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Propuestas para implementar el informe de la Comisión Verdad

maRiana benaVides bolaño* PROPUESTAS PARA IMPLEMENTAR EL INFORME DE LA COMISIÓN VERDAD

El Instituto Pensar y el Programa Suma Social organizaron un taller con varios sectores representativos de la sociedad civil para plantear propuestas respecto a la implementación del informe final de la Comisión de la Verdad.

“V amos a construir desde la verdad, desde la verdad buscada, no desde la verdad dada por un hecho. (…) Uno construye el método, pero la verdad es siempre una sorpresa, es un descubrimiento”, expresó el padre Francisco de Roux, S.J., quien fue presidente de la Comisión de la Verdad, en el evento ‘Propuestas de la sociedad civil para la implementación de las recomendaciones del informe final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad’, organizado el 29 de agosto entre el Programa Suma Social y el Instituto Pensar de la Universidad Javeriana. Como contexto, vale la pena mencionar que el informe final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la no Repetición tiene 12 capítulos, donde el octavo hace referencia a los En el evento Hallazgos y Recomendaciones. En él se se enfatizó la recogen los grandes puntos centrales importancia de del conflicto armado que se investigenerar una garon; al tiempo que las reflexiones conversación y recomendaciones para la no repetinacional, que ción del conflicto. implica construir Por lo tanto, el objetivo de este tajuntos en la ller fue pensar y proponer mecanismos diferencia. para implementar las recomendaciones que aparecen en el informe final de la Comisión, congregando a organizaciones de la sociedad civil que pertenecen a los sectores empresariales, educación, medios de comunicación, asociaciones independientes y aliados internacionales. Algunas de las recomendaciones y reflexiones que recogió el padre Francisco de Roux antes de dar inicio al trabajo que se realizó por sectores fueron:

1. Avanzar en la construcción de paz, es decir, que la paz se convierta en un propósito nacional que le importe y duela a todos los colombianos. Esto implica dejar de lado el “modo guerra” y cambiar la forma como se resuelven los conflictos. 2. Reconocer y reparar a las víctimas del conflicto armado, contribuyendo a su dignificación. 3. Consolidar la democracia, lo que significa sacar las armas de la política y valorar las distintas formas de representación ciudadana. 4. Enfrentar el impacto del narcotráfico, ya que la guerra contrainsurgente se fusionó con la lucha contra el narcotráfico, afectando principalmente al pequeño campesino. 5. Superar la impunidad y fortalecer el sistema judicial. 6. Construir una nueva visión de seguridad, diferente a la seguridad de la guerra. La seguridad que nos damos mutuamente sin armas. 7. Contribuir a la paz territorial. Esto significa proteger las montañas, los ríos, los bosques y las especies nativas y organizar formas incluyentes de reconstrucción de los territorios. 8. Construir una ética civil que ponga el eje en la dignidad humana, lo cual conlleva a cambiar nuestros hábitos y reforzar valores. Esta ética debe tener el referente de la dignidad absoluta e igual, es decir, que todos los colombianos tenemos el mismo valor.

P. Francisco de Roux, S.J. acompañado de Lucía García, directoral del Programa Suma Social; Camila Gómez, consejera para Misión USAID Colombia; Liliana Sánchez, vicerrectora de Investigación de la Javeriana, y Gilles Bertrand, embajador de la Unión Europea.

Mesas de trabajo en las que se realizaron las propuestas.

Con base en este abrebocas de las recomendaciones que se encuentran en el informe final, representantes de los empresarios, de la academia, los medios de comunicación y demás organizaciones planearon sus propuestas desde dos aspectos: la implementación del informe final y el trabajo de acompañamiento al Comité de Seguimiento y Monitoreo, una instancia creada con el objetivo de velar por la implementación efectiva de las recomendaciones hechas en el informe.

Propuestas de los grupos de interés

Las organizaciones de base propusieron tener una estrategia de incidencia articulada con el Plan Nacional de Desarrollo que está en construcción; contribuir a la apropiación territorial del informe, y hacer un mapeo de las organizaciones junto con sus avances para evitar la duplicación de esfuerzos y, más bien, articular el trabajo frente a mecanismos, métodos pedagógicos y metodología.

Por su parte, el sector empresarial considera necesario trabajar en la inclusión laboral, socializar recomendaciones con los empleados y, en los casos a que haya lugar, reconocer a trabajadores como víctimas del conflicto o en proceso de reintegración. Así mismo, se mencionó el compromiso de las empresas por identificar prácticas ecológicas eficientes que contribuyan a la construcción de paz, al tiempo que profundizar los diálogos de las empresas con los territorios.

Desde la academia y medios de comunicación se planteó tener una propuesta unificada de la información como, por ejemplo, integrar diferentes plataformas apuntando a la gobernanza de la información que permita la veeduría de las recomendaciones del informe final. En referencia a la guerra contra el narcotráfico, se propuso fomentar la educación para brindar alternativas económicas y la creación de observatorios de medios con el objeto de autorregular y luchar contra estereotipos que han permitido contextos de violencia.

Los aliados internacionales se centraron en mecanismos de participación efectiva, procesos colaborativos y paz territorial. Para ello, plantearon establecer estrategias de comunicación en la difusión del informe desde la aplicación de un enfoque diferencial y de interseccionalidad; así como pensar la paz en términos de la redistribución de tierras, acceso a bienes y servicios y el desarrollo rural.

En cuanto a las asociaciones independientes resaltaron priorizar el trabajo con los jóvenes para que conozcan, entiendan y participen en las recomendaciones del informe y, de esta manera, lograr la no repetición de acciones y situaciones que desemboquen en la guerra o violencia. Asimismo, activar los consejos territoriales de paz; fortalecer las economías propias; reconocer al campesinado como sujeto de derechos; implementar articulaciones entre cultura y paz para las mujeres, entendiendo la impunidad de las violencias de género y posibilitar un diálogo social e incluyente con las comunidades para observar los impactos de las recomendaciones en los territorios.

Por último, en referencia al aporte de los distintos sectores al Comité de Seguimiento y Monitoreo, coincidieron en la ausencia de una explicación sobre sus integrantes, las funciones y la financiación del Comité; así como el rol de la sociedad civil y las organizaciones respecto a este. Por esta razón, se propuso realizar un acompañamiento mediático y de difusión sobre la misión y ruta a tomar del Comité de Seguimiento con el fin de que la sociedad civil lo conozca. A su vez, se planteó tender puentes entre la sociedad y las organizaciones para que estas encuentren en el Comité un interlocutor con el cual se pueda dialogar.

En el evento se enfatizó la importancia de generar una conversación nacional, que implica construir juntos en la diferencia, desde posiciones políticas distintas, sin que ello signifique amenazar la vida del otro. Esta construcción parte del reconocimiento de la historia de violencia que ha vivido Colombia para prevenir en el futuro la ocurrencia de estos hechos y avanzar en la reconciliación y búsqueda de un país en paz

* Practicante de la Dirección

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