Vacunación en América Latina:
¿ Jaque mate al capitalismo ? POR Carolina Alonso Romei FOTOS: PIXAbaY / CORTESÍA
A
A finales del año pasado, la famosa “carrera por la vacuna”, que comenzó inicialmente en enero de 2020 cuando las autoridades chinas dieron a conocer al mundo entero la aparición del nuevo virus, el coronavirus (Covid-19), entró a una nueva fase este 2021.
Rusia y China buscan impulsar en los países latinoamericanos, buscando dar un jaque mate ante la supremacía capitalista
partir de ese momento, todo se ha convertido en una verdadera odisea por parte de los países para lograr producir, distribuir y aplicar vacunas capaces de frenar la propagación del virus, tratando de crear una inmunidad real. La tan esperada vacuna contra el coronavirus se ha convertido en un nuevo campo de batalla, en esta ocasión, diplomática, entre las grandes potencias mundiales, con Rusia y China a la cabeza, y Europa y Estados Unidos en segundo plano. Tanto para el presidente Vladimir Putin, como para su homónimo Xi Jinping, la carta más importante a jugar entre los países más pobres, es la de la influencia, en donde buscan posicionarse como los proveedores de este escaso “bien público mundial”. Mientras tanto, Estados Unidos y la Unión Europea, han antepuesto el bienestar de su población, reservando las vacunas, en primer lugar, para su gente.
Como es lógico, las principales potencias capitalistas del mundo no dudaron ni un momento, y llevaron a cabo acuerdos con distintos laboratorios y gigantes farmacéuticos, específicamente europeos y estadounidenses, para asegurar el 100% de las vacunas que necesitaban. Pero, ¿qué pasa con las demás naciones, las que se encuentran en vías de desarrollo, o las que no tienen la capacidad económica para proteger a su propia población? ¿Qué opciones tienen estos países? Hablando particularmente del área geográfica de América Latina, quienes fueron excluidos de cualquier tipo de convenio, y que, ante el peligro y el miedo de quedarse atrás en el proceso de vacunación, sus gobernadores comenzaron a ver, tanto en la vacuna rusa como en la desarrollada por China, una vía para obtener de manera acelerada dosis para sus ciudadanos.