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Breve historia de las sustancias psicoactivas y nuestra relación con ellas

Juan daniel gómez*

Desde los asirios tenemos evidencias de usos moralmente aceptables de las sustancias psicoactivas (SPAs). Gan-zi-gun-un hablaba del cannabis como “la planta que aparta la mente”, Azallu como “la mano fantasma” y Qunnabú como enteógeno “Dios en el interior”. Los escitas usaban semillas de cáñamo para inhalar sus vapores (484 – 435 a. C.), Plinio (79 AD) y Dioscórides (90 AD) también se refirieron a sus virtudes. Hacia 1500, Américo Vespucci introdujo en Europa el uso de las hojas de coca, que tradicionalmente las culturas prehispánicas latinoamericanas llevaban siglos utilizando. En 1856 un científico alemán sintetizó por primera vez la cocaína y Coca-Cola, una bebida medicinal creada por el farmaceuta John Pemberton y usó la droEn los últimos 50 ga en su bebida entre 1886 y 1900. En el años aparecieron siglo XX la cocaína y la morfina estaban propuestas en ya patentadas. Latinoamérica en La adicción al opio, la heroína y la favor de un cambio cocaína se extendió posteriormente en de paradigma en los Estados Unidos. En 1910, el predos direcciones: sidente Taft declara a las drogas como la legalización el problema más grave afrontado por la y el enfoque de Nación en la historia y las ilegaliza. salud pública. Para 1919 el “movimiento por la templanza” basado en la 18ª enmienda de la Constitución de Estados Unidos, hace prohibir, entre 1920 y 1932, la manufactura, venta y tráfico de bebidas alcohólicas. Se llamó la época del speakeasy. En la II Guerra Mundial el consumo de SPAs aparece como un problema de sanidad militar y en la conferencia de Yalta se crea un nuevo orden mundial del que surge la ONU. La Guerra de Vietnam y los bombardeos estadounidenses en Camboya a finales de los 60 marcan un hito en el consumo de SPAs en soldados y veteranos. Para 1971 el presidente Richard Nixon declara la llamada “Guerra contra las drogas”, persiguiendo su oferta y demanda ilícitas en busca de un mundo “libre de drogas”. En los últimos 50 años aparecieron propuestas en Latinoamérica en favor de un cambio de paradigma en dos direcciones: una, la legalización [presidentes Cardoso (Brasil), Gaviria (Colombia), Cedillo (México); el excandidato Jadue en Chile y el presidente Lagos]. La otra, un enfoque de salud pública medicalizando el consumo de SPAs (incluido el de los consumidores ocasionales y funcionales), trasladando de la delincuencia (que solo ocasiona costos al Estado) a la medicalización. Así emergen 350 millones de nuevos cotizantes para los sistemas de salud y la big pharma, según la OMS.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, funda su enfoque sobre las drogas desde la salud pública y la sustitución de cultivos, tal vez desde el crowfunding capitalism, realizando “asambleas cocaleras” en la región del Catatumbo, mayor proveedor mundial de cocaína, con más de 40.000 hectáreas de coca cultivadas actualmente. Apelando a la vocación agrícola pre-cocalera, compartida con varias generaciones de habitantes a lado y lado de la frontera con Venezuela, propone la sustitución de hoja de coca por el cultivo de arroz, cacao y café.

El éxito de las “asambleas cocaleras” depende, no solo del sometimiento de las organizaciones criminales, sino del diálogo y resolución del conflicto con las organizaciones insurgentes, así como del restablecimiento de las relaciones comerciales con Venezuela, de la voluntad política del gobierno y de la participación de los habitantes de la frontera con Colombia.

La idea de industrializar la producción granjera requiere la certificación de semillas, infraestructura de producción, acopio y distribución, la reconstrucción de las vías terciarias, otras vías a otros centros poblados, asegurar la demanda y unas utilidades cercanas a las que obtienen los cultivadores por la hoja de coca. ¿Qué ocurrirá con la demanda de cocaína en el mundo? ¿Cuál será la reacción de la economía subterránea al reducirse la oferta del principal proveedor de cocaína del mundo y cómo actuará? ¿Cabría opinar que, probablemente, invertir el dinero de la guerra contra las drogas en un gran proyecto cultural sobre cómo relacionarnos con las SPAs, reduciendo daños y previniendo riesgos, más que un enfoque global por la regularización de la oferta y la demanda liderado por la ONU sea una solución más razonable que legalizarla por decreto?

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