Ustedes los pobres, nosotros los ricos

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Ustedes los pobres,

nosotros los ricos Industrias culturales extranjeras y gusto social en Bogotá, 1940-1970 Alberto G. Flórez-Malagón

Alberto G. Flórez-Malagón

Ustedes los pobres, nosotros los ricos

En Colombia, se dice que “los ricos quieren ser europeos, las clases medias norteamericanas y los pobres mexicanos”. Este libro explora el origen de este estereotipo en la presencia de las industrias culturales extranjeras, especialmente el cine en la primera mitad del siglo XX en la capital bogotana. Estas se convirtieron en instrumentos de segregación en las nuevas condiciones urbanas, para profundizar la estigmatización discursiva entre las clases sociales y mantener la estructura básica de la diferenciación social. Así, a la cabeza estaban las preferencias culturales eurocéntricas de las élites capitalinas, mientras se aceptaba lentamente la influencia cultural de los Estados Unidos, en particular en las clases medias emergentes, y se consideraba que las manifestaciones de lo mexicano se alejaban de la “alta cultura”. Ustedes los pobres, nosotros los ricos propone un acercamiento a la constitución de hegemonías y resistencias, en el contexto de las relaciones entre las clases sociales, los mecanismos de construcción de sus identidades colectivas y la negociación sobre quién producía y reproducía el capital cultural como forma de control social en la cambiante Colombia de la época.

Pontificia Universidad Javeriana· Universidad Santo Tomás· Universidad del Rosario

Alberto G. Flórez-Malagón es politólogo de la Universidad de los Andes y obtuvo una maestría y un doctorado en Historia de la State University of New York en Stony Brook. Actualmente, es profesor en la Universidad de Ottawa en Canadá. Trabajó en el Programa de Paz, Conflicto y Desarrollo del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC) en Ottawa. En Colombia, fue profesor en las universidades de los Andes y Javeriana. Fue visitante y conferencista en la Universidad Andina en Ecuador y en las universidades Laval, Concordia y McGill en Canadá e investigador invitado al Instituto de Estudios Avanzados de Madrid. Ha publicado varios libros y artículos sobre dinámicas locales de conflicto, estudios rurales, historia ambiental, historiografía, estudios culturales y transdisciplinariedad en América Latina. Sus intereses de investigación actuales giran en torno a las estrategias para la construcción histórica de ideologías e identidades.

Imagen de cubierta: Monserrate (1958) © Biblioteca Nacional de ColombiaFondo Nereo López


USTEDES LOS POBRES, NOSOTROS LOS RICOS


USTEDES LOS POBRES, NOSOTROS LOS RICOS Industrias culturales extranjeras y gusto social en Bogotá, 1940-1970

Alberto G. Flórez-Malagón


Reservados todos los derechos © Pontificia Universidad Javeriana © Universidad Santo Tomás © Editorial Universidad del Rosario © Universidad del Rosario © Alberto G. Flórez-Malagón Primera edición en español: Bogotá, D. C., diciembre de 2021 ISBN (impreso): 978-958-781-626-6 ISBN (digital): 978-958-781-627-3 DOI: https://doi.org/10.11144/ Javeriana.9789587816273 Número de ejemplares: 300 Impreso y hecho en Colombia Printed and made in Colombia Editorial Pontificia Universidad Javeriana Carrera 7.a n.° 37-25, oficina 13-01 Teléfono: (601) 320 83 20 ext. 4205 www.javeriana.edu.co/editorial editorialpuj@javeriana.edu.co Bogotá, D. C.

Editorial Universidad del Rosario Carrera 7.a n.° 12B-41, oficina 501 Bogotá, Colombia Tel: (601) 2970200, ext. 3113 https://editorial.urosario.edu.co/ Ediciones USTA Carrera 9 n.° 51-11, Bogotá, D. C. Sede Principal, Edificio Luis J. Torres, Sótano 1 Teléfono: (601) 587 87 97 Ext.2991 editorial@usantotomas.edu.co Corrección de estilo: Francisco Díaz-Granados diagramación: Carmen Villegas Diseño de cubierta: Leonardo Fernández Fotografía de la cubierta: Monserrate (1958) © Biblioteca Nacional de Colombia-Fondo Nereo López Impresión: Editorial Nomos S. A.

Pontificia Universidad Javeriana. Biblioteca Alfonso Borrero Cabal, S. J. Catalogación en la publicación Flórez Malagón, Alberto Guillermo, autor Ustedes los pobres, nosotros los ricos : industrias culturales extranjeras y gusto social en Bogotá, 1940-1970 / Alberto G. Flórez Malagón. -- Primera edición. -- Bogotá : Editorial Pontificia Universidad Javeriana, Ediciones USTA y Editorial Universidad del Rosario, 2021. 272 páginas ; 16,5 x 24 cm Incluye referencias bibliográficas. ISBN: 978-958-781-626-6 (impreso) ISBN: 978-958-781-627-3 (digital) 1. Cultura - Historia - Bogotá (Colombia) - 1940-1970 2. Industria cultural - Bogotá (Colombia) 1940-1970 3. Diversiones - Bogotá (Colombia) - 1940-1970 4. Industria cultural - Bogotá (Colombia) - Influencia extranjera 5. Cine colombiano - Influencia extranjera - 1940-1970 6. Desigualdad social Bogotá (Colombia) - 1940-1970 7. Gusto - Aspectos sociales - Bogotá (Colombia) - 1940-1970 I. Pontificia Universidad Javeriana II. Universidad Santo Tomás III. Universidad del Rosario. CDD 306.0986142 edición 21 inp

21/06/2021

Prohibida la reproducción total o parcial de este material, sin autorización por escrito de la Pontificia Universidad Javeriana. Pontificia Universidad Javeriana. Vigilada Mineducación. Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964. Reconocimiento de personería jurídica: Resolución 73 del 12 de diciembre de 1933 del Ministerio de Gobierno.


Contenido Agradecimientos

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Notas introductorias

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Industrias culturales y segregación social en Bogotá, 1940-1970

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El contexto interpretativo

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I. La sociedad bogotana y la glocalización cultural, 1940-1970

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Bogotá transformada

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La nueva urbe y las industrias culturales

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Subordinación discursiva

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La mediación de lo extranjero

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II. El cine extranjero en Colombia: fuerzas comerciales y afinidad cultural

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Importancia creciente del cine

61

Estructura de la distribución

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Películas Mexicanas S.A.

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Aspectos de la recepción

87

El cine mexicano que se vio en Colombia

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III. Articulación e hibridación en las industrias culturales

121

Cines de ee.uu. y México en tiempos de guerra

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Entre el orientalismo y las máscaras

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IV. Lo inaceptable: censura moral e institucional

169

Historietas peligrosas, sobre todo norteamericanas

171

Potencial desestructurador del cine

185

El papel de la Iglesia

195

Autonomía relativa ante la censura

205

Papel de los intelectuales

210

V. Las industrias culturales extranjeras: referente de segregación social en Bogotá

219

Atacando las radionovelas

227

Reacciones ante la música popular extranjera: del bolero al rock

233

El cine en la mira: la jerarquización de los teatros y su público

239

VI. Notas finales

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Referencias

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Agradecimientos Este texto fue posible gracias al apoyo del Social Sciences and Humanities Social Council de Canadá. La mayor parte de la documentación fue obtenida en Bogotá, Colombia, en la Biblioteca de la Pontifica Universidad Javeriana, la Biblioteca Luis Ángel Arango, el Archivo de Bogotá y las librerías de reventa, donde sobreviven interesantes documentos pertinentes a este texto. Invaluable fue el apoyo de Rito Alberto Torres en la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, la asistencia de Antonia Rojas Ávila en la Dirección General de Actividades Cinematográficas, Filmoteca de la Universidad Autónoma de México, y la generosidad de innumerables informantes de Bogotá y México, quienes compartieron sus recuerdos de las décadas que cubren este estudio. Especial reconocimiento merece Luis Alejandro Gómez Amaya por permitirme el acceso al archivo de Pelmex en Colombia y por sus ilustradoras conversaciones. Agradezco el permanente amor, apoyo e inspiración de mi esposa María Margarita López-Castaño, y la convivialidad de mis colegas en el Departamento de Historia y en la Escuela de Desarrollo Internacional y Estudios Globales de la Universidad de Ottawa en Canadá, quienes proveyeron un ambiente académico y laboral propicio para avanzar en la redacción de este libro. Reconozco igualmente la juiciosa y crítica lectura que hicieron en diferentes momentos Florencio Ceballos, Julie Denommée, Myriam Gutiérrez, David Sheinin, Mano Buckshi, César Torres y Veronique Lahaie, cuyas sugerencias fueron invaluables en la escritura de diferentes partes del texto. Igualmente agradezco las conversaciones académicas con Catherine LeGrand, las cuales fueron importante fuente de clarificación en este estudio. Finalmente, gracias a la Editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, a su director Nicolás Morales, y al equipo de editores, especialmente Paola Molano y Francisco Díaz-Granados, pues sin su paciencia y estímulo este libro no habría salido a la luz.

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Notas introductorias Industrias culturales y segregación social en Bogotá, 1940-1970 En Colombia, cuando se habla de influencias extranjeras, a menudo se oye decir que “los ricos quieren ser europeos, los grupos medios norteamericanos1 y los pobres mexicanos”.2 A pesar de ser un simple estereotipo, esta referencia coloquial indica la importancia social dada a los modelos culturales extranjeros y, como se ilustrará en este texto, su papel en el proceso de jerarquización de los grupos sociales en Colombia en la primera mitad del siglo xx. En particular, las élites colombianas dieron valor a aquellos modelos culturales que debían ser preferidos y considerados válidos mientras estigmatizaban otros. Así, el gusto por ciertas películas, junto con ciertas lecturas o cierta música, se utilizó para caracterizar a los individuos en relación directa con su estrato social.3 En Colombia la falta de contacto significativo con comunidades migrantes permitió que la representación de lo extranjero se diera mediada sobre todo por las industrias culturales en la primera mitad del siglo xx, principalmente la radio, el cine, las publicaciones de divulgación, incluidas las historietas gráficas (llamadas también tebeos, cuentos, monitos, cómics o paquitos). Esto contrastó con la tradición previa del mundo letrado que fue el punto de contacto más fuerte con estilos de vida extranjeros, sobre todo europeos, a través de todo el período colonial e inicios del republicano.

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Se hará a menudo uso preferencial del gentilicio norteamericano a lo largo de la obra, en alusión a lo estadounidense, en razón de que fue el más utilizado en la época de estudio. 2 Véase una de las muchas referencias a esta idea en William Ospina, Colombia, el proyecto nacional y la franja amarilla (Bogotá: Norma, 1997). 3 Las diferentes estéticas que la gente escoge son todas distinciones, es decir, escogencias en oposición a aquellas hechas por otras clases. El mundo social funciona simultáneamente como un sistema de relaciones de poder y como un sistema simbólico en el cual estas distinciones se convierten en la base del juicio social y el ejercicio del poder. Pierre Bourdieu, Distinction. A Social Critique of the Judgement of Taste, trad. Richard Nice (Cambridge: Harvard University Press, 1984).

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Las industrias culturales extranjeras dominantes en Colombia fueron europeas al comienzo del siglo xx y casi simultáneamente norteamericanas, pero los procesos de interacción cultural se dieron también, y de forma determinante, en relación con otros países de Latinoamérica, que se posicionaron especialmente a partir de la tercera década del siglo. Un ejemplo central se encuentra en la presencia de las industrias culturales mexicanas, cuya aceptación fue enorme, fundamentalmente entre los sectores populares.4 En especial, su cine apareció articulado con otras expresiones de la cultura de masas mexicana, gracias a la creciente influencia de su música, de las historietas, e incluso de espectáculos populares como la lucha libre y sus ídolos enmascarados. Esta mediación cultural se volvió central en Colombia cuando en el país se consolidaron nuevas condiciones de la vida urbana que redefinieron a sus habitantes. Fue el tiempo de la migración acelerada desde el campo, del crecimiento de los grupos medios, de los intentos de modernización acelerada, del desarrollo urbano, de la Violencia bipartidista, del bandidaje social y de las alianzas partidistas, mediante las cuales, bajo el nombre del Frente Nacional, conservadores y liberales compartieron el control del Estado, y fueron también las décadas del Estado de sitio y del inicio del conflicto armado, que aún perdura en el país. Fue en este contexto de cambio cuando los discursos promovidos en los medios de comunicación por miembros de las élites estigmatizaron a los nuevos inmigrantes rurales, representándolos especialmente a través de referencias culturales que referían su apariencia, lenguaje y costumbres y, sobre todo, a su gusto, cuando interactuaban con las industrias culturales, principalmente el cine. Como lo discute la autora María del Pilar López Uribe, el discurso segregador colonial basado en la dotación biológica cambió a uno basado en los comportamientos de los sujetos.5 En procesos de dominación estructural, las relaciones más subjetivas derivadas del mensaje visual y oral de las industrias culturales del siglo xx jugaron en Colombia un papel determinante en la formación de las identidades y de la producción y control de los códigos y normas simbólicas que definían lo que era deseable y aceptable. El discurso discriminador se remitió a menudo a las industrias culturales que, provenientes de países extranjeros, fortalecieron la idea de la alta cultura, en oposición a las culturas popular y de masas. Por ello, lo que más interesa en este texto es la versión masificada y comercial de las industrias extranjeras. Esto sigue la sugerencia del historiador Matthew B. Karush, quien ha llamado la atención acerca 4

Sobre la relativa popularidad de este cine en todas las clases sociales, véase Liliana Ramírez Rodríguez, “Qué te ha dado México” (tesis de grado en Comunicación Social, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2004). 5 María del Pilar López Uribe, Salarios, vida cotidiana y condiciones de vida en Bogotá durante la primera mitad del siglo xx (Bogotá: Universidad de los Andes, 2001), 17.


El contexto interpretativo Aunque los historiadores en Colombia han explorado la relación temporal entre la cultura y la identidad, la mayoría de los textos lo hacen a menudo supeditándola a los estudios de historia política y económica que han dominado la historiografía colombiana. Ocasionalmente, referencias puntuales a la cultura aparecen en estudios de historia social, como en el trabajo de Mauricio Archila10 6

Matthew B. Karush, Culture of Class. Radio and Cinema in the Making of a Divided Argentina, 1920-1946 (Durham: Duke University Press, 2012). 7 Sobre el tema de la modernidad, véase una interesante interpretación en Santiago CastroGómez y Eduardo Restrepo, eds., Genealogías de la colombianidad. Formaciones discursivas y tecnológicas en los siglos xix y xx (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2008). 8 Un mundo de “carros rápidos y de cuerpos limpios”, como lo caracteriza Kristin Ross, Fast Cars, Clean Bodies. Decolonization and the Reordering of French Culture (Cambridge: mit, 1995). 9 Victoria De Grazia, Irresistible Empire. America’s Advance Throught 20th-Century Europe (Cambridge: Harvard University Press, 2005). 10 Mauricio Archila Neira, Cultura e identidad obrera. Colombia 1910-1945 (Bogotá: Cinep, 1991).

NOTAS INTRODUCTORIAS

de la manera como en Latinoamérica “los historiadores que han representado la radio y el cine como instrumentos de integración nacional y de formación de las clases medias” han pasado por alto “el profundo clasismo de la cultura de masas”.6 En este contexto, lo popular se asoció gradualmente a la cultura mexicana mediatizada; los sectores medios en ascenso, forjados en los esfuerzos por obtener un supuesto estatus de gente educada y letrada, empezaron a adoptar sobre todo los modelos consumistas, individualistas y tecnológicos de los Estados Unidos; y las élites mantuvieron preferencialmente, aunque no exclusivamente, sus referentes europeos de la “alta cultura” para entender y adaptar los procesos de la modernidad más amplios que se imponían a través del mundo.7 La experiencia más exitosa en este proceso fue la adopción de los modelos norteamericanos de vida, reproducidos, entre otros medios, en su cine y en sus cómics. Ellos calaron y propiciaron un mundo hibridado de consumidores latinoamericanos modernos,8 sobre todo en el fértil espacio de los grupos medios emergentes. Como lo describiría la historiadora Victoria de Grazia, se trataba de un “imperio irresistible”.9 La idea central de este libro sigue el avance del proceso de reconstitución e hibridación cultural, con las industrias culturales como sus mediadoras más activas. Interesa preguntarse entonces por una de las problemáticas conexas a estos procesos: la formación de las identidades en contextos de interdependencia cultural en Colombia, en las décadas de 1940 a 1970, un período que coincide con el auge de la presencia de dichas industrias extranjeras en el país. El texto ilustra el proceso con ejemplos sobre todo de la ciudad capital, Bogotá, un espacio importante y representativo en donde fue determinante la presencia de dichas industrias culturales extranjeras, especialmente del cine.

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sobre mundo obrero y cultura, o en los comprensivos textos de historia intelectual que lentamente se publican en Colombia, como los de Miguel Ángel Urrego11 o Renán Silva.12 Esta relativa falta de estudios llama la atención, toda vez que la historia cultural en Latinoamérica ha avanzado mucho a partir de los debates publicados por Deans-Smith y Joseph13 y de las clásicas compilaciones dirigidas por Gilbert Joseph y otros.14 Aunque, para el caso colombiano el libro editado por Max Hering Torres y Amada Carolina Pérez15 introduce los modestos avances del tema en Colombia, los referentes partidistas, y políticos en general, siguen siendo un telón de fondo dominante para ubicar la cultura en el contexto de la evolución del Estado-nación. Paralelamente a los estudios históricos inductivos, existen propuestas sugestivas para el análisis de las llamadas genealogías de la colombianidad, como en el texto editado por Santiago Castro-Gómez y Eduardo Restrepo, citado más arriba. Pero a menudo el dato histórico aparece allí solo para justificar lo que se ha diagnosticado deductivamente en coherencia con el modelo analítico. Frecuentemente, al desarrollar las genealogías del poder, estos trabajos enfatizan el papel de las élites técnicas y profesionales modernizadoras y las representaciones que se construyen desde los poderosos mundos letrados. A diferencia de estos trabajos sobre la cultura en Latinoamérica que mantienen como referencia lo letrado, aquí nos adentramos también en el mundo de lo oral y de lo visual de manera más empírica. En cuanto a uno de los temas centrales del libro, el capital cultural y el cambio generacional en los años 50, la literatura es todavía incipiente y se encuentra llena de textos anecdóticos y reminiscentes.16 Igualmente, dos textos

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Miguel Ángel Urrego, Intelectuales, Estado y Nación en Colombia. De la Guerra de los Mil Días a la Constitución de 1991 (Bogotá: Siglo del Hombre/Universidad Central, 2002). 12 Renán Silva, República Liberal, intelectuales y cultura popular (Medellín: La Carreta, 2005); Sociedades campesinas, transición social y cambio cultural en Colombia: La Encuesta Folclorica Nacional de 1942: Aproximaciones analíticas y empíricas (Medellín: La Carreta, 2006). 13 Susan Deans-Smith y Gilbert M. Joseph, “The Arena of Dispute”, The Hispanic American Historical Review 79, núm. 2 (mayo 1999): 203-209. 14 Gilbert M. Joseph, Catherine C, LeGrand y Ricardo D. Salvatore, eds., Close Encounters of Empire. Writing the Cultural History of u.s.-Latin American Relations (Durham: Duke University Press, 1998); Joseph, Anne Rubenstein y Eric Zolov, Fragments of a Golden Age (Durham: Duke University Press, 2001); Gilbert M. Joseph y Daniela Spenser, eds., In from the Cold. Latin America’s New Encounters with the Cold War (Durham: Duke University Press, 2008). 15 Max S. Hering Torres y Amada Carolina Pérez Benavides, Historia cultural desde Colombia. Categorías y debates (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia/Universidad Javeriana/Universidad de los Andes, 2012). Los autores además recuerdan las recientes contribuciones de otros autores, como Jaime Borja, Margarita Garrido, Pablo Rodríguez, Aída Martínez Carreño, Diana Luz Ceballos, Ana Luz Rodríguez, Alfonso Múnera, Julio Arias Vanegas, Yobenj Aucardo Chicangana-Bayona y Bernardo Tovar. 16 Por ejemplo, Joe Nárval, La huella de los años sesenta (Bogotá: Joe Nárval, 2002); Umberto Pérez, Bogotá, epicentro del rock colombiano entre 1957 Y 1975. Una manifestación social, cultural,


nacional y juvenil (Bogotá: Alcaldía Mayor de Bogotá, 2007); Antonio Pardo García, Bogotá: La épica de la radio. Audio (Bogotá: rcn, 2003). 17 Álvaro Tirado Mejía, Los años sesenta. Una revolución en la cultura (Bogotá: Penguin-Random House, 2014); Jorge Orlando Melo, “La cultura”, en América Latina contemporánea, t. 5: Colombia 1960-2010. La búsqueda de la democracia (Barcelona: Penguin-Random House, 2016). 18 Véanse, por ejemplo, los debates planteados por Néstor García Canclini, “El malestar en los estudios culturales”, Fractal 2, núm. 6 (julio-sept. 1997): 45-60, y por Daniel Mato, Crítica de la modernidad. Globalización y construcción de identidades en América Latina y el Caribe (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1995). 19 Jesús Martín-Barbero, De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía (México: Gustavo Gili, 1987), xiii. 20 Véanse, por ejemplo, Paulo Antonio Paranaguá, Tradición y modernidad en el cine de América Latina (Madrid: fce, 2003) y Fernando Purcell, ¡De película! Hollywood y su impacto en Chile 19101950 (Santiago: Taurus, 2012), entre otros de los muchos textos disponibles. 21 Nicholas B. Dirks, Geoff Eley y Sherry B. Ortner, eds., Culture/Power/History: A Reader in Contemporary Social Theory (Princeton: Princeton University Press, 1994).

NOTAS INTRODUCTORIAS

recientes sobre la cultura de la época, escritos por los conocidos historiadores Álvaro Tirado Mejía y Jorge Orlando Melo,17 dialogan poco con los análisis culturales publicados en las últimas décadas bajo la influencia de Pierre Bourdieu, con la influyente producción de la Escuela de Birmingham, para el caso británico, o con los ya clásicos estudios de las redes latinoamericanas de estudios culturales. El bagaje analítico para este estudio histórico se alimenta de lo que algunos autores han denominado estudios culturales, otros, la nueva teoría del poder y la cultura, y otros simplemente han evitado darle nombre, para evadir los abstrusos debates epistemológicos, ontológicos y políticos que los nombres plantean.18 Este libro se refiere llanamente a la función política de la cultura como eje del análisis, J. Martín Barbero lo llamó la razón comunicacional, “cuyos dispositivos agencian el devenir mercado de la sociedad”.19 En el período de este estudio, las identidades, como otras representaciones, fueron producidas en contextos cada vez más interconectados a nivel internacional, dejando de ser solamente un asunto nacional. Todas las regiones colombianas y latinoamericanas experimentaron procesos similares en su recepción de las industrias culturales extranjeras20 y los canales de su difusión constituyeron redes internacionales, en buena parte latinoamericanas, que articulaban de manera intensa intereses regionales y locales en la propagación de mensajes principalmente europeos y norteamericanos. Por supuesto, no estamos hablando de la imposición de una cultura o de la persistencia de otra, sino de discursos múltiples, coexistentes dentro de campos dinámicos de interacción y conflicto, que finalmente se reúnen en una configuración sistémica.21 Esta configuración expresa la ilusión de la homogeneidad solamente porque hay una condición hegemónica gracias a la cual el público percibe la “cultura nacional”, por ejemplo. Si se asume que un grupo de personas constituye una “comunidad”, ello implica siempre una imagen mental general de ese

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grupo, que acentúa la importancia de ciertos factores comunes sobre otros que puedan constituir referencias mutuamente diferenciales.22 Como lo establece Bartra para el caso mexicano, tan influyente en Colombia, se trataba de “los lugares comunes del carácter del mexicano”, de “una compleja mitología que tiende a sustituir el formalismo de la democracia política por una imaginería que provoca una cohesión social”.23 Sobre el papel de las industrias culturales, los trabajos clásicos de comunicadores colombianos, como Jesús Martín Barbero, Germán Rey y Fabio López,24 resultan muy inspiradores y proveen importantes referentes analíticos y documentales que se retoman en este texto. Estos autores se concentran en las expresiones populares de la cultura, y aunque en el proceso que se estudia aquí hubo intentos estatales para apropiar el cine como herramienta pedagógica progresista,25 el tema de la cultura de masas y su valoración resulta central para las preguntas que nos hacemos en este trabajo, enfocadas en la producción de sentido y la diferenciación social. Igualmente valiosos para el estudio fueron los numerosos textos y tesis universitarias acerca de la industria del cine en Colombia, que a menudo se concentran en el género de la violencia o en textos reminiscentes,26 pero que dialogan menos comúnmente con los análisis de la historia cultural y lo hacen más desde los estudios literarios. El razonamiento en este libro reta también la dicotomía planteada en términos del análisis del imperialismo cultural en Latinoamérica, que a menudo se reduce a las relaciones verticales entre los Estados Unidos y cada país de la región.27 En dicho contexto, este trabajo elabora igualmente los conceptos de heterogeneidad conflictiva e interdependencia, en relación con las identidades

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22 Daniel Mato, “On the Making of Transnational Identities in the Age of Globalization: The u.s. Latina/o ‘Latin’ American Case”, Cultural Studies 12, núm. 4 (1998): 598-620. 23 Roger Bartra, La jaula de la melancolía: Identidad y metamorfosis del mexicano (México: Grijalbo, 1987), 19. 24 Martín-Barbero, De los medios; Germán Rey, Impacto económico de las industrias culturales en Colombia (Bogotá: Convenio Andrés Bello, 2003), y Fabio López de la Roche, “Historia, modernidades, medios y ciudadanía en los estudios culturales latinoamericanos”, en Cultura, medios y sociedad (Bogotá: Panamericana, 1998). 25 Juliana Gómez Merchán, “Desde Casablanca hasta Lo que el viento se llevó: una mirada al consumo de cine de Hollywood en Bogotá durante 1925 hasta 1946” (tesis de grado en Historia, Universidad del Rosario, Bogotá, 2013), 22. 26 Desde los libros clásicos de Hernando Martínez Pardo, Historia del cine colombiano (Bogotá: Editorial América Latina, 1978), y Hernando Salcedo Silva, Crónicas del cine colombiano 18971950 (Bogotá: Carlos Valencia, 1981), hasta Juana Suárez, Sitios de contienda. Producción cultural colombiana y el discurso de la violencia (Madrid: Iberoamericana-Vervuet, 2010), o Hugo Chaparro Valderrama, Álbum del Sagrado Corazón del cine colombiano. Cien años del largometraje en Colombia (Bogotá: Semana Libros, 2016), entre muchos otros. 27 Importantes avances que retan esta dicotomía se han dado sobre todo a partir de la publicación de Joseph, LeGrand y Salvatore, Close encounters. Véase también Amy Kaplan y Donald E. Pease, eds., Cultures of United States Imperialism (Durham: Duke University Press, 1993).


28 “Espacios sociales donde culturas dispares chocan a menudo en relaciones altamente asimétricas de dominación y de subordinación”, para tomar prestada la definición de Mary Louise Pratt, Imperial Eyes. Travel Writing and Transculturation (Londres-Nueva York: Routledge, 1992), 4. 29 Véanse, por ejemplo: Ricardo D. Salvatore, Disciplinary Conquest. u.s. Scholars in South America, 1900-1945 (Durham-Londres: Duke University Press, 2016); Ian Buruma y Avishai Margalit, Occidentalism. The West in the Eyes of its Enemies (Nueva York: Penguin, 2004); Andrew Ivaska, Cultured States. Youth, Gender, and Modern Style in 1960s Dar Es Salaaam (Durham: Duke University Press, 2011); William H. Marling, How “American” is Globalization (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 2006); Eric Zolov, Refried Elvis: The Rise of the Mexican Counterculture (Berkeley: University of California Press, 1999); Andrew Ross y Kristin Ross, eds. Anti-Americanism (Nueva York: ny University Press, 2004); y Richard F. Kuisel, The French Way. How France Embraced and Rejected American Values and Power (Princeton: Princeton University Press, 2012). 30 Véanse Karush, Culture of class; Adriana J. Bergero, Intersecting Tango. Cultural Geographies of Buenos Aires 1900-1930 (Pittsburgh: University of Pittsburgh Press, 2008).

NOTAS INTRODUCTORIAS

“nacionales”, y al mismo tiempo explora empíricamente las dependencias entre países del sur y la constitución de las zonas de contacto,28 que conceptualizó Mary Louise Pratt, lo que exige revisar las explicaciones lineales que consideran una simple relación de arriba hacia abajo, para incluir las relaciones horizontales de múltiples actores regionales que interactúan en contextos internacionales y transnacionales de interdependencia. Resulta igualmente útil para este análisis la literatura que aporta nuevas miradas a la americanización en tiempos de globalización,29 así como los estudios latinoamericanos que avanzan la perspectiva de la formación de las culturas de clase.30 Esta literatura desafía la idea de aculturación como dominación vertical homogénea, de uso general en estudios coloniales y neocoloniales, y propone indagar cómo las clases sociales colombianas mediaron las representaciones que circularon en las industrias culturales, adaptando finalmente versiones locales de ellas como parte de sus procesos internos de diferenciación social. En este contexto, el presente trabajo espera abrir un diálogo interpretativo a partir de los resultados de los diversos estudios sobre el papel de la cultura en los conflictos entre clases e introducir un análisis que permita ir más allá del recuento descriptivo, para analizar las formas sutiles en las que los grupos más poderosos adaptaron sus prácticas de control social frente a la presencia de nuevos actores internacionales. El texto privilegia el referente de clase en sentido amplio, sin descuidar sus diferenciaciones internas de cara a otras categorías, como el género y la raza. Es importante, sin duda, mirar cómo ellas desglosan subalternidades internas, pero igualmente se mencionan otras variables menos privilegiadas, como la proveniencia regional, la espacialidad que constituyó realidades barriales, las profesiones, el nivel educativo y otras que no se agotan, por ejemplo, en las importantes del género y la raza, por lo menos para el caso bogotano. De la misma manera, no son excluidas categorías sociológicas como pueblo, masa y

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hasta multitud,31 y habrá momentos en los que ellas tendrán validez analítica en este estudio, especialmente cuando los actores las refirieron o las utilizaron para construir sus realidades. En resumen, el uso de las categorías espera subordinarse inductivamente a la interpretación de la evidencia histórica, antes que a las necesidades de un espacio discursivo deductivo. Debe tenerse en cuenta que la transferencia de modelos extranjeros no fue sincrónica, como lo han insinuado algunos autores que promueven teleologías de dominación, pues ella se articula en ritmos diferentes que varían dependiendo de procesos de imaginación y de invención de tradiciones —como lo han estudiado Benedict Anderson, Eric Hobsbawm y Terence Ranger—,32 que además están plagados de “ironías y resistencias”, como las llama Pico Iyer. Un excelente ejemplo de esta idea se encuentra en la descripción de la americanización asiática de cómo hoy “hay más filipinos que norteamericanos cantando interpretaciones perfectas de canciones provenientes del pasado estadounidense [...] a pesar de que el resto de su mundo no está en sincronía con el universo referencial que dio nacimiento a esas canciones”.33 Según lo descrito en términos metodológicos por Pierre Bourdieu, los agentes sociales colectivos forman y se transforman mediante procesos de fabricación de la identidad, participando en estos procesos, improvisando, avanzando y transformando sus propias representaciones, consciente o inconscientemente elaboradas. En otras palabras, “la propia identidad de los actores depende del proceso de formación y mantenimiento de la hegemonía”,34 y este proceso requiere diversas estrategias y prácticas, no siempre de corte conspirativo, y dependen de la improvisación, en medio de relaciones cambiantes de poder. El libro explora entonces la construcción de hegemonías en contextos de globalización. Cómo se transformaron los sentidos, quiénes y cómo controlaban su producción, cuáles fueron las luchas por el control de lo simbólico y, por lo tanto, cuál fue el territorio en el que se enfrentaron diferentes estéticas y diferentes formas de ser, y cómo todo ello revirtió en nuevas formas de segregación simbólica entre las clases sociales. Se ilustran aspectos del proceso, sin indicar la bondad o maldad del resultado. Ni lo elitista ni lo popular, para oponer un par de términos, fueron exitosos per se, sino que establecieron un espacio permanente de negociaciones, con sus avances y retrocesos. 31

Como las discuten Michael Hardt y Antonio Negri, Multitude. War and Democracy in the Age of Empire (Nueva York: Penguin, 2004). 32 Benedict Anderson, Imagined Communities: Reflections on the Origins and Spread of Nationalism (Londres: Verso, 1983); Eric Hobsbawm y Terence Ranger, The Invention of Tradition (Cambridge: Cambridge University Press, 1983). 33 Pico Iyer, citado por Arjun Appadurai, Modernity at Large: Cultural Dimensions of Globalization (Minneapolis: University of Minnesota, 1996), 29. 34 Etienne Balibar e Immanuel Wallerstein, Race, Nation Class. Ambiguous Identities (Londres: Verso, 1991), 4.


*** En su estructura, el texto introduce elementos de la presencia cultural extranjera en Bogotá en la primera mitad del siglo xx, mediada por las industrias culturales, la cual retó los modelos culturales privilegiados por las élites en sus esfuerzos por el control del capital cultural. Para ello se discute la presencia de la herencia colonial y la influencia eurocéntrica más general, que se adapta lentamente a la inclusión de referentes culturales norteamericanos, como arquetipos deseables en la imposición de la modernidad en el país. Al mismo tiempo, se discute cómo la aparición de las industrias culturales introduce también otros referentes, especialmente provenientes de México, que empiezan a ser adoptados asimismo en los procesos de formación de identidades y, más importante aún, de segregación entre las clases, a partir de la valoración de los gustos sociales. En qué contexto socioespacial se dieron estas transformaciones y cómo se desarrolló el poder y la presencia mediadora de estereotipos culturales extranjeros en los procesos de diferenciación social en Bogotá en la primera parte del siglo xx son los temas que se discutirán en este libro. El primer capítulo introduce el contexto del cambio urbano en Bogotá y la influencia de las industrias culturales en la primera mitad del siglo xx, indagando por las condiciones de la transformación urbana y cómo se representaron

NOTAS INTRODUCTORIAS

Este texto reta también los acercamientos lineales a las identidades nacionales, que las conceptualizaron como características esenciales y telúricas de un país, antes que entenderlas como la historia de la lucha por el control del capital simbólico, entre otras formas de capital. La historia por fuera del Estado y de la economía ha sido subestimada por muchos historiadores contemporáneos. Pero el poder de los medios en la configuración de las clases sociales, por ejemplo, va mucho más allá de un impulso económico o de un proyecto político conspiratorio. Aunque dicha configuración no está exenta de esas dinámicas, su historia guarda una autonomía fascinante por sí misma. Resulta apasionante reconstruir el papel de las industrias culturales, que tanta importancia tuvieron para públicos colombianos de oyentes y observadores, y cómo se articularon o incluso opusieron a las hasta entonces cerradas puertas de la ciudad letrada que habían acompañado y justificado los ejercicios del poder en las repúblicas nacientes. En pocas palabras, el libro introduce aspectos de la hibridación cultural y las raíces de la identidad relacional de los grupos sociales en Colombia, ilustrando el proceso general, pero enfatizando el caso de la ciudad de Bogotá, en referencia a la presencia de modelos culturales extranjeros y a la interdependencia cultural en las Américas, en las décadas de 1940 a 1970.

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ALBERTO GUILLERMO FLÓREZ MALAGÓN

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los nuevos habitantes urbanos en ese contexto. Entre otros aspectos de la segregación social, se ilustran las representaciones negativas de lo popular ejemplificadas en la caracterización de las empleadas domésticas. Ligado a lo anterior, se discuten las condiciones y los retos que las nuevas urbes y sus nuevas culturas de masas plantearon al modelo de la dominación letrada y cómo ello viabilizó la coexistencia del eurocentrismo, la americanización y la mexicanización, entre otros modelos culturales. El segundo capítulo se concentra en el tema crucial del cine extranjero en Colombia, especialmente en Bogotá. Estudia las características de la aparición y el avance de la distribución y la exhibición de dicho cine, al tiempo que caracteriza la dominación cuantitativa de la presencia norteamericana y la importante recepción cualitativa del cine mexicano. El capítulo enfatiza también la recepción de lo mexicano, especialmente los contenidos de su cine, que fue masivamente acogido, principalmente por los grupos sociales más pobres, en su mayoría analfabetos funcionales.35 Se explora el contenido dominante del cine mexicano y sus géneros y de qué manera este fue apropiado, sobre todo por los sectores populares, gracias a sus presuntas empatías culturales. Especial atención se presta a los contenidos transmitidos por este cine, que retaron los discursos sobre los modelos deseables de la alta cultura, que eran los que defendían las élites culturales en Colombia. El tercer capítulo ejemplifica varias articulaciones e hibridaciones en la producción de los mensajes de las industrias estadounidenses y mexicanas, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial, que permitían la circulación de mensajes similares en diferentes formatos, por ejemplo, la película, la radionovela o las historietas. En esta relación se evidencia una subordinación estética y hasta racial del cine mexicano que contribuirá a su estigmatización en los discursos de la alta cultura colombiana. También se estudia la producción mexicana atendiendo a la reproducción de un orientalismo inmerso en las tradiciones humanistas de la herencia colonial española, patente en los casos de El Santo y Kalimán, que representaron al caballero heroico, como mensaje moralista y masculino de las industrias culturales mexicanas. El cuarto capítulo explora el ataque discursivo de las élites contra las industrias culturales más relevantes y algunos mecanismos de control sobre su supuesta presencia negativa. Se refieren especialmente la censura oficial y religiosa y los discursos públicos liderados casi exclusivamente por las élites letradas, en referencia a la pérdida de los cánones de la alta cultura. Como preámbulo a la identificación de ciertos gustos sociales con los procesos de la diferenciación

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En 1951 se calculaba en tres millones los colombianos adultos completamente analfabetas. Revista Semana, “Currie y las Escuelas”, 12 de mayo de 1951, 28.


NOTAS INTRODUCTORIAS

social, este capítulo indica la tendencia del discurso público a presentar las industrias culturales como disruptivas del orden moral y social. El quinto capítulo se enfoca en la especificidad de las prácticas de la segregación discursiva en general y ejemplifica aspectos de la presencia estadounidense y mexicana, principalmente la música, la radionovela, las historietas y el cine que circularon a través de los diferentes medios, para explorar la valoración de los mensajes de las industrias culturales. Por último, se revisan los intentos de las élites por utilizar la presencia de las industrias culturales para caracterizar predominantemente los nuevos grupos urbanos de migrantes pobres a través de sus preferencias, como grupos inferiores sujetos a la guía cultural de los grupos letrados, que eran los que tradicionalmente dominaban en la sociedad bogotana.

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Ustedes los pobres,

nosotros los ricos Industrias culturales extranjeras y gusto social en Bogotá, 1940-1970 Alberto G. Flórez-Malagón

Alberto G. Flórez-Malagón

Ustedes los pobres, nosotros los ricos

En Colombia, se dice que “los ricos quieren ser europeos, las clases medias norteamericanas y los pobres mexicanos”. Este libro explora el origen de este estereotipo en la presencia de las industrias culturales extranjeras, especialmente el cine en la primera mitad del siglo XX en la capital bogotana. Estas se convirtieron en instrumentos de segregación en las nuevas condiciones urbanas, para profundizar la estigmatización discursiva entre las clases sociales y mantener la estructura básica de la diferenciación social. Así, a la cabeza estaban las preferencias culturales eurocéntricas de las élites capitalinas, mientras se aceptaba lentamente la influencia cultural de los Estados Unidos, en particular en las clases medias emergentes, y se consideraba que las manifestaciones de lo mexicano se alejaban de la “alta cultura”. Ustedes los pobres, nosotros los ricos propone un acercamiento a la constitución de hegemonías y resistencias, en el contexto de las relaciones entre las clases sociales, los mecanismos de construcción de sus identidades colectivas y la negociación sobre quién producía y reproducía el capital cultural como forma de control social en la cambiante Colombia de la época.

Pontificia Universidad Javeriana· Universidad Santo Tomás· Universidad del Rosario

Alberto G. Flórez-Malagón es politólogo de la Universidad de los Andes y obtuvo una maestría y un doctorado en Historia de la State University of New York en Stony Brook. Actualmente, es profesor en la Universidad de Ottawa en Canadá. Trabajó en el Programa de Paz, Conflicto y Desarrollo del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC) en Ottawa. En Colombia, fue profesor en las universidades de los Andes y Javeriana. Fue visitante y conferencista en la Universidad Andina en Ecuador y en las universidades Laval, Concordia y McGill en Canadá e investigador invitado al Instituto de Estudios Avanzados de Madrid. Ha publicado varios libros y artículos sobre dinámicas locales de conflicto, estudios rurales, historia ambiental, historiografía, estudios culturales y transdisciplinariedad en América Latina. Sus intereses de investigación actuales giran en torno a las estrategias para la construcción histórica de ideologías e identidades.

Imagen de cubierta: Monserrate (1958) © Biblioteca Nacional de ColombiaFondo Nereo López


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