2 minute read

A LA UNIVERSIDAD?

te. Hoy, los niños consumen y procesan el conocimiento de una manera muy distinta a la que estamos acostumbrados.

Es sorprendente ver el manejo que un niño de 10 años le da a un aparato tecnológico. Más allá de que pierda el tiempo en ver videos irrelevantes o de ocasión en TikTok, su destreza para navegar y realizar conexiones en internet es increíble. No solo eso, les es natural interactuar con herramientas digitales y hacen cosas que a los adultos jamás se nos ocurrirían.

Advertisement

Hace unos meses presencié un juego de Uno entre mis sobrinas de 6 y 9 años, en un momento en que el juego de mesa se puso tenso y controvertido por el uso incorrecto del comodín mi sobrina más pequeña procedió a preguntarle al servicio de voz inteligente Alexa (Amazon): “Alexa, ¿cómo se usa el comodín en Uno?”.

La voz de Alexa explicó en detalle las reglas del comodín y una cosa llevo a otra para que terminarán haciendo toda serie de preguntas a la bocina.

¿Terminará una Alexa educando a las niñas y niños? ¿A nosotros mismos?

En anteriores publicaciones he mencionado la importancia que debemos darle a la educación media y que debemos lograr una profesionalización temprana pues cada vez más las universidades sufren por matricular estudiantes. Los elevados precios de las matrículas, los cambios demográficos, la compleja situación económica y un marco regulatorio asfixiante para hacer cambios han sumido al sector universitario en una crisis en la que no logra conectar con una nueva generación que se forma y educa con procesos novedosos.

Creo que aún no somos conscientes de la revolución que se le avecina al sector educativo en los años venideros por causa de lo que está pasando en digital, sobre todo con la inteligencia artificial, tan nueva para muchos.

Por otra parte, los jóvenes de hoy están viendo que ir a la universidad no garantiza un trabajo, pero sobre todo no garantiza un buen ingreso o incluso un retorno de inversión, los desarrollos tecnológicos están poniendo en jaque el futuro de algunas profesiones y los estudiantes se preguntan para qué endeudarse por un título o por un diploma si internet es el edén del conocimiento.

Dicho lo anterior, cuando llegue el momento en el que nuestras hijas o hijos estén listos para la universidad, debemos entender que los tiempos cambiaron, que hay unas nuevas dinámicas y herramientas que ellos entienden mejor que nosotros y que la conversación que sostengamos debe tener muchos elementos en cuenta para guiarlos lo mejor posible y ayudarlos a tomar la decisión más correcta. Si las universidades han de sobrevivir, han de reinventarse, por ejemplo, potenciando las habilidades blandas.

Si me preguntan si mi hija debería ir a la universidad, mi respuesta es un sí, pero no sé si en unos años la sostenga.

Nunca en la historia dos generaciones, la nuestra y la de ellos, habían sido tan distintas y es la primera vez en que la generación más pequeña se mueve mejor en el mundo que la grande. El reto que tenemos delante es monumental.

#SePuede y #SeDebe Tw: @israel_aram

This article is from: