Benemテゥrita Escuela Normal Manuel テ」ila Camacho
Licenciatura en Educaciテウn Preescolar
Resumen
Alumno: Rafael Alejandro Zavala Carrillo Giovanna Sinead Sテ。nchez Inda
Maestro: Rodolfo Calvillo Ponce
13 de marzo del 2013
Comentarios y profundizaciones. La organización de la enseñanza debe hacerse en función de la estructura global. Lo cual permite que se forme un sistema didáctico cada vez que algunas personas se enfrentan a una cuestión cuya respuesta no es evidente y deciden hacer algo para resolverlo; en donde para llevar a cabo una tarea problemática los estudiantes pueden recurrir a la ayuda de un director de estudio; pero también puede suceder que los estudiantes prescindan de toda ayuda exterior. La cuestión a la que uno se enfrenta remite, casi una excepción a cierto tipo de cuestiones, muy poco frecuente que sea una única persona la que alcance al estudio de una cuestión: generalmente la gente se agrupa para compartir el esfuerzo y los logros, formando así una comunidad de estudio. Por lo que la construcción de un tipo de problemas y la de una comunidad de estudio son dos componentes de un mismo proceso Destacándose dos tipos de organizaciones que responden a la noción de sistema didáctico: las clases de matemáticas y las comunidades de investigadores. En ambos casos el actor de estudio es irreductiblemente una comunidad y que la enseñanza debería organizarse en función del carácter comunitario del estudiante. En donde al hablar de individualización de la enseñanza se ignoran dos hechos fundamentales que rigen todo proceso de aprendizaje; en primer lugar, aunque se pueda considerar el aprendizaje como un logro individual, se olvida que es el resultado de un proceso colectivo: el proceso de estudio que se desarrolla en el seno de una comunidad; en segundo lugar, el proceso de estudio sólo puede llevarse a cabo si el aprendizaje es algo bien compartido dentro de un grupo, así para que el individuo aprenda, es necesario que el grupo aprenda. De esta manera, el tratamiento individualizado consiste en adaptar la enseñanza a las particularidades de cada alumno en cuanto a individuo singular. En donde, se da por supuesto que son las diferencias individuales las que determinan el éxito o fracaso del proceso didáctico. Por ello el análisis didáctico en las condiciones reales del aprendizaje conduce a basar la organización de la enseñanza más en las características compartidas por los estudiantes que en las singularidades de cada individuo, por lo tanto la organización de la enseñanza debe basarse más en lo que los estudiantes tienen en común que en lo que es particular. Al construirse una comunidad de estudio alrededor de un determinado tipo de problemas, se establece una relación didáctica entre los estudiantes y el director de estudio. Esta relación resulta ser “abierta” a la vez para los alumnos y para el
profesor. Por lo que todo intento de cerrar la situación didáctica puede llegar a bloquear o debilitar el proceso de estudio, con el consiguiente empobrecimiento e incluso paralización del aprendizaje. Destacándose fenómenos relacionados con la tendencia a cerrar la relación didáctica: la poca consideración otorgada al trabajo matemático del alumno ; la concentración en el aula de las actividades matemáticas del alumno y su fuerte dependencia del profesor; el papel desmesurado que se adjudica al profesor dentro del proceso didáctico; y la irresponsabilidad matemática de los alumnos. De esta manera la enseñanza, como medio del proceso didáctico, no debe pretender controlar de una manera absoluta el desarrollo de dicho proceso. La relación didáctica es una relación abierta. Así, la enseñanza deja de ser el objetivo último y va tomando un papel de instrumento de apoyo al estudio, lo que produce un cambio fundamental en la visión de los roles de profesor y alumno; Ya no se considera al profesor de matemáticas solo como un enseñante, ni a los alumnos como meros sujetos de un proceso de aprendizaje. Por lo que este cambio de perspectiva es importante por qué: en primer lugar, la actividad matemática a desarrollar toma un relieve especial: Ya no aparece como dependiente de la voluntad del profesor, y su desarrollo adquiere condicionamiento propio; en segundo lugar, la visión convencional del profesor como “aquel que enseña” y del alumno como “aquel que aprende lo que se le enseña” puede evolucionar hacia una visión en la que los roles del profesor y alumno son definidos menos rígidamente; En tercer lugar, se produce un cambio importante en el equilibrio de las responsabilidades asignadas tradicionalmente tanto al profesor como al alumno. A consecuencia de ello, se hacen más visibles las responsabilidades del profesor como matemático garante del control y guía de una actividad genuinamente matemática. Del mismo modo, el alumno en su calidad de estudiante, se puede considerar menos dependiente del profesor al tener un referente externo en la actividad que realiza. Este nuevo reparto de responsabilidades asigna al profesor el papel de director de estudio posibilita que los alumnos reconozcan al profesor como matemático y disminuye el riesgo de la enfermedad didáctica. En relación al contrato, y específicamente al didáctico, este no rige todos los aspectos de la relación alumno y maestro; en donde, el contrato pedagógico regula las interacciones entre alumnos y profesores que no dependen del contenido de estudio, a su vez es parte específica de un contrato más amplio, del contrato escolar.
Es el contrato escolar el que, al definir la escuela, define también la posición del alumno: el alumno es toda aquella persona que interrumpiendo sus activadas normales, va a una escuela a instruirse. Mientras la escuela proporciona a los alumnos un salvoconducto para acceder legítimamente a ciertas obras de la sociedad que no les son normalmente accesibles. Así, Para acceder a estas obras, la escuela proporciona a sus alumnos unos guías para que hagan de pedagogos, la cual es la persona encargada de conducir al alumno hacia y hasta las obras que éste debe estudiar. Por su parte, el contrato pedagógico gobierna entonces los aspectos generales que afectan al entorno del estudio, es decir, los aspectos no específicos de la obra de estudiar. En donde se exige del alumno una confianza general en el profesor, en las decisiones que éste toma, y un respeto a su autoridad. Asimismo, se exige del profesor una atención y responsabilidad especiales hacia los alumnos y sus condiciones de trabajo. Conforme a ello, se activa el contrato didáctico cuando el alumno entra verdaderamente en contacto con una obra concreta. Así, Se pasa del contrato pedagógico al didáctico cuando la relación entre dos se convierte realmente en una relación entre tres: el alumno, la obra a estudiar y el profesor como director de estudio. Por lo que sin olvidar la interdependencia entre los tres niveles (lo escolar, lo pedagógico y lo didáctico), cabe reconocer que el contrato didáctico es la piedra de toque de toda organización escolar.