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LA ROPA DE SEGUNDA MANO EN LA CIUDAD DE MÉXICO
(PRIMERA
PARTE)
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Daniel CastaneDo
Desde inicio de los años ochenta, la industria textil en México comenzó a sufrir una importante baja a al ahora de producir prendas debido a lo difícil que era conseguir tela a precio accesibles, así como la competencia cada vez mayor a la hora de lanzar productos al mercado, pues las restricciones arancelarias revocadas por el gobierno en turno había provocado la entrada de marcas extranjeras, las cuales llamaban en mayor medida la atención de los consumidores debido a su escasez.
El mercado nacional comenzó a tener más opciones a la hora de conseguir prendas.
Las piezas de ropa comenzaron a llegar en contenedores desde Estados Unidos a las calles de la capital mexicana. De un momento a otro era más común ver a los capitalinos portando marcas internacionales.
Los mercados locales comenzaron a vender ropa “americana”, esto llamo inmediatamente la atención pues hasta el momento en el país no era sencillo conseguir marcas que comenzaban a acaparar el mercado global. Levis, Tommy Hilfiger, Polo, Guess, etc… Este fue un duro golpe para las marcas mexicanas, las cuales vieron caer sus ventas ante la competencia.
Estas piezas de una calidad mayor, también llegaron acompañadas de un estereotipo que se ha mantenido a través de los años. Su naturaleza de ropa usada permitió al ojo público comenzar a hacer teorías sobre su procedencia. “Esa ropa era de gente que mario y la regalaron”, “es ropa que viene de las fábricas, pero sale defectuosa y la regalan”, “es la ropa que les quitan a los que recién entran a la cárcel”.
Sumado a esto, el lugar de distribución de estas prendas (los mercados sobre ruedas) aumentaban el estereotipo de ropa sucia, llena de parásitos o de chinches.
De la misma manera, la bautizada “ropa de paca” comenzó a ser asociada con las clases sociales por debajo de la media.
La ropa de paca continuó trabajando de manera silenciosa, las regulaciones tanto sanitarias, como de pago de impuestos no eran lo suficientemente estrictas como para que los mercaderes dejaran el negocio. Los beneficios, así como las ganancias eran
En los años más recientes, una nueva crisis textil llegó a darle una nueva pers- pectiva a la ropa de segunda mano. La sobreexplotación de recursos naturales y humanos por parte de las grandes industrias textiles dejo en shock a los más involucrados en el cuidado del medio ambiente, a tal grado de que es estos grupos comenzaron a cuestionar los procesos de producción de estos grupos.
El mercado no podía dejar de consumir ropa, la solución; reutilizar. De un momento a otro la sociedad recordó que en los mercados se podía conseguir cualquiera de los productos solicitados.