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La Fe de las palomas

Julio Navarro julio_eugenio@yahoo.com

La ilusión de la libertad

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La humanidad es increíble. A lo largo de la historia ha ocurrido lo que ahora vemos como injusticias: un grupo que esclaviza a otro; no hay que olvidar que en la época que sucedió se veía normal a los ojos del grupo esclavista; el ejemplo típico es el pueblo judío esclavizado por los agipcios, pero los romanos fueron famosos por eso, con la prerrogativa de lograr su libertad con méritos hacia los amos. A menos años de distancia estan nuestros vecinos, los Estados Unidos de Norteamérica, donde ser negro era sinónimo de esclavo, pero, sorprendentemente eso no termina. En México se han descubierto sitios remotos de dificil acceso con personas esclavizadas con engaños, a los cuales les prometieron un trabajo bien remunerado o empleo en USA. Algo similar ocurre con la trata de blancas o los niños sin hogar e indígenas obligados a mendigar en la CDMX. Pero hay otras clases de libertad que son más sutiles, como la libertad de pensamiento. Recordamos cuando Copérnico o Galileo desafiaron la teoría Geocéntrica que la iglesia (con un enorme poderío llamado Santa Inquisición) defendía como la verdad absoluta en el siglo XVI y tuvieron que retractarse públicamente, aunque hubieran tenido razón, era eso o la muerte. En nuestro tiempo, vivimos una ilusión de libertad. Si analizamos a fondo, puede verse que la sociedad tiene reglas, si vivimos en ella tenemos que respetarlas, los límites que nos impone esa sociedad recortan nuestra libertad, por ejemplo, nos prohiben andar desnudos por la calle, para eso están las áreas nudistas. Las acciones que llevemos a cabo dentro de esta sociedad pueden estar fuera de los límites si cambia el marco de referencia: no es lo mismo grafitear Palacio Nacional de madrugada, (en este caso se considera vandalismo), pero si se hace de día, en grupo y bajo una bandera política, entonces es libertad de expresión. Incluso este texto puede ser censurado si expreso ideas que sean consideradas incendiarias o subversivas, ofensivas o políticamente incorrectas.

Si una persona logra liberar su mente de los límites que su entorno impone, trasciende a ideas completamente nuevas. Esto no es fácil, ya que durante toda una vida la gente se acostumbra a las reglas sociales y, como los elefantes de circo, dejan de tirar de la cadena una vez que su mente graba el dolor del tirón a la cadena sin éxito, esto por los años en los que estuvo firmemente atado a la tierra. Éstas son formas en las que se crea una especie de jaula virtual dentro de la mente. Salir de ella implica desafiar tus própios límites. El peor enemigo es uno mismo, nuestra propia mente. Hay grandes verdades que los motivadores profesionales suelen decir, cosas que parecen obvias, pero que no vemos por esa venda invisible; nos abren los ojos al subconciente y a una realidad donde todo lo podemos, pero pocos logran vencer los límites que nos autoimponemos, y que venimos arrastrando desde muchos años atrás.

Hay una frase clásica que dice: “si puedes imaginarlo, puedes lograrlo”, el problema es justamente que quizá imagines cosas que tu marco referencial no te permitirá realizar, pero otras que sí puedes y te pueden beneficiarte en más de un aspecto: te permiten mejorar tu salud mental quizá te ayuden a ser más eficiente, pero en general llevar a la realidad tus ideas produce satisfacción personal y paz espiritual.

Desde los delincuentes de cuello blanco hasta los narcotraficantes más cruentos, pasando por los sicarios más despiadados, hay personas que piensan que tienen la libertad de llegar a sus metas de bienes materiales o puestos de poder y se despojan de los remordimientos o de su conciencia para lograrlo, pero internamente siempre viven con el miedo de ser atrapados y de las acciones que la sociedad impone en estos casos, pero las estadísticas reales indican que 96.1% de los hechos delictivos qudan impunes, según el reporte “Hallazgos 2018” elaborado por México Evalúa. Esto restringe nuestra libertad de ir al bar, antro, u otro sitio de esparcimiento a altas horas de la noche, o a pasar por calles de ciertas colonias donde los reportes de robo a transeúnte, de auto u homicidio son elevadas. Lo que nos indica el número de muertes cada fin de semana producto de la cruza de alcohol y volante, es que nuestra libertad para beber está limitada si vamos a manejar.

Sin embargo, hay otra clase de cadenas: las familiares y las responsabilidades. La familia puede ser un grillete que coarta la libertad de hijos, padres o cónyuges, cuando no hay una relación sana. Nuevamente los estándares cambian dependiendo de la sociedad en la que estemos, por ejemplo, en Estados Unidos de Norteamérica, los hijos que viven con sus padres después de los 20 años son vistos como fracasados y es normal que los ancianos se vayan a las casas de cuidados para mayores, incluso pagadas por ellos mismos. En China está mal visto que tengan más de

Así, la sociedad y la familia imponen sus estándares y pocos son los que rompen el esquema, como los que se van a trabajar a otro país y se casan lejos de su familia, dejando de lado la parte de responsabilidad que le toca a cada miembro afectado por un abandono tácito.

un hijo por la sobrepoblación del país y los ancianos son venerados por su sabiduría. En México, los hijos pueden vivir toda la vida con los padres, incluso despúes de casarse, como las familias muégano. En México esta mal visto mandar al asilo de ancianos a los padres. Así, la sociedad y la familia imponen sus estándares y pocos son los que rompen el esquema, como los que se van a trabajar a otro país y se casan lejos de su familia, dejando de lado la parte de responsabilidad que le toca a cada miembro afectado por un abandono tácito. Un chantaje clásico esta representado en una película llamada “Como agua para chocolate” en donde la libertad para casarse de una hija es vetada por la madre al sentenciar que tiene que dedicarse a cuidarla en su tercera edad y olvidarse del matrimonio, solo por ser la hija menor.

La libertad de buscar un destino diferente del que marca la sociedad en la familia depende del nivel de responsabilidad propia que cada quien decide tener hacia la familia. Así, hay padres que se van a comprar cigarros a la tienda de la esquina y no regresan nunca, dejando a su suerte a la esposa y a sus cinco hijos, pero también hay mujeres y hombres que deciden juntarse con parejas que ya tienen hijos y criarlos como suyos, o los que adoptan huérfanos. Al ser padres los seres humanos renuncian a muchas libertades, empezando por la libertad de dormir suficiente, pues el primer año de un hijo es un sacrificio constante a nuestras rutinas. También las personas que deciden criar a hijos con síndrome de Down, malformaciones físicas, ceguera, invalidez parcial o total, renuncian a muchas libertades. Imagine salir de vacaciones con una persona enferma, no hay libertad de ir a ciertos sitios, pues no tienen acceso a silla de ruedas, por ejemplo.

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