pizarro. Podemos seguir esta relación a través de un producto agrícola: el maíz, su producción, precios y consumo en los pueblos cercanos al sitio de Santa Cruz de Pizarro75. En la justificación de la existencia del sitio en el año de 1755, uno de sus pobladores argumentaba que la principal contribución de sus habitantes había sido el abaratamiento de este grano en los mercados locales, especialmente en el pueblo de indios de San Juan de la Ciénaga y los puertos de Santa Marta y Cartagena, compitiendo en precios con la producción

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74. Sobre la boga en el río Magdalena ver: David Ernesto Peñas Galindo, Los bogas de Mompox: historia del zambaje (Bogotá: Tercer Mundo Editores, 1988); Marta Herrera Ángel, “Libres de todos los colores”: el ordenamiento social en las llanuras del Caribe, siglo xviii” en El Caribe colombiano en la nación colombiana, Memorias X Cátedra Anual de Historia “Ernesto Restrepo Tirado”, ed. Alberto Abello (Bogotá: Museo Nacional de Colombia/Observatorio del Caribe Colombiano, 2006), 248-267. 75. El maíz fue el grano que más tendencia a la baja tuvo en los precios. Recordemos que este grano aparece referenciado en los destrozos causados por Camarillo, pero no en los inventarios.


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de los habitantes de los sitios de Soledad, Santo Tomás y Sabana Grande, ubicados en la margen izquierda del río Magdalena. Dicha situación generó una serie de recelos y enfrentamientos entre las poblaciones productoras. Al respecto, Francisco Romero, sastre vecino de Mompox y asentado en Santa Cruz de San José, reconocía que había “visto lle76. agi, Santafé, legajo 1186. gar a este puerto [Santa Cruz] varias embarcaciones de Barranquilla y Soledad y 77. Esta acción se realizó antes de la de otros parajes a cargar de maíz para Santa Marta, Río de Hacha y Cartagena”76. fundación del sitio en el año de La producción de maíz de Santa Cruz llamó la atención de los miembros del 1751, lo que demuestra que éste sólo procedió a legalizar un poblacabildo de Santa Marta, quienes enviaron en el año de 174877 un cabo de las milicias miento que ya se había dado de de esa ciudad a que embargara “todo el maíz” de esa zona “para guardarlo en un manera “espontánea” en el área. depósito para la mantención de aquella ciudad”78, previendo la escasez del grano. 78. agi, Santafé, legajo 1186. Sin embargo, con la legalización de la población en el año de 1751, la insuficiencia de 79. Lo cierto es que el impacto de los champanes cambió sustancialmaíz y su precio elevado serían cosa del pasado, tal y como lo habían argumentado mente el tiempo invertido en el los comisionados de Mier en el momento de la fundación de Santa Cruz. La incorenvío de mercancías y en general, todo el coste de transporte. Antes poración de la producción agrícola de esta población redujo el precio del grano en de 1750, tenemos que las personas el pueblo de indios de San Juan de la Ciénaga, de doce fanega a tres pesos, debido a que llevaban el maíz al pueblo de indios de San Juan de la Ciénaga varios factores entre los que se cuentan la posición geográfica cercana al caño que debía espera allí más de “quince días hasta que saliera canoa de mar alimentaba la ciénaga Grande de Santa Marta, así como la introducción de los chamde las que V.M. tiene allí para navepanes como reemplazo de las canoas indígenas cuando se trataba del transporte de gar a Santa Marta”. A lo anterior se sumaba el coste “de cargar los basmercancías y maíz (Ver mapa n° 2). Un habitante de Santa Cruz de Pizarro señalaba timentos, y pagar los fletes y demás todo el proceso de transporte e intercambio. Primero el maíz era cargado en un daños, que eran 4.r. por fanega, en llegando a Santa Marta tenían los puerto cerca de la población, transportado en los champanes a través de los caños dueños que costear el descargue y buscar casa para poner los géneros hasta San Juan de la Ciénaga, en donde lo descargaban. Enseguida salían hacia Santa porque la canoa de mar se volvía Marta y regresaban hacia el río Magdalena nuevamente, todo esto en dos o tres días. a la Ciénaga. Una vez vendían los granos en el puerto, “tenían que Los nuevos champanes agilizaban un proceso de transporte que antes duraba cerca irse por tierra que son siete leguas de quince días y restringía la cantidad de mercancías transportadas. Si bien no se de mal camino”, o esperar que en una semana “llegase otra canoa […] menciona quiénes eran los dueños de los champanes, se describe que éstos provepagar fletes […] y más de 2.r. a cada nían del sitio de Soledad y Barranquillas79. boga y 3.r. al piloto y después no se podía cargar más de 12 o 16 fanegas Otro de los productos protagonistas en el proceso de la comercialización de sal”. Así, con la introducción de los champanes se redujeron los cosfueron las mieles de la caña de azúcar utilizadas para hacer aguardientes. tes de transporte, pasando de llevar Aquí nuevamente nos encontramos con la producción desarrollada en veinte fanegas de maíz en cada viaje a transportar “70 y 80 con Santa Cruz, sólo que en esta ocasión se trataba de una actividad ilegal: la menos gastos, en más breve tiempo producción clandestina de aguardientes. Una manera como los hacendados […]” y se abarataron los precios de los alimentos. Así era percibido del sitio de la Soledad criminalizaban a los habitantes de Santa Cruz, fue por don Nicolás de Zubiría, quien acusándolos de “pérfidos y vagabundos”, no “hechos al trabajo”, y de dediafirmaba que antes “estaban los bastimentos por subido precio”. carse a fabricar “aguardientes en fraude de la Real Hacienda”80. El autor de agi, Santafé, legajo 1186. Cuaderno Primero.

80. agi, Santafé, Legajo 1186. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 130-155


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la acusación, don Miguel Borras, capitán de milicias del sitio de Soledad y Baranquillas, registraba como en el año de 1756, siendo provisor de aguardiente del partido de Soledad y Santo Tomás, supo por boca de Tomás de Ambrosio, “arrendador principal de la renta real de este licor en la ciudad de Cartagena y su jurisdicción […]”, que los vecinos de Santa Cruz estaban “sacando y se han sacado dichos aguardientes clandestinamente en los platanales y montes inmediatos”81 y lo vendían en el partido de Tierradentro. Pero esta acusación no era nueva. En el año de 1753 se había consignado una denuncia por 81. agi, Santafé, Legajo 1186. parte de un capitán de milicias del sitio de Santo Tomás, que señalaba a los 82. agi, Santafé, Legajo 1186. Año de 1757. comisionados de Mier de ser permisivos frente a los “excesos” que se come83. agi, Santafé, Legajo 1186. tían en la nueva fundación. Uno de éstos era, precisamente, la producción 84. Antonio Bastidas, vecino de clandestina de aguardiente en sus “platanales y montes inmediatos”, el cual Sabana Grande, acusaba direcera distribuido en “botijas y botijuelas” y “se va a vender a Sabana Grande tamente a Tomás de Antique de cohonestar con los vecinos de y por el río arriba hasta La Ponedera”82. Esta denuncia era sustentada por Santa Cruz de San Joseph en la varios vecinos de Santo Tomás que coincidían en afirmar que “los vecinos producción de aguardiente de manera ilegal. Bastidas mencio83 del sitio de Santa Cruz sacan allí y en su contorno aguardiente de caña” , en naba haber vivido durante un alambiques ubicados cerca de los platanales, desde donde lo llevaban hasta año en Santa Cruz, tiempo en el cual observó la manera en que el paraje de “punta cuchillos”, para desde allí distribuirlo por toda la marel mencionado Antique sacaba “porción” de aguardiente “para gen izquierda del río Magdalena hasta el nacimiento del canal del Dique84. Conclusiones Hasta aquí hemos mostrado cómo los descendientes de esclavos y sus mezclas raciales (zambos y pardos), llamados “libres de todos los colores”, accedieron a la tierra, la usaron y con sus productos agropecuarios se vincularon a los mercados locales y comarcanos, es decir, conformaron sociedades campesinas. Igual, señalamos que estos pueblos o sitios de libres tuvieron sus particularidades históricas en cuanto a su surgimiento. Mientras Chiriguaná surge a la sombra de un hato ganadero, la fundación de Santa Cruz de Pizarro evidencia otra tendencia, la adecuación de la política española de defensa de la ciudad de Cartagena a partir del ataque inglés de 1741, que buscaba garantizar el abastecimiento de carnes y granos a la “llave de las indias”. Esta política se expresó en las campañas de poblamiento que dirigió don Fernando de Mier y Guerra. Igual, hay diferencias en la forma como se accede a la tierra en los dos poblados. Chiriguaná pasó del uso de terrenos del hato de San Antonio del Dividivi (pago de arrendamiento) a derechos de propiedad sobre tierras

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la víspera de pascua, que se distribuyó y vendió en su casa”, y agregaba haber reconocido “las hornillas y otros adherentes, con lo que se dio por satisfecho”. Quien distribuía el aguardiente en las canoas era “un indio baxo de cuerpo”, que estaba al servicio de Antique. Relataba también que en el año que el vivió en el pueblo, las autoridades de Cartagena hicieron una redada que obligó al traslado del alambique “detrás de los platanares de Juan Gutiérrez”, para pasarse nuevamente al “paraje punta de cuchillos donde hasta el presente han sacado sus aguardientes […]”. Hasta allí llegaban en canoas los vecinos del partido de Sabana Grande y “lo compraban a 6 reales y lo vendían en sus casas”, en donde lo “enfrascaban y vendían a 8 reales como también vendían al menudeado”. Este aguardiente, como ya señalamos, lo llevaban hasta el “sitio de la Ponedera, vendiendo por todas las casas y labranzas de las orillas del río”. agi, Santafé, Legajo 1186.


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comunales, en tanto Santa Cruz de Pizarro obtuvo tierras comunales adjudicadas directamente por la Corona española. Tenemos entonces que a esta población que producía alimentos y criaba ganados en el área rural se les aglutinó en los censos coloniales a finales del siglo xviii, desde lo económico, bajo la categoría de labradores y criadores de ganados y, dentro de la estructura política colonial, como libres. Éste es el resultado final de un proceso histórico particular que permitió el surgimiento de sociedades cam85. Para los españoles, la categoría pesinas en una gobernación del Caribe colombiano y la aparición de “libres” significaba vivir por campesinos [labradores] libres85. fuera de la vecindad, lo cual es muy distinto a vivir por fuera del orden colonial. Al respecto ver: Hugues Sánchez Mejía, “Tenencia de la tierra, mano de obra, mercados y productividad en la frontera: españoles, indígenas y comunidades campesinas en la gobernación de Santa Marta. 1700-1810”, Tesis doctoral, Universidad Pablo de Olavide en Sevilla, 2010, 410-420.

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Artículo recibido: 3 de mayo de 2010; aprobado: 30 de agosto de 2010; modificado: 21 de septiembre de 2010.

Política exterior chilena en la disyuntiva regional: el conflicto territorial ecuatoriano-peruano hacia 1910

Chilean foreign policy in the regional dilemma: the Ecuadorian-Peruvian territorial conflict circa 1910

Resumen

Abstract

El estudio de las relaciones interestatales en

The study of interstate relations in Latin America

América Latina a fines del siglo XIX y principios del

at the turn of the twentieth century sheds light

XX es un aliciente para comprender los procesos

on processes of territorial consolidation. Bilateral

de consolidación de espacios territoriales. Las dis-

territorial disputes gave way to the intervention

putas territoriales de carácter bilateral dieron paso

of third states, either pursuing their own national

a la intervención de terceros Estados, ya sea por

interests or out of a desire to promote agreements

los propios intereses nacionales o por un deseo

to avoid war. With this in mind, the aim of this

de conseguir acuerdos, evitando así una guerra. Es

article is to examine Chile’s foreign policy position

por ello que el objetivo de este trabajo es presen-

regarding the territorial dispute between Ecuador

tar la posición de la política exterior chilena frente

and Peru circa 1910. Even though Chile had inter-

al escenario conflictivo ecuatoriano-peruano hacia

ests in Ecuador and unresolved disputes with Peru,

1910, ya que Chile mantenía intereses en Ecuador

it was able to maintain a discourse promoting

y problemas pendientes con Perú. No obstante,

regional peace and negotiation.

logró mantener un discurso hacia la paz regional y la negociación.

Palabras clave

Key Words

Relaciones internacionales, diplomacia, Chile,

International relations, diplomacy, Chile, Ecuador, Peru.

Ecuador, Perú

Claudio Tapia Figueroa

Licenciado en Historia por la Universidad de Valparaíso (Chile), Magíster en Estudios Internacionales por la Universidad de Chile y Doctor en Estudios Americanos por la Universidad de Santiago de Chile (Chile). Actualmente es profesor en el Instituto de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso, y colaborador del Centro de Estudios Latinoamericanos (cel) de esa universidad. Además, es docente en la Escuela Militar del Libertador General Bernardo O’Higgins, en Santiago de Chile. Sus áreas de interés académico son la Historia de América y la Historia de las relaciones internacionales. Entre sus últimas publicaciones se pueden mencionar La negociación que no fue: Diplomacia chilena en el conflicto entre Ecuador y Perú en el Amazonas (1941-1942) (Viña del Mar: Centro de Estudios Latinoamericanos (cel), Universidad de Valparaíso, 2008) y “Equilibrio de poder e influencia en las relaciones internacionales del Cono Sur: Chile y Ecuador, 1880-1902”, Estudios Avanzados 12 (2009): 151-167. catf72@gmail.com

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Política exterior chilena en la disyuntiva regional: el conflicto territorial ecuatoriano peruano hacia 1910Ï Introducción En el contexto del centenario de los inicios de los movimientos de emancipación, la persistencia de conflictos territoriales derivados de la aplicación de la doctrina del uti possidetis juris de 1810, fue una realidad que afectó a buena parte de los Estados latinoamericanos. En este trabajo se presenta la situación de Ecuador y Perú, que arrastraban la herencia de la disputa territorial por la zona del Amazonas. En este escenario, el Estado chileno se vio involucrado debido a la marcada influencia que este país ejercía en Ecuador y a la problemática pendiente que mantenía con el Perú, derivada de la Guerra del Pacífico. En efecto, Chile, al terminar la Guerra del Pacífico, manifestó una actitud de superioridad política en la región americana, que se manifestó en la imposición de las condiciones de paz con los países vencidos; pero además, estableció un discurso oficial en el que se planteaba el proceso de modernización política, un avance económico sin precedentes y una estabilidad social que le permitía considerarse “diferente” al resto de la región. Por tanto, el trato hacia los Estados latinoamericanos y los europeos fue claramente distinto: a los primeros se les ignoró, mientras que con los segundos se establecieron nuevos vínculos económicos, militares, educativos y culturales. Las repercusiones de esta actitud, en el mediano plazo, se vieron modificadas por la emergencia de la disputa chileno-argentina y por la demarcación de sus fronteras, proceso que escaló hacia fines del siglo con una amenaza de gueÏ Este artículo es producto de la investigación de tesis doctoral, rra. En este contexto, Chile dio un vuelco en su accionar político hacia América titulada “La creación de un área de influencia en América del Sur. Latina y buscó alianzas con algunos países, especialmente los Estados paraveRelaciones políticas, económicas cinos. Tras los acuerdos con Argentina en 1902, nuevamente giró el rumbo de y militares de Chile con Ecuador y Paraguay (1883-1914)”, realizada la política exterior chilena, desplazando la necesidad de las alianzas del tipo en el Instituto de Estudios Avan“ententes” en las que había establecido fuertes vínculos con Ecuador, para zados (idea) de la Universidad de

Santiago de Chile. Esta investigación fue financiada por el autor en su totalidad.

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buscar en conjunto con Argentina y Brasil, medidas de acercamiento entre ellos. De esta manera, buscaba confirmar el deseo de mantener la paz en el Cono Sur, además de procurar colaborar en ese esfuerzo de cooperación regional en los procesos pendientes entre los restantes países de la región. Finalmente, se puede señalar que la política exterior chilena hacia el centenario de la emancipación nacional, estuvo marcada por un pragmatismo basado en el interés nacional de mantener una activa presencia en el escenario regional, amparado en la noción de sus fuerzas profundas, lo cual le permitió mantener una influencia regional. 1. Al respecto, el historiador chileno Manuel Vicuña señala: “En el siglo xix, una vez consolidado el comercio de bienes suntuarios europeos e iniciada la acumulación de una riqueza privada sin precedentes, se vio acrecentada la relevancia del consumo conspicuo en cuanto principio constitutivo y expresión del status social. Si el desarrollo del comercio internacional y la consiguiente expansión del capitalismo definieron las condiciones materiales de este fenómeno, los procesos internos de la sociedad chilena alimentaron su dinámica. Al adoptar, con el menor retraso posible, las modas consagradas por las clases privilegiadas de Francia e Inglaterra, y asimilar corrientes intelectuales, arquitectónicas y urbanas en boga en las metrópolis europeas, los miembros de la oligarquía aspiraban a darle inequívoca expresión a la situación de preeminencia que, si nos atenemos a los hechos, ya ocupaban en la sociedad chilena”. Manuel Vicuña Urrutia, La belle epoqué chilena (Santiago: Editorial Sudamericana, 2001), 38. 2. Comisión Central del Censo, Memoria presentada al Supremo Gobierno (Santiago: Imprenta Universo, 1908) XVII. Las cursivas destacan esta visión de avance, siguiendo los ejemplos de las potencias europeas, que a lo largo de la explicación de los resultados del Censo, no se deja de comparar con los Estados europeos. Las cursivas son del autor.

1. Chile

y su proyección regional: del triunfalismo de posguerra a la

cooperación regional

El término de la Guerra del Pacífico, conflicto bélico que enfrentó a Chile contra Bolivia y Perú, culminó con el triunfo de los primeros en 1883. Como consecuencia de esto, en Chile se creó una imagen de superioridad basada en el éxito de las armas, hecho que se manifestó inicialmente por parte de las propias autoridades nacionales, ya sea en los discursos públicos, informes oficiales o bien en la misma prensa. Junto a ello, la incorporación al erario nacional de los dineros provenientes de la explotación del salitre, permitió realizar acciones encaminadas al desarrollo del país, fundamentalmente en lo relacionado con las obras públicas, basado en los parámetros europeos que había establecido por esos años la Belle Époque1. Hacia 1907 se realizó el primer censo del siglo xx efectuado en todo el país (incluyendo la provincia de Tacna y Arica, ocupada por Chile en ese entonces). Se dieron a conocer diferentes aspectos de un país moderno, con un claro avance que lo aproximaba a los países europeos. Una muestra de este discurso de superioridad, lo presentan los miembros de la comisión que redactaron el informe final para el gobierno sobre el proceso migratorio a América, al notar que: “A excepción de aquellos países afortunados que han visto el último medio siglo, afluir a sus playas, una enorme corriente inmigratoria, caso que no es por desgracia el nuestro, la cuota de aumento de la población de Chile, figura honrosamente entre la de los países mas prósperos de la tierra”2. Hacia el Centenario, la acción de la política exterior chilena hacia América Latina, manifestaba una clara posición dirigida a proyectar el

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poder nacional del Estado bajo esta perspectiva, y sobre la creencia de que los temores de la confrontación en el Cono Sur habían sido superados, dando paso a la generación de un mayor vínculo comercial. Argentina, Chile y Brasil se alzaban como los países más poderosos de la región. En efecto, una de las formas concretas de participar en las relaciones internacionales latinoamericanas en esos años correspondía justamente a la actividad comercial, especialmente si desde el norte de América los Estados Unidos estaban desarrollando una importante acción de penetración del comercio en Centroamérica, que rápidamente se extendería hacia el Sur. Esta causa explicaría en parte la actitud chilena de aportar al mejoramiento de los países latinoamericanos, tal como lo presentó el presidente Pedro Montt durante los años siguientes. En su mensaje de 1907 dijo: “Convencido de que la cordialidad de relaciones con todos los Estados, robustecida por la vinculación de intereses económicos, es uno de los mejores medios de asegurar la prosperidad interior y el prestigio exterior de la República, será constante anhelo de mi gobierno cimentar sobre esa base su política internacional”3. De igual forma, se puede apreciar la señalada directriz de la política exterior nacional en su discurso de 1908: “Chile procura orientar 3. Pedro Montt, Mensaje leído por S. E. el Presidente de la República en la su política económica internacional con las repúblicas de la América apertura de las sesiones ordinarias Latina, en el sentido abierto y generoso del libre cambio comercial, que del Congreso Nacional (Santiago: Imprenta Nacional, 1907), 4-5. constituye el más poderoso elemento de bienestar para los pueblos”4. 4. Pedro Montt, Mensaje leído por S. Hacia 1910, la política exterior chilena claramente manifestaba E. el Presidente de la República en la una intención de mantener nexos con los países de la región, especialapertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional (Santiago: mente del Cono Sur, siendo una de sus prioridades la situación de la Imprenta Nacional, 1908), 5. cuenca del Pacífico. Es por ello que el aumento de la tensión territorial 5. Pablo Núñez Endara, Relaciones ecuatoriano-peruana despertaba la preocupación de las autoridades Internacionales del Ecuador en la fundación de la República (Quito: del país, ya que ello empañaba la intención chilena de fomentar los Universidad Andina Simón Bolívar - Corporación Editora espacios de diálogo, entre otras cosas debido a que Chile mantenía una Nacional, 2001). fuerte vinculación con Ecuador y temas pendientes con Perú. 2. Chile y sus relaciones con el Ecuador hacia el Centenario La relación chileno-ecuatoriana, en términos diplomáticos, se remonta hacia mediados del siglo xix, en términos formales5. No obstante, fue en el contexto de la confrontación del Pacífico que estos vínculos comenzaron a tener mayor relevancia. Primero por la intención chilena de buscar una alianza con éstos6, y posteriormente por las reclamaciones ecuatorianas por daños a sus ciudadanos durante la guerra7.

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7. Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile (en adelante amrree Chile), Fondo Histórico, Vol. Nº 55-B. 1879 (Oficios recibidos de los Consulados de América y Europa en Chile. Consulado General de Ecuador en Valparaíso). Las reclamaciones ecuatorianas por las acciones navales chilenas fueron un tema recurrente en las comunicaciones bilaterales durante este año, las cuales se mantuvieron durante los años siguientes.


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Sin embargo, los distanciamientos fueron remplazados por claros acercamientos que se iniciaron tras el cambio de Gobierno en Ecuador, con la asunción del general Eloy Alfaro8, que rápidamente se transformó en un militar ‘chiléfilo’. Hacia 1898 se inició el acercamiento institucional a partir de la injerencia militar chilena en el Ecuador. En efecto, en la Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador, se consigna que “el gobierno chileno se ha servido de conceder seis becas en el Colegio Militar para jóvenes ecuatorianos que deseen formarse convenientemente en la carrera de las armas”9. Este ofrecimiento se oficializó el 25 de mayo de 1898, según lo que se presenta en la siguiente nota emanada del Ministerio de Guerra y Marina de Chile: “[…] este Ministerio no tiene inconveniente en acceder gustoso a los deseos del gobierno del Ecuador para que ingresen a la Escuela Militar algunos cadetes del ejército de esa República, y para ese efecto se destinará en el año entrante seis becas que pondrá a disposición 8. Tras una serie de gobiernos moderados, autodefinidos como de ese gobierno”10. De esta forma se iniciaba la transformación ‘progresistas’, se produjo una del Ejército ecuatoriano, bajo la impronta del prusianismo chirevolución en Ecuador llevó al poder al general Eloy Alfaro, bajo leno, la que se complementaría paralelamente con la adquisición la promesa de modernización de material de estudio y por los instructores militares, tema que del país. Así, para este político y militar, el modelo chileno era se expone más adelante en este trabajo. un claro referente de lo que él Para Roberto Arancibia, historiador chileno, el ejército chileno deseaba para su país. y el ecuatoriano estaban conectados por el mutuo interés en un 9. Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador, Informe del contexto marcado por la situación vecinal en la rivalidad con el Ministerio de Relaciones Exteriores al Congreso Ordinario de 1898 (Quito: Perú en esos años11. Junto con esto, el prestigio ganado en combate Imprenta Escuela de Artes y y la modernización militar, acompañados de la estabilidad instituOficios, 1898), 9. cional, eran los factores determinantes que influyeron en la toma 10. amrree Chile, Fondo Histórico, Vol. 248-A (Legación del Ecuador en de decisión de parte de las autoridades ecuatorianas para solicitar Santiago de Chile), Nota del 25 de esta colaboración en el ámbito militar12. mayo de 1898. s/f. Por su parte, para el historiador ecuatoriano Marcos Gándara 11. Cabe recordar aquí que Ecuador y Perú mantenían una serie de Enríquez, la necesidad de contar con un ejército más profesional disputas territoriales desde los llevó al cuestionamiento del presidente Alfaro sobre dicha necealbores de la emancipación, pues para esos años aún no estaba sidad, así que: resuelta la delimitación en la zona del Amazonas.

12. Uno de los trabajos más detallados sobre el tema de la influencia militar de Chile hacia el Ecuador lo presenta Roberto Arancibia Clavel. La influencia del Ejército chileno en América Latina. 1900-1950 (Santiago, Centro de Estudios e Investigaciones Militares, 2002), 163 y ss.

“Debió haber nacido, por entonces, entre los miembros del gobierno y en el mando militar, la conciencia de la necesidad de disponer de instructores y maestros capacitados en ciencias militares, para formar adecuadamente a los futuros suboficiales, llamados a constituir la base fundamental del nuevo

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ejército, y para formar a las Clases de Tropas. Pero, como estos instructores y maestros no existían en el país, fue necesario contratarlos en el extranjero”13.

Como se puede apreciar, la injerencia chilena en términos militares se desarrolló de forma constante hacia 1898, en un contexto complejo en las relaciones políticas en la región, y en donde la idea de la ayuda mutua en caso de problemas con el país con el que compartían fronteras se podía hacer realidad. La visión de Eloy Alfaro era la de asociarse a Chile de manera tan profunda que, en caso de necesitar de su ayuda, ésta no sería negada. La formación militar era un proceso de modernización, pero al igual que los restantes ámbitos de vinculación, respondía a la consideración de que el Estado chileno, al ser más poderoso y al mantener una línea de acción política y diplomática hacia el Pacífico, imponiendo sus posturas aun en el escenario internacional americano, era el mejor aliado a su proyecto político en Ecuador. Esta situación también se proyectó hacia otras áreas como el comercio. Una de las principales demostraciones del interés de aumentar el intercambio comercial estuvo relacionado con el cre13. Marcos Gándara Enríquez, Misiociente número de representaciones consulares ecuatorianas en nes militares chilenas en el Ecuador (Quito: Centro de Estudios HistóChile, con el objetivo de promover los productos de su país y, en ricos del Ejército, s/fecha), 3. algunos casos, buscar alianzas con productores chilenos. Así, con 14. Entre los casos llamativos alguna regularidad se pueden encontrar en este período consulados sobre el comercio bilateral, se encontraba la venta de ladrillos de Ecuador en Arica, Iquique, Antofagasta, Valparaíso (Consulado chilenos a Ecuador en 1889. En efecto, durante ese año y por General), Santiago y Talcahuano. Las mercancías eran variadas un lapso de varios meses, se tanto en el volumen como en las características, no quedando ninrealizó un intercambio de notas y telegramas que hacían referencia gún ámbito ajeno a la posibilidad de apertura comercial14. a la “calidad y confiabilidad” Por otra parte, el gobierno ecuatoriano había desarrollado una del ladrillo de greda fabricado en Chile. Fue tal el lobby, que campaña para conseguir que docentes chilenos realizaran clases en se remitieron a las autoridades escuelas de Quito y Cuenca, en función del éxito que el modelo edude Quito, ejemplares del citado producto, para determinar sus cacional alemán estaba generando en Chile. Al mismo tiempo, se posibilidades comerciales en dicho país. Archivo del Minishicieron las primeras solicitudes de becas para que alumnos fueran terio de Relaciones Exteriores, recibidos en Chile en los establecimientos dedicados a la formación Comercio e Integración (en adelante amrree Ecuador) Fondo de profesores. En efecto, la necesidad ecuatoriana se dirigió hacia la Ministerio, Vol. K.42.15 (Agentes Escuela Normal de Preceptores, para poder desarrollar actividades diplomáticos y consulares del Ecuador en el extranjero). Nota académicas de aprendizaje y llevar conocimientos a su país después del 5 de julio de 1889. de que su formación se completara15. Para finales del siglo xix se ini15. amrree Ecuador, Fondo Ministerio, ció la materialización de que profesores y alumnos provenientes de Vol. B.13.2. fs.200 (Comunicaciones recibidas de la Legación de Chile. 1883-1907). Nota del 4 de febrero de 1899.

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Quito y otras ciudades pudiesen formarse en Chile, a partir de lo que era la Escuela Normal de Preceptores y el recientemente creado Instituto Pedagógico de Chile. Inicialmente se entregaron ocho becas para profesores y profesoras a partir de 1899, para ser utilizadas en el año siguiente, situación que se mantuvo por algún tiempo, junto con el envío de material educativo como textos escolares, manuales de apoyo a la docencia, reglamentaciones, etc. En términos militares, hacia 1908 la preocupación de parte de las autoridades militares ecuatorianas radicaba en que Chile pudiera proveer de pertrechos y otros apoyos logísticos para su institución, tales como: monturas, lanzas, bayonetas, partes de uniformes, etc.16. En cuanto a la formación de alumnos ecuatorianos en Chile, tal como lo señala Arancibia, éstos eran limitados y se restringieron durante el período que abarcaba desde 1901 a 1914, a diecisiete en total, dentro de los que se encontraban seis cadetes, cinco tenientes, un capitán, un mayor y un coronel17. Es posible notar que la cantidad de miembros ecuatorianos en Chile no basta para señalar la impronta chilena en la formación militar. Sin embargo, ello era parte de un proceso mayor, en el sentido de que el gobierno ecuatoriano había solicitado la contratación de una misión militar chilena para la formación de su personal. La primera de ellas se desarrolló entre 1901 y 1906 aproximadamente. A juicio del historiador ecuatoriano J. Gonzalo Orellana, “La misión militar chilena venida en los primeros meses de 1900, es sin duda alguna el alma de las reformas. A los tres días de incorporados en nuestro Ejército, sus labores son iniciadas a fondo: Los Oficiales Generales y Superiores reciben un curso de Conferencias en los salones destinados al Congreso Nacional; en la casa de la carrera Loja, se establece el curso impropiamente llamado Escuela de Clases […]”18.

16. amrree Ecuador, Fondo Ministerio, Vol. B.13.2, Tomo 2 (nota del 27 de noviembre de 1908). 17. Roberto Arancibia Clavel. La influencia del Ejército, 529. 18. J. Gonzalo Orellana, Resumen de la Historia del Ecuador, Tomo i (Quito: Editorial Fray Jacobo Ricke), 65. 19. La firma de este acuerdo dio término formal a la Guerra del Pacífico, que se había iniciado en 1879. Tras la ratificación, el Ejército chileno se retiró de Lima luego de más de dos años de ocupación, permitiendo que el Estado peruano pudiera rearticularse nuevamente.

Con todos estos antecedentes, es posible establecer que algunas de las principales instituciones ecuatorianas durante este período histórico, recibieron la influencia de Chile a través del ejercicio de una política marcada por el interés chileno de ser reconocido como un Estado influyente en las relaciones interestatales de la región americana. 3. Las problemáticas pendientes con el Perú Esta revisión debe inevitablemente iniciarse con la firma del Tratado de Ancón19, realizado por los representantes de los gobiernos de ambos países en 1883 y ratificado el año siguiente, debido al cual Chile obtiene para sí no sólo toda la provincia de Tarapacá, sino

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también la tutela por diez años de las provincias de Tacna y Arica, hasta que un plebiscito resolvería qué país quedaría con estas provincias20. No obstante lo estipulado en el tratado, llegaría el año 1895 sin que se cumpliera lo suscrito, especialmente lo referido a la realización del proceso de elección por parte de la población de Tacna y Arica. Éste será el inicio de las controversias, debido a que la ocupación chilena duró casi medio siglo. Luego de una serie de ambigüedades con respecto a la situación de los territorios de Tacna y Arica y su posible entrega a Bolivia21, en los albores del siglo xx se manifestó un giro dramático hacia los países del Norte. El cambio de orientación de la política hacia el Perú quedó de manifiesto en las acciones destinadas a fomentar la denominada ‘chilenización’ de esos territorios22. Un instrumento para conseguir este objetivo fue la formación en el imaginario colectivo de un nacionalismo fronterizo, que Alain Joxe definió como una construcción ideológica, cuya finalidad era establecer la presencia de la nación en la zona fronteriza, entre ellas sus fuerzas armadas23. Los casos se proyectaron a diferentes ámbitos, entre ellos la educación, pero además, proyectándose en las diversas áreas de la vida cotidiana de los territorios ocupados. Uno de los casos más emblemáticos corresponde a la expulsión de los sacerdotes peruanos del territorio del Norte durante 1909, al considerarlos como fuente de problemas, pues se les acusó de arengar a sus feligreses para resistir la ocupación chilena24. Ello derivó en la ruptura de relaciones entre Chile y Perú. 4. La

controversia territorial en el

Amazonas:

buscando una frontera

ecuatoriano-peruana

En los albores de la emancipación se produjo una guerra entre lo que era la Gran Colombia y Perú, triunfando en este proceso los primeros. Entre los acuerdos que se establecieron en las conversaciones de paz, se encontraba un principio de definición territorial a partir del Tratado de Guayaquil25. No obstante, al emanciparse el Ecuador, el Estado peruano desconoció la aplicación de este acuerdo, por no haberlo firmado con el gobierno ecuatoriano,

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20. Nos referimos al Tratado de Ancón, firmado en Octubre de 1883, el cual establece en su Artículo 3º, que Tacna y Arica quedarían bajo la soberanía de Chile por diez años, y luego se realizaría un plebiscito, el cual decidiría quién se quedaría con los territorios. 21. La posibilidad de la entrega de los territorios de Tacna y Arica a Bolivia es conocida como la “política boliviana”, iniciada por Domingo Santa María, en ese entonces ministro de relaciones exteriores, hacia 1880. Esta iniciativa buscó fracturar la alianza peruano-boliviana a través de la entrega de los citados territorios, y con ello lograr una alianza el país altiplánico, que se extendería en el tiempo. El ofrecimiento fue finalmente desestimado por las autoridades bolivianas y el Estado chileno definitivamente desechó esta posibilidad hacia 1900. 22. Interesantes opiniones sobre este tema se pueden encontrar en la prensa de la época como por ejemplo: “El Ferrocarril” (1908), “El Chileno de Arica” (1911), “El Morro de Arica” (1890 a 1910). Además, en escritos como los de Rafael Egaña, La Cuestión de Tacna i Arica (Santiago: Imprenta Barcelona, 1900); Carlos Varas, Tacna y Arica, bajo la soberanía chilena (Santiago: Imprenta la Nación, 1922); Santiago Carlos Gómez, El Epílogo de la Guerra de 1879 (Santiago: Imprenta Casa Zamorano, 1925). 23. Alain Joxe, Las Fuerzas Armadas en el sistema político chileno (Santiago: Editorial Universitaria, 1970), 76-77. 24. José Luis Fernandois, El Conflicto Eclesiástico en Tacna. (Santiago: Imprenta Chile, 1923), 3-6. 25. Diego García-Sayán, “Los Límites del Perú con el Ecuador”, en Relaciones del Perú con Brasil, Colombia y Ecuador, ed. Ramón Bahamonde Blanchet (Lima: Centro Peruano de Estudios Internacionales cepei, 1990), 27-71.


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26. Román D. Ortiz, “La crisis PerúEcuador de 1859: ¿Una guerra impensable?”, en Papeles de Trabajo: América Latina No. 22 Madrid: Instituto Universitario Ortega y Gasset (1999), 1-5 corresponde a una publicación periódica de la Fundación Ortega y Gasset. 27. En primera instancia por ambos gobiernos. Sin embargo, tres años más tarde será desconocido por el Congreso peruano, debido a que fue firmado en una situación de desgobierno en Ecuador y sólo realizado con una parte del país. Claudio Tapia Figueroa, La negociación que no fue: Diplomacia chilena en el conflicto entre Ecuador y Perú en el Amazonas (1941-1942) (Viña del Mar: Centro de Estudios Latinoamericanos CEL, Universidad de Valparaíso, 2008), 19-20. 28. El general Veintemilla no habría querido participar en el conflicto, pese a que mantenía problemas limítrofes con el Perú, por temor de tener que enviar a sus tropas leales a combatir al Sur, dejando el Gobierno desamparado de estas fuerzas militares y políticas que lo avalaban. Entonces, él habría preferido mantenerse al margen de la confrontación para mantener el poder en el ámbito interno. Aun así, se las habría arreglado para buscar figurar como un mandatario neutral frente al problema, llamando a las partes en conflicto a buscar la paz amparados en el espíritu de los países americanos de la década de 1860. Al respecto, se puede señalar que las declaraciones que este mandatario realizó, tanto a Chile como Perú y Bolivia, durante la guerra, estaban marcadas por dichas consignas de paz. amrree Ecuador, Fondo Ministerio, Vol. K.42.10 (Libro de Cartas Autógrafas, Comunicaciones con los Ministerios de Relaciones Exteriores de los gobiernos con los agentes diplomáticos del extranjero en el Ecuador y los del Ecuador en el extranjero. Nota del 21 de octubre de 1879), fs.30 y (también en Nota del 11 de septiembre de 1880), fs.129

siendo ésta la base de la problemática territorial que derivó, con el paso de los años, en una constante. En las décadas siguientes la consolidación territorial estuvo relegada a un segundo plano, debido a los problemas de organización interna. Sin embargo, hacia mediados del siglo se reiniciaron las discusiones para regularizar la situación limítrofe entre ambos Estados. Las conversaciones no prosperaron y a ello se sumaron los problemas internos en Ecuador, acontecimientos que terminaron en la invasión de tropas peruanas a provincias ecuatorianas en 185926. Al año siguiente se firmó el tratado de Masapingue, entre el gobierno peruano y el gobierno provincial de Guayaquil. Este acuerdo fue anulado posteriormente debido a la forma en que se firmó27. Hacía 1875 se produjeron nuevas reclamaciones, pero sin una definición, entre otras cosas por los problemas internos de ambos países. Años más tarde, en pleno desarrollo de la Guerra del Pacífico, el gobierno ecuatoriano reinició las discusiones con su par peruano. Esto generó la posibilidad de que Ecuador estableciera una alianza con Chile para obtener ventaja sobre un debilitado Perú. Sin embargo, esta opción fue desechada por las autoridades ecuatorianas encabezadas por el general Ignacio de Veintemilla28. Para el gobierno del Rimac, Ecuador se aprovechó de la conflagración chileno-peruana-boliviana para ocupar territorios cercanos a los ríos Napo y Coca, que a su juicio, les pertenecía. Para 1887, ambos gobiernos retomaron las conversaciones. Sin poder llegar a un acuerdo, surgió la posibilidad de que la problemática sólo podría ser resuelta con el concurso de otros Estados que garantizaran una acción imparcial. Emilio Bonifaz, representante ecuatoriano, solicitó entonces la intervención del Rey de España. Paralelamente se desarrolló una estrategia a partir de la posibilidad de acuerdos directos en los puntos factibles, dejando el resto a la mediación. Esta situación permitió que se alcanzara un acercamiento en la definición a partir de la firma del Tratado García-Herrera en 1890. Tanto los Gobiernos de Perú como de Ecuador se manifestaron inicialmente conformes con el pacto, porque los primeros consolidaban su interés territorial y los segundos

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mantenían acceso soberano al río Marañón. Lamentablemente, este acuerdo no fue ratificado y finalmente fue desahuciado. Durante la primera década del siglo xx se retomaron las conversaciones, que en 1904 dieron un nuevo acercamiento con la firma del Protocolo Cornejo-Valverde, mediante el cual se retomó la idea del arbitraje español. El representante de la Corona se designó el 27 de noviembre de 1904, y la función recayó en don Ramón Menéndez Pidal. Pese a que esta negociación era un avance, de igual forma se produjeron una serie de enfrentamientos armados en las zonas fronterizas reclamadas. Tras una serie de discusiones, presentaciones de memorias y contramemorias, debates y declaraciones, tanto Perú como Ecuador se negaron a ratificar los dictámenes del árbitro, por sentirse perjudicados. Esta situación terminó por dar fin a la participación de éste en la búsqueda de un acuerdo29. Se puede afirmar que la situación histórica fue heredada desde la época hispana, como resultado de las malas políticas administrativas que la Corona mantuvo con América. Los diferentes intentos para encontrar soluciones a esta problemática territorial se vieron imposibilitados por la situación de la ambigua organización política, inestabilidad interna y conflictos con terceros Estados, que dificultaron los intentos por finalizar la pugna. Por otra parte, también se debe anotar que a través de todo este período se desarrollaron acciones armadas, mientras que se firmaron una gran cantidad de acuerdos que no condujeron a la solución definitiva30. 5. Posición chilena frente al problema ecuatoriano-peruano hacia 1910 Las relaciones interestatales en el Cono Sur Americano durante los inicios del siglo xx comenzaron a generar un importante debate al interior de la Cancillería chilena. Ello porque una de las prioridades de su política exterior había tenido un avance relevante en la consolidación del acuerdo con el gobierno argentino. Éste disminuía categóricamente la posibilidad de un conflicto y dejaba abierta la posibilidad de que Chile se concentrara en la cuenca del Pacífico, lo que implicó una modificación de las estrategias políticas regionales. La búsqueda de alianzas con Estados paravecinos, como era el caso de Ecuador, dio paso a una acción dirigida más hacia la cooperación regional y, en este sentido, la situación ecuatoriano-peruana marcaba un desfase en la proyección internacional de Chile. La política chilena entraba en un camino de integración regional, pero en Ecuador la situación era más compleja ante la inminente

29. Para mayor información acerca los resultados del arbitraje español y las reacciones de este proceso, ver los trabajos de Francisco Tudela, La posición jurídica internacional del Perú en el proceso de la determinación de su frontera con el Ecuador (Lima: Imprenta Torre Tagle, 1952), 34-35; Víctor Andrés Belaunde, “La Constitución Inicial del Perú ante el Derecho Internacional”, en La Vida Internacional del Perú, Tomo i, “Relaciones con el Ecuador” (Lima: Imprenta Torres, 1942), 305 y ss; Rafael García Velasco. El territorio del Ecuador en el siglo xx (Quito: Ministerio de Relaciones Exteriores-Diario El Comercio, 1981), 140-144. 30. Claudio Tapia Figueroa, La negociación que no fue, 31.

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posibilidad de rupturas diplomáticas y un conflicto escalado que derivara en una guerra, incluso deseada por parte de algunos representantes de ese país. En esta dinámica, las comunicaciones entre la legación chilena en Ecuador y Santiago manifestaban estos deseos y la preocupación por la posición que Chile tomaría ante un desencadenamiento de las hostilidades: “El ministro de relaciones exteriores Dr. Valverde, a quien encontré leyendo una de las memorias del ministro de Us. los antecedentes de nuestra guerra del 79, empezó a decirme ‘verdaderamente la historia del Perú es una historia de traiciones y felonías’ y después de disertar extensamente sobre este tema llegó a aclararme ‘no hay otra solución posible que la guerra y creo que debemos ir allá cuanto antes’ […]. Después me repitió el Sr. Valverde la pregunta que el Sr. Presidente me hiciera el 6 de abril del año pasado y que yo remití a usted en Nota Nº11 Reservada ‘en caso de guerra este país con el Perú ¿con qué elementos bélicos podrá Chile auxiliar al Ecuador, vendiéndoselos a plazo que le permita a este gobierno su adquisición inmediata? ¿Contaría el Ecuador con el crucero Presidente Pinto?’”31.

Galo Irarrázaval manifestaba sus inquietudes al gobierno chileno sobre la acción que el país debería tomar frente a la situación limítrofe, estableciendo lo siguiente: “Engrandecido el Perú a costa del Ecuador por la victoria de las armas o por el triunfo de una diplomacia apoyada en la superioridad de las fuerzas, la situación de Chile en el continente se debilitaría doblemente: por el robustecimiento de un adversario que nunca dejará de serlo, y por la decadencia en que quedaría este país amigo con el que siempre hemos contado y que seguramente 31. amrree Chile, Fondo Histórico, nos culparía a nosotros de sus fracasos por haberle negado en un Vol. 297-A (correspondencia momento tan difícil los recursos a que creía con derecho y que en recibida en las misiones de Chile 1902-1904. Oficio reservado n.º 8 verdad rigurosa le hemos prometido cada vez que ha sido necesario Quito, 12 de abril de 1903). Este asegurarnos su adhesión”32. oficio corresponde a un informe detallado sobre algunos avances de las tropas peruanas en el territorio reivindicado por Ecuador. Incluye las reacciones de parte de las autoridades ecuatorianas y las conversaciones entre el Ministro de relaciones exteriores del Ecuador y el representante chileno en ese país.

32. amrree Chile, Fondo Histórico, Vol. 297-A (Correspondencia recibida en las misiones de Chile 19021904. Oficio Reservado n.º 11 del 17 de abril de 1903). El subrayado es del original.

Es posible establecer claramente de esta última nota que la posición política chilena durante los años anteriores comenzaba a contraponerse con el escenario de aquel momento, generando la preocupación por el mantenimiento de una acción destinada a mantener los equilibrios y la política de las ‘ententes’, o dirigir los pasos hacia un interés más cooperativo en las relaciones de la región. Por su parte, el gobierno ecuatoriano, en la consideración de que las conversaciones con Chile permanecían en la lógica

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de la alianza frente al adversario común, reiteradamente había estado solicitando al gobierno chileno a través de conversaciones directas entre el presidente Leonidas Plaza, el señor Valverde, ministro de relaciones exteriores, y el representante chileno en este país, la posibilidad de que Chile le vendiera al menos un buque de guerra para satisfacer las necesidades de Ecuador. Al respecto se ha señalado reiteradamente en los documentos, la posibilidad de que el gobierno chileno les vendiese el citado buque, pero en el intertanto surgió una nueva visión sobre las características que el navío debía cumplir: “Un buque apropiado para el servicio de sus ríos navegables y de sus costas en el cual se instalare en un mismo tiempo una Escuela Naval 33. amrree Chile, Fondo Histórico, Vol. 297-A (Correspondencia recibida y de artillería flotante con instructores y profesores chilenos”33. en las misiones de Chile 1902Como se puede apreciar, la dependencia militar ecuatoriana no sólo 1904. Oficio Reservado (s/n) del 15 de junio de 1904). radicaba en la formación del ejército. 34. amrree Chile, Fondo Histórico, Vol. La política exterior de Ecuador pasó a ser de preocupación per325 (Legación de Chile en Brasil. manente para las autoridades chilenas, ya que acciones impulsivas Oficios Confidenciales, 19041908. Confidencial Nº13 del 17 de frente a Perú claramente podrían afectar al país y, por lo tanto, se marzo de 1904). mantenía un estrecho contacto a nivel ministerial y con la presi35. El proyecto de acuerdo entre las partes establecía en términos dencia del general Plaza, especialmente cuando se sumó un nuevo generales: 1.º Alianza ofensiva factor en la política antiperuana: la política exterior de Brasil. En y defensiva contra el Perú por el término de cinco años, que efecto, durante estos mismos años Brasil mantenía problemas no podría ser sometida a la territoriales con Perú, y Ecuador inició un alineamiento con ese aprobación de los congresos sin el acuerdo previo de los dos Gobierno para que ambos pudieran obtener ganancias de un evengobiernos; 2.º Otro tratado sobre tual conflicto territorial. Fue tanto el interés de ambos gobiernos, límites en el cual se estipula que, terminada la cuestión de las que el representante chileno en Brasil remitió la preocupación por fronteras que existe pendiente entre Ecuador y Perú, será el las proyecciones que esta situación traería, al respecto mencionaba: “Las circunstancias de encontrarse el Brasil en dificultades con el Perú que pueden alcanzar un período álgido es, sin duda, propicio para que el Ecuador pueda llegar a obtener un acuerdo con el Brasil a fin de proceder combinadamente en sus relaciones con el Perú. El Sr. Barón de Río Branco ha escogido con buena voluntad las proposiciones que ha hecho el ministro Sr. Tobar y, en la cuestión en la actualidad la estudia seriamente”34.

En efecto, la aproximación de ambos países derivó en la firma de un proyecto de acuerdo que establecía una alianza militar ante la posible amenaza de los territorios fronterizos con el Estado peruano35. Este acuerdo,

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límite entre el Ecuador y el Brasil, el mismo fijado entre el Perú y el Brasil por el Tratado que se logró el 23 octubre de 1851 y el 11 de febrero de 1874; 3.º Un tercer Tratado de paz, amistad, navegación y comercio, por el cual Ecuador obtiene franquicias para su comercio y para la navegación por el lado del Amazonas; 4.º Tratado sobre profesiones liberales. La versión completa de este Tratado se puede encontrar en: amrree Chile, Fondo Histórico, Vol. 325 Legación de Chile en Brasil, Oficios confidenciales, 1904-1908. Oficio Estrictamente confidencial. Nº21 del 25 de abril de 1904.


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de haberse llevado a la práctica, habría generado una serie de repercusiones especialmente en Brasil, pero también en el resto de los países que mantenían fronteras con éste, especialmente si se consideraba como una posible amenaza a la seguridad territorial. Junto con la posibilidad de solicitar el apoyo directo de Chile frente al problema peruano, durante este período, las autoridades ecuatorianas permanentemente re requerían que el gobierno chileno autorizara la venta de armamento de diverso calibre y de distinto tipo para el ejército y la armada ecuatorianos36. Ya durante 1909 y principios de 1910 la situación territorial ecuatoriana comenzó a generar las primeras reacciones a gran escala de las autoridades chilenas, siendo esta posición inicialmente ambigua, ya que por una parte, el gobierno chileno manifestaba mantenerse al margen de la disputa en apego a una completa neutralidad, pero paralelamente cabe reconocer que, según la documentación del Archivo ecuatoriano, el gobierno le donó algún tipo de armamento ligero al Ejército de Ecuador37. Durante los meses siguientes, la política exte36. amrree Chile, Fondo Histórico, Vol. 297-A, (Oficios confidenciales. rior chilena optó por buscar acercamientos entre las partes, evitando Sobre la venta de armamentos se de cualquier forma, apoyar abiertamente en la posibilidad de conaprecia claramente en el Oficio Reservado Nº 23, de agosto de flicto bélico. Incluso se discutió una posible mediación chilena en el 1903. También en el reservado problema ecuatoriano-peruano, y cómo las autoridades de este país n.º 11 y en Oficio Confidencial s/n.º del 16 de junio de 1904). En buscarían acercarse con el apoyo de otros países como los Estados este último se especifica sobre Unidos, Brasil y Argentina38. Paralelamente, los representantes la necesidad de que Ecuador adquiriera buques de guerra ecuatorianos no estaban muy complacidos con la situación, y por el provenientes de Chile. contrario pedían a Chile que mantuviese su histórica visión alian37. amrree Ecuador, Fondo Ministerio, Vol. G.3.1.12.0 (Nota n.º1 del 17 de cista con el Ecuador frente a la política exterior del Perú. Al mismo febrero de 1910). tiempo, resulta interesante encontrar informaciones en los archivos 38. amrree Ecuador, Fondo Ministerio, en donde el gobierno de ese país solicitaba el apoyo diplomático, al Vol. G.3.1.12.0 (Nota n.º 14, del 12 de agosto de 1910). mismo tiempo que el militar39. 39. En efecto, entre los meses de Entre otras cosas, según lo que planteaban las autoridades ecuaagosto de 1910 y hasta noviemtorianas, la negativa chilena se debía a la presión de los Estados bre de 1910 se puede encontrar una serie de notas referidas a la Unidos en términos regionales. Unas semanas más tarde, según solicitud por parte del Ecuador de las notas remitidas desde la Legación del Ecuador, como se había la donación y/o venta de armamento, ya fuese liviano o pesado, producido un fracaso en la negociación ecuatoriana-peruana, el mientras que las contestaciones del gobierno chileno, fueron gobierno chileno estaría en condiciones de vender armamento a dilatadas durante los meses Ecuador, y nuevamente se reiteraron las solicitudes. Una semana siguientes, hasta que esa posibilidad fue negada oficialmente después, la representación ecuatoriana en Chile recibió como resamrree Ecuador, Fondo Ministerio, puesta que la acción chilena se iba a encuadrar en una política Vol. G.3.1.12.0. (Nota del 24 de noviembre del año 1910). pacifista de “solucionar los conflictos en América Latina”40. Esta 40. amrree Ecuador, Fondo Ministerio, Vol. G.3.1.12.0 (Nota n.º 23 del 9 de diciembre de 1910).

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situación se puede apreciar en las declaraciones sobre la política exterior chilena que realizó el presidente chileno Pedro Montt, quien afirmó en su alocución ante el Congreso Nacional en 1910 lo siguiente: “La falta de previsión en los límites de las antiguas colonias españolas de América ha dado origen, por desgracia, a otras controversias del mismo orden que la anterior, y entre las cuales es especialmente sensible la que afecta al Ecuador y al Perú. No solamente las antiguas y fuertes vinculaciones de amistad que nos ligan al Ecuador, sino también nuestro vivo anhelo de que no se altere la paz continental, nos han inducido a multiplicar nuestros esfuerzos para conseguir el arreglo amistoso del litigio. Inspirándonos en este elevado propósito y dentro de la esfera de acción que nos correspondía, dadas las circunstancias, insinuamos oportunamente la idea de una mediación. Abrigamos la esperanza de ver coronados por un acuerdo equitativo que satisfaga las aspiraciones y armonice los intereses del Ecuador y del Perú”41.

En efecto, el interés nacional había cambiado y, por lo tanto, la acción de la política exterior chilena se puso al servicio del esfuerzo cooperativo de mantener la paz en la región, y lejos de apoyar las posturas belicistas del gobierno ecuatoriano, comenzó a desarrollar una política exterior dirigida a ‘persuadir’ a Quito para alcanzar una solución negociada a la disputa territorial. Para el gobierno chileno, el proceso entre los dos países representaba un serio desafío. Por una parte, se mantenía la problemática de los territorios de Tacna y Arica, lo que era una amenaza latente de escalar en un conflicto, incluyendo la eventualidad de la acción bélica. Por otra parte, deseaba mantener buenas relaciones con el Ecuador, por lo que apoyar su posición ante el Perú podría traerle créditos en ese momento. Sin embargo, no era de su interés entrar en un problema de ese tipo. Es por ello que el Ministro de relaciones exteriores, Agustín Edwards, remitió una serie de instrucciones a los representantes chilenos involucrados en la problemática. Uno de los pilares de la estrategia política de éste se relacionaba con establecer una concomitancia con el Gobierno de los Estados Unidos, en la que ambos pudieran detener la posible confrontación, ya que el fallo que el Árbitro español (Comisario Regio) responsable del establecimiento de una solución, a partir de la partición de los territorios, entregaría sus resultados y propuestas, las que a todas luces serían contrarias a los intereses de Ecuador. Bajo esta preocupación, el citado personero ofició al representante chileno en Washington: “La situación de Perú y Ecuador es grave y el Gobierno de Chile hace gestiones para procurar la modificación línea conforme a informe

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41. Pedro Montt, Mensaje leído por S. E. el Presidente de la República en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional (Santiago: Imprenta Nacional, 1910), 6-7.

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Consejo de Estado Español que mutila a Ecuador por línea Menéndez-Pinal. He manifestado al ministro de España, Brasil y Argentina que el Ecuador no puede acatar el laudo que exige la línea del Consejo de Estado porque según el gobierno ecuatoriano la acata, el pueblo le derrocaría y un nuevo gobierno asumiría el poder en nombre del rechazo al Laudo y de la guerra al Perú. He agregado que Chile no puede permanecer indiferente ante esta situación que puede traerle complicación e impulsarlo a un conflicto, ya que el Ecuador es el mejor amigo de Chile en el Pacífico y Perú es su enemigo permanente. Exprese que Chile podría ejercer influencias sobre Ecuador para inducirlo a acatar el fallo si la línea de Menéndez-Pinal no sería la base para la línea del Consejo de Estado porque sería inútil pretender que Ecuador se resigne a perder mayor parte de su territorio”42.

En este escenario, la postura de los Estados Unidos, potencia regional incuestionable hacia 1910, era la de mantenerse al margen de la participación directa, pero atenta al desarrollo de los acontecimientos. Sin embargo, para el Departamento de Estado, la participación de Chile era fundamental debido a su posición de poder e injerencia en las relaciones regionales, especialmente en las costas del Pacífico, pese a que en esos momentos el gobierno chileno mantenía difíciles relaciones con el gobierno peruano, tras la expulsión de sacerdotes de ese país de los territorios ocupados. “Contando con las cordiales seguridades que el Gobierno de Chile ha dado de su cooperación, el Secretario de Estado, pide, ahora, al Encargado de Negocios que informe a su gobierno que él da mucha importancia a la manifiesta influencia de Chile para que el Ecuador retire sus tropas el 4 de junio, dando de esta manera cumplimiento a la primera de las condiciones de que se aduce su aceptación que solo puede ser incondicional evitando así la guerra y esperando las eventualidades, entre las cuales, puede incluirse la mediación, en cuyo caso el Secretario de Estado, repite, que la participación de Chile en su discusión será más grata a los Estados Unidos”43. 42. amrree Chile, Fondo Histórico, Vol. 402 (Legación de Chile en Estados Unidos. Sección Confidencial. Oficio Nº 49 del 10 de marzo de 1910).

43. amrree Chile, Fondo Histórico, Vol. 402 (Legación de Chile en los Estados Unidos. Sección Confidencial. Memorándum. 1 de junio de 1910). 44. Mayores antecedentes se pueden encontrar en amrree Chile, Fondo Histórico, Vol. 214 (Memorándum sobre las relaciones diplomáticas entre Ecuador y Chile en 1910 y estudio sobre la diplomacia chilena en el Ecuador (1895-1910)).

El resultado de aquello generó lentamente un cambio en la visión de Ecuador hacia la política exterior chilena hacia ellos, ya que se consideró que Chile de cierta forma los había utilizado en un momento de necesidad, pero que en la medida en que la situación regional había ido cambiando, había significado también el abandono a los requerimientos ecuatorianos. Esta situación fue advertida y señalada por distintas fuentes, entre ellas las informaciones provenientes del memorándum de José Gabriel Navarro44.

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Hacia 1911 se produjo la caída del poder de Eloy Alfaro, y el gobierno chileno rápidamente inició una serie de conversaciones con la nueva administración, con el fin de mantener los grados de buenas relaciones; y en segundo lugar, que se respetase a las autoridades del saliente gobierno, partiendo por el propio Alfaro. Junto con esto, también se estaba desarrollando el importante esfuerzo de la colaboración chilena en la conformación del poder naval ecuatoriano, a partir de lo que había sido la venta de la nave Casma, de la Armada de Chile, que pasó a transformarse en el Bolívar, cuya organización inicial estuvo bajo el mando de oficiales navales chilenos que posteriormente lo entregaron a las autoridades navales ecuatorianas. Conclusiones El Estado chileno, tras el término de la Guerra del Pacífico, desarrolló una concepción de país poderoso en la región del Cono Sur Americano, con capacidad de establecer algunas directrices en la articulación de las relaciones interestatales, basado en el respaldo de sus fuerzas materiales, es decir, las exitosas fuerzas armadas, de la estabilidad institucional, solamente alterada en la guerra civil de 1891 y, en lo económico, la consideración de que los ingresos provenientes de la explotación salitrera. A ello se sumaron las fuerzas espirituales, entendiendo éstas como la imagen de superioridad que se genera en el discurso público y que se transmite a través de las diversas prácticas cívicas y militares, como se hizo al implantarse en Chile el Servicio militar obligatorio en 1901. Como resultado de esta visión, las relaciones con los países de la región fueron producto de una política pragmática, en la que las necesidades del interés nacional chileno se presentaron en tres momentos: en primer lugar, en el distanciamiento con los países vecinos; en segundo lugar, en un acercamiento hacia los Estados paravecinos; y en tercer lugar, en la búsqueda de acercamientos en una línea cooperativa hacia el mantenimiento de la paz regional. Bajo este escenario, el conflicto territorial ecuatoriano-peruano hacia 1910 implicó una serie de problemas a los intereses chilenos, pues por una parte se había cultivado desde finales del siglo xix un importante acercamiento con las autoridades de Ecuador, mientras que se mantenían problemas con Perú, derivados de la ocupación chilena de las provincias de Tacna y Arica. Además, el proceso de ‘chilenización’ que se llevaba a cabo en estos territorios había llevado a una crisis que mantenía las relaciones bilaterales interrumpidas. Sin embargo, es relevante señalar que las intenciones de la política exterior de Chile hacia el Centenario, respondían al interés de mantener la paz regional. Debido a ello, y contrariando los deseos del aliado natural, el paravecino ecuatoriano no sólo mantuvo

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neutralidad, sino que además buscó canales de comunicación para que ambas partes llegaran a un acuerdo que evitara el conflicto en la zona fronteriza amazónica.

Bibliografía Fuentes

primarias

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Artículo recibido: 29 2010; aprobado: 6 de septiembre de 2010; modificado: 20 de septiembre de 2010. de abril de

Explorando un intrincado triángulo conceptual: homosexualidad, familia y liberación en los discursos del Frente de Liberación Homosexual de Argentina (FLH, 1971-1976)

Exploring an intricate conceptual triangle: homosexuality, family, and liberation in the discourse of the Homosexual Liberation Front of Argentina (FLH, 1971-1976)

Resumen

Abstract

El presente artículo pretende analizar y explicar el

This article analyzes and explains the interpre-

marco interpretativo que el Frente de Liberación

tive framework that the Homosexual Liberation

Homosexual de Argentina (flh, 1971-1976) elaboró

Front of Argentina (FLH, 1971-1976) constructed

sobre la (homo)sexualidad, la familia y las políticas

regarding (homo)sexuality, the family, and the

de liberación mediante la articulación de saberes

politics of liberation through the articulation of

psi con un campo discursivo contestatario. A través

“psi knowledge” with a contestatory discursive

del análisis de sus órganos de difusión (la revista

field. Through the analysis of its publications

Somos y el documento Sexo y Revolución) se obser-

(the journal Somos and the document Sexo y

vará el intrincado triángulo conceptual del que for-

Revolución), it is possible to observe the intricate

maban parte estas tres nociones, por el cual el flh

conceptual triangle composed by these three

entendía que para obtener aquella liberación capaz

notions and by which the FLH understood that, to

de revertir el estigma hacia la homosexualidad, era

obtain a liberation capable of invert the stigma

indispensable la muerte de la familia.

attached to homosexuality, the death of the family was imperative.

Guido Vespucci

Palabras clave

Key Words

Homosexualidad, familia, liberación, movimiento

Homosexuality, family, liberation, social movement,

social, marco interpretativo, Argentina.

interpretive framework, Argentina.

Profesor de Historia y miembro del Grupo de Estudios sobre Familia, Género y Subjetividades de la Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina). Doctorando en Antropología Social en la Universidad Nacional de San Martín (Argentina) con beca de Postgrado del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (conicet). Sus intereses investigativos combinan una perspectiva histórica y antropológica sobre las articulaciones entre familia, género y sexualidad a partir del último cuarto del siglo xx. Entre sus publicaciones recientes se encuentran: “La familia en Oxford Street. Homosexualidad, matrimonio, filiación y subjetividad”, artículo realizado en colaboración con Inés Pérez y Andrea Torricella Mora. Revista del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género 14 (2008): 57-71; “Cuerpos, identidades y discursos. Algunas reflexiones sobre la frontera de lo monstruoso a partir del Beso de la mujer araña”, en Criaturas y saberes de lo monstruoso, editado por Dora Barrancos, Elizabeth Caballero de del Sastre y Nora Domínguez. Buenos Aires: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 2008, 225-236; “Antes que anochezca ya ha oscurecido. Fracturas del relato autobiográfico de Reinaldo Arenas en la transposición cinematográfica”, Papeles de Trabajo 6 (2010), http://www.idaes.edu.ar/papelesdetrabajo/ paginas/Documentos/4%20Vespucci.pdf guivespucci@yahoo.com.ar

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Introducción “El homosexual representa el más claro y definido rechazo a la familia nuclear”. Dennis Altman1

En su célebre frase en “El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte”, Marx sostenía que “los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen simplemente como a ellos les place, no la hacen bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo circunstancias directamente encontradas, dadas y transmitidas desde el pasado”2. El problema que nos convoca en este artículo puede sintetizarse en qué pudo hacer con las circunstancias no elegidas un colectivo de personas cuya orientación (homo)sexual estuvo atravesada por las tensiones de un período histórico (los años sesenta y setenta) en el que, como veremos, se enfrentaron cultural, ideológica y hasta militarmente sentidos transformadores y conservadores del status quo. Este colectivo es el Frente de Liberación Homosexual de Argentina (flh, 1971-1976), que se propuso revertir las condiciones históricas acumuladas en el derrotero de una scientia sexualis3, que terminó por convertir una práctica sexual en un personaje específico —el homosexual— desde

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Ï Este artículo es resultado de la investigación realizada en el marco del proyecto de tesis doctoral “Familia(s) y homosexualidad(es): un recorrido diacrónico y sincrónico por algunas de sus diversas articulaciones (Buenos Aires - Mar del Plata, 1970 hasta el presente)”, financiado con una Beca de Postgrado Tipo I del conicet. A su vez forma parte del proyecto colectivo “Subjetividades, género, sexualidades y vida familiar: una aproximación desde las ciencias sociales”, en ejecución por el Grupo de Estudios sobre Familia, Género y Subjetividades, de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina. 1. Citado de Coming out in the seventies (1979), por Kath Weston, Las familias que elegimos. Lesbianas, gays y parentesco (Barcelona: Bellaterra, 2003), 253. 2. Citado por Claudia Briones, “Teorías performativas de la identidad y performatividad de las teorías”, Tabula Rasa 6 (2007): 59. 3. El concepto pertenece a Michel Foucault para designar el conjunto de discursos de pretensión científica (psicopatología, psiquiatría, psicoanálisis, resumidos por el autor en la fórmula “saberes psi”) que, modificando el sentido del dispositivo cristiano de la confesión, se propusieron iluminar, explicar y revelar los secretos del ‘sexo’, y al hacerlo, produjeron el objeto mismo ‘sexualidad’ como efecto de saber-poder. Michel Foucault, Historia de la sexualidad, Tomo i: “La voluntad del saber” (Buenos Aires: Siglo xxi, 2002), 67-92.


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4. La homosexualidad en Argentina llegó a funcionar como “chivo expiatorio” en contextos de crisis y reordenamiento nacional, particularmente a fines del siglo xix y fines del siglo xx, cuando proyectos económicos liberales insertaban nuestra economía en el mercado internacional. Véase Jorge Salessi, Médicos, maleantes y maricas (Rosario: Beatriz Viterbo Editora, 2000), 182. 5. Este concepto de raigambre foucaultiana es usado por Ricardo Llamas para designar al sistema de criterios sociales, políticos, científicos, jurídicos y culturales que regulan las maneras legítimas de obtener placer y relacionarse afectivamente, y cuya matriz heterosexual radica en invisibilizar la heterosexualidad como norma y marcar la homosexualidad como problema. Ricardo Llamas, Teoría torcida. Prejuicios y discursos en trono de la homosexualidad (Madrid: Siglo xxi Editores, 1998), 11-21. 6. Señalados por Doug McAdam, “Marcos interpretativos y tácticas utilizadas por los movimientos: dramaturgia estratégica en el Movimiento Americano Pro-Derechos Civiles”, en Movimientos sociales: perspectivas comparadas, eds. Doug McAdam, John McCarthy y Mayer Zald (Madrid: Istmo, 1999), 477. 7. Definido por David Snow y Robert Benford como “un esquema de interpretación que simplifica y condensa el mundo exterior mediante la selectiva puntuación y codificación de objetos, situaciones, eventos y experiencias […]. Los marcos permiten a los individuos ubicar, percibir, identificar y etiquetar eventos del espacio vital del individuo o del mundo más amplio”. Citado por María Julia Carozzi, “El concepto de marco interpretativo en el estudio de los movimientos religiosos”, Sociedad y Religión 16/17 (1998): 34.

el cual los sectores de poder pueden leer amenazas para la salud del ‘cuerpo social’4. Así, el flh se organizó para intentar disputarle la hegemonía a este ‘régimen de sexualidad heteronormativo’5 que concebía la homosexualidad entre la patología y el delito. En tanto movimiento social, el flh se enfrentó a los típicos escollos que tiene todo movimiento: sumar nuevos miembros, obtener cobertura de los medios de comunicación, movilizar el apoyo de grupos externos, limitar el control social que ejercen sus oponentes e influir sobre las autoridades políticas o los sectores de poder6. Como se verá más adelante, el flh apenas logró alguno de estos objetivos. Pero antes que detenernos en esta ‘negatividad’ de sus resultados inmediatos, el propósito del presente artículo está mayormente destinado a analizar la ‘positividad’ de su accionar, esto es, el margen de agencia que quedara condensado en la formación de un ‘marco interpretativo propio’7, elaborado a partir de la articulación de saberes psi (provenientes de la scientia sexualis) con un campo discursivo contestatario que incluía feminismo, marxismo, freudiano-marxismo, antipsiquiatría, sexología moderna y existencialismo humanista. Esos ingredientes constitutivos de las condiciones heredadas fueron utilizados por el flh como recursos para enfrentarse a tres desafíos, los cuales quedaron expresados en sus órganos de difusión8: redefinir el sentido de la homosexualidad, posicionarse ante los dilemas de la institución Familiar y ofrecer su propia versión sobre el significado de la ‘liberación’, en tanto consigna compartida por otros movimientos sociales de la época. Es en la elucidación de este intrincado triángulo conceptual (homosexualidad-familia-liberación) donde adquiere plena inteligibilidad la propuesta política de su marco interpretativo. Por consiguiente, dichas nociones serán el objeto de indagación principal en este

8. La revista Somos y el documento Sexo y Revolución, que serán utilizados como fuentes históricas en este artículo. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 174-197


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trabajo, con el cual pretendemos contribuir al conocimiento histórico de los modos de articulación entre homosexualidad, familia y políticas de reivindicación homosexuales. 1. El surgimiento del flh y su ubicación en el contexto cultural y político de los años setenta

Luego de una breve experiencia de organización homosexual en el marco del grupo Nuestro Mundo9, surge formalmente en agosto de 1971 el flh, inspirado en el Gay Power americano y al calor del surgimiento de otras organizaciones de liberación homosexual en diversos países. En un comienzo, los primeros integrantes del flh (entre los que se encontraban Juan José Sebreli, Héctor Anabitarte, Manuel Puig, Blas Matamorro y Juan José Hernández), se plantearon actuar como un grupo de opinión. Pero en 1972, el ingreso de una decena de estudiantes universitarios le imprimió al Frente un tono agitativo que continuaría hasta su disolución en marzo de 197610. El funcionamiento del Frente se daba a través de grupos relativamente autónomos que coordinaban acciones conjuntas. En su momento de máximo esplendor, el flh llegó a contar con alrededor de diez grupos: el Grupo Eros (en su mayoría estudiantes universitarios y que tuvo como figura destacada al sociólogo y escritor Néstor Perlongher), Nuestro Mundo, Profesionales, Bandera Negra (anarquistas), Safo (integrado por mujeres homosexuales), Emmanuel (cristianos) y Católicos Homosexuales Argentinos, entre los más importantes. Por supuesto, no era sólo un momento histórico de radicalización política para los homosexuales, sino también el correlato de otros episodios y causas revolucionarias que expresaban un clima contestatario de ideas, incubado en el transcurso de la década del sesenta: el estallido del ‘Cordobazo’ 11, el surgimiento

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9. Creado en noviembre de 1969 y liderado por Héctor Anabitarte, un militante comunista expulsado del Partido por su condición homosexual. Estaba integrado por delegados sindicales, obreros y militantes del Partido Comunista, muchos de los cuales corrieron la misma suerte que su líder. 10. Justamente cuando se produce el ‘Proceso de Reorganización Nacional’, nombre con el que se autodenominó el golpe cívico-militar que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón (más conocida como Isabel Perón), y que instaló durante siete años un terrorismo de Estado, consistente en la tortura y desaparición de miles de personas, la apropiación sistemática de bebés y demás crímenes de lesa humanidad, convirtiéndose así en la dictadura más sangrienta de la historia argentina. 11. Levantamiento popular en la ciudad de Córdoba en mayo de 1969. Si bien en un inicio fue de carácter obrero (entre el que se destacó el sector automotriz), rápidamente se acoplaron organizaciones estudiantiles y de izquierda, confluyendo todos en una revuelta urbana que —tras diversos episodios como la quema y/o toma de oficinas de las empresas Citröen, Xerox, de la Aduana y del Ejército— concluyó en la represión militar por parte del régimen dictatorial de Juan Carlos Onganía (1966-1970). Si bien uno de sus efectos inmediatos fue la caída de dicho régimen, el legado más significativo del Cordobazo fue, siguiendo a James Brennan, el de constituirse rápidamente en un símbolo cuasi romántico de la capacidad insurgente de los sectores trabajadores. James Brennan, El Cordobazo. Las guerras obreras en Córdoba, 1955-1976 (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1996), 181.


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12. Articulados en torno a una ‘contracultura’ —paradójicamente derivada de la expansión comercial de las industrias culturales— que impugnó mediante diversas expresiones estético-políticas (como el rock, el cine crítico y la literatura comprometida) una serie de características de la cultura hegemónica entre las que podemos destacar las relaciones de género y autoridad de las generaciones precedentes, su rígida moral sexual, su formalidad y vestimenta y sus valores católicos, entre otras. Véase Sergio Pujol, “Rebeldes y modernos. Una cultura de los jóvenes”, en Nueva historia argentina: violencia, proscripción y autoritarismo (1955-1976), ed. Daniel James (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2003). 13. Luego de la experiencia del Movimiento de Liberación de Mujeres (mlm) a mediados de los sesenta, a partir de los setenta hicieron eclosión numerosas organizaciones como la Unión Feminista Argentina (ufa), el Movimiento de Liberación Feminista (mlf), Nueva Mujer y Frente de Lucha por la Mujer, entre otras. Los temas comunes que preocupaban a estas organizaciones fueron: el embarazo no deseado, la venta libre de anticonceptivos, la dependencia económica de las mujeres, la Ley de divorcio, la Ley de Patria Potestad, la violencia doméstica, etc., es decir, reivindicaciones en torno a la autonomía material, legal, corporal y sexual de las mujeres. Véase Fernanda Gil Lozano, “Las experiencias de la segunda ola del feminismo en Argentina y Uruguay”, en Historia de las mujeres en España y América Latina, ed. Isabel Morant (Madrid: Cátedra, 2006). 14. En 1970 surgen las dos organizaciones guerrilleras de izquierda más importantes del momento: el Ejército Revolucionario del Pueblo (erp) y Montoneros. La primera se desprende del Partido Revolucionario de los Trabajadores (prt), de inspiración trotskista. Su meta fue el socialismo mediante una estrategia bélica que consistió en el foquismo rural. Por su parte, Montoneros fue el nombre con el que finalmente se

autodenominó la sucesiva fusión de distintas organizaciones armadas de la izquierda peronista (Fuerzas Armadas Revolucionarias, Fuerzas Armadas Peronistas, Descamisados y Montoneros), que en distintos grados articularon las doctrinas marxista y peronista, y cuya síntesis fue la fórmula del ‘socialismo nacional’. A diferencia del erp, Montoneros combinó según la coyuntura política, la estrategia foquista con un trabajo de base de corte más populista e incluso electoralista, puntualmente cuando apoyó la candidatura a la presidencia de Héctor Cámpora en mayo de 1973, la cual fue decidida por Juan Domingo Perón desde el exilio. Los elementos católicos que componían la doctrina de Montoneros fue otra de sus peculiaridades contrastantes con el erp; sin embargo, si de estoicismo ante el placer se trata, ambas compartieron su desconfianza hacia los síntomas de liberalización de la moral sexual que se venían expresando desde los años sesenta. Véase Pilar Calveiro, Política y/o violencia. Una aproximación a la guerrilla de los años 70 (Buenos Aires: Editorial Norma, 2005), 95-176. 15. Para un análisis específico sobre la relación local-global de la revolución sexual, véase Isabella Cosse, “Cultura y sexualidad en la Argentina de los 60´: usos y resignificaciones de la experiencia trasnacional”, Estudios interdisciplinarios de América Latina y el Caribe 17: 1 (2006). 16. El flh estuvo desde sus inicios particularmente atraído por la experiencia de grupos de reivindicación racial como los Panteras Negras norteamericanos. Véase Osvaldo Bazán, Historia de la homosexualidad en la Argentina (Buenos Aires: Editorial Marea, 2004), 340.

de grupos antiautoritarios de jóvenes y estudiantes12, de asociaciones feministas13 y de diversas agrupaciones armadas de cuño marxistas y de liberación nacional14. La conexión de estos hechos del plano local con otros sucedidos fuera del país no es casual, sino que responde a un clima de época en el orden global compuesto por la Revolución cubana, la experiencia de la descolonización y de la llamada Revolución sexual15, el Mayo francés, la Primavera de Praga, el Poder negro16, la Revuelta de Stonewall17, etc. En este sentido, como sostuvo Fabricio Forastelli, el flh se inscribe en una articulación global con lo que Tulio Halperin Donghi ha denominado como ‘movimientos emancipatorio-insurreccionales’, precisamente para dar cuenta de la relación histórica de todas estas expresiones contestatarias18. Volviendo al plano nacional, todas aquellas manifestaciones y hechos mencionados convivían y eran, en parte, el producto de un creciente descontento respecto a la sucesión de regímenes militares autoritarios, en especial el de Juan Carlos Onganía (1966-1970), marcadamente conservador, católico y tradicionalista19. En efecto, durante su gobierno dictatorial se registra una política de represión y censura

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hacia los jóvenes, la protesta obrera, las vanguardias artísticas y, por supuesto, hacia los homosexuales. Tal es así que “después del ’66 las razzias policiales se incrementaron de manera geométrica”20, y algunos integrantes del flh llegaron a expresar: “sufrimos una persecución delirante”21. Todas estas referencias son imprescindibles para comprender la propuesta política del flh. En síntesis, como sostuvo Néstor Perlongher, “el flh surge en medio de un clima de politización, de contestación, de crítica social generalizada, y es inseparable de él. Como buena parte de los argentinos de entonces, cree en la liberación nacional y social”22. Pero la mayoría de sus intentos por incorporarse a la causa social y nacional no prosperaron. Primero apoyaron al peronismo, participando en actos públicos como los de la asunción en Plaza de Mayo del gobierno peronista de Héctor Cámpora en mayo de 1973, y en el aeropuerto internacional Ezeiza para festejar el retorno de Perón 17. Episodio transcurrido el 28 en junio de ese mismo año. Levantaron de junio de 1969, en el cual consignas que intentaban articular la dueños y clientes de un bar de Nueva York frecuentado liberación nacional con la liberación por homosexuales, llamado sexual, tales como “para que reine Stonewall, enfrentaron a la policía que pretendía realizar en el pueblo el amor y la igualdad”, una de sus habituales razzias. Posteriormente se tomó esa “Machsimo=Fascismo”, “el machismo es fecha para conmemorar el el fascismo de entrecasa”. La respuesta Día Internacional del Orgullo Gay, ya que en medio de fue contundente, tanto desde la dereaquella revuelta se escuchacha como desde la izquierda peronista. ron los gritos “gay is good, gay is pride, gay is freedom”. La primera, empapelando la ciudad con Véanse estas referencias carteles contra “el erp, los homosexuaen Ana Lía Kornblit, Mario Pecheny y Jorge Vujosevich, les y los drogadictos”, y posteriormente Gays y lesbianas. Formación de la identidad y derechos fueron difamados a través del semanahumanos (Buenos Aires: La rio El Caudillo, vinculado a la extrema Colmena, 1998), 2-3. derecha del gobierno de Isabel Perón 18. Fabricio Forastelli, “Políticas de la resti(1974-1976). La consigna de Montoneros tución. Identidades y se hizo incluso famosa: “No somos putos, luchas homosexuales en Argentina”, en Las marcas no somos faloperos, somos soldados de del género. Configuraciones Evita y Montoneros”23. de la diferencia en la cultura,

eds. Fabricio Forastelli y Ximena Triquell (Córdoba: Centro de Estudios

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Avanzados-Universidad Nacional de Córdoba, 1999), 129. 19. Fue el régimen más represivo de las conducciones militares que integraron la autodenominada ‘Revolución Argentina’ (1966-1973). También es preciso señalar como antecedente la autodenominada ‘Revolución Libertadora’ (1955-1958), régimen militar que derrocó al segundo gobierno electo de Juan Domingo Perón, y el que proscribió su nombre, su partido político y cualquier símbolo referido a éste. Esta interdicción provocó el surgimiento de la ‘Resistencia Peronista’, que procuró desde entonces el retorno de Perón, obligado a exiliarse, y que más tardíamente se expresaría en las organizaciones de la izquierda peronista que hemos mencionado (como Montoneros). Finalmente, tras la breve presidencia de Héctor Cámpora en 1973 (que fuera producto de la apertura democrática de la ‘Revolución Argentina’, por un lado, y de las estrategias de Perón para retornar al país, por el otro), Perón accedería a su tercer mandato como presidente electo de la Argentina en septiembre de 1973. Falleció al poco tiempo, reemplazándolo su tercera esposa y vicepresidenta María Estela Martínez de Perón, que gobernó hasta el golpe cívico-militar de 1976. 20. Sergio Pujol, “Rebeldes y modernos”, 316. 21. En el marco de una entrevista clandestina que le realizara la revista Panorama a dos miembros del flh en 1972. Citado por Osvaldo Bazán, Historia de la homosexualidad, 344. 22. Néstor Perlongher, Prosa Plebeya (Buenos Aires: Colihue, 2003), 77. 23. Véanse estas referencias en Néstor Perlongher, Prosa Plebeya, 79-80. El término ‘faloperos’ significa ‘drogadictos’. Y el apodo Evita alude a María Eva Duarte (segunda esposa de Perón), que tras su muerte en 1952 se constituyó en un símbolo de la resistencia peronista debido a su activa participación durante el primer gobierno de Perón (19461952) en todo lo relativo a la defensa de los derechos de los trabajadores y de la promoción del sufragio de las mujeres.


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Respecto a la izquierda marxista, apenas obtuvieron un fugaz contacto político con Nahuel Moreno, líder del Partido Socialista de los Trabajadores, quien les ofreció una oficina para poder reunirse, aunque de manera secreta, por lo cual la participación no fue públicamente reconocida. También escurridizo fue el intento de acercamiento a otras agrupaciones marxistas en el marco de una movilización para repudiar el golpe del general Augusto Pinochet en Chile, en septiembre de 1973. Allí, recuerda Néstor Perlongher, “las agrupaciones izquierdistas se corrían de lugar en la columna para no quedar cerca de los gays”24. Con quienes sí lograron establecer relaciones fue con las incipientes asociaciones feministas, particularmente con ufa y el mlf. Junto a ambas, el flh conformó el ‘Grupo Política Sexual’, que se reunía periódicamente para debatir sobre sexualidad y política: “Hablábamos de cuáles eran las raíces de la opresión, cuál el sistema que nos oprime, qué es lo que tenemos que combatir, cuál es el enemigo, entonces afortunadamente al poder dialogar con el flh vimos que teníamos cosas en común, todas y todos criticábamos los modelos impuestos […]. Los chicos eran muy escandalosos, muy radicalizados, sostenían por ejemplo que lo más revolucionario era la mariquita, porque es lo más denigrado, lo más oprimido […]. Con los varones del flh fue un hallazgo poder reunirnos, ellos nos abrían la cabeza a nosotras en un montón de cosas que estábamos un poco rígidas, medio que odiábamos la feminidad, y ellos nos pinchaban con esto de la marica, entonces muy rica esa experiencia, hermosa. También hacíamos acciones públicas y todo el mundo nos odiaba, la derecha y la izquierda”25.

Entre algunas de esas acciones públicas se destacaron las intervenciones en conferencias sobre temas vinculados a la sexualidad:

24. Néstor Perlongher, Prosa Plebeya, 81. 25. Entrevista a Hilda Rais, militante de ufa e integrante del Grupo Política Sexual, Buenos Aires, 23 de noviembre de 2008. 26. Entrevista a Hilda Rais, Buenos Aires, 23 de noviembre de 2008. 27. Véase un análisis sobre este problema en Agustina Cepeda, “Historiando las políticas de sexualidad y los derechos en Argentina: entre los cuentos de la cigüeña y la prohibición de la pastilla, 1974-2006”, Prácticas de Oficio. Investigación y Reflexión en Ciencias Sociales. Publicación del Posgrado en Ciencias Sociales ungs-ides 2 (2008).

“Cuando veíamos que había una conferencia de sexualidad, por ejemplo en el teatro San Martín, íbamos, ellos y nosotras y nos sentábamos repartidos entre el público y empezábamos a romper la conferencia, `perdón, discúlpeme´ y a discutir y discutir […] desde el público como si estuviéramos todos sueltos y hubiésemos ido espontáneamente, a la salida repartíamos los volantes, alguna vez alguno de los chicos dijo `porque yo como homosexual quiero plantear que […]´ y era […] bueno la época era muy represiva […]”26.

También decidieron actuar cuando Isabel Perón lanzó el decreto 659, que prohibía la información y difusión de métodos anticonceptivos en los Hospitales Públicos, y que promovía el cierre de consultorios de planificación familiar27:

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“Cuando prohibieron los anticonceptivos en el país, con Isabel, salimos juntos a la calle, a Florida a volantear, codo a codo Néstor Perlongher y yo, entonces el shock de la gente era tremendo, porque los volantes eran estrictamente acerca de anticoncepción, libertad para elegir reproducirse o no, no tocaban el tema homosexualidad, era contra ese decreto, y lo que se veía era a varones gays luchando por eso”28.

De manera que el flh pudo articular una agenda de intereses comunes con grupos feministas, algo que estuvo lejos de suceder con la izquierda revolucionaria. Y es que mientras el flh y el feminismo confluyeron en la reivindicación de un ‘cuerpo del deseo’, la izquierda marxista o nacional exigía un ‘cuerpo del sacrificio’ para la revolución29. Un excelente testimonio respecto a estas tensiones lo constituye la famosa novela El beso de la mujer araña de Manuel Puig30, uno de los fundadores del flh. Luego de una etapa de intenso activismo y de los intentos de alianza frustrados con los sectores políticos mencionados (la 28. Entrevista a Hilda Rais, Buenos izquierda peronista y la izquierda marxista), el flh decidió destinar Aires, 23 de noviembre de 2008. más atención a la concientización de la comunidad homosexual, y 29. Esta distinción conceptual pertenece a Héctor Schmucler, citado por para ello creó, a fines de 1973, la revista Somos. Alejandra Ciriza y Eva Rodríguez 2. La revista Somos: politización de la homo(sexualidad) y elaboración de saberes y consignas en clave interdiscursiva

La revista Somos publicó un total de ocho números, desde fines de 1973 hasta enero de 1976. Llegó a tener un tiraje máximo de quinientos ejemplares que se distribuían mano a mano, y se editaba de forma clandestina. Como recuerda Perlongher, “pretendía ser un instrumento de trabajo concientizador. Incluía trabajos teóricos, informaciones, literatura, etc.”31. Pero respecto a su contenido, quizás la clasificación más significativa radique en la tensión entre, por un lado, los diversos relatos e informes acerca de la cruda realidad que vivían los homosexuales en ese entonces, acompañados por discursos denuncialistas. Y por el otro, los artículos, ensayos, manifiestos y poesías que expresaban el despertar —o el deseo de hacerlo— de una nueva conciencia social de y hacia los homosexuales, atravesados por saberes de pretensión científica, anhelos utópicos, programas y acciones políticas32. Así, dentro del primer eje encontramos numerosas notas referidas a homosexuales asesinados o detenidos por la policía en distintos

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Agüero, “La moral del PRT-ERP. Militancia, política y subjetividad”, Políticas de la memoria. Anuario de Investigación del cedinci Nº 5 (20042005): 88.

30. Para un análisis de esta obra como ‘ficcionalización’ de esta problemática, véase Guido Vespucci, “Cuerpos, identidades y discursos. Algunas reflexiones sobre la frontera de lo monstruoso a partir del Beso de la mujer araña”, en Criaturas y saberes de lo monstruoso, editado por Dora Barrancos, Elizabeth Caballero de del Sastre y Nora Domínguez. Buenos Aires: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 2008, 225-236. 31. Néstor Perlongher, Prosa Plebeya, 82. 32. Cada nota podía aparecer bajo la firma de: algún grupo de la coalición flh, un integrante en particular (con nombre y apellido o con seudónimo), o directamente sin firma, lo cual implica que es el comité editorial en representación del flh. Respetaremos estas modalidades para citar las notas de Somos.


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contextos nacionales33, también historias de suicidios, maltratos y traiciones. La mayoría de estos episodios conflictivos solían producirse entre “chongos” y “locas”34, y algunos de esos chongos solían ser policías. De manera despiadada, después del acto sexual, y en general alcoholizados, los chongos volcaban toda su furia sobre las locas, probablemente generada por la culpa y la vergüenza del acto sexual cometido, un elemento más, dirá Somos, del “pánico homosexual”, de la “represión internalizada”. 33. Fuera de Argentina: “Masacran Por otro lado, se informaba sobre las temidas razzias, es decir, homosexuales en Chile”, Somos Nº los operativos policiales que detenían homosexuales o personas 2 (1974): 4; “En Lima asesinan a dos homosexuales”, Somos 6 (1975): relacionadas con la homosexualidad. Por ejemplo, es el caso de la 36, entre otros. A nivel nacional se destaca el reporte de “Asesinatos”, denuncia referida a las obras de Manuel Puig: “Detienen libreros Somos 6 (1975): 18. por vender obra de Puig; un comisario acusó a los detenidos de 34. Términos que aludían en ese período `mariconazos´ y `bolches´, esgrimiendo los ejemplares secuestraa la distinción entre aquellos varones homosexuales feminizados que solían dos y leyendo como prueba algunos párrafos aislados”35. tener un rol sexual pasivo (“locas”), y Todo este tipo de acciones violentas y vejatorias por parte de los varones masculinizados que solían tener sexo activo con las “locas” sin chongos, policías y demás personajes, fueron denunciadas vehemenasumirse como homosexuales (“chongos”). Como sostuvo Horacio Sívori, temente a través de Somos, exigiendo “libertad a los homosexuales la figura del “chongo” (y su relación presos, derogación de edictos policiales anti-homosexuales, cese jerárquico-binaria con la “loca”) comenzó a desdibujarse lentamente inmediato de la campaña de moralidad y de las razzias”36. a partir del surgimiento del ‘modelo A través de estos relatos, informes y denuncias, se puede accegay’, según el cual toda persona que tenga relaciones sexuales con alguien der a una serie de registros sobre cómo era la vida cotidiana de los de su mismo sexo será considerada homosexuales en aquel período. Por medio de éstos, el flh pretenhomosexual. Horacio Sívori, Locas, chongos y gays (Buenos Aires: Antropodía generar golpes de efecto para despertar conciencia social. fagia, 2005), 85. Pero para poder hacer más inteligible esa cruda realidad a su audien35. “Detienen libreros por vender obra de Puig”, Somos 2 (1974): 15 cia, el flh necesitaba exponer analítica y teóricamente, y en forma más o menos didáctica, cuáles eran los orígenes y las causas de la misma. Es 36. “Comunicado del Frente de Liberación Homosexual de la Argentina”, en este último registro donde me interesa profundizar el análisis del disSomos 1 (1973): 8. La ‘campaña de moralidad’ se refería a una política curso de Somos, porque allí el flh, al plantear su propuesta política, fue de moralización de las costumbres simultáneamente coproductor de un saber sobre la homosexualidad y la lanzada por Perón durante su tercera presidencia. Por otro lado, sexualidad en general, y sobre las instituciones que componen la socielos edictos policiales eran figuras dad moderna capitalista, entre ellas, la familia. Es decir que, si bien dicho legales de orden provincial que facultaban a la policía para realizar saber fue expresado como una revelación iluminada de, en palabras del detenciones vinculadas con “la mismo Perlongher, “una minoría esclarecida”37 en medio de la supuesta alteración del orden público y las buenas costumbres” sin previo ignorancia y alienación reinantes en la sociedad, de modo alguno signiconsentimiento de un juez. En el período que estamos analizando, fica esto que fue un saber completamente original y autónomo. Por el los blancos más comunes de estos contrario, esta construcción se alcanzó de manera ‘interdiscursiva’, es edictos fueron los jóvenes, las prostitutas y los homosexuales.

37. Néstor Perlongher, Prosa Plebeya, 78. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 174-197


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decir, mediante una serie de discursos y saberes que se filtraron como en la formulación de cualquier discurso38. La originalidad, que no siempre se lograba, radicó en cambio en el esfuerzo por controlar la articulación de estos diversos discursos, dando por resultado recortes y usos estratégicos de los mismos. Así, encontraremos en Somos un conjunto de registros interdiscursivos —a veces regulados explícitamente y a veces filtrados de forma más implícita—, tales como el psicoanálisis, el marxismo, la corriente freudiano-marxista, la antipsiquiatría, la sexología moderna, el feminismo e incluso el existencialismo, en tanto expresión de un humanismo propio de aquel contexto histórico. En virtud de la problemática que nos convoca, la relación histórica entre la homosexualidad y la familia, voy a dividir tres ejes con fines estricta38. Una de las definiciones mente analíticos para poner en evidencia de interdiscurso se refiere los supuestos teóricos e ideológicos par“al conjunto de unidades discursivas (corresponticulares que sustentaban el entramado dientes a discursos anteriores del mismo género, discursivo de Somos: la (homo)sexualidad, a discursos contempola familia y la política de liberación, que ráneos de otros géneros, etc.) con los cuales un solían aparecer de forma integrada. 3. La

sexualidad como economía libidinal

del deseo

En principio, como punto de inflexión histórica, el flh realizó a través de la revista Somos un trabajo de despatologización de la homosexualidad, afirmando que no constituía una enfermedad ni un problema en sí mismo. De esta manera, no sólo confrontó el saber psiquiátrico39, sino también la base heteronormativa de la doctrina de Sigmund Freud y sus seguidores40. Sin embargo, al mismo tiempo que confrontaba la “vulgata psicoanalítica” sobre la perversión y la cura de la homosexualidad41, la revista Somos operó un recorte

discurso particular entra en relación implícita o explícita”. Patrick Charaudeau y Dominique Maingueneau, Diccionario de análisis del discurso (Buenos Aires: Amorrortu, 2005), 334. Esta definición resulta interesante para nuestros propósitos, porque nos permite ampliar el horizonte analítico al incluir los sedimentos culturales que se actualizan en todo discurso, más allá de si son más o menos intencionales y explícitos.

39. En Argentina seguía utilizándose el electroshock con el fin de curar la homosexualidad. Así le sucedió a un amigo de Hilda Rais, ya entrados los años ochenta, en una clínica psiquiátrica de la ciudad de Buenos Aires. Entrevista a Hilda Rais, Buenos Aires, 23 de noviembre de 2008.

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40. Freud expresó en varias oportunidades que la homosexualidad no debía ser comprendida como una enfermedad ni debía juzgársela como un delito. Por otro lado, las nociones de ‘bisexualidad originaria’ o de ‘perverso polimorfo’ admitían sin inconvenientes la existencia de la homosexualidad en todo individuo. Sin embargo, esto es sólo una parte del esquema teórico de Freud, el cual con razón es seleccionado por quienes usan categorías del psicoanálisis para reivindicar la homosexualidad como una orientación sexual legítima, el flh en este caso. La otra parte consiste en la conceptualización de la homosexualidad como una ‘inversión de objeto’ en el proceso edípico y como una ‘perversión’. Si bien estas categorías no pretendían ser juicios morales, están cargadas de una concepción heteronormativa, ya que la norma es la heterosexualidad, y la homosexualidad pertenece a la categoría de ‘desviaciones del objeto’, a su vez, incluidas dentro de las ‘aberraciones sexuales’. Más allá de las tensiones en la obra de Freud, es evidente que fue esta otra parte la que brindó argumentos para hacer del psicoanálisis una doctrina de resonancia homofóbica, como lo demuestran los posicionamientos políticos de numerosísimos de sus seguidores ante las luchas por los derechos de las personas homosexuales. Para un análisis más pormenorizado de la teoría psicoanalítica y sus usos políticos homofóbicos véase Didier Eribon, Una moral de lo minoritario (Barcelona: Anagrama, 2004), especialmente el apartado intitulado “Freud y las aberraciones sexuales”, 229-240. 41. Para dar un ejemplo local de las resonancias homofóbicas de la doctrina de Freud, la psicoanalista Isabel D´Agostini, miembro adherente de la Asociación Psicoanalítica Argentina, sostenía el 10 de marzo de 1971 en la revista Confirmado: “La homosexualidad es tan sólo un síntoma que oculta los más diversos trastornos psíquicos y disturbios del desarrollo que perturban la vida sexual normal”, siendo una de sus posibles explicaciones que “desde la infancia se imagina a sí mismo ocupando el lugar de su madre, manifestando un complejo de Edipo invertido”. Citado por Osvaldo Bazán, Historia de la homosexualidad, 356.


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teórico y un uso del lenguaje psicoanalíticos que formaron parte de la construcción argumental sobre lo que entendían y querían transmitir como certezas de la sexualidad humana: “La sexualidad infantil muestra la variedad de impulsos coprofílicos, homosexuales, fetichistas, heterosexuales, bestiales, autoeróticos, etc., que al manifestarse previamente al proceso de socialización, demuestran ser partes inalienables del caudal libidinal humano […]. La sexualidad infantil, pues, muestra la variedad de impulsos de todos tipo y objeto que conforman la libido humana, y en este sentido, es el rostro más auténtico de la vida”42.

Se pueden apreciar aquí una serie de presupuestos bien nítidos. En primer lugar, que la sexualidad es previa a la cultura, y por consiguiente, se aloja en el reino de lo natural, o al menos en el ámbito de lo intrínsecamente humano. En segundo lugar, que esa ‘naturaleza’ contiene en sí misma toda la gama de posibilidades expresivas del hombre. En tercer lugar, que el niño, como sujeto todavía no socializado, expresa todas esas posibilidades, dicho en términos psicoanalíticos, en tanto “perverso polimorfo”. Por último, que allí reside la verdad de la sexualidad, porque es lo más auténtico, lo no deformado por la cultura. Según estas premisas, podemos decir que para el flh la homosexualidad es constitutiva de la libido, concepto psicoanalítico que los discursos de Somos tradujeron, la mayoría de las veces, como “energía humana”, perteneciente a “un proceso universal inherente al ser humano como especie [producto de] el libre desarrollo de la energía sexual humana en el sentido de la maduración y la creación”43. Mediante esta argumentación de corte psicoanalítico-biologista, el flh confrontaba uno de los caballitos de combate más extendidos en los sectores conservadores: la antinaturalidad de la homosexualidad. En la dirección opuesta, aquel argumento tributó hacia una ‘naturalización’ de la misma, en términos de una invariante universal de la especie. De aquí que Somos insistiera en visualizar la homosexualidad como una constante transhistórica: “[…] la homosexualidad es una constante en diferentes épocas, sociedades y estructuras familiares”44. La estrategia para respaldar empíricamente la creencia en esta universalidad fue la de rastrear y exponer los ejemplos de “homosexualidad” más remotamente alejados del occidente moderno. Como ejemplo de alteridad radical en términos más sincrónicos, se mencionaba la homosexualidad en 42. Documento Sexo y revolución, doculas comunidades indígenas. Y en términos diacrónicos, “la epopeya mento editado por el flh (1975), 2. de Gilgamés, que data, aproximadamente, del año 2.400 antes de 43. Documento Sexo y Revolución, 26.

44. “Militantes homosexuales rompen conferencia sexista”, Somos 4 (1974): 27. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 174-197


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Cristo, es el poema más antiguo que conserva la humanidad. Curiosamente —y esto puede hacer pensar a más de uno sobre lo `antinatural´ de la homosexualidad— es un poema de amor homosexual entre los semidioses Gilgamés y Enkidu”45. Éstas fueron interpretaciones históricas y antropológicas que Somos pretendía establecer como pruebas para afirmar que la homosexualidad había existido siempre y en todas partes, lo cual significaba que tildarla de antinatural era ignorar la evidencia de su universalidad, o no querer reconocerla por cuestiones ideológicas. Las denuncias y confrontaciones del flh para con los discursos homofóbicos pivotearon entre estos dos registros: el de la ignorancia o falta de rigor científico, y el de la manipulación interesada de la verdad. Ya sea en uno u otro de estos registros, el flh exaltaba las cualidades de una sexualidad pura, sublime y no sublimada —entre la cual se encontraba de forma privilegiada, por supuesto, la homosexualidad—, cuya capacidad innata sería la de enriquecer y mejorar la propia condición humana: “[…] lo sexual, lejos de ser una de las experiencias menos nobles, es un ingrediente energético permanente de la persona, que se encuentra incluso en las formas más espirituales y místicas de las manifestaciones humanas, y con posibilidades riquísimas de futuros desarrollos en el proceso hominizante”46. Es así como la inflación de la homosexualidad en Somos llegaba a invertir el ‘régimen de sexualidad heteronormativo’. Citando al conocido teórico de la antipsiquiatría, David Cooper, que visitó por aquel entonces Argentina, expresaron que “sólo la falta de una adecuada experiencia homosexual es una problemática verdadera”47. ¿Cuáles eran entonces los factores sociales que impedían experimentar todas esas potencialidades de la sexualidad humana, en especial la homosexualidad? Antes de abordar más profundamente esta problemática, desarrollada en el apartado siguiente, me interesa utilizar esta pregunta para destacar el mecanismo que la inhibe, pues esto nos dará más luz en la misma dirección sobre la que venimos trabajando, es decir, respecto a qué entendía el flh por (homo)sexualidad. Volvemos a la noción de libido como energía sexual humana, 45. Grupo Profesionales, “El sueño de agregando ahora su condición maleable: “[…] sublimar las energías Gilgamés”, Somos 4 (1974): 38. sexuales canalizándolas hacia una estructuración jerárquica de la 46. Cristianos Homosexuales Argentiorganización social, fundada y sostenida por el manejo soberano nos, “Manifiesto sobre la existencia y funcionamiento del enemigo”, del poder, sin más justificación que la del poder mismo”48. Somos 4 (1974): 23. En tanto energía, la sexualidad no se ganaba ni se perdía en la 47. “David Cooper en Argentina: declaconcepción que tenían aquellos que escribieron en la revista Somos, raciones para el Diario La Opinión”, Somos 2 (1974): 40. sino que se transformaba, o mejor dicho se deformaba, dirigién48. Cristianos Homosexuales Argentinos, “Funcionamiento del enemigo”, 23.

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dose hacia otros fines diferentes para la cual había sido concebida originariamente, vaya a saber bajo cuál mandato de la naturaleza, pero mandato al fin: “[…] el placer es la prueba de la naturaleza, su señal de aprobación”49. Pero por desgracia, para el flh el placer estaba puesto al servicio de otra causa, bajo el ejercicio de un poder perverso que ‘deformaba’ —como traducción politizada del término ‘sublimación’— las formas ideales de la sexualidad. Ingresa una vez más el lenguaje psicoanalítico también para operar una inversión, porque lo perverso no radicaba en la homosexualidad, sino en el funcionamiento del sistema opresivo: “[…] el desplazamiento compulsivo de esta energía la dirige hacia la experiencia del sometimiento […] fundamentalmente sadomasoquista, la cual sustenta el mantenimiento del sistema de dominación”50. Esta inversión implicaba para Somos que la afección psíquica no tenía su origen en la (homo)sexualidad, sino en los mecanismos de su bloqueo, produciendo los trastornos neuróticos y las relaciones patológicas. Estamos entonces ante una acepción de la sexualidad que se definía en términos cuantitativos y económicos, que sólo se justificaba, como para Wilhem Reich y demás referentes del freudiano-marxismo, como instrumento de dominación social. En efecto, “la libido, como para el Freud anterior a los años veinte, es, desde el punto de vista reichiano, un término biologista, económico, por cuanto se rige por magnitudes de descarga, de estasis o bloqueo. El estancamiento de energía libidinal origina toda suerte de síntomas psíquicos y somáticos”51. Aquí la diferencia entre Freud y los referentes del freudiano-marxismo radica en las consecuencias políticas e ideológicas de este mecanismo libidinal. Mientras que para Freud eran necesarias ciertas dosis de represión sexual para edificar el orden de la cultura, sus discípulos heterodoxos, como Wilhem Reich, Herbert Marcuse y Eric Fromm, denunciaron los efectos alienantes y deshumanizadores de dicha represión. 49. Rodolfo Rivas, “La situación de los homosexuales en Cuba”, Somos 2 El flh hacía esta lectura porque, desde su visión, el resultado de (1974): 19. Las palabras pertenecen, la represión sexual tenía un efecto debilitador del ser humano, para en verdad, a Oscar Wilde, en El alma del hombre bajo el socialismo. Sin exponerlo al engranaje social de la dominación: “[…] un ser humano embargo, lo que interesa es cómo el que hace objeto de dominación a sus impulsos sexuales, no se extraflh se apropia de éste y otros discursos en su producción de una verdad ñará de encontrar reprimidos y dominados en el mundo social”52. sobre la sexualidad humana. La represión de la sexualidad debilitaba al individuo dejándolo 50. Cristianos Homosexuales Argentinos, “Funcionamiento del frágil (y perturbado) frente a los sometimientos exigidos por el ‘sisenemigo”, 23. tema’. Atacar la sexualidad era atacar la voluntad del ser humano, el 51. Introducción a Wilhelm Reich, La corazón de su libertad. No debiera sorprendernos que la valoración revolución sexual (Barcelona: Plantea De Agostini [1945]1993), 3.

52. Documento Sexo y revolución, 5. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 174-197


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humanista desde la que el flh leía este cruel diagnóstico haya estado influenciada por los ecos del existencialismo, que emergió con fuerza desde los años sesenta en Argentina53. Ahora sí, tras haber revisado con detenimiento las premisas sobre la sexualidad que subyacían a los discursos del flh, podremos pasar a analizar cómo era conceptualizado este sistema de dominación, cómo operaba socialmente y quiénes eran los actores concretos que detentaban dicho poder. 4. La familia como policía La familia fue otro de los núcleos problemáticos que preocupaba a los integrantes del flh. A través de Somos y del documento Sexo y revolución se elaboró, al igual que para la sexualidad, un saber en clave interdiscursiva sobre su naturaleza y funcionamiento. Si respecto a la sexualidad percibíamos la presencia fundamental del psicoanálisis, en verdad de una selección específica de su cuerpo teórico, aquí el saber psicoanalítico aparecerá acompañado de sus derivaciones más radicalizadas, como las de la antipsiquiatría, y bajo la lente del pensamiento feminista. Pero para el flh estas corrientes de pensamiento se tornaban plenamente inteligibles o eficaces mediante una lectura marxista de la realidad, en la cual la familia aparecía integrando el engranaje superestructural de un sistema cuyo fin era la explotación de la fuerza de trabajo: “[…] en la medida en que un grupo social basado en la explotación necesita gente preadaptada para entrar en el proceso de producción alienada, la familia, sustentadora, debe convertirse en una agencia de-formadora”54. Aquí se puede apreciar de manera implícita una concepción del hombre como “buen salvaje roussoneano”, noble por naturaleza, mientras que la cultura —en este caso la familia como aparato orgá53. En especial el existencialismo sartreano, que desde los márgenes nico del sistema— vendría a deformar sus potencialidades innatas. del campo académico se difundió en Junto con otras instituciones, el papel de la familia era, por lo tanto, un campo cultural ampliado. Oscar Terán, Nuestros años sesentas. La preparar a los individuos para el trabajo alienado en tanto aparato formación de la nueva izquierda intelectual argentina, 1956-1966 (Buenos ideológico del Estado: “[…] la familia es, como institución, un apaAires: Ediciones El Cielo por Asalto, rato del Estado, y por ende tan opresiva como la Iglesia, la escuela o 1993), 16. las Fuerzas Armadas. La habilidad de la familia estriba en no apare54. Documento Sexo y revolución, 3. cer como opresiva sino como natural e, incluso, como placentera”55. 55. Víctor Bosch, “La familia”, 4. También promovieron actos contra el día Si respecto a la homosexualidad veíamos que el flh intentaba de la madre para denunciar la comvolverla legítima mediante su naturalización y universalización, en plicidad de su rol dentro de un orden concebido como patriarcal burgués. cambio, la familia aparecía conceptualizada como una invención Véase esta referencia en Alejandro cultural del sistema de dominación, ‘desnaturalizada’, y con un rol fanModarelli y Flavio Rapisardi, Fiestas, baños y exilios. Los gays porteños en la última dictadura (Buenos Aires: Sudamericana, 2001), 150.

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tasmagórico destinado a la promoción de la felicidad burguesa para esconder su verdadera función opresiva. ¿Cómo ejercía dicha opresión la familia? Operando sobre aquel esquema de la sexualidad que veíamos en el apartado anterior, es decir, canalizando la energía sexual hacia el trabajo alienado, reprimiendo el placer en virtud de las necesidades del sistema dominante. Toda esa potencialidad creadora de la sexualidad era en la familia reducida a la mínima expresión, la genitalidad reproductiva: “En realidad todo el cuerpo es capaz de aportar al goce sexual, pero la sociedad de la dominación necesita de la mayor cantidad de zonas del cuerpo posibles para adscribirlas al trabajo. La genitalización está destinada a quitar al cuerpo su función de placer para convertirlo en instrumento de producción alienada, dejando a la sexualidad sólo lo indispensable para la reproducción […]. Es por eso que el sistema condena con especial severidad todas las formas de actividad sexual que no sean la introducción del pene en la vagina, llamándolas perversiones, desviaciones patológicas, etc. Para encadenar al ser humano al trabajo alienado es necesario mutilarlo reduciendo su sexualidad a la genitalidad”56.

Por un lado, aquí podemos inferir relaciones interdiscursivas con el pensamiento feminista en torno a su reivindicación por la autonomía del cuerpo y la sexualidad. La influencia de este pensamiento se torna evidente en la emulación de su clásica fórmula “lo personal es político” con la de “el sexo mismo es una cuestión política”57. Por otro, con los saberes de la moderna sexología en su promoción de una sexualidad expansiva destinada al placer en sí mismo. Pero la familia interfería en esas posibilidades, las mutilaba reduciendo el cuerpo a su función reproductora, y por ende, heterosexual. Dicha tarea comenzaba desde tem56. Documento Sexo y revolución, 6. prano, atacando la pureza de la sexualidad infantil, “en tanto la socialización 57. Documento Sexo y revolución, 9. (el adiestramiento) del niño se basa en la represión de sus instintos sexuales, 58. Víctor Bosch, “La familia”, 4. que se hayan indiferenciados y esparcidos por todo el cuerpo”58. 59. ‘Policía’ no en el sentido de repreSi bien el flh destacaba el carácter artificial y no natural de la familia, sión, sino en el de red institucional su esquema analítico aplicado a la misma estuvo lejos de profundizar (privada y pública) de gestión y regulación de la vida cotidiana, los poderes reguladores que la atraviesan en las modernas sociedades como poder biopolítico y a la vez normalizador, según Jacques Donzeoccidentales. En vez de ser el resultado de una ‘policía de las familias’59, lot, La policía de las familias (Valencia: “la familia, como institución, organizada en sus roles fijos padre-madrePre-Textos, 1998), 10-11. hijos, es un aparato del sistema, tan aparato del sistema como la policía”60. 60. Víctor Bosch, “La Familia”, 4. La analítica del poder de Somos fue en términos de un ‘poder soberano’61 61. Omitiendo los efectos de capilarización del poder disciplinario. Sobre y, como tal, destacaba las figuras —los actores y las instituciones concretas— la articulación del poder soberano que detentaban y ejercían el poder de la ley y de la represión: y disciplinar en la familia, véase Michel Foucault, El poder psiquiátrico (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2005).

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“En la familia estándar hay un detentor del poder, el macho, que en la medida en que maneja el poder económico y el poder político en la sociedad, maneja por derecho propio el sistema de relaciones familiares […]. El objeto de su dominación es, en primer lugar, la mujer, y en segundo lugar, los hijos, que son el producto-mercancía de la fábrica familiar”62.

En principio hay que comprender que en la dinámica social la familia fue concebida por el flh como una institución mediadora del sistema, el cual se retroalimentaba sobre la base de una analogía funcional del ejercicio del poder desde los cimientos (la familia) hasta la cima de la estructura social (el Estado), ambos, ejes del poder soberano. Sin embargo, y más allá de las posibles contradicciones en su propio discurso, ¿era el dominio económico y político el origen de la autoridad del padre en la familia, o exactamente a la inversa? Veamos la siguiente afirmación: “El individuo internaliza los mismos roles que encuentra en la familia, será el padre opresor si es macho, o la madre sumisa si es hembra. La figura autoritaria del padre es reproducida luego en la figura del policía, del patrón, del Estado, sustentadores del sistema ante los que los individuos se inclinarán como ante el padre”63. Es decir, la familia ofrece un modelo de microsociedad para la organización social del poder, y en este sentido, a pesar de las intenciones del flh por desnaturalizar la familia, los saberes de los cuales se nutrió le impusieron límites analíticos que los ubicaron en cosmovisiones compartidas a las que pretendían confrontar, tales como la noción de que la familia es la célula básica de la sociedad. En efecto, por un lado estaba operando la ‘teoría del patriarcado’, difundida por los grupos feministas en los años setentas, y con los cuales el flh compartió actividades políticas y teóricas. Así, podemos comprender que, a pesar de que los roles fueran conceptualizados culturalmente, existiera un sustrato biológico que informaba la fuerza natural del macho y la función gestadora de la hembra, terreno fértil para la dominación masculina64. Por otro lado, operaba la premisa psicoanalítica sobre la transferencia de la 62. Documento Sexo y Revolución, 3. experiencia vivida en la familia de origen hacia el resto de las 63. Documento Sexo y Revolución, 5. relaciones sociales, de la cual David Cooper derivó sus radica64. Sobre los límites de la teoría del les observaciones: “[…] encontramos repetida la forma de la patriarcado para el pensamiento familia en las estructuras sociales de la fábrica, el sindicato, feminista véase Joan Scott, “El género; una categoría útil para el la escuela, la universidad, las grandes empresas, la iglesia, los análisis histórico”, en Sexualidad, partidos políticos y el aparato de estado, las fuerzas armadas, género y roles sexuales, eds. Marysa Navarro y Catharine Stimpson (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1999).

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los hospitales generales y psiquiátricos, etc. Hay siempre madres y padres […] que dominan en la sombra”65. Éste fue precisamente uno de los aspectos centrales del modelo analítico sobre la familia en el discurso de Somos. Acompañando las formulaciones antipsiquiátricas de David Cooper —a quien colocaron en reiteradas oportunidades como cita de autoridad—, lo siguieron también en sus respuestas político-ideológicas nacidas de este modelo, y a la vez diagnóstico de la familia, en la cual “criar a un niño equivale, en la práctica, a hundir a una persona”66. Influenciados por la lógica interna de este esquema analítico, el flh no visualizó ningún punto de articulación posible entre la homosexualidad y la familia. Muy por el contrario, entendieron que la homosexualidad representaba una amenaza per se para la familia burguesa, porque era el anverso de su poder, se regía por reglas autónomas, diferentes a los mandatos de la reproducción y la monogamia, apta para expresar de forma libre el caudal enorme y multifacético del amor y el placer humanos, incompatible con el autoritarismo paterno y masculino, fuera del rígido esquema binario y jerárquico de los sexos67: 65. David Cooper, La muerte de la familia (Barcelona, Planeta De Agostini [1971]1994), 6. 66. David Cooper, La muerte de la familia, 13. 67. Para un abordaje específico de la revista Somos desde la problemática del género véase Santiago Insausti, “Aportes para una análisis genealógico de las identidades genéricas y sexuales”, X Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia (Rosario: 2005). 68. Grupo Eros, “La represión sexual en acción”, Somos 5 (1975): 39. 69. Víctor Bosco, “Por qué la organización”, Somos 6 (1975): 13. 70. Ana Lía Kornblit, Mario Pecheny y Jorge Vujosevich, Gays y lesbianas, 12. En varios números de Somos se informa la existencia de otras organizaciones que esgrimían la consigna de la liberación sexual, con las cuales el flh mantenía relaciones epistolares, tales como: National Gay Task Force y Lesbianas Radicales (norteamericanas), Movimiento de Liberación Homosexual de España, Greater Liberated Chicanos (mexicanos homosexuales residentes en EE. UU.) y Arcadie (Francia), entre otros.

“Los homosexuales, al demostrar en nuestra práctica sexual la posibilidad real y concreta de una placer erótico no ligado a las funciones reproductoras, ni a la estructura jerárquica y vertical del matrimonio y la familia patriarcal, amenazamos desatar el furioso vendaval del amor sobre una sociedad basada precisamente en la represión del amor. Por eso los homosexuales somos marginados, perseguidos, humillados. Los machistas no pueden soportar nuestra presencia […]: nos tienen miedo, miedo a nuestra sexualidad fuera de la ley, y a su propia sexualidad reprimida-negada-olvidada”68.

Y por todas estas razones, “el ambiente homosexual aparece como la contracara de la sociedad heterosexual-familiarista”69. Habiendo revisado ya las concepciones del flh sobre la (homo) sexualidad y la familia, y teniendo en cuenta también cómo pensaba el modo de su articulación, ahora resulta pertinente abordar las propuestas políticas de este movimiento social. 5. La política de liberación Como destacaron Mario Pecheny y otros autores, los grupos de reivindicación homosexual que siguieron inmediatamente al episodio de Stonewall “impulsaban la liberación sexual para toda la sociedad”70. En efecto, el concepto más recurrente, expresado en casi todos

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las notas y artículos de Somos fue, como el nombre del propio movimiento lo indica, la ‘liberación’. El fin último de toda la propuesta política del flh confluía en esta consigna; por tanto, tenemos que analizar en qué consistía esta liberación, respecto de qué instituciones y cuáles eran las cualidades atribuidas a este concepto. Recordemos la valoración que hacía el flh de la sexualidad: “[…] lo real es que en la sexualidad, en la multiplicidad y riqueza de sus potencialidades está inscripto el primer atisbo de libertad que encontramos en la naturaleza”71. También, como ya hemos visto, era el sistema capitalista, con toda la superestructura institucional trabajando para sus fines, el que re-dirigía estas potencialidades de la sexualidad hacia sus propios intereses. La dominación, entendida en términos de poder soberano, estaba encarnada en “la casta de los machos”, “la clase capitalista-patriarcal” que comenzaba en la familia, atravesaba instituciones como la fábrica, la escuela, la policía, la Iglesia, etc., y terminaba en el Estado. Pero como la base de semejante sistema radicaba en la sublimación de la sexualidad, como canalización/ represión de la energía sexual, la llave era destrabar su ‘de-sexualización’ y reinscribir su plena capacidad en toda la sociedad. 71. Documento Sexo y revolución, 5. En este sentido, la sexualidad natural —distorsionada y mutilada 72. “David Cooper en Argentina”, Somos 2 (1974): 40. por el efecto de la cultura— fue re-codificada en clave política para 73. André Béjin, “Crepúsculo de los devolverle toda su potencia. De esta manera, el flh levantó la banpsicoanalistas, aurora de los sexódera de la ‘revolución sexual’, nutriéndose discursivamente de las logos”, en Sexualidades occidentales, eds. Philippe Ariés, André Bejín corrientes de pensamiento que propugnaban ese ideal, tales como y Michel Foucault (Buenos Aires: Paidós, 1987). la tradición freudiano-marxista, el feminismo y la antipsiquiatría. 74. Uno de los referentes en esta Citando a uno de los principales exponentes de esta última, el flh dirección fue Herbert Marcuse, declaraba: “[…] el orgasmo es también político, porque toda expequien difería con Wilhelm Reich en la apuesta por una erotización del riencia intensamente significativa es potencialmente orgásmica”72. cuerpo más allá de la genitalidad, Hay que comprender aquí el uso de esta afirmación sobre el orgasmo puesto que la tiranía de la genitalidad derivaba del hecho de que la desde su sentido más literal hasta su alusión metafórica, referida a los dislibido había sido eliminada de las tintos ingredientes de la revolución sexual. Porque la política del orgasmo partes que el cuerpo necesita para participar en el trabajo industrial. involucraba no sólo un aspecto fisiológico —campo en el cual se especiaVéase Herbert Marcuse, Eros y civilización (Barcelona: Ariel, [1970] lizó la moderna sexología73, y que por supuesto excedía “la tiranía de la 1989). Es necesario aclarar que 74 genitalidad” en virtud de una “erotización del cuerpo” —, sino también tanto Reich como Marcuse consideraban la homosexualidad como una valoraciones culturales y políticas sobre la autonomía de los cuerpos, los perversión que desaparecería con la roles sexuales y la heterogeneidad de expresiones afectivas y sexuales. “revolución sexual” o con la “emancipación de Eros”, respectivamente. En uno de sus tantos artículos en tono de manifiesto, Somos trazó los En este sentido, terminaron por ser cambios que provocarían la revolución sexual: “[…] el fin de la represión más radicales los lineamientos de

la sexología moderna (no psicoanalítica, conductual-orgasmológica) que el ala marxista del psicoanálisis.

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sexual y la libertad de expresión y costumbres sexuales; una cultura unisex y el fin del separatismo de los sexos; el fin del rol sexual y del estatus sexual del Patriarcado; el fin de la opresión de los niños; la bisexualidad o el fin de la heterosexualidad compulsiva perversa”75. ¿Pero cómo se inscribía la especificidad de la homosexualidad en este mapa, en tanto que el flh fue concretamente una organización compuesta casi exclusivamente de homosexuales varones? En realidad, pensarlo en términos de especificidad es más bien una trampa. Se podría acordar que el flh mostró señales de una política de visibilización y del orgullo “gay”76: “[…] debemos reivindicarnos orgullosamente como homosexuales, tirando de una vez por la borda el peso de la vergüenza y la culpa que nos han hecho sentir. Los homosexuales somos hermosos”77. Sin embargo, el sentido pleno de estas afirmaciones no era la construcción de una identidad de grupo minoritario, cuasi étnica, o subcultural, como lo sería luego de la dictadura iniciada en 1976. Debemos insistir bien en esto. La experiencia del flh estuvo enmarcada en una praxis político-ideológica de carácter revolucionario, propia de su contexto histórico, que pretendía desenmascarar las ilusiones ideológicas que afectaban a todos los oprimidos: “[…] el eje del sistema de dominación es asegurar la explotación de la fuerza de trabajo en beneficio de una clase, todos los actos de todos los individuos, están dirigidos hacia ese fin supremo. Ningún área del comportamiento puede escapar a esta sobredeterminación, pues entonces el individuo quedaría libre para poner en tela de juicio el sistema de la dominación”78.

Entre líneas, se desprende que nadie podía vislumbrar la opresión, excepto los integrantes del flh. De esta manera se autopercibían como una vanguardia iluminada (una entre tantas otras en aquel período) que podía desenmascarar los secretos del sistema. Por consiguiente, el flh comprendió que su misión consistía en despertar la conciencia de todos aquellos que no pudieran detectar que la estigmatización de la homosexualidad respondía a un sis75. Citado por el Grupo Safo de Kate Millet, “Un manifiesto para la revotema opresivo, que a su vez la manipulaba y la distorsionaba para lución sexual”, Somos 2 (1974): 8. beneficio propio; y asimismo, que —y esto es lo importante— derri76. La palabra ‘gay’ todavía no estaba bando ese poder la homosexualidad recobraría su estatuto original extendida. El principal término para autodesignarse era el de ‘homocomo parte de una sexualidad plena y natural. sexual’, y a pesar de compartir su Podríamos conceptualizar este efecto que pretendió ejercer significante con los saberes psi, el significado era, como lo muestra la consigna de la ‘liberación’ como ‘difusionista’, porque la libeeste trabajo, radicalmente distinto. ración consistía en hacer caer la barrera del poder, es decir, el 77. “Los homosexuales somos hermosos”, Somos 3 (1974): 6.

78. Documento Sexo y revolución, 2. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 174-197


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velo de la ideología como falsa conciencia, que colocaba a la homosexualidad como una perversión cuando en verdad era constitutiva de la libido humana. Entonces, adquiere plena inteligibilidad la consigna emitida por el Grupo Eros (integrante de la coalición flh): “[…] no hay que liberar sólo a los homosexuales, hay que liberar lo homosexual en cada persona”79. O bien, otra de sus radicales afirmaciones: “[…] un homosexual manifiesto despierta la homosexualidad latente de los otros, el conjunto de la sexualidad dormida”80. Así, la especificidad de este movimiento homosexual radicaba paradójicamente en la pretensión de volverse faro de una causa universal, es decir, en ‘transparentar’ lo que el poder ocultaba: que todos eran homosexuales81. Esto puede responder, en parte, el porqué de los fracasos en los intentos de articulación del flh, los demás movimientos vanguardistas y contestatarios del período, que también se disputaban la hegemonía por subsumir otras demandas en su interior. Porque la pregunta del momento fue: ¿cuál es el verdadero sujeto de la revolución?, ¿cuál es el que hará caer todo el sistema? En efecto, así como las categorías de ‘clase’, ‘pueblo’, ‘mujer’ e incluso de ‘juventud’ fueron reivindicadas por otros grupos de vanguardia como portadoras de un potencial revolucionario —por la creencia de que ocupaban el verdadero lugar del oprimido—, la homosexualidad también se atribuyó la capacidad intrínseca de erigirse en un sujeto universal promotor de la liberación sexual y social, porque bajo este esquema “las dos revoluciones no son más que una sola y la misma”82. Como se observa, ‘revolución sexual’ significaba ‘revolución social’ y viceversa. Esto implicaba que la liberación de la sexualidad debía dirigirse hacia todas las instituciones que la reprimían de 79. Citado por Guillermo Olivera, “Políticas de la representación manera velada pero organizada, porque recordemos, perseguían el homosexual en la Argentina. De las utopías de la transparencia a las mismo fin —el control y represión de la sexualidad humana para disputas por la visibilidad”, en Las garantizar la explotación laboral— y estaban atravesadas bajo la marcas del género. Configuraciones de la diferencia en la cultura, eds. misma lógica de poder —la forma especular de la familia, encarFabricio Forastelli y Ximena Trinada en el resto de las instituciones de la superestructura. quell (Córdoba: Centro de Estudios Avanzados-Universidad Nacional de No cabe duda de que la política de liberación (homo)sexual fue Córdoba, 1999), 146. rotundamente incompatible con lo que el flh entendía por fami80. Grupo Eros, “La represión sexual en lia, aquella institución patriarcal, heterosexista y monogámica acción”, 39. impuesta por la cultura burguesa. Por eso el deseo expresado en 81. Guillermo Olivera ha denominado a este propósito político “utopía de Somos fue el de borrarla del horizonte social: “La familia es uno de los grandes problemas a que nos enfrentamos nosotros los homosexuales. Posiblemente una gran parte de nosotros

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la transparencia”, en Guillermo Olivera, “Políticas de la representación homosexual”, 144-148.

82. Extractado de Daniel Guerin, “Essai sur la revolution sexuele après Reich et Kinsey”, Somos 2 (1974): 31.


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desearíamos que no existiera, pero existe. ¡Y cómo! A tal punto que muchas veces preferimos quedarnos en la calle antes de retornar a esa atmósfera opresiva del núcleo familiar”83.

La liberación de la sexualidad, en todas sus implicancias, fue sinónimo de una carta de defunción de la familia, puesto que “la igualdad completa entre el hombre y la mujer, la supresión de la institución del matrimonio, la liberación de la sexualidad (comprendido su aprendizaje, no ya con el fin de la procreación sino del placer) y la independencia total de la juventud, llevarán a una destrucción rápida de la familia burguesa”84. Comentarios finales Antes de su definitiva disolución, el flh sufrió una importante baja en la cantidad de miembros a raíz de las amenazas de grupos parapoliciales vinculados al gobierno de Isabel Perón. En efecto, a mediados de 1975 el semanario El Caudillo —que respondía a estos grupos— llamó a “acabar con los homosexuales y lincharlos públicamente”85, haciendo explícita referencia al flh. Producido el golpe militar en marzo de 1976 y como resultado de la persecución sistemática contra los homosexuales, en pocos meses el flh llegó a su fin, sin poder lograr ningún objetivo importante como movimiento social. Así lo recuerda uno de sus integrantes: “[…] en cuanto a sus resultados concretos, la experiencia del flh constituye, a todas luces, un fracaso. No consiguió imponer una sola de sus consignas, ni interesar a ningún sector trascendente en la problemática de la represión sexual, ni tampoco concientizar a la comunidad gay argentina”86. En otras palabras, no logró imponer socialmente su ‘marco interpretativo’. Más allá de que no haya logrado imponer a la sociedad dicho marco, es justamente en su elaboración donde hemos intentado calibrar el margen de agencia, es decir, en la constitución misma del flh como movimiento social, hecho que lo convirtió en la primera organización importante de Argentina en desplegar un discurso de oposición sistemático al ‘régimen de sexualidad heteronormativo’. En principio, podríamos acordar con Michel Foucault en que al igual que el resto de los incipientes movimientos de liberación homosexual, el flh reutilizó los términos sexuales y las categorías del discurso médico patológico y psicológico al que se oponía, pero sería simplificado concluir en que dicha apropiación supuso un mero reforzamiento 83. Víctor Bosch, “La familia”, 2. del régimen sexual en cuestión87. Antes que esto, el artículo se propuso 84. Extracto del “Manifiesto de la destacar la ‘tensión productiva’ (entre las estructuras heredadas y los Liga Comunista Francesa”, Somos 3 (1974): 39. márgenes de agenciamiento) por la cual el flh articuló un conjunto de 85. Néstor Perlongher, Prosa Plebeya, 83. saberes psi con un campo discursivo contestatario para establecer sus 86. Nestor Perlongher, Prosa Plebeya, 83. propios sentidos acerca de ‘la cuestión homosexual’. 87. Véase un análisis de este problema en David Halperin, San Foucault (Córdoba: Edelp, 2004), 80.

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La misma quedó condensada mediante un intrincado triángulo conceptual, cuyos vértices constitutivos fueron la redefinición de la ‘homosexualidad’, el posicionamiento ante la institución familiar y la consigna de la ‘liberación’. La combinación de todos aquellos saberes y discursos que intervinieron en su ‘marco interpretativo’ (psicoanálisis, corriente freudiano-marxista, anti-psiquiatría, sexología moderna, feminismo, marxismo y existencialismo humanista) llevaron al flh a interpretar la familia como una institución ‘intrínsecamente represiva’, asfixiante para las enormes posibilidades de la sexualidad humana, y a la homosexualidad como portadora de una cualidad ‘intrínsecamente revolucionaria’ y transgresora del orden social, en tanto era el anverso del poder de represión familiar. Bajo estas premisas, no hubo punto medio ni posibilidad de negociación alguna entre ambas, sino que al contrario, el flh entendió que para ‘liberar’ la (homo)sexualidad era necesario lograr la ‘muerte de la familia’.

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Artículo recibido: 3 de 2010; aprobado: 6 de septiembre de 2010; modificado: 20 de septiembre de 2010. mayo de

La naturaleza social de los desastres

The social nature of floods and

asociados a inundaciones y

landslides in Medellín (1930-1990)

deslizamientos en Medellín (1930-1990) Resumen

Abstract

En este artículo, a partir de una mirada cualitativa,

This article qualitatively links the disasters asso-

se relaciona la ocurrencia de desastres asociados

ciated with landslides and flooding in Medellin

a deslizamientos e inundaciones en Medellín con

with characteristics of the process of urban growth,

características del proceso de crecimiento urbano,

such as double marginality and the intensive

como la doble marginalidad y la transformación

transformation of nature. It identifies the social

intensiva de la naturaleza. Con ello se identifica la

construction of risk, a process that defines the

construcción social del riesgo, proceso que define

social nature of disasters, thus suggesting ways to

la naturaleza social de los desastres, aportando

question the supposed natural character of such

elementos para cuestionar el supuesto carácter

disasters.

natural de los mismos.

Palabras clave

Key Words

Medellín, desastre natural, deslizamiento de tierra,

Medellin, natural disaster, landslides, flooding,

inundación, urbanización, riesgo.

urbanization, risk.

espacio estudiantil

Carlos A. Serna Quintana

Historiador de la Universidad de Antioquia (Medellín, Colombia). Actualmente se desempeña como investigador del taller audiovisual EnCorto de Medellín. Coautor del libro Colombia en la poesía colombiana. Los poemas cuentan la historia, obra ganadora del premio “Literaturas del bicentenario” otorgado por el Ministerio de Cultura de la República de Colombia (en imprenta). Codirector del cortometraje documental Moravia: un escenario de resistencia y memoria, proyecto ganador de la beca de creación en arte y cultura 2010 otorgada por el Centro de Desarrollo Cultural de Moravia en convenio con la Secretaría de Cultura Ciudadana de la Alcaldía de Medellín y COMFENALCO Antioquia. sernaquintana@yahoo.com

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Introducción En el valle del río Aburrá ocurrieron durante todo el siglo xx cerca de seis mil desastres asociados principalmente a deslizamientos e inundaciones, de los cuales más del 70% se registraron en Medellín1. Aunque desde las instancias gubernamentales y estatales se han preocupado por establecer dependencias y organismos destinados a la prevención y atención de los desastres naturales, con el pasar de los años la frecuencia de éstos ha ido en aumento, lo que hace pensar que dichas preocupaciones no han sido muy fructíferas. El conocimiento sobre desastres generado desde las ciencias sociales en las últimas tres décadas ha permitido identificar las causas de los mismos en las características de la sociedad que los soporta, configuradas a través del tiempo, y no en la simple ocurrencia de un fenómeno natural. En este sentido, las formas de concebir los desastres, la conciencia sobre aquello que puede generar riesgo y por ende las formas de evitarlo, se vuelven determinantes2, pues condicionan la posibilidad de evitarlos o de reponerse de su impacto.

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Ï Este artículo es producto de la investigación “¿Naturales o naturalizados? Una aproximación histórica a los desastres asociados a inundaciones y deslizamientos en Medellín, 1930 -1991”, desarrollada como requisito para optar al título de Historiador en el Departamento de Historia de la Universidad de Antioquia; investigación autofinanciada. El autor dedica este artículo a la memoria del historiador John Jairo Patiño Suárez (1966-2010), amigo y maestro con quien se gestó este proyecto. Igualmente agradece la valiosa orientación de la profesora Amparo Murillo, así como las sugerencias y referencias aportadas por los evaluadores del presente texto. 1. Edier Aristizábal y Julieta Gómez, “Inventario de emergencias y desastres en el Valle de Aburrá. Originados por fenómenos naturales y antrópicos en el período 1880-2007”, Gestión y Ambiente 10: 02 (2007): 21-22. 2. Allan Lavell Thomas, “Degradación ambiental, riesgo y desastre urbano. Problemas y conceptos: hacia la definición de una agenda de investigación”, en Ciudades en riesgo, comp. María Augusta Fernández (La red, 1996), 23, y “Ciencias sociales y desastres naturales en América Latina: un encuentro inconcluso”, en Los desastres no son naturales, comp. Andrew Maskrey (Bogotá: La red, itdg, Tercer Mundo Editores, 1993), 144-146; Andrew Maskrey, “Vulnerabilidad y mitigación de desastres”, en Los desastres no son naturales, 123.


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3. Veinte trabajos reunidos en la compilación coordinada por Virginia García Acosta, Historia y Desastres en América Latina Vol. i (La red, ciesas, 1996) y Vol. ii (La red, ciesas, 1997); Margarita Gascón, “Impacto de las catástrofes naturales en sociedades coloniales”, en Nómadas 22 (abril de 2005): 62-72; Nilson Correa y Lizardo Narváez, “Egoyá: degradación ambiental y riesgo”, en Carlos López y Martha Cano, comps., Cambios ambientales en perspectiva histórica. Ecorregión eje cafetero Vol. 1 (Pereira: Universidad Tecnológica de Pereira, 2004): 132-144; Beatriz Rojas Múnera, “Una lectura de la generación de condiciones de riesgo en Pereira desde la historia de los desastres”, en Carlos López y Martha Cano, comps., Cambios ambientales en perspectiva histórica, 120-131; Juan Carlos Jurado Jurado, “Desastres naturales, rogativas públicas y santos protectores en la Nueva Granada (siglos xviii y xix)”, Boletín Cultural y Bibliográfico 41: 65 (2004): 59-79; Nayibe Jiménez Pérez, “Elementos históricos y urbanos en la generación de desastres por inundaciones y deslizamientos en Cali, 1950 - 2000” (tesis de pregrado, Facultad de Humanidades, Universidad del Valle, 2005) http://osso.univalle.edu.co/doc/ tesis/2005/elementos/elementos.html (19 de febrero de 2007); Carlos Alberto Serna Quintana, “¿Naturales o naturalizados? Una aproximación histórica a los desastres asociados a inundaciones y deslizamientos en Medellín, 1930 -1991” (tesis de pregrado, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Antioquia, 2010). 4. Al respecto debe anotarse el trabajo sobre el riesgo en Medellín durante la segunda mitad del siglo xx, presentado en 2008 por Juanita López como tesis doctoral en l’École des Hautes Études en Sciences Sociales, llamado “La construcción social del riesgo en Medellín: gobernanza local y representaciones”, investigación presentada en la Conferencia Anual risc 2009, “Reconfiguraciones regionales: cambios locales, nacionales, internacionales”, Medellín: Centro de Convenciones Plaza Mayor, 3 al 5 de Noviembre de 2009. 5. La consulta de la fuente se orientó con la información del inventario de desastres naturales Desinventar

En general, la historiografía sobre desastres ‘naturales’ en América Latina que se revisó en esta investigación3 coincide en una concepción de éstos como expresión y producto tanto de las relaciones sociales como de la relación histórica establecida entre la sociedad y la naturaleza. Desde ella se ha puesto la mirada en los momentos posteriores a la ocurrencia de los desastres, atendiendo así los efectos sociales, las estrategias de adaptación y prevención, los conflictos sociales y el manejo que los grupos dominantes hacían de los desastres para preservar su posición política, social y económica a través de mecanismos como la instrumentalización del Estado. Así mismo, se han abordado los procesos causales de los desastres, indagando por los momentos previos a su ocurrencia. De esta manera se ha establecido el carácter determinante del modo de producción en la génesis de los desastres, tanto por la configuración social que implica, como por los tipos de relación con el medio natural que conlleva. Es decir, las formas sociales de apropiación del espacio, los tipos de organización y jerarquización social, y las características de la producción, con los pensamientos que les sustentan, aparecen en los textos como factores fundamentales para que la ocurrencia de un fenómeno natural fuera socialmente desastrosa. Teniendo en cuenta lo anterior, en este artículo se exponen algunos elementos del proceso de construcción social del riesgo de desastres ocurridos en Medellín durante los años 1930 y 1990, en particular aquellos asociados a deslizamientos e inundaciones, evidenciando su génesis social y por esta vía cuestionando su supuesto carácter natural4. Para esto se revisaron las noticias sobre desastres ‘naturales’ publicadas en el periódico El Colombiano, el único diario local impreso durante todo el período estudiado, indagando por las causas allí expresadas, los tipos de vulnerabilidad ante fenómenos naturales de los grupos sociales afectados y las amenazas generadas por acción antrópica5. Al revelar perspectivas culturales, sociales y políticas de los desastres asociados a fenómenos naturales, este tipo de fuente permite rastrear la relación -Corporación osso - La red (2005), entre los desastres y el contexto Base de datos de Desinventar Colombia, el cual puede consultarse en línea en http://www. desinventar.org

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social que los definió, mediante el seguimiento diacrónico de los sucesos desastrosos6. Lo anterior posibilita el acercamiento a aquellos desastres que muchas veces, dada su magnitud, no son registrados en otras fuentes. Con el mismo fin, se contextualizó la ocurrencia de los desastres ‘naturales’ con el crecimiento urbano de Medellín en el siglo xx. De manera que el período estudiado comprende desde el año 1930, inicio de la década en que, en general, los procesos de urbanización e industrialización se aceleraron7, hasta 1990 cuando el espacio urbano de Medellín estaba saturado y su estructura urbana había escindido la ciudad en una con hábitats dignos y seguros y otra con población segregada viviendo en riesgo de desastres8. La búsqueda e interpretación de la información se orientó hacia una concepción de los desastres como la materialización de un riesgo constituido previamente, como el resultado y la expresión de un proceso histórico determinado por las formas de organización social y los modos de producción. Para dar cuenta de ese proceso se ha utilizado el concepto riesgo, definido como un daño potencial o probable sobre una población o una parte de ella9. El riesgo depende de la existencia de una amenaza —la posibilidad de que ocurra un fenómeno natural, como un deslizamiento o una inundación— y de una población vulnerable —susceptible de sufrir daño ante la ocurrencia de dicho fenómeno10. Así como la vulnerabilidad es producto del orden social, las amenazas son determinadas por la socialización que se hace de la naturaleza. En este sentido, se habla de la construcción social del riesgo, entendida como el proceso histórico en que se configuran tanto amenazas como vulnerabilidades, producto de las características de la sociedad y de su relación con el entorno natural11. 1. Un problema que creció con la ciudad La recomposición de las relaciones internacionales en los planos económico y político, posterior a la crisis financiera de 1929, marcó el comienzo de un proceso de crecimiento urbano en América Latina que recorrió todo el siglo xx12, y que en el caso de Medellín constituyó el contexto causal de los desastres llamados ‘naturales’, dadas las condiciones sociales y ambientales que se fueron configurando con él13.

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6. Virginia García Acosta, Historia y Desastres en América Latina Vol. i (Bogotá: La red, ciesas, 1996), 14. 7. Francoise Coupé, “Migración y urbanización. 1930-1980”, 563. 8. Francoise Coupé, Villa Tina: recuperación de la memoria espacial, ambiental y cultural de la población damnificada y/o asentada en zonas de riesgo (Medellín: Consultorio del Hábitat Popular, Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, 1993), ítem I.1. y “Migración y urbanización. 1930 - 1980”, 570; Verónica Perfetti, “Tres proyectos para un deseo: la ilusión de una ciudad”, 104. 9. Allan Lavell, “Degradación ambiental, riesgo y desastre urbano”, 20. 10. Allan Lavell, “Degradación ambiental, riesgo y desastre urbano”, 20. 11. El concepto Construcción Social del Riesgo es planteado por Virginia García Acosta en varios textos, entre ellos la introducción a la compilación de la que es coordinadora, Historia y Desastres en América Latina Volumen I (La red / ciesas. 1996); y “enfoques teóricos para el estudio histórico de los desastres naturales”, en Los desastres no son naturales, comp. Andrew Maskrey (Bogotá: La red, itdg, Tercer Mundo eds., 1993). 12. José Luis Romero, Latinoamérica: las ciudades y las ideas (Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 1999), 385-388. 13. A pesar de la existencia de inventarios de desastres, éstos presentan problemas metodológicos en el registro de los sucesos desastrosos que afectan la fiabilidad de los cálculos respecto al número de desastres ocurridos durante el período estudiado. Por esta razón en este trabajo se optó por una perspectiva cualitativa en el análisis de la relación entre crecimiento urbano y desastres.


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Comenzando el siglo xx el área urbana de Medellín (representada en el mapa 1) se ubicaba en las tierras bajas del oriente del valle de Aburrá. Además de ese núcleo urbano, existían algunos asentamientos dispersos llamados fracciones: al sur de la ciudad y en la margen oriental y occidental del río respectivamente como El Poblado y Guayabal, al suroccidente Belén, al occidente La América y al noroccidente Robledo. Durante los años treinta, además de la densificación del poblamiento existente a principios del siglo y de la anexión de las antiguas fracciones al occidente y al sur de la ciudad, la ‘mancha urbana’ se expandió hacia el norte y el oriente por las laderas de la vertiente oriental del valle y en zonas llanas próximas al río a merced de las obras de canalización y rectificación de su cauce14. A la par con este crecimiento de la ciudad, ocurrieron desastres asociados a inundaciones en las vías que conducían a las “fracciones”15 en el “sector nororiental”16, en el centro de la ciudad17, y en los barrios ubicados cerca del río18. Mapa n°. 1: Mancha urbana de Medellín, 1900-1989

14. Francoise Coupé, “Migración y urbanización. 1930-1980”, 564-565. 15. “Los numerosos desastres causados por el invierno”, El Colombiano, Medellín, 8 de noviembre, 1933, 2. 16. “Las inundaciones de ayer”, El Colombiano, Medellín, 17 de febrero, 1934, 1-2. 17. “Una violenta granizada cayó ayer en la ciudad”, El Colombiano, Medellín, 30 de enero, 1934, 2. 18. “Furiosa creciente del Medellín causó gravísimos estragos ayer”, El Colombiano, Medellín, 19 de octubre, 1944, 4; “Desbordado el río Medellín”, El Colombiano, Medellín, 29 de septiembre, 1947, 1, 8.

Fuente: Elaborado a partir de Historia de Medellín (Bogotá: Suramericana de Seguros, 1996), tomo I, 347 y tomo II, 524-525.

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La poca densificación de las áreas bajas urbanizables en la ciudad fue obligando el poblamiento de zonas cada vez más altas, hacia 1950 las laderas orientales de la ciudad presentaban un grado importante de urbanización19. En correspondencia con esto, comenzaron a presentarse allí desastres asociados a deslizamientos así como a inundaciones en “los barrios bajos”20. 19. Fabio Botero Gómez, Cien años de la Entre 1951 y 1973 la población de Medellín creció más de tres vida de Medellín. 1890-1990 (Medellín: veces pasando de 358.819 a 1’150.762 habitantes21, situación que Editorial Universidad de Antioquia, Municipio de Medellín, 1999), 520; se reflejó en el aumento de la urbanización en las áreas urbay Verónica Perfetti, “Tres proyectos nas mencionadas y en la expansión de la ciudad hacia el norte para un deseo: la ilusión de una ciudad”, en Historia de Medellín, y hacia el sur en las dos vertientes del valle. Este crecimiento Tomo i, 102. de la ‘mancha urbana’ coincidió con la ocurrencia de desastres 20. “Desbordado el río Medellín”, 1, 8. “El primer aguacero de 1959 cayó asociados a inundaciones “en diversos sectores de todos los cosayer en forma torrencial”, El Colom22 tados” de la ciudad : barrios del oriente, nororiente, suroriente, biano, Medellín, 22 de julio, 1959, 7. suroccidente, occidente y otras zonas cercanas a las cuencas de 21. Verónica Perfetti, “Tres proyectos para un deseo: la ilusión de una las quebradas Iguaná, Picacha, Ana Díaz y Los Huesos en la parte ciudad”, 103. occidental de Medellín23. Así mismo, se presentaron desastres 22. “30 inundaciones en Medellín asociados a deslizamientos en el oriente, nororiente y norocciayer por lluvia de dos horas”, El Colombiano, Medellín, 1 de marzo, 24 dente . En este período, la frecuencia y el área de ocurrencia 1965, 21. de los desastres asociados a deslizamientos e inundaciones 23. “Un solo muerto en la pavorosa inundación del domingo pasado”, aumentaron a tal punto que la acción institucional, que consisEl Colombiano, Medellín, 22 de tía básicamente en atender las situaciones de emergencia con el mayo, 1951, 2. “30 inundaciones en Medellín ayer por lluvia de dos Departamento de Bomberos y algunos cuerpos de seguridad, se horas”, El Colombiano, Medellín, 1 de hacía ineficaz. Esta situación ya era notoria a finales de la década marzo, 1965, 21; “Medellín continúa siendo castigada por el invierno”, de 1960, cuando en la prensa se afirmaba que el personal de bomEl Colombiano, Medellín, 14 de mayo, 25 beros era “insuficiente a todas luces” . 1967, 4; “Torrencial aguacero azotó ayer a Medellín”, El Colombiano, El crecimiento de Medellín continuó entre 1970 y 1990 hasta Medellín, 20 de febrero, 1968, 4; “Graves inundaciones hubo ayer en la saturación del espacio urbano. Al urbanizar laderas cada vez Medellín”, El Colombiano, Medellín, más altas y periféricas y zonas más próximas a las quebradas, 5 de diciembre, 1968, 4; “Un muerto durante las inundaciones de ayer”, especialmente en los extremos oriental, occidental, nororiental y El Colombiano, Medellín, 28 de noroccidental de la ciudad, los desastres asociados a deslizamiennoviembre, 1970, 4. tos e inundaciones se hicieron más recurrentes. El desequilibrio 24. Corporación osso - La red (2005). Base de datos de Desinventar en la ocupación del suelo evidenciaba la segregación espacial de la Colombia. estructura urbana de Medellín: en la década de 1980 en el centro de 25. “Torrencial aguacero azotó ayer a la ciudad había 67 habitantes por hectárea, mientras en un barrio Medellín”, El Colombiano, Medellín, 20 de febrero, 1968, 4. 26 de población pobre por cada hectárea vivían 419 personas . Por 26. Verónica Perfetti, “Tres proyectos para un deseo: la ilusión de una ciudad”, 104.

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esto cerca de 1990 se hablaba de la existencia de dos ciudades27: la de las clases altas y medias con un hábitat seguro y digno y la de las clases populares, donde sus habitantes vivieron “hacinados en zonas de alto riesgo”28.

2. La riesgosa doble marginalidad

De acuerdo con José Luis Romero, durante el proceso de crecimiento y masificación de las ciudades latinoamericanas en el siglo xx grandes grupos de población sufrieron una doble marginalidad que involucraba lo espacial y lo social: excluida de la distribución de la riqueza, y a veces de la reproducción de la misma, la población pobre tuvo que irse a vivir en lugares periféricos29, generalmente poco idóneos para el establecimiento de viviendas. En el caso de Medellín, la fuente da cuenta de sucesos desastrosos producidos por condiciones de vulnerabilidad 27. Francoise Coupé, Villa Tina: asociadas a esa doble marginalidad: las personas afectadas estaban recuperación de la memoria espacial, ambiental y cultural de la población asentadas en lugares no aptos para vivir y en unas condiciones de damnificada y/o asentada en zonas de riesgo (Medellín: Consultorio pobreza que acentuaban el carácter inadecuado del hábitat respecto a del Hábitat Popular, Universidad la ocurrencia de fenómenos naturales. Atendamos en primera instanNacional de Colombia, sede Medellín, 1993), ítem I.1., y “Migración y cia la pobreza de la población afectada para luego relacionarla con la urbanización. 1930-1980”, 570. segregación espacial como elementos constitutivos de las causas de los 28. Verónica Perfetti, “Tres proyectos desastres, del proceso de construcción social del riesgo. para un deseo: la ilusión de una ciudad”, 104.

29. José Luis Romero, Latinoamérica: las ciudades y las ideas, 385-388. 30. Jorge Isaac Ramírez Echeverri, “Crecimiento urbano de Medellín. 1930-1985” (tesis maestría, Programa de estudios de posgrado en geografía, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 1988), 154-156; Juan Fernando Echavarría Uribe, “Demografía. El paso de los habitantes por el siglo xx”, Revista Antioqueña de Economía y Desarrollo 30 (septiembre-diciembre 1989): 73-74. 31. Claudia Avendaño Vásquez, “Desarrollo urbano en Medellín, 1900 -1940”, en Historia de Medellín, Tomo i, 344; Françoise Coupé, “Migración y urbanización. 1930-1980”, 563. 32. Jorge Isaac Ramírez Echeverri, “Crecimiento urbano de Medellín. 1930-1985”, 51. 33. Jorge Isaac Ramírez Echeverri, “Crecimiento urbano de Medellín. 1930-1985”, 51.

2.1. Pobreza y ‘tugurización’ del hábitat Cerca de 1930 la migración producida por la crisis agraria llevó a Medellín a sobrepasar los cien mil habitantes30. Los campesinos de poblaciones rurales vecinas llegaron a Medellín durante la primera mitad del siglo xx expulsados por la pobreza en los campos después de la guerra de los mil días (1899-1902), por la merma de la actividad minera de fines del siglo xix, la crisis “cafetera y financiera” en Antioquia entre 1904 y 1912 y por la concentración de la tierra que se agudizaba conforme pasaban los años31. La crisis agraria estuvo marcada, además, por la negativa de los terratenientes a la aparcería, por el temor a perder sus tierras por los anuncios de reforma agraria y por las luchas campesinas32; como también por la mecanización del campo, que disminuyó la demanda de mano de obra rural33, y por la progresiva pérdida de utilidad de los conocimientos campesinos ancestrales en cuanto a los tiempos de siembra y cosecha a raíz de

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los cambios climáticos34. En la segunda mitad del siglo xx, además de la tecnificación del campo y la agudización del latifundio, la violencia política generó el éxodo de campesinos que llegaron a Medellín desde distancias cada vez mayores35. Todos estos factores generaron la migración campesina hacia Medellín, en donde el número de habitantes se duplicó cada once años entre 1938 y 1964 y sobrepasó el millón en 197336. Años después, las opciones que los campesinos afectados por desastres encontraron al llegar a Medellín no significaron mejora económica o material alguna, pues no todos eran absorbidos como mano de obra en las industrias y las opciones de empleo se restringían a actividades como “embetunada, recolec34. Pedro Cunill Grau, Las transforción de desperdicios en los botaderos de basura, compra y venta de maciones del espacio geohistórico latinoamericano. 1930-1990 (México: periódicos”, entre otras37. Durante todo el período estudiado se eviEl Colegio de México, Fondo de dencia el vínculo entre la pobreza y la ocurrencia de los desastres Cultura Económica, 1996), 23. ‘naturales’. Desde la década de 1930 encontramos referencias explí35. Françoise Coupé, “Migración y urbanización. 1930-1980”, 565-566 y 568. citas a las condiciones de pobreza y en algunos casos a la precariedad 36. Juan Fernando Echavarría Uribe, de la vivienda y al hacinamiento en que vivían las personas afecta“Demografía. El paso de los habitantes das por desastres. Por ejemplo, el 6 de noviembre de 1933 a raíz del por el siglo xx”, 74 y 75. Verónica Perfetti, “Tres proyectos para un deseo: la desbordamiento del río Aburrá se inundaron varios sectores de la ilusión de una ciudad”, 103. ciudad, entre ellos los aledaños al puente de la calle Colombia, una 37. Pedro Nel Córdoba Laverde, “280 de las vías que comunicaban al núcleo histórico de Medellín con la personas damnificadas, albergadas en cuatro centros”, El Colombiano, margen occidental del río. En aquella ocasión, “fue arrastrada por Medellín, 30 de septiembre, 1974, 15; “‘En busca de mejores horilas aguas una pequeña choza” en la que vivía una familia descrita zontes’ llegaron habitantes al 38 como “numerosa” y “de circunstancias económicas paupérrimas” . barrio”, El Colombiano, Medellín, 30 de septiembre, 1974, 12; Fernando Era la situación de las “gentes de escasas posibilidades económicas” Londoño, “85 familias imploran una que fueron afectadas por inundaciones de la quebrada doña María al vivienda”, El Colombiano, Medellín, 1 de octubre, 1974, 14. sur de Medellín en 195539, la pobreza de quienes habitaban las riberas 40 38. “Los numerosos desastres causados de la quebrada Santa Elena, catalogada de “alarmante” en 1967 , o de por el invierno”, El Colombiano, las 150 personas evacuadas después de un deslizamiento en el barrio Medellín, 8 de noviembre, 1933, 2. Enciso-El Pinal el primero de junio de 1980: “gentes paupérrimas” 39. “Alrededor de 200 personas se hallan en la miseria”, El Colombiano, y “de extremada pobreza”41. Este vínculo entre pobreza y desastres Medellín, 27 de noviembre, 1955, 1. se evidencia en la fuente con más fuerza en correspondencia con el 40. “En cerca de un millón calculan crecimiento de la ciudad por las laderas y el consecuente aumento las pérdidas por inundaciones”, El Colombiano, Medellín, 15 de mayo, en la frecuencia de los deslizamientos de tierra e inundaciones. En 1967, 4. 1971, por ejemplo, para hablar de los afectados por desastres se 41. Pedro Nel Córdoba L., “Emergencia hacía referencia a “los habitantes de las franjas de tugurios”,42 y en en el barrio ‘El Pinal’”, El Colombiano, Medellín, 2 de junio, 1980, 16b. un reportaje emitido en 1984 se reconocía que “se ha dicho —y los 42. “Numerosas inundaciones hubo anoche en Medellín”, El Colombiano, Medellín, 10 de mayo, 1971, 2.

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hechos así lo demuestran— que siempre son los barrios habitados por gentes de escasos recursos económicos, los más afectados”43. Visible en la ‘tugurización’ del hábitat, la pobreza llegaba a tales niveles que en 1964 fueron censados 1.506 tugurios en Medellín y en 1973, de 173.034 viviendas censadas, había 1.832 tipificadas como viviendas de desecho, 922 como vivienda en edificios no destinados para habitación, 3.038 como rancho, choza o cabaña y seis como carpa o cueva44. Las características de la vivienda de Manuel Higuita, afectado en octubre de 1980 por un desastre asociado a un deslizamiento en el barrio Caicedo, oriente de la ciudad, nos permiten apreciar la ‘tugurización’ del hábitat y la marginalidad de aquellos habitantes de la ciudad perjudicados por la ocurrencia de desastres: “Manuel Higuita [...] hacia tres meses, con mil sacrificios había levantado, ayudado por dos o tres amigos, un tugurio improvisado. Cuatro hojas de zinc que consiguió en Barrio Triste, a cambio de un día de descargar un viaje de chatarra en un depósito del lugar. Diez estantillos de segunda que adquirió en un depósito de maderas por botar varios bultos de viruta. Una desvencijada puerta de un negocio de materiales de segunda, un trueque por celar una noche en que el encargado de hacerlo tenía su día de descanso”45.

Además de la vulnerabilidad que significan este tipo de viviendas (ver fotografía 1), debe tenerse en cuenta que ante tal situación de pobreza, la magnitud de la afectación es mayor al no contar con recursos que permitan recuperarse del mismo46. Al respecto, es bastante diciente la recomendación hecha por una comisión de geólogos designada para estudiar las posibles causas del ya mencionado desastre en el barrio Villatina en el año 1987, donde el 40% de las viviendas afectadas era “de tipo tugurial”47. La comisión afirmó entonces que: “la fórmula no es controlar la naturaleza sino contrarrestar la pobreza”48. Fotografía n.° 1: Tugurios en zona de ladera, 1984 43. “La tragedia”, El Colombiano, Medellín, 5 de agosto, 1984, 14b. 44. Jorge Isaac Ramírez Echeverri, “Crecimiento urbano de Medellín. 1930-1985”, 104-105. 45. Alberto Restrepo, “Tres angustias”, El Colombiano, Medellín, 23 de octubre, 1980, 1c 46. Gilberto Romero y Andrew Maskrey, “Cómo entender los desastres naturales”, 5. 47. El Colombiano, Medellín, 29 de septiembre, 1987, 4b. 48. El Colombiano, Medellín, 2 de octubre 2, 1987, 2b.

Fuente: El Colombiano, Medellín, 16 de mayo, 1984, 1a. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 198-223


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2.2. Segregación espacial Se ha calculado que cerca de 1920 sólo se construían en Medellín la mitad de viviendas que se necesitaban y que en más de la mitad de las casas existentes vivían entre ocho y nueve personas49. La solución para ese déficit habitacional provino mayoritariamente del sector privado, que se lucró con la con49. Fernando Botero Herrera, “Barrios versión de fincas en predios urbanos, con la consecuente urbanización populares en Medellín. 1890-1950”, en Historia de Medellín, Tomo i, 353. de los mismos y con la sujeción de mano de obra para la industria que 50. Fernando Botero Herrera, “Barrios lograban por este medio50. El negocio consistía en que el propietario de populares en Medellín. 1890-1950”, la tierra la valorizaba con la división en lotes y con el trazado de las 356, 357 y 359. calles que hacía, aprovechando la fuerza de trabajo de los compradores, 51. Fernando Botero Herrera, “Barrios populares en Medellín, 1890-1950”, 365. quienes iban pagando su solar con dos días de trabajo a la semana51. 52. Además de la ganancia por la A medida que el urbanizador vendía más lotes, tenía más trabajadores mercantilización del suelo, el para valorizar su futuro barrio y con esto los precios de los solares iban urbanizador podía lucrarse de otras maneras, tal como lo muestra el aumentando52. Ese incremento presionaba a los posibles compradores a caso del loteo de la finca Aranjuez a finales de la década de 1910 en adquirir rápido el lote para evitar mayores costos y a la vez segregaba a el nororiente de la ciudad. Allí, 53 quienes no podían pagar los nuevos precios . Este modelo de urbanizaManuel J. Álvarez, uno de los principales empresarios del loteo en ción por ‘loteo’, decisivo en el crecimiento de la ciudad, se aplicaba aún Medellín, alquilaba las herramiena finales del siglo xx en barrios donde ocurrieron múltiples desastres en tas y andamios necesarios para la construcción y proveía de teja a el período estudiado, como es el caso del barrio Santo Domingo Savio54. los futuros propietarios, para lo Conjuntamente con el intercambio de trabajo por solares, se que instaló en el lugar un tejar que producía “de ocho a diez mil tejas ofrecían viviendas a crédito o en alquiler y lotes o solares que mensuales”, sólo para el abastecimiento del sector. Fernando Botero se podían pagar con cuotas semanales. En ambas modalidades el Herrera, “Barrios populares en trasfondo era la sujeción de mano de obra para la industria y la Medellín. 1890-1950”, 365. generación de riqueza por medio de la venta de tierras y de mate53. Fernando Botero Herrera, “Barrios populares en Medellín. 1890-1950”, 366. rial para la construcción. Estas formas de urbanización dejaron 54. Fernando Londoño, “85 famiconsecuencias desastrosas en la configuración espacial de la ciulias imploran una vivienda”, El dad, ya que con el monopolio de las mejores tierras para negocios Colombiano, Medellín, 1 de octubre, 1974, 14. de urbanización y para el establecimiento de la industria, se fue 55. La urbanización por medio de inssegregando población hacia zonas poco aptas para vivir. tituciones servía para atar mano de La acción urbanizadora de las instituciones también influyó en obra con trayectoria urbana y era negocio para los capitalistas locales, la segregación espacial. El Banco Central Hipotecario, hacia 1930, así no fueran los dueños de los predios a urbanizar, pues del tejar para construyó el barrio Lleras en el suroriente; por su parte el Instituto el autoabastecimiento de un barrio de Crédito Territorial urbanizó el barrio San Joaquín en el occidente en construcción, los capitalistas de Medellín —según Coupé— pasaron de la ciudad y la Cooperativa de Habitaciones para empleados edificó a promover industrias del sector de el barrio Laureles: viviendas para clase alta y media55. Aunque hubo la construcción tales como la siderúrgica y la cementera. Françoise Coupé, “Migración y urbanización. 1930-1980”, 563-564.

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opciones orientadas hacia la población pobre, éstas eran restringidas a personas asalariadas y con trayectoria urbana56, por lo que quienes estaban desempleados, recién llegaban a la ciudad o simplemente no podían acceder a la vivienda por estos medios, tuvieron que habitar lugares inadecuados para tal fin, en las laderas o en los bordes de las quebradas, a través de invasiones o de urbanizaciones ilegales llamadas ‘piratas’. Lo anterior permite entender por qué en 1958 existían en Medellín 54 núcleos de urbanización pirata o de invasión con 8.600 viviendas habitadas por 55.100 personas, el 10% de la población de Medellín. En 1963 la cifra aumentó a 64 núcleos con un total de 15.279 viviendas para 118.826 habitantes, el 15% de la población, y en 1966 llegó a 76 núcleos con 25.736 viviendas para 185.110 personas, el 23,3% de la población57. En 1970 el Departamento de Planeación sólo contabilizó los núcleos ‘piratas’, excluyendo del registro a los núcleos construidos por invasión con menos de cinco años de fundados o con poca población, por lo que la cifra descendió a 4258. En ellos vivían 91.329 personas, el 8,1% de la población, en 9.849 viviendas de las que el 50% se encontraba en estado regular o malo59. En el estudio hecho por Departamento de Planeación se afirma que en 15 de los 42 núcleos habían “viviendas que son constante peligro para la vida de quienes las habitan” y que en general se presentaba “mucho hacinamiento”, aspecto que “ayuda a dar una idea de la miseria en que viven estos grupos humanos”60. La configuración espacial que se había gestado durante la primera mitad del siglo xx a partir de la mercantilización del suelo urbano se acentuó con la zonificación y sectorización de Medellín en 1964 y con la promulgación del reglamento de urbanizaciones en 1968 por parte del Departamento de Planeación 56. Françoise Coupé, “Migración y Municipal. En 1964 se definió una excluyente tipología de seis áreas urbanización. 1930-1980”, 565-566. de vivienda y loteo para Medellín61, destinando las áreas llanas y 57. Jorge Isaac Ramírez Echeverri, “Crecimiento urbano de Medellín. centrales a las clases alta y media, en tanto a las clases populares 1930-1985”, 110 y 114. les asignaron lotes cuya extensión era la décima parte de lo estipu58. Gustavo Cano Álvarez, Los núcleos lado para la clase alta, ubicadas en las empinadas y periféricas zonas piratas en Medellín, 1970 (Medellín: Departamento de Planeación y nororiental y noroccidental. En 1968 se buscó controlar la urbanizaServicios Técnicos, 1970), 1-2. ción ‘piratas’, restringiendo aún más las opciones de vivienda para 59. Gustavo Cano Álvarez, Los núcleos la población de escasos recursos económicos e intensificándose con piratas en Medellín, 1970, 41 y 43. ello la segregación espacial de los pobres de la ciudad62. El impacto 60. Gustavo Cano Álvarez, Los núcleos de estas reglamentaciones en la fisonomía de la ciudad, sumado a piratas en Medellín, 1970, 41 y 43. la exclusión de la población pobre del mercado de vivienda, llevó 61. Fabio Botero Gómez, Cien años de la a que en Medellín a través de loteos clandestinos e invasiones se vida de Medellín 1890-1990, 541-544.

62. Françoise Coupé, “Migración y urbanización. 1930-1980”, 565-569. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 198-223


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urbanizaran zonas que revistieron peligro por su cercanía a las quebradas o por las condiciones del suelo en las laderas y en donde ocurrieron desastres años después. La segregación espacial y social y la doble marginalidad llevaron a sectores de la población a asentarse en zonas inadecuadas respecto a la ocurrencia de fenómenos naturales. Alrededor de 1950, la ubicación inconveniente de las viviendas se presentaba en las riberas del río o en zonas con un nivel freático alto, como el barrio Colón en el centro oriente de la ciudad. En 1927 el Colón era ya un barrio pobre establecido en un lugar reconocido por problemas de drenaje y cuyos terrenos se inundaron frecuentemente en el período estudiado63. Un contraste entre el plano de Medellín de 188964, en el que se representan varias quebradas del área urbana de entonces, con el mapa de Medellín en 193265 permite apreciar el nacimiento de la quebrada de Los Ejidos en los terrenos en que posteriormente se urbanizó el barrio Colón, lo que explica por qué en el año 1934 el barrio Colón ya era reconocido como uno de los lugares de la ciudad “más propensos a las inundaciones”66. Fotografía n.° 2: Inundación en el barrio Colón, 1959

63. Fernando Botero Herrera, “Barrios populares en Medellín. 1890-1950”, 369.

Fuente: El Colombiano, Medellín, 21 de marzo, 1959, 1.

Respecto a las inundaciones asociadas a las crecientes del río Medellín la fuente muestra que éstas fueron recurrentes, tanto

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64. Archivo Histórico de Medellín (ahm), Fondo Concejo, planoteca 5, bandeja 13, folio 33, Plano de Medellín, Levantado por los alumnos de la Escuela de Minas, 1889, acm. 65. ahm, Fondo Concejo, planoteca 5, bandeja 13, folio 29, Medellín 1932, Elaborado por la oficina de Guillermo Palacio & Cía. Ingenieros, 1932, faes. 66. “Una violenta granizada cayó ayer en la ciudad”, El Colombiano, Medellín, 30 de enero, 1934, 2.


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que hicieron parte de los argumentos esgrimidos en el proyecto de rectificación del mismo67. Sobre esto, en 1953 se afirmaba en la prensa que “la falta de canalización de tal río” era la causa de las inundaciones “que se presentan habitualmente en esta ciudad en invierno”68. Como puede observarse en la fotografía 3, el río atravesaba el valle de Aburrá con numerosos meandros. Éstos formaron unas áreas de inundación históricas —la memoria del río— que al estar pobladas, fueron lugares de varios desastres asociados a la crecientes. Algunos sucesos corroboran lo expuesto: las inundaciones ocurridas el 19 de octubre de 1944, día en que “las grandes avenidas del río inundaron todos los terrenos ribereños”69; las del 28 de septiembre de 1947, cuando el río se desbordó “a lo largo de todo el cauce en el valle de Aburrá, arrastrando a su paso todo lo que se interponía y causando graves daños en propiedades y edificaciones que lo bordean”70; y las del 19 de septiembre de 1953, que según la fuente se debieron “a la carencia de obras de defensa de los barrios situados a nivel muy bajo en relación con el río Medellín”71. Fotografía n.° 3: Trazo del recorrido original y tramo de la rectificación del río Medellín en El Poblado c.a. 1942

67. Françoise Coupé, “Migración y urbanización. 1930-1980”, 565. 68. “Violenta tempestad azotó ayer a Medellín”, El Colombiano, Medellín, 20 de septiembre, 1953, 1, 14. 69. “Furiosa creciente del Medellín causó gravísimos estragos ayer”, El Colombiano, Medellín, 19 de octubre, 1944, 4. 70. “Desbordado el río Medellín”, El Colombiano, Medellín, 29 de septiembre, 1947, 1, 8. 71. “Violenta tempestad azotó ayer a Medellín”, El Colombiano, Medellín, 20 de septiembre, 1953, 1, 14.

Fuente: Fotografía de Francisco Mejía. Claudia Avendaño Vásquez, “Desarrollo urbano en Medellín. 1900-1940”, en Historia de Medellín tomo I (Bogotá: Suramericana de Seguros, 1996), 348.

A partir de 1950 en la fuente se encuentran desastres causados por la ubicación inconveniente de las viviendas en las cuencas

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hidrográficas y en las laderas de ambas vertientes del valle, en áreas por donde entonces se expandía la ciudad hacia el oriente, el occidente, el nororiente, el noroccidente y hacia algunas zonas bajas del occidente y el suroccidente. La investigación permitió identificar inundaciones en barrios establecidos cerca a quebradas como La Santa Elena72, La Castro73, La Palencia74, La Gallinaza75 y La Arenera76 en el oriente, La Mansión77 en el nororiente, La Iguaná78 y La Minita79 en el noroccidente y La Altavista80 y La Guayabala en el suroccidente81. Varios autores han señalado que el poblamiento de lugares peligrosos está condicionado directamente por el acceso limitado a tierra habitable82. Esta limitación hizo que en Medellín también se presentaran desastres asociados a deslizamientos. El testimonio de María Teresa Álvarez viuda de Machado, afectada en un desastre ocurrido el 29 de septiembre de 1974 en el barrio Santo Domingo Savio, en el nororiente de la ciudad, nos permite apreciar claramente la situación de riesgo por lo inadecuado del hábitat: “hace unos tres meses también se vino otro volcán que tumbó dos tugurios. No hubo muertos porque el deslizamiento fue pequeño y la gente si quedó pero no totalmente enterrada y rápidamente las pudieron salvar. Después se fueron viniendo otros pedazos de tierra y hasta la tragedia del domingo el ranchito estaba a solo dos metros de ser arrastrado al barranco”83.

La recurrencia de los deslizamientos nos indica una vulnerabilidad derivada de la impertinencia del lugar para poblarlo. Este tipo de vulnerabilidad también pudo identificarse en el barrio Villatina, en el oriente de la ciudad, donde en el año 1980 hombres y mujeres habitantes de este realizaron manifestaciones públicas alertando acerca del riesgo en que vivían (ver fotografía 4); riesgo que se materializó en desastres en 1982 y 198784. Igualmente, se identificó en el barrio Popular Número 2 en el

72. “Medellín continúa siendo castigada por el invierno”, El Colombiano, Medellín, 14 de mayo, 1967, 4; “A causa del aguacero: en más de 10 barrios de la ciudad hubo inundaciones ayer”, El Colombiano, Medellín, 7 de septiembre, 1979, 14b; “En Itagüí y Medellín se presentaron inundaciones”, El Colombiano, Medellín, 2 de diciembre, 1980, 16b; Pedro Nel Córdoba, “Ayer en Medellín: 15 heridos por temporal”, El Colombiano, Medellín, 23 de abril, 1984, 1a; “Numero

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sas inundaciones durante el aguacero de ayer”, El Colombiano, Medellín, 15 de mayo, 1985, 11a. 73. Fáber Molina Amariles, “Tragedia en el barrio Caicedo”, El Colombiano, Medellín, 7 de septiembre, 1979, 14b. 74. “Fuerte vendaval causó grandes daños ayer tarde”, El Colombiano, Medellín, 28 de octubre, 1953, 1; “Ochenta casas inundó ayer ‘La Palencia’”, El Colombiano, Medellín, 10 de abril, 1963, 2; César Pérez Berrio, “En Medellín varias quebradas crean dificultades”, El Colombiano, Medellín, 30 de octubre, 1979, 15a. 75. Pedro Nel Córdoba, “El invierno hizo su mayo en Medellín”, El Colombiano, Medellín, 25 de mayo, 1971, 23. 76. Luz Mercedes Mejía, “Un ‘domingo negro en El Pinar’. ‘Nos sentamos a esperar la muerte’”, El Colombiano, Medellín, 16 de mayo, 1984, 15a. 77. El Colombiano, Medellín, 22 de agosto, 1986, 3a. 78. “Un solo muerto en la pavorosa inundación del domingo pasado”, El Colombiano, Medellín, 22 de mayo, 1951, 2; El Colombiano, Medellín, 18 de septiembre, 1988, 9d. 79. “Daños por fuertes inundaciones”, El Colombiano, Medellín, 20 de octubre, 1986, 6b. 80. “En Itagüí y Medellín se presentaron inundaciones”, El Colombiano, Medellín, 2 de diciembre, 1980, 16b. 81. “A causa del aguacero: en más de 10 barrios de la ciudad hubo inundaciones ayer”, El Colombiano, Medellín, 7 de septiembre, 1979, 14b. 82. Mario Lungo y Sonia Baires, “San Salvador: crecimiento urbano, riesgos ambientales y desastres”, en Ciudades en riesgo (La red, 1996), 112; Gustavo Wilches-Chaux, “La vulnerabilidad global”, en Los desastres no son naturales, 27; entre otros. 83. Fernando Londoño, “85 familias imploran una vivienda”, El Colombiano, Medellín, 1 de octubre, 1974, 14. 84. El Colombiano, Medellín, 28 de septiembre, 1987, 13a.


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nororiente de Medellín, donde en septiembre de 1985 en un desastre asociado a un deslizamiento varias personas murieron. En la fuente, refiriéndose a una de las mujeres afectadas, se dice que “hace unos años también en el mismo lugar, cuando habitaba una casa o rancho, otro derrumbe la atrapó y le mató 2 hijos. El municipio, concretamente empresas públicas la damnificó [sic] y con el dinero que le dio la entidad construyó en el mismo sitio una casa de dos plantas y ayer de nuevo otro derrumbe la tumbó en parte y le mató a seis integrantes de su familia”85. Fotografía n.° 4: Manifestación pública de habitantes del barrio Villatina sobre el riesgo de desastre, 1980

Fuente: El Colombiano, Medellín, 28 de septiembre, 1987, 13a.

Debe reiterarse que la ubicación inadecuada de las viviendas, así como la precariedad de las mismas, estuvieron determinadas por el modo de producción que generó segregación espacial, principalmente con la mercantilización del suelo urbano, y produjo pobreza en los campos y en las ciudades con procesos de acumulación de tierra y riqueza. Esto es importante porque nos indica la génesis de los desastres en características sociales concretas como la doble marginalidad, en un proceso histórico de construcción del riesgo en el que no sólo se generó la vulnerabilidad de la población, sino que además se crearon amenazas por el tipo de relación que se estableció con la naturaleza.

85. Pedro Nel Córdoba, “Siete muertos por deslizamientos”, El Colombiano, Medellín, 27 de septiembre, 1985, 16b.

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3. La socialización del entorno natural En la historia de Medellín las formas de apropiación del espacio y de explotación de la naturaleza fueron determinantes en el proceso de construcción social del riesgo. Durante el crecimiento de la ciudad se disminuyó drásticamente la cobertura vegetal, se contaminaron y alteraron las cuencas hidrográficas y se desestabilizaron las laderas del valle; transformaciones que aparecen en la fuente como causa de desastres asociados a inundaciones y deslizamientos. La urbanización del barrio Doce de Octubre en el noroccidente de Medellín nos brinda un ejemplo sugerente respecto a las transformaciones del entorno natural generadas por el crecimiento urbano. A partir de la revisión de fuentes se pudo establecer que allí se presentó un intenso nivel de erosión y de contaminación de la cuenca hidrográfica de la quebrada La Minita que atraviesa la zona, afectando a la postre a los pobladores de aquel barrio. Según la fuente, a mediados de la década de 1970 “cuando los habitantes de la parte alta del Doce de Octubre construyeron sus primeras casas, un riachuelo pasaba por el lote. El agua era tan limpia que incluso tenía usos domésticos, y por el poco caudal no revestía ningún peligro y permitía, sin problemas, la construcción de las casas a lado y lado de la misma”86. Cerca de diez años después ese panorama había cambiado bastante. En 1986, se afirmaba sobre la misma cuenca que “con el paso de los días la situación geológica del terreno ha variado considerablemente, hasta el punto de erosionar todo el sector. Esto fue agravado por las construcciones de tugurios en la parte alta que no solo arrojan todo tipo de desperdicios a las ya contaminadas y putrefactas aguas, sino que algunos ranchos se han tratado de levantar en las orillas”87. Esa alteración de la cuenca afectó posteriormente a los pobladores del barrio, pues el 18 de octubre del mismo año el caudal de la quebrada, considerada como “un pequeño arroyuelo”88, aumentó con las aguas lluvias hasta el punto en que “se desbordó e inundó” el barrio89. Como se ve, con el paso del tiempo la transformación del entorno natural, concretamente la disminución de la cobertura vegetal y la contaminación y alteración de las cuencas hidrográficas, 86. Luz Mercedes Mejía, “En el Doce de Octubre hay una ‘minita’ pero no de se tradujo en afectaciones para los grupos sociales. oro”, El Colombiano, Medellín, 20 de En general, puede plantearse que la socialización de la natuoctubre, 1986, 5b. raleza llevada a cabo durante el crecimiento urbano generó la 87. Luz Mercedes Mejía, “En el Doce de Octubre hay una ‘minita’ pero no de alteración de los regímenes y ciclos hídricos, generando deslizaoro”, 5b. mientos e inundaciones que resultaron desastrosos. Una mirada 88. “Daños por fuertes inundaciomás detenida a la relación entre la transformación del entorno nes en el norte de Medellín”, El Colombiano, Medellín, 20 de octubre, natural y la generación de desastres nos permitirá aclarar aún más 1986, 6b. 89. “Daños por fuertes inundaciones en el norte de Medellín”, 6b. hist. crit. No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 198-223


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la naturaleza social de éstos. Comencemos abordando algunos sucesos desastrosos asociados a inundaciones. 3.1. Amenaza de inundación Los registros sobre inundaciones revisados en la fuente permiten diferenciarlas en dos tipos generales: unas causadas por las crecientes del río y de las quebradas, de las cuales algunas ya fueron expuestas por su relación causal con la doble marginalidad, y otras asociadas con la incapacidad de la estructura urbana para encauzar las aguas lluvias. Durante todo el período estudiado aparecen referencias constantes a la incapacidad del sistema de alcantarillado para avenar el agua de las precipitaciones que ocurrían en la ciudad. En este sentido, se les considera en la fuente como deficientes90, impotentes91, pésimos92, insuficientes93, se afirma que “las cañerías carecían de capacidad”94, y que “las pequeñas y atestadas bocas de las alcantarillas [eran] totalmente insuficientes”95. Puede afirmarse que esa incapacidad progresiva, al corresponder con la estructura física del poblamiento urbano, evidencia la naturaleza social de ese tipo de inundaciones. Sin embargo, la génesis social de esos desastres puede entenderse mejor si se relaciona con la transformación de la naturaleza. 90. “Violenta tempestad azotó ayer a El crecimiento de la ciudad implicó una disminución drástica de la Medellín”, El Colombiano, Medellín, cobertura vegetal de Medellín, con lo que se alteró un ciclo en el que parte 20 de septiembre, 1953, 1 y 14. del agua lluvia era absorbida por el suelo y las plantas y luego evaporada 91. “Fuerte vendaval causó grandes daños ayer tarde”, El Colombiano, y transpirada de nuevo hacia el ambiente96. El agua que no era absorbida Medellín, 28 de octubre, 1953, 1. por el suelo y las plantas discurría por las laderas hacia las quebradas o 92. “60 inundaciones en Medellín hacia las zonas bajas del valle cerca al río. Esa agua, llamada escorrentía, durante el aguacero de ayer”, El Colombiano, Medellín, 21 de marzo, aumentaba a medida que la ciudad iba creciendo, pues la deforestación, 1959, 1, 19. la erosión y la construcción de vías y edificaciones disminuían paulati93. Guillermo Aldana C., “Medellín continúa siendo castigada por el namente el área de infiltración del agua e impermeabilizaban el suelo. Al invierno”, El Colombiano, Medellín, incrementarse la escorrentía y dado lo empinadas que son las vertientes 14 de mayo, 1967, 4. del Valle de Aburrá en Medellín, ésta bajaba abundante y con fuerza por 94. “Daños por fuertes inundaciones en el norte de Medellín”, El lo que con las lluvias se presentaban constantemente inundaciones en la Colombiano, Medellín, 20 de octubre, ciudad (ver fotografía 5). Así pasó el 4 de diciembre de 1968 al oriente de 1986, 6b. la ciudad, en el barrio Campo Valdés, “principalmente a la altura de las 95. “Torrencial aguacero azotó ayer a Medellín”, El Colombiano, Medellín, calles 82 y 83 con carreras 47, 48 y 48A [...] [donde] una quebrada se salió 20 de febrero, 1968, 4. de madre; el caudal inundó todo el sector anotado y corrió incontenible 96. Michel Hermelin, “Geología y paigracias al declive para llegar finalmente a los barrios Caribe y Sevilla, saje”, en Historia de Medellín Tomo i, 13-14. donde las aguas alcanzaron grandes niveles”97. 97. “Graves inundaciones hubo ayer en Medellín”, El Colombiano, Medellín, 5 de diciembre, 1968, 4.

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Fotografía n.° 5: Inundación por escorrentía cerca al centro de la ciudad, 1988

Fuente: El Colombiano, Medellín, 26 de noviembre, 1986, 1a.

Desde 1950 se encuentran en la fuente referencias a este tipo de inundaciones en los lugares de la ciudad con menor altitud, aspecto que se acentuó a medida que ésta fue ‘subiendo’ por las laderas. El centro de Medellín y los barrios ubicados en las partes bajas y menos empinadas de la ciudad, se inundaban por las corrientes de agua que escurrían desde los barrios más altos. Por ejemplo, el 27 de octubre de 1953 a raíz de un “fuerte aguacero” que “cerca de las cuatro de la tarde [...] se desató sobre Medellín”98 se dijo en la prensa que: “como ocurre siempre en invierno, los barrios bajos de Medellín se inundaron por completo”99. En ese mismo sentido, en julio de 1959, a raíz del “primer gran aguacero del año”100 se afirmó que “desde luego que no podían faltar las inundaciones en los barrios localizados sobre las partes más llanas de Medellín y donde se presenta el desagüe de los lugares altos”101. El impacto de las gotas de lluvia intensificaba la erosión de las deforestadas laderas, por lo que la escorrentía, además de ir 98. “Fuerte vendaval causó grandes daños ayer tarde”, El Colombiano, aumentando, bajaba acompañada de tierra y piedras que obstruían Medellín, 28 de octubre, 1953, 1. los sistemas de drenaje al sedimentarse (ver fotografía 6). Un caso 99. “Fuerte vendaval causó grandes daños ayer tarde”, 1. ilustrativo ocurrió en el barrio Calazans, occidente de la ciudad, en septiembre de 1982 y 1984. Allí el agua que escurría desde la 100. “El primer aguacero de 1959 cayó ayer en forma torrencial”, El Colomdeforestada parte alta del barrio se estancó por “la obstrucción con biano, Medellín, 22 de julio, 1959, 7. 101. “El primer aguacero de 1959 cayó ayer en forma torrencial”, 7. hist. crit. No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 198-223


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arena de las cañerías y alcantarillados”102, inundando el sector103. Esta combinación del aumento de la escorrentía y la sedimentación permite explicar inundaciones como las ocurridas el 19 de febrero de 1968, cuando después de un “torrencial aguacero [que] azotó” a Medellín104, se formaron “en vías céntricas y de los barrios verdaderas avenidas que penetraban incontenibles a las residencias, almacenes, fábricas y sitios cerrados, al no hallar espacio para precipitarse por las pequeñas y atestadas bocas de las alcantarillas, totalmente insuficientes para absorber todo el poderoso caudal”105. O las del 4 de mayo de 1982 cuando, un día después de ser inauguradas, las obras del intercambio vial de la carrera 65 con calle 33 se inundaron porque el sistema de alcantarillado fue insuficiente para evacuar el agua106. Fotografía n°. 6: Depósito de sedimentos por inundación en el centro de la ciudad, 1988

102. El Colombiano, Medellín, 10 de septiembre, 1984, 3a. 103. El Colombiano, Medellín, 28 de septiembre, 1982, 6b; El Colombiano, Medellín, 10 de septiembre, 1984, 3a. 104. “Torrencial aguacero azotó ayer a Medellín”, El Colombiano, Medellín, 20 de febrero, 1968, 4. 105. “Torrencial aguacero azotó ayer a Medellín”, 4. 106. El Colombiano, Medellín, 5 de mayo, 1982, 6b.

Fuente: El Colombiano, Medellín, 25 de noviembre, 1988, 1a.

Otro tipo de transformación del entorno natural que generó desastres asociados a inundaciones fue la alteración de los cauces de las quebradas. Así ocurrió en la quebrada La Minita en el barrio Doce de Octubre, donde los habitantes del sector se vieron afectados por el represamiento que generaba una obstrucción del cauce de la quebrada107. Igualmente, en el barrio Boston la quebrada La Aguadita fue represada por escombros y tierra que arrojaron al

107. El Colombiano, Medellín, 23 de octubre, 1979, 16b. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 198-223


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lecho de la misma cuando se trabajaba en “un terreno ubicado frente a la antigua cárcel La Ladera para adecuarlo en cancha de fútbol”,108 lo que ocasionó el 11 de diciembre de 1983 un desastre asociado a inundaciones que afectó a los pobladores del lugar. 3.2. Amenaza de deslizamiento La transformación intensiva y predatoria de la naturaleza llevada a cabo durante el proceso de crecimiento urbano, en particular la relacionada con el poblamiento precario de las laderas y la explotación minera de materiales para la construcción, provocó la desestabilización de las vertientes del valle en varios barrios de la ciudad, generando con esto amenazas de deslizamientos que en muchas ocasiones se materializaron en desastres. Respecto a las transformaciones derivadas del poblamiento precario, las conducciones de agua que la población pobre realizaba para su abastecimiento causaron desastres asociados a deslizamientos. Ante la falta de recursos económicos y técnicos, el agua era conducida por acequias que filtraban el agua por las laderas, lo que las desestabilizaba., desestabilizándolas. Uno de los desastres asociados a deslizamientos de mayor magnitud en la historia de la ciudad, el del barrio Villatina en septiembre 27 de 1987, fue causado, de acuerdo con la fuente, por filtraciones del agua de las acequias109. Según los testimonios hallados, las conducciones de agua fueron 108. “En Boston arriba: varios muros hechas por habitantes de sectores aledaños al lugar del desastre y ha derribado la represa de una quebrada”, El Colombiano, Medellín, por personas que el organismo estatal Corporación de Vivienda y 12 de diciembre, 1983, 2a. Desarrollo Social (corvide) había autorizado para establecerse cerca 109. En ese desastre hubo 500 muertos del lugar del deslizamiento y hacer dichas conducciones110. 605 afectados y 100 viviendas destruidas según datos de Corporación En los hábitats precarios la ausencia de alcantarillado tamosso - La red (2005). Base de datos de bién fue causa de deslizamientos. El 29 de septiembre de 1974 en Desinventar Colombia. el barrio Santo Domingo Savio, en el nororiente de la ciudad, el 110. El Colombiano, Medellín, 29 de septiembre, 1987, 4b. vertimiento inadecuado de aguas servidas produjo la desestabili111. Corporación osso - La red (2005). zación de la ladera, generándose un desastre en el que 50 personas Base de datos de Desinventar murieron, 30 viviendas quedaron destruidas y 400 habitantes del Colombia. 111 112. Juan José García Posada, “Cerca sector tuvieron que ser evacuados . Debe anotarse que además de 50 muertos por el derrumbe en 112 de “las aguas negras [sic] que salían de las chozas” , factor al que el barrio Santo Domingo Savio”, El Colombiano, Medellín, 30 de septiem“se atribuyó en parte el derrumbamiento”113, el desastre también bre, 1974, 10. fue causado por “la falta de arborización en toda el área del barrio 113. Juan José García Posada, “Cerca de Santo Domingo Savio”114; factor que permite enfatizar la transfor50 muertos por el derrumbe en el barrio Santo Domingo Savio”, 10. mación de la naturaleza como causa social del desastre. 114. “Falta de árboles, otra causa de la tragedia”, El Colombiano, Medellín, 30 de septiembre, 1974, 3.

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Con base en lo anterior, podemos afirmar que la desestabilización de la ladera y su consecuente deslizamiento, más que una alteración del entorno natural en sí, debe entenderse como el resultado de la transformación de éste mediante diferentes acciones que afectaban el régimen hídrico, como la modificación de cauces de agua con las acequias, el vertimiento inapropiado de aguas servidas, la disminución de la cobertura vegetal e incluso la extracción de minerales para la construcción; factores que llegaban a confluir todos en la génesis de los desastres. Así ocurrió en el deslizamiento de Media Luna, que fue producto de la confluencia de acciones antrópicas sobre el medio como la explotación minera, la disminución de la cobertura vegetal y la conducción inadecuada de aguas115. El 12 de julio de 1954 en el oriente de la ciudad, ocurrió un deslizamiento en la carretera a Santa Elena, concretamente en el sector conocido como ‘Media Luna’, vía de comunicación entre Medellín y el oriente del departamento de Antioquia. Allí varias personas que reaccionaron ante un deslizamiento que cubrió una humilde vivienda, fueron sepultadas por un segundo deslizamiento, quedando cerca de 70 personas muertas, 60 heridas y muchas más afectadas116. La información contenida en la fuente indica que el deslizamiento fue generado por la acción humana, es decir, que el desastre fue expresión del proceso histórico de construcción social del riesgo. Entonces se afirmaba que “a unas diez cuadras al oriente del derrumbe corre una acequia tomada de la quebrada Espadero, lo que ha producido filtraciones y formación de depósitos subterráneos de agua”, fenómenos asociados al deslizamiento de tierra117. Se dice, además, que cerca al lugar del deslizamiento funcionaba 115. “Identificados hasta ayer los cadáhacía “largo tiempo un equipo para triturar roca” donde se usaba veres de treinta y dos víctimas de la tragedia”, El Colombiano, Medellín, constantemente dinamita118. 14 de julio, 1954, 19. Corporación La generación de amenazas de deslizamientos por el impacto osso - La red (2005). Base de datos de Desinventar Colombia. de la minería siguió presentándose durante el período estudiado. 116. Corporación osso-La red (2005). El 4 de mayo de 1981 en el barrio Manrique Versalles, en el cosBase de datos de Desinventar tado nororiental de Medellín, ocurrió un deslizamiento de tierra Colombia. 117. “Identificados hasta ayer los cadácausado por la extracción de material para la construcción que veres de treinta y dos víctimas de la entidades del gobierno municipal llevaban a cabo en la parte alta tragedia”, 19. del lugar afectado119. La relevancia de este tipo de transformaciones 118. “Identificados hasta ayer los cadáveres de treinta y dos víctimas de la del entorno natural en la génesis de los desastres la confirma el tragedia”, 19. hecho de que en 1987 las autoridades municipales contemplaran, 119. Maria Eugenia Villa, “Versalles como un medio para su prevención, el establecimiento de algún parte alta. ¿se me caerá el rancho?”, El Colombiano, Medellín, 7 de mayo, “control sobre la explotación de canteras y de material aluvial”120. 1981, 1c.

120. El Colombiano, Medellín, 2 de octubre, 1987, 15c. Historia Critica No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 198-223


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Cabe anotar que esa actividad minera correspondía con las exigencias del crecimiento urbano. En Medellín entre los años 1960 y 1985 se construyeron de forma legal 15 493 687 m2, lo que equivale a un promedio de casi 600 km2 anuales durante ese período121. Aunque en este cálculo hay subregistro, pues las cifras solo hacen referencia a las construcciones legales en un contexto en el que la urbanización ilegal fue muy significativa, podemos utilizarlo como dato estimativo de la demanda de materiales de construcción y por ende de la intensidad de la explotación minera. Relacionando lo planteado por Michel Hermelín, quien afirma que tanto la extracción de material para la construcción como las conducciones inadecuadas de aguas “destruyen el suelo, modifican los equilibrios hidrológicos, [y] desestabilizan las vertientes”122, con los indicios hallados sobre el proceso histórico de construcción del riesgo -en particular de la amenaza- también podemos afirmar la génesis de los desastres asociados a deslizamientos en la socialización del medio natural llevada a cabo durante la urbanización de Medellín. Es importante recalcar que la pobreza y la transformación intensa de la naturaleza, determinantes en la génesis de los desastres llamados ‘naturales’ ocurridos en Medellín, eran características consustanciales al modo de producción, inherentes al orden social. Aunque han sido planteados aquí de forma separada, en la realidad histórica de la ciudad estos elementos coexistían y se retroalimentaban de manera compleja, constituyendo la naturaleza social de los desastres. Conclusiones Durante el período 1930-1990 la urbanización de Medellín supuso unas relaciones ambientales y sociales que resultaron determinantes en la generación de desastres. Se ha expuesto cómo la doble marginalidad, esto es, la segregación espacial y la pobreza, y la transformación intensiva de la naturaleza fueron características del crecimiento de la ciudad que produjeron vulnerabilidad de la población y amenazas, constituyendo el riesgo de desastres. La segregación espacial y la pobreza generaron principalmente vulnerabilidades por la ubicación y el tipo de las viviendas, vulnerabilidad por origen; por la falta de recursos económicos con que reponerse después de un desastre, vulnerabilidad económica, y por el deterioro paulatino del hábitat, vulnerabilidad progresiva. En cuanto a la socialización de la naturaleza, la urbanización de Medellín generó la alteración de los regimenes y ciclos hídricos y la desestabilización de las laderas, provocando desastres 121. Jorge Isaac Ramírez Echeverri, “Crecimiento urbano de Medellín. que sin la acción antrópica sobre el entorno natural difícilmente 1930-1985”, 106.

122. Michel Hermelín, “Geología y paisaje”, 13-14. hist. crit. No. 43, Bogotá, enero-abril 2011, 260 pp. issn 0121-1617 pp 198-223


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hubieran ocurrido. Es el caso de las inundaciones por alteraciones de cuencas, por aumento de escorrentía y sedimentación de suelos y de los deslizamientos generados por la extracción de materiales para la construcción y la conducción y vertimiento de aguas. Esto muestra que la génesis social del riesgo no se limitó a la vulnerabilidad, sino que la amenaza también fue socialmente construida. De ahí la importancia de estudiar la relación histórica entre sociedad y naturaleza, sus afectaciones recíprocas, para entender mejor los desastres asociados a fenómenos naturales y actuar respecto a ellos con más acierto. Teniendo en cuenta los hallazgos logrados con esta investigación, sería útil abordar con mayor detenimiento varios elementos, como los cambios del entorno natural de Medellín producidos por la acción antrópica y su relación con el riesgo de desastres durante la modernidad, es decir, desde la Colonia hasta hoy. Esta mirada diacrónica permitiría continuar refinando las herramientas teóricas y metodológicas, así como identificar nuevas fuentes para tal propósito. Igualmente, estos hallazgos deben desarrollarse y complementarse también con estudios que atiendan los momentos posteriores a los desastres, indagando de manera directa por las estrategias adaptativas y, sobre todo, por la reconfiguración del riesgo que éstas pudieran generar. Así el análisis sincrónico de los sucesos desastrosos alimentaría una mirada procesal. Dada la aparente irreversibilidad de las consecuencias desastrosas del crecimiento urbano de Medellín, la utilidad del conocimiento generado con investigaciones como ésta podría menospreciarse. Sin embargo, el hecho de que los procesos de urbanización continúen en pequeñas, medianas y grandes ciudades de Colombia y de América Latina, y que con éstos se siga generando riesgo, muestra que el contexto problemático está latente y que el conocimiento de la construcción histórica del riesgo podría ser útil para evitar la reproducción de dinámicas de poblamiento riesgosas, para contribuir a la prevención de los desastres y a la mitigación de sus efectos, para hacer de los desastres una aleccionadora parte de nuestra historia.

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Reseñas

Reseñas Mata de López, Sara. Los gauchos de Güemes. Guerras de independencia y conflicto social. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2008, 212 pp.

Las transformaciones inherentes a todo movimiento social en los procesos de independencia ocasionaron diversos comportamientos en los grupos sociales y consecuencias insospechadas en las esferas del poder político. Efectivamente, la realidad de los espacios coloniales en esa coyuntura ha mostrado una multiplicidad de intereses contradictorios y alianzas tácticas concertadas pero endebles y efímeras que únicamente han revelado el trasfondo y los beneficios políticos que cada sector de la sociedad procuraba mantener en un período por demás complicado e incierto. Cuando la historiografía indaga las razones de estas acciones, no ha sido suficiente con explicarlas a través de un juego maniqueo entre Daniel Morán los poderosos propietarios y los indefensos y explotados indígenas. Licenciado en Historia por la UniverEs imprescindible un análisis vinculante y globalizante que permita sidad Nacional Mayor de San Marcos aprehender la realidad de los hechos históricos en su contexto y en los (Perú). Estudiante de la Maestría en múltiples elementos que afectan la praxis política de los hombres. Ni Historia de la Universidad Nacional de los grupos de poder fueron monolíticamente autónomos y autosufiSan Martín-IDAES (Provincia de Buenos cientes ni las clases populares terminaron aisladas y encerradas en sí Aires, Argentina). aedo27@hotmail.com mismas como piezas de un museo de pretérita importancia. En esa perspectiva, el magnífico trabajo Los Gauchos de Güemes. Guerras de independencia y conflicto social, de la prestigiosa historiadora argentina Sara Mata de López, hace más que explicitar todos estos supuestos en los que los diversos sectores sociales en conflicto o adhesión participan activamente de sus propios destinos. Es útil advertir que este libro forma parte de la sugerente colección Nudos de la historia argentina, dirigido por Jorge Gelman, cuyo objetivo principal ha sido siempre hacer más comprensibles fenómenos centrales de la historia argentina a un público más amplio y deseoso de textos amenos y sólidamente elaborados.

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Así, en su investigación, Sara Mata abandona las tendencias historiográficas y se concentra en los estudios sobre Buenos Aires y la Revolución de Mayo para priorizar el análisis de las repercusiones de estos sucesos en la historia de diversas regiones —Jujuy, Salta, Tucumán y el aérea de disputa militar más encarnizada de todos esos años, como el Alto Perú— y las estrategias políticas que los grupos de poder y las mismas clases populares locales sostuvieron como medida necesaria para la continuidad de sus intereses ante las desastrosas consecuencias de las guerras de independencia. En ese sentido, el estudio sistemático de la figura de Martín Miguel de Güemes, de las milicias que formara para hacer frente a los ataques realistas y de las relaciones conflictivas (en algunas ocasiones pactos coyunturales) que sostuvo con la élite salteña e incluso las desavenencias políticas con Buenos Aires, hacen sugerir que la historia de un solo hombre es incoherente e inverosímil sin una indagación de su base de apoyo social, relaciones políticas y de las circunstancias históricas en donde desarrolla sus acciones. Por ello, la investigación de Sara Mata arroja argumentos fundamentales en esa comprensión y muestra al líder militar de los gauchos como un hombre de carne y hueso, con sus aciertos y deslices, con su poder de convocatoria de milicias, pero, a su vez, como un hombre que necesitó otorgar concesiones a sus jefes locales y a sus propias huestes para acumular, controlar y manejar todo el poder militar y político que pudo adquirir en esa coyuntura revolucionaria. La provincia de Salta estuvo durante siete años en guerra constante y la violencia social era una realidad innegable. Tal caracterización de la región, como un espacio de poder y disputas militares y políticas entre las fuerzas realistas del rey y los revolucionarios patriotas, tiene una explicación propia de un área estratégica para el comercio y las comunicaciones desde el litoral atlántico hasta el Perú (p. 13). En Salta existió una sociedad opulenta con una élite rica y educada que, gracias al comercio del ganado mular y la demanda de los centros mercantiles andinos y del Perú, pudo adquirir ese poder. Además, la creación del nuevo virreinato y la producción de plata del centro minero de Potosí ocasionaron un creciente dinamismo en el comercio andino y un mayor impulso de Buenos Aires como puerto para el comercio con España. Esta situación convirtió a la ciudad de Salta en uno de los centros mercantiles más importantes del espacio sur andino, en donde se daba el encuentro de diversas regiones y comerciantes interesados en las operaciones económicas interregionales y vinculadas también al comercio ultramarino (pp. 18-25).

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La importancia económica de Salta explica en parte los conflictos sociales en que estuvieron envueltos los sectores de la población de esos años de transformaciones. Por un lado, la élite salteña, preocupada por sus intereses económicos y por el poder político-social que tenía; y por otro lado, las clases populares que pudieron beneficiarse también del comercio, pero que no habían podido adquirir el poder suficiente para influir en la política y el manejo de la economía de esa provincia, debido al carácter excluyente de una élite que se atribuía una superioridad social. En esa situación se produjeron los acontecimientos de la crisis hispana por la invasión de Napoleón en 1808, la formación de juntas en España en rechazo de esa intromisión, la convocatoria de las Cortes y la promulgación de la Constitución de Cádiz. Todos estos sucesos tuvieron que ocasionar serias repercusiones en esta parte de América, precisamente porque Salta y el Alto Perú representaban espacios de contacto y eran asimismo los lugares en donde se librarían decididos enfrentamientos entre realistas y revolucionarios (pp. 41-43). Entonces, los movimientos sociales rurales en Salta, que tuvieron como protagonistas a las milicias, que Martín Miguel de Güemes utilizó para enfrentar militarmente a los realistas y a la misma élite salteña, supusieron el inesperado poder de los milicianos en la configuración de las esferas políticas de las autoridades de ese período de crisis. Es indudable que esta milicia era la base social y armada de Güemes para defender a la provincia, sus vínculos con Buenos Aires y el poder de autonomía que había logrado el líder de los gauchos hasta esos momentos. Sin embargo, ¿quiénes eran esas milicias, esos gauchos? Entre ellos se encontraban “negros, mulatos y pardos, algunos esclavos, tributarios indios de procedencia altoperuana radicados en Salta, españoles o blancos pobres y mestizos” (p. 75). La composición étnica y social heterogénea de estas milicias la hacía peligrosísima a los intereses de la élite de Salta. El miedo a la plebe desenfrenada y posible foco de una revolución popular se apoderó de los grupos de poder. Estos temores fueron asimilados política y estratégicamente por Güemes en esos años de crisis e incertidumbres que lo llevarían a convertirse en el gobernador de Salta entre 1815 y 1821. En realidad, el temor de la élite salteña al poder de las milicias estuvo totalmente relacionado con los trastornos políticos de la revolución y las inmensas pérdidas económicas que estas guerras ocasionaban en Salta y el Alto Perú. El comercio, motor de ese espacio, estaba estancado por los conflictos militares; además, Salta era escenario constante de invasiones realistas, contraataques de las milicias, destrucción de la propiedad, saqueos, asaltos, presión en el reclutamiento de hombres para las guerras,

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contribuciones forzadas tanto por realistas como por Güemes y una incertidumbre total frente al desenlace de tales acontecimientos. Por ejemplo, las acciones de la Revolución de Mayo (1810) generaron en Salta posturas enfrentadas entre la élite salteña y los que apoyaron a Buenos Aires. Incluso es perceptible el pedido de los cabildos de Alto Perú y de la Salta realista para que el virrey Abascal reintegrara estas regiones al antiguo virreinato del Perú, iniciativa que no prosperó, pues Salta fue ocupada por el ejército auxiliar del Perú enviado desde la capital porteña (pp. 44-46). En 1812 las tropas del rey tomarían Salta con el beneplácito de una parte importante de la élite que apoyó logística y económicamente a las fuerzas realistas, llegando a jurar la Constitución de Cádiz a principios de 1813. Sin embargo, esta ocupación no estuvo exenta de divergencias entre la élite, sumada a los ataques sorpresivos de las milicias que interferían las comunicaciones y secuestraban mercancías y víveres (pp. 52-57). La participación de las milicias en estas acciones contra el ejército realista y una nueva toma de Salta por los revolucionarios permitió que estos grupos armados construyeran su propio espacio de poder. Así, podemos observar cómo la milicia se resistía a la reocupación de los realistas de Salta y Jujuy en 1814, pero en esta oportunidad los hombres del rey ya no contaron con el apoyo unánime de la élite salteña, pues la fuerte represión, extorciones, saqueos y pagos forzosos que éstos habían establecido en la ciudad causaron la inclinaron a la defensa espontánea de los bienes y la negativa de los vecinos notables a prestarle su auxilio decidido. En esta coyuntura surgió la figura de Martín Miguel de Güemes, quien implementó la guerra de guerrillas como una estrategia para sofocar a los realistas. Así logró el abandono de éstos del territorio de Salta (pp. 67-78). Este triunfo encumbró a Güemes como jefe de las milicias y los gauchos. Contradictoriamente, el gobierno porteño trató por todos los medios de subordinar a estas milicias armadas a su autoridad, evitando así que Güemes acumulara un poder autónomo y peligroso. Sólo así entendemos las divergencias del líder de los gauchos con el ejército patriota y con los intereses del Cabildo y la élite salteña. Sin embargo, debemos precisar que el apoyo a Güemes de parte de las milicias no era únicamente un fervor al líder, sino un medio por el cual estos grupos sociales esperaban conseguir beneficios sociales y económicos al negociar su participación en la revolución y el ataque a los realistas entre sus líderes locales y de éstos con el líder (pp. 88-90). Los hechos son incuestionables: las milicias disfrutaron durante toda la administración de Güemes del fuero militar, del reconocimiento social y de beneficios económicos (p. 161). Esta relación entre Güemes y sus gauchos sería una de las razones

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fundamentales de la élite salteña para tramar su caída. Además, las mismas condiciones de precariedad económica que tantos años de guerra e incertidumbre habían ocasionado empujaron también a las traiciones al líder de los gauchos, en las que estuvieron implicadas las mismas autoridades de Buenos Aires (pp. 168-184). Definitivamente, en 1820 la guerra era insostenible y la autoridad de Güemes comenzó a desgastarse ante los apuros económicos y los conflictos internos para mantener las guerras. La élite y los mismos milicianos sintieron los estragos de las luchas armadas y el entorpecimiento reiterado del comercio con el Alto Perú, base fundamental de todos estos espacios para su existencia. En esas condiciones de desavenencias sociales y pugnas domésticas, las tropas realistas volverían a ocupar Salta y lograrían finalmente acabar con la vida de Güemes, iniciando así un proceso de reorganización en el que se logró un armisticio con los realistas. Luego, la élite salteña y los milicianos al mando de Juan Ignacio Gorriti pudieron poner fin a sus conflictos internos y retomar el comercio de esta ciudad con las provincias del Alto Perú bajo el control realista. Con estos hechos, la independencia en Salta quedó postergada y permitió que se librara en otros espacios y con otros protagonistas el desenlace final (pp. 194-205). En síntesis, es indiscutible que en Salta los intereses particulares de los diversos sectores sociales predominaran antes que un declarado y ferviente patriotismo. Además, esos intereses coyunturales muestran la importancia de los espacios regionales y de la defensa inherente que sus pobladores hicieron ante los acontecimientos críticos, funestos y permanentes de la revolución. Por lo tanto, este libro de Sara Mata ofrece otra perspectiva de desatar el pasado para entender el presente de las sociedades.

Ï Castro-Gómez, Santiago. Tejidos oníricos. Movilidad, capitalismo y biopolítica en Bogotá (1910-1930).

Zandra Pedraza Profesora Asociada Departamento de Lenguajes y Estudios Socioculturales, Universidad de los Andes (Bogotá, Colombia). zpedraza@uniandes.edu.co

Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2009, 281 pp.

Las primeras décadas del siglo xx configuran un período que ha sido tratado en varias investigaciones y estudios en Colombia. Especialmente para quienes se interesan por las dimensiones

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políticas de la cultura, las últimas décadas del siglo xix y la primera mitad del siglo xx aparecen como un escenario en el que diversos aspectos vinculados con los procesos propios de la urbanización, el capitalismo, la subjetividad moderna y la diferencia muestran ricas posibilidades de análisis. No es fácil hacer un recuento de las orientaciones y los problemas que han tratado historiadores, sociólogos, antropólogos y especialistas en género, literatura, raza y estudios culturales sobre estos fenómenos en las décadas señaladas. A contrapelo de la muy establecida idea de que es durante la Revolución en Marcha y la hegemonía liberal encabezada por los Gobiernos de Alfonso López Pumarejo, cuando el país dio un viraje definitivo hacia la modernización y el capitalismo, muchos autores han reconocido en las décadas previas un conjunto de fenómenos sociales y culturales que consideran particularmente relevantes para comprender las formas singulares como Colombia y específicamente ciudades como Medellín, Cali y Bogotá fueron viviendo transformaciones que permitieron a sus habitantes experimentar facetas de una segunda modernidad. Durante estas décadas varios fenómenos alteraron los principios de las formas de vida de los habitantes del país e introdujeron una inédita experiencia de lo moderno como fenómeno urbano, asociado al consumo, a nuevos usos del espacio público y a actividades y formas nuevas de relacionarse las personas, de concebirse a sí mismas y de presentarse en el mundo social. Una de las perspectivas de análisis que han desplazado hacia décadas anteriores el estudio de la “modernidad” en Colombia, se origina en el interés en conocer imaginarios, representaciones e ideales que se consideran fenómenos culturales y simbólicos imprescindibles para el desarrollo posterior de la modernización y de las formas de producción y vida capitalistas. La crítica cultural ha subrayado la importancia de identificar los fenómenos subjetivos, emocionales, intelectuales e imaginarios ―formas de vida, percepciones, deseos―, sin los cuales es incomprensible el desarrollo material y social ulterior que vivió el país. Estas perspectivas de los antecedentes del avance de las formas de vida “modernas” también han estado influenciadas por los estudios que ligan el desarrollo de la nación, la identidad y el Estado a asuntos distintos de la economía y la política para relevar componentes culturales como la educación, el desarrollo intelectual, la historia de las ideas, la evolución del conocimiento científico, la historia de la educación, las perspectivas de género, raza y producción de desigualdad y diferencia como fenómenos esenciales para comprender aspectos sociales y culturales del país que hasta hace poco tiempo no se atendían o estaban supeditadas a explicaciones económicas y partidistas.

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Específicamente en los veinte años transcurridos entre 1910 y 1930 ahonda la investigación que Santiago Castro-Gómez presenta con el título Tejidos oníricos. Movilidad, capitalismo y biopolítica en Bogotá. Al inicio del libro el autor afirma que ya durante estos años, antes de que los signos más visibles de la modernización se hicieran notorios en proyectos de educación popular, incremento de las exportaciones, procesos de migración, transformación y diversificación de la estructura productiva ―especialmente la industrial―, se identifican los indicios de la forma específica como aparecieron en Colombia elementos inmateriales y subjetivos sin los cuales el capitalismo no puede realizarse como derrotero socioeconómico hegemónico. El proyecto de Santiago Castro es el de una historia del capitalismo que no se desvíe hacia el mero análisis de la producción de mercancías, sino que se enfile a exponer las formas de producción de las subjetividades “sin las cuales el capitalismo no podría existir”. Se trata entonces de identificar en esta investigación los dispositivos y ensamblajes que resultaron definitivos para que surgiera entre sectores emergentes como la burguesía, el proletariado y las clases medias urbanas, una relación “moderna” con sus cuerpos, afectos y deseos. El lector encontrará a lo largo de los cinco capítulos la presentación y el análisis del funcionamiento de los dispositivos que Santiago Castro vinculó a la producción de subjetividades para el capitalismo en Bogotá. Tejidos oníricos propone entonces una genealogía de los dispositivos y los ensamblajes que contribuyeron a esta producción. En una perspectiva más general, se trata de un trabajo que amplía las reflexiones acerca del alcance de la “colonialidad del poder” y de su lectura biopolítica, que sitúa el deseo como “infraestructura” del capitalismo, es decir, como un aparato semiótico que funciona en la medida en que las personas que habitan y dinamizan el capitalismo se conciben como trabajadoras, consumidoras y productoras de este mismo mundo. Los “agenciamientos moleculares” se proponen en esta investigación como el recurso metodológico para comprender los deseos y aspiraciones de las subjetividades capitalistas. El estudio se funda, ante todo, en textos publicados en revistas y en la prensa diaria, en los que se identificaron algunos aspectos que revelan la materia que vino a constituir el deseo de los habitantes de Bogotá, y en menor medida, consulta libros de pensadores nacionales contemporáneos. Si bien las fuentes no responden plenamente al propósito de reconocer y describir los “agenciamientos”, pues ellas mismas no exponen el deseo, los motivos, las necesidades y las representaciones de los noveles y a menudo sólo potenciales consumidores bogotanos, sí le permiten al autor identificar la oferta que se les hace a los lectores con el fin

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de que se inicien en la tarea de comprenderse como consumidores activos, capaces de establecer relaciones entre los productos y la calidad, el placer y las satisfacciones que éstos representan. En este momento se comienza a construir el deseo del consumidor a través de una emocionalidad escenificada y explicada en las publicaciones. La originalidad de Tejidos oníricos reside en su capacidad de exponer los principales motivos que se le ofrecen al lector para que inicie una actividad subjetiva que lo constituye como consumidor moderno, mediante la oferta de nuevas posibilidades de vida que comienzan a circular en Colombia en los medios impresos durante las primeras décadas del siglo xx. Al mero consumo de mercancías que sugiere la publicidad, se debe añadir aquí el de experiencias como las de movilidad, agitación, algarabía e iluminación que los autores de la época anuncian y promueven. Implementar el capitalismo requiere tecnologías de gobierno orientadas a producir sujetos “deseantes”, atados a la sociedad del trabajo a través de dispositivos de gobierno como la publicidad, la moda y el entretenimiento. El éxito de este esfuerzo se muestra en el hecho de que las personas empiecen a identificarse vitalmente con los estilos de vida propios del capitalismo, estilos que sin lugar a dudas sólo pueden realizarse a través del consumo. Las tecnologías de gobierno ―de orden estético-político― funcionan aquí bajo la modalidad del consumo de imágenes, sensaciones y emociones. Es claro en el texto que si bien el desarrollo industrial y capitalista de Colombia a finales del siglo xix y durante las primeras décadas del xx no había alcanzado a hacer de la fábrica y del obrero las principales piezas de su modo de producción, en Colombia se empieza a implementar “un imaginario social centrado en la velocidad y aceleración permanente de la vida”. La industrialización requería una nueva relación de las personas con el movimiento lo cual se debía traducir en subjetividades cinéticas: los cuerpos debían adquirir una nueva velocidad y se favorece entonces una circulación acelerada de bienes y fuerza de trabajo. Las noticias y debates que examina el autor muestran que la prensa les ofreció a los lectores una interpretación que anunciaba nuevas experiencias que podrían vivir gracias a eventos como la Exposición Agrícola e Industrial de 1919, al paso profético del cometa Halley y a los dispositivos de movilidad como el tren, la moda, el urbanismo o las entretenciones, todos ellos vaticinadores de inéditas posibilidades de cambio, de ser otro, de ser moderno. Se puede objetar que para entonces la práctica del consumo era bastante reducida: tal vez sólo un mínimo porcentaje de la población podía “perderse” en esta experiencia. Con todo, en este caso estamos frente a un fenómeno

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similar al que he reportado en relación con la lectura de literatura trivial sentimental, en la que el lector tiene una experiencia mediante el acto mismo de ver y leer. Ante él se exponen las imágenes de las experiencias que vive el consumidor y del mundo emocional que las rodea. Ahora bien, puesto que el trabajo no discute las técnicas de publicidad que se importaron al país con estas imágenes ni está disponible un estudio acerca del impacto de esta publicidad en el consumo nacional, no es fácil precisar en qué medida la distancia cultural entre las imágenes ofrecidas y la experiencia local podía salvarse emocional y subjetivamente hasta llegar a constituir un universo simbólico que se instalara efectivamente en las formas de vida de los bogotanos. Por este motivo, el alcance de la explicación sobre el efecto biopolítico de la movilidad se estrecha, al no poderse identificar la condición colonial en la que se desean estas experiencias y mercancías. Este vacío interroga el alcance de la investigación en relación con las formas específicas como la colonialidad del poder fue asimilada mediante los dispositivos de movilidad y en las subjetividades cinéticas. La descodificación de la subjetividad prometida en las primeras páginas del libro queda pendiente, sobre todo porque la interpretación hecha sobre la base de las representaciones que las élites ponen en circulación está fundada en los escritos de representantes de estos grupos y no en las narraciones, relatos, expresiones y percepciones de quienes experimentaban, en calidad de lectores de prensa, imitadores de actitudes y modas, de transeúntes urbanos o de pasajeros de vehículos automotores, las vivencias que prometían convertirlos en modernos. Esta dificultad metodológica hace que a la conclusión acerca del carácter alternativo de los contra-imaginarios del pensamiento nómada que se le atribuyen a Enrique Restrepo Calancha y Luis Tejada se le deba conceder el beneficio de la duda. El carácter letrado de estos autores y su propia condición colonial ―que no se consideran en el análisis― se revelan en el gesto de poder experimentar su propia existencia sólo al vaciarse la ciudad, en la noche, en la bohemia que anhela quien querría pasarse “…la vida saboreando la voluptuosidad de la decadencia” (Tejada1 1923, en Castro-Gómez 2009, p. 259). Efectivamente, Tejada no añora la aristocracia colonial. Inaugura el habitus de la burguesía urbana que puede surgir en la diferencia colonial, cuya experiencia “decadente” se nutre del roce nocturno con los habitantes de las márgenes que el orden de la segunda modernidad define en las ciudades y le permite, nuevamente mediante la letra, reproducida ahora en las nuevas máquinas de la industria cultural, exponer una nueva sensibilidad que anuncia las

1. Luis Tejada, Crónica “Elogio de la inactividad”, Revista Cromos 343 (25 de agosto de 1923): 110.

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aporías de las experiencias de la modernidad en modo colonial. La tarea de señalar cómo el carácter colonial y las formas de la colonialidad del biopoder comenzaron a asimilarse en el país desde las primeras décadas del siglo xx, es un esfuerzo que las investigaciones sobre la subjetividad, el deseo y las formas inmateriales del capitalismo tienen frente a sí.

Ï Caterina, Luis María. Los empresarios y el obrerismo en tiempos radicales 1916-1930. Rosario: Pontificia Universidad Católica Argentina, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales del Rosario, Instituto de Historia, 2008, 394 pp.

Desde la publicación de su tesis doctoral, La Liga Patriótica Argentina. Un grupo de presión frente a las convulsiones sociales de la década del 20, el profesor y juez de la República, Luis María Caterina, ha presentado diversas reflexiones sobre las acciones gubernamentales y el comportamiento empresarial en materia laboral durante los mandatos de Yrigoyen y Alvear. La preocupación fundamental del profesor Caterina, presentada en el libro que aquí se reseña, consiste en encontrar “las razones por las cuales la legislación social fue tan fragmentaria, se demoró tanto y por qué, luego, se consolidó con Decsi Arévalo determinadas características” (p. 7). En efecto, en el caso argentino la Hernández discusión en torno a la conformación de un código laboral se inició a Economista, Magíster en Historia y finales del siglo xix, y en 1904, 1921, 1928, 1933 y 1941 las diversas iniMagíster en Economía de la Universidad ciativas que se presentaron ante el Congreso no lograron convertirse Nacional de Colombia (Bogotá, Colomen leyes. Sin embargo, se expidieron normas sobre diversos asuntos bia), y Doctora en Ciencias Económicas del mundo laboral, por ejemplo el descanso dominical (1905), el trade la Universidad París X (Nanterre, bajo femenino e infantil (1907), los accidentes de trabajo (1915) y la Francia). Profesora Asociada del Deparlimitación de la jornada laboral (1929). tamento de Historia de la Universidad Como lo anticipa el título del libro, el énfasis recae sobre el de los Andes (Bogotá, Colombia). Hace empresariado, analizado a través de las asociaciones de empresaparte del grupo de Protección Social, rios, particularmente la Asociación del Trabajo, organización que adscrito al CID de la Universidad Nacioagrupa empresas y empresarios de diversas ramas de la actividad nal y a la Universidad de Los Andes. darevalo@uniandes.edu.co económica y que fue creada en 1918 durante uno de los períodos

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más críticos de la movilización obrera. Sostiene el autor que aunque la Asociación tuvo varios fines misionales, su principal función fue contrarrestar la fuerza del movimiento obrero a través de acciones diversas, entre ellas el cabildeo ante distintas instancias del Estado, la provisión de fuerza de trabajo, transporte y vigilancia para las empresas que enfrentaran huelgas o boicoteos, el desarrollo de labores de inteligencia —entendidas en su momento como un mecanismo para prevenir los conflictos sociales— y la asistencia a los trabajadores que no estuvieran vinculados a las federaciones obreras. En esta perspectiva, la Asociación del Trabajo es un agente central para el estudio de la evolución de la legislación laboral, la cual se interpreta como el resultado de la tensión entre el Estado, los empresarios agremiados y los trabajadores sindicalizados. La interacción de estos tres actores se aprecia en el capítulo tercero del libro, titulado “Las grandes batallas por los puertos”. En esa sección se exponen con gran detalle las movilizaciones obreras de 1919, 1921 y 1924, para dejar en evidencia las formas como actuó cada una de las partes en conflicto, la manera como a la par del desenvolvimiento de la confrontación se fueron transformando las actitudes de los contrincantes y los resultados del enfrentamiento. Cuando se articula el estudio presentado en el libro con los que se ocupan de la dinámica del patrón de desarrollo y de los movimientos sociales, se tornan más claras las razones que explican las diferencias de posición dentro de los grupos empresariales y la falta de consenso de las propuestas del ejecutivo en el Congreso. Si bien desde el último cuarto del siglo xix se expande la industria, los sectores más dinámicos estaban conectados a la producción agropecuaria de exportación y no a la manufactura, esta última empezó su auge en la década de los treinta. Así las cosas, el empresariado dominante estaba ligado a la propiedad territorial y expresaba una visión señorial de la sociedad en la que hay un pequeño abanico de alternativas sobre el ejercicio de la relación obreropatronal: a) respeto a las jerarquías sociales, entendidas como naturales e inmutables; b) paternalismo empresarial, equivalente a la relación padre-hijo; y c) armonía cristiana, en la que la buena voluntad guía la acción de las partes. Ésta, por supuesto, no es la misma mirada con la que los empresarios tayloristas observan la relación capital-trabajo. De ahí que, aun cuando las dos visiones empresariales claman por limitar intervención del Estado, no lo hacen por las mismas razones ni en los mismos grados. Por otra parte, como lo señala Bergquist1, el movimiento obrero argentino de comienzos del siglo xx se mantuvo fuerte en ramos que, si bien estaban articulados a la producción exportadora, no 1. Charles Bergquist, Los trabajadores constituían el núcleo de la acumulación de capital, que residía en en la historia latinoamericana. Estudios comparativos de Chile, Argentina, Venezuela y Colombia (Bogotá: Siglo xxi editores, 1988), 173.

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la producción agropecuaria. Esto genera un importante elemento de contradicción en tanto las luchas y las demandas de los trabajadores de actividades fundamentalmente urbanas bien podían tener como interlocutor a empresarios y congresistas con visiones señoriales. Finalmente, tal como en otras experiencias de América Latina, en el tránsito de la economía agroexportadora a la industrial, la configuración de relaciones capitalista implica la incidencia del Estado en la relación capital-trabajo, con el fin de normalizar la relación salarial. En este paso se desarrollaron prácticas de institucionalización del movimiento obrero, en las cuales el gobierno dice abandonar la vía de la represión y avanzar en políticas concertadas, a la vez que determina el formato dentro del cual puede actuar el movimiento obrero, y profundiza la fragmentación del movimiento de trabajadores. En Argentina el Gobierno generó un mayor acercamiento con la federación ferroviaria, organización que obtuvo condiciones laborales y de protección social superiores al del resto de los trabajadores. Otro componente importante del estudio realizado por Caterina tiene que ver con la interacción de los tres actores señalados alrededor de la Ley de Jubilación, que operó entre 1923 y 1926, año en que fue suspendida. Pero antes de reseñar este punto, es necesario hacer una precisión. Dentro del conjunto de preguntas que orientan el libro está la de ¿qué actitud asumieron los agrupamientos empresarios más importantes, frente a las organizaciones gremiales, a los sucesivos gobiernos, a la dirigencia política en su conjunto, a las nuevas ideas y proyectos legislativos, en suma a la “cuestión social”? Este último concepto ha sido objeto de un extenso número de trabajos. En éstos, la perspectiva histórica ha encontrado una fuerte conexión entre la “cuestión social” y el mundo laboral, pero no se asimila la legislación del trabajo a ésta. Una de las definiciones con mayor audiencia es la presentada por Castel, para quien “la “cuestión social” es una aporía fundamental en la cual una sociedad experimenta el enigma de su cohesión y trata de conjurar el riesgo de su fractura. Es un desafío que interroga, pone de nuevo en cuestión la capacidad de una sociedad (lo que en términos políticos se denomina una nación) para existir como un conjunto vinculado por relaciones de interdependencia”2.

En esta perspectiva, la cuestión social no es condición exclusiva de las sociedades en vías de industrialización ni está compuesta por una específica y particular canasta de necesidades. La precisión es importante, porque en el desarrollo de los sistemas de protección social (respuestas a la cuestión social) se han 2. Robert Castel, La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado (Buenos Aires: Paidós, 1997), 20.

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destacado aquellos vinculados al mundo laboral. Por su puesto, el primer referente son los estados de bienestar europeos y luego el aseguramiento social en América Latina, sistemas que tuvieron como ancla la relación salarial; la diferencia es que en Europa el régimen salarial se extendió a un porcentaje muy alto de la población trabajadora, mientras que en América Latina su expansión fue restringida. No obstante, hay otras muy variadas formas de proveer protección social: la familia, los vecinos, la beneficencia y la asistencia social tanto pública como privada. Por su parte, la legislación laboral, entendida como un mecanismo de regulación de la relación capital-trabajo, se orienta a garantizar el desarrollo de la actividad productiva en un ambiente que minimice las expresiones del conflicto gracias al establecimiento de los canales institucionales para saldar las diferencias entre las partes, de modo que la estabilidad propicie el incremento de la productividad. Ahora bien, parejo a la legislación sobre condiciones laborales, históricamente se crearon sistemas de protección social para los trabajadores, a través de la figura del aseguramiento social y, en la mayoría de las experiencias de América Latina, quedaron fundidos estos dos temas no sólo en los códigos laborales, sino también en los organismos de dirección del Estado. Volviendo a la Ley de Jubilación, es de resaltar cómo en el trabajo se caracteriza el pensamiento de las agremiaciones empresariales en torno al seguro de jubilación. De allí se podría derivar que, al igual que en otros países, la aproximación al sistema de jubilación de los empresarios se enmarca en su visión de la sociedad, es decir, se asume como ahorro forzoso y en esa medida se justifica si es una respuesta a la miopía de los pobres —que no ahorran para su vejez— o si se crea un sistema en el que los beneficios dependan de los aportes. Esto es una traducción práctica de principios individualistas de la concepción de la sociedad, según los cuales el aseguramiento social no juega su papel de redistribuidor de riesgo ni tiene como objetivo permitir la conservación del ingreso en el futuro, de modo que el individuo (y sus dependientes) no desmejore el lugar social que tenía durante el tiempo en que hizo parte del mundo laboral. Por supuesto, la lenta asunción del riesgo de jubilación tiene que ver con la oposición de los dirigentes obreros a la ley, quienes —como lo señala el autor— además de seguir las tesis opositoras de los socialistas, expresaban su desconfianza frente al Estado que los había perseguido y ahora les pedía contribuciones; a ello se podría agregar la dificultad de concebir beneficios a largo plazo cuando se está en situación de bajos ingresos en el presente. Por último, quiero subrayar una de las conclusiones del profesor Caterina, quien afirma que los gobiernos de los radicales quisieron ubicarse como árbitros entre el

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capital y el trabajo, con el fin de lograr el equilibrio social, pero “haber dado lugar al nacimiento de la Asociación del Trabajo puede ser visto como el más grande error del radicalismo en el terreno social” (p. 375), puesto que la estrategia y la fuerza con que actuó dejó al Estado como espectador de los enfrentamientos. Una proposición de esta naturaleza nos regresa a un importante problema en las interpretaciones de la historia de América Latina: el Estado. Las discusiones sobre la naturaleza del Estado, del que no sólo hace parte el ejecutivo; las relaciones en éste y el Congreso; o la capacidad de injerencia de los grupos de presión en las decisiones de Estado son temas que siguen en el orden del día.

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a cargo de

M artha L ux

Ï Vázquez Varela, Ainara. “De la primera sangre de este reino”. Las elites dirigentes de Santa Fe (1700-1750). Bogotá: Universidad del Rosario, Escuela de Ciencias Humanas, 2010, 383 pp. El objetivo de esta obra consiste en analizar la composición de las principales instituciones de la capital del virreinato del Nuevo Reino de Granada, con el fin de conocer quiénes formaban parte de las altas instancias rectoras de Santa Fe durante una época caracterizada por los cambios administrativos. La adscripción a determinadas instituciones era un elemento más de la condición social de los individuos, y permite hallar entre ellos rasgos y características comunes que les otorgaron una fuerte cohesión interna. Identificar las redes sociales y los grupos de poder en los que se inscribieron los actores sociales permite identificar tanto los vínculos establecidos entre ellos como los conflictos suscitados por intereses contrarios. Así, se comprueba que la elite de la capital estaba profundamente interrelacionada a través de una complejidad de vínculos y que su principal objetivo consistía en hacer prevalecer sus intereses para obtener una mayor relevancia social, económica y política. Ï Bernal Villegas, Jaime y Alberto Gómez Gutiérrez. A impulso de una rara resolución. El viaje de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada, 1760 – 1763. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2010, 352 pp. Esta obra revive el itinerario emprendido hace 250 años por José Celestino Mutis desde su salida de España en el navío Castilla, hasta llegar a Santafé de Bogotá en 1761; un período de la vida del sabio sobre el que se ha escrito muy poco. Además de las peripecias del viaje de Mutis, son presentadas las características del país en el siglo XVIII: su geografía, el clima, la gente, las costumbres y la exuberan-

te naturaleza de ciudades como Cartagena, Mompox, Honda y Santafé de Bogotá. El libro cuenta con un buen número de grabados, acuarelas y mapas. Ï Melgarejo Acosta, María del Pilar. El lenguaje político de la regeneración en Colombia y México. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, Colección Opera Eximia, 2010, 194 pp. El lenguaje político que caracterizó el siglo XIX latinoamericano —específicamente en los contextos de Colombia y México— es lo que en este libro se denomina el lenguaje de la regeneración. Un lenguaje que modeló el discurso de la época y cuyos vestigios pueden ser rastreados antes del siglo XIX. Este lenguaje se filtra en las instituciones y comienza a determinar de cierto modo las políticas sobre la vida de la población promovidas por el Estado, generando también una transformación más amplia, tanto a nivel estético —la producción literaria— como a nivel de las prácticas políticas de la élite. Este análisis pretende ofrecer un nuevo proyecto analítico para la crítica cultural latinoamericana al preguntarse: ¿cuál es la relación entre la constitución de una serie de metáforas políticas (regeneración), imaginar una comunidad nacional y las prácticas que refuerzan dicha articulación?, así como profundizar a nivel discursivo e histórico en algunos de los debates contemporáneos más importantes en el área de la literatura latinoamericana y los estudios culturales, especialmente los que se refieren a la cultura política del XIX en el contexto de la consolidación de los estados nación. Ï Valle Montoya, Piedad del. La medicalización de la justicia en Antioquia (18871914). Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 2010, 230 pp. El texto aborda la relación entre el saber médico y el poder judicial en Antioquia a finales

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del siglo XIX y principios del XX, y muestra cómo el saber médico empezó a constituirse en una parte fundamental de la toma de decisiones judiciales. A su vez, estudia el surgimiento de la medicina legal en Antioquia y establece una comparación con el proceso que se llevó en Cundinamarca. El trabajo muestra como la medicina legal permitió a los médicos un mejor abordaje de los procesos criminales, desplazando progresivamente el trabajo de los peritos sin diploma. Presenta igualmente, la tensión entre los médicos y quienes ejercían las distintas ‘artes de curar’, y el papel que ocupó en esa disputa la Academia de Medicina de Medellín.

Ï Ferrero Blanco, María Dolores. La Nicaragua de los Somoza (1936-1979). Huelva: Publicaciones de la Universidad de Huelva e Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCAUCA), 2010, 809 pp.

Ï Ayala Diago, César Augusto. Inventando al Mariscal. Gilberto Alzate Avendaño, circularidad ideológica y mimesis política , tomo II. Bogotá: Fundación Gilberto Alzate Avendaño, 2010, 560 pp.

Los distintos aspectos del régimen de los Somoza son analizados en este libro a través de un riguroso y sistemático manejo de fuentes editadas e inéditas, especialmente de los archivos nicaragüenses. Así mismo, el trabajo cuenta con un cuerpo de entrevistas realizadas a sandinistas, militantes, colaboradores y actores de la lucha, y grabaciones radiales de declaraciones de los más destacados protagonistas de los sucesos relatados, sobre todo aquellos vinculados con la Revolución Sandinista y la oposición a Somoza. Este trabajo ayuda a entender no sólo el sandinismo de hoy y el somocismo del ayer, sino a la Nicaragua del presente.

Este segundo volumen del autor comienza en el año 1939 y explora, entre otros aspectos, el Ï Burgos Cantor, Roberto, ed. general. paso de lo que el autor denomina la “sensibiliRutas de libertad. 500 años de travesía. Bogotá: dad leoparda” a la “sensibilidad álzatista”. La investigación de Ayala en esta segunda etapa, Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2010, 439 pp. se extiende hasta 1950 cuando Álzate es proPara la elaboración de esta compilación se clamado presidente del Directorio Nacional contó con la colaboración de los académicos Conservador y se convierte en una figura de Alfonso Múnera Cavadía, Rafael Díaz Díaz y proyección nacional. Como afirma el histoDarío Henao Restrepo, y del poeta, Alfredo riador Bernardo Tovar en uno de los textos Vanín Romero, quienes dirigieron un amplio introductorios de la obra “Uno de los aspecequipo de investigadores. El libro da cuenta tos a destacar en estas investigaciones es la de la gesta de los afrodescendientes, con mocreciente convicción que el autor tiene acerca mentos conmovedores de resistencia, nobleza, de la importancia central del álzatismo y de heroísmo, desprendimiento y apropiación, así la figura de Álzate Avendaño, no solo para el como una amplia variedad de aspectos hasta partido y la ideología conservadora, sino para ahora poco explorados. Este libro se une a la la cultura política del país, considerada desde conmemoración del año 2011 como el Año Inlos comienzos de la República Liberal hasta el ternacional de la Afrodescendencia. Con esta Frente Nacional”. La obra recoge desde múlticelebración la Asamblea General de las Nacioples fuentes y perspectivas, el pensamiento y nes Unidas busca fortalecer las medidas naciola vida de los partidos y los movimientos polínales y la cooperación regional e internacioticos de su tiempo.

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nal en beneficio de los afrodescendientes, su participación e integración, y la promoción de un mayor conocimiento y respeto de la diversidad de su herencia y su cultura. Ï Bonnett, Diana, Michael LaRosa y Mauricio Nieto. Colombia. Preguntas y respuestas sobre su pasado y su presente. Bogotá: Facultad de Ciencias Sociales y el Centro de Estudios Socioculturales e Internacionales (Ceso), 2010, 378 pp. Este texto presenta una nueva manera de analizar la historia colombiana. Busca recoger, en un solo tomo, una amplia diversidad de opiniones y de posiciones teóricas, que se constituyen como un aporte para el lector colombiano, ofreciéndole la oportunidad de revisar, repasar y reinterpretar, la rica y compleja historia nacional. A su vez, este trabajo se propone divulgar unos textos para que sean leídos por un público general, y no únicamente por la comunidad académica. Si bien la idea del proyecto instó a escribir a investigadores colombianos de diversas disciplinas, los ensayos se concentraron en el enfoque histórico y el trabajo del historiador. El creciente interés por la historia colombiana se debe a los esfuerzos de los académicos de este país, que han pasado, literalmente, siglos estudiando la historia de la nación, pero también a los “colombianistas” (académicos que estudian el país desde afuera), los cuales han dedicado su tiempo y sus talentos a estudiar, analizar y publicar sobre Colombia.

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Historia de la Universidad de los Andes (Bogotá, Colombia). Cumple con sus lectores desde su creación en 1989. La revista Historia Crítica tiene como objetivo

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presentación del dossier

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publicar artículos inéditos de autores nacionales

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Ï La sección de artículos divulga resultados de inves-

tigación histórica o balances historiográficos, así

tigación y balances historiográficos. Esta sección

como reflexiones académicas relacionadas con

se divide en tres partes:

los estudios históricos. La calidad de los artículos

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se incluyen artículos sobre varia-

dos intereses historiográficos, distintos a los que

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reúne el dossier.

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diversas universidades. Si el tema del artículo cor-

en función de sus publicaciones en otras revistas

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scripción de publicaciones recientes y de páginas

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Tipo de artículos, fechas y modalidad de recepción — Historia Crítica publica artículos inéditos que presenten resultados de investigación histórica, innovaciones teóricas sobre debates en interpretación histórica o balances historiográficos completos. — Se publican textos en español y portugués, pero se acepta recibir la versión inicial de los textos en otros idiomas (inglés, francés e italiano). En caso de ser aprobado, el autor se encargará de entregar la versión definitiva traducida al español, ya que Historia Crítica no ofrece ayuda para este efecto. — Las fechas de recepción de artículos para los Dossiers temáticos se informan en las respectivas convocatorias. — La revista recibirá los artículos de tema libre durante todo el año sin necesidad de convocatoria — Los artículos deben ser remitidos por medio del enlace previsto para este efecto en el sitio web de la revista http://historiacritica.uniandes.edu.co o enviados al correo electrónico hcritica@uniandes.edu.co — Los demás textos (reseñas, ensayos bibliográficos, entrevistas, etc.) deben ser enviados al correo electrónico hcritica@uniandes.edu.co — Los artículos enviados a Historia Crítica para ser evaluados no pueden estar simultáneamente en proceso de evaluación en otra publicación. Evaluación de los artículos y proceso editorial A la recepción de un artículo, el Comité editorial evalúa si cumple con los requisitos básicos exigidos por la revista, así como su pertinencia para figurar en una publicación de carácter histórico. Posteriormente, toda contribución es sometida a la evaluación de dos árbitros anónimos y al concepto del Comité Editorial. El resultado de las evaluaciones será comunicado al autor en un período inferior a los seis meses a partir de la recepción del artículo. Las observaciones de los evaluadores, así como las del Comité editorial, deberán ser tomadas en cuenta por el autor, quien hará los ajustes solicitados. Estas modificaciones y correcciones al manuscrito deberán ser realizadas por el autor en el plazo que le será indicado

por el editor de la revista (aprox. 15 días). Luego de recibir el artículo modificado, se le informará al autor acerca de su aprobación. El Comité editorial se reserva la última palabra sobre la publicación de los artículos y el número en el cual se publicarán, decisión que será comunicada al autor tan pronto ésta se conozca. Esa fecha se cumplirá siempre y cuando el autor haga llegar toda la documentación que le es solicitada en el plazo indicado. La revista se reserva el derecho de hacer correcciones menores de estilo. Durante el proceso de edición, los autores podrán ser consultados por los editores para resolver las inquietudes existentes. Tanto en el proceso de evaluación como en el proceso de edición, el correo electrónico constituye el medio de comunicación privilegiado con los autores. Procedimiento con las reseñas y los ensayos bibliográficos Historia Crítica procede de dos formas para conseguir reseñas. Por un lado, los autores pueden remitir espontáneamente sus reseñas al correo electrónico de la revista. Lo mismo se aplica a los ensayos bibliográficos. Por otro lado, la revista recibe libros a su dirección postal (Calle 18 A n° 0 – 33E, Bogotá, Colombia) previo aviso por correo electrónico, ojala indicando nombres de posibles reseñadores. En este caso, la revista buscará conseguir una reseña del libro remitido. Las reseñas deben ser críticas y versar sobre libros (o artículos) pertinentes para la disciplina histórica que hayan sido publicados en los cinco últimos años. Los ensayos bibliográficos deben discutir críticamente una, dos o más obras. Las reseñas y los ensayos bibliográficos son sometidos a revisión y, de ser aprobados, a eventuales modificaciones. Indicaciones para los autores de textos aceptados para publicación (artículos, reseñas, ensayos bibliográficos y entrevistas) — Los autores recibirán dos ejemplares del número en el que participaron. — Los autores de los textos aceptados autorizan, mediante la

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Normas para los autores

firma del ‘Documento de autorización de uso de derechos de propiedad intelectual’, la utilización de los derechos patrimoniales de autor (reproducción, comunicación pública, transformación y distribución) a la Universidad de los Andes Departamento de Historia, para incluir el texto en la Revista Historia Crítica (versión impresa y versión electrónica). En este mismo documento los autores confirman que el texto es de su autoría y que en el mismo se respetan los derechos de propiedad intelectual de terceros. — En caso de que un artículo quisiera incluirse posteriormente en otra publicación, deberán señalarse claramente los datos de la publicación original en Historia Crítica, previa autorización solicitada a la dirección de la revista. Presentación general de los artículos y reseñas Los artículos no deben tener más de 18 páginas con notas de pie de página, respetando las siguientes especificaciones: — Deberán presentarse en letra Times New Roman tamaño 12, a espacio sencillo, con márgenes de 3 x 3 x 3 x 3 cm, paginado y en papel tamaño carta. — Las notas irán a pie de página, en letra Times New Roman tamaño 10 y a espacio sencillo. — La bibliografía, los cuadros, gráficas, ilustraciones, fotografías y mapas se cuentan aparte. — En la primera página, debe figurar un resumen en español de máximo 100 palabras. El resumen debe ser analítico (presentar los objetivos del artículo, su contenido y sus resultados). — Luego del resumen, se debe adjuntar un listado de tres a seis palabras clave, que se eligen preferiblemente en el Thesaurus de la Unesco (http://databases.unesco.org/ thessp/) o, en su defecto, en otro thesaurus reconocido cuyo nombre informará a la revista. — El resumen, las palabras clave y el título deben presentarse también en inglés. — El nombre del autor no debe figurar en el artículo. — Los datos del autor deben entregarse en un documento adjunto e incluir nombre, dirección, teléfono, dirección electrónica, títulos académicos, afiliación institucional,

cargos actuales, estudios en curso y publicaciones en libros y revistas. — En esta hoja, también es necesario indicar de qué investigaciones resultado el artículo y cómo se financió. Presentación general de las reseñas y de los ensayos bibliográficos Las reseñas y los ensayos bibliográficos deben presentarse a espacio sencillo, en letra Times New Roman tamaño 12, con márgenes de 3 cm y en papel tamaño carta. Las obras citadas en el texto deberán ser referenciadas a pie de página. Las reseñas deben constar de máximo tres páginas y los ensayos bibliográficos tendrán entre 8 y 12 páginas. Reglas de edición — Las subdivisiones en el cuerpo del texto (capítulos, subcapítulos, etc.) deben ir numeradas en números arábigos, excepto la introducción y la conclusión que no se numeran. — Los términos en latín y las palabras extranjeras deberán figurar en letra itálica. — La primera vez que se use una abreviatura, esta deberá ir entre paréntesis después de la fórmula completa; las siguientes veces se usará únicamente la abreviatura. — Las citas textuales que sobrepasen cuatro renglones deben colocarse en formato de cita larga, entre comillas, a espacio sencillo, tamaño de letra 11 y márgenes reducidos. — Debe haber un espacio entre cada uno de los párrafos; estos irán sin sangrado. — Los cuadros, gráficas, ilustraciones, fotografías y mapas deben aparecer referenciados y explicados en el texto. Deben estar, así mismo, titulados, numerados secuencialmente y acompañados por sus respectivos pies de imagen y fuente(s). Se ubican enseguida del párrafo donde se anuncian. Las imágenes se entregarán en formato digital de buena calidad. Es responsabilidad del autor conseguir y entregar a la revista el permiso para la publicación de figuras que lo requieran. — Las notas de pie de página deberán aparecer en números arábigos. — Al final del artículo deberá ubicarse la bibliografía, escrita en letra Times New Roman tamaño 11, a espacio sencillo y

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Normas para los autores

con sangría francesa. Se organizará en fuentes primarias y secundarias, presentando en las primeras las siguientes partes: archivo, publicaciones periódicas, libros. Los títulos deben presentarse en orden alfabético. En la bibliografía deben figurar las referencias completas de todas las obras utilizadas en el artículo, sin incluir títulos que no estén referenciados en los pies de página. Referencias Historia Crítica utiliza una adaptación del Chicago Manual of Style, en su edición número 15, versión Humanities Style. A continuación se utilizaran dos abreviaturas que permiten ver las diferencias entre la forma de citar en las notas a pie de página (N) y en la bibliografía (B): Libro: De un solo autor: N- Nombre Apellido(s), Título completo (Ciudad: Editorial, año), 45. B- Apellido(s), Nombre. Título completo. Ciudad: Editorial, año. Dos autores: N- Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s), Título completo (Ciudad:Editorial, año), 45-90. B- Apellido(s), Nombre, y Nombre Apellido(s). Título completo. Ciudad:Editorial, año. Cuatro o más autores: N- Nombre Apellido(s) et al., Título completo (Ciudad: Editorial, año), 45-90. B- Apellido(s), Nombre, Nombre Apellido(s), Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s). Título completo. Ciudad: Editorial, año. Artículo en libro: N- Nombre Apellido(s), Título artículo, en Título completo, eds. Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s) (Ciudad: Editorial, año), 45-50. B- Apellido(s), Nombre. Título artículo. En Título completo, editado por Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s). Ciudad: Editorial, año, 45-90.

Artículo en revista: N- Nombre Apellido(s), Título artículo, Título revista Vol: No (año): 45. B- Apellido(s), Nombre. Título artículo. Título revista Vol: No (año): 45-90. Artículo de prensa: N- Nombre Apellido(s), Título artículo, Título periódico, Ciudad, día y mes, año, 45. B- Apellido(s), Nombre. Título artículo. Título periódico, Ciudad, día y mes, año. Tesis: N- Nombre Apellido(s), Título tesis (tesis pregrado/PhD/ Maestría, Universidad, año), 45-50, 90. B- Apellido(s), Nombre Título tesis. Tesis, Universidad, año. Fuentes de archivo: N- Siglas del archivo, Sección, Fondo, vol./leg./t., f. o ff. (lugar, fecha y otros datos pertinentes). La primera vez se cita el nombre completo del archivo y la abreviatura entre paréntesis. B- Nombre completo del archivo (sigla), Ciudad-País, Sección, Fondo, vol./leg./t. Entrevistas: Entrevista a Apellido(s), Nombre, Ciudad, fecha completa. Publicaciones en Internet: N- Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s), eds., Título completo (Ciudad: Editorial, año), http:// press-pubsuchicago.edu/founders (fecha de consulta). B- Apellido(s), Nombre, y Nombre Apellido(s), eds. Título completo. Ciudad: Editorial, año. http:// press-pubsuchicago.edu/founders. Nota: Luego de la primera citación se procede así: Nombre Apellido, dos o tres palabras del título, 45-90. No se utiliza ni Ibid. o ibidem, ni op. cit.

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Tabla de contenido 7-8

Carta a los lectores

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9-14

En memoria de David Bushnell

16-37

38-61 62-80 82-103

Dossier: Historia digital

Dossier: Historia digital Stefania Gallini, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá Colombia, y Serge Noiret, Information Specialist, History and Civilization Library of the European Univerity Institute, Florence, Italy La historia digital en la era del Web 2.0: introducción al Dossier Historia Digital Anaclet Pons, Universidad de Valencia, Valencia, España “Guardar como”. La historia y las fuentes digitales Nicolás Quiroga, Universidad Nacional de Mar de Plata, Argentina Blogs de historia: usos y posibilidades Jairo Antonio Melo Flórez, Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia Historia digital: la memoria en el archivo infinito Juan Andrés Bresciano Lacava, Universidad de la República, Montevideo, Uruguay La heurística digital y el estudio histórico de los procesos de globalización

Enero-Abril 2011 ISSN 0121-1617

Artículos

104-127

Tema abierto: 130-155 Hugues R. Sánchez Mejía, Universidad del Valle, Santiago de Cali, Colombia De esclavos a campesinos, de la “roza” al mercado: tierra y producción agropecuaria de los “libres De todos los colores” en la gobernación de Santa Marta (1740-1810) 156-173 Claudio Tapia Figueroa, Universidad de Valparaíso, Valparaíso, Chile Política exterior chilena en la disyuntiva regional: el conflicto territorial ecuatoriano-peruano hacia 1910 174-197 Guido Vespucci, Universidad Nacional de San Martín, San Martín, Argentina Explorando un intrincado triángulo conceptual: homosexualidad, familia y liberación en los discursos del Frente de Liberación Homosexual de Argentina (FLH, 1971-1976) Espacio estudiantil 198-223 Carlos A. Serna Quintana, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia La naturaleza social de los desastres asociados a inundaciones y deslizamientos en Medellín (1930-1990) Reseñas Daniel Morán, Universidad Nacional de San Martín-IDAES, Argentina Mata de López, Sara. Los gauchos de Güemes. Guerras de independencia y conflicto social. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2008. Zandra Pedraza, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia Castro-Gómez, Santiago. Tejidos oníricos. Movilidad, capitalismo y biopolítica en Bogotá (19101930). Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2009. Decsi Arévalo Hernández, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia Caterina, Luis María. Los empresarios y el obrerismo en tiempos radicales 1916-1930. Rosario: Pontificia Universidad Católica Argentina, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales del Rosario, Instituto de Historia, 2008. Notilibros Acerca de la revista Normas para los autores

224-228

228-233

233-237

238-240 241 242-244

ISSN 0121-1617 43

43 Enero-Abril 2011 Precio $30.000


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