Calles con historia Taller Madrid paso a paso Marzo 2012
Los azulejos
1935 Actualidad
En el centro histórico de Madrid Dan nombre a las calles Aparecen con algo simbólico, referente al nombre de la calle. Empezaron a colocarse en los años treinta (con la llegada de la II República) • Prosupuesto escaso, por lo que la Escuela Oficial de Cerámica ArQsRca de Madrid las realiza. • En primer lugar se piensa en letras sueltas, pero hay nombres muy largos y se opta por poner un azulejo grande con una imagen alegórica. • Se colocan mas de 200, conRnuando después de la Guerra, ya en los años sesenta. • • • •
Calle de la Montera • • • •
Nace en Sol y muere en la Gran Vía En la actualidad es frecuentada por mujeres de mal vivir que ejercen el oficio más anRguo del mundo. El origen de su nombre, que se remonta al S. XVI y procede (curiosamente) de una leyenda protagonizada por una mujer. Se trata de una joven viuda de un montero mayor (Oficial de palacio que tenía a su cargo las cacerías reales) del rey que compró una vivienda al final de esta calle. A la bella dama le gustaba lucirse en público resaltando su figura, lo que provocaba que los galanes de la Corte se disputaran sus favores. Todas las noches se vivían -‐bajo su balcón-‐ disRntos desa]os entre hombres que intentaban cortejarla. Allí se daban cita caballeros, alguaciles para poner orden y curas para dar la absolución “in extremis”.El caso llegó a oídos de la Inquisición quien decidió intervenir personándose en el lugar de los hechos para leer un edicto dirigido hacia las personas que “dieran ocasión a muertes violentas tras pretensiones lascivas”.El Santo Oficio llegó -‐incluso-‐ a enviar una carta a la causante involuntaria de los entuertos amenazándola con serias consecuencias para su persona. Tanto insisRó que la joven decidió marcharse para siempre de la Corte. Lo curioso es que ningún hombre pudo afirmar nunca haber tenido relaciones con la dama. A pesar de ello, su estancia en la villa no se olvidó porque aquella calle fue bauRzada con el sobrenombre con que era conocida, “La Montera”.
Calle de la Arganzuela • Entre la calle de Toledo y la plaza del Campillo del Mundo Nuevo. • Anteriormente se llamó calle de la Encrucijada y de la Mancebía (este nombre también lo recibía la calle de Toledo simultáneamente por la mancebía que hubo situada entre ambas calles). • El origen del nombre actual parece ser que se lo inventó uno de los cronistas de Madrid, quien cuenta que en el siglo XV vivió un hombre acomodado, que era labrador y cosechero y era conocido como el "Qo Daganzo", por ser natural del pueblo de igual nombre, situado cerca de Alcalá de Henares. El "Qo Daganzo" tenía una hija llamada Sancha, a la que todos apodaban "la Daganzuela", y que según la leyenda, era amiga de Isabel la Católica. Y de la corrupción de daganzuela viene al parecer arganzuela, nombre de la calle donde vivieron el "Qo Daganzo" y su hija
Calle de Válgame Dios • •
Situada muy cerca de Chueca. Una noche en que dos hombres acuden a la Puerta del Convento de San Francisco para pedir a un religioso que acuda a socorrer a un moribundo. El guardián de la portería accedió con la condición de que fuera acompañado de un lego (Que no Rene órdenes clericales). Los hombres intentaron convencerle de lo contrario pero no tuvieron éxito. Finalmente, el lego marchó con los anteriores portando (sin que se dieran cuenta) una espada. Caminaron por disRntos siRos hasta que llegaron a los caños de Alcalá donde supuestamente estaba el agonizante. Cuando llegaron al lugar indicado, varios hombres se abalanzaron sobre los religiosos, vendaron los ojos al sacerdote y se lo llevaron. El lego pudo deshacerse de sus atacantes y corrió para socorrer al sacerdote. Los captores habían llevado al sacerdote a un barranco donde estaba una mujer con un niño a la que iban a asesinar después de que el sacerdote la confesara en úlRma instancia. Parece que uno de los secuestradores era el amante de dicha mujer y el niño era fruto de otra relación. La intención era matar a la joven y al niño. El sacerdote hizo lo que le pedían. Tomó confesión a ella y bauRzó al pequeño antes de que acabaran con ellos. En ese preciso instante apareció el lego, justo en el momento en que la mujer exclamaba ¡Válgame Dios! El fornido hombre pudo evitar el trágico desRno que les deparaba a madre e hijo. Finalmente se deshizo de los malhechores y escapó con el bebé y con la mujer. Al día siguiente, los religiosos de la Santa Hermandad recorrieron los caminos que habían sembrado la desgracia la madrugada anterior. Encontraron a algunos heridos e hicieron las invesRgaciones oportunas dando por verdadera el relato narrado. A parRr de ese momento esa zona se denominó el Barranco de Válgame Dios
Calle de Bordadores • Va de la calle Mayor a la del Arenal. • En el pasado se llamó también de San Ginés, pero finalmente prevaleció el que lleva haciendo honor al gremio que allí se estableció. • Corría el Rempo de don Juan II cuando los maestros bordadores de telas se instalaron en la zona, entonces un arrabal donde edificaron sus casas. El terreno se lo cedió el propio rey con el objeto de que no se consinRese a otros de su oficio en la corte. Fueron ellos quienes bordaron un magnífico manto a la reina doña María de Aragón. Aquel gremio formó un montepío en la parroquia de San Ginés primero y después en la de San Ildefonso y tomaron como Rtular a Nuestra Señora de la Elevación. Aquellos bordadores eran ricos por el lujo que tenían entonces los trajes. • Enrique IV les previno con grandes penas si bordaban un traje que la reina doña Juana les había encargado para don Beltrán de la Cueva. Un proyecto que ellos negaron discretamente. Un siglo después, bordaron un San José para Santa Teresa de Jesús. En esta calle estaba la puerta de acceso al oratorio de la famosa bóveda de San Ginés y también en el número nueve de esta misma calle nació el ilustre sainetero Tomás Luceño.
Calle de la abada • Entre la Plaza del Carmen y la calle de Jacometrezo. • El origen de esta calle Rene respuesta en dos explicaciones, ambas relacionadas con una abada o rinoceronte hembra, como no podía ser de otra manera. Por un lado, se dice que el gobernador de Java regaló a Felipe II, en 1581, un ejemplar de abada y un elefante y que ambos animales se instalaron en el descampado que antes ocupaba esta zona. Pero esto no Rene mucho senRdo ya que exisQan en Madrid otros parques con mejores condiciones para vivir. • La segunda versión señala que en el S. XVI unos salRmbanquis portugueses tenían en este terreno una barraca donde alojaban a una abada. Hasta la zona acudía un gran número de niños para acosar al animal. Cuentan que un día, un muchacho del Horno de la Mata le dio de comer un panecillo recién hecho y el animal se abrasó. Parece que la abada se enfureció y despedazó al chico. El prior de San MarQn respondió expulsando a los salRmbanquis de la zona. Mientras éstos recogían sus enseres, el gran animal escapó no sin antes matar a veinte personas. Finalmente fue capturado en la zona de Vicálvaro. En memoria del joven que murió en esas violentas circunstancias se levantó una cruz de palo y a parRr de ese momento, la abada se convirRó en el nombre de aquel lugar que, años después, se converRría en calle.
Calle del Pez • Entre las calles de San Bernardo y la Corredera Baja de San Pablo. • Se llamó hasta finales del S. XVIII calle de la Fuente del Cura. • Allí tuvo una hacienda con cinco pozas y una fuente de finísimas aguas D. Diego Henríquez, eclesiásRco de noble linaje. Cuando Felipe II traslada la Corte a Madrid, la villa compró una parte de la hacienda del cura para hacer viviendas. Otra parte del terreno fue comparada por Juan Coronel. El estanque quedó en la parte de este úlRmo. Y allí vivían algunos peces que fueron escaseando según se iba construyendo la casa. Una hija del nuevo propietario, Doña Blanca Coronel, recogió el úlRmo pececillo que quedaba y lo meRó en un globo de vidrio, pero murió a los pocos días para desconsuelo de la muchacha. Su padre, en su afán de contentarla, hizo labrar en la fachada de la casa un pez de piedra y un letrero que decía: Casa del Pez. • A pesar de que con el Rempo se edificó una nueva casa en ese lugar, se ha mantenido la tradición y en la fachada del moderno edificio se ha colocado un símbolo idénRco al que exisRó en su origen en la casa de la Familia Coronel. De la joven chiquilla se sabe que sinRó atracción por la vida monásRca. Doña Blanca fue una de las primeras monjas profesas en el Convento de San Plácido, y una de las que más sufrieron con los escándalos de aquel famoso monasterio. Pero esa es otra historia que dejamos para otro día
Calle Ribera de CurRdores • • • • •
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Entre la Plaza de Cascorro y la Ronda de Toledo (se prolonga hasta el Paseo de las Acacias) Es una de las calles principales que atraviesa el Rastro En su origen fue conocida como calle de las Tenerías (métodos de curRdo). Proliferaban allí fábricas de curRdos donde acudían los madrileños a comprar carne, asaduras, despojos, etc. Primeras construcciones de esta calle se remontan a mediados del S. XVIII. Aquí estuvo la Fábrica de Hachas de Viento. Uno de los edificios más destacados de la Ribera de CurRdores se encuentra en el número dos y data de 1931. En los úlRmos Rempos, la planta baja había sido uRlizada como Banco de Alimentos, mientras que en la planta superior se encuentra una Escuela Municipal de Danza. Los números siguientes de la calle, los correspondientes al 4 y al 6 son de reciente construcción, aunque aparentemente sus fachadas siguen la línea de los anRguos inmuebles con balcones de hierro a la calle, por aquello de mantener la estéRca similar. Todavía hoy perviven algunos de los comercios tradicionales que exisQan en la zona. El que un día se llamara “El Montañés”, hoy es conocido como “Blas” está en el número 9. Sólo venden dos Rpos arQculos que -‐por otro lado-‐ no Renen nada que ver. Se trata de escaleras y jaulas. Por su parte, “Benavente” -‐en el número 14-‐ es una almoneda en que los objetos están ordenados escrupulosamente: almireces, llaves, cántaros, etc. En el número 16 está “Casa El Valenciano”. La fundó Salvador Deltell Berenguer, conocido como “el valenciano” por haber nacido en la región levanRna. Lleva más de un siglo fabricando y vendiendo objetos militares. En el local con puerta a calle se venden mantas, mochilas y uniformes, mientras que en la primera planta se encuentra el taller donde se preparan -‐principalmente-‐ monturas de caballo, correajes, etc.
Calle del Carnero • Desde Cascorro en dirección a la Ronda de Toledo nos encontramos con una calle que va de la Ribera de CurRdores a la Calle de la Arganzuela. • Su origen fue llamada Calle Nueva. • El nombre de esta calle procede de dos tradiciones. Por un lado -‐y buscando respuesta al origen de su nombre-‐ se cuenta que se llamaba así porque en ese mismo lugar rifaban un carnero todos los años para la fiesta de San Lorenzo. • Por otro lado, existe la leyenda de la calle de la Cabeza. Parece que el criado de un cura acomodado, le asesinó una noche para quedarse con su fortuna. Tras cortale la cabeza, desapareció a Portugal. Pero años después, a su regreso a Madrid, pasó por el Rastro y compró una cabeza de carnero. La llevaba bajo su capa cuando un alguacil le increpó qué era lo que escondía que iba dejando un reguero de sangre. El hombre le contestó que era una cabeza de carnero que acababa de comprar, pero cuando se la mostró comprobó -‐con sorpresa-‐ que era la cabeza del sacerdote asesinado. Aquel hombre fue ahorcado en la Plaza Mayor. Relata la leyenda que cuando se consumó la pena, la cabeza del sacerdote volvió a converRrse en la del carnero. • Según se sabe, la gente dejó de comprar este Rpo de reses. Los vendedores perjudicados pidieron al concejo que les trasladaran de zona y el Ayuntamiento les asignó esta calle.
Calle de Fuencarral
Calle de Fuencarral • • •
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Siguiendo la calle montera y cruzando la Gran Via. El S. XX es el momento del gran desarrollo de la Calle de Fuencarral, tanto para el tramo histórico como para el moderno. Esta calle hace nombre por ser la calle hacia donde se iba al barrio de “Fuencarral”, ya señalado en 1579, en época del rey Felipe II. En este lugar se hallaba una fuente donde paraban los carreteros para que abrevasen sus besRas, como al siRo donde paraban los carros se denominaba “carra”, de ahí el nombre de “Fuencarral” (en origen Fuente carra). En el año 1928 esta legendaria calle acogía a un gran número de personas que se dedicaban principalmente al comercio .Otras de las profesiones que proliferaban a lo largo de esta calle eran los abogados, los médicos y los propietarios de negocios. En menor proporción, exisQan militares, arquitectos y periodistas cuyas sedes de las publicaciones estaban radicadas allí, en gran parte. Respecto a industrias y establecimientos, había en ese mismo año un total de veinRocho tabernas y bares, diecinueve camiserías, quince casas de huéspedes, ocho peluquerías, once Rendas de comesRbles, las mismas farmacias, quince zapaterías, diez mercerías y otros negocios de menor representación. Todo este panorama presentaba a Fuencarral como una calle cuya vecindad era considerada de clase media-‐ alta, muy comercial y muy transitada. No será hasta finales del S. XX cuando se produzca una crisis en la acRvidad comercial ocasionando pérdidas para los pequeños negocios. En los úlRmos años, esta calle se ha revalorizado y es el punto de encuentro para los amantes de la moda más actual. Quizás, el tramo moderno no se ha recuperado de la crisis de las salas de exposición cinematográfica, pero parece que lo más grave ya ha pasado.
Calle de la Morería • A pocos pasos del Viaducto. • Una de las zonas más anRguas de Madrid, habitada desde la Edad Media. • En este barrio se instalaron los moros que decidieron no abandonar Madrid después de la conquista crisRana en 1085 por Alfonso VI. • Allí permanecieron hasta 1492, año en el que fueron expulsados moros y judíos del reino.
Calle del Cordón • Entre la Plaza de la Villa y la calle Segovia. • En el pasado el nombre de la calle era la de los azotados. • Se llamaba así porque por esta calle pasaban los presos que salían de la cárcel de la Villa condenados a ser azotados. • En 1835 cambió el nombre para quitarle dramaRsmo. • El actual nombre viene dado por la existencia de un cordón que adornaba la fachada del conde Punonrostro. • Otra leyenda es que se debe el nombre a un cordón esculpido en piedra colocado por Juan Delgado, en recuerdo de un casco que perdió en la batalla de Almansa.
Calle de la Sierpe • Cerca de la calle de Toledo. • El nombre viene dado por una fuente y no por una serpa (serpiente de tamaño monstruoso). • Hubo en el pasado una fuente en esta calle con un caño con forma de serpiente. • Esta calle también fue conocida por la calle de las negras • Aquí vivía un comerciante de joyas brasileño, muy rico, que daba muy mala vida a unas esclavas negras que vivían con él. • El brasileño maltrataba a las mujeres de una forma brutal, las encadenaba y golpeaba. • Un día unos ladrones entraron en su casa para robarle las joyas. • Los ladrones le encadenaron en uno de los postes donde solía encadenar a las esclavas y estas, tomándose la jusRcia por su mano le dieron una horrible muerte mientras los ladrones le robaban todas sus riquezas.
Calle de los Mancebos • A pocos pasos de la parroquia de San Andrés. • Dos jóvenes, una teja y una daga • AnRguamente los jóvenes eran llamados “mancebos”, viene del laQn y significa mozo de pocos años. • En junio de 1217 en el palacio episcopal de Palencia se encontraba Enrique I de CasRlla jugando con unos niños (el contaba con 13 años de edad). • Por accidente, al joven rey se le cayó una teja en la cabeza que le dejó inconsciente y días después moriría. • En consecuencia del accidente se detuvo a los dos jóvenes acusados en lanzar la teja al rey. • Fueron enviados a Madrid para ser juzgados y encerrados en una casa que se encontraba en esta calle, donde fueron ajusRciados y degollados con una daga.
Calle del Toro • Barrio de los Austrias • Después de una corrida de toros en la que se lidió un toro de gran bravura, después de su muerte, a la misma hora en la que murió el animal, en esta calle resonaba un espeluznante bramido que asustaba a todo el que pasaba por allí. • Descubrieron que el autor de semejante bramido era un chaval que uRlizaba un asta de toro a modo de corneta y sonaba igual que el bramido de un toro.
Calle de Chinchilla • Entre la Gran Vía y la calle Abada • Su nombre se lo debemos a Francisco de Chinchilla (finales S.XVIII), cargo de alcalde “ de casa y rastro” (desRnado a jueces de la administración de jusRcia). • Famoso por ser el terror de los canes “por sus malas pulgas”. • Odiado por los madrileños ordenaba a los alguaciles a apedrear hasta la muerte a perros abandonados • Creó una ley de abandonar animales muertos en la via pública. • Por lo que apareció mas de una animal muerto en su puerta. • Dos viejas desplumaban gallinas, este las vio y preguntó donde las cogieron, estas les dijo que de su basurero (su calle). • Las viejas fueron llevadas a prisión y a la mañana siguiente en la puerta de Chinchilla aprecia una lechuza con una cuchillo clavado. Señal de venganza.
Calle de Álvarez Gato • Al lado de la calle de la cruz, cerca de la calle Atocha. • Calle de Álvarez Gato: Data de la conquista de la ciudad, uno de los primeros asaltantes de la ciudad, sin temer la resistencia que hacían los moros, subió por una de las murallas con tanta ligereza, hincando su daga en las junturas de las piedras, que maravillados empezaron a decir que "parecía gato" El y sus sucesores cambiaron su apellido por el de Gato. Este es el origen de que a los madrileños se les llame "gatos”.
Calle del Rollo • Entre la calle de Madrid y la travesía del Conde. • Los rollos jurisdiccionales eran columnas de piedra que podían estar o no decoradas y que solían estar rematadas por una cruz de hierro. • Uno de los símbolos de las villas que con el Rempo tomaron otra función, la de “picotas”, donde se exponían los cuerpos o los restos de los ajusRciados. • Forma de casRgo ejemplarizante. • La mayoría de los rollos fueron derrivadosen el siglo XIX.
Calle de Madrid • Que Madrid tenga una calle dedicada a sí misma puede resultar algo prepotente y chulesco. • También Rene un toque humilde ya que es la calle más corta del callejero madrileño. • No Rene ni número ni portal ya que es un lateral de la plaza resultante del derribo de una fantasmal casa que hubo allí.
Calle de Galdo • • • • • • • • • • • •
Cercana a la calle Rompelanzas. Se llama así en honor a Manuel María José Galdó. Hombre polifacéRco que fue alcalde de Madrid Antes llamada la calle del Candil En el siglo XIV parte de la corona de CasRlla estaba sumida en un enfrentamiento “fraRcida” entre Pedro I y su hermanastro Enrique de Transtámara. Pedro I se encontraba atrincherado en el Alcázar de Madrid y Enrique de Transtámara en los arrabales de la villa. Éstos buscaban la forma de penetrar los gruesos muros del Alcazar y hacerse con la corona de CasRlla. Una anciana hilandera, parRdaria de Enrique I, informó a las tropas de la existencia de un túnel por el que podrían pasar sin ser vistos y que le conduciría directamente al centro de la villa Enrique y sus tropas atravesaron aquellos pasadizos en silencio y alumbrados sólo con la luz de un candil de aceite. El nuevo rey regaló a la anciana un gran candil de plata. Al morir la hilandera el candil fue fundido y converRdo en lámpara para que alumbrara al a virgen de Atocha. En la calle de la hilandera se puso otro candil de hierro que desapareció.
Calle del Alamillo • Origen en la calle Segovia a la altura del viaducto. • Entrada al Madrid árabe • Se cree que tuvo lugar su sede el Tribunal Árabe de la Morería, cuando Madrid era Mayrit. • Se cree que la calle proviene del árabe Alamud (tribunal musulmán) y al crisRanizarse el termino derivó en Alamillo.
Calle del Codo • Parte de la Plaza del Conde de Miranda y acaba en la plaza de la villa. • El Marqués de Grafal le dio el nombre solamente por la firma acodada del trayecto.
Calle de la Bola • Es La Bola una calle muy conocida por estar allí una de las tabernas más anRguas y emblemáRcas de nuestra ciudad donde preparan el tradicional cocido madrileño. • Va desde la Plaza de la Encarnación a la calle de Torija. • De hecho, en el S. XVII se le llamó calle de la Encarnación, mientras que durante la revolución del S. XIX fue conocida como la calle del general. • No está claro el origen del nombre de la calle ya que existen varias versiones. La primera de ellas habla de la existencia de una bola de piedra que hacía las funciones de guardacantón, para preservar la esquina del edificio de los carruajes, algo común en aquella época. • La otra, quizás algo más legendaria, cuenta que en ese lugar exisQa un juego de bolos y, para señalarlo, había una bola colgada a la entrada de la calle. Parece que un día de viento la bola fue desplazada hasta el mismo Alcázar rompiendo los cristales de la habitación del príncipe don Baltasar.
Calle de los Cabestreros • Barrio de Embajadores • En ella residían y tenían sus talleres varios miembros de este gremio. • ConsisQa en hilar el cáñamo para obtener fuertes cordeles. • Fundaron una capilla con la advocación de San Antonio Abad (su patrón)
Calle de Arenal • Se remonta a 1656, cuando Madrid compró terreno para ensanchar esta calle que iba desde la callejuela del puente de San Ginés hasta la entrada de la calle Hileras. • Adopta este nombre debido a que se trataba de un terreno arenoso.
Calle de la Amargura •
Cerca de Alto de Extremadura, suroeste de Madrid.
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Criterios naturales, ya que en la zona exisQa una laguna donde crecían hierbas de extremo amargor. En este senRdo, parece que el nombre proviene del senRdo del sabor, sin más.
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Parece que era aquí donde las mujeres despedían a sus maridos -‐ahora converRdos en soldados-‐ cuando se marcharon junto al rey Alfonso XI a luchar contra los árabes. Era allí donde se vivían escenas dolorosas de las esposas y los hijos de aquellos hombres que se marchaban a la guerra. Por este moRvo, el arzobispo de Toledo, que dirigía la ceremonía y bendecía a los valerosos caballeros, exclamó: “Este es el lugar de la amargura”. De ahí el dicho tantas veces repeRdo de “me traes por la calle de la amargura”.
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Pasaban los reos que eran condenados a muerte y ejecutados en la Plaza Mayor. Esta posibilidad daría al traste con la localización de la actual calle de la Amargura y la situaría en la calle de Siete de Julio (conocida así desde mediados del S. XIX).
Travesía de Gil Imón • • • • •
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Entre el Paseo Imperial y la Ronda de Segovia, Es una calle dedicada al que fue alcalde de la capital, D. Gil Imón Por los Rempos en el duque de Osuna organizaba sus célebres bailes, a los que acudía la crema social, para poner en el escaparate familiar a lindas damitas de la buena sociedad,. A las damitas de entonces se les aplicaba el apelaRvo de "pollas", que en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) Don Gil era un personaje de y su nombre aparecía frecuentemente en los ecos de sociedad de las revistas del corazón de la época. El hombre, después de atender a los acuciantes problemas que su cargo de alcalde, se senQa obligado a responsabilizarse de sus deberes familiares, como buen padre. Tenía dos hijas en edad de merecer, feas ellas, no muy sobradas de gracejo, y hasta un poco tontuelas. Y se hacía acompañar por ellas a todos aquellos siRos a los que, invitado como primera autoridad municipal, tenía que acudir. ¿Ha llegado ya D. Gil? Sí, ya ha llegado D. Gil y, como siempre, viene acompañado de sus. La situación, una y otra vez repeRda, dio lugar a la asociación mental de tontuelidad con D. Gil y sus pollas. Y cundió la especie por "el todo Madrid”