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Con Mi Arte Tengo

Por Gabriela Figueroa

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Vivimos tiempos acelerados, donde pareciera que estamos en una rueda del hámster desde que despertamos hasta que nos acostamos. Cerramos los ojos y al abrirlos han pasado mil cosas, lo que era noticia en la noche, es tbt en la mañana. Así pasa con nuestros proyectos, con las personas que nos rodean, con cada cosa que estamos haciendo en la carrera de la vida… a veces más bien es como un circo. Los circos son artísticos, también crueles, también magníficos. El espectáculo perenne de nuestros logros, la puesta en escena de nuestros fracasos, el miedo a mostrarnos sin maquillaje, el maquillaje de nuestras emociones, esas que no tienen filtro, que nos dejarían en evidencia de quienes somos las bestias. ¿Y qué tanto tenemos que perder si mostramos oscuridad porque a veces se nos apaga la luz? ¿A quién estamos ofendiendo cuando somos totalmente vulnerables? Saben… ¡Hacemos arte! A diario hacemos arte, no dándolo todo, sino haciendo lo mejor que podemos con lo que tenemos, a veces solo tenemos un corazón roto y aun en ruinas hemos tendido una mano y abonado un terreno para sembrar no solo cizaña sino también sueños y plantas de constancia que nos generen el jugoso fruto del reconocimiento… ese que solo llega cuando hemos florecido un poco adentro. Trasformar un día difícil en uno llevadero es arte. Llegar a casa aturdido por el ruido que te causa moverte en una sociedad a veces vacía, llena de ego y poder abrazar a tus hijos y transmitirles amor, es arte. Decir lo que piensas elegantemente es arte… somos grandes actores de gran capacidad histriónica expresando nuestro universo interno. ¿Han notado como se apasiona la gente hablando de lo que les gusta? Notarlo y sentirlo es arte.

Constantemente me alimento de arte, de teatro y música, de algunas poesías viejas y libros que al abrir no puedo evitar oler. Me alimento de quien lee estas líneas y me las pide de nuevo cuando las he tirado al olvido. Hay tantas cosas pasando, tanta locura y frenesí por lo banal y barato, tanta competencia sin contrincante, sin rival y de igual manera terminando agotados. ¿Y qué es barato? No sé a ciencia cierta, pero si les voy a decir que es valioso… Valioso es un abrazo, ver un atardecer, un te amo, un café calientito a media tarde cuando vas cabalgando en el burro, el mensaje que estabas esperando, una sonrisa, un buen amigo. De la amistad he hecho un arte, el arte de lograr escuchar y más aún, sentir como está cada persona con la que establezco vínculos. Decir adiós a ciertas personas, trabajos, hábitos y cosas, también es arte. Hay temas que no conozco y otros que no manejo, hay especialistas acreditados de cada corriente, filosofía y trabajos y economía… ¿para qué discutir con los que todo lo saben? Hay momentos donde ignorar la arrogancia y retirarnos lentamente es un arte. La humildad es un arte, mantenerte fiel a ti mismo es un arte, dejar de luchar para encajar es un arte, respetar a los demás es un hermoso arte, la comunicación asertiva es delirante… ¡que arte! Amigos, en esta edición solo he pasado a recordarles el artista que llevamos por dentro y que debemos proyectar como el séptimo arte, en pantalla gigante! Y me despido con una lapidaria frase que me causaba gracia y hoy se me hace liberadora y gratificante… Entre tantos letrados, intelectuales del bronceado, empresarios y eruditos del supermercado, como decía Ricardo Arjona, tanto show y bulla, barullo y tramoya, teatro maltrecho de la vida misma de los otros cuando los sometemos a escrutinio, YO ¡CON MI ARTE TENGO! Hasta la próxima mis queridos.

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