Análisis arqueozoológico de restos correspondientes a la ocupación tardía

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Análisis arqueozoológico de restos correspondientes a la ocupación tardía en el yacimiento de Graccurris – Las Eras de San Martín-Graccurris.


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Análisis arqueozoológico de restos correspondientes a la ocupación tardía en el yacimiento de Graccurris – Las Eras de San Martín-Graccurris . 1

Autores: Elisabeth Lladó Aguillo, análisis arqueozoológico; Pablo del Fresno Bernal, José Manuel Martínez Torrecilla, contextualización arqueológica La existencia de una ocupación tardía en el yacimiento de Las Eras de San Martín-Graccurris está atestiguada, tanto por las fuentes escritas como por las propias fuentes arqueológicas. Entre las primeras debemos destacar la existencia del Ánonimo de Rávena, donde Gracuse aparece mencionada2 como punto de partida de un camino hacia Beldalin, Erguti y Beturri, mansiones que debían situarse en la otra orilla del Ebro, en el actual territorio navarro. Las fuentes arqueológicas son más abundantes. Los primeros testimonios corresponden al yacimiento de la Azucarera separado de las Eras de San Martín únicamente por el río Alhama. Allí se documentó una necrópolis de época tardía, primero en las excavaciones realizadas en la década de los 30 del pasado siglo por Blas Taracera, cuando se localizó y extrajo la lauda funeraria de Ursicinus. Posteriormente, en

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Las excavaciones arqueológicas de las que proceden los materiales arqueofaunísticos estudiados se realizaron en los años 2008, 2009 y 2010 financiadas mediante un convenio entre el Gobierno de La Rioja y el Ayuntamiento de Alfaro. 2 Rav., IV, 43 (311, 15-312,3)


38 1969, el Profesor Marcos Pous completó la excavación de la necrópolis, documentando dos niveles de utilización, ambos de época tardía. (MARCOS POUS, 1996) En el propio yacimiento de las Eras de San Martín, la presencia de restos correspondientes a época tardía está reconocida desde las primeras excavaciones realizadas por José Antonio Hernández Vera (ARIÑO, HERNÁNDEZ, MARTÍNEZ, NÚÑEZ, 1994). Se trataba de materiales descontextualizados hallados en el sector más intensamente intervenido, debido fundamentalmente al arrasamiento de la estratificación más superficial. Son las excavaciones realizadas a partir de 1993 en la parcela 76 del polígono 21, en los sectores que hemos denominado 15 y 16, donde se han identificado los restos más abundantes correspondientes a este

Fotografía 1. Vista general del sector 15 durante la excavación de 2010.


39 periodo, tanto a material mueble como, más escasamente, a restos de estructuras. La excavación en esta zona se ha centrado en la vaguada central del yacimiento, donde, durante los dos primeros siglos de nuestra era, se llevó a cabo la construcción de un gran conjunto monumental de carácter religioso. Tanto la vaguada como los cerros adyacentes fueron aterrazados para tal fin. En la terraza central, entre dos calles que circulaban con una orientación aproximadamente norte-sur, se situaba el edificio propiamente dicho, que en su configuración definitiva estaba formado por tres templos que destacaban en la cabecera norte y una gran piscina rectangular escalonada al interior, situada delante de dichos templos.

Fotografía 2. Silo completamente excavado. (UE 16632) Los dos templos laterales se abrían al interior de un pórtico, mientras que el central adelantaba su fachada hasta alinearse con el pórtico, creando una fachada monumental. La excavación del año 2010, se centró en el ala occidental del portico y en la zona que se sitúa entre éste y la piscina. En está zona se había intervenido previamente entre los años 94 y 99, identificándose


40 la ocupación medieval de la zona. En la campaña de 2010 se documentó la utilización de este espacio, primero como zona de almacenaje mediante silos excavados en el suelo, depués como zona de vertedero colmatando los silos anteriores y finalmente como zona de extracción de material de construcción, provocando la ruina completa del edificio. El estudio del material faunístico se centra, fundamentalmente, en el correspondiente a los rellenos de basura doméstica que amortizan los silos, ya que se trata de aportes realizados en un periodo muy corto de tiempo, en ocasiones en un solo momento, con un grado pequeño de residualidad en los materiales, aunque también se incluyen otros correspondientes a amortizaciones de saqueos de materiales constructivos dentro del pórtico y algunos correspondientes a la ocupación altomedieval, sobre la colmatación de la piscina. El momento en el que finalizó el uso religioso del edificio debemos situarlo a finales del siglo III e inicios del siglo IV, en función de los hallazgos monetales encontrados en los limos de la piscina, aunque tampoco puede descartarse que parte del conjunto siguiese funcionando mientras la piscina quedaba abandonada. (Plano 1). De hecho, la última reforma que presenta el suelo del pórtico, UE 15803, es un relleno terroso con abundante material cerámico que parece responder ya a una utilización residual, con el edificio en franco deterioro.


41 Realización de los silos (ver Plano 2) Este es el momento en el que se produjo el primer saqueo de materiales del edificio tales como revestimientos marmóreos y decoraciones escultóricas evidenciadas entre los desechos que al mismo tiempo comienzan a verterse en la piscina. En la zona que estamos tratando, no queda ningún resto de este tipo de materiales, pero si encontramos unos primeros saqueos (UUEE 16638, 16697, 15802) que por sus características y posición pueden corresponder al desmontaje de altares, esculturas y otros elementos decorativos. El saqueo de estos elementos cumplió una doble función. Por una parte permitiría la reutilización de estos materiales para nuevas construcciones, como material para fabricar cal en el caso de los elementos marmóreos o como simples mampuestos para los otros tipos de piedra. Por otra parte se trataba de despejar el pórtico de elementos que dificultasen la utilización como almacén de este espacio. Por esta última razón, los agujeros de saqueo son inmediatamente colmatados (UUEE 16639, 16694, 15801), y quizás al mismo tiempo se realiza una regularización del suelo en las zonas en que se encontraba deteriorado (UE 16699). A este suelo corresponde una de las dataciones radiocarbónicas realizadas, que ofrece una horquilla cronológica de 480-540 d. C.3 Tras estos trabajos de adecuación se abrieron cuatro silos de almacenaje (UUEE 16634, 16632, 16637, 16702). Se trata de cortes de planta circular con las paredes ligeramente abombadas y el fondo plano, realizados sobre los rellenos de nivelación del edificio, rellenos arcillosos muy consolidados En los silos que han sido completamente excavados, se ha comprobado que llegan hasta las arcillas naturales. La superficie del corte realizado sobre éste tipo de rellenos arcillosos resulta muy conveniente

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Datación realizada por el Angtröm Laboratory de la Uppsala Universitet. Nº Ua-43214. Datación C14 BP: 1600+/- 30. Calibrada a 2 sigma: 410-470 d. C. al 25 % y 480-540 al 43,2%.


42 para la conservación del grano, ya que si se encuentran bien compactados son prácticamente impermeables. En el momento de funcionamiento de los silos no se observan en el pórtico otro tipo de construcciones, compartimentaciones del espacio ni utilización doméstica de este espacio, lo que lleva a pensar en el uso de alguna zona cercana para vivienda.

Amortización de los silos ( ver Plano 3) Durante el tiempo en el que los silos se amortizaron tampoco hay indicios de otro tipo de ocupación del edificio, que parece permanecer abandonado siendo además utilizados los silos y la piscina como vertedero. De hecho la piscina debió ir rellenándose en este periodo, pues en una horquilla posterior que abarca casi todo el siglo VI, tenemos un barranco arrastrando materiales de la piscina ya parcialmente colmatada4. Los silos se amortizan cada uno con un único relleno (UUEE 16633, 16631, 16636, 16703), no completamente homogéneo, pues se mezclan materiales orgánicos y cenizas con otros arcillosos, algunos de ellos desprendidos de los laterales. Se trata pues de un aporte continuado realizado en un periodo de tiempo muy reducido. Una de las dataciones radiocarbónicas realizadas corresponde a la amortización (UE 16631) de uno de los silos (UE 16632), que ofrece una horquilla entre el 430-490 a. C.5

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Contamos con una datación radiocarbónica correspondiente a la UE 17032, cuya fauna también se incluye en el estudio, que corresponde a la colmatación de un barranco que corta los rellenos de la piscina. Angtröm Laboratory de la Uppsala Universitet. Nº Ua-40771. Datación C14 BP: 1521+/- 31. Calibrada a 2 sigma: 460-490 d. C. al 8,6 % y 530600 al 59,6%. 5 Datación realizada por el Angtröm Laboratory de la Uppsala Universitet. Nº Ua-43213. Datación C14 BP: 1549+/- 30. Calibrada a 2 sigma: 430-490 d. C. al 42,3 % y 500-560 al 25,9%.


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Saqueos (Plano 4) Todas estas fases en las que el edificio ya no mantiene su uso primigenio van suponiendo su abandono progresivo, que comienza con una reforma para un nuevo tipo de uso, el almacenaje, que no parece consolidarse. El uso como vertedero de la piscina se extiende al resto del edificio, pero además se retoma el saqueo de la construcción para reutilizar materiales, pero ya no limitado a los elementos decorativos sino afectando a elementos estructurales, incluso las columnas que soportaban el pórtico.

Fotografía 3. Vista de los tambores de columna reutilizados.


44 Se desmontan los tambores de las columnas que, retallados, encontramos reutilizados al lado de la calle situada al oeste del edificio (MARTÍNEZ, DEL FRESNO, 2006); también en algunos casos se excava para desmontar los cubos de arenisca sobre los que se apoyan las basas (UE 16709). Incluso encontramos grandes agujeros sin una función determinada que quizás busquen los rellenos limpios que forman el pórtico para su uso como mortero (UUEE 16691, 16698).

Amortización de los saqueos. (ver Plano 5) El saqueo no impide que se sigan realizado vertidos, pero ahora quedan mezclados con los desechos del propio saqueo, como fragmentos de argamasa y piezas de geometría irregular -por ejemplo las basas de la columnas- que requieren mucho trabajo para su reutilización junto con cantos rodados de las cimentaciones (UUEE 16704, 16683 y 16690). A uno de estas amortizaciones de saqueos (UE 16690) corresponde una de las fechas que nos han aportado las dataciones radiocarbónicas, con una horquilla cronológica de 430-540 d. C.6 El aspecto general de abandono persistirá hasta el siglo VII. Los rellenos arriba mencionados serán nuevamente nivelados, eliminados los elementos menores aún visibles de la construcción y vaciados los suelos de los templos. Todas estas actividades se realizan con la intención de adecuar los restos conservados del edificio para la construcción de un nuevo poblado. El momento en el que los silos dejan de utilizarse y se rellenan con vertidos domésticos es quizás el periodo más corto de todo el proceso, se puede pensar que incluso de pocos días, pero nos ofrece información

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Datación realizada por el Angtröm Laboratory de la Uppsala Universitet. Nº Ua-43215. Datación C14 BP: 1568+/- 30. Calibrada a 2 sigma: 430-540 d. C. al 68,2 %.


45 de un momento concreto en la vida de la ciudad romana, situado entre finales del siglo V y principios del VI d. C. Estos vertidos contienen algunos restos interesantes del ajuar cerámico usado en la época, pero también una muestra cerrada de restos de los animales consumidos en ese momento concreto. Estos restos faunísticos son analizados en el siguiente apartado. Análisis arqueozoológico7 El análisis arqueozoológico del material arqueofaunístico recuperado en el yacimiento de “Las Eras de San Martín-Graccurris”, se ha realizado sobre los restos recuperados durante las campañas de excavación de los años: 2001, 2002, 2004, 2005, 2007, 2009 y 2010. Los restos de fauna se han clasificado teniendo en cuenta el contexto temporal y espacial de recuperación, analizándose en primer lugar en base a las diferentes unidades estratigráficas establecidas durante la excavación y agrupándolas posteriormente en unidades temporales más amplias.

Los conjuntos analizados La fauna analizada proviene de un total de 30 unidades estratigráficas diferentes. El número de restos recuperadas y analizadas en cada UE es muy variable. Se detallan a continuación cada una de las UE según la fase cronológica a la que están adscritas.

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Los resultados expuestos en este artículo están basados en el estudio denominado “Análisis arqueozoológico de los restos de fauna recuperados en el yacimiento de Las Eras de San Martín –Graccurris” realizado por Elisabeth Lladó Aguillo en el marco del convenio del año 2011 entre el Gobierno de La Rioja y el Ayuntamiento de Alfaro para finan ciar la investigación arqueológica en el yacimiento de Las Eras de San Martín- Graccurris.


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Cronología Siglos I y II d. C. Siglos II y III d. C. Siglo IV y VI d C.

Unidades estratigráficas (UE) Número de restos de fauna 15804, 15807, 16696, 16700, 16705 N= 47 15803 N= 33 15802, 16631, 16633, 16636, 16639, 16690, 16694, 16699, N= 642 16702, 16704, 17032 Siglo VII 16132, 16151 N= 345 Siglos VII y VIII 16081, 16152, 16157, 16192, 16195, 16332, 16408 N= 505 Siglos VIII y IX 16102, 16136 N= 203 Siglo IX 16112 N= 47 Medieval 16635 N= 25 Tabla 1. Unidades estratigráficas con restos de fauna distribuidas según cronología. Sombreadas las unidades del pórtico.

Se observan claramente dos grupos, el primero y con menos restos: siglos I y II, siglos II y III, siglo IX y época medieval, y por otro lado: los siglos IV y VI, fase II y la fase I (incluida la fase II y I del siglo VII). Con el objetivo de facilitar la explicación de la dinámica de cambio registrada en las modalidades de gestión y explotación de los recursos animales en el yacimiento de Las Eras de San Martín-Graccurris, la exposición de los resultados empieza por las ocupaciones más antiguas. En total se han analizado 1946 restos de fauna, de estas sólo se han podido analizar a nivel anatómico y taxonómico 743 y 1202 restos se han clasificado en categorías de determinación generales (aves, mamíferos de tamaño grande, medio y pequeño). De manera más detallada, nos centraremos en las UUEE correspondientes los siglos IV-VI y fundamentalmente a las que se ubican en el pórtico. Empezaremos con las unidades pertenecientes a las amortizaciones de los silos y saqueos del pórtico de los siglos IV-VI. En esta fase podemos observar que las UE 16631, 16633, 16636, 16694 que amortizan los silos y las UE 16639, 16690, 16702, que amortizan


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Gráfico 1. Número y porcentaje de restos determinados por cada uno de los intervalos temporales analizados (el porcentaje expresado está calculado en base al número total de restos determinados).

diferentes saqueos, son el resultado de desechos culinarios, con la intromisión de un individuo casi completo de ratón silvestre (fotografía 4). Por los restos analizados se desprende que la población durante este período consumía producto cárnico aportado por bovinos y en menor medida por cerdos, también hay que resaltar la presencia de gallináceas, como es el caso del metatarso de un gallo adulto (fotografía 5), y de la pelvis de conejo (UE 16690). En la misma unidad en la que se halló la pelvis de conejo, se ha determinado una patología dental en una oveja, esta patología recibe el nombre de hipoplasia y se caracteriza por unas líneas horizontales y paralelas en la superficie del esmalte. Estas estriaciones son consecuencia de estrés alimentario durante los primeros estadios de desarrollo, al ser una patología poco frecuente en todo el conjunto no se puede evidenciar una época de escasez alimentaria en la cabaña ganadera. Las UUEE que no se sitúan en el pórtico abarcan diferentes cronologías, la primera unidad es la 17032 (siglo IV-VI) donde la caza tendría un papel más importante que en las demás unidades analizadas, los restos de ciervo atestiguan el aprovechamiento de las cornamentas


48 para la fabricación de utensilios (fotografía 6), además en esta unidad se ha determinado una mandíbula derecha de perro y un fragmento tibial de caballo. En esta unidad volvemos a encontrar patologías como es el caso de una mandíbula derecha de cabra, este individuo sufrió una alteración metabólica (fotografía 7).

Fotografía 4 y 5. Esqueleto parcial de ratón de campo izquierda y derecha espolón de gallo, ambos recuperados en la UE 16631.

En las unidades correspondientes a los siglos VII y VIII los mamíferos de talla media vuelven a ser los mejor representados con una gran diferencia respecto al siguiente taxón, los ovicaprinos, y seguidamente estarían los mamíferos de talla grande. Las ovejas, los bueyes y las cabras tendrían una representación parecida, los suidos y los mamíferos de talla pequeña tendrían más o menos el mismo número de restos y para finalizar los menos representados vuelven a ser los caballos y los carnívoros no determinados. En esta fase y más concretamente


49 en la unidad 16157 se determina hipoplasia en una tercera molar de bóvido, y en la unidad 16332 se han documentado 8 restos de falanges de ovicaprinos, seguramente todas correspondan al mismo individuo.

Fotografía 6 y 7. Izquierda, detalle de la sección transversal y pulimentada de cornamenta de ciervo, derecha alteración metabólica en cabra.

En el siglo VII se consumían 7 mamíferos determinados a nivel taxonómico y 3 de anatómicos. De los primeros tenemos que comentar que se registra el único resto de gamo en todo el conjunto estudiado y la proporción de suidos más elevada respecto a los ovicaprinos y bóvidos. En los bóvidos se han determinado dos molares con raíces patológicas seguramente debidas a una infección (fotografía 8). En los caballos se registran 2 cráneos semi completos con sus maxilares. El primer cráneo se encuentra más fragmentado y presenta un menor tamaño, y el segundo (fotografía 9) tiene un trauma muy acusado en el frontal, seguramente esta patología es perimortem (causada en los momentos inmediatos o posteriores al fallecimiento del individuo) o incluso es la causa del deceso, y otro trauma menos severo en el nasal.


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Fotografía 8 y 9. Izquierda, detalle de raíces patológicas y derecha detalle de la fractura de cráneo.

Consideraciones generales Como conclusiones a nivel general, podemos observar como las alteraciones naturales derivadas de la acción de las aguas o por raíces es generalizada pero a niveles anecdóticos, esto quiere decir que las marcas que se observan en el conjunto no son significativas sino que son naturales debido a la deposición de los restos y no los condicionan. Para las alteraciones de tipo antrópico y derivadas del procesamiento de los productos cárnicos también tenemos que concluir que son representativas, esto nos indicaría que el desmembramiento, despellejamiento y evisceración se haría con mucho cuidado o por manos muy expertas con mucha pericia, no con la intencionalidad de no dejar marcas en los huesos sino utilizando los instrumentos metálicos sabiamente y cortando en su justa medida. Otro tipo de alteraciones antrópicas son las termoalteraciones, estas tienen un índice de representatividad tan testimonial que hace que pasen totalmente desapercibidas en el registro, lo único que podemos apuntar es que el color predominante es el negro y que las quemaduras son básicamente totales sin llegar a la carbonización.


51 En la mayoría de las unidades estratigráficas analizadas del yacimiento de las Eras de San MartínGraccurris, los restos arqueofaunísticos recuperados en las diferentes fases y cronologías, se observa que del total de restos analizados, hay una amplia mayoría de taxones que no se pueden determinar a nivel específico debido a la fracturación. Esta fracturación no es tan elevada como en cronologías anteriores pero nos demuestra el grado de aprovechamiento de los recursos ganaderos, esto quiere decir que, una vez sacrificados los animales para uso alimentario no obtenían mediante la fracturación diferentes productos secundarios como pueden ser la médula o la grasa de las epífisis y las diáfisis hervidas. De todos los restos de fauna de categorías generales, cabe remarcar que en estas categorías estarían incluidos restos de animales domésticos que a la hora de determinar su especie no se ha podido, o bien porque las características físicas no se han conservado correctamente o como en el caso de los ovicaprinos que al ser especies muy similares es muy difícil separarlas. Por tanto dentro de la categoría general de animales de talla grande englobaríamos a los bóvidos, caballos y ciervos, para los mamíferos de talla mediana tendríamos ovicaprinos (cabra y oveja), cerdo doméstico y el gamo, y para finalizar en los animales de talla pequeña se situarían los conejos y carnívoros. Las partes esqueléticas más representadas en el asentamiento pertenecen a las extremidades debido a su alto contenido cárnico con 911 restos, seguidamente se consumiría la carne del tronco (vértebras y costillas) y por último la cabeza, esta última es la que contiene menor cantidad de carne (cerebro, carrillos y lengua) y la menos importante a nivel de biomasa. Los mamíferos domésticos determinados taxonómicamente son los bóvidos, cabras, ovejas, cerdos, caballos, perros y conejos. El índice de representatividad de todos ellos nos indica, tal y como se puede ver en el gráfico 2, que los bueyes junto a los cerdos son los animales más consumidos en el asentamiento. Cabe hacer mención que la categoría


52 de ovicaprinos no ha sido incluida en el gráfico por estar catalogados como categorías generales, pero podemos considerar que los habitantes de Graccurris explotaban cabañas ganaderas de ovejas y de cabras de manera extensiva. Esta explotación incluiría los productos cárnicos y los secundarios aunque los últimos no se verían reflejados en el registro de manera masiva ya que no se observan osteoporosis en las hembras, producto de una explotación intensiva de productos lácteos.

Gráfico 2. Representación de los taxones domésticos exceptuando las aves.

En lo que respecta a la representación del caballo, podemos considerar que de los 27 restos analizados más de la mitad corresponden a partes de la cabeza, ya que seguramente el resto del esqueleto este oculto en categorías más grandes, pero nos indica que su consumo no era tan importante como su utilización como fuerza de trabajo. Estos junto a los bóvidos son los animales que se utilizan como fuerza de tiro, y esto nos llevaría a sopesar el grado de estrés que podrían haber sufrido estos animales en los huesos debido a su condición de tiro o de transporte. El análisis de estas partes esqueléticas no nos revela ningún estrés aparente y ello indica que la edad de sacrificio era anterior a la aparición de estas anomalías.


53 Los últimos animales que faltan para comentar son el perro y el conejo. Del primero podemos decir que su presencia en el asentamiento seguramente tenía relación con los rebaños de ovicaprinos y del segundo solo se puede decir que el único resto es una pelvis y que puede indicar un consumo puntual. En lo que se refiere a aves y gallináceas, su representación solo es testimonial en la UE 16631 por tanto no podemos incidir en su consumo. La caza no parece tener un papel muy importante en el yacimiento ya que el número de restos en las muestras estudiadas es ínfimo y solo están representados por fragmentos de cornamentas y una segunda falange, esto quiere decir que el procesado de los animales salvajes se hacía en el lugar de la matanza y no en el asentamiento. La presencia casi exclusiva de una parte esquelética nos indica que los restos de cuernos fueron desechados durante el proceso manual de manufactura. Aun así, hay que tener en cuenta que algunos de los huesos de productos cárnicos de taxones de animales salvajes pueden estar camuflados entre las categorías generales (mamíferos de talla grande y mediana). Las dos especies identificadas, ciervo y gamo, solo se registran en tres unidades (UUEE 16132, 16705 y 17032), lo que nos indica que las cornamentas eran un aprovechamiento secundario durante las ocupaciones de los siglos I y II, IV y VI y VII. Sorprende la ausencia de cerdo salvaje en las muestras estudiadas, ya que en yacimientos de la misma cronología su porcentaje es similar a los ciervos y a los gamos. Para finalizar con las especies salvajes, hay que hacer mención de los ratones, su presencia se identifica con dos individuos durante la misma cronología (siglos IV y VI) pero no dentro de la misma unidad. En lo referido a las partes esqueléticas más registradas, como es lógico, las partes más representadas son las extremidades con 1084 restos para todo el conjunto. Es lógico que sean las partes mayoritarias ya que contienen más carne que las otras. Dentro de la parte de la cabeza


54 cabe destacar el número elevado de restos dentarios, estos se conservan muy bien en el registro debido a su composición estructural. Para contabilizar los 15 individuos registrados se han tenido en cuenta los remontajes anatómicos, (1 rata, 3 vacas, 1 perro, 1 cabra, 1 caballo, 1 mmnd, 6 ocnd, 1 oveja y 1 cerdo). En el caso de las edades los restos mayoritarios para los bóvidos son que no superaban los 30 meses de vida; para las cabras la no superan los 20 meses; para los caballos no superan los 24 meses; para las ovejas igual que las cabras, su edad de sacrificio en mayor medida no pasaba de los 20 meses y para los cerdos el sacrificio se efectuaba antes del año de vida. Para finalizar hay que hacer un apunte: aunque estas líneas abarquen una amplia cronología, es una pequeña representación arqueofaunística de todas las unidades del yacimiento, por tanto el presente escrito es preliminar aunque su resolución incida en la explicación de las dinámicas de gestión de los recursos faunísticos. La riqueza y la buena conservación en el registro de los restos arqueofaunísticos nos permitiría hacer un estudio más exhaustivo de todas las ocupaciones del yacimiento de las Eras de San Martín- Graccurris y concluir de manera más completa en la gestión económica y ganadera de las diferentes ocupaciones del yacimiento.


55 Bibliografía ARIÑO, E., HERNÁNDEZ, J. A., MARTÍNEZ, J. M., NÚÑEZ, J. “Graccurris: Conjuntos monumentales en la periferia urbana: puentes, presas y ninfeos”, Graccurris, Revista de estudios alfareros, nº 4, Monográfico. BARONE, R. (1976), Anatomie comparée des mammiferes domestiques, Vigot Fréres Editeurs, París. BARTOSIEWICZ, L., VAN NEER, W. & LENTACKER, A., (1997). “Draught cattle: their osteological identification and history. Koninklijk Museum voor Midden-Afrika”, Annalen Zoölogische Wetenschappen 281. BOESSNECK, J. (1970) “Osteological differences between sheep (Ovis aries Linné) and goat (Capra Hircus Linné)”, a BROTHWELL, D. et HIGGS, E. (Eds.).(1970). Science in Archaeology., Praeger Publisher, New York, pp. 331-358. - (1980), “Diferencias osteologícas entre las ovejas (Ovis aries Linne)”, en Brothwell, D. y Higgs, E. (eds), Ciencia en arqueología, Fondo de Cultura Económica, México, pp. 336-338. DRIESCH, A. von den (1976), A guide to the measurement of animal bones from archaeological sites, Peabody Museum. Bulletin 1. Harvard University, Cambridge-Massachussets. GRANT, A. (1982), “The use of toothwear as a guide to the age of domestic ungulates”, en Ageing and sexing animal bones from archaeological site,. British Archaeological Reports, British Series, 109, pp. 91108.


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57 ApĂŠndice planimĂŠtrico


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