N° 10 Cuadernillo de Memorias Foro Anual de Filosofía Stoa 2015

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Memorias

FORO ANUAL DE FILOSOFÍA No. 10 SEPTIEMBRE 2015

Intituto de Cultura El Carmen de Viboral - Antioquia

El arte de habitar, pensar la ética


MEMORIAS FORO ANUAL DE FILOSOFÍA STOA No 10 - septiembre de 2015 Instituto de Cultura El Carmen de Viboral, Antioquia-Colombia El Arte de habitar, pensar la ética ISSN 2462-8956 Proyecto Ganador de la Segunda Convocatoria de Concertación Departamental En la más educada, están las oportunidades. Publicación realizada con el apoyo de la Administración Municipal El Carmen de Viboral “Territorio de vida y paz” María Eugenia García Gómez Directora Instituto de Cultura El Carmen de Viboral Editores: Grupo Kinoks Ricardo Ospina-Paula Andrea Toro www.grupokinoks.blogspot.com / grupokinoks@gmail.com Diagramación: Alejandro Moreno Ilustración portada: Laura Mejía E. Pinturas: Raúl Restrepo Comunicaciones: Viviana Cardona González Laura Zuluaga Mejía Contacto: www.culturaelcarmen.gov.co / cultura@elcarmen.gov.co Teléfono: (4) 543 20 97- 543 32 91


CONTENIDO Presentación: “La Stoa” un espacio público de aprendizaje y encuentro María Eugenia García Gómez

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Primera parte: Habitar la vida, habitar la muerte El arte de habitar Por: Ricardo Ospina

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La Filosofía o el arte de morar la noche del ser Por: Iván Darío Carmona

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La práctica de la alegría ante la muerte Por: Carlos Ortiz

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Segunda parte: Habitar y des-habitar Habitar nómada Por: Carlos Enrique Restrepo

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Habitar. una perspectiva psicoanalítica y hermenéutica Por: Jonathan Caicedo

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La justicia: una idea entre el discurso jurídico y el discurso moral Por: Andrés Álvarez

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Tercera parte: Habitar en el arte La actitud o la ética de ser pintor Por: Raúl Restrepo

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Seis humanistas en busca de un mecenas Por: Nelson Reinoso

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DÉCIMO FORO ANUAL DE

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“La Stoa” un espacio público de aprendizaje y encuentro El foro anual de filosofía Stoa, no es otra cosa más que uno de los encuentros más diversos que propicia actualmente el Instituto de Cultura. En él converge la comunidad de El Carmen de Viboral en torno a discusiones sobre temas contemporáneos, que desde la práctica filosófica, ahondan en un sin número de perspectivas, un espacio donde el pensamiento complejo se vuelve común, abierto e inteligible para todos.

el ser y la realidad a un contexto local, común y a la vez en relación con cualquier persona. De esta manera, la participación en “La Stoa”, agrupa una colectividad, no necesariamente académica, capaz de incorporarse a estas discusiones, capaz de interpretar la Cultura como un concepto holístico que nos toca tangible e intangiblemente, generando impactos positivos, propiciando debates, aportando al encuentro afectivo e intelectual. Es la confirmación de que somos una sociedad integrada por diferentes individuos, con diferentes opiniones y vivencias. Empezamos a entender que aunque seamos, inevitablemente distintos, pertenecemos e integramos un territorio común: El Carmen de Viboral. Es así como coexistimos, como individuos comunes, hacia el Buen Vivir carmelitano que todos anhelamos.

Este año, el Instituto de Cultura y la comunidad carmelitana, afrontamos el reto de ejecutar el Plan Municipal de Cultura 2016 – 2026 “El Carmen de Viboral un Territorio para el Buen Vivir”. En él, el concepto de “Cultura” ha cambiado hacia un enfoque más territorial y cotidiano, de Identidad tanto como de diferencia, donde toda la comunidad tiene algo que aportar; aquí la Cultura es protagonista del cambio para el desarrollo de nuestro pueblo.

En la décima versión de este foro, solo queda por decir que es un espacio que seguiremos fortaleciendo desde el Instituto de Cultura, además, invitamos a todas las personas del municipio y de la región a hacer parte de este “ámbito común”, donde experiencias estéticas como el teatro, la literatura, el cine, la danza, el performance y las artes plásticas, se encuentran para demostrar los impactos de sus fuerzas creadoras acompañadas por la práctica filosófica.

Desde hace varios años, espacios de encuentro para el disfrute de temas concernientes a la Cultura, como lo es el foro anual de filosofía Stoa, reúnen a una comunidad que oye clara e indistintamente las reflexiones de grandes académicos del país que acuden a este foro, justamente para sumarse a los esfuerzos constantes que han perdurado en sus diez versiones: acercar la filosofía y el pensamiento sobre

María Eugenia García Gómez Directora Instituto de Cultura El Carmen de Viboral

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El Arte de Habitar, lección Inaugural Por: Ricardo Ospina

“Quien menos posee tanto menos es poseído, bien amada sea la pequeña pobreza” Así Habló Zaratustra

es tener un saber, no es una posición de poder, es gobernarse a sí mismo para llevar a los otros a que lo aprendan; gobernar sin dominación, abandonar las sombras de la caverna, salir afuera.

En Platón, el Ethos se presenta con la sentencia: “Conócete a ti mismo” y termina con “El cuidado de Sí”. La interpretación que hizo Sócrates del Oráculo de Delfos, lugar sagrado de Apolo, donde acudían los griegos para hacerse preguntas, será rotunda. Querofonte, su amigo, le había consultado al oráculo si había en el mundo alguien más sabio que Sócrates; el Oráculo le contestó que no. Al filósofo le sorprendió esta respuesta, justamente porque él pensaba que no sabía nada. Al denegar el supuesto saber, cuestionó a ese tipo de gentes que ignoran su propia ignorancia. Al despojarse de toda presunción, al no creerse dueño del saber, Sócrates se libera además de las cadenas de la opinión establecida y la moral convencional, desdoblando la respuesta del Oráculo, no declarándose de inmediato como el más sabio sino tan solo como amigo de la sabiduría. Conocerse no

Buscar la salida es dar un paso a la acción. Sócrates ironizó sobre aquellos que pretendiendo un saber, hicieron del discurso una mercancía, un tráfico de opiniones para el mantenimiento del estado de cosas y el interés del más fuerte, cuyo fin último es el lucro y la guerra. Actuar no como sujetos sino como hombres libres. Desplegar lo exterior en lo interior, el sol en la oscuridad, es cuidar de sí y de los otros. Heidegger hablará del Ethos como morada, a propósito del fragmento 119 de Heráclito. (siglo VI a.C) Ethos- anthropo-daimon, “La morada es para el hombre su propio

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daimon”. El daimon, el umbral, es aquello que nos habita, lo que somos, lo que gobierna. Que para el hombre su propio gobierno sea su daimon, quiere decir, que aquello que somos, sobreviene sólo si lo construimos, como lo dijo Píndaro: “llega a ser el que eres”. No somos o habitamos de inmediato, más bien nacemos enajenados, de entrada no somos libres o autárquicos, hay que Llegar a ser el que se es.

ganar amplitud. Los forasteros también querían confirmar la opinión de una criada, querían ver al pensador ensimismado, una curiosidad más para el muro; lo que los turistas buscaban no era ampliar sus horizontes sino coleccionar una novedad: no llegar a ser tocados por el pensar sino únicamente colgar una nueva opinión. En ese lugar cotidiano y modesto, lo único que vieron fue a Heráclito abrigándose cerca del fogón, delatando toda la sencillez de su vida; el panorama de un pensador aterido ofrece poco interés, es mejor regresar y no tomar fotos; los curiosos pierden ante este cuadro desilusionante las ganas de acercarse, ¿Qué tienen que hacer allí?. Este suceso cotidiano y sin atractivo de alguien que tiene frío y se calienta cerca al fogón, lo puede encontrar cualquiera en los suburbios, ¿Para qué entonces buscar a un pensador? …mejor marcharse. Inesperadamente Heráclito al ver la decepción, les da ánimo diciéndoles: “también aquí moran los dioses” y en el verbo Morar (Enthauta), la palabra Ethos. Si los visitantes entendieron en el acto y con amplitud de mirada, esto no lo cuenta la leyenda, pero que esta historia se cuenta y nos es heredada aún, descansa en el hecho de informarnos de la atmósfera de este pensador: En esta morada sencilla - que luego invocaría Epicuro como el Jardín, con su lacónico: “vive con poco”- También aquí, cerca al fogón, moran los dioses. Ethos Anthrópo daimon: para el hombre su morada es daimon, lo abierto. Ser es Habitar, habitar no es tener ni imponer, habitar es cuidar, abrirse.

Se cuenta que Heráclito hizo tronar una frase a unos forasteros que lo visitaron. Los curiosos se detuvieron sorprendidos al ver cómo se abrigaba cerca de un fogón , sobre todo porque Heráclito les daba ánimo, invitándolos a entrar, con las palabras: “también aquí moran los dioses”; la multitud impertinente se desilusiona a la primera visita de su morada, creían ganar una experiencia excitante, constatar la imagen de alguien excepcional que vive marginalmente a contracorriente, la ocasión para una charla divertida; los forasteros esperaban ver a Heráclito pensando, tal vez con alguna pose a lo Rodán; esto nos recuerda la archiconocida anécdota sobre Tales de Mileto, que luego de caer a un hueco, una criada le dijo: ¡eso es lo que te pasa por estar pensando!, y se nos cuenta así para confirmar el ensimismamiento de los filósofos; esa es la imagen que se ha impuesto sobre los pensadores, distraídos, sumidos en su profundidad; pero Tales no había caído a un hueco, lo había cavado para ganar una mejor amplitud de mirada al observar las estrellas; Van Gogh también, cuando pintaba, solía cavar en la tierra para hundirse un poco y así obtener una mayor amplitud de cielo. Cavar significa entonces,

Si ampliamos la mirada lo veremos mejor en una parábola de Kafka:

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“Un filósofo solía frecuentar los juegos de los niños. Y cuando veía a un chico con un trompo, se ponía al acecho. Apenas estaba el trompo en movimiento, el filósofo lo perseguía para atraparlo. Que los niños hicieran bulla y procurasen alejarlo de su juego le tenía sin cuidado, y era feliz sujetándolo mientras giraba, pero esto duraba sólo un instante, entonces lo arrojaba al suelo y se marchaba. Creía, en efecto, que el conocimiento de cualquier bagatela, como por ejemplo un trompo que giraba sobre sí mismo, bastaba para alcanzar el conocimiento de lo general. De ahí que se desentendiera de los grandes problemas, que no le parecían provechosos. Conocer realmente la bagatela más insignificante, era conocer el todo, por lo cual se ocupaba tan sólo del trompo semoviente. Y cuando se hacían los preparativos para hacer girar el trompo, tenía siempre la esperanza de que todo saliera bien y, si el trompo giraba, en medio de las carreras sin aliento, su esperanza se convertía en certeza, pero cuando se quedaba con el inmóvil trozo de madera en la mano, se sentía mal, y el griterío de los niños, que hasta entonces no oyera y que ahora, de súbito, le atronaba los oídos, lo arrojaba fuera de allí, y se tambaleaba como un trompo bajo una fusta torpe.” Le atronaba los oídos.

girar sobre la mano, puesto que si no, daría tumbos y nosotros con él, agitados por la torpeza de su fusta, por la mala tirada, el mal pilotaje, el mal gobierno. Reparemos en el fragmento 64 de Heráclito: “Pero el Rayo gobierna la diversidad de las cosas”, allí el Rayo es como la fusta flexible que gobierna el trompo haciéndolo girar sobre sí. Con el modelo del trompo como imagen del cosmos, el relampagueante clinamen que da movimiento a las cosas, podemos comprender el gobernar. La fusta que pone a girar el trompo sobre sí, lo gobierna, lo lleva, lo guarda, lo destina por medio del golpe, como el beduino a las cabras en el fragmento 11: “Todas las cosas son llevadas a pastar por el plegué”. Todas las cosas son desplegadas en lo Abierto, son gobernadas por el pliegue del rayo. Gobernar es el acto instantáneo del llevar, es el reparto de lo común. La tienda del beduino es nómade, abierta, sus campos no le pertenecen, se mueve en vórtices como el Cosmos de Empédocles, lleva las cabras, despliega la fusta sin herir, tan solo orienta, nunca es sedentaria como el Statu quo. El trompo será modelo del cosmos y de la polis en el atomismo y el epicureísmo, descentrado y girando sobre su propio eje, la imagen de un espíritu libre que nunca se estanca ni se estatiza. A mediados del año 323 a.c, llegó Epicuro a una Atenas donde la tiranía estrangulaba la libertad, donde el Estado gobernaba, inmovilizando, imponiendo y cerrando. El epicureísmo cuya Hedoné nunca significó el placer devorador de bienes, sino más bien el gusto por una vida bien vivida,es un acto instantáneo lanzado

El filósofo no es el dueño del saber, es el que frecuenta los juegos de los niños, Su signo es el Trompo que gira sobre sí mismo, no se ocupa de los grandes problemas, su bagatela consiste en ser un testimonio de lo singular; es un punto en movimiento, no se puede atrapar, a lo sumo dejarlo

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para el gobierno de sí y la liberación de las pulsiones destructivas.

turbulencia social y política del Imperio, la cotidianidad se impregnó de ese gran peligro, y sin embargo la Hedoné, la Ataraxia, la serenidad para pensar, en un momento en que la dicha compartida podía ser amenazada por los tiranos, los incendios y el pillaje, desplegó el maravilloso instante ético, el portón, el jardín, la amplitud de mirada que permitiría gobernar, timonear el navío frente al imperio del terror.

Recordemos que la STOA -el Pórticose fundaría justo después de una gran masacre, dando comienzo a una pregunta fundamental: ¿Cómo vérselas con el poder y la administración de la guerra? Se padecía como hoy el Imperio universal, el arte de gobernarse a sí mismo y a los pueblos estaba amenazado, languidecía el bien común, crecía la violencia; el destino político quedaba al vaivén de los caudillos y sus ejércitos, la Stoa fue entonces una puerta en el desierto.

Por otro lado, el atomista Lucrecio 94 a.c, diagnosticó la expansión territorial y el culto a la riqueza, el ambiente delictivo común y la vida humana postrada en tierra bajo el peso de la religión del terror; valía la pena una propuesta de liberación por el saber, la escritura, la praxis. A Lucrecio no le bastó el Ethos epicúreo del cuidado de sí y la comunidad del jardín, sino que se propuso una física de los fluidos, un naturalismo. Escribir un libro que expusiese la física de los átomos y el vacío, plantar un ethos, una calesa en el acantilado para sobrevolar las ambiciones de los poderosos, desmitificar la psicología del miedo fomentada por déspotas y sacerdotes, describir las tempestades, los remolinos, la atmósfera y la telúrica de esta tierra en la que habitamos. Pero escribir un himno a Venus triunfante sobre Marte y concluir con la tenebrosa peste de Atenas, arriesgaba a encerrarlo en un círculo.

Epicuro, abriría su primer jardín para sus amigos en el 306, fundando en esta morada un primer principio: vivir con poco, un huerto pequeño y modesto. Había padecido el destierro, era apenas deseable un mínimo retiro, no a la manera del ermitaño solipcista y desdeñoso, sino en el intervalo entre el bosque y la ciudad, en el punto Ético donde se puede conocer a los hombres conociéndose a sí mismo, gobernarse a sí mismo para enseñar a gobernar a los otros, en lo abierto. El Jardín de Epicuro no fue un centro de educación superior, fue más bien un umbral para el autogobierno donde se aprendía a pilotear el navío del alma en medio de la tormenta política. Jardín, pórtico, navío, Estoicos y Epicúreos, vieron la posibilidad de pensar en medio de la turbulencia, no solo de sobrevivir sino de Habitar de la mejor manera, contrarrestando- Ataraxia- la línea de abolición producida por la idea del Bien como Botín de los poderosos. En la

“De Rerum Natura” comienza con Afrodita vivificante y termina con Marte aniquilador, con las piras, la peste y la destrucción. El sombrío final del libro es el de la Polis invadida no solamente por la epidemia, sino por la guerra, el crimen, el

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lema se convertirá en un camino para un pensamiento que contraefectúa la imagen despreciable de la guerra como lo más ominoso. Para terminar nos dice Nietzsche, a propósito de este lema en la ciencia jovial:

sacrificio de Ifigenia, el funesto Marte, la ominosa tormenta del genocidio, el caos atómico. Sin embargo, El himno a Afrodita, de cara a lo intolerable, es una calesa en lo alto del acantilado, abierta a la Mar, un libro Jardín al que sobreviene la diosa Venus, nutricia y sensual, desplegadora de vida. También aquí mora Afrodita. Los átomos- letras son las palabras, tienen encuentros fortuitos, ríos, vertientes, meandros, remolinos, movimientos y contramovimientos. Termina con la Peste y comienza con el Himno a Venus, como si ese movimiento circular retornara a las fuentes y se deslizara como un trompo, dando origen al movimiento en torbellino de los átomos, impelidos por el Rayo, el Clinamen, el Plegué, fusta flexible de una tirada oportuna que lo hace retornar a su visión ataráxica, sin turbulencia. El círculo deviene Espiral. Se puede reiterar a partir de la vida de Lucrecio el principio epicúreo que invita a vivir oculto o a vivir con poco, devenir imperceptible, devenir sobrio; este

“[...] y aunque aquí dejo algo sin decir, no quiero sin embargo silenciar mi moral, que me dice: vive oculto de manera que puedas vivir para ti mismo, vive en la ignorancia acerca de lo que tu época estima como lo más importante, coloca entre ti y tu hoy por lo menos la piel de tres siglos y el griterío del hoy, el ruido de la guerra y las revoluciones debe ser para ti un murmullo, también querrás ayudar pero sólo a aquellos cuya penuria comprendes plenamente, porque tienen contigo un sufrimiento y una esperanza, tus amigos, y sólo de la manera como te ayudas a ti mismo quiero hacerlos más valerosos, más perseverantes, más simples y más joviales, quiero enseñarles lo que hoy muy pocos entienden y menos que nadie los predicadores de la compasión, la alegría compartida”.

Ricardo Alberto Ospina Gallego. Estudiante de Doctorado en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana. Escritor, crítico teatral y caricaturista. Colaborador del periódico del festival de Teatro El Gesto Noble. Ha realizado investigaciones: Peste y Jardín, el poder y la decisión en Lucrecio, Spinoza y Nietzsche. Tira cómica Proclodio el clínico recrea la filosofía antigua en la nueva sociedad planetaria. Creador, gestor y director del Foro Anual de Filosofía Stoa y el grupo de estudios de cine y pensamiento KINOKS. richitar@gmail.com

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La filosofía o el Arte de Morar la Noche del Ser Por: Iván Darío Carmona

la locura (Según Giorgio Colli, el origen de la filosofía). Entre el mythos y el logos hay una relación de tensión –narraciónpensamiento o metáfora-concepto– que encuentra su hilo conductor en la poesía, y particularmente en la escritura; al empezar a escribir, entendemos que el pensamiento es superior a la capacidad que tenemos de nombrarlo y allí radica el asombro de la filosofía. El sabio presocrático mora en la physis, donde se descubre la relación ser-existir como principio articulador y se origina el drama de la filosofía del que serán herederos Heidegger y Nietzsche: la conciencia de existir. Para Nietzsche, la conciencia de existir era precisamente el desbordar la existencia a partir de todas las imágenes poéticas.

La antigüedad contemplaba una sabiduría ligada a la poesía, tejida por mitos y fábulas; el sabio era el poeta que –a la manera de los presocráticos– podía articular la palabra que habita un tiempo sin tiempo, un cosmos poblado de dioses y signado por el destino. De ahí el fatalismo con el que el griego concebía la realidad, toda ella en el orden del pólemos. Recordemos, por ejemplo, ese verso de Anaximandro: “a partir de donde hay generación para las cosas, hacia allí también se produce la destrucción; en efecto, se pagan mutuamente culpa y retribución por su injusticia, de acuerdo con la disposición del tiempo”. Así, somos producto de la paradoja de la guerra, de los elementos contrapuestos a partir de los cuales se conjuga la posibilidad de construir y poetizar el mundo.

Sócrates da un giro a la filosofía cuando propone al hombre como el centro de la reflexión y se preocupa por los prágmata, es decir, las cosas humanas en el pensamiento griego. Al seguir el camino de conocerse a sí mismo y conocer lo

Este primer momento de la sabiduría es intensamente narrativo, y expresa fundamentalmente las experiencias límite como la muerte, la sexualidad o

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praxis, un modo de vida, son filósofos de la superficie. Y la filosofía de la superficie es provocadora, de ahí que Deleuze y Guattari en ¿Qué es filosofía? escribieran que el filósofo hoy es alguien que tiene miedo, que no enfrenta la verdad con criterio y que ya no es un parresiastés, alguien que critica la sociedad con franqueza.

humano, Sócrates encontró que las preguntas acerca del hombre recaen sobre el objeto más lejano e inabarcable. Así, propone una vida en disposición al diálogo, permanentemente interrogada y examinada. Si la polis es ese laboratorio para poner en cuestión la vida humana, la filosofía pasa a ser el teatro de los grandes acontecimientos en el cual la tarea del filósofo es cuidar del alma: preguntarse por un ser que existe en medio de la guerra, el conflicto y la crisis, en un escenario donde no es posible tener una verdad sino apenas avizorar el horizonte de la pregunta. Sócrates también es una especie de ilustración para su tiempo en tanto produce una línea completamente teórica que va de Platón a Aristóteles, pero sobre todo una línea radical a la manera del pensamiento cínico, y otra línea en el orden de la praxis, de la ética, donde se prefiguran Epicuro y el estoicismo.

La parresía es fundamental en la filosofía helenística en tanto que esta se instala dentro de la polis para hacerle una revisión crítica a la cultura. Diógenes pone en crisis la polis porque en todo momento está diciendo la verdad y la está diciendo con ironía; su ruptura radica en que ni siquiera tiene un discurso sino más bien un curso de acción, una escenificación del pensamiento crítico de la ciudad que no pasa por la discusión de los filósofos en términos académicos. Los platónicos habían definido que el hombre era un bípedo sin plumas, Diógenes le quita las plumas a una gallina y dice: “ahí les llegó el hombre”. Si todos en una calle venían de norte a sur, él iba de sur a norte, si era invierno no llevaba ropa, si era verano llevaba una túnica. Obviamente esto era una provocación como lo eran también vivir en un tonel y comer de las sobras, porque así llevaba al extremo la filosofía del nada en exceso, de la vida sencilla y pragmática. Diógenes le señala al otro su incapacidad para la vida feliz en un mundo creado para la apariencia y la acumulación, y produce un “malestar de la cultura” como diría Freud.

Es importante detenerse en la filosofía helenística para nombrar algunos elementos que, al mismo tiempo, nos sirvan para entender cómo la filosofía logra morar en la crisis -en la noche del ser-y también en la más aterradora de las visiones que es la de la paradoja humana. El filósofo es un narrador crítico de su tiempo, su mirada penetra los acontecimientos cotidianos de la polis. Deleuze nombraba, al hablar de la Geofilosofía, tres escenarios: el filósofo de las alturas (Platón), el filósofo de las profundidades (los presocráticos) y el filósofo de la superficie (los cínicos, los epicúreos, los estoicos). Nos detendremos en el último escenario: todos aquellos que están buscando en la filosofía una

Epicuro, por su parte, compara la filosofía con la medicina y habla del filosofar como terapia: “vana es la palabra del filósofo que

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no remedia ningún sufrimiento del hombre, porque así como no es útil la medicina si no suprime la enfermedad del cuerpo, tampoco lo es la filosofía sino suprime la enfermedad del alma”. Su fórmula plantea una vía para obtener la felicidad y eliminar el dolor, por eso le han acusado de hedonista; sin embargo, eliminar el dolor es ponerse por encima de la crisis y de todo lo que estorba a la felicidad. En este punto está el origen del Tetrafármakón, cuatro componentes medicinales –fármacos– para cuidar del alma: no temer a los dioses porque los dioses no se ocupan de los hombres y, en ese sentido, hacerse responsable de los propios actos, del gobierno de sí (autarquía); no temer a la muerte porque no la conocemos sino por la muerte de los otros, de todas maneras vendrá pero en ese momento ya no estaremos; hacer lo honesto renunciando a la utilidad propia en aras del bien; y soportar el mal partiendo de la ataraxia, la tranquilidad del ánimo, en vez de reaccionar a él, generando un mal equivalente.

pueden enseñar a discutir: “El filósofo no es un filólogo ni es un gramático. No es alguien que elabore discursos, alguien que busque con precisión la claridad en las palabras, en el origen, en la genealogía. El filósofo es alguien que se ocupa en esencia de la vida.” La felicidad cotidiana está en el encuentro de las cosas frágiles, en los afectos, en el dolor; por eso los grandes principios de la filosofía son la ataraxia, la autarquía y la parresía. Ante la pregunta, ¿Para qué poetas en tiempos de penuria? Heidegger continúa la reflexión de Hölderlin mostrando cómo los poetas, una vez los dioses han huido, asumen la tarea de mostrar a los mortales el camino hacia el cambio. La tarea del pensar no debe estar separada del intento por resolver las encrucijadas de la existencia: cuando el pensar y la vida se han separado, desconociendo su mutua tarea, la humanidad trasiega por largos momentos de oscuridad. Mientras la doxa, la opinión, representa un nefasto atajo en el camino hacia la verdad, la filosofía ama el laberinto intrincado del pensar, del existir y el habitar, convirtiendo a la vida en la fuente donde es posible extraer el néctar o el veneno que alimenta o mata la experiencia cotidiana de los seres.

Los ecos de Epicuro resuenan en el estoicismo de Séneca, quien intenta mostrar la sabiduría como un arte de vivir donde el punto de articulación es la honestidad. Así, los maestros no solo

Iván Darío Carmona Aránzazu. Magíster en filosofía Universidad Pontificia Bolivariana. Profesor de la misma universidad, especialización en ética. Algunas de sus investigaciones: La virtud, filtro de la filosofía clásica. Organizador de eventos y encuentros académicos en torno a la filosofía y la ética griega y latina. ivan.carmona@upb.edu.co

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La práctica de la alegría ante la muerte. Lectura compartida del texto de George Bataille Por: Carlos Ortiz

El tema que nos convoca es el habitar, la ética, la reflexión sobre el habitar la ética en el mundo de hoy, y he traído un texto que habla sobre una práctica, algo que sucede evidentemente en el habitar, en el ser real de nosotros en el mundo, pero esta práctica es de una alegría y esta alegría no es cualquier alegría, es la alegría ante la muerte; la misma expresión inmediatamente confunde porque nosotros estamos acostumbrados a pensar en términos de la tristeza, de la angustia y la ansiedad ante la muerte.

El epígrafe de Nietzsche lo que nombra es lo mismo que Bataille nombrará en la primera frase del libro “El erotismo”, el inmenso abanico extremo que constituye lo humano, donde cabe el libertino más extremo y también la santa más célibe y devota.

Nietzsche fue para Bataille un apoyo fundamental en el desgarramiento que la segunda guerra produjo en su vida. Bataille no hubiera sabido qué hacer sin Nietzsche y el epígrafe que nos trae es una expresión hermosa de la voluntad de poder: “soy todo esto y deseo serlo, paloma, serpiente, cerdo al mismo tiempo”.

Si pretendo que soy sólo paloma miento, si pretendo que soy sólo serpiente también miento y si pretendo ser sólo cerdo, mi integridad está comprometida, entonces, paloma, serpiente, cerdo, y lo más misterioso, “al mismo tiempo”, en la unidad del ser, en la unidad abismal del ser contradictorio de cada uno de nosotros.

Pero no sólo en lo humano caben esos dos extremos usados como ejemplos, sino que el abismo de lo humano es también el de cada uno, en cada uno de nosotros la paloma, la serpiente, el cerdo, “soy todo esto y deseo serlo”, al mismo tiempo.

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El texto empieza con esta idea: Cuando un ser humano está feliz en el mundo y el mundo se refleja en él sin problema, sin sufrimiento, sin angustia, sin destrucción como en una bella tarde de verano o de primavera, podemos sentir la alegría de vivir, pero si somos lúcidos o estamos especialmente de malas ese día, podemos inmediatamente percibir en el mismo instante que esa felicidad implica una pesadez y una necesidad de un reposo vacío. Lo que en este momento aflora en una persona lúcida como contraluz de la felicidad sencilla, es la consciencia de que no podemos llevar a cabo la vida sin abandonarnos también a violencias inexorables, a terrores que la vida contiene. Siempre estará al acecho lo trágico, lo miserable, la enfermedad, el dolor; en ese momento el hombre lúcido voltea a mirar a sus semejantes y los ve en la beatitud y en la felicidad queriendo permanecer inconscientemente ahí, permanentemente ahí a toda costa y no siente ningún tipo de superioridad en su lucidez ni ningún tipo de desprecio o reacción negativa sino que por el contrario, se alegra de las alegrías necesarias de esa inconsciencia, no choca con los que son felizmente inconscientes.

es tanto una situación económica como una actitud hacia la vida, que consiste en no correr riesgos, en tratar de vivir la vida sin estar realmente involucrado, arriesgado, nunca expuesto. Pero quien quiera vivir plenamente tiene que vivir en peligro, tiene que vivir en riesgo, tiene que estar expuesto, desnudo, porque de otra forma la vida asegurada, tranquila, feliz y beata, deviene una gran mentira, una parodia. En La Experiencia Interior que es un libro dedicado a su propia experiencia mística, Bataille habla de que el objeto de su experiencia es un punto vertiginoso, y en ese punto está todo, en el Aleph de Borges y por qué no, en el punto azul pálido de Sagan. ¿Dónde estamos? La tierra es un punto en el espacio-tiempo del cosmos, ni más ni menos una mota de polvo; el punto es el objeto de la experiencia extática, mística, contemplativa de Bataille, pero el que tiene esa experiencia de la nada, del punto vertiginoso, del lugar donde mentalmente, emocionalmente, imaginativa y poéticamente sitúa todo -la vida y la muerte, el ser amado- el que hace eso, practica la alegría ante la muerte. La alegría ante la muerte es violencia interior. ¿Volverse humano es hacer todo lo posible por alejar muerte? La alegría ante la muerte significa aceptar la forma como la economía de la energía de la naturaleza utiliza la vida y la muerte como caras de la misma moneda; la alegría ante la muerte, empieza con poder entender que la vida y la muerte son la misma cosa, por eso Bataille no puede ser considerado un hombre angustiado

¿Con quién choca entonces el hombre lúcido?, como en la frase de Boecio, “el gran destino de la filosofía es no agradar nunca a los peores”. El hombre lúcido choca con aquellos que pretenden llevar a cabo la vida y llevar a cabo la comedia de llevar a cabo la vida, ¿qué es llevar a cabo la vida?, recurro a Nietzsche: “Quien quiera vivir plenamente tiene que vivir en peligro”. Lo que llamamos burguesía no

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ni perseguido porque se ríe con toda ligereza de cualquier posibilidad de tragedia, servidumbre o miseria humana y se permite conocer todos los encantos a su alcance. El místico de la alegría ante la muerte no tiene miedo de morir ni de vivir, no tiene miedo de las transgresiones y las violencias con las que se tiene que encontrar para acceder a lo sagrado, y ¿qué puede ser lo sagrado para un místico ateo?, la vida, la vida en plenitud y en intensidad, esto es lo sagrado, eso enseña Nietzsche.

encuentra el oscuro incógnito, el no saber, la oscuridad completa de la consciencia. “Yo soy la alegría ante la muerte, no la practico, la soy”, no es algo que yo haga o deje de hacer; en este momento nos dice Bataille: “la soy”, “es lo que yo soy”. La vieja pregunta filosófica, metafísica por excelencia ¿Por qué el ser y no más bien la nada?, se desvanece por completo porque el ser y la nada son la misma cosa, “Yo soy la alegría ante la muerte”, la alegría ante la muerte me lleva, me precipita, me aniquila, habito en este aniquilamiento. Bataille insiste en una ilustración de intensidad de la realidad del cosmos, la profundidad del cielo, la tierra que gira, el sol comparable a un alcohol en llamas, el desenfreno de luz, todo destruyéndose y consumiéndose, es Heráclito.

“Entrar en la paz hasta la aniquilación”, en vez de entrar en la paz como idea de seguridad, que sería entrar en la paz para permanecer siempre el mismo, ancestral anhelo humano individual de no morir, de poder negar la muerte de algún modo, en cambio aquí es lo contrario. El poder del combate se lleva a cabo en el silencio de toda acción, eso inmediatamente sorprende porque el combate parece acción, en cambio Bataille está diciendo: “el poder del combate se lleva a cabo en el silencio de toda acción”, el combate mismo desborda el plano de la acción, el poder del combate se lleva a cabo en el silencio, después del combate, en el campo de batalla lleno de cadáveres o de moribundos que gritan. Es como si toda esa acción no hubiera tenido ningún sentido, es como si la gloria que obtiene el que gana no fuera para nada distinta de la miseria de la carnicería.

“Si concibo en una visión y dentro de una halo que la transfigura, la cara extasiada y consumida de un ser moribundo”, qué es lo que irradia: la muerte, el rostro consumido de un ser moribundo, “pero la muerte aparece con la misma naturaleza que la luz, se pierde a partir de su nacimiento”. Resulta, que sólo la muerte-la pérdida del ser, la pérdida de la vida, la pérdida del tiempo, el paso al no ser, la aniquilación, la proximidad de la muerte, la consciencia de la muerte, la lucidez ante la muerte- le devuelve a la vida aburguesada, agrisada, enferma y cansada, la intensidad, no hay otra manera.

Bataille encuentra el silencio, el silencio de toda acción como poder supremo del combate y sigue en la paz en la que entró, en la paz propia de dejar de ser y

En cierta forma nosotros somos privilegiados aquí en Colombia porque en estas tierras la vida es un deporte de alto riesgo, aquí uno sale de la

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casa y no sabe si vuelve, entonces la intensidad aquí está por todas partes, nosotros no sentimos únicamente a la muerte rondándonos sino a la vida misma, recordemos que en el fondo es lo mismo. Pero no sólo la muerte real, fáctica, en su violencia y en la violencia de sus administradores y sus ejecutores por todas partes rodeándonos, sino la intensidad por ejemplo, de la belleza, de la juventud, de la naturaleza tropical que nos rodea, aquí todo es intensidad, todo es plenitud, éste es el trópico, podemos verlo directamente; sin embargo, aquí donde la intensidad es total, aquí en el trópico, que es el sexo del mundo, nosotros vamos a donde la intensidad no esté, donde el presente se puede evadir, al “Reality”, al centro comercial, a la pantalla; la vida sólo se puede amar en la intensidad, la vida sólo se puede valorar en sacralidad, y lo que da la intensidad a la vida es la proximidad y la identidad de contrarios con la muerte.

en el patio, el silencio del sauce, el sauce sin lenguaje, pleno, sin irritación, sin rabia, y como se trata de un poeta, un hombre lúcido, la irritación desaparece, no más yo, no más auto referencia, no más lenguaje, motivos, irritaciones, rayones del pasado, chantajes del futuro, el tiempo presente absoluto y el tiempo perfecto del sauce y todas mis irritaciones humanas no tienen más adónde ir, no tienen cómo alimentarse ni con qué asirse. ¿La posibilidad de que usemos los medios de una madera distinta y de que haya un habitar diferente ahí? Pero tendríamos que crecer mucho, porque el problema con los medios no es simplemente el que dijo con tanta claridad Marshall McLuhan, nosotros no sólo usamos los medios, sino que los medios nos usan a nosotros. No sólo manejo el carro, el carro me maneja a mí, cuando voy de peatón, de ciclista o de motociclista tengo consciencia de lo bestial que es el conductor del carro, pero cuando me subo al carro, automáticamente el medio que es el carro me vuelve bestial y no me doy cuenta; el medio me modela, el medio, mientras más complejo es -el dinero, el arma, el carro, el computador- más me absorbe y más modela mi conducta hasta que ocurre algo increíble, el medio se vuelve el mensaje, no se trata de que el medio me dé un mensaje, se trata de que yo vivo en él.

Bataille nos ha presentado ese texto, y termino con el último momento del mismo: “Existen un poco en todas partes explosivos que quizá no tarden en enceguecer mis ojos y me río cuando pienso que estos ojos siguen pidiendo objetos que no los destruyan”; en cualquier momento algo destruirá nuestros ojos definitivamente, sin embargo nuestros ojos quieren permanecer en la luz, quieren permanecer contemplando lo que es como lo que dura y no como lo que pasa.

Vivimos en la época del idiota tecnológico, estas cosas sofisticadas comienzan como medios, terminan como prótesis, un medio potencializa una capacidad que tengo, una prótesis reemplaza una capacidad

Cito un Haikú: “Llego irritado y en el patio el joven sauce”, llego irritado, saturado de lenguaje, cansado, reventado, podrido, y

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que tenía, la vuelve falsa, la mentira es lo que sustituye lo real; vivimos en el mundo

de la prótesis en el que el hombre mismo deviene prótesis y prótesis de otros.

Carlos Enrique Ortiz Giraldo. Magíster en filosofía Universidad de Antioquia. Profesor y poeta. Ha publicado ensayos y selección de poemas suyos en revistas como: Revista realidad aparte de Nueva York, Deshora, y compilaciones de poetas antioqueños de la Biblioteca Pública Piloto y Universidad de Antioquia. Sus libros de poemas: Estiaje, El Óvalo de las Auroras y el Orvalho este último publicado junto a Gabriel Jaime Caro y Javier Naranjo. Además de numerosos ensayos filosóficos entorno a la poesía y el pensamiento como: Cuatro Poéticas y Un Solo Pessoa, Rilke Poeta del Espíritu, entre otros. carlosenriqueortizgiraldo@gmail.com

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El Habitar Nómada Por: Carlos Enrique Restrepo

Gilles Deleuze en una conferencia de 1971, habla del pensamiento nómada por primera vez, a propósito de Nietzsche, al que considera el precursor de un pensamiento móvil, un pensamiento en la figura del viajero; el mismo Nietzsche vivió una vida de itinerancia y muy pronto sale de la universidad: como dice en el Zaratustra: “salí de la casa de los sabios dando un portazo”, ya sería hora de que nosotros hagamos por lo menos una pataleta o resignarnos al destino de un docto profesor. Deleuze encuentra ese motivo del nomadismo en Nietzsche, pero sobre todo lo encuentra invocando un uso de la filosofía de Nietzsche que es un uso político. Leímos muy bien a Nietzsche en la perspectiva de la muerte de Dios, de la crítica a la moral cristiana, a los valores de la tradición y la cultura europea, pero hay una potencia política en el pensamiento de Nietzsche y estriba en una posición contra el aparato de Estado; en el capítulo “Del nuevo ídolo” de “Así habló Zaratustra”, el nuevo ídolo es el Estado; creo que la potencia política de ese

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pensamiento nietzscheano estriba en una transvaloración de los valores. Me parece que en algún sentido leemos a Nietzsche de una manera muy profesoral, hacemos una versión de la filosofía nietzscheana refundida en una filosofía de profesores, hacemos una lectura de un Nietzsche contemplativo o intimista, una especie de consolación para nuestras angustias y nuestras tribulaciones, pero Nietzsche es más que eso, propone una actitud política; deberíamos volver a pensar en la transvaloración de los valores, con toda su connotación política, más que en una metáfora anticristiana o inmoralista. Hay allí un reclamo político y Nietzsche en ese punto está bastante cercano de los autores anarquistas, esa operación de destrucción necesaria para la creación de valores nuevos y en esa medida quisiera repensar a Nietzsche, no hacer de Nietzsche una filosofía profesoral. Nietzsche es un autor demasiado manoseado y también impotenciado por


los profesores, nuestros profesores de Nietzsche hoy día son unos burócratas; los que nos enseñaron la filosofía de la transgresión y la potencia de la transvaloración, están allí en el aparato de poder, secundando las decisiones en las instancias de poder, o cuando no, convertidos en unos “doctos” que barruntan y barruntan esta filosofía para impotenciarla, y me parece que Deleuze en su relectura de Nietzsche llama a otra cosa, a una inquietud por los jóvenes, no el Nietzsche del canon de la filosofía sino que se pregunta por lo que podrían hacer los jóvenes con Nietzsche hoy:

¿o es más bien aquel, que poco importa si voluntaria o involuntariamente, produce enunciados nietzscheanos en el curso de una discusión, de una pasión o de una experiencia?”; tal vez una cosa no excluya a la otra, leer a Nietzsche y andar en las manifestaciones; acaso sea posible escribir sobre Nietzsche y además producir enunciados nietzscheanos en el curso de una experiencia, y Deleuze al replantear de este modo la lectura de Nietzsche, le devuelve esa potencia en función de nuestra actualidad, de lo intempestivo, de lo político, de una urgencia y una praxis política. Un punto fuerte en ese terreno del pensamiento de Nietzsche es la transvaloración de los poderes de Estado, la filosofía de Nietzsche contra el Estado, puesta en funcionamiento como una pequeña máquina discursiva o, como diría Deleuze, como una máquina de guerra nómada contra las formaciones de estado, contra la constitución de esos centro de poder; deberíamos recuperar otra manera de abordar, no sólo a Nietzsche, sino en general a los autores que nos gusta frecuentar en función de esa urgencia y Nietzsche en el tema del nomadismo es, como Deleuze mismo sugiere, un precursor.

“Si nos preguntamos qué es o en qué se ha convertido hoy, sabemos bien en qué dirección hemos de buscar, hay que mirar hacia los jóvenes que están leyendo a Nietzsche, descubriendo a Nietzsche, qué es lo que un joven descubre hoy en Nietzsche, que no es, seguramente, lo que descubrió mi generación, cómo eso no es ya lo mismo que habían descubierto las generaciones anteriores. Por qué los músicos jóvenes hoy sienten que Nietzsche tiene que ver con lo que hacen aunque no hagan en absoluto una música nietzscheana, por qué los pintores jóvenes, los cineastas jóvenes se sienten atraídos por Nietzsche, ¿qué está pasando, es decir, cómo están recibiendo a Nietzsche?, todo lo que en rigor podemos explicar desde fuera es el modo en que Nietzsche siempre reclamó para sí mismo, tanto para sus lectores contemporáneos y futuros, cierto derecho al contrasentido, me pregunto quién es hoy el joven nietzscheano, ¿el que prepara un trabajo sobre Nietzsche?

La teoría de Deleuze y Guattari, confronta tres grandes postulados de la filosofía política clásica, que tienen una estructura más o menos común, la de suponer que el Estado surge por un paso de la naturaleza salvaje a un estado civil, todo un mito del origen. En realidad todas estas versiones de la filosofía moderna son mitos, pero esos mitos son también el cuento que han venido echándonos. La primera, la famosa

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teoría de Hobbes, el Estado surge por un paso de un estado de naturaleza que es un estado de guerra en el que todos se enfrentan en una lucha contra todos, “homo homini lupus”, el hombre como lobo para el hombre; es el estado de naturaleza salvaje, luego solucionado en función de la seguridad de todos, el Estado como un agente de la paz; el Estado aparece allí para instaurar la paz, apropiándose de los medios violentos de esa lucha del estado de naturaleza; los individuos transfieren la capacidad de hacer la guerra, para que sea solo el soberano quien ejerza violencia en nombre de la seguridad y en nombre de su propia conservación; el Estado confisca esa violencia en nombre de su autoconservación, para permanecer, para perdurar; el Estado no pretende otra cosa que durar, por eso se llama “Estado”, por eso lo llamamos lo establecido, el orden establecido, por eso lo llamamos el establecimiento para toda la eternidad; la segunda teoría es una teoría de Hegel, el Estado surge allí donde la lucha da como resultado una relación entre vencedores y vencidos y donde se perdona la vida de los vencidos a condición de la obediencia a un señor,: “ según este contrato original entre vencedor y vencidos, se apoyarían los derechos de los descendientes de aquellos príncipes, sólo que estos últimos no los poseerían por derecho de conquista sino por derecho de herencia; el sometimiento de la voluntad particular a la voluntad del soberano vendría así de aquel contrato original”; la tercera es la teoría de Rousseau, el Estado surge por la propiedad privada y para garantizar la propiedad privada. El problema de la propiedad privada, será otra falacia, el Estado no se funda en la

propiedad privada, el Estado establece una propiedad universal y total, integra la propiedad en un sistema único, gran señor de las reservas, de las obras públicas, de los flujos monetarios; y luego, el paso a la propiedad privada, que no es más que un mecanismo de control social, por eso dice el Zaratustra,: “quien menos posee tanto menos es poseído, bien amada sea la pequeña pobreza”. Los nómadas son más bien los guerreros y no necesariamente una naturaleza salvaje, viven allí en su pastorear, llevando sus rebaños de un lado a otro, sin relaciones de propiedad con la tierra, y en general, más o menos, en tiempos de paz, en función más bien de los flujos, las variaciones del clima, la geografía, pero capaces de organizarse también en función de la guerra, no para construir un aparato de Estado sino para impedir las formaciones estatales. El aparato de Estado aparece como un señor de la paz, un agente de la paz, pero lo hace usurpando la guerra, constituyéndose como el único que tiene derecho de hacer la guerra, el único que puede pretextar el uso de medios violentos en nombre de esa paz; se atribuye la función de la guerra, constituyendo no la paz sino el cuerpo lleno del déspota; todo un despotismo, un sistema universal de coacción, los cuerpos llenos como los llaman Deleuze y Guattari, monstruosa mezcla de animal, máquina, hombre y dios, nuevo Leviatán; de esta usurpación no hay mejor descripción que la del Zaratustra de Nietzsche en el capítulo Del Nuevo Ídolo: “una infernal artimaña ha sido aquí inventada, un corcel de muerte enjaezado

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territorial de la soberanía y en su lugar mantiene la tierra como una tierra libre, el arte de habitar como movimiento de liberación de los flujos, que Deleuze llama “Líneas de fuga”.

con el tintineante adorno de honores divinos, Estado es el nombre que se da al más frío de todos los monstruos fríos, cuanto dice es mentira y cuanto tiene es porque lo ha robado, todo en él es falso, confusión de lenguas del bien y del mal, confusión de lenguas, por ejemplo de la guerra y de la paz, esa señal os doy como señal del Estado y en verdad esa señal indica voluntad de muerte, hace señas a los predicadores de la muerte”.

La máquina de guerra Nómada no implica necesariamente la batalla, tampoco el nómada vive en función de la guerra sino de la tierra, y sin embargo, tampoco cabe caricaturizar al nómada en la figura del buen salvaje que es lo que hace Rousseau, pues, aunque conoce tiempos de paz, mantiene su relación suplementaria con la guerra a la que solo acude cuando la amenaza de las formaciones Estatales deshace la unidad de la tierra y de los hombres para establecer sobre ellos relaciones de dominación y sometimiento; Hobbes habla de pacto, Hegel, como Rousseau, hablan de contrato, te obedezco a condición de que no me mates, ese sería el quid del contrato, pero esto es otra falacia, otro mito.

Las falacias de la teoría clásica son de todos los órdenes: Suponer un origen del Estado como corte o tránsito en el que el hombre abandona la naturaleza para investirse de una segunda naturaleza que es la de ciudadano; atribuirle al Estado la función de la paz cuando su cometido monstruoso estriba en usurpar y usar contra hombres y pueblos la guerra; legitimar la propiedad como primera. La guerra no es un fenómeno que podamos encontrar en la Naturaleza de forma universal en tanto que violencia indeterminada. Para los nómadas, la guerra existe contra el Estado para hacerlo imposible. Los nómadas han inventado, no la guerra como sinónimo de la batalla, sino la máquina de guerra, ella compone y agencia el devenir guerrero de los nómadas, viajeros del desierto, guerreros de la estepa, cuyo sitio es el espacio absoluto o el aflore intenso; aquellos que se lanzaron a la estepa no para franquear sus límites, sino para fijarse en ella y sentirse realmente en su casa. Ese es su Arte de Habitar la Tierra, el espacio como mantenimiento del afuera, no cercado, no apropiado, no codificado en relaciones como las de la propiedad; el nomadismo combate esta apropiación

Aquí aparece Nietzsche: la cuestión del origen del Estado no es más que una cuestión mal formulada, por dos razones, la primera, es que no hay Estado, el Estado no existe, es un mito, es un ídolo y tenemos más ídolos que realidades en el mundo, de hecho la función propia de la política quizá no sea otra que la producción incesante de nuevos ídolos, la política es la forma contemporánea de la idolatría; nuestro tiempo, el tiempo del nihilismo, amasa ídolos de todo tipo, ídolos de la técnica, de la política, del capital, un oscurantismo a plena luz. Nietzsche definía al nihilismo como el tiempo de la falta de claridad, confusión de las lenguas del bien y del

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mal. La pregunta por el origen del Estado, es una pregunta mal formulada, primero porque de un lado el Estado no existe y hay que repetirlo una y otra vez, que el Estado no existe, para que no exista; Estado es apenas la manera como se designa una compleja red de mecanismos y estrategias ordenadas en función de la muerte de los pueblos y el gobierno de los hombres, para someter sus dinamismos a regulaciones fijas, para confiscar los flujos y las fuerzas vivas, para sujetarlas a procesos de estatización, el trabajo, la natalidad, las fuerzas de la tierra, la agricultura, todos estos flujos. Para Nietzsche, el Estado surgió “ya armado, golpe maestro de una vez, eterno modelo de lo que todo Estado quiere ser y desea”. En “Genealogía de la moral”, tratado segundo, encontramos la tesis, de la existencia sempiterna y violenta del Estado; y Deleuze y Guattari no dejan de citarlo:

he utilizado la palabra Estado, ¿ya se entiende a quienes me refiero?, una horda cualquiera de rubios animales de presa, una raza de conquistadores y de señores que organizados para la guerra y dotados de la fuerza de organizar, colocan sin escrúpulo alguno sus terribles zarpas sobre una población, tal vez infinitamente mayor en número, pero todavía informe”, todavía nómada; “así es como en efecto se inicia en la tierra el Estado, así queda refutada aquella fantasía que lo hacía comenzar con un contrato, ya sea entre vencedores y vencidos, o ya sea un contrato en torno a la propiedad”. El mundo no gira en torno al inventor de los nuevos ruidos sino en torno a los inventores de valores nuevos, gira en silencio, los grandes acontecimientos caminan con pasos de paloma, y esa fuerza es lo intempestivo; en el lenguaje de Deleuze y Guattari es el acontecimiento, y creo que la potencia creadora del pensamiento de Nietzsche estriba en esto, en tentar, en invocar y en producir el acontecimiento y por eso, nuevos jóvenes nietzscheanos seguramente están leyendo otra cosa. Hay que restituirle ese pensamiento, esa potencia nómada, que es lo que Deleuze en esa conferencia encuentra propiamente en la figura de Nietzsche.

“El Estado más antiguo apareció como una horrible tiranía, como una maquinaria trituradora y desconsiderada, y continúa trabajando de este modo hasta que aquella materia bruta, hecha de pueblo y de semi-animal, no sólo acabó por quedar bien amasada y maleable sino que acabó por tener también una forma;

Carlos Enrique Restrepo Bermúdez. Doctor en Filosofía. Profesor, escritor y traductor. Miembro de la Red Universidad Nómada. Ha publicado junto a Ernesto Hernández: Lo social. Perspectivas anexactas. Autor de: La Remoción del ser. La superación teológica de la metafísica. enrique.restrepo@udea.edu.co

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Habitar: una perspectiva Psicoanalítica y Hermenéutica Por: Jonathan Caicedo

“El hombre se comporta como si fuera él el forjador y el dueño del lenguaje, cuando en realidad es el lenguaje el que es y ha sido siempre el señor del hombre” “El habitar es la manera en que los mortales son en la tierra” Martin Heidegger, Construir, habitar, pensar mundo: el hombre se hace al mundo en el medio del lenguaje”; y agrega: “Ser es lo que puede ser comprendido en el lenguaje”. Para Heidegger: “el lenguaje es la casa del ser”; y finalmente para Wittgenstein “Los límites del lenguaje, son los límites de mi mundo”.

La comprensión de las dimensiones y componentes que constituyen al Hombre y en las que este habita, y lo habitan, podríamos decir, como sujeto del inconsciente, son creadas por él, y son su reflejo en lo externo del mundo y sus relaciones, pero a su vez, hacen parte de sus componentes como sujeto y surgen como necesidades internas de relación al Otro en las cuales ya está inmerso: son las sociedades, las culturas, las relaciones que establece con los otros, los mitos, etc., cuya característica principal es que están mediatizadas, creadas e influidas por el lenguaje, cuya función planteada por el psicoanálisis, es la de estructurar al sujeto y desde allí tendrá una relación a y con el mundo que habitará, paradójicamente en el lenguaje. Para Gádamer es “fundamentalmente, experiencia del

El hombre es para sí mismo un enigma. Su esencia se escapa entre los significantes que intentan capturar una definición totalizante. Existe la Facticidad, existe Lo Real. Este enigma que nos habita es una dimensión subjetiva. Cada quien encontrará formas de vérselas con él y de tramitar y construir su existencia,posibilitando una postura ética. Cada saber tendrá sus acepciones del ser, del sujeto, del Ser ahí (Da sein), del lenguaje, sabiendo además que existe

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la imposibilidad de abarcar el todo; por ello, reflexionan, investigan, piensan con lógicas del no- todo, de la docta ignorancia, de la alteridad y de la apertura, lo que les otorga un estatuto ético; las acciones prácticas implicadas, sean clínicas para el psicoanálisis o dadoras de nuevos proyectos de sentido para la hermenéutica, plantean que se puede responsabilizar el sujeto por esa carga inevitable de haber nacido en un mundo simbólico.

resolver…Comprender ese puesto dentro del cosmos y ese destino singular es una posición ética al estar en relación directa con la pregunta sobre el habitar…”¿Cómo habito el mundo?”. Habitar en el misterio y aceptarlo posibilita una Posición ética de serenidad, definida por Heidegger: “Lo que así se muestra y al mismo tiempo se retira es el rasgo fundamental de lo que denominamos misterio. La Serenidad para con las cosas y la apertura al misterio se pertenecen la una a la otra. Nos hacen posible residir en el mundo de un modo muy distinto”.

El pensamiento es un elemento primordial en la condición humana. Heidegger nos lleva al punto de preguntamos entonces ¿Qué significa pensar? Otorga al pensamiento un lugar de suma importancia en relación con el habitar y la ética, yendo más allá del pensamiento como proceso psicológico superior o función cognitiva. Heidegger plantea que cuando pensamos nosotros mismos nos adentramos en lo que es pensar (…) se debe tener una disposición (apertura) a un aprendizaje del pensar, es lo más merecedor de pensarse “Lo que más merece pensarse en nuestro tiempo problemático es el hecho de que no pensamos…el hombre no puede pensar propiamente mientras lo que ha de pensarse se sustraiga” Lo que ha de ser objeto de pensamiento se aleja del hombre, se le sustrae. ¿Cómo se puede saber lo más mínimo, o como nombrar lo que se sustrae? “Somos propensos a tomar la afección de lo real por la realidad de lo que existe en nuestro mundo”. La pregunta ¿quiénes somos nosotros los hombres de hoy? El hecho de ser un signo aun por interpretar, arroja luz sobre la cuestión de lo que merece la pena de ser pensado. El hombre aún es un interrogante abierto y sin

La vitalidad en el sujeto que interroga sobre la condición del hombre, implica reflexión, pensamiento, construcción, cambios subjetivos, responsabilidad, una búsqueda singular del sujeto por su verdad que implica una transformación de sí, lo que es para Foucault un ejercicio espiritual. Por ello, la pregunta por el hombre involucra vitalmente al sujeto, por las consecuencias que pueden traer para sí dichas construcciones y reflexiones. Esto no es ajeno a la reflexión hermenéutica, que no es solamente el arte de la interpretación, sino la condición existenciaria del ser humano en la que se destaca el lenguaje como su hábitat, y el procedimiento de autorreflexión como posibilidad de emancipación, reconocimiento, ascesis subjetiva e ilustración de la propia historia. La hermenéutica contemporánea hace de esta condición del ser humano como problema y misterio un fenómeno último de su abordaje.

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En palabras de Gadamer:

Por ello, el Dasein, el ser ahí Humano, por sí mismo no sólo es el horizonte abierto de sus posibilidades hacia las que se proyecta, sino que, a su vez, se confronta con el carácter de “una facticidad infranqueable”, es problema y misterio.

“Porque el hombre no es solo un ser viviente, sino también alguien ajeno misteriosamente a sí mismo y a los demás…” En Martin Heidegger la dimensión en la cual el ser humano está sumergido, en su búsqueda reflexiva de sentido, es para él mismo un problema y un misterio, es la facticidad. La hermenéutica de la facticidad significa confrontarse aun con lo incomprensible de la existencia humana. Se ponen de primer plano la temporalidad y la finitud del hombre para contraponerse frente a salidas no filosóficas, como las teológicas o las utópicas. El ser histórico es comprendido como el no dejarse agotar en el saberse. La facticidad es el existir propio cuestionado acerca de su carácter de ser, donde es fundamental el carácter de la finitud. Nos dice Gádamer:

¿Acaso estas determinaciones fácticas de la existencia, de las que habla Heidegger tendrán alguna relación con las determinación psíquicas del inconsciente? En otras palabras, ¿la determinación inconsciente del sujeto, sería una parte de las determinaciones fácticas del hombre, que serían, la finitud, su historicidad, y su arrojo al mundo del lenguaje? También podríamos pensar la facticidad como el concepto psicoanalítico de lo Real. Si algunos elementos de lo inconsciente, mediante análisis, se pueden hacer conscientes, el psicoanálisis plantea Lo Real como un elemento que si bien se puede plantear no es del todo “tratable” abordable por el sujeto. Queda un resto al que no se llega, por ejemplo como lo que decía Freud del “ombligo del sueño” Podemos tomar el riesgo de plantear la similitud entre La facticidad en Heidegger con lo Real en psicoanálisis.

“Porque la pregunta por el sentido del ser, a diferencia de otras preguntas por el sentido, no es un modo de interrogar que entiende algo dado conforme a lo que constituye su sentido. El ser-ahí humano que pregunta por el sentido del ser se ve confrontado más bien con el carácter incomprensible de su propia existencia. Por mucho que el ser humano, en su comprensión, pueda asegurarse del sentido inherente a todas y cada una de las cosas, la pregunta por el sentido que debe plantear encuentra, sin embargo, un límite insuperable en su propio poder comprenderse a sí mismo.”

El psicoanálisis no pretende dar definiciones absolutas del hombre, de un ser íntegro, completo y perfecto -como tal vez lo quisieran otros discursos como la ciencia, algunas corrientes filosóficas o algunas religiones- por el contrario, Freud atinó el tercer golpe al narcisismo de la humanidad al plantear la existencia del inconsciente, del ello, de las pulsiones, de la sexualidad infantil. Antes de plantear

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un individuo completo desemboca en un sujeto escindido, visible en los actos conscientes que están influenciados directamente por el inconsciente. Pero los determinantes psíquicos inconscientes no implican que el ser humano no pueda

responsabilizarse por ello y construir una nueva manera de afrontar la realidad y crear nuevas vías para la pulsión y para el goce mortífero que le causa sufrimiento, lo que es la propuesta clínica del psicoanálisis.

Jonathan Caicedo Montoya. Psicólogo Universidad de Antioquia. Integrante del grupo de investigación en estudios psicoanalíticos de la misma universidad. Participante del semillero de filosofía del Instituto de Cultura del Carmen de Viboral. kaicedomjc@hotmail.com

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Justicia: una idea entre el discurso jurídico y el discurso moral Por: Andrés Álvarez

de verdad o falsedad, y como mucho estas proposiciones –según sostienen autores como Robert Alexi– podrán ser dirigidas por una cierta pretensión de razonabilidad. En todo caso la pregunta por la justicia es irremediablemente aporética, no existen para ella respuestas concluyentes. Karl Jaspers decía al respecto: “estamos ciertamente mucho más adelantados que Hipócrates, el médico griego; pero apenas podemos decir que estamos más adelantados que Platón”. Pese a esto, y a que no es posible hallar una norma absolutamente correcta sobre la conducta humana, no estamos exonerados de pensar a cada instante en lo justo o injusto de la acción individual, en lo justo o lo injusto del orden social.

El derecho y la moral son dos casos del discurso práctico general; es decir, de aquel discurso desde el que se aprehende el mundo del deber ser, la realidad que no necesariamente es pero se espera que sea. Así, la naturaleza del discurso práctico es normativa (a este pertenecen las aspiraciones, los principios y las reglas) y su objeto no puede ser otro que el comportamiento humano. Desde Aristóteles se ha pensado el discurso práctico en oposición al discurso teórico propio de las ciencias naturales, encargado de describir el mundo tal y como es a partir de la verificación empírica, prescindiendo de juicios de valor. Al discurso práctico pertenecen las prescripciones; al discurso teórico, las descripciones. El problema de la justicia en tanto idea reguladora de la vida humana es –en esencia– un problema práctico.

Hans Kelsen habla de la justicia –en primer lugar– como una cualidad posible pero no necesaria de un orden social; en segundo término la trata como una virtud humana pues el actuar justo es aquel que se ajusta a un orden social

Este carácter implica que al hablar de justicia no sea posible usar proposiciones susceptibles de ser valoradas en términos

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supuestamente justo. Y en la pregunta por ese orden social justo está la eterna aspiración a la felicidad humana, con la dificultad de que en materia de justicia no se puede pensar la felicidad en un sentido subjetivo individual, sino colectivo, en el que esté presente la idea de bien común. Esa felicidad presente en el concepto de justicia se construye con el otro. ¿Pero eso es posible en un escenario donde lo que existen son intereses y conflicto de intereses? Ningún debate, dice el autor, ha transcurrido en medio de tantas lágrimas y de tanta sangre. Y agrega Edmundo Burke que la justicia es algo sobre lo que es muy difícil hablar, pero imposible callar.

injusticia manifiesta y de la experiencia que se deriva de ellas: el sentirse excluido de las consideraciones morales de las cuales nos sentimos destinatarios; desde este punto de partida, emprender un diagnóstico razonado de la injusticia; y finalmente llegar la definición ética de una alternativa para el problema de justicia identificado. Pero, ¿por qué si se anunciaba que la idea de justicia es un asunto moral, también se ha dicho que está presente en el discurso jurídico? El derecho es un conjunto de normas que regulan –al igual que la moral– el comportamiento humano, y en las sociedades modernas se ha entendido como el sistema más radical de regulación: al mismo tiempo que es el reproductor de esas situaciones de injusticia manifiesta, también es un campo de resistencia en el cual se depositan las más importantes conquistas sociales. Es, en síntesis, el escenario en el que los distintos agentes sociales pugnan por definir el sentido específico de las normas: allí se decide sobre muchas de las experiencias de injusticia y se reclama por la garantía de los derechos (dominación y resistencia).

En todo caso, la idea de justicia encierra un conjunto de valores morales que se encuentran siempre en tensión: la libertad, la igualdad, la paz, la felicidad, la solidaridad, entre otros. En términos metafóricos se podría hablar de una constelación de valores donde cada uno de ellos ejerce una influencia gravitatoria sobre todo el sistema, excluyéndose e implicándose mutuamente en cada situación concreta. Qué valor debe prevalecer en un caso, hasta qué punto son ponderables distintos valores en conflicto, cuál es el sentido de cada uno, son cuestiones inconclusas.

Así, aparece la cuestión de cómo entender las relaciones entre derecho y moral. El positivismo jurídico propuso, como forma de proteger al individuo de la imposición jurídica de una determinada opción moral, que el ordenamiento jurídico debe bastarse a sí mismo, sin acudir a preceptos morales. Esta idea parte de la necesidad de contener el poder político exigiéndole reglas claras, que no necesiten ser interpretadas de manera extensiva

Amartya Sen señala que se ha seguido un camino poco adecuado para preguntarse por la justicia. Ante la imposibilidad de definir un esquema perfecto de justicia –la pretensión de las corrientes más difundidas del pensamiento político moderno– el autor aboga por la identificación de las situaciones de

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por ninguna autoridad. Es el principio del Estado de derecho, que integra la separación de poderes y el principio de legalidad (solo responder jurídicamente en virtud de normas preexistentes, ante autoridades con una competencia delimitada y siguiendo procedimientos reglados). Esta propuesta, sin embargo, puede albergar un peligro: desplazar la pregunta por la justicia hacia la pregunta por la legalidad.

se encontró la necesidad de incorporar nuevamente al derecho contenidos morales así estos fueran indemostrables. La Declaración Universal de los Derechos Humanos y los Convenios de Ginebra (principal instrumento del derecho internacional humanitario), están constituidos por una variedad de principios que remiten a las ideas de igualdad, dignidad humana y justicia social. Todos estos principios fueron a su ves incorporados a los ordenamientos jurídicos internos adoptando la forma de derechos constitucionales, los cuales a pesar de ser entes típicamente jurídicos implican contenidos morales cuyo sentido se determina a partir de una idea particular de la justicia.

Hanna Arendt, al analizar el proceso llevado a cabo contra Adolf Eichmann en el Tribunal de Jerusalén, encuentra que la defensa del hombre encargado de parte importante de la logística del exterminio ejercido por el régimen nazi consiste en afirmar que hizo lo justo en tanto siguió rigurosamente las normas jurídicas alemanas y las órdenes válidamente emitidas por las autoridades oficiales. La reflexión moral, en este caso, no llegaba más allá de la obediencia. En la entrega del juicio autónomo a un sistema de carácter autoritario, finalmente la entrega de la libertad, radica la banalidad del mal para la autora. Esta forma de eludir la pregunta por la justicia no solo está inscrita en regímenes autoritarios sino que estaba presente en todo el pensamiento positivista de la época: “los asuntos del discurso práctico no se pueden demostrar empíricamente; y toda discusión sobre lo justo o lo injusto necesariamente es absurda. Pero la existencia de la autoridad y del derecho sí se pueden comprobar.”

Para definir estos contenidos de la justicia presente en el orden constitucional es necesaria la creación, en primer lugar, de una ética ciudadana que ponga en crisis la moral tradicional. Una moral crítica, entendida como un sistema de normas no coercitivas, debe surgir del ejercicio constante del pensamiento ético y de la reformulación de los valores sociales; y debe servir de instrumento para juzgar al derecho positivo en términos de justicia. ¿Cómo conjugar los contenidos de dos discursos tan distintos en su naturaleza coercitiva? ¿es posible un ejercicio de definición ética de la justicia en nuestras sociedades? ¿Hasta qué punto incorporar contenidos morales en el derecho puede dar paso a la arbitrariedad de las autoridades que lo interpretan? Son preguntas no resueltas en las democracias constitucionales actuales.

Después de la tragedia de dos guerras mundiales, en el pensamiento jurídico

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DÉCIMO FORO ANUAL DE

FILOSOFÍA

Andrés Álvarez Arboleda. Abogado Universidad EAFIT, énfasis en Derecho Público y Derecho Penal. Miembro del Grupo Literario Savia. Fundador y codirector de la revista virtual Opinión a la Plaza. Participante del semillero de filosofía y creación literaria de la Escuela de Artes del Instituto de Cultura de El Carmen de Viboral. andresalvarezarboleda@gmail.com

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La actitud o la ética de ser pintor Por: Raúl Fernando Restrepo

nosotros éramos simplemente unos locos, una “cosa rara”. Hoy en día, el asunto ha cambiado, pero de todos modos me parece triste porque desde el momento en que el arte se profesionalizó se murió el artista, no el arte, porque el arte no se muere, y no se puede definir, el arte es como el sol, como la vida, ¿cómo vamos a definir eso?

Creo que en el trabajo mío, no sólo como artista, como pintor, sino en todo oficio, el hombre debe amar su oficio para que realmente se cumplan esos dos principios que son la estética y la ética. Lo que pasa es que el sistema de vida que llevamos, la educación, la orientación, es de intereses, es utilitario. Siempre debemos protegernos, nacemos con necesidades, carentes de todo, hasta de la vida, tenemos que hacer una cantidad de cosas para poder establecernos, pero para poder establecerse en este mundo, hay que hacer algo que le sirva a la gente, no al individuo. El problema es que si te apartas de lo que al mundo le interesa entonces no eres nadie y resulta que hay muchos oficios que a nadie le interesan o que parece que son oficios adicionales como el arte; decidirse por este camino no es fácil.

Me formé en las cantinas de Palacé y Guayaquil, empecé como un pintor de la calle, haciendo retratos, nunca me lo imaginé como mi trabajo, simplemente me sentía feliz pintando en los bares y las cantinas, tuve experiencias muy hermosas en medio de ladrones, de prostitutas y de comerciantes. Una vez salí de la pensión donde vivía y me fui al Parque Obrero a sentarme y fumar, mientras contemplaba la mañana, venían dos mujeres con unas carpetas -yo también tenía una porque en mi mochila tenía el material de trabajo que era óleo y pastel, papel y una tabla- ellas me preguntaron dónde podían vender

Hoy en día es más fácil porque esto ya es una profesión y como profesión es aceptable, pero en mi generación

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su trabajo, eran de Canadá e iban para la Patagonia, iban cambiando los cuadros por comida y hospedaje.

hipocresía. Fue una experiencia muy corta, ya “Raúl Restrepo” exponía en Bienales, participaba en eventos muy importantes y era un hombre conocido. En Guayaquil nunca me robaron, en las Galerías me robaron, me explotaron y calumniaron, me cerraron todas las puertas. No pudieron acabar conmigo, tengo Alma, y es imposible que alguien pueda acabar con eso. Ya no puedo volver atrás pero si tuviera la oportunidad, me volvería a los bares de Guayaquil, me relacionaría de nuevo con las putas y los ladrones.

Fuimos donde un señor que tenía una galería muy importante, entramos, mostraron sus obras, el dijo que no le interesaba y al salir me llamó para pedirme que le mostrara mis pinturas, buscaban a un pintor para el Primer Salón de la Galería, tenían a los artistas Jorge Ortiz, Luis Alfonso Ramírez y a Hernán Uribe. Para mí eso fue algo muy raro, porque yo nunca me imaginé que iba a salir de una cantina de Guayaquil para entrar a una Galería. Expuse varias veces pero no me gustó ese mundo, porque el mundo que yo conocía de putas y de ladrones era un mundo más noble, eran generosos y había mucha ética, además jamás me atracaron, me respetaban, ese es el aprecio o el respeto que tiene el delincuente con el artista.

Cuando tomé la decisión de ser artista era muy joven, a la edad de doce años, claro que no fue fácil, le había dicho a mi mamá que quería ser artista, además era muy mal estudiante, no me gustaba estudiar porque mientras el profesor hablaba, yo quería imaginar.

Una mañana iba llevando una pintura a la galería y unos policías estaban golpeando a un niño que se había robado un reloj y fui a defenderlo, los policías decidieron que yo era el “reducidor” -alguien que comercia con objetos robados- y me llevaron con el muchachito a la inspección, me metieron en un celda, luego en otra, “con los ladrones” como dijeron los policías, entré con los libros y cuadros, el que “mandaba” en la celda hizo parar a dos para que acomodara mis cuadros, me puse a leerles uno de los libros y ellos respetaron eso. El mundo de la Galería era otro mundo, me parecía admirable pero me di cuenta que ese no era mi mundo, vi demasiada

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En Medellín, en mi generación, cuando me hice pintor, iba de la mano la pobreza, la pobreza física y toda clase de pobreza porque desafortunadamente o afortunadamente, nosotros somos un poco mineros, tenemos un poco de ese espíritu de la minería, ustedes saben que un minero no tiene patria, un minero va, busca el oro, lo saca y adiós. Medellín es supuestamente ciudad del arte pero no, eso es mentira. Cuando hicieron las Bienales fue porque les servía de publicidad para las empresas y ¿por qué se acabaron las Bienales? porque no dio resultado, quedaron varios señores que montaron Galerías y tenían la responsabilidad de sacar adelante todo ese impulso, pero no lo hicieron, empezaron a competir entre ellos mismos, luego llegó la mafia


cosa, fueron comprados por el dinero y el miedo, fue muy triste y lo sigue siendo.

en los ochentas. La pintura en Antioquia se utilizó también para “lavar” dinero, Medellín una “lavandería”, aparecieron galerías, anticuarios, todo el mundo vendía y compraba obras de arte, no se hablaba sino de los dólares y eso fue horrible, yo viví eso y vi a mis compañeros cómo se doblaban ante el dinero, compañeros con los que teníamos una idea, precisamente de la pobreza, sabíamos que nos iba a tocar difícil pero eso no importaba. La felicidad está en uno ser como la tierra, que de uno brote también algo, que uno no se quede ahí no más.

Yo estoy aquí y no soy rico, económicamente no tengo mayor cosa, pero hoy sí tengo una riqueza que nadie me puede quitar, que es el camino que he desandado y el lugar donde he llegado, ya me encontré con mi pasado y ahora estoy ante el portal, ante el umbral. Si intento ser ético en mis cosas y digo voy a ser ético, seguramente no lo soy, pero mi trabajo artístico es lo único en lo que yo he sido, puro y ético. ¿Qué me voy a llevar de este mundo? Ni siquiera mis cuadros, ni la fama, si la tengo, y si no la tengo menos, me llevo mi corazón, es el único secreto que tengo, ser artista no es una cosa tan difícil, ser artista es recordar que uno fue un niño, eso es todo, o al menos para mí.

El arte plástico en Medellín estaba enfermo, de un momento a otro, los jóvenes que soñábamos, que teníamos ese ideal de ser fuertes aunque el mar estuviera violento, mis compañeros que nos formamos “dizque rebeldes”, dispuestos a cualquier

Raúl Fernando Restrepo. Pintor consagrado al color y el paisaje. Participó en las bienales y salones más importantes de la historia de la plástica en Antioquia y Colombia recibiendo distinciones: I Bienal de Arte Moderno de Bogotá 1988. IV Bienal de Arte 1981 de Medellín. Arte Contemporáneo Colombiano 1986 Londres–Bruselas– Medellín. Cien años de Arte en Antioquia 1985. Salón Atenas 1981 Bogotá. XXIX Salón de Artes Visuales 1985 Museo Nacional. Sus pinturas han sido publicadas en libros y carteles: “El color en el arte colombiano” 2005 por Sergio Esteban Vélez; “Paleta de luces” 1986 y “Aprender a aprehender” 1986 por Luis Iván Bedoya, Festival de Teatro Carmentea 2010 El Carmen de Viboral. Participó en el Foro Anual de Filosofía Stoa El Arte de habitar Pensar la Ética con una exposición individual: Madurez, agonía y muerte de un árbol 2015. Sala de exposiciones temporales, Instituto de Cultura Carmen de Viboral en convenio con Comfenalco Antioquia. http://raulrestrepo.com/

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Seis humanistas en busca de un mecenas Por: Nelson Reinoso

como una suerte de intensidad Dionisíaca, la obra Así Habló Zaratustra es un testimonio de ello. Para esta ocasión, por segunda vez, fue invitado Nelson Reinoso, quién hizo un cuadro teatral, a propósito del Habitar filosófico, en el ambiente del Neoplatonismo Renacentista; allí puso en escena a Pico de la Mirándola, Marcelino Ficino, y algunos de los humanistas de la época. Lo curioso fue la escenificación del famoso Discurso sobre la Dignidad Humana de Pico de la Mirándola y la relación con sus mecenas, en el contexto de la Industria del conocimiento en nuestros días. La puesta en escena fue realizada por el grupo de experimentación teatral del profesor Gustavo Mejía de la Institución Educativa Fray Julio Tobón, con la colaboración de Liceth Zuluaga. He aquí un fragmento de la obra.

El Foro Anual de Filosofía Stoa viene experimentando lo que hemos llamado el Teatro Filosófico, pensando en las sugerencias de filósofos como Kierkegaard, Nietzsche y Deleuze, quienes sueñan con la posibilidad de la filosofía escénica, o el increíble equivalente teatral que tienen las obras de Platón, Dante , Hölderlin, Diderot, Voltaire, entre otros. Aparte de los ejercicios de Jean Paul Sartre, o autores propiamente teatrales como Jarry, Genet y Tardie, el Teatro filosófico puede ser una posibilidad tanto para la Filosofía como para el Teatro. Sin asociar el ejercicio a una supuesta escena trascendental, llena de abstracciones, ni utilizar el Teatro con funciones didácticas, el teatro Filosófico pretende crear situaciones y personajes que potencien la voluntad de ficción, tantas veces anunciada por Nietzsche

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PICO DELLA MIRANDOLA: Como reza en mi Discurso sobre…

MARSILIO FICINO: ¡Mmmm! Yo creía que la misión de la Universidad era transformar el mundo,

(TODOS): ¡La Dignidad del Hombre!

(TODOS): ¡No adaptarse a él!

(APARECE DON PRÓSPERO INTERÉS, GORDINFLÓN, CON UNA INMENSA CALCULADORA EN LA MANO; EMBUTIDO EN UN TRAJE DE SACO Y CORBATA, COLOR CHILLÓN)

SAVONAROLLA: Ve con… otro interés, Don Próspero, porque creo que ni con Dios ni con el Diablo podrás estar dentro de poco.

DON PRÓSPERO INTERÉS: ¡A ustedes los estaba buscando!, honorables y excelentísimos…

(SE VA DON PRÓSPERO REFUNFUÑANDO CONTRA LOS SABIOS GRITÁNDOLES): ¡Adiós, malditos vagos perdedores, buenos para nada!

BRUNELLESCHI: Humanistas, simplemente.

BRUNELLESCHI: Definitivamente, eres como los perros que ladran siempre a lo desconocido: condenan y odian lo que no comprenden.

DON PRÓSPERO INTERÉS: Eso; ejem. Como sea que se llamen… Da lo mismo…, los estaba buscando porque los necesito para el gran Negocio, ¡socios! del conocimiento… POLIZIANO: ¿Humanizar?!!

PICO DELLA MIRANDOLA: ¿Poliziano, crees que de semejante “Universidad” podría salir otro Miguel Ángel?

DON PRÓSPERO INTERÉS: No. Más que eso. He hecho cálculos exactos para crear una Universidad –desde luego, financiada por mí-, donde la virtualidad haga honor a la Inter-Doxa; o sea, la información al servicio de la tecnología.

POLIZIANO: No lo dudo. Es más, saldrían varios; recuerda amigo mío que vivimos en un mundo donde las personas le rinden culto a las viles imitaciones; ¡se fabrican tantas copias que se creen muy originales!!!

BOTTICELLI: … Y, ¿cuál sería la misión de semejante Universidad, señor…?

FICINO: Silencio. Miren, por allí como que viene otro Mecenas. Alista tu Discurso, Mirándola, sobre la…

DON PRÓSPERO INTERÉS: ¡Próspero Interés!, pero me pueden decir Don Próspero, a secas. En cuanto a la misión… pues, obviamente será procurar mano de obra altamente instrumentalizada para los sectores más productivos…

(TODOS): ¡Dignidad del Hombre! (LLEGA UN GRINGO CON DIENTES DE CONEJO, LENTES SENCILLOS Y CARA DE RATA)

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PÍLLIN GATE: Hi! My Friends; yo ser Píllin Gate, el Mecenas que tú buscar y patrocinar tus facultades académicas al servicio de la humanidad…

BRUNELLESCHI: Basan su éxito como resabio de una raza que hasta hace poco ha andado a cuatro pies…; en fin, ¿no le haría falta también, a esa “Universidad Tecnócrata Humanista”, abrir una Maestría en Afeitado de Bombillas y un Doctorado en Asados de Manteca?

BOTTICELLI: ¡Otro que se pone las ropas del elogio para camuflarse! PÍLLIN GATE: Sólo necesitar tus firmas…

PÍLLIN GATE: Oh, yeah! Very intelegentísimo, Teacher Brunelleschi; no se me había ocurrido!!! Pero, no problema, también incluiremos!!!

FICINO: Como diría mi colega Kierkegaard, a los hombres con los que no se tiene más relación que la mera solicitud, no se les habla realmente de tú; además, ¿para qué quiere nuestras firmas, Mr. Pillín?

POLIZIANO: ¿La Literatura?, ¡interesante! BOTTICELLI-BRUNELLESCHI: Y el Arte?

PÍLLIN GATE: Teacher Ficino, para fundar la Technocrat Humanist University!!

FICINO-SAVONAROLLA-PICO DELLA MIRANDOLA: Y la Filosofía?!!

PICO DELLA MIRANDOLA: ¿La Universidad Tecnócrata Humanista?!!!

PÍLLIN GATE (CARRASPEA): Wait, wait, wait!!! Amiguitos, ustedes saber que los hombres no pueden hacer nada con todo eso, ni mucho menos con Filosofía…

PÍLLIN GATE: Of course!, Teacher Della Mirándola. Yo explicar, allí ofreceremos muchas carreras very importantes como: Ingeniería en Creación de Desechos Tóxicos; Ingeniería en Recolección de Desechos Tóxicos –jejeje, ustedes saber: ley oferta-demanda-; pero también Administración de Recursos Sin-humanos; Ingeniería de Peinados para Calvos; Diseño de Corrales para Gallinas; Psicología de Rocas y Plantas; Psicoterapia para Robots, entre otras. Ahh! Y lo más novedoso: un PhD., o Doctorado en Fútbol Nacional y dos Maestrías: Maestría en Recoge-Bolas y Maestría en James-Falcomanía; ellos ser héroes very importantísimos!!! BRUNELLESCHI: … Estos “héroes”…

FICINO: Es verdad, Mr. Pillín Gate. Pero la Filosofía hace algo con el hombre… POLIZIANO: Sí, y la Literatura… BOTTICELLI-BRUNELESCHI: Como el Arte... FICINO-PICO DELLA MIRANDOLA: O la Filosofía... SAVONAROLLA: No es... útil... (TODOS): PERO ES NECESARIA!!! SAVONAROLLA: Una pregunta, míster Pillín Gate, ¿quién va a pagarme por darte

PÍLLIN GATE: Oh, yeah! Deportistas!!!

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una patada en el culo? Pero antes, con todo cariño, mi bendición: Te deseo lo peor o, si soy piadoso, un fracaso sin tanto sufrimiento, ¡Va fanculo!!!

POLIZIANO-SAVONAROLLA: Sino la inteligencia espiritual. En todo caso, míster Pillín… (TODOS): ¡¡VA FANCULO!!

(TODOS): Amén.

(PÍLLIN GATE SE VA. LOS HUMANISTAS SE QUEDAN SOLOS, MUY SOLOS…, ESTÁN DESOLADOS; ANSIOSOS SE CANSAN DE ESPERAR ENTRE LA PENUMBRA)

PÍLLIN GATE: Já!! Dizque Humanistas!!! Ustedes ser pobres bestias ignorantes!!! PICO DELLA MIRANDOLA: Míster Pillín, no es el cuero lo que hace a la bestia de labor…

BOTTICELLI: Hermanos, vámonos; porque, como nos enseñó Shakespeare, es inútil buscar aquí a quien no quiere que lo encuentren…

BRUNELLESCHI-BOTTICELLI: Sino el alma bruta y sensual… FICINO: Ni la separación del cuerpo lo que hace al ángel…

Nelson Reinoso Fonseca. Filósofo Universidad de Antioquia. Realizó estudios en Ciencias de la Educación de la Universidad de La Salle de Bogotá y Psicopedagogía de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Escritor y dramaturgo. Ganador de la beca de creación teatral con la obra Alguien Llego, 2013.

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“Estas son las fundaciones activas de nuestro hábitat. Si la filosofía se da por tarea positiva, y por deber moral, construir la próxima casa de los hombres, debe ante todo comenzar por sus fundaciones. Casa, en griego, se dice Oikos; (…) esa, inmediata, fresca y próxima, que cantan mi dilección por el decorado de esta estancia con tejas de nubes, con murallas de roca y de hielo, con piscina oceánica, con suelo de hierba y de arena y con techo de noche. Redescubierta por el cuerpo, en sus caminadas locales y por sus acostadas bajo las estrellas…”

Michel Serres Fragmento del texto Regreso al Contrato natural de Michel Serres, Traducido por Luis Alfonso Paláu Medellín, julio de 2007


AGRADECIMIENTOS Administración Municipal El Carmen de Viboral “Territorio de vida y paz” Néstor Fernando Zuluaga Giraldo Alcalde Joaquín Suárez Fundación Confiar en la cultura Santiago Muñoz Oficina de Extensión Universidad de Antioquia, Seccional Oriente Dolly Alzate Biblioteca Pública Municipal Olga Lucía Vargas Vargas Institución Educativa Fray Julio Tobón Diego Ortega Café de las Historias María Alejandra Saldarriaga Transcripción Conferencias Andrea Giraldo Convenio Comfenalco Antioquia

Artistas invitados: Raúl Restrepo Nelson Reinoso Fonseca Gustavo Mejía, Liceth Zuluaga y el semillero de teatro Fray Julio Tobón Otros Ponentes invitados: Conrado Giraldo Marco Mejía Luís Felipe Garcés Miguel Ángel Ruíz Elizabeth Palacio John Fredy Lenis Carlos Andrés Martínez Sala de Exposiciones Temporales - Museo de la Cerámica Instituto de Cultura El Carmen de Viboral Equipo logístico Los trogloditas Sergio Castaño Jorge Ramírez Diana Pérez Laura Mejía Carolina Castro John Montoya (el primo)

Gracias al apoyo incondicional de La Fundación Confiar, que hace tangible su idea de economía solidaria para el fortalecimiento de la Cultura



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