Patrimonios, espacios y territorios.Óptica de la experticia y prácticas locales en Quibdó (1880-1970

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Doctorado en ­Ciencias Sociales y Humanas de la Pontificia Universidad ­Javeriana. En ella se publican significativos ­trabajos de ­investigación doctoral por sus aportes temáticos, su pertinencia social y su profundidad analítica y metodológica.

este libro es un tejido de lugares, no solo porque habla de maneras de hilar territorios, sino además porque concibe, de entrada, el espacio como una red en permanente estado de imbricación, de construcción y de nominación, eso sí, atizada por la pugna, por la contravención, en un juego de poderes y contrapoderes, que transitan desde “la ciudad experta” hasta los rizomas de la territorialidad.

Sus libros se destacan por la construcción de un problema de investigación interdisciplinario, el desarrollo de un ­trayecto de indagación original y el diálogo crítico con diversidad de enfoques, perspectivas y opciones teóricas de las ciencias sociales y las humanidades.

De esta manera, este trabajo propone y materializa un modelo teórico y metodológico de análisis, diríamos un estudio de referencia, para comprender de una forma holística los procesos formativos y constitutivos de los espacios y de los territorios, para lo cual pone en situación de interpelación y de tensión los proyectos propios de la hegemonía del poder frente a las epistemologías locales —para usar el concepto del senegalés Yoro Fall— que producen, enuncian y materializan los saberes acumulados en una dinámica continua de habitar y transmitir. En este escenario, se vislumbra un esfuerzo provechoso de interdisciplinariedad que, partiendo de la arquitectura, se articula con los estudios culturales, además de otros intersticios disciplinares que supuso entronques transdisciplinares. De esta forma, las nociones y la problemática del patrimonio, quizás el eje articulador de este trabajo, pudieron ser deshilvanadas críticamente, para arribar al puerto en el cual la constitución de territorio, matriz de memoria y de patrimonio, debe ser aprehendido poniendo en cuestión las distintas formas de leer y percibir el territorio en tanto contenedor de poderes, contrapoderes, conocimientos expertos y saberes vitales que son producidos, apropiados y transmitidos en el marco de la relación entre las comunidades y los hábitats.

PATRIMONIOS, ESPACIOS Y TERRITORIOS

de acuerdo con el historiador rafael díaz díaz,

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e n c u e n t r o s es una colección del

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Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas: Colección Encuentros

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natalie rodríguez echeverry

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natalie rodríguez echeverry patrimonios, espacios y territorios

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Óptica de la experticia y prácticas locales en Quibdó 1880–1970

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natalie rodríguez echeverry

es doctora en Ciencias Sociales y Humanas, magíster en Restauración de Monumentos Arquitectónicos y Arquitecta de la Pontificia Universidad Javeriana. Actualmente es profesora de esta universidad, donde está a cargo de cursos sobre historia, urbanismo e investigación, en áreas específicas de la arquitectura, el urbanismo y la archivística. Desde el 2006, se dedica a indagar temas asociados con las poblaciones afrocolombianas en la ciudad de Bogotá y en zonas del Pacífico colombiano. También ha investigado y trabajado temas referentes al patrimonio cultural inmueble, a los centros históricos declarados de Colombia, así como a los saberes ancestrales y los territorios locales. En los últimos años su línea de investigación se centra en la pesquisa y en la reflexión de las relaciones entre el patrimonio, el territorio, el espacio y el poder, en directa relación con las comunidades locales. Entre sus publicaciones se encuentran: Estado del Arte de la investigación sobre las comunidades de afrodescendientes y raizales en Bogotá D. C. (2006); Encuentros y desencuentros de saberes y experticias en el patrimonio cultural inmueble. Reflexiones del contexto colombiano (2017); y Territorio, espacio y poder: una apuesta hacia otras formas de indagación de los territorios locales (2019).

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Pat ri mon io s , e spacio s y t e rri torio s



Pat ri mon io s , e spacio s y t e rri torio s Óptica de la experticia y prácticas locales en Quibdó (1880-1970)

Natalie Rodríguez Echeverry ◉


Reservados todos los derechos © Pontificia Universidad Javeriana © Natalie Rodríguez Echeverry Primera edición: diciembre de 2019 Bogotá, D. C.

Corrección de estilo: Camilo Sierra Sepúlveda Diagramación: Diana Murcia Diseño de cubierta: Camilo Umaña

ISBN (impreso): 978-958-781-432-3 ISBN (digital): 978-958-781-433-0 DOI: https://doi.org/10.11144/ Javeriana.9789587814330 Número de ejemplares: 300 Impreso y hecho en Colombia Printed and made in Colombia

Ilustraciones: Juan Carlos Cancino

Editorial Pontificia Universidad Javeriana Carrera 7 n.° 37-25, oficina 1301 Edificio Lutaima, Bogotá. D. C. Teléfonos: 320 8320 ext. 4205 www.javeriana.edu.co/editorial

Pontificia Universidad Javeriana | Vigilada Mineducación. Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964. Reconocimiento de personería jurídica: Resolución 73 del 12 de diciembre de 1933 del Ministerio de Gobierno.

Dibujo sobre cartografías y aerofotografías: María Catalina Villamizar Impresión: Javegraf

MIEMBRO DE LA

ASOCIACIÓN DE UNIVERSIDADES CONFIADAS A LA COMPAÑIA DE JESÚS EN AMÉRICA LATINA

RED DE EDITORIALES UNIVERSITARIAS DE AUSJAL www.ausjal.org

Pontificia Universidad Javeriana. Biblioteca Alfonso Borrero Cabal, S. J. Catalogación en la publicación Rodríguez Echeverry, Natalie Mercedes, autora Patrimonios, espacios y territorios : óptica de la experticia y prácticas locales en Quibdó (1880-1970) / Natalie Mercedes Rodríguez Echeverry. -- Primera edición. – Bogotá : Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2019. 482 páginas : ilustraciones, mapas ; 24 cm Incluye referencias bibliográficas (páginas 449-470). ISBN : 978-958-781-432-3 1. Patrimonio arquitectónico - Quibdó (Chocó, Colombia) 2. Espacio urbano - Quibdó (Chocó, Colombia) 3. Ordenamiento territorial - Quibdó (Chocó, Colombia) 4. Desarrollo urbano - Quibdó (Chocó, Colombia) 5. Patrimonio (Derecho) - Quibdó (Chocó, Colombia) 6. Bienes raíces - Quibdó (Chocó, Colombia) I. Pontificia Universidad Javeriana. Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas. CDD 711.4986151 edición 21 ___________________________________________________________________________ inp 15/11/2019 Las ideas expresadas en este libro son responsabilidad de su autora y no reflejan necesariamente la opinión de la Pontificia Universidad Javeriana. Prohibida la reproducción total o parcial de este material sin la autorización por escrito de la Pontificia Universidad Javeriana.


c on tenid o

Prólogo

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Presentación

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Introducción

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Pa rte I. Quib d ó: c onformación y c onstruc c ión espac ia l Capítulo 1. El discurso del progreso: promover el cambio en contraposición al atraso

45 47

Hacia la búsqueda del cambio

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El atraso en contraposición al progreso

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Capítulo 2. Construcción de la ciudad bajo la óptica de la experticia Hacia el progreso material: una empresa de orden y control Capítulo 3. Cuestión de obras físicas: reforzando el discurso del progreso

97 100 199

Erigir y señar el territorio: tras la táctica de disposición de las obras inmuebles

203

Más allá de la piel del edificio: prácticas y dinámicas

243

Hacia el progreso moral e intelectual: una empresa espiritual y educativa

257


Parte II. Quib d ó: pr ác ticas u rba nas y arquitec tónic as l o c al es Capítulo 4. Hacia la ocupación y conformación espacial: apuestas locales por crear y devenir territorio

289 291

Recorrer y explorar el espacio: abrir y marcar el suelo

294

Distribuir y conformar espacialidades: maneras de construir territorio desde los grupos locales en Quibdó

324

Relacionar y crear: entre prácticas y lógicas locales, tras la construcción de espacialidades de significación y singularización

358

Parte III. Quib d ó: espac ia l ida des de signific ac ión y singul ariz ación

389

Capítulo 5. Conectar y relacionar: relaciones que se construyen y constituyen espacialidades de significación y singularización

391

Entre muchas espacialidades de significación y singularización

395

Más allá de la representación e implementación del orden y el control: espacialidad urbana como espacio de significación y singularización

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Epílogo

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Referencias

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Imágenes y composiciones cartográficas Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC)

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Pról o go

Este libro es un tejido de lugares, no solo porque habla de maneras de hilar territorios, sino además porque concibe, de entrada, el espacio como una red en permanente estado de imbricación, de construcción y de nominación, eso sí, atizado por la pugna, por la contravención, en un juego de poderes y contrapoderes, que transitan desde “la ciudad blanca” hasta los rizomas de la territorialidad. Para Natalie Rodríguez, lo que desde el comienzo hizo posible este texto tiene que ver con la sospecha y el recelo sobre cómo se lee el patrimonio en todos sus sentidos, así esta sospecha fue interiorizada desde su formación como arquitecta, pero particularmente sobre su experiencia en el trabajo, valoración y restauración del patrimonio. Acá se vio envuelta y enfrentada a los procedimientos mediante los cuales el poder o la hegemonía del discernimiento objetualiza y cosifica referentes patrimoniales y de memoria propias de una comunidad y, por extensión, de una nación. La lectura convencional del patrimonio implicaba la puesta en común de una serie de discusiones, que iban desde priorizar el patrimonio meramente como monumento, hasta el reclamo de visualizar el patrimonio como parte íntegra de un territorio, de un espacio, que finalmente le da sentido y significado. Estos desafíos se hicieron tangibles cuando Natalie participo en el proceso de manejo de la Arquitectura Republicana en Quibdó. Se puede decir que allí, en ese momento, y en este contexto, nació la confección de este libro. Mas la urdimbre, además de la sospecha, se generó por un reclamo casi que vociferante. El discurso hegemónico del patrimonio, en el trasfondo de los procesos, no reflejaba por ningún lado a los hacedores y habitantes de los territorios circundantes y del contexto. Es más, amén de la ausencia de un espejo dónde reflejarse, los ocupantes sí interpelaban esas maneras oficiales de decretar el lugarmonumento, exigiendo, en consecuencia, que sus andares y miradas fueran tenidas en cuenta. Es así como la arquitecta e investigadora

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Patrimonios, espacios y territorios

social emprendió la búsqueda y la exploración de otras lecturas, miradas y aproximaciones al complejo proceso de la praxis política, social y cultural que están en la base de la constitución de las territorialidades en Quibdó, desde las últimas dos décadas del siglo XIX, hasta la década de los años sesenta del siglo pasado. Ese período representa lo que puede ser catalogado como la época fundamental en la que Quibdó definió sus pilares centrales como ciudad no-ciudad, en el conjunto de las cartografías espaciales, comunitarias y de memoria. En ese sentido, este libro es una historia biopolítica de Quibdó, capital del Departamento del Chocó. Esa ciudad, pasando del siglo XIX al XX, fue paulatinamente planeada desde una “semántica del poder”, exhibida y puesta en escena por la sucesión de “élites” blancas que encontraron en el progreso occidental y cristiano, como clases sociales iluminadas, el paradigma para desarrollar urbanísticamente la ciudad. De esta forma, se planeó y se materializó la erección de una arquitectura “pesada” y hegemónica, engranaje de una misión civilizadora que actuaría como una suerte de antídoto a la barbarie y al primitivismo imperante en la región, desde la otrora llegada de los primeros misioneros y colonos, artífices congénitos de los intentos por expurgar el mal del fanatismo, del paganismo y de la liviandad tan socorrida entre estas gentes, al decir, por ejemplo, de los discursos de muchos misioneros. Por esta razón, tal proyecto urbanizador, civilizador y moderno, desde sus mismos orígenes, entró en disonancia distópica con el contexto territorial biogeográfico chocoano, ya que tal proyecto en nada se cimentaba o se fundamentaba en las epistemologías locales que venían, de tiempo atrás, construyendo territorio, simbolizando espacios. Por razones que tienen que ver con los procesos de manumisión, de colonización, de violencia y de minería Quibdó experimentó una migración paulatina, sostenida e incontenible, proveniente de las regiones circunvecinas, que terminó por configurar otra ciudad no ciudad, una tonalidad espacial y cultural muy distinta, disruptiva, al proyecto urbano hegemónico de la ciudad blanca.

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Prólogo

Acá se halla uno de los aportes más significativos de la investigación que le da soporte a este libro. Las fuentes, las memorias y las imágenes, puestas en secuencias rizomáticas, terminan por evidenciar un socavamiento de la idea o teoría eurocentrada de ciudad, una ciudad no ciudad típica del proceso de rurbanización, que demanda una revisión crítica, como en el caso de Quibdó, de teorías urbanas hegemónicas y canónicas, para las cuales el desarrollo humano comienza y termina en la ciudad, subestimando las dinámicas propias de las comunidades rurales que, como se sabe, disponen de una cultura anfibia como su más importante factor de construcción de sentido en el territorio. De tal manera que el libro, con suficiencia, logra materializar la opción metodológica y teórica de que la formación y la genealogía del “patrimonio urbano” es posible y deseable entenderlas desde variadas lecturas o miradas, ampliando la noción y presencia del patrimonio y de la memoria a otros ámbitos —preferentemente comunitarios— o procesos sociales antes no considerados como válidos o legítimos. Así, el patrimonio deja de ser un monumento petrificado, para tornarse en un lugar visible de la memoria de las comunidades que forjaron el desarrollo de Quibdó en estas últimas décadas. Encontramos, así, otro logro pertinente de este estudio. A partir del análisis de la constitución de un territorio urbano no urbano, la arquitecta Natalie Rodríguez consolida una noción crítica y problemática del concepto de patrimonio, que, a nuestro juicio, oscila entre la visión hegemónica del patrimonio monumento y la propia del patrimonio memoria, matriz decisiva en la conformación de la identidad social y colectiva. Por ello, al leer este libro y apreciar la deconstrucción crítica de la “realidad” patrimonial, nos vemos enfrentados a la necesidad imperiosa de relativizar o de ensanchar las lecturas dominantes sobre el proceso de la formación del Estado-nación en Colombia. Cuando la autora tensiona el monumento canónico contra esas otras formas de crear territorio y memoria, se pueden vislumbrar esas otras prácticas, maneras, disposiciones y costumbres que no han formado parte del llamado relato nacional dominante.

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Patrimonios, espacios y territorios

Las retóricas oficiales y convencionales propias en la constitución de las miradas hegemónicas del patrimonio, en realidad, han supuesto ocultar y minimizar la presencia vital de otros saberes ancestrales, de otras pautas construidas de conocimiento, en la configuración cultural de los territorios. En consecuencia, el análisis contenido en este libro apuesta por una nueva ética política al exponer cómo los saberes afrodescendientes e indígenas son parte esencial e insustituible en la producción de sentido de los ámbitos espaciales y comunitarios. Igualmente, de forma complementaria y alternativa, este estudio apuesta por una nueva estética social y cultural en cuanto a la forma de explorar las manifestaciones rizomáticas e intersticiales que evidenciaron los procesos de construcción, significación y configuración de las territorialidades. Es realmente impresionante, al observar las imágenes aéreas, el proceso que va perfilando un territorio que va siendo dispuesto en trenzas, como el que va tejiendo un cabello, lo que muestra, además, la tensión, la frontera porosa y el contraste entre la ciudad “blanca” reticular y las espacialidades sinuosas tejidas siguiendo los propios accidentes geográficos, laderas, bosques, los cauces de ríos y quebradas, aferrándose a la memoriosa ancestralidad chocoana de la “cultura anfibia”. En este punto es preciso advertir, para colocar objetivamente el corpus de este libro, que la investigadora social no pretende en este estudio adelantar una especie de “historia negra”, o de poner en perspectiva una “historia afrocolombiana”. Le interesan sobre manera los tejidos y las texturas que construyen territorios. No obstante, y hecha la indicación preventiva, en la medida que el sujeto protagonista y hacedor de tales urdimbres es, en su gran mayoría, gente negra o, si se prefiere, gente afrodescendiente, pues en esa dimensión este libro es un aporte valioso para entender las diásporas afrocolombianas en esta región del Pacífico colombiano. Lo que se muestra con solvencia es la manera cómo identidades y prácticas itinerantes, al vaivén de las aguas y de los sitios, fluyen y confluyen en Quibdó para, a partir de tales capitales culturales, construir nuevas espacialidades. A sus portadores, la autora los llama “pobladores negros” y los sitúa en un

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Prólogo

lugar de primer nivel en cuanto a que ellos son, en buena medida, los agentes transformadores y responsables del desarrollo espacial, urbano y rural, de Quibdó desde finales del siglo XIX, hasta pasada la primera mitad del siglo XX. Y si bien el estudio se focaliza en Quibdó, pues deja traslucir las conexiones internas, entre barrios, también rescata las que trascienden el ámbito quibdoseño. En esta medida, las gentes negras de Quibdó no solo llegan para establecerse allí, sino que son permanentes sus vinculaciones, sus rutas y sus conexiones. Así, se establecen especies de diásporas circulares que mueven a la familia extendida, las prácticas agrícolas, las técnicas de pesca, los saberes artesanales, las prácticas curativas, los festejos y los productos comerciales y de trueque. De esta manera, no es posible imaginar a los pobladores negros que tejen espacio en Quibdó, llegando allí y dándole la espalda a su entorno, cortando las conexiones; eso es imposible, eso no se puede dar dentro de las dinámicas que, de manera permanente, ligan sitios, poblados y centros urbanos. Todo un andamiaje teórico, tejido de manera interdisciplinar, posibilita la rigurosidad crítica en el análisis de los procesos espaciales y de intervención social. El espectro de nociones y conceptos ejemplifican las distintas aristas problémicas en las que se desdoblan los fenómenos socio-espaciales. Algunos de ellos, posiblemente los más relevantes son poder y contrapoder, el espacio-territorio rizoma (espacios estriados y lisos), las relaciones espaciales de fuerza, territorio como lugar relacional, progreso y atraso, conocimientos expertos y saberes ancestrales, óptica de la experticia —la ciudad hegemónica— el tejido tradicional contrapuesto y, en fin, todas las retóricas que hablan de la existencia, supuestamente, de un atraso atávico que, en últimas, le da argumentos a la élite para proyectar la materialización de la ciudad blanca hegemónica. Las vías metodológicas trazadas para este estudio llevaron a la arquitecta Natalie Rodríguez a operar una lejanía crítica respecto de los asuntos canónicos de la arquitectura frente a la concepción lineal y vertical del patrimonio. La investigación social interdisciplinaria y

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Patrimonios, espacios y territorios

una nueva actitud ética y estética posibilitaron reunir varios materiales de información de archivo, exploraciones de terreno, cartografía, imágenes aéreas, imágenes y la realización de dinámicas de gestión de la memoria. Así se facilitó lo que, a nuestro juicio, puede significar el meollo central de la apuesta metodológica: operar el contraste arqueológico y genealógico de los rizomas espaciales mediante el análisis y la interpretación de contenido, la sistematización de datos de propiedad, compra y ventas de predios, las dislocaciones visuales presentes en las aerofotografías, imágenes fotográficas, cartas, discursos, artículos de prensa, sermones, informes misionales y la propia visión contenida en las narrativas de los “pobladores negros” recogidas en sendas sesiones colectivas, a manera de talleres, e individuales. De tal suerte que el resultado analítico consistió en una deconstrucción de las visiones verticales y unilaterales sobre el espacio como patrimonio, concebido y normado más desde la rigidez propia del Estado, de sus instituciones, de los funcionarios e, incluso, de muchos académicos. Acá, en contravía, los hábitats quibdoseños y sus genealogías, en su proceso de constitución y simbolización, son estudiados, leídos y consignados desde varias ópticas o focos de lectura que concurren al mismo nivel de interpretación y de análisis. Se trató, en resumidas cuentas, de explorar y de enfrentar el espacio del poder contra el poder del espacio social alrededor de los trazos, marcas y rizomas que va dejando la estela de la presencia, ocupación, construcción y permanencia de las entidades sociales comunitarias que se van desplazando desde distintas áreas circundantes a Quibdó y se van asentando en la ciudad, pero en territorios que, por su naturaleza obtenida, desafían las nociones dominantes teóricas de lo urbano, concretando ese escenario que hemos dado en llamar la ciudad no ciudad. La exploración de los tejidos territoriales de la ciudad no ciudad avanza, en términos generales, a lo largo de dos momentos muy bien acotados, y que constituyen las tres partes o secciones de este libro, que bien se pudieran sintetizar en la confrontación o tensión entre la “óptica de la experticia” de conocimiento experto

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Prólogo

hegemónico de las élites y el despliegue de los saberes locales como dispositivos fundamentales en la construcción de territorio, por lo general, circundante a la retícula establecida por el poder de la óptica de la experticia. De esta manera, entonces, en la primera parte, se analizan las retóricas del atraso que terminan por darle sustento a la necesidad del progreso y por ende a la erección de la ciudad dominante con sus íconos grandilocuentes. Luego, se interpretan aquellos dispositivos hegemónicos de las élites blancas para planificar un proyecto de ciudad “blanca”, erigiendo edificios y monumentos que a su vez son referentes del paradigma de la modernidad; es lo que la autora llama “modelo de disposición”, que se puede asociar al hecho de la construcción y referenciación del espacio urbano desde un discurso y una posición de privilegio y poder. El segundo momento constituye esa otra mirada desde abajo, desde el mismo sabor de la tierra y de los conocimientos o prácticas locales de los pobladores. Acá Natalie habla de los “andamiajes locales constitutivos de territorio urbano”, esto es, las maneras como se teje y se da sentido a un territorio desde estructuras sociales como la familia extendida, el conocimiento ancestral, las creencias religiosas, las expresiones lúdicas, las técnicas agrícolas y de pesca, la experiencia adquirida en las alternancias itinerantes y, en fin, el despliegue de un universo de saber tradicional en aquellos espacios ocupados y que constituirán el nuevo anclaje de la familia y la comunidad. Y es que construir territorio desde los saberes locales, desde las redes y prácticas significativas, tiene, ni más ni menos, el propósito vital de proporcionarle cabida, sustento y un armazón al hecho de crear o reforzar la comunidad, la familia y las redes de cohesión comunitaria que, por lo mismo y ya lo habíamos señalado, implica no solo expandir las articulaciones comunitarias de connotación regional o local que trascienden el escenario de Quibdó, sino que además, y esto es de la mayor importancia, refuerza la adscripción, la cohesión, vital con el territorio. Por eso se habla de territorios de vida, hilados desde lo más profundo del saber acumulado en esa relación orgánica con los espacios que proveen el sustento.

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Patrimonios, espacios y territorios

De tal manera que, visto en conjunto, este libro propone y materializa un modelo teórico y metodológico de análisis, diríamos un estudio de referencia, para comprender de una forma holística los procesos formativos y constitutivos de los espacios y de los territorios, poniendo en situación de interpelación, de tensión, los proyectos propios de la hegemonía del poder frente a las epistemologías locales, para usar el concepto del senegalés Yoro Fall, que producen, enuncian y materializan los saberes acumulados, en una dinámica continua de habitar y transmitir. En este escenario, se pudo vislumbrar un esfuerzo provechoso de interdisciplinariedad que, partiendo de la arquitectura, se articula con los estudios culturales, además de otros intersticios disciplinares que supuso entronques transdisciplinares. De esta forma, las nociones y la problemática del patrimonio, quizás el eje articulador de este trabajo, pudieron ser deshilvanadas críticamente, para arribar al puerto en el cual la constitución de territorio, matriz de memoria y de patrimonio, debe ser aprehendida poniendo en cuestión las distintas formas de leer y percibir el territorio en tanto contenedor de poderes, contrapoderes, conocimientos expertos y saberes vitales que son producidos, apropiados y transmitidos en el marco de la relación entre las comunidades y los hábitats. Rafael Antonio Díaz Díaz Departamento de Historia Pontificia Universidad Javeriana

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Presentación

Quizás deba empezar anotando que el interés por llevar a cabo el presente trabajo nace de la inquietud, pero también de cierta inconformidad que, como profesional de la arquitectura que toma como campo de profundización el patrimonio cultural inmueble, me lleva a cuestionarme acerca de la manera en que se suele aproximarse a la lectura de este. Debo aclarar, entonces, que mi formación específica en y para la intervención de aquellos denominados “monumentos arquitectónicos” me conduce, en una primera instancia, a acercarme a su comprensión, entendiéndolos como objetos enmarcados en discursos expertos y que pueden poseer atributos y características únicas, principalmente referidas a su materialidad y externalidad y, por lo tanto, con lo que estos representan, es decir, como piezas excepcionales dignas de ser asumidas bajo la denominación de monumentos. Sin embargo, pronto esta lectura técnica entra en tensión en la medida en que me hallo o me enfrento a los contextos de implantación, así como a los grupos locales que se encuentran en directa relación con estos, esto es, encontrarme frente a objetos que, más allá de la aleatoriedad, la materialidad y la forma, hacen que cuestione las diversas relaciones que los atraviesan, constituyen y sustentan. En este contexto, trabajos y estudios referentes al manejo del patrimonio material (específicamente asociados a los bienes inmuebles y los centros históricos catalogados como bienes de interés cultural de la nación colombiana), en los que tuve la oportunidad de participar como profesional en patrimonio, se constituyeron en labores en y desde las cuales se confería a un equipo, conformado por profesionales de diversas disciplinas, el poder —entre otros— de señalar qué y cómo debía ser manejado e intervenido, determinando catalogaciones, lineamientos, normalizaciones, entre otras formas de patrimonialización tendientes a su reconocimiento y manejo. Una “experticia” en tanto forma de conocimiento experto respaldada y avalada, pero que, a su vez, obedecía, acataba y cumplía los

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Patrimonios, espacios y territorios

discernimientos estipulados y emanados por una perspectiva hegemónica que, de manera conducente e inductiva, trazaba así mismo la manera de hacerlo, constituyéndose en última en el ente que aprueba y toma la decisión final; hegemonía representada en un Estado que encarna el poder de proteger y salvaguardar los valores asociados a la identidad y la memoria de la nación. Sin embargo, dichas experiencias, prácticas y discursos en torno a la determinación y el manejo del patrimonio inmueble, más allá de sumarse y acumularse de manera progresiva en la medida de los transitares, aumentando gradualmente la experticia particular en torno al tema, condujeron a generar una serie de cuestionamientos acerca de la pertinencia y la forma de emprender dichas lecturas y acercamientos. Así, son formas de aproximación al patrimonio material inmueble que llevaron a la emergencia de tensiones en tanto entradas y salidas alrededor del tema de lo patrimonial, es decir, entre lo que se suponía y estipulaba debía hacerse y aquello que realmente se encontraba, tensiones generadas a partir de la puesta en marcha de aquello asumido como válido y de aquello que se encontraba y hallaba en la indagación y aproximación a los bienes inmuebles en directa correspondencia con los grupos humanos y sus contextos en tanto territorios. Asistía entonces a la imposición de experticias en tanto miradas externas, así como protocolarias incorporaciones sobre lo local, unas y otras que entendía como maneras de anulación de otras formas o entendimientos posibles desde lo local. En este contexto, manejo de centros históricos y, por lo tanto, bienes inmuebles que, más allá de aplicar la experticia que brinda la técnica, no posibilitaban del todo entender la realidad de dichas materialidades ni mucho menos de los contextos; por ende, miradas enfocadas a validar catalogaciones previas y a determinar actualizaciones de lineamientos bajo nuevos requerimientos hegemónicos. En síntesis, una aproximación a la lectura, pero también a la práctica del patrimonio inmueble que enfrentaba y suscitaba resistencias, originadas en la inconformidad de asumir un hecho físico por aparte de las relaciones que lo

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Presentación

constituían y, por tanto, de realizar acercamientos en los que prima no solo la materialidad, sino la legitimación de los discursos de una historia nacional que no siempre incorpora otras historias y valoraciones locales igualmente válidas, por lo que ignora y relega las relaciones que crean los grupos humanos con y desde estos. Así mismo, debo anotar que esta reflexión para entonces coincide con la preocupación que se plantean otros profesionales vinculados al tema del patrimonio (entre los que se destaca el grupo de la Maestría en Restauración de Monumentos Arquitectónicos de la Pontificia Universidad Javeriana), en relación con al abordaje del bien inmueble entendido solo como monumento; por lo tanto, discusiones que giraban en torno a la sentida necesidad de entenderlo asociado al tema del patrimonio cultural, pero, a su vez, en directa correspondencia con el territorio. Así, dichas discusiones evidenciaban tensiones frente al abordaje del tema patrimonial inmueble, planteamiento de nuevas reflexiones, pero sobre todo controversias que animaban la exploración de nuevos caminos y acercamientos en torno al tema; de cierta forma, coincidían con algunos de los cuestionamientos derivados de la puesta en marcha de las aproximaciones hegemónicas. Ahora bien, si las tensiones derivadas de la aplicación de las formas hegemónicas de patrimonialización se hacían presentes en los diversos trabajos que como consultora llevaba a cabo en los centros históricos del país y que concernían igualmente a los bienes arquitectónicos declarados, sumadas a las discusiones que desde la academia se suscitaban y promovían, fue la oportunidad de participar en el Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) del conjunto de bienes de arquitectura republicana de Quibdó el detonante que me condujo a cuestionar aún más la forma de aproximación y, por ende, a perseguir cambiar la mirada hacia la aproximación y el entendimiento de este, dando frente a una inconformidad que venía en crecimiento. En efecto, si bien dicho trabajo se realiza siguiendo lo estipulado y dictaminado por la Ley de Cultura —en el marco de su elaboración, el aprendizaje fue lo relevante—, Quibdó y sus grupos humanos significaron la forma de reflexión que, siguiendo el tema del patrimonio

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material inmueble, me permitiría indagar en otras posibles formas de aproximación a la lectura de la constitución de territorio en clave de patrimonio. Así, en el caso específico de Quibdó, el problema al que me enfrentaba no era aplicar unos términos y parámetros preestablecidos por las formas de hacer hegemónicas: era hallarme frente a contextos dinámicos en los que los lineamientos previamente determinados no siempre encajaban y se correspondían, así como encontrarme ante sectores de grupos humanos locales que constantemente cuestionaban sobre lo que les exponía y preguntaba. En este sentido, la idea de emprender otra lectura que posibilitara otros acercamientos que permitieran revelar historias invisibilizadas o negadas por las perspectivas hegemónicas patrimoniales que no daban oportunidad de ser pensadas ni reflexionadas fue la ruta trazada en el marco del proyecto de investigación que decido emprender en el Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas de la Pontificia Universidad Javeriana; una oportunidad que como apuesta inter y transdisciplinar permitiría pensar a Quibdó, es decir, cambiar y ampliar la mirada frente a la constitución del territorio urbano, en directa relación con el contexto y sus grupos humanos, y con esto posibilitar la oportunidad de vislumbrar otro posible patrimonio en correspondencia con lo inmueble. Así, inicié una búsqueda e indagación de información tendiente a la construcción del archivo que permitió llevar a cabo y nutrir esta apuesta investigativa, recopilación que se hizo posible en las consultas a la Biblioteca Nacional de Colombia, a los archivos de la Fundación Universitaria Claretiana (FUCLA), a la Notaría Primera de Quibdó, a los archivos físicos del Concejo Municipal de Quibdó, al Archivo Fotográfico y Fílmico de la Universidad Tecnológica del Chocó (UTCH), al Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), a la Biblioteca del Banco de la República en Quibdó, al Banco de Tierras en la Alcaldía Municipal, a la Oficina de Notariado y Registro de Quibdó, principalmente. Sea entonces esta la oportunidad de agradecer a todas aquellas personas que aportaron a la realización de esta investigación. Deseo

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Presentación

agradecer muy sinceramente a mi tutor, Rafael Antonio Díaz Díaz, por creer en esta apuesta, por incentivarme a pensar e indagar desde otros puntos y aproximaciones posibles, así como por la libertad de acción y pensamiento para la realización de esta. A la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Javeriana y al Departamento de Arquitectura, por el apoyo absoluto recibido y al Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas de la Pontificia Universidad Javeriana por creer en el proyecto investigativo y apoyar su publicación. Así mismo, fue de gran valor el apoyo otorgado por la Universidad Tecnológica del Chocó (UTCH), en cabeza de los profesores Jaime Echavarría, Víctor Rafael Francisco Valencia y Ana María Arango, por permitir y acompañar la estancia de investigación que se desarrolló en esta universidad de Quibdó, así como a lo largo del proceso investigativo. Sea también la ocasión para agradecer a Mónika Therrien, por las enseñanzas y el apoyo a lo largo de este proceso profesional y académico, y a Jimmy Pinilla, por la retroalimentación, los comentarios y las discusiones sostenidas, así como a los aportes incorporados a este texto. Igualmente, a todas aquellas personas en Quibdó que contribuyeron en los diversos diálogos y encuentros con sus conocimientos y sus aportes, y muy especialmente a Saray Córdoba Arce, Víctor Rafael Francisco Valencia, Antonio Andrade Arriaga, Pedro Largacha, Pedro Fidel Moreno Rentería, Wenceslhao Perea Moreno, Luz América Lozano, Vicente Copete, John Fredy Asprilla, Leovigildo Palomeque, Luz Romaña Cuesta, Jesús Dante Mosquera, Benjamín Correa, Leovigildo García, Rocío Urrego, Gonzalo Díaz y Sergio Mosquera. Por último, agradezco a mi familia, a Jorge, Paula e Isabella, por apoyarme y brindarme su comprensión y ayuda en lo que emprendo.

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Introdu c ción

A finales del siglo XIX la ciudad de Quibdó,1 ubicada en la región del Chocó en el pacífico colombiano, estaba habitada por un sector de élite que poseía el control económico y político, así como el control comercial. La clase dirigente organizó entonces un Gobierno de prácticas biopolíticas sobre la población local, donde primaron las ideas racistas, pero prevalecieron intereses económicos relacionados con una economía y un comercio que acontecían para entonces en la ciudad. Ya para comienzos del siglo XX, en Quibdó ascendió “una nueva élite que usufructuó el proceso desarrollado, sin darle continuidad” (González Escobar 2003, 114), una nueva forma de pensamiento bajo los ideales nacionales de la modernidad que siguieron y obedecieron la óptica emanada desde la lógica mayoritaria precedente. Así es como estos nuevos grupos de élite, con renovados preceptos capitalistas imperantes en el país, emprendieron un nuevo dispositivo de gobierno para la ciudad, una forma de gobierno acorde con los ideales del progreso en la que prevalecían las formas discriminatorias dirigidas hacia los pobladores locales. En este contexto de finales del siglo XIX y principios del XX se abre paso la ciudad de Quibdó, una constitución territorial enmarcada en la presencia de grupos humanos diversos, pero con la particularidad de la existencia de una minoría en tanto élite que ostenta y ejerce relaciones de poder sobre una mayoría local. Un espacio urbano que se erige y, por ende, donde se da forma a una serie de actuaciones urbanísticas en directa relación con la erección de bienes arquitectónicos que representan y escenifican los ideales que encarna 1 Según se consigna el Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad de Quibdó (2011): “El municipio de Quibdó limita por el norte con el municipio de Medio Atrato, por el sur con los municipios de Río Quito y Lloró, por el oriente con el municipio de El Carmen de Atrato, por el nororiente con el departamento de Antioquia, por el occidente con el municipio de Alto Baudó […]. Tiene un área de 3337,5 km2 y una población de 97 714 habitantes, la cual representa el 32 % del total del departamento. El 65 % se encuentran en el área urbana”.

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el progreso. Así, se asiste a la posesión de una hegemonía que dictamina qué, cómo, dónde hacerse, disponerse y erigirse dichas materialidades, con miras a crear un territorio en sintonía con el proyecto progresista imperante para entonces. En aquel momento los quibdoseños vieron aparecer sobre su espacio circundante una serie de instituciones educativas, penitenciarias, hospitalarias, dotacionales y religiosas, así como una arquitectura contextual que alberga el uso residencial de los grupos de élite; piezas materiales que gozan de una ubicación estratégica en el territorio y que obedecen a normas y parámetros expertos, emanados desde la institucionalidad estatal. Así mismo, bienes inmuebles que ostentan y exhiben particulares características físicas, ya que se centran en una materialidad, una semántica2 del progreso exhibida en el ornamento y una semántica del poder representada en las formas arquitectónicas (pórticos, columnas, frisos, tímpanos, etc.). “Representaciones” del poder —ajenas a un contexto tanto natural y social— que se erigen, por lo tanto, en sintonía con el nuevo discurso urbano, acorde con los ideales progresistas que se implantan como deseables desde la óptica de la construcción de una ciudad moderna, constituyéndose en construcciones y materialidades a través de las cuales se pronuncian las ideas modernas en esta ciudad, por medio de una nueva propuesta estética encarnada en lo material. Ahora bien, casi un siglo después, para finales del XX y principios del XXI, cinco de estos inmuebles arquitectónicos erigidos en sintonía con el proyecto que lidera la élite son reconocidos y declarados por la nación colombiana como parte de sus bienes de interés cultural, es decir, como parte del patrimonio cultural inmueble de la nación (el Colegio Carrasquilla, la Escuela Modelo, la Cárcel Anayanci, el Hospital San Francisco de Asís y el Palacio Episcopal), declaratoria patrimonial que reconoce en estas edificaciones atributos asociados a sus valores históricos, estéticos y simbólicos; una nueva mirada hegemónica experta y externa que determina cuál es 2 En el sentido de Castro-Gómez (2009), en el caso de las ferias de exposición de 1910 en Bogotá.

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Introducción

el patrimonio inmueble en una ciudad, en correspondencia con la perspectiva estatal que la dictamina. Así, se asiste al reconocimiento de unos valores históricos, estéticos y simbólicos, cuyos lineamientos previos y homologación posterior se proyectan desde la experticia, lo que lleva a su vez a la afirmación de la representación de la forma que por medio de la materialidad da cuenta de los hechos acontecidos en una ciudad y, por ende, de la mirada que legitima y exalta la constitución de territorio y patrimonio por parte de una experticia externa. El presente trabajo se plantea entonces, en el sentido de que si bien en el espacio urbano se realizan valoraciones y reconocimientos desde un presente y desde una mirada experta, tendientes a la identificación de un patrimonio inmueble, cómo entender que estas lecturas se restrinjan a los bienes físicos no siempre involucrando la indagación de los contextos en que se hallan inmersos y que, por ello, no siempre reconozcan y reflexionen las relaciones que los constituyen, que les dan sustento y desde los cuales también se constituyen; cómo se hace posible entender en una ciudad como Quibdó —que se emprende con la particularidad de poseer una mayoría negra y una minoría blanca— que el patrimonio inmueble decretado desde la mirada estatal solo indague y hasta el momento reconozca inmuebles que dan cuentan de una parte de la historia de esta ciudad y que privilegia entendimientos y conocimientos de ciertos grupos sociales por encima de otros, así como a través de cuáles dispositivos y prácticas hechos a nombre de una experticia que encarna la modernidad se constituye el territorio urbano. De esta manera, la pregunta que enmarca esta investigación se enfoca a pensar: ¿es posible plantear nuevas lecturas que aporten a vislumbrar formas distintas de entender el patrimonio inmueble a partir de la indagación de la manera como se construye territorio urbano desde aproximaciones que no se correspondan con las prácticas y discursos hegemónicos? Y en este sentido, ¿qué otro patrimonio asociado a lo inmueble es posible vislumbrar a través de otras lecturas que indaguen la constitución de territorio urbano en Quibdó? Para ello, a lo largo del trabajo se indaga para el caso del territorio urbano

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de Quibdó tanto en las formas hegemónicas como en las prácticas y lógicas provenientes de los grupos poblacionales locales, con el propósito de obtener una mirada que no solo privilegie a unos e ignore y desconozca a otros. En este contexto, a los bienes ubicados en el sector urbano de Quibdó catalogados como patrimonio inmueble se les reconocen valores arquitectónicos singulares referidos a su estética, los cuales se hallan en correspondencia con el manejo y uso de materiales considerados como innovadores para las primeras décadas del siglo XX, como el concreto armado, valoraciones asociadas a la técnica empleada en y para su erección. En efecto, manejo e incorporación de materiales y empleo de técnicas para entonces considerados de vanguardia y, por ende, elaboración e incorporación de formas físicas que representan desde la arquitectura la denominada época republicana, factura con la que además se escenifica un momento de cambio en la historia nacional que tiende a lograr una anhelada modernidad; por lo tanto, un cambio que encuentra en la arquitectura (evidenciada en inmuebles monumentales o representativos) mecanismos para la transmisión de la semántica del progreso. Bienes inmuebles que, además del reconocimiento de valores asociados a la estética, se corresponden igualmente con la valoración histórica vinculada a la historia de una nación y de una ciudad, así como a través de los cuales se exaltan valores simbólicos que privilegian y vinculan a ciertos sectores de la población. De este modo, más allá que dichos inmuebles posean valores arquitectónicos destacables desde lo formal y que sean estos representativos de la historia de la nación asociada a la arquitectura monumental de un periodo particular, el punto que se quiere destacar es que tales valoraciones y representaciones materiales de un patrimonio inmueble no siempre representan de manera general el sentir y concebir de la población local; por el contrario, para algunos estas dan cuenta tan solo de una parte de la historia de la urbe y, en consecuencia, privilegiaron principalmente a unos sectores sociales de élite de Quibdó durante las primeras décadas del siglo XX.

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Introducción

Lo anotado encuentra sustento en algunas de las indagaciones acontecidas en el marco de la elaboración del Plan Especial de Manejo y Protección del conjunto de inmuebles de arquitectura republicana en Quibdó (Unión Temporal PEMP Quibdó 2010), pero también en la etapa de indagación de la presente investigación, en la que al inquirir algunos habitantes locales por la relación y el vínculo con estos bienes la respuesta no siempre fue hacia su reconocimiento como tal. Se tiene entonces que para algunos habitantes estos bienes representan y simbolizan parte del patrimonio arquitectónico de la nación y también de la ciudad, constituyéndose en piezas que deben ser conservadas y, por lo tanto, protegidas, dados los valores que encierran; no obstante, también se registran sectores que, aunque reconocen en estos bienes valores asociados tanto a la historia como a la arquitectura de la ciudad, consideran que “no son todos los que son” y que se dejan de lado otros edificios importantes en Quibdó. Sin embargo, cabe resaltar la existencia de otros pobladores locales para quienes tales bienes les son ajenos como patrimonio y más bien se constituyen en parte de su cotidianeidad como tantos otros de la escena urbana; sectores de habitantes que no reconocen estos bienes de forma aislada como parte de su patrimonio inmueble, así como valores asociados a su cultura, por lo que los consideran patrimonios impuestos y reconocidos desde lógicas externas. ¿Patrimonio? ¿De qué? ¿Por quién? ¿De quién? ¿Cuáles monumentos? ¿Cuáles edificios? ¿Cuál patrimonio? Estos son algunos de los cuestionamientos que surgen por parte de algunos de estos pobladores al preguntárseles por los inmuebles que ostentan la categoría de patrimonio nacional, interrogantes contestados por estos con afirmaciones como “patrimonio para usted que es blanca”, “patrimonio para un Ministerio que está allá en Bogotá” y “patrimonio impuesto a la brava” y, como relata Víctor Rafael Francisco Valencia, que “desconoce la verdadera significación de lo que hacemos y somos en Quibdó”; por lo tanto, patrimonio inmueble como concepto que es ajeno y no da cuenta de la “cultura de la gente negra” (comunicación personal, 22 de febrero de 2012, Quibdó).

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En este contexto toma relevancia la pregunta planteada por la posibilidad de generar otra lectura que dé cuenta de aquellas miradas, prácticas y discursos que están quedando ocultos e invisibilizados, así como por las posibles lecturas que surgen al vislumbrar formas distintas de entender el patrimonio inmueble y que evidencien otras realidades, entendimientos y aproximaciones igualmente válidos e importantes, una aproximación entre otras posibles que visibilicen miradas no hegemónicas en la constitución de territorio urbano; una lectura que, más allá de pretender, se incluya en y como parte del patrimonio, más bien propende a que el concepto mismo sea evaluado desde las prácticas específicas de los habitantes y constructores de los territorios. Así, distanciamientos de lecturas patrimoniales asociadas a lo inmueble que sustenten valoraciones en tono de memorias e identidades creadas y que más bien den cuenta de otras realidades y construcciones desde lo local. Así mismo, cabe aclarar respecto al conjunto de inmuebles declarados como parte del patrimonio de la nación que, más allá de procurar cuestionarse, debatirse y perseguir cambiarse esta valoración y reconocimiento, es esta forma de valorar la que permite generar nuevas u otras posibilidades de aproximación y lectura, de acuerdo con los requerimientos y necesidades suscitados de la aplicación de los lineamientos tendientes a determinar el manejo y protección de los bienes. De esta forma, es pertinente entender lo acontecido en la construcción de Quibdó para que sea la ciudad que es, en directa relación con los grupos humanos locales que la habita, así como vislumbrar el espacio donde se han entablado —y se dan— las relaciones con el sujeto, y en donde las prácticas y lógicas construyen patrimonio inmueble en contraposición a discursos externos. En este sentido, esta investigación, más allá de tomar, seguir y centrarse en el concepto patrimonio para pensarlo a partir de lo existente en Quibdó, es decir, como algo ya dado y, por lo tanto, cosificado y materializado en formas espaciales monumentales, así como hacer validaciones de valoraciones que obedecen a criterios establecidos por y desde otra experticia o pretender determinar un estudio

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sobre el patrimonio inmueble en Quibdó que se corresponda en otra mirada experta, trata de hacer justamente lo contrario; más bien, procura rastrear las prácticas en torno a las cuales se hace posible vislumbrar patrimonio en sintonía con la conformación de espacialidades en tanto territorio. De esta forma, se desplaza la idea de espacio patrimonial asociada exclusivamente y de manera restrictiva al sitio puntual y su materialidad —monumento-piedra-ruina—, pensándolo más bien en sintonía con la constitución de territorio y, por ende, en correspondencia con las relaciones y prácticas llevadas a cabo por parte de los diversos grupos asociados a este. En este contexto, se configura como una apuesta en torno al tema del patrimonio como construcción social, que va más allá de un discurso legitimado, y en relación con la constitución política del territorio por parte de los grupos humanos locales. En efecto, se pretende incitar nuevas miradas que visibilicen y reconozcan lo otro, lo no conocido, aquello diferente, esas otras lecturas y entendimientos no formales que se contraponen a las estructuras asumidas como válidas, emergencia y visualización de patrimonio como instrumento político en el que la diferencia construye y constituye su propio territorio en tanto patrimonio, otras lecturas desde las cuales se promuevan e impulsen propuestas para releer lo que se ha postulado como patrimonio. Una revaloración patrimonial del término mismo, asociada a su relación con los espacios en la ciudad, que dé cuenta de lo que es hoy, de acuerdo con Ramos (1993), espacios culturales de encuentro, donde tengan cabida aquellas “estructuras ambientales callejeras, tipologías y estéticas edilicias populares, modos particulares de habitar, usos distintivos, condensadores sociales y sistemas urbanos de formación” (31), espacios, elementos y estructuras tildados de “inferiores”, visibilidad de la diferencia, de la carga social, política y cultural. Así, frente a lo expuesto, se persigue desde el presente trabajo reflexionar los espacios urbanos y arquitectónicos de Quibdó desde otras perspectivas, que permitan entrever, descifrar y descubrir diversos y posibles patrimonios, es decir, incitar otras lecturas

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y aproximaciones que posibiliten vislumbrar, percibir y sospechar patrimonio a través de las distintas espacialidades que conforman los diversos grupos humanos locales en tanto territorio. Sin embargo, no se debe esperar una nueva u otra catalogación, clasificación o registro patrimonial, ni un listado que enumere y precise valores asociados a un bien inmueble, ni un estudio que señale qué es patrimonio, cuál es el patrimonio urbano y arquitectónico de una ciudad como Quibdó en términos de inventario y que, por tanto, se constituya en una lectura experta que lo precise y determine. Al contrario, se trata de reflexionar sobre las prácticas y relaciones que se presentan en Quibdó para finales del siglo XIX y pasada la primera mitad del XX, y con ello evidenciar aquello que ha quedado oculto por los discursos hegemónicos que no ofrecen otra mirada al patrimonio, siendo preciso entonces desestructurarlos a partir de su indagación y propiciar nuevas perspectivas que permitan vislumbrar y entrever otros posibles patrimonios. En este sentido, se concibe el espacio físico representado en la arquitectura3 y el urbanismo en la ciudad de Quibdó no como materialidades solas y ausentes, sino en relación con un espacio social construido en tanto hábitat. Prácticas y vivencias sociales y culturales de pobladores locales que dotan a Quibdó de sentido, relaciones que se construyen entre lo físico y social, entre los espacios, los cuerpos y los objetos. Frente a lo expuesto, ¿por qué pensar la construcción histórica de la ciudad bajo un único parámetro, bajo una lógica experta? ¿Por qué no escuchar otras voces y discursos? Continuar este patrón es desconocer la particularidad de la historia y los aportes de las llamadas “minorías” a la construcción de país, así como negarse a abrir otras posibilidades; en cierta forma, es seguir perpetuando modelos preestablecidos que anulan lo local. Del mismo modo, ¿acaso los saberes de las poblaciones locales son menos importantes y relevantes? 3 La arquitectura no es solo la construcción, es la simbiosis entre el sujeto que habita el espacio y el espacio que subjetiva. No hay un sujeto que habite un espacio que está dado de antemano, no es que el espacio esté separado del sujeto.

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¿Se están anulando los saberes populares, los otros conocimientos, y desechando las alternativas locales en correlación con la constitución de territorio urbano por considerárselas menos significativas? No se puede seguir pensado el patrimonio inmueble de estos grupos humanos y de esta ciudad solo desde discursos expertos o bajo anhelos de una idea patrimonial que no da tiempo a indagar y construir, que no cede la palabra porque simplemente “la ley no da espera”. ¿Por qué seguir pensando lo negro asociado solamente al campo y la selva sin cuestionarse su participación en la construcción de ciudad o viceversa, desconociendo la relevancia de las prácticas locales? ¿Por qué perpetuar la lógica patrimonial de los grupos humanos locales bajo parámetros que solamente los reconocen en una cultura de la fiesta y la escenificación? ¿Por qué seguir pensando los pobladores locales como un solo grupo homogéneo? ¿Por qué seguir concibiendo la historia desde quienes la han narrado y no desde quienes la han construido y desde quienes han contribuido? Reproducir estas aproximaciones es desconocer su existencia real como grupo social y caer en racismos y consideraciones que reafirman la discriminación. Es relevante ver a los pobladores locales no solo como un grupo humano homogéneo, donde todos piensan y se comportan igual, sino tener en cuenta las distintas formas de relaciones en tanto significaciones individuales y colectivas, las tensiones y contradicciones que existen en la(s) comunidad(es), así como la manera como estas significaciones han construido territorios a partir de sus prácticas. Pensar y asociar a Quibdó bajo consideraciones del atraso, la carencia y la falta de planeación, así como bajo parámetros en los que prevalecen valores estéticos asociados a la arquitectura “experta” y externa —que supuestamente la distan de ser un interesante objeto de estudio— o no querer pensarla como ciudad, es desconocer sus grupos humanos, las relaciones sociales y las dinámicas culturales que en ella habitan. De igual forma, es ampliar las fronteras de la exclusión que le niega la posibilidad de ser estudiada sin permitir

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descentralizar la mirada de los análisis históricos, arquitectónicos, urbanos y sociales de ciudad. En relación con lo expuesto, se toma como periodo de estudio aquel comprendido entre finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, dado que durante este se emprende en Quibdó la conformación de territorio urbano, enmarcado en un contexto regido por las diferencias entre los grupos humanos que lo constituyen y habitan; un periodo en el que además acontece un proceso de cambio de aldea a ciudad, en el cual se posibilita rastrear los dispositivos de poder, así como las prácticas que se realizan para emprender y llevar a cabo dicha constitución a nombre del progreso, pero durante el cual se hace posible rastrear las prácticas y lógicas que los grupos locales emprenden para constituir también su territorio. Surgen entonces en el marco de dicho proceso distintos interrogantes: ¿cómo se plantea la conformación de una ciudad por parte de una minoría dominante con presencia mayoritaria de pobladores locales? ¿Qué lugar ocupan en dicha conformación urbana cada uno de los grupos humanos? ¿Cómo se constituye territorio por parte de cada uno de los grupos? ¿Qué discursos, dispositivos y estrategias, así como lógicas y prácticas, se implementan para constituir territorio urbano? ¿Qué otro patrimonio no dictaminado desde la hegemonía experta es posible vislumbrar a partir de las constituciones y relaciones que establecen los grupos locales de pobladores con y desde el espacio en Quibdó? Si bien a lo largo del presente trabajo se evidenciará la respuesta a dichos interrogantes, dando cuenta de la conformación urbana y arquitectónica de la ciudad (entendiendo esta constitución como un proceso en el que intervienen tanto los grupos hegemónicos como los pobladores locales) y contribuyendo por medio de esta lectura a vislumbrar y a entrever otro patrimonio desde lo local, esto se hará al reflexionar en torno a los conceptos de espacio y territorio, entendiendo su constitución en directa correlación con las relaciones de poder que en y desde estos se tejen. Así, se tomará la noción de poder, a partir de lo planteado por Mauricio Lazzarato

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en correspondencia con las relaciones de fuerza; se argumentará entonces que la constitución de territorio urbano en Quibdó para el periodo comprendido entre finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX se halla atravesada y solventada en una serie de relaciones de fuerzas, establecidas por los grupos de élite que ostentan el poder a través de una serie de instituciones, las cuales, más allá de entenderse como el centro del poder, su surgimiento se concibe en la medida de las diferencias de las fuerzas que les dan sustento. En efecto, se afirmará que las relaciones de fuerza por parte de la élite quibdoseña se presentan en Quibdó a través de mecanismos y estrategias de control, los cuales tienden a la creación y conformación de un medio en tanto territorio que se proyecta bajo la mirada hegemónica. Así mismo, se evidenciará que dichas relaciones de poder también se encuentran en la constitución de territorio por parte de los grupos humanos de pobladores locales, un poder que, más allá de ser asumido y privilegiado desde la hegemonía, permite pensarse a su vez en y desde otras posibilidades, emergencias y resistencias ante lo impuesto. Se defenderá entonces la idea de que en Quibdó, pese a la imposición, se dan igualmente otras prácticas y relaciones que constituyen territorio urbano desde lo local. En correspondencia con lo expuesto, se reflexionará sobre el poder en sintonía con las nociones de espacio y territorio, es decir, en correlación con las relaciones de fuerza que los constituyen y los producen. Así, la presente investigación se aparta de asumir el espacio como algo ya dado, así como de pretender establecer un estudio referente al poder; más bien, procura rastrear las prácticas en torno a las cuales el poder se constituye de acuerdo con la conformación de espacialidades en tanto territorio. En esta perspectiva se sigue lo trazado por Gilles Deleuze y Félix Guattari a través de las conceptualizaciones propuestas de rizomas, espacio estriado y espacio liso, nociones que sirven para pensar y dar cuenta de las acciones que en, sobre y desde el espacio físico-natural se emprenden y llevan a cabo tanto desde la hegemonía experta como desde las prácticas y lógicas de los

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pobladores locales, pero también de las posibles formas de constituir y habitar el espacio. De este modo, se argumentará la coexistencia de diversas espacialidades en Quibdó, que emergen y obedecen tanto a discursos y prácticas expertas como a las diversas prácticas y lógicas provenientes de los grupos locales. De igual manera, el concepto espacio servirá para evidenciar ciertas relaciones de fuerza que se encuentran en correspondencia con algunas acciones urbanísticas y constitutivas de materialidades erigidas en Quibdó, por parte de la mirada externa que impone su experticia sobre la mayoría local, pero también para dar cuenta que tales espacialidades se dan a partir de las relaciones sociales, desde las cuales estas relaciones también se constituyen. Así, se mostrará que en Quibdó se registran una serie de espacialidades que, además de imponerse como materialidades físicas, evidencian a través de su constitución las relaciones que entran en juego, es decir, posibilitan entrever el espacio como proceso, como un conjunto de distintas relaciones, como construcción social. Por su parte, el concepto territorio, abordado por teóricos del continente americano como Haesbaert y Fernandes, entre otros, se usa entendiéndolo en directa correspondencia con el espacio y las relaciones de poder que se gestan en este, es decir, reflexionando que el mismo espacio puede ser producto de relaciones de poder. Así, este concepto servirá para indagar el control por parte de la élite de los procesos sociales que se llevan a cabo en Quibdó mediante el control mismo del espacio, pero también para rastrearlo en correlación con la delimitación y conformación de espacialidades dispuestas en y sobre este, derivadas también de las relaciones de poder. Así mismo, tomando como eje de reflexión el territorio, este concepto se empleará para pensar la emergencia de distintas materialidades e inmaterialidades que proceden y se derivan de las relaciones sociales que se establecen para entonces en Quibdó, provenientes tanto de la experticia dominante como de aquellos grupos humanos locales, prácticas colectivas e individuales que acontecen en y desde este en tanto maneras de habitar. Lo anterior permitirá evidenciar, a su vez,

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Introducción

la construcción del territorio urbano en Quibdó a través de la constitución de espacialidades, de espacios condicionados por las prácticas y de prácticas que constituyen o reconfiguran espacios y objetos que se dinamizan y transforman. De esta manera, defenderé la idea del territorio como lugar que se constituye y en el cual acontecen diversos tipos de relaciones entre quienes lo erigen, viven, habitan y conviven, así como entre los grupos y los elementos dispuestos sobre el espacio físico, lo que deriva en reconocimientos, valoraciones, afirmaciones o apropiaciones. En síntesis, se mostrará el territorio urbano de Quibdó como espacio de significaciones que se constituyen en las relaciones y formaciones sociales que lo dotan de múltiples significados y sentidos; espacialidades, bienes, objetos, materialidades e inmaterialidades, prácticas como parte de procesos que, a su vez, se cargan de significados, pero que constantemente se resignifican en las distintas relaciones, procesos y tiempos que se escapan de lo deseable, construyendo puntos de fuga en los espacios establecidos desde la óptica externa. Relaciones y construcciones que en la medida en que emergen de procesos generados por parte de grupos humanos posibilitan pertenencias, vínculos y simbologías, los cuales evidencian la carga y la dimensión social y cultural del territorio. En este sentido, se dará cuenta de la constitución política del territorio urbano en Quibdó, en tanto escenario donde confluyen grupos hegemónicos y pobladores locales, y de la convergencia y simultaneidad de territorios posibles en una misma ciudad. Así, se entiende desde la presente apuesta el concepto territorio más allá de la dimensión espacial centrada en lo netamente físico y erigido, y más bien propende a una indagación del territorio urbano a partir de la apropiación generada en las distintas relaciones que establecen los grupos humanos que lo habitan, a través de las cuales tanto estas relaciones como el territorio se constituyen. De igual manera, se piensa el territorio en sintonía con las relaciones de poder y, por lo tanto, en correlación con acciones que producen y construyen, es decir, en relación con la aspiración y voluntad de alcanzar algo, en correspondencia con “procesos” que organizan y, a su vez,

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se organizan. En este sentido, se interpreta y sigue la línea esbozada por Deleuze y Guattari, en sintonía con la formación de territorio en correlación con el “deseo” que produce y “crea” territorio. Se expondrá entonces que en la construcción de territorio entran en juego procesos de producción social, en estrecha relación con la producción deseante, y se defenderá que en el caso específico de Quibdó esto se traduce en una apuesta hecha por los grupos hegemónicos por progresar, en la que el progreso a través del cambio se instituye como la fórmula para avanzar y hacer posible el sueño de la modernidad, que representa a su vez para Quibdó una aspiración por alcanzar una forma distinta de asumirse y reconocerse. Por ello, se presenta la idea de que la producción del deseo se halla en directa correspondencia con las relaciones de poder que derivan en la conformación de espacialidades, deseo incitado e instituido por parte de los grupos hegemónicos y, por tanto, con el establecimiento de relaciones sociales que crean territorio respecto al deseo creado; en síntesis, construcción de territorio que se hace en las relaciones entre espacio y sujeto, donde el deseo, a su vez, lo produce y crea. Transversal a lo expuesto, se señalará que la conformación de territorio urbano en Quibdó se halla en correspondencia con un proyecto de planificación y organización impuesto desde la experticia hegemónica, a través de la implementación de mecanismos de orden y control que actúan sobre la población; organización estratégica que mediante distintos dispositivos como el urbanismo disponen también la constitución de dicho territorio (elementos con funciones específicas, así como organización espacial que afecta la manera de habitar). En este sentido, concebir la urbe se distancia del imaginario asociado a la erección y disposición ingenua de formas y lugares y se relaciona más directamente con la idea expuesta por Santiago Castro-Gómez (2009) de “construir el medio ambiente”, donde sujeto y espacio se constituyen.4 4 En este sentido, se indaga en torno a la idea trazada por Therrien y Jaramillo (2004) respecto a que “La ciudad es el escenario. Es un espacio de contacto humano donde ocurre la interacción

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Ahora bien, si la constitución de territorio —por ende, la organización urbana y la disposición de bienes arquitectónicos— se piensa en relación con una mirada hegemónica externa y experta, a lo largo del presente trabajo se mostrará que dicha experticia en tanto forma que encarna el conocimiento experto y externo se instaura en una ciudad como Quibdó, a través de discursos a nombre del progreso. Relaciones y prácticas en tanto formas de pensamiento hegemónico que se consolidan bajo la imposición de discursos y de estrategias, todos ellos con miras a disponer, ordenar y crear un territorio urbano. Relación entre conocimiento experto y creación de territorio urbano que, a su vez, pregona el progreso, valiéndose para ello de la implantación de escenificaciones del rezago de una región como la chocoana y de una ciudad como Quibdó, haciendo ver a sus pobladores locales bajo representaciones del atraso y tildándolos con denominaciones que los asumen como “semisalvajes”. En este sentido, se mostrará que dichas referencias hacia los grupos humanos locales se corresponden con escenificaciones del atraso que justifican desde la externalidad la puesta en marcha de lo que desde la presente lectura se denominará proyecto progresista para una ciudad y una región. Se meditan entonces de manera transversal, a través del trabajo realizado en Quibdó, las relaciones expertas y externas de poder y de saber, asumiéndolas en la medida de los conocimientos y las prácticas de que se vale la mirada hegemónica para imponer su modelo de disposición de territorio urbano sobre una población de mayoría negra. Sin embargo, a su vez, el presente trabajo evidenciará que la constitución de territorio urbano acontece también desde lo local: formas en que estas imposiciones expertas son negociadas,

y confrontación continua entre diversas formas de la vida humana y de fenómenos culturales materiales que actúan como instrumentos con los que se configuran relaciones y comportamientos entre los habitantes, constituyéndolos como seres urbanos y recreando un medio donde puedan vivir urbanamente. La ciudad se convierte en el espacio imprescindible para controlar y restringir las acciones de los sujetos” (35).

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revertidas, resistidas o no siempre asumidas como valores reales, es decir, pese a la imposición, ciertos grupos humanos locales desarrollan su propio andamiaje territorial, obedeciendo a sus propias lógicas y prácticas; entendimientos y constituciones desde lo local no correspondientes con las formas que se imponen desde la externalidad. Ahora bien, para evidenciar y dar cuenta de las formas en que la experticia externa se impone e instituye en Quibdó para finales del siglo XIX y durante la primera mitad del XX, mediante la implementación y legitimación de formas generadoras de conocimiento, es decir, en cuanto discursos externos y expertos que se traducen y reflejan en la erección de materialidades, así como en la constitución de territorio, desde el presente trabajo se propone y desarrolla la categoría óptica de la experticia. Así, con y por medio de esta se da cuenta de la experticia que representa las formas de saber y de poder y sus dinámicas de deseo, las cuales se instauran a través de las distintas relaciones de fuerza, una experticia generadora de modalidades del poder, como el control que llevan a cabo grupos y sectores sociales que asumen ser Estado. Una experticia que representa el saber legítimo en tanto forma de conocimiento que se asume como cierta, única y válida, discernimiento experto que se contrapone a los conocimientos provenientes de los grupos humanos locales que son catalogados y tildados como inferiores y mínimos. Así, una óptica de la experticia que representa el saber hegemónico, que se autodefine como experta a partir de instituir y crear diferencias con aquello que no se corresponde o que no está en sintonía con sus conocimientos, preceptos e ideas; una experticia que incorpora lo local solo y en la justa medida de los intereses creados en tanto utilidad para la puesta en marcha del proyecto progresista y, por ende, interés que obedece a las necesidades, las exigencias y los requerimientos establecidos por ella misma o por otra institucionalidad con la que comparte intereses e ideales. Conocimiento hegemónico representado en una óptica de la experticia, suficiente para imponer su saber y su lógica en la constitución

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de espacialidades, así como para crear y dar forma a su ideal de territorio urbano. En este orden de ideas, se configura una óptica de la experticia en tanto grupos de élite en Quibdó representados en sectores que asumen una mirada experta, es decir, empoderada de formas de pensamiento hegemónico que ostentan y representan el poder que se construye como legítimo. De esta manera, se constituyen sectores de élite representados por grupos que ostentan el poder constituido a través de las distintas relaciones que crean y marcan diferencias y, por ende, asumen una óptica dirigente, en tanto posición de superioridad frente a los grupos locales. En consecuencia, una representación del poder que se impone sobre una población que, contraria a ella, se considera y recrea ocupando una posición inferior asumida como minoría; así, se establecen relaciones de diferencia acordes con estrategias de escenificación y representación que sirven como sustento para el apoderamiento de las experticias hegemónicas. De este modo, se asiste al empoderamiento del poder encarnado en sectores sociales, el cual, más allá del color de la piel, simboliza la forma de pensamiento hegemónico acorde con los ideales externos, es decir, con aquella manera de autodefinirse, posicionarse, pensarse y asumirse en sintonía con preceptos progresistas como el adelanto, el avance y la mejora. Una óptica de la experticia que representa el poder y el saber y que simboliza la forma hegemónica capaz de instaurar el proyecto progresista para la región chocoana y para la realización de la ciudad de Quibdó, proyecto en sintonía con los ideales del progreso imperantes para finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Una óptica de la experticia que personifica los anhelos por alcanzar el progreso, aquella que se entiende como la única capaz de emprender dicha empresa progresista, dados sus conocimientos, destrezas, aptitudes y características intelectuales que la dotan de la experticia suficiente y necesaria para sacar adelante y desarrollar dicho proyecto de índole nacional. Así, una óptica hegemónica que en Quibdó encarna la élite privilegiada, con miras a constituir y llevar a cabo el proyecto progresista.

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En correspondencia con lo expuesto, el presente trabajo presentará tres apartes principales a través de los cuales tejerá y dará cuenta de los conceptos y posicionamientos referidos. El primer aparte reflexionará y evidenciará, en un primer momento, las relaciones de poder que se ejercen por parte del Estado sobre la región del Chocó, en el contexto de lo que se denominará proyecto nacional moderno, así como proyecto progresista para la región. Así, se dará cuenta de las formas de intervención que, a partir del conocimiento sobre el espacio físico y la población, se suscitan y promueven desde la óptica de la experticia, los cuales acontecen de manera simultánea con los procesos y lógicas que emergen desde lo local. Se mostrará entonces que el imaginario moderno operó en la incursión e intervención de una región como el Chocó, así como en la construcción de un territorio urbano como lo es Quibdó, valiéndose de representaciones en contravía de los ideales modernos, con el propósito de justificar la necesidad del cambio y, por lo tanto, un progreso que requiere y produce efectos de verdad sobre la población, en la medida que se crea el deseo por este. A su vez, en este aparte se expondrá cómo a través de la imposición de toda una serie de discursos y representaciones que relegan y pormenorizan tanto a las espacialidades de un territorio como a sus pobladores se solventa la puesta en marcha de los proyectos del progreso material y moral en Quibdó, esto es, los que se emprenden con miras a conformar un territorio urbano. Igualmente, se evidenciará que, como parte de este proceso, emergen una serie de tensiones ante las formas de control ejercidas por parte de los modelos y pensamientos externos y las permanencias de prácticas y lógicas locales. Por su parte, en el segundo y tercer momento del primer aparte se presentará la constitución de una óptica de la experticia derivada de las relaciones de poder que ostentan sectores sociales radicados para entonces en Quibdó, distinguiendo entre estos tanto a los sectores de élite como a los religiosos misioneros, unos y otros que imponen sus lógicas externas para la construcción de la urbe. En relación al progreso material y moral, se enseñará que las relaciones de

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Introducción

poder que lleva a cabo la óptica de la experticia frente a la población se desarrollan mediante el establecimiento de relaciones de clasificación, segregación, invisibilización, entre otras maneras de estratificación, a través de la implementación de distintos dispositivos de gobierno, como el urbano, con los cuales se reglamenta y normaliza la construcción de territorio urbano. Se expondrá entonces desde este primer aparte lo que se ha denominado modelo de disposición, el cual tiende a la cimentación y erección del suelo para construir territorio urbano desde la óptica de la experticia, modelo estructural que se solventa en una serie de técnicas de organización y planificación urbana, como conectar y comunicar a través de la infraestructura, ordenar y controlar, erigir y señalar, así como repartir e identificar. Así mismo, se mostrará que dichas técnicas están, a su vez, estructuradas por medio de una serie de estrategias con sus respectivas acciones, unas y otras en sintonía y correspondientes con el dispositivo urbano para disponer territorio. Por su parte, el segundo aparte se enfocará en mostrar la generación de territorio urbano en Quibdó, a partir de las relaciones provenientes de los grupos de pobladores locales, entendiendo la creación de espacialidades en correspondencia con las relaciones sociales que estos constituyen y que, a su vez, los constituyen. Así, se apuesta por una indagación de la constitución de territorio desde lo que se ha denominado andamiajes de constitución local de territorio, los cuales emergen desde lo local y, por lo tanto, se apartan de seguir y obedecer a estructuras rígidas que lo organizan y disponen, reproduciendo, copiando e imitando lo preestablecido por y desde el modelo de disposición de territorio urbano emanado desde y por la óptica de la experticia. Se evidenciará —de acuerdo con lo planteado desde el primer aparte— que el imaginario moderno que acompañó y formó parte del modelo de disposición impuesto en Quibdó desde la óptica de la experticia no llegó a impregnar de valores reales al medio y, por tanto, a interpelar a los pobladores locales en general y transformar a través de estos las prácticas y lógicas de lo “otro”. Así, se mostrará

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Patrimonios, espacios y territorios

cómo mediante la emergencia y puesta en marcha de otros conocimientos, entendimientos y experiencias provenientes de los grupos locales se emprenden y materializan formas de constituir y habitar el espacio para dar paso al territorio, es decir, en tanto posibilidades reales de crear y devenir territorio. Se presentará entonces que dicho andamiaje de constitución local, tendiente a crear y devenir territorio, se halla en relación con las formas de recorrer y explorar el espacio, pero a su vez con las maneras de habitarlo, así como con las formas de relación constitutivas de materialidades y espacialidades creadas y erigidas por estos. De esta manera, se vislumbrarán territorios locales que coexisten de manera simultánea con el emanado por la óptica de la experticia, superponiéndose y entrelazándose, los cuales responden y dan cuenta de otras lógicas y aproximaciones para erigir territorio urbano. Así, se evidenciarán otras formas de territorialidad que emergen, se crean y constituyen desde las denominadas minorías, que indagan en los márgenes invisibilizados, en aquello dejado de lado e ignorado, en las designaciones que denotan y señalan aquello considerado bajo una posición inferior, de aquello representado y tildado como atraso, siendo contrario al conocimiento que se asume como legítimo, único y válido. Por último, la tercera parte dará cuenta de lo que se ha denominado espacialidades de significación y singularización, esto es, de aquellas espacialidades que se constituyen y conforman a través de las diversas relaciones que acontecen en el espacio y que, por ende, constituyen territorio por parte de los distintos grupos humanos que en este y desde este interactúan. Dichas espacialidades de significación y singularización dan cuenta de las relaciones que se negocian y coexisten, de aquellos espacios generados y generadores de distintas formas de habitar y experienciar, de construir y construirse, donde confluye y se teje lo asimilado y alcanzado, así como de las experiencias de aquellos que las recorren, viven y habitan. En síntesis, espacialidades donde tiene cabida lo plural, lo diverso y donde se posibilita

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lo múltiple, escenarios de relaciones e interacción, de negociación, de copresencias y simultaneidades. Ahora bien, la presente investigación se emprendió atraída por los abordajes que posibilitan abrir y trazar nuevos caminos y miradas para pensar en y desde las ciencias sociales y humanas. En este sentido, pensar en términos de territorio, espacio, grupos humanos y relaciones sociales, en directa correspondencia con las condiciones de habitar, las relaciones de poder, entre otros, supone reflexionar en y hacia formas de abordaje que posibilitan y promuevan otros entendimientos y comprensiones. Así, se procura romper con formas de abordaje rígidas en las que frecuentemente se inscribe el pensamiento para, más bien, pensar las relaciones que se encuentran inmersas y que evidencian otras posibles realidades. Ante esto, se considera imperante entender los contextos desde y donde se inscribe el patrimonio inmueble, no solo desde una aproximación o de acuerdo con una estructura esbozada desde una disciplina o desde una experticia hegemónica que dictamine y avale la forma en la que el patrimonio inmueble debe abordarse, sino más bien procurar abrirse a diversas entradas que posibiliten un mayor campo de entendimiento. De igual manera, el presente trabajo se aparta de seguir y obedecer acercamientos que se corresponden con estructuras procedimentales (como los términos emanados por la ley) y aquellos que privilegien la lectura desde una sola disciplina (como en el caso de la arquitectura, desde la cual comúnmente se aproxima al bien inmueble, y del campo patrimonial, que privilegia la cosificación del monumento), para pensar en abordajes transdiciplinarios, así como en y desde entendimientos que incluyan lo local. Por lo tanto, promoción de miradas de la arquitectura en correlación con el urbanismo, pero también con la historia, la geografía, entre otras disciplinas, las cuales contribuyen a pensar más allá del objeto material y en este en directa relación con los grupos humanos y los contextos. Estos diálogos entre las disciplinas aportan al entendimiento de los bienes arquitectónicos y del patrimonio

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Patrimonios, espacios y territorios

asociado a este, más allá de la materialidad y la cosificación, y que permite entenderlo a partir de otras formas y planteamientos en el marco de las relaciones que le dan sentido y sustento. En este sentido, se apuesta igualmente por desnaturalizar una serie de conceptos con una fuerte carga legitimadora que hacen que se den estos por sentados (como patrimonio, espacio y territorio), así como dejar de asumir como hechos dados los objetos (monumentos), los sucesos y los fenómenos. En efecto, lo teórico se considera indispensable, pero en el sentido de asumirlo como medio que permita responder a algo específico, a pensar ciertos temas y ámbitos particulares, a indagarlos en sintonía o en diálogo con el trabajo investigativo, donde no se sesguen los resultados por obedecer a parámetros o lineamientos previos y donde sea posible contar una historia distinta, en la que prime la apertura, lo impensado y lo nuevo por descubrir.

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Doctorado en ­Ciencias Sociales y Humanas de la Pontificia Universidad ­Javeriana. En ella se publican significativos ­trabajos de ­investigación doctoral por sus aportes temáticos, su pertinencia social y su profundidad analítica y metodológica.

este libro es un tejido de lugares, no solo porque habla de maneras de hilar territorios, sino además porque concibe, de entrada, el espacio como una red en permanente estado de imbricación, de construcción y de nominación, eso sí, atizada por la pugna, por la contravención, en un juego de poderes y contrapoderes, que transitan desde “la ciudad experta” hasta los rizomas de la territorialidad.

Sus libros se destacan por la construcción de un problema de investigación interdisciplinario, el desarrollo de un ­trayecto de indagación original y el diálogo crítico con diversidad de enfoques, perspectivas y opciones teóricas de las ciencias sociales y las humanidades.

De esta manera, este trabajo propone y materializa un modelo teórico y metodológico de análisis, diríamos un estudio de referencia, para comprender de una forma holística los procesos formativos y constitutivos de los espacios y de los territorios, para lo cual pone en situación de interpelación y de tensión los proyectos propios de la hegemonía del poder frente a las epistemologías locales —para usar el concepto del senegalés Yoro Fall— que producen, enuncian y materializan los saberes acumulados en una dinámica continua de habitar y transmitir. En este escenario, se vislumbra un esfuerzo provechoso de interdisciplinariedad que, partiendo de la arquitectura, se articula con los estudios culturales, además de otros intersticios disciplinares que supuso entronques transdisciplinares. De esta forma, las nociones y la problemática del patrimonio, quizás el eje articulador de este trabajo, pudieron ser deshilvanadas críticamente, para arribar al puerto en el cual la constitución de territorio, matriz de memoria y de patrimonio, debe ser aprehendido poniendo en cuestión las distintas formas de leer y percibir el territorio en tanto contenedor de poderes, contrapoderes, conocimientos expertos y saberes vitales que son producidos, apropiados y transmitidos en el marco de la relación entre las comunidades y los hábitats.

PATRIMONIOS, ESPACIOS Y TERRITORIOS

de acuerdo con el historiador rafael díaz díaz,

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Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas: Colección Encuentros

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natalie rodríguez echeverry

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natalie rodríguez echeverry patrimonios, espacios y territorios

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Óptica de la experticia y prácticas locales en Quibdó 1880–1970

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tapa javeriana patrimonio 2.indd 1

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natalie rodríguez echeverry

es doctora en Ciencias Sociales y Humanas, magíster en Restauración de Monumentos Arquitectónicos y Arquitecta de la Pontificia Universidad Javeriana. Actualmente es profesora de esta universidad, donde está a cargo de cursos sobre historia, urbanismo e investigación, en áreas específicas de la arquitectura, el urbanismo y la archivística. Desde el 2006, se dedica a indagar temas asociados con las poblaciones afrocolombianas en la ciudad de Bogotá y en zonas del Pacífico colombiano. También ha investigado y trabajado temas referentes al patrimonio cultural inmueble, a los centros históricos declarados de Colombia, así como a los saberes ancestrales y los territorios locales. En los últimos años su línea de investigación se centra en la pesquisa y en la reflexión de las relaciones entre el patrimonio, el territorio, el espacio y el poder, en directa relación con las comunidades locales. Entre sus publicaciones se encuentran: Estado del Arte de la investigación sobre las comunidades de afrodescendientes y raizales en Bogotá D. C. (2006); Encuentros y desencuentros de saberes y experticias en el patrimonio cultural inmueble. Reflexiones del contexto colombiano (2017); y Territorio, espacio y poder: una apuesta hacia otras formas de indagación de los territorios locales (2019).

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