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El mapa incierto de Suramérica

ana carolina evangelista mauaD*

EL MAPA INCIERTO DE SURAMÉRICA

Tradicionalmente, se considera la política exterior como una política de Estado y por eso, de cierta forma, protegida de los cambios de gobierno. Ahora bien, ¿qué pasa con la política exterior cuando los cambios de gobierno se dan porque ha habido transformaciones en sus sociedades? Al considerar la política exterior como una política publica y que en las democracias debería representar los intereses de su ciudadanía, podríamos esperar que cambios en las sociedades impacten la política exterior. En ese sentido, ¿cómo leer las últimas elecciones de Chile, Colombia y Brasil? ¿Cómo queda la región después de las elecciones y qué nos comunica sobre sus sociedades? La elección del presidente Boric hizo más evidente parte de la sociedad chilena que históricamente fue marginalizada, representando deseos de cambio. Muchas de estas aspiraciones fueron rechazadas por la otra parte Los tres países de la sociedad, que votó no a la procomparten el puesta de una nueva Constitución. Por hecho de que sus su vez, Colombia eligió un presidente sociedades están con un perfil opuesto al histórico del divididas, lo que cargo y con una agenda política declaimpone desafíos rada abiertamente de izquierda. Sin emde gobernanza. bargo, el éxito en las urnas solo se dio después de una segunda vuelta contra un candidato completamente antagónico y que terminó recadando un porcentaje significativo de los votos. Ya en Brasil, por primera vez desde la redemocratización en los ochenta el presidente de turno no logró ser reelecto y Lula ganó la elección con una diferencia de tan solo 2 millones de votos en relación a Bolsonaro, mientras que se eligió un Congreso Nacional con mayoría conservadora. Adicional a eso, apoyadores del presidente Bolsonaro han contestado los resultados y han hecho protestas bloqueando carreteras en todo el país. Así las cosas, no hay una lectura única de qué pasó en las últimas elecciones de la región, los resultados son ambiguos e imponen un desafío a la comprensión de la política regional y de lo que está por venir. La conclusión más directa es que estas sociedades han cambiado, lo que hace más difícil entender la política de manera general y, por supuesto, también la política exterior. Los tres países comparten el hecho de que sus sociedades están divididas, lo que impone desafíos de gobernanza y hace que sea muy difícil definir intereses nacionales – tanto al interior, cuanto al exterior. En momentos de turbulencia doméstica y de redefiniciones del interés nacional, la formulación e implantación de política exterior se tornan mucho más complejas, inciertas y provisorias. Por lo tanto, aunque haya algunos elementos de la política exterior del Estado Nacional preservados, mucho está siendo reconfigurado y adaptado para dar cuenta de los cambios dentro de las sociedades chilena, colombiana y brasileña.

Es por eso que es muy complicado pensar que estamos observando una nueva “marea rosa”, con el dominio de gobiernos de izquierda en estos países. Aunque seguramente vamos a ver en los próximos años muchas fotos con Boric, Petro y Lula juntos en iniciativas internacionales, trátase de visiones diferentes de qué significa ser de izquierda y qué implicaciones eso tiene en sus políticas exteriores. Pero, sobre todo, trátase de sociedades divididas y que los desafíos internos van a dificultar cualquier iniciativa más contundente de integración regional. El discurso de una región unida por la izquierda seguramente estará presente en los discursos de política exterior, pero su traducción en iniciativas concretas de integración regional será muy difícil de ser cumplida.

En conclusión, las sociedades están divididas y ninguna victoria es definitiva. Los próximos años serán desafiantes para la economía de la región y podrán tensionar aún más las divisiones internas, imponiendo desafíos a la política exterior y a los sueños de una integración regional más sustantiva. Las sociedades de Chile, Colombia y Brasil han cambiado y todavía la política intenta interpretarla para construir sus bases. Mientras tanto, podemos esperar muchos discursos, algunos contradictorios, otros provisorios y pocas definiciones concretas compartidas entre los países de la región. El mapa para los próximos años es incierto. Aunque pueda pintar como más rosado para unos, hay que estar atento a los cambios internos a las sociedades

* Directora de la Carrera de Relaciones Internacionales

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